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La creación de rúbricas para valorar y cuantificar el desempeño de los

alumnos

Por Maestra en Filosofía Social Gabriela María del Carmen López Quesada1

Resumen: Los alumnos deben ser guiados para desarrollar las habilidades y
competencias requeridas al momento de aprender una lengua, para lograr
alcanzar las metas que la comunicación demanda. Se ha comprobado que la
habilidad del habla y de la comprensión auditiva se desarrollan en conjunto, así
como las de lectura de comprensión y redacción se desarrollan también a la par.
Es el objetivo de este trabajo explorar y analizar, para justificar la creación y
diseño de herramientas para evaluar el desempeño de los alumnos y su desarrollo
de manera organizada, justa y precisa, al momento de evaluar sus productos de
redacción, actividades de producción oral y presentaciones.

1
Gabriela tiene Licenciatura en Contaduría Pública, EBC-México; Especialidad en Effective Teaching and Training
Strategies, Confederation College-Canada; Maestría en Filosofía Social, ULSA-México; Curso Harvard Mentor Manage,
Harvard BS-USA/Secretaría de Economía-México; Diplomado en Orientación Familiar, EXCELDUC-Spain; ITTC; COTE;
Speciality in Advanced English-SEP; IELTS; TKT; ITP TOEFL; está tomando el diplomado Laurete International Universities
Teaching Competition, ESOL/Cambridge University/Bell; y el diplomado en Escritura Creativa, UCSJ-México. Es instructor
en programas profesionales y certificaciones de Inglés; escribe para varias revistas, es Editor en Jefe de TheQuest;
Presidente de MEXTESOL, y miembro activo de Laureate ET Community.
INTRODUCCIÓN

Valorar y cuantificar el desempeño de una persona no es tan sencillo como


pareciera ya que debe atravesar por muchos y diferentes procesos que involucran
una variedad de pasos, así como se requiere de instrumentos que permitan
hacerlo de manera significativa, sobre todo cuando se trata de valorar y cuantificar
el producto final de lo que el alumno ha desarrollado y que se ve reflejado en
materiales auténticos de redacción o actividades de producción oral, como podrían
ser las presentaciones que el alumno realiza como parte del aprendizaje de un
idioma y que sirven para que demuestre su conocimiento en cuanto al idioma, así
como para que comparta sus ideas y sentimientos, cumpliendo con los objetivos
fijados, en una demostración de habilidades y competencias desarrolladas.

Valorar y cuantificar el producto final obliga al maestro a buscar instrumentos que


se adapten a la forma en la que se trabaja en la enseñanza del idioma, y que
consideren todas las habilidades que se exige el alumno desarrolle, como son,
producción oral, redacción, lectura de comprensión, comprensión auditiva y
correcto uso del idioma, así mismo, deben permitir que se establezca y aprecie el
nivel que el alumno ha logrado a lo largo de un periodo o de un curso
determinados, lo cual nos lleva a apreciar y cuantificar el desempeño, más no a
evaluarlo; aunado a lo anterior, dichos instrumentos deben ser adaptables al estilo
de enseñanza del maestro y a su personalidad, así como a los objetivos del curso
y a los lineamientos de la institución a la que se pertenezca, sin dejar de lado los
estándares internacionales de evaluación y valoración que se centran en el
calificar y cuantificar el progreso y logros que el alumno tiene, y cuya evidencia es
el desempeño que este tenga.

En lo que corresponde a la enseñanza del idioma inglés y de acuerdo a TESOL2 y


a los Estándares para los Programas del Idioma Inglés e Instituciones establecidos

2
Teachers of English to Speakers of Other Languages, Inc., A Global Education Association
por la CEA3, los alumnos deben ser evaluados y valorados empleando
instrumentos estandarizados con el único fin de evitar:

- La inadecuada interpretación de la valoración del alumno;

- La falta de relación entre el avance del alumno en el aprendizaje del idioma y los
resultados logrados;

- El emplear evaluaciones o valoraciones que no estén basadas en los principios


establecidos por los ESL Standards (TESOL, 1997) y Managing the Assessment
Process (TESOL, 1998) que muestran los lineamientos estandarizados, de
instrucción y de valoración por parte de ESOL4 para los alumnos;

- La falta de familiaridad con las habilidades requeridas para desempeñarse


adecuadamente al presentar evaluaciones estandarizadas; y

- El impedir que alumnos con un buen nivel y dominio del idioma demuestren sus
habilidades.5

El desempeño lingüístico de los alumnos de idiomas debe ser valorado sobre la


base de la evidencia que se tiene en cortos periodos de tiempo mediante
instrumentos que incluyan los cuatro aspectos de desarrollo del lenguaje ya antes
mencionados, así como el correcto uso del idioma. El tener evidencia del
desempeño de los alumnos permite que el maestro tenga un record del avance
que ellos tengan, así como para proveer la retroalimentación que les permita
trabajar sobre sus propios errores, avanzar de manera certera y con un camino
trazado, así como para proveer la información necesaria a la institución, escuela o
empresa para la que el maestro labore.

3
The Commission on English Language Program Accreditation
4
English for Speakers of Other Languages.
5
(1997). ESL Standards. Teachers of English to Speakers of Other Languages, Inc. (TESOL)
VALORAR Y CUANTIFICAR vs. EVALUAR

Como parte del desarrollo de los aspectos a desarrollar, el maestro se vale de las
actividades que se realizan en el salón de clases de idiomas y que son evaluadas,
como una tarea, prueba, examen, lección a desarrollar o actividad de aprendizaje
específica, entre muchas otras, y que regularmente tiene un número determinado
de puntos a responder o resolver, cotidianamente son de fácil cuantificación ya
que es común involucren ejercicios o reactivos de respuesta correcta o incorrecta;
claro está, hay un buen número de actividades de mayor complejidad. Dicha
actividad es calificada con respecto al porcentaje logrado por el alumno en
referencia a las instrucciones o preguntas dadas y a los resultados máximos
esperados. Es común que se establezca un tope de calificación de 10 ó 100
puntos máximo, según sea el caso, y que podrá variar, tope máximo que irá
disminuyendo conforme se demuestre que el alumno no rindió acorde a los
parámetros previamente establecidos. Se trata de una forma de calificación o
evaluación tan sencilla como la actividad lo demande y comúnmente utilizada, ya
que requiere de la suma de puntos para llegar al total obtenido, y que puede
hacerse más complicada o difícil dependiendo del diseño del instrumento que se
emplea.

Así como para evaluar se llevan a cabo actividades, exámenes y pruebas de


diferentes tipos, para valorar y cuantificar se pueden emplear, entre otros
instrumentos, las rúbricas, siendo las más comunes (i) la analítica que es
empleada para identificar, valorar y cuantificar el desempeño del alumno reflejado
en los componentes del producto final realizado, regularmente se emplea cuando
el alumno realiza una actividad o tarea que es tan sólo una parte del curso; (ii) y la
holística que valora y cuantifica el trabajo del alumno como un todo, regularmente
se emplea al final de un ciclo o curso ya que evalúa al alumno en un comparativo
del nivel de conocimiento con el que inició el curso y del nivel con el que lo
terminó, siempre en función de su desempeño total.
Como Watson (2012) refiere, la valoración y cuantificación del desempeño del
alumno se dará cuando el maestro provee al alumno con información que refiere a
su mejora, así como a sus logros con respecto a los objetivos o a las metas antes
fijadas. La valoración y cuantificación se basa en estimar los niveles a los que el
alumno llegue con respecto a sus logros y al nivel en el que el grupo se encuentre,
así como con respecto a los estándares de desarrollo fijados por las metas
curriculares. Dicho proceso involucra mucho más que sólo establecer las
actividades a desarrollar, significa reunir la evidencia que sustente el desarrollo
que el alumno ha tenido en un periodo de tiempo determinado para medir su
aprendizaje y comprensión o entendimiento del idioma, según sea el caso; será
decisión del maestro el llevar a cabo una sola o varias valoraciones a fin de
obtener la cuantificación final.

LA RÚBRICA

Las características brevemente mencionadas en cuanto a la rúbrica, hacen de ella


un instrumento de apreciación que guiará al maestro al ponderar el desempeño
del alumno en función de sus habilidades y competencias desarrolladas a lo largo
del curso, dentro y fuera del salón de clases; en tanto que darán al alumno el
instrumento que le indique lo que se espera de su desempeño y la forma en la que
se espera maneje el lenguaje, primeramente en lo referente a la gramática y el
vocabulario, ambos extremadamente importantes, considerando que permitirán al
alumno cumplir con las metas que para la comunicación se establezcan.

Sin embargo, la enseñanza del idioma no se basa exclusivamente en el


vocabulario y la gramática, en el correcto uso del idioma o en el desarrollo de las
habilidades, sino en cómo formemos al alumno desde las competencias y para
que al emplear el idioma se involucre en la sociedad y en diferentes contextos
laborales. El desarrollar al alumno en sus habilidades es importante y
regularmente se da involucrando ejercicios preparados y comúnmente guiados, en
los que el alumno logrará una buena redacción, ejercicios de lectura en voz alta
y/o de lectura de comprensión, ejercicios de roles en donde se cubren los
objetivos comunicativos de manera oral y/o escrita, así como completar retos
auditivos que demuestran la comprensión, en un intercambio de ideas en el cual
se emplean, de manera correcta, las estructuras y el vocabulario sugeridos, entre
otros tantos ejercicios que se manejan de manera independiente, o en la típica
combinación de producción oral-comprensión auditiva, y/o de lectura de
comprensión-redacción, muy lejano de lo que se da en la vida real, del verdadero
y auténtico uso del idioma, sea cual sea.

Para que el alumno de idiomas se maneje en situaciones de la vida diaria y se dé


la valoración de su desempeño mediante rúbricas, son las competencias en las
que ellos necesitarán desenvolver y las que el maestro deberá de considerar con
respecto del aprendizaje y del desempeño del alumno, ello invita a que le maestro
de idiomas empiece a trabajar sobre instrumentos, como la rúbrica, que le
permitan guiar al alumno en este auténtico uso mediante parámetros y niveles
deseables de manejo del idioma, en una combinación que lleve al desarrollo de las
competencias, sin dejar de lado el de las habilidades, mezcla que beneficiará al
alumno en su formación y preparación para desempeñarse de manera profesional
y en ámbitos de su vida.

Este encuentro de habilidades y competencias en la rúbrica bien se puede lograr


mediante el adecuado diseño y creación de esta herramienta de valoración, cuyos
componentes permiten que la rúbrica se explique por sí misma, facilitando su uso,
interpretación, funcionamiento y evidencia. Aun y cuando el diseño de la rúbrica
personal, variable y adaptable a las necesidades y forma de trabajo del maestro,
todas deben incluir componentes base como son:

1. Categorías: es la escala de valoración y cuantificación, misma que puede


ser expresada con números o con frases de desempeño. Se debe iniciar
por la más alta o mejor, terminando con la de menor valor o valoración. Aun
y cuando es común encontrar rúbricas con cuatro escalas, el número puede
variar.
2. Contenido: el contenido no es más que aquello que describa, de manera
general, la habilidad o competencia que se pretende valorar.
3. Grados de desempeño: para cada categoría y conforme al contenido que se
esté valorando se debe hacer una descripción detallada de lo que se
espera que el alumno logre en su desempeño. En la redacción debe quedar
perfectamente establecida la diferencia entre un grado de desempeño y el
que sigue a fin de evitar ambigüedades y confusión. Cabe resaltar que esta
es una de las partes más importantes de la rúbrica pues será el primero de
los dos elementos que servirán para dar retroalimentación al alumno.
4. Total: el total expresará la valoración general que del desempeño del
alumno se haya realizado, este debe expresarse mediante números o
frases, según sea el caso.
5. Observaciones / Áreas de oportunidad: esta parte de la rúbrica es el
segundo elemento que servirá para dar retroalimentación al alumno. En ella
se deberán verter los comentarios que el maestro considere pertinentes
para invitar al alumno a seguir desarrollando sus habilidades y
competencias, así como para mostrarle cuales son las áreas en las que
puede y debe trabajar.

CATEGORÍAS Excelente / 5 Muy bien / 4 Bien / 3 Regular / 2 Suficiente / 1 OBSERVACIONES / ÁREAS DE


OPORTUNIDAD

CONTENIDO GRADOS DE GRADOS DE GRADOS DE GRADOS DE GRADOS DE


DESEMPEÑO DESEMPEÑO DESEMPEÑO DESEMPEÑO DESEMPEÑO

ENUNCIACIÓN: hablar Demuestra total Demuestra Demuestra parcial Demuestra poco Demuestra no
claramente, con correcto manejo de la voz considerable manejo de la voz manejo de la voz poder manejar su
tono de voz y articulación, manejo de la voz voz
sin arrastrar palabras,
murmurar, ni hablar ‘entre
dientes’.

TOTAL

De las habilidades y competencias a desarrollar en nuestros alumnos, son quizás


las más difíciles de valorar la redacción y la producción oral, razón que hace de las
rúbricas un excelente instrumento de valoración, además de ser una guía valiosa
para el alumno, mismas que se explicarán a mayor detalle a continuación.

REDACCIÓN
La redacción es un proceso complicado que permite a quien escribe explorar ideas
y pensamientos haciéndolos visibles y concretizándolos. El pensamiento es la
base de la redacción, así como es la base del aprendizaje, los alumnos que
desarrollan la habilidad de transformar el pensamiento abstracto en un producto
de redacción coherente están alimentando su capacidad de aprendizaje, debido a
que:

1. La redacción ayuda a la comunicación: redactar es la oportunidad que tenemos


de cruzar fronteras en el tiempo y la cultura, nos permite comunicarnos con otros
aún y cuando no estén presentes. La redacción invita al intercambio de ideas, al
debate y a compartir actividades e información que perdurarán como evidencia.

2. La redacción nos permite enfocarnos en temas concretos para extender


nuestros pensamientos e ideas: un buen escritor es aquel que decide que decir y
como decirlo; toma decisiones en cuanto al lenguaje requerido para expresarse y
puede agregar o rechazar ideas y pensamientos. También debemos tomar en
consideración que el escritor tiene un público, un motivo para escribir y un punto
de vista propio. Debido a que la redacción conlleva un proceso de elaboración, se
considera que no es inmediata como la producción oral, por ello permite que el
trabajo se edite, arregle y modifique antes de darse a conocer. La redacción es un
proceso mediante el cual el escritor genera ideas propias y las organiza, redacta
borradores, los edita, lo lee y relee y reescribe. Redactar es también genera el
producto que finalmente podremos leer sin conocer lo que durante el proceso se
dio.

3. Finalmente podemos decir que redactar es una habilidad de ‘demostración’


pues permite a quien escribe demostrar el grado de cultura, educación y
conocimiento que tiene. Redactar significa que nos podemos expresar de manera
estructurada, o por lo menos más que al hablar, podemos prestar especial
atención al formato, a la forma, al significado y a la intención de las palabras. Será
el lector quien se dé a la tarea de comprender el mensaje careciendo, casi
siempre, de la oportunidad de preguntar, cuestionar o aclarar con el autor. Es este
punto el que hace de la redacción una habilidad muy diferente de las demás en
términos de la gramática y del vocabulario que elegimos al formar largas y bien
estructuradas oraciones, coherentes y bien organizadas en un texto específico en
donde se pretende no dar cabida a la repetición, al mal entendimiento o a la
confusión.

¿En qué momento pasa la redacción del desarrollar las habilidades a desarrollar
también las competencias?

Tanto en la sociedad como en los negocios, al redactar es de suma importancia


lograr la comunicación clara y con tacto, por ello el formato, la formalidad y el tono
que empleamos son muy importantes para evitar malentendidos y denotar
profesionalismo. Para lograrlo no hay más que prestar especial atención a la
redacción fluida y precisa, que transportándola al salón de clase, esta irá de la
mano del nivel que nuestros alumnos tengan y de la necesidad que el redactar les
genere.

La fluidez al redactar involucra comprender y responder a las instrucciones o


razones que tenemos para redactar, que transportada al salón de clase, implica
analizar, comprender, seguir, desarrollar y cubrir en su totalidad las instrucciones
que se den, implica tener en cuenta quien leerá el producto final, conocer el
objetivo que se tiene, decidir qué información será prudente incluir, que
presentación se le dará a la información, incluir ideas claras y organizadas, así
como oraciones estructuradas de manera lógica y en párrafos también
estructurados, ser conciso y emplear un tono adecuado; en conjunción con la
precisión que se enfoca en la formalidad del texto y el correcto uso de la
gramática, el vocabulario, la ortografía y la puntuación.

Si analizamos detenidamente los puntos a considerar al redactar, es justo decir


que es una de las habilidades más difíciles de valorar y cuantificar, motivo por el
cual el uso de las rúbricas puede servir como guía al alumno para conocer la línea
a seguir y aclarar dudas.
PRODUCCIÓN ORAL

A diferencia de la redacción, la producción oral se da en tiempo real considerando


que el emisor y el receptor interactúan a la par en tiempo y espacio, se podría
decir ‘lineal’. Se trata de una serie de palabras y frases que responden a la
situación en la que nos encontramos. Cada respuesta e intervención depende de
la anterior y regularmente se da de manera espontánea, o con tiempo limitado
para estructurar y preparar lo que se expresará. Es cierto que hablar puede ser
planeado, a pesar de ello, el tiempo de respuesta es inmediato y limitado, peor
aun cuando la interacción se da entre más de dos personas. Ello lleva a
considerar que la producción oral debe centrarse en valorar a los alumnos en
cuanto a la fluidez y la precisión de lo que dicen.

Otra gran diferencia que la redacción y la producción oral tienen es que al redactar
tenemos un producto final que sirve como evidencia, pero al hablar no, ello obliga
a valernos de valoraciones estandarizadas que nos proporcionen evidencia
alguna, así como que nos permitan dar retroalimentación, ya que entre el
momento en el que se da la comunicación y en el que se da la retroalimentación
hay espacios de tiempo que propician que se olviden detalles que pueden ser muy
importantes de mencionar. Las rúbricas son una buena opción para valoraciones
estandarizadas ya que no solo incluyen los parámetros a considerar, sino que
incluyen comentarios e inclusive pueden contener ejemplos y citas textuales que
ejemplifiquen los errores que el alumno tiene al hablar y que ofrezcan al alumno
un panorama más claro de las áreas en las que necesita atención.

Si bien es cierto que existen sitios en línea en los cuales ya tenemos rúbricas
elaboradas, es vital que el maestro las adapte a sus objetivos, estilos y
necesidades, o bien las diseñe y elabore para facilitar la valoración y el tiempo que
a ello se dedica.

CONCLUSIONES
No sólo las tendencias educativas, la Era del Conocimiento o las habilidades del
siglo XXI están marcando la pauta a seguir en cuanto a la enseñanza de idiomas,
son las necesidades de vida y laborales, así como una acelerada forma de vida,
enseñanza y aprendizaje las que están ejerciendo presión para que se prepare al
alumno, a quien al término de sus estudios, se le insertará en la vida social y
laboral, buscando garantizar su buen desempeño y que se posicione en niveles
laborales altos, haciendo un buen papel. Su preparación académica demanda
cambios que ya se están dando en diferentes organismos y dependencias,
mismos que están implementando nuevas formas de enseñanza, evaluación,
valoración y cuantificación y medición del desempeño y de los alcances que el
alumno tiene. Cambios y procesos que demandan la formación en las
competencias.

Uno de los instrumentos propuestos es la valoración mediante rúbricas que


puedan adaptarse a los diferentes niveles que los alumnos tengan y objetivos de
enseñanza que el maestro de idiomas establezca, no dejando de lado la línea
educativa de cada institución.

Si bien es cierto que la redacción no es una práctica común en el salón de clases,


ni la producción oral, por el número de alumnos que se están manejando por
grupo en algunos centros educativos, ambas habilidades propician la formación en
las competencias ya que ofrecen la oportunidad de desenvolverse y demostrar el
correcto manejo del idioma, así como permiten expresar ideas y pensamientos,
empleando el idioma de manera natural.

Desde el punto de vista académico, la redacción demuestra el evidente progreso o


estancamiento que el alumno pueda tener, situación que la convierte en un
instrumento base para la valoración del alumno. Opuesto a ello, la producción oral
carece de evidencia, misma que puede bien ser plasmada en la rúbrica, como
muestra de permanencia. Emplear este instrumento permite al maestro valorar y
cuantificar al alumno empleando estándares claros, objetivos y con metas
definidas; así mismo le ahorra tiempo al otorgar y justificar un valor o calificación,
como al dar retroalimentación, ya que toda la información que el alumno necesita
está plasmada en la rúbrica mediante categorías, contenidos y grados de
desempeño, así como observaciones que demuestran sus alcances, debilidades,
fortalezas y áreas de oportunidad.

Es de suma importancia que el maestro de idiomas elabore sus propias rúbricas, o


bien adapte las ya existentes, no sólo para facilitar su labor sino para evitar la
pérdida de tiempo, en un afán de mejora en el desarrollo de sus alumnos.

Referencias

Andrade, H. G. (2005) Teaching with rubrics: the good, the bad, and the ugly.
Washington, DC: Heldref Publications.

Blanco Blanco, A. (2008). Las rúbricas: un instrumento útil para la evaluación de


competencias, en La enseñanza universitaria centrada en el aprendizaje:
estrategias útiles para el maestroado. Barcelona: Octaedro.

Hafner, J.C. y Hafner, P.M. (2003). Quantitative analysis of the rubric as an


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Science Education.

Jönsson, Anders, Reddy, Malini & Andrade, Heidi L (2010). Scoring


rubrics. SciTopics. Recuperado abril, 2013, de
http://www.scitopics.com/Scoring_rubrics.html

Reynolds-Keefer, Laura (2010). Rubric-referenced assessment in teacher


preparation: An opportunity to learn by using. Practical Assessment, Research &
Evaluation.

(1997). ESL Standards. Teachers of English to Speakers of Other Languages, Inc.


(TESOL)
(1998). Managing the Assessment Process. Teachers of English to Speakers of
Other Languages, Inc. (TESOL)

Watson, S. (2012) Assessment, Evaluation and Final Marks, What’s the Difference
between Assessment, Evaluation and Final Marks or Report Card Grades?,
About.com Special Education. Recuperado mayo, 2012 de
http://specialed.about.com/od/assessment/a/AandE.htm

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