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Deserción escolar es un término comúnmente utilizado en América Latina para referirse al abandono escolar.

Se
trata de aquella situación en la que el alumno después de un proceso acumulativo de separación o retiro, comienza
a retirarse antes de la edad establecida por el sistema educativo sin obtener un certificado de escolar.1

Para comprender este aspecto de educación se define como el proceso de socialización de los individuos. Al
educarse, la persona asimila y aprende conocimientos. La educación también implica un razonamiento cultural
tanto conductual, donde las nuevas generaciones adquieren los modos de ser de generaciones anteriores.

El abandono escolar o la deserción son dos conceptos que se han utilizado para referirse a un fenómeno de la
educación secundaria que tiene que ver con el hecho de que un gran número de jóvenes se retiran de las aulas y del
sistema educativo. Cabe constar que este fenómeno ocurre por varios factores, unos considerados condicionantes
del fenómeno y otros estructurales, determinantes.2?

Estadísticas
La deserción escolar es un fenómeno presente tanto en los sistemas educativos de países poco industrializados,
como en vías de desarrollo.3 En el caso de los países industrializados (OECD) las estadísticas de abandono escolar
se concentran en los estudios terciarios, es decir, post secundarios.Cabe constar que en Latinoamérica las
estadísticas son alarmantes de deserción escolar se concentran en la educación media, tanto en la secundaria básica,
como en bachillerato e universidades.

De acuerdo con los recientes estudios de la UNICEF (2017) y el Banco Interamericano de Desarrollo (2017), uno
de cada dos adolescentes logra completar la secundaria.4 Según Unicef hay 117 millones de niños y jóvenes en
América Latina, de estos 22.1 millones se encuentran fuera del sistema educativo o están en riesgo de hacerlo.5
Este dato sólo incluye a los estudiantes entre 5 a 14 años (educación básica). De acuerdo con el BID la tasa de
culminación de secundaria completa (12 años), es cercana al 40 % entre los jóvenes de 20 a 24 años. Lo que
implica que 50 millones de jóvenes de la región no logran culminar la secundaria completa.6

Estadísticas

Los factores más generales según el censo de población y vivienda 2000 realizado por el INEGI, existió una
pregunta dirigida a la población entre 7 y 29 años. La cual arrojó los siguientes datos:

 Nunca ha ido a la escuela.


 No quiso o no le gustó estudiar.
 Falta de dinero o tenía que trabajar.
 Se casó.
 La escuela estaba muy lejos o no había.
 Su familia ya no lo dejó estudiar o por ayudar en las tareas del hogar.
 Terminó sus estudios.

En 2013, ocupó el primer lugar en el número de desertores escolares de 15 a 18 años, el último en el que los
jóvenes tienen la expectativa de terminar el bachillerato y la universidad. Y ratificó el tercer lugar entre las
naciones con mayor población juvenil que no estudia ni trabaja, con 7 millones 337 mil 520, condiciones que
fueron calificadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Pierde 40 % de los
jóvenes en la transición de la educación media superior a la superior, y a partir de ahí es menos hasta llegar a que
solo 12 % de quienes tienen entre 20 y 29 años se dedican a estudiar, porcentaje que se reduce a 4 % en el sector de
30 a 39 años.7

Al comparar los resultados educativos de 34 estados miembros de la OCDE y de 10 más que no forman parte de
esta organización, se destaca que Chile superó a México con 27 % de sus jóvenes de 20 a 29 años en la
universidad, Argentina alcanzó 28 % y Brasil obtuvo 21 %. En contraste, Finlandia ocupó el primer lugar, con
42 %.7

El gasto público destinado a educación, México destina 6.2 por ciento de su riqueza nacional, el promedio de la
OCDE es de 6.3 por ciento, mientras en gasto por alumnos se ubica en los últimos lugares de 34 naciones en todos
los niveles educativos. En cambio, los profesores mexicanos tienen el mayor número de alumnos por grupo de los
países miembros de la OCDE.7

Los principales indicadores de la educación primaria, en el ciclo escolar 2010-2011, son: cobertura, 14.8 millones
de alumnos (100.6 %); eficiencia terminal, 94.9 %; abandono, 104 214 alumnos (0.7 %); reprobación, 470 475
alumnos (3.2 %). En el mismo año 2010-2011, de los 2.2 millones de alumnos egresados de la primaria, se observó
una tasa de absorción en secundaria de 96.5 % (2.15 millones de alumnos) en las distintas opciones de este nivel.
Se plantea una cobertura de 95.9 % (6.13 millones de alumnos); eficiencia terminal, 83.3 %; deserción, 5.6 %
(343 702 alumnos) y reprobación 15.9 % (943 535 alumnos).8

En el ciclo de 2012 y 2013: 0.5 % de los estudiantes a nivel primaria abandonaron sus estudios; otro 3.2 % desertó
a nivel secundaria; 15 % en media superior y el 8 % en nivel superior. Para el ciclo de 2013-2014: 0.3 % de la
población estudiantil en nivel primaria desertó; 3.1 % abandonó a nivel secundaria; 15.5 % en nivel media superior
y el 7.9 % a nivel superior, en el mismo lapso. Según datos oficiales de la Secretaría de Educación Pública (SEP).9

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el 2010 indicó que de la población entre
15 a 19 años solo el 57 % asiste a la escuela. Teniendo el Distrito Federal y Sonora como los estados con mayor
porcentaje de asistencia, y en el otro extremo se encuentra Michoacán y Chiapas.10

En 2008, más de 357 000 niños y niñas entre 5 y 11 años de edad no asistían a la escuela debido a diversas
causas. La principal causa se relaciona con la pobreza y el trabajo infantil: en 2007, se estimó que 556 000 niñas y
niños entre los 5 y los 11 años trabajaban.

De acuerdo con los datos del Censo de Población y Vivienda 2010, en México había en ese año un total de 822 563
adolescentes entre los 15 y los 17 años de edad. De ellos, no asistían a la escuela 269 441, es decir, 30.5 %.

Debe destacarse que la inasistencia al bachillerato es mayor entre los hombres que entre las mujeres, pues de los
443 423 adolescentes del sexo masculino contabilizados en 2010, había 140 850 que no estaban inscritos en el
nivel de educación media superior, dato equivalente al 31.8 % de ellos.

El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles, subrayó la urgencia de contrarrestar
esta problemática, detalló que los problemas económicos, los antecedentes académicos, problemas familiares y
personales, de salud, el entorno comunitario y la falta de capacidad de las instituciones para retener a los alumnos,
son algunos de los factores que favorecen el abandono escolar. o de este diagnóstico regional. La exclusión escolar
es un fenómeno persistente de la educación pública nacional, y afecta a un gran número de personas menores de
edad, que deben abandonar el sistema educativo por razones de diversa índole, referidas más adelante. Este
fenómeno es más profundo en la educación media (III y IV Ciclo) que en los ciclos anteriores.2

Factores de riesgo
La deserción o abandono escolar tiene múltiples causas. Por tanto, el fracaso escolar no es el único factor que lo
determina. El National Dropout Prevention Center de EE. UU. publicó en el año 2007 un reporte técnico11 de los
principales factores de riesgo asociados al abandono escolar. Luego de una revisión de la literatura sobre el tema y
de analizar 44 estudios investigativos. Los académicos de este centro proponen 25 factores de riesgo agrupados en
dos grandes categorías: el dominio personal y el dominio familiar. Todos los factores están justificados a base de
estudios comprobados. También para un marco teórico internacional consultar la siguiente /tesis y citar
Dominio personal

Características personales heredadas


•Tiene discapacidad para aprender o trastorno emocional.
•Responsabilidades adultas tempranas.
•Un alto número de horas de trabajo.
•Responsabilidad paterna o materna.
Actitudes, Valores y Comportamientos sociales
•Grupos de pares de alto riesgo.
•Comportamiento de alto riesgo social.
•Vida social muy activa fuera de la escuela.
Rendimiento escolar
•Bajos logros.
•Retención sobre la edad.
Compromiso con la escuela
•Baja asistencia.
•Bajas expectativas educativas.
•Falta de esfuerzo.
•Poca identificación con la escuela.
•No participación en actividades extracurriculares.
Comportamiento escolar
•Mal comportamiento.
•Agresión temprana.

Dominio Familiar

Características familiares de fondo

•Alta movilidad familiar

•Bajo nivel de educación de los padres.

•Un gran número de hermanos.

•No vivir con ambos padres biológicos.

•Interrupción familiar.

•Pocas expectativas educativas.

•Poco contacto con la escuela.

•Falta de conversación sobre la escuela.


En que regiones desertan más

En países en los que el abandono escolar se produce tempranamente (Brasil, El Salvador, Guatemala, Honduras y
Nicaragua), la permanencia de los niños varones en la escuela hasta completar la primaria (supuesto el logro de
cuatro años adicionales de estudio) se traduce en un incremento promedio del ingreso durante la vida activa
cercano al 36%. En aquellos que en la actualidad presentan un nivel de deserción intermedio y en los que el
abandono escolar se concentra al finalizar la educación primaria (Costa Rica, Ecuador, México, Paraguay, Uruguay
y Venezuela), el logro de tres años adicionales de educación (hasta completar el primer ciclo de secundaria)
redunda en mejoras salariales de alrededor del 33% para los varones. Por último, en los que han logrado una
cobertura de la educación secundaria relativamente alta (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Panamá y Perú) el
retiro antes de terminar este ciclo entraña también importantes pérdidas privadas y sociales: dejar la escuela dos
años antes de completar dicho ciclo acarrea pérdidas de ingresos para los varones de alrededor del 19%. Es
importante destacar que el mayor retorno por año adicional de educación que obtienen las mujeres en comparación
con los hombres en los mercados laborales urbanos explica que los costos privados de la deserción sean, en los
términos señalados, más altos para ellas (44%, 42% y 23%, respectivamente).

Las diferencias constatadas entre varones y mujeres en materia de menores ingresos obtenidos al abandonar con
antelación la escuela, indican que la elevación de las tasas de retención escolar en el caso de éstas genera mayores
incrementos de ingresos a lo largo su vida activa en comparación con los varones. Eso no significa que las mujeres
perciban en el mercado ingresos más elevados con un mismo número de años de educación; lo que en realidad
sugieren estas cifras es que el mayor número de años de estudio de las mujeres tiende a reducir las brechas
salariales con base en género, de modo que las políticas de reducción de la deserción escolar contribuyen a reducir
las desigualdades de ingresos salariales entre ambos sexos.

En síntesis, los antecedentes presentados indican que en pocos ámbitos los recursos invertidos logran un retorno
social y privado más alto. Las oportunidades de acceder a mejores trabajos que brindan años adicionales de
educación se traducen, así mismo, en un menor número y duración de los períodos de desempleo, especialmente
para quienes logran completar el ciclo secundario y pueden continuar sus estudios, así como en menores pérdidas
salariales al obtener los nuevos empleos3. Los beneficios del aumento de la eficiencia interna de los sistemas
educacionales se expresan también en importantes ahorros de recursos públicos, por cuanto los repitentes y los
desertores se concentran en los establecimientos gestionados o financiados por el Estado.

Por ello, las elevadas tasas de deserción escolar que se registran en América Latina indican la necesidad de
establecer nuevos programas y de destinar más recursos al urgente propósito de retener a los niños y adolescentes
en el sistema educativo.

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), actualmente hay 15 millones de habitantes en el
país y el 51 por ciento es menor de edad -niñas, niños y adolescentes. La situación es compleja, pues un buen
segmento de esta población estudia, pero debe abandonar la escuela por razones económicas, otros trabajan para
procurar el bienestar económico propio o de su núcleo familiar y ante la falta de oportunidades muchos son
cooptados por delincuentes o terminan recluidos en un centro correccional. Con todas las desavenencias, ¿es
posible determinar un futuro distinto cuando el Estado invierte Q5.10 diarios en este sector y la corrupción campea
en el Estado?

Según un análisis del Presupuesto General del Estado de Guatemala aprobado para 2013, del Instituto
Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) y del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el
Estado invierte diariamente Q5.10 por cada niña, niño y adolescente, lo cual debería alcanzar para satisfacer las
necesidades en salud, educación, nutrición, dotación de agua potable y otros servicios básicos para garantizar sus
derechos.

Esto no representó un cambio en comparación con 2012 y es apenas superior en 0.2 por ciento del Producto Interno
Bruto (PIB) en comparación a 2011.
“Las cifras obtenidas muestran un deterioro en la asignación para este segmento poblacional, ya que los recursos
destinados a la niñez y adolescencia se incrementan en menor proporción al resto de sectores. Garantizar los
derechos de los niños y las niñas, y de la sociedad en su conjunto requiere una política fiscal diferente, con la
capacidad para orientar los recursos hacia las prioridades sociales, de garantizar su suficiencia, así como los
mecanismos de transparencia y calidad para un gasto adecuado”, refiere el análisis.

La tendencia de las cifras y estadísticas del informe muestra todo lo contrario a lo que debería ocurrir. Al respecto,
José Roberto Luna, especialista en Juventud, Educación y Masculinidades de UNFPA, opina que los países
deberían invertir para que su juventud tenga acceso a la educación, salud y posteriormente obtenga un empleo y así
en los próximos años sea altamente productiva, con crecimiento y capacidad para salir adelante; sin embargo, si no
existe inversión ni atención, no habrá cambios sustanciales.

“¿Qué pasa si no se invierte en la población joven? Simple y sencillamente va a ser población que va a necesitar
que se le dé recursos después, va a necesitar transferencias, bonos, cualquier cantidad de programas sociales para
tratar de restablecer o equiparar sus condiciones”, explica el profesional.

DESERCIÓN ESCOLAR Y DIVERSIFICADO

De acuerdo con un análisis realizado por Walter Menchú, del área de Educación, del Centro de Investigaciones
Económicas Nacionales (CIEN), en 2012, a nivel república fueron inscritos en nivel primario 2 millones 556 mil
314 estudiantes; de esa cantidad, 126 mil 395 desertaron de la educación.

En secundaria se matricularon 746 mil 516 y abandonaron los estudios 51 mil 456. A nivel diversificado, fueron
inscritos 393 mil 043; de ellos dejaron la educación académica 13 mil 424. En 2012 se inscribieron 62 mil 691
alumnos menos. Este año desertaron 5.17% de alumnos.

En 2011, 2 millones 644,683 personas fueron inscritas en primaria y 126 mil 073 dejaron los estudios; en
secundaria, 740 mil 877 y 38 mil 469 abandonaron los estudios. Mientras que en diversificado, 373 mil 004 se
inscribieron inicialmente y 17 mil 219 dejaron su carrera. En 2011, se inscribieron 22 mil 761 alumnos más. En
este año desertaron 4.83% de alumnos.

En 2010, 2 millones 653,483 ingresaron a nivel primaria y 159 mil dejaron de prepararse académicamente. En
básico, fueron inscritos 730 mil 923 y 72 mil 226 desertaron. En diversificado, 351 mil 397 fueron inscritos y 42
mil 002 abandonaron la educación. Este año desertaron 7.31% de alumnos.

El estudio explica que de 2010 a 2012 los departamentos donde más se concentra la deserción escolar en los tres
niveles –primaria, secundaria y diversificado– son Guatemala, Huehuetenango, Alta Verapaz, San Marcos y Petén.

Es importante resaltarle al lector que las personas que hoy están en diversificado, ingresaron a primaria hace
muchos años, pero una constante que se ha mantenido es que si comparamos el número de personas que ingresan a
primaria y están en diversificado el mismo año, podríamos concluir que solo el 14.23% de los alumnos, en
promedio y en base a datos de 2010-2012, alcanzan diversificado.

En base a los 2 millones 556,314 que se inscribieron en 2012, solo 15.37%, es decir, 393,043 alumnos estaban en
diversificado. Para 2011, el porcentaje fue de 14.10% y para 2010, fue 13.24%. En los últimos años ha aumentado
la cantidad de alumnos en diversificado.
Quienes desertan más

De acuerdo a las estadísticas del ciclo escolar 2013-2014, el 17.6% de los hombres que estudian la preparatoria o sus
estudios técnicos abandonan la escuela, mientras que el 12.7% de las mujeres se encuentran en esta misma situación.En
este sentido, la Secretaría de Educación también reporta que la tasa de conclusión de los estudios es más alta en las
mujeres, pues el 55.7% de ellas logra concluir sus estudios mientras que el 52.3% de los hombres así lo hace.Además solo el
60% de los jóvenes terminan de manera oportuna sus estudios. En este sentido del total de alumnas inscritas el 65.2% lo
concluyen a tiempo, mientras que el 54.8 % de los hombres así lo hacen.Además las mujeres también han demostrado
tener un mejor rendimiento en la escuela.Solo el 31.2% de ellas reprueba alguna materia durante sus estudios en tanto que
el 38.3% de los hombres también lo hacen.Además desde el ciclo escolar 2012-2013 Nuevo León aun se encuentra por
arriba de la media nacional en cuestión de deserción escolar.En el ciclo mencionado el porcentaje total fue de 16.8% en el
estado mientras que a nivel nacional fue de 13.9 por ciento.

En Escuintla, la causa de deserción escolar en muchas adolescentes es el embarazo precoz. En el 2016


se registraron 65 casos.

Miriam Maribel Glinz Palencia, directora Departamental de Educación en Escuintla, explicó que la mayoría
de niñas que desertaron fueron víctimas de violación. Comentó que preocupa no solo que no hayan terminado el
ciclo escolar, sino que no se inscribieron en el actual.

En Chiquimula, el factor más común en los niños desertores del área rural es el trabajo, pues la mayoría de
padres deciden llevarse a sus hijos a trabajar al campo, sobre todo en la época de lluvia. Otros migran a Estados
Unidos, por factor económico.

La deserción escolar en las niñas de ese departamento se debe a que tienen que aprender oficios domésticos o
asumir el papel de madre.

Baja matrícula
De acuerdo con estadísticas del Ministerio de Educación (Mineduc), la matrícula a escala nacional comenzó
este año con tres millones 887 mil 264 estudiantes. Sin embargo, en los primeros cuatro meses desertaron 13 mil
seis. De esa cifra, dos mil 551 dijeron que no les interesa continuar sus estudios, tres mil 404 fueron trasladados;
968, por migración temporal; 663, por trabajo; 593, por la distancia que deben recorrer para llegar al centro
educativo; 428, por falta de recursos; y 268, por enfermedad.

José Enrique Cortez Sic, de la Dirección de Planificación Educativa del Mineduc, indicó que la mayoría de niños
que han dejado la primaria estaban inscritos en primer grado.

Manifestó que con el fin de contrarrestar el problema cuentan con estrategias de mejoramiento de la calidad
educativa, de infraestructura, de rediseño del Currículum Nacional Base del ciclo básico y de padres en apoyo a la
educación. También los programas comprometidos con primero y de alimentación escolar.

“En la estrategia de ampliación de cobertura se tiene contemplado, para este año, desarrollar y fortalecer acciones
que favorezcan el incremento a la cobertura, tales como visita a hogares, optimización del recurso humano del
Mineduc, remozamiento y construcción de aulas”, indicó.

Mynor Estuardo Carranza, sociólogo, considera que el objetivo del Gobierno es mantener a la población en un
determinado nivel de pobreza, para que centre su esfuerzo en la búsqueda del sustento diario y relegue la
educación.
Cuáles son las razones más frecuentes

Problemas financieros

Es la principal señal de auxilio del estudiante y uno de los principales predictores de deserción. Los problemas
financieros se deben normalmente por la pérdida de empleo de quien está a cargo de pagar la universidad (ya sea el
mismo estudiante, un padre o apoderado), lo que puede añadir un factor de estrés a lo que ya es un serio problema
la falta de dinero.

Por ejemplo, de acuerdo a Times Higher Education, 1 de cada 4 estudiantes en Alemania tienden a dejar los
estudios debido a los problemas monetarios, una mala relación con el profesor o falta de motivación.

La escritora y editora Margerite McNeal, describe cómo este problema se ha complicado cada vez más en países
como Estados Unidos debido a las deudas estudiantiles. Un 40% de los que asumen esa carga no están realizando
sus pagos, lo que nutre un ciclo vicioso de deuda que les obliga a dejar sus estudios. Cita el ex secretario de
educación norteamericano, Arne Duncan, quien señala que “El grado académico más caro es el que no se
completa”.

De acuerdo al portal Collegeview.com, algunos estudiantes “subestiman los costos de la universidad y se dan
cuenta demasiado tarde de que carecen de los fondos para cubrirlo. Otros deciden que es más conveniente ganar
dinero trabajando a tiempo completo que seguir buscando un grado académico tan caro”.

2. Pobre preparación escolar

Aunque las universidades están haciéndose cargo de deficiencias por parte de los estudiantes cuando provienen del
colegio, en áreas como lenguaje y matemáticas, algunos alumnos llegan al punto en el que se sobrecargan de
trabajo, por lo que dejan sus estudios.

Margerite McNeal es dura al sentenciar que en Estados Unidos, “las instituciones de educación superior apuntan
con el dedo a los colegios por enviarles estudiantes poco preparados que desertan, porque no logran copar con la
carga de trabajo. Pero las universidades no son víctimas inocentes. Podrían estar haciendo más para ayudar a que
los estudiantes tengan éxito incluso antes de que se matriculen”.

No es solo el nivel académico de cada carrera, sino la actitud psicológica. Por ejemplo, Times Higher
Education muestra que en España algunos de los que entran a la universidad proveniente de programas técnicos
“tienen problemas para familiarizarse con el lado teórico de su carrera. Otros están desorientados por el cambio de
un ambiente estructurado en la escuela, a un mundo universitario más autónomo”.

3. La carrera no convence al estudiante

Cualquier profesor universitario verá dos tendencias: la carrera no cumplió con las expectativas del alumno, o no
era la primera opción de carrera de ese estudiante.

En Estados Unidos, cuando se les pregunta la carrera o mención a los estudiantes de primer o segundo año a
principios de semestre, estos sentencian:

"No me he decidido”.

En América Latina, el panorama es algo distinto. En países como Chile, se le exige a estudiantes de 17 o 18 años
que elijan una especialización que dura entre 4 a 7 años, antes de que siquiera terminen de definir su vocación.
Así, aquellos estudiantes en disciplinas con barreras de entrada más bajas – como ciencias sociales – tienen tasas
de deserción más altas que aquellas carreras con una barrera de entrada más alta, como medicina.

Afortunadamente, este panorama está cambiando, en la medida que más universidades integran modelos de
college, con sistemas de bachillerato y planes comunes, donde los estudiantes se orientan más antes de decidir una
carrera.

Por otro lado, los modelos por competencias llegaron para adaptarse a las necesidades del público y del mercado.

4. Conflicto entre el estudio, la familia y el trabajo

Sucede tanto en programas de pregrado como posgrado. De acuerdo a un estudio del Bill and Melinda Gates
Foundation, en 2009, el principal motivo de deserción estudiantil era el conflicto de interés entre las labores de la
escuela, el trabajo y el hogaré

“Muchos estudiantes que dejan la universidad tienen que trabajar mientras estudian. A menudo se les hace difícil
mantenerse a sí mismos, a sus familias, e ir a la universidad al mismo tiempo. Muchos tienen niños que dependen
de ellos, y se matriculan en jornada parcial. Muchos carecen del apoyo financiero suficiente de sus padres o de
programas de becas”.

Aunque éste es un tema financiero, hay otros elementos que subyacen en este balance de trabajo y estudio. 3 de
cada 4 encuestados por la fundación señaló que el trabajo contribuyó a la decisión de dejar sus estudios, y 1 de
cada 3 dijo que equilibrar su empleo y los estudios era “demasiado estresante”.

5. Cuando se reprueban las asignaturas constantemente

No se trata de reprobar una o dos clases. Los estudiantes pueden sentirse sobrepasados cuando deben repetir
muchos cursos de introducción, y el ramo reprobado es la norma en lugar de ser un caso aislado. Junto a la
tremenda carga de trabajo acumulado, los estudiantes se estresan, y la motivación se reduce por muchos factores
adicionales:

 Sienten que “no se la pueden” con el trabajo que se les viene.


 Les aterra pensar que deberán pagar un año más de estudios.
 Lamentan que sus compañeros avancen por delante de ellos.
 Se sienten desalentados.
 Sienten que, aunque les gusta la carrera, la disciplina no está hecha para ellos.

6. Falta de interacción de calidad con profesores y orientadores

Un alta tasa de profesor por alumno no solo atenta contra la calidad de la educación, sino que entrega una
experiencia de aprendizaje poco amena para los alumnos. Es poco personalizada y al final del día no puede motivar
a los estudiantes.

Muchos expertos en educación coinciden que la experiencia de aprendizaje mejora si los profesores y facultades
trabajaran de manera más personalizada con los estudiantes. Sir Ken Robinson, académico líder en educación, es
sumamente crítico de esa falta de conciencia. Señala que las escuelas que funcionan bien “contratan profesores
que tratan a los estudiantes como individuos y que necesitan impulsar a sus estudiantes, no son accesorios
que se arman a ciegas”.

Asimismo, Pedro A. Willging y Scott D. Johnson, del departamento de Educación en Recursos Humanos de la
University of Illinois at Urbana-Champaign, estudiaron las tasas de deserción de la educación a distancia, y
explican que dentro de los motivos específicos de la deserción había altísimos niveles de insatisfacción, y un
sentimiento de que había “un ambiente de aprendizaje despersonalizado”.

7. Ambiente poco motivante

Algunos lo resumen de manera simple: “me fui porque me aburrí”. Sin embargo, hay algo más importante detrás
de esa falta de compromiso estudiantil.

Lin Y. Muilenburga y Zane L. Berge estudiaron aquellas barreras que enfrentan los estudiantes en los programas a
distancia. Señalan a la revista Distance Education que hay barreras motivacionales internas y externas.

 A nivel interno, encontraron un sentimiento de desmotivación ya que su ambiente de aprendizaje “no proveía una
motivación innata”.

 A nivel externo concluyeron que los estudiantes sentían que faltaba un sentido de colaboración entre pares en un
formato online, con la ausencia de señales sociales y un alto temor a aislarse.

Por lo mismo, esos sentimientos son importantes de detectar. Un estudio del portal GradNation.org mostró los
principales motivos que manifestaban los estudiantes al dejar la universidad. Muchos demuestran una tendencia
significativa sobre el pobre ambiente en la sala de clases:

 “A nadie le importaba si asistía”.


 Había un mal “ambiente estudiantil”.
 Había “problemas con el profesor y la escuela”.

8. Falta de apoyo estudiantil

Este tema trasciende el bolsillo de cualquier estudiante, la capacidad de cualquier profesor y el nivel de dificultad
de cualquier curso. Involucra todo el proceso académico y de gestión de la institución de educación superior. Los
estudiantes pueden estar sufriendo una mezcla de problemas como los que explicamos más arriba.

Es posible que, individualmente nos lleven a dejar los estudios. Sin embargo, cuando se suman dos o más factores,
debiera haber una alerta en el campus.

Los estudiantes no dejan la universidad “porque sí”.


Un estudiante puede tener problemas financieros, pero está motivado por su carrera y clases.

 Es posible que no desee dejar sus estudios, sino negociar una manera de posponerlos uno o dos semestres, y
retomarlos después.
 Sin embargo, si el estudiante no está motivado, las chances de dejar definitivamente los estudios son mucho
mayores.

Estrategias de permanencia escolar

Cuatro estrategias Contra la repitencia y la deserción


Lograr la permanencia de los niños dentro del sistema educativo es una de las metas que se ha propuesto la
Revolución Educativa. Sin embargo, este propósito está amenazado por dos problemas: la repitencia y la deserción
escolar.
Diversos factores contribuyen a que se presenten altos índices en la medición de estas dos variables. Entre los más
importantes se encuentran la atomización en la oferta (instituciones que no ofrecen el ciclo completo), que obliga a
los niños a cambiar de institución al término de cada ciclo escolar y a tener que adaptarse a modelos educativos
diferentes, lo que dificulta su tránsito a lo largo del sistema; las dificultades socio-económicas; la falta de
motivación de los niños para permanecer en las instituciones al no encontrar intereses afines entre lo que reciben y
lo que esperan en cuanto a contenidos y a su propio contexto, y las restricciones en la disponibilidad de cupos
disponibles.

La combinación de estos problemas se ve reflejada en las cifras de deserción y repitencia del país. Una proyección
basada en las tasas de eficiencia interna del año 2000, indica que de cada 1.000 niños que inician primaria, sólo
403 de ellos completarían el ciclo educativo en undécimo grado.

Los índices de deserción escolar difieren considerablemente entre las instituciones oficiales y no oficiales. Al
analizar la información de matrícula consolidada por nivel educativo, se observa que mientras en las instituciones
educativas privadas el número de estudiantes que cursa undécimo grado representa el 60% de los que iniciaron
primer grado, en el sector público ese porcentaje desciende al 22%.

Sin embargo, las cifras más preocupantes de deserción escolar las encontramos en las zonas rurales, pues del total
de niños matriculados para iniciar el ciclo en primaria, sólo el 5% de ellos llega hasta el grado undécimo; en el
sector urbano la cifra es del 46%.

Si se mira la evolución reciente de las cifras de permanencia de los alumnos en el sistema educativo, se observa un
avance significativo que, sin embargo, es aún insuficiente. Los datos obtenidos durante la década comprendida
entre los años 1990 y 2000 muestran que para el sector urbano, el 32% de los colombianos entre los 20 y los 29
años completaban su formación hasta el grado noveno, mientras que en el 2000 esta proporción se había
incrementado hasta alcanzar el 60%. En el sector rural las cifras fueron de 10% en el 90 y de 22% en el 2000.

Nuestros esfuerzos para reducir la repitencia y la deserción escolar y lograr que los niños permanezcan en las
instituciones educativas se han encaminado hacia el desarrollo de cuatro estrategias básicas:

La primera se enfoca a integrar "instituciones educativas" que estén en capacidad de ofrecer todo el ciclo básico.
Esta estrategia contribuye a asegurar la continuidad y el flujo de los estudiantes a través de los niveles de
preescolar, básica, secundaria y media. Si una sola institución se encarga de asegurar el ciclo educativo desde el
grado 0 al grado undécimo, reduciremos los problemas de obtención de cupos y abriremos mayores espacios en
torno a la consistencia de los programas de calidad educativa.

La segunda estrategia está asociada al diseño de los Planes de Mejoramiento y al fortalecimiento de las
instituciones educativas en los frentes de gestión de recursos y de tipo pedagógico, para lograr que los estudiantes
alcancen mayores niveles de logro. A partir de los resultados de las evaluaciones, todas las instituciones educativas
deberán proponer y formular Planes de Mejoramiento, lo que les permitirá definir nuevas metas, corregir sus
deficiencias, reforzar sus fortalezas, mejorar sus estrategias pedagógicas y aumentar las tasas de promoción con
buenos niveles de calidad.

La tercera tiene que ver con la pertinencia. Tenemos que motivar a los niños por el acceso al conocimiento, por el
desarrollo de la capacidad crítica y el pensamiento propio alrededor de sus propias realidades y de sus proyectos de
vida, y generar vínculos constructivos con su institución, sus maestros y sus comunidades.
Y la cuarta tiene que ver con la flexibilidad de los modelos educativos que se implementan, que deben ser capaces
de adaptarse a las necesidades de los niños y a las especificidades de cada región del país.

Nuestro objetivo es lograr establecer para el sistema una dinámica tal que cada una de las soluciones encontradas a
los problemas, dé paso a una mejoría en toda la cadena educativa.

Que ocurre con el fracaso escolar

El fracaso escolar: causas y consecuencias

Hablamos de fracaso escolar cuando un niño no es capaz de alcanzar los objetivos establecidos para su edad y
desarrollo. Dado que el criterio para evaluar el éxito o fracaso escolar en los niños son sus calificaciones, este último
supone el hecho de suspender la mayor parte de las asignaturas cursadas, implicando en ocasiones la repetición del
curso al no haber superado el número de asignaturas suficientes.

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artículo pinchando aquí.

Causas del fracaso escolar


Son numerosas las causas que pueden ser motivo del fracaso escolar. Entre ellas se encuentran:

 Dificultades de aprendizaje
 Factores intelectuales
 Problemas familiares
 Baja motivación
 Baja autoestima
 Problemas en las relaciones sociales

¿Qué consecuencias puede tener?


Las consecuencias que supone el fracaso escolar no afectan únicamente al niño, sino que generalmente repercuten
de forma negativa también en su entorno familiar.

Para el niño suponen una disminución de la confianza en sus habilidades y capacidades, ya que ve cómo su
rendimiento es inferior al del resto de sus compañeros y no es suficiente para superar las distintas asignaturas. Como
consecuencia, puede generar una baja autoestima y una falta de motivación en todo aquello que esté relacionado
con la actividad académica.

Por otra parte, esta falta de motivación se refleja en una falta de interés que dificulta aún más que el niño pueda
seguir avanzando y aprendiendo al ritmo esperado.
Todo ello tiene una serie de repercusiones en el ámbito familiar, ya que los padres muchas veces sienten que no
saben cómo pueden ayudar a su hijo, y que hagan lo que hagan nada les permite que la situación mejore. Esta
frustración muchas veces se manifiesta en forma de discusiones, que generan un ambiente más tenso, y que suelen
acabar en castigos, lo que supone un deterioro de las relaciones familiares.

¿Qué puedo hacer ante el fracaso escolar?


En primer lugar se debe llevar a cabo una evaluación del niño con el objetivo de descartar cualquier tipo de trastorno
específico, problema de lectura, déficit de atención o nivel intelectual, que pueda explicar su bajo rendimiento
académico y que requiera soluciones más concretas.

Una vez realizada esta exploración es necesario que analicemos las circunstancias que rodean al alumno, tanto las
escolares como las familiares.

Dado que las causas que pueden motivar el fracaso escolar son diversas, debemos valorar los distintos aspectos que
puedan afectar al rendimiento. Entre ellos tendremos que tener en cuenta la situación del niño dentro de su clase, si
las relaciones con sus compañeros son adecuadas y si el tratamiento por parte del personal docente es el que el niño
requiere.

Como comentábamos también es importante tener en cuenta la situación personal. Puede que el fracaso escolar sea
circunstancial, lo cual podría explicarse por un problema concreto en la vida del alumno que impide que se implique
lo suficiente en sus estudios. Se pueden dar problemas de este tipo en las relaciones sociales, que dificulten el
desarrollo académico, especialmente a medida que el niño crece y comienza la etapa de la adolescencia.

Es posible que en algunos casos sea necesaria la ayuda de un profesional, con el objetivo de poder ayudar tanto al
niño como a sus padres a entender las causas que pueden estar generando el problema y los posibles cambios que se
pueden realizar para mejorar la situación.

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