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LA CRIMINOLOGÍA EN ARGENTINA
Y PARTICULARMENTE EN EL INTERIOR
(CÓRDOBA)
RESUMEN
ABSTRACT
The balance parallels the march and counter-march of both for-
eign epistemological models and the dominant political regime.
In this way the rank positivism of the last century re-appears
with greater force during the development of military dictator-
ships, where the persecution of professors and researchers, who
assume positions that are critica/ of social control and who do
not insert themselves within the position of social danger and de-
fense, is accentuated. In spite of the absence of a systematic
criminal policy of information, and economic aid for the devel-
opment of a modern criminology, democracy opened the door to
l. INTRODUCCIÓN
Nace con mucha fuerza entre fines del siglo pasado y comienzos del
presente, en Argentina, al influjo de lo que sucedía en el mundo y muy en
particular en el puerto de Buenos Aires, que mira siempre hacia Europa.
Irrumpió allí y también en la Universidad Nacional de Córdoba. Como su-
cedió en los otros países de América Latina, tiene un sesgo marcadamente
positivista. Así en Buenos Aires, un grupo de profesores de Derecho Penal
que tendrán influencia en la redacción del Código Penal argentino, integra-
do por Rodolfo Rivarola, José Nicolás Matienzo, Norberto Piñeiro, Francis-
co Ramos Mejía, etc., crean la Sociedad de Antropología Jurídica. También
algunos médicos como José María Ramos Mejía, cuyos escritos fueron elo-
giados por el propio Lombroso. Todos ellos eran la flor y nata de la intelec-
tualidad argentina. Eran profesores de Derecho Penal, proyectistas de los
Códigos Penales, médicos psiquiatras famosos. Además ocuparon puestos
importantes en el poder político y judicial, como Ministros de Gobierno,
magistrados, etc. Fueron seducidos -como dice bien David Baigún- en los
albores de 1890 por los estudios lombrosianos, aunque algunos de ellos no
fueron muy ortodoxos porque después se apartaron del mismo.
Luis María Drago, quien fuera juez e importante Ministro de Relacio-
nes Exteriores*, escribe y publica en 1888 su libro Los hombres de presa,
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con prólogo del infaltable Lombroso que se agota rápidamente. Incluso se
traduce al italiano y es una de las obras más difundidas en Europa. Si bien
realiza cuestionamientos a determinadas afirmaciones del positivismo, ter-
mina plegándose finalmente a la tesis "peligrosista", de la defensa social y
al método experimental, como herramienta para acceder a las causas del de-
lito. Lombroso le manda fotografías de cráneos donde se observaría "el de-
sarrollo exagerado de la cavidad orbitaria izquierda, las mandíbulas y pó-
mulos salientes". Drago apoya esta tesis para explicar por qué algunos de-
lincuentes cometen delitos, basándose en estudios de delincuentes que mos-
traban "no tenían remordimientos". No acepta la explicación atávica de la
criminalidad, porque algunas civilizaciones indígenas, como los incas en
Perú, eran superiores en muchos aspectos a los propios europeos. Sin em-
bargo comparte el arsenal de medidas de política criminal, como la segrega-
ción de los "peligrosos", incluso adhiriendo a la pena de muerte. Le echa la
culpa de nuestros males, como sucede ahora que ha pasado un siglo, a "la
benignidad de nuestras leyes" y a la "benevolencia de los hombres públicos
dispuestos al perdón". Es decir que las leyes y los jueces son los "culpa-
bles" o responsables, aunque él integraba la justicia y el poder político.
Mientras tanto ¿qué sucedía en el resto del país? En Córdoba, otro
juez federal y Ministro de la Suprema Corte de Justicia, que además fue
profesor de Derecho Penal, Comelio Moyano Gacitúa escribe dos libros im-
portantes. Su Curso de Ciencia Criminal y Derecho Penal Argentino
(1899) y su obra La Delincuencia Argentina (1905) donde junto a la recep-
ción de las ideas positivistas hay información sobre la criminalidad en el
país. Aparece, al igual que el anterior, con una carta que le dirige Lombro-
so* conmovido por sus discípulos en la alejada tierra argentina.
Unidos, afirmando la doctrina que luego llevó su nombre. La doctrina Drago sostiene
que la deuda pública de un estado no puede ser motivo de intervención armada por parte
del estado acreedor, ni dar lugar a ocupación del territorio. En la 2da. Conferencia de La
Haya se aceptó esta tesis con pequeñas variantes.
* Lombroso le dice que su trabajo es "el más importante de Sociología y Antropología Cri-
minal aparecido en estos últimos dos años y en ambos mundos y me considero feliz de
haberlo recibido". Cfr. Marco del Pont. Criminología Latinoamericana, p. 68.
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'i el Instituto de Criminología creado por Ingenieros y la revista de Psiquia-
tría y Criminología (1935-1950). Consideran al delincuente como un en-
fermo al que hay que "curar". Es el modelo médico.
M.A. Lancelotti escribe un estudio sobre la criminalidad en Buenos
Aires (1912) de corte positivista donde analiza las "causas" del fenómeno y
lo explica por la situación de crisis económica, el crecimiento de la pobla-
ción, el urbanismo, las migraciones. Tiene en cuenta el trabajo de Norberto
Piñero sobre el incremento de la delincuencia "Problemas de Criminalidad
(Bs. As., 1888). Tanto en él, como en Moyano Gacitúa hay una inclinación a
culpar de todos los males a los inmigrantes y en particular a los anarquistas
italianos.
Hubo varios proyectos de Código Penal influidos por el positivismo,
como el de Piñero, Rivarola y Matienzo de 1891, el de 1906 de los dos pri-
meros. También el de los juristas José Peco y Eusebio Gómez, quien fuera
Director de la Penitenciaria Nacional, y que analizaremos más adelante.
S. LA VUELTA A LA DEMOCRACIA
* "El juez de ejecución penal"; "Las Penas"; "La desaparición de personas en democra-
cia", "Delitos de Tránsito", entre otros.
** Se analizará cuando tratemos de la enseñanza de la Criminología.
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* En el art. 41 habla de las circunstancias que ... "demuestren su mayor o menor peligrosi-
dad".
** Se castigaba a los menores porque vendían periódicos anarquistas.
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con pena de reclusión hasta diez años (no se establece el mínimo sino direc-
tamente el máximo). Se crean Consejos de Guerra Especiales, conforme a
lo que dispone el Código de Justicia Militar, se establecen procedimientos
sumarios, no se resuelven los recursos de hábeas corpus, no se investigan
las denuncias por apremios y desaparición de personas, etc.
En definitiva se aplican las leyes de seguridad, como la 20.840 sancio-
nada dos años antes del golpe, inspiradas en el más crudo de los peligrosis-
mos sociales del viejo positivismo.
En la práctica se aplicaba la pena de muerte, con la llamada "ley
fuga", que significaba el asesinato o fusilamiento de los detenidos con el
pretexto de que los mismos "habían intentado fugarse".
Los profesores de Derecho Penal tan ortodoxos y enemigos del positi-
vismo criminológico mantuvieron, salvo honrosas excepciones, un silencio
cómplice. Solo juristas valientes e inteligentes, como Ricardo Nuñez, criti-
caron ácidamente esas reformas. La gran mayoría guardaron un silencio
vergonzoso. Muchos de ellos fueron jueces de la dictadura, juraron por su
Estatuto, y aplicaron sumisamente las reformas penales producto de los de-
cretos manchados de sangre.
Otro aspecto modificado durante las dictaduras han sido las leyes pe-
nitenciarias, violándose las garantías de los detenidos. Roberto Bergalli,
apuntó bien ya en el año 1972 al comentar el Nuevo Régimen Carcelario
para detenidos de "máxima peligrosidad", que afectaban principios de or-
den constitucional, penitenciario y político criminal*.
Por supuesto que este reglamento resultó insignificante al lado de la
situación de los presos durante la última dictadura militar de 1976 donde las
tesis peligrosistas se llevaron al extremo de considerar que los llamados
"peligrosos" debían ser exterminados (fusilados, torturados, etc.).
* Coincidimos con David Baigún. Ver op. cit. p. 21 y e1libro nuestro Criminólogos Lati-
noamericanos, pag. 16, 19 y 20.
Este se aplicaba a las personas puestas a disposición del P.E.N., a personas no condena-
das, el catálogo o la catalogación de "Máxima peligrosidad" atribuida por el Servicio Pe-
nitenciario dependía "de los hechos que se le imputan". Violaban las normas o Reglas
Mínimas de Naciones Unidas, etc. F. Nuevo Pensamiento Penal pag. 471 y s.s.
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8. LAS INVESTIGACIONES
* Cfr. Marco del Pont, Luis. Criminología Latinoamericana. Ilanud. San José, 1983.
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* Cfr. Trabajo de Juan Carlos Vega y otros sobre opinión de la sociedad cordobesa sobre la
justicia, a la que se acusa de no ser independiente del poder político. Editó Lemer.
** Cfr. El suicidio. Enfoque criminológico. Editorial Lemer, Cordoba,l997. Ha publicado
sobre Delito y seguridad de los habitantes. Editorial Siglo XXI, México, 1998. También
se encuentra en prensa su nuevo libro de Criminología, ed. Lemer en Córdoba.
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ción comparada con otros países de América Latina, como sucedió con los
delitos de cuello blanco*.
9. PUBLICACIONES
* La investigación sobre delitos de cuello blanco fue coordinada por el Instituto de Crimi-
nología de la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela y fue un intenso, sistemático
y productivo trabajo de investigación comparada. En la reunión celebrada en México,
U.A.M. nosotros realizamos la recopilación de los trabajos de investigación.
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* Cfr. María Inés Laje sobre Debates y usos en el Campo de las políticas para la infancia,
de Elinor Bisig sobre menores, Marta Julia sobre cuestiones ambientales, Silvina Ramí-
rez sobre control socio penal; Patricia Alderete en relación con la evasión fiscal; Inés
Bergoglio sobre la percepción y la reacción social sobre la pena de muerte y la inseguri-
dad: impacto en la estructura social.
** Cfr. La presentación del primer numero de la Revista. Buenos Aires, 1992. p. l. Escriben
reconocidos criminólogos críticos como Massimo Pavarini, Darlo Melossi, Luigi Ferra-
joli, Rosa del Olmo, etc., y se realizan análisis de la cárcel a cargo de Sergio Shocklen-
der, y otros trabajos a cargo del propio Pegoraro; Máximo Sozzo, etc.
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* Cfr. Victimología No. Centro de Asistencia a la Víctima del Delito. Ministerio de Go-
bierno, Córdoba, 1989, p.13. El Centro tiene como función: a) "la determinación del daño
presente en la personalidad de la víctima y la posibilidad de trascendencia al futuro de
ese daño y la determinación y aplicación de los medios idóneos para subsanar ese daño,
b) la asistencia y el tratamiento a la víctima para su recuperación física, psicológica y so-
cial, e) la orientación a la víctima y a la familia para superar las situaciones de tensión
que se hubieren producido, d) la orientación y asistencia a la víctima en relación a los as-
pectos laborales, educacionales y sociales ... e) todas aquellas tareas que contribuyan a la
recuperación de víctimas de delitos.
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