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“En las primeras etapas tras la jubilación las personas mayores son más activas y
comen más y cubren sus necesidades de nutrientes, pero a medida que se hacen
más mayores el apetito disminuye y es cuando surgen los problemas porque
necesitan menos energía que otros adultos pero los mismos nutrientes, de modo
que su plato de comida ha de tener menos calorías pero las mismas proteínas,
lípidos, etcétera, así que han de ser menús más densos para cubrir sus
necesidades”, explica Susana del Pozo, directora de análisis de la Fundación
Española de Nutrición (FEN).
De ahí que, como muy tarde a los 70, convenga revisar los hábitos alimentarios
para adaptarlos a las nuevas necesidades biológicas y a los hábitos de vida de
cada cual partiendo de la premisa de que hay que tomar una gran variedad y no
una gran cantidad de alimentos. Pero a esas edades, uno ya tiene muy asentados
sus hábitos y comportamientos alimentarios –la comida extraordinaria de los
domingos, los platos tradicionales de la familia, etcétera–, de modo que lo ideal
es plantear modificaciones paulatinas y progresivas en la dieta.
Menos calorías, más proteínas
Primitivo Ramos, secretario general de la Sociedad Española de Geriatría y
Gerontología (SEGG) y especialista en problemas nutricionales de los ancianos,
explica que la dieta ideal de las personas mayores debe aportar entre 30 y 35
kilocalorías por kilo de peso y día, lo que de media significa un menú diario de
entre 1.700 y 2.500 kilocalorías.
Pero la clave de una buena nutrición no son sólo las proteínas. “Cuando
efectuamos análisis a personas mayores autónomas y sanas, entre un 10% y un
30% tiene falta de minerales y vitaminas, y hay muchos estudios que evidencian
que la mitad no tiene un consumo adecuado de estos nutrientes”, dice el
especialista de la SEGG. Los déficits más frecuentes son los de vitamina
D, B12 y ácido fólico, seguidos por las vitaminas B1, B6 y E, así como calcio,
fósforo, hierro, potasio, magnesio y zinc.
Claro que todas estas pautas están condicionadas al estado de salud de cada
persona, puesto que hay enfermedades que exigen restringir ciertos alimentos (la
diabetes, por ejemplo), que provocan carencias de ciertos nutrientes y hacen
aconsejable tomar suplementos alimenticios, o que dificultan la deglución y
obligan a modificar la densidad o consistencia de los alimentos. “Sin olvidar que
para que el organismo rentabilice bien los nutrientes, en especial las proteínas, es
necesario hacer ejercicio, incluso si se está encamado o en silla de ruedas”,
concluye Layola, de Nestlé Health Science.
Si
No
No lo sé
1.Lunes
-Desayuno
pan o biscotes
-Comida
Potaje de garbanzos
Fruta de temporada
-Merienda
Leche y 4 galletas
-Cena
Crema de calabacín
2.Martes
Salmón con ensalada
-Desayuno
Yogur
pan o biscotes
Flan casero
-Merienda
Yogur y 4 galletas
-Cena
3.Miércoles
Fruta de temporada
-Desayuno
pan o biscotes
Fruta de temporada
-Merienda
Leche y 3 bizcochos
-Cena
Crema de espárragos
4.Jueves
Yogur
-Desayuno
pan o biscotes
Viernes
+ Zumo de fruta sin azúcar
Sábado
Domingo
1 | Tomar gran variedad de alimentos pero no en gran cantidad
tenga sed
3 | Llevar una dieta rica en fibra con cereales, legumbres, frutas y verduras y
y picantes