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El estudio de 1; Virginia Ni htin ·a e

Virginia Nightir
El estudio de las audiencias
El impacto de lo real

Este libro proporciona una revisión crítica de dos


- --- -
décadas de estudios sobre las audiencias televisi-
vas. Con el desarrollo de los métodos de investiga-
ción etnográfica, calificada por los expertos como la
más interesante etapa de las indagaciones sobre las
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audiencias, los investigadores se centraron por pri-
mera vez, en los grupos de espectadores· que ven
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habitualmente la televisión, combinando entrevistas ca:;·
y observación participante con análisis textuales de
ciertos programas. Y así, con estas primer fcs~i¡;:n~ve~s::;t~i----;;;:::;;;;;::::;;:;:;:::;:::--;;;::-::=-:::::"7Z~ ¡¡·
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gaciones, comenzaron a sentarse las bas s de las
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Pues bien, a través de un detallado álisis de :S
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los orígenes y los logros de la aplicación d .~Jo~s::..:e~s~t~u-_ _ .......:::::=:.::...:::..:...______-:<:_ DI
dios culturales a los grupos de espectadores,
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Virginia Nightingale parte de esas premisas para !!!
evaluar cinco proyectos distintos que han contribui- fD
do a enriquecer el campo en cuestión, entre ellos un !!1.
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trabajo de len Ang sobre Dalias y otro de David a.
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Buckingham sobre EastEnders. La autora analiza el a.
modo en que los principios fundamentales general- fD
mente asumidos en los estudios sobre las audien- Di
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cias se vieron cuestionados por el discurso poscolo- DI
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nialista, la aparición del fenómeno de los fans y las a.
nuevas teorías sobre la escritura, y concluye, lógica-
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mente, afirmando que la influencia del contexto en n
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cuestión sobre ese tipo de investigaciones han con- Cll
vertido a estas últimas en una de las actividades cul-
turales más complejas de la actualidad.
Virginia Nightingale es profesora de Estudios
Culturales y sobre tos. Medios de Comunicación en
la University of Western Sydney en Nepean.

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1 070.19
NIGH
9 788449 306884 RJ'v!-611
Paidós Comunicación Virginia Nightingale
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104. S. Cavell -La búsqueda de la felicidad
105. V. Nightingale - El estudio de las audiencias
Título original: Studying Audiences. The Shock of the Real Sumario
Publicado en inglés por Routledge, Londres y Nueva York

Traducción de Raúl Quintana

Cubierta de Mario Eskenazi

Quedan rigurosamente proh ibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright» , bajo las sanciones
establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier método o procedimiento,
comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler
o préstamo públicos.

© 1996, Virginia Nightingale


© 1999 de la traducción, Raúl Quintana
Agradecimientos 9
© 1999 de todas las ediciones en castellano,
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.,
Mariano Cubí, 92-08021 Barcelona Prólogo . . . . 11
y Editorial Paidós, SAICF,
Defensa, 599 -Buenos Aires l. La perspectiva de la audiencia y la crítica de los medios
http://www. paidos.com de comunicación . . . . . . . . . . . . . . . 19
2. Codificación/descodificación. . . . . . . . . . 49
ISBN: 84-493-0688-4 3. Conceptos clave y puntos de acuerdo alternativos. 77
Depósito legal: B. 10.436-1999 4. La «nueva fase» de la investigaciones sobre la
audiencia . . . . . . . 105
Impreso en A & M Grafic, S.L., 5. La transposición crítica 155
08191 Sta. Perpetua de Mogoda (Barcelona) 6. Traducción cultural 173
7. Audiencia . . . . . . 201
I_mpreso en España- Printed in Spain
8 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS

Conclusión . 229
Bibliografía 241 Agradecimientos
Índice analítico. 257

Este libro no habría sido posible sin la ayuda y el cariño de mi


compañero Garry McDougall y de mis hijos Jim y Ben Nightinga-
le y Anna McDougall.
Debo dar las gracias también a los amigos académicos que me
ayudaron (en especial a David Sless por creer en mi capacidad pa-
ra escribir un libro -antes de que yo misma creyera en ello- y por
encargármelo, y a Phillip Bell por supervisar la anterior versión,
en forma de tesis doctoral, que ahora aparece muy revisada. John
Frow, Meaghan Morris y Graeme Turner me apoyaron mucho más
de lo que ellos mismos imaginan al leer el artículo que publiqué
en 1989 y que formaba parte de este proyecto, y al incluirlo en sus
respectivas antologías de estudios culturales australianos.
Anna Gibbs, Cate Poynton y Lesley Johnson, así como mis
colegas y amigos de la University of Western Sidney, Nepean
EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
10
(donde escribimos en momentos rob~dos .a otros actos de crea-
Prólogo
ción en el contexto de una nueva umvers1dad en pleno desarro-
llo),' me han ayudado como teóricos e investigadores que han
compartido conmigo sus ideas, su humor y sus trucos, alentán~o­
me en todo momento. Agradezco a Diane Dickenson y a Justme
Lloyd su ayuda en la edición.
VIRGINIA NIGHTINGALE

A comienzos de la década de los ochenta, cuando en Estados


Unidos, Stanely Fish introducía el concepto de las comunidades
interpretativas (Fish, 1980) los investigadores británicos ya esta-
ban explorando, a partir de una tradición académica diferente, su
propuesta más radical: la idea de que el significado no estaba in-
cluido en las obras culturales, sino que surgía como la labor dis-
cursiva de una comunidad interpretativa. La posición de Fish sur-
gía de las preocupaciones históricas y teóricas de comunidades
académicas de todo el mundo que estudiaban la escritura en los
departamentos de inglés y de teoría literaria. La radical obra in-
glesa a la que me refería, por el contrario, se presentaba en princi-
pio como un «estudio de audiencia», y al hacerlo, incorporaba a
dicho campo una cualidad compartida con la teoría literaria. Tenía
conexiones con la teoría literaria (estaba inspirada en Raymond
EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS PRÓLOGO 13
12
Williams y Richard Hoggart), pero había elegido desarrollar su El interés de Hall por los nuevos estudios de audiencia, pare-
proyecto teórico con métodos basado_s en las ~iencias s~cial~~ Y la ció quedar justificado cuando, en 1980, David Morley publicó una
investigación empírica. Esta evolución híbnda, combmacion de continuación de Everyday Television «Nationwide» (Brunsdon y
métodos y teorías sociales y literarias, produjo una investigación Morley, 1978), titulada The «Nationwide» Audience (Morley,
de la audiencia más centrada en aspectos teóricos que en proble- 1980). Las investigaciones de Morley inspiraron a otros a seguir
mas sociales y que sustituyó las cuestiones generales sobre la in- sus pasos y, en efecto, durante la década de los ochenta se publi-
fluencia y el control social por el interés positivista en los efectos caron varios trabajos del mismo tipo: Crossroads: the drama of a
causales y sus repercusiones sociales, un aspecto ~ue ~abía cru:a~­ soap opera (1982) de Dorothy Hobson; Watching Dalias: soap
terizado la práctica habitual en los estudios de audiencia. La ongi- opera and the melodramatic imagination (1985) de len Ang; A
nalidad de la perspectiva británica radica, en mi opinión, en su Country Practice: «qualitiy soap» (1986) de John Tulloch y Al-
compromiso con el trabajo empírico; un trabajo que los teóricos de bert Moran; y Public Secrets: EastEnders and its audience (1987)
la literatura, Fish y Jauss entre ellos, esperan que otro lleve a cabo. de David Buckingham. En el capítulo cuatro he tratado todos es-
Los primeros estudios culturales de audiencia eligieron como tos títulos en conjunto, como un grupo de trabajos que ejemplifi-
obras culturales los programas populares de televisión, y espera- can el radicalismo del punto de vista británico, ya que comparten
ban establecer su sentido como discurso desenmascarando la co- varios aspectos: todos tenían como objeto explicar la popularidad
determinación ideológica en el texto (desconstrucción) y los sig- de un determinado programa de televisión; todos utilizaban algún
nificados en la audiencia (reconstrucción). Esta investigación método de investigación cualitativo o etnográfico (definitivamen-
cultural estaba concebida como un acercamiento nuevo, lo que in- te empírico); todos trataban el tema de la política a través del dis-
dujo a Stuart Hall a anticipar que «algunos indicios permiten p~n­ curso y todos defendían el valor y la importancia de indagar sobre
sar que se está abriendo una nueva e interesante etapa, de muy dis- la cultura popular. Estos trabajos cuestionaban la división que ha-
tinto signo, en los llamados estudios de audiencia» (Hall, 1980a; bía existido hasta ese momento entre los estudios de audiencia y el
pág. 131). Fuera del contexto británic~, el d~sarr~llo conte~porá­ estudio de los textos (películas, programas de televisión, libros) y
neo de la teoría literaria daría a estas mvest1gac10nes una dimen- prometían consolidar la tendencia de una crítica cultural más pon-
sión jamás imaginada por sus teóricos e investigadores, ya que se derada en la que se concedería igual importancia a ambos. Con es-
aceptaba el reto de la investigación empírica, en lugar de conde- ta investigación se intentó liberar al concepto de audiencia de los
narla con el vago elogio de Jauss: prejuicios y los métodos de encuesta al uso en la «audiencia de
masas». Se trataba de abrir un espacio para la audiencia, ya que la
Como aún no sufro el mal de haberme convertido en un empí- gente «de verdad» se integra en la producción de su propia cultu-
rico, puedo soportar estoicamente el hecho de que mi solución aún ra en lugar de considerarla como una generalización abstracta, y
no aporte un modelo para la atrasada investigación empírica sobre todos trataban de introducir la audiencia en la crítica de la cultura
la recepción. popular. Algunas de la primeras investigaciones culturales de au-
(Jauss, 1982; pág. 144)
diencia, en especial la de Radway (1984), Walkerdine (1986) y
Al abordar la producción de esta «atrasada investigación em- Hodge y Tripp (1986), no se han incluido como artículos «ejem-
pírica sobre la recepción» desde una combinación de estudios de plares» por el simple hecho de que no son comparables: Radway
audiencia y análisis de textos, la investigación se transformó en escribía sobre la lectura de novelas románticas; y las investigacio-
una exploración de los límites de la crítica de «la respues~a del nes de Walkerdine no versaban sobre un programa de televisión,
lector», cuando lo que pretendía en principio era tan sólo abnr una sino sobre películas de vídeo; mientras que Hodge y Tripp eligie-
nueva dirección en los estudios de audiencia y las ciencias socia- ron una serie de dibujos animados poco conocida. De todos mo-
dos, considero que estos trabajos tienen la misma importancia, si
les (Nightingale, 1986).
14 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS PRÓLOGO
15

no más, que los trabajos en los que me he centrado, y los he utili- cación en los años ochenta, y hacemos hincapié en su tendencia a
zado como elementos de comparación y contraste. establecer un espacio común en lugar de explorar las inconsisten-
Frente a los numerosos volúmenes de investigaciones que cias teóricas que aparecían. El espacio común en el mundo de los
atestiguan la importancia cultural de los programas, la industria Y estudios de audiencia se construyó a partir de conceptos como el
la producción televisiva, este tipo de investigación puede pare_cer modelo de emisor-mensaje-receptor y el de «audiencia activa», así
en principio intrascendente. En mi opinión, ha sido de enorme Im- como en las repetidas aserciones sobre la importancia de la cultu-
portancia para los estudios de audiencia, ya que ha introducido por ra popular. Pero esta sintomática semejanza escondía diferencias
primera vez la investigación sobre medios de comunicación _m~l­ fundamentales de orientación entre los conceptos inglés y nortea-
tigénero como método hermenéutico, ha aportado un modo didac- mericano de cultura. La propensión norteamericana hacia la ex-
tico de dirigirse a los propios espectadores/lectores, y ha tratado ploración de los datos sobre consumo, como las estadísticas y la
de dirigirse no sólo a dicho público, sino también a unos lectores demografía, se enfrentaba a la preferencia británica por las expli-
poco familiarizados con el lenguaje y los medios necesarios para caciones sociorrealistas de la «auténtica» experiencia vital de la
interpretar su significado. En este sentido, los trabajos seguían un clase obrera británica. Este escenario angloamericano sienta las
proyecto político respecto a las audiencias ~e la televisió~ p~~u­ bases para una serie de consideraciones críticas en los capítulos
lar que «replicaban» al objetivo de los mediOs de comumcacwn. dos y tres, sobre dos artículos muy influyentes escritos por Stuart
En lugar de medir los efectos que los medios de comunicación tie- Hall en 1980: «Codificación/descodificación» y «Estudios cultu-
nen en el comportamiento de la gente, estos trabajos proponían rales: dos paradigmas» (Hall, 1980a, 1980b). Ambos resumían de
que los efectos se observaran en la experiencia vital que la gente manera útil el proyecto teórico que subyace a la investigación cul-
tiene respecto a los textos populares. tural de la audiencia, así como el alcance de la nueva área de estu-
Sin embargo, al presentarse como estudio de audiencia y al uti- dios propuesta. Los artículos de Hall nos sirven de guía para ob-
lizar los paradigmas de audiencia que lo caracterizaban («usos Y servar los posicionamientos que caracterizaron a los estudios
gratificaciones», investigación de los efectos y de la subcultura/des- culturales en el momento en que empezaron los estudios de au-
viación), los estudios culturales de audiencia trataban de encontrar d~encia y como fuente para explicar por qué razón las investiga-
legitimación ante la comunidad de expertos en medios de comuni- CIOnes favorecían, ignoraban o rechazaban una serie de ideas que
cación que estaba más orientada hacia las ciencias so~iales Ym~nos les podrían haber sido útiles.
interesada en la teoría textual: la dedicada a los estudios de audien- En el capítulo cuatro se examinan en detalle cinco ejemplos de
cia. Quizá sea ésta la razón por la que gran parte de los estudios per- estudios culturales de la audiencia, poniendo énfasis en el modo
seguía fines pedagógicos secundarios. Los investigadores sintieron en que se usan conceptos tales como texto, discurso, etnografía y
la necesidad de informar a sus lectores potenciales sobre el análisis cultura popular. En los capítulos cinco y seis hay una relación de
textual y la etnografía de la industria ya que, como investigadores lo que considero más destacable de cada uno de los trabajos, se-
interdisciplinarios, se encontraban a caballo entre diversas discipli- guido de un análisis sobre qué aspectos fueron sacrificados en aras
nas. Ahora, retrospectivamente, me parece que la presentación de del pragmatismo en el proceso de investigación. Los estudios de
estas investigaciones como estudios de audiencia puede considerar- audiencia en el ámbito de los estudios culturales, requerían bas-
se errónea, ya que ha inducido a infravalorar dichos trabajos. Desde tante experiencia en la investigación textual y etnográfica, así co-
el punto de vista de la ciencia social, el experimento de un estudio mo habilidad interpretativa para leer la psicodinámica de los es-
cultural de la audiencia es poco sólido; como experimento de análi- pectadores y los signos de los textos. Mi principal crítica a los
sis textual en cambio, es bastante más significativo. cinco trabajos es la incapacidad inherente a sus proyectos para
En el capítulo uno examinamos las convergencias y contro- asumir el sentido radical de los cambios, así como a la facilidad
versias que caracterizaron los estudios sobre medios de comuni- con que tomaron prestados la retórica, las conjeturas y los motivos
16 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS PRÓLOGO
'17
de las principales corrientes de la sociología y la psicología social, menzado, especialmente en la recientes investigaciones sobre el
sin cuestionar el fondo político de dichos métodos de investiga- fenómeno jan (Jenkins, 1993; Lewis, 1992; Fiske, 1993), así co-
ción. Los compromisos que más me interesa recalcar personal- mo en los escritos sobre la imitación (Nightingale, 1994a). En mi
mente se concentran en torno a una serie de definiciones del texto opinión, la relación audiencia-texto opera en un continuum entre
y el discurso, que perpetúan unas prácticas de investigación que la imitación y la improvisación, donde la gente encuentra maneras
objetivizan a las audiencias y les quitan el derecho de determinar de poner en práctica los temas y discursos de las historias que ex-
el orden del día de la investigación o el análisis teórico. perimentan (géneros presentados como narraciones de los medios
En el capítulo siete me concentro en explorar nuevos horizon- de comunicación) en la problemática de su experiencia diaria
tes: el cambio en los intereses teóricos, un mundo cambiante, el (particularidades). El capítulo siete considera cuáles podrían ser
propio experimento de un estudio cultural de la audienCia; todos las características de dicho objeto relacional y comienza una ex-
ellos han cambiado la forma en que pensamos sobre la audiencia ploración de la relación prototípica que subyace en la audiencia-
de los medios de comunicación. Se ha despertado bastante el interés texto, o sea, la vida cotidiana del individuo. El «individuo» y la
por una crítica cultural que rechaza el propio término «audiencia», vida cotidiana de la persona son simbióticos, sencillamente inse-
y que integra lo que este término solía designar en unos objetivos parables, de la misma manera que la «audiencia» y el «texto» son
de estudio bastante más complejos. Aunque las investigaciones analíticamente inseparables. Como resultado, varios teóricos fun-
culturales de la audiencia no se presentaban a sí mismas en prin- damentales de la vida cotidiana se vieron forzados a articular me-
cipio como un experimento de traducción, mi propio análisis me táforas relacionales a la hora de desarrollar teorías sobre lo uno o
ha convencido de que de eso se trata, y a varios niveles. Los es- lo otro. Por ejemplo, Goffman utilizó la analogía «actor-escena-
pectadores traducen su experiencia televisiva en la clase de histo- rio» para la relación; Agnes Heller utilizó la relación entre «la par-
rias que creen resultarán interesantes a los investigadores. Los ticularidad» y «la individualidad» como tipos de conciencia, para
investigadores traducen las historias que les cuentan los especta- explicar el modo e·n que las personas están ligadas a una serie de
dores en una forma de escritura académica inteligible. A su vez, los ideas superestructurales. Lefebvre hizo un análisis similar al con-
lectores académicos, como yo, lo traducen todo a un significado siderar la modernidad y la vida cotidiana como opuestos dialécti-
útil para la teoría y los estudios culturales futuros. La traducción cos y al afirmar que la sociedad burocrática de consumo controla-
aparece como una característica unificadora de la investigación so- do, producida por la modernidad, sólo podría romperse con la
bre los estudios culturales, una manera de explicar la combinación movilización de las tácticas guerrilleras de la vida cotidiana. Mi-
de recopilación e interpretación, la reproducción académica, un chel de Certeau, por el contrario, situaba la teoría de la vida coti-
factor que nos permite elaborar un esquema sobre el tipo de inves- diana en el entorno cultural de la metrópolis y explicaba su valor
tigación que seguirá a los primeros estudios culturales de audien- operaCional, de manera que resultaba obvio que la racionalidad
cia aquí descritos. dialéctica del marxismo podía ser reemplazada por una lógica
Creo que una de las consecuencias más inesperadas de las pri- operativa basada en las trayectorias personales, telas de araña de
meras investigaciones sobre la audiencia en el ámbito de los estu- las trayectorias vitales que urden su trama entre la base y la supe-
dios culturales, es la identificación de nuevos objetos de estudio restructura.
que son de tipo relacional, en lugar de ser simplemente objetos en El libro termina apuntando hacia la improvisación como terri-
el sentido tradicional de las ciencias sociales. De este modo, el ex- torio inexplorado para el futuro. El futuro de las investigaciones
perimento de un estudio cultural de la audiencia marcó el comien- en este campo dependerá de una cuidadosa consideración de los
zo de la investigación audiencia-texto, así como la identificación procesos clave de la producción cultural, tales como la memoria,
de un nuevo objeto de investigación: la relación con la audiencia. la traducción y la transposición cultural, así como del modo en
Los trabajos destinados a integrar dicha perspectiva ya han co- que éstas se elaboran en las representaciones que lleva a cabo la
18 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS

audiencia. Dichas investigaciones seguirán considerando las acti- l. La perspectiva de la audiencia y la crítica
vidades del espectador como una producción cultural, como «los de los medios de comunicación
resultados en la vida particular de todos los elementos presentes
en la organización general» (Williams 1975, pág. 63), y nos pre-
parará para identificar e investigar la política de acción para pro-
mover el «gozo» del compromiso cultural y permitirnos así dis-
tanciarnos del control de la vida cultural cotidiana por parte de las
industrias del ocio. Además, y más importante, debería conseguir
que se entienda la actividad de la audiencia como una producción
cultural no limitada a la recepción o la actividad intelectual (como
pensar, evaluar, etc.), sino como algo que va más allá y alcanza
una dimensión de representación, donde los discursos de la vida
cotidiana tienen lugar en un paisaje diseminado con monumentos
del pasado.

La interdisciplinariedad no es un lugar sosegado donde reina


la seguridad; comienza efectivamente (frente a la mera expresión
de un deseo piadoso) cuando la solidaridad de las viejas discipli-
nas se rompe, quizás incluso de manera violenta, debido a las sa-
cudidas de la moda, en aras de un nuevo objeto y un nuevo len-
guaje, ninguno de los cuales puede hacerse sitio en el campo de las
ciencias que deberían unificarse pacíficamente, siendo este desa-
sosiego de la clasificación el punto desde el cual podemos diag-
nosticar una determinada mutación.
(Barthes 1977; pág.l55)

Como resultado de la clase de fermento interdisciplinario que


inspiró esta observación a Barthes, el debate sobre la naturaleza
de la audiencia, la naturaleza de la cultura, la manera más adecua-
da de debatir sobre ambas y el modo en que se podrían relacionar,
20 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA 21

evolucionó como un conocimiento básico para los trabajos de crí- que mejor las significativas ventajas de una perspectiva posmo-
tica sobre el poder de los medios de comunicación y las artes derna en las investigaciones sobre la audiencia.
(Foster, 1987). En este libro, se estudian las cuestiones suscitadas
por este discurso interdisciplinario sobre los estudios de audiencia
y sobre cómo se debe llevar a la práctica. A medida que la teoría Sentando las bases para un cambio interdisciplinario
literaria, la teoría cinematográfica y la crítica de arte añadían nue-
vas ideas y teorías sobre las actividades de la audiencia, com- El cambio interdisciplinario en las investigaciones sobre la
prendidas anteriormente en términos sociológicos y psicológicos audiencia no se puede comprender sin al menos reconocer que los
limitados, como el comportamiento, la actitud y las preferencias conceptos perseguidos y el tipo de obra que se esperaba obtener
de la audiencia, las cuestiones sobre la naturaleza de leer, escu- gracias a ellos, surgieron como reacción a una preocupación que
char y mirar y las cuestiones sobre la extensión y los límites de la estaba muy extendida fuera de Estados Unidos sobre el predomi-
actividad interpretativa, gradualmente comenzaron a cuestionar nio de la cultura popular estadounidense tras la Segunda Guerra
los anteriores paradigmas de las ciencias sociales . Comprender a Mundial. La «americanización» de la cultura de los medios de co-
la audiencia mediante los indicadores de consumo y los efectos municación de masas, especialmente en el cine, la televisión y la
directos, se hizo impracticable a medida que la urgencia de las música popular, se consideró amenazadora debido principalmente
cuestiones de interpretación sustituyó a las mediciones cuantita- a su proliferación material en las vidas de la gente normal, y al he-
tivas. cho que se enfrentaba -y generalmente reemplazaba- a otras for-
En este libro, vuelvo atrás en el tiempo para reflexionar sobre mas culturales de carácter oral o comunal. De pronto, la cultura
el cambio que se produjo en los estudios culturales de audiencia, popular se distinguía tanto de la cultura «folk» como de la «popu-
en el ámbito británico, entre mediados de los setenta y mediados lista» por su carácter extranjerizante, por su «americanidad». Por
de los ochenta, y para considerar hacia dónde apuntaban los es- esta razón, la preocupación por el imperialismo generó el impera-
fuerzos futuros de las investigaciones sobre la audiencia. Descri- tivo, fuera de Estados Unidos, de inventar perspectivas teóricas y
biré el modo en que la postura -previamente aceptada- según la filosóficas desde las cuales evaluar de forma crítica el significado
cual la gente y la audiencia son lo mismo desde un punto de vista de dicha cultura importada y comercial, así como los cambios so-
fenomenológico, comenzó a tambalearse a medida que aparecían ciales y culturales que producía. Esta necesidad motivó el trabajo
diversas teorías sobre el arraigo cultural de la audiencia. Darse de varios de los grandes teóricos de los medios de comunicación:
cuenta de que la audiencia no se puede llegar a explicar adecuada- Richard Hoggart y Raymond Williams en Gran Bretaña, Henri Le-
mente investigando sólo a las personas que la componen o a sus febvre en Francia, Harold Innes, Marshall McLuhan y más tarde
textos preferidos, y de que está modulada claramente por la natu- Dalias Smythe en Canadá, por no mencionar las inquietudes teóri-
raleza y el significado cultural de la interacción entre las activida- cas expresadas anteriormente por la Escuela de Francfort. En los
des de los espectadores y el carácter textual (comprendido en el Estados Unidos, como cabía esperar, la preocupación por los cam-
sentido más amplio posible), supone reconsiderar la propia natu- bios en la cultura popular conllevó un debate continuo sobre los
raleza de la audiencia. Mi propósito al volver atrás en el tiempo no procesos de influencia y el impacto psicológico y social de los
es sólo reconsiderar y describir explícitamente los cambios apor- efectos de los medios de comunicación, demostrado en el trabajo
tados por las investigaciones británicas de los años setenta y de interaccionistas simbólicos como W. l. Thomas, y sociólogos
ochenta, sino también proponer un proyecto para el futuro que no como Robert E. Park, Robert Merton y Paul Lazarsfeld.
reinvente el pasado como si fuera el futuro (como parece pasar Cuatro aspectos de la cultura popular: su identificación como
con la excesivamente simple sustitución del término «público» «americana}}' su producción por imperativo comercial, la estanda-
por «audiencia de masas» en los años noventa), sino que identifi- rización y el control de calidad de sus modos de producción y, por
22 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA 23

último, la extensa clientela que siempre ha atraído, han acabado temporánea de la sociedad de consumo (Eco, 1986b). No sólo re-
por caracterizar la experiencia colectiva y global de la cultura po- conocía el papel del «lector» sin que también asignaba a la lectu-
pular «americana». La experiencia de la cultura popular nortea- ra un papel significativo en la explicación de la comunicación de
mericana como cultura importada y comercial y la extensa popu- masas. Para Eco tanto el contexto en el cuarse encontraba el men-
laridad de los medios de comunicación comerciales en términos saje como la identidad del lector tenían el poder de cambiar el
de ocio, justificaron la continuidad en el discurso, popular de la mensaje. La «variabilidad de la interpretación» basada en el dis-
analogía según la cual la audiencia es igual a las masas, la chus- curso, en la situación histórico-social del lector/espectador, pro-
ma, la gente; y que además el entusiasmo de la audiencia por de- metía explicar el poder y la influencia de los medios de comuni-
terminados textos pueda equipararse a modas, locuras y obsesio- cación de masas. El ejemplo que proponía sobre la reacción de dos
nes (véase, por ejemplo, Panati, 1991). La idea sugerida por esta lectores ante un anuncio de neveras ubicaba el significado en la
analogía, el que el interés mediático sea equiparable a una perver- actual forma de vida de una nación moderna y compleja con una
sión o adicción, se adapta perfectamente a un contexto en el cual historia que afecta activamente al sentido de identidad y de posi-
se desatiende -o se trata desde una perspectiva psicológica- el de- ción de cada espectador. Eco aceptaba el contexto de la realidad
sarrollo de un determinado lenguaje para un análisis más sofisti- social y política vivida como un componente esencial para la crí-
cado. En este siempre variable paisaje de la cultura popular, la crí- tica mediática.
tica siempre se ha llevado a cabo con una clara inclinación en En cambio, en la crítica norteamericana, esta forma de ver las
favor de las ciencias sociales, y lejos de los géneros de la crítica li- cosas fue asumida como inherente a los procesos que producen la
teraria y filosófica que caracterizan a la alta cultura. Una crítica cultura de masas norteamericana. Stuart Ewen (1976) demostró
que incluiría la experiencia vital de los textos comerciales popu- que la propaganda había estimulado cambios en actividades coti-
lares y llts definiciones ampliadas de lo «textual», 1 sólo podría co- dianas tales como el aseo, el peinado o el comportamiento habi-
menzar a desarrollarse tras rechazar la tendencia a compartimen- tual. Los emigrantes europeos, cuyas experiencias recogió Ewen,
tar, a meter a la audiencia en un cajón, separada de los textos, los y que serían su equivalente a una «audiencia», fueron presentados
autores, la industria y la política. como personas vulnerables (debido a su pobreza, falta de residen-
El reconocimiento de las limitaciones que conlleva una com- cia, origen no anglosajón, etc.), no sólo abiertas a la influencia de
prensión de la comunicación como proceso compartimentado y li- los medios de comunicación, sino incluso ávidas de ella, aceptan-
neal, comenzó a adquirir importancia en la Europa de mitad de si- do sus términos de referencia como la clave para transformarse en
glo, cuando los estudiosos como Lefebvre, Hoggart y Williams menos claramente «europeos» y más visiblemente «americanos».
prepararon el camino para la emergencia de una idea que más tar- La inseguridad producida por la inmigración provocaría un acep-
de fue expresada sucintamente por Eco en su ensayo publicado en tación de una comunidad imaginaria, mucho más amplia que la
1968, «Hacia una guerrilla serniológica». En dicho ensayo, Eco realidad de los pequeños encuentros sociales en el gueto. Dicha
esbozó quizá de manera demasiado breve, un proyecto en el cual comunidad imaginaria existía en el mundo material en forma de
la lectura de la audiencia pudiera integrarse en la crítica cultural. propaganda y de cultura de masas popular. La «audiencia inmi-
Eco anticipó la posibilidad de una crítica trasatlántica de los mo- grante» presentada por Ewen, incorporaba descaradamente la ima-
dernos medios de comunicación de masas dentro de los cuales, la gen de los medios de comunicación y adoptaba los ideales indivi-
«variabilidad de la interpretación» y la autoridad de determinados dualistas ímplicitos para ellos en la condición de «americano».
lecturas de la audiencia pudieran integrarse con la realidad con- Por consiguiente, en los acercamientos norteamericano y
europeo al tema de la investigación sobre la audiencia siempre
l. Por ejemplo, Michel de Certeau (1986) Heterologies: Discurse on the ot- han subyacido teorías contrastadas sobre la cuestión del especta-
her, Conclusión, págs. 225-233. dor/lector. El espectador imaginario de Eco transformaba el men-
LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA 25
24 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS

la de Lefebvre lo había hecho en la puesta en práctica de los pro-


saje de los medios de comunicación para enfrentarse a «SU» e~tor­ cesos de gestión burocrática a través de los medios de comunica-
no. El anuncio de la nevera constituía un indicador tanto de nque- ción contemporáneos.
za como de opresión. Se podría imaginar que escenificaba tanto la La consideración de la audiencia como «consumidor» aparece
urgencia de una agitación política como el lujo de un consumismo implícita y constantemente en gran parte de los análisis norteame-
desaforado. La emigrante caracterizada por Ewen, por el contra- ricanos. Se presenta como algo incuestionable, igual que las dife-
rio se transformaba «a sí misma» para adaptarse a la América rencias de clase aparecían como elemento incuestionable en la
im~ginaria de los medios, y trataba de convertirse en «americana» mayoría de textos ingleses. El consumidor usurpa otras identida-
de acuerdo con dicha receta. El espectador de Eco transformaba la des. No se trata tan sólo de «la diferencia ideológica fundamental
imagen en retórica política, mientras que el espectado: recién entre la crítica cultural basada en una crítica marxista de la socie-
americanizado abrazaba dicha imagen y trataba de serie fiel en su dad capitalista» y la «posición crítica de algunos estudios de las
vida cotidiana. Ambos espectadores se involucraban activamente ciencias sociales» (Hardt, 1992; pág. 113), sino que se ha conver-
con los medios de comunicación, pero el significado político de tido en un modo «americano», cada vez más global, de compren-
dicha acción se manifiesta de manera diferente. El espectador eu- der la identidad nacional. En el contexto «americano», el consu-
ropeo veía una esperanza de cambio en dicha imagen, mientras mismo consiste en la visión compartida del modo en que el mundo
que el espectador americano adoptivo, basaba su esperanza en el debería funcionar. Representa un nivel más importante que la afi-
conformismo. liación étnica o de clase, como indicó Veblen (1899) hace casi
La idea del consumidor norteamericano «receptivo» sigue cien años. Éste es un signo de la cultura «americana»; una cultura
siendo evidente en el análisis realizado por Gitlin en 1978 sobre donde el espacio se gana, no se ofrece; una cultura amnésica que
los modelos de estudios de audiencia basados en el modelo de «in- ha «olvidado» la esclavitud y el papel que ésta asignaba en rela-
fluencia personal» propuesto por Katz y Lazarsfeld (195?!· Para ción con la situación social. Esta «lógica» consumista resulta evi-
Gitlin, los estudios de audiencia, privados de la comprenswn tan- dente, incluso en la exploración del concepto de «lugar» por Mey-
to de la política de los medios de comunicación de masas como de rowitz. Éste (Meyrowitz, ·1986; págs, viii, 308), imitando a
los textos eran necesariamente «administrativos»: diseñados para Goffman, definió el término «lugar» situacionalmente, como un
manejar ; la audiencia en favor de las indus~rias de. la c~munica­ espacio ocupado por una interacción, en vez de como el lugar don-
ción en lugar de explicar su naturaleza cambiante, dmámic~ y f?r- de una comunidad se encuentra a sí misma (como podría hacerlo
mativa, 0 de explorar la calidad y el sentido de las expenencias una persona no blanca), o como un lugar geográfico que justifica
mediáticas vividas por las diferentes audiencias. En otras pala- una razón de ser (como lo haría una persona indígena). Se pierde
bras, se dio cuenta de que la naturaleza puramente administra~iva el «sentido del lugar», según Meryrowitz, con la sustitución de las
de la mayor parte de los estudios de audiencia, impedí~ a:tlva- situaciones interpersonales por aquellas mediadas por las masas.
mente su consideración como crítica cultural. Estaban disenados En el mundo de los medios de comunicación de masas, el lugar se
para responder a las necesidades de los encargados de. las estrate- ha convertido en una transacción, no una interacción.
gias de los medios de comunicación y de defend~r l~s mt~r~ses de En la crítica de Gitlin hacia el modelo de la «influencia perso-
la industria, y no para dar información a la audiencia. Glthn pre- nal», los estudios de audiencia cuantitativos comunes se convir-
sentó una perspectiva marxista crítica sobre los medi~s de comu- tieron en un recordatorio de la distancia que aún existía entre la
nicación de masas. A diferencia de sus predecesores, sm embargo, crítica de televisión y los estudios sobre la audiencia televisiva.
centró dicha perspectiva crítica en el control hegemónico de ~a ho- Mientras algunos trabajos de crítica de la televisión trataban de
ra de máxima audiencia por parte de los gestores de los med1os de colocar los textos televisivos en un marco artístico y cultural
comunicación, mientras que la crítica de la Escuela de Francfort (Newcomb, 1974, 1976), los estudios sobre la audiencia televisi-
se había centrado en las formas culturales y su estandarización, Y
EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA 27
26

va se movían en el ámbito de la sociología y la psicología, impa- tica cultural de la televisión y de los medios de comunicación de
sibles ante la fuerza de la nueva crítica cultural basada en la se- masas modernos en general, desde una perspectiva orientada hacia
miótica así como frente al valor de integrar un análisis de los tex- la audiencia (Radway, 1984, 1988; Ang, 1985, 1991). Los aspectos
tos tel~visivos con los intereses más bien sociológicos o textuales de su trabajo cuestionaron directamente las tradiciones
psicológicos de los estudios de audiencia. Ha.sta mediados o fina- establecidas en los estudios de audiencia de la investigación cien-
les de los ochenta (especialmente en los trabaJOS de Mellencamp Y tífica social, tales como los estudios de «efectos» (para una explica-
Grossberg), la orientación sociológica de los estudios ~o?re ~~s ción más reciente sobre el proyecto efectos [McLeod y otros, 1991]
medios de comunicación, dejaba poco espacio para la asimllacwn y los estudios de «usos y gratificaciones» [Katz y otros, 1974] si-
de avances extraordinariamente importantes ocurridos en Estados guen siendo los exponentes más claros), que explícitamente igno-
Unidos en el campo de la teoría literaria. y cu~tural (Fish, ~ 980; raron o generalizaron la naturaleza del texto . .
Said, 1983). No hubo relación entre la soc10log1a de los medios de En los años setenta y principios de los ochenta, pequeños gru-
comunicación y la teoría cinematográfica (Allen, 1983; de Laure- pos de estudiosos de los medios de comunicación de varios paí-
tis, 1987) o la teoría literaria (Radway, 1984) o la crítica posmo- ses comenzaron a experimentar con métodos interpretativos y
derna del reaganismo (Foster, 1982), hasta los años ochenta. cualitativos de investigación sobre la audiencia basados en las te-
La falta de interés en los textos y en la crítica cultural entre los orías de la psicología cognitiva y de la interacción simbólica (Ha-
investigadores de audiencia tradicionales (tanto europeos c?m.o lloran, 1970; Noble, 1975; Wartella, 1979; Hallaran y Nightinga-
norteamericanos) dejó un vacío en este campo que, hasta pnncl- 1e, 1982). Las investigaciones «cultivacionistas» de Gerbner (así
pios de los ochenta, los teóricos británicos de ~os estudi~s cult~ra­ como la crítica «humanista» de esta postura expresada por New-
les todavía estaban tratando de llenar con metodos de mvestiga- comb) son ejemplos de aplicaciones norteamericanas de una pers-
ción basados en la hermenéutica y no en las ciencias sociales pectiva cultural a los problemas de la investigación sobre la au-
(Hall, 1980a). En los estudios culturales británicos, el debate so- diencia televisiva en el marco de una sociología o una psicología
bre los efectos quedó desplazado por otros te~as má~ relev~ntes social de base cuantitativa. El trabajo de Gerbner se centró en las
desde un punto de vista textual como el de la 1deolog1a domman- dimensiones rituales del hecho de mirar la televisión y definió las
te del texto o el de su «significado cultural» 2 y (más tarde, cuando implicaciones de la relación contenido/acción de mirar, en térmi-
las teorías literarias y feministas comenzaron a hacer mella) por la nos del impacto sociocultural -en lugar de textual- medido de for-
búsqueda dellocus del placer textual. Los teór~c?s expertos. ~n la ma cuantitativa, por supuesto (Gerbner y Gross, 1976; Newcomb,
interrogación cultural de los textos cinematograf1~os o tel,e_vlSlvos 1978). La idea de que la representación televisiva debía acercarse
trataron inicialmente de encontrar modos de amphar su cntlca cul- lo más posible a la «realidad» era una premisa en los estudios rea-
tural para incluir a la audiencia del cine y de la televisi.ón (véas,e lizados por Gerbner a mediados de los setenta. Dichos trabajos es-
principalmente Elsaesser, 1981) y de este modo producir una en- tadounidenses son una muestra de unas ciencias sociales que han
comprendido los textos como representaciones o réplicas de la re-
2. Este cambio resulta evidente en las colecciones de artículos seleccionadas alidad y han tenido gran influencia en los debates populares en los
para la sección III (la sección sobre la audiencia) de la antologí~ de ~~rran Y Gu- medios de comunicación sobre la televisión. Sin embargo, los pa-
revitch (1991). Mientras este libro aún sigue un modelo s-m-r, ~dentlflca~doa la
sos dados hacia la convergencia por parte de los investigadores que
audiencia como «receptores» en la concepción estructura~ del libro, n~g~ndole a
la audiencia su papel como productores de cultura, los artlculos en l~ ultu~a sec- se trasladaban desde la psicología hacia los estudios interdiscipli-
ción, a modo de conclusión, demuestran la confusión causada en los mvestigado- narios, mostraron que se estaban suavizando los contornos de la rí-
res de efectos, por más puntos de vista más centrados en lo textual. (McLeod Y gida postura de las «ciencias sociales» sobre el tema de las audien-
otros, 1991, cap. 14). Los investigadores de efectos parecen confund1dos respec-
cias, lo cual permitió identificar el espacio común en el que tendría
to al sentido de la orientación textual y los teóricos textuales parecen haber per-
dido el hilo del argumento.
lugar el drama de los cambios interdisciplinarios.
28 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA
29
Espacio común jes _en ferro~~rril_, el te!égrafo, _la prod_ucción industrial y los flujos
d~ mfo~macwn tlpografica y visual. Simultáneamente, la identidad
En mi opinión, algunos conceptos y teorías constituyeron un discu~siva d:l. observa.~or como objeto de reflexión filosófica y de
engañoso lugar común para la convergencia interdisciplinaria en estudw empmco, sufno una renovación igualmente drástica.
los años setenta y ochenta: las apropiaciones del modelo «emisor- (Crary, 1992; pág. 11)
mensaje-receptor» de Shannon y Weaver; la propuesta de la «au-
diencia activa»; y, en menor medida, la crítica de la «audiencia de Se partió de la base que la relación entre los diferentes ele-
masas» y su defensa de lo popular. Dichos conceptos y teorías per- mento~ del m~del() era lineal y específica, lo que apoyaba de for-
mitieron que los investigadores se oyeran unos a otros -aunque no ma activa la diferenciación en la investigación. Esto proporciona-
llegaran a escucharse- a través de los límites disciplinarios, y que ?a u~ l_ugar común, un territorio neutral donde las diferencias
comenzaran a negociar cambios de definiciones. El modelo emi- Ideo~og1cas e~tre las perspe~tivas hermenéuticas, marxistas y con-
sor-mensaje-receptor,3por ejemplo, fue axiomático en los estudios sumistas podian ser ~onvementemente ignoradas. No se pensó en
de medios de comunicación, entre los protagonistas de los estu- q~e s~ estab~ sostemendo el guante de hierro con la jeringa hipo-
dios culturales ingleses, entre los teóricos culturales europeos (vé- d~rmr_ca qu~ myectaba aquellas valoraciones peyorativas de la au-
ase Eco, 1986b), así como en las aproximaciones estadounidenses diencia segun las cuales las masas están lobotomizadas y son dé-
a la formación de mercados y a la teoría de la comunicación. 4 biles. 5
Trasladado en los años cincuenta y sesenta al terreno de las comu-
nicaciones humanas, el modelo proponía una conceptualización
de las audiencias de los medios de comunicación que es siempre La audiencia activa
reactiva, siempre supradeterminada (Hoggart, 1973a, págs. 133-
162; Eco, 1986b; Hall, 1980a; Morley, 1980). Es un modelo de co- En la misma medida en que se detectaban los problemas cau-
municación intensamente tecnológico, que conlleva dos cortes: de sados por la apropiación estática y estructuralista del modelo de
entrada el «corte entre el mundo y el perceptor» que Crary ( 1992, Shannon y Weaver por parte de las ciencias sociales, se comen-
pág. 145) relaciona con la tecnología de la cámara oscura y, por zab~n a re~onocer ~~a serie de temas de investigación que no se
otro lado, una división entre el mensaje y el mundo, convertida en pod1a~ articular utilizando el lenguaje de dicho modelo. El más
necesario por la invención del telégrafo. Según Crary: llamativo, al menos para esta discusión, era el tema de la «activi-
dad de la audiencia». Al principio, la poca utilidad del modelo se
A lo largo del siglo XIX un observador tenía que funcionar ca- veía compensada porque se añadían modelos cada vez más com-
da vez más dentro de espacios urbanos desligados y desfamiliari- plejos de emisor-mensaje-receptor tales como «ruido» «cana-
zados, con las dislocaciones perceptuales y temporales de los via- l~s», diferencias culturales, y toda clase de límites e «in;erferen-
Cias». La actividad de la audiencia en dichas revisiones recibió el
nombre de feedback y se consideró que se había hecho una con-
3. Véase la explicación de Shannon y Weaver, circa, 1947, en Fiske (1982).
4. Debo admitir a pesar mío que el modelo emisor-mensaje-receptor sigue
tribución a las versiones ampliadas de Shannon y Weaver. Pero
resultando axiomático para los estudios de los medios de comunicación, aunque algunas de las cosas que hacen los espectadores son claramente
el tema de este libro y trabajos como el de Crary (1992) anuncian el comienzo de de u~ orden ~iferente al permitido por el concepto de feedback.
una nueva necesidad tecnológica para una reapropiación de la sensación y la ad- La su~mlt~ne1dad de las actividades cotidianas (por ejemplo la
hesión a las «técnicas del observador>>. La aceptación y el atractivo simplista del
combmactón de ver la televisión, realizar las tareas de la casa y
modelo de Shannon y Weaver apoyan la perpetuación de discursos que afirman
que los emisores y los mensajes son más importantes que la cultura. En las inter-
pretaciones más extremas, parece que las audiencias están incluso separadas de la 5; Hablaremos de este modelo y de sus consecuencias más ampliamente en
<<cultura>>. el capitulo 2.
30 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA
31
cuidar a los niños, algo bastante común entre las madres de niños La concepción llena de sentido común que atrajo a los protagonis-
pequeños) afecta de modo dramático a la calidad de la forma de tas hacia esta perspectiva, fue la idea utilitaria según la cual la au-
mirar la televisión lo que; por otra parte, resulta intrínsecamente diencia sólo existe porque la emisión de la información resulta
interesante, en términos sociológicos, para el conocimiento para- útil. Así, las audiencias son por definición usuarias activas de los
lelo de las prácticas habituales en el cuidado de los niños y de las medios de comunicación. El modelo de usos y gratificaciones fue
relaciones familiares. importante por una segunda razón, por revertir la jerarquía comu-
El concepto de «audiencia activa» se consideró bastante radi- nicativa del emisor-mensaje-receptor, al insistir en que la explora-
cal en un principio. Ampliaba los objetivos de las investigaciones ción de las orientaciones de la audiencia es un precursor esencial
de audiencia, incluyendo todo los aspectos que median entre las de los «juicios de valor sobre el significado cultural de la comuni-
actitudes y las motivaciones, las acciones y el habla, la generación cación de masas» (Katz y otros, 1974; pág. 22). Aunque la activi-
de ideas y los significados. En Estados Unidos, parece haber ope- dad de la audiencia y su prioridad como fuente de crítica cultural
rado como revulsivo para el pánico moral recurrente hacia la de- son tan sólo dos de las cinco premisas del modelo de «usos y gra-
pendencia de los medios de comunicación, y como un intento de tificaciones», se puede considerar que anuncian algunos de los as-
utilizar las ciencias sociales para contener la crítica ideológica del pectos más radicales de la teoría textual abordados por el experi-
consumismo en sus propios términos (Postman, 1982). Durante mento de los estudios culturales de audiencia, aun cuando la
los años ochenta, sin embargo, las diferencias teóricas sobre los adhesión de este modelo al funcionalismo resulte inaceptable pa-
orígenes de la «actividad» fueron a veces ignoradas a propósito, a ra el culturalismo.
causa de una especie de celebración corporativa de la movilidad El concepto de la audiencia activa resultaba particularmente
académica global y del prestigio generado por el reaganismo en atractivo para los investigadores interaccionistas simbólicos quie-
Estados Unidos y el thatcherismo en Gran Bretaña. El corporati- nes defendían la idea de la actividad, bien porque les permitía ha-
vismo de los años ochenta se basaba en compartir una serie de blar sobre las actividades de «seguimiento de reglas» en los com-
proyectos legítimos, tales como la exigencia de una investigación portamientos de la audiencia (Lull, 1990), de las familias o las
académica seria sobre la cultura popular, pero también un proyec- personas (siguiendo a Goffman) o, en general, porque les permitía
to algo menos noble, tal como la necesidad de generar credencia- centrarse en la forma en que las familias integraban en sus activi-
les académicas a costa de la negación de la enorme amplitud de las dades cotidianas los medios de comunicación de masas tales como
creencias mantenidas. la televisión (Lindlof y Meyer, 1987). La tendencia que señalába-
En el himno unificador. de la audiencia activa, los aspectos mos previamente en Ewen como característica de los conceptos
sintomáticos de la audiencia (sus significantes), se confundían con norteamericanos sobre la audiencia, se mantenía vigente. Esta in-
su fenomenología y con las teorías sobre su origen (sus significa- vestigación definía implícitamente a las audiencias como vulnera-
dos). Los síntomas de la audiencia, malinterpretados como un es- bles frente a los medios (de otro modo, ¿por qué habrían de dirigir
pacio común conceptual, iban bastante más allá de la audiencia y limitar las horas de televisión de sus hijos?) pero dispuestas por
activa, como veremos detalladamente en los siguientes capítulos. otro lado a recibir influencias (de otro modo, ¿qué se gana con ser
La confusión entre sintomatología y diagnóstico, resulta evidente selectivo?). El deseo de conseguir una identidad, y sinonimidad
en la comparación de los conceptos de emisor-mensaje-receptor y entre el «mundo dramático» de la televisión y el pequeño rincón
de «usos y gratificaciones» (Katz, Blumler y Gurevitch, 1974). En cotidiano ocupado por una familia concreta, parece bastante claro.
el modelo de «usos y gratificaciones» se insistía en que la utilidad Los estudios de los interaccionistas simbólicos, ampliaron el re-
social es una condición previa necesaria para la comunicación de pertorio de actividades de la audiencia considerado relevante para
masas. Partiendo de esta condición lógica, se dedujo un segundo las investigaciones, pero no cambiaron materialmente la defini-
término: la actividad de la audiencia (Katz y otros, 1974; pág. 21) . ción de audiencia utilizada.
32 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTCVA DE LA AUDIENCIA 33
Como se verá más adelante, el tema de la audiencia activa fue mente abandonado como método principal de la investigación psi-
invocado a menudo por los trabajos, que estudiaremos en capítu- cológica hacia mediados de los años setenta, debido a la dificultad
los posteriores, y que designo globalmente como «el experimento para operacionalizar la «identificación» y la «catarsis» para pro-
de los estudios culturales de audiencia» (véase especialmente el ducir resultados cuantificables. 6 -

capítulo cuatro). La audiencia activa les permitía situar sus inves- En el mismo momento en que el psicoanálisis estaba siendo
tigaciones en el contexto de las ciencias sociales y entrar en dis- descartado por su poca fiabilidad como método de «efectos», éste
cusión y polémica con investigadores que tenían una idea muy di- resurgía en el campo de los estudios culturales con la teoría del es-
ferente sobre la comunicación y la cultura. Les permitía creer que pectador7 (Mulvey, 1981). Lo hacía como un acercamiento al aná-
estaban usando el mismo lenguaje. La «actividad» de la audiencia lisis cultural y textual (Elsaesser, 1981) y como una manera de de-
coincidió de una manera inquietante y bastante inesperada con la mostrar la naturaleza ideológica del texto cinematográfico en
aparición, en el contexto de la teoría literaria, del enfoque de la cuanto discurso político y de género. En ese momento, no existía
«respuesta del lector» en la crítica literaria (véase Tompkins, un foro para el encuentro multidisciplinario de estas dos corrien-
1980). El interés de los teóricos de la cultura por las audiencias te- tes de actividad; pero juntas aseguraban no sólo que las nuevas in-
levisivas, fenómeno centrado esencialmente en los años ochenta, vestigaciones «tuvieran sentido» sino que se pudieran relacionar
condujo a una ampliación del concepto de la actividad de la au- con disciplinas de estudio más antiguas. De nuevo, el terreno que-
diencia, para incluir actividades de interpretación en las cuales la dó abonado para el reconocimiento del psicoanálisis como un
utilidad social o psicológica no tenían demasiada relevancia. Re- perspectiva válida para la integración de los estudios de audiencia
trospectivamente, se puede considerar que el tema de la recepción con la crítica cultural (véase Walkerdine, 1986) y como un acer-
activa o pasiva de los mensajes de los media por parte de las au- camiento a la comprensión del poder del discurso (Zizek, 1992;
diencias, ha proporcionado el peso necesario para que la balanza Walkerdine, 1990). En los primeros estudios psicoanalíticos. la
se inclinara hacia la tolerancia de las actividades alternativas de la identificación y la catarsis se entendían como procesos de for-
audiencia y los probleriia.s de recépción. mación de la personalidad, no como cultura. Por otro lado, el de-
sarrollo de la personalidad se entendía más como una creación in-
dividual que como, según se interpreta actualmente, fenómeno
Psicoanálisis cultural. En el complejo contexto del debate cultural contemporá-
neo, el utilitarismo personal trata de nuevo de confundirse con los
Por otra parte, el uso de conceptos psicoanalíticos en los estu- fenómenos sociales y culturales.
dios de audiencia generó a su vez un espacio común, donde un
nuevo conjunto de semejanzas sintomáticas pudieron ofuscar la
discusión de las teorías sobre la audiencia. En los años cincuenta ¿Qué es una audiencia?
y sesenta eran muy comunes los estudios de audiencia basados en
la identificación y la catarsis, conceptos derivados de la teoría psi- La naturaleza de las audiencias, desde el punto de vista con-
coanalítica. En dichos estudios se medía la evidencia conductual ceptual o teórico, permaneció como algo incuestionable hasta casi
de la identificación y la catarsis. Estos conceptos siguen siendo mediados de los años ochenta, momento en que empezó a pro-
ducirse la especulación sobre teorías alternativas de la «audien-
populares en las explicaciones de los efectos de los media, aun
cuando este uso del psicoanálisis típico de la posguerra, demostró
todas las facetas de la «operacionalización» tan despreciadas y de- 6. Howitt y Cumberbatch (1975) intentan hacerlo heroicamente; un ejemplo
más viejo pero más significativo es el de Maccoby y Wilson (1957).
nostadas por los escritores lacanianos contemporáneos (véase por
7. La teoría del espectador, es una manera de describir el concepto literario,
ej., Zizek, 1992). Dicho psicoanálisis behaviorista fue virtual- el de lector-en-el-libro, cuando el texto es la televisión o una película.
34 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA
35

cia» 8 como una parte de la crítica a la audiencia de masas. Antes de audiencias como grupos con diferentes «estilos de vida», identifi-
los años ochenta, la categoría de «la audiencia» no había sido toma- cados por un sofisticado análisis de factores estadísticos de la au-
da como un factor cultural significativo. Las audiencias no recibían diencia de masas. Esta clase de investigaciones de audiencia han
la consideración que se otorgaba a categorías tales como «clase» o dado al mundo términos como yuppíes y dínks, y sin duda, otras
«nación». A falta de un trabajo explícitamente teórico sobre la natu- varias categorías de mercado. Esto demuestra un realismo comer-
raleza de las audiencias, las de televisión particularmente, se acepta- cial en su consideración de las audiencias. La realidad comercial
ba simplemente la aplícación del término «audiencia» a la definición es que la gente siempre constituye un potencial material de au-
de cualquier persona que utilizase cualquiera de los medios de co- diencia. En dicho esquema, el placer textual es un resultado de
municación, en cualquier circunstancia. La estrategia de las investi- elegir un estilo de vida regido por el consumismo (una recompen-
gaciones no consistía tanto en investigar la cultura como la persona. sa por gastar dinero). Cuánto más se puedan fiar de tu capacidad
Por esta razón, la discusión de McQuail (1983; págs. 150-154) sobre de gastar, tantos más programas de televisión encontrarás a tu gus-
las diferencias entre la audiencia como «agregados», como «masa», to. La audiencia asumida es la sociedad de consumo y la cultura
o como «público» o «grupo social», y como «mercado», demostraba cele?rada es la cultura del narcisismo (Lasch, 1980). El fin que se
una atención, inusual para el momento, por distinguir entre los sig- perstgue es la oportunidad empresarial, una característica muy ce-
nificados del término aun cuando, para cualquiera de estas categorías, lebrada en la época de Reagan y Thatcher.
«el carácter de la audiencia» seguía estando definido por la «recep- La lógica de dicha diversidad estratégica y empresarial alentó
ción». El análisis de McQuail articuló la temática, tan europea, de las una mayor atención hacia las premisas de una definición de au-
teorías de la circunscripción de la audiencia, de la gente como ciu- diencia (Allor, 1988) y renovó los esfuerzos para demostrar la fal-
dadanos, como personas con responsabilidades cívicas, merecedoras sedad de las suposiciones según las cuales la «audiencia de ma-
de una información justa y honesta por parte de la prensa. Su punto sas» tenía su evolución política como «mayoría silenciosa». 10 Esto
de vista llamó la atención sobre el injustamente ignorado asunto de inspiró a su vez el negativismo y el pesimismo posmoderno, ex-
la ciudadanía, sobre sus derechos y responsabilidades, y sobre la di- presado en el siguiente lamento de Baudrillard:
mensión política de las actividades relativas a la audiencia.
Mientras en Europa, los académicos como McQuail redefiní- . La caótica constelación de lo social gira en torno a este espon-
an las viejas ideas sobre el público y el espacio público para poder JOSO referente, esa opaca pero igualmente translúcida realidad, esa
incluir a las audiencias mediáticas contemporáneas, algunos in- nada: las masas. Como una bola de cristal estadística, las masas
vestigadores norteamericanos se dedicaban a aplicar una ciencia «giran con corrientes y flujos», en la imagen de la materia y Jos
social más sofisticada desde el punto de vista estadístico a la rea- elementos naturales. Así por lo menos nos las presentan ... Todo
fluye a través de ellas, todo las magnetiza pero a la vez las difumi-
lidad comercial de las investigaciones de audiencia. Frank y Gre-
na hasta el punto de no dejar rastro de ellas. En último término, el
enberg (1974), 9 por ejemplo, propusieron una definición de las atractivo de la masas siempre ha permanecido como una cuestión
sin respuesta. Éstas no irradian, al contrario, absorben la radiación
8. len Ang (1991 ; págs. 13-14) aporta una explicación de este momento en la de las constelaciones externas del Estado, la historia, la cultura y
introducción a su libro Desperately Seeking the Audience. Este libro es una conti- el sentido.
nuación de la búsqueda de una comprensión de la «audiencia» asimilada a la crítica (Baudrillard, 1983; págs. 1-2)
cultural contemporánea. Allor (1988), Grossberg (1988) y Radway (1988) también
contribuyen de manera útil a dicha discusión. Yo misma traté de comenzar a resol-
ver dicho rompecabezas en 1983 (véase Nightingale, 1984, 1986).
9. Frank y Greenberg (1974) se sirvieron del análisis de factores para iden- 10. En Dependency Road, Smythe (1981) trata de sorprender a la audiencia
tificar grupos significativos de diversos estilos de vida, niveles de ingresos, ma- mostrando la falsedad de la cena gratis. Smythe acepta la idea de la audiencia co-
neras de ver la televisión y otras preferencias en el campo de los medios de co- mo masa Y está a punto de llevar a cabo la clase de acción sociopolítica en que la
municación. gente puede llegar a involucrarse como audiencias.
36 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA 37

En la crítica del reaganismo, llevada a cabo principalmente finales de los años setenta por el interés que suscitó la política po-
por los escritores posmodernos, se puede distinguir el comienzo pulista de la cultura popular y por las perspectivas postestructura-
de un reconocimiento de la audiencia como una categoría políti- listas sobre el placer del texto.
camente dotada de significado, 11 si bien al principio aparece en
forma de lamento o de extraña curiosidad (Eco, 1986a). Mientras
Baudrillard lamentaba el papel político atribuido a la audiencia de Crítica de la audiencia de masas
masas en los años ochenta, aquellos que iban en busca de teorías
alternativas, buscaban maneras de crear distinciones dentro de las El énfasis en el contexto que produce las audiencias permitía
propias masas. Al principio optaron por las categorías sociológi- afirmar categóricamente a Raymond Williams, en su obra Cultura
cas más antiguas, tales como subcultura o comunidad, o bien de- y Sociedad (terminada en 1958), que no se podía hablar de la exis-
sarrollaron nuevos conceptos como los de comunidad interpretati- tencia de «las masas», sino tan sólo de formas de imaginar a la
va o formación social. Los debates sobre la actividad de la gente como masas (Williams, 1985b; pág. 289). Las masas son
audiencia estimularon de nuevo el interés en el poder político de una categoría imaginaria: una manera de lidiar con la proximidad
las audiencias y en la micropolítica de sus medios de expresión. del creciente número de personas desconocidas -e imposibles de
Muchas de estas ideas tuvieron su origen mucho antes de que apa- conocer- con los que la gente se viene cruzando cotidianamente
recieran Reagan y los nichos de mercado. más o menos desde principios del siglo XIX. Williams explicaba
Un problema básico de las iniciativas de estudios sobre la au- que en Gran Bretaña, la industrialización y la urbanización en los
diencia, en los años ochenta, es el conflicto entre los objetivos in- siglos xvnr y XIX habían dividido a las pequeñas comunidades lo-
conmensurables de los estudios sobre la audiencia (entre una pers- cales y forzado a la gente a congregarse en centros urbanos. El
pectiva consumista elaborada con la intención de captar el nuevo contexto para la expresión cultural que dichos cambios cre-
realismo -quizás incluso el «pragmatismo»- del consumo), y una aron como experiencia vital se puede percibir claramente desde
perspectiva culturalista que pretende captar el realismo de la ex- mediados del siglo XIX. Chambers los describió como «la expe-
periencia cultural. La preocupación por definir el realismo de las riencia metropolitana» (Chambers, 1986) y, en la bibliografía in-
experiencias de los medios como experiencias culturales, cuenta glesa ha sido analizado como un fenómeno de clase. En cambio,
con una larga tradición en los trabajos de investigación británicos,
en Estados Unidos, como en Australia, la experiencia de la inmi-
y es difícil comprender por qué se llegó a confundir tan fácilmen-
gración se combinó en el análisis -eclipsándola a veces- con la
te con la preocupación norteamericana por captar el realismo del
dislocación rural y de clase, como razón para entender la incomo-
consumo. En los escritos de Richard Hoggart y Raymond Wi-
didad de la vida urbana, aun cuando ambas causas estaban tam-
lliams, la apreciación de la pertinencia de una serie de argumentos
bién presentes. Se consideraba que la discriminación se debía más
basados en el realismo del consumo, aparece como algo funda-
a razones ligadas a la etnicidad, o el mantenimiento de las prefe-
mental para el análisis del propio realismo del consumo (véase es-
rencias por una clase de ropa o comida del país de origen, que a la
pecialmente Hoggart, 1973a). Creo que al principio estas dos pos-
pertenencia a una clase determinada (por ejemplo, Hoffman,
turas no se confundían porque, en el contexto británico, la
explicación estructuralista basada en un análisis de clase se valo- 1989; Travaglia, 1993; y otros). Como explicaciones de la expe-
raba más y se distinguía mejor de la perspectiva administrativa del riencia metropolitana, tanto el consumismo como las clases son
consumismo norteamericano. La distinción se vio superada hacia producidos por los mismos fenómenos en contextos diferentes
(Viejo Mundo frente a Nuevo Mundo).
Lo que Williams clarificó en su crítica del concepto de «las
11. Said (1983) consideró las relaciones entre los términos oponentes, au-
diencias, circunscripciones y comunidad, así corno su importancia política en la masas» era su opinión de que los británicos, como él mismo, eran
producción y el control del conocimiento. herederos de una historia caracterizada por la experiencia (o al
38 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA 39
menos por la memoria popular) de una comunidad. La experiencia cluso cuando el apoyo a la cultura dominante supusiera oponer re-
metropolitana a la que se refiere Williams recuerda el modo en sistencia al consumismo).
que las afiliaciones rurales y étnicas aparecen representadas como Al explicar dicha dialéctica, Williams trabajaba con el clásico
lealtades estructuradoras del crimen organizado en las películas de análisis de clase, aunque implícitamente decía que la expresión de
gángsters contemporáneas rodadas en Hong Kong (Berry, 1985). la conciencia de clases resultaría diferente según la forma en que
Pero no es tan sólo británica; la experiencia metropolitana es in- los ideales de la «comunidad» se experimentaran o interpretaran.
ternacional y siempre se experimenta desde la especificidad de En los casos en que la solidaridad pudiera generar la propia con-
una nación o una estructura internacional determinadas. Aunque ciencia de clase capaz de dar lugar a una acción conjunta o revo-
parte del dramatismo de la conexión histórica a una comunidad lucionaria, la noción de servicio se tomaba para denotar una rela-
rural o étnica puede debilitarse en el transcurso de dos o tres ge- ción de sacrificio frente a los deseos de los otros, una aceptación
neraciones de vida metropolitana, algunas de las predisposiciones de las exigencias prioritarias de otra clase, fuera ésta la burguesía
generadas por la vida comunal persisten a lo largo de varias gene- o la aristocracia. Mientras que en los años noventa resulta más fá-
raciones de experiencia urbana. Estos sedimentos comunitarios, cil comprender la manera en que una relación de sacrificio puede
restos culturales y culturas residuales influyeron directamente en generar una acción de clase, especialmente a la luz de los análisis
el «experimento de los estudios culturales de la audiencia» y pro- lacanianos contemporáneos (Lacan, 1977; Zizek, 1992), en los
porcionaron la inspiración necesaria para la evolución de nuevas trabajos académicos de dicha época, esta perspectiva aparecía con
maneras de comprender el fenómeno de la audiencia. poca frecuencia. En los años setenta, el interés se centraba en los
tipos de experiencia que estaban al alcance de una persona de cla-
se obrera, en tanto que dichas experiencias le obligaban a repro-
Dialéctica de la comunidad ducir los esquemas de clase; también se interesaba por la identifi-
cación de rebeliones menores o escaramuzas que se interpretaban
Williams propuso una dialéctica de la comunidad que gira en como símbolos de la inherente abundancia de recursos de una cla-
torno a la oposición entre solidaridad y servicio. El propio origen se obrera enfrentada a la amenaza de una explotación masiva. 12
obrero de Williams le permitió explorar la diferenciación donde En lo concerniente a la comunicación de masas, parecía que
los demás sólo veían homogeneidad. Su idea, quizás un tanto sen- se hubiera olvidado el concepto de la «comunidad en servicio» y
timental y definitivamente nostálgica de la «comunidad», conte- que sólo perdurara la idea de la «comunicación en solidari-
nía una serie de ideales ante los cuales se podía calibrar la pobre- dad»(quizás en resonancia con los cambios sociales de los años
za social, económica y cultural de la nueva experiencia sesenta y setenta). Aplicado a las audiencias de masas, la analo-
metropolitana (Williams, 1985; págs. 287-306). Sin embargo, co- gía de la comunidad implicaba, por un lado, la idea de un grupo
mo en cualquier análisis dialéctico, el reconocimiento de la dia- de personas que comparten un interés común por un producto
léctica iba seguido por la identificación de un polo (la solidaridad) determinado de los media, como por ejemplo los fans de Ma-
como el modelo positivo o bueno, y por el desinterés en el otro po- donna, y por otro, un grupo de personas que pre-existen «como
lo, más regresivo (el servicio). La «solidaridad» permitía albergar comunidad», como por ejemplo los habitantes del East End de
una esperanza en el cambio social y en la mejora de las condicio- Londres; o quizá de manera más problemática, una subcultura
nes de la clase obrera. En el «servicio» sólo se contemplaba la per- joven del espectáculo que rinde culto a sus iconos y a sus expe-
petuación del statu quo. Esta dialéctica sentó las bases de un cli- riencias comunitarias autogeneradas. Se puede considerar que
ma de predisposición dentro de los estudios culturales británicos a
valorar cualquier cosa que sonara a «resistencia» y a dudar de 12. Los trabajos de Paul Willis (Learning to Labour [1977] ; Profane Cultu-
re [1978] y Halloran, Elliott y Murdock (1970) son ejemplos claros de esta clase
cualquier tendencia que pareciera apoyar la cultura dominante (in- de trabajo.
40 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA 41

los fans comparten un servrcw, mientras que las subculturas previas para un acercamiento a los estudios sobre los medios de
comparten solidaridad. 13 • • comunicación que incluyera experiencias mediáticas de todas cla-
El impacto de la modernización en un e.strlo de vrda ~b~ero ses y culminara en la unión de texto y audiencia en un único pro-
idealizado es un motivo recurrente en el trabaJO de los academrcos yecto de investigación: el modelo codificación/descodificación
de posguerra como Hoggart y Williams. El interés continuó en la (Hall, 1980a; págs. 128-138).
siguiente generación de académicos británicos a .finales de los se~ Un buen ejemplo de las investigaciones sobre la subcultura
senta y principios de los setenta. Hoggart, por eJemplo, e~pe~ulo que inspiraron el modelo de codificación/descodificación es el tra-
sobre el posible impacto de la televisión, el coche y la hqmdez bajo de Hebdige sobre el punk. Hebdige (1979) se interesó por el
económica en el interés de la clase obrera por el desarrollo de la fenómeno subcultural del punk en los años setenta. Esta subcultu-
personalidad, la familia, el barrio y la l?calida~ <.Ho~gart, 19?3; ra del espectáculo había sido definida (erróneamente en mi opi-
págs. 45-61). Comprendió que los medws ~recrprtanan cam.bi.os nión) como una comunidad de jóvenes que se expresaba estética-
culturales y sociales que aparentemente meJoraban sus condrcw- mente a través de la iconografía punk. Hebdige demostró que la
nes de vida, pero que en realidad le quitaban a la clase o~rera supo- particularidad de los géneros punk de música, argot, baile, com-
tencial solidario. Según el punto de vista de Hoggart, sr las masas portamiento, estilo de vida y moda, expresaban la relación de di-
no existían aún como el temido «otro», y si se dejaba crecer de ma- cha subcultura con otras subculturas de jóvenes (tales como los
nera incontrolada al consumismo, entonces éste acabaría por trans- rude boys o los rastafaris) y frente a la cultura dominante. De-
formar al folclore de los obreros en un entidad igual de temible, mostró que dichas formas funcionan en la subcultura como expre-
siones de un estilo subcultural y como afirmaciones de solidaridad
Sería mejor que pudiéramos combinar algunos de los aspectos
más sólidos del viejo estilo de vida (tolerancia, inconformismo, re- y de oposición a la cultura dominante. Como contribución a los
laciones vecinales, responsabilidad) y algunos de los nuevos ~fle­ estudios de audiencia «culturales», su trabajo es de gran impor-
xibilidad, una mayor imparcialidad emocional e intelectual): Sr n?, tancia debido a su análisis de lo que él denomina estética de la re-
pasaremos de la «clase baja» invertebrada a masa c~nforrrnsta .sm cepción: «El intento de explicar el significado variable de los ob-
clases, en una sola etapa. En el fondo, depende de como nos mire- jetos y la imágenes tal y como circulaban en diversos mercados de
mos los unos a los otros. consumo.» (Hebdige, 1979; pág. 59).
(Hoggart, 1973a; pág. 61) El trabajo de Hebdige es importante ya que ofrece un ejemplo
de cómo un grupo determinado de personas puede constituir si-
Los estudiosos británicos buscaban la continuación de la soli- multáneamente un mercado de los medios de comunicación y una
daridad obrera en cualquier manifestación donde se encontrara subcultura. Demuestra que el consumo no es necesariamente un
evidencia de una filiación espontánea de grupo: en subculturas del asunto de interés personal, sino que puede incorporar elementos
espectáculo de los jóvenes (Willis, 1978): la cultura d~ la droga de filiación subcultural. Los objetos, palabras, sonidos y posturas
(Cohen y Young, 1981), las culturas musrcales (Hebdrge •. 1.975; adoptados por una subcultura determinada (los signos de su dife-
Chambers, 1975; Hall y Jeferson, 1975), así como en el actlvrsmo rencia), reflejan la experiencia de este grupo sobre la cultura do-
político (Hallaran, Elliot y Murdock, 1970). La idea de la comu- minante y su localización dentro de la misma. La expresión de la
nidad y la cultura como la materialización de las f~r,mas ~~munes diferencia subcultural y la resistencia es tanto una amenaza a la
de organización estaba apoyada en una argumentacw~ teor~ca e~a­ cultura dominante como una fuente de innovación y creatívidad
borada y convincente (Hall y Jefferson, 1975). L~s .mvestl~a~w­ para la misma. Los medios de comunicación de masas registran la
nes sobre clase y subcultura consolidaron las cond1c10nes teoncas resistencia y la explican desde el punto de vista dominante. Popu-
larizan las ideas más amenazadoras de la subcultura en una ver-
13. En mi opinión, esta distinción no se puede aplicar a !os fans. sión «aguada». En una forma que, de entrada puede parecer que
42 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA 43

asemeja a una explicación de ~<usos y gratificaciones», Hebdige nera en que le habla a su audiencia, resulta crucial para distinguir
afirma que las audiencias de los medios de comunicación adoptan esquemas de descodificación entre la audiencia. Estos dos descu-
como algo significativo para sí mismos aquellos objetos e imáge- brimientos potencialmente contradictorios (afirmar que lo aporta-
nes que dan una idea coherente de sus experiencias vitales sobre la do por la audiencia al programa y el modo en que un programa le
cultura y fomentan un sentido de comunidad o solidaridad con habla a la audiencia, afectan ambos al modo en que el programa es
grupos significativos dentro de la misma. Sin embargo, a diferen- «leído») han influido en gran medida en las investigaciones de los
cia de los informes de «usos y gratificaciones», Hebdige demues- estudios culturales. Mary Douglas menciona esta idea al comentar
tra que el valor simbólico de los objetos y las formas de los artí- la insistencia de Turner sobre la importancia de la «comunidad»
culos de consumo seleccionados por la subcultura resultan -o de un sentido de comunidad- a la hora de compartir bromas ri-
accesibles por medio del análisis semiótico. Se hace menos hinca- tuales:
pié en los efectos de los medios sobre las audiencias que en el pa-
pel jugado por los mismos para mantener la cultura dominante En la «comunidad», las relaciones personales entre hombres y
mediante la «recuperación» e «incorporación» de los significados mujeres se muestran bajo una luz diferente. Forman parte del pro~
disidentes generados por la subcultura. ceso continuo que sólo en parte está organizado en una amplia «es-
Merece la pena anotar que el estudio de Hebdige se centraba tructura» social. Mientras la «estructura» está diferenciada y cana-
en «leer» la subcultura y no en involucrarse con ella etnográfica- liza la autoridad mediante el sistema, en el contexto de la
«comunidad», los papeles son ambiguos, exentos de niveles jerár-
mente. Comparado con el estudio de Morley (1980) sobre el mo-
quicos y desorganizados. En este sentido, al concepto de «comuni-
do en que los grupos de personas interpretaban episodios determi- dad» se le asocian varios valores positivos: camaradería, esponta-
nados del programa Nationwide, se puede notar un cambio en la neidad. contactos cálidos. Turner lo ve como una especie de ritual
manera en que la audiencia-como-comunidad se constituye frente dionisíaco en tanto expresión del valor de la «comunidad» frente a
a la televisión. Morley utilizó el modelo de codificación/descodi- la «estructura» ... La risa y las bromas, en cuanto ataque a las clasi-
ficación para demostrar las diferencias que determina la posición ficaciones y jerarquías, obviamente son símbolos aptos para ex-
social en la interpretación del programa y de la percepción de su presar el concepto de comunidad en este sentido de relaciones so-
estatus ideológico. Para Morley, la audiencia seguía siendo «todo ciales no diferenciadas y no jerarquizadas.
el mundo», estratificado según los clásicos principios demográfi- (Douglas, 1991; pág. 303)
cos, si bien su «audiencia de masas» es un público general dentro
del cual se mezclan grupos diversos, estructurados discursiva- Las investigaciones de Morley sobre Nationwide (a diferencia
mente. En el trabajo de Morley, las audiencias diferente~ son tra- de su obra posterior; por ejemplo, Morley, 1986) cambiaron estra-
tadas como «comunidades» en el sentido de compartir «intereses tégicamente el interés de los estudios de audiencia, pasando de
comunes directos», especialmente a nivel social y político. Tanto una atención por el medio (televisión) a una atención por el texto
para Morley como para Hebdige, la audiencia tiene una existen~ia (el programa de televisión); de la interacción audiencia-medio a la
dual: es parte de la audiencia de masas y a su vez parte de relaciO- interacción audiencia-texto (véase Nightingale, 1984, para clarifi-
nes subculturales o comunales con los otros. car esta distinción). A su vez, los descubrimientos ampliaron la
El estudio de Morley proporcionó dos resultados bastante di- noción de la audiencia-como-comunidad hasta englobar una agru-
ferentes que tienen una especial relevancia para la transposición pación que podríamos describir como circunscripción (que inclu-
de los conceptos de «comunidad» a las audiencias. Por un lado, ye a los usuarios del signo a nivel comunitario), donde el progra-
demostró que la posición social sí que establece una diferencia en ma de televisión es el signo y la comunidad de usuarios es una
el modo de descodificar un programa de televisión y, por otro la- agrupación política con un estatus socioeconórnico común. La ob-
do, especificó que el «modo de dirigirse» de un programa, la ma- servación de Douglas nos recuerda que los medios del ocio pare-
44 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA 45

cen ofrecer oportunidades ritualizadas a las experiencias comuni- comunidad dispersa aceptó la oportunidad de involucrarse en una
tarias que celebran la camaradería por encima de las distinciones acción comunal para tomar el mando del programa. En la investi-
de clase. gación de Hobson, las comunidades preexistentes de mujeres y
\, personas mayores se materializaron para aportar un corpus, cuer-
pos con vida que encarnarían la audiencia «textualmente» concep-
Comunidades dispersas tualizada e imaginada por el equipo de producción del programa.
En cambio, Janice Radway (1984 ), comenzó su investigación,
Esta nueva conceptualización entendía que la audiencia esta- no con mujeres de clase obrera, como había hecho Hobson, sino
blecía una relación simbiótica con el texto, y que la construcción con mujeres que se suscribían a un boletín informativo de lectoras
del significado era algo que dependía tanto de la audiencia como de novelas románticas. En otras palabras, utilizó el texto (o más
del texto. Pero por otro lado creó problemas que sólo se han evi- exactamente una expresión de adhesión al género rosa) para iden-
denciado en investigaciones posteriores. Entre los más importantes tificar una audiencia de lectores reales. En la línea de mi anterior
está el problema de determinar la «capacidad de conocer» de la co- argumento, la realidad de su objeto de consumo las definía como
munidad teorizada y la variabilidad de los significados de comuni- un grupo cultÚralmente relevante. En su investigación eran preo-
dad invocados, especialmente en términos empíricos. Por ejemplo, cupaciones esenciales la importancia de la lectura de novelas ro-
Hobson (1982) asumió la prioridad de la comunidad en su estudio mánticas como eje de la solidaridad entre lectores y la importan-
de las mujeres que veían el programa Crossroads. Para Hobson, las cia de las propias novelas como fuente de confirmación y
mujeres constituyen una «comunidad» que preexiste al texto y esperanza. El lector real afirmaba la significado social de la forma
comparte alguna clase de «materialización» de «formas comunes literaria. La investigación de Radway incluía tres niveles de in-
de organización», pero que también pueden ser definidas por un vestigación: los esquemas de producción y distribución que go-
«sentido del interés común». Su estudio, que surgió de una investi- biernan la disponibilidad de la novela romántica como objeto cul-
gación anterior sobre las amas de casa, la cultura de las mujeres y tural; entrevistas individuales y en grupo, así como sondeos
los medios de comunicación (Hobson, 1980, 1981), se centró en escritos, con mujeres que leen novelas románticas; y finalmente
los esquemas de trabajo que las mujeres crean para simultanear su una comparación estructural (textual) de novelas románticas «ide-
rutina cotidiana con el poder ver un programa de televisión deter- ales» y «fracasadas». Investigó la relación entre temas e ideas re-
minado. Por medio de la observación participante y otras técnicas petidos en las novelas románticas más populares, así como el pa-
de investigación etnográfica, Hobson anotaba el modo en que los pel que juegan dichas novelas en las vidas de las mujeres que las
espectadores del programa se manifestaban acerca del propio pro- leen regularmente. Concluye que, mientras la novela romántica
grama, los personajes, el equipo de producción y las decisiones de parece apoyar los puntos de vista tradicionales sobre las relacio-
los programadores, tanto cuando hablaban con ella como entre nes y el matrimonio, la experiencia de la lectura de novelas rosas
ellos. Exploró las bases para entender que una audiencia estableci- facilita la participación en un mundo imaginario donde la heroína
da es una comunidad que comparte intereses y preocupaciones co- es poderosa, competente, deseable y triunfadora (características
munes sobre un programa de televisión, así como modos comunes muy comúnmente suprimidas o reprimidas en la vida real de la
de hablar sobre dichos intereses compartidos. El sentimiento de co- lectora). Por esta razón defendía la idea de que la novela románti-
munidad se vio en cierto sentido incentivado, en beneficio de Hob- ca podría resultar subversiva frente a los esquemas tradicionales
son, por una amenaza. contra el programa (véase capítulo 4) que se de relación, manteniendo viva una versión del ser que se contradi-
convirtió en el centro de una polémica pública. En este momento ce frecuentemente con la realidad cotidiana del lector.
de crisis, la prensa y las cadenas de radio se convirtieron en luga- Donde Hobson comenzó con las mujeres en la comunidad y
res donde la «comunidad» de Crossroads se podía expresar. Esta demostró el papel del programa para proporcionar un tema para la
46 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA PERSPECTIVA DE LA AUDIENCIA 47

discusión compartida y el «chismorreo», Radway comenzó con el ción de una textura de la vida cotidiana, el intento de textualizar lo
texto y acabó con las experiencias compartidas de las mujeres en mundano, de hacerlo accesible a la discusión y la descripción, de
la comunidad. En estos ejemplos de investigaciones feministas, la hacerlo clasificable e inscribirlo en el ámbito del discurso acadé-
experiencia de opresión de las mujeres en la sociedad capitalista, mico, ha aportado un tema recurrente concomitante al estudio de
proporcionó una sensación de «Comunidad», gracias a la cual se la cultura popular. Se podría decir que la vida cotidiana es un
explica la adhesión a los textos. Los estudios se basan en una de- acompañamiento necesario, si bien normalmente no reconocido,
finición fluida de la comunidad, una definición que se mueve co- al estudio de la cultura popular. La vida cotidiana es incluso, epis-
mo la marea a medida que la atención de los investigadores se temológicamente, más importante que un concepto cualquiera,
traslada de la producción, a la audiencia, al texto, al contexto do- una serie de categorías y clasificaciones por diseñar, descubrir o
méstico, a los significados de la audiencia o generados por el tex- inventar. La vida cotidiana es la base para el estudio de la cultura.
to. Una diferencia clara respecto a las teorías de Williams sobre la El reconocimiento de su importancia en el estudio de la cultura y
comunidad, es que se basa en romper las expectativas de que la la audiencia marca una transición epistemológica que va de la pre-
comunidad incluye un límite geográfico, una afiliación étnica o ocupación por lo extraordinario del «hombre» (Foucault, 1970), a
una experiencia compartida diferente de la vida metropolitana co- la preocupación por la «vida» como objeto de la investigación
mún. La búsqueda de una crítica cultural generada por la audien- científica.
cia nos devuelve a la vida cotidiana de la metrópolis como el ori- En el trabajo de Lefebvre y De Certeau, el estudio de la vida
gen no reconocido de la crítica de la modernidad. cotidiana contextualiza a las personas y a los textos en el mismo
Dichas investigaciones sobre la audiencia muestran que el campo, en la actividad de la escritura y de la lectura. Como ha su-
sentido de la comunidad puede ser generado por objetos mediáti- gerido De Certeau, no podemos reconocernos a nosotros mismos
cos producidos en masa (tales como la novela romántica, el serial sin involucrarnos textualmente. La textualidad es parte de nuestra
de televisión, los informativos de televisión, o los juegos de orde- composición personal como demuestran la actual irrupción de
nador). Cada una de estas formas construye su propia audiencia imitadores de Elvis, Marilyn y Sherlock Holmes, y los grupos de
porque le proporciona la ocasión de utilizar la capacidad de inter- rock-and-roll nostálgicos. La vida cotidiana es el espacio común
pretación y análisis desarrollada tras años de escolarización y uti- en el cual se encuentran lo particular y lo homogéneo. La vida co-
lización de los medios. El placer del texto puede residir tanto en la tidiana es espacial, temporal y emocional, parte de cada vida pero
satisfacción de poder participar en el sistema simbólico del texto igualmente experimentada en la no vida. Es en la vida cotidiana
como en su significado personal o social. En otras palabras, este donde se acumulan las estrategias organizativas adoptadas para
núcleo de trabajo sugiere la importancia de desarrollar una teoría administrar la vida metropolitana. Es en la vida cotidiana donde
de la audiencia considerada como comunidad mediática, por enci- prolifera la necesidad de una simbiosis textual.
ma de su adhesión a determinados grupos personales/domésticos
o sociales/culturales. Dichas investigaciones encabezaron una crí-
tica cultural que ha conducido a la inclusión de textos culturales
populares en debates sobre significados sociales y medios de co-
municación, debates que apoyan el valor del placer de lo popular.
Además, y de manera significativa, ha sugerido que la relación en-
tre las comunidades mediáticas y sociales es problemática.
Como indicó Henri Lefebvre (1971), es posible que la vida
cotidiana sea la fuente de una crítica de la cultura generada por la
audiencia, el origen de una crítica de la modernidad. La construc-
2. Codificación!descodificación

El carácter innovador de Althusser, y su ruptura con una esté-


tica de la representación clásica, consiste en argumentar que la ba-
se de la identificación y el comportamiento afectivo en la audien-
cia no es primordialmente psicológica, sino más bien social e
ideológica.
(Sprinker, 1987; págs. 279-280)

Stuart Hall, a principios de los años setenta, presentó un plan pa-


ra la integración de los estudios de audiencia en la crítica cultural co-
mo una iniciativa incluida en el ensayo «codificación/descodifica-
ción». A finale's de los ochenta, ya se habían publicado cinco
proyectos de investigación que demostraban que el método era prac-
ticable. El trabajo estaba basado en programas de televisión popula-
res tales como Nationwide, Crossroads, Dalias, A Country Practice
50 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
CODIFICACIÓN/DESCODIFICACIÓN 51
y EastEnders y desarrollaba la idea, elaborada a base de una combi-
El modelo codificación/descodificación .
nación de la estética althusseriana y el culturalismo británico, según
la cual se podía poner de manifiesto el poder hegemónico de los me-
El modelo de codificación/descodificación fue propuesto en
dios de comunicación mediante el estudio de procesos sociales e ide- 1
1973. Esbozaba un plan de investigación que unificaba lo que
ológicos en lugar de la psicología individual o la experiencia perso-
Hall (1980b) describió como los «dos paradigmas de los estudios
nal. Fue un primer intento de suprimir la «aparente distancia que culturales», el culturalismo «estructural» y los estructuralismos
separaba la teoría estética de otras áreas dentro del materialismo his- «europeos», y luego combinaba esta amalgama con la perspectiva
tórico» (Sprinker, 1987; pág. 269). La investigación mostraba los sobre la comunicación de masas esbozada por el modelo emisor-
problemas metodológicos que se derivan de la separación artificial mensaje-receptor. Esta superposición oscurecía el potencial que
entre la teoría y la praxis de la investigación, así como la expectación tenía el proyecto de codificación/descodificación para referenciar,
que nace de la excitación ante un descubrimiento. incorporar y/o explorar libremente los campos de las ciencias so-
La atención dedicada al proceso de la audiencia-texto, distin- ciales de cierta relevancia teórica que desde entonces han surgido,
gue a esta nueva investigación de los estudios sobre el proceso de tales como la teoría textual de «la respuesta del lector», el discur-
producción televisiva tan populares en los años setenta y princi- so y la naturaleza de la subjetividad, o el papel de la etnografía en
pios de los ochenta (entre ellos el trabajo del Glasgow Media la producción de la crítica cultural. Esta iniciativa se definió como
Group sobre el proceso de producción de la información; el traba- estudios de «comunicación» en lugar de estudios sobre la «cultu-
jo de Elliott sobre la práctica profesional de los periodistas; el ra», debido a su relación con el concepto «emisor-mensaje-recep-
proceso de producción de programas populares de televisión tales tor>>. En un primer momento, sin embargo, cuando se presentó por
como Dr Who [Tulloch y Alvarado, 1983], Hazell [Alvarado y primera vez en relación con el modelo de codificación/descodifi-
Buscombe, 1978], Bellamy [Morán, 1982], trabajos todos ellos cación, su programa, que promulgaba una estética materialista ba-
que siempre llevan el nombre del programa estudiado). En los ca- sada en la experiencia de la audiencia, resultaba radical y original.
sos en que la investigación del proceso de producción debía «ex- Este modelo puede ser comprendido como una guía para un
plicar» el significado cultural de los programas populares de tele- estudio semiótico de los medios de comunicación de masas cen-
visión mediante un análisis de las estructuras de la producción, el trado en el significado. El ensayo resumía la convicción, cada
experimento de los estudios culturales de la audiencia añadía el vez más generalizada, de que la semiótica podría explicar la au-
estudio de la audiencia y/o de las llamadas «estructuras de recep- diencia. Tenía un carácter prescriptivo en tanto y cuanto esboza-
ción» a dicho plan de trabajo. El compromiso con la investigación ba un proyecto. Por otro lado, era metodológico sólo en cuanto
empírica de las audiencias de los medios constituía elfactor que lo que explicaba las teorías que se deberían aplicar a determinados
diferenciaba del trabajo teórico y no empírico sobre la televisión problemas empíricos. No se dedicaba a explorar su propio posi-
popular (tal como Dyer y otros, 1981; Modleski, 1982; Kaplan, cionamiento ideológico o los métodos susceptibles de adquirir
1983). Estas investigaciones comportaron una relación ligeramen- connotaciones políticas; lo cual es un gran fallo. El ensayo re-
te incómoda entre el análisis textual y la investigación de audien- cuerda las conjeturas de Eco sobre la conveniencia de aplicar la
cias, y entre la semiótica y la etnografía, que más tarde sería reco- semiótica a los problemas planteados por los medios de comuni-
mendada por Fiske (1987a; pág. 272) como una vía necesaria para cación de masas. Se defendían temas tales como la concentración
el progreso de los estudios culturales. Fiske comprendió, mejor en el «acto comunicativo», la «variabilidad de la interpretación»,
que muchos otros, la importancia de los estudios de audiencia pa-
ra la crítica cultural de la industria del ocio, pero la excesiva sim- l. Morley (1980, pág. 166) da la referencia de un artículo llamado <<codifi-
plificación del modelo de codificación/descodificación de Hall, cación, descodificación y el mensaje televisivo>>, publicado en 1973. Yo he utili-
que él recomendaba, limitaba seriamente su potencial. zado la versión titulada <<codificación/descodificación>>, más accesible, capítulo
10, en la obra de Hall, Hobson, Lowe y Willis (1980), Culture, Media, Language.
52 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CODIFICACióN/DESCODIFICACIÓN 53
~ programacomo como objetos de investigación; géneros que podrían incluir fenó-
/ discurso <<con significado>> ~
menos tan di versos como la novela, la entrevista, el chismorreo, la
codificación descodificación ~ imitación o la función de ópera; y provocó un renovado interés en

í estructuras de
significado 1

marcos de conocimiento

relaciones de producción
estructuras de
significado 2

marcos de conocimie~'to

relaciones de producción
la importancia que para los estudios de los medios de comunica-
ción pudiera tener la sociolingüística y la semiótica social. Cuan-
do más tarde, Fiske (1987a) defendió la semiótica para el estudio
de los textos y la etnografía para el estudio de las audiencias, re-
comendó un modelo que mezclaba de manera original diferentes
infraestructura técnica infraestructura técnica géneros y estilos de investigación. Se suavizaron las diferencias
que separaban al texto y a la audiencia como objetos de investiga-
Figura J. El modelo de codificación/descodificación (Hall, 1980; pág. 130). ción, aunque no se superaron por completo. Sin embargo, el uso
oportuno de métodos de investigación para aclimatarse a los di-
versos géneros de producción cultural que se combinaban en este
así como la conveniencia de comparar los «códigos en el origen» proyecto, dejaba de lado los supuestos políticos inherentes a la
con los «códigos en el destino» del mensaje (los códigos median- práctica de las investigaciones y a la estructura jerárquica necesa-
te los cuales la audiencia interpreta el mensaje; véase Eco, 1974, ria para este método de investigación. Por esta razón, la intención
1986b; págs. 137-142). El beneficio que se esperaba del modelo de producir una estética generada por la audiencia se vio compro-
de codificación/descodificación se centraba en el hecho de situar metida desde un principio.
las estructuras de producción, texto y audiencia (recepción) den-
tro de un marco donde cada uno podría ser leído, registrado yana-
lizado en relación con los demás. Proponía que las categorías de Jerarquías del discurso
clase fueran sustituidas por la perspecti~a psicoanalítica que había
dominado los estudios sobre la audiencia, en los cuales «el indivi- En cierto sentido, el método de codificación/descodificación
duo» era agregado como receptor. se puede comparar con un flujo de dos tiempos (véase Katz y La-
zarsfeld, 1955). Se daba por sentada la existencia de una jerarquía
en la producción del discurso, basada en diferentes relaciones con
Combinando métodos y modalidades de investigación los medios de producción cultural. La articulación con el modelo
emisor-mensaje-receptor intensificó la estructura jerárquica asu-
La visión sostenida por el proyecto de «codificación/descodi- mida, legitimada en un principio por la preocupación althusseria-
ficación» sugería que había una equivalencia analítica entre la ex- na por las «determinaciones» y más tarde por la noción gramscia-
presión en el diálogo (la entrevista para las investigaciones) y el na de «hegemonía». Se suponía que las ideas de la cultura
discurso de los medios de comunicación. Esto aparece claramente dominante se verían reproducidas en la televisión. Llegaron a con-
en las investigaciones de Hobson, donde se consideraba que cada vertirse en sinónimas del «emisor». La reducción de la producción
una de las amas de casa que había entrevistado (1982) «hablaba» cultural a producción del discurso animó a pensar que el discurso
en el lenguaje de su propia cultura al hablar de Crossroads. Este se manifestaría claramente en el diálogo. La producción de la te-
tipo de expresión, se consideraba tan válida en términos de pro- levisión estaba doblemente articulada en el experimento de los es-
ducción de discurso como el hecho que Dickens «hablara» su cul- tudios culturales de la audiencia: como programa y como diálogo.
tura en sus novelas (véase Williams, 1984; págs. 28-59). Esta cla- Se suponía que los equipos de producción, situados en un contex-
se de interés en el discurso atrajo la atención sobre sus géneros to institucional, realizaban un programa de televisión que era
54 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CODIFICACIÓN/DESCODIFICACIÓN 55

«significativo» como discurso; aunque su significado se lo daba, • que los fines de dicha investigación consisten en identificar
en último término, la propia audiencia en la experiencia cotidiana los modos en que se manifiestan la conciencia de clase y la
del medio. El modelo de codificación/descodificación generó el resistencia cultural.
supuesto de que se podía seguir el progreso del discurso y se po-
día documentar el poder de instituciones tales como «los medios Las investigaciones presentadas por Hall y Jefferson, no se
de comunicación», ya que éstos influían en la vida de las personas centraban en los medio de comunicación sino en la subcultura. 2
que realizaban el producto emitido y de las personas que lo con- Las subculturas de la clase obrera constituían el objeto de estudio
sumían. Aunque se reconocía que los textos debían ser interpreta- preferido. Eran consideradas como los restos asediados, en la cul-
dos según el significado que proclamaban, se consideraba que la tura occidental, de la auténtica resistencia cultural, como el pro-
expresión/diálogo era una ecuación transparente. El trabajo del in- blema que quedaba por explicar y como un reto a la cultura domi-
vestigador consistía en explicar el «mensaje como discurso signi- nante que debía ser protegida a toda costa. Las investigaciones
ficativo» y luego buscar el origen de los significados en la comu- británicas sobre los medios de comunicación, de principios de los
nidad de espectadores. Escuchando y explicando el modo de años setenta, siguieron el esquema de investigación de las subcul-
expresarse de la gente, el investigador podía esperar descubrir el turas y la desviación. Comenzó con una preocupación por la re-
destino y el sentido final del «mensaje». Estas presunciones sobre presentación de las culturas y las subculturas, particularmente en
la jerarquía en la transmisión del significado producción/mensaje los medios de información (véanse Hallaran, Elliot y Murdock,
distinguía a su trabajo de la teoría de la respuesta del lector. según 1970; Cohen y Young, 1981; McQuail, 1972, partes 4,6); preocu-
la cual la comunidad es en último término la «autora» del texto. El pación que sigue siendo un importante punto de contacto entre la
experimento de los estudios culturales de la audiencia podría ha- sociología y una perspectiva hermenéutica de los estudios cultu-
ber asumido el reto de la función «de autoría» de la audiencia, pe- rales más propia del presente. En cuanto a método, vigor y orien-
ro no lo hizo. tación, estas investigaciones recordaban los comienzos de la es-
cuela de Chicago. 3 Las relaciones con el periodismo y la práctica
del periodismo surgieron de nuevo y condujeron en este caso a un
Relaciones con la subcultura y las investigaciones sobre la reportaje alternativo; una relación académica sobre qué ocurrió
desviación «realmente» y por qué (Hallaran, Elliot y Murdock, 1970, por
ejemplo), para contrarrestar el supuesto totalitarismo de las prin-
cipales fuentes de información.
Los supuestos «culturalistas» y las perspectivas que habían in-
fluido en las investigaciones sobre subcultura y desviación (Hall y Se asumió la teoría de Williams sobre la totalidad cultural, es-
pecialmente las
Jefferson, 1975) estaban unidos a las ideas del proyecto de «codi-
ficación/descodificación». Los conocimientos asumidos incluían
... percepciones antropológicas y sociológicas sobre la cultura co-
los siguientes puntos: mo un «modo de vida completo», dentro del cual un «sistema de
• que por definición, la cultura, la subcultura y las relaciones
entre ellas, consolidan la dominación hegemónica de un gru- 2. Si bien, Hebdige (1975, págs. 135-53) y Chambers (1975, págs. 157-166)
po de intereses e ideas; se centraron en la música como medio de expresión de la experiencia cultural y
• que el uso de métodos «etnográficos» es apropiado para di- subcultural (Hall y Jefferson, 1975).
chas investigaciones; 3. Atkinson (1990, pág. 28) ha apuntado que la experiencia como periodista
de Robert Park influyó en los primeros estudios de sociología en Chicago. Los in-
• que las subculturas alternativas y desviadas son objetos vestigadores británicos tenían incluso el ejemplo anterior de Henry Mayhew, pe-
apropiados para los estudios culturales; riodista y reformista del siglo XIX (Bennett, 1981).
56 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CODIFICACIÓN/DESCODIFICACIÓN 57
fuente transmisor receptor destinatario
significados» determinado no se consideraba tan sólo como esen-
cial, sino como esencialmente involucrado en todas las manifesta- c=Jf-----J>I COOÍficar rl- --...-----·1 descodificar 1 o L l- - -

ciones de la actividad social. señal señal


(Williams, 1981; pág. 13) recibida mensaje recibido

La definición de Williams incluía las «actividades intelectua-


les y artísticas» que constituyen la práctica de la cultura. Defendía
Figura 2. Emisor-mensaje-receptor (modelo de Shannon y Weaver, 1949).
la «lectura» de las prácticas subculturales como prácticas signifi-
cativas; prácticas que demuestran la relación del grupo con la cul-
tura dominante. En este sentido se asumió una postura de resis-
tencia, tanto en forma de negociación como de oposición. Las
~l cual.la ~lase y no el consumismo constituían el concepto analí-
investigaciones sobre la subcultura pretendían descubrir las rela-
tico pnnc1pal. A partir de los problemas con el concepto de emi-
ciones que estructuran «el modo de vida» de la cultura. Demostra-
sor_-mensaJ.e_-~eceptor s~ elaboró un argumento sobre cómo y por
ba la presencia activa, en los precursores del experimento de los
que la semwtica se podia encargar de la comunicación de masas,
estudios culturales de la audiencia, del «comentario social» y de la
aunque el modelo en sí mismo permaneció como sacrosanto na-
«etnografía», identificados por Tolson (1986, págs. 148-149). Co-
tural, obvio y como una cuestión de sentido común. '
mo desarrollo de las subculturas qe la desviación, el modelo de
La princi~al ~~eocupación del modelo emisor-mensaje-recep-
«codificación/descodificación» supuso un hito significativo en la
t~r de comumcacwn, es la concerniente a la precisión y la efecti-
apropiación del estructuralismo europeo por parte del culturalis-
vidad. Trata de la emisión de los mensajes, de la manera de reali-
mo británico (véase capítulo tres). Es importante tener en cuenta,
zarla con la mayor precisión y efectividad. Fiske ha señalado que
sin embargo, que el carácter particular de esta apropiación depen-
de de las preferencias y la lógica de los estudios culturales britá- el modelo original de Shannon y Weaver de 1949, (1982, pág.7),
se refería a tres niveles de análisis. El modelo de Shannon y Wea-
nicos.
ver se ocupaba de la precisión a nivel técnico, la técnica a nivel
semántico y la efectividad a nivel de los resultados. Estaba dise-
Codificación/descodificación y emisor-mensaje-receptor ñado .para localizar, detectar y diagnosticar problemas en la cons-
trucción del mensaje o distorsiones causadas por la tecnología de
Aunque el modelo de codificación/descodificación se desa- la transmisión, para animar a la evaluación de las técnicas de la
rrolló dentro de la estética marxista, adoptó una comprometida constr~c.ción d~l mensaje (cómo explicar aquello que quieres
postura frente al entonces popular modelo emisor-mensaje-recep- tra~sm1t1r con cierta claridad), y para determinar si aquello que el
tor sobre la comunicación de masas. Por un extraño capricho del emisor quería ~ransmitir había alcanzado su destino apropiada-
destino, el modelo de emisor-mensaje-receptor fue aceptado por mente (o sea, SI el receptor sería capaz de reproducir dicho men-
una gran variedad de teorías, incluida la estética materialista mar- saje).
xista. El modelo «codificación/descodificación» se hacía eco de Inmediatamente parece evidente que el modelo de «emisor-
ciertas preocupaciones habituales como el modelo «emisor-men- mensaje-receptor» es una simplificación en la práctica, del mode-
saje-receptor» y fue aceptado por estudiosos norteamericanos (De lo de Shannon y Weaver. Sigue siendo la premisa fundamental de
Fleur y Ball-Rokeach, 1975; Schramm, 1954), ingleses (Hoggart, l~s es~udios de comunicación y ha sido ampliamente aplicado en
1973a) y europeos (Eco, 1974) procedentes de corrientes diversas. SI~uacwnes de interacción interpersonal. La «fuente» y el «trans-
El propio modelo «codificación!descodificación» tradujo el con- miso~» se convirtieron en el emisor. El concepto de mensaje fue
cepto emisor-mensaje-receptor para un contexto de audiencia en ampliado para poder incluir tanto el «contenido» como la forma
i,'i • 58 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CODIFICACIÓN/DESCODIFICACIÓN 59
codificada («señal»), y el receptor incluyó tanto el «receptor» y el África. Se asumía que las interpretaciones de los medios de co-
«mensaje recibido» como el «destinatario» (o resultado). municación producidas por su «víctima», la audiencia, contribui-
Entre los problemas que Hall reconoció en el modelo de emi- rían al juicio contra los monopolios mediáticos e iniciarían una
sor-mensaje-receptor, se encontraban el de su carácter lineal, su nueva era, más justa y representativa, en la comunicación de ma-
concentración en el «nivel de intercambio de mensajes», y la falta sas. De nuevo, este punto de vista justificó la atención prestada a
de una «concepción estructurada de los diferentes momentos [de la las audiencias de clase obrera, en lugar de a las de clase media o
comunicación de masas], como una compleja estructura de rela- alta.
ciones». Pero, curiosamente, el modelo de codificación/descodifi- Por estas razones, se defendió que el estudio de los medios de
cación es una línea curva que mantiene una dimensión jerárquica; comunicación no debía concentrarse en enlazar lo que el «emisor»
los «diferentes momentos» del modelo codificación/descodifica- pretendía con lo que el «receptor» comprendía, sino que debía
ción, reproducen la cadena de emisor-mensaje-receptor; yelmo- examinar las fuerzas que entraban en juego al «producirse» el
delo trata de una variación del mensaje, de algo más limitado que «mensaje», tanto en forma de «mensaje» (codificación), como en
el propio mensaje, de hecho, del mensaje como único «discurso forma de «lectura» (descodificación). En otras palabras, se pensa-
con sentido», y a veces como ideología. ba que la «lectura» de los momentos significativos de la produc-
La última de las críticas de Hall, la idea de la comunicación de ción mediática abrirían la posibilidad de indagar en el proceso de
masas como una compleja estructura de relaciones, es la más des- hegemonía política (como por ejemplo, en el trabajo de la Glas-
tacable. Apuntaba a los fines administrativos perseguidos por el gow University Media Group; Philo, 1990). El modelo de codifi-
modelo emisor-mensaje-receptor. Hall propuso que, en lugar de cación/descodificación sugería que esta política asumida se con-
ver la comunicación de masas como un modo de conseguir unos firmaría a través de los patrones de lectura de la audiencia.
fines administrativos, tales como diseñar sistemas más rápidos y El trabajo de este investigador fue previsto, por lo tanto y
eficientes de emisión de la información, o de diseñar mensajes que principalmente, como análisis del discurso. Como se consideraba
consigan de forma más consistente que los «receptores» actúen de que la producción del discurso estaba determinada por los mo-
la manera deseada, «es a su vez posible (y útil), pensar en este mentos distintivos de la «producción-distribución-producción» y
proceso en términos de una estructura producida y mantenida me- se pensaba que este proceso de comunicación de masas era homó-
diante la articulación de momentos que están ligados pero son di- logo al «esqueleto» de la explicación marxista de la «producción
ferentes: producción, circulación, distribución/consumo, repro- de artículos de consumo», se consideraba que la comunicación de
ducción» (Hall, 1980a; pág. 128). masas era equiparable a las estructuras de producción económica
El modelo «emisor-mensaje-receptor» fue aceptado como una dentro de la sociedad capitalista. Hall utilizó esta equiparación pa-
forma de descripción, más que como una propuesta, por los estu- ra afirmar que los «mensajes» de los medios de comunicación de
diosos de la codificación/descodificación. Su aceptación del mo- masas siempre apoyan a la cultura dominante. La equiparación se
delo puso en observación a las instituciones y los personajes cali- aceptó como explicación y justificación de la operación de poder
ficados como «emisores», debido a que las suposiciones tácitas que tenía lugar en los medios. Por lo tanto, se consideró redun-
sobre la integridad del emisor y la intención podrían quedar en en- dante el estudio de la economía política de la comunicación de
tredicho por una nueva lógica, la de la audiencia. La práctica de la masas porque el control de la mente y los sentimientos de las per-
«emisión», se consideró hegemónica e ideológica por naturaleza. sonas quedaba adecuadamente explicado mediante el estudio de la
En el campo de la reproducción (recepción), se asumió que los crí- ideología. O, por el contrario, el estudio de la ideología, por defi-
menes del «emisor» serían demostrables, documentables, como la nición, desenmascararía los intereses creados en la propagación de
victimización política de Sudamérica por parte de Estados Unidos, ciertas ideas. La actividad principal consistiría en buscar la ideo-
o como los vertidos de leche en polvo por las multinacionales en logía del discurso. Algunas prácticas determinadas (entre ellas la
60 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CODIFICACIÓN/DESCODIFICACIÓN 61

codificación y a veces la descodificación) se consideraron signifi- (1987), el resultado de dicho equívoco puede inducir cambios en
cativas porque produjeron «significados y mensajes». Se pensaba la producción de «mensajes» (que son simplificados para hacerlos
que la circulación de bienes/artículos que se producía de este mo- más accesibles), así como llevar a una completa infravaloración
do, era más importante en la «forma discursiva» (Hall, 1980; pág. de la audiencia. Según Eco, la segunda falacia confunde lo que se
128) que en forma de artículo de consumo. 4 ha comprendido con lo que se puede poner en palabras. Asume
Dicha formulación de los planes de investigación tan sólo es que la gente siempre será capaz de encontrar palabras para expre-
posible si adoptamos la visión lineal y el nivel interactivo del mo- sar lo que piensan y lo que han comprendido. Asume que los es-
delo emisor-mensaje-receptor. En el nivel de lo queFiske (1982, pectadores tienen una actitud más distanciada que involucrada en
pág. 7) ha descrito como su aplicación a los «problemas de efecti- relación con los textos de los medios de comunicación.
vidad», el modelo «emisor-mensaje-receptor» permitió la sustitu- Hall rechazó asimismo la preocupación por la precisión y la
ción de la «forma discursiva del mensaje» por el propio mensaje, efectividad, pero por razones ligeramente diferentes. Comenzó
o cualquier otra forma de describir la información mediatizada. La por hacer un problema de la necesidad de «armonizar» la codifi-
versatilidad de dicho modelo ha constituido siempre la fuente de cación del emisor con la descodificación del receptor. Su idea era
su popularidad. En los casos en que, al desviar el enfoque desde la que ni la precisión de la codificación ni la eficacia de la transmi-
estructura formal del mensaje hasta su significado o ideología se sión pueden proporcionar un significado, una interpretación o una
requirió una mayor justificación teórica en la teoría literaria, se lectura determinadas. En opinión de Hall, «el valor de este punto
produjo, debido a la ignorancia de la complejidad de los debates de vista radica en que, mientras cada uno de los momentos, en ar-
literarios, un cambio de énfasis relativamente menor en la teoría ticulación, es necesario para el circuito en su conjunto, ningún
de la comunicación. Si acaso, la promoción de la forma discursiva momento determinado puede garantizar completamente el si-
del mensaje en el modelo de codificación/descodificación privile- guiente momento con el cual se articula» (Hall, 1980a; pág. 129).
gió a los «mensajes» y sus significados por encima de las estruc- La «descodificación» se consideraba un «momento distintivo»
turas de producción y las estructuras de recepción en la comunic porque en la descodificación, en la interacción de lector y texto,
cación, cuando su aplicación principal se había centrado en la estaba asegurada la reproducción de la cultura dominante. Los
terapia interpersonal o el diagnóstico administrativo. 5 otros «momentos distintivos» sugeridos por Hall son la «produc-
Como ha apuntado Eco (1974, pág. 54), dicha preocupación ción», la «circulación», y la «distribución/consumo». Cada uno de
por la efectividad, puede engendrarfalacias sobre la audiencia (el estos momentos distintivos comprendían, tanto la transformación
destinatario). De entrada, puede sugerir que si el destinatario fue- como la traducción de, por ejemplo, un suceso en una noticia, un
ra incapaz de reproducir el mensaje fielmente, entonces él o ella
reportaje de televisión en opiniones o ideas, etc. Éstos son los mo-
estarían utilizando «códigos obsoletos o imperfectos» (en otras
mentos en que el discurso es producido y reproducido, cuando vi-
palabras, habría algún problema con el «receptor»). En segundo
ve a través de aquellos que están involucrados en su producción
lugar, podría significar que la incapacidad para reproducir el men-
(en forma de programa de televisión, significado, o ambos). La
saje, implicaría que el destinatario no ha comprendido el mensaje
comunicación de masas para Hall suponía la reproducción de los
en absoluto, o que lo ha «comprendido» incorrectamente (de nue-
significados, ideas e intereses de la formación social y, en este
vo, algo le pasa al «receptor») . Como ha comentado Hartley
sentído, el «mensaje» de la comunicación de masas se problema-
tizaba y politízaba a la vez. El tratar de demostrar este proceso de
4. Mucho después, esta separación fue explicada por Fiske como consisten- reproducción, requería una investigación sobre cómo el «emisor»
te en dos economías separadas, las economías financieras y culturales de los me- o fuente, que en este caso viene a mostrar la influencia de la cul-
díos de comunicación.
5. La utilización del modelo emisor-mensaje-receptor en la psicología social tura dominante, convence a otros (gente que no necesariamente
del comportamiento behaviorista. comparte sus opiniones) de que ellos representan el sentido co-
62 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
CODIFICACIÓN/DESCODIFICACIÓN
63
mún. A su vez comprometen al investigador en una serie de mo-
n!vel de base y la producción cultural autorizada por la experien-
dos de traducción (véanse capítulos cinco y seis). Las ciencias so-
cia, Ypor la circulación y transformación de esta producción a nivel
ciales y las investigaciones sobre la cultura requeridas exigían una
de la superestructura. Como el modelo de emisor-mensaje-recep-
comprensión de la traducción en su sentido más amplio y una re-
tor, el modelo de codificación/descodificación, es unidireccional.
lación de (auto-)sacrificio de la gente investigada. En la codifica-
El aparato necesario para la producción de televisión debe existir
ción/descodificación, la influencia debía quedar demostrada por la
necesariamente antes de que pueda haber un programa como dis-
permanencia de la ideología dominante y por el modo en que in-
~urso; también debe existir un programa como discurso significa-
corporaba las ideas disidentes. Esta tarea no fue entendida en su
tivo antes de que se dé la descodificación. Tal y como está plante-
momento como un proceso de traducción cultural. 6
La ambigüedad de la codificación/descodificación resulta evi- ado el programa, no se sugiere que el «programa como discurso
dente en el resumen de Hall sobre los momentos distintivos de la "significativo"» dependa de la descodificación. El modelo no lle-
comunicación de masas (1980a, pág. 128). Afirmaba entonces que ga a la idea defendida por la teoría de la respuesta del lector, según
los momentos distintivos tenían el potencial de desafiar los prin- la c~al es e~ lector el que determina el mensaje. El programa se
cipios del concepto de emisor-mensaje-receptor y conseguir un considera discurso, el discurso de su personal de producción y el
cambio radical en la noción de «actuación» en la comunicación te- de sus experiencias reales al realizar el programa cada semana, así
levisiva (y en la comunicación en general). La consideración de la como el de su cultura en general.
emisión de mensajes como una «producción» de codificación, de La idea de que la audiencia está constituida tanto por el «emi-
la recepción de mensajes como «producción» descodificadora y sor» como por el «receptor» del mensaje televisivo, tiene que ver
del mensaje como «discurso televisivo» no estaba pensada sólo con 1~ maner~ ~n qu~, tanto la audiencia c<;>mo el personal de pro-
para desmantelar la noción de comunicación como «comprensión ~ucctó?, partl~rpanJuntos en una «estructura sociocultural y polí-
correcta» sino también para permitir que el modelo trascendiera tica mas amplia dentro de las cuales son una parte diferenciada»
las limitaciones del individualismo que lo puso en práctica. El (~all, 1~80a; pág. 129) e implica que las estructuras de produc-
modelo de Hall permitía, entre otras posibilidades, que la comuni- cron emrten un «mensaje» que necesita un lector en el cual vivir
cación se entendiera como un acto comunitario, como un acto gru- pero que por otro lado existe independientemente de dicho lector:
pal o como una manifestación cultural que se expresa a través del El lector convierte en real el texto en el discurrir de la vida coti-
trabajo y las prácticas del ocio de la gente común que vive en co- diana. El «mensaje» codificado del programa, y no el programa en
munidad. Sugería la posibilidad de pensar en la «actuación» como sí, tiene significados diferentes para audiencias diferentes. Por
«subjetividad» y «comunidad discursiva» en lugar de como indi- ejemplo, en Everyday Television (Brundson y Morley, 1978; pág.
vidualismo. Pero este reto estaba basado en la propuesta de que se 30) se demostró que un programa de Nationwide sobre parejas ca-
podía revertir la idea de emisor-mensaje-receptor; o sea, que el sadas que rehusaban tener hijos, conllevaba el «mensaje» de que
proceso de la comunicación tenía sentido desde una perspectiva el «no adaptarse al modelo nuclear de familia» plantea un «pro-
de la audiencia. Sin embargo, esta posibilidad fue destruida por el blema explícito y peligroso». La codificación trajo como resulta-
carácter unidireccional del modelo de codificación/descodifica- do un «mensaje», una postura o actitud que podría estar determi-
ción, que en este sentido rompió con la idea marxista de base-su- nada por el investigador/lector. En la descodificación, por otro
perestructura que entendía la cultura como cíclica, incluso estan- lad~, el.modelo de codificación/descodificación proponía que la
do caracterizada por las demoras entre la producción de ideas a audrencra puede elegir entre estar de acuerdo con este «mensaje»,
estar en desacuerdo o elegir una vía intermedia, dependiendo de la
6. En The Predicament ofCulture, James Clifford (1986) trata del problema política del mensaje y de la relaciones de clase de la audiencia an-
de la etnografía como la traducción cultural y sus requisitos para la colaboración te este mensaje.
y la negociación con Jos participantes (véase también capítulo 6).
64 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CODIFICACIÓN/DESCODIFICACIÓN 65

Proceso de lectura Sless (1986) propuso una explicación diferente de la lectura,


relacionada con el punto de vista de la codificación/descodifica-
El proceso de lectura (descodificación) quedó infrateorizado ción. Escribiendo desde la perspectiva de la comunicación, Sless
en la codificación/descodificación. La pertinencia y el significado prefirió retener su adhesión a la relevancia de las intenciones del
de la lectura del investigador no fue cuestionada. La lectura del emisor/autor, y sugirió que el lector construía activamente la pos-
espectador no fue interpretada. Es posible que definición de texto tura del autor para poder posicionarse a sí mismo respecto a él. En
de O'Sullivan y otros (1983, pág. 238), se considerase aceptable palabras de Sless, tanto el equipo de producción como el investi-
en aquel momento. gador están produciendo «textos de autor» (el texto deseado por el
autor) en modelo de codificación/descodificación. Sin embargo,
Texto/mensaje. A menudo estos términos se usan como si fue- aun así nos preguntamos por qué estas explicaciones sobre la in-
ran intercambiables, y se refieren a una estructura significante tención del autor deben ser más aceptables que las lecturas pro-
compuesta de signos y códigos y que es esencial para la comuni- porcionadas por los espectadores. La propuesta de Sless, según la
cación. Esta estructura se puede manifestar de modos muydiver-
cual existe un texto orientativo del autor, construido por el lec-
sos, tales como el habla, la escritura, el cine, el modo de vestir, los
tor/espectador por inducción, no resuelve la variabilidad del
coches, los gestos, etc.
(O'Sullivan y otros, 1983; pág. 238) «mensaje» del autor. Ambos textos comparados son generados por
el lector/espectador: a) la idea del espectador sobre lo que el pro-
O' Sullivan y otros no incluían la «lectura», la «descodifica- grama debería ser, y b) la explicación del lector sobre lo que el
ción» y la «interpretación» entre los conceptos clave de su defini- programa de verdad fue. Estos dos textos se transforman en el
ción de la comunicación. Entendían el texto y el mensaje como campo dentro del cual se construye el texto. Aunque Sless reem-
términos intercambiables que se «refieren a una estructura signifi- plazó el texto del investigador, lo hizo por uri concepto aún más
cante compuesta de signos y códigos». Debatieron sobre la lectura variable: la explicación del espectador sobre las intenciones del
hasta la saciedad pero nunca como un actividad significativa para autor. Tampoco estableció cómo se puede deducir el «mensaje»
el lector. El problema de esta definición de la codificación/desco- del autor, ni si éste varía según el lector. La creencia en la deter-
dificación aparece más claramente si nos preguntamos para quién minación del mensaje, en que sea predecible en función de las es-
se supone que resulta «significativo» el mensaje/texto/«programa tructuras de la producción y los marcos del conocimiento que lo
como "discurso" significativo». Obviamente no puede serlo para produjeron, sugirió su sometimiento al análisis semiótico del dis-
la audiencia. Dada la secuencia lineal del mo.delo, la audiencia curso y justificó su intervención discursiva. La creencia en el
puede interactuar con este discurso para incorporarlo al marco del «mensaje» era necesaria para poder demostrar la ideología usando
conocimiento sólo después de que se le haya considerado «sig- signos y códigos.
nificativo». Para considerarlo como «discurso significativo», el La idea del «programa como discurso "significativo"» puso en
programa tenía que haber sido producido por uno de estos dos di- juego otros conceptos importantes para la relación audiencia-tex-
ferentes grupos: el equipo de producción, el investigador acadé- to. Por ejemplo, la distinción de Barthes entre «trabajo» y «texto»,
mico, o ambos. El equipo de producción creaba la idea del pro- que apunta a la comprensión instrumental del texto utilizado en la
grama como «discurso televisivo»; el investigador lo hacía como codificación/descodificación (Barthes, 1977; págs. 155-164).
el producto ideológico de las instituciones de la televisión. Pero, Barthes idealizó «el Texto» como un nuevo campo de estudios y
cuando se entrevista a un individuo, ¿es lícito pensar que él o ella celebró su falta de determinación. Como objeto, el Texto implica-
estén hablando de alguno de estos dos «programas»? En la idea de ba un compromiso/implicación. Para Barthes, el «Texto» es plu-
la codificación/descodificación, no había lugar para el texto del ral. Está inspirado por una metáfora de la red y existe en relación
espectador. simbiótica con el lector: el placer que proporciona radica en que
66 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CODIFJCACIÓN/DESCODIFICACIÓN 67
lector y texto son inseparables. El texto se convierte en Texto, gra- curso, el visual y el auditivo» (Hall, 1980a; pág. 131). Según Hall,
cias a su relación con sus escritores/lectores. Barthes se adelantó el discurso visual de la televisión «es un signo icónico» que actúa
a la explicación de De Certeau (1984, introducción), sobre la vita- para <<naturalizar» el mensaje televisivo, para reproducir, en el es-
lidad de la lectura-escritura en la vida cotidiana. El Texto es la in- pectador, la (ilusión) de las condiciones de percepción que se están
teracción que produce la cultura. Es la vida humana. En palabras produciendo en el acto televisivo. Se hacen dos afirmaciones im-
de Barthes: portantes sobre el discurso visual de la televisión. La primero es
que los «signos visuales» son «signos codificados». Según Hall:
... el discurso sobre el Texto no debería ser otra cosa que texto, in-
vestigación, actividad textual, ya que el Texto es ese espacio social
El «Conocimiento» discursivo es el producto, no de la repre-
que no permite a ningún lenguaje situarse a salvo en el exterior, ni
sentación transparente de lo «real» en el lenguaje, sino de la arti-
a ningún sujeto de la comunicación en la posición de juez, maes-
culación del lenguaje en relaciones y condiciones reales. Por lo
tro, confesor o descodificador. La teoría del Texto puede coincidir
tanto, no hay discurso inteligible, sin la presencia de un código.
tan sólo con la práctica de la escritura.
Así, los signos icónicos son también signos codificados (incluso si
(Barthes, 1977; pág. 164)
aquí los códigos funcionan de manera diferente a los de otros sig-
nos). No hay un grado cero en el lenguaje. El naturalismo y el «re-
Desde la perspectiva de la codificación/descodificación, el alismo», la aparente fidelidad de la representación de la cosa o el
término enigmático aquí es la «actividad textual». La codifica- concepto representados, es el resultado, el efecto, de una cierta ar-
ción/descodificación la contempló desde la perspectiva de la au- ticulación específica del lenguaje en lo «real». Es el resultado de
diencia de masas, pero al hacerlo, los términos «texto» e «investi- una práctica discursiva.
gación» se distribuyeron en dos apartados separados: el «emisor» (Hall, 1980a; pág. 131-132)
y el «mensaje». La idea de Barthes acerca del «texto» se ligaba a
una equiparación con «el emisor» (o por lo menos con las «es- En segundo lugar, incluso aunque los signos visuales «parecen
tructuras de producción») y su idea sobre la dimensión de «inves- no estar construidos», el propio «naturalismo» de dichos signos
tigación» del Texto quedaba reducida al análisis, por parte del in- indica la clase de codificación que tiene lugar:
vestigador, del «mensaje como discurso significativo». Sin
embargo, debido al modo en que la semiótica se articuló en la co- Los simples signos visuales parecen haber conseguido una
dificación/descodificación, la teoría de la escritura se mezcló de «virtual universalidad» en este sentido: sin embargo la evidencia
manera ambigua con una teoría de la comunicación de masas. El dicta que incluso los códigos visuales aparentemente «naturales»
«programa como discurso "significativo"» exigía una compren- son culturalmente específicos. En cualquier caso, esto no significa
sión del texto como significante, como entidad polisémica, pero que no haya intervenido código alguno; sino más bien que los có-
digos han sido profundamente naturalizados. La operación de na-
no como «actividad textual».
turalizar códigos no revela la transparencia y «naturalidad» del
lenguaje sino la profundidad, la habituación, y la casiuniversalidad
de los códigos utilizados.
Signo televisivo - mensaje televisivo (Hall, 1980; pág. 132)
Retrospectivamente da la impresión que la descripción de Hall Los signos visuales se consideraban tanto «codificados» como
de la complejidad del signo televisivo estaba especialmente inte- «naturalizados», construidos para asegurar que lo que se ve y oye
resada en delinear los parámetros del programa televisivo como en la televisión «tiene sentido». Da la impresión de que los códi-
«obra». La propuesta de la codificación/descodificación para el gos auditivos de la televisión se han reducido al guión escrito, Jo
análisis formal del signo televisivo combinaba «dos tipos de dis- que demuestra muy poca preocupación por la diferencia entre el
68 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CODIFICACIÓN/DESCODIFICACIÓN 69

código clasificador de los sonidos y el lenguaje (véase Guiraud, el discurso: aquí, el signo está abierto a nuevas acentuaciones y, en
1975). Esta infravaloración de la contribución del sonido, los palabras de Volosinov, entra de lleno en el lucha por los significa-
efectos del sonido y la música en la construcción del discurso te- dos; la lucha de clases en el lenguaje.
levisivo, así como de la interacción entre los códigos visuales y (Hall, 1980a; pág. 133)
orales, dio lugar a un proyecto demasiado simplificado para el
análisis textual según el modelo de codificación/descodificación. La «apertura» del signo televisivo, en su nivel connotativo, re-
La falta de especificidad en la forma de utilización del término veló su importancia ideológica en la lucha de clases, lo situó en la
«código», y la elisión de los códigos verbales y no verbales, son guerra de discursos, la lucha por el corazón y la mente de las per-
algunos de los puntos débiles de este modelo. Además, y lo que es sonas y justificó que se postulara como un objeto de estudio apro-
más importante, al referirse al programa de televisión como piado.
«obra» en lugar de «texto», se ponía en peligro el placer del texto; Antes he sugerido que el modelo de codificación/descodifica-
razón por la cual, quizá, tantos proyectos· del «experimento de los ción era tanto prescriptivo como metodológico y que con relación
estudios culturales de la audiencia» trataron de recuperar el «pla- al método el modelo resultaba problemático. El signo televisivo
cer textual» en el diseño de sus investigaciones. era entendido como algo complejo, construido con códigos visua-
Se creía que el signo televisivo adquiría su valor ideológico les y verbales. Sin embargo, en términos pragmáticos, se propor-
completo al nivel de la connotación: «Parece estar abierto a la ar- cionaba muy poca orientación sobre qué podemos considerar como
ticulación con discursos y significados ideológicos más amplio~» «signo televisivo». Podría ser un programa, un episodio de un pro-
(1980a, pág. 133). Aunque se estaba convencido de que el signo grama, un segmento dentro de un programa, o la programación
televisivo estaba «estructurado en la dominación», representando completa de la tarde. Se podría considerar cualquiera de estos ca-
así los intereses del orden cultural dominante, se pensaba que era sos. Es cierto que podríamos decir que la elección del signo es al-
mediante la connotación como se conseguía la conexión con «el go que incumbe exclusivamente al investigador, pero el problema
amplio universo de la ideología en una sociedad» y que el signo se metodológico no desaparece con este juego de malabares: El texto
convertía en «discurso con significado». En otras palabras, se con- verbal de un programa de televisión puede ser transcrito, copiado,
sideraba que el signo televisivo estaba construido en la ideología estudiado y analizado, puede ser tratado como un texto escrito, pe-
«dominante» al nivel de la denotación. El texto televisivo popular ro el texto visual no puede ser reducido a una serie de fotografías
era un texto «cerrado», en el sentido sugerido por Eco (1979, pág. instantáneas. El texto verbal y el visual comparten pocas equiva-
8),7 ya que a nivel denotativo parece directo, «natural», común; lencias analíticas, pero están relacionados simbióticamente como
aunque trabaja con el «proyecto abierto del lector» ... Al nivel de lo están la audiencia y el texto. Como el cine, el texto televisivo vi-
la connotación, el texto estaba «abierto», al alcance de todos, co- ve tan sólo en el momento/ los momentos de su emisión (o visuali-
mo un lugar en el que proyectar lo personal como interacción con zación). El signo televisivo posee tal grado de complejidad visual
lo genérico. Dicha «apertura» de la connotación, es bastante sig- que parece extremadamente inadecuado utilizar el método de aná-
nificativa, ya que: lisis del signo a través de sus códigos verbales y visuales, y de la
operación de códigos mediante un estudio de la denotación y con-
es en el nivel connotativo del signo, donde las ideologías situacio- notación de los signos,. Parecía que se hacía necesario establecer
nales alteran y transforman la significación. A este nivel podemos un «metacódigo» capaz de relacionar los códigos visuales y verba-
ver con claridad la intervención activa de las ideologías en y sobre les, o incluso un código «audiovisual». Pero entonces, el problema
era que, como ha sugerido Comer (1980), los conceptos de «signo»
7. Menciona que Fiske (1982, págs. 85-86) utiliza el término <<texto cerra-
y «código» se utilizaban de manera inapropiada y que se les exigía
do>> de manera diferente, refiriéndose directamente a lo que Eco define como el más trabajo del que les correspondía. Ahora parece que el «códi-
<<proyeco del lector>>. go» ha: sido sustituido por el «discurso» como manera de trazar el
70 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CODIFICACIÓN/DESCODIFICACIÓN 71

pensamiento ideológico. En este sentido es interesante que Brund- un contexto más amplio que el de los medios de comunicación y
son y Morley (1978) pensaran que no tenían más remedio que ig- sus mensajes), fue sustituido por el modelo consumista, más apro-
norar los códigos visuales de Nationwide y analizaran tan sólo sus piado para el punto de vista administrativo. No se analizaba la sig-
códigos verbales. En definitiva, la viabilidad general del modelo nificación política y nacional del modelo consumista. Por el con-
codificación/descodificación quedó muy restringida a causa de una trario, Eco trataba de trasladar el modelo a un contexto político
definición del texto muy limitada y generalmente ignorada por las europeo más familiar; el de la lucha de clases. El consumismo es
investigaciones subsiguientes. un régimen que está al alcance de los empleados y de los ricos, pe-
ro ignora a aquellos alienados por su falta de poder adquisitivo.
Era como si el consumismo pudiera tener sentido dentro del con-
La variabilidad de la interpretación texto europeo sólo dentro de una estructura de clases europea.

La diferencia entre la codificación/descodificación y el mode-


lo «emisor-mensaje-receptor», fue expuesta en la explicación de El papel del investigador
Eco (1986b) sobre la «variabilidad en la interpretación del mensa-
je televisivo»: El desarrollo del punto de vista de la descodificación, trastocó
el papel del investigador, al suponer que había un compromiso de
El universo de la comunicación de masas está lleno de estas autorreflexión en relación con la diferencia cultural entre el in-
interpretaciones discordantes; yo diría que la variabilidad de la in- vestigador y el investigado. Si se aceptaba que la variabilidad de
terpretación es una constante en la comunicación de masas. Los la interpretación existía, la diferencia cultural podía ser aceptada
mensajes surgen de una fuente y tienen como destino diversas si- como un indicador, no de la estupidez o de ignorancia por parte de
tuaciones sociológicas, donde operan varios códigos. Para un em- la audiencia, sino de la diversidad. En los primeros años, el inves-
pleado de banca milanés, un anuncio de neveras en la tele repre-
tigador se arrogaba un papel bastante paternalista, normalmente
senta un estímulo para comprar, pero para un campesino en
Calabria, esta misma imagen representa la confirmación de un (Willis, 1978), pero no siempre (Hebdige, 1979 en su idea de la in-
mundo de prosperidad que no le pertenece y que debe tratar de vestigación como bricolaje), respecto a los supuestos intereses de
conquistar. Por eso creo que los anuncios de televisión en los paí- la subcultura en mente. Pero se pedía y se pide más que eso. Los
ses pobres actúan como un mensaje revolucionario. participantes en una investigación pueden llegar a tolerar a un in-
(Eco, 1986b;pág. 141) vestigador paternalista, ya que acceden debido a una comprensión
intuitiva de la importancia estratégica del proyecto. Sin embargo,
El énfasis en la «variabilidad de la interpretación» en la obra a un investigador con cierta sensibilidad, le puede parecer com-
de Eco, difería radicalmente de la perspectiva planteada por el pletamente intolerable la situación de la investigación (véase Wal-
modelo de emisor-mensaje-receptor en el mismo momento de su kerdine, 1986). La iniciativa etnográfica de la codificación /des-
afirmación. Frente al punto de vista de la codificación/descodifi- codificación, exigía un acercamiento transcultural a los estudios
cación, Eco había colocado el punto de mira sobre la cadena de la de audiencia; un imperativo que no fue plenamente comprendido
comunicación, pero siempre vista desde la perspectiva del «recep- en su momento. Una iniciativa etnográfica capaz de salvar la dis-
tor>>. Reconoció que para la labor interpretativa de la descodifica- tancia entre la cultura del investigador y la de la audiencia, nece-
ción eran fundamentales la «situación sociológica específica» del sita de informantes y colaboradores y exige una negociación acer-
«receptor», el contexto de la recepción y su relevancia cultural. ca de las ideas discutidas y descritas.
Como he señalado en el primer capítulo, el modelo en el que el re- Éste es el lado oscuro, el difícil terreno que encontramos al
ceptor es activo y protagonista (que está situado políticamente en acercarnos al tema de la recepción desde la perspectiva de la au-
EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS 73
72 CODIFICACIÓN/DESCODIFJCACIÓN

diencia. En la formulación del viejo modelo del emisor-mensaje- Aunque acepto que la conceptualización de Parkin justificase la
receptor, el investigador ocupaba una serie limitada ~e papeles in- idea de una estructuración discursiva de la audiencia, creo que la
finitamente más cómodos. Si el investigador se hubiera pregunta- artificialidad de dicha apropiación, limitaba de hecho la posibili-
do por la capacidad tecnológic~ de ~a cad~na. de co~unicación, el dad de una teoría de la estructuración.
«emison> y el «receptor» habnan stdo maqumas, ~m.entras que ~a El argumento de Parkin consistía en que, mientras que el sis-
codificación y la descodificación habrían sido actlvtdades meca- tema de valores dominante encuentra simpatizantes en toda la es-
nicas. y la actividad de las máquinas se hubiera podido probar tructura social, los sistemas de valores subordinados y radicales se
medir y observar mediante el output. Sin embargo, siempre se asu- originan respectivamente en comunidades de clase obrera y en las
mió una identificación, a nivel semántico, entre el «emisor» Y el bases de partido político, en definitiva en la clase subordinada. Si-
investigador. Se pensaba que el investigador era el empleado o el guiendo a Parkin, resultaría que la localización social es, por lo
aliado del emisor, alguien que explicaba lo bueno y lo malo del tanto, un amplio indicador sólo de la posición en la que se en-
mensaje, consultando con los receptores. En el desarrollo d~ lar~­ cuentran los simpatizantes de los sistemas de significados subor-
cepción, el investigador se identificaba con el «receptor» (I~entl-. dinados y radicales, dentro de la estructura social. Parkin puso de
ficación invalidada desgraciadamente, no tanto por la práctica de manifiesto que la clase y otras variables demográficas no garanti-
la investigación como por el análisis). En algún mome~t~, el in- zaban la fidelidad a ciertos sistemas de significados, ya que los
vestigador tiene que escribir, pronunciarse, hablar Y. defmu, cate- miembros de las clases subordinadas se adhieren generalmente al
gorizar y delimitar al otro, el investigado. Para estudwsos qu~, ~~­ sistema de valores dominante, ante el cual construyen sus propias
mo Buckingham y Tulloch, se habían formado en ~1 anahs~s interpretaciones de deferenci~,t o aspiración para poder aligerar e~
literario y la sociología de la cultura, resultaba atractivo asumu peso de sus estatus de subordinación respecto al mismo. Clara-
una identidad entre el investigador y el investigado porque se con- mente para Parkin, los tres sistemas de valores se deben tanto a
sideraba que la crítica y la lectura eran la misma co~a. Pero en el una sabiduría social compartida como a una serie de discursos que
contexto de la crítica literaria, la lectura no se constderaba parte compiten dentro de la formación social. Mientras los «sistemas de
del modelo emisor-mensaje-receptor. El problema del papel del valores» de Parkin están determinados por la estructura social, su
investigador en el experimento de los estudios culturales de la au- descripción de la adhesión a los mismos, sugería una libertad de
diencia aparece y reaparece como una cuestión teórica y metodo- elección, en el plano político, coherente con las definiciones con-
lógica importante. . . sumistas del individuo. En otras palabras, Parkin trabajaba con
Aun reconociendo que la audiencia, ya estructurada discurst- una definición del sujeto histórico que es individualista en lugar
vamente, contribuía a la investigación sobre la propia audiencia Y de culturalista. Para Parkin, los «individuos» eligen libremente
sus actividades discursivas, sería preciso cuestionarse esta estruc- entre una serie de discursos existentes, sobre la base de unos de-
turación. Hall sugirió la relación entre tres códigos de recepción: seos y aspiraciones. Suponía que la elección se hacía de manera
los códigos dominantes, los negociados y los de oposici?n. Estas «racional», tras un análisis pormenorizado de los datos disponi-
posiciones se originaron en la propuesta de Frank Park1~ (1971; bles, en lugar de como una expresión de los posicionamientos so-
págs. 79-102), según la cual los sistemas de valores domman~~s, cioculturales.- La elección sería entonces el resultado de una con-
subordinados y radicales explican que se produzca la aceptacwn sideración «lógica» del interés personal. Esta teoría no era una
de la desigualdad de clases, en las sociedades occidenta~es, por teoría del discurso, sino de unos valores políticos y una toma de
aparte de los padecen sus efectos negativos. Hall, ~n cambt,o, ~ue­ decisiones y, en concreto, era una teoría sobre los límites de dicha
ría saber por qué la gente acepta como algo de sentido comun, Ide- toma de decisiones. En palabras de Parkin, el «individuo sobera-
as y significados que son claramente ajenos a sus intere~e~. ~stos no del capitalismo» (véase Abercrombie y otros, 1986), libre, ac-
proyectos están relacionados pero no son en absoluto Identicos. tivo, racional, independiente y de sexo masculino, elige entre di-
74 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CODIFICACIÓN/DESCODIFICACIÓN
75

versas interpretaciones del mundo. Los «individuos» en el sentido de te.l~visión. Incluía, además, las estructuras de producción y re-
de Parkin, no estaban estructurados discursivamente. Eran ciuda- cepcwn, no como metas de investigación separadas y aisladas, si-
danos ejerciendo su derecho a actuar junto a su propia clase o con- no c~mo dimensiones integrales de un determinado proyecto. Se
tra ella. consideraba que el programa de televisión era donde tenía lugar
La apropiación de Parkin por parte de Hall, amenazaba con ~na «conversacióM social y política dotada de sentido. Con esta
hacernos retroceder el terreno que se había avanzado en la formu- I~ea, s.uperamos la noción de los «efectos}}, para conseguir una vi-
lación de la relación entre discursos y subjetividad, así como de la Sión dif~re?te sobre la comunicación de masa; una visión preocu-
relación de las personas con su cultura. Los «sistemas de valores» pada pnncipalmente por el cuestionamiento del significado, y en
de Parkin, las racionalizaciones producidas para e,xplicar la desi- concreto el conflict~ político. Como sugirió Tolson, el programa
gualdad social justificada por los principales partidos políticos, se co~struye una narrativa de la «cultura en crisis}}, demostrada en un
transformaron en posiciones de descodificación para el mensaje «discurso. sobre. el comentario sociah} (Tolson, 1986; pág. 148). El
televisivo considerado como «discurso con significado». Se de- papel del mvestigador, por el que se aboga implícitamente, sería el
fendía la idea de que la posición hegemónica dominante, operaba de comentador o enviado especial.
a través del código dominante, mientras que la posición negocia-
da operaba a través del código negociado, etc. Si bien esta formu-
lación podría haber funcionado para demostrar que no existe una
correspondencia necesaria entre la codificación y la descodifica-
ción, planteaba una serie de problemas, tales como qué se quería
decir con el término «código» (véase Comer, 1980), y en qué es-
tos códigos de «audiencia» se diferenciaban de aquellos de los del
signo televisivo. Las relaciones entre «códigos», «discursos» y
«lenguaje}} eran especialmente confusas y, desde el punto de vista
metodológico, estaban poco especificadas en el modelo y en el en-
sayo que las explicó. Sin embargo, al sugerir que las audiencias ya
estaban de hecho estructuradas por la dominación, y que estaban
situadas en relación con el discurso significante de los media se-
gún la posición social y la experiencia de la práctica social, se
creó la posibilidad de investigar a las audiencias como formacio-
nes discursivas. Se cuestionaba la relevancia del «individuo}} para
las investigaciones sobre la audiencia en los estudios culturales.
El trabajo de Hall sobre la «descodificacióM, nos permitió con-
ceptualizar a las audiencias como comunidades existentes dentro
de formaciones sociales/discursivas, y que «hablam} de sus expe-
riencias, incluyendo su experiencia con los medios de comunica-
ción, desde este posicionamiento.
El modelo de codificación/descodificación, sugería un modo
de investigar la ideología de la audiencia, proponiendo que la au-
diencia ya está de hecho «estructurada por el discursm}. Este mo-
delo estableció un plan que pretendía ir más allá de los programas
3. Conceptos clave y puntos de acuerdo alternativos

El problema que propone la teoría althusseriana sobre el con-


cepto del arte es el siguiente: ¿cuál es la relación entre la práctica
estética y la ideológica? O, más concretamente, ¿cuál es el con-
cepto del arte en la teoría del materialismo histórico?
(Sprinker, 1987; pág. 269)

La innovación de Althusser y su ruptura con una estética clá-


sica de la representación, consiste en argumentar que la base para
la identificación y el comportamiento afectivo en las audiencias,
no es principalmente psicológica, sino social e ideológica.
(Sprinker, 1987; págs. 279-280)

El trabajo de Stuart Hall, «Cultural studies: two paradigms»


(Hall, 1980b ), ofrece un útil repaso sobre los conceptos clave y los
«puntos de acuerdo alternativos» sobre los que se discutía en este
EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 79

t- .A búsqueda de una «nueva investigación sivas que la gente encuentra como parte de la experiencia metro-
0
~ ,ápítulo, se tomará en consideración la de- politana contemporánea. Los artículos que definían esta postura,
,a de un campo de estudios emergente, los es- como el citado «dos paradigmas», constituyen ahora un modelo
.itánicos. Algunos aspectos de la filosofía de su para el desarrollo contextualizado de las investigaciones .
• 1 sido abordados por otros (Hardt, 1992; Gross-
Ai intención es centrarme en las consecuencias de las
.es teóricas de Hall acerca de la iniciativa de los estu- Un consenso colonizador
.urales sobre la audiencia, porque los investigadores (a di-
.;ia de los teóricos) se encuentran a menudo atrapados en una En 1980, Stuart Hall publicó un trabajo determinante sobre los
~raña de compromisos construida en la intersección entre las in- estudios culturales británicos llamado «Estudios culturales: dos
.enciones filosóficas y la exigencia pragmática de trabajar con paradigmas» (1980b) que exploraba el desarrollo de los estudios
personas reales en el contexto de las investigaciones. En el caso de culturales (británicos) desde su aparición a mediados de los cin-
las investigaciones sobre la audiencia en el ámbito de los estudios cuenta en la obra de Hoggart, Williams y Thompson, a través de
culturales, esta relación se intensificaba porque las exigencias su relación con los «estructuralismos» europeos, hasta un acerca-
pragmáticas de investigar a las personas se combinaban con los miento «Óptimo» a los estudios culturales en los años ochenta.
problemas teóricos generados por la televisión como texto. Des-
graciadamente, no fue una de las características de su investiga- He dicho lo suficiente como para indicar que, en mi opinión,
ción el adquirir un compromiso directo con una teoría textual que la corriente de los estudios culturales que ha tratado de evolucio-
fuera relevante para el texto televisivo. Como era habitual en esa nar a partir de los elementos más interesantes en el campo estruc-
época, Hall ignoró la cuestión en su artículo sobre los «dos para- turalista y culturalista y a partir de algunos de los conceptos ela-
borados en la obra de Gramsci, cumple aproximadamente con los
digmas». Se consideraba que la semiótica era capaz de rescatar la requisitos necesarios para una nueva área de estudios.
intencionalidad ideológica de los textos. Como resultado, se per- (Hall, 1980b; pág. 72)
dió la oportunidad de reconocer la importancia que habían tenido
anteriores estudios culturales sobre la audiencia que trabajaban Este artículo ofrecía consejos sobre cómo comprender el aba-
con la realpolitik textual. nico de ideas y teorías que se barajaban en este campo. En este
Como las definiciones y los esbozos de un determinado cam- sentido, resultaba bastante ejemplar y conviene reconsiderarlo
po tienen una gran influencia en la estructuración de las investi- ahora que su «momento» está pasando y se desarrollan nuevas
gaciones, la falta de atención a los problemas de la «textualidad» tendencias.
en la definición de los estudios culturales dejó el camino libre pa- Curiosamente, no se mencionan las corrientes académicas
ra una experimentación «textual». No se podría decir lo mismo de norteamericanas en este artículo. Quizá se considerasen irrelevan-
la aparente confusión entre conceptos relacionados, tales como el tes para la aparición de lo que en Gran Bretaña se percibía como
discurso y la ideología. Como veremos, el rechazo al implícito an- la consolidación de la tradición de los estudios culturales. A lo
tifundacionalismo de las arqueologías del conocimiento de Fou- mejor constituían «el otro» frente al cual la corriente angloeuro-
cault, y la preferencia expresada por una certidumbre «althusse- pea se definía a sí misma. Quizás la evolución en la identidad bri-
riana» respecto a la idea del bien y el mal, lo correcto y lo tánica de poder imperial a miembro de la Comunidad Europea se
incorrecto, las primeras definiciones de los estudios culturales bri- refleja en lo limitado del plan de trabajo esbozado por el artículo,
tánicos, reafirmaron una idea inamovible de la persona. Una idea que no deja lugar para registrar la intensidad de las relaciones que
basada en las diferencias de clase, que no conseguía anticipar la existen entre los académicos europeos y norteamericanos. Ade-
fluidez, variabilidad y amplitud de miras de las relaciones discur- más, quizás la ausencia en este artículo de los puntos de vista co-
78 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 79

campo, cuando comenzó la búsqueda de una «nueva investigación sivas que la gente encuentra como parte de la experiencia metro-
de audiencia». En este capítulo, se tomará en consideración la de- politana contemporánea. Los artículos que definían esta postura,
finición de Hall acerca de un campo de estudios emergente, los es- como el citado «dos paradigmas», constituyen ahora un modelo
tudios culturales británicos. Algunos aspectos de la filosofía de su para el desarrollo contextualizado de las investigaciones.
explicación, han sido abordados por otros (Hardt, 1992; Gross-
berg, 1988). Mi intención es centrarme en las consecuencias de las
evaluaciones teóricas de Hall acerca de la iniciativa de los estu- Un consenso colonizador
dios culturales sobre la audiencia, porque los investigadores (a di-
ferencia de los teóricos) se encuentran a menudo atrapados en una En 1980, Stuart Hall publicó un trabajo determinante sobre los
maraña de compromisos construida en la intersección entre las in- estudios culturales británicos llamado «Estudios culturales: dos
tenciones filosóficas y la exigencia pragmática de trabajar con paradigmas» (1980b) que exploraba el desarrollo de los estudios
personas reales en el contexto de las investigaciones. En el caso de culturales (británicos) desde su aparición a mediados de los cin-
las investigaciones sobre la audiencia en el ámbito de los estudios cuenta en la obra de Hoggart, Williams y Thompson, a través de
culturales, esta relación se intensificaba porque las exigencias su relación con los «estructuralismos» europeos, hasta un acerca-
pragmáticas de investigar a las personas se combinaban con los miento «óptimo» a los estudios culturales en los años ochenta.
problemas teóricos generados por la televisión como texto. Des-
graciadamente, no fue una de las características de su investiga- He dicho lo suficiente como para indicar que, en mi opinión,
ción el adquirir un compromiso directo con una teoría textual que la corriente de los estudios culturales que ha tratado de evolucio-
fuera relevante para el texto televisivo. Como era habitual en esa nar a partir de los elementos más interesantes en el campo estruc-
época, Hall ignoró la cuestión en su artículo sobre los «dos para- turalista y culturalista y a partir de algunos de los conceptos ela-
borados en la obra de Gramsci, cumple aproximadamente con los
digmas». Se consideraba que la semiótica era capaz de rescatar la
requisitos necesarios para una nueva área de estudios.
intencionalidad ideológica de los textos. Como resultado, se per- (Hall, 1980b; pág. 72)
dió la oportunidad de reconocer la importancia que habían tenido
anteriores estudios culturales sobre la audiencia que trabajaban Este artículo ofrecía consejos sobre cómo comprender el aba-
con la realpolitik textual. nico de ideas y teorías que se barajaban en este campo. En este
Como las definiciones y los esbozos de un determinado cam- sentido, resultaba bastante ejemplar y conviene reconsiderarlo
po tienen una gran influencia en la estructuración de las investi- ahora que su «momento» está pasando y se desarrollan nuevas
gaciones, la falta de atención a los problemas de la «textualidad» tendencias.
en la definición de los estudios culturales dejó el camino libre pa- Curiosamente, no se mencionan las corrientes académicas
ra una experimentación «textual». No se podría decir lo mismo de norteamericanas en este artículo. Quizá se considerasen irrelevan-
la aparente confusión entre conceptos relacionados, tales como el tes para la aparición de lo que en Gran Bretaña se percibía como
discurso y la ideología. Como veremos, el rechazo al implícito an- la consolidación de la tradición de los estudios culturales. A lo
tifundacionalismo de las arqueologías del conocimiento de Fou- mejor constituían «el otro» frente al cual la corriente angloeuro-
cault, y la preferencia expresada por una certidumbre «althusse- pea se definía a sí misma. Quizás la evolución en la identidad bri-
riana» respecto a la idea del bien y el mal, lo correcto y lo tánica de poder imperial a miembro de la Comunidad Europea se
incorrecto, las primeras definiciones de los estudios culturales bri- refleja en lo limitado del plan de trabajo esbozado por el artículo,
tánicos, reafirmaron una idea inamovible de la persona. Una idea que no deja lugar para registrar la intensidad de las relaciones que
basada en las diferencias de clase, que no conseguía anticipar la existen entre los académicos europeos y norteamericanos. Ade-
fluidez, variabilidad y amplitud de miras de las relaciones discur- más, quizás la ausencia en este artículo de los puntos de vista co-
80 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 81

lonial y feminista, deberían alertarnos sobre la complejidad de los ba, pero en el fondo rechazaba, la brillantez de la perspectiva
cambios que conformaban la Gran Bretaña thatcheriana en su pri- francesa. 1 El rechazo de Foucault eludía así la necesidad de leer
mer momento. Al aumentar la inmigración proveniente de las an- la filosofía francesa o de explorar sus intuiciones más difíciles
tiguas colonias, y a medida que el gobierno británico comenzaba pero más interesantes a la vez. El artículo de los «dos paradig-
a retirar a las antiguas colonias las pocas ventajas en materia de mas» estableció un espacio común angloeuropeo y estableció
comercio e inmigración, comenzaron a notarse las consecuencias ciertos «puntos de acuerdo alternativos», por exclusión, tales co-
de reconsiderar la identidad británica en el contexto de su perte- mo el psicoanálisis lacaniano (y sus desarrollos estéticos y femi-
nencia a la Comunidad Europea. En este contexto, los estudios nistas), la economía política de los media y el antifundacionalis-
culturales británicos tenían un carácter imperialista; como un últi- mo de Foucault.
mo intento quizás de construir un imperio académico en el nuevo Al releer el artículo de los «dos paradigmas» en los años no-
mundo antes de que entrase en vigor una nueva solidaridad euro- venta, resulta sorprendente que se defendieran dichas exclusiones.
pea con un modelo diferente de «Nuevo orden mundial». A medi- La «razón» de las exclusiones se basaba en la aceptación de un
da que el desarrollo de nuevas disciplinas académicas comenzó a plan de trabajo más amplio para los estudios culturales: el estudio
quedar restringido en Gran Bretaña por el impacto del racionalis- de la cultura y la ideología. En los años noventa, éste parece un
mo económico thatcheriano en la educación universitaria, varios plan demasiado restringido, especialmente si consideramos que se
académicos británicos hicieron las maletas y se trasladaron a Aus- basaba en atribuir una absoluta credibilidad a Althusser y a
tralia a principios de los ochenta y a Estados Unidos a mediados y Gramsci. Se podría argumentar que las perspectivas teóricas de-
finales de esa década (véase Turner, 1993; Introducción). En este fendidas ya se habían agotado en el momento en que Hall estaba
contexto, los nuevos estudios culturales británicos se convirtieron escribiendo su artículo y que requerían un desarrollo como el de
en el producto académico del momento para estudiosos del Nuevo los estudios culturales brítánicos, gracias al cual poder evolucio-
Mundo como yo misma. A artículos tales como «Encoding/deco- nar. Por otro lado, las exclusiones recomendadas en la agenda de
ding» y «Cultural studies: two paradigms», se les atribuyó sor- . los «dos paradigmas», cerró precozmente el desarrollo de los es-
prendentemente una autoridad casi de definición. Las ideas pro- tudios de audiencia en el marco de los estudios culturales, frente a
puestas en estos artículos se convirtieron en maneras de describir las intuiciones teóricas provenientes de la obra de Foucault (o crí-
qué cosas debían o no ser incluidas en este último canon. Vinieron ticas con la misma), la nueva teoría feminista y literaria o ideas
a formar parte de una disciplina académica frente a la cual, como nuevas de otras disciplinas tales como la antropología, la arqueo-
logía o la historia.
ha descrito Turner, los estudios australianos (y de otras antiguas
colonias) debían hacer el esfuerzo de definirse.
Mientras que el concepto de codificación/descodificación
El culturalismo
constituía un intento de «pensar tanto en la especificidad de las
prácticas diferentes y en las formas de la unidad articulada que
Los conceptos clave que influyeron en la apropiación de los
constituyen» (Hall, 1980b; pág. 72), el artículo de los «dos para-
«dos paradigmas», por parte de los estudios culturales británicos,
digmas» establecía criterios para aceptar o rechazar las ideas «eu-
son aquellos que aceleraban el reconocimiento del carácter central
ropeas». Tiene gran importancia como un trabajo de apropiación
y diseño teórico ya que, al ser leído en el nuevo mundo, se con-
virtió en una herramienta para atemperar el entusiasmo naciente l. En Australia, especialmente en la obra de Meaghan Morris, Elizabeth Grosz,
por el trabajo de filósofos franceses tales como Foucault y Derri- Terry Threadgold y muchas otras investigadoras, la importancia de (y la preferen-
cia por) la filosofía cultural francesa era manifiesta, aunque era generalmente ig-
da. Sirvió_asimismo para reafirmar la dominación británica (y, norada por los académicos de sexo masculino que no querían entrar a discutir los
curiosamente, masculina), que estaba en cuestión, y que acepta- difíciles temas planteados por el feminismo y el psicoanálisis.
EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 83
82

de la cultura, 2 el reconocimiento de la densidad definitoria del tér- lugar de una información o una explicación sobre un novelista.
mino, y una creciente sofisticación en las técnicas de investiga- Los estudios culturales británicos asumieron y desarrollaron una
ción técnica, asociadas con dicha definición. Al popularizar el tra- sociología de la cultura llevados por la intención de explicar el
bajo de Hoggart y Williams, Hall se aseguró de que sus ideas texto literario.
sobre los procesos culturales fueran compartidas por una nueva En el culturalismo, por lo tanto, la cultura tenía que demos-
generación de académicos. La nueva perspectiva cuestionaba las trarse mediante la «experiencia», igual que la «experiencia» se de-
ideas tradicionales sobre la «comunicación» como intención y mostraba en formas culturales tales como la novela. Desde dicha
añadía una nueva dimensión expresiva. perspectiva, la observación etnográfica puede considerarse un in-
Resulta «tentador, pero excesivo», en palabras de Andrew grediente esencial en la empresa culturalista, no sólo como auten-
Tolson, detectar algo similar al estudio de la novela realista clási- tificación, sino, y lo que es más importante, como documentación.
ca en el proyecto culturalista, especialmente en aquellos ejemplos Además, como apuntó Hall, Williams de hecho abolió cualquier
que utilizan la etnografía y se centran en las crisis culturales (Tal- posible distinción entre «cultura» y «no cultura», mediante su in-
son, 1986; pág. 150). Parece claro que en el proyecto culturalista, terpretación de la experiencia como «práctica general, material y
la manifestación cultural prot9típica estudiada era la novela. En la real» (Hall, 1980b; pág. 63), incrementando así la gama de mate-
obra de Williams, por ejemplo, se establecen una serie de defini- rial relevante para la explicación de las diversas fuerzas en juego
ciones de la cultura, para contribuir a su proyecto de explicar la en una novela. Quizá, como Hunter (1993, págs. 144-145) ha ar-
importancia y la historia de la novela. 3 Una de las características gumentado, dicha dialéctica cultura-naturaleza es una generaliza-
de la obra de Williams es su interdisciplinariedad, combinando la ción innecesariamente amplia para la no excesivamente loable ta-
sociología con la teoría literaria y viceversa, para producir una so- rea de menospreciar la postura del crítico cultural como la de un
ciología de la cultura. Williams identificó la comunidad en el tex- «intelectual» omnisciente, que examina las tendencias contempo-
to y analizó la literatura para aportar un comentario social, sobre ráneas y pronuncia su significado. Según Hall, sin embargo, el
la realidad orgánica de la vida cotidiana, pero también para expli- culturalismo proponía que «la experiencia es el terreno de «lo vi-
car la calidad de la vida cotidiana a base de los textos que ésta pro- vido», donde se cruzan la conciencia y las condiciones, mientras
duce. Con el término «culturalismo», en la versión de Williams y que el estructuralismo insistía en que la «experiencia>> no podía,
Hoggart, se reconocía la importancia que tienen la cultura y la ex- por definición, ser la base de nada» (1980b, pág. 66). Para que la
periencia como explicaciones de las formas culturales, y de las di- «experiencia» sea significativa, tiene que ser vivida «en y a través
mensiones culturales de la reproducción social. Según la descrip- de las categorías, clasificaciones y marcos de la cultura». En otras
ción de Williams, el culturalismo es un término utilizado para palabras, se consideraba que la «experiencia» era el lugar donde
«indicar un contraste metodológico con el estructuralismo en el se cruzaban la cultura y la naturaleza. Era el «test» de la cultura;
análisis social» (Williams, 1985a; pág. 93). Este contraste meto- el lugar donde las categorías, las clasificaciones y los marcos cul-
dológico se demuestra claramente en el importante papel asigna- turales se ponían en juego, en relación con la naturaleza. En este
do a la «experiencia» en las explicaciones culturales. Cada una, es limitado sentido, la vida cotidiana era un fenómeno «natural». La
una evocación de la experiencia vivida por un sujeto histórico, en vida cotidiana era «naturaleza», pero el proceso que la definía era
la «cultura».
2. Para Hunter (1993), esta definición de cultura resultaba demasiado amplia Hall valoraba el paradigma «culturalista» por su reconoci-
y debía ser limitada, ya que la cultura debe ser algo más concreto que no sencilla- miento del papel de la «cultura» en las transformaciones históri-
mente «todo>>; para que pueda tener algún contenido. cas, de que el mundo de la cultura no está separado de la vida co-
3. Véase, por ejemplo, el argumento de Williams (1984), sobre el modo en
tidiana y el mundo del trabajo en una sociedad, como planteaban
que los cambios en la naturaleza de la «comunidad conocible>> cambiaron la natu-
raleza de la obra del novelista. las definiciones elitistas, sino que está integral y vitalmente co-
84 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 85
nectado a la misma. Dicha postura exigía tanto un acercamiento de ser», una dimensión de la vida cotidiana, como la hora del té o
contextua! a la producción cultural como el compromiso de estu- la hora de dormir; casi como parte del «orden desnaturalizado» de
diar las relaciones de producción «activamente, viendo toda acti- la vida cotidiana.
vidad como una manifestación particular y contemporánea de la El énfasis en el «sentido de totalidad cultural», entendido co-
energía humana» (1980b, pág. 59). Entonces, la cultura se conver- mo una evocación viva de la formación social, vivida y demostra-
tía en un «proceso social» y el estudio de la cultura implicaba por da en la praxis social, era otro concepto del culturalismo británi-
lo tanto captar «cómo las interacciones entre todas estas prácticas co. Había una visión de la cultura como desarrollo perpetuo: como
y modelos se viven y experimentan en conjunto, en cualquier pe- un desarrollo que crea distinciones, residuos y diferencias, y lue-
ríodo concreto» (1980b, pág. 60). go incorporando y reincorporando los restos y reproduciéndose a
Entre los objetos del estudio cultural se incluían las investiga- sí mismo (y a los nuevos «otros») de nuevo. Esta «totalidad cultu-
ciones sobre la «estructura del sentimiento», la dimensión de la ral» se imagina como un vértice orgánico continuamente autoper-
experiencia de las estructuras de relaciones que constituyen el petuado, consumiendo nuevas ideas y excretando residuos en el
conjunto social. En relación a las investigaciones sobre la audien- proceso de mantenerse a sí mismo. Los residuos, por otro lado, se
cia en el marco de los estudios culturales, estos estudios se cen- transforman y se experimentan como una cultura opositora, espe-
traban en programas/textos televisivos de gran popularidad, así rando ser devorados, reasimilados por estratos sociales, ham-
valorados por lo menos, por tener una gran audiencia y capturar la brientos de dominación.
imaginación del público (Crossroads, por ejemplo, se estudió en Dicho consenso alrededor de la «totalidad cultural» se ve aho-
un momento de gran controversia, Dalias, A Country Practice y ra cuestionado por multiculturas, que reconocen a otras, a veces
EastEnders en su momento de máxima popularidad [véase capítu- múltiples, culturas en el seno de naciones y formaciones sociales
lo cuatro]). La popularidad se estudiaba como una especie de «cri- diversas. Por ejemplo, en Australia, algunas asociaciones indíge-
sis de cultura», un momento cultural significativo, lo que consti- nas aborígenes defienden en la actualidad la formación de un es-
tuye otra característica de los estudios culturales también tado aborigen separado, dentro de «Australia)); un estado autogo-.
destacada por Tolson (1986, pág. 148). La manifestación cultural bernado, dentro de la nación, con fronteras de carácter étnico en
evidenciaba siempre otra cosa; algo más allá de sí misma y del lugar de territorial. Este ejemplo, considerado de entrada «cho-
proceso social que lo producía. cante)), sólo porque exige el reconocimiento formal de un autogo-
El segundo punto clave era el rechazo de la teoría de la base bierno no territorial, evoca otros sueños de libertad, como el de un
determinante-superestructura determinante, especialmente cuando estado feminista o religioso autogobernado en el seno de la na-
se articulaba como determinismo económico. Los culturalistas la ción, y excluye para siempre el concepto de «nacióm) como un
reemplazaron por «la dialéctica entre la conciencia social y el ser modo de imaginar la totalidad cultural. Esto debería recordarnos
social» (1980b, pág. 63), 'que otorga a la «experiencia» una posi- además, que la «totalidad culturah) definida por los estudios cul-
ción autentificadora en cualquier análisis cultural. Este punto de turales (británicos), era un viejo «sentido de totalidad culturab)
vista había limitado las investigaciones sobre cultural y subcultu- que tiene su origen en el siglo xrx y que asume la homologació~
ra en Gran Bretaña, y seguía influyendo en el modo especial en de las estructuras y la comunidad de formas «que subyace a las
que las investigaciones sobre la audiencia, en el contexto de los áreas más aparentemente diferencütdas)) (Hall, 1980b; pág. 64 ),
estudios culturales, se acercaban al fenómeno de los espectadores sólo porque asumía a su vez una igualdad y/o unidad racial y te-
rritorial. 4
de televisión: como por ejemplo la predilección por entrevistas in-
dividuales o de grupo, sin horario fijo o, como en el caso de Hob-
son (véase capítulo 4), por observar a, y discutir con, espectado- 4. Véase, por ejemplo, el análisis de Brunsden y Morley (1978) sobre Na-
tionwide, donde la nación aparece como la homología totalizante, dentro de la
ras. En este sentido, ver la televisión se consideraba una «manera cual se produce el consumismo.
86 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 87

La teoría de la «totalidad cultural» acabó en una especie de am- cultura y apunta al posicionamiento de las personas en relación con
bigüedad esquizofrénica en el ámbito de los estudios culturales de la vida de la cultura. Todos afirman el estatus privilegiado y «au-
audiencia. Mientras que en los análisis sobre producción, narrativa y tentificador» (ibíd., pág. 63), otorgado a la «experiencia vital», en
audiencia, se buscaban homologías de estructura, sólo los investiga- el culturalismo. «Hablar con la gente, observar y participar, por lo
dores masculinos imaginaban a la audiencia como «totalidad», como tanto, se convierten en métodos aceptados para aprehender las es-
sinónimo de «nación», dentro de la cual, Morley, por ejemplo, trazó tructuras del significado como "vividas"», el acercamiento feno-
diferencias demográficas y la distancia respectiva desde el centro menológico descrito por Willis, que constituyó el método etnográ-
dominador. Las investigadoras, por ejemplo, trataron de explicar la fico de los estudios culturales (Willis, 1980; pág. 94).
audiencia femenina, pero no ofrecieron ninguna reflexión sobre la
relación de las mujeres con el conjunto de la audiencia. Así que la in-
vestigación textual asumió la «totalidad cultural», mientras que la in- La estructura del sentimiento
vestigación «etnográfica» toleraba y celebraba la diversidad cultural.
Si la cultura es considerada, como por parte de los culturalis- Otro concepto clave altamente valorado por los estudios cul-
tas, como «compuesta por todas las prácticas sociales y como la turales y que depende del reconocimiento de la «totalidad cultu-
suma de su interrelación», entonces se puede defender la conve- ral» es la «estructura del sentimiento». La «estructura del senti-
niencia de usar métodos «etnográficos» a la hora de estudiar la miento» debía expresar la relación de los textos con la cultura de
cultura. Si se reconoce que la «totalidad cultural» es un viejo sue- un período determinado, así como con la cultura vivida, ya que se
ño de la época de las monoculturas, se hace más factible aún de- creía que la «estructura del sentimiento» incluía tanto la concien-
fender el método etnográfico, ya que los métodos cuantitativos es- cia empírica del grupo como el mundo imaginativo del escritor.
tán diseñados para racionalizar la diferencia y la diversidad, Según Hall, la discusión sobre la «estructura del sentimiento» de-
mientras que la etnografía, con todos sus fallos, asume la diferen- be comprenderse en el contexto de la teoría de la «cultura» de Wi-
cia e incluso la anima y celebra. lliams. En palabras de Hall:
En «dos paradigmas» se apuntaban otros dos «ideales» del
«culturalismo». Ambos dependen de que se asuma la idea de tota- La «cultura» consiste en aquellos modelos de organización,
lidad. Primero, la propuesta de Williams, influido por Goldmann, aquellas formas características de la energía humana que pueden
según la cual las «categorías que simultáneamente organizan la considerarse como incluidas (en «identidades y correspondencias
inesperadas» así como en «discontinuidades de una clase inespe-
conciencia empírica del grupo y el mundo imaginativo del escri-
rada» [pág. 63]), en algún modo dentro de todas las prácticas so-
tor» no están «creadas individualmente sino colectivamente» (Wi- ciales. Por lo tanto, el análisis de la cultura es el «intento de des-
lliams, 1971, citado en Hall, l980b; pág. 61). Segundo, la demos- cubrir la naturaleza de la organización que es el conjunto de estas
tración de E.D.P. Thompson, según la cual la «unidad» de la vida relaciones». Comienza con el «descubrimiento de modelos de un
cultural se caracteriza por «el enfrentamiento y la lucha entre mo- tipo determinado». Uno puede descubrirlas, no en el arte, la pro-
delos de vida opuestos», especialmente entre «prácticas culturales ducción, el comercio, la política, la educación de las familias, con-
dominantes, residuales y emergentes» (Hall, 1980b; pág. 61). Estas sideradas como actividades separadas, sino mediante el «estudio
ideas contribuyeron a un consenso según el cual estudiar la cultura de una organización general en un ejemplo particular» (pág. 61).
significa estudiar las «relaciones entre elementos en un modo de Analíticamente, uno debe estudiar la «relación entre estos mode-
vida completo; que las estructuras mentales que dan forma a la pro- los». El propósito es asimilar cómo las interacciones entre todos
estos modelos y prácticas son experimentados y vividos en su con-
ducción cultural, están creadas colectivamente y no individual-
junto, en un determinado período. Ésta es su «estructura del senti-
mente; y que el esquema de las prácticas culturales se desarrolla a miento» (pág. 60).
lo largo del tiempo, lo cual demuestra la naturaleza cambiante de la (Hall, 1980; págs. 60-63).
88 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 89

Claramente, la «estructura del sentimiento>> de Williams tenía toma en consideración para explicar este período, y en cambio
una connotación más fuerte de «sensibilidad>> que de «sentimien- afirmaba la importancia de las interrelaciones entre instituciones
to>>. No necesitaba, como sugirió Lovell, ser complementada por culturales y sociales a la hora de estudiar una etapa literaria. El
una noción de las «estructuras de la sensibilidad» (Lovell, 1983, método de Williams exploraba la relación entre «el carácter so-
pág. 45) porque el concepto, como lo explicaba Williams, ya in- cial» y «la estructura del sentimiento». Se consideraba que el «ca-
cluía esta posibilidad. El concepto de Williams, incluso en Cultu- rácter social» era un «sistema de comportamiento y actitudes en-
ra y sociedad, publicado por primera vez en 1958 (Williams, señado de manera formal e informal a la vez» (Williams, 1975;
1958b; pág. 100), incluía una «observación comprensiva» y una pág. 63). La noción misma de «carácter social», la «abstracción
«identificación imaginativa». En The Long Revolution (Williams, del grupo social», se consideraba extremadamente compleja una
1975), cuya primera edición es de 1961, el uso de «la ~structura abstracción generalizadora que se alimentaba de «otros» car~cte­
del sentimiento», implicaba sensibilidad y comprensión respecto res sociales, establecidos pero no dominantes: la aristocracia y la
a los comportamientos y resultados apropiados. clase obrera. De nuevo, se ponían en evidencia los precursores de
La «estructura del sentimiento» prometía la posibilidad de re- la sociedad/la audiencia de masas, como un todo estructurado en
cobrar el «sentido de la calidad de vida en un lugar y momento de- el cual las formaciones dominantes, negociadas y opositoras, coe-
terminados» (Williams, 1975; pág. 63), un sentido de la «cultura xistían. Williams defendía que «sólo a través del estudio de rela-
vivida». El análisis de la «estructura del sentimiento» se conside- ciones entre ellos, penetramos en la realidad de la vida en su con-
raba como una nueva manera de comprender una cultura. Era un junto» (ibíd., pág. 80). Consideraba que la «estructura del
modelo de conocimiento que Williams distinguía del «carácter so- sentimiento» se adaptaba al «carácter social dominante» al ser
cial» y del «modelo de cultura». Según Williams, la «estructura más claramente «evidente en el grupo productivo dominante»
del sentimiento» es (ibíd., pág. 80). Sin embargo, además de ocuparse de los «ideales
públicos», la «estructura del sentimiento» tiene a su vez que en-
tan firme y definitiva como lo sugiere la idea de «estructura», aun- c?ntrar alguna manera de tratar con sus «omisiones y consecuen-
que opera en las facetas más delicadas y menos tangibles de nues- cias t~l y como s: experimentan». Williams se puso a investigar la
tra actividad. En cierto sentido, esta estructura del sentimiento es narrativa de esa epoca y, al buscar la «estructura del sentimiento»
la cultura de un período determinado: es el resultado vivo de todos incluida en la misma, descubrió la imposibilidad analítica de dife-
los elementos presentes en la organización general. Es en este sen- renciarla de los caracteres, los contextos y las situaciones en los
tido que las artes de un período, suponiendo que éstas incluyan una cuales las omisiones y consecuencias de los ideales públicos son
perspectiva característica y un argumento determinado, tienen una experimentados (ibid., págs. 84-88). El interés por la «estructura
importancia fundamental... No quiero decir que la estructura del del sentimiento» parece obvio en varios de los estudios de audien-
sentimiento, en mayor medida que el carácter social, sea compar-
cia-texto (véase Ang, 1985; Tulloch y Moran, 1986), aunque dejó
tida por todos los individuos de una comunidad. Pero creo que
constituye una característica muy profunda y amplia, en todas las de ser ce~tral como modelo de explicación cultural al ser obliga-
comunidades, precisamente porque la comunicación depende fun- da a explicar las razones del consumo. La estructura del senti-
damentalmente de ella. miento se convirtió en un medio para conseguir el fin de explicar
(Williams, 1975; pág. 65) el consumo (por qué consideramos los textos placenteros), en lu-
gar de un modo de comprender la cultura.
Williams demostró su método en su análisis de la literatura in- Los proyectos culturalistas británicos de Hoggart, Williams y
glesa en la década de 1840. Subrayó cómo la «tradición selectiva» T_hompson fueron desarrollados en el artículo de los «dos para-
reducía la gama de obras literarias, periódicos, documentos, pro- digmas» con conceptos claves de las corrientes estructuralistas eu-
greso institucional e historia social y política, que generalmente se ropeas. De entrada, se adoptó el énfasis en las «condiciones deter-
90 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 91

minantes» de la producción cultural. En lugar de reducir siempre hacia la «diversidad» se percibía en este énfasis en la diversidad,
el funcionamiento de la cultura a relaciones entre personas, el in- aunque con una cierta despreocupación, ya que en este contexto,
terés por las «condiciones determinantes» demostraba la comple- se entendía por «diversidad», la que estaba estructurada, como
jidad del movimiento entre niveles diferentes de abstracción, en ocurre en la desigualdad entre clases o sexos. La diversidad es-
lugar de la diversidad de las prácticas sociales. En opinión de tructural asume la «totalidad».
Hall, era crucial que las dos mitades de la dialéctica (que «los En los años noventa, sin embargo, la diversidad puede estar
hombres hacen la historia ... sobre la base de condiciones no crea- basada en diferencias valoradas positivamente por los oprimidos,
das por ellos») se mantuvieran en pie, si se quería evitar un «hu- tal como ocurre en el caso de las culturas indígenas, étnicas o re-
manismo inocente, con sus consecuencias obligadas: una práctica ligiosas, que exigen una separación y una autonomía mayor de las
política voluntarista y populista» (Hall, 1980b; pág. 67). En las in- ideas totalizadoras, como la de «nación». Dichas culturas proble-
vestigaciones sobre la audiencia en el ámbito de los estudios cul- matizan la definición de los límites de la cultura, previamente
turales, encontramos una tendencia a adoptar una política populis- considerados «nacionales», a medida que se rastrea entre las ge-
ta, que atestigua la tendencia, dentro de los estudios de audiencia, nealogías para buscar <<diversidades» personalizadas. Las «totali-
a centrarse en las personas en lugar de las condiciones, o más dades» nacionales son, cada vez más, agentes mediadores entre le-
exactamente, a deducir el estudio de las condiciones de lo que los altades internacionales y locales. Las naciones se han convertido
hombres son capaces de decir sobre eJlas. La abstracción episte- en aspectos de la diversidad global en una nueva «totalidad» ba-
mológica y la autoridad de la experiencia no son conmensurables sada en la partiCipación en la sociedad de consumo internacional.
y resulta interesante que, enfrentados con dicha elección, los in- Una tercera meta fundamental era la de descentralizar la im-
vestigadores de los estudios culturales sigan prefiriendo la «expe- portancia de la «experiencia» y colocar la ideología en el «centro
riencia». La exigencia de una explicación de la diversidad que se de su universo conceptual». Para Hall, la ideología era una parte
haga en términos aceptables por «lo diverso», compromete y eva- integral del estructuralismo, «sin ella, no se puede comprender la
de el compromiso establecido con la abstracción. Se consideraba efectividad de la «cultura» para la reproducción de un modo de
que las corrientes estructuralistas compartían con el culturalismo producción determinado» (1980, pág. 69). No puede sorprender-
el reconocimiento de la importancia de la «concepción del todo», nos que, en los primeros estudios de audiencia-texto se diera una
la «necesaria complejidad de la unidad de una estructura». Para el gran prioridad a la búsqueda de la «ideología» entre la gama de
culturalismo, dicha unidad se demostraba en la praxis, en la acti- prácticas discursivas que construyen el «discurso televisivo» (vé-
vidad humana como tal. Para los estructuralismos, por otro lado, ase especialmente Brunsdon y Morley, 1978). También es impor-
la importancia de enfatizar, no la «homología de la práctica» sino tante percatarse del repentino desplazamiento de la ideología co-
las «diferencias entre las prácticas», constituía una consideración mo concepto central en las investigaciones sobre la audiencia en
mucho más crucial. Mientras que en el culturalismo, las «mismas el ámbito de los estudios culturales, una vez integrada la recep-
contradicciones aparecen reflejadas homólogamente en cada (ac- ción en el análisis textual y de producción. Como veremos en el
tividad humana)», demostrando la totalidad o la unidad mediante capítulo cuatro, la «ideología» es un concepto central en el traba-
la acumulación, se consideraba que el estructuralismo facilitaba la jo de Morley (1980), aparece poco mencionada posteriormente
capacidad de «conceptualizar la especificidad de prácticas diver- (por Hobson, por ejemplo), y está explícitamente evitada por Tu-
sas ... sin perder de vista la unidad que constituyen» (Hall, 1980b; lloch y Moran (1986), aunque reaparece como una cualidad de la
pág. 69). En términos de los estudios culturales de audiencia, los audiencia en Buckingham. La preferencia de los primeros cultura-
estructuralistas defendían la «codificación» y la «descodifica- listas por la «experiencia» por encima del «discurso», vuelve co-
ción», los «momentos determinantes» del discurso televisivo y el mo un algo reprimido en las investigaciones sobre la audiencia en
énfasis en la falta de identidad entre ellos. El comienzo del giro el ámbito de los estudios culturales, atestiguando la preferencia
92 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 93

entre los investigadores británicos por la postura «culturalista», lo digma culturalista se contrapuso a las «categorías, clasificaciones y
que da lugar a uno de los defectos más importantes de la crítica marcos de la cultura» en el estructuralismo europeo.
cultural. El interés de esta diferencia reside en que para los estructura-
listas, la «experiencia» se concebía, no como una fuente autentifi-
cadora, sino como un efecto: no como efecto de lo real sino como
La combinación de ambos paradigmas una relación imaginaria» (ibíd., pág. 66). Desde dicha perspectiva
estructuralista, resulta obvio que al hablar con la gente sobre sus
La desaparición de la «ideología» en el universo conceptual experiencias como espectadores, se puede esperar que confirme su
de referencia de los investigadores de la audiencia-texto era pre- posición social, demuestre la influencia sobre ellos de su sociedad
decible una vez combinados los dos paradigmas de los estudios y su cultura, pero que no constituya una evidencia de las coyuntu-
culturales. Retrospectivamente, parece claro que lo que comenzó ras institucionales en las que están situados. La experiencia sólo
como un intento por parte de investigadores firmemente estableci- puede demostrar relaciones sociales previamente asumidas. Los
dos en la tradición culturalista, por organizar el estudio de la tele- culturalistas, por otro lado, asumían que, al documentar las expe-
visión y la cultura en torno al concepto de la ideología, quedaría riencias de la gente, se descubrirían las verdaderas relaciones exis-
transformado por la popularidad del medio y su organización ins- tentes en el seno de una sociedad. En las investigaciones sobre la
titucional en una explicación de la participación de la audiencia en audiencia en el marco de los estudios culturales, parece obvia la
la producción del texto. Resulta sorprendente que los presagios te- consideración de la «investigación como confirmación» en la su-
óricos de este cambio, evidentes en la obra de Fish (1980), Bart- gerencia de que la audiencia ya estaba estructurada discursivamen-
hes (1977) y Foucault (1977), por nombrar unos pocos, no fueran te, de antemano, aunque se siguiera defendiendo el valor de hablar
detectados por los investigadores británicos. Podría ser que las con la gente sobre sus experiencias televisivas. Estos dos análisis
propias cualidades que convertían a los investigadores de la au- de la cultura y la experiencia no son conmensurables y no resulta
diencia en catadores de lo que podría entenderse como «comuni- sorprendente que frente a las exigencias de las investigaciones re-
dad interpretativa», fueran las mismas que impidieron a los inves- ales, se perdiera la búsqueda de una ideología determinada.
tigadores reconocer el significado de su propio trabajo como Merece la pena apuntar toda una serie de puntos de discrepan-
investigación textual aplicada. cia entre los dos paradigmas mencionados por Hall, como resu-
Si bien la «ideología» constituía una preocupación dentro del men de la ideas teóricas y metodológicas en debate en ese mo-
paradigma culturalista, no era su preocupación principal ya que «el mento y que afectaban a la práctica de la investigación sobre la
poder autentificador y la referencia a la"experiencia", impone una audiencia de los estudios culturales, al reforzar la preferencia por
barrera entre el culturalismo y una concepción apropiada de la "ide- los métodos culturalistas:
ología"» (Hall, 1980b; pág. 69). El fracaso de este proyecto para el
estudio de la ideología en la audiencia (la identificación de posicio- • la concepción de los «hombres» como portadores de unas
nes de descodificación dominantes, negociadas y opositoras) seña- estructuras que se expresan y los sitúan en un lugar determi-
ló una reagrupación hacia la posición culturalista que ha tenido re- nado, frente a la idea de los hombres como agentes activos
percusiones varias en su aplicación a los estudios de audiencia en la creación de su propia historia;
(véase la sección sobre Morley, 1980, en el capítulo cuatro). El es- • el interés en una «lógica» estructural en lugar de histórica;
tudio de la recepción y el modo de recepción, privilegiaba la invo- • la pre-ocupación por la constitución (en teoría), de un dis-
cación continua del «poder autentificador» de la experiencia, a la curso científico no ideológico;
vez que marginaba la «ideología» (Hall, 1980b; pág. 66). El papel • el privilegio concedido al trabajo conceptual y a la teoría co-
privilegiado y autentificador otorgado a la experiencia en el para- mo un método garantizado (véase Hall, 1980b; pág. 66).
94 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 95

La primera de estas divergencias concierne a la importancia tórico, estableciendo así el trabajo teórico y conceptual como algo
otorgada a la experiencia. Los dos paradigmas definen el sujeto incuestionable, por encima de los cambios del relativismo y por
histórico de manera diferente. Hacen hincapié sobre dos polos encima de la necesidad de adaptarse a las reglas de las estructuras
opuestos de la dialéctica mencionada anteriormente: «Los hom- teorizadas. Al privilegiar así el trabajo teórico y conceptual del in-
bres hacen la historia ... sobre la base de condiciones no creadas vestigador, se sugería una insoportable confianza en el «cientifis-
por ellos» (Hall, 1980b; pág. 67). Mientras que el culturalismo co- mo» de la semiótica y de otros métodos estructuralistas.
menzaba por «los hombres», el estructuralismo lo hacía por «las La combinación de los dos paradigmas fundamentales de los
condiciones». Pero esta diferencia de énfasis sugiere, por otro la- estudios culturales puso en primer plano los problemas en la in-
do, una diferencia de definiciones en la naturaleza de la actuación vestigación y las preocupaciones teóricas del trabajo empírico. La
humana. Para el culturalismo, el sujeto histórico era una persona preferencia por los métodos «etnográficos» surgió de la postura
activa, que vive, respira, piensa y actúa, un agente que actúa den- autentificadora atribuida a la experiencia en el paradigma cultura-
tro de una serie de condiciones históricamente definidas. El suje- lista. La aplicación del análisis de discursos a las investigaciones
to histórico estaba más cerca del «individuo». Para el estructura- sobre la audiencia surgió de un intento de definir el método es-
lismo, la actuación del sujeto histórico era siempre un ejemplo de tructuralista para investigar a las personas como audiencias, en un
otra cosa: el sujeto histórico y el comportamiento del sujeto histó- modo que perpetuaba la noción de un sujeto social históricamente
rico eran símbolos de una estructura social, etc. Desde una pers- determinado incluso cuando se invocaba un trabajo teórico que
pectiva británica, el culturalismo era superficial e intuitivamente obviamente «descentraba» al sujeto. La importancia del «tex-
más atractivo, pero conllevaba su propia inconsistencia (se aferra- to»/programa de televisión, como portador de un discurso signifi-
ba al individualismo a la vez que afirmaba la importancia de las cativo sobre la televisión, fue reconocido en dos maneras diferen-
condiciones). Para el culturalismo, la actuación era una acción que tes: bien «estructuralmente», cuando el texto se lee mediante la
surgía del propio interés (como quedó demostrado por la facilidad semiótica, bien «culturalmente», cuando se tienen en cuenta las
con que Hall asimilaba las posiciones de Parkin sobre los niveles experiencias vitales del personal de producción y sus contribucio-
socioculturales). Para un investigador británico, la perspectiva es- nes al sistema de significados del programa que está siendo obser-
tructuralista debía parecer abstracta, carente de pasión y menos in- vado y catalogado. Respecto a las estructuras de producción y al
tuitivamente atractiva, porque colocaba al investigador en una po- mensaje televisivo, se utilizan tanto las estrategias estructuralistas
sición alejada de la acción. El investigador «estructuralista» era el como las culturalistas. La combinación de ambos paradigmas
antropólogo cultural: por fuerza observador, voyeur, imparcial, ofrecía en la práctica dos clases de métodos de investigación, ra-
producto de otra cultura, la encarnación de las estructuras de po- dicalmente distintos y, como demostraremos, los investigadores
der y conocimiento que subordinan y esclavizan al sujeto históri- solían elegir entre ambos sobre una base pragmática más que teó-
co. En cambio, el investigador «culturalista» es el etnógrafo: Ma- rica. El reto impuesto por los dos paradigmas servía menos para
linowski, Mead, Willis; que está sobre el terreno, interactuando, circunscribir y suplantar lo viejo, que para generar nuevas inicia-
todavía apartado, todavía extraño, pero que pone todo su empeño tivas de investigación.
en pertenecer. Posteriormente, surgieron otras divergencias. Para
los estructuralismos, la lógica utilizada para explicar el sujeto his-
tórico dependía de la estructura social, en lugar de las historias Los «puntos de acuerdo alternativos»
personales y socioculturales, mientras que para el culturalismo, el
sujeto histórico debería ser capaz de explicar verbalmente, de for- Hall completó el ensayo de los «dos paradigmas» subrayando
ma adecuada, sus acciones. El inve-stigador estructuralista, como sus objeciones a tres «puntos de acuerdo alternativos» que se salí-
científico, se situaba lejos de las estructuras que atan al sujeto his- an del proyecto de los estudios culturales: el psicoanálisis laca-
96 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 97

niano, la economía política de la cultura y el espacio epistemoló- ta estructura de poderes, es un tema de crucial importancia para
gico abierto por el trabajo de Foucault. Resulta curioso que de es- las mujeres, un tema que debería de abordarse a nivel psicoanalí-
tos tres puntos de acuerdo, a) el psicoanálisis lacaniano ha demos- tico, a pesar de que la relación entre «las mujeres» y «la mujer»
trado su resistencia, especialmente en los trabajos de escritoras (véase de Lauretis, 1984; págs. 5, 6) sigue siendo un aspecto pro-
feministas, b) la economía política de la cultura, tras desaparecer blemático.
prácticamente del esquema de trabajo de los estudios de me- Las preocupaciones psicoanalíticas y feministas siguen dando
dios/estudios culturales, está volviendo ahora claramente en estu- el tono de los estudios culturales, especialmente en la tendencia a
dios sobre las industrias globales del ocio y de los flujos de infor- estudiar géneros culturales dirigidos a mujeres, y en la preocupa-
mación, y e) el antifundacionalismo de Foucault sigue aportando ción por explicar las telenovelas como melodramas. También que-
una fuente de renovación y reevaluación en el seno de disciplinas da claro en la mayor importancia que se otorga a las explicaciones
relacionadas con los estudios culturales, tales como la antropolo- que tratan de definir la identidad personal. 5 El hablar de este tipo
gía (Clifford y Marcus, 1986; Marcus y Fischer, 1986) y la arque- de trabajo como si se tratara de la sustitución de los procesos so-
ciales por procesos psicoanalíticos inconscientes, implica que no
ología (Hodder, 1986).
se comprende la posibilidad de que el sujeto histórico pueda invo-
lucrarse en diferentes modos de «experiencia» simultáneamente, e
incluso aceptar la posibilidad de que una serie de complejidades
El psicoanálisis lacaniano
inconscientes e inarticuladas puedan confundir el deseo con la ha-
bilidad para hablar o actuar.
Para los teóricos británicos, el problema con el psicoanálisis
lacaniano era su descarado descentramiento del «sujeto», algo que
se creía equiparable a «desmantelar todos los procesos sociales de
La economía política de los medios de comunicación
los modos particulares de producción y formación social, para re-
construirlos exclusivamente al nivel de los procesos psicoanalíti- Los términos analíticos propuestos por una «economía políti-
cos inconscientes». (Hall, 1980b; pág. 70). Las limitaciones de ca» de la cultura relativamente clásica fueron criticados sobre la
una teoría basada en el estudio de procesos inconscientes son ob- base de que:
vias, sin embargo el rechazo por parte de Hall de la contribución
del psicoanálisis (que no se discute en este ensayo en ningún otro • comprometían la especificidad del efecto de las dimensiones
contexto) ignoraba una importante contribución de las feministas culturales e ideológicas de la cultura;
que radicaba en investigar a las personas como audiencias. Éste • hablaban del nivel económico como de una explicación no
era el intento de explicar «las transacciones entre los episodios de sólo «necesaria» sino «suficiente» de los efectos culturales e
la historia privada y la historia pública» (Gilbert Ryle, citado en ideológicos;
Burgin y otros, 1986; pág. 1) creando un espacio imaginario, «el • se centraban en el análisis del producto en lugar del de «las
espacio ente la percepción y la conciencia» (Burgin y otros, 1986; distinciones claramente establecidas entre diferentes prácti-
pág. 2). El trabajo psicoanalítico se refería a la psicodinámica de cas»;
la relación entre las mujeres y los mundos fantasiosos de los tex- • confinaban sus deducciones a un nivel de abstracción de
tos culturales populares (especialmente aquellos que se originan época (la lógica del capital).
en el melodrama), al placer por el texto en sí, y al placer de expe-
rimentar posturas favorables al compromiso estructuradas dentro
del texto (Kuhn, 1987). En este trabajo, se desarrolló una política 5. Véase la discusión de Ang (1985) sobre la fundación de «la imaginación
de representación. El papel que juega el deseo, para mantener es- melodramática.
98 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 99

Se suponía que dichos problemas limitaban el abanico de un discurso televisivo es una abstracción vacía. En muchas de las in-
análisis concreto y coyuntural y reducían el análisis de las mani- vestigaciones sobre la audiencia en el ámbito de los estudios cul-
festaciones culturales a la «lógica del capitalismo», lo que afecta- turales, la explicación del placer textual se convirtió en otra ma-
ría al modo en que los problemas de la cultura y la ideología serí~ nera de hablar, no sólo del consumo de los productos mediáticos,
an analizados (Hall, 1980b; págs. 70-71). sino también de los efectos de los medios de comunicación. En lu-
A pesar de dichos recelos, en aras del conocimiento de la co- gar de desarrollar un método para analizar los discursos en el diá-
municación de masas y el desarrollo de la crítica dirigida a la au- logo, las investigaciones dejaron toda una serie de problemas muy
diencia, resulta fundamental comprender la naturaleza y el signi- importantes relacionados con la audiencia fuera de la problemáti-
ficado de la participación de los bienes culturales en la «economía ca de los estudios culturales. Como han indicado Mattelart y otros
financiera». El intento, por parte de los estudios culturales, de (1984), en la economía política de la cultura, faltaba una explica-
marginar dicha perspectiva, se justificó mediante la afirmación de ción de la «dimensión simbólica de la cultura». Los estudios cul-
que el punto de vista de la economía política era determinista en lo turales han tenido siempre poco que ofrecer a los estudios sobre
financiero. Pero las explicaciones sobre el significado y la impor- política cultural internacional, y han tendido hacia un inútil abs-
tancia de los sistemas de comunicación de masas, de los ambien- traccionismo frente al uso de orden simbólico para mantener un
tes discursivos que sostiene y de la influencia del sector financie- sistema opresivo. El decir que «para que un producto cultural sea
ro en la naturaleza y la forma de las instituciones y los productos popular... tiene que responder a los diversos intereses de la gente
de los medios de comunicación, resulta esencial para una econo- entre la que tiene éxito, así como a los intereses de los producto-
mía política de los mismos. Como han apuntado Mattelart y otros: res» (Fiske, 1987 a; pág. 31 O) en nada clarifica las discusiones so-
bre el significado, ni nos ayuda a distanciarnos de los posiciona-
Una de las mayores paradojas con que nos enfrentamos, es mientos más conservadores respecto al estudio de la audiencia.
percatarnos de las pocas herramientas con que contamos para res- Además, a los estudios culturales británicos de tono imperialista,
ponder a estas cuestiones vitales. Los estudios de se~iólogos, li.n- les interesaba ofrecer una explicación de la economía política de
güistas y psicoanalistas no nos son útiles, porque evitan conducir- los medios de comunicación, como la de Fiske (1987a), que sepa-
nos a través del nuevo materialismo industrial de la producción de
rase las llamadas economías financieras de las culturales y que si-
ideas, conocimientos y cultura. Los estudios sobre los usos socia-
les y el modo de producción de bienes, sin embargo, se toman este tuara en un lugar privilegiado a los textos más populares a nivel
proceso de concretización industrial tan en serio que acaba~ va- internacional. Pero la cuestión que querían plantear Mattelart y
ciando completamente la dimensión simbólica de la cultura, piedra otros, era que la economía política de los medios de comunicación
angular de los sistemas de poder y los movimientos de liberación sólo puede ser explicada correctamente si se comprende el signi-
individuales y colectivos. ficado cultural de los medios producidos en masa. La política po-
(Mattelart y otros, 1984; pág. 111) pulista de los estudios culturales británicos, lejos de dar cabida a
la voz de la gente común, marginó la producción cultural indígena
El distanciamiento de la economía política respecto de los es- y étnica, así como los intentos de desarrollar un poder cultural me-
tudios culturales reflejaba una potenciación del placer del texto, diante la diversidad de la producción.
las resistencias personales y políticas frente a la cultura popular y
la insistencia en la naturaleza polisémica de los textos. Desgracia-
damente, algunos sectores de los estudios culturales, siguiendo El feminismo y la economía política de la cultura popular
una política populista, forzaron el significado político de las re-
sistencias dispersas, hasta el punto de sugerir que se pueden en- Algunas facetas del punto de vista de la economía política
contrar tantas lecturas como miembros de la audiencia y que el consiguieron abrirse paso en las investigaciones sobre la audien-
lOO EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 101
cia a pesar del temor frente al determinismo económico en boga. ti~ne un valor monetario, y en la economía cultural, su valor se
Esta incorporación se debió al cruce entre el estudio de las «rela- mrde por los «significados, placeres e identidades sociales» (Fis-
ciones de producción» y el de los contextos económicos y políti- ke, 1987a; pág. 311). Fiske utilizó esta teoría de la economía dual
cos que generan dichas formas, para incluir lo que Radway par~ ha~er una serie de observaciones sobre la recepción: que las
(1984), por ejemplo, incorporó como «la matriz institucional» en audrencras s~n tanto productos 6 (ya que se venden a las compañí-
su estudio sobre la lectura de novelas románticas. Radway co- a~ ~ue anuncran sus productos), como productores 7 (producen sig-
menzó con un repaso histórico de la publicación y comercializa- mfr~ados, placer e identidades sociales) (ibíd., pág. 312); que el
ción de las novelas románticas como el contexto dentro del cual capltal cultural popular «consta de significados y placeres al al-
debemos entender este género literario. Bowlby (1985) hizo un cance de los subordinados que expresan y promocionan sus inte-
uso bastante similar de la economía política, combinada con una reses» (ibíd., pág. 314); que existen «ideologías alternativas resis-
serie de intuiciones psicoanalíticas, para contextualizar su lectura tentes» ap_oyada_s por las clases subordinadas (ibíd, pág. 314); que
de las novelas de Dreiser, Gissing y Zola. Tanto Radway como «estas resrstencras no son sólo oposiciones al poder sino que son
Bowlby combinaron de manera inteligente el estudio de la econo- fuentes de .poder en sí mismas». El uso que hace Fiske de la eco-
mía política de la cultura, con el análisis textual y. en el caso de nomía cultural popular es similar al análisis de Hebdige (1979) so-
Radway, con el estudio de la recepción también. Estos ejemplos bre la manera en que los punks se apropiaron de la parafernalia, la
de crítica feminista están tomados del campo de la literatura, y es b~~ura y los r~stos de !a cultura dominante, y subordinaron el sig-
que en esta área, hace tiempo que se viene reconociendo la impor- mfrcado de drchos objetos a sus propios fines. Pero el análisis de
tancia de centrarse en la producción y comercialización de las Hebdige iba aún rriás lejos. Se fijaba en la necesidad que tenía la
obras populares, especialmente del género romántico, tanto para cultura dominante de comprar de nuevo estos significados, de
los hombres como para las mujeres (véase Jones, 1986). El interés transformarlos en objetos de consumo (en la economía financiera:
femenino por la economía política de la cultura está a su vez rela- camisetas cortadas, reportajes de prensa, los Sex Pistols, collares
cionado con la frustración de los intentos por generar y populári- de perro y cinturones con tachuelas, etc.). Siguiendo en la línea de
zar géneros alternativos producidos por mujeres (Williams, 1986; la «totalidad cultural», Hebdige hablaba de una cultura hambrien-
Muir, 1988; Boot y Glover, 1987). Del mismo modo, las investi- ta por dominar y controlar ideas y productos. En su postura evita-
gaciones sobre la música popular casi siempre se han centrado en ba ~a teoría de las «dos economías» y en cambio exploraba las re-
la importancia de los manejos de la industria musical para la difu- laciOnes entre el ámbito cultural y el financiero. Esta postura
sión de productos musicales populares (Frith, 1978; Chambers, permitía explorar mejor la reproducción de la cultura de masas en
1985) aunque los estudios sobre la música popular no suelen men- lugar de limitarse a la letanía, de menor capacidad analítica de los
cionar otras fuentes para sondear la popularidad de un producto «significados, placeres e identidades sociales». La teoría' de las
que las listas de éxitos al uso. «dos economías» no nos ofrece una explicación satisfactoria m
s_u~on~ un gran avance frente a la perspectiva de los «usos y gra-
trfrcacwnes». Nos puede ayudar a dormir mejor el saber que entre
Las dos «economías simultáneas» las «clases subordinadas» hay una gran resistencia frente a las ide-
as dominantes, pero también nos gustaría saber que dicha resis-
En el contexto de este trabajo es importante que nos distan- tencia está bastante contenida por los poderes que controlan los
ciemos para reconsiderar la postura representada por Fiske
(1987a) según la cual «el producto cultural circula en economías
diferentes aunque simultáneas»: la economía financiera y la eco-
nomía cultural. En la economía financiera, el producto cultural
102 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCEPTOS CLAVE Y PUNTOS DE ACUERDO ALTERNATIVOS 103

medios de comunicación. La contención de esta resistencia es la polítíca en las manifestaciones de la vida cotidiana. Como tratare-
raison d 'etre de los medios de comunicación como tecnología so- mos de demostrar en los próximos capítulos, la labor etnográfica
ciocultural. de las investigaciones sobre la audiencia en el ámbito de los estu-
dios culturales se vio debilitada por la falta de una orientación
apropiada y suficientemente versátil para el estudio del discurso.
El miedo al antifundacionalismo

El último punto de acuerdo alternativo en los estudios cultura- El plan de trabajo de las primeras investigaciones sobre la
les era la postura de Foucault frente al estudio del discurso. El te- audiencia en el marco de los estudios culturales
ma se estudió a partir de «la postura epistemológica general» de
Foucault, y en especial a partir de su método epistemológico. Se- Los ensayos prescriptivos tales como «dos paradigmas» son
gún Hall, Foucault «suspende definitivamente el juicio», «adopta una guía, un ejemplo, para los investigadores. Resultaría erróneo
un escepticismo tan radical», encuentra de tal manera la determi- decir que este ensayo presentaba las razones por las cuales se to-
nación y la relación tan sólo en la «contingencia», que debe ser maban determinadas decisiones a la hora de llevar a cabo una in-
considerado como «firmemente comprometido con la necesaria no vestigación. Los primeros planes de trabajo de los estudios cultu-
correspondencia de todas las prácticas, unas con otras» (Hall, rales improvisaban sobre el plan conservador presentado en el
1980b; pág. 71). Desde luego que Foucault no invocó a la ideolo- ensayo de los «dos paradigmas», de acuerdo con las ideas e ideales
gía para explicar la relación entre conocimiento y poder. De hecho, teóricos particulares de cada investigador. Mediante la combina-
el reconocimiento de la complejidad, el «bloque» que anterior- ción de los dos paradigmas (el culturalismo británico y los estruc-
mente se había dado en llamar «ideología», la manifestación fun- turalismos europeos), los investigadores explicaban las estructuras
dacional de la superestructura, quedó completamente destruido por de producción como el «momento determinante» en el cual se
la complejidad, el detalle y la base histórica de las explicaciones de construía el «mensaje» de la televisión. Equiparaban el «discurso
Foucault sobre el discurso. En palabras de Morris y Patton: televisivo» al «discurso de la audiencia», o sea, el discurso «tex-
tual» con el «social» (véase Kress, 1983), evitando por otro lado
Foucault no enfoca la cuestión del poder de acuerdo a un prin- reconocer que sus métodos de investigación convertían en un pro-
cipio fundamental desde el cual puedan deducirse sus manifesta-
blema la naturaleza del texto televisivo. Apoyaban el uso de téc-
ciones (ni desde el modo de producción, ni desde el Estado, ni des-
de el lagos), sino de acuerdo a unos mecanismos y prácticas nicas de investigación etnográficas como la perspectiva más apro-
concretos mediante los cuales se ejerce el poder, así como en tér- piada para la investigación sobre la audiencia y a veces también
minos del juego de fuerzas históricas que dan lugar a este ejercicio para investigar las estructuras de producción. El «experimento» se
del poder. alimentaba principalmente de la tradición «culturalista» británica
(Morris y Patton, 1979; pág. 8) especialmente de la obra de Raymond Williams, y de las investí~
gaciones sobre las subculturas y la desviación de los años setenta,
En otras palabras, la postura de Foucault resultaba inaceptable así como en los estructur~lismos. Después de todo, el «culturalis-
para Hall debido a su relativismo y porque consideraba el discur- mo» justificaba el posicionamiento empírico que producía las in-
so, y no la ideología, como el principio organizativo fundamental vestigaciones e incluía las investigaciones sobre la audiencia en
de la sociedad humana. El contexto y la situación eran los princi- los estudios culturales.
pios explicativos preferidos para la especificidad y la unidad arti-
culada de la cultura. El acercamiento de Foucault al análisis del
discurso es crucial para comprender cómo se puede descubrir la
4. La «nueva fase» de las investigaciones
sobre la audiencia

Introducción

En este capítulo voy a analizar cinco investigaciones sobre la


audiencia televisa de los años setenta y ochenta. Estos estudios
fueron una respuesta al reto planteado por Hall (1980a) a los in-
vestigadores de que se fijaran en la producción/estructura textual
y en la respuesta de la audiencia al preguntarse por el poder hege-
mónico de los medios de comunicación. Para que resulte más sen-
cillo hablar de estos proyectos como un todo, les he puesto un
nombre, «el experimento de los estudios culturales de audiencia»,
aunque no sean en absoluto los únicos trabajos que se podrían in-
cluir bajo este epígrafe. Los proyectos de investigación en los que
me centraré son: los trabajos sobre Nationwide, que incluyen los
de Brunsdon y Morley (1978), Everyday Television: «Nationwi-
106 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE>> DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 107

de» y el de Morley (1980), The «Nationwide» Audience: structu- cir. cada género a una nueva forma común, como para redefinir los
re and decoding; el trabajo de Hobson (1982), Crossroads: the obJ~tos de investigación.3 Por esta razón, el experimento de los es-
drama of a soap opera; el estudio de Ang (1985), Watching Da- tudiOs culturales de la audiencia es más el resultado de un cambio
lias: soap opera and the melodramatic imagination; el de Tulloch d~_paradi~m~s -~ue de una acumulación. Esta investigación presa-
y Moran (1986), A Country Practice: «quality soap»; y el de Bu- gw, en mi opmwn, una profunda reorientación en los estudios cul-
ckingham (1987), Public Secrets: EastEnders and its Audience. turales. Cambió el papel que se le había asignado hasta ese mo-
He limitado mi estudio a estos ejemplos porque todos están dedi- mento al investigador y al crítico y se expresó desde una nueva
cados a una única serie de televisión 1 y tratan de explicar el pro- posición, generada por el «cambio epistemológico» en las ciencias
grama por lo que la gente decía sobre él en lugar de explicar a las sociales.
personas por la manera en que respondían a dicho programa. 2 Quizá !a explicación más clara de esta investigación (mi lec-
El proyecto de codificación/descodificación, seguía en gran tura prefenda) es la que la define como un experimento de «lectu-
medida el ideal interdiscip1inario propuesto por esta reflexión de ra múltiple». Esta investigación explicaba los textos desde el pun-
Barthes: «la dificultad de la clasificación» es «el punto desde el to de vista de los investigadores y de otros grupos de personas
cual se debe comenzar a diagnosticar un determinada mutación» tal~s c?mo los equipos de producción, los telespectadores, o los
(Barthes, 1977; pág. 155). La investigación del experimento de los per~~d~stas q.ue escribían sobre el tema en artículos de revistas y
estudios culturales de audiencia nos acerca precisamente a este penodicos diversos. Estas opiniones apuntaban hacia una com-
«punto». Tanto John Fiske como David Morley han definido este prensión del texto televisivo más plural que las tres variantes de
punto como aquél en que la sociología y la semiótica se encuen- Fiske. Las múltiples formas que presentaba el texto demostradas
tran en una aproximación globalmente unificadora al estudio de la con ejemplos de los diversos géneros (la crítica académica, los de-
comunicación de masas. Ven el valor del «experimento» como un bates entre espectadores, la crítica de prensa popular, los informes
método para alcanzar nuevas percepciones mediante la acumula- académicos sobre dichos debates, e incluso las opiniones de los
ción de diversas disciplinas. El problema de este punto de vista es espe_cta~ores sobre los artículos de prensa) fueron reinterpretadas
que el lenguaje del análisis textual y el de los análisis de audien- en ~ermm~s de crítica académica divulgativa. Mi lectura apunta
cia es diferente. La traducción se hace necesaria, tanto para tradu- hacia esta Importante contribución al experimento de los estudios
culturales de audiencia, como un «experimento» que entendía la
prod~cción d~l discurso como el elemento común tanto a la pro-
l. No incluimos Reading the Romance: women, patriarchy and popular litera-
d~cción (escntura) como al acto de mirar (lectura), y que para
ture, de Janice Radway (1984), porque trata sobre el género de la cultura popular (la
novela romántica) y no sobre un programa de televisión. La obra de Radway ha in- bien o para mal, pasaba por alto la diferencia entre ambos.
fluido en mi análisis, por la calidad de su trabajo. En cierto modo, se convirtió en un Me gustaría poder argumentar que los investigadores, sea cual
ideal frente al cual se evalúan los estudios sobre televisión. fuere su intención original, se situaban frente a los programas y a
2. El trabajo de Walkerdine (1986) <<Video Replay: families films and fan- lo que la gente decía sobre ellos con el ánimo de un crítico-inves-
tasy>>, un estudio sobre una familia mirando Rocky li en vídeo, no se incluyó, por-
que el texto en este caso era una película y no un programa de televisión y porque
tigado~ (un :ol académico nuevo y en gran medida extraño), y que
esta investigación sobre la audiencia estaba pensada como parte de un estudio so- toda discusión sobre el programa era considerada finalmente co-
mo texto. J?~sde ~icha perspectiva, se puede considerar que los
4
bre niñas de seis años de edad y no sobre el significado cultural del programa. Es-
ta imaginativa investigación de Walkerdine inspiró en gran medida el análisis crí- textos televisivos tienen eco, o sea, que resuenan más allá de sus
tico de los cinco trabajos incluidos.
Children and Television: a semiotic approach, de Hodge and Tripp (1986),
no se incluyó por una razón similar. El trabajo estaba pensado como una respues-
ta a las investigaciones sobre efectos y buscaba producir un antidiscurso sobre los 3. Lo que entiendo por <<redefinir>> los objetos de investigación lo explico en
niños y la televisión, en lugar de tratar de explicar un texto determinado: aunque el capítulo siete.
sea como parte del proceso de llegar a un destino diferente. 4. Para estudiar esta terminología, véase Barthes (1977).
108 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA
109

propios límites, en los discursos comunes a la comunidad y al con- los discursos producidos por los espectadores que escribían cartas,
texto cultural. El grado de interdisciplinariedad requerido en di- como por el poder que tenía el texto para activar discursos de «po-
chas investigaciones tendría que conseguirse ampliando el papel pulismo» o «cultura de masas». El placer que producía Dalias en
del crítico, ya que, a las cualificaciones requeridas en .un crítico las espectadoras y la producción de una explicación de dicho pla-
académico, se suman las correspondientes al etnógrafo y al se- cer en la convergencia de la «imaginación melodramática» y las
miólogo social. La interdisciplinariedad está relacionada con el «estructuras del sentimiento», era superior a la importancia de
interés posmoderno por la crítica y traca toda una serie de «varia- otros discursos evocados por Dalias. Tulloch y Moran (1986) to-
ciones» sobre un tema textual, en una «llave maestra» llamada maron como concepto unificador el de texto-como-representación
discurso. Esta nueva crítica interdisciplinaria debía de parecer tan (en lugar de la «forma discursiva del mensaje») y Buckingham re-
diferente de sus versiones anteriores que al principio debía de re- cuperó la inherente rebeldía textual del texto televisivo para colo-
sultar difícil de reconocer, y es que se daba un alto grado de expe- carla bajo una perspectiva literaria relativamente segura (la de la
rimentación, mezclando diferentes disciplinas y modos de inter- crítica de la respuesta del lector).
pretar un texto. Creo que dicha confusión se producía en todos los Durante el período de tiempo estudiado por el «experimento»
proyectos de investigación sobre los estudios culturales de la au- (entre 1973 y 1988, aproximadamente), la búsqueda althusseriana
diencia que hemos señalado. Al centrarse en la «codificación», la de la ideología fue reemplazada por la articulación del significado
«descodificación» y en los «momentos determinantes» de la pro- textual en otros términos (tales como el placer y la popularidad),
ducción cultural, en lugar de en «la forma discursiva de mensaje», probablemente para escapar a las restricciones impuestas por la bús-
que era el argumento fundamental de Hall; la importancia de «la queda de una ideología (véase Hobson, 1982, pág. 136; Tulloch y
forma discursiva del mensaje», fue disminuyendo gradualmente Moran, 1986, pág. 11; Ang, 1985, pág. 17; Buckingham, 1987, pág.
(Hall, 1980a; págs. 128-129). A partir de ese momento, los pro- 37). Estudiando el «experimento» en su conjunto, parece que entre
yectos siguientes dejaron de enfrentarse de un modo tan directo a 1978 Y 1987, el análisis de la «ideología» pasó del texto a la au-
una comprensión'amplia del texto televisivo. Por ejemplo, el tema diencia. La búsqueda de textos perversos fue reemplazada por la
del «programa como discurso significativo» era un tema funda- documentación de lecturas perversas en descodificaciones aberran-
mental en las investigaciones sobre Nationwide orientadas a la cir- tes o ideológicas. Los investigadores fueron adoptando gradual-
culación del «producto» en su «forma discursiva». En Everyday mente teorías de la percepción definidas a través del texto, lo que
Television (Brunsdon and Morley, 1978) se utilizó un marco se- comp.rometía los retos más críticos y radicales presentados por los
miótico para analizar el «signo televisivo» (ibíd., pág. 131) en tér- estudtos culturales y sociológicos de los medios de comunicación
minos de ideología y en The «Nationwide» Audience (Morley, Ycolocaban a la investigación y a su objeto (las series de televisió~
1980) se consideraban las entrevistas cotno parte del discursO.pa- po~~lares y sus audiencias) en el marco de los intereses estables y
ra poder establecer la distancia que mediaba entre las ideas defen- legttlmos de la alta cultura y la teoría literaria (a pesar de la retórica
didas por el programa y su lectura «preferente». En este proyecto, populista y feminista que tanto destacaba en el «experimento»).
se seguía haciendo hincapié en el discurso. Hobson (1982), sin La investigación empírica sobre la audiencia, la denominada
embargo, reemplazó el interés en la circulación del «modo discur- dimensión etnográfica, se usaba cada vez más con el único fin de
sivo» del mensaje, por una historia de lucha de poderes entre los corroborar o demostrar las percepciones de la teoría textual (aun-
productores y los fans de Crossroads. El programa sólo tenía sen- que f~er~ del tipo, «respuesta del lector»), en lugar de como algo
tido como televisión popular, ámbito discutido entre la dirección constttuttvo del texto. Pero, paradójicamente, la etnografía era una
de la televisión y las diversas audiencias. La política populista re- disciplina crucial para estos estudios, como verificación o ratifi-
emplazaba al discurso. En la investigación sobre Dalias se resta- cación del «significado» del texto. Al desembarazarse del concep-
bleció la importancia del discurso, no tanto como un análisis de to de «ideología», los investigadores necesitaban una «etnografía
110 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 111

de la audiencia» para confirmar las teorías sobre el «texto» adap- gitimada»: la familia, la escuela y los «mundos del ocio» persegui-
tadas de la teoría literaria (del texto como representación o como dos por el individuo. Morley (1986), en cambio, rompió posterior-
invitaciones textuales a la construcción de un significado). Esta mente con la especificidad de la conexión texto-audiencia, de ma-
investigación tan claramente centrada en el texto delegaba en la nera que sometía a los espectadores individuales a las estructuras de
audiencia la responsabilidad del significado textual. En efecto, poder del entorno doméstico, específicamente a la estructura de po-
trataba a las audiencias de clase obrera como parte de un orden na- der de la dinámica familiar. Al optar por la perspectiva de la inte-
tural; como una tabula rasa (según el sistema cultural y de clase racción, Morley abandonó la conexión con la totalidad cultural que
británico), donde las consecuencias de la cultura popular de masas «el texto», a pesar de todo, había aportado. La familia, así como
se acumulan como si fueran desechos culturales esparcidos por un otras agrupaciones sociales, constituidos tanto voluntariamente (fa-
paisaje que normalmente estaría vacío. milia, clubes y sociedades) como de manera forzada (la familia -en
En trabajos posteriores tanto de Morley (1986) como de Rad- el caso de los niños-, la escuela o la prisión), se convirtieron en
way (1988), encontramos una tendencia más clara a desplazar el agentes de control social que determinaban el significado de los tex-
texto como concepto central (como objeto del análisis literario o tos. En el aspecto positivo, las audiencias evocadas por Morley y
mediático ). Ambos escritores desarrollaron sus primeros trabajos Radway no eran «masas», sino grupos de gente «real» que albergan
reteniendo efectivamente el <<discurso» pero rompiendo la rela- la cultura comercial en su seno. Para dichos grupos, la relación del
ción con textos específicos, así como con la «forma discursiva del grupo con los medios de producción cultural (tanto en forma de tex-
mensaje». Cada uno hizo una previsión diferente de las direccio- tos, como en forma de géneros o «mundos del ocio») es tan impor-
nes futuras que tomaría la investigación. Para Radway, romper tante como las relaciones entre los miembros del grupo, que hasta
con el texto específico resultaba liberador porque estaba demasia- cierto punto pueden ser definidas por la naturaleza del objeto cultu-
do eclipsado por otros factores (el texto se convertía en género ral que es el centro de atención de dicho grupo.
que a su vez se convertía en cultura comercial). Este problema, sin embargo, está en el eje de un nuevo enig-
ma que concierne a la base de la formación social en un ambiente
Las limitaciones de nuestras disciplinadas prácticas de inves- contemporáneo en el que abundan los medios de comunicación.
tigación y nuestro interés por los circuitos de comunicación, guia- Para Morley, un escritor del «viejo mundo», el texto no se consi-
dos por el sentido común, se están convirtiendo en un problema, en deraba algo esencial para conectar con la cultura en su sentido
mi opinión, porque en los últimos años hemos tenido que lidiar
más amplio porque la categoría crítica del análisis social seguía
con teorías de la cultura, la ideología y la subjetividad, que nos ha-
cen pensar de manera diferente en las formaciones sociales y las siendo la clase. En consecuencia, la audiencia televisiva podía ser
prácticas culturales, todo lo cual dificulta la concepción de un sim- conceptuada independientemente de los textos de la televisión.
ple modelo de transmisión de la comunicación cultural. Para Radway, un escritor del «nuevo mundo», la idea de clase no
(Radway, 1988; pág. 363) sirve para explicar nada, y el texto, al menos como modo cultural
y como categoría de conexión, como evidencia de un modo cultu-
La relación entre género, texto y audiencia a la que se refiere ral, sigue siendo un componente esencial de la investigación sobre
Radway en Reading the Romance (1984) se amplió, en textos pos- la audiencia. En ambos casos (la investigación de audiencia-texto
teriores de esta autora, a la constitución discursiva de la subjetivi- y las nuevas perspectivas sobre la recepción), se quitó hierro a la
dad, la relación entre subjetividad y discurso, y así al «eternamente cuestión del texto y, podríamos añadir, a las estructuras de pro-
variable caleidoscopio de la vida cotidiana y al modo en que los me- ducción y a aquellos involucrados en ellas. También se quitó im-
dios de comunicación se integran e implican en él» (Radway, 1988; portancia al investigador académico, que ya no tenía por qué jus-
pág. 366). Radway citó tres ejemplos donde se produce «el enfren- tificar su lectura del texto. Ahora la atención se centraba
tamiento entre la cultura popular y la dominante y oficialmente le- directamente y sin ambages en la audiencia, que supuestamente
112 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 113

debía producir unos resultados sati~factorios (mediante su involu- clase de investigación que pretendía coincidir con la «nueva fase»
cración en la investigación «etnográfica») en torno al significado en la investigación sobre la audiencia, augurada por Hall. Como
de los textos culturales populares, así como (supuestamente) sobre respuesta al reto planteado por Hall, los investigadores redactaron
la adhesión de la audiencia a los mismos. Lo que quedaba atrás en unos trabajos que cambiaron en gran medida nuestra manera de
esta vuelta a la audiencia, eran los problemas inherentes a una ex- pensar hoy en día sobre las audiencias de los medios de comuni-
cesiva confianza en lo que las personas son capaces de explicar cación. Estos estudios fueron los precursores de los actuales estu-
(véase Eco, 1974), frente a lo que verdaderamente piensan. Lo que dios sobre los fans y las comunidades discursivas. A continuación
se podía ·perder en este proyecto era la especificidad del trata- presentaremos una lectura crítica de dichos estudios, centrada en
miento, el encuentro de los discursos acerca de la interacción en- algunas de las encrucijadas que encontramos en las investigacio-
tre el lector y el texto, enfoque que constituía la promesa (y la di- nes, en las que se tomaron decisiones respecto a la dirección a se-
ferencia respecto a los estudios sobre la audiencia tradicionales) guir, respecto a alterar dichas direcciones, o a abandonar determi-
del experimento de los estudios culturales de la audiencia. nados itinerarios por otros más seguros que ya estaban trazados o
La posibilidad radical de que la audiencia de masas global se di- por aquellos que condujeran hacia una estética que combinase las
versificara para constituir comunidades interpretativas solapadas, opiniones del lector con la crítica textual.
fue reemplazada por la noción de que las audiencias contribuían a la Cuando una investigación resulta innovadora y se superan cier-
realización de unos textos específicos en su interpretación/lectura, tos retos, como ocurrió en este caso, entonces merece una cierta re-
o bien por la idea de que las audiencias recogían, asumían y asimi- flexión y un análisis pormenorizado porque, en los temas tratados
laban textos, como si fueran «sujetos nómadas» involucrados en por la misma, se encuentra la clave para explorar nuevas direc:;cio-
una especie de inocuo rastreo de productos culturales. Las audien- nes. Entre los temas tratados por esta investigación, se encuentran
cias se transformaron en coleccionistas de quincalla cultural, y el áreas tan polémicas como el texto, la audiencia o el discurso. Pero
sinsentido de sus actividades resultaba analíticamente útil, al colo- las cuestiones discutidas por esta investigación no se refieren sólo
car a este grupo dentro de la estructura de poder de la cultura domi- a las polémicas sobre el texto, la audiencia y el discurso, sino que
nante, como ha explicado Hebdige en su análisis del «bricolaje» además tratan sobre el modo en que estos temas se pueden relacio-
punk (Hebdige, 1979a; págs. 103 y sigs.). Dicho punto de vista no nar en las investigaciones y cómo se pueden ligar al problema de la
explica la interpelación discursiva, ni del texto por la audiencia ni política mediática. Este crisol interdisciplinario aún sigue compli-
de la audiencia por el texto. No aporta una crítica adecuada de la cando las investigaciones sobre la audiencia. El interés de repasar
cultura comercial, porque la vida cotidiana no es un museo (por mu- estos primeros trabajos en los años noventa, radica en la insisten-
cho que nos guste pensar que algunos ambientes domésticos lo cia de éstos en la importancia de las opiniones y la postura crítica
son), sino que es una parte del todo representado por la cultura con- de los espectadores sobre la cultura popular. El «experimento de
temporánea. En lugar de centrarse en la importancia transposicional los estudios culturales de la audiencia» se puede considerar como
de los productos mediáticos, dicho punto de vista tiende en realidad una investigación sobre la cultura popular, ya que lo que la opinión
de los espectadores era lo suficientemente importante como para
a ser interpretado como el exotismo de lo cotidiano.
animar a los investigadores a realizar un trabajo de campo que in-
cluyera a personas reales. La importancia del trabajo de campo si-
gue suponiendo un reto para aquellos sofistas de sillón, inmersos
La «nueva fase»
en la estética de la recepción y la «respuesta dellector», 5 que con-
Al hablar del experimento de los estudios culturales de au-
5. Ver Jauss (1982, pág. 144) para encontrar un ejemplo de cómo el crítico
diencia, es necesario que nos distanciemos de un análisis post hoc, se presenta a sí mismo como lector típico, por falta de destreza y oportunidades
para recordar que los estudios incluidos aquí eran ejemplos de una para llevar a cabo <<la tan atrasada investigación empírica».

... . ,, .. ERSIDAO -DE ZARAGOZA


DEI*ARTAMENTO DE
1 u,,,..¡;,,. ...,,. ..
114 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 115

sideran que el propio investigador es el único espectador que cuen- y, lo que es más importante, desvelar las prácticas llevadas a cabo
ta. En un momento en el que se cuestiona la validez del trabajo de por los productores para conseguir que el programa ejerciera tan-
campo como método, en el que se cuestiona el derecho de los in- ta influencia sobreJos corazones y las mentes de tantos ciudada-
vestigadores a hablar en nombre de las comunidades que participan nos británicos. Querían descubrir cómo implicaban a la gente pa-
en los estudios, y en el que se pone en tela de juicio la intención de ra aceptar e incluso perpetuar las ideas y significados que se
dar a los espectadores comunes la oportunidad de hacer una refle- ensalzaban en el programa, incluso cuando aquellas ideas estaban
xión crítica sobre la producción cultural, debemos examinar las basadas en fantasías claramente utópicas sobre la naturaleza de la
práctícas de las investigaciones sobre la audiencia y definir una tra- vida cotidiana en la Gran Bretaña de entonces. En la investigación
yectoria a revisar, basándonos en las lecciones aprendidas del pa- sobre la audiencia de Morley se incluía la posibilidad de resistirse
sado. Es fundamental que los investigadores que valoran los idea- a dicha ideología o de transformarla.
les de las investigaciones sobre la audiencia como una crítica
cultural, examinen en detalle los fundamentos teóricos de su prác-
tica actual. Los temas discursivos de Nationwide

Brunsdon y Morley examinaron el lenguaje utilizado por los


La investigación sobre Nationwide como discurso académico miembros del equipo de producción y analizaron el modo en que
el programa se refería a sí mismo, así como el modo en que se di-
La investigación sobre Nationwide constaba de dos compo- rigía a la audiencia. Demostraron que la «interpelación directa» de
nentes: el análisis textual llevado a cabo por Brundson y Morley, Nationwide estaba centrada en una serie de temas muy limitada: el
Everyday Television: «Nationwide» (1978) y el estudio de audien- mundo de la casa y el ocio; los problemas personales de la gente;
cia empírico llevado a cabo por David Morley en solitario, llama- la imagen de Inglaterra; las noticias nacionales y las políticas. Al-
do The «Nationwide» Audience: structure and decoding (1980). gunos temas aparecían reiteradamente, especialmente aquellos
Nationwide era un programa de televisión de la BBC sobre actua- que relacionaban la idea de la nación inglesa con los ideales polí-
lidad que se emitía en días laborables. Como texto, el Nationwide ticos. La mitología nacional estaba ligada a la mitología del pro-
se trató como si fuera múltiple, tomando la suma de todos los epi- grama, el cual promulgaba la idea de que la relación entre el pro-
sodios, pero el programa también se podía considerar representado grama y la audiencia era natural e ideal, como un ejemplo de
en su especificidad por cualquiera de sus episodios por separado. cómo debía ser una democracia social perfecta.
Morley buscaba una estrategia de investigación que le permitiera Brunsdon y Morley opinaban que el programa había creado un
trazar la imagen de otro Nationwide; el Nationwide que los espec- foro de discusión para las ideologías dominantes de nacionalismo,
tadores construían al discutir o reflexionar sobre un programa, o al consumismo y patriarcado, para una serie de ideas sobre la unidad
evaluarlo. Se había planteado otorgar el mismo peso al «texto» que nacional basadas en el individuo, la dominación patriarcal del ho-
a la «audiencia», en lugar de imaginar a la audiencia tan sólo como gar, y una aceptación de la propiedad privada y del consumismo a
«espectadores» o consumidores/receptores. La «audiencia» a la ultranza. Identificaron estos temas ideológicos recurrentes como
que entrevistó estaba compuesta por estudiantes reclutados especí- conceptos ligados a cuatro instituciones sociales: la nación, el in-
ficamente para esta investigación, mientras asistían a la universi- dividuo, la familia y la economía. La determinación de Brunsdon
dad u otros centros educativos en el turno de noche. y Morley por establecer una «lectura preferente» sobre la orienta-
El proyecto de Nationwide comenzó con una lectura a fondo ción política nacional del programa hizo que toda una serie de ins-
de una selección de episodios de este programa. La intención de tituciones y discursos, involucrados en la diversidad discursiva
Brunsdon y Morley era revelar las bases ideológicas del programa del programa, fueran englobados en la «ideología dominante». La
116 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 117

importancia de esta diversidad institucional para el posterior estu- gerencia de Hall (1980a), según la cual la audiencia está ya de hecho
dio, basado en la audiencia, de los discursos del programa, no fue estructurada discursivamente para descodificar posturas políticas:
explorada a fondo. Tal vez se hubiera descubierto, no sólo que el actitudes dominantes, negociadas o de oposición. Por otro lado, tra-
programa pretendía promocionar una serie de ideas dominantes tó de verificar estas posturas descodificadoras empíricamente, por
adscritas a unas determinadas instituciones, sino que el intento de medio de entrevistas de grupo sobre determinados episodios de Na-
Morley de clasificar políticamente lo que la gente opinaba sobre el tionwide. En tercer lugar, trató de combinar, en este trabajo, ideas
programa, según una postura política unitaria, podía ser erróneo. provenientes tanto del paradigma culturalista como del estructuralis-
La postura política respecto a los discursos sobre la política y la ta. En concreto, esto suponía combinar la idea estructuralista según
identidad nacional no corresponden necesariamente a una deter- la cual el sujeto histórico es como un cruce de caminos donde ocu-
minada postura política en relación a la «familia» o el «indivi- rren las cosas (Lévi-Strauss, 1978; pág. 4), con el empeño culturalis-
duo». Un hombre de extrema izquierda puede tener una opinión ta en defender el papel refrendador de la experiencia. Es interesante
machista (correspondiente a la ideología dominante) sobre el pa- la forma que asume este debate entre posición y experiencia, estruc-
pel de las mujeres en el hogar y en la sociedad. Las entrevistas con turalismo y culturalismo, en el trabajo de Morley.
la audiencia que Morley reprodujo en The Nationwide Audience De entre los proyectos que hemos incluido en el experimento
(1980) mostraba cómo los espectadores se debatían entre el radi- de los estudios culturales de la audiencia, el trabajo de Morley fue
calismo y el conservadurismo, insistiendo obstinadamente en la el único que se centraba en los problemas teóricos del discurso.
veracidad de sus opiniones personales, y a veces contradiciéndose Como éste fue el primer trabajo que buscaba el discurso textual en
a sí mismos descaradamente según el tema tratado. Pero Morley la audiencia, y como sus únicos precedentes eran los estudios de
interpretaba esas variaciones como una resistencia, como una pos- audiencia tradicionales, no debe sorprendernos que los ideales ex-
tura personal permanente basada en su origen social, en lugar de presados en el trabajo teórico de Morley sobre la audiencia y el
como un intento, por parte del espectador, de mantenerse sobre la discurso, no fueran llevados a la práctica en el trabajo empírico.
cuerda floja. En lugar de centrarse en estas contradicciones y es- La posición desde la cual comenzó su trabajo era la de que la au-
tos actos de compromiso como objeto de estudio sobre su audien- diencia se estructura de modo discursivo antes de enfrentarse al
cia, Morley sacrificó el potencial de estas entrevistas como explo- texto televisivo y que esta estructuración explica la variabilidad de
ración sobre la variabilidad de la interpretación, para convertirlas la interpretación y las discrepancias entre las intenciones de la
en una visión demográfica sobre la diferencia de clases y la clasi- producción y las lecturas de la audiencia -(la «percepción selecti-
ficación social. va» en palabras deHall)- (Hall, 1980a; pág. 135). En segundo lu-
gar, creía que la discusión sobre la audiencia se estructuraría de
acuerdo a tres postura hipotéticas desde las cuales se podría cons-
El discurso de la audiencia truir la descodificación de un discurso televisivo: la «postura he-
gemónico-dominante», que incluye el «código profesional» (ibíd.,
La ideología es un concepto crucial en la investigación sobre pág. 136), el «código negociado», que «contiene una mezcla de
Nationwide y el análisis del discurso tanto en Everyday Television: códigos adaptativos y de oposición» (ibíd., pág. 137); y el «códi-
«Nationwide» como en The «Nationwide» Audience está pensado go de oposición», mediante el cual el «espectador puede entender
para ponerlo de manifiesto. Como ya hemos explicado, la ideología perfectamente la inflexión tanto connotativa como literal ofrecida
de Nationwide se basaba en los mitos sobre el individualismo, el na- por un discurso, pero descodificar el mensaje general en un modo
cionalismo, la familia, el sistema patriarcal y la economía. El estudio contrario» (ibíd., págs. 137-138).
sobre el discurso de la audiencia que Morley elaboró a continuación Aquí se pone de manifiesto un problema respecto a lo que uno
estaba organizado de manera diferente. Para empezar, siguió la su- espera de la «descodificación». La explicación sobre la diferencia
118 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 119
entre la «descodificación» y la «comprensión» recuerda a la dis- televisión como medio de comunicación de masas. La investiga-
tinción establecida por Hall entre el mensaje y su significado. ción sobre Nationwide confirmaba el valor del análisis del dis-
Morley sugirió que es posible «comprender» el mensaje pero en curso social como una forma de investigación sobre la audiencia.
cambio adscribirle un significado (o sea, «descodificarlo») según Sin embargo, las expectativas del investigador sobre el hecho de
otros criterios (por ej., una determinada posición discursiva). La que el programa pudiera ser descodificado políticamente, de
diferencia entre la «comprensión» y la «descodificación» reside acuerdo a un posicionamiento dominante, negociado o de oposi-
en la adscripción de un significado político. Morley encontró que ción respecto al discurso, no consiguieron anticipar la cantidad
«la posición social en manera alguna se correlaciona con las des- de cuestiones discursivas que plantearon tanto el programa como
codificaciones» ya que tres diferentes grupos, los aprendices, los los espectadores.
miembros del sindicato y los estudiantes negros de la escuela pa-
ra adultos, todos los cuales comparten, según Morley una «posi-
ción de clase similar», produjeron unas descodificaciones domi- Homenaje a la etnografía
nantes, negociadas y de oposición, respectivamente (Morley,
1980; pág. 137). Los intentos de Morley por explicar estos ines- La cuestión de las credenciales «etnográficas» del trabajo de
perados descubrimientos no resultan muy convincentes. Morley Morley sigue estando vigente. Morley no consideraba que su traba-
comentó, por ejemplo, que la «respuesta cínica» y la «postura de- jo tuviera un carácter etnográfico; aunque otros sí se lo han atribui-
fensiva» de los aprendices se debía a su deseo de demostrar que do. Morley lo definía como una derivación de los métodos cualita-
«tenían mucho mundo», lo cual los conducía, por defecto, a una tivos usados en el «paradigma» interpretativo de las investigaciones
«aceptación de los criterios de Nationwide» (ibíd., págs. 138-139), sobre la audiencia. Además, el trabajo de Morley difería en gran
y a rechazar el «modo de articulación y expresión» del programa, medida de los métodos usados en el análisis subcultural. La modifi-
aunque según dice el autor: «todavía sufren la misma problemá- cación de la teoría sobre las audiencias de masas fue la causa de que
tica ideológica «populista» del programa» (ibíd., pág. 139). Esta no se tratara de hacer un análisis histórico de los involucrados en la
segunda explicación es aún menos satisfactoria ya que, de repen- investigación, ni un análisis estructural o semiótico sobre la cir-
te, Morley describe la que antes era «ideología dominante» del cunscripción de los grupos entrevistados, ni un análisis fenomeno-
programa como la «problemática ideológica «populista» del pro- lógico de la situación. 6 Sin embargo, el trabajo de Morley generó un
grama». Obviamente, lo que Morley había descubierto es que la cierto interés en lo que Eco (1974), denominó el proyecto «trans-
audiencia no había leído el programa de la misma manera que los cultural» que se reveló al aclararse las diferencias sobre lo que sig-
investigadores y que su estrategia de investigación no podía asi- nificaba el acto de mirar la televisión para el investigador y el in-
milar la complejidad del proyecto en que se había embarcado. No vestigado. Como trabajo «etnográfico», incluso en este sentido tan
quiero sugerir con esto que su proyecto estuviera mal diseñado, limitado, la investigación de Nationwide demostró la necesidad de
sino la dificultad y la dimensión del problema de investigar el establecer estrategias de análisis del discurso de la audiencia-texto,
discurso y la interacción entre las personas y los textos televisi- para salvar las diferencias entre el investigador y el investigado, así
vos, es de una complejidad mucho mayor de la esperada; lo cual como para aclarar la lucha de poder/conocimiento en que está invo-
es un hallazgo muy significativo. La creencia de los investigadores lucrado cada uno.
de Nationwide en la «ideología» y en la importancia de encontrar
un modo de utilizar el análisis del discurso para las investigacio-
nes sobre las audiencias de los medios de comunicación, les per-
mitían teorizar que existía relación entre los comentarios particu-
6. Véase Cohen (1980, pág. 83) para encontrar una explicación sobre la im-
lares de los miembros de la audiencia, la formación social y la portancia de estos tres pasos en la etnografía de las subculturas.
120 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 121

Nationwide y la agenda discursiva de las investigaciones sobre Crossroads 7 y la investigación de la crisis


la cultura popular
Hobson presentó su trabajo, Crossroads: the drama of a soap
El trabajo de Morley supuso una intervención bastante signi- opera (1982) como un examen de la «producción de programas de
ficativa en el estudio de la cultura popular. Se centraba en el estu- t~levi~ión populares y el atractivo de dichos programas para la au-
dio de un magazine informativo popular, pero explicaba que éste diencia» (Hobson, 1982; pág. 10). Esta afirmación pone de mani-
era interpretado de forma diferente por determinados grupos de fiesto la importancia que Hobson otorgaba a las estructuras de
audiencia. Al hacerlo, la investigación de Nationwide ampliaba producción y recepción, y especialmente a la trascendencia de di-
los términos del debate sobre la cultura popular. A la evaluación chas estructuras para las espectadoras. La narración de Hobson
del programa (su estatus, calidad, valores de producción, etc.) se s.in e~bargo (la historia que ella nos cuenta sobre su propia in ves~
añadían las características y la calidad de su recepción como in- t1gac1ón), se refería a la crisis que se produjo entre la dirección de
vestigación sociocultural. La investigación sobre Nationwide la televisión y la audiencia cotidiana de Crossroads. Fomentada
abrió un camino para que los investigadores fueran más allá del por el interés que provocó en la prensa la decisión de la dirección
debate «activo versus pasivo», e incluso más allá del tema de los de la cadena ATV de prescindir de la actriz Noele Gordon y de
efectos psicológicos o sociológicos en la gente, para cuestionar a Meg Mortimer (el personaje representado por Gordon), esta crisis
fondo la base política de la participación de -la audiencia en las ac- se convirtió en un nuevo tema de investigación-que encajaba en el
tividades culturales populares, especialmente mediante el análisis proyecto a largo plazo desarrollado por Hobson. La decisión de la
del discurso. Se daba menos importancia a los cambios produci- dirección implicaba que la audiencia debería rehacer su imagen o
dos por los medios de comunicación en la gente y más a la cues- Gest~lt del programa, y redefinir la naturaleza de la jerarquía de
tión de la participación cultural y su significado en un ambiente de relacwnes que se daban en el mundo dramático de la serie. En el
medios de comunicación de masas. La investigación de Morley enfrentamiento creado por Hobson, se dirimían el paternalismo de
sobre Nationwide fue un primer paso hacia una nueva clase de ex- la dirección hacia la audiencia de masas y las protestas de la au-
ploración textual que presuponía y se comunicaba con «un lector diencia por su exclusión y la expropiación dé su autoridad para de-
medio resultante de una especulación meramente intuitiva» (Eco, terminar la acción narrativa de la serie de televisión Crossroads.
1979; pág. 8). Siguiendo a Eco, la estructura cerrada del texto de
un magazine informativo de la televisión debería presuponer una
Contexto: la situación doméstica
audiencia no escolarizada y poco homogénea. El espectador ima-
ginario de este programa no estaría muy definido, lo cual dejaría
Hobson redujo su análisis sobre la audiencia de Crossroads a
el proyecto del lector abierto a la influencia de otros poderosos
las mujeres que miraban y discutían el programa con ella. Sus con-
discursos, tales como el nacionalismo o el racismo. La investiga-
clusiones se pueden agrupar tres categorías: los datos acerca de la
ción de Nationwide comenzó el proceso de ruptura de la tipifica-
relación entre la audiencia y el texto, los datos sobre las razones
ción asociada con la audiencia de televisión y su reemplazo con
que llevan a las espectadoras a mirar la serie y los datos sobre el
las categorías estructuradas de los espectadores. Comenzó1el aná-
comportamiento de las mujeres como miembros de la audiencia de
lisis de las diferencias dentro de la masa, basadas en la estructura
de clase y la afiliación política. Abrió el camino, como veremos, a
la identificación de otros discursos que estructuran la interacción 7. El programa conocido como <<Crossroads>> en el Reino Unido era una te-
de la gente con los textos. lenovela emitida en horario de tarde, que tenía lugar en un motel situado en un
cruce. No debe confundirse con la <<antología dramática>> del mismo nombre emi-
tida en Estados Unidos en los años cincuenta y que ofrecía <<dramatizacio~es de
las experiencias de los hombres de la iglesia>> (Brooks y Marsh, 1992; pág. 195).
122 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 123
Crossroads. La investigación de Hobson era menos conservadora a mirar un determinado programa pero que la hora a la que estaba
nivel sociológico que la de Morley. Por ejemplo, Hobson no se programado les impedía permitirse ese lujo.
sentía obligada a mencionar cuántas personas participaban en su
estudio, aunque sí mencionaba que su investigación se llevó a ca-
bo durante un largo período de tiempo. Describió sus entrevistas Crossroads como texto múltiple
como muy activas y en ellas involucró a espectadoras que combi-
naban información sobre su propia experiencia vital con conoci- En su análisis de las opiniones de las espectadoras, Hobson
mientos sobre el programa y el género de las series, a la hora de in- trataba al programa emitido como un objeto material, aunque al
terpretar y evaluar las historias y los personajes de Crossroads. Se hablar del sentido del programa afirmaba que su significado de-
dio cuenta de que el interés crítico de las espectadoras, como pasa pendía de lo que los espectadores quisieran sacar de él. Desde su
en otros muchos estudios de audiencia de textos culturales popula- punto de vista como audiencia, consideraba que la materialidad o
res, se fundamentaba especialmente en el «realismo» del progra- el carácter concreto del programa conllevaban una demanda de
ma. Como muchos críticos del programa, esta audiencia era cons- atención y de tiempo, y ciertamente el programa se introducía en
ciente de las dificultades técnicas y los errores del programa, pero el ambiente doméstico, alterando las rutinas familiares, para ins-
no quería permitir que estas cuestiones interfirieran con el placer talarse como un componente más de la conversación familiar
de mirarlo. Sus razones para mirar el programa, reflejaban su inte- ofreciendo además el modelo de un escenario doméstico idealiza~
rés por el género de la teleserie en general y por el modo particular do. La relación texto-audiencia, en este caso, no consiste tanto en
en que Crossroads funcionaba como un ejemplo de este género. una negociación de significados, como de tiempo y dedicación.
Para Hobson, esta dedicación de la audiencia al programa justifi-
caba el derecho de la audiencia a que se le consultaran cambios y
El contexto de la recepción alteraciones en la programación.
El análisis de Hobson sobre la serie de cartas dirigidas al Bir-
El interés de Hobson en el ambiente doméstico cotidiano co- mingham Evening Mail sobre el despido de Noele Gordon tenía un
mo contexto en que se produce la relación entre la audiencia y el doble propósito. En los ejemplos incluidos, las personas que es-
programa, la llevó a destacar la «importancia de la audiencia de cribían pedían a los productores del programa que tuvieran en
televisión, así como la necesidad de que su punto de vista sea con- consideración sus opiniones y sus deseos. Al usar su edad y su
siderado, en relación a sus programas preferidos» (1982, pág. condición de jubilados para rogar a los poderosos estaban recono-
138). Se erigió así como representante de los intereses de la au- ciendo ser conscientes de su impotencia.· Declaraban que el pro-
diencia. Destacó que la audiencia construye una determinada ima- grama les hacía compañía (especialmente en el caso de los/las es-
gen de los temas tratados por la televisión, o por un determinado pectadores/as de edad avanzada y aquellos que por su condición
programa durante un largo período de tiempo y que el significado física estaban más obligados a permanecer confinados en el ho-
de un programa para su audiencia es lógicamente muy diferente gar). Como si de plegarias se tratara, las cartas demostraban la in-
del que tiene para los ejecutivos de televisión o el equipo de pro- tención de cambiar el equilibrio de poder existente en el mundo de
ducción, tanto respecto a los temas tratados como respecto al sen- los media. 8 La inclusión de los intereses de los débiles hizo que
tido del programa en el seno del ambiente doméstico. Destacó a su
vez, que la estructura familiar y la vida cotidiana afectaban a la 8. Sin embargo, la mayor parte de los encuestados no defendieron la conser-
calidad y la naturaleza del acto de mirar el programa, ya que las vación de este personaje en aras de la comunidad. La audiencia que escribía las
mujeres normalmente ponen a la familia en primer plano. Muchas cartas constituía una circunscripción, <<principalmente una clientela: gente que
usa (y quizás incluso compra) sus servicios porque usted y otros miembros de su
mujeres entrevistadas declararon que les habría gustado sentarse a grupo son expertos en este tema determinado>> (Said, 1983; pág. 152). Una vez re-
124 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 125

cobrara fuerza la exigencia (inherente a esta investigación) de que tica de la política patriarcal por un conflicto político «falso»: el
la audiencia tuviera derecho a participar en las historias de los conflicto por el control del texto. Hobson sustituyó el derecho a
programas. Al pintar una imagen de la audiencia de Crossroads ejercer el poder en una sociedad patriarcal y llena de prejuicios
como compuesta de amas de casa, ancianos y enfermos, Hobson contra la edad; por el derecho a determinar el destino de un perso-
aprovechó la concepción tradicional de la vulnerabilidad de la au- naje.
diencia de masas. Su punto de vista, respecto a las personas que
escribían las cartas, servía a su vez para avalar el contradictorio
argumento de Hobson sobre la materialidad del texto, ya que se La elaboración de Crossroads
supone que la audiencia de masas generalmente acepta sin mira-
mientos los programas que se le ofrecen. El argumento sobre la Hobson presentó el programa como un producto de las estruc-
vulnerabilidad de la audiencia de masas, que Hobson utilizó para turas de producción, y como un testimonio de la creatividad y el
mantener su punto de vista populista sobre el derecho de los es- nivel de los miembros del equipo de producción, destacando es-
pectadores a influir sobre la programación, las historias y los per- pecialmente la labor del productor, el director y los actores. Pero
sonajes, presuponía la materialidad de los textos sobre los cuales también afirmó que «tratar de explicar lo que Crossroads signifi-
se dirimía el enfrentamiento. ca para su audiencia es imposible, ya que no se puede hablar de un
Cuando Hobson comentaba el programa o su contenido utili- solo Crossroads; hay tantos Crossroads como espectadores»
zaba un modelo de emisor-receptor mediante el cual sólo se anali- (1982, pág. 136). En esta afirmación contradice sus propias expli-
zaban los contextos de la producción (en este caso, las intenciones caciones sobre el placer que produce el programa: un placer expe-
del «emisor»), y los contextos de la recepción (en este caso, los rimentado porque el programa refleja las experiencias vitales en
deseos de los espectadores). La idea del programa como texto que se ven inmersos los espectadores. Buckingham utilizó esta de-
quedaba cada vez más desdibujada ya que Hobson utilizaba los as- claración para sugerir que Hobson pretendía que los espectadores
pectos más «etnográficamente» accesibles del modelo codifica- de Crossroads y de otras series de televisión, son «libres de elegir
ción/descodificación e ignoraba la posibilidad de combinar los entre una infinita variedad de lecturas posibles» (Buckingham,
dos paradigmas de los estudios culturales. Comparado con el tra- 1987; pág. 35). Sin embargo, Hobson se escabulló del dilema teó-
bajo de Morley (1980), el estudio de Crossroads volvía sobre el rico propuesto por esta definición del texto, afirmando que los es-
«culturalismo» y repudiaba el proyecto semiológico. Hobson pectadores son y deben ser, en su opinión, los únicos críticos que
aceptaba todos los enfoques que pudieran ayudar a comprender el cuentan (Hobson, 1982; pág. 136). Cambió la discusión sobre
programa, por contradictorios que fueran. Se adelantaba a dicha Crossroads como sistema de significados, por una discusión sobre
ideología al centrarse en un determinado conflicto de poder entre el control textual. Mientras que, como veremos, Buckingham es-
los productores y la audiencia, Un conflicto que no trataba sobre el tablecía un patrón de recepción entre la estructura textual y las
significado textual, sino sobre las decisiones de la producción. Su lecturas por parte de la audiencia, la postura de Hobson obedecía
decisión de no evaluar o analizar el uso de temas, conceptos y va- a un proyecto muy diferente, un proyecto populista con el cual
lores «domésticos» en Crossroad, reemplazaba, en efecto, una crí- quería defender a la audiencia de Crossroads. A pesar de haber di-
cho que «hay tantos Crossroads como espectadores», Hobson no
pudo evitar hacer su propio balance de lo que el programa signifi-
conocemos este hecho, es obvio que lo que sorprende al lector sobre el tratamien- caba. En su opinión, era menos importante lo que el programa sig-
to de la clientela, por parte de la cadena de televisión, es la ofuscación y la de-
nificara que el hecho de que para los espectadores sí fuera impor-
cepción. La lealtad y la fidelidad de los espectadores se pagó con el desdén, ya
que la cadena de televisión mantuvo claramente el control sobre los medios de tante. Argumentaba que la complicidad de la audiencia con el
producción cultural. programa justificaba su derecho a obtener un mayor reconocí-
126 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 127

miento en el proceso de producción, tanto a la hora de ejercer pre- nales» ), frente a la de aquellos a quien va dirigido el programa, la
sión para que se elevaran los estándares de producción, como pa- cultura de los usuarios del programa («este programa me entretie-
ra consultar a la comunidad de espectadores de Crossroads sobre ne»). Como producción de bajo presupuesto, Crossroads propor-
los cambios significativos a efectuar. cionaba una oportunidad a profesionales jóvenes y con poca expe-
riencia para granjearse una reputación y adquirir más experiencia,
pero no les dejaba mucho lugar para demostrar su valía. A la hora
El diseño de la investigación y el proyecto de Crossroads de evaluar el trabajo de los profesionales de la televisión, los crí-
ticos de televisión y los demás profesionales tienen en muy baja
Hobson prestó muy poca atención a las consecuencias de las estima la opinión de la audiencia. Normalmente prevalecen otra
diversas teorías sobre el texto y el discurso que se barajaban en su serie de baremos estéticos.
estudio. Mientras explicaba qué era lo que el productor, el director, Hobson proporcionó una documentación muy clara sobre el
los guionistas, etc., querían que significara su programa, a las amas poco poder que ejercen las audiencias en este tema, y creo que
de casa entrevistadas no les preguntaba lo que el programa signifi- aquí radica el valor de su proyecto. Sin embargo, presentaba el en-
caba para ellas, sino por qué les gustaba verlo y por qué no querían frentamiento entre la ATV y la audiencia de Crossroads como un
que cambiara. Evitaba mencionar el tema de la ideología y en cam- batalla en la que la rebelión de la audiencia venció a los producto-
bio hablaba de lós temas tratados en Crossroads, tales como los res. Al final, la amenaza de muerte que pendía sobre el personaje
problemas y la naturaleza de la vida familiar. Respecto al diseño de principal fue, digamos, conmutada, pero igualmente tuvo de
la investigación, el salto del significado al interés es muy signifi- abandonar la serie. Esta solución, que siempre se había mantenido
cativo. De hecho, el trabajo trataba sobre cuestiones diferentes en como una posibilidad, se presentó como una estrategia pensada
sus diversas fases. Y resulta curioso que el centro de atención de la para suavizar el daño que le hacía a la audiencia. Supuestamente,
investigación variara tanto. Por un lado, demuestra que, incluso en la imaginaria inmortalidad otorgada al personaje suavizaba su de-
sus investigaciones mejor intencionadas, los espectadores en reali- saparición de la pantalla. La investigadora defendió este triunfo
dad no tenían derecho a expresar sus opiniones críticas, porque to- del sentimiento sobre el poder y se vio así implicada en el ejerci-
davía se pensaba que su función era la de receptores y no creadores cio del poder por parte de los productores. Hobson se alió con la
del programa. Por otro lado, el intuitivo cambio de tema por parte televisión al sugerir que había prevalecido el derecho imaginario
de la investígadora, su necesidad de hacer preguntas que según ella de la audiencia de exigir la televisión que quería, que el sistema de
los entrevistados podrían comprender y responder mejor, apunta a valores del programa (o sea, su apoyo al consenso social) había
un tipo de teorización a menudo excluida de las perspectivas de la prevalecido, en lugar de admitir simplemente que la televisión ga-
codificación/descodificación: las consecuencias sistémicas de la nó la batalla y rescindió el contrato de la actriz. Todas las cartas
comunicación de masas como fenómeno cultural. pidiendo que «Se quede Meg» fueron convenientemente ignora-
das, tanto por la propia Hobson como por el equipo de produc-
ción. Hobson ni llegó a sugerir que el equipo de producción podría
La crisis del cruce de culturas haber acordado unos cambios mínimos en el guión y mantener in-
tacto su poder global sobre el programa. Obviamente, la produc-
En las cartas y las entrevistas de la investigación aparece y de- tora puede tolerar/acomodar la intervención de la audiencia a ni-
saparece el tema del menosprecio de Crossroads. En el capítulo fi- vel sentimental, pero no al nivel de la historia o de lo que ellos
nal de su libro, Hobson situó las razones de dicho menosprecio en consideran el factor comercial, como por ejemplo cancelar o no el
la crisis del cruce de culturas. La cultura de los profesionales de la contrato de una actriz. La historia de Hobson sobre el juego de po-
televisión («este programa es ofensivo para mis gustos profesio- der que siguió al despido de esta actriz/personaje, proporciona un
128 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 129

ejemplo útil sobre los límites del poder de la audiencia. De hecho, ma manera que los grupos de concienciación reaccionaban contra
resulta incluso bastante llamativo que se hiciera una concesión tan la opresión patriarcal de la mujer, las investigaciones feministas
pequeña. Es un ejemplo de lo que Young (1985) describe como en el marco de los estudios culturales reaccionaban contra un plan
una de las maneras en que los medios de comunicación regentados de trabajo fundamentado en intereses y preocupaciones masculi-
por compañías privadas y el Estado coinciden para silenciar la crí- nas.9 La incapacidad de la teoría social existente para explicar las
tica mediante la transformación de la crítica en «opinión pública» experiencias de las mujeres motivó una «vuelta a la experiencia y
cuando en realidad no es más que un conjunto de necesidades e in- al plano subjetivo, tanto para justificar y dar cuenta de esa rea-
tereses privados. lidad ejerciendo así una firme crítica de la teoría al uso, como pa-
ra encontrar materiales que sirvieran a una construcción prelimi-
nar de teorías alternativas y más adecuadas» (Grimshaw y otros,
El plan feminista en la investigación sobre Crossroads 1980; pág. 75). Esta política feminista se refleja de forma clara en
el trabajo de Hobson, especialmente en el papel destacado que
La falta de interés en la ideología y/o el discurso en la obra de otorga a los métodos empíricos, y quizá también en el modo de
Hobson llama la atención sobre la dificultad experimentada por evitar las teorías marxistas y estructuralistas, los cuales eran muy
académicos e investigadoras que trabajaron en el Centre for Con- populares en el momento en que se redactó este trabajo.
temporary Cultural Studies desde mediados de los años setenta
hasta principios de los ochenta (véanse Hobson, 1980, 1981; 9. Por ejemplo, investigadores tales como McRobbie (1981) y Hobson
McRobbie y McCabe, 1981). En esta época se daban los primeros ( 1980, 1981) mencionaron explícitamente la ausencia de las chicas en los estudios
pasos en la separación de la teoría feminista de las tradiciones sobre las subculturas de jóvenes, así como los términos insultantes con que se re-
masculinas dominantes. Las investigadoras estaban estableciendo ferían a las mujeres cuando las mencionaban. Los investigadores trataron de pro-
bar la importancia de investigar sobre la cultura de las jóvenes, y que las ideas de
y justificando un acercamiento feminista a la sociología cultural las mujeres investigadoras sobre cómo deberían de estudiarse formaban parte de
ya que se enfrentaban a un pensamiento masculino muy poderoso un trabajo académico legítimo. Este plan de trabajo feminista alternativo, propor-
(Hall y Jefferson, 1975). Defendían unos principios culturalistas, cionó la base adecuada para el estudio de Hobson sobre las amas de casa y los me-
marxistas y feministas; y sin embargo, los trabajos que produjeron dios de comunicación de masas (Hobson, 1980). Las amas de casa seleccionan y
gozan de un conjunto de programas alternativo al de sus maridos. Sus preferen-
en esta época quedaron limitados a una especie de postura contra- cias en el ámbito de los medios de comunicación, «refuerzan la división sexual de
ria o de reacción frente al trabajo de los «chicos». La corriente de las áreas de interés>>, tanto en el hogar como en <<el mundo masculino del trabajo
investigación feminista perseguía los ideales de la investigación y la política>>(Hobson, 1980; pág. 114). El tema de la división, en el seno del ho-
subcultural, pero omitía o limitaba el análisis histórico o semióti- gar del poder de controlar sobre los aparatos (tales como el televisor o el control
remoto) según el sexo, así como el establecimiento de una jerarquía de programas
co del subsistema. En cambio, estos trabajos consiguieron un ni- en la casa, ha sido tratado también por Morley (1986) y por Gray (1987). En pa-
vel analítico característico de los grupos de concienciación, muy labras de Hobson, <<parte del proyecto etnográfico para las feministas, ha consis-
populares entre las feministas en los años setenta y ochenta. En tido en dar cabida a la expresión de la experiencia personal de las mujeres y las
otras palabras, estos trabajos trataron de reemplazar los métodos chicas estudiadas en esta investigación>> (Grimshaw, Hobson y Willis, 1980; pág.
76) . Esta afirmación sobre las voces rechazadas en los estudios feministas, la
de investigación masculinos (que producían un análisis patriarcal atención dedicada a la importancia de los intereses femeninos, creó a su vez una
y machista), con un tipo de investigación asentado sobre los valo- crisis de legitimación en las investigaciones por mujeres. En lugar de arriesgarse
res y las creencias de las comunidades feministas, tratando ade- a estudiar los conceptos y los problemas planteados por el paradigma estructura-
más de ampliar las reglas «comunitarias» de dichos grupos (nor- lista, especialmente en cuanto al discurso y al análisis del discurso, los investiga-
dores volvieron la vista hacia los antiguos métodos empíricos. Dichas investiga-
mas de lealtad- y reconocimiento que se enfrentaban al rechazo ciones se adecuaban a la labor de <<dar voz>> a los intereses de las mujeres y a la de
patriarcal) para elaborar un plan de trabajo que apoyase y valora- documentar la inclusión y las características particulares de las experiencias fe-
se las formas culturales populares de las mujeres. Pero, de la mis- meninas bajo el capitalismo.
130 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 131

Hobson justificó su postura antiteórica con su intención de re- preocupante. Aunque este punto de vista sirva para corroborar los
cuperar la especificidad de la experiencia femenina, como «una métodos corrientes de valoración de la popularidad, no funciona
vuelta a lo subjetivo». El problema es que esta manera de «privi- para regular la oferta de la progFamación en la televisión.
legiar lo personal» procedía en un principio de la preocupación Wolff (1981, pág. 115) ha afirmado que la estética de la re-
por la determinación estructuralista, que tan sólo podría ser expli- cepción no sólo prioriza el papel del lector/espectador, sino que
cada si el método utilizado permitía salvar la distancia entre lo reconoce que es «creativo» y está «de situación». Al centrarse en
personal y lo político. El culturalismo solía salvar esta distancia las espectadoras, Hobson explicó su situación, e incluso su creati-
trazando ciertas homologías de estructura y recuperando la «expe- vidad situacional, pero no su creatividad textual. Al situar a las es-
riencia» mediante la etnografía. Hobson no proporcionó ninguna pectadoras en el ámbito del hogar, Hobson pudo demostrar que los
«significados y el placer que las mujeres encuentran en las teleno-
homología de la estructura, ninguna ecuación tácita que hubiera
velas ... se ven condicionados por su situación dentro del entorno
permitido subyugar al personal de producción a la ética comercial
político de la familia, y parte del placer que se deriva de mirar las
de la compañía productora, o a las mujeres como audiencia (que
telenovelas se basa en el grado de rebeldía que ejercen frente al
sólo merecían una programación barata), a los hombres como au-
control masculino o paterno» (Fiske, 1987a; pág. 76). La discu-
diencia (que merecían una programación de costes elevados), o
sión sobre el significado del texto como parte del enfrentamiento
que permitiera el sometimiento económico y social de las mujeres
discursivo entre formaciones sociales, se ve reemplazada por
a los hombres, en el seno de la familia.
ejemplos de lo que a las mujeres les resulta más fácil expresar, el
significado doméstico del acto de mirar la televisión. La ausencia
de una teoría del texto en el trabajo de Hobson, su rechazo a ana-
Estética y cultura popular lizar los detalles del significado textual (tanto el construido por el
personal de producción, como por ella misma como crítica, como
Hobson basó su planteamiento sobre la cultura popular en las por la audiencia) descarta que su trabajo se pueda adscribir al ám-
preferencias de las mujeres a las que entrevistaba. En lugar de pro- bito de la estética de la recepción.
ducir una lectura crítica de Crossroads, trató de justificar la pro- La atención prestada por Hobson al acto de mirar la televisión
ducción del programa como una obra cultural digna de admira- llevó a Fiske (1987a, pág. 72) a considerar que dicho trabajo no
ción, por la experiencia placentera que proporcionaba a sus sólo era un trabajo de «etnografía» de la televisión sino la demos-
espectadoras y la creatividad «contra viento y marea» demostrada tración de una especie de revuelta encubierta de las amas de casa
por su equipo de producción. En busca de una estética determina- contra el patriarcado. 10 Si bien Hobson parecía elaborar una ver-
da, Hobson evitó mencionar criterios tales como la autenticidad y
la originalidad de la manifestación cultural (por ejemplo, Adorno,
1945; Benjamín, 1979), o la visión creativa del «autor», o la tra- 10 .. Otros investigadores, como por ejemplo Morley (1986) y Gray (1987),
dición o el estilo (véase Lovell, 1972; pág. 331). Es como si el también han documentado los esquemas alternativos y de oposición propuestos
por ciertas mujeres, donde las mujeres se reúnen para mirar películas de vídeo
desdén crítico con el que se trataba normalmente este género, le juntas, sin hombres ni niños. Estas situaciones y prácticas se consideran como
forzase a tomar una postura abiertamente populista, como la de constitutivas de una cultura feminista popular; excepto por el hecho de que las in-
que «los espectadores son los críticos. O por lo menos son los úni- vestigaciones nunca revelan el número ni la clase social de las mujeres involu-
cos que cuentan» (Hobson, 1982; pág. 136). Aquí, Hobson parece cradas. Se certifica dicha práctica pero no se discute el alcance de la misma, por
lo que su estatus como «popular>> es cuestionable. La noción de una cultura femi-
haber aceptado el criterio según el cual si un programa es popular, nista secreta y encubierta, escondida de la familia pero en el marco de las rutinas
entonces está por encima de la crítica, criterio que si se amplía a domésticas que constituyen la vida familiar, y que en cierto modo constituye una
otros ejemplos de «popularidad», como por ejemplo la populari- manifestación de resistencia ante el patriarcalismo, debe ser examinada concien-
dad de la pornografía entre el público masculino, resulta bastante zudamente. Esta cultura encubierta, que hasta cierto punto cuestiona las estructu-
132 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 133
sión de la recepción que podríamos describir como popular, se tra- tual», no podemos hablar de ideología alguna, ni podemos justifi-
taba de una recepción popular en la cual el consumo y la produc- car una relación estructural entre la audiencia y el texto . De ese
ción se combinan presentando observaciones y entrevistas tanto modo, las pretensiones estéticas de la obra, desaparecen.
del contexto de la producción como de la recepción. Presentó un
análisis muy limitado de la «creatividad» del espectador o de la la-
bor interpretativa emprendida por el espectador. Pero, como des- Dalias: una historia de dolor y placer
taca Fiske, para la audiencia la importancia de mirar está «tanto
[en] el programa como [en] el hecho de mirarlo (ya que ambos son Dalias es una telenovela norteamericana producida entre 1978
inseparables)» (Fiske, 1987; pág. 75). El acto de mirar implica y 1991, y que fue emitida por la cadena CBS (Brooks y Marsh,
necesariamente la creación de significados y llama a la actividad 1992; págs. 199-203). La serie, lógicamente, estaba situada en Da-
discursiva. La noción de discurso televisivo, fundamental en el lias (Texas) y se centraba en el magnate petrolero J.R. Ewing, sus
modelo de codificación/descodificación de Hall, quedaba reem- problemas personales y los que él creaba a su familia y a sus socios
plazada en el análisis de Hobson, por significados latentes en la en Texas y en el resto del mundo. A principios de los ochenta,
existencia/disponibilidad del programa en una situación determi- cuando len Ang realizó su investigación, la serie ya había adquiri-
nada. Para Hobson, los significados que un determinado programa do fama internacional. La relación entre J.R. y su problemática y
de televisión evoca en la audiencia, son significados que preceden alcohólica esposa, Sue Ellen, así como el contraste entre los perso-
a la televisión y al programa, y que, por definición, demuestran najes de Sue Ellen y su cuñada Pamela, son las situaciones que eli-
sólo la dinámica y las estructuras de poder de la familia. No exis- gió Ang para enmarcar su investigación sobre el placer proporcio-
te ninguna posibilidad, usando el método culturalista aceptado nado por este drama a las espectadoras del mismo.
hoy en día (como por ejemplo, Hobson, 1982; Morley, 1986; En Watching Vallas: soap opera and the melodramatic imagi-
Gray, 1987), de descubrir otra contribución de determinados pro- nation (1985), len Ang presentó «un marco en el cual se pudiera
gramas que no sea el mantenimiento de las estructuras de poder en tomar en serio a Vallas» (ibíd, pág. vii) y donde se pudieran dis-
el seno del hogar. El problema es que al aceptar la versión de un cutir los temas «relacionados con el placer y sus vicisitudes, así
texto tan sólo en base a la forma expresada en las charlas con la como su relación con la ideología y la política cultural» (ibíd, pág.
audiencia, se compromete la especificidad hermenéutica del ejer- viii). El marco para el análisis de Vallas combinaba la cuestión
cicio de investigación. Si no podemos hablar de «significado tex- del «cómo» este programa produce placer a los televidentes y la
de «qué» lectura realizan los espectadores del mismo. Se supone
ras de poder de la vida cotidiana, manifestándose en forma de rituales de resis- que sobre algún punto de este hipotético eje podríamos encontrar
tencia tales como estas reuniones de mujeres descritas anteriormente, es algo que el «significado» de Dallas. La elección de este tema, lógicamente,
practican generalmente, como menciona Víctor Turner (1977, pág. 49), mujeres dejaba de lado otros que se podrían haber investigado; tales como
totalmente fieles al «esquema tradicional>>. Dichos rituales pueden servir, tanto el significado sociopolítico de Dalias o el significado cultural del
para justificar y legitimar la dominación masculina como para cuestionarla. De
hecho su misma existencia confirma la fidelidad de las mujers al statu quo. La programa como ejemplo de la intromisión imperialista de la cul-
participación de dichas actividades <<de resistencia>>, enmarcadas en las obliga- tura norteamericana en todo el mundo.
ciones horarias del hogar y limitadas por la duración de la cinta de vídeo o del Ang se enfrentó a la cuestión de la fama que había alcanzado
programa de televisión, mantiene el valor otorgado a la santidad del entorno do- el programa en los años ochenta, y específicamente a la diferencia
méstico, especialmente cuando gran parte del material que ven puede ser descrito
como una perpetuación de los mitos del origen, mitos que <<explican>> cómo se es-
entre las opiniones de los espectadores y el clima de opinión con-
tablece o conserva un hogar. Una cultura alternativa no siempre es <<oposicional>>; trario a la serie, situación que denominó «ideología de la cultura
puede tener sus propias razones, diferentes pero igualmente válidas, para aceptar de masas». Reconoció que el programa era un artefacto cultural,
la ideología <<dominante>>. pero decidió centrar su análisis en los aspectos del programa que
134 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 135

producían una satisfacción emocional a los espectadores. Según contestaron a un anuncio de Ang en una revista para mujeres pi-
Ang, los espectadores tenían que esconder el placer furtivo que diendo a las lectoras, espectadoras de Dalias, que le escribieran
experimentaban viendo esta serie, frente a los sibaritas culturales, explicándole por qué les gustaba la serie. Obviamente este méto-
los críticos que se negaban a reconocer la validez cultural de las do de investigación potenciaba la respuesta femenina muy por en-
preferencias de los espectadores. En este sentido, Ang, al incluir cima de la masculina, ya que las lectoras de Viva eran mujeres en
un componente de investigación sobre la audiencia en su proyec- su práctica totalidad. Así, la información utilizada era de género
to, seguía el rumbo populista trazado por Hobson en los estudios epistolar, dejando de lado la observación, los cuestionarios o las
de audiencia feministas, pero pudo disponer del corpus de la críti- encuestas. Las cartas servían para interrogar y evaluar los escritos
ca feminista que se centraba en el placer textual experimentado académicos sobre la cultura popular, así como para «iniciar a los
por las mujeres. lectores holandeses interesados, en el estudio de los conceptos te-
En su trabajo, aprovechó ideas teóricas de dos corrientes dife- -óricos utilizados para el análisis de la televisión y las series de te-
rentes en la crítica de los medios de comunicación, la que trataba levisión» (Ang, 1985; pág. viii). La inclusión de material prove-
de la economía política de los medios de comunicación y la de la niente de las cartas, sirvió para legitimar un supuesto propósito
crítica feminista. Ang situó sus posicionamientos sobre el tema del pedagógico. En muchos sentidos, este propósito pedagógico era
placer en Da/las entre estos dos discursos académicos y utilizó las patente en Watching Dalias porque los lectores potenciales del li-
cartas redactadas por los espectadores de Dalias para probar su in- bro de Ang no eran sólo de la comunidad universitaria, sino tam-
tuiciones. Entre los aspectos polémicos de su investigación pode- bién del tipo «lector holandés interesado» . Parece que hizo bas-
mos destacar el modo en que utilizó la información contenida en tantes sacrificios en aras de su visión del «lector ideal» a lo largo
las cartas y su preferencia por las explicaciones sobre el placer pro- del libro; sacrificios que han redundado en un menor grado de ri-
ducido por Dalias que destacan las emociones en lugar de la refle- gor y especulación analítica. El afán educativo incluía una intro-
xión o los conocimientos socioculturales. Y además lo hizo casi sin ducción a «una serie de puntos de vista que derivan principalmen-
basarse en las teorías psicoanalíticas contemporáneas sobre el pla- te de estudios culturales y de los medios de comunicación en el
cer textual. El cambio de enfoque más importante en la investiga- mundo anglosajón». En otras palabras, Ang k pedía información
ción de Ang se produjo al trasladar su interés del «significado» del a la audiencia y luego utilizaba esa misma información para dar
programa como cultura popúlar a los «placeres» experimentados, lecciones sobre los estudios culturales británicos; una corriente
por las mujeres sobre todo, al mirar el programa. 11 académica que valoraba los textos populares. Esta reeducación se
justificaba como una especie de contrapunto al injustificable
abandono de la cultura popular que, según Ang, era una caracte-
Las espectadoras rística común de la crítica europea. Ang llamó a dicha postura crí-
tica la «ideología de la cultura de masas».
Las personas entrevistadas por Ang ·eran un grupo pequeño y
voluntario de espectadoras de Dalias que se declaraban admirado-
ras o, por lo menos, espectadoras habituales del programa y que
La ideología de la cultura de masas

11. Ang recibió cuarenta y dos cartas en respuesta al anuncio que puso en la Ang dedujo la «ideología de la cultura de masas» de las cartas
revista para mujeres Viva. El texto del anuncio era el siguiente: «Me gusta mirar escritas por aquellos lectores a los que no les gustaba Dalias. Lo
la serie de televisión Dalias, pero a veces obtengo reacciones diferentes al res- que resulta más chocante de esas cartas negativas era la seguridad
pecto. ¿Os importaría escribirme y contarme por qué os gusta o por qué no os gus-
ta la serie? Me gustaría incorporarvuestras reacciones a mi tesis universitaria. Por
con la que los encuestados criticaban el programa. Mientras que se
favor, escribid a ... >> (Ang, 1985). silenciaba a los admiradores de Dalias por la naturaleza emocio-
136 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 137
nal de su relación con el programa, aquellos que odiaban la serie
eran demasiado vehementes y locuaces en su crítica. Por ello, Ang lectores entrevistados no la utilizaban porque es antiintelectual 0
se cuestionaba «si sería lógico relacionar la experiencia del recha- práctica, mientras que la ideología de la cultura de masas es teóri-
zo al programa, que en primera instancia debe ser una reacción ca, y trata de convencer a la gente de que «la cultura de masas es
emocional frente al programa, con una evaluación racional del perniciosa» (ibíd., pág. 114). Al reinterpretar los códigos elabora-
mismo como producto cultural». dos Y restringidos de Bernstein (Bernstein, 1971), Ang explicaba
Para Ang, la «ideología de la cultura de masas» era un discur- el poder de la «ideología de la cultura de masas», refiriéndose a
so «Con más éxito» que otros a la hora de determinar la imagen so- ell~ como un «código elaborado». En cambio la «ideología del po-
cial de series de televisión como Dalias. En su opinión, combina- puhsmo» se presentaba como un «código restringido», con un vo-
ba una «aversión» oficial europea «a las series de televisión cab~lari? y u~a gra~ática más limitados que su opuesto, lo que
americanas» con una teoría académica correctamente estructurada exphcana su mcapacidad para contrarrestar el poder que tiene la
que actúa como justificación de dicha aversión. Ang sugería que «ideología de la cultura de masas», para arruinarle el goce estéti-
la «aversión oficial» estaba motivada por un sentimiento de «ame- co a las mujeres.
naza a la cultura nacional propia, y como una erosión general de
los valores culturales de grandes principios» (Ang, 1985; pág. 93).
No estaba de acuerdo con la relación que se había sugerido que Valor de uso y placer
existía entre las condiciones económicas de producción y las es-
tructuras estéticas y narrativas de los programas de televisión, La discusión sobre la ideología de la cultura de masas forma-
postura que describía como «determinismo económico en estado ba parte de la estrategia seguida por Ang para presentar la serie
puro». Su preocupación por la ideología se debía al modo en que Dalias como un objeto merecedor de una consideración académi-
afectaba a los espectadores a la hora de disfrutar de la televisión, ca, para contrarrestar la mala prensa del programa. En su opinión,
especialmente de las series norteamericanas. La ironía de la pos- Dalias «se ofrecía explícitamente al público como objeto de con~
tura de Ang es que trataba de recuperar la idea de Hall ( 1980), se- sumo placentero» y este «inherente potencial placentero era el va~
gún la cual la audiencia «está estructurada de antemano en el dis- lar de uso mediante el cual la industria trataba de seducir a los es-
curso», pero no lo hizo en relación a los posicionamientos pectadores para que vieran la serie» (Ang, 1985; pág. 19). Es
descodificadores clasificados como dominantes, negociados o de complicado aplicar el concepto «valor de uso» a una serie de tele-
oposición, sino en relación a una postura respecto a la cultura de vi~ión. Afirmar que el valor de uso del programa es lo único que
masas, favorable a sus propios intereses analíticos. Aquellos es- le ~mporta a la audiencia, es ignorar el hecho de que el programa
pectadores que eran críticos con la serie Dalias estaban situados existe y se desarrolla dentro de un sistema de intercambio de re-
en la ideología de la cultura de masas; mientras que aquellos que laciones de mercado y que forma parte de una emisión co~ercial.
disfrutaban con la serie no lo estaban. Sería equivalente a decir que el valor del oro está determinado por
Ang identificó otra postura discursiva, la ideología del popu- su valor de U¡,So en lugar de por su valor de cambio, cuando en re-
lismo, que contrastaba con la ideología de la cultura de masas. alidad el uso y el intercambio se combinan a la hora de definir el
«La ideología del populismo» era un concepto pluralista, basado sentido y el valor cultural de un producto como el oro. Obviamen-
en un concepto racional «que podríamos resumir con el dicho po- te, no es sólo «el potencial placentero» lo que hace que un progra-
pular de que: "sobre gustos no hay nada escrito"» (Ang, 1985; ma de televisión sea popular y digno de análisis, sino el valor de
pág. 113). Ang consideraba que esta «ideología» era exactamente los _significados culturales, y el modo en que el programa los pone
lo opuesto a la ideología de la cultura de masas y que ofrecía una en JUego. Para comprender el placer que proporcionaba Dalias a
idea que «podría ser utilizada contra sus propios códigos». Los l~s es_pecta~~ras, inad~cuadat_nente explicado desde el punto de
VIsta Ideologico, Ang mtrodujo dos conceptos teóricos adiciona-
138 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 139

les: la imaginación melodramática y la estructura trágica del sen- con la armonía familiar. La ideología de la familia de Da/las, en
timiento. su opinión, sugería que la unidad familiar resulta esencial como
premisa vital y que dicha unidad familiar es más importante que la
felicidad individual. Según la hipótesis de Ang, esta ideología
La imaginación melodramática y la estructura trágica del sen- funcionaba como el principio de realidad frente al cual se podía
timiento representar la imposibilidad del deseo. La combinación en el pro-
grama, de los convencionalismos asociados con la telenovela y el
Ang definió la imaginación melodramática como «una estra- melodrama, y su concentración en la tragedia de la imposibilidad
tegia psicológica para superar el absurdo de la vida cotidiana», .«el de realizar el deseo personal, constituyeron la base del desarrollo
rechazo o la incapacidad para aceptar la insignificante vida coti- en dicho programa de la estructura trágica del sentimiento. Los
diana como banal y carente de sentido», y como algo «nacido de sentimientos a los que se hace mención en la estructura trágica del
una vaga insatisfacción con la existencia aquí y ahora» (Ang, sentimiento, y la clase de imaginación descrita como «melodra-
1985; pág. 79). La imaginación melodramática era por lo tanto mática», producirían, mediante la interacción, experiencias pla-
una propiedad o una cualidad de las personas, que cada individuo centeras en el espectador. La relación que, según Ang se producía
experimentaba individualmente, y que «parecía expresar una re- entre el espectador y el programa, era psicológica. La importancia
acción pasiva, fatalista e individualista a un impreciso sentimien- de esta «psicología», para Ang se fundamentaba en explicar cómo
to de impotencia e inquietud» (ibíd, pág. 82). Ang conectó la idea un programa como Dalias, cultiva y explota la imaginación melo-
de la «imaginación melodramática» con un construcción mental dramática y la estructura trágica del sentimiento, que son caracte-
que ella denominó «la estructura trágica del sentimiento», que a su rísticas definitorias de la comunidad de telespectadores habitua-
vez venía producida por la «estructura formal» de Dallas como te- les. Esta psicología del espectador, a su vez, se convirtió en la
lenovela emitida en el segmento horario de mayor audiencia. Su condición previa para apreciar el género en su totalidad, de la mis-
argumento se basaba en que sólo cuando se comprenda el modo en ma manera que el hecho de tocar el piano redunda en una mejor
que Dalias desarrolló estas propensiones psicológicas, podremos apreciación de la música clásica para piano. La visión de Ang so-
clarificar el significado del texto. Se identificó la estructura gené- bre la interacción entre el espectador y el programa, sirvió para
rica de Dallas como algo que jugaba con, o se referenciaba meta- conformar una especie de ecosistema sostenible, capaz de mante-
fóricamente a, la estructura trágica del sentimiento y a la imagina- ner su propia comunidad de espectadores y predisponerlos a ser
ción melodramática que conforman los principios lógicos, más receptivos a otros programas similares. La idea de Ang es in-
productores de significados, que algunos espectadores utilizan pa- teresante, porque reconoce el fundamento discursivo que confor-
ra ordenar y comprender mejor su vida cotidiana. ma este género. Explica la incapacidad de los espectadores para
Al describir la estructura trágica del sentimiento y la imagina- explicar el placer experimentado con este programa. Aprender a
ción melodramática, el propósito pedagógico de Ang se impuso de leer el programa estaba indisolublemente ligado al placer obteni-
nuevo a su análisis. La explicación de estos conceptos le propor- do al leerlo.
cionó la excusa para elaborar una larga y pedagógica descripción
de la estructura textual de Dallas. Asimismo, la autora explicó la
naturaleza melodramática de las telenovelas y la estructura del El discurso en la investigación sobre Dalias
melodrama en general, mediante una discusión sobre la tragedia
familiar de Dallas. Señaló que los conflictos que se producen en El enigma sobre los modos en que el discurso era analizado en
las telenovelas siempre son de carácter familiar y que, en concre- Watching Dalias, era debido a que Ang no había especificado cla-
to, se refieren al problema de reconciliar el desarrollo personal ramente la distinción entre discurso y texto, el discurso y la ideo-
140 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 141

logía, o el discurso y el diálogo. Por ejemplo, Ang identificaba análisis de Ang radicaba en que situaba a la serie Dalias y a sus
ciertas afirmaciones en las respuestas escritas (tales como «la cul- personajes femeninos como iconos, pero como afirma Young:
tura de masas es mala», o «no se pueden explicar los gustos de las «Las feministas actuales no tendrían que estar buscando iconos si-
personas») y las equiparaba con los conceptos de la ideología de no caminos que conduzcan al terreno cultural que constituye lo
la cultura de masas y la ideología del populismo, respectivamen- "popular" y a las estructuras de poder que definen y moldean al
te. En lugar de tratar de entresacar la gama de posturas que evi- sujeto femenino» (Young, 1988; pág. 188).
denciaban las respuestas de la gente, las generalizaba como si es- La postura de Ang estaba basada en el «potencial feminista»
tuvieran unas a favor y otras en contra de Dalias, colocándolas así del «placer» proporcionado por Dalias. Por otro lado, el placer
en el marco de una u otra de estas hipotéticas ideologías. Esta proporcionado por Dalias se equiparaba al que «se deriva de todas
perspectiva era similar a la de Hall, pero sólo en su aceptación de las demás manifestaciones de la cultura popular para mujeres»,
la audiencia como «previamente estructurada en lo discursivo». que según Ang, «no deben ser sencillamente condenadas: debe-
En este caso, la estructuración imaginada (aunque estuviera rela- mos reconocer que tienen un valor positivo en las vidas de las mu-
cionada, según ella misma reconocía, con los discursos sobre la jeres» (Ang, 1985; pág. 131 ), para que puedan situarse dentro de
nación), estaba relacionada con las preferencias por el género y la un «plan de actuación feminista)) (ibíd, pág. 132). De nuevo, se
cultura popular. Los «discursos» de Ang sobre la cultura de masas afirmaba el posicionamiento del populismo feminista. El deseo de
y el populismo no se basaban en una determinada clase o nivel valorar lo femenino se contraponía con un reconocimiento de que
económico, sino en los aspectos estructuradores de la cultura glo- el objeto de este placer feminista era aquel que perpetúa la domi-
bal. En los trabajos de Hall y Morley, se creía que la estructura- nación de las mujeres, el espectáculo patriarcal en marcha. La ne-
ción discursiva previa estaba determinada por el posicionamiento cesidad de una apropiación feminista de los placeres femeninos
político (dominante, negociado y de oposición), que estaba rela- exige que comprendamos la naturaleza de estos placeres femeni-
cionada con la postura de clase dentro de la formación social y nos, que es lo que Ang trataba de demostrar. El problema de esta
que se expresaba ideológicamente en la lectura del programa por investigación estaba en la elección de la perspectiva desde la cual
parte de la audiencia. En la investigación de Ang, la postura polí- analizar el tema del placer. Como ha apuntado Tompkins, las teo-
tica quedaba reemplazada por una postura basada en la orienta- rías del texto, que ponen de este modo en primer plano el placer y
ción de la cultura popular (a favor o en contra de Dalias), que de la identidad, tienden a destacar «la conciencia individual a favor
nuevo se expresaba «ideológicamente» ya que el hecho de recha- de sistemas inteligibles que operan a través de los individuos))
zar Dalias se consideraba ideológico, mientras que el hecho de (Tompkins, 1980; pág. xix), tales como las teorías del discurso. La
apreciar la serie no se consideraba como una manifestación ideo- tensión no resuelta entre el discurso y la conciencia individual
lógica. (emocional) produjo una cierta ambigüedad en el proyecto de Da-
La complejidad de los diversos posicionamientos del sujeto lias. Mientras que el placer tiene un carácter personal, el discurso
puestos en juego por cada espectador se perdía en medio de la ex- posee un carácter social. La insistencia de Ang en el tema del pla-
cesiva simplificación creada por un exceso analítico introducido a cer, desplazó el análisis de lo social a lo personal, de lo que se
través de la ideología de la cultura de masas, la estructura trágica muestra públicamente (el texto) a lo que se experimenta en la pri-
del sentimiento y la imaginación melodramática. La compleja in- vacidad (placer). Entonces analizó las explicaciones sobre el pla-
terrelación de temas, basada en discursos de género, nación, reli- cer experimentado por sus entrevistadas, restableció el texto sólo
gión y familia, quedó reducida a la voz de las ideologías de la cul- como sistema de placer, y de paso limitó el alcance del análisis del
tura de masas y el populismo. Como análisis sobre el género y la discurso.
televisión, esto socavaba la relación entre discurso y poder que se
encuentra en la base del proyecto feminista. La importancia del
142 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 143

La lectura de A Country Practice: el texto como significado del programa como texto, a partir de la diversidad
representación existente dentro del modelo general de significados atribuido al
programa por toda una serie de personas relacionadas con su pro-
Moran (1993; pág. 130), siguiendo el punto de vista de su pro- ducción. De un modo incluso más claro que en los otros proyectos
ductor ejecutivo, describió A Country Practice como una «serie del experimento de los estudios culturales de audiencia, el proble-
rural» australiana. Pero en realidad, tanto la prensa como la co- ma que se planteaba era reconstruir el conjunto, mediante las di-
munidad en general consideraban que se trataba más bien de una versas partes ya que, como ha destacado Williams:
telenovela (soap opera), quizá menos melodramática que las nor-
teamericanas, pero .también menos realista que las telenovelas de La relación entre la realización de una obra de arte y su recep-
ción, es siempre de carácter activo, y está sujeta a una serie de con-
este estilo producidas en Gran Bretaña. La comunidad de perso-
venciones, que en sí mismas son a su vez formas de (cambiar) la
najes de este programa estaba compuesta por una serie de emple- organización y las relaciones sociales, lo cual es radicalmente di-
ados de un pequeño hospital rural en un pueblo ficticio llamado ferente de la producción y el consumo de un objeto .. . Esto hace
Wandin Valley. Las historias narradas por la serie trataban de los que el tema de la notación en artes tales como el teatro, la literatu-
problemas médicos y sociales que tenían lugar en el pueblo. Al ra y la música, constituya tan sólo un caso especial dentro de una
igual que Vallas, A Country Practice, emitida por la cadena Seven verdad más amplia. Lo que esto puede llegar a mostrarnos sobre la
Network, atraía a una gran audiencia familiar. Años más tarde, se práctica del análisis es que tenemos que romper con el procedi-
comenzó a emitir en Europa. Su producción sufrió varias inte- miento habitual de aislar el objeto y luego descubrir sus diversos
rrupciones porque las empresas que anunciaban sus productos componentes. Al contrario, debemos descubrir primero la natura-
consideraban que la audiencia del programa, leal aunque cada vez leza de una determinada práctica y luego sus condiciones.
menos numerosa, no se ajustaba a sus deseos. (Williams, 1980b; pág. 47)
El trabajo de Tulloch y Moran (1986), A Country Practice:
«quality soap», compartía un propósito pedagógico con Watching Williams defendía una estrategia opuesta a la seguida por Tu-
Vallas (1985) de len Ang; la intención de educar a sus lectores lloch y Moran. En su opinión, era necesario conocer la «naturale-
acerca del significado de su interés en la cultura popular. La edu- za de la práctica» antes de poder comprender las condiciones de
cación requiere reforma y cambio. Implica comenzar con una se- su producción. La investigación de A Country Practice adolecía
rie de destrezas y de conocimientos y terminar con otros y, sobre de la creencia en que la «naturaleza de la práctica» era algo ya co-
todo, saber cuándo y cómo utilizar esos conocimientos. A Country nocido, cuando en realidad ésta era precisamente la cuestión que
Practice: «quality soap» ofrecía a sus lectores conocimientos so- debía ser contestada por la audiencia. En cambio, la representa-
bre la producción televisiva, así como sobre las preocupaciones de ción del texto por la audiencia se añadía a la suma de conocimien-
las personas que hacen los programas pero, paradójicamente, no tos sobre la producción ya recogidos. El uso de la etnografía, per-
explicaba demasiado sobre el acto de mirar la televisión como for- mitió a los investigadores reafirmar el viejo énfasis de la crítica
ma de ocio popular. literaria marxista en los textos como crítica cultural, aunque pare-
Tulloch y Moran se centraron en la elaboración del programa, cieran estar criticando otros «objetos>>. De este modo, las dimen-
anali'zando la variedad de representaciones cualitativamente dis- siones de la crítica cultural se mantuvieron inalteradas: como eva-
tintas, que tenían lugar dentro de dicha estructura. Se trataban de luación de la calidad del texto como objeto.
reconstruir los diversos textos que aparecían a partir de las con- En A Country Practice: «quality soap», Tulloch y Moran bus-
versaciones sobre A Country Practice con el personal de produc- caron el modo de incorporar la «intención del autor» -y sus con-
ción y las audiencias, con el objeto de comprender mejor el tex- secuencias en la construcción del significado- en una teoría del
to/mensaje. Tulloch y Moran pensaban que se podría desvelar el texto orientada hacia la recepción. Al ampliar la definición de
144 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 145

«audiencia» a todo la gente que se ocupaba de la producción, distri- y que contrasta con el texto dramático, que está «compuesto para
bución y recepción de A Country Practice, Tulloch y Moran podían el teatro». Por lo tanto, el «texto de la representación» es el «texto
seguir hablando sobre el programa como texto, pero mantenién- dramático» representado. Es efímero y transitorio. Elam lo descri-
dose aferrados a la importancia de la recepción como determinan- bió como un «macrosigno» en el cual el significado es un resulta-
te de su significado. Trataron de establecer una equivalencia entre do del efecto total de la representación. En el «texto de la repre-
las diversas «voces>> que invitaron a describir y evaluar el progra- sentación», todos los elementos contributivos están unificados en
ma, entre ellas las de las audiencias de especialistas o profesiona- un todo textual. Y sin embargo este «todo textual» no funciona co-
les que literalmente escriben, dirigen, editan y producen un pro- mo un signo único sino como una «red de unidades semióticas que
grama. Al incluir dichas distinciones entre las audiencias, se estaba pertenecen a diferentes sistemas co-operativos» (véase Elam,
introduciendo un nuevo esquema para la discusión del poder de los 1980; pág. 7). El espectador del «texto de la representación» es
medios de comunicación que representaría un obstáculo para el considerado como una parte integral de esta red, que completa el
experimento de los estudios culturales de audiencia. texto representado al subordinarlo a una «nueva codificación» ba-
Como Hobson y Ang, Tulloch y Moran examinaron los temas sada en su posicionamiento respecto al texto, y al comunicar estos
de la popularidad y el placer en el programa. Trataron sobre el significados personales a los demás espectadores. «La comunica-
modo en que se producía, se promocionaba y se vendía el progra- ción espectador-espectador» se convierte en parte del «texto» y,
ma; sobre los conocimientos, la capacitación cultural y las habili- por lo tanto, en parte del placer provocado por el texto.
dades sociales y textuales que la audiencia aportaba a la experien- La semejanza entre el «texto de la representación» teatral y la
cia de mirar el programa, así como sobre las propias experiencias noción del «texto de la representación» en el ámbito televisivo es
de la audiencia al mirar el programa (1986, págs. 9-10). La natu- obvia. La producción de televisión requiere la integración de un
raleza del placer inherente al programa (Ang, 1985) se reemplazó gran número de diversos sistemas de co-operación, mayor que los
por los «contextos en los cuales se producía la experiencia pla- necesarios para una representación teatral, ya que la posproduc-
centera de mirar A Country Practice (Tulloch y Moran, 1986; pág. ción indefectiblemente altera e integra las representaciones origi-
10). A la idea de que el placer es una propiedad inherente al texto, nales, cambiándolas una y otra vez durante el proceso. Como el
añadieron un concepto sofisticado: la idea de que el placer está texto de la representación teatral, el programa de televisión como
asociado al nivel de complejidad y calidad de la representación representación está cargado de potencial semiótico. Lo cual no es
del texto (ibíd, pág. 11). La diferencia entre los actores y los guio- lo mismo que sugerir que el texto es polisémico. La noción de es-
nistas como audiencias de A Country Practice y los espectadores pesor semiótico o de densidad de los textos representados, se re-
en general era considerada como una cuestión de género. En rela- fiere a la acumulación de las huellas de los sistemas contributivos
ción al significado, sugerían que el texto no contiene un único sig- que operan de forma discontinua, tanto espacial como temporal-
nificado ni varios significados, sino que el significado es «rebati- mente. Como el texto de la representación, el programa de televi-
do y reformulado» en cada instancia de la representación, tanto sión como representación es heterogéneo, en tanto su sistema de
por parte del personal de producción como por la de la audiencia contribución opera de forma discontinua, tanto espacial como
en general (ibíd, pág. 11). El problema de esta perspectiva era la temporalmente. Las señales auditivas, visuales y verbales apare-
facilidad con la que la representación se podía limitar al tipo de cen y desaparecen durante la representación, y una gran parte del
control ejercido por la productora. placer del texto que experimenta la audiencia, se deriva el «es-
Tulloch y Moran trataban a su «texto televisivo como repre- fuerzo continuo por descubrir los principios que operan» en el de-
sentación» como una elaboración del «texto de la representación» senmascaramiento del texto (Elam, 1980; págs. 44-46, 92-97).
en el teatro descrito por Elam (1980, pág. 3). El texto de la repre- Tulloch y Moran afirmaban que existe una continuidad entre
sentación descrito por Elam es «aquél que se produce en el teatro» «los que escriben y los que ven el programa» (1986, pág. 11) den-
146 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 147
tro de la noción de «representación». Forman todos parte de una lista, ofuscadas por la teoría feminista y por una elección inade-
unidad superior: el texto representado. Se teorizaba la diferencia cuada de ejemplos en Ang (1985).
entre las «representaciones» como una diferencia de tipo pero no En la investigación sobre A Country Practice se reconoce cla-
de calidad, ya que todo el mundo «lee» el texto en términos de su ramente la escasa teorización sobre la audiencia en el intento de
propia comprensión del mismo. Sin embargo, el libro que escri- unificar las diversas lecturas sobre el programa como representa-
bieron (A Country Practice: «quality soap») está elaborado en tor- ción. Tulloch y Moran subrayaron que «no se centraban en el es-
no a la distinción entre «elaborar el programa» y «encontrar una tudio de un producto, A Country Practice, sino en una variedad de
audiencia», lo que implica que los investigadores imaginaron el textos sobre A Country Practice, cada uno de los cuales es «leído»
texto como unidad completa previa a su lectura. Respecto al pro- y «representado» en términos de la experiencia cultural de su au-
grama de televisión como representación, cada conjunto de repre- diencia» (1986, pág. 10). Esta afirmación se asemeja a la sugeren-
sentaciones del texto terminaba en el momento en que cada episo- cia de Eco, respecto a que, para los estudios de recepción, es in-
dio se entregaba a la cadena de televisión para su emisión. Este dispensable «trazar un mapa geográfico de estas culturas, así
corte o discontinuidad entre la producción y la distribución/recep- como de los diversos sistemas de normas y subnormas que si-
ción, la «realidad completa» del episodio ya rodado, es donde se guen» (Eco, 1974; pág. 60). Pero Eco había anticipado que «la se-
rompe la analogía entre el texto dramático representado y el pro- miótica del futuro» desarrollaría «las herramientas metalingüísti-
grama de televisión como representación. En este punto, se niega cas» necesarias para unificar las clases de sistemas lingüísticos y
la naturaleza y el significado de la televisión como diferente de no lingüísticos (Eco, 1974; pág. 55); proyecto que finalmente ha
otros productos culturales y el «poder de los medios de comunica- resultado más intransigente de lo que él hubiera imaginado. Por
ción» se interpreta como el poder de tener la última palabra en la ejemplo, la continuidad y la diferencia entre la representación de
producción o el significado del texto (ibíd.; pág. 11). A Country Practice, por los correctores del guión y su representa-
En Finding the Audience, Tulloch y Moran (1986, parte 2) ción por un estudiante de un instituto, sigue sin poder ser expresa-
buscaron diversas formas de enfocar el programa: las decisiones da. Nunca se llegó a explicar correctamente con qué plantilla po-
respecto a la programación de los ejecutivos programadores de te- dríamos trazar las diferencias entre los diferentes tipos de
levisión, las conversaciones con los protagonistas y con el publi- «representaciones»; aunque por lo menos, Tulloch y Moran lo in-
cista del programa, las cartas de los fans, las conversaciones con tentaron. Lo que quizás imaginaron Tulloch y Moran, era el es-
los estudiantes de instituto que rellenaron un cuestionario después quema de relaciones establecido por Morley entre la ideología do-
de mirar un episodio determinado, o las conversaciones con los minante de Nationwide y los grupos que participaban en dicha
productores sobre el futuro del programa. Todo se unía en un es- investigación, un esquema de la ideología de los programas y la
truendo cacofónico que demostraba por encima de todo que la no- demografía de la audiencia. Sin embargo, sin la ideología y la ex-
ción de lo que es la audiencia cambia según con quién se hable y plicación del texto como algo compuesto por una serie de repre-
según cuál sea su relación con el programa. Las voces se mezcla- sentaciones diferentes, la investigación sobre A Country Practice
ban en la confusión de una «cultura de masas» basada en diferen- carecía del terreno donde situar a sus audiencias y una teoría sobre
cias de clase, donde la simpatía (por parte del investigador), sirve qué se intentaba relacionar. Posteriormente, el concepto de au-
para asegurarse la aceptación (del investigado). En las páginas de diencia se comenzó a entender como una geografía de comunida-
A Country Practice: «quality soap», por fin se intenta resolver el des dispersas; solución que demostraba una mayor comprensión
problema de la inadecuación de teorizar sobre formaciones dis- del problema de la «cultura de masas», pero que amenazaba con
cursivas. Una formaciones concebidas de manera equivocada por hacernos creer que «la diferencia en la descodificación (Fiske,
Hall en su ensayo, no resueltas por Morley (1980), eludidas por 1987b; págs. 316-319), en lugar de la habilidad en la «transcodifi-
Hobson (1982) debido a su compromiso con el feminismo popu- cación», implica ejercer poder sobre un texto determinado.
148 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 149

Eastenders: respuesta del lector y crítica nifica" para su audiencia, al menos se pueden decir varias cosas
sobre cómo funciona» (Buckingham, 1987; pág. 36).
En Public Secrets: <<EastEnders» and its audience (Bucking- El análisis de Buckingham comenzó examinando los supues-
ham, 1987), se examinaba la relación entre los programas popula- tos del programa acerca de los conocimientos de la audiencia: co-
res de televisión y su audiencia desde cuatro perspectivas: las es- nocimientos sobre la historia, el argumento y el contexto. Después
tructuras de la organización que patrocinaban su producción, las analizó el modo en que el programa animaba a sus espectadores a
estructuras del texto, las estructuras del mercado (estructuras de ir más allá de la mera información dada, a generar hipótesis y su-
su recepción pública) y las estructuras de la audiencia. Los «mo- puestos, y a hacer predicciones sobre qué pasaría después. En ter-
mentos determinantes» de la codificación (en este caso las estruc- cer lugar, examinó hasta qué punto el programa permitía o pro-
turas de producción institucionales), de la distribución (segui- mulgaba una diversidad de interpretaciones (1987, págs. 37 y
miento de la prensa, promoción y licencias), así como de la sigs.). En otras palabras, el «posicionamiento» se deducía de las
descodificación (las investigaciones empíricas sobre la audien- cualidades formales del texto, más que en los problemas discursi-
cia), recibieron toda la atención necesaria, sin embargo, en esta in- vos sobre los que se basaba. Su cuarta estrategia consistía en con-
vestigación se prestó menos atención al discurso y al significado versaciones con los espectadores, alumnos de colegio en general,
que en ningún otro de los proyectos. para calibrar hasta qué punto incorporaban la ideología del pro-
Buckingham introdujo un cambio fundamental en la dirección grama. En su teoría sobre la audiencia se veía la recepción como
de las investigaciones en los estudios culturales. En lugar de bus- algo restringido. En la investigación de Buckingham, no tiene ca-
car los modos en que el significado del programa estaba estructu- bida el que el programa hubiera sido mejor si la audiencia hubiera
rado por la ideología, Buckingham cambió su táctica para explo- tenido más oportunidades para influir en la producción del argu-
rar el modo en que «el programa animaba a los lectores a producir mento. La realidad sobre la producción textual que él descubrió,
significados en un modo determinado» (1987, pág. 37). Este cam- implica una exclusión progresiva de la audiencia de las estructu-
bio implicó dejar un poco de lado el interés de los estudios de cul- ras de producción, seguida de una especie de celebración aproba-
tura popular por la política mediática. En cambio, Buckingham toria del programa emitido.
describió con detalle las cosas que las audiencias «hacen con los En lugar de analizar la actividad política de la audiencia, o su
textos, aunque evitó hacer comentarios sobre la repercusión polí- papel ratificador de las prácticas hegemónicas de los medios de
tica de dichas actividades. De nuevo, el programa analítico tenía comunicación, reproduciendo el statu qua, Buckingham se con-
un carácter principalmente textual. El análisis textual aportaba la centró en las actividades cognitivas y formales de la audiencia.
base sobre la cual interpretar las actividades de las audiencias. Los términos del análisis eran abstractos y teóricos y extendían el
Buckingham demostró, por ejemplo, cómo la audiencia podía po- concepto de «actividad» más allá, no sólo de la actividad funda-
sicionarse respecto al desarrollo del texto, por complicidad, igno- mentalmente behaviorista de encender o apagar la televisión, sino
rancia o una relativa omnisciencia, y cómo este posicionamiento también más allá de los procesos cognoscitivos de la percepción y
afectaba al placer de mirar el programa. Introdujo teorías psicoa- el conocimiento. Lo que se consideraba como percibido y conoci-
nalíticas, semióticas y de respuesta del lector, para interrogar las do, se demostró que estaba ligado al texto y era accesible a través
posibles interpretaciones del texto, pero, siguiendo la terminolo- de un análisis textual formal, basado en una orientación hacia la
gía de Barthes, parece haber entendido el texto como obra en lu- audiencia comprensiva en lugar de crítica. Según Buckingham,
gar de como Texto (Barthes, 1977). Sirviéndose de esta perspecti- estos procesos facilitaban el hecho de que los espectadores pudie-
va, Buckingham fue capaz de demostrar la complejidad de la ran discutir sobre el programa sin determinar previamente los sig-
telenovela, y el fundamento de su atractivo, de manera que, en sus nificados que éstos pudieran extraer del mismo. En el aspecto ne-
propias palabras: «Si no se puede explicar lo que EastEnders "sig- gativo, este tipo de análisis no ofrecía una indicación clara de la
150 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA «NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 151

importancia discursiva, y por tanto, del poder cultural ejercido por Bretaña en los años ochenta. Este necesario contexto social se sus-
el programa. tituía, seguidamente, por un examen del discurso del programa.
En lugar de demostrar cómo el carácter político de los discursos
producido por dichos cambios daba prioridad a ciertos temas e
EastEnders: ¿un texto apolítico? ideas por encima de otros, Buckingham sugería que la variación
de las condiciones locales habían producido milagrosamente el
La explicación de Buckingham sobre la política de EastEn- posicionamiento discursivo del programa. Aunque el programa te-
ders, juntaba conceptos diversos tales como el discurso, la ideolo- nía un fondo de cambio sociocultural en el espacio (el East End) y
gía y el sentido común. Buckingham proponía que «no se puede el tiempo (desde los años cincuenta), también presentaba una ver-
decir que un texto, «contenga» una ideología que sencillamente sión de la importancia de estos acontecimientos para los habitan-
impone a sus espectadores; ni siquiera una ideología «encubierta» tes de los años ochenta. Construía dicho espacio y tiempo en tor-
de la cual no son conscientes los espectadores, pero que puede ser no a los dilemas contemporáneos en que los guionistas y el equipo
entresacada del texto, mediante el análisis» (1987, pág. 86). Este de producción estaban también involucrados. Al definir EastEn-
autor trataba el discurso como una especie de cantera de conoci- ders como apolítico, como un mero reflejo de la sociedad en lugar
mientos que es una fuente de información para el trabajo textual de como un factor que contribuía activamente en su mundo cultu-
de los espectadores. Para el análisis textual, la importancia del dis- ral, Buckingham ignoraba que la televisión popular crea un espa-
curso era secundaria. Se adoptó la noción de «conocimiento de cio para el debate público. Estudiar el modo en que los discursos
sentido común» como una explicación del discurso, o por lo me- sobre el sexo, el género y el individuo, o incluso sobre la «comu-
nos de la clase de discurso identificado como algo relevante para nidad», aparecían en el programa, habría ofrecido una alternativa
EastEnders. Este tratamiento del discurso era similar a las defini- a considerar los conocimientos y la competencia cultural de la au-
ciones culturalistas de la ideología y se acercaba al argumento de diencia como ideológica. En este sentido, Buckingham generali-
Brundson y Morley (1978, págs. 87-92), según el cual el discurso zaba desde el interés claramente ideológico en este programa, ex-
de Nationwide estaba basado en el sentido común, entendiendo el presado por grupos de influencia tales como el Festival of Light
sentido común como una forma de conocimiento ideológica. Buc- religioso hacia la audiencia de masas y, además, estereotipaba las
kingham sugería que los discursos pueden «proporcionarnos nor- ideas de la audiencia de masas como ideológicas. Pero al otorgar
mas o estereotipos sobre qué entendemos por un comportamiento tanto poder al texto, evitaba considerar por qué este programa re-
bueno o aceptable»; que no son «necesariamente rígidos o consis- sultaba tan atractivo para los lobbies públicos, en lugar de consi-
tentes», ni «principalmente corpus de actitudes o comportamien- derarlo como una indicación del desdén expresado por dichos gru-
tos», sino «modos de generar conocimientos», «maneras de com- pos hacia la cultura popular y la audiencia de masas.
prender el mundo», modos de presentar «lo conocido» y «lo que Esta definición de un modo activo de mirar la televisión no es
significa conocer» (ibíd., pág. 87). Lo alejada que se encuentra es- nada n~evo. Caracteriza las perspectivas cognitivo-desarrollistas,
ta definición de discurso de la terminología de Hall (1980a) que- simbólico-interaccionistas y de los «usos y gratificaciones» (véase
da demostrado en su aplicación. por ejemplo, Noble, 1975; Wartella, 1979; Palmer, 1986). Mientras
La exploración de la ideología de EastEnders por parte de que desde la perspectiva de los «usos y gratificaciones» se hablaba
Buckingham, comenzaba con una explicación un tanto incomple- de una casi infinita diversidad de usos para la televisión, basados
ta de los cambios experimentados en el ámbito de la familia y la en necesidades físicas, sociales o emocionales, Buckingham hacía
comunidad en el East End de Londres, desde 1950. Describía el hincapié sobre la importancia de la actividad interpretativa. Defen-
modo en que este programa reflejaba dichos cambios y menciona- día trazar la diversidad de acuerdo a las distinciones de género,
ba los conflictos estructurales que afectaban a la vida en Gran edad, raza y otros factores socioculturales entre los niños. Esto
LA « NUEVA FASE» DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA AUDIENCIA 153
152 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS

Llegados este punto, me parece fundamental reconsiderar las


tampoco era nuevo, ya que estaba incluido en muchos trabajos de
cualidades de la cultura popular como sistema interpretativo, y la
interpretación sobre niños y televisión, especialmente aquellos lle-
importancia de aplicar la crítica literaria a su análisis. Eco (1979)
vados a cabo bajo los auspicios del Prix Jeunesse, desde principios
y Fish (1980) han destacado que eUector de la crítica literaria
de los años setenta. La novedad del trabajo de Buckingham, radi-
opera dentro de un ambiente más restringido de convenciones dic-
caba en su definición del papel del espectador como el de una e$-
tadas (por la comunidad académica), que el lector de narrativa po-
pecie de apologista del texto. Se consideraba evidente que los ni-
pular. Lo cual no quiere decir que dichos textos carezcan de ideo-
ños, al mirar la televisión, efectuaban un trabajo por la manera en
logía. ¡Muy al contrario! Quiere decir que tenemos que fijarnos de
que aceptaron, rechazaron o incorporaron las posibilidades, a~or­
nuevo, y con atención, en la manera en que los textos de cultura
tadas por el texto, de crear significados. Desde este punto de vista,
popular restringen el sistema de lectura, relativamente indiscipli-
se podría suponer que los diversos textos invitaban a la participa-
nado, de la audiencia de masas. Al demostrar el modo en que las
ción a los espectadores de diversos modos, por lo que para com-
lecturas de la audiencia de masas están configuradas por el texto,
prender su significado resulta crucial la relación entre el progra-
Buckingham cambió estratégicamente el valor del experimento de
ma/texto y las personas que lo ven normalmente. La audiencia
los estudios culturales de la audiencia. Su concepción del texto (el
«activa», propugnada por Buckingham, no era conceptualmente
texto supuestamente carente de significado o ideología) tiene el
más activa que aquellas descritas en otros estudios, pero era activa
poder de dar forma y dirigir al discurso. Pero la intención de dicho
en maneras diferentes y con fines diferentes.
manejo (el compromiso discursivo del texto) no aparece en el aná-
En el trabajo de Buckingham, se transformó el experimento de
lisis de Buckingham. Y pudiera ser, como implícitamente sugirió
los estudios culturales de audiencia, a partir de una asimilación de
las investigaciones sobre la audiencia tradicionales, en un com-
plejo trabajo crítico del tipo «respuesta del lector». Sin embargo, ce como un signo de interrogación hasta que es realizado/representado/vivido.
dicha transformación tuvo su coste. Si se cree que el texto está li- Jauss lo explica con estas palabras: «Llegado este punto, el diálogo se divide en
bre de ideologías, y que tan sólo ofrece posibilidades interpretati- dos definiciones de la obra de arte, diametralmente opuestas, "no terminado en
vas, entonces la producción no culmina en un discurso significati- su terminabilidad", según la idea de Lukács y "terminado en su interminabili-
vo, sino en varias posibilidades interpretativas. Se necesita una dad", según la idea de Popper. Popper disuelve la distinción inicial desde dentro:
la obra de arte está en su interminabilidad, terminada, ya que el "arte hace de lo
audiencia activa para transformar el texto en un discurso signifi- penúltimo, lo último", lo cual equivale a decir que "mediante el arte, tomamos de
cativo. Sin embargo, esta teoría no aporta un modo de evaluar la la naturaleza lo que ella toma de nosotros por el hecho de que estar vivos: la eter-
naturaleza, relevancia o consecuencias políticas de dichas posibi- nidad". Para Popper, el arte es ac6smico , es "la formulación humana de las co-
lidades interpretativas, especialmente si existen pocas convencio- sas"· la obra de arte está terminada en su interminabilidad, porque no se cierra
(tan;o si en sí es abierta o no) hasta el momento en que el receptor participa en
nes asociadas con la interpretación (como ocurre con los textos ella: "La conclusión última de cualquier obra de arte determinada está en el re-
culturales populares). El texto se entiende como «terminado en su ceptor". Por otro lado, Lukács mantiene su diferenciación, dándole una justifica-
interminabilidad» (Jauss, 198; pág. 212-213). Su significado está ción transcendente. La obra de arte no está terminada en su terminabilidad por-
siempre pendiente. No aporta posibilidades interpretativas signifi- que "pone a lo temporal en relación con lo atemporal", lo cual podría querer
cativas para que los espectadores reales proclamen su significa- decir también que "la cuestión radica en nuestro absoluto", ya que presupone la
"gran respuesta" a la que el hombre está ligado sin ni siquiera ser consciente de
do, 12 y se arriesga en el mare mágnum discursivo. ello. Así, la nueva teoría de la obra de arte abierta lleva a la hermenéutica del ar-
te hasta un cruce de caminos: la obra de arte, que para Popper se abre hacia el re-
ceptor, apunta a la estética hacia la dialogicidad de la comunicación estética; la
12. Este punto es de crucial importancia, ya que la distinción establecida obra de arte, que para Lukács se abre hacia lo trascendental, reclama para la es-
por Jauss define los límites en ambos polos de la acti:idad de la. audiencia: La tética la reafirmación platónica de una perfección intemporal que, en su verdad
postura popperiana otorga a la audiencia la tarea de la mterpretac~ón ~o~o fma- monológica, no deja para el receptor otro papel que el de la comprensión con-
lización, mientras que en la postura de Lukacs, el papel de la aud1enc1a tiene un templativa>>. (Jauss, 1989; pág. 212-213) .
carácter más improvisado. El texto parece completo, pero en realidad permane-
EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
154

Ang, que los textos de cultura popular provoquen implícitamente S. La transposición crítica
una serie de respuestas típicamente sexistas, racistas o emociona-
les (psicológicas) mediante la invocación de reacciones cultural-
mente polarizantes, tales como «la ideología de la cultura de ma-
sas». Los textos de la cultura popular no operan en un terreno de
debate educado, abstracto y restringido, sino en un terreno en el
que se compite por el privilegio de ser considerados como «de
sentido común».

Pero la lectura es una traducción dentro del mismo lenguaje, y


la crítica es una versión libre del poema o, para ser más exactos,
una transposición. Para el crítico, el poema es el punto de partida
hacia otro texto, el suyo propio, mientras el traductor, en otra len-
gua y con diferentes caracteres, debe componer un poema análogo
al original. La segunda fase de la actividad del traductor es parale-
la a la del poeta, con una diferencia esencial; mientras escribe, el
poeta no sabe hacia dónde le conducirá el poema; cuando traduce,
el traductor sabe que su esfuerzo completado debe reproducir el
poema que tiene delante. Por lo tanto, las dos fases de la traduc-
ción son una inversión paralela de la creación poética.
(Paz, 1992;pág. 159)
156 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA TRANSPOSICIÓN CRÍTICA 157

Traducción y transposición en el contexto de la investigación mas de definición asociados con el concepto de audiencia. En lugar
sobre la audiencia de desarrollar un sinfín de tipologías sobre la audiencia (la audien-
cia como consumidora, comunidad, ciudadano, receptor, televi-
Esta cita de Octavio Paz resulta útil por la perspectiva que dente de sofá, objetivo, la audiencia infantil, la audiencia femeni-
ofrece, por analogía, sobre la relación entre la representación por na, la audiencia de la tercera edad, dinks, etc.) es posible centrarse
parte de la audiencia, y la investigación sobre la audiencia como en la representación de la «audiencia» en forma de memorias, re-
acto de crítica textual. En mi opinión, la idea de Paz sobre la rela- flexiones, conversaciones, personificaciones, improvisaciones; in-
ción entre traducción y transposición se puede trasladar eficaz- cluso la decoración interior y los rasgos de personalidad pueden
mente a la idea de la relación entre la práctica de la investigación convertirse en expresiones de la audiencia. La clase social, el gé-
sobre la audiencia, y la representación de la audiencia. Desde di- nero y el origen étnico siguen vigentes como marcos dentro de los
cha perspectiva, la actividad de la investigación sobre la audiencia cuales se articula la representación de la audiencia y que dan forma
se puede definir como una combinación, a partes iguales, de cien- y privilegian los modos de representación adoptados por la au-
cias sociales y crítica, un proceso de traducción. seguido de trans- diencia, pero que no explican el proceso. Las actividades creativas
posición. Del mismo modo, la representación de la audiencia se que explican las relaciones de audiencia son, desde este punto de
define como un proceso en dos tiempos, similar a la crítica, en que vista, la representación del significado textual. Sugiero un cambio
se da una combinación de traducción textual e improvisación po- de perspectiva: de imaginar que podemos recuperar el significado
ética. La semejanza con el análisis semiótico resulta obvia, ya que de la audiencia, observando a la gente mientras mira la televisión,
tanto la traducción como la transposición son necesarias para un lee un libro o escucha la radio, a reconocer que la representación
satisfactorio acto de traducción; acto que aspira siempre a la im- de la audiencia excede el espacio-tiempo del momento y se ex-
posible meta de la perfección. tiende de forma impredecible hacia la vida cotidiana. Tanto la ob-
Desde una perspectiva analítica, en el proceso de la investiga- servación como la labor interpretativa son necesarias en la inves-
ción sobre la audiencia aparecen cuando menos tres textos rela- tigación sobre la audiencia. En mi opinión, demasiado a menudo
cionados (y cada uno de ellos puede tomar varias formas diferen- se ha considerado que la traducción literal por sí sola era suficien-
tes): el texto emitido, la representación de la audiencia como texto te para la investigación sobre la audiencia.
y la versión del investigador de la audiencia sobre el texto de la
audiencia. Del mismo modo, se dan por lo menos tres transposi-
ciones: el equipo de productor/producción transpone la experien- La investigación sobre la audiencia como colaboración
cia documentada a la forma que asume en la emisión; la audiencia
transpone el texto emitido en experiencias vividas; y el investiga- Para acceder a la dimensión improvisadora y esquiva de la au-
dor académico transpone la representación de la audiencia en dis- diencia, es necesaria la interacción entre el investigador y el in-
curso académico. Como en la transposición que opera en la activi- vestigado sobre la base de la colaboración. No se puede acceder al
dad crítica, la investigación sobre la audiencia puede también ser significado de la audiencia a no ser que los participantes en la in-
un proceso de transposición crítica (un medio por el cual la repre- vestigación decidan compartir información sobre sus experiencias
sentación del participante en la investigación, se transpone a un gé- y representaciones con el investigador. El espectador/lector se
nero diferente). Igual que el poema se transpone en un género de compromete con un texto/programa e integra dicho compromiso
escritura llamado crítica, así los textos que la gente redacta en la con la negociación de un camino vital. El investigador explica di-
audiencia (los significados culturales), se pueden transponer en un cha negociación como la representación de una relación de au-
género de escritura llamado investigación sobre la audiencia. Si se diencia y usa dicho compromiso para explicar la relación de au-
adopta dicha perspectiva, quedan resueltos algunos de los proble- diencia o para transponer en un nuevo texto las experiencias
158 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA TRANSPOSICIÓN CRÍTICA 159
comunicadas o las representaciones, un texto que será de crítica, de la audiencia, resulta extraño el modo en que se aceptaba la evi-
un texto que ubicará dichas actividades en un marco académico, dencia de dicha reflexión.
pero también dentro de una comprensión más general de la comu-
nicación de masas como cultura contemporánea internacional.
La traducción no tiene lugar en el vacío: la propia traducción El texto polisémico
media entre grupos que, por una serie de razones, quieren com-
prenderse mejor para poder explotar su relación, o a veces, sim- Los tres niveles textuales que he mencionado anteriormente
plemente, para explotarse mejor mutuamente. Involucrarse en las (el texto emitido, el texto representado y el texto estudiado) no
investigaciones sobre la audiencia implica entrar en un ámbito de constituyen categorías analíticas con las cuales trabajaran los in-
poderosos discursos mediáticos situados fuera de lo académico, vestigadores del experimento de los estudios culturales, aunque se
que a veces cooperan en la investigación académica y a veces la utilizasen al menos tres interpretaciones diferentes de «texto», ge-
ignoran. Como traducción, la investigación académica implica neralmente de manera intercambiable y contradictora. La primera
una mediación entre grupos de interés: el gobierno, la industria, de éstas, la noción de texto como entidad independiente «portado-
los medios de comunicación, los compañeros universitarios y los ra» de significado y que fuerza una serie de posturas ideológicas a
espectadores. Por lo general, no se reconoce debidamente la parti- través de su estructura polisémica, queda demostrada en Brunsdon
cipación de los medios de comunicación y, sin embargo, son los y Morley (1978). En su lectura preferente de Nationwide, busca-
más influyentes en el proceso de definición de la audiencia. Ellos ban una afirmación de su postura ideológica general. Su noción
facilitan dichas relaciones (Nightingale, 1993a). En consecuencia, correspondiente de la audiencia era aquella que proponía que los
el enfrentamiento de poderes discursivos generado por la investi- grupos de personas ya quedan estructurados discursivamente por
gación sobre la audiencia debería ser uno de sus resultados más su formación social y pueden ser por lo tanto sensibles al sentido
importantes. político del mensaje de Nationwide. En otras palabras, la audien-
cia televisiva se entendía, no como agrupaciones de individuos, si-
no como personas definidas y conformadas por su posición en el
La promesa de las primeras investigaciones seno de una formación social, y por sus relaciones con otras per-
sonas situadas en un lugar similar. La audiencia televisiva era con-
En mi opinión, la investigación relacionada con el experimen- siderada como «audiencia social», según el término de Annette
to de los estudios culturales de la audiencia avanzaba hacia una Kuhn (Kuhn, 1987). La gente no vive en forma de masa, sino en
comprensión de los procesos de traducción/transposición a todos modelos de interacción comunal con otras personas, y según Mor-
los niveles tratados en esta clase de análisis. Esto aparece con cla- ley, es sobre la base de dichas relaciones comunales que la gente
ridad en el trabajo de Morley sobre Nationwide (1980, cap. 6), comprende los programas de televisión. Esto llevó a Morley a im-
donde se dedicaba bastante espacio a explorar cómo las lecturas plicarse en una considerable labor interpretativa sobre la relación
sobre la audiencia se adecuan al modelo codificación/descodifica- entre los diversos modelos de comunicación (o sea, sobre el modo
ción. En cambio otros proyectos no sirvieron para reconocer los en que los entrevistados hablaban sobre un determinado segmen-
aspectos transposicionales de la audiencia. En Hobson (1982), en to del programa) y sobre la aceptación de, o la resistencia frente a,
Tulloch y Moran (1986) y en menor medida en Buckingham la ideología reflejada en dicho segmento. Por otro lado, en el es-
(1987), la audiencia se consideraba el receptor final del texto, el tudio (The «Nationwide» Audience: structure and decoding, Mor-
lugar desde el cual el texto repercutía en la forma apropiada, como ley 1980), se citaban textualmente las afirmaciones de los partici-
evidencia del significado del mensaje. Sin embargo, y puesto que pantes en la investigación, con lo que se mantenía una dimensión
cada uno de los proyectos demostraba su creencia en la actividad literal del proceso de traducción.
EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA TRANSPOSICIÓN CRÍTICA 161
160

El texto negociado bre la audiencia, parece relacionada con el interés mostrado por
los estudios culturales en la política populista, pero se desarrolla-
La segunda noción de texto, el texto como negociación o in- ron de forma paralela a ideas mejor enfocadas bajo la rúbrica de
tercambio entre audiencia y texto, es la utilizada en la investiga- «lector-en-el-texto» (Suleiman y Crosman, 1980) y la crítica de
ción de A Country Practice. Esta definición incluía a la audiencia, «la respuesta del lector» (Tompkins, 1980). En mi opinión, el in-
bien en la representación del texto o bien en el ambiente discursi- terés por la cultura popular se debe a la presencia embriónica en el
vo creado en torno al texto por la prensa y los grupos de intereses experimento, de una teoría del texto que es incluso más radical
particulares. Las audiencias se consideraban una faceta integral que la teoría de la respuesta del lector.
del texto, lo mismo que su equipo de producción o los ejecutivos En el trabajo de Stanley Fish (1980), la crítica de la respuesta
de marketing y distribución que definían su forma. Dichas au- del lector asumió que existía una comunidad interpretativa donde
diencias no se consideraban «comunidades interpretativas», sino todo el mundo tenía una cierta formación crítica. Se asumía una
más bien comunidades representadoras. Estaban unidas por su re- cierta homogeneidad, más que heterogeneidad, en el seno de la
lación con el texto, y gozaban de la competencia suficiente para comunidad. Al mencionar la diversidad y la lectura indisciplinada
hablar sobre él porque lo veían regularmente y habían adquirido por parte de la audiencia de masas, el experimento sobre la au-
un dominio suficiente de sus temas, personajes, argumentos y mo- diencia en el marco de los estudios culturales extendió esta teoría.
dos de representación, como para poder «leerlo». Hablaban un La comprensión de lo que podía pasar, desde el punto de vista te-
lenguaje forjado en el tíempo que dedicaban a ver el programa y órico, de seguir una concepción tal de la audiencia de masas, re-
determinado por su manera de leerlo. Dichas audiencias se en- sultaba demasiado radical para el principio de la década de los
cuentran el algún punto entre el «espectador» de la teoría cinema- ochenta y parecía ir en contra de otro de los propósitos de la in-
tográfica y la audiencia social. Por un lado, la audiencia es un pro- vestigación: proporcionar una concepción unitaria de la televisión
ducto del propio texto, mientras que por otro lado, la actividad popular. Por ejemplo, en la investígación sobre Crossroads, Hob-
textual está determinada por la posición social. El problema con son trató de permitir a su audiencia que interpretara y evaluara el
estas dos posturas es que no pueden explicar el significado, ni del programa. Ella rehusó (como investigadora) dar su propia versión
texto, ni de lo que las audiencias dicen sobre el texto. La teoría no del programa, excepto como la amalgama reestructurada de todas
proporciona una posición de evaluación para el investigador, apar- las conversaciones e investigaciones que se convirtieron al final
te de una aceptación ciega. Por definición, todo lo que dice el en el propio libro. Al centrarse en lo que el equipo de producción
equipo de producción, la audiencia o el personal de distribución, decía que estaba intentando hacer y en cómo la audiencia se apro-
es una manifestación del texto. piaba de dicha producción (una inocente combinación de la inten-
ción del autor y la percepción del lector), Hobsonconsiguió evitar
fijarse en la poética de la actividad de la audiencia y en cambio
El texto inacabado redujo su actividad a una copia mimética. El proceso visual en que
se hallaba inmersa la audiencia se convirtió, en los términos esta-
Una tercera teoría sobre el texto, de la cual encontramos ejem- blecidos al principio del capítulo, en traducción en lugar de trans-
plos en todas las investigaciones, excepto la de Nationwide, pro- posición.
pone que el significado del texto existe tan sólo como lectura. El Hobson prefirió generalizar a la audiencia como unidad, como
significado de un texto se entendía como algo que estaba siempre circunscripción, en grupos de personas que compartían unos inte-
en proceso, siempre en continua evolución en las conversaciones reses comunes y que se hallaban inmersos en el entramado social
o los escritos que lo rodeaban. La aparición de las ideas sobre el (aquellos que dependen de la sociedad: mujeres, ancianos y gente
texto como lectura en el experimento de los estudios culturales so- que recibe subsidios). Para Hobson, el programa de televisión de-
162 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA TRANSPOSICIÓN CRÍTICA 163

bería ser evaluado por su capacidad de responder a las expectati- diencia. El proyecto empírico de la audiencia, que caracterizaba al
vas de su circunscripción. Esta idealización alucinada de un mun- experimento sobre los estudios culturales ·de la audiencia, causó
do en el que las audiencias pueden ver la televisión que prefieren una gran confusión sobre el significado textual y puso demasiado
(en lugar de la televisión que otros quieren que vean), de un mun- énfasis en el valor y el significado de lo que las personas pueden
do donde la televisión y los textos que produce proporcionan un decir sobre el texto. El problema de fiarse demasiado de las decla-
simple reflejo del mundo, tal como es, de un mundo donde los tex- raciones de la gente es difícil y complejo, y en gran parte de esta
tos están subordinados a los deseos de la audiencia, en aras de una investigación sigue en gran medida siendo válida la advertencia de
representación justa y ecuánime, demuestra el origen populista de Eco (1974) sobre la ingenuidad de considerar que lo que dice la au-
esta concepción del texto, y las razones por las cuales su semejan- diencia tiene algo que ver con lo que en realidad piensa.
za con la teoría de la respuesta del lector, son tan marcadas: ambos por otra parte también es problemático basarse en las declara-
suponen una homogeneidad de la práctica de la lectura. Como cir- ciones de la gente sobre un programa para evaluarlo. No sólo pue-
cunscripción, esta comunidad supuestamente tenía derecho a que de haber una gran diferencia entre lo que se dice y lo que se pien-
se tuviera en cuenta su opinión; derecho disputado, evitado o igno- sa, sino que fiarse de lo que se dice sugiere una definición tácita
rado por los representantes de la cadena de televisión (Hobson, del sujeto histórico como alguien que está en posesión de una «re-
1982). Dicho punto de vista se originaba en la preocupación por los alidad», una realidad que se puede describir; sugiere además que
derechos que se denegaban a la audiencia de masas y se desarrolló dicha descripción estará basada en una definición (compartida con
para explicar la popularidad de los objetos de consumo de los me- el investigador) sobre qué es una evaluación; sugiere por último
dios de comunicación de masas. En Tulloch y Moran (1986) y en una coincidencia sobre la naturaleza del comportamiento racional
Buckingham (1987), la voz que se otorga a la audiencia (se les sue- (o· irracional). En otras palabras, sugiere tanto una cultura com-
le preguntar por los motivos de su interés por un determinado pro- partida como una toma de conciencia sobre la posición de cada
grama) describe la representación o bien el supuesto «realismo» uno en esa cultura. En los cinco estudios mencionados en este li-
del programa. En otras palabras, se llevó a cabo un proyecto de bro, el investigador toma lo que se le dice al pie de la letra, en lu-
analizar la traducción del programa por parte de la audiencia. gar de aceptar estas declaraciones como otro texto que requiere a
su vezuna «lectura» (excepto en el caso de Ang (1985) al hablar
de aquellos espectadores a los que no les gusta Dalias). En dichas
El problema de lo que se dice y lo que permanece implícito circunstancias, se asume que el investigador y la audiencia com-
parten la misma cultura. Aunque en muchos casos, la clase, el gé-
La alternancia entre estas tres definiciones del texto de la au- nero y la educación (por no hablar de la edad y el origen étnico),
diencia, conllevó una considerable ambigüedad en las investiga- diferencian al investigador de la audiencia.
ciones, principalmente con respecto al problema del significado
textual. Con las excepciones de Everyday Television (Brundson y
Morley, 1978), todos los estudios trataban de hallar maneras de La identificación del investigador con el participante en la in-
evitar leer el texto, aunque inevitablemente se veían forzados a ha- vestigación
cerlo. Buckingham, por ejemplo, trató de sustituir la descripción de
EastEnders (de su estructura textual y su conformidad con las con- En la negación de la diferencia entre investigador y audiencia
venciones genéricas) por su significado, aunque inevitablemente que esta infundada suposición apoya, se revela una tendencia a
produjo su propia lectura del programa al «describirlo». De lo que perder de vista el significado de la idea de Lévi-Strauss sobre el
realmente se abstuvo fue de describir las consecuencias ideológi- sujeto histórico como «cruce de caminos» (Lévi-Strauss, 1978;
cas del texto. La explicación de este significado se buscó en la au- pág. 4). Este olvido conduce a enfatizar el carácter único de la ac-
164 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA TRANSPOSICIÓN CRÍTICA 165

ción individual, en lugar de buscar modos de detectar los signos gar equidistante entre la comunidad y el lenguaje; situación iden-
del discurso cultural en las acciones y las expresiones. El confiar tificada por Kress (1983, pág. 3) al describir sus dos caras: la so-
excesivamente en las declaraciones personales, puso en peligro cial y la lingüística. Kress sugirió que estas dos vertientes del tér-
los estudios sobre audiencia-texto porque desvió el análisis del mino resultan «significativas para una mejor comprensión de los
discurso a las peculiaridades, o sea, el contenido tan sólo de lo que medios de comunicación». Según la definición de Kress:
se dice. Este hecho ignora la posibilidad (que he planteado en mis
propios estudios) y que considero extremadamente importante, de Los discursos son organizaciones de significados prefigurados
que al hablar de la televisión, se debe proporcionar al espectador y determinados por -y que existen en- procesos y estructuras so-
un proyecto razonado que involucre al investigador, quien tam- ciales y materiales. El discurso, representa el modo en que la ide-
bién puede dirigirlo. El hablar de la televisión, estimula a los es- ología encuentra su expresión discursiva. El discurso, a su vez, en-
pectadores a explayarse. Abre la dimensión de la «recepción» cuentra su realización material en la unidad lingüística del texto, o
dentro de la cual el espectador se muestra más activo: el ámbito de sea, en unidades completas de rasgos y procesos lingüísticos orga-
la transposición, 1 donde la gente encuentra su propia vida discuti- nizados. Por tanto, desde un punto de vista tanto sociológico como
da en forma textual e incorpora el comentario televisivo a sus es- lingüístico, es aconsejable reemplazar el ambiguo término «men-
saje» (como en «mensajes de los medios de comunicación») por el
trategias y tácticas operativas, cotidianas.
de discurso cuando consideramos la cuestión del significado orga-
nizado desde un punto de vista social, o bien por el de texto cuan-
do consideramos la cuestión de la organización del significado,
Caprichos del discurso desde el punto de vista del lenguaje.
(Kress, 1983; pág. 3)
La relación entre discurso, ideología y mensaje no quedó cla-
ramente perfilada en el experimento de los estudios culturales so- No encontramos esta distinción en el experimento de los estu-
bre la audiencia. Como consecuencia, los conceptos de «mensaje dios culturales de la audiencia. Aunque las estructuras materiales
como discurso significativo» y «mensaje como ideología», se usa- y los procesos de las instituciones de televisión contaban como
ban alternativamente. Aunque la concepCión de las audiencias co- parte de la producción del mensaje, las estructuras sociales y los
mo comunidades, en toda su variedad, se adapta correctamente a procesos, no. Los investigadores eludieron trazar el discurso des-
las oportunidades analíticas ofrecidas por el análisis del discurso, de su materialización textual hasta sus formas sociales. Los ámbi-
esta opción no se puso por lo general en práctica. La conexión, co- tos se mantenían separados, como parece demostrar esta afirma-
mo es lógico, se debe al carácter inseparable del lenguaje, el dis- ción de Morley:
curso y la comunidad. Del mismo modo que el texto y la audien-
cia están ligados simbólicamente, también lo están la comunidad, Si planteamos la cuestión de la interpretación de los mensajes
el discurso y el lenguaje. Este continuo sitúa al discurso en un lu- por parte de la audiencia, estamos rechazando de antemano la idea
de que los medios de comunicación son instituciones cuyos mensa-
jes tienen automáticamente una repercusión en nosotros como au-
l. Estoy pensando en Nightingale (1992 y 1996). En la investigación de diencia. Contra esta suposición, planteo en mi análisis la cuestión de
1992 sobre una serie de grupos viendo fútbol en la televisión y en la investigación cómo racionalizar la percepción del mundo que los medios de co-
de 1994 sobre espectadores japoneses y australianos, donde los espectadores te- municación nos presentan. Así convertiríamos la actividad que lle-
nían que identificar programas que recordaran y hablar sobre sus recuerdos de di-
chos programas. En dicho contexto, los espectadores creaban de forma activa sus
vamos a cabo en nuestra sala de estar, mirando la televisión, en un
propias historias sobre la televisión y la importancia de sus programas favoritos. proceso activo de descodificación o interpretación, y no simplemen-
Los espectadores se involucraban en complejos modos de articulación, con dis- te en un proceso pasivo de «recepción» o «consumo» de mensajes.
cursos sobre el género y la nación. (Morley, 1992; pág. 76)
166 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA TRANSPOSICIÓN CRÍTICA 167

Morley menciona un tema recurrente: que el acercamiento in- En el extracto anterior, Morley parece repudiar los aspectos
terpretativo a la investigación sobre la audiencia no es compatible innovadores de la investigación de Nationwide, y rechazar las
con la investigación de los efectos. No estoy de acuerdo con esta ideas sobre la investigación en las cuales el consumo y la recep-
postura. La mera existencia de los medios de comunicación pre- ción se consideran como mutuamente interactivos. Los procesos
supone la existencia de una audiencia estructurada de antemano, creativos de la misma importancia que la producción cultural son
en los diversos discursos necesarios para comunicarse con ella. ignorados y la representación de la audiencia se limita a un estre-
Estos discursos se emiten con la expectativa y la anticipación de cho margen de actividades cognitivas conscientes que demues-
los efectos que producirán; no necesariamente los temidos efectos tran un alto grado de comprensión. No se explora la posibilidad
conductistas, sino el efecto interpretativo específico que Morley de que la audiencia emita otro tipo de representación que no sea
caracteriza como interpretación. En esta cita, Morley caracteriza un comentario crítico, ni siquiera en apropiaciones o improvisa-
la actividad interpretativa de la audiencia como una actividad que ciones cómicas, donde la intuición pueda reemplazar a un argu-
«da sentido a la idea del mundo que los medios de comunicación mento razonado.
nos presentan»; por lo que la interpretación se confunde con el La inseparable división reactivada por Morley, entre texto y
procesamiento racional de la información. La postura de Morley audiencia, perpetúa una relación de poder puesta en práctica por lo
implica asumir que el espectador es consciente del sentido que que De Certeau ha descrito como la «economía escritura!» (De
«los media» quieren darle al texto y que posee la habilidad nece- Certeau, 1984, cap. X). La división entre producción y consumo,
saria para evaluar dicho sentido. La actividad de la audiencia se lectura y escritura, de instituciones independientes comerciales o
reduce a una especie de meta-comentarios (comentarios sobre los públicas frente a la comunidad, apoya las aspiraciones al poder de
comentarios de los media sobre el mundo) . Al principio de este aquellos que producen los textos. Pero no sólo eso. Además cir-
trabajo (ibíd., pág. 75), Morley había reafirmado su preferencia cunscribe el interés de dicho poder de dominación al hecho de li-
por el modelo de emisor-mensaje-receptor de lo que él llama «co- mitar lo que reconocemos como lectura a un repertorio más pe-
municaciones» y el análisis sociosemiótico de los medios de co- queño del que se habría estudiado en otro caso: a aquellas
municación propuesto por Fiske. Su estrategia de investigación actividades que juzgamos relevantes para el análisis del consumo
sobre la audiencia-texto, preferida, puede ser representada en dia- y la evaluación de la actuación institucional. De Certeau describe
grama del siguiente modo: el proyecto de reapropiación que implica leer una gama de activi-
dades más amplia, como «justificativo de la impertinencia del lec-
tor>> (De Certeau, 1984; pág. 176). En palabras de De Certeau.

Barthes distinguió tres tipos de lectura: el que se detiene tan


sólo en el placer proporcionado por las palabras, el que se apresu-
ra a llegar al final y «se muere de curiosidad», y el que cultiva el
propio deseo de escribir, que son los modos eróticos, cazadores e
iniciáticos de lectura. Existen otros, como el de los sueños, las ba-
tallas o el autodidactismo, etc., en los que no podemos detenernos
Mientras que Kress recomendaba reemplazar el mensaje por
aquí. En cualquier caso, la creciente autonomía del lector no le
el texto y el discurso, Morley prefiere tratar el mensaje sólo como protege, ya que los medios de comunicación extienden su poder
texto y concebir las audiencias como «activas» tan sólo en lo que sobre la imaginación del lector, o sea, sobre todo aquello que éste
concierne a la toma de decisiones respecto al texto emitido, en deja que surja de su interior y se refleje en el texto (sus temores,
otras palabras, que las audiencias pueden aceptar, enmendar o re- sus sueños, su autoridad imaginaria e inexistente). Esto es lo que
chazar el mensaje. los poderes consiguen con esta composición de «hechos» y «da-
168 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
LA TRANSPOSICIÓN CRÍTICA 169
tos», una retórica cuya meta es precisamente dicha intimidad ren- les, las personas «hablan» su cultura, «hablan» sus experiencias y
dida.
«hablan» las fuerzas que los han moldeado. Desde dicha perspecti-
(De Certeau, 1984; pág. 176)
va, la expresión de las necesidades y deseos personales también
constituye una manera de hablar de la cultura. El significado de di-
Cuando detectamos la impertinente audacia de tomar una se-
cha expresión hablada no radica en la naturaleza del individuo, si-
rie de significados y jugar con ellos, vemos que un repertorio de
no en la cultura dominada comercialmente que lo ha formado y que
actividades mucho más amplio puede ser definido como «inter- lo reforma continuamente. El trabajo del investigador resulta cru-
pretación». La tentación surge al imaginarnos que es imposible cial a la hora de «leer» lo que se dice en el contexto de las diferen-
aprehender en la práctica de la investigación, un repertorio más cias culturales entre el investigador y el entrevistado. La retirada
amplio de lo que consideramos como audiencia. En el experimen- analítica hacia los modelos de «emisor-mensaje-receptor», prota-
to de los estudios culturales de la audiencia, los investigadores to- gonizada por los investigadores de la audiencia en el ámbito de los
maron prestada una serie de lugares comunes de las ciencias so- estudios culturales (al enfrentarse al problema de interpretar mate-
ciales y aceptaron las cartas y los extractos de entrevistas como las rial proveniente de entrevistas con la audiencia, por ejemplo), se-
únicas expresiones válidas de la audiencia. Incluso se ignoró el ñala una ruptura, no sólo con una teoría de la comunicación basada
problema metodológico de distinguir entre las diversas estrategias en el discurso, sino también con la forma de comprender la rela-
analíticas (y las diferentes normas que gobiernan) ante el uso del ción entre el sujeto histórico y la cultura en la cual éste se ha for-
lenguaje monológico (o sea, escrito), o el dialógico (o sea, con- mado. En lugar de tratar de identificar el modo en que la cultura
versacional); se optó por la cita directa. Sólo en las investigacio- habla a través de los entrevistados, los investigadores se detienen
nes de Morley se hacía un esfuerzo para explicar de qué se estaba una y otra vez en el punto en que la diversidad de lo que se dice pa-
hablando, «para descubrir quiénes están hablando, desde qué pos- rece desafiar a la interpretación. Por ejemplo, la vuelta de Hobson
turas y puntos de vista hablan, y qué instituciones animan a la gen- al modelo de «emisor-mensaje-receptor» implicaba tomar nota de
te a hablar sobre ello y luego almacenan y distribuyen lo que di- la acción interpretativa que ejerce la audiencia sobre el texto, lo
cen» (Foucault, 1979; pág. 11). Obviamente el experimento de los que en este caso se consideraba equivalente a las reacciones emo-
estudios culturales de la audiencia no se manifestó sobre estos te- cionales y cognitivas de la audiencia con respecto a Crossroads:
mas. No se reconoció la diferencia entre el discurso social y el lin-
güístico, ni tampoco se estudió con rigor el problema de quién es- Sin embargo, mi investigación con la audiencia ha revelado
tá hablando, qué intereses están representados por dicha expresión que su interés no se centra tan sólo en aprender cómo los demás
y qué instituciones la promovieron. La dificultad del análisis del manejan una determinada situación y en aprender de los mensajes
del programa, sino que, en el aspecto crítico, también concierne a
discurso, y cierta carencia de conocimientos metodológicos apro-
sus propios sentimientos e ideas sobre cómo uno debe lidiar con
piados para el mismo, precipitó una retirada hacia posicionamien- determinadas situaciones. La comunicación no es, en absoluto, un
tos menos problemáticos respecto a las opiniones de la audiencia proceso de una sola dirección y la contribución de la audiencia a
sobre la televisión. El discurso del texto fue ignorado completa- Crossroads es tan importante como lo son los mensajes que los re-
mente y, sin garantías, se asumió la identidad entre investigadores alizadores introducen en el programa. En este sentido, lo que ha
y entrevistados. Esta injustificable concepción permitió a los in- conseguido revelar la audiencia de Crossroads es que puede haber
vestigadores hablar en nombre de la audiencia, quitándoles su pro- tantas interpretaciones de un programa como quieran los especta-
pia voz sin miramientos. dores del mismo. No existe un mensaje o significado general in-
El punto de vista sobre el análisis del «discurso social», adop- trínseco a la obra, sino que éste se construye y se comunica cuan-
do los espectadores añaden sus propias interpretaciones y puntos
tado por investigadores culturalistas como Willis (1977), incluía el de vista al programa.
tema de la construcción del sujeto social. Como productos cultura- (Hobson, 1982;pág. 170)
170 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA TRANSPOSICIÓN CRÍTICA 171

Según Hobson, los realizadores del programa introducen en él pecíficamente como «nacional». Pero en el trabajo de Ang se in-
una serie de mensajes y las audiencias construyen significados troduce un tema que es característico de la política feminista pero
propios sobre el programa, pero la autora no ofrece explicación al- que, en algunos casos, es antitética al peso de la política en el mo-
guna sobre estos dos conjuntos de mensajes. También se niega el delo de la codificación/descodificación. Este tema es el de la
trabajo analítico del investigador al constituir el texto (Barthes, «identidad». Para las teóricas feministas como Ang y Radway, la
1977; págs. 154-164). Esta cita muestra las diferencias existentes, identidad es una cuestión política, y los placeres que proporcionan
por ejemplo, con el trabajo analítico de Morley (1980), en cuanto los textos mediáticos, tales como Dalias, demuestran no sólo lo
que en el trabajo de Hobson no detectamos ningún intento de in- que las mujeres quieren, sino también el modo en que las mujeres
terpretar un significado político o social más amplio (o sea, más construyen sus identidades en torno a esos textos. Se podría decir
allá de los esquemas de interacción familiar) de lo que los entre- que también sugieren inevitablemente que las explicaciones perso-
vistados o el propio programa manifiestan. En el estudio de Tu- nales tienen la misma relevancia que las políticas por lo que res-
lloch y Moran sobre A Country Practice, cualquier cosa que la au- pecta al placer textual. La particularidad de las explicaciones per-
diencia o los realizadores digan sobre el programa es tan sólo un sonales amenazaría la valoración social y política del análisis del
ejemplo de la diferencia en la «representación» del texto. Buc- discurso, a no ser que se demostrase el carácter político de dicho
kingham (1987; págs. 154-157) se centró en equilibrar las dos mi- placer. En la investigación sobre Dalias, situada como lo estaba a
tades, audiencia y texto, de la ecuación comunicativa, pero su in- medio camino entre el nuevo populismo radical feminista de iz-
terés en los niños como «productores activos de significado» quierdas y las teorías psicoanalíticas lacanianas de la identidad fe-
(ibíd, pág. 156) dejó clara la regresión que se estaba produciendo menina, las políticas del placer se situaron en segundo plano fren-
hacia la postura del «emisor-mensaje-receptor» y limitó el campo te a una explicación particularista. En este sentido, la investigación
de investigación a observar la actividad de los niños. Se tiende a sobre Dalias compartía una preferencia por las explicaciones par-
ignorar el significado discursivo de la actividad de la audiencia, ticularistas de la audiencia, que recordaban más a la investigación
más allá de considerar que demuestra su propia diversidad. psicológica y social que al análisis del discurso.
Ang (1985), por el contrario, trató de explicar el discurso de su El tratamiento del discurso en el experimento de los estudios
entrevistadas por medio de dos «ideologías» (las ideologías de la culturales de la audiencia resulta bastante instructivo. Lo que po-
cultura de masas y del populismo) que operan independientemente día haber sido -y probablemente hubiera debido ser- el comienzo
de la base social o institucional para censurar o justificar (respecti- de una nueva clase de investigaciones sobre la audiencia que refu-
vamente) el placer que la gente obtiene de textos como Dalias. Ig- tara la división, tanto de la audiencia y el texto, como de la escri-
noraba quiénes eran en realidad sus entrevistados, qué intereses ins- tura y la lectura, fue cambiando gradualmente a lo largo de los
titucionales (aparte de estas dos ideologías) pudieran operar en lo diez o doce años del experimento, para convertirse en un modelo
que decían, e identificó tan sólo un tema o esquema de respuesta de investigación que desdibujaba completamente a la audiencia.
que dejaba de lado la naturaleza «social» del discurso. Aunque Ang Por ejemplo, en la investigación sobre EastEnders, los espectado-
no regresa al modelo de comunicación del «emisor-mensaje-recep- res eran menos importantes que en la investigación sobre Nation-
tor>>, su trabajo introdujo otro confuso problema analítico relacio- wide. En lugar de unificar audiencia y texto en el mismo proyec-
nado con la falta de claridad en las definiciones de discurso utiliza- to, el discurso acabó siendo identificado como un signo de la
das en el experimento de los estudios culturales de audiencia. ideología de la audiencia. Dichas desapariciones y ausencias de-
En el ensayo sobre «codificación/descodificación» (Hall, muestran que había un propósito compartido en el experimento de
l980a) se intuye que el valor de un modelo discursivo de comuni- los estudios culturales de la audiencia, así como la naturaleza ex-
cación es político y que el objetivo del análisis de los medios de perimental de dicha investigación y, de ahí, la falta de consenso
comunicación es político. Este aspecto «político» es visto más es- sobre cómo debería hacerse o, en esencia, sobre qué debería tratar.
172 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS

Esta deriva, desde una posición llena de potencial radical ha- 6. Traducción cultural
cia una especie de elaboración menor sobre una serie de ideas más
o menos aceptables desde el campo de la respuesta del lector en la
teoría literaria, se dio por dos razones. Primero, porque la idea de
lo que entendíamos por discurso, era mucho más limitada en los
años ochenta que ahora. La sofisticación de hablar sobre Volosi-
nov y Pecheaux que detectamos en el trabajo de Morley, no iba
acompañada de una sofisticación comparable en la práctica de la
investigación. La obra de Foucault suministraba uno de los pocos
modelos existentes, pero en realidad no resultaba apropiado como
modelo de investigación para contraponerlo radicalmente a los
métodos empíricos y a la racionalidad empírica del tipo de estu-
dios sobre la audiencia al uso . Era importante que la práctica de la
investigación que se llevaba a cabo, fuera reconocida como un
modelo viable para reemplazar los modelos de comunicación tra-
dicionales de los medios . Para aquellos investigadores poco acos-
tumbrados al análisis técnicamente sofisticado y a pequeña esca-
la, que procedía de campos tales como la psicolingüística, la
lingüística y la semiótica social, no existían demasiados modelos
para la investigación sobre el discurso.
La segunda razón para dicha deriva está relacionada, en mi
opinión, con lo limitado de lo que tomamos en consideración al
hablar de la actividad de la audiencia. Como ya hemos menciona-
do, el experimento de los estudios culturales de la audiencia, se re-
veló como incapaz de ayudarnos a imaginar la acción de la au-
diencia más allá de los estrechos márgenes en los que la sitúan la La naturaleza intelectual de una historia queda agotada en el
mayor parte de trabajos sobre la audiencia. Como resultado, en- propio texto, pero el aspecto funcional, cultural y pragmático de
cualquier cuento nativo se manifiesta tanto en la representación de
contramos una tendencia a la concentración tan sólo en la labor de
la misma, en su asimilación y en las relaciones contextuales, como
traducción llevada a cabo por la audiencia; en la labor de traduc- en el texto. Es más fácil escribir una historia que observar los mo-
ción que se efectúa para repetir el texto. Esta reducción disminuía dos difusos y complejos en que entra en la vida, o que estudiar su
tanto al «texto» como a la «audiencia» . El texto quedó ligado a lo función mediante la observación de la vasta realidad social y cultu-
que denotaba y a la audiencia se la consideró poseída por ideolo- ral en la que entra. Ésta es la razón por la cual tenemos tanto textos
gías que deformaban su habilidad para explicar dicho contenido. y por qué sabemos tan poco sobre la propia naturaleza del mito.
La posibilidad de que la audiencia pudiera enzarzarse en una crí- (Malinowski, 1954; pág. 111)
tica de carácter poético o «transposicional», o bien no se conside-
raba, o, si se consideraba, puede que nadie en ese momento supie- Malinowski, el etnógrafo que jugó un papel tan importante en
ra muy bien qué hacer con ello. la aparición de una etnografía británica, demuestra en este texto
interés por temas que, treinta años más tarde, seguían preocupan-
do a los investigadores de los estudios culturales. El texto, como
174 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
TRADUCCIÓN CULTURAL 175

obra, tiene una cualidad finita: un principio y un fin, una existen- saban en la autenticidad; Además, reemplazó el interés de la críti-
cia en forma de palabra hablada o escrita, en forma de televisión o ca de los medios de comunicación por la economía política, por
programa de ordenador. Pero existe otro texto, tan importante co- una justificación basada en la aceptación populista. El modo en
mo éste, pero tremendamente esquivo. Es el texto que vive en la que dicho plan de investigación se distanciaba del consumo, redu-
comunidad de sus usuarios y que «entra en la vida». Éste es el tex- jo la oportunidad de desarrollar una crítica de ideas y discursos
to que en mi opinión trató de captar el experimento de los estudios generados por el consumo y el consumismo.
culturales de la audiencia. El experimento no fue capaz de antici- La investigación demostró, por derecho propio, la existencia
par la dificultad de la tarea emprendida, y no pudo resistir la atrac- de un complejo conflicto dentro de los estudios culturales entre te-
ción de la «naturaleza intelectual» de los textos. El «experimento» orías, ideas y explicaciones enfrentadas sobre el fenómeno de la
acometió la difícil tarea de eJS:plicar el modo en que unos determi- cultura popular. El conflicto se basaba en determinar si la cultura
nados programas de televisión populares entran en las «realidades de masas debe considerarse inherentemente buena o mala; si sus
sociales y culturales» en las que son producidos y utilizados. En orígenes institucionales la determinan como algo proveniente de
este sentido, representa una incursión funcionalista en el territorio las clases altas o si su popularidad y mala reputación identifican la
estructuralista del texto. Seguía las inclinaciones del etnógrafo. Al celebración de dicha cultura como un signo de la resistencia fren-
igual que en la afirmación anterior de Malinowski, la fascinación te a las clases dominantes. Cada uno de estos estudios, excepto el
del experimento reside en su atractiva promesa: la promesa de am- de Morley (1980), proclamaba explícitamente su compromiso con
pliarse más allá del análisis cultural hacia los campos de la confi- la reivindicación del texto popular al adoptar la segunda postura,
guración de políticas diversas (sobre los niños y la televisión, so- a la vez que evitaba la incomodidad del tener conocimiento sobre
bre la educación a través de los medios de comunicación, etc.); la el control de los medios de producción. La adhesión a la estética
de extender el ámbito de la crítica cultural más allá de la preocu- materialista implicó que los altos niveles de audiencia consegui-
pación por los textos, entrando en el mundo del capital industrial, dos por algunos programas de televisión y el placer que los espec-
la cultura comercial y la política nacional e internacional. Sin em- tadores teóricamente experimentaban al verlos, se aceptaron como
bargo, paradójicamente, esta promesa no se cumplió a causa del un indicativo del valor del texto. Y el compromiso discursivo del
interés en el consumismo que hemos detectado en las investiga- texto popular fue ignorada debido a la prisa por rescatarlo como
ciones examinadas, así como por la ética populista de los estudios un ejemplo auténtico del gusto popular.
culturales (McGuigan, 1992). Uno no puede evitar preguntar por qué el texto popular nece-
sitaba ser reivindicado de ese modo. ¿Por qué Hobson en 1982 o
Ang en 1985 no zanjaron el tema de una vez por todas? La res-
El consumo puesta está indudablemente ligada en parte a la novedad de esta-
blecer dichos textos como un objeto serio de escrutinio académi-
En el experimento de los estudios culturales de la audiencia, el co. Cada investigador se vio obligado a justificar su elección de
interés por el consumo aparecía tanto como justificación de la de- un programa de televisión popular como tema de estudio acadé-
cisión de estudiar los textos de la cultura popular, como en forma mico. La falta de resolución sobre el valor a otorgar al texto popu-
de problema que debía ser explicado. Dicho argumento circular lar, persistió debido a la distancia que separaba a dos paradigmas
(según el cual el alto nivel de consumo hace que merezca la pena de los estudios culturales (no a aquellos donde existía un gran de-
estudiar la cultura popular, y que la razón para estudiar la cultura sacuerdo, sino a aquellas áreas donde tanto los teóricos británicos
popular es que se consume en grandes dosis) le quitó a esta inves- como los europeos habían desarrollado unos puntos de vista y un
tigación su carácter «crítico» e impidió el desarrollo de una críti- lenguaje que eran casi, pero no del todo, idénticos). En concreto la
ca de los estudios culturales de carácter más tradicional que se ba- incongruencia surgió de la falta de consenso sobre tres ideas: la
176 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS TRADUCCIÓN CULTURAL 177

relación entre el «sujeto» y la «cultura» histórica, y por lo tanto, la ruptura con los paradigmas tradicionales. En cambio se defen-
social; la importancia otorgada a la «experiencia» en la explica- dieron una serie de rasgos comunes que consistían en una acepta-
ción cultural; y la relación entre discurso e ideología. ción del modelo de emisor-mensaje-receptor, del «individuo» co-
Muchos teóricos británicos eran incapaces de discernir clara- mo «objeto» de investigación, y del «consumo» como razón para
mente las ideas europeas de las suyas propias. Como consecuen- la investigación.
cia, podían leer y escribir elocuentemente sobre «el tema», usan- Se prestaba muy poca atención a la especificidad y la propie-
do las fuentes europeas, mientras mantenían sus ideas sobre el dad del método de investigación, en la explicación y el manteni-
individualismo: el «individuo» elige la solidaridad con la comuni- miento de una perspectiva crítica a la hora de investigar los con-
dad y una serie de ideas de oposición, en lugar de someterse a las textos de la producción. Como indicamos anteriormente, el
de las clases dominantes. Al hacer esto, la postura británica se di- experimento de los estudios culturales de la audiencia demostró
ferenciaba claramente de, por ejemplo, la de Lévi-Strauss (1978), que los equipos de producción, las compañías de producción y la
que consideraba al individuo como un «cruce de caminos» (una prensa creían firmemente en la audiencia de masas. La «audiencia
encrucijada donde se encuentran las ideas) en lugar de como un de masas», el concepto con el que habitualmente se piensan las
ente depredador de la cultura que elige libremente entre diversas audiencias en la industria de la televisión, proporciona el criterio
ideas. De nuevo, la corriente británica se olvidó de explicar por para la confianza y la autoevaluación de los índices de audiencia
qué valoraban de manera cualitativamente diferente la experiencia de la televisión (véase Hartley, 1987). Los conceptos de comuni-
como explicación cultural, dejando así de lado la diferencia entre dad, implícitos en las investigaciones de los estudios culturales,
la documentación de la experiencia como autentificación y la au- parecen irracionales en términos de industria. En los trabajos so-
toridad de la cita directa. Al incluir un plan de trabajo para la in- bre Crossroads, A Country Practice y EastEnders, se trató de ana-
vestigación sobre la audiencia en el proyecto de los estudios cul- lizar el significado discursivo de la toma de decisiones del perso-
turales, en lo que en realidad es una investigación documentalista nal de producción. En cada caso, los investigadores parecían
en lugar de «etnográfica», el experimento de los estudios cultura- carecer de actitud crítica, en su manera de aceptar las ideas, las ex-
les de la audiencia quedó repentinamente abierto a las exigencias plicaciones y el poder de los profesionales de la televisión. Como
metodológicas y la crítica proveniente de los científicos sociales. que dicha aceptación puede estar relacionada con una confianza
La tradición de la investigación psicoanalítica y social de base en la hospitalidad y la generosidad de dicho personal, y con lapo-
funcionalista o empírica rara vez cuestiona la base teórica de sus sición, no precisamente poderosa, de los acadén;ticos en el mundo
métodos de investigación, ni identifica como relevantes los prin- de la producción de televisión, el resultado es que la investigación
cipios básicos de la agenda cultural. En cambio, el experimento de queda comprometida. En la investigación sobre Crossroads, los
los estudios culturales de la audiencia, explicaba la relación au- profesionales de televisión explicaban la audiencia en términos de
diencia-texto y mostraba datos e historias; información considera- aceptación del modelo de proceso democrático: la gente demos-
da erróneamente como perteneciente a otros paradigmas de inves- traba la intensidad de sus sentimientos, y la compañía accedía a
tigación, especialmente el interaccionismo simbólico, que carecen sus deseos. Hobson, al final, se hizo eco de su postura sobre la au-
de teorías comparables sobre el texto, la cultura y la subjetividad. diencia, y parecía afirmar que la democracia populista y de con-
En dicho contexto, se hacía imperativo encontrar algún modo de senso gobierna en el reino de la televisión. En la investigación so-
identificar y celebrar el carácter diverso de la investigación «cul- bre A Country Practice, se postuló una especie de identidad (una
tural» sobre la audiencia. La investigación de los estudios cultura- relación de homología entre las lecturas generadas por la produc-
les de la audiencia hubiera tenido que examinar y cuestionar el ción, la distribución y la recepción). Nadie cuestionó seriamente
significado de los métodos que compartía con las diversas co- las conjeturas sobre la naturaleza de la audiencia. En la investiga-
rrientes de las ciencias sociales. También se podía haber aclarado ción de EastEnders, por el contrario, la audiencia parecía comple-
178 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
TRADUCCIÓN CULTURAL 179
tamente separada del personal de producción. La forma adoptada investigación sobre la audienCia estaba en todos los casos muy
por el análisis de Buckingham era lineal, como el modelo de emi- mal documentada y falta de agudeza descriptiva. Se daba cuenta
sor-mensaje-receptor. Por un lado se consideraba a la audiencia de las experiencias autentificadoras, pero se ignoraban la deso-
como una «comunidad» en las relaciones del investigador con la rientación y la incomodidad, la paranoia y lainseguridad que pro-
misma, y por el otro se la incluía en una relación de recepción li- bablemente producía 1 dicho campo de estudio, así como el modo
neal respecto al texto. En los tres casos, resulta evidente la ambi- en que el investigador lidiaba con estos problemas. Las teorías del
güedad sobre la naturaleza de la audiencia. Dicha ambigüedad texto y el discurso no quedaban claramente articuladas como prác-
surgió porque las teorías sobre la audiencia que refleja la práctica tica de estudio, lo cual redundaba a menudo en una tediosa extra-
profesional de la televisión (las teorías de la audiencia de masas) polación de cartas o entrevistas. Sus actividades de investigación
no se adecuan bien al los intentos de utilizar las teorías de la au- se parecen mucho más a los reportajes de un periodista que a las
diencia como comunidad (comunidad en el sentido «etnográfico» investigaciones de un etnógrafo. En especial, uno recuerda la la-
utilizado para justificar la investigación empírica, y comunidad en bor pionera de Henry Mayhew,2 el primer periodista británico en
el sentido textualmente definido que autoriza la comunidad/uni- documentar la necesidad de una reforma social, recogiendo los re-
dad discursiva). latos orales de los niños de la can e· en el siglo xix: ·
El experimento de los estudios culturales de la audiencia, se ba-
saba desproporcionadamente en el valor autentificador de los datos
La etnografía «etnográficos». Esta confianza ejemplifica lo que Rosaldo ha des-
crito como la «falsa autoridad etnográfica de la polifonía» (1986,
A mediados de la década de los ochenta, Fiske ( 1987 a) definía pág. 82). Aunque a veces las voces de los investigadores y las de los
como «etnográficas» las técnicas de investigación utilizadas en el entrevistados tenían el mismo peso, 3 no se detectaban las relaciones
experimento de los estudios culturales de la audiencia; presumi- de poder o las diferencias culturales que operaban en el momento de
blemente para distinguir la investigación del funcionalismo social la observación o la entrevista. El esquema de las citas es como un
y psicológico de los «usos y gratificaciones» al que, a veces, se baile, el investigador dirige y el entrevistado le sigue. Y éste es pre-
parecía superficialmente. La utilización del término «etnográfico» cisamente el punto que Rosaldo quiere demostrar. Los entrevistados
es paradójica, y en mi opinión confunde la etnografía con el docu- bailan al paso que les marca el entrevistador, utilizando toda su inte-
mentalismo. La práctica «etnográfica» más interesante, en los cin- ligencia y su habilidad física para aprovechar la oportunidad de una
co años que hemos analizado, era la investigación de producción
no la investigación sobre la audiencia, aunque supuestamente sea l . Estas impresiones caracterizan mi trabajo, el de mis alumnos y el de otros
el término más característico en la «investigación sobre la audien- investigadores (por ej. , Walkerdine, 1986). Contribuyen a la falta de motivación
cia» . La observación y la descripción, por parte de Hobson, de la para llevar a cabo trabajos de campo. Incluso si estás respaldado por una institu-
ción respetable, los padres te suelen mirar con malos ojos si te pasas horas obser-
producción de Crossroads, y el seguimiento metódico, por parte vando a sus hijos y hablando con ellos . El glamour detectivesco desaparece rápi-
de Tulloch y Moran de todos los aspectos del proceso de produc- damente. La observación constante produce paranoia. La insistente petición de
ción de A Country Practice, resultan ejemplares, aunque no sean informes sobre tus observaciones produce un estado de inseguridad.
muy novedosos políticamente. Tanto Tullochcomo Moran, en ca- 2. Bennett proporciona una explicación del trabajo de Mayhew sobre el si-
glo XIX (1981). Mayhew era un periodista pionero en el campo de la historia oral
lidad de investigadores de la televisión, introdujeron interesantes como método de investigación para documentar las historias cotidianas y las ex-
historias personales en la observación y el análisis de los equipos periencias vitales de las pandillas londinenses.
de producción y de los valores de la producción que se perseguían 3. Los informes de investigación proporcionados por Morley (1980) son, de
en A Country Practice. Sin embargo, esta experiencia no se vio nuevo, el material mejor documentado, y facilitan una discusión muy interesante
sobre los datos de investigación ya que el investigador actúa como comentarista
transferida al contexto de la investigación sobre la audiencia. La sobre la relación entre entrevistador y entrevistados.
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representación en el contexto amplio de un informe de investigación presentada en forma de escritura, como documentación, informe o
o un libro. En el contexto de las investigaciones contemporáneas so- artículo académico. La necesidad de traducir era uno de los sub-
bre los medios de comunicación, la motivación para formar parte de textos implícitos en Walkerdine, en su desesperación por no ser
la investigación puede ser menor, puede que se comprenda mejor la admitida como perteneciente a la clase obrera por una de las fami-
desigualdad de un contrato de investigación en el cual se permite un lias obreras entrevistada. Para la familia, la infancia obrera de
acceso libre y es posible que se experimenten de manera más direc- Walkerdine había quedado eclipsada por haberse trasladado en la
ta la pérdida potencial de privacidad o las consecuencias vitales de la madurez a lo que ellos consideraban como una clase diferente: la
falsificación. De hecho, como mencionábamos en el examen tanto clase media. Tanto si las diferencias son reales o imaginarias, tran-
de Crossroads como de EastEnders, se negaba abiertamente que di- sitorias o continuas, la necesidad de traducción continúa existien-
chos factores pudieran influir en la investigación. La calidad de la re- do. La realidad cotidiana, las particularidades de lo mundano, re-
lación entre el entrevistador y el entrevistado servía supuestamente quieren de una transmutación hacia la representación (como tipos
para superar dichos problemas metodológicos y las buenas relacio- genéricos o equivalencias de la realidad cotidiana) que se atenga a
nes sentidas por el investigador eran compartidas teóricamente por los esquemas o a la representación exigida por la comunidad acadé-
los entrevistados. Sería preciso destacar el marcado contraste con la mica o por los políticos. En lugar de aceptar la inevitabilidad de la
paranoia sentida por Walkerdine (1986) durante su observación de traducción, el experimento de los estudios culturales de la audiencia
una familia británica de clase obrera. Por otra parte, se ignoró el la negaba bajo la falsa creencia de que una cita exacta e inalterada
componente de las investigaciones mejor conocido como «traduc- debería compensar por el control de los investigadores sobre la ver-
ción» (la interpretación de las expresiones del espectador en el len- sión final de informe. La lección que nos ha enseñado el experi-
guaje de un informe de investigación). mento de los estudios culturales de la audiencia, consiste en que la
La traducción es un componente crucial e inevitable de la in- práctica de la investigación cultural siempre posee una dimensión
vestigación cultural, bien en forma de lectura (Paz, 1992) o bien traducible. La traducción no debe ser negada o menospreciada. Es
como variante de la interpretación lingüística. Los participantes el proceso sobre el que deberíamos centrar nuestra actividad.
de la investigación traducen sus experiencias en explicaciones pa-
ra el investigador. Los investigadores traducen las experiencias re-
latadas en informes de investigación y narraciones de otros tipos De la triangulación a la investigación multifocal
para sus colegas de la comunidad académica o para el público en
general. Jakobsen (1992, pág. 145) menciona tres clases de tra- La triangulación es una estrategia establecida en las investiga-
ducción: la explicación alternativa (intralingüística); la traducción ciones sobre la comunidad, para situaciones en que «la naturaleza
en sí, como con las lenguas extranjeras (interlingüística); y la del problema investigado exige una aproximación con varios mé-
transmutación (intersemiótica). En el tipo de investigación que todos». Para Gorden:
hemos estado analizando, la traducción interlingüística quizá sea
la única que podamos descartar; aunque esta afirmación no puede Los estudios sobre la comunidad deben triangular la informa-
ser asumida completamente, especialmente si consideramos que el ción procedente de informes públicos, documentos personales, pe-
argot y la jerga afecta a la lengua en que se lleva a cabo la investi- riódicos, entrevistas directas con las personas objeto de la investiga-
gación. Las palabras de los participantes en el estudio no hablan ción, observación participante, y mera observación, tan sólo para
obtener los varios tipos de información necesarios para estudiar el
por sí mismas; se deben tomar en consideración la insinuación y la
complejo fenómeno que llamamos comunidad. Los estudios experi-
alusión, el lenguaje de la mirada, el contacto físico, la risa y la en- mentales, los estudios sobre comunidades naturalistas y las estadís-
tonación. El proceso de investigación asume que la verdadera in- ticas, pueden combinarse de modo fructífero en varias instancias.
teracción, la entrevista de investigación o la discusión, será re- (Gorden, 1987; pág. 12)
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Aunque se pueden detectar aspectos de la triangulación en el gráficos» es incluso más confuso ya que su preocupación princi-
experimento de los estudios culturales de la audiencia, con el pal seguía siendo el estatus y el significado de un texto.
tiempo la investigación se trasladó desde una preocupación unita-
ria por la comunidad hacia lo que yo llamaría una orientación
multifocal respecto de los textos populares, una orientación que La convención etnográfica
aparece de forma clara en la investigación sobre EastEnders. El
tema central, por ejemplo, en los estudios sobre Nationwide, era la Puesto que la descripción de los estudios como «etnográficos»
ideología del programa y su reflejo en los discursos verbales de la no se justifica completamente por los métodos de investigación
audiencia, entendida como una variedad conectada de comunida- utilizados, debemos buscar otras razones ya que dicha descripción
des. Esta atención dio lugar, en los estudios subsiguientes, a estra- bien pudiera servir para otro propósito. Como destaqué en el últi-
tegias de investigación mejor descritas como multifocales. En la mo capítulo, el término ha adquirido un estatus convencional den-
investigación sobre EastEnders, el tema central cambiaba en cada tro de los estudios culturales como una manera de referirse a los
sección del libro. La investigación trataba sobre los intereses y los estudios de audiencia empíricos llevados a cabo en dicho campo.
planes que la BBC y el personal de producción tenían para el pro- Por lo tanto el término se utiliza, no tanto para clasificar la inves-
grama; después, sobre el placer textual de EastEnders; a conti- tigación como perteneciente a, o como relacionada en algún modo
nuación sobre el mundo de los negocios y los grupos de presión en con, la etnografía, sino para señalar la relación de estas investiga-
el programa y su audiencia; y finalmente sobre la interpretación ciones con otra disciplina académica: los estudios culturales britá-
del programa por parte de la audiencia. Hubo cambios de tema im- nicos. En el contexto de los estudios culturales británicos, el tér-
portantes, como pasar de explicar la popularidad del programa a mino «etnográfico» otorga al trabajo la connotación de un estudio
justificar la «labor» interpretativa de la audiencia y a proporcionar cultural, basado en la comunidad, empírico y fenomenológico, tér-
una información de fondo para explicar dicho programa en las minos que habían surgido ya en el experimento de los estudios
universidades. En la investigación sobre Dalias, la atención se culturales de la audiencia. El término «etnográfico» se convirtió
centraba más específicamente en el tema del «placer» aunque: en en una forma de designar a los estudios investidos con estas ca-
este caso, la investigación empírica no era muy profunda (consis- racterísticas. El hecho de invocar dichas características señalaba a
tía en tan sólo cuarenta y cuatro cartas, no analizadas por sí mis- su vez la diferencia entre estas investigaciones y las investigacio-
mas), acompañada de citas de las cartas y de análisis del programa nes «culturales» con características diferentes, tales como los es-
que utilizaban la teoría exegética y la descripción de las tenden- tudios textuales e incluso los estudios psicoanalíticos. El término
cias actuales del feminismo. La coherencia de los varios focos de «etnográfico» legitimaba la investigación, denotaba sus métodos
interés era tenue y fluctuaba entre la explicación de los procesos culturales, fenomenológicos y empíricos, e incluso ilustraba el in-
mediante los cuales Dalias se experimentaba como un «placer», la terés que se ponía en el tema de la «comunidad».
justificación de los intereses femeninos y feministas en el progra- El problema es que el término «etnografía» tiene otras vidas.
ma y el dar clases al respecto. Los diversos temas de la investiga- Tiene una vida dentro del campo de la antropología y una vida
ción permitían que fuera simultáneamente una investigación sobre dentro de la tradición del interaccionismo simbólico, ambas afec-
la cultura popular, una investigación empírica sobre la audiencia y taban al modo en que el experimento de los estudios culturales de
un material potencialmente didáctico. Es interesante que en todos la audiencia era evaluado y puesto en práctica. Estas otras vidas
los estudios (excepto, de nuevo, en el de Morley), la iniciativa et- del término «etnográfico» sugieren una serie de conexiones histó-
nográfica no constituyera la estrategia de investigación principal ricas y teóricas con el pasado de los estudios culturales, con sus
sino que se utilizara para validar la producción y las inicia ti vas éxitos y equivocaciones. Pero sugieren también la posibilidad de
textuales. En este sentido, el describir los estudios como «etno- un futuro «etnográfico» en los estudios culturales, especialmente
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si tenemos en cuenta que la disciplina de la antropología se está nálisis» (Clifford, 1986, pág. 4) (el «cambio epistemológico» en la
apropiando en este momento de muchos de los conceptos teóricos antropología) ha conducido a una significativa búsqueda de sentido.
de los estudios literarios que «Se encontraron» en los estudios cul- Pero en la arqueología (Hodder, 1986) y en la historia se han regis-
turales de los años setenta (véanse Clifford y Marcus, 1986). trado procesos similares. En cada caso, lo que comenzó como una
crítica de la práctica, terminó con una concentración más rigurosa
en los textos, una reevaluación de las prácticas hermenéuticas de las
El término «etnográfico» sirve para referirse al pasado de los ciencias sociales y una mayor tolerancia del relativismo.
«estudios culturales» El experimento de los estudios culturales de la audiencia fue
anterior al «cambio epistemológico» en la antropología, lo que
La segunda razón para utilizar el término «etnográfico» puede impidió, por lo tanto, que se aprovechara de la revisión y la reeva-
haber sido motivada, por lo tanto, por el deseo de retener algo, ser luación del método. Por esta razón, el método «etnográfico» em-
algo, conseguir algo que aún no se había alcanzado. La justifica- pleado en el experimento de los estudios culturales de la audien-
ción para utilizar este término como un intento de «retener» algo cia demostró tan sólo unas pocas nociones de las sensibilidades en
del pasado de los estudios culturales, parece bastante clara. Du- la investigación etnográfica, que desde entonces han llegado a
rante los años setenta, los estudios culturales británicos se carac- simbolizar la práctica ilustrada: especialmente la sensibilidad
terizaban por un enorme interés en las subculturas y la desviación, frente a la negociación, el hecho de compartir objetivos en la in-
y se basaban en métodos de investigación tanto de la antropología vestigación y la presentación de los resultados de la investigación
como del interaccionismo simbólico para conseguir sus fines. A con los participantes en la misma. La tradición «etnográfica» de
menudo el término «etnografía» se utilizaba para referirse a los los estudios culturales se había centrado tradicionalmente enana-
métodos de interacción simbólica (véanse Pearson y Twohig, lizar cómo los medios de comunicación explotaban a los grupos
1975; Roberts, 1975; Willis, 1980, Grimshaw y otros, 1980) y to- subculturales o se adueñaban o neutralizaban su resistencia fren-
davía sigue siendo utilizado por los interaccionistas simbólicos te a la cultura popular. Esta tradición se oponía diametralmente a
(véase Wartella, 1987). Pero al menos dos influencias más apare- la investigación sobre la audiencia positivista y «administrativa»
cen en la utilización de la «etnografía», como método legitimador, (Gitlin, 1978), la cual asumía que el propósito de dicha investi-
por parte de los estudios culturales (herencias que a la larga alte- gación era el control comercial de las audiencias. La distancia en-
raron la centralidad fenomenológica de los fundamentos interac- tre la orientación fenomenológica de las investigaciones subcul-
cionistas simbólicos de los estudios culturales, como los investi- turales y la orientación hacia la administración -al uso en la
gadores de los estudios culturales vaticinaron que ocurriría corriente principal dentro de las investigaciones sobre la audien-
[Willis, 1980 y Grimshaw y otros, 1980]) y que al final conduje- cia-, teóricamente encontraría remedio en el modelo de la «codi-
ron al éxito de las corrientes literarias y estructuralistas. ficación/descodificación». La utilización del término «etnográfi-
He discutido el encuentro de los dos paradigmas de los estudios co» certificaba una continuidad deseada entre el experimento de
culturales en el capítulo tres y aquí mi intención es tan sólo llamar los estudios culturales de la audiencia y las investigaciones sub-
la atención sobre un tema algo diferente. El enfrentamiento en el se- culturales anteriores. Esta deseada continuidad tenía como objeti-
no de los estudios culturales entre los dos paradigmas, lo que Hall vo alcanzar una calidad en las investigaciones que permitiera en-
describía como un enfrentamiento entre el culturalismo y el estruc- tender las experiencias culturales particulares de los espectadores
turalismo, ha sido trasladado en la actualidad al terreno de casi to- de televisión en el contexto de la comunicación en una sociedad ca-
das las ciencias sociales. En la antropología, la exploración de las pitalista. En otras palabras, permitiría que la experiencia se pudiera
consecuencias para la práctica etnográfica de la «crítica textual, la entender dentro de la organización superestructura! de la sociedad,
historia cultural, la semiótica, la filosofía hermenéutica y el psicoa- presente en forma de representación en su producción textual.
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La obra de Paul Willis (1977, 1978) siempre fue considerada los separan, podrían pasarse por alto. La intención de Willis era
el modelo a tener en cuenta en el método etnográfico de los estu- demostrar el funcionamiento del proceso social, explicar la repro-
dios culturales: A mediados de los ochenta, su trabajo se citaba ducción cultural mediante la relación entre la educación y el pro-
como ejemplo de la dirección que deberían tomar las investiga- ceso laboral. Esta clase de objetivo social general está ausente en
ciones sobre la recepción en los estudios culturales británicos el experimento de los estudios culturales de la audiencia, que se
(Morley y Silverstone, 1988); los estudios «culturales» simbólico centran más específicamente en otros muchos objetivos menores,
interactivos (Traudt y Lont, 1987; págs. 144, 159); y como un re- tales como explicar la popularidad del texto, enseñar sobre los es-
to a la tradición antropológica de la etnografía, para que se lleva- tudios culturales británicos o demostrar el placer del texto. El ex-
ra a cabo una investigación más amplia y crítica, apropiada para perimento sobre la audiencia utilizó sus datos «etnográficos» pa-
las condiciones del mundo moderno en su reevaluación de la an- ra conseguir unas metas textualmente definidas, en lugar de para
tropología (Marcus, 1986). Lo que ofrecía el trabajo de Willis, co- explicar el proceso social.
mo destacó Marcus, era una demostración de que lo cultural (en el En segundo lugar, el método etnográfico de Willis no mencio-
caso de Willis, la sociedad capitalista) define lo particular (el in- naba el problema de leer formas culturales complejas tales como
conformismo escolar o el confomismo de la clase obrera). Willis los programas de televisión populares. Leer el significado de los
lo consiguió, no mediante un intento positivista de probar la teo- signos de una subcultura (ropa, argot, comportamiento, rituales
ría marxista mediante sus observaciones, sino gracias a la invoca- etc.) es cualitativamente diferente de leer la televisión o de leer la
ción de una teoría marxista dada por descontada. Como ha apun- lectura de la televisión efectuada por la gente. La producción co-
tado el propio Marcus, Willis consiguió su propósito explotando munal directa de los signos de una subcultura es cualitativamente
«los significados culturales de la producción de la mano de obra y diferente de una producción para la televisión, altamente institu-
el fetichismo de los artículos de consumo» que «proporcionan los cionalizada, convencional y con motivación comercial. La rela-
medios textuales para traer orden al espacio de la etnografía» ción entre la comunidad y la forma cultural combina la apropia-
(Marcus, 1986; pág. 173). Marcus considera como un logro posi- ción y la autoridad, por lo que procesos tales como el «bricolaje»,
tivo de la antropología, la adhesión de Willis a la noción de la to- se articulan en modos extremadamente complejos La profesiona-
talidad cultural, al proyecto estructuralista de leer la cultura en to- lización de la producción televisiva y la complejidad del texto co-
das sus formas (el legado de Raymond Williams). En palabras de mo objeto apropiado, sugieren que se podría defender la aplica-
Marcus: ción de las habilidades textuales de la lectura al análisis
sociocultural.
Sin embargo, Willis plantea un reto a la tradición antropológi- Las semejanzas y diferencias entre los estudios culturales y
ca de la etnografía, subrayada quizá por el inalcanzable ideal ho- las tradiciones antropológicas de la etnografía, nos proporcionan
lístico, que no se debe tomar literalmente, de aplicar la etnografía una postura desde la cual articular una serie de tendencias positi-
a proyectos dotados de un objetivo y un significado teórico más
vas para un trabajo futuro. He llamado la atención sobre los si-
amplios, como el suyo propio. Esto implica que se escriban textos
multidisciplinares, similares a los que Raymond Williams tenía en guientes puntos:
mente al hablar del realismo social, y en los cuales la representa-
ción sería un componente fundamental de variabilidad. • las limitaciones de la práctica «etnográfica» utilizada en el
(Marcus, 1986; pág. 188) experimento de los estudios culturales de la audiencia.
• la tendencia a involucionar hacia explicaciones particularis-
Si, por otra parte, asumiéramos una continuidad entre la prác- tas características del interaccionismo simbólico, que utili-
tica «etnográfica» de Willis y la investigación multifocal del ex- za métodos similares pero carece de la concepción marxista
perimento sobre la audiencia, las diferencias fundamentales que de la totalidad cultural como marco explicativo para sus ob-
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servaciones; la carencia de un tema unificador en el experi- mismo investigador redacta tanto la interpretación académica co-
mento de los estudios culturales de la audiencia, que provo- mo la popular, a veces la escritura popular toma prestada la auto-
có la variabilidad y el compromiso en el papel del investi- ridad de la disciplina madre, y a veces la escritura popular se acep-
gador; ta tácitamente dentro de la práctica académica. Además, y lo que
• el problema del «visualismo» de la tradición etnográfica de es más importante, la confianza tácita en los temas y la imaginería
los estudios culturales, que afecta a la elección de los parti- de la escritura popular, puede indicar las explicaciones y raciona-
cipantes en la investigación (siempre clasificados como cla- lizaciones que el investigador utilizó para justificar su papel.
se obrera) y a la relación sugerida entre el investigador y el El experimento de los estudios culturales de la audiencia pro-
entrevistado (siempre y necesariamente, de carácter voyeu- dujo un determinado género de escritos académicos sobre los me-
rista). dios de comunicación de masas, un género de escritura que aspi-
raba a ser académico y popular a la vez. Estaba escrito para
Sin embargo, el experimento de los estudios culturales de la públicos diversos en lugar de para una comunidad de lectores es-
audiencia, representó una innovación en la práctica de la investi- pecífica y constituye un ejemplo de un modo de escribir académi-
gaciones culturales. Generó los primeros intentos de escritura co que se generalizó bastante en los años ochenta. La popularidad
multidisciplinar, de encontrar un modo de integrar el discurso de del programa estudiado, y la identificación potencial del lector,
la audiencia y los datos de la observación, con observaciones cua- tanto con la actividad de mirar y como con la descripción de las
litativamente diferentes y materiales sobre los textos, la produc- prácticas de mirar la televisión, ofrecía una oportunidad ideal, pa-
ción, la distribución y las industrias de la televisión. La crítica de ra los académicos y para el editor, de incrementar el volumen de
la tradición etnográfica de los estudios culturales, desde el punto ventas más allá de las limitaciones de pequeñas y dispersas comu-
de vista de la antropología, nos proporciona la oportunidad de me- nidades académicas.
jorar la práctica etnográfica de los estudios culturales, si diagnos- La dinámica dual de la literatura etnográfica comparaba las
ticamos los problemas inherentes a dicha corriente tal y como se explicaciones personales e impresionistas, con la clasificación
practica en la actualidad, y definimos claramente un decidido en- formal, objetiva y disciplinada de la «antropología científica». La
foque de investigación, incluso aunque signifique defender el po- «combinación de la narrativa personal y la explicación objetiviza-
siblemente «imposible ideal balista». da» era una característica de la escritura sobre viajes, de la que la
«etnografía» siempre había tratado de distinguirse» (Pratt, 1986;
pág. 33). A diferencia de las narraciones personales de la antropo-
La escritura popular logía, la escritura popular de los estudios culturales tiende a no
convertirse en un espacio para la revelación personal (aunque la
El «cambio epistemológico» en la antropología facilitó la interpretación de EastEnders, por parte de David Buckingham, no
identificación y la evaluación crítica de los escritos populares ba- sería posible sin la experiencia personal que demuestra como te-
sados en las experiencias del trabajo de campo (Pratt, 1986). Esta lespectador del programa), sino más bien en una redacción acadé-
preocupación por hi. escritura etnográfica, en el ámbito de la an- mica simplificada. Estos libros tratan de limitar o controlar el uso
tropología, supone el último reto del experimento de los estudios de la jerga y la lengua especializada para poder dirigirse a una au-
culturales de la audiencia: el reto de la escritura popular. Al igual diencia más amplia. La naturaleza desvertebrada e incompleta del
que en los estudios sobre los medios de comunicación, en la an- diseño de la investigación, el sometimiento del propósito acadé-
tropología observamos una importante tradición de producir tex- mico, bien por razones pedagógicas (Tulloch y Moran, Ang, Buc-
tos tanto populares como académicos. Como ha destacado Pratt kingham), o bien para contar una historia (Hobson, y en menor
(1986), estas tradiciones influyen las unas en las otras. A veces, el medida, Buckingham), y la lealtad que demuestran hacia el persa-
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nal de producción, a lo largo de la investigación, ponen a estos en- zá describirse mejor como «formaciones discursivas» porque el he-
sayos en un lugar comprometido en cuanto a los ideales académi- cho de compartir un lenguaje y unos esquemas de explicación de-
cos de redacción. Se puede entender este estilo de escritura popu- terminados, además de una adhesión a una determinada institución
lar si se recuerda la política populista de la investigación. Como la o régimen que controla y mantiene el discurso, bien podría agotar el
escritura etnográfica, la escritura popular en los estudios cultura- grado de acción y actividad comunitaria conseguido. Janice Rad-
les se puede relacionar con maneras anteriores de escribir sobre la way (1988) ha sugerido el término «sujetos nómadas» para descri-
televisión y el cine, a menudo aceptadas por los propios producto- bir la naturaleza errante, migratoria y transitoria de las afiliaciones
res del programa o la película estudiada (como en The Best of Dis- que mantienen los miembros de dichas «comunidades».
ney (1988) de Neil Sinyard, o The Addams Chronicles (1991) de Como explicación sobre las audiencias de la televisión popu-
Stephen Cox), y contra las cuales se definen los estudios acadé- lar, el experimento de los estudios culturales de la audiencia cen-
micos sobre medios de comunicación. Este préstamo de géneros traba su atención en el poder de un determinado programa de tele-
aduladores, con licencia institucional, no tenía en principio, nece- visión para crear un ambiente discursivo que atrajera a los sujetos
sariamente, lugar para congratularse con laaudiencia o la indus- nómadas y los invitase a participar en un comunidad imaginaria
tria, sino para conseguir un cambio social más amplio. Al preten- (en lugar de «imaginada»). Dichas comunidades imaginarias están
der enseñar a los lectores no académicos cuáles deberían ser sus diferenciadas, no son sencillas y unitarias. La diferenciación co-
expectativas sobre los medios de comunicación y la industria de munal permite la inclusión de equipos de producción, la comuni-
los mismos, quizá se estaba anticipando un estilo más sólido de dad textual de personajes o personalidades y la audiencia dentro
crítica a los media. Como escritura popular sobre cultura popular, de sus parámetros imaginados. Dichas comunidades imaginarias
estos libros se arrogaron un papel «populista». Trataron de justifi- también sugieren una adhesión a la institución de la «televisión» o
car los programas populares frente a la crítica despectiva de la (dado el grado de referencias cruzadas en la cultura popular) in-
prensa y los políticos, para Tescatar a la audiencia de la acusación cluso a las industrias del ocio.
de pasividad e ignorancia que pesaba contra ella. En consecuen-
cia, se encuentran a medio camino entre la propaganda y la defen-
sa del programa y su equipo de producción, y una «aceptable» dis- Placer y fantasía
tancia y postura crítica académica.
La importancia otorgada a los temas del placer y la fantasía,
en el experimento sobre los estudios culturales de la audiencia, es-
La cultura popular taba relacionada con la estrategia política feminista de la nueva iz-
quierda, para recuperar las preferencias de las mujeres en materia
Como señalamos anteriormente, el modelo «codificación/des- de ocio y diversión y definir una estrategia basada en el conoci-
codificación» proponía una teoría de la comunicación basada en el miento de las cosas que interesan a las mujeres y el porqué. Esto
discurso. Su teoría implícita de la audiencia, se aproximaba bastan- queda bastante claro en el interés feminista demostrado en las in-
te a la analogía de la comunidad. La base que se suele asumir para vestigaciones sobre Crossroads y Dalias, pero también aparece en
la interacción en dicha cómunidad va de lo real a lo imaginario, de los trabajos sobre A Country Practice y EastEnders, aunque se-
las interacciones basadas en los encuentros cotidianos, a las inte- gregado del proyecto feminista y (sobre todo) de la política. Los
racciones basadas en una pertenencia a una comunidad que en rea- estudios sobre Crossroads y Dallas explicaban el placer que los
lidad nunca se encuentra o que se relaciona «de hecho», pero que se programas daban a su audiencia femenina, pero eligieron maneras
experimenta a sí misma mediante reflexiones mediatizadas y tenues diferentes de hacerlo. Hobson se centró en la mujer como audien-
formas de asociación voluntaria. Dichas comunidades podrían qui- cia «social», mientras que Ang trataba de encontrar un equilibrio
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entre el «espectador» (la audiencia textualmente definida) y la tra los intentos de reformar el carácter del placer en las mujeres
«audiencia social» (véase Kuhn, 1987, para más terminología). basándose en la idea de que la fantasía y la política son ámbitos de
Ambas se basaban en las explicaciones de Modleski sobre las mu- . actividad relativamente independientes.
jeres como espectadoras de televisión y sobre el placer de la tele-
novela, que explican el placer obtenido en términos egopsicológi- ¿Acaso debemos ver la identificación imaginaria con las pos-
cos (en lugar de psicoanalíticos). El placer del texto no se situaba turas trágicas y masoquistas de Sue Ellen y Pamela como una for-
en la ambigüedad y la explotación, el éxtasis y el dolor, en el dra- ma de «Opresión de nosotras mismas», un «remanente» patriarcal,
ma del desarrollo de la identidad sexual y el género, sino que era al que las mujeres debemos desgraciadamente recurrir aún porque
ocasionado por los procesos cognitivos y conscientes de «recono- el feminismo todavía no ha desarrollado ninguna alternativa efec-
cimiento» e «identificación». Por ejemplo, la explicación de Ang tiva? ¿O quizá puedan estas situaciones «fantasmáticas» tener un
sobre la «fantasía» captura el nivel cognitivo de su análisis: sentido para las mujeres, independientemente de sus actitudes po-
líticas?
Producir y consumir fantasías permite jugar con la realidad de (Ang, 1985;pág. 133)
una manera que se experimenta como «liberadora» porque es fic-
ticia y no real. En el juego de la fantasía, podemos adoptar deter- Para Ang, el placer de la política era un placer comprometido
minadas posturas y «ponerlas a prueba», sin necesidad de preocu- por una «sensación de malestar». Estaba comprometido porque:
parnos por su «valor real». «aquí y ahora debemos ser capaces de disfrutar la vida, aunque só-
(Ang, 1985;pág. 130) lo sea para sobrevivir» (Ang, 1985; pág. 135-136). La ficción y la
fantasía pueden funcionar haciendo más placentera la vida en el
En este razonamiento, la fantasía está completamente bajo el presente, o por lo menos más vivible, pero esto no tiene por qué
control del ego y carece de la complejidad psicodinámica de, por excluir la conciencia o la actividad política radical. No quiere de-
ejemplo, la explicación de Walkerdine sobre su observación de cir que las feministas no puedan perseverar en su intento de pro-
una familia mirando Rocky JI (Walkerdine, 1986). ducir nuevas fantasías y de luchar por llevarlas a la práctica. En lo
Ni Hobson ni Ang se refirieron específicamente al psicoanáli- concerniente al consumo popular, no existe ningún estándar fijo
sis lacaniano (ni al freudiano). Ninguna fue capaz, en consecuen- para medir el carácter «progresista» de una determinada fantasía.
cia, de proporcionar una explicación de las relaciones entre dis- Lo personal puede ser político, pero lo personal y lo político no
curso y placer. Las explicaciones sobre el placer son de carácter siempre van de la mano.
«social» en el trabajo de Hobson y «emocional» en el de Ang. Los Lo que ocurrió en el experimento sobre la audiencia, como de-
testimonios de la audiencia femenina proceden de mujeres en el muestran estas citas del trabajo de Ang, fue que el rechazo de la
papel de amas de casa, esposas y madres en el estudio de Hobson, ideología como concepto analítico útil tuvo como consecuencia
y de mujeres que conscientemente tratan de evaluar diferentes una división entre lo personal y lo político que se explicó como
modelos de comportamiento, en el de Ang. El placer de mirar se una simple falta de correspondencia. No sólo se absolvió a los
situaba en relación a estas actividades y deliberaciones conscien- programas de televisión populares de su «ideología», sino que in-
tes. Sin embargo, situar el «placer» en este contexto, provocó una cluso se les tildó de «apolíticos». La comunicación de masas se
tendencia hacia el análisis particularista en lugar de una búsqueda convirtió en un sistema de placer positivo, un campo lleno de fan-
de tendencias culturales. Situar la experiencia tanto del placer co- tásticas posibilidades para ayudar a las masas asediadas a pasar el
mo de la fantasía al nivel de los procesos cognoscitivos, produjo día, pero no se cuestionaban las implicaciones políticas de dicha
un testimonio especialmente limitado de estos fenómenos. explicación.
Aunque sólo Ang mencionó el tema de la «fantasía», su trata- Pero este placer «benevolente» exige una explicación, tanto
miento del tema invocaba una política feminista que advertía con- en términos de lo que se conoce como historia de la cultura popu-
194 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS TRADUCCIÓN CULTURAL 195

lar, como del desarrollo de la estética de los productos de consu- vado» del mismo, contribuían a su significado. La propiedad de
mo, ya que la cultura popular puede ser, no sólo una fuente de pla- las historias definía la relación de la comunidad con la historia, las
cer, sino también un modo de involucrarse en la actividad política. condiciones en las que se disfrutaba de las mismas, y a quién per-
La separación del placer y la fantasía de la política confirma la tenecía el derecho de definir el texto a su manera. En otras pala-
tendencia, dentro del capitalismo, a justificar la separación analí- bras, en el caso de las fábulas de Trobriand, la condiciones de la
tica entre el sentimiento y el pensamiento (véase Heller, 1979). propiedad privada otorgaban el derecho a controlar tanto la repre-
Niega la demostración del feminismo marxista, de que la estruc- sentación como el texto. La propiedad privada de las fábulas de
turación del inconsciente en el lenguaje tiene implicaciones psi- Trobriand contrasta claramente con el modo en que se contaban
coanalíticas. Obstruye la identificación de la naturaleza de las re- las leyendas y los mitos. Malinowski sugirió que las leyendas se
laciones de poder en el capitalismo tardío y, más concretamente, mantenían vivas gracias a aquellos que tenían intereses creados en
las repercusiones en la dimensión de género de esa lucha por el afirmar su reláción personal con los grandes hechos que relataban,
poder en la búsqueda del control de los medios de producción cul- y que el mito, mediante su asociación con el ritual y la ceremonia,
tural. pertenecía a la comunidad entera, en cuanto que a la comunidad le
interesaba explicar sus propios mitos. Malinowski destacó, en su
relato, la importancia de reconocer las condiciones en las que se
La propiedad textual accede a la cultura popular, y el modo en que dicho modo de ac-
ceso afecta a su recepción.
La comprensión de los textos populares no se puede separar En el experimento de los estudios culturales de la audiencia, el
de los contextos de la propiedad y de la concesión de los derechos tema de la propiedad de los programas de televisión, tomando
y privilegios para gozar de la misma (cuestiones legales como el prestada la clasificación de Malinowski, se trataba como si la pro-
copyright y la regulación de licencias, y el derecho a cobrar una piedad comunal del mito fuera equivalente a la propiedad privada
cuota por el acceso a ciertos servicios). La propiedad enmarca el de las fábulas, con lo que se negaban las importantes consecuen-
canal de acceso a un texto determinado y define los parámetros cias de la propiedad privada de la cultura comercial. No quiero
para su disfrute. Según Malinowski, entre los habitantes de la isla decir con ello que los esquemas de propiedad de fábulas, mitos y
de Trobriand, a principios de siglo, las fábulas locales estaban su- leyendas en Trobriand, sean iguales que los de la sociedad occi-
jetas a un régimen de propiedad. dental (obviamente no lo son), sino que la idea de Malinowski de
que la naturaleza de la propiedad es importante, tiene una gran im-
Cada historia «pertenece» a un miembro de la comunidad. Ca- portancia para el estudio y la crítica de la cultura popular. La pro-
da historia, aunque sea conocida por muchos, puede ser recitada piedad de los textos es uno de los determinantes del contexto de
tan sólo por el «dueño». Éste, sin embargo, puede decidir regalár~ mirar la televisión y de las definiciones de situación que enmarcan
sela a alguien, explicándosela y autorizándole a contarla. Pero no la construcción del significado textual. Si la propiedad de las his-
todos los «dueños» saben cómo entretener y cómo hacer reír a la
torias era importante en pequeñas sociedades, incluso antes del
gente, lo que es uno de los aspectos más importantes de dichas his-
torias. contacto con la producción en masa de artículos de consumo y la
(Malinowski, 1954; págs. 102, 104) estética capitalista del consumo, entonces, cuánto más importante
no será la propiedad en sociedades en las que, como en la nuestra,
Malinowski afirmaba que el valor equivalente del texto y el las historias (incluso nuestras fábulas), están controladas por ins-
contexto se demostraba en el préstamo de estas historias. No sólo tituciones, y donde el acceso a la narración de las mismas se ha
el texto, sino también el contexto, la «naturaleza completa de la convertido en una,transacción comercial que depende de leyes de
representación» (su calidad y su tempo), así como el carácter «pri- copyright y acuerdos de explotación:
196 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS TRADUCCIÓN CULTURAL 197

En efecto, los estudios históricos sobre la cultura popular han las estructuras de la producción de televisión y la comercializa-
demostrado que el interés de la inteligentsia por las formas cultu- ción de los programas de televisión, unida al acercamiento «et-
rales populares ha precipitado a menudo la «reforma» de las mis- nográfico» a dicho estudio, limitó el alcance del posible análisis
mas (Burke, 1978; Zipes, 1979). El reformismo idealista también de la cultura popular basado en el modelo de «codificación/des-
estaba presente en el experimento de los estudios culturales de la codificación».
audiencia. Mientras los estudios trataban de resarcir a los textos El experimento sobre la audiencia permite una exploración
populares televisivos de la denigración a la que se les había some- retrospectiva de la aplicación de conceptos implícitos sobre la
tido y el abandono de sus audiencias, el resultado fueron unas in- comunidad en las investigaciones empíricas sobre la audiencia.
vestigaciones que incorporaban los programa y sus audiencias a Las teorías sobre la comunidad utilizadas provenían de diversos
las estructuras discursivas de las instituciones, especialmente las orígenes teóricos. La idea de la audiencia como «comunidad in-
instituciones educativas, que previamente los habían práctica- terpretativa» se tomó prestada (con éxito desigual y muchos ma-
mente ignorado. Este proceso puede ser considerado como una lentendidos) de la teoría literaria. La idea de la audiencia como
ampliación de los discursos de, por ejemplo, los estudios de lite- «formación discursiva» se tomó prestada del análisis del discur-
ratura o los planes de educación secundaria, pero también puso a so y aunque sea un principio fundamental del modelo «Codifica-
los programas y las audiencias bajo el ala disciplinar de dichas ción/descodificación», su potencial jamás fue explorado en la in-
instituciones que definían cómo «debían» estudiarse. vestigación. Entre las diversas razones que explican esto, se
El experimento de los estudios culturales de la audiencia su- encuentra la dificultad de desarrollar métodos de investigación
gería que los programas de televisión pertenecen a su audiencia, capaces de sostener un análisis conmensurable, tanto de discur-
a pesar de las complejas estructuras institucionales que se obser- so social como del textual. Aunque los préstamos del pasado idí-
van en la producción de los programas y a pesar de la demostra- lico de los estudios culturales británicos han producido retos in-
ción de poder institucional que se observa en el marketing y la teresantes y potencialmente fructíferos para las investigaciones
programación de la televisión. En otras palabras, el experimento futuras, el análisis del experimento de los estudios culturales de
sobre la audiencia equiparaba el poder de descodificar a la pro- la audiencia demuestra que el proyecto debe ser puesto al día, in-
piedad del texto. Este equívoco sólo pudo haberse ocasionado corporando las ideas y los retos del «cambio epistemológico» de
porque, como explicamos antes, el modelo de emisor-mensaje-re- la antropología. El valor de las investigaciones multifocales o de
ceptor, separaba los procesos de comunicación de masas de mo- varios géneros (característica, como hemos señalado anterior-
do que pudiera entenderse que el programa emitido o publicado mente, del experimento sobre la audiencia) indica un potencial
estaba de alguna manera a disposición del «receptor». Esta equi- para una mejor y más directa aplicación de lo que el experimen-
paración tuvo el efecto de crear una sobrevaloración del poder de to podría proporcionar. El aspecto más estimulante del experi-
las audiencias de los medios de comunicación para controlar la mento sobre la audiencia era su potencial apertura a nuevas co-
comunicación de masas, y una sobrevaloración del significado de rrientes, tanto a nivel teórico como metodológico, en el seno del
la «resistencia» que algunas aud~encias demuestran en su lectura análisis textual, el análisis de discursos, la etnografía y la cultu-
textual (véase Fiske, 1987a). Desvió la atención del modo en que ra popular, mientras que el aspecto más preocupante era el hecho
las historias se configuran para servir a los intereses instituciona- de estar en la cuerda floja, debido a la posible debilidad de los
les por encima de los intereses de la audiencia, así como del mo- aspectos conceptuales de los estudios culturales, con el peligro,
do en que se coacciona a las audiencia por medio de la publicidad siempre presente, de volver al limo conceptual de la audiencia
y las relaciones públicas. Reemplazó la crítica del programa co- de «masa».
mo texto, por el discurso social de la audiencia. La falta de una
perspectiva sólida desde la cual tratar sobre la trascendenciade
198 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
TRADUCCIÓN CULTURAL 199

Reflexión derna y que apunte hacia una nueva era en el diseño de la política
cultural y hacia una nueva lógica para los medios de comunica-
En este libro he examinado los cinco estudios de investigación ción populares.
de lo que yo misma he definido como el experimento de los estu- De hecho, ya han surgido algunas tendencias nuevas. El inte-
dios culturales de la audiencia. Y lo he hecho con enorme detalle rés mostrado por el tema de los fans en el análisis de la cultura te-
porque esta investigación constituía un proyecto que en mi opi- levisiva de finales de los ochenta (véanse Fiske, 1987a; Brown,
nión contenía la clave del desarrollo de una orientación crítica res- 1990; Seiter y otros, 1988) se reprodujo rápidamente hasta produ-
pecto a los medios audiovisuales que incluyera las perspectivas y cir una «fenomenología» (Lewis, 1992; Jenkins, 1993), y generó
los discursos sobre la audiencia. El proceso de análisis crítico me una preocupación por la imitación como motivo cultural. La aten-
llevó a estar cada vez más convencida, en cambio, de que las ten- ción sobre el tema de los fans condujo a un interés por la nueva fe-
dencias exploradas originalmente en esta investigación proporcio- nomenología de la audiencia en los estudios culturales. A la di-
nan una serie de claves para el desarrollo de una clase de investi- mensión evaluable y controlable de la audiencia como objeto de
gación sobre la audiencia radicalmente diferentes de las utilizadas investigación comercial, se añadió la obsesión personal y la adhe-
por la comunidad universitaria hasta el momento. En el proceso de sión a una comunidad que caracteriza a los fans (Fiske, 1993). El
redacción de este libro me di cuenta, en primer lugar, de que mi jan/espectador permanece atomizado y alienado, incluso si se ela-
perspectiva sobre esta investigación no era necesariamente com- bora histórica y sociológicamente. Sigue siendo el objetivo para
partida por aquellos que la pusieron en práctica, lo cual ha queda- una renovada actividad empresarial para englobar las quijotescas
do confirmado por las diversas corrientes seguidas por los autores preocupaciones que se convierten en pretextos para el desarrollo
de estos primeros trabajos. de nuevas y comercialmente explotables comunidades de fans. La
A pesar de esto, yo seguía convencida de que en la investiga- preocupación por dichas exóticas audiencias suprimió temporal-
ción de varios géneros seguían encontrándose las claves de los mente la creciente necesidad de elaborar nuevas estrategias de in-
nuevos estudios sobre los medios de comunicación. Al identificar vestigación que expliquen el modelo generalizado de representa-
aquellos puntos en los que flaqueaba la investigación, di con nue- ción de la audiencia-texto, lo que yo denomino improvisación
vas ideas para definir futuras tendencias de trabajo que demostra- (Nightingale, 1994a,b).
ran una crítica más sólida de la cultura comercial que tuviera en La improvisación incluye una gran variedad de representacio-
cuenta a la audiencia. No se puede volver atrás: volver a una críti- nes basadas en la experimentación y la «intextuación» (De Certe-
ca de los textos, según la tradición de la alta cultura, no propor- au, 1984). En la experimentación, cobran importancia motivos
ciona una base adecuada para una crítica cultural de mi mundo en textuales diferentes que no son necesariamente el del carácter. En
el cual la cultura comercial es dominante y donde las instituciones la experimentación, los motivos que exploran modelos, estilo, ide-
de producción comercial de textos culturales proporcionan las as y valores culturales, están sometidos a la prueba de la utilidad
formas culturales que moldean nuestro entendimiento de lo que o la relevancia cotidianas. Y el proceso que De Certeau ha deno-
son nuestras historias y de lo que es la televisión. minado «intextuación» es igualmente importante, porque demues-
Toda teoría representa un salto en la oscuridad. Toda investi- tra la simbiosis del cuerpo del espectador con el cuerpo del texto
gación innovadora constituye un compromiso entre lo que sugiere (el programa de televisión en este caso) como espacio cultural.
la teoría y lo que se ha venido haciendo en el pasado. Creo que los Nos permite comprender que el programa de televisión contiene
estudios culturales podrían mejorarse, que es posible trascender el en su estructura signos de la historia y de la cultura que lo originó.
balbuceante comienzo que supuso el «experimento de los estudios El cuerpo del espectador, a su vez, es un espacio cultural que, de
culturales de la audiencia» y producir un modelo de investigación diversos modos, reproduce signos de una historia personal de re-
cultural que proporcione una crítica de la cultura televisiva mo- lación con esa (misma) historia y cultura. La historia personal de
200 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS

mirar la televisión es un componente integral de esta última rela- 7. La audiencia


ción, escrita en el cuerpo de muy diversas maneras. El texto y la
vida/cuerpo repercuten el uno en el otro, y esta repercusión pro-
voca alusiones que tienen repercusiones intertextuales con otros
textos, otras vidas, otros cuerpos. Por estas razones, la intextua-
ción conceptual nos conduce al hecho de que tratar a la audiencia
como un fenómeno resulta contraproducente para la práctica d~ la
investigación cultural, porque obstruye nuestra visión de la rela-
ción entre audiencia y texto. En el siguiente capítulo explicaré las
repercusiones de reconocer la naturaleza relacional de la audien-
cia-texto y consideraré cómo debería investigarse esta compleja
relación.

El lector, según sus gustos personales, confiere a este tema una


interpretación concreta o abstracta, lo ve como pragmático o ima-
ginario, imagina lo que ve y ve lo que imagina. En este caso, tam-
bién, la literatura y la publicidad se distinguen sólo por el modo di-
ferente en que cada una se muestra en la página para atraer la
atención del lector, siendo generalmente la retórica de los anuncios
más literaria (y mejor redactada) que el material escrito, que adop-
ta los métodos de la publicidad y cumple la misma función meta-
fórica de convertir lo insignificante en «fascinante» y de traducir
la vida cotidiana en una ilusión, para que el rostro del consumidor
se encienda con una sonrisa de satisfacción.
(Lefebvre, 1971; pág. 86)

En los capítulos cinco y seis, hablé de la investigación au-


diencia-texto en términos de traducción, llamando la atención so-
202 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
LA AUDIENCIA 203
bre su inherente crítica cultural y capacidad de transposición. Co- ro, desde I Love Lucy y Fahter Knows Best en los años cincuenta
mo traducción, la investigación re-produce un proceso comenza- y sesenta, hasta Rosseane y Married ... with Children en los años
do por el propio espectador, acentuando así algunas de las mani- ochenta y noventa.
festaciones más exóticas de la relación cultural como la imitación Por ejemplo, lo que yo denomino el modelo Father Knows
y la improvisación. Va más allá de las analogías tradicionales de la Best 1 de las relaciones entre espectador-televisión se basa en la ló-
audiencia (tales como las «masas» o las «comunidades») y trasla- gica capitalista hegemónica según la cual «el» que controla la bi-
da la dimensión analítica de la investigación sobre la audiencia lletera, tiene el control sobre cuál debe ser nuestra manera de ver el
hacia un nuevo plano donde constituye una parte del complejo es- mundo. Father Knows Best, era un panegírico en favor del poder
quema del proceso cultural. En la arbitrariedad de las analogías paterno que legitimaba no sólo la estructura de poder existente en
tradicionales descubrimos el carácter variable de la «audiencia» el ambiente doméstico de los años cincuenta, sino también un acer-
(definido a veces como objeto, a veces como relación, pero siem- camiento a la gestión televisiva que producía los índices de au-
pre representado), reconocible tan sólo gracias al poder de las ana- diencia y trataba las audiencias como artículo de consumo. El he-
logías que utilizamos para describirla y generar información sobré cho de que esta clase de programa esté prácticamente agotado,
la misma. Como objetos de investigación, las relaciones son como tanto en cuanto a género como en cuanto a ejemplo de relación en-
oscuros tratos establecidos entre personajes sospechosos. Nos tre la industria de la televisión y su audiencia, parece evidenciarse
fuerzan a cuestionamos seriamente la ética, los valores, las es- en una reciente parodia de Father Knows Best, llamada Married...
tructuras de poder y los procesos que producen la investigación y with Children. 2 Según el texto de la clásica canción de Frimk Sina-
el conocimiento, especialmente porque los tratos establecidos en- tra, que es eltema musical de esta telenovela, «el amor y el matri-
tre los investigadores y los espectadores suelen incluir una re- monio van juntos como el caballo y el carro» y «escúchame bien,
construcción o reflexión sobre los tratos que los propios medios hermano, ¡no puedes tener lo uno sin lo otro!». 3 Esta relación sim-
de comunicación sugieren a los espectadores como descripciones biótica es algo cultural, completamente antinatural. Los caballos
«acertadas» de la naturaleza del acto de mirar. nunca han necesitado carros y los carros pueden ser arrastrados por
otros vehículos, por seres humanos, o por muchos otros animales
aparte de los caballos. De hecho, este medio de transporte ya había
La impotencia ante la publicidad sido reemplazado por la unidad autosuficiente del automóvil unos
cincuenta años antes de que se escribiera la canción. Sin embargo,
Varios de los programas de televisión más famosos se presen- hasta mediados de los años cincuenta, repetida constantemente en
tan como analogías de la relación del espectador con los medios canciones populares y en seriales radiofónicos o telenovelas, esta
de comunicación. La perspectiva de una crítica de la televisión ge-
nerada por la audiencia sitúa bajo una nueva perspectiva dichas
l. Father Knows Best comenzó como un serial radiofónico en 1949, y fue
reflexiones metafóricas sobre los planes de investigación. Por emitido como una comedia de situación norteamericana, entre 1954 y 1963. Los
ejemplo, en mi opinión, el género televisivo que trata más direc- episodios comenzaban cuando Jím Anderson llegaba á casa del trabajo y se dis-
tamente la relación espectador-televisión es la comedia de situa- ponía a arreglar Jos problemas acumulados por su mujer, Margaret y sus tres hi-
ción (situation comedy). En este género, la vida cotidiana es el lu- jos: Betty, Bud y Kathy. Jim era un representante de seguros (Brooks y Marsh,
1992; págs. 297-298).
gar donde tienen lugar una serie de interacciones cómicas que 2. Married.. . with Children (1987-hasta el presente). Este programa es una
parodian las estructuras de poder paternalistas de la relación entre parodia de las telenovelas idealizadas sobre familias, típicas de los años cincuen-
espectador y televisión. Es posible observar la transición del mo- ta y sesenta (Brooks y Marsh, 1992; págs. 556-557).
dernismo al posinodernismo y la naturaleza variable del ser social 3. Brooks y Marsh comentan que Love and Marriage, la canción incluida
como banda sonora en el programa, fue escrita por Sammy Cahn y Jimmy Van
y cultural, en el desarrollo de los primeros ejemplos de este géne- Heusen, y grabada por Frank Sinatra en 1955 (Brooks y Marsh, 1992; pág. 556).
204 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA AUDIENCIA 205

afirmación se había tomado siempre como algo lógico. Tan lógico y pret~ndía subyugarlos a sus fines comerciales. En este contexto,
como la política de género, antes de la revolución sexual de los Kelly y Bud, la progenie de la pareja perfecta, Peggy y Al, no
años sesenta, antes de la píldora anticonceptiva, antes del renaci- existen exactamente sino que más bien «operan». Sobreviven me-
miento del feminismo y antes de que los movimientos gay pidieran diante la lógica televisiva del espectador-televisión; una lógica
el reconocimiento de esquemas familiares alternativos. que reemplaza una relación social reconocida; individuo-vida co-
Aunque la letra de esta canción aparece en la telenovela como tidiana, por una relación más restringida pero paralela. La ficticia
una visión curiosa y pasada de moda sobre el matrimonio, Ma- familia Bundy representa la relación espectador-televisión como
rried... with Children, de hecho, se ha erigido como perpetuadora si fuera la relación individuo-vida cotidiana.
de los valores familiares pasados de moda que se esconden tras el Married ... with Children presenta a sus espectadores con una
descalabro contemporáneo de la vida familiar. Las relaciones do- más que perversa representación fin de siecle de la transformación
mésticas establecidas en el programa no tendrían sentido fuera del que ha tenido lugar en la familia nuclear de los años noventa. Lo
contexto de los lazos familiares. Peggy y Al, Kelly y Bud, se per- que este programa añade al género tradicional de «papá sabe lo
tenecen el uno al otro, están unidos inexorablemente. Se han cre- que se debe hacer», es una representación de la televisión y el con-
ado unos a otros en la realidad ficticia y en su realidad teatral si- sumismo. En Married... with Children, la sabiduría paterna ha si-
guen queriéndose, semana tras semana. Pero también son criaturas do sustituida por la lógica de la televisión: y un sistema alternati-
de la sociedad de consumo. Su vida «cotidiana» explora sin re- vo de conocimiento y de apañárselas, que en definitiva era una
mordimientos la «racionalidad» que esta situación social genera manera de mantenerse al día sobre los cambios sociales y el mun-
en la lógica del barrio y la comunidad, y a veces en los símbolos y do exterior, la «televisión», acabó por fagocitar a toda la familia.
las instituciones de la sociedad de consumo. Al, que practica el Ocupa un lugar privilegiado en el hogar, donde facilita al especta-
empleo arquetípico de mediados del siglo veinte, «el representan- dor una posición «excepcional» (la perspectiva de la televisión)
te comercial», es un anacrónico ejemplo de la expansión comer- desde la cual atestiguar los excesos de la locura doméstica de los
cial del la posguerra, diseñada para sacar a las mujeres de la fuer- Bundy en forma de noticias, series o deportes. El programa mues-
za de trabajo y proporcionar un empleo a los soldados veteranos. tra perversamente un cambio en el poder doméstico real; no de pa-
Peg es igualmente anacrónica. Ella llena el espacio hogareño pero dre a madre (como en Rosseane) sino más bien hacia una estruc-
realiza muy pocas de las funciones de la mujer de un «represen- tura de poder en la cual el padre (o quienquiera que vea menos la
tante comercial», las de «ama de casa». El consumir y el comprar, televisión) es tan vulnerable como cualquier otro miembro de la
las únicas actividades de las amas de casa que benefician directa- familia, a los imperativos comerciales de la moda y las compras, y
mente a los empresarios y los centros comerciales, han restado im- a la influencia política de la publicidad. El programa certifica una
portancia, en el programa, a las actividades comercialmente re- hipotética destrucción de las facultades críticas intelectuales, dí-
dundantes, llevadas a cabo por las amas de casa, tales como cuidar rectamente relacionadas con la racionalidad del consumismo tele-
de los niños, hacer la casa y otras actividades domésticas. visivo. En el mundo dramático del programa, la publicidad ha
El programa nos recuerda que la televisión proliferó en un conquistado el sentido común, ha atrofiado la inteligencia y ha
momento de gran oportunismo comercial en la posguerra. Ese mo- promocionado la sordidez en lugar de la sexualidad.
mento histórico ha quedado atrás, pero esa época de la oportuni- Nuestra comprensión de la relación simbiótica entre texto y
dad se ha convertido en el carro y la carga de los espectadores de audiencia opera con una lógica similar. Aquellos que producen, li-
la televisión. Del mismo modo que el carro simbolizaba la doma cencian y distribuyen los productos de los medios de comunica-
del caballo, y el matrimonio implicaba la domesticación de la mu- ción, suelen negar su dependencia de las comunidades interpreta-
jer y la amenaza de domesticación para el hombre, la televisión tivas que generan la demanda de su artículo. Dicha negación
conllevaba el adiestramiento y la complicidad de los espectadores refleja su compromiso con el poder patriarcal que le han sustraído
LA AUDIENCIA 207
206 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS

nes, la imaginación o la pasión, se había encontrado, durante los


«al padre» para controlar a las audiencias. Respecto a la imagen
siglos xvn y XVIII, con algo parecido a la idea del hombre; porque
visual, los óltimos vestigios de este poder permanecen encarnados el hombre no existía (como no existía la vida, el lenguaje o el tra-
quizás en los Brians, Jims o Walters del mundo, que encabezan los bajo); y las ciencias humanas no aparecieron cuando, a causa de
telediarios y nos dan las noticias nacionales. Esta relación de po- alguna urgencia del racionalismo o de algún problema científico
der, de hecho, ya está pasada de moda. La televisión reemplazó el por resolver, se hubo decidido incluir al hombre (como sin querer
modelo de poder doméstico de los años cincuenta (el poder pa- y con mayor o menor éxito) entre los objetos de interés científico,
triarcal) por su propia lógica de dominio del consumo y destruyó entre los cuales no se ha probado aún que sea absolutamente posi-
la estructura de poder en que se basaba su credibilidad. Como con- ble clasificarlo; aparecieron cuando el hombre se constituyó en la
secuencia, los fundamentos en los que la televisión basa su credi- cultura occidental como aquello que debe tenerse en cuenta y debe
bilidad en la actualidad, la creencia incuestionable en el poder/im- conocerse.
perialismo occidental, también están amenazados. (Foucault, 1970; págs. 344-345)

En obras posteriores, Foucault defendió una ciencia de las


La vida cotidiana y la crítica de la modernidad tecnologías: tecnologías de la producción, de los sistemas de sig-
nos, del poder y del individuo, en todas las cuales el hombre está
En un trabajo dedicado a analizar la categoría de persona, implicado y es observado y estudiado, sin necesariamente ser la
Stephen Lukes (1985, pág. 300), sugirió que no podía imaginarse razón del estudio. Las investigaciones de Foucault se centraban en
el final del individualismo, al cual el autor veía -en términos evo- la tecnologías de la dominación (el poder) y el individuo, y dicha
lutivos- como la culminación de la modernidad. Sin embargo su preocupación lo llevó a seleccionar los objetos de estudio sobre la
ideal es parodiado hoy en día por la televisión comercial. Quizás base de su importancia para la administración social y la «gober-
hayamos llegado a un punto en que el individualismo le sale de- nabilidad» (Foucault, 1988; págs. 18, 19). La énfasis tecnológica
masiado caro al consumismo. En este contexto, las ideas de Fou- de Foucault presuponía aón una efectividad mecanicista en la pro-
cault y las primeras etapas de su obra proporcionaron una nueva ducción de identidades, pero no entendía las tecnologías como
perspectiva. En El orden de las cosas, Foucault (1970, págs. 367 obra del «hombre» sino como objetos alternativos de investiga-
y sigs.), propuso la idea de que las disciplinas fundacionales de las ción. Si se considera al «hombre» como el «objeto» de investiga-
ciencias humanas (historia, etnología y psicoanálisis) comparten ción, entonces el investigador está predestinado a objetivarlo y
una ideología que ha elegido al «hombre» como objeto de su estu- asumirlo. Si, en cambio, los hombres se consideran relevantes pa-
dio. Segón Foucault, el «hombre» se inventó a finales del siglo ra la investigación, como parte de un esquema más amplio y com-
XVIII como objeto preeminente de la investigación social. De la plejo de la actividad cultural, y ésta es el llamado objeto de la in-
misma manera que esta preocupación había comenzado, también vestigación, entonces la situación cambia; y lo mismo ocurre con
podía terminar en algón momento. Pensaba que, como resultado el papel del investigador. En dichos contextos, el investigador no
de algón cambio impredecible en las condiciones que definen hoy está obligado a dar cuenta de otras personas y puede, por lo tanto,
al «hombre», «se podría predecir que el hombre puede desapare- explorar otros aspectos sobre el modo en que las personas se im-
cer, como una cara dibujada en la arena en la orilla del mar» (ibíd, plican en los esquemas culturales. En lugar de tener que explicar
pág. 387), como fundamento de las ciencias humanas. por qué las personas prefieren determinados tipos de textos, o có-
mo se las manipula, se puede entender a las personas y al texto co-
El campo epistemológico estudiado por las ciencias humanas mo parte de una situación cultural mucho más compleja.
no existía de antemano; ninguna filosofía, ninguna opinión políti- Esta crítica del hombre como objeto de estudio, que es tam-
ca o moral, ninguna ciencia empírica de ninguna clase, ninguna
bién la base de mi crítica del experimento de los estudios cultura-
observación del cuerpo humano, ningún análisis de las sensacio-
208 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA AUDIENCIA 209

les de la audiencia, asumió su forma actual en las di versas teorías cados se ponen en práctica. La vida cotidiana necesita un «indivi-
del individuo y la vida cotidiana, elaboradas desde el final de la duo», un actor que la haga reconocible como fenómeno, pero la
Segunda Guerra Mundial. De la tradición británica, estamos espe- representación del propio actor designa el espacio teatral que ne-
cialmente familiarizados con las interpretaciones de Raymond cesita. La representación del actor convierte en «teatro» el espacio
Williams (1985b) y Richard Hoggart (1973a, b ), pero otros escri- de la vida cotidiana, igual que su presentación en el espacio de-
tores, tanto en América como en Europa, exploraron diversos as- signado como «escenario», crea la representación de los actores
pectos de la relación entre lo particular y lo genérico que son rele- como «teatro».
vantes para la discusión de lo que debemos hacer con la audiencia El concepto «teatro» trasciende la relación actor-escenario,
en las investigaciones de los estudios culturales. Esta correlación pero era el «teatro» lo que Goffman imaginó -en términos estruc-
es una manera de relacionar lo particular (las personas como au- tural/funcionalistas- como predeterminado, como un lugar habita-
diencias) con lo genérico (el imaginario cultural), sin necesidad de ble y ocupable, como un lugar sin historia. Dicha apreciación se
recurrir a la intervención de las leyes universales basadas en ge- origina en los actos de ocupación, expropiación y explotación en
neralizaciones. La explicación relacional está basada en la opera- que se fundamentaron las culturas dominantes anglosajonas del
ción, en el modo en que las cosas funcionan y afectan unas a otras, Nuevo Mundo, porque en estas culturas los actos de abuso han si-
y no en la causalidad. La relación entre el individuo y la vida co- do siempre refrendadas por la sofisticación tecnológica.4 The Pre-
tidiana, por tanto, es la versión macro de la audiencia-texto, y su- sentation of Self in Everyday Life se basaba en la aprobación de la
giere la importancia de considerar que la vida cotidiana ha recibido analogía entre individuo-vida cotidiana y entre actor-escenario, y
una determinada textura, al ser escrita y haber sido transformada enunciaba una teoría sobre la vida cotidiana como el andamio so-
en objeto de estudio por mérito propio. bre el que se basaba la teoría del individuo. La atención se centra-
ba en el actor y el individuo como personajes, en lugar de en el ac-
tor como cuerpo, o algún signo de este tipo. Ni el teatro ni la obra
De la ocupación a la simbiosis ... aparecían claramente teorizados en el trabajo de Goffman y se ne-
gaba la presencia del guionista, el promotor o el productor. El con-
El interés por el significado teórico de la relación entre el in- cepto de individuo-vida cotidiana debía de verse como un especie
dividuo y la vida cotidiana creció con la expansión de la televisión de teatro minimalista improvisado.
durante la posguerra. La relación individuo-vida cotidiana es la El método de Goffman es muy interesante, si tenemos en
relación más amplia en la que lo que se estudia como audiencia- cuenta el momento en que se escribió. Trataba tanto los textos de
texto encuentra su lógica. En obras como la de Goffman, el interés ficción como los escritos etnográficos, los artículos de revistas
en la vida cotidiana parecía haberse inventado para explicar la de- académicas y las tesis publicadas y no publicadas, como fuentes
dicación de las ciencias sociales al individuo. La teorización de en las que apoyar sus observaciones. Podía utilizar una cita de una
Goffman (1959) sobre la vida cotidiana como dramaturgia, se pre- novela como documentación para sus observaciones etnográficas,
o viceversa. Los conceptos teóricos fundamentales incluidos en su
sentó para explicar el «individuo» en lugar de la «vida cotidiana».
perspectiva dramatúrgica incluían los de «gestión de la impre-
Sin embargo, es interesante leer este trabajo después de analizar la
sión», «distancia respecto al papel», «rituales de interacción» y
obra de De Certeau, porque ésta demostraba la imposibilidad de
«salvar las apariencias». En los años setenta, los interaccionistas
concebir al «individuo» sin la vida cotidiana. Se puede considerar
simbólicos, críticos con la obra de Goffman, expresaron su preo-
que Goffman estableció la necesidad de investigar aquellos com-
plejos objetos de estudio que tienden el puente entre lo particular
4. Stepen Greenblatt ha descrito la psicología de la «ocupación>> del nuevo
Y lo genérico. Goffman sugería que la vida cotidiana era el teatro mundo en gran detalle, en Marvellous Possessions: the wonder of the new world
y el escenario donde las situaciones en las cuales estamos impli- (1991).
210 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
LA AUDIENCIA 211
cupación por su preferencia por la «intuición provocadora», fren- tica más interesante de Goffman, ofrecida por Meltzer, Petras y
te a la «propuesta empíricamente demostrable», así como sobre el Reynolds, es que «la perspectiva dramática ignora el macrocosmos
modo en que su estilo fallaba a la hora de poner límites a la gene- dentro del cual están incluidas las preocupaciones de micronivel»
ralización. En este sentido, la obra de Goffman evitaba la apropia- (Meltzer, Petras y Reynolds, 1975; pág. 72). Goffman, como Bau-
ción psicologista de la interacción simbólica, que era una caracte- drillard, analizó sólo el presente como una rueda continua de acon-
rística de su aplicación general en los años sesenta y setenta. tecimientos sociales. Las presunciones empíricas de su obra asegu-
Y lo que es más importante: Meltzer, Petras y Reynolds ex- raron la ausencia de intrusiones del pasado no deseadas.
presaron su preocupación por la «significativa reconstrucción de En gran medida, la obra de Goffman se anticipó a trabajos pos-
la imagen de los humanos ofrecida en la interacción simbólica» teriores en el campo de la semiótica y los estudios culturales. La
(1975, pág. 71). En lugar de la noción «holística» habitual del «in- explotación de la división yo-mi refleja la división en la semiótica
dividuo» propuesta por el interaccionismo simbólico, Goffman del signo en significante-significado. La localización del significa-
parecía celebrar la división yo-mi, con su exploración determina- do fuera del individuo, en la obra creativa de los observadores, en
da del control de la impresión, autorrepresentaciones falsas, insin- lugar de en el actor «en sí mismo», abandera ahora tanto la semió-
ceridad e hipocresía. Propuso que el control de la impresión era la tica como la teoría de la respuesta del lector. El intento de estudiar
motivación humana más significativa, tanto social como perso- el macrocosmos, desde la perspectiva de las preocupaciones de mi-
nalmente. El trabajo de Goffman indicó una sociología de la opor- cronivel, recordaba las preocupaciones marxistas por la relación
tunidad, del consumismo. Meltzer, Petras y Reynolds acusan acer- entre lo genérico y lo particular, así como entre la superestructura
tadamente a la sociedad de masas de esta «aberración», así como y la base. Goffman demostró que la relación entre lo genérico y lo
del atractivo de la perspectiva dramática: «Podemos señalar a la particular no dependía simplemente del contexto, sino de una inte-
sociedad de masas, con su producción masificada, su comerciali- racción compleja, más cercana a la simbiosis que a la cohabitación.
zación masificada y su manipulación masiva de los gustos perso- En el aspecto negativo, el trabajo de Goffman, como todos los
nales, como un ente que dirige su atención sociológica a las apa- ensayos interaccionistas simbólicos, trata de explicar al individuo.
riencias sociales» (Meltzer, Petras y Reynolds, 1975; pág. 73). El objeto del análisis de Goffman era el «hombre». Defendía el
Releer a Goffman y la crítica sobre su obra, en los años no- uso de la observación participante en un modo administrativo, pa-
venta, supone reconocer una intuición que estaba presente desde ra simplificar el análisis de la motivación individual, para deter-
un principio, pero enmascarada por la estructura del sentimiento minar la relativa conexión entre el contexto y la personalidad en la
de esa época. La defensa de la perspectiva dramática incluía la va- interacción. Mientras que la perspectiva dramática le permitía al
loración de un esquema de análisis que permitía a los investigado- investigador aplicar un enfoque dual, la exploración simultánea de
res «leer» el significado de una acción en las percepciones mante- las situaciones y·los contextos de la acción, sin embargo, eran un
nidas por los observadores de la acción. La perspectiva dramática trabajo diseñado para explicar y evaluar la cualidad del «indivi-
era valorada por colocar en el punto de mira «el comportamiento duo». Su preocupación principal se centraba en lo que podríamos
social en los encuentros de la vida real». Se pensaba que presenta- denominar la «terapia administrativa». La discrepancia entre la
ba una «sociología del hombre común» (Meltzer, Petras y Rey- postura del actor sobre sus acciones y la percepción de él/ella que
nolds, 1975; pág. 70). La crítica de la obra de Goffman se centra- tienen los demás, puede ser utilizada por el «analista» para «reve-
ba en la casi exclusiva preocupación por las «formas expresivas», lar el modo en que los interactuantes construyen, mediante sus
a expensas de un contenido sustancial; la falta de atención hacia propios actos, la "realidad" que proyectan "hacia fuera"» (Melt-
los esfuerzos que la gente hace por cambiar o modificar las es- zer, Petras y Reynolds, 1975; pág. 72). Pero Goffman no parecía
tructuras en las que se mueven; y la «necesidad funcional de la re- estar excesivamente preocupado por el significado de esta «dis-
presentaCión», en el mantenimiento del orden social. Quizá la crí- crepancia», que es de hecho una preocupación mucho más con-
212 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA AUDIENCIA 213

temporánea. De hecho, se podría decir que en la obra de Goffman Y por ello, aquí, el lenguaje y la máscara del escenario serán
hay ecos del existencialismo, una negación de la distinción entre abandonados. Después de todo, los andamios sirven para construir
lo genérico y lo particular, un deseo de abolir la diferencia en el otras cosas con ellos, y deben construirse con la idea de retirarlos
mero acto de crearla (Goffman, 1959; págs. 81-82). posteriormente. Este informe no se ocupa de los aspectos del tea-
La «sociología del hombre común» de Goffman asumía un tro que se abren paso en la vida cotidiana. Se ocupa de la estructu-
ra de los encuentros sociales (la estructura de aquellos aspectos de
acercamiento a la textualización de la vida cotidiana, en la que lo
la vida social que se ponen en marcha en el momento en que las
cotidiano y lo genérico se vuelven sinónimos mediante la elabora- personas entran en contacto físico). El factor clave a tener en cuen-
ción de una metáfora teatral, inmortalizada en la frase shakespe- ta en esta estructura es el mantenimiento de una única definición
riana de As Yo u Like It: «Todo el mundo es un escenario ... y el de la situación, definición que debe expresarse de manera que se
hombre en su vida representa muchos papeles». Si «todo el mun- sostenga frente a una multitud de potenciales interrupciones.
do es un escenario», entonces actuar es obligatorio; es una necesi- (Goffman, 1959; pág. 246)
dad lógica del ser. La no actuación implica necesariamente la no
existencia. El uso de la analogía de «la vida como teatro», en la Llegados a este punto, en las últimas frases de The Presenta-
cual la vida es «lo que ves», «lo que se representa», «lo que se ac- tion of Self in Everyday Lije, la imposibilidad de llevar a cabo di-
túa», es mágica y seductora. Como una ilusión visual en la cual cho acto de cierre resulta evidente. Si se desmonta el andamio, y
uno se ve continuamente forzado a elegir entre la forma y el fon- las estructuras de poder que representa, el sentido de una defini-
do, sabiendo que es imposible ver las dos cosas; la obsesión con ción de la situación basada en esta premisa también desaparece, al
los actos de perspectiva puede provocar una amnesia temporal en igual que la justificación de la impresión administrativa y la justi-
el observador obligado. La ilusión de conocer «la totalidad» nos ficación del actor. Si se desmonta el andamio, la vida cotidiana de-
viene sugerida por el conocimiento de diversas perspectivas. Uno ja de formar parte del ámbito dramático, la situación cambia y el
puede mirar desde varios puntos de vista a la vez, o eso parece. La individuo como actor deja de existir. Goffman, al final, demostró
vida cotidiana se muestra desde, por lo menos tres perspectivas: la la simbiosis individuo-vida cotidiana, sin dejar por ello de justifi-
del analista/observador, la del actor y la de la audiencia. car la divisibilidad de sus elementos constitutivos.
El teatro, en el análisis de Goffman, procedía de la elabora-
ción del actor y la audiencia en su interacción, desde la explica-
ción simultánea de ambos y ninguno. El actor «da sentido» a la .•• y la conciencia
audiencia, la audiencia permite la actuación, la evalúa y, en cierto
sentido, la explica. Aunque aparentemente estaba explicando la En cambio, la obra Everyday Lije de Agnes Heller es un texto
motivación humana y supuestamente ofrecía unas directrices para sobre la conciencia del ser, un intento de explicar el pensamiento
evaluar la representación, Goffman en realidad estaba describien- cotidiano y su impacto sobre la comprensión y la acción. Para di-
do los métodos para sostener una definición de la situación. La fa- cho análisis, podríamos decir que el objeto de estudio era una re-
chada teatral, un andamio que sostiene tanto la situación como la lación en la cual lo genérico y lo particular se unían en una vida
representación, era a su vez una construcción que no podría expli- que es siempre la expresión de su tiempo. Heller describía la vida
carse mediante la teoría de Goffman. Más allá de la analogía, la cotidiana como el «fundamento objetivo de cada institución o ac-
vida cotidiana sigue siendo un concepto sin definición, un no tex- ción social, y de la vida social humana en general» (Heller, 1970;
to. La idea clave de Goffman, «la perpetuación de una única defi- pág. xi). La vida cotidiana no debía ser reducida al «mundo de la
nición de la situación», el tema que exige una interpretación de la vida», a una actitud «natural» opuesta al pensamiento institucio-
sociedad, el poder y la acción social, no puede ser explicada den- nalizado o racional. En la visión de Heller, la vida cotidiana abar-
tro de la analogía. caba «diversas actitudes, incluidas las reflexivo-teóricas» (Heller,
214 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA AUDIENCIA 215

1970; pág. 16). En sus escritos, la vida cotidiana aparece presen- Heller sugirió que las formas heterogéneas de las actividades
tada principalmente como pensamiento o actitud dentro de unos diarias están ordenadas y guiadas por las objetivaciones. El «pa-
determinantes situacionales. «En nuestra vida diaria, podemos re- radigma de la objetivación» nos permite comprender cómo «la ac-
currir a objetivos más altos y además podemos probar y cuestionar tividad esencial de la especie» es una objetivación unificada pero,
normas y reglas que "damos por hechas"» (Heller, 1970; pág. 16). al mismo tiempo, articulada. El campo de la objetivación «regula-
Lo que más interesaba a Heller era la actitud frente a la vida coti- ría las actividades cotidianas». Estaría compuesto por tres ámbi-
diana, la estructura mental con la que la aprehendemos, la orienta- tos: los artefactos, las herramientas y los productos humanos; las
ción adoptada en la vida. Manifestó que su propósito era demos- costumbres y los hábitos; el lenguaje. La objetivación combinaba
trar «cómo la vida cotidiana puede enfocarse en una dirección la lógica con el pragmatismo; y la lógica está considerada como
humanista, democrática y socialista». Por esta razón, defendió «la reguladora y por lo tanto «comunal» en este sentido. La distinción
posibilidad de un cambio de actitudes, teniendo en cuenta que es entre lo cotidiano y lo genérico, entre lo particular y lo homogé-
posible tener una actitud fundamental para un cambio hacia mejor, neo, considerado como analogía en la obrade Goffman, se con-
Y que lo único que hay que hacer es generalizarlo» (Heller, 1970; virtió en el núcleo en torno al cual giraba el análisis de Heller. Al
pág. 10). Al transformar la vida cotidiana en un «texto», de este definir la vida cotidiana, Heller nombró los elementos constituti-
modo, otorgándole la facultad de la inteligencia, Heller afirmó la vos de la misma: «Si los individuos deben reproducir la sociedad,
necesaria relación tanto con la persona como con la situación: es entonces deben reproducirse como individuos. Podríamos definir
imposible vivir sin la vida cotidiana. En este sentido, la vida coti- la "vida cotidiana" como una agrupación de aquellos factores in-
diana es un factor universal. Sin embargo, Heller también consi- dividuales de reproducción que, pari passu, permiten que la re-
deraba la vida cotidiana como «particular», como producida den- producción social sea posible» (Heller, 1970; pág. 3).
tro de la especificidad sociocultural e histórica de cada una de las La reproducción social comenzaba teóricamente con la repro-
vidas particulares. ducción de «la persona concreta» como requisito necesario para la
La «actitud esencial para un cambio a mejor» asumió la forma reproducción de la sociedad. Las personas aprenden «dentro de
de un concepto que Heller denominó la «personalidad individual», ciertos niveles de tolerancia», niveles variables de «competencia
que ella contrastaba con la idea de la «persona particularista». La vis-a-vis del sistema de objetos, hábitos e instituciones, a nuestro
«personalidad in di vi dual» era un ideal, producto de una correcta alrededor» (Heller, 1970; pág. 4). No llegar al nivel implica la im-
relación con el mundo, un compromiso «consciente» en términos posibilidad de alcanzar el estatus de persona. Heller estaba intere-
marxistas. La «persona particularista» estaría ligada a las preocu- sada en el modo en que los requisitos para alcanzar el estatus de
paciones y los problemas mundanos, y sería incapaz de compren- persona cambiaban con la transformación de una sociedad comu-
der el sentido superior de sus acciones. En cambio, la «personali- nal en lo que ella denominaba «una sociedad más dinámica y no-
dad individual» estaría en armonía con las objetivaciones y comunal» (Heller, 1970; pág. 5). Dichos modelos de organización
homogeneizaciones que caracterizan a un contexto sociohistórico social diferentes constituían «un esquema organizativo de la vida
consciente de que la heterogeneidad de la vida cotidiana desem~ cotidiana». Para Heller, la «vida cotidiana se movía en un mundo
boca en la homogeneidad de la vida social. Según Heller, median- tortuoso de acciones heterogéneas». «Exigía una capacitación y
te la «individualidad», los modos de pensar genéricos acaban for- unas habilidades heterogéneas.» La actividad irregular, caótica y
mando parte de la persona. En cambio, la «particularidad» es un turbulenta que caracteriza la vida cotidiana se presentaba como un
modo de experimentar que caracteriza a la vida diaria y que está proceso de homegeneización; la actividad heterogénea en el mar-
moldeado por la inmediatez de las demandas de acción a las que co de la cual se crea y recrea la objetivación.
se enfrenta una persona, así como por la propia naturaleza de di- Heller protagonizó una evolución significativa, que fue más
cho confrontación. allá de la idea de la vida cotidiana que encontramos en Goffman.
216 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA AUDIENCIA 217

Al tratar de demostrar la relación entre el «hombre» y la sociedad, La individualidad, por lo tanto, es aquella persona que man-
entre la base y la superestructura, entre lo particular y lo genérico, tiene una relación consciente con lo genérico, y que «ordena» (na-
Heller era más consciente que Goffman de la necesidad de estu- turalmente, en unas condiciones y posibilidades determinadas) su
diar el carácter inconmensurable de la particularidad y la homo- vida cotidiana sobre la base de una relación consciente. El indivi-
geneidad, aunque presentó una lectura bastante predecible en tér- duo, en cambio, es aquella persona que sintetiza en su seno la sin-
minos marxistas. Por ejemplo, plantea que gularidad contingente de la particularidad y la generalidad de la
especie.
la vida cotidiana tiene lugar en el entorno inmediato de la persona (Heller, 1970; pág. 20)
y se relaciona con el mismo. El ámbito de la vida cotidiana de un
rey es la corte, no el país. Todas las objetivaciones que no concier- Por lo tanto, podemos considerar que la persona encarna y vi-
nen a la persona, o a su entorno inmediato, superan el ámbito de lo ve la división naturaleza/cultura, vive las contradicciones entre la
cotidiano. base y la superestructura en el curso de su vida cotidiana. La vida
(Heller, 1970; pág. 7) cotidiana es una manera de operar dentro de las contradicciones
del capitalismo, contradicciones que pueden asumir una condición
Para Heller, una «vida cotidiana» y la persona que la vive son icónica, como en la imitación, pero que generalmente originan el
inseparables. El «individuo» de Goffman era considerado como tipo de actividad que he descrito como «improvisación», porque
un ente separable del marco del día a día personal, y por lo tanto desafía los aspectos prescriptivos de la «negociación».
podía vagar de decorado en decorado, de escenario en escenario, Al analizar su trabajo sobre la vida cotidiana, somos cons-
de obra de teatro en obra de teatro. Para Goffman la vida cotidia- cientes del meticuloso planteamiento de la «vida cotidiana» como
na era un espacio interminable, fuente de innumerables posibili- categoría genérica. Aunque, ontológicamente, la «vida cotidiana»
dades de escribir narraciones sobre el individuo, para cambiar uno puede ser «particular», Heller especificó los aspectos esenciales
mismo, para ser lo que una situación determinada demandase. de la misma que le permitían describir y evaluar «lo cotidiano»
Goffman pedía la aplicación de tácticas de supervivencia, cuando genéricamente. Elaboró una dificultosa clasificación de la vida
la historia interpretaba la situación pero no la persona. La vida co- cotidiana y se arrogó la articulación de las implicaciones o pers-
tidiana poseía cualidades genéricas localizadas en el escenario de pectivas «cotidianas», sugeridas por los conceptos fundacionales
la situación. El desarrollo de la individualidad exigía métodos de del marxismo: la conciencia de clase, la economía, la mano de
actuación diferentes, un deseo de adaptarse para mantener el em- obra, la moral, la religión. Su idea, sólidamente fundamentada, de
pleo, para agradar a la audiencia, para actuar para la galería, para la universalidad y sus conceptos fundacionales basados en la esen-
engordar la cartera del empresario del teatro. Para Heller, la «vida cialidad de la especie y la teoría marxista de las necesidades,
cotidiana», incluso en su propia forma genérica como concepto, acompañan a un problema que nos encontramos por primera vez
estaba marcada por una particularidad que llevaba la marca de la en Goffman. Tanto Heller como Goffman trataron de desarrollar
especificidad histórica de una persona determinada. La vida coti- un concepto de la vida cotidiana que está simultáneamente sepa-
diana, según la idea de Heller, no se podía conceptuar separada de rado del «hombre» y a la vez forma parte de «él». En Heller, la vi-
la persona que la protagonizaba. El terreno de una vida cotidiana da cotidiana constituía un campo de acción esbozado por objeti-
debe concebirse desde la perspectiva de una persona particular, vaciones, así como una actitud frente a dicha acción. La vida
debe estar marcada por la conciencia del lugar que dicha persona cotidiana estaba a la vez separada de, pero idéntica a, la persona,
ocupa en el mundo. La «vida cotidiana» de Heller estaba dotada como un diagrama entrelazado de Venn, donde, cuanto se solapan
de cualidades genéricas, sólo hasta el extremo en que la persona la vida cotidiana y la conciencia de la misma, tanto más desarro-
hubiera modificado su «particularidad» con la «individualidad». llado es el individuo. En sus escritos sobre la vida cotidiana, He-
ller elaboró la visión idealizada del individuo que caracterizó a la
218 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
LA AUDIENCIA 219

escuela de Francfort y a su vez, rindió homenaje a Lukács. La obra tación, los sueños dorados de la cultura consumista han prolifera-
de Heller nos recuerda que el proceso del devenir genera y sostie- do, transformándose en un ámbíto de actividad antirracionalista
ne la relación entre el individuo y la vida cotidiana y, por extrapo- en el que se pueden defender los discursos sobre la inconvenien-
lación, entre la audiencia y el texto. Ambas están ligadas al desa- cia del modernismo.
rrollo de la política y la identidad nacionales e invariablemente La insatisfacción de Lefebvre ante el progreso de la moderni-
implican procesos de transformación personal, social y cultural. dad y el empeño capitalista, tiene mucho en común con la crítica
de la cultura popular creada por Williams y Hoggart a finales de
los cincuenta y principios de los sesenta. Los tres escritores se ad-
Mundos de ensueño y vida doméstica hieren a una idealización nostálgica de lo que solía ser la vida co-
tidiana, que no está lejos del pastoralismo premoderno. En su
En la explicación de Lefebvre (1971) sobre la vida cotidiana obra, se consideraba que lo doméstico, lo cotidiano y lo privado
se consideraba la modernidad como el ámbito de la cultura públi- apoyaban la producción de las representaciones en funcionamien-
ca masculina, y la vida cotidiana, como el ámbito de su otro fe- to, tanto las extraordinarias como las públicas. Lefebvre examinó
menino: lo doméstico. Debido a su exclusión de la vida pública, la vida cotidiana, apuntó sus síntomas y diagnosticó sus proble-
Lefebvre consideraba que las mujeres eran las guardianas del ám- mas. Por ejemplo, observó:
bito de lo doméstico (una especie de proletariado femenino que
podría llegar a desintegrar la modernidad). El interés de las muje- Si nos inmiscuimos en las vidas privadas de los miembros de
res por las revistas del corazón, la adivinanza y la astrología, de- esta sociedad, nos damos cuenta de que, en muchos casos, son adi-
vinos, brujas, curanderos, aficionados a la astronomía ... , de hecho,
mostraban el modo en que los residuos culturales, como la devo-
uno no tiene más que leer los periódicos; es como si la gente no en-
ción por el ocultismo y el apego a la irracionalidad, persisten contrara nada en la vida cotidiana que les dé un sentido, una direc-
como un modo de vida alternativo en el seno de la modernidad . En ción, aparte de la publicidad, así que recaen en la magia y la bruje-
cambio ignoraba el interés de los hombres por estos pasatiempos ría. Quizá, de este modo, esperan adaptar sus deseos, descubrirlos
y su susceptibilidad a la sugestión irracional. Lefebvre presentó la y reorientados. Así, la racionalidad del economicismo y la técnica
vida cotidiana como una proyección emocional (un proceso me- provoca su opuesto, como un complemento «estructural», y revela
diante el cual se incluía la simulación en la «realidad» personal y sus limitaciones, ya que el racionalismo restringido y el irraciona-
se adaptaba para que «cupiera» en los procesos vitales). La vida lismo invaden la vida cotidiana, se enfrentan el uno al otro y se re-
cotidiana se convirtió en el modo mediante el cual los sueños de la flejan el uno en el otro.
modernidad y el capitalismo se ponían en práctica como una lucha (Lefebvre, 1971; pág. 83)
diaria para someter a la naturaleza y transformar su desorden.
En esta actividad, sugiere Lefebvre, los sueños de la moderni- Para Lefebvre, la vida cotidiana ofrecía la crítica máxima de
dad Y el consumismo, realizados en la organización administrati- la modernidad, al ser la receptora de sus remanentes: «el raciona-
va de la «sociedad burocrática de consumo controlado», se pre- lismo restringido y el irracionalismo» . El control del cosmos (el
sentan como una realidad y retan a la gente común a que pongan espacio ambiguo entre la ciencia y la astrología), se había conver-
en práctica su mitología y su ideología como una realidad perso- tido, según él, en esencial para el mantenimiento del control social
nal. Para el proyecto modernista, los sueños que contaban de ver- y para promover una mejor comprensión de la identidad personal,
dad eran los sueños de las clases administrativas. En el análisis de étnica y nacional. Pero el conocimiento científico es tan complejo
Lefebvre, los textos encarnan dichos sueños y se han transforma- que se usan rutinariamente las cosmologías como explicación pú-
do en una tecnología que contribuye al ejercicio del control buro- blica de los logros de la modernidad, en lugar de como la de sus
crático. A través de su gestión, producción, distribución y explo- fracasos . En los ultramodernos sueños de la ciencia se reinventan
220 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA AUDIENCIA 221

los sueños de poder, considerados como posibles sólo mediante la rácter internacional para generar una moneda extranjera, una co-
brujería y la nigromancia: la eterna juventud (cirugía plástica y munidad siempre puede empaquetarse a sí misma y venderse co-
HRT); la transustanciación (química); la mutación y los cruces mo destino turístico. Todas las ciencias, todas las clases de amor,
aberrantes (ingeniería genética); la predicción del futuro (diag- se pueden convertir en proyectos rentables para sí mismos.
nóstico); las curas milagrosas (la ciencia médica). Los mismos En la obra de Lefebvre, nos encontramos con el poder trans-
viejos sueños son reciclados como logros de la ciencia. formador de la relación entre modernidad y capitalismo. Como ha
Las reflexiones de Lefebvre, sobre la relación «complementa- comentado Craig Owens, en la retórica de la derecha existe un re-
ria y compensadora» entre el culto del cosmos y un «culto más chazo consciente a reconocer los excesos de la sociedad contem-
"humano", el de Eros» (Lefebvre, 1971; pág. 84 ), se han desarro- poránea como un producto del propio capitalismo. En su opinión,
llado de forma diferente a las que él había anticipado. El culto al
cosmos ha vuelto a recibir forma humana, ya que los médicos se la permisividad no constituye un índice de inmoralidad o degene-
ración ... sino un factor esencial en la economía antiacumuladora,
presentan como hechiceros y los científicos como magos, mien-
el régimen extensivo del capitalismo de la posguerra o de la socie-
tras el culto «humano» de Eros ha sido transformado por la cien- dad de consumo (que debe incentivar el consumo, el gasto, el ca-
cia. Durante los ochenta, el erotismo obsesivo de los sesenta se pricho, la gratificación de todos los deseos como nuestra obliga-
convirtió en un fetichismo narcisista, basado en las ciencias del ción económica fundamental).
cuerpo para fundamentar el cuidado y el desarrollo de la máquina (Owens, 1987; pág. 22)
corporal. En lugar de desarmar al racionalismo, lo no racional se
justificaba a sí mismo como aquello que debía «racionalizarse». Pero incluso la destrucción de la vida cotidiana (proceso sobre
La zona de amor libre, el territorio del cuerpo en el erotismo de los el que Owens llama la atención) y su sustitución por la represen-
años sesenta, ha sido limpiada y compartimentada, reducida a pro- tación pública, exige que su expresión pública tenga lugar en es-
porciones científicas para cumplir con los sueños del determinis- pacios habitables: comidas y cenas en público, la forma de vestir-
mo económico radical. se, entretenerse y hacer ejercicio (hasta la princesa Diana iba al
En los años ochenta, el deseo, simbolizado en la vida pública gimnasio), e incluso el dormir y mendigar en público. Lo que que-
por la imagen de Elle «el Cuerpo» McPherson, de lo que se puede da de la vida, «la pobre pisoteada vida cotidiana», la vida privada,
conseguir con el propio cuerpo, se reemplazó por lo que se puede se ha convertido en una propiedad de la persona, especialmente a
ser en «comunión». Las disciplinas corporales eclipsaron el pro- medida que el trabajo externo también empieza a ocupar el hogar.
pio atractivo del deseo. Una serie de nuevos placeres perversos Con la destrucción de la distinción entre lo público y lo privado,
habían sido institucionalizados como adicciones (a las dietas o al la vieja infraestructura (el ama de casa y los esquemas de la vida
ejercicio; a las disciplinas que niegan el deseo). En los años no- doméstica) de la vida cotidiana, ha sido reemplazada por la res-
venta se promocionaron nuevos deseos políticos (la «paz global», ponsabilidad personal.
el «nuevo orden mundial», la ecología a nivel global y la armonía Los medios de comunicación, y la televisión en especial, ge-
cósmica). Dichos sueños incorporan la celebración y la exaltación neran una ambigüedad que es esencial para la colonización del es-
de lo particular y de la diversidad de la «pobre y pisoteada vida pacio entre lo genérico y lo personal y que erosiona lo cotidiano.
cotidiana» y la regeneración de lo comunal, pero no del «amor». La televisión crea un espacio aparentemente «manejable» de inte-
Lo diverso, lo particular y lo local se han convertido en causes racción cultural directa entre la persona y la superestructura, don-
célebres que generan nuevos temas en la búsqueda de lo que uno de la intervención de la vida cotidiana y sus rituales de regulación
puede llegar a ser «en comunión». Supuestamente, la actividad se vuelven redundantes, un lujo que pocos pueden permitirse. Ca-
procreadora sin sentido ha dado lugar a un narcisismo comunita- da persona, especialmente en las naciones «multiculturales» como
rio comprometido. Cuando no queda ningún otro producto de ca- Australia y Estados Unidos, tiene ahora múltiples y conflictivos
222 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA AUDIENCIA 223
compromisos culturales y personales que debe poder atender li- loga, de la sociedad contemporánea, las presunciones que han apo-
bremente. Ya que la estructura local principal en el pasado (la fa- yado las nociones de totalidad cultural (Williams, 1980a; Hall,
milia) se ha derrumbado como institución social significativa, la 1980b), han sido sacudidas pcir la necesidad de un movimiento más
persona es ahora el centro fundamental de la tolerancia y la diver- ágil del capital. La misma categoría de la familia está en vías de
sidad.5 Convivir con la diversidad genera una nostalgia de la sim-
transformarse en una serie de estructuras transitorias y variables
plicidad y los imperativos culturales del pasado que fundamentan
para el mantenimiento del bienestar emocional y la salud mental.
las simplificaciones fundamentalistas.
La zona ambigua creada por los medios de comunicación nos
muestra la vida cotidiana, cada vez más como un «ahí afuera» pú-
Actuar blico. La vida cotidiana se ha convertido en sinónimo de lo que sa-
le en la televisión o la radio, lo que muestran los periódicos o las
revistas, lo que sale en las películas o lo que se vende en las tien-
Mientras que la uniformidad -imaginada colectivamente- del
das. Lo único que queda es la persona, tratando de encontrar «una
pasado generaba un «individuo» unificado, la diversidad del pre-
manera de ser», avanzando por caminos electrónica y comercial-
sente crea un individuo constituido por complejas y contradictorias
identidades . El carácter conmensurable de las afiliaciones institu- mente programados, atrapados dentro o fuera de una serie de «tra-
cionales, acumuladas como identidad nacional y registradas epis- yectorias» que pueden conducir a algún sitio o a ninguno (De Cer-
temológicamerite como el «otro generalizado» de Mead, el supere- teau, 1984; introducción).
go de Freud o el gran Otro de Lacan, ha dejado de ser. Ha pasado Al leer a De Certeau, me acuerdo de Lévi-Strauss, de una
la época en que la nación, la empresa, la institución y la familia comprensión de la persona como «lugar» donde los discursos del
confirmaban simbólicamente la existencia de una única identidad, individuo y del propio discurso chocan o se entrecruzan. En Lévi-
el «individuo» unificado, y el ideal decimonónico del individuo Strauss no hay «vectores de dirección», ni «velocidades», ni «va-
masculino. Otras estructuras menos permanentes, que rara vez son riables temporales» (De Certeau, 1984). La persona es un cruce de
más que alianzas, como los grupos de trabajo, los grupo de amigos, caminos, construidos por la complejidad, el bullicio de la metró-
los hogares mixtos y otras «clases» de agrupaciones contemporá- polis. En lugar del «lo individual», Lévi-Strauss propuso un en-
neas, han reemplazado a las estructuras homólogas del pasado: la cuentro de discursos, donde las personas son los lugares donde se
organización familiar que reflejaba la organización comercial, edu- produce este encuentro. El tiempo y el lugar usurpan a la persona
cativa, o eclesiástica, que a su vez se reflejaba en la organización que experimenta el encuentro discursivo, que lo vive y que perpe-
nacional (véanse Brundson y Morley, 1978). La coherencia homó- túa los discursos, cambiándolos de acuerdo con la especificidad de
dicho cruce de caminos en la historia.
La obra de De Certeau representó una ruptura respecto al an-
5. Carrithers, Collins y Lukes (1985) ofrecen una fascinante discusión sobre terior interés en el individuo. Este autor propuso que «los sistemas
la <<categoría de la persona>> en diversas culturas, que lleva a Lukes a considerar
de combinación operacional», que se producen en una cultura de-
que el «individualismo>> es una categoría necesaria e ineludible de la moderniza-
ción y el capitalismo. Concluye, por ejemplo, que <<podemos, con Taylor y Hollis, terminada, sacaran a la luz sus «modelos de acción característi-
rechazar los modelos individualistas de concebir la idea de persona, que son típi- cos» . Como si de un meteorólogo cultural se tratara, De Certeau
cas de la primera imagen. Pero éste es el modo en que estamos formados cultu- se orienta por la dir~cción del viento, las condiciones atmosféri-
ralmente y que inevitablemente influye en nuestros intentos de interpretar el mun-
cas, el barómetro y las imágenes de satélite. Al explicar la veloci-
do de los demás o de tratar de cambiar nuestro propio mundo>> (ibíd, pág. 300).
Sin embargo, mientras L~kes busca un esquema <<individualista>>, étnico o nacio- dad y la dirección de la producción cultural, sus cúmulos y su pre-
nalista para definir este desarrollo, yo me refiero al trastorno del mundo cotidiac cipitación, De Certeau propuso dos modos de comprender el
no y las consecuencias que la destrucción del viejo esquema, nacional y uniforme mundo, dos modelos de actuación cultural: el transporte y el con-
puede tener para las experiencias de la persona.
sumo. Ambas ideas aparecían ya de otra manera en Lefebvre. Es
224 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA AUDIENCIA 225

obvio que en este mundo, la construcción (lo que hacemos de no- raro escuchar, así como el tiempo representado (edades, genera-
sotros mismos, cómo nos hacemos, y qué tipo de refugio construi- ciones, vidas) y el tiempo real de la puesta en práctica.
mos para guarecernos de las tormentas de la vida) es importante.
El transporte (escribir-leer) y la construcción (consumo-pro- Lo legible se transforma en memorable: Barthes lee a Proust en
ducción) son para De Certeau los modelos de actuación y acumu- el texto de Stendhal; el espectador lee el paisaje de su infancia en
las noticias de la noche. La fina película de la escritura se convier-
lación en la metrópolis. Son los «nuevos» objetos de estudio. En
te en un movimiento de estratos, un juego de espacios. Un mundo
lugar de describir dónde estamos y a dónde vamos, ahora nos cen- diferente (el del lector), se entromete en el espacio del autor.
tramos en «qué» se está haciendo y «dónde». Nos seguimos cen- (De Certeau, 1984; pág. xxi)
trando en la representación, como en la obra de Goffman, pero con
una diferencia. Para Goffman, la representación debía servir para La construcción, por el contrario, crea/recrea el mundo. Crea
explicar al actor, pero en de Certeau, la representación es mucho el mundo observado en sustancia, forma y tamaño. La produc-
más. Es una expresión, no sólo de la persona, sino también del lu- ción/consumo es un modo de actuación acumulativo, una manera
gar y del tiempo. La representación siempre es una expresión de la de añadir peso a la estructura. Construye el mundo material, el ím-
cultura. petu que lo mueve y el modo de operar en el mismo. De Certeau
Vivir requiere mucho más que un consumo pasivo, más que exploró sus dimensiones creativas, su utilización ilícita y su
una simple interpretación, más que una intuición accidental. Re- aquiescencia resistente. La producción/consumo, produce el mun-
quiere medios para trasladarse de un lado a otro, un sistema de do cotidiano de los objetos.
transporte textual. Es muy posible que dicho sistema de transpor- En su explicación sobre el consumo, De Certeau exploró la re-
te no sea uniforme (confinado a la actividad del transeúnte: el pa- lación entre la vidas cotidianas y el consumo, incluyendo la im-
so relajado del jUineur, o el diletante de la literatura), sino más portancia de los modos en que «los débiles utilizan a los fuertes»
bien variable, en función de la pasión asociada a la consecución de en los actos de consumo. Señaló que la lógica del control de la vi-
la misma. En estos tiempos, el simple hecho de ser implica una se- da cotidiana se origina en el funcionalismo del consumo, mientras
rie de compromisos con los medios de comunicación: leemos el que la crítica de la calidad de la vida cotidiana se explica en tér-
periódico, miramos el telediario de la noche, o escuchamos las no- minos de la particularidad de significados del consumo. La resis-
ticias de la radio; asistimos a un curso de programación de orde- tencia inherente al consumo, demostrada en el modo en que la ca-
nadores con la esperanza de conseguir un nuevo trabajo, o busca- lidad homogénea de la producción se pliega a las exigencia~ de la
mos la satisfacción sexual estudiando un vídeo del Joy of Sex. El práctica de la vida cotidiana, es de gran interés para entender a las
hecho es que la incorporación de los textos tiene una motivación. audiencias de los medios de comunicación. El significado del con-
Los textos nos ayudan a movernos, cambiar, transformarnos, tras- sumo está ligado a las «trayectorias», «estrategias» y «tácticas»
cender las limitaciones de nuestra situación o bien mantenernos en que caracterizan la cualidad de incorporación del consumo. La
nuestro lugar y resistirnos al cambio. El mundo de los textos no concepción de la vida cotidiana para De Certeau es un lugar me-
siempre está dedicado al progreso. Está sujeto a atascos de circu- dioambiental (espacio, tiempo, acción, clima) en perpetuo cam-
lación, desvíos, sistemas de señalización. El texto nos puede con- bio, formación, reescritura, como lugares o signos de una acción
ducir en una dirección completamente equivocada, obligarnos a pasada significativa. Incluye la inspirada estrategia o táctica em-
desviarnos, igual que nos puede conducir por buen camino. El via- pleada para relacionarnos con la metrópolis viva. En este contex-
je de la vida es tridimensional; intervienen en él, el tiempo, el es- to, su política es una política de supervivencia.
pacio y el movimiento. La escritura-lectura es un movimiento, no De Certeau relacionaba los «sistemas operativos» (como los
sólo en el espacio del compromiso, sino también a través del tiem- medios de transporte o los sistemas de conducción de servicios
po: el tiempo dedicado a escribir y el tiempo dedicado a leer, mi- públicos como el agua o la electricidad) que tienen lugar en con-
226 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS LA AUDIENCIA 227

diciones semiplaneadas de exigencia, de accidentes, de la expan- rentes a las analogía elegidas por ellos (el mundo de lo cotidiano
sión no planificada de la ciudad/metrópolis, con las trayectorias, como teatro, el mundo cotidiano como televisión). La conjunción
tácticas y estrategias personales, mediante las cuales la gente en- de modernismo y capitalismo produjo la brillante superficie de la
cuentra su camino social, cultural e intelectualmente. En la escri- cultura contemporánea (un corpus delicti, un cuerpo ofensivo pe-
tura-lectura, se encuentra un modo de atravesar el espacio tempo- ro atractivo, como prueba del trabajo de unos personajes sospe-
ral, geográfico e imaginativo. En la obra de De Certeau, la vida chosos atrapados en relaciones furtivas). En dichos lugares, la au-
cotidiana es el lugar, la tierra bajo nuestros pies, el escenario y las diencia implica una relación de complicidad en la cual las
experiencias con que nos encontramos. La gente sigue caminando personas viven y construyen activamente el imaginario cultural, la
sobre el mapa, buscando su camino, caminando por las calles o su- intrigante trama en que se ha convertido el complejo Texto con-
biéndose a los trenes, pero sus acciones están ordenadas de acuer- temporáneo.
do a un ordenamiento del entorno cultural demostrado por ejem-
plos de relación (el comprador leyendo una revista en la cola del
supermercado; el ejercicio matinal acompañado del Walkman de
Sony; escribir cartas en un ordenador portátil en la peluquería; la
vida cotidiana como modus operandi).

Precursores y paralelismos

Estas discusiones sobre la vida cotidiana no son recientes.


Hay varios precursores que se pueden añadir a los ejemplos que he
citado. Las guías del siglo xrx para el mantenimiento de la casa
son paralelas a la definición doméstica de Lefebvre; las ideas de
los devocionarios del siglo XIX, y las guías para preservar la salud
mental, parecen precursoras de la obra de Heller. Tanto Williams
como Hoggart, en los años cincuenta y sesenta, exploraron temas
similares a los de Lefebvre y Heller. Todos se referían a la con-
junción de modernismo y capitalismo que en la posguerra de la
Segunda Guerra Mundial, estaba transformando el mundo en el
que habían nacido. Todos sentían y quizás incluso lamentaban en
parte la pérdida de ese mundo, al ver que la comodidad doméstica
se convertía en metropolitanismo frenético. También podemos es-
tablecer paralelismos con escritores posmodernos. Podemos pen-
sar en una tentadora comparación entre Goffman y Baudrillard. La
acogida optimista de la utilidad de lo superficial, característica del
nuevo mundo, contrasta perfectamente con el pesimismo caracte-
rístico del viejo mundo que demuestra Baudrillard al hablar de la
existencia de una fachada sin sustancia; ambos explotan de mane-
ra oportunista el mundo de las imágenes y las impresiones inhe-
Conclusión

La conciencia crítica sobre el modo en que se definen los ob-


jetos de estudio y sobre el modo de compartir el poder durante las
investigaciones, ha cambiado nuestras expectativas sobre los es-
tudios de audiencia en el marco de los estudios culturales. 1 Las
ideas, que inicialmente habían surgido con el éxito de la crítica de
la respuesta del lector y la estética de la recepción así como con el
cambio epistemológico en la antropología, se han transformado
bajo la influencia de la teoría poscolonial, y de una mayor con-

l . Estoy pensando en trabajos como el de Paul Willis, Common Culture


(1990), el de Robinson y otros, Music at the Margins, el de len Ang, Desperately
Seeking the Audience (1991) y hasta cierto punto, en el de John Fiske, Power
Plays, Power Works (1993), aunque se podrían citar muchos otros ejemplos. En
todos estos ejemplos, se trazan posibilidades para una mayor participación cultu-
ral y se exploran opciones políticas.
230 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCLUSIÓN 231

cienciación acerca de los complejos modos en que se puede ma- que identifican al «hombre» como objeto de estudio, para delinear
nejar el poder de la investigación. La atención crítica se ha desvia- una orientación más medioambiental en la que la audiencia sea, por
do del «hombre» como objeto de estudio y de las dicotomías que fin, reconocida como un parte interactiva e integral de la cultura.
habían caracterizado tradicionalmente a la teoria marxista y consu- Para conseguir que dicho concepto forme parte de la cultura
mista, para explicar las complejas interpelaciones entre los textos de la investigación podemos retener las ideas que se desprenden
y las personas en el proceso de aparición de nuevas maneras de ac- de considerar la investigación sobre la audiencia como un modo
tuar y de hacer. Esta atención puesta en la representación y la pro- de traducción, como un proceso en el cual al lector se le pueda
ducción de la cultura en el contexto de la audiencia ha justificado atribuir un papel más activo y motivado en la producción cultural
la aparición de nuevas metáforas para explicar el antiguo interés en del proceso de investigación. El espectador no sólo es útil para re-
la prototípica relación entre base y superestructura. El cambio ha alizar investigaciones críticas sobre el sentido de los medios de
ido más allá del mero reconocimiento de que las audiencias son or- comunicación y sus textos, sino que su participación es esencial;
ganismos activos: se ha consolidado la idea de que la gente cons- no es sólo un informador, sino también un colaborador en la em-
truye la cultura en el mismo acto de consumirla y vivirla. El con- presa de construir una explicación sobre la mediación. El especta-
sumo, gracias a su variedad de modos y promesas, realínea, dor habla el lenguaje de la experiencia mediática y conoce, por lo
reforma y transforma el presente. Ya no tenemos por qué concebir menos, parte del lenguaje (académico) del investigador, cuyo pa-
una audiencia que se limite a dar una respuesta, sino que podemos pel consiste en traducir dicho lenguaje en otro texto (un texto que
concebirla a su vez como simbiótica e interactiva. Otorgar a la au- pueda abrir los medios de comunicación al escrutinio público).
diencia algo más que una capacidad de respuesta, supone definir y Son esenciales, por tanto, modelos ligados a la teoría poscolonial
comprender mejor la naturaleza coercitiva de la práctica del poder e investigadores que se vean a sí mismos y a su colaboradores en
por parte de las corporaciones mediáticas y la maquinaria política la investigación como el producto de la ocupación de sus mundos
de la manipulación que emplean los gobiernos y los ejércitos. culturales por parte de los medios de comunicación.
Lo que previamente habíamos denominado «investigaciones
sobre la audiencia», se extiende ahora más allá de los paradigmas
tradicionales y de la recepción, para incluir estudios de participa- «Audiencia»: ¿fenómeno o relación?
ción cultural y procesos de interculturalismo e intercomunalismo.
El descubrimiento de que las relaciones pueden ser objetos de es- Como éste es un tema crucial para las investigaciones sobre la
tudio se ha visto dramáticamente afectado por la aparición de los audiencia, es importante describir la diferencia entre una com-
estudios poscoloniales (Trinh, 1989), en los cuales se señalan los prensión fenomenológica de «la audiencia» y una aproximación
errores de las investigaciones creadas con un enfoque administra- relacional al tema. El tema de investigación sobre la audiencia que
tivo y de puntos de vista occidentales antes no cuestionados. No se con más frecuencia planteaban los estudios culturales era el de la
pueden ignorar las semejanzas entre el modo en que el ordena- razón por la cual un programa de televisión determinado gozaba
miento industrial y administrativo de la comunicación de masas ha de tanta popularidad. Esta cuestión, como hemos visto en capítu-
sido asimilado y el poder que ésta genera, y la explotación y des- los anteriores, constituye un punto de encuentro de las diversas
posesión de los colonizados (aquellos que actualmente sienten el corrientes de investigación. Para contestar esta pregunta los in-
peso de la disciplina administrativa en el nombre del desarrollo re- vestigadores siempre se planteaban objetivos culturales y psicoló-
gional). Los estudios poscoloniales sugieren la importancia de los gicos. Se demostró que A Country Practice era una «telenovela de
ideales y la ética en las investigaciones sobre la audiencia-texto ya calidad»; que Dalias demostraba «la estructura trágica del senti-
que alteran de nuevo, radicalmente el papel del investigador y lle- miento», en la base de la «imaginación melancólica» cultivada por
van más allá de los intereses gubernamentales y administrativos la audiencia; EastEnders ofrecía a las audiencias la oportunidad
232 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCLUSIÓN 233

de involucrarse en su propia construcción. En otras palabras, cada de helados pero nunca la audiencia de un helado. Una persona
estudio explicaba unos «principios del espectador» tenidos en puede consumir y utilizar una nevera o un automóvil, pero tratar de
cuenta en la producción del programa, antes de buscar las opinio- convertirse en su audiencia la convertiría en candidata perfecta pa-
nes de los espectadores sobre el programa. Así, se podía determi- ra ingresar en una clínica mental. Sería como invocar al teatro del
nar (y se hizo) la calidad de un programa sin referirse explícita- absurdo si pensáramos en otorgarle una audiencia a un helado o una
mente a las investigaciones sobre la audiencia. La investigación nevera. Sólo aprendemos a actuar y a pensar en nosotros mismos
sobre la audiencia permitía al investigador iniciar otro discurso: el como audiencias en ciertos contextos y situaciones, que siempre po-
del carácter, la calidad y la racionalidad de la audiencia. En gene- seen una dimensión textual que eclipsa las funciones mecánicas u
ral, el experimento de los estudios culturales de la audiencia trata- operativas del medio. Desde el punto de vista de la investigación, la
ban la relación audiencia-texto como si se tratara de una acumula- «audiencia» siempre está ligada a un texto y un contexto.
ción: una explicación textual de la audiencia, añadida a una Resulta problemático decidir cuándo una persona se encuentra
valoración cualitativa de los puntos de vista de la audiencia. Se se- en una relación de audiencia y cuándo cesa dicha relación. En al-
guía hablando de la audiencia en términos fenomenológicos en lu- gunos contextos, la relación audiencia-texto puede existir tan sólo
gar de como parte de la relación. Al tomar prestada la cuestión de en el espacio-tiempo en que se mira un programa. Pero es bastan-
la popularidad de la crítica general de los medios de comunica- te posible que la relación continúe fuera del marco de ese contex-
ción, la investigación sobre la audiencia de los estudios culturales to, en cuanto el espectador experimente un problema personal del
admitió la objetivación de la audiencia y la idea de que su deber modo en que lo haría un personaje de telenovela (cuando vista, ha-
consistía en explicar dicha audiencia. En lugar de situarse en la ble o actúe como un personaje). Dicha actividad puede incluso es-
problemática, como permiten las investigaciones «relacionales», tar basada tan sólo de forma tangencial en el programa. Se puede
y poder actuar con los participantes en la investigación, los inves- basar, por ejemplo, en informaciones verbales de un incidente de
tigadores se imaginaron a los participantes, fenomenológicamente la ficción o en informes de prensa sobre la vida real de un actor
como «otros», así, los propios investigadores pudieron ser utiliza- que represente a un personaje famoso. Las actividades reunidas
dos inconscientemente para los fines administrativos de producto- bajo la rúbrica de la «audiencia» van mucho más allá de los lími-
res de programas y agencias gubernamentales. tes de la actividad de mirar/leer, ligada al texto. El acto de mi-
Modelos como el de «codificación/descodificación»: a) esta- rar/leer no es una condición necesaria para la audiencia, sino sim-
blecieron los antecedentes teóricos y metodológicos necesarios plemente una de las formas que asume. En consecuencia, las
para la identificación de los «objetos» culturales con diversas ma- posibilidades de actuación de la «audiencia» deben ser exploradas
nifestaciones y significados; b) marcaron el comienzo de un mo- en cada uno de los contextos de investigación. Desde una pers-
vimiento que superaba las directrices economicistas de la teoría pectiva textual, la relación desafía tanto a las audiencias como a
social basada en el individualismo; y e), consolidaron las ideas en sus productores, emisores y patrocinadores, ya que mediante la ar-
el tiempo y el espacio, y prestaron un componente material a su ticulación continúa del texto fuera de la situación de partida, se
desarrollo teórico. Pero no consiguieron escapar a la ideología que transforma en nuevas formas que afectan a otras audiencias dife-
ponen de manifiesto los discursos públicos y comerciales que re- rentes (artículos y anuncios en periódicos, reportajes de promo-
presentan la práctica reconocida de los estudios de audiencia. Uno ción en revistas, licencias de productos, clubes de fans, discusio-
de los temas centrales de dicho discurso es que las audiencias son nes en el patio de la escuela, y el chismorreo cotidiano). El texto
un fenómeno natural y que deberían ser estudiadas de manera «na- representado supera al texto emitido, tanto en importancia como
turalista» (p. ej., Lindlof y Meyer, 1987). en vitalidad, si bien los dos permanecen unidos.
El problema es que la gente se convierte en audiencia porrazo- Los intentos de definir la relación audiencia-texto, de atribuir-
nes culturales, no naturales. Una persona puede ser un consumidor le el estatus de un objeto, resultan artificiales pero necesarios. La
234 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCLUSIÓN 235

perspectiva relacional apunta hacia una continuidad cultural más cía-medio combinan las tecnologías de la dominación con las del
amplia. Al igual que no se puede separar a las personas en tanto individuo. Como explica Foucault:
audiencias de una continuidad personal, social y cultural, así tam-
poco se pueden aislar los textos de un significado cultural más ... estos cuatro tipos de tecnologías rara vez funcionan de manera
amplio, ni de la historia de dicho significado. La relación audien- separada, aunque cada uno de ellos está asociado con una cierta
cia-texto es una quimera que sólo se puede asumir parcialmente. clase de dominación. Cada uno implica ciertos tipos de entrena-
Pensamos que estamos viendo la realidad, cuando en realidad lo miento y modificación de los individuos, no sólo en el sentido ob-
que vemos es algo más parecido al reflejo de un holograma, que vio de la adquisición de ciertas destrezas, sino también en el senti-
do de asumir ciertas actitudes.
cambia a la par que nuestro punto de referencia y que depende de
(Foucault, 1988)
nuestra habilidad pata mirar (de la calidad de nuestra observa-
ción). El concepto de audiencia es esquivo.
En otras palabras, el estudiar la audiencia de este modo debe-
ría demostrarnos que los cuatro tipos de tecnologías operan de
El carácter esquivo de la audiencia manera simultánea y que nuestra idea de «audiencia» cambia de
acuerdo con el modo de operación de la tecnología. Es preciso de-
Mi primer intento de abordar el carácter esquivo de la audien- finir con cuidado el tema concreto de la investigación y tomar en
cia (Nightingale, 1984) me llevó a proponer la idea de que la au- consideración el complejo campo en que opera la relación estu-
diencia sólo se puede entender como esquema complejo de rela- diada, para asegurarnos de este modo de que se elabora un plan de
ciones ligadas dentro de un sistema estructurado de comunicación investigación adecuado.
de masas. En un primer momento, pensé -quizás inocentemente- Como estrategia de investigación, conviene empezar por exa-
en la comunicación de masas como en una suerte de sistema en- minar la relación audiencia-industria como una tecnología de pro-
trelazado de relaciones de audiencia. Esperaba poder controlar su ducción mediante la cual las relaciones audiencia-texto se trans-
carácter esquivo definiéndola. Consideré entonces tres relaciones forman en artículos de valor comercial. Tratar la relación
que podían resultar especialmente relevantes: audiencia-industria, audiencia-industria como una tecnología de poder, en cambio, nos
audiencia-medio y audiencia-texto. Así, a partir de dichas relacio- llevaría a centrarnos en el modo en que se coerciona a la gente pa-
nes, se puede considerar que la «audiencia» está implicada en di- ra que apliquen ideas consumistas y de mercado al análisis de sus
versos niveles de abstracción y en diferentes tipos de acción, den- propios intereses.
tro del sistema de comunicación de masas. La naturaleza de la
«audiencia» y sus características definitorias dependerían del otro
término de la relación. Analizada a la luz de la tipología foucaul- Las relaciones de audiencia
tiana de las técnicas sociales (Foucault, 1988; pág. 18,19), podrí-
amos considerar que el concepto de audiencia-industria, el que es- Cuatro cualidades nos parecen particularmente importantes
tá regulado de forma más administrativa de entre los citados para la conceptualización de la audiencia como relación:
niveles, incluye la interacción de las tecnologías de la dominación
y la producción, mientras que el de audiencia-texto implica la re- l. Las relaciones de audiencia están basadas en una interac-
lación entre las tecnologías de los sistemas de signos y el indivi- ción simbiótica. Las relaciones de audiencia no son sólo
duo. Dado el predominio de las metáforas de adicción ligadas a las otra manera de hablar sobre la correlación entre dos obje-
discusiones sobre el acto de mirar la televisión (Nightingale, tos, o de analizar la variaciones entre dos acontecimientos.
1993b; pág. 282), se puede considerar que las relaciones audien- Las dimensiones de una relación de audiencia están liga-
CONCLUSIÓN 237
236 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
formación de la particularidad heterogénea y azarosa de lo
das, por definición y lo necesidad lógica. Al relacionar a cotidiano en narrativas personales que se adecuan a una se-
una persona con un texto, una industria mediática, un me- rie de ideales culturales genéricos. Las relaciones de audien-
dio y o sistema publicitario, se está invocando a los diver- cia son modos de transformar un potencial particular en
sos componentes de la audiencia. En los años noventa, con ejemplos de ideales culturales, y viceversa. En este senti-
la especialización de los elementos que producen «audien- do, la relación es siempre esquiva, siempre se convierte en
cia», están proliferando nuevos medios de comunicación y un compromiso, aunque también a veces, una coincidencia
se está dando un comienzo de convergencia de diversos afortunada.
medios, todo lo cual incrementa la variedad de modos en
que la audiencia puede expresarse. Como la investigación relacional, la investigación sobre la au-
2. Los conceptos de consumo y uso constituyen explicaciones diencia debería estar liberada del peso de su pasado empírico y
necesarias pero no suficientes de las relaciones de audien- acogerse abiertamente a las nuevas posibilidades de unión con la
cia. El «consumo» y el «USO>> garantizan la capacidad de teoría literaria y la filosofía. Hay razones para pensar que esto va
representación de la audiencia, aunque la «representación» a seguir ocurriendo, pero algunos datos apuntan a que los métodos
siempre excede al consumo o al uso. Dicho exceso está re- empíricos tradicionales se están volviendo a utilizar, como un par
lacionado con ciertos procesos de combinación y asocia- de zapatos viejos pero cómodos, porque sólo es posible encontrar
ción. Como ha señalado De Certeau, las prácticas de la cul- financiación para proyectos de fácil comprensión, con una base
tura popular «ponen en juego un ratio "popular", una política o educativa. Yo sugeriría al menos tres razones por las
manera de pensar integrada en una manera de actuar, un ar- cuales esto está ocurriendo: la crisis de la teoría y la disciplina; la
te de la combinación que no puede ser disociado del arte falta de reconocimiento, ya que las nuevas investigaciones sobre
del uso» (De Certeau, 1984; pág. xv). Las relaciones de au- la audiencia no son consideradas como proyectos válidos; y final-
diencia retienen ciertos elementos de patrocinio o servicio, mente, la dificultad de comprender la ideología de los métodos.
pero a su vez pueden ofrecer un cierto grado de libertad de
expresión, como cuando a alguien se le otorga el derecho
de hablar y se le «ofrece una audiencia». Tomar parte en La crisis de la teoría y las disciplinas
una relación de audiencia implica, al menos potencialmen-
te, un mayor rango de actividades que el uso o el consumo. La crisis de la teoría y las disciplinas, es quizás el obstáculo
3. Las relaciones de audiencia siempre suponen un ejercicio más fácil de comprender de todos los que se le presentan a las in-
de poder (alguien siempre tiene el poder de ofrecer su «au- vestigaciones sobre la audiencia en los estudios culturales. El pro-
diencia» y otra persona debe responder aceptando o recha- blema se puede formular de forma simple: ¿qué teoría? ¿qué dis-
zando este ofrecimiento). No es requisito indispensable ciplina? Estas cuestiones eran más fáciles de responder cuando la
que las relaciones de audiencia sean democráticas (a me- economía política marxista era la corriente académica dominante
nudo, especialmente en las emisiones, no lo son). La es- y los estudiosos sólo tenían que elegir entre sus variantes; entre
tructura de poder de la relación siempre afecta a la natura- Lukács, Gramsci, Althusser o Benjamín. Pero la situación ya no es
leza y la calidad de su representación. la misma y sigue aún sobre la mesa la cuestión de qué disciplina
4. Especialmente en la comunicación de masas, las relaciones debería proporcionar la inspiración necesaria para la investiga-
con la audiencia son lo que yo llamaría -siguiendo a de ción: si la economía política, la filosofía del ser, la teoría literaria,
Certeau- «operacionales», y su forma de operar está ligada la teoría feminista o el psicoanálisis. El tema de la audiencia pro-
a las estructuras de poder que gobiernan la relación. En la voca tantas dudas filosóficas, que utilizar la teoría para analizar la
relación audiencia-texto, dicha operación incluye la trans-
238 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS CONCLUSIÓN 239

investigación en lugar .de para contribuir a la misma, constituye la do a cabo este tipo de investigaciones como para formar una co-
opción más peligrosamente empírica, pero más sencilla a la vez. munidad de lectores propia. La cantidad de referencias teóricas y
Como práctica interdisciplinaria, se presenta con formas diferen- filosóficas, los modos en que la reflexión sobre la audiencia y la
tes, especialmente cuando algunas de estas formas incluyen casos discusión sobre los textos se integran en las propias reflexiones
en que los investigadores/críticos se proponen a sí mismos como del investigador sobre los mismos u otros textos, y la integración
audiencia a investigar (véase Jauss, 1982). dentro de los escritos de otros textos teóricos y prácticos, suponen
una carga inusual para los lectores y los investigadores (véase
Walkerdine, 1990; Nightingale, 1996).
Reconocer las nuevas investigaciones sobre la audiencia

Acostumbrarse a la diversidad de investigaciones producida Interpretar la ideología de los métodos


en un momento en que se están utilizando diversas corrientes teó-
ricas e interdisciplinarias, es uno de los retos de la investigación Estos problemas de reconocimiento apuntan a otra dimensión
sobre la audiencia en los estudios culturales. Ya no existe la uni- que yo relaciono con la ausencia de una reflexión crítica acerca de
formidad que caracterizaba a las tradiciones de investigación de la ideología de los métodos utilizados en la investigación. Se de-
los años sesenta y setenta y que se debía a su deuda con la psico- bería poner en duda la suposición de que las personas son capaces
logía. Hoy, las cuestiones sobre la audiencia se plantean como de explicar sus actividades como audiencia en un lenguaje que
parte integral de planes de investigación muy diferentes que in- responda a las expectativas del investigador; pero no suele hacer-
cluyen tanto a las artes y la cultura popular como al marketing y al se. Personalmente, estoy preocupada por el tema de las encuestas
management. Así que la diversidad de teorías utilizadas actual- y las entrevistas como montajes ideológicos en los cuales se sitúa
mente para contribuir a las investigaciones sobre la audiencia, ha- al participante en la investigación en condiciones de inferioridad.
ce que sean menos fácilmente reconocibles como tales. Este pro- En las investigaciones de los estudios culturales de la audiencia a.
blema del reconocimiento afecta a su vez a la manera en que se las que me he referido en este libro, la incapacidad para cuestionar
leen dichas investigaciones (si como investigación sobre la au- la ideología de los métodos utilizados se evidenciaba en las dife-
diencia, investigación textual, investigación intercultural o como rentes maneras de tratar al personal de producción (como autori-
estudio de área, o simultáneamente como varias de las menciona- dades o como artistas), mientras que a los participantes en las in-
das). Parece que sólo se reconocen inequívocamente como obras vestigaciones sólo se les pedía que reflexionaran o hicieran
sobre la audiencia dos clases de trabajo: las investigaciones tradi- comentarios. En otras palabras, con la utilización de entrevistas en
cionales sobre la audiencia (contando las colecciones editadas de lugar de discusiones, de cuestionarios y encuestas en lugar de una
Buckingham [1993] y Schlesinger y otros [1992] como ejemplos abierta e intuitiva exploración de la audiencia como experiencia,
de investigaciones tradicionales que usan métodos cualitativos) y señalada quizá más visualmente que verbalmente, se perpetúan no
los ensayos sobre la teoría de la audiencia (incluyendo a Morley sólo las distinciones sociales y culturales entre el entrevistador y
[1992], Ang [1996] y, lógicamente, este libro como ejemplos). Y el espectador, sino también la postura administrativa en la investi-
es que cuando la teoría posmoderna de la audiencia se lleva a la gación. Este problema fue descrito por Walkerdine (1986) cuando
práctica, provoca estos problemas de reconocimiento a los que he citaba la angustia que sintió al reconocer que la familia en obser-
aludido anteriormente. Lo increíblemente irónico de la situación vación no reconocía su origen obrero y no la llegó a tratar como
es que los textos y las investigaciones posmodernas sobre la au- una de los suyos. Pero el uso de técnicas y estrategias de investi-
diencia crean sus propios problemas de audiencia e interpretación gación administrativas, por parte de investigadores de clase obre-
y los seguirán provocando hasta que haya suficiente gente llevan- ra (o de cualquier clase), clarifica los aspectos políticos de la in-
240 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS

vestigación (el investigador, y no el participante, debe ser el cola- Bibliografía


borador).
La ideología de los métodos de investigación (especialmente
la de los métodos de investigación cualitativos) es un tema men-
cionado de forma indirecta por Marcus ( 1986) y por Marcus y Fis-
cher (1986) que defendían el uso de la yuxtaposición y la desfa-
miliarización. Marcus y Fischer sugirieron que deberíamos buscar
técnicas y estrategias de investigación que demostrasen nuestra
propia extrañeza a la vez que nos enseñaran más sobre los partici-
pantes en la investigación. Esta clase de investigación es compli-
cada, porque resulta prácticamente imposible frenar la tendencia a
convertir al otro en fetiche y a reafirmarnos por una explicación
de nuestra propia «normalidad». En un contexto de investigación
de audiencia en el que se comparte la cultura, las estrategias de
desfamiliarización podrían, sin embargo, ser muy útiles para de-
mostrar la «extrañeza» de los imperativos comerciales, que empa-
quetan a las personas como artículos de consumo y los envían a
los anunciantes como si fueran prospectos; o bien para demostrar
lo extraño del interés académico en la audiencia, comparado con
las preocupaciones cotidianas de la gente común.

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B. S., 73 Análisis del discurso, en Vallas,
Acercamiento fenomenológico, 87 139-141
Actividades de «seguimiento de Análisis textual, en EastEnders,
reglas» de las audiencias, 31 148-154
Activismo político, como subcul- Ang, len, 27, 89, 134nll, 144,
tura, 40 154, 163, 189, 238
Acto comunicativo, 51 - Desperately Seeking the Au-
«Actuación», 62 dience, 34n8, 229nl
- como subjetividad, 62 - sobre la fantasía, 192-193
Adorno, T., 130 - sobre la identidad, 171,
Allor, M., 34n8, 35 - sobre las ideologías de la cul-
Althusser, L., 49, 77, 78, 81, 237 tura de masas y el populismo,
Alvarado, M. y Buscombe, E., 50 170
Análisis comercial de las audien- - teorización de las formaciones
cias, 35-36 discursivas, 146
258 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
ÍNDICE ANALÍTICO 259
- Watching Dallas: soap opera Audiencia-texto, relación:
and the melodramatic imagi- - contexto de, 233-234 its audience, 13, 85n4, 106, 109, - elaborados y restringidos, 137
nation, 13, 97n5, 106, 108-109, - expresiones de, 16-17 125, 148-154, 158-159, 162, - negociados, 72
133-141 Australia: 170,177-178,189-190,238 Códigos audiovisuales, 67-70
Antifundacionalismo, 78, 102-103 - inmigración y «experiencia me- Buckingham, D. y Tulloch, 72 Códigos de oposición, 72
Antropología, 96, 184 tropolitana», 80-81 Burke, P., 196 - descodificación, 92, 117
- en la tradición de la etnografía, - peticiones de autonomía aborí- Códigos dominantes, 72
184-189 genes,85 Capitalismo, lógica del, 98 Códigos negociados, 72
Anuncios, 23-25 - y estudios académicos, 80-81 Capitalismo, y modernidad, 221, - descodificación, 92, 117
- potencial revolucionario de los, Autoridad, de los signos de la sub- 226-227 -texto, 160
70 cultura, 187 Carácter «esquivo» de la audien- Códigos orales y discurso televisi-
Argot, 187 cia, 234-235 vo, 67-70
Arqueología, 96, 185 Barthes, R., 19, 92, 107n4, 148 «Carácter social», 89 Cohen, P., 119n6
Atkinson, P., 55n3 - distinción entre «trabajo» y Carrithers, M., Collins, S. y Lu- Cohen, S. y Young, J., 40, 55
Audiencia activa, 29-32, 153-154 «texto», 65-66 kes, S., 222n5 Colaboración, investigación sobre
- actividades de, 29-31 - sobre el papel del investigador, Catarsis y psicoanálisis, 32, 33 la audiencia como, 157-158
- como estilos de vida, 34-35 170 Centre for Contemporary Cultural Coloniales, perspectivas, 80
- crítica de la audiencia de ma- - sobre la interdisciplinareidad, Studies, 128 Comedias de situación, 202-204
sas, 37 106 Chambers, 1., 37, 40, 55n2, lOO «Comentario social», 56, 75
- definición de, 33-37 - sobre los tres tipos de lectura, Cierre, acto de, 213 Como productores de significados,
- falta de teorización sobre, 146- 167-168 Ciudadanía, 34 170
147 Baudrillard, J., 35, 211, 226-227 Clase: Comunicación de masas, como es-
-inclusión en, 145, 146-148 Bellamy, 50 - como categoría de análisis so- tructura de relaciones, 58
- relación simbiótica con el tex- Benjamin, Willis, 237, 130 cial, 111 Comunicación espectador-espec-
to, 235 Bennett, J., 55n3, 179n2 - y dialéctica de la comunidad, tador, 145
- representaciones de las fami- Bernstein, B., códigos elaborados 38-39 Comunidad Europea, 79, 80
lias y las personas, 31 y restringidos, 137 - y experiencia metropolitana, Comunidad/es:
- representación de, 148-149 Berry, C., 38 37-38 -audiencia como, 11, 43, 178,
- separación en categorías estruc- Boot, C. y Glover, G., 100 - y sistemas de valores, 73 190-191
turadas de espectadores, 120 Bowlby, R., 100 Clifford, J., 185 - como formación discursiva,
- teorías de las circunscripciones «Bricolaje», 112, 187 - The Predicament of Culture, 62, 112-113, 190-191
de espectadores, 34 - investigación como, 71 62n6 - conexiones con el discurso y el
- transposición, perspectiva de, Brooks, T. y Marsh, E., 121n7, Clifford, J. y Marcus, G., 96, 184 lenguaje, 165
156 133,203nl, 203n2,203n3 Codificación/descodificación, mo- - «conocimiento» de, 44, 82n3
Audiencia de masas: Brown, M. E., 199 delo de, 41-42,51-52,232 - defans, 199
- actitudes de la industria de te- Brundson, C. y Morley, D., Every- - jerarquías del discurso, 53-54 - dialéctica de la, 38-44
levisión ante, 123-124, 177 day Television: «Nationwide», - proceso de lectura, 64-66 -dispersas, 44-47, 147
- crítica de la, 37 13, 63, 70, 105, 106, 108, .114- - teoría de la audiencia, 190-191 -empaquetamiento de, 221
«Audiencia social», 159, 192 120,150,159,162,222 - y el emisor-mensaje-receptor, -imaginarias, 150-151, 191
Audiencia-industria, relaciones: Buckingham, D., 148, 149, 150, 56-63 - interpretativas, 11, 36, 161,
- como tecnología de la produc- 151, 152, 153 Código profesional, 117 197
ción, 235 - perspectiva sobre la audiencia, Códigos: - mujeres como, 45-46
- Crossroads, 12Jn7, 124, 125, 162 - de oposición, 72 - y compartir chistes, 43
126-128 - Public Secrets: EastEnders and - definición, 74 - y la «experiencia metropolita-
-dominantes, 72 na»,37
260 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS ÍNDICE ANALÍTICO 261

- y las manifestaciones de los Crary, J., 28 - y la interacción entre especta- - relación con la comunidad y el
medios, 44-45 Creatividad: dor y programa, 138-139 lenguaje, 164-165
Comunidades discursivas, 62,112- - «de situación», 131 - y la investigación multifocal, - teorización sobre la formación
113, 190-191 -textual, 131 182-183 del, 147
Comunidades dispersas, 44-4 7, Crítica de la respuesta del lector, De Certeau, M., 17, 47, 66, 168, «Discurso social», análisis cultu•
147 161 208,236 ralista, 128-129
Comunidades imaginarias, 191 Crossroads, 44, 49, 52, 84, 106, - sobre «economía escritura!», Diversidad, e identidad, 222-223
Comunidades interpretativas, 36, 108, 121-133, 161, 169, 177 167 Douglas, M., 43
161, 197 - cartas de los espectadores, 124, - sobre «intextuación», 199-200 Dr Who, 50
«Condiciones determinantes» de 127-128 - sobre «sistemas operativos»; Dramatúrgica, perspectiva, 208-213
la producción cultural, 90 - como texto múltiple, 123-125 225-226 Dyer, R., Geraghty, C., Jordan, M.,
Conocimiento discursivo, 67 - la agenda feminista de investi- - sobre transporte y construc- Lovell, T., Paterson, R., y Ste-
Conocimientos científicos y con- gación, 128-130 ción, 224-225 wart, J., 50
trol social, 219 -producción de, 125-126 - The Practice of Everyday Lije,
Conocimientos de sentido común, - y el placer textual, 119 101n7 EastEnders, 50, 84, 148-154, 177,
150 - y la crisis del cruce de culturas, De Fleur, M. L. y Ball-Rokeach, 182,231
Construcción (consumo-produc- 126-128 S., 56 -como texto apolítico, 150-154
ción), 224-225 Cruce de culturas, 126-128 De Lauretis, T., 26, 97 - y el contexto social, 150-151
Consumismo, 23-25, 71 Cuerpo: Derechos de la audiencia, 124-125 - y los lobbies públicos, 151
- crítica ideológica de, 30 - del espectador y el texto, 199- Derrida, J., 80 Eco, U., 22, 28, 36, 51, 52, 60, 61,
- y comedias de situación, 202- 200 Descodificación dominante, 92, 68, 70, 71, 112, 120
203 - disciplinas del, 220 117 - «hacia una guerrilla semióti-
- y «experiencia metropolitana», Cuidado de los niños y mirar la te- Descodificación: ca»,22
37 levisión, 30 - de oposición, 117 - sobre el desarrollo de la semió-
- y sueños, 218-219 Cultura encubierta, 131-132n10 - dominante, 117 tica, 146-147
Consumo, 174-178,225,236 Cultura popular, 190-191 - efecto del nivel social en, 42- - sobre el significado textual, 163
- audiencias vistas en términos - crítica de, 219 43,44 - sobre la crítica literaria y los
de, 24-25, 34, 35 - y estética, 130-133 -expectativas de, 117-119 textos populares, 153-154
- y resistencia, 225 - y propiedad textual, 194-195 - negociada, 117 - sobre la variabilidad de la in-
- y subculturas, 41-42 Culturalismo, 81-87 - y el «modo de dirigirse», 42 terpretación, 70-71
Contexto de la audiencia, 232 Culturas de la droga, 40 Véase también Modelo de codifi- - sobre la variedad de las cultu-
Control de los espectadores, 31 Culturas musicales, 40, 41 cación/descodificación; Proce- ras de la audiencia, 146-147
Comer, J., 69, 74 Curran, J. y Gurevitch, M., 26n2 so de lectura «Economía escritura!», 167
Country Practice, A., 49, 84, 142- Dalias, 49, 84, 133-141, 170, 171 Desconstrucción, 12 Economía política de la cultura,
147, 170, 177, 178,231 -análisis del discurso, 139-141 Deseo, y la política de la represen- 96, 97-99
- placeres del texto, 144 - espectadores, 134-135 tación, 96 - y fantasía, 192-194
- propósito pedagógico de la in- - y el placer del texto, 133-134, Desviación, investigación sobre, - y feminismo, 99-100, 191-194
vestigación, 142 137-138, 141, 182, 191-194 103 Economía, representación de en
- teorización de las formaciones - y el propósito pedagógico de Discriminación y «experiencia me- Nationwide, 115-117
discursivas, 146-147 Ang, 135, 137-138, 142 tropolitana», 37-38 Educación, cortes y restricciones
- texto como negociación, 160 - y la estructura trágica del senti- Discurso: en nuevas disciplinas, 79-80
- uso de la etnografía, 143 miento, 138 - análisis foucaltiano del, 102 «Efectos», investigación sobre, 27
Cox, Stephen, The Addams Chro- - y la ideología de la cultura de - definición del, 171-172 El experimento de la «lectura múl-
nicles, 190 masas, 136-137 - jerarquías del, 53-54 tiple», 107
262 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS ÍNDICE ANALÍTICO 263

Elam, K., 144-145 Estudios poscoloniales, 229-231 Feedback,29 - sobre la vida cotidiana como
Elliott, 50 Etnografía, 53, 56, 109-110, 178- Financiación de la investigación, dramaturgia, 208-210
Elsaesser, T., 26, 33 181 225 - The Presentation of Self in
Erótico, modelo de lectura, 167 - de la investigación sobre la au- Fish, S., 11, 12, 26, 92 Everyday Life, 209-213
Escritura popular sobre los estu- diencia, 178-180 - crítica de la respuesta del lec- Goldmann, 86
dios culturales, 188-191 - del proceso de producción, 178 tor, 161 Gorden, R. L., 181
Escritura sobre viajes , 189 - estatus convencional, 183 - crítica literaria y textos popula- Gordon, Noele, 121 , 123
Escuela de Chicago, 55 - limitaciones en la práctica, res, 153-154 Gramsci, A., 81, 237
Escuela de Francfort, 21, 24, 218 186-188 Fiske, J. , 17, 28n3, 50, 53, 57, 60, Gray, A., 132
Espacios de mercado, - sobre la investigación de A 68n7, 99, 101n6, 106, 131, - sobre el género y los media,
Espectadores, 33, 114, 116, 192 Country Practice, 143 132, 147, 177, 196, 199 131-132n10
Esquemas de mirar la televisión, y - tradición antropológica, 184- - análisis socio-semiótico de los Greenberg, 34
rutinas domésticas, 29-31, 42- 188 medios de comunicación, 166 Greenblatt, Stephen, Marvellous
44, 84-85, 122-123 - y la investigación sobre «usos - Power Plays and Power Works, Possessions, .209n4
Estados Unidos: y gratificaciones», 178 229nl Grimshaw, R., Hobson, D., y Wi-
- crítica de la televisión, 25-26 Ewen, Stuart, 23, 31 Football, mirar, 164nl llis, P. , 129, 184
- «experiencia metropolitana», Existencialismo, 212 Forma del discurso, importancia Grossberg, L., 26, 34n8, 78
37-38 Experiencia: de la, 108-109 Grosz, E., 81nl
- inmigración, 37 - dialéctica entre conciencia so- Formación social, 36 Grupos de estilos de vida, audien-
- persistencia de la cultura popu- cial y ser social , 84 Formaciones discursivas, 191 cia como, 34-35
lar, 21-22 - importancia cultural de, 176 Foster, Hobson., 20, 26 Guiraud, P. , 68
- publicidad, 23-25 - interpretación de, 82-84 Foucault, M., 47, 80, 81 , 92, 168,
Estética de la recepción, 41, 113- - y culturalismo, 83 172, 206-207 Hall, S. y Jefferson, T., 40, 54, 128
114 «Experiencia metropolitana»: - antifundacionalismo, 96, 102- Hall, S., 13, 26, 28, 41 , 50, 51nl,
Estética materialista, 175 - factores que afectan a, 37-38 103 60, 61 , 62, 74, 78, 79, 80, 81,
Estética, y cultura popular, 130- - y comunidad, 37-38 - arqueologías del conocimiento, 90,92,93,96,98, 105,113,117,
133 Experiencia vivida y totalidad cul- 78 118, 140, 146, 150, 184,223
«Estructura del sentimiento», 87- tural, 86-87 - El orden de las cosas, 206 - encoding!decoding, 65-67, 170-
92 Fábulas, 194-195 - tipología de las tecnologías so- 171
- como cultura del periodo, 87- Familia: ciales, 207, 234 - «Estudios culturales: dos para-
88 - en las comedias de situación Frank, R. E. , y Greenberg, B., 34 digmas», 15, 77-80, 94, 103
- como totalidad cultural, 87-92 202-204 , Frith, S., 100 - la formulación de la audiencia,
Estructuración de la audiencia an- - ideología de, en Dalias, 139 Funcionalismo, 31 136
tes de encontrarse con el texto, - papel en declive de, 222, 223 - papel popular, 83
117 -política de, 129, 131-132 Género romántico, 45-46, 100 - sobre el signo televisivo, 66-
Estructuralismo, 94, 117, 184 - representación de, en Nation- Gerbner, G., 27 67 , 170
- europeo, 89, 93-95, 103 wide, 115-116 Gitlin, T., 24, 25, 185 - sobre Foucault, 102
- y totalidad cultural, 186-187 Fans, 17, 39, 40, 108, 113)46, 199 Glasgow University Media Group, - sobre la importancia de la for-
Estudios «administrativos» de la Fantasía, y placer del texto, 191- 50,59 ma discursiva, 108
audiencia, 24 194 Goffman, E., 17, 25, 31,215-217, - sobre la totalidad cultural, 85-
Estudios de la producción de la te- - y política, 192-194 224,226 86
levisión, 50 - y textos de cultura popular, 96 - definición de la situación, 212- - tres códigos de recepción, 72
- signos televisivos, 66-70, 108 Father Knows Best (comedia de 213 - y el emisor-mensaje-receptor,
- y códigos, 74-75 televisión), 203 - sobre la división yo-mi, 210-211 58
264 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS ÍNDICE ANALÍTICO 265

Hallaran, J., 27 Identidad: Intención autoría!, 143-145 - y la identidad, 171


Hallaran, J., Elliott, P. y Murdock, - y diversidad, 222-223 Interacción simbiótica, 43, 208- - y los iconos, 141
G., 39nl2, 40, 55 - y la investigación feminista, 171 213, 235-236 - y los placeres del texto, 191-
Hallaran, J. y Nightingale, V., 27 Identificación: Interdisciplinareidad, 82, 106-107 192, 193-194
Hardt, Hobson, 25, 78 - y el placer de las telenovelas, - y la política de los medios de Investigación multifocal, 181-183
Hartley, J., 60-61, 177 191-193 comunicación, 113 Investigación sobre hábitos de mi-
Hazell, 50 - y el psicoanálisis; 32-33 - y el papel del investigador, rar la televisión, 151-152
Hebdige, D., 40, 42, 55n2, 71, Ideología: 107-108 Investigación sobre la audiencia:
101, 112 - contradicciones en la, 116-117 Interpretación: - administrativa, 24
- sobre el punk, 41 -de EastEnders, 150-154 -como finalización, 152-153nl2 - investigación sobre la audien-
Hegemonía, 53 - de la cultura de masas, 133- - convenciones de la, 153 cia, desarrollo de, 12-18, 230
- del emisor, 58-59 134, 135-137, 153-154 - variabilidad de la, 70-71 - fines pedagógicos de, 13, 138-
Heller, Agnes, 17, 194, 213-214, - de las ciencias humanas, 206- - y experiencia, 83 139, 196
215,216,217-218,226 208 - y la investigación de los efec- - modelo de «influencia perso-
- Everyday Lije, 213-218 -del populismo, 136-137, 141 tos, 133 nal», 25-26
- sobre la individualidad perso- - desplazamiento de, 91-93, 109 Interpretación etnográfica, 42-43 Investigación sociológica, 54-56,
nal, 214-216 - dominante, 115 «<ntertextuación», 199-200 122
Historia oral, 179 - en Dallas, 135-137 Investigación: Investigador:
Hobson, D., 5lnl, 52, 84, 91, 121- - en el estudio de Crossroads, - diseño y métodos de investiga- - constitución del texto, 170
122, 126, 127-129, 130-132, 126 ción, 52-53, 78 - identificación con el emisor, 72
144, 158, 161-162, 169-170, - encubierta, 150 - financiación de, 225-226 - identificación con el receptor,
175, 189-190, 192 - y el antifundacionalismo de - plan de los primeras investiga- 72
- Crossroads: the drama of a so- Foucault, 81 ciones de audiencia en los estu- -papel de, 71-75
ap opera, 13, 44, 106, 108, - y el discurso, 151-152, 175-176 dios culturales, 103 - relación con el investigado,
121-133, 191 Imitación, 17, 90 - sobre los niños y la televisión, 163-164, 169, 179-181, 233,
- idea de la audiencia como cir- Improvisación, 17, 199, 217 151-152 239-240
cunscripción, 161-162 Inconsciente, estudio de, 96-97 Investigación de los medios, basa- - relación con la industria de la
- teorización de las formaciones Individualismo, 176 da en las noticias, 55 televisión, 177, 239-240
discursivas, 146 - «personalidad individual» y Investigación etnográfica, 94-95
Hodder, 1., 96, 185 «persona particularista», 214 - y diversidad cultural, 85-86 Jakobsen, R., sobre la traducción,
Hodge, B. y Tripp, D., Children - y modernidad, 206-207, 222n5 Investigación feminista, 26-27, 180
and Television: a semiotic ap- Individuo, relación con la vida co- 46, 79-80, 81 Jauss, H. R., 12, 113n5, 152, 238
proach, 13, 106n2 tidiana, 207-209 - sobre la cultura de las niñas, Jenkins, Hobson., 17, 199
Hoffman, E., 37 - representación de, en Nation - 129n9 Jones, A. R., 100
Hoggart, Richard, 12, 21, 22, 28, wide, 115-116 - tradición de concienciación,
36,56, 79,82,89,219,226 Industria musical, 100 128-129 Kaplan, E. A., 50
- sobre el consumismo, 40 Influencia europea, en los estudios - y el papel de la experiencia Katz, E. , Blumler, J. y Gurevitch,
- sobre el ser y la vida cotidiana, culturales británicos, 80-81 subjetiva, 130 M., 27,30
208 Inmigrantes: - y el psicoanálisis, 81 nl, 95-97, Katz, E. y Lazarsfeld, P., 24, 53
Howitt, D. y Cumberbatch, G., 33n6 - efecto de la publicidad en, 23- 191-192, 193-194 Kress, G., 103
Hunter, I., 82n2, 83 24 - y la economía política de la - sobre el discurso, 165, 166
- y la «experiencia metropolita- cultura popular, 99-100 Kuhn, A., 96, 192
Iconos, e investigación feminista, na», 37-38 - y la elección de las amas de ca- - sobre la «audiencia social»,
141 Innes, Harold, 21 sa, 126 159
266 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS ÍNDICE ANALÍTICO 267

Lacan, J., y las investigaciones fe- McLeod, J., Kosicki, G. y Pan, Z., - y cultura masculina, 217-219 - niveles de traducción/transpo-
ministas, 39, 81 , 96, 97 27 Modleski, T., 50, 192 sición, 159
Lasch, C. , 35 McLuhan, Marshall, 21 «Momentos distintivos», 61-62 -temas discursivos, 115-116
Lazarsfeld, Paul, 21 McPherson, Elle, 220 Morán, A. , 50 - y sentido común, 150
Lector-en-el-texto, 160-161 McQuail, D. , 34, 55 Morley, D. y Silverstone, R., 186 Naturalismo, de los signos, 67
Lefebvre, H., 17, 21, 22, 25 , 46, McRobbie, A. y McCabe, T., 128 Morley, D., 13, 28, 5lnl, 91, 105, Naturalista, investigación, 232
201,226 Mead, M., 94 106, 120, 122, 124, 132, 140, Newcomb, H., 25,27
- sobre la vida cotidiana, 218- Mellencamp y Grossberg, 26 158, 166, 167 , 170, 172, 175 , Nightingale, V. , 17, 34n8, 43, 158,
219 Melodrama, 97, 138-139 179n3, 238 164nl, 199,234,239
Lenguaje monológico (escrito), -en Dalias, 106, 108-109, 138- - sobre el género y las elecciones Niños:
168 139 de los medios, 129n9 - como productores de significa-
Lenguaje, dialógico (conversacio- Meltzer, B., Petras, J. y Reynolds, - sobre la dinámica familiar, 111 dos, 170
nal), 168 L., 210, 211 - sobre la investigación y la in- - control de los espectadores, 31
Lenguaje, relaciones con la comu- Mensaje, concentración en la pro- vestigación de efectos, 165- - investigación sobre hábitos de
nidad y el discurso, 164-165 ducción del, 59 166 mirar la televisión, 151
Lévi-Strauss, C. , 117 - y el modelo codificación/des- - sobre los modelos de comuni- Noble, G., 27, 151
- sobre el sujeto como «cruce de codificación, 62-63 cación, 159 Noticias, 55-56
caminos», 163, 176, 223 Merton, Robert, 21 - teorización de las formaciones
- sobre el sujeto histórico, 163 Meta-códigos, 69 discursivas, 146-147 O'Sullivan, T. , Hartley, J., Saun-
Lewis, L. , 17, 199 Meyrowitz, J., exploración del - The «Nationwide» Audience: ders, D. y Fiske, J., definición
Leyendas, 195 «lugar», 25 structure and decoding, 13, 42- del texto, 64
Lindlof, T. y Meyer, T. P., 31, 232 Mitos, 195 43, 106, 108, 114-120, 159 Objetivación y vida cotidiana,
Lógica de la televisión, 205 - de la nación, 115 Morris, M., 81nl 213-218
«Lógica del capital», 97, 98 Modelo cazador de lectura, 167 Morris, M. y Patton, P., 102 «Operacionalización» de las rela-
Lovell, T., 88, 130 Modelo codificación/descodifica- Muir, A. R., 100 ciones de audiencia, 32, 236-
Lukács G., 153nl2, 218 , 237 ción, 41-42,51-52, 232 Mujeres: 237
Lugar, definición situacional, 25 - jerarquías del discurso, 53-54 - como espectadoras de Crossro- «Opinión pública», creación de,
Lukes, Stephen, 206 - proceso de lectura, 64-66 ads, 122-133 128
Lull, J., 31 ~ cultura encubierta entre, 131- Owens, Craig, 221
- teoría de la audiencia, 190-191
- y el emisor-mensaje-receptor, 132n10
Maccoby, E. E. y Wilson, W. C., 56-63 . - esquemas alternativos de mirar Palmer, P., 151
33n6 Modelo emisor-mensaje-receptor, la televisión, 131-132nl O Panati, C., 22
Malinowski, B., 94, 173-174 28-31 , 56-63, 166 Véase también Investigación sobre Park, R., 21, 55n3
- sobre la propiedad de los tex- -papel del investigador, 71-75 mujeres Parkin, F., 72, 73, 74, 94
tos; 194-195 - papel hegemónico del emisor, Multiculturas, 85 Patriarcalismo, descripción de, en
Marcus, G. y Fischer, M., 96, 240 58-59 Mulvey, L., 33 la televisión, 203-206
Married... with Children (comedia - y psicología social behavorista, Paz, 0., 156, 180
de televisión), 203, 204 60n5 Nación: Pearson , G. y Twohig, J., 184
Marxismo, 25, 129, 186, 237 Modelo iniciático de lectura, 168 - en Nationwide, 115-116 Permisividad y capitalismo, 220-
- análisis cultural, 62-63 Modelos de comunicación, 158 - totalidad cultural y, 86 221
Mattelart, A. , Delcourt, X. y Mat- Modernidad y capitalismo, 221 , Narcisismo, cultura del, 35 Perspectiva cogniti vo-desarrollis-
telart, M., 98, 99 225-226 Nationwide, 13, 42-43, 49, 63, 70, ta, 151
Mayhew, Henry, 55n3, 179 - e individualismo, 206-207, 85n4, 105-106, 108, 114-120 Perspectiva interaccionista simbó-
McGuigan, J., 174 222n5 - interés en la ideología, 159, 182 lica, 151, 184,208-213
268 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS ÍNDICE ANALÍTICO 269

Philo, G., 59 Radway, J., 13, 26, 27, 34n8, 100 Said, E., 26, 36nll, 123-124n8 Subculturas de la juventud, 40-41
Placeres del texto, 35, 37, 68, 96- - Reading the Romance: women, Schelesinger, P., Emerson Dobash, Subjetividad:
97 patriarchy and popular litera- R., Dobash, R. P. y Weaver, C. - definición del sujeto histórico,
- en A Country Practice, 144 ture, 45-46, 100, 106nl , 110- K., 238 163
-en Pallas , 134, 136-138, 141, 111 Schramm, Willis, 56 - el sujeto histórico como «cruce
170 - sobre la constitución de la sub- Seiter y otros, 199 de caminos», 163-164,176
-en EastEnders, 148-150 jetividad, 111 Semiótica: - en la investigación feminista,
- y efectos de los medios, 98-99 - sobre la identidad, 171 - anticipada por Goffman, 211 128-129
- y fantasía, 191-194 - sobre los «sujetos nómadas», - y estudios textuales , 53 - relación entre sujeto histórico
- y postura de la audiencia, 149 191 Servicio y solidaridad, y dialéctica y cultura, 175-176
- y valor de uso, 137-138 Reaganismo, 30, 35, 36 de la comunidad, 38-40 Sueños y modernidad, 218-220
Poder de la audiencia, 127-128 Realidad: Shannon y Weaver, 28, 29, 57 «Sujetos nómadas», audiencias
Política de medios de comunica- - códigos de, 72 Significado cultural del texto, 26- como, 112, 191
ción, y interdisciplinariedad, - contexto de, en Crossroads, 27 Suleiman, S. y Crosman, 1., 161
113 121-122 Significado:
Popper, K., 152-153n12 - posesión de, por un sujeto, 163 - construcción del, por la au- Telenovelas, 97, 142, 231-232
Popularidad: - restringida, 149 diencia, 42 - jerarquía de relaciones, 121-
- como crisis de cultura, 84 Realismo, 67 - responsabilidad otorgada a la 122
- explicación de, 232 Reconocimiento y placer de las te- audiencia, 11 O - naturaleza del conflicto en, 138-
Populismo, 90 lenovelas, 192 Signo, división del, 211 139
Posición social, y descodificación Reconstrucción , 12 Signos visuales, 67-70 - placeres de, 191-194
de la televisión, 44 Relaciones de poder, 236 Sistema de valores: - y la política de la familia. 131
Posmodernismo, 35, 36, 238-239 Representación, audiencia como, - dominante, 72 Véase también: Country Practice,
- y cultura contemporánea, 226- 156, 157 - radical, 72 A; Crossroads; Dalias; East-
227 - análisis de, de Certeau, 224- - subordinado, 72 Enders
Postman, N., 30 225 - y clase, 72-74 TeorÍa de la comunicación, 27-29
Postura de la audiencia, deducida - análisis de Goffman, 208-213 Sless, D.; explicación de la lectu- Teoría de la respuesta del lector,
de las cualidades formales del Representación, política de, 96 ra, 65 32, 51, 113-114
texto, 148-149 Resistencia, 38-39, 55, 116 Smythe, D., Dependency Road, - anticipada por Goffman, 211
Postura sociocultural, 94 - en esquemas de mirar la televi- 21, 35nl0, 10ln6 Teoría literaria, 26
Pratt M. L., 188, 189 sión, 131-132nl0 Sinyard, Neil, The Best of Disney, Teorías de la audiencia como cir-
Proceso de lectura, 59, 64-66 - en la lectura, 196 190 cunscripción, 34-35
Proceso de producción, estudios - y consumo, 225 Solidaridad y servicio, y dialéctica Texto polisémico, 33
del, 50 Revelación personal, y escritura de la comunidad, 38-40 Textos:
Producción en masa, de artículos popular, 189-190 Sonido, papel en el discurso tele- - abiertos, 68
de los medios, 99 Ritual, y acto de mirar la televi- visivo, 68 - cerrados, 68
Propiedad textual, 194-197 sión, 27, 187 Sprinker, M., 49 - definición de, 64
Psicoanálisis, 32-33, 8lnl, 96 Roberts, B., 184 Subcultura punk, 41, 101 , 112 - distinguidos del trabajo, 65-66
- behaviorista, 32-33 Robinson, D. C. y otros, Music at Subculturas, 39-42, 103 - inacabado, 160-162
- como teoría de los espectado- the Margins, 229nl - e investigación sobre la desvia- - propiedad textual, 194-197
res, 33 Rosaldo, R., 179 ción, 54-56, 184 - que «entran en la vida», 173-
- lacaniano, 32, 81, 96-97, 171, Rosseane, 203, 205 - lectura de signos no verbales, 174
192 Ryle, Gilbert, 96 187 - texto del investigador; entendi-
- y consumo, 41-42 do como lectura, 160-161
270 EL ESTUDIO DE LAS AUDIENCIAS
271
ÍNDICE ANALÍTICO

- texto emitido, 156 Triangulación e investigación so-


- sobre el papel del investigador, - teoría de la totalidad cultural,
- texto negociado, 160 bre la comunidad, 181-183
180,181,239 55-56, 86-87
- texto polisémico, 159 Trin, T., Minh-ha, 230
- Video Replay: families, films - The Long Revolution, 88
- textos de la representación, Tulloch, J. y Alvarado, M., 50 Willis, P., 40, 51nl, 71, 87, 94,
and fantasy', 193
144-147 Tulloch, J. y Moran, A.:
Wartella, E., 27, 151, 183 129n9, 168, 184, 186, 187
Textos abiertos, 68 - A Country Practice: «quality - Common Culture, 229nl
Williams, R., 12, 18, 21, 22, 36,
Textos cerrados, 68 soap», 13, 89, 91, 106, 109, - influencia sobre los estudios
37, 38, 40, 46, 52, 86, 100,
Textos de la representación, 157 142-147, 158, 170 culturales, 186-187
103,186,219,223,226
- densidad semiótica, 145 - Finding the Audience, 146, 162
- Cultura y sociedad, 37, 87-88 - Learning to Labour, 39nl2
- y continuidad de escritores y Turner, V., 43, 80, 131-132n10 - Profane Culture, 39n12
- dialéctica de la comunidad, 38-
espectadores, 145-146
39,82n3 Wolff, J., 131
- y textos dramáticos, 144-145 «Usos y gratificaciones», investi-
- sobre el culturalismo, 82
Textos emitidos, 156 gación sobre, 27, 30-31, 42, Young, T. R., 128,141
- sobre el ser y la vida cotidiana,
Textosinacabados, 160-162 151
208
Thatcherismo, 30, 35, 80 - y etnografía, 178
- sobre la relación de la parte y Zipes, J., 196
Thomas, W. I., 21
el todo en el análisis, 143 Zizek, S., 32, 33, 39
Thompson, E. D. P., 79, 86, 89 Variabilidad de la interpretación,
Threadgold, T., 8lnl 51-52
Tolson, A., 56, 75, 82, 84 Véase también Modelo de codifi-
Toma de decisiones, límites a, 73 cación/descodificación; Proce-
Tompkins, J. P., 32, 141, 161 so de lectura
Totalidad cultural, 85-86, 187-188 Véase también Country Practice,
- y la estructura del sentimiento, A; Crossroads; Dallas; East-
87-92 Enders
- y la experiencia vital, 87 Véase también Investigación sobre
Traducción, 61, 172 mujeres
- entre análisis textual y declara- Veblen, T., 25
ciones de la audienca, 106-107 Vida cotidiana:
-escritura como, 155-156, 180 - análisis de Lefebvre sobre, 218-
- interlingüística, 180 222
- intersemiótica, 180 - como dramaturgia, 209
- intralinguística, 180 - y conciencia de ser, 213-218
- investigación de audiencia co- - y el estudio de la cultura, 46-
mo, 156 47
- papel del investigador en, 180 - y lo doméstico, 218-219
- y papel del espectador, 231 - y objetivización, 215,217
Transporte (escritura-lectura), 223- - y relación con el ser, 208, 209
225 - y representación pública, 219-
Transposición: 222
- crítica como, 156 - y reproducción social, 215
- investigación de la audiencia Viva, revista, 135
como, 156-157 Volosinov, 69, 172
Traudt, P. y Lont, C., 186
Travaglia, J., 37 Walkerdine, V., 13, 33, 71, 179nl

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