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CONCLUSIÓN

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) ha sido uno de los acontecimientos políticos y


militares de mayor impacto en la historia de la humanidad debido a su alcance y sus
consecuencias, así como al número de países que participaron y se vieron afectados.
Esta guerra dejó un saldo de víctimas cercano a 2,5% de la población mundial, y sus hechos
más resaltantes fueron el holocausto, en el cual fueron murieron millones de judíos, y la
explosión de dos bombas atómicas en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, en Japón.
Según la filosofía de Hitler sobre la pureza de la «raza aria”. Estos problemas étnicos no
fueron de nueva creación, pues ya existían desde siglos atrás, pero se fueron agravando al
llevarse a efecto las modificaciones fronterizas creadas por el Tratado de Versalles, cuando
el pueblo germano se vio dividido por los nuevos repartos territoriales. Este hecho fue
determinante para difundir en esos pueblos el sentimiento de superioridad de la raza
germana frente a los grupos raciales, principalmente los judíos que controlaban la
economía capitalista, y quienes, según la perspectiva de los nazis, habían dividido a los
pueblos germanos e interrumpido su desarrollo económico.

– Mientras que en la Primera Guerra Mundial existía un solo sistema predominante, el


liberalismo capitalista común a ambos bandos, tras aquellos días habían surgido dos
modelos ideológico-económicos más, incompatibles entre sí. Se enfrentaron tres ideologías
contrarias, el liberalismo capitalista, el sistema socialista (que era visto con auténtico
espanto en Europa) y el nazi-fascista, que respondía a un sistema de corte totalitario.

Así, podemos comprobar que la mayoría de los problemas que llevaron a la Segunda Guerra
Mundial fueron producidos por aquellos conflictos que no se habían resuelto en la Primera
Guerra Mundial o cuya resolución había dejado gran insatisfacción.

Invasión de Alemania a Polonia


Además, debemos tener en cuenta que aquella Alemania derrotada tras el anterior gran
conflicto fue caldo de cultivo para la generación de un sentimiento de odio hacia el resto de
estados europeos.

Hay que recordar que las condiciones del Tratado de Versalles fueron duras y humillantes
para Alemania, que tuvo que hacer frente a una reestructuración de su territorio histórico
y pagar unas considerables sumas económicas que impedían la recuperación de sus propias
infraestructuras.

Y en estas condiciones, aún tuvo que soportar la subsiguiente Crisis del 29‘ con resultados
nefastos para Europa.

Así, el partido político nazi se encontró con un campo abonado excelente para implantar su
ideología y provocar en sus ciudadanos un sentimiento de revancha que culminó en una
actitud agresiva hacia el resto de Europa.

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