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El Yo lidia con las exigencias de la realidad, del Ello y del Superyo de la mejor manera
que puede. Pero cuando la ansiedad llega ser abrumadora, el Yo debe defenderse a sí
mismo. Esto lo hace bloqueando inconscientemente los impulsos o distorsionándoles,
logrando que sean más aceptables y menos amenazantes. Estas técnicas se han llamado
mecanismos defensivos yoicos y tanto Freud como su hija Anna, así como otros
seguidores han señalado unos cuantos.
En una ocasión, mientras estaba leyendo en la sala de mi casa, mi hija de cinco años
veía unos dibujos animados de la tele, creo que los Pitufos. Como casi todos los niños
de su edad, tenía el hábito de estar demasiado cerca de la pantalla. En un momento
determinado donde parece que los responsables de la emisora no prestaban atención
suficiente, pasaron abruptamente a un anuncio de una película de terror a estrenarse
próximamente en el cine. Contenía muchas escenas violentas de sangre y masacre, con
un cuchillo ensangrentado, una máscara de hockey y gritos de terror. Como ya era tarde
para salvar a mi hija de tal invasión, hice l que todo padre psicólogo haría con su hijo:
¡Vaya, ese anuncio era terrorífico, ¿verdad?!. Ella dijo: ¿eh?. Yo dije a continuación:
Ese anuncio…fue horroroso, ¿no?. Y dice ella: ¿qué anuncio?. Yo contesté
abruptamente: ¡Ese, el de la máscara de hockey; el del cuchillo sangriento y esos
gritos!. Aparentemente, mi hija había borrado todo el anuncio de su cabeza.
Cuando era un adolescente, desarrollé un fuerte sentimiento de miedo hacia las arañas,
especialmente aquellas con patas largas. No sabía de donde venía ese miedo, pero
empezaba a ser bastante engorroso cuando precisamente iba a entrar en el instituto,
antes de la universidad. En el instituto, un consejero me ayudó a llevarlo mejor (con
algo que él llamaba desensibilización sistemática), pero aún no tenía ni idea de dónde
podía provenir el miedo. Años más tarde, tuve un sueño particularmente vívido y claro
donde me veía encerrado por mi primo en un cortijo de la parte de atrás de la casa de
mis abuelos. La habitación era oscura y estaba muy sucio. El suelo estaba cubierto de
(ya lo habrán sabido) ¡arañas con patas largas!).
La comprensión freudiana de este sueño es bastante simple: reprimí un evento
traumático (el incidente del cortijo), pero cuando en la realidad veía arañas, surgía la
ansiedad del evento sin traer consigo el recuerdo del acontecimiento.
Otros ejemplos abundan en la literatura. Anna Freud habla de uno en concreto que es
particularmente especial: una chica jóven, acosada de una culpa importante por sus
fuertes deseos sexuales, tiende a olvidar el nombre de su novio, aún cuando le está
presentando a sus amistades. O un alcohólico que no puede recordar su intento de
suicidio, argumentando que debió “haberse bloqueado”. O alguien que casi se ahoga de
pequeño, pero es incapaz de recordar el evento aunque los demás intenten
recordárselo…pero presenta un miedo terrible a los lagos y mares.
Nótese que para que haya un verdadero ejemplo de defensa, debe funcionar de forma
inconsciente (Laplanche y Pontalis en su Diccionario de Psicoanálisis ? Ed. Labor,
1993- establecen que la defensa adquiere a menudo un carácter compulsivo y actúa, al
menos parcialmente, inconscientemente. N.T.).
Mi hermano tenía un miedo terrible a los perros cuando era niño, pero no había en esta
experiencia ninguna defensa en juego. Simplemente él no que ría repetir la experiencia
de haber sido mordido por uno de ellos. Comúnmente, eso que llamamos miedos
irracionales o fobias derivan de la represión de traumas.
Ascetismo es la renuncia de las necesidades es una de las defensas que menos hemos
oído hablar, pero se ha puesto nuevamente de moda con la emergencia del trastorno
llamado anorexia. Los pre-adolescentes, cuando se sienten amenazados por sus
emergentes deseos sexuales, pueden protegerse a sí mismos inconscientemente a través
de negar no sólo sus deseos sexuales, sino también todos sus deseos. Así, se embarcan
en una vida como si fueran monjes, con una tendencia ascética donde renuncian a
cualquier interés sobre lo que los demás renuncian.
Definición
Según John Bowlby, gran exponente y fundador de la teoría del apego, existe una
necesidad humana universal para formar vínculos afectivos estrechos.
El punto central de la teoría está dado en la postulación de una relación causal entre las
experiencias de un individuo con las figuras significativas (los padres generalmente), y
su posterior capacidad para establecer vínculos afectivos. Nociones como ansiedad de
separación y disposición básica del ser humano ante la amenaza de pérdida, tienen
especial relevancia.
Para Bowlby, los patrones de apego se mantienen a lo largo del tiempo, es decir que los
"modelos de funcionamiento interno" del self y de los otros proveen prototipos para
todas las relaciones ulteriores, siendo relativamente estables a lo largo del ciclo vital.
En la Entrevista de Apego del Adulto (AAI), elaborada por Main, se busca, sobre todo,
clasificar el estado mental del sujeto en cuanto a sus vínculos. Los resultados han
mostrado que la calidad de la descripción narrativa de una madre sobre sus propias
experiencias de apego temprano está fuertemente asociada con la clasificación de apego
de su hijo.
Esto dio pie a numerosas investigaciones. Entre ellas, las de Peter Fonagy, quien ha
centrado sus investigaciones y desarrollos en la relación entre apego seguro y capacidad
de mentalización o función reflexiva. Fonagy describe la mentalización como la
capacidad para la representación mental del funcionamiento psicológico del self y del
otro, en términos de estados mentales. Diversas investigaciones empíricas han
correlacionado un apego seguro con la función reflexiva, o sea, que es necesaria la
presencia de una figura parental que pueda pensar sobre la experiencia mental del niño.
Tanto el psicoanálisis como la teoría del apego sostienen que la sensibilidad materna
desempeña un papel decisivo en el desarrollo de la psique. Algunas de las diferencias
fueron señaladas por el mismo Bowlby. Entre éstas, la importancia que él le da al
entorno familiar-extraño. La teoría del apego subraya el papel del ambiente en el origen
de enfermedades mentales. Encontramos como pieza fundamental el papel
desempañado por los progenitores o cuidadores. Estos planteos coinciden con las
teorizaciones de varios autores como Winnicott y Bion acerca de la función materna.
Encontramos similitudes con otros conceptos como madre suficientemente buena
(Winnicott), dependencia madura (Fairbain), introyección de objeto bueno (Klein),
confianza básica (Erikson).
Quizás las mayores diferencias con los enfoques más tradicionales del psicoanálisis
estribe en que Bowlby no tomó los conceptos de etapas psicosexuales y de fijación,
utilizando conceptos tales como sistema de control y vía evolutiva, términos éstos más
comunes en las ciencias biológicas. Y además se apoyó en los conceptos de la teoría de
la mente (de la psicología cognitiva) con el propósito de aportar precisión a los procesos
internos descriptos por el psicoanálisis.
La clínica desde esta teoría apunta a que el paciente revise sus experiencias de apego,
buscando en primer lugar detectar el patrón típico de apego del paciente, cómo se
relaciona en general y con el terapeuta. Se examinan también los sucesos importantes de
su vida, sobre todo las separaciones y los encuentros, los duelos.
El análisis minucioso sobre los primeros años de vida aportado por los teóricos del
apego ha sido de gran valor a los clínicos, tanto en el trabajo con niños como con
adultos. En las últimas décadas, diversos autores se han dedicado a reflejar los puntos
en común y de enriquecimiento entre los conceptos psicoanalíticos básicos y la teoría
del apego.