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“Kuna-Nkisi”

25 feb

LOS LUGARES DE CULTO

Algunos Datos Biográficos de Gangarika

En materia religiosa, Gangarika ha sido la persona más importante, erudita e influyente en


Cuba. Este personaje singular, que hoy en día es legendario, nació en el siglo antepasado en
Jovellanos, provincia de Matanzas, donde vivió gran parte de su vida. Aunque vivía en
Jovellanos, residió al mismo tiempo en La Habana, para atender a la numerosa clientela
habanera.

Ricardo O´Farrill, Ernesto Vandama y Sixta Patria Aguilera, tienen razón al afirmar que
resulta muy difícil encontrar a algún afrocubano que no haya oído hablar de Gangarika,
incluso entre los más jóvenes. El prestigio y la popularidad que tuvo en vida, unido al
recuerdo y la admiración, han hecho de Gangarika un personaje difícilmente repetible en el
ámbito afrocubano.

Gangarika alcanzó en vida una fama y un prestigio extraordinario como babalawo, como
taita-nganga y como espiritista; sin embargo, fue su gran erudición en las culturas y
religiones afrocubanas lo que le distinguieron del resto de los afrocubanos más famosos.
Todo cuanto supo en materia religiosa, lo aprendió directamente de negros lucumís, congos
y ararás, ya que en sus años de formación estuvo siempre rodeado de ancianos africanos y
en los cabildos de nación.

Cheo Barreto y Noelia Martín declaran que la fama de Gangarika se extendió no sólo por
toda Cuba, sino que incluso pasó al extranjero. Por su casa de Jovellanos y por la que tenía
en La Habana, pasaron personalidades muy diversas: políticos, financieros, etnólogos y
etnógrafos, musicólogos, literatos, e incluso sacerdotes.

Noelia Martín afirma que Gangarika fue visitado por cinco presidentes de Cuba: el General
Mario García-Menocal, Alfredo Zayas, Raúl Grau San Martín, Carlos Prío Socarrás, y
especialmente Fulgencio Batista, con quien tuvo un trato bastante asiduo y amigable[1].
Sin embargo, Gangarika nunca participó en asuntos políticos, aunque fuera visitado por
políticos cubanos de todos los partidos en busca de consejos, conocer el futuro, o para que
les protegiera haciéndoles entrega de algún collar protector o “resguardo” (amuleto), tal
como señala Mirta Bustamante Ferrer.

Sixta Patria Aguilera y Luis Bosch relatan que Gangarika era un hombre “muy sabio y
sencillo en sus costumbres”. Mucha gente iba a verle para que les contara narraciones
tradicionales de los congos, los lucumís, los gangás, y de otras naciones africanas; para que
les protegiera; por curiosidad; y especialmente, para que les adivinara. Si la gente le caía
bien, enseñaba gratis muy complacido; pero si no le resultaba simpática, no le enseñaba
nada o le enseñaba muy poco a cambio de unos pesos, de ahí que muchos que le conocieron
digan que Gangarika era muy “tacaño” o que le gustaba mucho el dinero.

Todos los afrocubanos siempre han considerado a este matancero como el más “ortodoxo”
en materia religiosa. Se comprobado como muchísimos babalawos, santeros y nganguleros
presumen de haber conocido a Gangarika; y si su edad no hace viable tal pretensión,
afirman que sus mayores (quienes les iniciaron) le conocieron y aprendieron de él. Ricardo
O’Farrill declara estar de acuerdo con esta observación:

“Efectivamente, hay mucha gente que anda por ahí diciendo que aprendió los secretos de
la religión del viejo Gangarika, y también muchos que para imponer sus criterios
religiosos le citan. Esto a mi me produce mucha risa. Si Gangarika levantara la cabeza…
Puedes anotar esto: fue un gran babalawo, un gran ngangulero, un gran espiritista y una
persona muy honorable y honesta”.

Gangarika, personaje erudito en materias religiosas afrocubanas, narrador incomparable de


mitos, cuentos tradicionales y de asuntos relacionados sobre los cabildos afrocubanos,
falleció de edad muy avanzada en Jovellanos, siendo enterrado en el cementerio local sin
ostentación alguna. Sus familiares y allegados le enterraron bajo tierra de acuerdo con sus
últimas voluntades[2] y hoy en día su tumba es muy visitada por muchos afrocubanos.

Cuando los afrocubanos de la Regla de Osha o del Palo Monte Mayombe quieren establecer
las diferencias existentes entre cómo eran las prácticas religiosas de antaño y cómo se
realizan hoy en día, frecuentemente citan a Gangarika, tal como señala Sixta Patria, que le
trató personalmente y por el que siente gran admiración:

“trabajaba como los antiguos africanos, los congos y los lucumís de nación, como debe de
ser”.

El que los afrocubanos, ancianos y jóvenes, cuenten historias y anécdotas sobre


Gangarika[3], es una prueba de su atractivo y de su gran influencia en el ámbito
afrocubano.

[1] Bernardino Rojas Montalvo dice que en dos ocasiones vio al presidente Fulgencio
Batista (en 1955 y en 1956) en casa de Gangarika. Cheo Barreto también ha expuesto que
en una ocasión su padre acompañó al presidente Raúl Grau San Martín a la casa de
Gangarika en Jovellanos.
[2] Gangarika se casó dos veces y tuvo mucha descendencia. En Jovellanos existen muchos
familiares. Uno de los hijos de Gangarika reside en San Juan de Puerto Rico y está
considerado como un babalawo de gran prestigio y renombre, siendo muy respetado y
admirado por los afrocubanos. Debido a que resultó imposible el visitar el “muna-nsó” de
Gangarika en Jovellanos, la descripción minuciosa que se presenta ha sido realizada por
Luis Bosch, que es un babalosha y espiritista residente en Madrid, que sí estuvo allí en
1973 y trató personalmente a familiares de Gangarika que actualmente viven en la casa: sus
dos hermanas, su hija María, su segunda mujer (llamada Mercedes) y su hijastra Lucrecia.
Se ha considerado esta descripción del “muna-nsó” de Gangarika como de especial interés
debido a que no existe referencia en obra alguna, a pesar de que muchos estudiosos
afrocubanistas visitaron dicho “muna-nsó” (entre ellos, Fernando 0rtiz); y además, es un
ejemplo de “muna-nsó” del campo cubano.

En el Palo Monte Mayombe y en la Regla de Osha, los cadáveres siempre se entierran bajo
tierra y nunca se depositan en nichos o en panteones. Se debe a que estos dos últimos
lugares no se consideran “naturales” ni dignos de un enterramiento de acuerdo con las
tradiciones de los afrocubanos. Gangarika, como babalawo y como ngangulero, tenía que
ser enterrado forzosamente bajo tierra, ya que las tradiciones establecen que se viene de la
madre tierra y a ella se debe de volver con la muerte. O’Farrill narra el caso de Tá Gabino
Martín Reyes, ngangulero del barrio habanero de Pueblo Nuevo, que fue enterrado en un
panteón debido a que su familia se habla hecho rica con la lotería. Según O’Farrill, el
difunto Tá Gabino estuvo perturbando a sus familiares hasta que le enterraron
definitivamente bajo tierra, tal como era su deseo.”

[3] O’Farrill Mendoza afirma que Gangarika predijo a Batista su propia caída y el triunfo
de la Revolución Cubana muchos años antes. También le dijo que salvaría su vida y la de
su familia; sin embargo, sus “orishas” (Batista era babalosha y su “ángel de la guarda” era
Shangó) no querrían irse de Cuba. Ricardo O’Farrill asegura que Gangarika le hizo entrega
a Batista de una grulla “trabajada” (hechizada) a modo de “resguardo” o amuleto y le dijo
que le traerla suerte, “pero que su fin estaba escrito”. Cuando la grulla se partió una pata,
Batista “supo” que su destino se habla cumplido. De este modo, en la noche del 31 de
diciembre de 1958, desde la escalinata del Palacio Presidencial, anunció a su gobierno,
jefes militares y amigos que aquella misma madrugada abandonaría Cuba en aviones que
tenía ya preparados en el aeropuerto del propio Palacio. Con los bancos cerrados y
habiendo dado esta orden de improviso, es indudable que Batista se jugó la vida, ya que
naturalmente podrían haberle matado allí mismo por abandonar la situación.

Según O’Farrill, Martín, Barreto y otros nganguleros consultados que aseguran conocer las
creencias afrocubanas de Batista (especialmente los padres de Mirta Bustamante Ferrer),
Batista obró de tal forma porque tenía el convencimiento de que nada le pasaría; y
efectivamente, nada le pasó en cuanto a su vida y a la de su familia se refiere. El 8 de enero
de 1959 Fidel Castro entró en La Habana. La forma de cómo Batista salió de Cuba en la
que sin duda se jugó la vida ante su propia gente debido a los intereses que estaban en juego
y por la posibilidad de que sus propios militares le dieran un golpe de estado aquel 31 de
diciembre (lo cual era muy factible), tan sólo puede explicarse de dos formas: o Batista
estaba plenamente convencido de su autoridad y liderazgo ante los suyos, o bien era un
fanático convencido de cuanto le habían predicho; o quizás, ambas cosas. Juan Alfonso
Álvarez señala que en el ambiente afrocubano se hablaba de que Batista efectivamente
tenía una grulla amaestrada y “trabajada”; y los padres de Mirta Bustamante Ferrer han
manifestado lo mismo. Si Gangarika predijo verdaderamente a Batista que sus “orishas” no
iban a querer salir de Cuba con él, acertó. Hoy en día los “orishas” de Batista están
expuestos al público en el Museo del Capitolio de La Habana. Pueden observarse los
recipientes que contienen los “orishas” de Batista, maravillosamente trabajados y que
constituyen verdaderas obras de arte.

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