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Luciano Montero
Por regresión entendemos que el niño, el cual estaba aprendiendo cosas nuevas y avanazando,
derepente toma un paso atrás y retoma costumbres que tenía más de pequeño. Normalmente
estas regresiones de los niños suelen coincidir con algún acontecimiento: empieza preescolar, tiene
un hermanito, se le ha muerto el abuelito, se ha cambiado de casa...
Pero ni siquiera es necesario que se produzcan crisis ni sucesos especiales para que los niños
engan esos retrocesos en su evolución. Con la misma naturalidad con que aceptamos que a los tres
o cuatro años los niños progresan a una velocidad asombrosa, debemos aceptar que de vez en
uando necesiten dar un paso atrás para tomar un respiro. Nosotros debemos apoyarles, pues
eguramente lo que necesiten sea atención.
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20/3/2019 Las regresiones en los niños: ¿por qué son habituales?
Lo normal es que el niño se haga pis encima, o comience a hablar como un bebé, y te pida un
hupete o juguetes de bebés.
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Vuelve a despertarse de noche
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20/3/2019 Las regresiones en los niños: ¿por qué son habituales?
A veces los padres no somos conscientes de las circunstancias que provocan las regresiones.
Podemos atravesar una temporada difícil en nuestra relación de pareja, o estar estresados por un
nuevo empleo... Aunque no nos demos cuenta, los niños pueden verse afectados por estas
circunstancias y, sin que nos expliquemos por qué, volverse más llorones, quejicas, pelmas o
aprichosos.
Cómo podemos ayudar los padres cuando nuestro hijo da un “paso atrás”
Quieres conocer las regresiones más frecuentes en los niños y cómo actuar en cada caso?
Hay que evitar decirle frases del tipo: «Ya eres mayorcito para hacer esas tonterías». Nuestro
estímulo y nuestra comprensión funcionarán mucho mejor. Poco a poco el niño se dará cuenta de
que puede captar nuestra atención y nuestro afecto sin necesidad de volver a ser un bebé. Jugar más
con él y dedicarle más tiempo y atención son recetas que funcionan casi siempre.
No enfadarse. Las regresiones suelen ser pasajeras, sobre todo si las manejamos con benevolencia,
pero pueden hacerse duraderas si tratamos al niño con dureza por ellas.
Mostrar comprensión. Una actitud rígida no es de ninguna utilidad. El desarrollo infantil es así.
Desdramatizar. No se hunde el mundo porque un niño mayor pretenda tomar de nuevo el biberón
como su hermano. Si hablamos sobre sus sentimientos superará mejor el trance.
Pensar si nosotros alimentamos la regresión. ¿Hablamos con nuestro hijo imitando su lenguaje
infantil? ¿Somos nosotros quienes estamos a punto de llorar cada vez que le dejamos en el cole? ¿En
el fondo nos molesta que se haga mayor?
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