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Planteamiento del Problema

Las enfermedades cardiovasculares son alteraciones del funcionamiento y fisiología del corazón y
vasos sanguíneos, estas son reconocidas como una de las enfermedades más recurrentes;
hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca, cardiopatías coronarias, enfermedades
cerebrovasculares, cardiopatías congénitas, miocardiopatías, entre otras, siendo algunas de ellas
relevantes por su alta tasa de mortalidad pero sin dejar de lado el riesgo que representa otras
enfermedades para la población mundial [1].

Las enfermedades cardiovasculares se encuentran entre las principales causas de muerte en el


mundo, continuando con esta tendencia año tras año. En 2015, fallecieron 17,7 millones de
personas debido a enfermedades cardiovasculares en poblaciones menores de 70 años, lo cual
conformando el 31% como la principal causa de las muertes registradas, y el 82% de las muertes
registradas están asociadas a países donde el ingreso básico son bajos o medios [1].

Con una incidencia a nivel mundial en cardiopatías congénitas, en América del Sur existe una amplia
variación en la incidencia observada, la cual puede ser parcialmente explicada por: a) la desigualdad
en el acceso de diagnóstico [2]; cada país tiene una capacidad limitada en infraestructura
hospitalaria creando un déficit para la atención de la población en la región, incluso se puede
observar esta desigualdad en ciudades colombianas [3], b) diferencias en los criterios para su
diagnóstico [2]; asociaciones médicas en conjunto con los ministerios de salud de cada país definen
los métodos, tecnologías, y los últimos avances académicos que pueden acceder para realizar los
diagnósticos y tratamientos disponibles [4], y c) las variaciones geográficas [2]; un equipo de
investigación médico colombiano encontró una correlación entre los niños nacidos con cardiopatías
congénitas y la altitud donde nacen, mientras que el rol de la variabilidad genética y factores
ambientales influencian los hallazgos, las enfermedades cardiovasculares son más persistentes en
ciertas regiones del país mientras que en otras son diferentes [5].

De acuerdo con el reporte del año 2007 de la Organización Mundial de la Salud, la población en
América del Sur es cercana a 385 millones de habitantes, con un promedio anual de nacimientos de
7,5 millones de los cuales en Colombia son 800.000 nacimientos. En orden para encontrar la
incidencia de enfermedades cardiacas congénitas en recién nacidos, se usa la aproximación
matemática planteada en la investigación por el equipo de médicos especializados en cirugía
pediátrica cardiaca. En su estimación, 58.718 niños vivos nacen cada año con enfermedades
cardiacas congénitas en América del Sur; Brasil, Colombia y Argentina poseen una de las mayores
tasas comparados con otros vecinos suramericanos. Aproximadamente el 70% de los recién nacidos
con enfermedades cardiacas congénitas requieren algún tipo de cirugía o tratamiento médico en el
primer año del nacido [2].

En la editorial del 2015 en la revista colombiana de cardiología escrita por el Dr. Néstor Sandoval
describe el contexto actual en enfermedades congénitas cardiacas en Colombia y el mundo. De los
135 millones de nacimientos que ocurren en el mundo al año, uno de cada 33 recién nacido vivo
posee una anomalía congénita, resultando en el diagnóstico de 3,2 millones de discapacidades al
año. Un tercio de estas anomalías son cardiacas ultimando que 1,3 millones de recién nacidos con
una cardiopatía congénita. Su alta mortalidad se origina por la atención inadecuada del tratamiento
durante el primer año de vida ya que el 90% de estos niños viven en países con bajos recursos [4].
Aunque la cobertura de los servicios de salud en Colombia ha mejorado desde 1991, no más del 40%
de los niños que necesitan la operación, finalmente obtienen la cirugía. La meta de realizar las
cirugías para todos los niños con enfermedades cardiacas congénitas, que la requieran no es posible
lograrla debido a diversos problemas médicos, políticos, financieros y sociales [2]. La dificultad para
los padres de los niños, por el desconocimiento de la enfermedad y la falta de oportunidades, que
estas familias en situación de pobreza puedan acceder a servicios públicos de salud. En Colombia se
estima una población de 150 niños por millón de habitantes, solo 52 cirugías cardiacas pediátricas
son realizadas, resultando en solo 2.434 casos atendidos dentro del sistema de salud, lo cual indica
una acción que favorece a solo aquellos niños que tengan la oportunidad de recibir la atención
adecuada [4]. Colombia cuenta con centros donde se realiza cirugía cardiaca en ocho ciudades,
donde cinco de estos centros poseen un programa especial para la cirugía pediátrica en cuatro
ciudades. De estos, dos centros cubren alrededor de 230 casos al año, otro centro atiende 364 casos
y la Fundación Cardioinfantil atiende a más de 450 pacientes anualmente con excelentes resultados
[2].

La investigación realizada por los médicos Nicolás Fernández e Ignacio Zarante, que luego de
estudiar casos de enfermedades congénitas en nacimientos en varios hospitales en Colombia.
Crearon una escala de pronóstico de las malformaciones, la cual limita los criterios que definen las
enfermedades congénitas; incompatibles con la vida, alto riesgo de mortalidad o discapacidad y
compatibles con la vida. Esto les permitió la subclasificación de los manejos de pronósticos con el
tratamiento adecuado. En sus resultados señalan la importancia de un buen tratamiento puede
alterar dramáticamente el pronóstico del paciente, señalando la responsabilidad a los especialistas
neonatales para realizar su diagnóstico y monitoreo inicial [6].

De las cardiopatías congénitas conocidas en neonatos, existen condiciones complejas como el


ventrículo único o corazón ventricular, la cual es detectable si se realiza los controles prenatales
óptimos que permitirá la atención y tratamiento lo antes posible. Es una cardiopatía compleja en la
que existe la presencia de una única cavidad ventricular, que debe cumplir con los requerimientos
necesarios para generar los flujos en el sistema circulatorio. El retorno venoso sistémico y pulmonar
se mezcla en el ventrículo, el flujo de sangre es redirigido de acuerdo con la resistencia que enfrente
cada uno de estos sistemas al vaciamiento de la cámara ventricular. Es por ello se generan
variaciones en los casos clínicos relacionados con el corazón ventricular [7].

El tratamiento consiste en tres intervenciones quirúrgicas que tienen como objetivo la separación
de la circulación arterial sistémica de la circulación venosa pulmonar, y redirigir los flujos hacia los
sistemas que necesitan de la sangre oxigenada y retornar la sangre desoxigenada hacia los
pulmones, este procedimiento es conocido como cirugía de Fontan–Kreutzer, siendo este el
procedimiento más común para pacientes con hipoplasia de ventrículo y el ventrículo único [8]. El
médico francés Francis Fontan en 1971 planteo la técnica de desviar el flujo sistémico a las arterias
pulmonares sin la acción ventricular [9]. El Dr. Guillermo Kreutzer y sus colegas en Argentina
sentaron junto con el Dr. Fontan las técnicas quirúrgicas, con el tiempo diferentes modificaciones
fueron propuestas ampliando su uso en variaciones fisiológicas del corazón univentricular y
empleadas en América del Sur con resultados progresivos [9][10]. Esta técnica convierte el
ventrículo único en una bomba aspirante de forma pasiva recibiendo la circulación venosa
pulmonar; y en una bomba expelente de manera activa, impulsando hacia la circulación arterial
sistémica [9].
La creación de la circulación de Fontan es de naturaleza paliativa, con buenos resultados en
pacientes con buen funcionamiento hemodinámico prolongando la expectativa de vida, y
mortalidad y morbilidad significativa en pacientes con hemodinámica deficiente [11][12]. Sin
embargo, complicaciones pueden ocurrir y es necesario entonces una cuidadosa evaluación
diagnostica y gestión especifica [11]. Complicaciones posteriores a la creación de la circulación de
Fontan son: Obstrucción en la vía venosa sistémica, flujo sanguíneo colateral pulmonar competitivo,
fallo o insuficiencia ventricular, dilatación de la aurícula derecha y arritmia, obstrucción del foramen
bulbo ventricular, hipertensión venosa sistémica y hepática, hipertensión portal, enteropatía
perdedora de proteínas, coagulopatía, tromboembolismo, malformación arteriovenosa pulmonar,
derivaciones venosas, y disfunción linfática [11][12].

El tiempo entre cirugías es prolongado lo cual incrementa el riesgo de desarrollar complicaciones


posquirúrgicas como derrame pleural, disfunción miocárdica e infección de tejidos [8], por lo cual
se hace necesario la hospitalización de los niños permanente, ser monitorizados y valorados
periódicamente por los médicos para prevenir complicaciones. Teniendo en cuenta las dificultades
que existen en Colombia para la atención de todos los niños, particularmente aquellos que viven en
regiones que pueden tomar horas para llegar a los centros médicos [2].

Ante esta problemática surgió como solución un sistema wearable para la medición en tiempo real
de pacientes pediátricos con cardiopatías congénitas, el cual es capaz de medir y almacenar señales
como fotopletismografía, saturación de oxígeno, temperatura y frecuencia cardiaca [13], el
dispositivo se encuentra construido y ha sido evaluado su funcionamiento. Para su funcionamiento
final se necesita la transmisión de los datos por medio de la red GSM a un servidor web que permitirá
la supervisión del paciente de manera remota a los médicos en los centros médicos donde trabajan,
observar las variables fisiológicas que les permite identificar problemas en sus pacientes y notificar
a los padres de posibles complicaciones e informar cuando es necesario llevar de nuevo al niño con
el médico.

[1] Organización Mundial de la Salud, “Enfermedades cardiovasculares”, World Health


Organization Website, 2017. [En línea]. Disponible en: https://www.who.int/es/news-
room/fact-sheets/detail/cardiovascular-diseases-(cvds).
[2] N. Sandoval et al., “Pediatric Cardiovascular Surgery in South America: Current Status and
Regional Differences”, World J. Pediatr. Congenit. Hear. Surg., vol. 1, núm. 3, pp. 321–327,
2010.
[3] Ministerio de Salud y Protección Social, “Analisis De Situación De Salud (ASIS) Dirección de
Epidemiología y Demografía”, Bogotá, 2018.
[4] N. Sandoval, “Cardiopatías congénitas en Colombia y en el mundo”, Rev. Colomb. Cardiol.,
vol. 22, núm. 1, pp. 1–2, 2015.
[5] A. García, K. Moreno, M. Ronderos, N. Sandoval, M. Caicedo, y R. J. Dennis, “Differences by
Altitude in the Frequency of Congenital Heart Defects in Colombia”, Pediatr. Cardiol., vol.
37, núm. 8, pp. 1507–1515, 2016.
[6] N. Fernández y I. Zarante, “Prevalencia y escala pronóstico para malformaciones congénitas
en Colombia: La responsabilidad de pediatras y neonatólogos”, Rev. la Soc. Colomb.
Neonatol. Ucin, vol. 7, núm. 4, pp. 28–32, 2007.
[7] A. Juarez-Azpilcueta et al., “Corazón Univentricular Fetal”, Clin. Invest. Ginecol. Obstet., vol.
41, núm. 4, pp. 176–178, 2014.
[8] N. Vargas, A. Vargas, G. Castilla, M. Rodríguez, y L. Martínez, “Cirugía de Fontan :
complicaciones posquirúrgicas. Medellín, Colombia”, Arch. Pediatr. Uruguai, vol. 85, núm.
2, pp. 91–94, 2014.
[9] A. M. Naranjo Ugalde, J. C. Hallley Rodríguez, M. T. Consuegra Chuairey, A. Gonzáles
Guillén, K. Rivera Ladino, y E. Aguilera Sánchez, “Morbilidad y mortalidad posoperatoria en
niños con corazón univentricular según diagnóstico morfológico”, Rev. Cubana Pediatr., vol.
85, núm. 3, pp. 346–355, 2013.
[10] C. A. C. Pedra, J. Haddad, S. F. Pedra, A. Peirone, C. B. Pilla, y J. A. Marin-Neto, “Paediatric
and congenital heart disease in South America: An overview”, Heart, vol. 95, núm. 17, pp.
1385–1392, 2009.
[11] D. R. Gersony y W. M. Gersony, “Management of the postoperative Fontan patient”, Prog.
Pediatr. Cardiol., vol. 17, núm. 1, pp. 73–79, 2003.
[12] T. B. Fredenburg, T. R. Johnson, y M. D. Cohen, “The Fontan Procedure: Anatomy,
Complications, and Manifestations of Failure”, RadioGraphics, vol. 31, núm. 2, pp. 453–463,
2011.
[13] C. A. Restrepo, Buriticá, R. A. Torres Villa, y Y. J. Montagut Ferizzola, “Sistema Wearable
para el Monitoreo Remoto e Inteligente de Pacientes con Cardiopatías Congénitas”,
Universidad EIA/Universidad CES, 2018.
Para comprender como niños con enfermedades cardiacas congénitas acceden y reciben
tratamiento para su condición, es importante comprender como el sistema de salud funciona
dependiendo del su financiamiento en cuatro grupos. Gubernamental consiste en el financiamiento
del sistema de salud a través de la recolección de impuestos por ingresos, propiedades e inmuebles,
venta de productos y servicios, transacciones financieras, entre otras. El gobierno define el
presupuesto que se realizará en servicios de salud. Se supone que este sistema debería proveer
acceso universal y gratuito para todos los servicios públicos de salud. Toda la población del país,
incluyendo personas de bajos ingresos o sin empleo formal, son elegibles para su acceso. El seguro
obligatorio de salud es financiado a través de un porcentaje fijado por la ley, de los salarios que
empleados dependientes y jubilados reciben. Con el tiempo los trabajadores han podido elegir entre
seguros públicos y proveedores de seguros privados. Bajo este sistema, se subsidia seguros para las
poblaciones más pobres, generalmente aquellos que no están afiliados a través de un empleo
formal. Los seguros de salud privados son adquiridos directamente por los hogares y empresas,

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