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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MODERNA Beatriz von Bilderling

DAVID HUME, Tratado de la naturaleza humana, Parte II, De las ideas transmitirnos esta impresión original. ¿Pero qué impresión nos
de espacio y tiempo; Sección III: “De las demás cualidades de nuestras transmitirían en este caso nuestros sentidos? Esta es la cuestión
ideas de espacio y tiempo”. SB 33-39. Trad. de Félix Duque. Madrid, fundamental, y que decide sin apelación posible en lo que respecta a la
Editora Nacional, 1977, pp. 126-133. naturaleza de la idea de espacio.
Me basta con ver la mesa que tengo ante mí para proporcionarme
por su sólo aspecto la idea de extensión. Esta idea, pues, representa, y
No ha podido hacerse descubrimiento más feliz para resolver todas procede de, alguna impresión que en este momento aparece a los
las disputas relativas a las ideas que el del principio antes mencionado, sentidos. Pero mis sentidos me transmiten solamente impresiones de
según el cual, las impresiones preceden siempre a las ideas, y toda idea puntos coloreados, dispuestos de cierta manera. Si el ojo es sensible a
con que está dotada la imaginación ha hecho primero su aparición en algo más, deseo que alguien me lo señale. Y si es imposible mostrar algo
una correspondiente impresión. Todas estas percepciones últimas son más, podemos concluir con certeza que la idea de extensión no es sino
tan claras y evidentes que no admiten discusión; en cambio, muchas de una copia de estos puntos coloreados y del modo en que aparecen.
nuestras ideas son tan oscuras que es casi imposible —incluso para la Supongamos que en el objeto extenso –o composición de puntos
mente, que es quien las forma— decir exactamente su naturaleza y coloreados– del que hemos recibido en principio la idea de extensión, los
composición. Pues bien, vamos a aplicar dicho principio, con el fin de puntos fueran de color púrpura; de esto se sigue que en toda repetición
descubrir aún mejor la naturaleza de nuestras ideas de espacio y tiempo.
de tal idea no sólo situaríamos entre sí los puntos en el mismo orden,
Al abrir mis ojos y volverlos sobre los objetos circundantes, percibo
sino que también les conferiríamos ese preciso color, único que
muchos cuerpos visibles; al cerrarlos de nuevo y considerar la distancia
que media entre esos cuerpos, adquiero la idea de extensión. Y como conocemos. Pero luego de tener experiencia de los demás colores:
toda idea se deriva de alguna impresión exactamente similar a ella, las violeta, verde, rojo, blanco, negro, y de todas las diferentes
impresiones similares a esta idea de extensión deberán ser, o algunas combinaciones de éstos, al encontrar una semejanza en la disposición
sensaciones derivadas de la visión [impresiones de sensación], o algunas
de los puntos coloreados, de que están compuestos, omitimos en lo
impresiones internas surgidas de esas sensaciones [impresiones de
posible las peculiaridades relativas al color, encontrando así una idea
reflexión].
Nuestras impresiones internas [impresiones de reflexión] son abstracta que consta meramente de esa disposición de puntos o modo
nuestras pasiones, emociones, deseos y aversiones; creo que en ningún de aparición en que todos ellos coinciden. Más aún, hasta cuando la
caso se sostendrá que alguna de ellas es el modelo de que se deriva la semejanza se lleva más allá de los objetos de un solo sentido, y se
idea de espacio. Solamente los sentidos, por consiguiente, pueden
encuentra que las impresiones del tacto son similares a las de las vista en
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la disposición de sus partes, no existe obstáculo para que la idea rapidez un carbón encendido aparecerá a los sentidos la imagen de un
abstracta represente a ambas impresiones, habida cuenta de su círculo de fuego, y no se notará que haya intervalo temporal entre sus
revoluciones, simplemente porque nuestras percepciones no pueden
semejanza. Todas las ideas abstractas no son en realidad sino ideas
sucederse unas a otras con la misma rapidez con que el movimiento
particulares, consideradas bajo cierto respecto, pero al ser unidas a
puede comunicarse a los objetos externos. Allí donde no tengamos
términos generales son ya susceptibles de representar una extensa percepciones sucesivas no tendremos noción del tiempo, aunque haya
variedad, y de contener objetos que, aun siendo semejantes en algunos una sucesión real en los objetos. A partir de estos fenómenos, así como
puntos, están en otros ampliamente separados. de otros muchos, podemos concluir que el tiempo no puede aparecer
ante la mente, ni aislado, ni acompañado por un objeto constantemente
Como es de la sucesión de nuestras percepciones de todo tipo, sean
inmutable, sino que se presenta siempre mediante una sucesión
ideas o impresiones, sean impresiones de reflexión o de sensación, de
perceptible de objetos mudables.
donde se deriva la idea de tiempo, esta idea nos proporciona un ejemplo
Como confirmación de lo anterior podemos añadir el siguiente
de idea abstracta que comprende una variedad mayor aún que la del
argumento, que me parece completamente convincente y decisivo. Es
espacio, y que sin embargo es representada en la fantasía mediante
evidente que el tiempo o duración consta de partes diferentes, pues de
alguna idea particular e individual de una determinada cantidad y
otro modo no podríamos concebir una duración más larga o más corta.
cualidad. De igual modo que de la disposición de los objetos visibles y
También es evidente que estas partes no coexisten, pues esta cualidad
tangibles recibimos la idea de espacio, formamos la del tiempo en base
de coexistencia de las partes corresponde a la extensión, que se
a la sucesión de ideas e impresiones; el tiempo, por sí solo, no puede
distingue en esto de la duración. Ahora bien, como el tiempo se
manifestarse ante la mente ni ser conocido por ella. El hombre
compone de partes no coexistentes, un objeto invariable, al no producir
profundamente dormido, o intensamente ocupado por un pensamiento,
sino impresiones coexistentes, no producirá nada que nos pueda dar la
es insensible al tiempo; y según que sus percepciones se sigan unas a
idea de tiempo; esa idea debe pues derivarse de una sucesión de objetos
otras con mayor o menor rapidez le parece a su imaginación más larga o
mudables, por lo que el tiempo –en su primera manifestación– no podrá
más corta la misma duración. Un gran filósofo * ha señalado a este
estar nunca separado de tal sucesión.
respecto que nuestras percepciones tienen ciertos límites, fijados por la
Habiendo hallado, por consiguiente, que el tiempo está siempre
naturaleza y la constitución original de la mente, y que más allá de esos
unido en su manifestación primera a la mente con una sucesión de
límites no ejercen ya influencia los objetos externos sobre los sentidos
objetos mudables, y que de otro modo nunca podríamos tener noticia
que pueda acelerar o retardar nuestro pensamiento. Si hacéis girar con
de él, debemos examinar ahora si es posible que el tiempo sea concebido
sin concebir una sucesión de objetos, y si puede formar por sí solo en la
* Locke. imaginación una idea distinta.

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Para saber si objetos unidos en la impresión son separables en la idea que, dado que no se manifiesta como una impresión primaria y distinta,
necesitamos considerar tan sólo si difieren unos de otros, en cuyo caso es posible que no sea sino sencillamente las distintas ideas, impresiones
es claro que pueden ser concebidos por separado. Toda cosa que es u objetos, pero dispuestos de cierto modo, esto es, sucediéndose uno
diferente es distinguible, y toda cosa que es distinguible puede ser tras otro.
separada, de acuerdo con las máximas arriba aplicadas. Si, por el Ya sé que algunos pretenden que la idea de duración es aplicable en
contrario, no son diferentes, no son entonces distinguibles; y si no son sentido propio a objetos perfectamente inmutables; y creo que ésta es
distinguibles no pueden ser separados. Pero esto es precisamente lo que la opinión corriente, tanto de los filósofos como del vulgo. Sin embargo,
sucede por lo que respecta al tiempo comparado con nuestras para convencerse de su falsedad no necesitamos sino reflexionar sobre
percepciones sucesivas. La idea de tiempo no se deriva de una impresión la conclusión anterior: que la idea de duración se deriva siempre de una
particular mezclada con otras y claramente distinguible de ellas, sino sucesión de objetos mudables, y que nunca puede ser proporcionada a
que surge siempre según el modo de manifestación de las impresiones a la mente por una cosa fija e inmutable. Pues de aquí se sigue
la mente, sin formar parte de ellas. Cinco notas tocadas en una flauta inevitablemente que, dado que la idea de duración no puede derivarse
nos dan la impresión e idea de tiempo, aunque el tiempo no sea una de un objeto tal, dicha idea no se le podrá aplicar ni con propiedad ni con
sexta impresión manifiesta al oído u otro de los sentidos. Tampoco es exactitud; de modo que en ningún caso puede decirse que una cosa
una sexta impresión que encuentre la mente en sí misma por reflexión. inmutable tenga duración. Las ideas representan siempre a los objetos o
Estos cinco sonidos hacen su aparición de un modo particular; no impresiones de que se derivan, y nunca pueden, sin ficción, representar
excitan ninguna emoción en la mente ni producen afección de ningún o ser aplicadas a otras cosas. Examinaremos posteriormente cuál es la
tipo que al ser observada por la mente pudiera dar origen a una nueva ficción por la que aplicamos la idea de tiempo incluso a lo inmutable, con
idea. Y como esto es necesario para producir una nueva idea de lo que suponemos –como se hace corrientemente– que la duración es
reflexión, la mente, aunque repase mil veces todas sus ideas de medida tanto del reposo como del movimiento.
sensación, es incapaz de extraer de ellas ninguna nueva idea original, a Existe otro argumento muy decisivo, y que confirma la doctrina
menos que la naturaleza haya constituido de tal modo las facultades de presente sobre nuestras ideas de espacio y tiempo. Está basado
la mente que ésta sienta que de esa contemplación surge alguna nueva solamente en el simple principio de que esas dos ideas están compuestas
impresión original. Pero en el caso que estamos tratando la mente se da de partes indivisibles. Quizá valga la pena examinar este argumento.
cuenta sólo del modo en que los diferentes sonidos hacen su aparición, Al ser toda idea distinguible también separable, ello nos permite
así como de que puede considerar después ese modo sin atender a esos tomar una de estas ideas simples e indivisibles de que está formada la
sonidos particulares, pudiendo unirlo en cambio a otros objetos idea compleja de extensión y, separándola de todas las demás y
cualesquiera. La mente debe poseer, ciertamente las ideas de algunos
objetos; de otro modo le sería imposible llegar a concebir el tiempo,  Sec. 5 (pág. 65) [166].

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considerándola aparte, nos permite también formar un juicio de su idea alguna, y en consecuencia es imposible que exista la idea de
naturaleza y cualidades. extensión, compuesta por las ideas de estos puntos. Pero si la idea de
Es claro que esa idea no es la de extensión, porque tal idea consta de extensión puede existir realmente —y nos consta su existencia— sus
partes; además, de acuerdo con la suposición, la idea es perfectamente partes deberán también existir, y para ello deberán ser consideradas
simple e indivisible. Entonces, ¿no es nada? Pero eso es absolutamente como coloreadas o tangibles. No tenemos, por tanto, idea alguna de
imposible, porque como la idea compleja de extensión –que es real– espacio o extensión más que cuando la vemos como objeto de nuestra
está compuesta de tales ideas, si éstas fueran muchas no-entidades vista o de nuestro tacto.
habría una existencia real compuesta de no-entidades, lo que es El mismo razonamiento probará también que los momentos
absurdo. Entonces, tengo que preguntar: ¿en qué consiste nuestra idea indivisibles del tiempo deben llenarse con algún objeto o existencia real,
de un punto simple e indivisible? No es extraño que mi respuesta se cuya sucesión es la que forma la duración y la hace concebible para la
manifieste como algo nuevo, dado que apenas se ha meditado hasta mente.
ahora en este problema. Estamos acostumbrados a disputar por lo que
se refiere a la naturaleza de los puntos matemáticos, pero raramente lo
hacemos por lo que se refiere a la naturaleza de sus ideas.
Dos sentidos, la vista y el tacto, son los que proporcionan a la mente
la idea de espacio: nada que no sea visible o tangible, se manifiesta
como extenso. Esa impresión compleja que representa a la extensión
consta de varias impresiones más pequeñas, indivisibles ante los ojos y
órganos táctiles, y que pueden denominarse impresiones de átomos o
corpúsculos dotados de color y solidez. Pero esto no es todo. No sólo es
preciso que estos átomos sean coloreados o tangibles para que se
descubran a los sentidos; para que nuestra imaginación los comprenda
es necesario que conservemos también la idea de su color o tangibilidad.
Solamente la idea de su color o tangibilidad puede hacerlos concebibles
para la mente. Si eliminamos las ideas de estas cualidades sensibles
quedan aniquilados totalmente dichos átomos por lo que respecta al
pensamiento o imaginación.
Ahora bien: tal como son las partes, así es el todo. Si un punto no
es considerado como coloreado o tangible, no puede proporcionarnos

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