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A partir del interés que suscitó este ejercicio de consulta y lectura, se generaron
diferentes sentimientos que se pasearon entre la inquietud y los preconceptos. Al
revisar las opciones; el Evangelio de María Magdalena, acaparaba la motivación por
todo lo construido alrededor de la tesis de haber sido la pareja de Jesús e incluso de
su descendencia, aspectos que se han tocado en libros y piezas fílmicas y de lo cual
no se encontró nada en el apócrifo gnóstico consultado y leído. Igual sucedió con el
de Tomás, que proponía 114 frases pronunciadas por Jesús y que, además, hizo
parte del canon de los primeros cristianos, pero que estudios posteriores nos cuentan
que más que una literalidad es una oralidad, que se traduce en un estilo de vida más
que en unas frases fieles.
El interés por el evangelio de Judas Iscariote, aunque no fue la primera opción, llega
luego de recordar a un sacerdote que sin mucha profundidad en su premisa
consideraba convencido, que este Apóstol también debería ser considerado Santo,
al punto de poner por nombre a su Almacén Parroquial de Artículos Religiosos “San
Judas Iscariote”, acuñado en el oficio administrativo que se le otorga en los
evangelios canónicos. Y como testigo de esta intercesión económica y pastoral, se
entrará en materia.
Las pruebas de estudio del carbono 14, realizadas por el instituto especializado de
la Universidad de Arizona en Tucson (Texas) dieron como resultado que el papiro y
las pastas procedían de una época entre los años 220 y 340 d.C. Los expertos en
paleografía estudiaron el tipo de letra y confirmaron su afinidad con los códices de
Nag Hammadi (de la misma época). El veredicto de que los manuscritos son
«auténticos» significa que son realmente antiguos, que proceden de Egipto, es decir,
no son una falsificación moderna, aunque no dice nada sobre el contenido de ellos.
Tras un trabajo de cinco años, lograron restaurar la mayor parte (90-95%) del texto.
Quedan, sin embargo, lagunas que impiden leer el texto en su totalidad. está escrito
en lengua copta, en el dialecto sahídico, que se usaba en el alto Egipto (región del
sur). Por fortuna se conserva en buen estado la numeración de las páginas, que se
colocó en la parte superior de cada una; el Evangelio de Judas ocupa un total de 26
páginas, desde la página 33 hasta la 58 del manuscrito. El comienzo y el final de este
texto están en buen estado. Se supone que el original del Evangelio de Judas fue
escrito en griego, y en esa lengua debió ser conocido por Ireneo hacia el año 180.
Algunos Padres de la Iglesia escriben sobre Judas iscariote, entre ellos, como ya lo
hemos nombrado, San Ireneo, quien conocía la existencia de un Evangelio de Judas.
En su obra “ Adversus Haereses” (Contra las Herejías), en I, 31, 1, aparece: “Judas
el traidor conoció todo esto exactamente, y por ser el único entre todos que poseyó
el conocimiento de la verdad, llevó a cabo el misterio de la traición, y por él quedaron
destruidos todos los seres terrenos y celestiales”.
[INTRODUCCIÓN]
(1) Relato secreto de la revelación que Jesús habló en conversación con
Judas Iscariote durante una semana tres días antes de celebrar la Pascua.
[CREACIÓN DE LA HUMANIDAD]
(56) Entonces Saklas dijo a sus ángeles: «Creemos un ser humano a la
imagen y según la semejanza. Ellos formaron a Adán y a su mujer Eva, que
es llamada en la nube Zoé (= vida). Porque por este nombre todas las
generaciones buscan al hombre, y cada una de ellas llama a la mujer con
estos nombres. Pero Saklas no go[bernó...] excepto [...] las
genera[ciones...] este [...]. Y el [arconte] dijo a Adán: «Tú vivirás largo
tiempo con tus hijos.»
EL EVANGELIO DE JUDAS
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