Você está na página 1de 7

EL BARRIO EN LA TEORIA SOCIAL

Ariel Gravano

Aproximaciones generales
El autor recorre los distintos aportes de diversos campos disciplinarios y teorías
en torno a lo barrial. En ese sentido, en el análisis del concepto de barrio según la
teoría de los últimos años, se entrecruzan y conjugan los aportes de la sociología,
de la política, de la planificación y el diseño urbano y de la dimensión cultural, con
el foco en la etnicidad barrial, las culturas, los procesos de rehabilitación, los
conflictos y una búsqueda de la significación profunda de lo barrial.

Esta síntesis busca dar cuenta de algunos de estos aportes, siendo que el barrio,
lo barrial comprende uno de los tantos escenarios posibles de intervención en lo
social.

Desde la teoría social urbana surgen desde la década del 50 en Francia los
denominados mapa social de los barrios sobre la base de la conjunción de los
factores espaciales y sociales, es decir, considerando las características distintivas
de los barrios de la ciudad : burgueses, obreros, étnicos, y de aquellos situados
alrededor de un establecimiento fabril.

Hacia finales de los 60 Ledrut ( 1968:121) define al barrio como : “ aquella parte de
la ciudad cuya población ha aumentado de tal manera que ya no puede continuar
formando una comunidad local.” Como así también se reúnen, frecuentan los
mismos lugares, se conocen entre si. Llamó al barrio “ el mundo del peatón”. Para
este autor la realidad barrial conjuga la relación entre el componente físico y el
social. Pero considera al barrio como unidad de rango intermedio respecto de la
comunidad local o aldea donde sobresale lo familiar y parental, indicando una
ruptura con la homogeneidad aldeana. Asimismo lo diferencia de vecindad , ya
que si bien a esta última se le reconocen relaciones de proximidad, ayuda mutua
colectiva y solidaria- que en cierto grado también las encontramos presentes en el
barrio-, el barrio estaría conformado por unidades vecinales, con un nombre, con
mayor autonomía, con límites más precisos, con una personalidad dentro de la
ciudad. Con hábitos de consumo definidos y equipamientos para esos consumos.
Y sobretodo, un sentimiento de pertenencia.

Los estudios de los años 60 confirieron gran importancia a la prestación de ayuda


mutua ante las necesidades socioeconómicas y la participación en la comunidad
como signos distintivos de los barrios.
Los años 70 retoman estas aproximaciones generales a lo barrial para
diferenciarlo del contexto urbano, cosmopolita, complejo, que se abriría paso a lo
comunitario como contrapeso de lo metropolitano. “ La valorización de lo barrial-
local, preconcebido como comunitario, es referenciado en el tipo de relaciones
interpersonales primarias- cara a cara- de vecindad. Useem y Gibson (1974)
destacan la función de la vecindad para el varón de la clase media y explicitan la
dificultad para establecer cual es la relación normal o equilibrada de esta
vinculación entre personas. (…) Cada uno concibe ser él el centro de sus vecinos,
por eso habla de “mis” vecinos. Vecindario, por su parte, es definido en dos
sentidos: a) para referir a la localidad de cada uno de los vecinos, el barrio
inmediato, y b) para referir al área geográfica distinguida por las características y
estilo de sus habitantes, incluyendo el tipo y arreglo de sus casas. Es el barrio
extenso, y un aspecto crucial es la reputación de cada vecindario, conformada por
las prácticas del buen vecino, que son: prestar ayuda en emergencias, respetar la
privacidad del otro, y fomentar la amistad pero no tener amigos entre los vecinos.”1

No obstante, la producción teórica de esta época sostiene la desaparición de lo


comunitario-barrial frente al complejo urbano floreciente en las ciudades.

Los barrios problema: ¿ Culpables o víctimas?

En términos del autor “ desde una visión panorámica podemos establecer que la
mayor profusión de estudios se orientó sobre lo denominado escenificidad de lo
barrial: considerar un barrio como un mero continente o tablado donde ocurren los
problemas sociales…”2 . Si bien la atribución de las causas de los problemas
difieren entre los estudiosos, lo común alude a la existencia de lo mismo en los
barrios de la ciudad, identificados con el desempleo, pobreza, delincuencia, droga,
falta de aprovechamiento de las oportunidades económicas, deterioro del medio
ambiente, etc..

En ese sentido algunos trabajos sociológicos girarán en torno a describir los


problemas sociales en los barrios, y en determinado tipo de barrios, sin atender al
contexto histórico que produce esos barrios. Como por ejemplo, Riesman( 1970:7)
hará referencia a los barrios degenerados.

“ La segregación urbana adquirió la inevitable connotación de la discriminación de


tipo racial…acompañada de segmentalidad, o partición de un área del espacio
urbano de acuerdo con identidades distintivas.”3 Ahora bien, en la literatura
sociológica se aprecian dificultades para colocar en un plano de igualdad las

1
Gravano, 2005:110.
2
Op. Cit. P.112
3
Idem, p. 113
racionalidades de los habitantes distintos ( ghettos por ejemplo) y de la sociedad
amplia tomada casi como sinónimo de población blanca, digna y normal- no
distinta- de la ciudad.

Aún hoy persiste este dualismo tipológico que posibilita la consideración de lo


barrial-espacial capaz de condicionar comportamientos, por un lado; y la vigencia
de lo desviado, anormal y patológico vinculada a la diferencia étnico-social.

El barrio de la política

La relación entre lo barrial y lo político distingue la planificación o implementación


de políticas dirigidas hacia o para los barrios ( ejemplo, Plan Vida en la pcia. De
Bs. As.); que a su vez incluye dos ejes : a) el del poder que se atribuye al barrio
como ámbito local, en sus organizaciones, movimientos e instituciones que
nuclean o no a los actores sociales residentes en los barrios, sus conflictos y
luchas con poderes estatales y privados. Y b) el dilema del valor político que se les
puede asignar a los barrios en relación a lo que se entiende por poder local, que
adquiere vigencia en los problemas sociales incluidos en determinados barrios, y
los modos de hallar soluciones de parte de los actores en la organización y
participación.

El barrio como supervivencia retrógrada

En los 60 se destaca Juan José Sebrelli que aplica el paradigma de la modernidad


a lo barrial en términos de valor. Así el barrio se conceptualizará como decadencia
o supervivencia. Asimismo extrapola la concepción biologista para explicar la
abulia, la anomia, sumado al argumento de corte culturalista que considera al
barrio obrero como “ una zona subdesarrollada enquistada en el seno de la misma
sociedad moderna, donde predomina un tipo de mentalidad primitiva, tradicional,
mágica, supersticiosa, supervivencia de la estructura campesina de donde
generalmente procede la familia obrera”. (Sebrelli en Gravano, op.cit.:118)

Resta decir que se trata de considerar al barrio como un tipo de vida social,
retardado, lo que habilita pensar si no subyace un reduccionismo político que sitúa
en determinados escenarios- los “ importantes”- los signos de la Historia, de la
política…

La sub-economía o el barrio como resistencia

Se destacan quienes desde enfoques neo-marxistas, consideran al barrio un


baluarte de la resistencia cotidiana de clase- en el contexto del retiro del estado
benefactor. Aluden entre otras cuestiones, como la droga, las apuestas y el
comercio ilegal devienen en una sub-economía, que se sumaría al trabajo
informal.
Nuevamente el dualismo : el sector informal de la economía asociado al barrio, y
el sector del capitalismo desarrollado en las grandes ciudades. No obstante, se
destaca para el caso de las áreas suburbanas a donde se trasladan las capas
medias, la provisión de servicios proviene del trabajo informal.

Movimientos barriales

Ver el barrio desde la política tiene que incluir la visión de la política desde los
barrios. Se considera como parte de la política, aquellas manifestaciones y
prácticas sociales que se dan en los barrios.

Si hace unas décadas los movimientos clásicos eran en la fábrica, el sindicato,


que pugnaban por el poder, los movimientos barriales no buscan tomar el poder.
En cambio, sus intereses están centrados en lograr condiciones de vida dignas,
mejoras en los modos en que se vive, usa y consume el espacio urbano. No solo
emergentes de situaciones de pobreza y marginalidad.

El barrio de la planificación y el diseño urbano

Desde las políticas de planificación hacia los barrios , considerando la resolución


390 D de la ONU ( 1951) y otros autores, se “ focaliza la atención sobre los
Centros Vecinales y Centros de Comunidad. El eje de la participación es
referenciado en la vida cotidiana del barrio y en las acciones de ayuda mutua de
los vecinos, que configurarían un sentido solidario de la comunidad, que es
necesario lograr para los fines del desarrollo social, económico y cultural." Se
conceptualiza al barrio como una realidad previa a la existencia de los centros
vecinales, y sólo se alude a los barrios pobres y populares. Así, “ el significado de
barrio queda adherido a lo popular, lo bajo, lo pobre y a lo existente como receptor
de la acción comunitaria.”

A su vez, se destaca en los procesos de urbanización, la dicotomía vida barrial y


citadina- materialista, masificadora.

Otros enfoques refieren al barrio como escenario de aconteceres sociales , pero


como un escenario-laboratorio, al que llega la racionalidad de la planificación.
Subyace una idea de orden, el barrio como fuera de la lógica del sistema
capitalista dentro de la ciudad.

La ideología liberal considerara la planificación como un obstáculo para el libre


desarrollo de las fuerzas del mercado, ya que planificar implica mejorar aquello
previo indeseable. No obstante , en el urbanismo objetivo, reaparece la herencia
liberal, no político, para mejorar por el bien de todos. Para esta corriente, el
espacio urbano no posee historia, sino naturaleza- es sólo un espacio físico, sin
actores.
Quienes se postulan en contra de esta perspectiva sostienen la necesidad de
recuperar la dimensión significativa, vivida o simbólica del espacio, buscando
comprender el papel que tienen el espacio y el lugar en las biografías personales;
las relaciones entre individuos e instituciones. Como así también la imagen de
estilo de vida.

Michel-jean Bertrand en su obra La ciudad cotidiana (1984) refiere tres


dimensiones del concepto de barrio:

1. El barrio espacial: ser parte de una ciudad, pero más informal.


2. El barrio sociológico: proximidad y vecindad, donde se congregan los
enclaves étnicos e históricos, donde se referencian las diferencias sociales
y donde se aglutina un microcosmos donde todo resulta familiar, seguro, y
una unidad de consumo y servicios.
3. El barrio vivido, al que se pertenece, el conocido y apropiado, el que forma
parte de un espacio íntimo, productor de significados sociales y sentidos
compartidos.

Los barrios de la antropología: la dimensión cultural

Desde este campo disciplinar se pondera el concepto de segregación urbana, en


sus dimensiones etnicidad, cultura e identidad. Adquieren relevancia los
dispositivos ideológicos o de representación simbólica mediante los cuales los
distintos grupos sociales constituyen los fenómenos de identidad y cultura o
etnicidad.

De esta manera, por ejemplo, se localizan los estudios sobre segregación


residencial que describen los procesos de exclusión urbana bajo el ropaje de la
problemática racial y donde se critica la teoría de que la pobreza sería la causa de
la segregación. También, estudios sobre procesos de expulsión del espacio
público de los sectores potencialmente subversivos en ciudades.

En lo que respecta a cultura e identidad, algunos estudios hacen foco en la cultura


urbana en términos de conflicto y manipulación de imágenes sobre la relación
entre el espacio barrial y la moralidad de clases sociales y géneros. ( Bº chino,
fuerte apache).

Michel de Certeau y su grupo adoptan como premisa la actividad creadora


humana en contextos ordinarios. Así, el barrio emerge como una manera de hacer
cosas, como una práctica, en este caso, cultural. En ese sentido, el barrio posee
usuarios de un ámbito, de itinerarios, de marcas, de valores aprendidos y
apropiados…”su función es asegurar una solución de continuidad entre lo más
íntimo ( el espacio privado de la vivienda) y lo más desconocido ( el conjunto de la
ciudad..), el nivel personal y el social, el adentro y el afuera..” ( Mayol,1999:10).

Desde el campo de la comunicación, y en diálogo con la antropología, Martín-


Barbero sostiene que en Latinoamérica, las culturas indígenas y populares “
reconstituyen día a día sus modos de afirmación”, porque, “ afirmar la presencia
de lo popular en el espacio urbano nos enfrenta al mito que tenazmente identifica
aún lo popular con lo campesino” ( Martín-Barbero,1991: 5). Los procesos de
hibridación cultural presentes en el espacio urbano expresan también
resistencias; y los diferencia de los barrios residenciales de clases altas “ donde
las relaciones se establecen en base a lazos profesionales más que de parentesco
o vecindad”. ( Ibid, 7-8).

Para el Trabajo Social, el barrio constituye un escenario de intervención que en


tanto proceso da cuenta de la puesta en marcha de acciones orientadas a la
resolución y la transformación de situaciones problemáticas compartidas , inmersa
en una trama social particular donde convergen e interactúan distintos actores
sociales.( Rastelli,2015:38). Asimismo, opera como espacio común donde se
juegan la construcción y deconstrucción de imaginarios y representaciones que
incidirían en las autopercepciones de los sujetos en tanto sujetos de derechos, y
de ejercicio ciudadano. ( Ibid,32,35)

La vida social es una trama de significados en dinámica permanente. Este breve y


acotado recorrido por el “ barrio” desde algunas aproximaciones teóricas dan
cuenta de ello.

Bibliografía:

1. Gravano, Ariel. El barrio en la teoría social. Ed. Espacio. Bs. As. 2005.
2. Rastelli, Cristina. Políticas sociales, género y construcción ciudadana
traspasando el umbral. Prácticas y aportes desde el trabajo social EAE.
Alemania.2015.

Você também pode gostar