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MARCO TEORICO

DISPARIDADES REGIONALES
Las disparidades regionales pueden ser analizadas con el uso de diversos indicadores
orientados a medir, básicamente, el grado de concentración/distribución, espacial y
sectorial, de la actividad productiva y de los frutos del crecimiento, resultantes del modelo
de desarrollo dominante. Así, a manera de aproximación a dichas disparidades, en los
cuadros siguientes se presentan, a nivel macro, algunos indicadores de referencia.

El término disparidad regional es utilizado para designar las inequidades de bienestar o de


desarrollo entre regiones. Connota una realidad latente y multidimensional, en la que
distintos indicadores –tasa de escolaridad, tasa de mortalidad infantil, tasa de desempleo,
grado de contaminación, costo de la vida, entre otros, y no solamente, el ingreso per cápita-
se encuentran frecuentemente interrelacionados para dar muestra de la existencia de una
distribución inequitativa del desarrollo económico. Asimismo, el estudio de las
disparidades económicas puede hacerse a los diferentes ámbitos espaciales: internacional,
regional, urbano y local. En el presente trabajo, tratamos de esbozar la percepción del
desarrollo económico regional y su incidencia en la conformación de disparidades
regionales, es decir, cuáles son las razones por las que se presentan las desigualdades
económicas –realizándose la distinción entre desigualdad social y desigualdad económica-
y la teoría subyacente a los efectos que ocasiona –hacia una convergencia o una divergencia
regional. De igual manera, se presenta la noción de región y la tendencia local de las
disparidades económicas, enfocándolo preferentemente desde una visión espacial.

OFERTA Y DEMANDA REGIONALES DE TRABAJO


Imaginemos dos regiones limítrofes, A y B, de tamaño comparable. En todo momento el
nivel de salario y de empleo depende de la demanda de trabajo. La demanda de trabajo es
una demanda derivada, es decir que resulta de la demanda de bienes y servicios. La relación
entre la oferta y la demanda de trabajo en las regiones A y B se ilustra en la Figura. Este
modelo sencillo, en el que se observan curvas de oferta y demanda de trabajo, representa el
punto de partida esencial para cualquier reflexión sobre el impacto económico de las
migraciones interregionales.
Para simplificar, suponemos que la economía de cada región forma un solo mercado de
trabajo, y que no hay obstáculos mayores a los movimientos intersectoriales de trabajadores
dentro de la región; la curva de la oferta representa el conjunto de trabajadores reales o
potenciales de la región. Sin esta restricción. si el modelo se refiriera a un solo sector de
actividad económica, la oferta de trabajo podría igualmente aumentar por medio de
transferencias provenientes de otros sectores.

En cada región, la oferta de trabajo (es decir, el número de unidades de trabajo, expresadas
aquí en horas) aumenta en reacción a los salarios que ofrecen las empresas. Por esta razón,
la curva de oferta (O) suba a medida que se va de izquierda a derecha sobre el eje
horizontal, que representa el número

De unidades de trabajo. El aumento de la oferta de trabajo puede deberse a un incremento


en el número de horas por trabajador, pero sobre todo a la llegada al mercado de trabajo de
otras personas dispuestas a ofrecer sus servicios por los salarios ofrecidos. Al no haber
movimientos migratorios, la llegada de nuevos trabajadores significa siempre un
incremento de la tasa de actividad de la región, es decir, del porcentaje de población en
edad de trabajar que se presenta efectivamente en el mercado de trabajo. La demanda de
trabajo (O) de las empresas, aumenta a medida que disminuye el salario aceptado por
trabajador; por lo que la curva de demanda desciende a medida que se va de izquierda a
derecha.

¿PUEDEN EXISTIR LAS DISPARIDADES REGIONALES EN SITUACIÓN DE


EQUILIBRIO?
El ingreso por habitante puede variar entre ambas regiones, incluso en situación de
equilibrio. Es posible que la parte de la población que no está en edad de trabajar, es decir,
los jóvenes y los viejos, sea diferente de una región a otra. La relación entre la población
que no está en edad de trabajar y la población en edad de trabajar (aproximadamente entre
15 y 65 años) se llama tasa de dependencia. Las tasas de actividad pueden también ser
diferentes porque las preferencias y los valores sociales en relación con el trabajo pueden
no ser los mismos.

Así, es posible que los habitantes de una región sean más conservadores en lo que atañe a la
presencia de las mujeres en el mercado de trabajo. En la medida en que esta actitud se
traduce en una tasa global menor de actividad (una menor proporción de mujeres en el
trabajo), la región tendrá ingresos per cápita más bajos que las regiones más liberales, aún
si las tasas de salario son comparables. Por otra parte, es posible que los demás ingresos,
sobre todo la remuneración del capital, sean distribuidos de manera "desigual" entre las
regiones.

En resumen, aún en situación de equilibrio, hay que admitir como normales las diferencias
de ingreso per cápita de una región a otra. Otros factores, como la distancia y las
diferencias de estructura industrial, pueden explicar también la persistencia de disparidades
de ingreso en situación de equilibrio. Pero en general estos factores "normales" no explican
más que una pequeña parte de las disparidades observadas.
MODELO DE AJUSTE REGIONAL
¿Cómo suprimir la disparidad entre las regiones A y B? ¿Cómo restablecer el equilibrio? La
respuesta es fácil de adivinar: por medio de la transferencia de trabajadores de la región B a
la región A. Pero veamos más de cerca cómo suceden las cosas en la región B. En un
principio, la población se dará cuenta que los salarios son aproximadamente 60% más
elevados en la región vecina. Para los trabajadores (ocupados o en búsqueda de empleo), la
tentación de partir será fuerte. Así, se iniciará un movimiento migratorio. La salida de
trabajadores de la región B se traducirá por un aumento de los salarios debido a la
reducción en la oferta de trabajo, cantidad q"; en contrapartida, la llegada a la región A de
una cantidad comparable de trabajadores tendrá por consecuencia una presión negativa
sobre los salarios. El desplazamiento de trabajadores de la región B hacia la región A se
proseguirá mientras dure la disparidad, es decir, mientras los habitantes de la región B
consideren que hay una ventaja en la migración, en términos de ingreso por ganar. Que el
desplazamiento de trabajadores, es decir, el número de unidades de trabajo afectadas. Es
suficiente para eliminar la disparidad de los salarios entre ambas regiones.

El modelo de ajuste regional tiene el gran mérito de presentar un marco coherente y de fácil
comprensión, para el análisis de la persistencia de las disparidades económicas regionales.
Más tarde volveremos a analizar sus límites, pero permanezcamos por el momento fieles al
pensamiento neoclásico.

COSTOS DE LA MIGRACIÓN
Mudarse de una región a otra implica costos para las personas o los hogares tanto más
elevados cuanto más alejada está la región de destino. La lejanía no es únicamente asunto
de distancia geográfica: es también cultural y sicológica.

La decisión de partir hacia otra región implica siempre costos importantes, tanto
sicológicos como puramente económicos. Para que valga la pena partir, las ganancias que
se esperan deben ser superiores a los costos. Por supuesto, la decisión es rara vez objeto de
un cálculo "científico". y además el ejercicio es imposible en caso de faltar información.
Pero no por ello es menos racional. Comprende siempre un elemento de riesgo que se
integra implícitamente al cálculo de los costos. La mediación entre ganancias y costos se
percibe en la estructura por edades de los migrantes. La propensión a emigrar hacia otras
regiones disminuye rápidamente después de la edad de 35 años en la mayoría de los casos.
Los jóvenes que inician su vida de trabajo tienen más tendencia a partir, puesto que tienen
oportunidad de realizar ganancias durante un período más largo; además. Los costos
(sicológicos y otros) son generalmente menores en el caso de personas más jóvenes.

MOVILIDAD GEOGRÁFICA DEL CAPITAL


El capital se desplaza de una región a otra en función de las diferencias de rendimiento,
como lo hemos dicho. Los movimientos de capital también implican costos, Es verdad que
el capital (en forma de fondos líquidos) es mucho más móvil que el trabajo, pero tampoco
es completamente móvil. Dentro de un sistema sin fronteras económicas. la movilidad real
del capital depende mucho de los costos de información.

La decisión de invertir en otra región exige que el inversionista (o su asesor) posea


informaciones acerca de la región de destino. El inversionista no comprará acciones de la
empresa x situada en la región B sin antes haber obtenido informaciones sobre una y otra, y
la obtención de dichas informaciones implica esfuerzo y tiempo. Los costos de información
podrán ser más o menos elevados, dependiendo de su sensibilidad a la distancia, tanto
cultural como geográfica. El factor de riesgo, presente en cualquier decisión de invertir (la
información no es nunca perfecta) incrementa la prudencia del inversionista. La
incertidumbre de los rendimientos esperados reduce la movilidad del capital. El
inversionista suele tener tendencia a favorecer primero los destinos conocidos, más
próximos. Para minimizar sus costos de información.

INTEGRACIÓN ECONÓMICA Y DISPARIDADES: SÍNTESIS


Resumamos. La distancia opone una barrera a la integración de los mercados, a la vez
porque implica costos que limitan el movimiento de los factores, y porque frena la difusión
de las técnicas y de las ideas. Por esta razón, los mercados regionales (trabajo, capitales,
etc.) y los cambios de la demanda nunca logran ajustarse por completo. Las disparidades
existirán mientras el espacio geográfico, o cualquier otro factor, impida la integración
completa de los mercados.
LA EVOLUCIÓN DE LAS DISPARIDADES REGIONALES SEGÚN EL NIVEL DE
DESARROLLO
¿Es posible establecer un vínculo entre el nivel de desarrollo económico de un país y el
nivel de las disparidades regionales? El impacto de las transformaciones espaciales que
acompañan siempre los incrementos de, ingreso no se hace sentir de la misma manera en un
país rico, urbanizado en un 90%, que en un país pobre, rural en un 90%. En un artículo
escrito en 1965, el economista norteamericano G. Williamson supone la existencia de una
relación entre el nivel de ingreso nacional per cápita y el nivel de las disparidades
regionales, relación representada por una curva en forma de campana.

La integración económica favorece, en un segundo tiempo, la igualación de los ingresos. La


integración del territorio es en gran parte función del desarrollo y de las inversiones en
infraestructuras que lo acompañan: teléfono, carreteras, etc. Los datos para los países
industrializados se comportan, en general, en el sentido del modelo de Williamson.

DESARROLLO DESIGUAL: ETERNO DEBATE


Desde la Segunda Guerra Mundial. Muchos autores han advertido los efectos
potencialmente perversos del desarrollo, algunos con un di agnóstico severo. Para Myrdal (
1968), uno de los padres de esta perspectiva analítica, los efectos de divergencia acaban
siempre por dominar los efectos de convergencia. Para Friedmann (1972), es indiscutible
que la convergencia regional no sucede automáticamente en el transcurso del proceso de
desarrollo de una nación. El libre movimiento de personas y de capitales se traduce en
fugas que absorben las posibilidades de desarrollo de las regiones periféricas. Friedmann y
Weaver (1981) preconizan el cierre parcial de regiones ("partí al closure") para protegerlas
contra las fuerzas de la desigualdad y de la divergencia.

La persistencia de desigualdades sociales nos pone frente a un dilema. Empleando el


vocabulario de los observadores de tendencia marxista, nos encontramos frente a una de las
contradicciones del "modo de producción capitalista" (si se acepta esta expresión como
sinóí1imo de "economía de mercado"). La contradicción puede resumirse así: en una
economía de mercado, la creación de las desigualdades (de salarios principalmente) es una
condición necesaria para el desarrollo económico; pero éste es una condición necesaria para
atenuar las desigualdades.
En la mayor parte de los países, el deseo de encontrar un equilibrio más justo se ha
traducido en la implementación de políticas de redistribución de los ingresos y en
intervenciones gubernamentales -incentivos fiscales y otras medidas- con la intención de
desviar la trayectoria espacial de la economía en beneficio de las regiones menos
favorecidas. Pero, como lo veremos en el próximo capítulo, las políticas económicas
regionales no dejan de plantear otros problemas.

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