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ALGUNOS APUNTES SOBRE EL

CONTRATO DE ASOCIACIÓN EN
PARTICIPACIÓN
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ALGUNOS APUNTES SOBRE EL CONTRATO DE ASOCIACIÓN EN PARTICIPACIÓN

MARIO ALVA MATTEUCCI

1. INTRODUCCION

Los inversionistas al realizar un análisis de la actividad comercial procuran identificar el


nicho del mercado que se busca explotar, con la finalidad de poder maximizar los
resultados de la inversión efectuada. En muchos casos se cuenta con el financiamiento
suficiente pero no se tiene un conocimiento claro del negocio donde invertir o existiendo la
actividad explotada por otros no se cuenta con la experiencia suficiente, por ello es común
que se ubique algún tipo de empresa en marcha en donde realizar una inversión de dinero
y obtener alguna ganancia.

Este tipo de inversión puede estar relacionada también con la administración o gestión del
negocio, existiendo figuras en las cuales además de compartir las ganancias obtenidas y/o
los riesgos de la inversión, se procura también participar en la toma de las decisiones. Esta
figura que se utiliza es básicamente el contrato de consorcio o también el de joint venture.
Sin embargo, desde hace algún tiempo atrás se está observando que cada vez más
contribuyentes e inversionistas están utilizando la figura de la asociación en participación.

El motivo del presente informe es revisar las características del contrato de asociación en
participación, realizar una comparación con el contrato de consorcio, revisar el tratamiento
tributario que corresponde tanto al Impuesto a la Renta como al Impuesto General a las
Ventas.

2. LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS REGULADOS EN LA LEY GENERAL DE


SOCIEDADES – LEY Nº 26887

ELIAS LAROZA indica que “los contratos de asociación y de consorcio son


clasificados por la Ley en el rubro de contratos asociativos que (…) son aquellos en
que la colaboración empresarial se expresa con una característica especial: la
existencia de una finalidad común, que es primordial para todos los contratantes” 1.

El marco normativo de los contratos asociativos se encuentra contemplado en los artículos


438° al 448° de la Ley General de Sociedades. Asimismo, son de aplicación las
disposiciones generales en materia de obligaciones y contratos contenidas en el Libro VI y
VII del Código Civil.

Al efectuar una revisión de la Ley General de Sociedades, la cual fue aprobada por la Ley
Nº 26887, se aprecia en el libro quinto la regulación de los Contratos Asociativos,
precisando en su artículo 438º los alcances de los mismos. Allí se indica que se considera
contrato asociativo a aquel que crea y regula relaciones de participación e integración en
negocios o empresa determinados, en interés común de sus intervinientes2.
También se advierte que el contrato asociativo no genera una persona jurídica, debe
constar por escrito3 y no está sujeto a inscripción en el Registro4.

Su objeto es crear y regular una relación contractual entre dos o más personas, natural o
jurídica, cuyo contenido es la realización de una actividad empresarial en forma conjunta

En el artículo 439º de la misma norma se precisa que las partes están obligadas a
efectuar, las contribuciones en dinero, bienes o servicios establecidos en el contrato. Si no
se hubiera indicado el monto de las contribuciones, las partes se encuentran obligadas a
efectuar las que sean necesarias para la realización del negocio o empresa, en proporción
a su participación en las utilidades.

La entrega de dinero, bienes o la prestación de servicios, se harán en la oportunidad, el


lugar y la forma establecida en el contrato. A falta de estipulación, rigen las normas para
los aportes establecidas en la presente ley, en cuanto le sean aplicables.

2.1 LA ASOCIACION EN PARTICIPACIÓN COMO CONTRATO ASOCIATIVO


REGULADO EN LA LEY GENERAL DE SOCIEDADES

La regulación de este contrato se encuentra recogida en los artículos 440º al 444º de la


Ley General de Sociedades.

El artículo 440º define al Contrato de asociación en participación como aquel contrato por
el cual una persona5, denominada asociante concede a otra u otras personas
denominadas asociados, una participación en el resultado o en las utilidades de uno o de
varios negocios o empresas del asociante, a cambio de determinada contribución.

En lo que respecta a las características que debe reunir este contrato se puede consultar
el texto del artículo 441º de la Ley General de Sociedades, el cual las menciona a
continuación:

• El asociante actúa en nombre propio y la asociación en participación no tiene


razón social ni denominación. En este sentido no se crea una persona jurídica y el fisco
tampoco le otorga un tratamiento para ser considerado como tal, a diferencia de los
consorcios en donde si es posible considerarlo para efectos del Impuesto a la Renta como
una persona jurídica, a tal punto que se le puede otorgar un número de RUC
independiente.

• La gestión del negocio o empresa corresponde única y exclusivamente al


asociante y no existe relación jurídica entre los terceros y los asociados. Ello
determina que frente a terceras personas el asociado no tiene presencia ni visibilidad, toda
vez que sería una especie de socio oculto.

En este punto coincidimos con ROMAN TELLO cuando precisa que “El asociante debe
encargarse de la gestión de su empresa con la diligencia respectiva, no siendo
válidamente que delegue el cumplimiento de esta obligación a un tercero. Asimismo,
debemos señalar que el asociante no puede renunciar a la gestión del negocio,
salvo que celebre un contrato de cesión de posición contractual”6.

• Los terceros no adquieren derechos ni asumen obligaciones frente a los


asociados, ni estos ante aquellos. Ello es una consecuencia de lo indicado en el punto
anterior, toda vez que no tienen ninguna representatividad, además recordemos que el
asociante es la parte activa del contrato. “Se desprende esta característica de la
actuación del asociante en nombre propio en el desarrollo del negocio o empresa. El
es el sujeto de los derechos y obligaciones que la actividad empresarial materia del
contrato genere frente a terceros. Lo cual no impide que el asociado pueda generar
dichos vínculos, sobre todo obligaciones, en determinadas situaciones”7.

• El contrato puede determinar la forma de fiscalización o control a ejercerse por los


asociados sobre los negocios o empresas del asociante que son objeto del contrato.
Ello determina que en el caso del asociado, puede establecer mediante contrato algún tipo
de control, debiendo éste vigilar las actividades llevadas a cabo por el asociante

• Los asociados tienen derecho a la rendición de cuentas al término del negocio


realizado y al término de cada ejercicio. Ello dentro de un programa propio de
transparencia llevada a cabo en la gestión.

Sobre la libertad de asociar, observamos que el artículo 442º de la Ley General de


Sociedades precisa que el asociante no puede atribuir participación en el mismo negocio o
empresa a otras personas sin el consentimiento expreso de los asociados, ello por un
tema de exclusividad8.

El artículo 443º de la Ley General de Sociedades regula la presunción de propiedad de


los bienes contribuidos. Allí se indica que respecto de terceros, los bienes contribuidos por
los asociados se presumen de propiedad del asociante, salvo aquellos que se encuentren
inscritos en el Registro a nombre del asociado.

Finalmente, el artículo 444º de la norma materia del presente comentario regula el tema
de las Participaciones y casos especiales

Salvo pacto en contrario, los asociados participan en las perdidas en la misma medida en
que participan en las utilidades y las pérdidas que los afecten no exceden el importe de su
contribución. Se puede convenir en el contrato que una persona participe en las utilidades
sin participación en las perdidas así como que se le atribuya participación en las utilidades
o en las perdidas sin que exista una determinada contribución.

Sobre el tema tributario indicamos que en el caso del contrato de asociación en


participación como se ha indicado anteriormente, no se crea una persona jurídica ni
tampoco ambas partes tienen control directo en el negocio, sino que solo el asociante es
quien tiene la dirección del negocio. Ello por el hecho que dicho contrato no está recogido
en el artículo 65º de la Ley del Impuesto a la Renta, como si sucede con los contratos de
consorcio9 y joint venture. En esta parte coincidimos con VILLANUEVA
GUTIERREZ cuando precisa lo siguiente

“Por esta razón, entendemos que el Reglamento de la Ley del IGV ha señalado que
el contrato de asociación en participación no es considerado para sus efectos como
un contrato de colaboración empresarial. Y es que respecto de esta modalidad
contractual, no es necesario acudir a la ficción legal de que el contrato en sí mismo
sea un ente distinto a las partes, pues tanto el asociado como el asociante tienen
existencia jurídica propia y distinta”10.

2.2 ALGUNOS ASPECTOS CONTABLES DEL CONTRATO DE ASOCIACIÓN EN


PARTICIPACIÓN

Al revisar la normatividad contable vinculada con el tema de los Contratos de Asociación


en Participación, apreciamos que éstos se reconocen aplicando la NIIF 9 Instrumentos
Financieros11; para el asociante representará un activo financiero y para el asociado
representará un pasivo financiero.

2.3 EL CONTRATO DE CONSORCIO


Resulta interesante la explicación histórica que VILLANUEVA GUTIERREZ describe con
respecto a este tipo de contrato. El menciona que “El consorcio como modalidad
contractual ha surgido en la doctrina italiana a propósito del fenómeno económico
de la coalición de empresas, que versa sobre las limitaciones contractuales de la
libertad de concurrencia. Esto es, la tendencia de las empresas de coordinar sus
recíprocas relaciones de competencia en el mercado, en los ámbitos de sus propias
acciones y con la finalidad de afrontar conjuntamente el mercado. En este fenómeno
económico de la coalición de empresas, se describe a los carteles, grupos
industriales y los consorcios”12.

La Ley General de Sociedades indica en su artículo 445º con respecto al contrato de


consorcio lo siguiente:

“Es el contrato por el cual dos o más personas se asocian para participar en forma
activa y directa en un determinado negocio o empresa con el propósito de obtener
un beneficio económico, manteniendo cada una su propia autonomía.

Corresponde a cada miembro del consorcio realizar las actividades propias del
consorcio que se le encargan y aquellas a que se ha comprometido. Al hacerlo, debe
coordinar con los otros miembros del consorcio conforme a los procedimientos y
mecanismos previstos en el contrato”.

Con respecto a la afectación de los bienes al consorcio, el texto del artículo 446º de la
Ley General de Sociedades indica que “Los bienes que los miembros del consorcio
afecten al cumplimiento de la actividad a que se han comprometido, continúan
siendo de propiedad exclusiva de estos. La adquisición conjunta de determinados
bienes se regula por las reglas de la copropiedad”.

Un punto que conviene resaltar es que el consorcio al no crear una persona jurídica no
puede registrar bienes en los registros públicos, motivo por el cual si las partes del
consorcio adquieren un vehículo o un inmueble, en ambos casos se determina la
copropiedad y el registro correspondiente será a favor de cada uno de los copropietarios
en los porcentajes acordados a su participación.

En lo que respecta a la relación con los terceros y las responsabilidades, el artículo


447º nos precisa que “Cada miembro del consorcio se vincula individualmente con
terceros en el desempeño de la actividad que le corresponde en el consorcio,
adquiriendo derechos y asumiendo obligaciones y responsabilidades a título
particular.

Cuando el consorcio contrate con terceros, la responsabilidad será solidaria entre


los miembros del consorcio solo si así se pacta en el contrato o lo dispone la ley”.

Sobre los sistemas de participación, el artículo 448º de la Ley General de Sociedades


precisa que “El contrato deberá establecer el régimen y los sistemas de participación
en los resultados del consorcio; de no hacerlo, se entenderá que es en partes
iguales”.

2.3 ALGUNOS ASPECTOS CONTABLES DEL CONTRATO DE CONSORCIO

Al revisar la normatividad contable vinculada con el tema de los consorcios observamos a


la NIC 28 Inversiones en Asociadas y Negocios conjuntos13, la cual define en su
párrafo 3 a los negocios conjuntos como un acuerdo conjunto mediante el cual las
partes que tiene el control conjunto del acuerdo tienen derecho a los activos netos del
acuerdo.
Precisa también sobre el término control conjunto indicando que es el reparto del control
contractualmente decidido de un acuerdo, que existe solo cuando las decisiones sobre las
actividades relevantes requieren el consentimiento unánime de las partes que comparten
el control conjunto.

Para una mejor comprensión de la definición antes señalada, realizamos una concordancia
y nos remitimos a la NIIF 10 Acuerdos Conjuntos14 , esta norma trata con mayor detalle
los acuerdos conjuntos, los cuales tienen las siguientes características:

– Las partes están obligadas por un acuerdo contractual (Contrato de Consorcio)

– El acuerdo contractual otorga a dos o más de estas partes, control conjunto sobre el
acuerdo.

Así mismo señala que un acuerdo conjunto es o una operación conjunta o un negocio
conjunto; siendo estas definiciones y requisitos aplicables a los Contratos de Consorcio
(sin contabilidad independiente o con contabilidad independiente 15).

3. LA LIBERTAD CONTRACTUAL

Al tener la naturaleza jurídica de contratos, los de colaboración empresarial se rigen por un


principio fundamental, la libertad contractual.

La libertad contractual, regulada por el artículo 1354 del Código Civil, determina que las
personas o partes en un contrato, tienen derecho a establecer libremente su contenido, es
decir, a fijar las condiciones y obligaciones que derivan del contrato.

0Sin embargo, como todo derecho, la libertad contractual no es irrestricta, por lo que el
propio artículo 1354 prevé que al configurar su contrato, las partes están sujetas a los
límites que fijen las normas legales de carácter imperativo, es decir, aquellas que son de
ineludible cumplimiento.

Veamos qué dice el artículo 1354º del Código Civil:

“Libertad contractual

Artículo 1354º.- Las partes pueden determinar libremente el contenido del contrato,
siempre que no sea contrario a norma legal de carácter imperativo”.

De la mano con el artículo 1354º, tenemos al artículo 1356º:

“Primacía de la voluntad de contratante


Artículo 1356.- Las disposiciones de la ley sobre contratos son supletorias de la
voluntad de las partes, salvo que sean imperativas”.

La libertad contractual implica que en todo contrato, las partes tienen derecho a establecer
los pactos o estipulaciones que consideren convenientes a sus intereses, dentro de los
límites que impone la propia ley16.

Como veremos más adelante, la libertad contractual es fundamental para establecer que
las condiciones de un contrato asociativo, como el de asociación en participación,
dependan, fundamentalmente, de lo que decidan las partes, siempre que no contravengan
disposiciones legales de obligatorio cumplimiento.
4. EL TRATAMIENTO TRIBUTARIO DE LA ASOCIACIÓN EN PARTICIPACION EN LA
LEGISLACIÓN DEL IMPUESTO A LA RENTA

4.1 ANÁLISIS DE LA AFECTACIÓN TRIBUTARIA POR LA TRANSFERENCIA


DEFINITIVA DE BIENES DEL ASOCIADO A FAVOR DEL ASOCIANTE

Al hacer una revisión del artículo 443º de la Ley General de Sociedades, observamos que
allí se indica como presunción que los bienes que fueron entregados al asociante por parte
del asociado, se consideran como de propiedad del primero de los nombrados, lo cual
determina que esa entrega implica una transferencia de tipo definitivo, lo cual se encuadra
dentro de los alcances de lo dispuesto en el artículo 5º de la Ley del Impuesto a la Renta,
el cual precisa que para efectos de dicha norma, “se entiende por enajenación la venta,
permuta, cesión definitiva, expropiación, aporte a sociedades y, en general, todo
acto de disposición por el que se transmita el dominio a título oneroso”.

En este sentido, si se ha producido la entrega de un bien de parte del asociado a favor del
asociante de manera definitiva, ello determinaría que dicha transferencia determina que se
cumpla con realizar el pago a cuenta mensual en el período que corresponda la entrega y
al final de ejercicio se determinará la ganancia descontando el costo computable de dicho
bien.

4.2 ANÁLISIS DE LA AFECTACIÓN TRIBUTARIA POR LA CESIÓN EN USO DE


BIENES DEL ASOCIADO A FAVOR DEL ASOCIANTE

En aquellos bienes que no hayan sido transferidos en propiedad de parte del asociado al
asociante sino que hayan sido cedidos, ello puede dar pie a contratos que otorguen un
derecho de uso del bien, usufructo o aprovechamiento de frutos, superficie de un espacio o
cualquier mecanismo a través del cual solo se cumple con entregar la posesión del bien.

Sobre este tema ROMAN TELLO indica que “(…) no es obligatorio que todos los
bienes que entregan los asociados como ‘contribuciones’ pasen a propiedad del
asociante, puesto que simplemente se puede pactar el derecho de uso, usufructo,
superficie o la transferencia de la posesión sobre el bien materia de la
contribución”17.

4.2 ANÁLISIS DE LA AFECTACIÓN TRIBUTARIA POR LA ENTREGA DE LA


PARTICIPACIÓN POR PARTE DEL ASOCIANTE AL ASOCIADO

Tomando en consideración que bajo esta modalidad contractual el asociante constituye


una parte activa del contrato, será éste quien registre en su contabilidad todos los ingresos
generados respecto de las ventas efectuadas por el negocio, al igual que la totalidad de los
gastos incurridos en el negocio. Ello determina que todas las facturas que se emitan deben
contener los datos del propio contribuyente.

Coincidimos con lo señalado por TALLEDO MAZÚ cuando precisa que “Como el
asociante actúa en nombre propio, la contabilidad del negocio o empresa es llevada
por él en nombre propio. No es posible desde un punto de vista legal, que la
asociación en participación lleve contabilidad distinta del asociante. Lo que no
impide que las partes pueden convenir que el asociante, en su contabilidad, lleve
cuentas especiales para el mejor control de las operaciones que conciernen al
interés común”18.

Cuando finaliza el contrato de asociación en participación y se determina el reparto de las


ganancias obtenidas, entre el asociante y el asociado, para que el asociante puede
justificar la salida de dinero que le entrega al asociado, éste último deberá cumplir con la
emisión de una factura, la cual será entregada al asociante para que puede utilizarlo en su
contabilidad como sustento del gasto respectivo, ello al amparo de lo señalado por el
artículo 6º de la Resolución de Superintendencia Nº 024-2000/SUNAT.

La RTF Nº 00732-5-2002 determina en uno de sus considerandos lo siguiente: “Que en el


caso de autos, la recurrente no ha emitido el comprobante de pago por concepto de
la participación de Inmobiliaria Julia S.A., como lo exige la Ley del Impuesto a la
Renta lo cual acreditaría que el gasto se realizó efectivamente, por lo que al no
encontrarse debidamente sustentado, el gasto no es deducible para efectos del
Impuesto a la Renta” 19.

Esta participación se encontraría gravada con el Impuesto a la Renta para la persona que
es considerado el asociado, toda vez que se trata de una ganancia producto de una
determinada inversión en un negocio. El mismo ingreso no se encuentra gravado con el
IGV, toda vez que no responde a una operación de venta de bienes muebles en el país ni
tampoco constituye una prestación de servicios.

5. EL TRATAMIENTO TRIBUTARIO DE LA ASOCIACIÓN EN PARTICIPACION EN LA


LEGISLACIÓN DEL IMPUESTO GENERAL A LAS VENTAS

5.1 EN EL CASO DE OPERACIONES DONDE OCURRA LA TRANSFERENCIA


DEFINITIVA DE BIENES DEL ASOCIADO A FAVOR DEL ASOCIANTE

El contrato de asociación en participación constituye un acuerdo entre las partes


contratantes, las cuales por naturaleza son generadores de rentas de tercera categoría
que obtengan, de tal manera que si existen operaciones entre ambas partes y éstas
coinciden con la hipótesis de incidencia reflejadas en el artículo 1º de la Ley del Impuesto
General a las Ventas debería aplicársele el IGV.

Es más, si se producen operaciones en las cuales exista la transferencia de los bienes a


través de los aportes que realice el asociado al asociante, bajo la modalidad de
transferencia definitiva de propiedad, ello implicará que se grave con el IGV por tratarse de
una operación tipificada en el literal a) del artículo 1 de la Ley del IGV, el cual precisa lo
siguiente:

Artículo 1 – Operaciones gravadas

El Impuesto General a las Ventas grava las siguientes operaciones:

a) La venta en el país de bienes muebles.

(…)

En concordancia con lo señalado en el numeral anterior se debe realizar una concordancia


con lo dispuesto en el literal a) del artículo 3º de la Ley del IGV, el cual contiene la
definición del término VENTA, precisando que el mismo es:

“1. Todo acto por el que se transfieren bienes a título oneroso, independientemente
de la designación que se dé a los contratos o negociaciones que originen esa
transferencia y de las condiciones pactadas por las partes.

Se encuentran comprendidas en el párrafo anterior las operaciones sujetas a


condición suspensiva en las cuales el pago se produce con anterioridad a la
existencia del bien.
También se considera venta las arras, depósito o garantía que superen el límite
establecido en el Reglamento”.

En esa misma línea el numeral 3 literal a) del artículo 2º del Reglamento de la Ley del IGV,
contiene la definición del término VENTA, indicando que se considera venta:

“Todo acto a título oneroso que conlleve la transmisión de propiedad de bienes,


independientemente de la denominación que le den las partes, tales como venta
propiamente dicha, permuta, dación en pago, expropiación, adjudicación por
disolución de sociedades, aportes sociales, adjudicación por remate o cualquier
otro acto que conduzca al mismo fin”.

Debemos precisar que el texto del tercer párrafo del artículo 38º de la Ley del Impuesto
General a las Ventas, recoge el PRINCIPIO DE TRASLACIÓN DEL IMPUESTO e indica
de manera expresa lo siguiente:

“El comprador el bien, el usuario del servicio incluyendo a los arrendatarios y


subarrendatarios, o quien encarga la construcción, están obligados a aceptar el
traslado del Impuesto”.

Bajo los alcances de lo señalado en el numeral anterior y en concordancia con el análisis


del contrato de asociación en participación materia del presente informe, se observa que
en aquellas operaciones en las cuales corresponda la entrega de bienes en propiedad por
parte del asociante al asociado, ello determina que se encontrarán afectos al pago del IGV
y por aplicación del principio de traslación, el Impuesto General a las Ventas debe ser
trasladado a la otra parte, emitiendo para ello una factura.

5.2 EN EL CASO DE OPERACIONES QUE CALIFICAN COMO APORTES DE BIENES A


TÍTULO DE USO Y/O DISFRUTE DEL ASOCIADO A FAVOR DEL ASOCIANTE

Situación distinta se presenta en el caso de las operaciones en las cuales exista de por
medio aportes de bienes, considerando la modalidad de aportes a título de uso y/o
disfrute20 del asociado al asociante, ya que esta operación no se encuentra gravada con
el IGV, toda vez que no califica como una operación de venta.

Pese a que no se trata de una venta, este aporte según la modalidad descrita
anteriormente se encontrará afecto al pago del IGV, siempre que el asociado y el
asociante, sean empresas vinculadas y el bien mueble aportado sea un activo fijo del
asociado, en cuyo caso se gravará dicha operación como si se tratara de un servicio21. A
esta figura en la doctrina se le denomina “retiro de servicios”.

Lo mencionado en el punto anterior se encuentra regulado en el texto del artículo 3, inciso


c) numeral 2, primer párrafo de la Ley del IGV, el cual comprende como servicio a la
entrega a título gratuito que no implique transferencia de propiedad, de bienes que
conforman el activo fijo de una empresa vinculada económicamente a otra, en cuyo caso
se toma como base imponible el valor de mercado del arrendamiento de dichos bienes.

6. RESOLUCIONES DEL TRIBUNAL FISCAL- ASOCIACIÓN EN PARTICIPACIÓN

RTF Nº 00474-5-2000

Se revoca en parte la apelada, en cuanto al reparo de las facturas registradas después de


dos meses de su emisión, debido a que mediante RTF anterior que constituye
jurisprudencia de observancia obligatoria, se ha dejado establecido que exceder el plazo
de dos meses previsto en el Reglamento de la Ley del IGV para la anotación de las
adquisiciones en el Registro de Compras, no implica que se pierde el derecho a deducir el
crédito fiscal, ya que ello vulneraría lo dispuesto en la Ley del referido impuesto que no
condiciona el ejercicio del mencionado derecho. Asimismo, se declara nula e insubsistente
en lo referido al reparo de las facturas emitidas por operaciones de compra efectuadas por
una asociación en participación, debiendo la Administración emitir nuevo pronunciamiento,
ya que se tendrá que verificar si las operaciones de compra contenidas en éstas
corresponden a la realización de un contrato de asociación en participación entre el
recurrente y una de las empresas que formaban la mencionada asociación, a fin si procede
la utilización del crédito fiscal. Por otro lado, se confirma respecto de los extremos
referidos a comprobantes de pago que no pertenecen al giro del negocio, diversos gastos
y facturas que no desagregan el impuesto, debido a que el recurrente no ha presentado
documentación alguna que desvirtúe los mismos. Finalmente, se mantienen los extremos
relacionados con boletas de venta que no sustentan el crédito fiscal y comprobantes de
pago no consignados en el Registro de Compras, ni declaradas como crédito fiscal, ya que
según lo dispuesto en la R.S. N° 067-93-EF/SUNAT, las boletas de venta no pueden
utilizarse para sustentar gastos y/o costos para efecto tributario y, los referidos
comprobantes de pago efectivamente no fueron registrados, respectivamente.

RTF Nº 00026-1-2000

Se declara nula e insubsistente la apelada, debido a que al existir un contrato de


asociación en participación, es necesario que se verifique si las operaciones han sido
contabilizadas por uno de los asociantes o por la asociación en participación, así como si
la productora de oro ha contabilizado la exportación de este mineral como ingreso o venta
al refinador. Asimismo, la emisión de notas de crédito al productor de oro, no es elemento
suficiente como para presumir que entre éste y el productor de oro hubo una venta.

RTF Nº 01827-2-2002

Se declara infundada la queja. La quejosa indica que no puede cumplir con el mandato de
retención dictado por la Administración en el procedimiento de cobranza coactiva seguido
contra Grupo Grande, debido a que el importe que debe pagarle por concepto del contrato
de asociación en participación celebrado entre ambas empresas debe destinarlo al pago
del arrendamiento del local que ocupa, de acuerdo a un addendum del contrato de
arrendamiento suscrito por la ejecutada (Grupo Grande) y Condominio Seminario Fosca.
Se indica que al no existir cesión de posición contractual en el contrato de arrendamiento,
la quejosa no es parte de dicha relación contractual por lo que no es deudora respecto del
arrendador, de modo que el pago que efectúa lo hace a nombre de la ejecutada; en
cambio, se precisa que la quejosa sí es deudora de la ejecutada por lo que el importe que
le debe pagar debe ser entregado a la Administración. Se precisa que el pago de
obligaciones tributarias tiene prelación respecto del pago de la renta por alquiler del
inmueble (al no ser un derecho inscrito).

RTF Nº 00656-5-2003

Se declara nulo el valor emitido por IGV de setiembre de 1994 y la multa vinculada, por no
estar autorizada la SUNAT a fiscalizar dicho periodo de acuerdo con el artículo 81 del
Código Tributario, estableciéndose que en el presente caso el hecho de haber requerido
información de setiembre de 1994 no invalida el requerimiento, pues la determinación del
crédito fiscal de los meses posteriores a setiembre que sí podían ser fiscalizados
arrastraba saldos a favor de períodos anteriores. Se confirma la apelada en lo que se
refiere a los reparos al IGV de octubre de 1994 a febrero de 1995 y a las multas
vinculadas, al desvirtuarse lo alegado por el recurrente en el sentido de que la información
requerida por la SUNAT, cuya falta de presentación originó que se le efectuaran los
reparos al crédito fiscal, pertenecía a un grifo de propiedad de una empresa con la cual
suscribió un contrato de asociación en participación, pues dicho contrato no tenía las
características de tal, estableciéndose, entre otras cosas, que el recurrente se haría cargo
del negocio durante un tiempo determinado y que le correspondería el 100% de utilidades,
por lo que se concluye que el recurrente era sujeto del impuesto. Se declara nula e
insubsistente la apelada en el extremo referido al valor girado por Impuesto a la Renta de
1994, para que SUNAT emita nuevo pronunciamiento, pues el reparo a dicho impuesto lo
hizo por la diferencia entre el crédito fiscal declarado por el recurrente y el determinado por
la Administración, no obstante que lo que correspondía era identificar las bases imponibles
vinculadas con las operaciones que, por no contar con sustento, generaron el
desconocimiento del crédito fiscal.

RTF Nº 01165-3-2004

Se confirman los reparos por deducción excesiva de la pérdida por el contrato de


asociación en participación, dado que en respuesta del requerimiento de fiscalización, la
recurrente señaló que dedujo de la base imponible del Impuesto a la Renta 1999, el 30%
de la pérdida obtenida del contrato de asociación en participación celebrado con la
empresa Constructora Upaca S.A., la diferencia reparada por la Administración se
encuentra arreglada a ley. Se declara nula e insubsistente respecto de los reparos al costo
de enajenación y descuentos detraídos de las cuentas de resultados, toda vez que a fin de
establecer el valor de mercado de la retroexcavadora cargadora, previamente debe
verificarse si constituye un bien sobre el cual se realizan transacciones frecuentes, por lo
que no advirtiéndose de autos elemento alguno que permitiera verificar tal asunto,
corresponde que la Administración sustente previamente dicho aspecto del reparo. Se
verifica que la recurrente aplicó la tasa de 10% al valor en libros del bien materia de
análisis, por lo que la aplicación de la tasa de depreciación del 20% considerada por la
Administración se encuentra arreglada a ley, correspondiendo que considere igualmente
dicha tasa en la determinación de la depreciación anual del 1999. Se confirman los reparos
por gastos no deducibles toda vez que al cierre del requerimiento de fiscalización la
recurrente se limitó a indicar el destino de dichos gastos, sin adjuntar la documentación
sustentatoria de los mismos, no presentando la recurrente los documentos que acreditaran
la vinculación de los gastos reparados con la producción de la renta gravada, corresponde
mantener tales reparos. Se declara nula e insubsistente respecto de los reparos por
descuentos detraídos de las cuentas de resultados, no estaría acreditado que la recurrente
haya omitido registrar ingresos por descuentos, rebajas y bonificaciones obtenidos en el
1999, por lo que la Administración verificará y emitirá nuevo pronunciamiento.

RTF: 01452-2-2004

Confirma la resolución apelada. La materia en controversia consiste en determinar si la


recurrente en su calidad de asociante de una asociación en participación, podía utilizar
como crédito contra el Impuesto a la Renta de tercera categoría, los pagos a cuenta
efectuados a nombre de la asociación en participación. Del análisis de las normas
aplicables, en especial de las modificaciones dispuestas por los artículos 3° y 11° de la Ley
N° 27034, se tiene que tuvieron la finalidad de excluir a las asociaciones en participación
de los entes comprendidos en el último párrafo del artículo 14° de la Ley del Impuesto a la
Renta, en tal sentido, cabe interpretar que el inciso k) del artículo 14° de dicha ley,
incorporado por el artículo 2° de la Ley N° 27034, no consideró a las asociaciones en
participación como contribuyentes del impuesto, al no haberlas mencionado
expresamente. De otra parte, del análisis de la Resolución de Superintendencia N° 042-
2000/SUNAT, no se desprende que la recurrente en su calidad de asociante estuviera
facultada a utilizar como crédito contra el Impuesto a la Renta, los pagos a cuenta
efectuados a nombre de la asociación en participación, no siendo válido interpretar que el
hecho que no se haya establecido una disposición que prohíba o restrinja dicha posibilidad
signifique que sí se encontraba facultada a hacerlo, pues de acuerdo con las normas
aplicables y las características esenciales del contrato de asociación en participación, no
podía considerarse que durante el período materia de análisis (2000), las asociaciones en
participación hayan tenido la calidad de contribuyentes del impuesto.

RTF Nº 01011-3-2004
Se confirma la apelada en lo referente a los reparos al Impuesto General a las Ventas por
operaciones atribuidas a contratos de asociación en participación por corresponder a
contratos de compraventa y prestaciones de servicios, dado que al cierre del requerimiento
de fiscalización, la recurrente no presentó los contratos de asociación en participación de
algunos periodos y que los contratos presentados carecen de fecha de celebración, no
pudiendo establecerse con certeza los períodos a los que resultan aplicables, y por tanto
no queda acreditado que estuvieran vigentes por los ejercicios materia de análisis. Se
confirman los reparos a las cuentas de cobranza dudosa, toda vez que la recurrente
presentó un detalle en el que incluyó el nombre del cliente, número de RUC, número y tipo
de comprobante emitido, lo cual no acredita que se haya configurado alguno de los
supuestos contemplados por el inciso f del artículo 21 del reglamento de la Ley del
Impuesto a la Renta. Se confirman los reparos a los gastos de viaje, gastos extraordinarios
y otras cargas excepcionales, así como a la bonificación extraordinaria otorgada a sus
trabajadores y por pagos al IPSS, toda vez que no han sido sustentados por la recurrente
durante la fiscalización. Se confirman los reparos a las diferencias de cambio por las
cuotas de leasing no devengadas al 31 de diciembre de 1998, debido a que sólo
constituyen gasto deducible para la determinación de la renta imponible las cuotas
devengadas por el arrendamiento financiero, mas no así las diferencias de cambio por las
cuotas pendientes de cancelación, al no haberse devengado el gasto, y que sólo
constituyen gasto deducible las cuotas devengadas y por ende las diferencias de cambio
asociada a aquellos montos. Se confirman los reparos por exceso de depreciación cargado
a resultados dado que en ningún caso pueden hacerse incidir en un ejercicio gravable
depreciaciones de ejercicios anteriores.

RTF N° 4318-5-2005

En las operaciones que originan la acotación constituyen la primera venta de inmuebles


realizada por su constructor, no tratándose de un contrato asociativo pues no existe una
finalidad común entre los contratantes pues sus intereses son distintos (de un lado, la
construcción de un edificio para la posterior venta de departamentos y, del otro, la
adquisición de departamentos). En este caso, la recurrente adquirió la titularidad del 87.5%
del terreno de propiedad de una persona natural, en virtud de un contrato denominado
“transferencia de acciones y derechos por acuerdo asociativo de colaboración”, a cambio
de lo cual dicha persona debía recibir US$ 220,000 y la propiedad exclusiva de un
departamento y estacionamientos en el edificio multifamiliar que la recurrente construiría
en el terreno; en virtud de posteriores adiciones, y con el previo consentimiento de la ex
propietaria del terreno, la recurrente transfirió a otras personas determinados porcentajes
de sus derechos y acciones sobre la propiedad del inmueble a construir, pactándose en el
contrato como utilidades la entrega de los departamentos que se construirían sobre el
terreno, estableciendo el Tribunal que tal entrega no califica como utilidad, tratándose más
bien de contratos de compraventa.

La diferencia principal entre el contrato de asociación en participación y el contrato de


consorcio es que en este último todos los consorciados participan en las actividades que
constituyen el negocio.

Usualmente, se designa a un administrador o representante común del consorcio, a quien


se otorgan facultades de representación en nombre de los miembros del consorcio.

RTF N° 3199-3-2005

Se acumulan los expedientes por guardar conexión entre sí. Se revocan las apeladas por
el reparo por diferencias entre los ingresos registrados y declarados provenientes de los
contratos de asociaciones en participación y de colaboración empresarial. Se señala que si
bien en los contratos materia de autos se hace referencia a que la gestión del negocio
correría a cargo de una de las partes (asociante), quien llevaría la contabilidad y los
balances del negocio, no se tratan de características privativas del contrato de asociación
en participación toda vez que en los contratos de consorcio, las partes también pueden
acordar que la administración del negocio sea llevado por una de ellas, en tal sentido,
siendo que no estamos frente a contratos de asociación en participación, y dado que la
Administración no ha aportado mayores elementos de prueba que indiquen lo contrario,
procede levantar los reparos.

RTF Nº 04124-4-2006

Se revoca la apelada que declaró infundada la reclamación formulada contra Resolución


de Determinación sobre Impuesto General a las Ventas de agosto a diciembre de 2001, y
Resoluciones de Multa por la infracción tipificada en el numeral 1 del artículo 178° del
Código Tributario, puesto que la Administración consideró la existencia de una operación
de arrendamiento de máquinas tragamonedas gravada con el Impuesto General a las
Ventas, sin embargo no ha evidenciado su existencia siendo que se basa en un “Recibo de
Aporte de Inversión de Capital” mediante el cual la recurrente descuenta a su socio en una
asociación en participación parte de sus utilidades por el costo de las máquinas
tragamonedas que servirían como aporte a la asociación. Asimismo se señala que las
cartas de respuesta a los requerimientos de la Administración suscritos por los
conformantes de la asociación en participación, el valor de las máquinas y el supuesto
valor al cual se habría alquilado éstas, así como el lugar de ubicación de las mismas, entre
otros no abonarían en la tesis a la que arriba la Administración.

RTF Nº 06193-8-2011

Se acumulan los expedientes. Se confirman las apeladas que declararon infundadas las
reclamaciones contra las resoluciones de multa giradas por la infracción tipificada en el
numeral 1 del artículo 176º del Código Tributario. Se indica que el Contrato de Asociación
en Participación presentado por el recurrente en que sustenta su pretensión carece de
fecha cierta de acuerdo con el 245º del Código Procesal Civil, pues no tiene legalización
de firmas ni fecha de suscripción certificada por notario o por alguna autoridad con
anterioridad a los periodos materia de acotación, por lo que no resulta idóneo para
desvirtuar que la recurrente era sujeto pasivo del mencionado impuesto, y por lo tanto que
se encontraba obligada a presentar las declaraciones juradas del Impuesto a los Juegos
de Casino y Máquinas Tragamonedas, por lo que al encontrarse obligada a presentar las
declaraciones juradas materia de autos, se encuentra acreditada la comisión de la referida
infracción.

RTF Nº 12134-8-2011

Se confirma la apelada que declaró fundada en parte la reclamación contra las


Resoluciones de Determinación y las Resoluciones de Multa giradas por Impuesto General
a las Ventas – IGV de enero a diciembre de 2003 y la infracción tipificada en el numeral 2
del artículo 178º del Código Tributario, toda vez que la operación realizada por la
recurrente materia de reparo versa sobre una prestación de dar temporal que realizó a
favor de otra empresa, a título oneroso y cuya retribución se considera renta de tercera
categoría para efecto del Impuesto a la Renta, por lo que se encuentra gravada con el IGV
como servicio. Se indica que este Tribunal admite la posibilidad que la Administración
establezca la realidad económica que subyace en un contrato que posee la calidad de acto
simulado, supeditando dicha actuación a la acreditación fehaciente del negocio que en
realidad ha llevado a cabo el contribuyente, siendo que en este caso se encuentra
acreditado que mediante la contraprestación detallada en la factura observada no se
retribuyó la transferencia de la calidad de asociado en el contrato de asociación en
participación, ni de la propiedad del derecho administrativo de sustitución de embarcación
pesquera. Se menciona que los montos devueltos en exceso han sido tomados como base
de referencia de la determinación de las Resoluciones de Multa impugnadas, por lo que
estos valores se encuentran arreglados a ley.
RTF Nº 14312-9-2013

Se confirma la apelada que declaró infundada la reclamación formulada contra unas


resoluciones de determinación y unas resoluciones de multa giradas por el Impuesto
General a las Ventas de octubre a diciembre de 2004 y febrero de 2005, y por la infracción
tipificada en el numeral 1 del artículo 178° del Código Tributario. Se señala que se
mantiene el reparo al débito fiscal por cesión en uso del permiso de pesca que no fue
gravado con el Impuesto General a las Ventas, toda vez que conforme a las cláusulas del
contrato de asociación en participación y al convenio de transferencia de participación la
recurrente recibió una contraprestación a cambio de permitir que otra empresa disfrute de
los derechos que otorga la autorización de incremento de flota, y porque dicha operación
constituye la prestación de un servicio prestado por la recurrente que se encuentra
gravada con el Impuesto General a las Ventas. Se señala que el contrato de asociación en
participación tiene como elemento constitutivo que el asociado participe de las utilidades
del negocio, y que pierde su naturaleza cuando se elimina tal elemento con el convenio de
transferencia de participación.

RTF Nº 18351-4-2013

Se revoca la apelada que declara infundada la reclamación contra las resoluciones de


determinación y de multa giradas por el Impuesto a la Renta e Impuesto General a las
Ventas y por la infracción tipificada en el numeral 1 del artículo 178° del Código Tributario
en el extremo referido al reparo por ingresos omitidos al no ajustarse al valor de mercado
referido al contrato suscrito con uno de sus proveedores, en tanto la Administración no
analizó en su conjunto la naturaleza de diversos contratos que podrían justificar un valor
distinto por el servicio en relación al utilizado como comparable, confirmando la apelada en
el extremo referido al reparo por ingresos omitidos no ajustados al valor de mercado
respecto a otros proveedores, así como el reparo a los gastos contenidos en diversas
facturas por servicios que le fueron prestados al no cumplir con el principio de causalidad,
toda vez que la recurrente no podía tomar el crédito fiscal y el gasto contenido en las
facturas que se originaron por concepto de pagos de arrendamiento de máquinas
tragamonedas que aportó como consecuencia de los contratos de asociación en
participación suscritos para la instalación de salas de juego, por cuanto en su calidad de
asociado, no le corresponde deducir gastos o costos del negocio, los que corresponden
únicamente al asociante.

7. INFORMES EMITIDOS POR LA SUNAT

INFORME N° 234-2005-SUNAT/2B0000

El inicio y/o desarrollo de un proceso de promoción de la inversión privada en una empresa


del Estado no constituye, en sí mismo, una causal de interrupción y/o suspensión de la
prescripción en el TUO del Código Tributario.

No obstante ello, y en atención a lo dispuesto en el inciso g) del artículo 46° del TUO del
Código Tributario, toda vez que la Administración Tributaria se encuentra impedida, por
mandato del artículo 1° del Decreto Ley N° 25604, de efectuar la cobranza de la deuda
tributaria, la prescripción se suspenderá en los siguientes casos:

• Tratándose de empresas que hayan sido o sean declaradas en liquidación, comprendidas


en el proceso de promoción de la inversión privada bajo la modalidad a que se refiere el
literal d) del artículo 2° del Decreto Legislativo N° 674, esto es, cuando con motivo de su
disolución y liquidación se efectúe la disposición o venta de sus activos; aunque dicha
modalidad concurra con otra.
• Tratándose de empresas comprendidas en el proceso de promoción de la inversión
privada bajo las modalidades señaladas en los literales a), b) y c) del artículo 2° del aludido
Decreto Legislativo (transferencia del total o de una parte de sus acciones y/o activos;
aumento de su capital; y, celebración de contratos de asociación, “joint venture”,
asociación en participación, prestación de servicios, arrendamiento, gerencia, concesión u
otros similares), siempre que la COPRI (actualmente, PROINVERSIÓN) haya acordado de
manera expresa que no serán susceptibles de embargos preventivos ni de cualquier otra
medida cautelar, sin excepción, los bienes incluyendo acciones, participaciones y
derechos, que sean de propiedad o que estén en posesión de dichas empresas, y dicho
acuerdo haya sido publicado en el diario oficial “El Peruano”.

Lo anterior, sin perjuicio de que el cómputo de la prescripción se haya visto anteriormente


suspendido y/o interrumpa por alguna de las causales previstas en los artículos 45° y 46°
del TUO del Código Tributario.

Por otro lado, en el caso de empresas que no se encuentran comprendidas en los


supuestos antes señalados, el cómputo del plazo de prescripción deberá efectuarse
atendiendo a las causales de interrupción y suspensión detalladas en los artículos 45° y
46° del citado TUO.

El cómputo del plazo de prescripción de la deuda tributaria, tratándose de aquélla


correspondiente a empresas comprendidas en el proceso de promoción de la inversión
privada exclusivamente bajo la modalidad prevista en el literal d) del artículo 2° del Decreto
Legislativo N° 674, se suspenderá a partir de la expedición de la resolución suprema que
define dicha modalidad; mientras que en el caso de empresas en las que la referida
modalidad concurre con otra, la prescripción se suspenderá con la publicación en el diario
oficial “El Peruano” del acuerdo de la COPRI (actualmente PROINVERSIÓN) sobre la
disolución y liquidación de la empresa, salvo que en dicha publicación se establezca una
fecha posterior para la vigencia del acuerdo en mención.

En ambos casos, la suspensión de la prescripción se producirá durante todo el proceso


respectivo.

En el caso de la deuda tributaria correspondiente a empresas comprendidas en el proceso


de promoción de la inversión privada bajo las modalidades previstas en los literales a), b) y
c) del artículo 2° del Decreto Legislativo N° 674, la prescripción se suspenderá con la
publicación en el diario oficial “El Peruano” del acuerdo de la COPRI (actualmente
PROINVERSIÓN) en el que se convenga la aplicación del artículo 1° del Decreto Ley N°
25604, salvo que en dicha publicación se establezca una fecha posterior para la vigencia
del referido acuerdo.

Dicha suspensión se producirá hasta la conclusión del proceso de promoción de la


respectiva empresa.

_________________________________________
1 ELIAS LAROZA, Enrique. Derecho Societario Peruano; La Ley General de Sociedades
del Perú. Editorial Normas Legales. Trujillo, 2000. Página 946.
2 “Un contrato de colaboración empresarial o asociativo es aquel por el cual dos o más
personas, que pueden ser naturales o jurídicas, se unen para desarrollar una actividad
empresarial en conjunto, contribuyendo con bienes, dinero o servicios para lograr el
objetivo señalado en el contrato, sin que esta operación dé lugar a una nueva persona
jurídica”. Conforme lo indican NORTHCOTE SANDOVAL, Cristhian; GARCÍA QUISPE,
José Luis y TAMBINI AVILA, Mónica. Manual Práctico de la Ley General de Sociedades.
Instituto Pacífico. Primera edición. Lima, Julio 2012. Página 375.
3 Cuando se hace referencia a que debe constar por escrito no significa que ello sea a
través de una Escritura Pública, sino que bastaría un contrato firmado por escrito, solo que
para que tenga fecha cierta podría contar con la legalización notarial de las firmas de las
partes contratantes o de sus representantes.
4 Su validez requiere de la forma escrita, pero no de ninguna formalidad adicional como la
escritura pública y no se inscriben en los Registros Públicos.
5 Que puede ser tanto una persona natural como una persona jurídica.
6 ROMAN TELLO, Patricia. Implicancias tributarias a considerar en los contratos de
Asociación en Participación. Publicado en la revista Actualidad Empresarial Nº 185 –
Segunda quincena de junio 2009. Página I-20.
7 TALLEDO MAZÚ, César. La asociación en participación, el consorcio y el joint venture:
Aspectos contractuales y tributarios. Página 30. Revista del IPDT Nº 22. Diciembre de
1998.
8 También debe estar señalada de manera expresa en el contrato suscrito entre las partes
intervinientes.
9 En sus dos modalidades:
(i) Con contabilidad independiente a las partes obteniendo un número de RUC distinto a
las partes contratantes y (ii) Sin contabilidad independiente en las cuales una de las partes
lleva la contabilidad del negocio recibiendo la designación de operador, estando obligado a
la emisión del documento de atribución, cuyo proceso está regulado en la Resolución de
Superintendencia Nº 022-98/SUNAT.
10 VILLANUEVA GUTIERREZ, Walker. Tratado del IGV. Regímenes General y
Especiales. Doctrina – Jurisprudencia. Instituto Pacífico. Primera edición. Enero – 2014.
Páginas 593 y 594.
11 Si se desea revisar todo el texto de la NIIF 9 se puede ingresar a la siguiente dirección
web: http://www.mef.gob.pe/contenidos/conta_publ/con_nor_co/no_oficializ/nor_internac/E
S_GVT_IFRS09_2013.pdf
12 VILLANUEVA GUTIERREZ, Walker. Ob. Cit. Página 584.
13 Si se desea revisar todo el texto de la NIC 28 se puede ingresar a la siguiente dirección
web: http://www.mef.gob.pe/contenidos/conta_publ/con_nor_co/no_oficializ/nor_internac/E
S_GVT_IAS28_2013.pdf
14 Si se desea revisar todo el texto de la NIIF 10 se puede ingresar a la siguiente dirección
web: http://www.mef.gob.pe/contenidos/conta_publ/con_nor_co/no_oficializ/nor_internac/E
S_GVT_IFRS10_2013.pdf
15 Cuando se menciona al consorcio con contabilidad independiente se entiende que es
aquel contrato de consorcio que está inscrito ante la administración tributaria que cuenta
con un número de RUC independiente de las partes que lo conforman.
16 NORTHCOTE SANDOVAL, Cristhian. ¿Y qué pasa con el derecho a la libertad de los
independientes al aportar a una AFP?. Actualidad Empresarial Nº 286 – Primera quincena
de setiembre 2013. Página X-3.
17 ROMAN TELLO, Patricia. Ob. Cit. Página I-22.
18 TALLEDO MAZÚ, César. La Asociación en Participación, el consorcio y el joint
venture: Aspectos contractuales y tributarios. Cuadernos Tributarios Nº 22 de la IFA,
página 29. Esta publicación puede consultarse en la siguiente página
web: http://www.ifaperu.org/uploads/articles/62_02_CT22_CTM.pdf
19 Es pertinente indicar que existen posturas en la doctrina que señalan que los alcances
de la Resolución de Superintendencia Nº 024-2000/SUNAT solo tuvo un ejercicio gravable
en el cual se aplicó, que era el año 1999, toda vez que la legislación del Impuesto a la
Renta varió. AELE lo sintetiza del siguiente modo: “Ahora bien, en este punto es preciso
referir que hay quienes amparados en la RTF Nº 732-5-2002, que indicaba: “para efectos
del pago del Impuesto a la Renta por las ganancias obtenidas a través de una asociación
en participación, el asociante no asume ninguna responsabilidad, pues deduce las
participaciones que entrega a los asociados, debiendo estos responder ante el fisco por
ellas”, sostendrían que el Asociante puede seguir deduciendo las participaciones que
entrega a los Asociados. Dicha posición resultaría inexacta no solo por el hecho –ya
señalado- de que la referida RTF únicamente hace alusión al tratamiento para el ejercicio
1999, incluso sin aplicar las modificaciones a la LIR operadas por la Ley Nº 27034, sino
porque ello significaría desconocer las modificaciones a los artículos 14°y 65° de la LIR
establecidas por la Ley Nº 27034, que “eliminaron la referencia expresa a las asociaciones
en participación, con lo cual se dejó sin efecto el régimen de «transparencia fiscal» que
respecto de ellas establecía la anterior regulación del Impuesto a la Renta,
correspondiendo únicamente al asociante la determinación y pago de dicho impuesto”.
Revista Análisis Tributario Nº 227. Volumen XIX, diciembre 2006. Página 30. Esta
información se puede consultar en la siguiente dirección
web: http://www.aele.com/sites/default/files/archivos/anatrib/06.12_AL.pdf
20 Como una especie de servicio de tipo gratuito.
21 Ello en la doctrina se le conoce como “retiro de servicios”. Una explicación adicional
sobre el tema se puede revisar al consultar el Informe Nº 153-2001-SUNAT/K00000 de
fecha 06 de agosto de 2001

Consideraciones en torno al contrato de


asociación en participación: ¿nuevo criterio
del Tribunal Fiscal?
Por
Ronald Vargas R. y Octavio Salazar M.
-
21 Diciembre, 2017
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1. Introducción
El objeto del presente artículo es compartir algunas reflexiones sobre el
tratamiento tributario aplicable al contrato de asociación en participación (en lo
sucesivo, “CAEP”) en el Perú; en especial, respecto del tratamiento aplicable a
la atribución de los resultados del negocio que realiza el asociante en favor del
asociado para efectos del Impuesto a la Renta (IR).

Para ello, revisaremos algunas cuestiones críticas en torno a la naturaleza


jurídica del CAEP y de las relaciones entre sus partes contratantes, así como el
tratamiento aplicable a los referidos contratos en las normas del IR; y,
específicamente, nos detendremos en la impresión que nos ha dejado la
reciente Resolución del Tribunal Fiscal N° 637-2-2017[1].

2. Naturaleza jurídica del CAEP

Como se sabe, el CAEP es un contrato asociativo y no un contrato de sociedad,


no obstante, está regulado en el artículo 440 de la Ley General de
Sociedades[2] (en adelante, “LGS”) que lo define como aquél por el cual una
persona, denominada asociante, le concede a otra u otras personas,
denominadas asociados, una participación en el resultado o en las utilidades de
uno o varios negocios o empresas del asociante; a cambio de determinada
contribución.

Así, dentro de las características de este tipos de contratos, tenemos que (i) el
asociante actúa en nombre propio; (ii) la gestión del negocio corresponde al
asociante; (iii) no existe relación jurídica entre los asociados y terceros; (iv)
respecto de los terceros, los bienes contribuidos por el asociado se presumen
de propiedad del asociante, salvo los que se encuentren inscritos en Registros
Públicos a nombre del asociado; y, (v) las partes deciden si la participación en
las pérdidas es en la misma proporción que en las utilidades, o si se participa
en las utilidades pero no en las pérdidas, o si se participa en las utilidades o en
las pérdidas aunque el asociado no haya efectuada una contribución.

Fluye de lo expuesto que la característica esencial de un CAEP es la existencia


de un negocio cuyo titular y gestor es el asociante, quien se obliga a ceder
parte del resultado de dicho negocio a favor de un tercero, el asociado, a
cambio de una contribución. Nótese que las enumeradas características del
CAEP derivan estrictamente de su regulación societaria.
Ahora bien, con relación a la naturaleza jurídica de las relaciones entre las
partes contratantes del CAEP, García-Pita y Lastres señala que en los contratos
de asociación en participación regulados en la LGS, las estructuras de las
relaciones jurídicas son bilaterales y directas, a diferencia de lo que ocurre en
las sociedades en donde “las relaciones son plurilaterales y radiales”. Agrega el
autor que “no hay, propiamente [en las sociedades], una relación sinalagmática
directa entre los socios, ni las aportaciones que se efectúen en consideración de
supuestas contra-aportaciones, sino que se trata de aportar bienes o servicios
para el ejercicio en común de actividades económicas”[3].

Véase que si bien la postura antes descrita es aceptada por cierto sector de la
doctrina, la posición de la Corte Superior de Justicia de Lima es distinta. En
efecto, en la sentencia recaída en el Expediente N° 1461-2002 (del 15 de
diciembre de 2002), la Sala Civil de Lima señaló que el CAEP no es un contrato
de prestaciones recíprocas, toda vez que el asociante no está en la obligación
de efectuar una prestación a favor del asociado y viceversa, de modo que el
contrato subsiste simplemente en la participación del asociado en el riesgo del
negocio, siempre y cuando este efectúe una contribución para el desarrollo del
mismo[4].

3. Tratamiento tributario de la atribución de resultados al asociado en


el CAEP

Creemos importante iniciar este punto precisando que de acuerdo con el texto
del Decreto Legislativo N° 774[5], para efectos del IR los ingresos de los CAEP
se regulaban bajo el régimen de “atribución de rentas” entre las partes
contratantes. Así, el artículo 14 del citado Decreto precisaba lo siguiente:

“Artículo 14.- Son contribuyentes del impuesto:

[…] En caso de sociedades de hecho, asociaciones en participación, joint


ventures, consorcios, comunidad de bienes y demás contratos de colaboración
empresarial, las rentas serán atribuidas a las personas naturales o jurídicas que
las integran o sean parte contratante”.

Sobre lo anterior, Indira Navarro sostiene que “los resultados del contrato
debían ser atribuidos a las partes integrantes, incorporándolos a sus
respectivos y propios resultados. En tal sentido, los ingresos mensuales se
consideraban atribuidos a las partes contratantes en la misma proporción en la
que hubieran acordado participar en el contrato sobre las rentas anuales”[6].

Como se advierte, si bien los CAEP se regían por el régimen de atribución de


rentas descrito en el párrafo anterior, existían otros contratos identificados en
el Registro Único de Contribuyentes (RUC), siendo que estos tenían una
contabilidad independiente a la de sus partes y asumían la calidad de
contribuyentes del IR.

Con la publicación de la Ley N° 27034 en diciembre de 1998 y vigente desde


enero de 1999[7], se modifica el artículo de la Ley del IR[8] y se establece que
sólo se considerarán como contribuyentes de dicho impuesto a los contratos de
colaboración empresarial que lleven contabilidad independiente, eliminándose
toda referencia a los CAEP.

He aquí precisamente el origen del problema, puesto que habiéndose eliminado


de la Ley del IR toda referencia en cuanto al tratamiento tributario de los CAEP,
evidentemente muchos entendieron ello como el fin del régimen de
“transparencia” para tales contratos.

Cabe resaltar que en el proyecto normativo de la glosada Ley se mencionó


que: “[…] carece de sustento jurídico atribuir rentas al asociado u obligar a la
asociación en participación a llevar contabilidad independiente. Esta medida
permitirá, además, dar un tratamiento similar al dispensado en las normas del
IGV cuyo reglamento señala que la asociación en participación no es sujeto de
dicho impuesto, excluyéndola del concepto contratos asociativos”.

En este contexto, el profesor Humberto Medrano, advirtiendo rápidamente la


problemática derivada con la (des)regulación de los CAEP, refiere lo
siguiente: “como quiera que ahora no se les menciona, resulta claro que no
deben llevar contabilidad independiente ni son contribuyentes, pero falta
establecer si el único sujeto del tributo es el asociante o si la renta generada
debe atribuirse a los asociados (el subrayado es nuestro)”[9].

Con relación a este punto, mediante la Séptima Disposición Final y Transitoria


del Decreto Supremo N° 194-99-EF[10] se indicó que lo regulado a través de la
Ley N° 27034 en torno a los CAEP resultaba aplicable incluso para el ejercicio
gravable de 1999, y para aquellos CAEP existentes a la fecha de entrada en
vigencia de dicha norma.

En efecto, la citada norma se encargó de regular la situación de los CAEP que


durante 1999 hubieran llevado contabilidad independiente a la de sus partes
contratantes. De igual modo, el aludido Decreto dispuso que “la SUNAT dictará
las normas complementarias para la aplicación de lo dispuesto en la presente
Disposición”.

Puntualmente, en el año 2000, mediante la Resolución de Superintendencia N°


42-2000/SUNAT la Administración reguló lo concerniente a los CAEP que
durante 1999 hubieran llevado contabilidad independiente a la de sus partes
contratantes e inscrito en el RUC.

Al respecto, el artículo 6 de la citada R.S. indicó lo siguiente:

“Artículo 6.- Tratamiento de la participación

El asociado declarará la participación como renta neta de tercera categoría del


IR y el Asociante la deducirá como gasto o costo, según corresponda”.

Sobre lo anterior, amparándose en una interpretación extensiva de dicha


Resolución, mucho se discutió la posibilidad de aplicar el citado artículo 6 a
todos los CAEP en general, inclusive a los celebrados con posterioridad a 1999;
soslayando así los alcances de la Ley N° 27034 y el Decreto Supremo N° 194-
99-EF.

En el marco de lo expuesto, ante la duda generada por la falta de reglas


precisas, la doctrina nacional y la práctica empresarial se encargaron de
proponer sus propias soluciones, entre las cuales resaltaron dos posiciones:

“Posición 1: Sostener que el asociante debía registrar en su contabilidad los


ingresos totales por las ventas, así como deducir los gastos en que incurriera el
negocio, procediendo luego a hacer entrega a la asociada de la participación
que le correspondería, deduciéndola también como gasto. La referida entrega
constituiría renta de tercera categoría para la asociada, por lo cual, tributarían
por su cuenta cada una de las partes.
Posición 2: Sostener que el asociante debía registrar en su contabilidad los
ingresos totales por las ventas, así como deducir los gastos en que incurriera el
negocio, procediendo luego a liquidar y determinar el IR a pagar. Lógicamente,
la participación de la asociada sería entregada luego de deducido el IR, por lo
cual, se le estaría haciendo entrega de renta desgravada”[11].

Conforme se dio en los hechos, se consideró que el asociante fuese quien debía
registrar todas las operaciones vinculadas al CAEP; siendo aquel quien tributara
por las rentas que se deriven de la ejecución del negocio, deduciendo como
gasto la participación del asociado, quien a su vez debe considerarla también
como renta gravada.

Este tratamiento se sustentó fundamentalmente en la Resolución de


Superintendencia N° 42-2000/SUNAT y en las actuaciones que la
Administración Tributaria realizaba en procedimientos de fiscalización; siendo
que la posición inclusive habría sida avalada por el Tribunal Fiscal.

De ello, se tiene que en la Resolución N° 7527-3-2010 el referido órgano señaló


lo siguiente:

“Que asimismo este Tribunal en la Resolución N° 732-5-2002 ha establecido


que corresponde al asociante registrar en su contabilidad los ingresos totales
por las ventas y todos los gastos incurridos, de acuerdo con lo establecido por
el precitado inciso k) del artículo 14 de la Ley del IR, deduciendo como gasto
las participaciones que entrega a sus asociados.

Que en el caso de autos, la Administración no discute la naturaleza económica


del contrato de asociación en participación celebrado con las citadas empresas,
ni el carácter de deducible como gasto para la determinación del IR de la
participación en el resultado del negocio (atribución de la utilidad), siendo que
en el presente reparo solo corresponde analizar si el gasto deducido se
encuentra debidamente sustentado (el subrayado es propio)”.

Con ello, la posición 1 que comentáramos previamente tomó terreno en el


mercado, volviéndose aquel tratamiento de los CAEP el elegido por la mayoría
de los inversionistas para estructurar sus operaciones.
4. De la Resolución N° 637-2-2017 y el asociante como único
contribuyente del IR

Habiendo mencionado los antecedentes del CAEP en el ámbito tributario y las


principales posiciones que en la práctica se generaron al respecto; corresponde
señalar que actualmente ni la Ley del IR ni su Reglamento han desarrollado
expresamente el tratamiento que debiera aplicarse a esta figura. Sin embargo,
conforme lo advertimos, sucedió que tomó lugar la posición en donde el
asociante fuese quien registrará todas las operaciones vinculadas al CAEP,
tributando por las rentas propias del negocio y deduciendo como gasto la
participación del asociado, quien a su vez debe considerarla también como
renta gravada.

Es en este contexto donde se emite la Resolución N° 637-2-2017, de fecha 23


de enero de 2017, mediante la cual el Tribunal Fiscal ha concluido lo siguiente:

“Que tomando en consideración las previsiones normativas de la Ley del IR


aplicables para el ejercicio materia de análisis y que el asociante es el titular
exclusivo del negocio o empresa objeto del contrato, mientras que el asociado
se limita a entregar una contribución a cambio del derecho a participar en los
resultados, se concluye que en el presente caso, de obtenerse utilidades en el
negocio o empresa materia del contrato, el asociante será el único obligado a
determinar y pagar el IR de Tercera Categoría por la totalidad de las rentas
gravadas que se obtuvieran de dicho negocio o empresa y, luego de ello, de
corresponder, deberá entregar la participación que corresponda al asociado,
quien no debe gravar nuevamente la suma recibida con el IR, por lo que
corresponde revocar la apelada en este extremo (el subrayado es nuestro)”.

Si bien la citada Resolución está referida puntualmente a la situación del


asociado, se indica que el asociante tendría que pagar el tributo por el íntegro
de la utilidad generada del negocio, incluyendo la porción de la renta que según
el contrato le corresponda al asociado. A su vez, este último no estaría obligado
a tributar por la utilidad que se distribuya a su favor, puesto que de acuerdo
con la posición del Tribunal el asociante “deberá entregar la participación que
corresponda al asociado, quien no debe gravar nuevamente la suma recibida
con el IR (el subrayado es propio)”.
En la misma línea, no correspondería que el asociante aplique ninguna
retención sobre el importe distribuido al asociado. Nótese que bajo esta lógica,
las partes del contrato deberían convenir que la utilidad del asociado se
calculara sobre la suma que resulte después que el asociante pague el impuesto
sobre el íntegro de la renta.

Como puede verse, aun cuando no estamos frente a un pronunciamiento de


observancia obligatoria, el argumento preparado por la Sala 2 del Tribunal
irrumpe una línea argumentativa que venía siendo aplicada con frecuencia
tanto por la SUNAT como por los contribuyentes.

Igualmente, debemos mencionar que este no es el primer pronunciamiento del


Tribunal Fiscal en donde se comparte este enfoque. En efecto, si bien con la
Resolución N° 637-2-2017 se ha desarrollado con mayor claridad el argumento
que sostiene la posición, anteriormente el citado órgano ya había hecho
mención -muy sutilmente y sin ampliar en argumentos- a la renta desgravada
que el asociado percibiría del CAEP[12].

5. ¿Qué nos deja el criterio del Tribunal Fiscal?

Desde nuestro punto de vista, la Resolución en referencia nos deja más dudas
que certezas. En efecto, hay temas que deberán ser ocupados y revisados a
profundidad para efecto de mantener coherente la línea que adopta ahora
mismo el Tribunal Fiscal. Rápidamente, pensamos en lo siguiente:

 ¿Qué pasará con aquellas fiscalizaciones de la SUNAT en curso y


procedimientos tributarios respecto de tratamiento de los CAEP?
Entendemos que en caso la Administración opte por seguir la posición que
adopta el Tribunal Fiscal y cuestionar el tratamiento de los CAEP, cabría para
los contribuyentes la aplicación del artículo 170 del Código Tributario, respecto
de la improcedencia de la aplicación de intereses, del índice de precios al
consumidor y de sanciones en casos de duplicidad de criterio.

 Si en el marco de la Resolución el asociante tributa por el 100% de


las utilidades del negocio, ¿qué sucederá en los casos donde el
asociante tuviese utilidad en dicho negocio, pero pérdida en sus
actividades comerciales en general? ¿Deberá tributar?
Desde la perspectiva del asociado entendemos que este igualmente mantendría
su derecho a recibir “utilidades”.

 Sobre lo anterior, ¿qué pasaría con la compensación de pérdidas por


parte del asociante en el marco del artículo 50 de la Ley del IR (quien
tendría utilidad en un negocio de CAEP y pérdida por su actividad
empresarial general)?
 Si el importe atribuido por parte del asociante al asociado estaría
desgravado, ¿cuál sería la naturaleza jurídica de aquél?
En cualquier caso, estamos seguros de que la reciente jurisprudencia será óbice
para la emisión de un próximo pronunciamiento con carácter de observancia
obligatoria del Tribunal Fiscal, donde -esperemos- se puedan esclarecer algunos
de los supuestos en cuestión.

[1] De fecha 23 de enero de 2017.

[2] Ley N° 26887.

[3] GARCÍA-PITA Y LASTRES, José Luis, “El derecho de sociedades en el Perú:


un análisis comparativo”. En: Revista Ita Ius Esto, Primera Edición, pág. 56.

[4] HUNDSKOPF, Oswaldo. “La Asociación en Participación como contrato de


riesgo compartido y no de prestaciones recíprocas”. En: Diálogo con la
Jurisprudencia, núm. 84, 2005.

[5] Publicado el 31 de diciembre de 1993 en el Diario Oficial “El Peruano”.

[6] NAVARRO PALACIOS, Indira. Análisis tributario de los contratos de


asociación en participación y de consorcio. En: Revista Peruana de Derecho de
la Empresa, N° 54, 2002, Lima, pág. 93.

[7] En atención al artículo 2 de la Ley N° 27063, se precisa que la vigencia de


la Ley N° 27034 es a partir del 1 de enero de 1999.

[8] Cuyo T.U.O. fue aprobado por Decreto Supremo N° 179-2004-EF.


[9] MEDRANO CORNEJO, Humberto. Impuesto a la Renta y contratos de
colaboración empresarial. En: Themis Revista de Derecho, N° 41, 2000, Lima,
pág. 102.

[10] Publicado el 31 de diciembre de 1999 en el Diario Oficial “El Peruano”.

[11] CASTILLO BOTETANO, Lourdes. Problemática en la aplicación del Impuesto


a la Renta en las asociaciones en participación. En: Revista del Instituto
Peruano de Derecho Tributario (IPDT), N° 52, 2012, Lima, pág. 60.

[12] Véanse las Resoluciones del Tribunal Fiscal N° 18351-4-2013 y N° 5366-4-


2014.

Imagen obtenida de: http://www.grupocontable.pe

Asociación en participación:
continúa la discusión
por Julio Pino | 12 enero 2018
Una de las herramientas de negocios que genera mayor incertidumbre en el campo
tributario es la de las Asociaciones en Participación (en adelante, A en P).
La A en P es un contrato asociativo, recogido como tal en la Ley General de Sociedades
(LGS), y definido por esta norma como aquél por el cual una persona,
denominada asociante, concede a otra u otras personas, denominadas asociados, una
participación en el resultado o en las utilidades de uno o de varios negocios o empresas
del asociante, a cambio de determinada contribución.
La misma LGS señala con claridad las características de las A en P, que las distinguen de
otras figuras asociativas. Entre otras, tenemos las siguientes:

 El asociante actúa en nombre propio y la A en P no tiene razón social ni


denominación.
 La gestión del negocio o empresa corresponde única y exclusivamente al
asociante y no existe relación jurídica entre los terceros y los asociados.
 Los terceros no adquieren derechos ni asumen obligaciones frente a los asociados,
ni éstos ante aquéllos.

Asimismo, la LGS dota de una alta flexibilidad a esta figura en lo que se refiere a la
dinámica de las contribuciones de los asociados y las participaciones a la que éstos tienen
derecho. De esta forma, la norma dispone que: (i) salvo pacto en contrario, los asociados
participan en las pérdidas en la misma medida en que participan en las utilidades y las
pérdidas que los afecten no exceden el importe de su contribución y (ii) se puede convenir
en el contrato que una persona participe en las utilidades sin participación en las pérdidas
así como que se le atribuya participación en las utilidades o en las pérdidas sin que exista
una determinada contribución.
En un primer momento, nuestra norma del Impuesto a la Renta (IR) otorgó a la A en P un
tratamiento de ente fiscalmente transparente, que debía inscribirse en el Registro Único de
Contribuyentes (RUC), por regla general llevar contabilidad independiente a la de las
partes, determinar una renta neta y atribuirla a las partes al cierre del ejercicio. Esto fue
así hasta el año 1998.
Con la modificación a la Ley del IR introducida por la Ley N° 27034, publicada el 30 de
diciembre de 1998 y vigente a partir del 1 de enero de 1999, se reconduce el tratamiento
de las A en P para alinearlo con su naturaleza jurídica. Es decir, se la deja de considerar
como un contribuyente o ente diferenciado de las partes. Aunque la norma no lo indicó
expresamente, de la lectura de la Exposición de Motivos de la Ley N° 27034 y aplicando
un sentido lógico y coherente con lo regulado en la LGS, se entiende que con este cambio
se reconoce que la tributación del negocio objeto de la A en P debe recaer única y
exclusivamente en el asociante, que es el titular del negocio. En esto existe consenso en
la doctrina y también en la jurisprudencia del Tribunal Fiscal.
Lo que no quedó claro es qué tratamiento se debe dar a la participación que el asociante
paga al asociado cuando el negocio genera un resultado positivo, tanto desde la
perspectiva del asociante como del asociado.
Hay un vacío en las normas del IR sobre esta materia. La única pauta que quedó fue la
que se estableció en el artículo 6° de la Resolución de Superintendencia N° 042-
2000/SUNAT, conforme al cual el asociado debe declarar la participación como renta de
tercera categoría del IR y el asociante la deducirá como gasto o costo, según
corresponda. Pero es evidente que esta norma no tenía el rango legal necesario para
regular la materia y, aunque el tema podía ser discutible, era posible interpretarse que
resultaba aplicable únicamente por el ejercicio 1999 y sólo respecto de contratos de A en P
existentes al 1 de enero de 1999 que hubiesen llevado contabilidad independiente a la de
sus partes contratantes y atribuido a éstas, durante dicho año, las rentas correspondientes
a la A en P[1].
A pesar de ello, en diversos pronunciamientos en el tiempo el Tribunal Fiscal se basó en la
regla contenida en el artículo 6° de la Resolución de Superintendencia N° 042-
2000/SUNAT para concluir que la participación pagada al asociado representaba un gasto
por el asociante, en principio deducible para efectos de determinar su renta neta
anual. Por ejemplo, podemos citar las RTF’s[2] N° 00732-5-2002, 07527-3-2010 y 18351-
4-2013.
A nuestro juicio, en forma inconsistente, en algunos de estos pronunciamientos el Tribunal
también dio a entender que, no obstante que la participación sería un gasto deducible para
el asociante, para el asociado sería una “renta desgravada”.
En este contexto, recientemente el Tribunal Fiscal ha escrito un nuevo capítulo en esta
historia. Así, en la RTF N° 00637-2-2017, en un caso en el que se discutía si el asociado
(perceptor de rentas de tercera categoría) debía considerar como renta gravada del
ejercicio 2004 la participación que le pagó el asociante, el Tribunal concluyó lo siguiente (el
subrayado y el énfasis son nuestros):
“Que (…) de obtenerse utilidades en el negocio o empresa materia del contrato, el
asociante será el único obligado a determinar y pagar el Impuesto a la Renta de
Tercera Categoría por la totalidad de las rentas gravadas que se obtuvieran de dicho
negocio o empresa y, luego de ello, de corresponder, deberá entregar la participación
que corresponda al asociado, quien no debe gravar nuevamente la suma recibida
con el Impuesto a la Renta …”
Como el caso se refiere a una acotación de la SUNAT al asociado, el Tribunal no se
pronuncia sobre si, tratando la participación como un ingreso no gravado de éste, el pago
de la misma supondría o no un gasto deducible para el asociante. Tómese en cuenta que
en esta RTF el Tribunal no menciona los pronunciamientos anteriores que reflejaban un
criterio diferente ni tampoco ha establecido que el criterio en ella adoptado constituya un
precedente de observancia obligatoria.
Si antes de este nuevo pronunciamiento del Tribunal existían diversas inquietudes sobre el
tratamiento tributario de las A en P, sin duda ahora éstas se van a ahondar. Por ejemplo,
hay quienes podrían sostener que no necesariamente debe darse un tratamiento simétrico
y, por lo tanto, la participación sería un gasto deducible para el asociante pero una renta
no gravada para el asociado.
Sin ánimo de agotar la discusión sobre este polémico tema, nos permitimos esbozar
algunos puntos clave, que creemos que deberían ser considerados por el Tribunal Fiscal
en un eventual pronunciamiento posterior sobre la materia o, inclusive, por el legislador, si
se quisiese brindar una solución legislativa al asunto.
En primer término, no siendo el asociado un accionista del asociante, no sería lógico que
se asigne a la participación una naturaleza y un tratamiento dispar, según se enfoque
desde la óptica del asociante o del asociado. Es decir, si es un gasto para el asociante,
debe ser una renta gravada para el asociado, cuya forma de imposición dependerá de las
condiciones particulares de este último. Y si no es un gasto para el asociante, no debería
representar una renta para el asociado.
En segundo lugar, es fundamental el análisis sobre si la participación forma parte de la
disposición del patrimonio una vez determinada la utilidad distribuible o si estamos ante un
pago de tipo retributivo que se calcula sobre la base de la utilidad o resultado de un
negocio concreto de común interés de las partes, pero que afecta las cifras de resultados
globales antes de impuestos del asociante.
Por último, no puede perderse de vista que existe una diferencia entre la atribución a las
partes que se daba en el marco de los contratos de colaboración empresarial y en las A en
P que llevaban contabilidad independiente bajo el régimen de “transparencia fiscal” vigente
hasta el ejercicio 1998, con la entrega de la participación al asociado que debe efectuar el
asociante en cumplimiento del contrato de A en P.
En cualquier escenario, es muy importante tener presente que, dada la diversidad de
opciones para la estructuración de una A en P, fruto de la flexibilidad de la LGS, la
contabilización de la operación puede variar de un caso a otro, y ello debe ser siempre
evaluado al momento de medir la incidencia fiscal del negocio.

[1] Toda vez que la Resolución de Superintendencia N° 042-2000/SUNAT en su


conjunto fue emitida con el objeto de dictar reglas de juego especiales en la etapa de
tránsito por la modificación que introdujo la Ley N° 27034, como desarrollo de lo
ordenado por el último párrafo de la Sétima Disposición Final y Transitoria del Decreto
Supremo Nº 194-99-EF.
[2] Estos pronunciamientos han abordado diversos aspectos controvertidos del
tratamiento de las A en P, que no tocaremos en este artículo, y que consideramos que
deben ser analizados de manera integral por el Tribunal Fiscal, como por ejemplo la
posibilidad que el asociado pueda tomar el gasto y el crédito fiscal por los desembolsos
que incurra para el mantenimiento de los bienes entregados en uso al asociante como
contribución, y la necesidad de que el asociante cuente con un comprobante de pago
emitido por el asociado para sustentar y hacer deducible el gasto por la participación
abonada al mismo.

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