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Los procariotas, que tradicionalmente se han llamado bacterias, son el

grupo taxonómico que engloba a todos los organismos anucleados de la


biosfera, que generalmente son microscópicos y nunca forman tejidos
diferenciados. La aplicación de la biología molecular, y por tanto el análisis
comparativo de genes para reconstruir genealogías, dio un vuelco
importante en la concepción del cómo se podría relacionar toda la
diversidad presente en la biosfera de una forma natural (Rosselló-Mora,
2005)
La mayor parte de los taxónomos microbianos reconocen que el actual
concepto de especie, a pesar de no ser el ideal, ha contribuido de forma
importante en la construcción de un sistema de clasificación estable,
operativo y predictivo. Sin embargo, también hay una corriente científica
que lo critica por no ser comparable con el de eucariotas superiores
(Rosselló-Mora, 2003). El hecho de que aquellos parámetros
aparentemente adecuados para definir especies de animales y plantas (o
sea la sexualidad y fertilidad) no se cumplan en procariotas debido a que
su reproducción es asexual, hace que ambos conceptos sean diferentes ya
en su base. Sin embargo, y al contrario de lo que creen los microbiólogos
críticos, esta dificultad en reconciliar conceptos no es solamente un
problema radicado entre procariotas y animales o plantas, sino que entre
las distintas taxonomías de eucariotas también existe una incapacidad de
llegar a un consenso (Hull, 1997). De hecho, la mayoría de los más de 22
conceptos formulados para circunscribir especies de eucariotas (Mayden,
1997) se han ideado en función de las características observables de los
organismos en estudio (Mishler y Donoghue, 1982), y el concepto
biológico de especie ideado por Mayr (Mayr, 1942) es aplicable
especialmente a animales, pero cuando el nivel de complejidad disminuye
este concepto pasa a ser inadecuado (Hull, 1997). (Rosselló-Mora, 2005)
Todos los seres vivos están formados por unidades muy pequeñas,
generalmente invisibles a simple vista llamada células. Este nombre fue
dado por su descubridor Roberto Hooke, en 1665 y significa celda
pequeña.
La Célula es la unidad morfológica y funcional de todo ser vivo, es el
elemento de menor tamaño que puede considerarse vivo. Cada célula es
un sistema abierto que intercambia materia y energía con su medio. En
una célula ocurren todas las funciones vitales, de manera que basta una
sola de ellas para tener un ser vivo (que será un ser vivo unicelular).
(Gramajo, s.f.)
Se llama procariota a las células sin núcleo celular definido, es decir cuyo
material genético se encuentra disperso en el citoplasma.
Las células procariotas estructuralmente son las más simples y pequeñas.
Como toda célula, están delimitadas por una membrana plasmática que
contiene pliegues hacia el interior (invaginaciones) algunos de los cuales
son denominados laminillas y otro es denominado mesosoma y está
relacionado con la división de la célula.
La célula procariota por fuera de la membrana está rodeada por
una pared celular que le brinda protección.
El interior de la célula se denomina citoplasma. En el centro es posible
hallar una región más densa, llamada nucleoide, donde se encuentra el
material genético o ADN. Es decir que el ADN no está separado del resto
del citoplasma y está asociado al mesosoma.
En el citoplasma también hay ribosomas, que son estructuras que tienen
la función de fabricar proteínas. Pueden estar libres o formando conjuntos
denominados polirribosomas.
Las células procariotas pueden tener distintas estructuras que le permiten
la locomoción, como por ejemplo las cilias (que parecen pelitos)
o flagelos(filamentos más largos que las cilias). (Gramajo, s.f.)
La mayoría de las células eucariotas contienen mitocondrias que son
vestigios de un suceso endosimbionte ancestral que tuvo lugar hace
aproximadamente 1.500-2.000 millones de años, cuando una bacteria con
capacidad de utilizar oxígeno colonizó una célula protoeucariótica
huésped. Las comparaciones de secuencias sugieren que los parientes más
cercanos de la protomitocondria son las α-proteobacterias, bacterias
gram-negativas que pueden existir como bacterias libres, aunque la
mayoría de los miembros de este grupo viven como simbiontes o parásitos
de plantas y animales. En particular, se considera que las eubacterias más
cercanas a la mitocondria son miembros de la subdivisión rickettsia de las
α-proteobacterias. Los análisis filogenéticos realizados hasta este
momento sugieren que todos los genomas mitocondriales descienden de
un ancestro común, lo que implica un origen monofilético de la
mitocondria, es decir, que la mitocondria se originó una sola vez en la
evolución. El primer genoma mitocondrial que se secuenció en su
totalidad fue el de Homo sapiens, en el año 1981. Este genoma presenta
características únicas que le hacen particularmente interesante para ser
utilizado en estudios de evolución humana. Así, su análisis en poblaciones
obtenidas de todo el mundo ha corroborado la hipótesis, inicialmente
propuesta de acuerdo con evidencias fósiles, de un origen africano del
humano moderno (Gallardo, 2012)
La mitocondria desempeña numerosas funciones metabólicas y
reguladoras en las células eucarióticas, y es el orgánulo donde se genera la
mayor parte del ATP mediante el sistema de fosforilación oxidativa. Hace
aproximadamente 2.000 millones de años, la tensión de oxígeno
ambiental de la atmósfera en la tierra aumentó muy rápidamente, lo que
sugería que el origen de la mitocondria como orgánulo en los eucariotas
primitivos estaba asociado con este suceso medioambiental (1). Sin
embargo, durante los miles de millones de años anteriores a este
incremento global de oxígeno, la atmósfera terrestre probablemente no
fue la atmósfera fuertemente reductora sugerida por Oparin en 1957 (2).
Durante la historia de la biosfera, el oxígeno era accesible en la atmósfera
a bajos niveles y muy probablemente a niveles más altos localmente. Esta
presencia continua de oxígeno es coherente con el origen ancestral de las
oxidasas terminales características de la mitocondria. Las reconstrucciones
filogenéticas basadas en las secuencias de citocromo c oxidasa y
citocromo b están de acuerdo con la divergencia de las proto-
mitocondrias a partir de las bacterias hace 1.500-2.000 millones de años.
En consecuencia, el sistema respiratorio oxidativo, que se introdujo en los
eucariotas mediante la mitocondria primitiva, ya fue un sistema
enzimático ancestral. (Gallardo, 2012)
El origen de los eucariotas constituye una de las grandes transiciones en la
historia de la vida. Hoy existe un amplio consenso en que éste se produce
por la interacción entre dos organismos procarioticos pertenecientes a los
dominios bacteriano y archaeano. Sin embargo, diferentes modelos y
escenarios que implican diferentes asunciones han sido propuestos para
explicar este origen.
El origen de los eucariotas supone una de las grandes transiciones en la
historia de la vida (Maynard Smith y Szathmáry 1997) y hoy es
mayoritariamente aceptado que fue consecuencia de la interacción entre
dos procariotas, aunque existen discrepancias acerca de cómo esta
interacción derivó en un nuevo tipo de célula nucleada, con un complejo
sistema endomembranal y poseedora de mitocondrias (u orgánulos
derivados) y en el caso de células vegetales, también de plastos. Ya a
comienzos del siglo XX, Mereschkowsky (1909) sugirió un papel de la
simbiosis para explicar la célula eucariótica. Sin embargo no es hasta los
años 70 cuando gracias a Lynn Margulis (1970) empieza a tomar
consistencia la idea, inicialmente muy contestada, de un origen
simbiogenético de la célula eucariota, al menos en lo que se refiere al
origen bacteriano de mitocondrias y plastos. Pero muy pronto comienzan
las dudas acerca de que “partenaires” pudieron intervenir en este proceso.
También en los años 70 Carl Woese (1977) revoluciona el conocimiento de
los procariotas con el descubrimiento de las que denominó como
arquibacterias y hoy conocemos como Archaea, a través del estudio del
ARN ribosómico 16S, lo que le lleva a postular la división de la vida en
tres dominios, Bacteria, Archaea y Eukarya (Woese et al. 1990), con éstos
dos últimos más cercanos filogenéticamente. Esta cercanía filogenética
entre Archaea y Eukarya ha llevado a pensar durante bastante tiempo que
los eucariotas pudieron surgir como una rama divergente de las Archaea.
Es a partir del comienzo del nuevo siglo y como consecuencia del
surgimiento de lo que podríamos denominar como era genómica, cuando el
proceso de eucariogénesis empieza a ser entendido en su conjunto, aun
cuando surgen diversas interpretaciones acerca de determinados aspectos
del mismo. En el presente trabajo intentaré resumir lo que se conoce
actualmente acerca de cómo pudo surgir la célula eucariótica y por
consiguiente los propios eucariotas. (Boto, 2018)
Diferentes modelos tratando de explicar el origen de la célula eucariótica
Cualquier modelo que intente explicar el origen de la célula eucariótica
debería explicar el origen de los genes de la misma, así como las diferentes
características morfológicas de ésta (compartimentalización, presencia de
núcleo y sistema endomembranal, composición lipídica, presencia de
mitocondrias y plastos, etc.). Fig. 1. Representación esquemática del árbol
de la vida de tres dominios de Woese (A) y del árbol de dos dominios (B)
surgido a la luz de evidencias recientes surgidas de diferentes fuentes. Boto
López, L. – Origen de los eucariotas - 7 - Ya hemos visto antes que
generalmente hay acuerdo en que mitocondrias y plastos tendrían su origen
en diferentes bacterias que establecieron simbiosis con un organismo
(eucariota primitivo u otro procariota). En el caso de las mitocondrias
múltiples evidencias sitúan a una antigua αproteobacteria como su
precursor, mientras que en el caso de los cloroplastos, una antigua
cianobacteria sería su origen (Martin et al. 2015). Sin embargo múltiples
modelos de eucariogénesis sugieren diferentes partenaires de estos
precursores y diferentes escenarios. En principio podríamos distinguir los
modelos autógenos, que proponen que el precursor de la mitocondria se
incorporaría a un protoeucariota que habría ido adquiriendo las
características eucarióticas de forma progresiva a medida que se separaba
de la rama archaeana, de los modelos simbiogenéticos que proponen una
interacción entre dos o más procariotas de la que derivarían las
características eucarióticas. Aunque algunos autores siguen defendiendo
modelos autógenos (Forterre 2015), el hecho de que estudios filogenéticos
rigurosos sitúen el origen de los eucariotas dentro de las archaea y no como
una rama colateral a éstas (Thiergart et al. 2012; Williams et al. 2013;
Koonin 2015; Raymann et al. 2015), junto con diferentes evidencias, han
llevado a un apoyo mayoritario de los modelos simbiogenéticos. Sin
embargo, diferentes modelos han sido propuestos difiriendo en cuan
temprano se produce la simbiosis con el precursor de mitocondrias, que y
cuantos partenaires intervienen en este proceso, si la simbiosis se produce
por fagocitosis o por sintrofía entre diferentes organismos, bajo qué
condiciones fisicoquímicas se produce ésta, etc. (McInerney et al. 2014;
Martin et al. 2015). Por lo que respecta al tiempo de adquisición de
mitocondrias, los modelos autógenos suponen que la mitocondria se debe
incorporar tardíamente a un organismo protoeucariota amitocondriado que
habría ido adquiriendo características eucarióticas progresivamente. Estos
modelos supondrían que en algún momento debieron existir eucariotas
amitocondriados y que estos debieron dejar descendientes de tal manera
que hoy cabría encontrar algún linaje eucariótico cuyas células carecerían
de mitocondrias. Sin embargo, hoy resulta evidente que en los eucariotas
que carecen de verdaderas mitocondrias, orgánulos como hidrogenosomas,
mitosomas y otros son derivados de una mitocondria ancestral (Stairs et al
2015). Así pues, parece que la adquisición de mitocondrias sería un evento
más o menos temprano en el proceso de eucariogénesis que iría ligado a la
propia formación de la célula eucariótica como producto de la interacción
entre diferentes procariotas. Por otro lado, entre los diferentes modelos
simbiogenéticos que han sido propuestos (McInerney et al. 2014; Martin et
al.) los hay que han postulado simbiosis seriadas entre una archaea y
diferentes bacterias como origen de diferentes compartimentos de la célula
eucariótica con una incorporación tardía de las bacterias precursoras de
mitocondrias (Margulis 1970), otros han sugerido la fagocitación de una
archaea por parte de una bacteria sugiriendo, también en este caso, la
adquisición tardía del precursor de mitocondrias (Cavalier Smith 2002),
algunos han propuesto escenarios de sintrofía ente archaeas y bacterias
diferentes a las precursoras de mitocondrias como origen de los
compartimentos de la célula eucariótica con una incorporación tardía de los
precursores de mitocondrias (Moreira y López García 1998). Sin embargo,
como hemos visto antes, el hecho de que no existan eucariotas inicialmente
amitoocondriados, habla en contra de estos modelos que sugieren una
incorporación tardía de las α-proteobacterias precursoras de las
mitocondrias. En la actualidad, y aunque sigue habiendo defensores de los
modelos anteriormente discutidos, dos tipos de modelo (Tabla I) parecen
ajustarse a la reciente evidencia filogenética que sitúa el origen de los
eucariotas dentro de las archaea a la vez que intentan explicar el origen de
las particularidades de la célula eucariótica (Lake 1988, Martin y Müller
1998), implicando en ambos casos un origen temprano de las propias
mitocondrias. Los modelos que podríamos denominar como del eocito
(Lake et al 1984; Lake 1988) proponen la fagocitación de una α-
proteobacteria por una archaea compleja como origen de la propia
complejidad de la célula eucariótica, mientras que los modelos basados en
la denominada hipótesis del hidrógeno (Martin y Müller 1998) proponen
una sintrofía entre una archaea metanógena y las α-proteobacterias
precursoras de mitocondrias, situando la propia adquisición de la
mitocondria como el origen de la complejidad eucariótica. Los modelos
basados en el eocito surgen inicialmente como un intento de explicación
tanto de la estructura del ribosoma eucariótico como del propio núcleo
(Lake et al. 1984) y se han ido desarrollando a medida que nuevas
evidencias han ido surgiendo (Lake 2015), de tal manera que en la
actualidad podrían englobarse en el modelo de anillo de la vida de James
Lake (Rivera y Lake 2004; McInerney et al. 2015). (Boto, 2018)
El descubrimiento reciente de un grupo de archaea, compuesto por
Taumarchaeota, Aigarchaeota, Crenarchaeota y Koriarchaeota (TACK)
muy próximo filogenéticamente a los eucariotas, y en cuyos genomas se
han encontrado la mayoría de los genes característicos de éstos, aunque
distribuidos entre los diferentes genomas de los componentes del grupo
(Koonin y Yutin 2014), y más recientemente el ensamblaje del genoma de
una archaea hasta ahora no aislada ni cultivada a través de técnicas de
metagenómica en una fuente hidrotermal, denominada como
Lokiarchaeota, y que posee en un único genoma muchos de los genes y
rutas característicos de los eucariotas (Spang et al. 2015) han supuesto un
importante apoyo para este tipo de modelos. Sin embargo, la escasez de
evidencias de la capacidad fagotrófica de las archaea ha supuesto también
una crítica importante a este tipo de modelos. Por otra parte, el modelo del
hidrógeno (Martin y Müller 1998) propone una sintrofía entre archaeas
metanógenas y las α-proteobacterias anaerobias facultativas que luego
devendrían en mitocondrias, y no implica la existencia de procesos
fagotróficos ni requiere de una especial complejidad de las archaea
sintróficas. Según este modelo, la complejidad morfológica de la célula
eucariótica se adquiriría posteriormente facilitada por la propia adquisi-
ción de mitocondrias que aportaría la energía necesaria para la correcta
expresión de los genes del nuevo y complejo genoma (Lane y Martin
2010). La identificación en el genoma recientemente ensamblado de
Lokiarachaeota (Martin et al. 2016; Sousa et al. 2016) de una ruta
metabólica directamente relacionada con la producción de metano parece
confirmar una de las predicciones del modelo del hidrógeno, el carácter
metanógeno e hidrógeno dependiente de las archaea que intervinieron en el
proceso de eucariogénesis. Por otro lado, el descubrimiento reciente de la
producción de vesículas secretoras a partir de la membrana externa
(OMVs) de las bacterias lleva a los proponentes de este modelo (Gould et
al. 2016) a sugerir la posibilidad de que vesículas de este tipo, secretadas
por las alfa proteobacterias precursoras de mitocondrias contribuirían al
desarrollo del sistema endomembranal de la célula emergente del proceso
simbiótico, incluyendo el propio núcleo, lo que explicaría a la vez el mayor
parecido entre las membranas eucarióticas y bacterianas que entre aquellas
y las de archaea.
El hecho de Lokiarchaeota sea un organismo hipotético, solo conocido por
el genoma ensamblado a partir de una muestra ambiental y por el momento
no cultivado, supone un hándicap a la hora de decidir cuan complejo pudo
ser elcomponente archaeano del proceso simbiótico conducente a
eucariogénesis. En este sentido, el descubrimiento de nuevas archaea
relacionadas con el grupo TACK y con Lokiarchaeota y sobre todo, la
posibilidad de poder cultivar en el laboratorio e identificar estas nuevas
líneas archaeanas podría ser de gran ayuda para decidir entre estos dos
modelos. Precisamente mientras este artículo está terminando de escribirse,
un nuevo estudio publicado en Nature (Zaremba-Niedzwiedzka et al. 2017)
presenta los genomas ensamblados por técnicas de metagenómica de
nuevos grupos de archaea que junto con Lokiarchaeota y Thorarchaeota
(Seitz et al. 2016) los autores incluyen en un nuevo Superphylum. Un
análisis filogenético detallado agrupa de forma robusta a este Superphylum
con los eucariotas en un agrupamiento que tendría como grupo hermano el
grupo TACK de archaeas. El análisis de los genes contenidos en los
genomas de estos grupos aporta pues nuevas claves acerca del posible
origen archaeano de los eucariotas. Aparte de compartir muchos de los
genes descubiertos en Lokiarchaeota y que parecen ser contrapartida de
genes eucarióticos, lo que es muy interesante es que en este grupo están
presentes la mayoría de genes que tienen que ver con el tráfico a través de
membranas, sugiriendo que el origen del sistema endomembranal
característico de eucariotas podría estar en el ancestro archaeano y no en
las vesículas secretadas por la α-proteobacteria precursora de las
mitocondrias (Gould et al. 2016) como proponen los defensores del modelo
del hidrógeno. Desgraciadamente, como en el caso de Lokiarchaeota los
miembros de este Superphylum solo son conocidos por sus genomas y sería
necesario verificar que las proteínas codificadas por estos genes son
funcionalmente equivalentes a las eucarióticas, por lo que el cultivo e
identificación física de estos organismos es un reto pendiente A lo largo de
la mayor parte del desarrollo histórico de la biología evolutiva, los
procariotas han estado ausentes del mismo. Los biólogos evolutivos no se
han preocupado mucho de las bacterias y los microbiólogos han vivido
mucho tiempo al margen de la evolución. Afortunadamente, los trabajos
discutidos en el presente artículo muestran que esto ha cambiado mucho en
los últimos cuarenta años y que hoy, la aportación de la microbiología a la
biología evolutiva es fundamental para comprender procesos como el
origen de los eucariotas, un campo que está en plena efervescencia como lo
demuestran los importantes trabajos publicados en los dos últimos años, a
un ritmo que hace que cuando este artículo vea la luz posiblemente se
habrán publicado nuevos trabajos que seguramente aportarán nuevas
sorpresas. (Boto, 2018)

Componentes de las células procariontes

Hay algunos ingredientes esenciales que una célula necesita para


ser una célula, ya sea procariota o eucariota. Todas las células
comparten cuatro componentes fundamentales:

1. La membrana plasmática, que es una cubierta externa que separa


el interior de la célula de su entorno.

2. El citoplasma, que se compone del citosol gelatinoso al interior de


la célula y las estructuras celulares suspendidas en él. En
eucariontes, el citoplasma se refiere específicamente a la región
que se encuentra fuera del núcleo, pero dentro de la membrana
plasmática.

3. El ADN, que es el material genético de la célula.

4. Los ribosomas, que son máquinas moleculares que sintetizan


proteínas.

A pesar de estas similitudes, los procariontes y eucariontes difieren


en una cantidad importante de formas. Un procarionte es un
organismo unicelular simple que carece de un núcleo y de
organelos rodeados de membrana. Hablaremos del núcleo y de los
organelos rodeados de membrana en el artículo sobre células
eucariontes, pero por lo pronto lo que hay que tener en cuenta es
que las células procariontes no están divididas internamente por
paredes membranosas, sino consisten de un solo espacio.
La mayor parte del ADN procarionte se encuentra en una región
central de la célula llamada el nucleoide que típicamente se
conforma de un gran bucle único conocido como el cromosoma
circular. El nucleoide y otras características frecuentemente
observadas de los procariontes se muestran en el diagrama
siguiente del corte de una bacteria con forma de bastón.

La forma de las bacterias es diversa, por lo que no todas ellas


tendrán las características que se muestran en el diagrama.

Sin embargo, la mayoría de ellas está rodeada de una pared


celular rígida hecha de peptidoglicano, un polímero compuesto
de carbohidratos enlazados y proteínas pequeñas. La pared
celular provee una capa de protección extra, ayuda a mantener la
forma de la célula y evita la deshidratación. Muchas bacterias
tienen también una capa más externa de carbohidratos llamada
cápsula. La cápsula es pegajosa y ayuda a que la célula se adhiera
a las superficies de su medio ambiente.

Algunas bacterias también tienen estructuras especializadas en la


superficie celular que les pueden ayudar a moverse, pegarse a
superficies o incluso intercambiar material genético con otras
bacterias. Por ejemplo, los flagelosson estructuras parecidas a un
látigo que funcionan como motores rotatorios para ayudar a las
bacterias a moverse.

Las fimbrias son estructuras numerosas que parecen pelos que se


usan para la adhesión a células hospederas y otras superficies. Las
bacterias también tienen estructuras en forma de bastón
llamadas pili, que existen en diferentes variedades.

Las arqueas también pueden tener la mayoría de estas


características en su superficie celular, pero sus versiones
generalmente son diferentes de aquellas de las bacterias. Por
ejemplo, aunque las arqueas también tienen una pared celular,
esta no está compuesta de peptidoglicanos, aunque sí contiene
carbohidratos y proteínas.

Tamaño celular
Las células procariontes varían de 0.1 a 5.0 micras (μm) en
diámetro y son significativamente más pequeñas que las
eucariontes, que generalmente van de 10 a 100 μm.

La siguiente figura muestra en una escala logarítmica los tamaños


de células procariontes o bacterianas, y eucariontes, vegetales y
animales, así como otras moléculas y organismos. Cada unidad en
la escala logarítmica representa un incremento de 10 veces con
respecto a la unidad anterior, por lo que ¡estamos hablando de
grandes diferencias en tamaño!

Con algunas excepciones fantásticas (échale un vistazo a las


algas unicelulares Caulerpa), las células deben permanecer
bastante pequeñas, sin importar si son procariontes o
eucariontes. ¿Por qué? La respuesta básica es que, conforme
las células son más grandes, les es más difícil intercambiar
suficientes nutrientes y desechos con su entorno. Para
entender como funciona esto, veamos la relación entre el área
de la superficie y el volumen. (Khan Academy, s.f.)

1. ¿Qué es una célula procariota?

Las células procariotas o procariontes son organismos vivientes


unicelulares, pertenecientes al imperio Prokaryota o reino
Monera, dependiendo de la clasificación biológica que se
prefiera. Estas células se caracterizan por no tener núcleo
celular, sino tener su material genético disperso en el citoplasma,
apenas reunido en una zona llamada nucleoide.

Los organismos procariotas son evolutivamente anteriores a los


eucariotas, es decir, los provistos de núcleo. Las formas de vida
más simple eran y son todavía procariotas, como las bacterias y
las arqueas.

Dicha simpleza ha permitido su gran diversificación, lo que se


traduce en metabolismos sumamente diversos (no ocurre lo
mismo con las eucariotas) y una enorme diversidad en cuestión
de ambiente, nutrición o incluso estructura.

Así, las células procariotas pueden ser autótrofas (elaboran su


propio alimento) o heterótrofas (se alimentan de materia
orgánica ajena), tanto aerobias (requieren de oxígeno) como
anaerobias (no requieren de oxígeno), lo cual se traduce en
varios mecanismos de nutrición:

 Fotosíntesis. Tal y como las plantas,


algunos procariontes pueden sintetizar energía química a
partir de la luz solar, tanto en presencia como en ausencia
de oxígeno.
 Quimiosíntesis. Semejante a la fotosíntesis, las células
emprenden la oxidación de materia inorgánica como
mecanismo para obtener su energía y obtener su propia
materia orgánica para crecer.
 Nutrición saprófita. Basada en la descomposición de la
materia orgánica dejada por otros seres vivos, ya sea al
morir o como restos de su propia alimentación.
 Nutrición simbiótica. Algunos procariontes obtienen su
materia orgánica para existir a partir de otros seres vivos,
generándoles un beneficio y por ende colaborando para
existir.
 Nutrición parásita. La contraria a la simbiótica: el
organismo se nutre a partir de la materia orgánica de
otro mayor, al que perjudica en el proceso aunque no
llegue a matarlo directamente.

Por último, la reproducción de las células procariotas también


suele ser muy variada, tanto de índole asexual (mitosis) como
parasexual (conjugación, transducción y transformación
del ADN con fines adaptativos). (Concepto.de, s.f.)

Las células procariotas pueden ser de cuatro tipos, de


acuerdo a su morfología:

 Coco. Un tipo morfológico típico de las bacterias,


presentan forma más o menos esférica y uniforme.
 Bacilo. Con forma de bastón, incluyen una vasta
gama de bacterias y otros organismos saprófitos de
vida libre.
 Vibrio. Un género de proteobacterias responsables de
la mayoría de las enfermedades infecciosas en el
hombre y los animales superiores, sobre todo aquellas
típicas del tracto digestivo, como el cólera.
 Espirilos. Poseen forma helicoidal o de espiral,
suelen ser muy pequeñas y abarcan desde bacterias
patógenas hasta autótrofas.
 Pleomórficas. Es decir, de forma cambiante,
principalmente referido a las arqueas.
 Rectangulares. También típica forma de las arqueas
como la Haloquadratum.

3. Partes y funciones de una célula procariota

La célula procariota suele tener las siguientes estructuras:

 Membrana plasmática. Aquella frontera que divide el


interior y el exterior de la célula, a su vez sirviendo de
filtro para permitir el ingreso de nutrientes o la salida
de residuos.
 Pared celular. Un rasgo compartido con vegetales y
hongos, consiste en una fibra resistente y rígida que le
confiere forma definida a la célula y una capa
adicional de protección.
 Citoplasma. El interior mismo de la célula, es decir,
una sustancia coloidal muy fina que compone el
“cuerpo” celular.
 Nucleoide. Sin llegar a ser un núcleo, sino una región
muy dispersa, es la parte del citoplasma en donde
suele hallarse el material genético dentro de la célula
procariota. Este material genético es, obviamente,
indispensable para la reproducción.
 Ribosomas. Un complejo de proteínas y piezas
de ARN presentes en todas las células (excepto los
espermatozoides), y permiten la expresión y
traducción de la información genética, es decir,
sintetizan las proteínas requeridas por la célula en sus
diversos procesos biológicos, conforme a lo estipulado
en el ADN.
 Compartimientos procariotas. Exclusivos de este
tipo celular, varían según el tipo de organismo y tienen
funciones muy específicas dentro de su metabolismo.
Algunos ejemplos son: clorosomas (para la
fotosíntesis), carboxisomas (para fijar el CO2),
ficobilisomas (pigmentos moleculares para recoger la
luz solar), magnetosomas (permiten orientación
conforme al campo magnético terrestre), etc.

Adicionalmente, estas células pueden presentar:

 Flagelo. Orgánulo empleado para movilizar la célula,


a modo de cola propulsora.
 Membrana externa. Una barrera celular adicional que
caracteriza a las bacterias gram-negativas.
 Periplasma. Un espacio que rodea al citoplasma y lo
separa de las membranas externas, permitiendo así
una mayor efectividad en distintos tipos de
intercambio energético.
 Plásmidos. Formas de ADN no cromosómico, de
forma circular, que en ciertas bacterias acompañan al
ADN bacteriano y se replican de modo independiente,
confiriéndole características esenciales para una
mayor adaptabilidad al medio ambiente. (Concepto.de,
s.f.)
 Procariota (Pros = Antes, Karion = Núcleo) es una célula sin
núcleo celular diferenciado, es decir, su ADN no está
confinado en el interior de un núcleo, sino libremente en el
citoplasma. Las células con núcleo diferenciado se llaman
eucariotas. Procarionte es un organismo formado por
células procariotas.
La celula procariota, también procarionte, organismo vivo
cuyo núcleo celular no está envuelto por una membrana,
en contraposición con los organismos eucariotas, que
presentan un núcleo verdadero o rodeado de membrana
nuclear. Además, el término procariota hace referencia a
los organismos conocidos como móneras que se incluyen
en el reino Móneras o Procariotas.
Están metidos en los dominios Bacteria y Archaea.
Entre las características de las células procariotas que las
diferencian de las eucariotas, podemos señalar: ADN
desnudo y circular; división celular por fisión binaria;
carencia de mitocondrias (la membrana citoplasmática
ejerce la función que desempeñarían éstas), nucleolos y
retículo endoplasmático.
Poseen pared celular, agregados moleculares como el
metano, azufre, carbono y sal. Pueden estar sometidas a
temperatura y ambiente extremos (salinidad, acidificación
o alcalinidad, frío, calor). miden entre 1/10 Mm, posee ADN
y ARN, no tienen orgánulos definidos.
Evolución
Está aceptado que las células procariotas del dominio
Archaea fueron las primeras células vivas, y se conocen
fósiles de hace 3.500 millones de años. Después de su
aparición, han sufrido una gran diversificación durante las
épocas. Su metabolismo es lo que más diverge, y causa que
algunas procariotas sean muy diferentes a otras.

Algunos científicos, que encuentran que los parecidos entre
todos los seres vivos son muy grandes, creen que todos los
organismos que existen actualmente derivan de esta
primitiva célula. A los largo de un lento proceso evolutivo,
hace unos 1500 millones de años, las procariotas derivaron
en células más complejas, las eucariotas.
 El éxito de los procariotas se debe a su gran diversidad metabólica y
a su rápido ritmo de división celular. Desde un punto de vista
ecológico, son los más importantes descomponedores, que degradan
el material orgánico para que pueda ser utilizado por los vegetales.
Desempeñan un papel importante en el proceso de fijación del
nitrógeno.
Aunque este abunda en la atmósfera, los eucariotas no son capaces
de utilizar el nitrógeno atmosférico, y así el primer paso crucial en la
incorporación del nitrógeno a los compuestos orgánicos depende
principalmente de ciertas especies de procariotas. Algunos
procariotas son fotosintéticos, y unas pocas especies son a la vez
fotosintéticas y fijadoras de nitrógeno como es el caso de algunas
cianobacterias.

 Evolución

 Las células procariotas, que conforman el reino Monera, han sido las
únicas habitantes de la Tierra por más de 2.000 millones de años,
hasta que aparecieron las células eucariotas. Las que hoy existen se
clasifican en bacterias y cianobacterias (grupo de procariotas
fotosintéticas). Las células procariotas constituyen, siempre, seres
vivos unicelulares que pueden, en algunas especies, coexistir en
racimos o colonias.

 Características

 La característica más prominente en la célula procariota es el


núcleoide, la región en la cual está situado el cromosoma. Todos los
cromosomas procariotas analizados hasta el momento han mostrado
que consisten en una sola molécula continua “circular”
de ADN asociada a una pequeña cantidad de ARN y proteínas no
histónicas. La célula procariota puede contener también uno o dos
plásmidos.
 El citoplasma de la mayoría de las procariotas carece relativamente
de estructura interna, aunque tiene una apariencia granulada dada
por sus muchos ribosomas, generalmente carece de orgánulos y de
divisiones citoplasmáticas. La excepción la constituyen las
cianobacterias que contienen un extenso sistema de membranas que
lleva clorofila y otros pigmentos fotosintéticos.
La membrana celular de las procariotas carece de colesterol u otros
esteroides (con excepción de los mycoplasmas, que sí los tienen).
Poseen, además una pared celular que da a los diferentes tipos sus
configuraciones características; esta pared permite la integridad de
las procariotas que, al ser hipertónicas en relación con su ambiente
(con excepción de los mycoplasmas descritos en la nota 20),
estallarían de no tenerla.
 Algunos tipos de bacterias tienen extensiones largas y delgadas,
conocidas como flagelos y pelos. Cada flagelo bacteriano está
constituido por una pequeñísima proteína globular, la flagelina,
ensamblada en cadenas de triple hélice con una zona central hueca,
carecen de la membrana que se observa en las eucariotas y
constituyen el medio de movilidad de las células, cuando éstas
habitan en un medio acuoso. La dirección y tipo de movimiento están
dados por los gradientes de concentración de las sustancias químicas
atractivas o dañinas presentes en el medio circundante, medidos por
los receptores de la membrana celular.
 Los pelos, ensamblados a las bacterias en monómeros de proteína (la
pilina), son varillas cilíndricas rígidas. Sirven para unir las bacterias a
una fuente alimenticia, a la superficie de un líquido, o a dos bacterias
en conjugación. Las formas no flageladas o pilosas se mueven
deslizándose sobre la superficie de un mucus o mucílago secretado
por la misma bacteria. Pared celular: la mayoría de las células
procarióticas son hipertónicas en relación al medio que las rodea, y
presentan rodeando a la membrana plasmática una pared celular
que evita que estallen, los micoplasmas, que viven como parásitos
intracelulares en un ambiente isotónico, carecen por completo de
pared. La resistencia de la pared se debe a la presencia de
peptidoglucano que consiste en dos tipos de azúcares poco comunes
unidos a péptidos cortos.
 Entre las características de las células procariotas que las diferencian
de las eucariotas, podemos señalar: ADNprincipal desnudo (sin un
denso acompañamiento de proteínas) y lo más a menudo en forma
de una sola hebra circular; división celular por fisión binaria sin un
mecanismo complejo de reparto comparable a la mitosis de los
eucariotas; carencia de orgánulos membranosos en el citoplasma,
que forma un solo compartimento; existencia, salvo en algunos
parásitos endocelulares, de un segundo compartimento acuoso
rodeando el citoplasma, el periplasma, limitado internamente por la
membrana plasmática y externamente por una segunda membrana
o una pared densa. El citoplasma no contiene objetos reconocibles,
salvo granos de reserva, de composición variada y agregados
moleculares, visibles sólo con las mayores ampliaciones del
microscopio electrónico, como ribosomas o carboxisomas. Suelen
portar pared celular, cuya composición no tiene nada que ver con la
de los grupos eucarióticos que la tienen.
 La mayoría de los procariotas son heterótrofos (obtienen
compuestos orgánicos presintetizados por otros organismos). De
ellos la gran mayoría son saprobios, es decir se alimentan de materia
orgánica muerta. De este modo las bacterias y otros
microorganismos son responsables de la degradación y recirculación
del material orgánico en el suelo, son una parte esencial de los
sistemas ecológicos. Algunas de estas bacterias heterótrofas son
causantes de enfermedades (bacterias patógenas), otras tienen poco
efecto sobre sus hospedadores y otras son realmente beneficiosas.
 Las vacas y otros rumiantes pueden utilizar celulosa sólo porque sus
estómagos contienen bacterias y protistas que tienen enzimas que
digieren celulosa. Nuestros propios intestinos contienen diversos
tipos de bacterias generalmente inofensivas que incluyen a la E. coli.
Algunas suministran vitamina K, necesaria para la coagulación de la
sangre .Otras evitan que desarrollemos infecciones serias. Después
de una prolongada terapia con antibióticos, nuestros tejidos son más
vulnerables a los microorganismos causantes de enfermedades, ya
que se destruyen los habitantes bacterianos normales. (EcuRed, s.f.)
 La célula presenta una membrana externa o plasmática que la
rodea, su función es la de mantener la constancia del contenido
celular controlando lo que entra y sale de la célula. En las células
vegetales y fúngicas existe por fuera de la membrana una pared
celular rígida.
 Todo el contenido de la célula (moléculas y organelas) se
denomina protoplasma. Técnicamente el protoplasma se divide en
un NÚCLEO y el CITOPLASMA
El NÚCLEO es el elemento más prominente, rodeado de una envoltura
nuclear, es el depósito de la información genética de la célula, localizada
en la cromatina (ADN y proteínas); la cromatina puede estar dispersa en el
núcleo o condensada en cromosomas.
El CITOPLASMA posee una complicada red de membranas que delimitan
compartimentos: organelas; la presencia de la membrana garantiza que
las condiciones internas del compartimiento puedan diferir de las del
citoplasma. Las organelas están suspendidas en el citosol, (literalmente
significa "solución celular") solución acuosa de sales, azúcares,
aminoácidos, ác. grasos y nucleótidos. Para formar y organizar el
citoplasma y las organelas existe una red de fibras proteicas que
constituyen el citoesqueleto, formados
por microtúbulos, microfilamentos, filamentos intermedios y proteínas
solubles y diferenciaciones de ellas tales como fibras de actina y miosina.

 Las principales organelas (u orgánulos) son:

Mitocondrias, usina energética donde la energía almacenada en los


enlaces de los hidratos de carbono se convierte en energía útil para la
célula, en forma de ATP.
Cloroplastos, componente de las células vegetales donde se realiza
la fotosíntesis
Retículo endoplasmático (RE): sistema de canales membranosos que
pueden o no estar tapizados ribosomas, que son partículas de ARN y
proteínas.
Aparato de Golgi: pilas de sacos membranosos que modifican las
proteínas y los lípidos, sintetizan carbohidratos y empacan moléculas para
su transporte (http://www.biologia.edu.ar/cel_euca/celula1.htm)

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