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Javier Eduardo Martínez Ramacciotti Gambarotta y Rubio son muy buenos poetas, y el trabajo

con el encabalgamiento y los cortes tiene una conciencia con la materialidad del lenguaje que
me parece es un poco difícil de nega( al menos en Seudo y Relapso del primero, y Música Mala
y Metal pesado del segundo), aunque tal vez entiendo que para ustedes ahí no haya ritmo,
como para mucha gente no hay tonalidad en muchas experimentaciones de la materia sonora
en la música contemporánea( Bouleuz: que no haya Tono significa que no hay una perspectiva
a priori para el oido...es decir, que hay que inventar un oído nuevo). De todos modos, tomo
una línea que lanzó Daniel: así como me genera una irritación intuitiva el gesto de Selci-
Mazzoni de ultra reivindicación de ese significante vacía "poesía de los 90", su inversión- la
ironía por la chatura de "la poesía de los 90"- me produce lo mismo. Hay algo en el gesto que
me expulsa, que me parece no suma a la potencia, no digo ya de la poesía, sino de la crítica. Es
cierto que esto lo digo también desde una locación enunciativa "generacional", es decir, desde
la posición de escritor y crítico iniciático al que la batallita- con respeto- Hablar de
poesía/Diario de poesía( por hablar con ejemplos paradigmáticos) nos resulta retardataria,
superada, y que seguir hablando de "hegemonía o no" de la poesía de los 90 es, en gran
medida, seguir sosteniendo ciertos nombres consagrados, ya para ensalzarlos o para
criticarlos. Hay, posterior a esa generación(la de Diario y la de Hablar), una saludable fuga de
encasillamientos que produce mixturas mucho más interesantes, tanto en la poesía como en la
crítica. Sólo quería dejar constancia de un desacuerdo, que al fin y al cabo no es sino el
fundamento de la discusión política, Ranciere dixit.

Daniel Freidemberg Que escriben para cierto sector de Letras es cierto, y también para una
parte del "ambiente poético". Lo seguro es que no escriben para "los negros" o como sea que
se llame el rótulo sociológico que usa como coartada o autorización WC. Aparte de eso, la
verdad es que si la prueba de la calidad de un poema es la mamá de López Mayer, o los
proletarios y los albañiles hay que mandar a la mierda a Vallejo, a Eliot, a Góngora y a por lo
menos la mitad (creo que mucho más) de la poesía que me apasiona leer.

Miguel Angel Morelli Jamás de los jamases, ni aún en mis peores pesadillas, pude imaginar
que en un foro adonde se habla de Poesía se iba a hablar, simultáneamente, de Cucurto. ¿Es
joda? En el país que dio a Gelman, a Giannuzzi, a Orozco, decir que Cucurto es poeta, equivale
a que en el país que dio a Maradona, a Messi y a Distéfano, alguien venga a decirnos que el
Chapu Braña es un superdotado. ¡Córtenla y póngase a escribir, manga de vagos!

tra cuestión: me siento personalmente muy incómodo, en tanto ex integrante de la dirección


de Diario de Poesía, de que hablés de una batallita “Hablar de poesía/Diario de poesía”,
porque esa batallita no la dimos los integrantes de la revista en bloque sino fue la obsesión de
Samoilovich y, sobre todo, Helder y Prieto, aunque es cierto que, por tener Samoilovich y
Helder la manija, consiguieron que prevaleciera ese sesgo. Pero aceptemos que algún tipo de
batallita hubo y todavía hay, entre Hablar de Poesía y los exponentes más prototípicos de lo
que se presenta como Noventismo, y ahí es donde estoy completamente de acuerdo con vos
en algo. Esto: “seguir hablando de "hegemonía o no" de la poesía de los 90 es, en gran medida,
seguir sosteniendo ciertos nombres consagrados, ya para ensalzarlos o para criticarlos. Hay,
posterior a esa generación(la de Diario y la de Hablar), una saludable fuga de encasillamientos
que produce mixturas mucho más interesantes, tanto en la poesía como en la crítica.” Es
cierto. Me consta y lo celebro. Las escrituras más consistentes y singulares que aparecieron en
los últimos años, con varios de cuyos autores estoy conectado y que disfruto mucho, ya nada
tienen que ver con esa riña de consorcio, están en otras búsquedas y, al parecer, mucho más
interesados en la poesía que en una pertenencia generacional o grupal. Pero, si te fijás bien, y
eso es lo que te quiero hacer notar, Javier, muchos de ellos fueron o son publicados en Hablar
de Poesía o, incluso, están entre los que hacen Hablar de Poesía.

Hablar de Poesía En relación con el interesante comentario de Javier Eduardo y la valiosa


respuesta de Daniel Freidemberg, tal vez podríamos agregar algo. Javier dice que discutir a
Cucurto y cía. es "seguir sosteniendo nombres consagrados". Pero ciertamente el mundo
editorial (Interzona acaba de reeditarlo), académico y literario son los que consagran estas
expresiones poéticas. ¿Qué hacer, entonces, frente a esa consagración? ¿Ignorarla? ¿Ser
indiferentes? Varios detestamos el recurso intelectual -típico de César Aira- a la
INDIFERENCIA y al NINGUNEO. Ambos nos parecen bajezas, tanto desde un punto de vista
intelectual cuanto ético. Todo lo que quisiéramos hacer es ARGUMENTAR en favor de
nuestras posiciones, no hacer juegos de política cultural. A algunos nos resulta vergonzoso
que Cucurto sea exportado a Harvard (de lo cual es responsable Kamenszain y el
progresismo à la Sarlo) o que Llach forme parte del curriculum universitario. Nos parece una
vergüenza porque sus poesías tienen un bajo o nulo valor literario. Los análisis políticos de la
literatura a casi ninguno de nosotros nos interesan (excepto a uno, que tiene una fuerte
herencia marxista, y que ha escrito que la literatura de Llach, Cucurto, Mariasch, Rubio, Casas
es profundamente reaccionaria, así desde una perspectiva política cuanto literaria).

Hablar de Poesía En cuanto a la polémica Hablar de Poesía/Diario de poesía, en buena medida


el Diario inventó (con éxito) un contrincante inexistente. Según esa lectura que el Diario hizo
de Hablar de Poesía, y que se popularizó en el medio literario local, Hablar sería una
publicación tradicionalista, ajena al siglo XX, ocupada en rescatar a Banchs, Lugones,
Mastronardi y Borges, políticamente gorila, conservadora, reaccionaria, cerrada a todo lo
nuevo.

Esa lectura es FALSA, y los que la inventaron lo saben, por eso en vez de probar su posición con
citas y argumentos, la enuncian y recurren luego al ninguneo. Selci-Mazzoni-Keselman
hicieron eso en 2012. Martín Prieto lo hizo en 2009, cuando escribió un ataque contra la
revista de una bajeza ética e intelectual inaudita. Por fortuna, como han señalado Daniel y
Javier, hay ya muchos jóvenes y no tan jóvenes a quienes no les interesa caerles bien a Prieto,
Kamenszain, Helder y cía., y encuentran en las páginas de la revista textos originales, NUEVOS,
de calidad, que ofrecen visiones alternativas de la literatura.
Daniel Freidemberg

Doy por sentado eso, querida Anahí. Detesto todas las generalizaciones, los etiquetamientos y
la facilidad para armar paquetes. Los cuestionamientos a los que acá me sumo son los que
apuntan particularmente a tres cosas: 1) bajo el rótulo de "noventismo" o cualquier otro, se
legitima que se escriban pelotudeces como la que se cita en este post, y a nadie parece
molestarle, al menos entre "los que tallan". No quita que ese autor pueda haber escrito otros
poemas buenos y alguno muy bueno. Lo inadmisible es que se celebre semejante estafa. 2) Los
altos mandos de la consagración académica parecen haber hecho su elección entre calidad
literaria (o riqueza literaria, o trabajo de escritura, o como se llame) y atención acrítica a "lo
actual". que tampoco es lo realmente actual sino lo que un grupo de vivos consiguió imponer
como "lo actual". 3) la proliferación de discursos y coartadas para justificar las políticas de
promoción es a esta altura grotesca.

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