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Ponente:LUIS JAVIER OSORIO LÓPEZ

Fecha de Resolución:12 de Septiembre de 2008


Emisor:Sala de Casación Laboral
Número de Proceso:34106
Historial del Caso:Resuelve recurso contra sentencia de Tribunal Superior de Distrito Judicial de Cúcuta,
de 19 de Abril de 2007

SALA DE CASACIÓN LABORAL

DR. L.J.O. LÓPEZ

Magistrado Ponente

Radicación No. 34106

Acta No. 74

Bogotá D.C., diecinueve (19) de noviembre de dos mil ocho (2008).

Se resuelve el recurso de casación interpuesto por M.R.B. contra la sentencia del


19 de abril de 2007, proferida por el Tribunal Superior de Cúcuta, dentro del
proceso ordinario adelantado por la recurrente contra la CAJA DE
COMPENSACIÓN DEL ORIENTE COLOMBIANO.

ANTECEDENTES
Ante el Juzgado Segundo Laboral del Circuito de Cúcuta, M.R.B. demandó a la
Caja de Compensación del oriente Colombiano, para que se declare la existencia
de dos contratos de trabajo, el primero a término fijo inferior a un año, iniciado el
18 de mayo de 1999 y prorrogado hasta el 17 de mayo de 2002, y el segundo a
término indefinido que comenzó el 18 de mayo de 2002. Que como consecuencia
se le condene, respecto del primer contrato, al pago de la indemnización moratoria
del artículo 65 del C. S. del T. por el no pago de las prestaciones sociales, y
respecto del segundo, que se ordene su reintegro al cargo que ocupaba o a otro de
igual o superior categoría con el pago de los salarios y prestaciones sociales
correspondientes, declarándose sin solución de continuidad el contrato de trabajo,
así como el pago del reajuste de cesantías, intereses, primas de servicio y
vacaciones por todo el tiempo de servicio, por no incluir todos los factores
salariales y la indemnización moratoria del artículo 65 del C. S. del T.. De manera
subsidiaria pretende el pago indexado de la indemnización legal o convencional
por despido.

Fundamentó sus pretensiones en que prestó servicios a la demandada en desarrollo


de dos contratos de trabajo así: El primero, a término fijo inferior a un año iniciado
el 18 de mayo de 1999 y prorrogado hasta el 17 de mayo de 2002, fecha en que
finalizó por decisión de la demandada de no prorrogarlo según la comunicación
del 21 de marzo de 2002; y el segundo, a término indefinido que se inició de
manera verbal el 18 de mayo de 2002, el cual término por decisión injusta e ilegal
de la empleadora el 17 de mayo de 2004; que por la ejecución del contrato a
término fijo, no se le pagaron las prestaciones sociales causadas a su terminación;
que no obstante haber terminado dicho contrato, la demandada inexplicablemente
le comunicó mediante memorandos de fechas 13 de enero de 2004, 25 de febrero
de 2004, 23 de marzo de 2004 y 29 de marzo de 2004 que tal contrato terminaba
el 18 de mayo de 2002; que con fecha 31 de enero de 2003 la demandada expidió
certificación en la cual hizo constar que se encontraba vinculada mediante contrato
de trabajo a término indefinido; que en la convención colectiva de trabajo vigente
hay una cláusula de estabilidad y un procedimiento previo para despedir, el cual
no fue observado en su caso; que estuvo afiliada a la organización sindical que
celebró dicha convención y aportó cumplidamente sus cuotas.

II. RESPUESTA A LA DEMANDA

La demandada se opuso a las pretensiones de la actora y alegó en su defensa


que con su ex-servidora sólo celebró el 18 de mayo de 1999 un contrato a
término fijo inferior a un año de tres meses, el cual se prorrogó de acuerdo con
la ley tres veces hasta convertirse en un contrato a término fijo de un año desde
el 18 de mayo de 2000, el que finalizó por vencimiento del plazo pactado el 18
de mayo de 2004. Propuso las excepciones de mala fe de la parte demandante,
buena fe del empleador, cobro de lo no debido, inexistencia de la obligación,
falta de legitimidad en la causa para demandar, pacta sun servanda, inexistencia
de la acción de reintegro, compensación y prescripción.

III. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA


Fue proferida el 23 de agosto de 2006 y con ella el Juzgado absolvió a la
demandada de las pretensiones formuladas en su contra por la actora a quien
impuso el pago de las costas.

IV. LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL

Por apelación de el proceso subió al Tribunal Superior de Cúcuta, Corporación


que mediante la sentencia recurrida extraordinariamente, confirmó la decisión
de primer grado sin imponer costas por la alzada.

El Tribunal motivó así su decisión:

“El tema central del caso sub judice es el atinente a la clase de contrato que
rigió la relación laboral que ligó a las partes, para así determinar si el despido
fue injusto o se dio por cumplimiento del plazo pactado, porque en la demanda
la parte actora expresa que suscribió un contrato de trabajo e la modalidad de
término fijo por tres meses pero que debido a que fue terminado mediante
preaviso en mayo 17 de 2002 este se convirtió a partir del 18 de mayo del
mismo año en contrato verbal a término indefinido, al paso que la demandada
alega en su defensa que el contrato de trabajo fue a termino fijo y que terminó
por vencimiento del plazo pactado…

…En este orden de ideas y revisadas las probanzas se observa que el contrato
de trabajo que rigió la relación laboral fue el suscrito a término fijo entre las
partes el día 18 de mayo de 1999, ya que si bien, es cierto el 31 de marzo de
2002 le comunicaron a la actora que el contrato vencía el 17 de mayo del mismo
año, la demandante continuó laborando para la demandada sin solución de
continuidad dos años más sin manifestar inconformidad alguna, por lo que se
entiende que tácitamente las partes invalidaron dicho preaviso continuando por
ende vigente la contratación primigenia, sin que se pueda afirmar por esto que
se existieron dos tipos de contratos. Sino que se trató de un contrato a término
fijo por tres meses, éste fue renovado por un período igual al inicialmente
pactado los tres períodos siguientes y en adelante prorrogado a un año, y así
sucesivamente el 17 de mayo de cada año subsiguiente.

De la misma manera obra el escrito de terminación del contrato y en el cual se


expresa que no será renovado, escrito éste de fecha 23 de marzo de 2004, lo
cual indica claramente que el contrato fue oportunamente preavisado y
legalmente terminado, sin que se pueda hablar de despido, mucho menos, de
despido sin justa causa no asistiéndole razón apelante (sic) cuando asevera que
se desconoció la convención colectiva de trabajo, por el contrario se concluye
de lo anterior que dicha terminación del contrato de trabajo operó por
terminación del plazo pactado, causa legal de terminación que precisamente
permitía la mencionada convención colectiva”.

V. EL RECURSO DE CASACIÓN

Lo interpuso la demandante con la finalidad de que se case la sentencia


recurrida para que en instancia se revoque la del Juzgado y en su lugar se
condene a la demandada de conformidad con las pretensiones de la demanda
inicial.

Con ese propósito formuló tres cargos, que con vista en la réplica, se decidirán
de manera conjunta como se señala a continuación.

VI. PRIMER CARGO

Por la vía directa acusa la interpretación errónea del artículo 46 del Código
Sustantivo del Trabajo“subrogado por el art. 3 de la ley 50 de 1990, el art.
61 del C. S. T., subrogado por el art. 5 de la ley 50 de 1990”.

En la demostración reproduce apartes del artículo 46 del Código Sustantivo del


Trabajo y de la sentencia recurrida y dice que la interpretación errónea que
acusa se concreta en la afirmación del Tribunal según la cual por haber
continuado la demandante laborando para la demandada sin solución de
continuidad, las partes invalidaron el preaviso, continuando vigente la
contratación primigenia, conclusión que es equivocada, pues la demandada
preavisó con más de 30 días de anticipación la terminación del contrato de
trabajo, frente a lo cual no cabe interpretación distinta de la que expresó la
Corte Suprema en la sentencia de casación del 28 de febrero de 1990, radicado
3613, en el sentido de que para que se entienda oportuna y efectivamente
preavisada la intención de no prorrogar el contrato y en consecuencia fenecido
legalmente el contrato, simplemente habrá de verificarse la correspondiente
manifestación escrita antes de que transcurran los 30 días previos al de la fecha
en que se vence el contrato.

Enfatiza en que en el proceso está demostrado que la demandada preavisó a la


demandante con más de 30 días de anticipación, por lo que debe entenderse que
el contrato a término fijo expiró el día de su vencimiento y que mal podría decir
el Tribunal que el contrato se prorrogó, cuando lo que debió concluir es que
después del vencimiento contractual, las partes se vincularon mediante otro
contrato a término indefinido.

VII. SEGUNDO Y TERCER CARGO

Los dirige por la vía indirecta, acusando la aplicación indebida del artículo
46 del Código Sustantivo del Trabajo. Denuncia los mismos errores de hecho
y las mismas pruebas de las cuales dice se derivan y en la demostración de
ambos, partiendo de dichos errores fácticos y de lo que muestran las pruebas,
expone el mismo planteamiento de la primera acusación, es decir que el
Tribunal se equivocó al concluir que por haber continuado laborando la
demandante no obstante haber recibido con la anticipación debida el preaviso
de no prórroga, el contrato a término fijo siguió ejecutándose al haberse
invalidado por ese motivo el aviso de no prórroga.

VIII. LA RÉPLICA

Anota que los planteamientos de la censura son alegatos de instancia y que la


sentencia se encuentra ajustada a derecho tanto en lo jurídico como en lo
fáctico.

IX. SE CONSIDERA

Los cargos se estudiarán conjuntamente, pues no obstante que están dirigidos


el primero por la vía directa y los restantes por la indirecta, en términos
generales contienen la misma argumentación.

Sobre los siguientes supuestos fácticos que el Tribunal dio por establecidos, no
hay discrepancia entre las partes: El 18 de mayo de 1999 las partes celebraron
y comenzaron a ejecutar un contrato a término fijo de tres meses; el 21 de marzo
de 2002, la empleadora le comunicó a la actora que el contrato no sería
prorrogado y que por lo tanto vencería el 17 de mayo de 2002; llegado a esta
fecha, la demandante continuó prestando sus servicios y la demandada el 29 de
marzo de 2004 le manifestó a su servidora que el contrato de trabajo terminaría
el 17 de mayo del mismo año y no le sería prorrogado.

Frente a dicha situación fáctica, los contradictores de la litis exponen lo que en


realidad se convierte en el tema central del proceso, pues mientras que la parte
actora sostiene que el contrato a término fijo finalizó el 17 de mayo de 2002
por causa del preaviso del 21 de marzo del mismo año y que a partir del día
siguiente al del vencimiento lo que existió fue un contrato a término indefinido,
a su turno la demandada alega que como la trabajadora siguió prestando sus
servicios, el contrato a término fijo fue el que continuó rigiendo la vinculación,
posición que fue avalada por los juzgadores de instancia. ARGUMENTO DE
LA DEMANDANTE

Así las cosas, la Sala precisa lo siguiente: El contrato a término fijo inicial de
tres meses que comenzó el 18 de mayo de 1999, venció el 18 de agosto del
mismo año; como no hubo manifestación de terminación se prorrogó por otro
término de tres meses que vencieron el 18 de noviembre de 1999; como
tampoco hubo manifestación de finiquitarlo, se prorrogó nuevamente por el
mismo término, venciendo el 19 de febrero de 2000; y como aquí tampoco se
expresó la intención de finalizarlo, se prorrogó por última vez, por un período
de tres meses, que vencieron el 18 de mayo de 2000; desde este momento y
dado que igualmente no hubo preaviso por ninguna de las partes, el término
fijo inicial se convirtió automáticamente en un año, que venció el 18 de mayo
de 2001, el cual, y en razón a que asimismo no hubo el preaviso, se extendió
por un año más que venció el 18 de mayo de 2002.

Ahora, frente a la última prórroga de un año, debe advertirse que el 21 de marzo


de 2002, la empleadora le comunicó a la demandante que el contrato no sería
prorrogado y que por lo tanto vencería el 17 de mayo de dicho año, no obstante
lo cual, la trabajadora, llegada la última fecha mencionada, siguió laborando
hasta el 18 de mayo de 2004. HECHO DE LA DEMANDADA

Pues bien, el artículo 46 del Código Sustantivo del Trabajo, modificado por
el artículo 3º de la Ley 50 de 1990, dispone que el contrato de trabajo a término
fijo debe constar siempre por escrito; que el término máximo que se puede
pactar en cuanto a su duración es de tres años, pudiendo ser renovado
indefinidamente; que si antes de la finalización del plazo pactado, ninguna de
las partes avisa a la otra con antelación no inferior a 30 días la intención de no
prorrogar el contrato, éste se entiende renovado por un término igual al pactado
inicialmente y así sucesivamente. CONTRATO A TERMINO FIJO QUE
NO ES PRORROGADO NO SE CONVIERTE EN INDEFINDO

Empero, tratándose de contratos a término fijo inferiores a un año, estos


únicamente pueden prorrogarse por tres períodos iguales o inferiores, al cabo
de los cuales, es decir vencidas las prórrogas legalmente permitidas, el término
de renovación no podrá ser inferior a un año y así sucesivamente.

Entonces, para finalizar un contrato a término fijo por cualquiera de las partes,
es necesario que con antelación no inferior a 30 días, la parte que tiene la
intención de terminarlo manifieste a la otra esa determinación, de manera que
vencido el plazo pactado o el que corresponde a la prórroga, el contrato de
trabajo debe entenderse finalizado.

No obstante, si una de las partes hace uso de esa facultad legal, pero el
trabajador, expirado el término, continua prestando sus servicios con anuencia
de la otra, es lógico suponer que las partes decidieron dejar sin efecto la
comunicación de no prórroga para que el contrato mantuviera su vigencia, pues
no siempre que se comunique con la antelación debida la manifestación de no
prorrogar el contrato a término fijo, éste debe inexorablemente finalizar el día
en que se fenece el plazo, ya que si hay la voluntad de las partes de continuar
la vinculación, como efectivamente puede suceder y sucedió en el asunto bajo
examen, lo único que puede concluirse es que los sujetos contractuales
decidieron seguir vinculados mediante la modalidad pactada.

No puede olvidarse que al igual que en el derecho privado, pero con algunas
limitaciones en el derecho del trabajo, las manifestaciones de voluntad de los
sujetos del vínculo laboral pueden ser revocadas y ello es procedente, por
ejemplo, cuando no se vulnere el mínimo de derechos y garantías estipuladas
en la ley a favor de los trabajadores o éstos renuncien a beneficios que por su
naturaleza son irrenunciables o se les afecten derechos ciertos e indiscutibles.
Jurídicamente nada hay de ilegal, cuando mediando un contrato a término fijo
el empleador comunica legalmente al asalariado su determinación de no
prorrogar dicho vínculo, pero sin embargo le permite seguir normalmente con
la prestación del servicio después de expirado el plazo pactado haciendo
abstracción del preaviso, pues esa revocación de la manifestación de voluntad
inicial es perfectamente ajustada a derecho y supone que el contrato no se
terminó sino que fue prorrogado en las mismas condiciones en que venía
operando, naturalmente con sujeción a la ley. Luego, en situación como la que
se estudia, no hay en esa actitud violación alguna de los principios protectores
del trabajo humano.

Tan evidente es lo dicho que en el caso contrario, es decir cuando es el


trabajador el que preavisa legalmente al empleador de no prorrogar el contrato,
pero sigue laborando normalmente con la permisión de su empleador una vez
finalizado el plazo pactado, la situación es exactamente la misma, ya que de
manera que no admite dudas, las partes decidieron continuar con el contrato de
trabajo que los ligaba.

Desde luego, lo anterior tampoco es obstáculo para que las partes puedan variar
libremente la modalidad de contratación, porque tampoco hay ilicitud cuando
después de estar vinculados por un contrato a término fijo, deciden pactar un
término indefinido o viceversa, caso en el cual es lógico señalar que para esos
efectos deben concurrir las manifestaciones de voluntad, que en el evento que
se examina no acontece así, dada la oposición entre los planteamientos de los
contradictores.

En las condiciones anotadas, no puede afirmarse que el Tribunal hubiera


incurrido en alguna violación de la ley como la denunciada por la censura, por
lo que los cargos no prosperan, siendo de cargo de la parte recurrente las costas
del recurso de casación, dado que hubo réplica a la demanda extraordinaria.

No obstante el fracaso del recurso extraordinario y sin que ninguna incidencia


tenga dentro de su resultado, la Sala hace las siguientes observaciones dirigidas
a la colegiatura:

De conformidad con el artículo 92 del Código Procesal del Trabajo y de la


Seguridad Social, para la estimación del interés jurídico para recurrir en
casación, sólo es posible la designación de perito cuando “haya verdadero
motivo de duda” para dicha cuantificación. Mas, cuando el juez o tribunal
pueda realizar esa estimación mediante simples operaciones aritméticas, la
designación del auxiliar de la justicia es improcedente y hace gravosa para la
administración de justicia la desidia de los funcionarios judiciales.

En el asunto bajo examen, el Tribunal en proveído del 29 de junio de 2007,


afirmó que “cuando sea necesario tener en cuenta el valor del interés para
recurrir y éste no aparezca determinado previamente a resolverse sobre la
procedencia del recurso, se dispondrá que aquél se justiprecie por un perito…”.
Tal criterio es equivocado, pues no es eso lo que reza el precepto citado, que
claramente establece que la designación del perito debe hacerse cuando haya
verdadero motivo de duda, lo cual indica necesariamente que el juez o tribunal
previamente debe realizar las operaciones que considere necesarias de acuerdo
con lo que aparezca en el expediente y solo cuando encuentre extremas
dificultades para justipreciar el interés jurídico, es que debe proceder al auxilio
del experto, que no sería este el caso.

Y el concepto del auxiliar de la justicia que se designó es bastante significativo,


pues simplemente lo que hizo fue cuantificar los derechos laborales reclamados
por el actor con fundamento en los salarios demostrados en el proceso y
aplicarles a los valores resultantes la indexación.

Las operaciones que realizó el perito eran perfectamente realizables por el


Tribunal, quien hubiera tenido que hacerlas en caso de que hubiera encontrado
viables las pretensiones de la parte demandante para imponer condenas en
contra de la demandada.

No pueden los funcionarios judiciales apoyarse en los auxiliares de la justicia


para evadir las elementales obligaciones que en desarrollo de sus funciones
están obligados a desplegar. Ello no es indicativo de una sana Administración
de Justicia y en cambio si le impone injustamente a las partes cargas
económicas que no tienen porque asumir.

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación


Laboral, administrando justicia en nombre de la República de Colombia y por
autoridad de la ley, NO CASA la sentencia proferida el 19 de abril de 2007 por
el Tribunal Superior de Cúcuta, dentro del proceso ordinario adelantado por
M.R.B. contra la CAJA DE COMPENSACIÓN DEL ORIENTE
COLOMBIANO COMFAORIENTE

Costas como se indicó en la parte motiva.

COPIESE, NOTIFIQUESE, PUBLIQUESE Y DEVUELVASE EL


EXPEDIENTE AL TRIBUNAL DE ORIGEN.

LUIS JAVIER OSORIO LOPEZ

ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERON GUSTAVO JOSÉ GNECCO


MENDOZA

EDUARDO LÓPEZ VILLEGAS FRANCISCO JAVIER RICAURTE


GÓMEZ

CAMILO TARQUINO GALLEGO ISAURA VARGAS DÍAZ

MARIA ISMENIA GARCÍA MENDOZA

Secretaria

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