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En el proceso de sostenimiento y expansión del mercado internacional en la segunda

mitad del siglo XIX, los comerciantes tuvieron que vérselas con aquello que
involucraba una desconexión con los modelos fiscales o políticos u otros esquemas de
regulación heredados de la colonia. Por su parte, la segunda mitad del mismo siglo
supuso un esfuerzo mayor sobre los trabajadores que forjaron el cultivo del tabaco.
El tabaco, algo siempre presente desde antes de la llegada de los conquistadores, seria
exaltado por los europeos en un comercio monopolizador que les ayudo a sostenerse en
su crecimiento colonial. Incluso tanto cultivos como factorías fueron bien definidas
desde que se le impusieron decretos.
La irrupción en las exportaciones fue tardía, lográndose solo hasta 1833, y solo
consolidándose hasta fines de esa década. Europa y en particular Inglaterra se perfilaban
como buenos socios. Fue también un método de fortalecimiento del estado. Este
producto conto con una fuerte supervisión en asuntos que iban desde el lugar dispuesto
para sus plantaciones hasta la calidad de sus semillas. Los castigos por infringir sus
leyes fueron también muy estrictos, esto hasta la abolición del tabaco en 1848, que
quedo de libre cultivo con un impuesto solamente en el caso de sobrepasar las mil matas
sembradas. Su posterior eliminación inauguro una fiebre por este producto. Todo en
medio de una bonanza que catapulto la actividad comercial de un país en pleno
crecimiento, a pesar de que como Palacio (2006) afirma. “La situación económica se
caracterizaba por la ausencia de relaciones comerciales permanentes entre las regiones
económica-geográficas, la producción estaba destinada fundamentalmente al
autoconsumo y la población, aunque en recuperación (dos millones de habitantes
aproximadamente) se encontraba diseminada por el territorio, predominando la
ocupación de las altiplanicies”. (p.314)
Paulatinamente el tabaco, así como entro en auge descendió, esto debido a razones
especialmente de calidad frente al mercado extranjero debido a la sobreexplotación de
las tierras que, como causa del viejo monopolio habían sido reducidas provocando la
intensificación en su uso. Otro factor importante sería la falta de rigor de los
comerciantes en los procesos de selección. Pero la base de esta poca rigurosidad podría
obedecer a problemas en cuanto al precio de la hoja de tabaco, ya que los terratenientes
pagaban bajo términos bajos y fijos las cosechas. Un ejemplo de estos abusos seria la
renta en especie, impuesta como medida salvadora y que termino agravando más el
problema al exigir a sus cultivadores un porcentaje alto de la mejor calidad de la hoja,
medida que solo termino presionando al campesinado.
En definitiva, las pretensiones de la burguesía de la época buscaban una flexibilidad en
los modos de comercio mas no de producción, aunque ella misma no contaba para la
fecha con el suficiente desarrollo técnico o industrial. (producción, procesamiento y
empaque) lamentablemente esta caída en la calidad de la oferta a nivel internacional, en
su competitividad, termino condenando el impulso que traía la clase jornalera suyas
condiciones habían prosperado gracias a la bonanza del producto.
Por otro lado, parece ser que el trabajo técnico especializado (Manual de agricultura de
José María Morales) o medidas como la implementación del huano para abonar las
tierras fueron realmente un acierto; (a pesar de la lucha contra las plagas y las
complicaciones en el procesamiento del producto) pero la sobreexplotación a que la
tierra se vio sometida como en el caso de Ambalema es muy diciente en materia
ambiental, nos habla de una concentración excesiva en las fuentes de producción en
cuya economía se apoyó desmedidamente el país.

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