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El MERCADO, MERCANCIA, TRABAJO…

El mercado es el proceso por el cual, los agentes están


separados por la doble repartición, de los productores
individuales, los poseedores y los no poseedores de los
medios de producción. Es en el mercado donde los agentes
de la producción capitalista buscan imponerse y transformar
las determinaciones sociales generales y sus actividades.
En El Capital, Marx analiza el mercado de manera tal que
aparece como un proceso a través del cual los agentes –
capitalistas y trabajadores- acceden a la generalidad de sus
relaciones e inducen a su transformación.
La existencia del mercado presupone la división social del
trabajo (manual e intelectual): de lo concreto y la separación
de los trabajadores de los medios de producción. Es un
procedimiento que manteniendo las relaciones de exterioridad
hace surgir su coherencia social. Es de esta manera en que
Marx trata el intercambio de mercancías, la venta de la fuerza
de trabajo y la ecuación de la tasa de ganancia de los dueños
del capital.
Las mercancías se intercambian “en el mercado”. Del hecho
de la división social del trabajo, el producto de cada productor
debe ser para este el equivalente general de todos los otros.
Les es necesario ser útil a todos los otros poseedores de
mercancías. Su utilidad debe ser general. La medida en la
cual el bien ofertado presenta una utilidad social, tomando en
cuenta su precio, que es establecido por el mercado. El
productor individual encuentra allí la verdad social. Esta se
expresa por la cantidad y el precio unitario por el cual puede
vender. Precio y cantidad funcionan como las señales
transmitidas por la sociedad y fijan la parte del trabajo social
que reviene al productor.
Esto señala y demuestra la ambigüedad de los precios. En
este sentido el precio es la expresión del valor de una
mercancía por medio de otra mercancía (la moneda, el
dinero, las tarjetas de crédito).
La expresión del valor: indica lo que la sociedad debe ceder
para que la mercancía sea reproducida. En otra mercancía:
esta exterioridad del significado proviene lo que el valor
manifiesta en el intercambio, ella hace posible la separación
entre el precio y el valor. La forma precio pertenece
enteramente al intercambio que se realiza en el mercado: es
el que funda y al mismo tiempo altera su valor expresivo o, lo
que es su equivalente, ella es valor sino que en las relaciones
de intercambio. Pero esta posibilidad de separación lejos de
ser un defecto de la forma precio le confiere –y partiendo al
mercado- su poder regulador. Porque el valor no puede
aparecer y la mercancía ser producida sino que si el producto
presentado en el mercado presenta un grado de generalidad
social suficiente en el plano de las normas de producción que
sobre el valor de uso de esas mercancías.
El mercado es una multiplicidad de ventas y de compras
aisladas las unas de las otras que se puede totalizar en todo
momento en una oferta y una demanda global. Las
características generales de esta oferta y de esta demanda,
así como sus relaciones, se ofuscan delante de los
productores individuales y los obliga a rectificar los
parámetros de su actividad.
Este juego apremiante de las relaciones de fuerza entre
productores en el mercado no tiene solamente un carácter
normativo. El es también un agente transformador de las
condiciones de producción capitalistas, es uno de los
elementos que hace “progresar” al capitalismo. Algunos
ejemplos serian suficientes para ilustrar el carácter violento
de la concurrencia, de la competencia, en los mercados
nacionales e internacionales.
Primero mecanismos conocidos actualmente: el
descubrimiento de una nueva técnica o de nuevas
tecnologías más eficaces permite a los capitalistas que es el
autor ampliar su presencia en los mercados, bajando los
precios, la guerra de la concurrencia se hace a golpe de bajar
los precios con productos nuevos (la disputa comercial o
guerra comercial, entre los Estados Unidos y China con los
G5, Huawei P30 y P32).
El método de la economía política
En el texto: Elementos fundamentales para la crítica de la
economía política (Borrador 1857-1858), Marx señala que:
“Cuando consideramos un país dado desde el punto de vista
económico-político comenzamos por su población, la división
de esta en clases, la ciudad, el campo, el mar, las diferentes
ramas de la producción, la exportación, la importación, la
producción y el consumo anuales, los precios de las
mercancías, (que se zanjan y disputan en el mercado), etc.
Etc. Etc…
Según Marx, “Parece justo comenzar por lo real y lo concreto,
por el supuesto efectivo; así, por ejemplo, en la economía,
por la población que es la base y el sujeto del acto social de
la producción en su conjunto. Sin embargo, si se examina con
mayor atención, esto se revela [[como]] falso. La población es
una abstracción si dejo de lado, por ejemplo, las clases de
que se compone. Estas clases son, a su vez una palabra
huera (vacía) si desconozco los elementos sobre los cuales
reposan, p. ej., el trabajo asalariado, el capital, etc. Estos
últimos suponen el cambio, la división del trabajo, los precios,
etc. El capital, por ejemplo, no es nada sin trabajo asalariado,
sin valor, sin dinero, precios, etc. Si comenzara, pues, por la
población, tendría una representación caótica del conjunto y,
precisando cada vez más, llegaría analíticamente a
conceptos cada vez más simples: de lo concreto
representado llegaría a abstracciones cada vez más sutiles
hasta alcanzar determinaciones más simples. Llegado a este
punto, habría que reemprender el viaje de retorno, hasta dar
de nuevo con la población, pero esta vez no tendría una
representación caótica de un conjunto, sino una rica totalidad
con múltiples determinaciones y relaciones. El primer camino
es el que siguió históricamente la economía política naciente.
Los economistas del siglo XVII, por ejemplo, comienzan
siempre por el todo viviente, la población, la nación, el
Estado, varios Estados, etc.: pero terminan siempre por
descubrir, mediante el análisis, un cierto número de relacio
nes abstractas determinantes, tales como la división social
del trabajo, el dinero, el valor, etc. Una vez que esos
momentos fueron fijados y abstraídos, comenzaron [[a surgir]]
los sistemas económicos que se elevaron desde lo simple –
trabajo, división del trabajo, necesidad, valor de cambio-
hasta el Estado, el cambio entre las naciones y el mercado
mundial. Este último es manifiestamente el método científico
correcto. Lo concreto es concreto porque es la síntesis de
múltiples determinaciones, por lo tanto, unidad de lo diverso.
Aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, como
resultado, no como punto de partida, aunque sea el
verdadero punto de partida, y, en consecuencia, el punto de
partida también de la intuición y de la representación. En el
primer camino, la representación plena es volatilizada en una
determinación abstracta; en el segundo, las determinaciones
abstractas conducen a la reproducción de lo concreto por el
camino del pensamiento…”.
Posteriormente, Marx, en El Capital. Critica de la economía
política (1867), en el párrafo 4. El fetichismo de la mercancía,
y su carácter secreto, señala: A primera vista, parece como si
las mercancías fuesen objetos evidentes y triviales. Pero,
analizándolas, vemos que son objetos muy intrincados, llenos
de sutilezas metafísicas y de resabios teleológicos.
Considerada como valor de uso, la mercancía no encierra
nada de misterioso, dando lo mismo que la contemplemos
desde el punto de vista de un objeto apto para satisfacer
necesidades del hombre o que enfoquemos esta propiedad
suya como producto del trabajo humano. Es evidente que la
actividad del hombre hace cambiar a las materias naturales
de forma, para servirse de ellas. La forma de la madera, por
ejemplo, cambia al convertirla en una mesa. No obstante, la
mesa sigue siendo madera, sigue siendo un objeto físico
vulgar y corriente. Pero en cuanto empieza a comportarse
como mercancía, la mesa se convierte en un objeto
físicamente metafísico. No solo se incorpora sobre sus patas
encima del suelo, sino que se pone de cabeza frente a todas
las demás mercancías, y de su cabeza de madera empiezan
a salir antojos muchos más peregrinos y extraños que si de
pronto la mesa rompiese a bailar por su propio impulso.1
Como vemos, el carácter místico de la mercancía no brota de
su valor de uso. Pero tampoco brota del contenido de sus
determinaciones de valor. En primer lugar, porque por mucho
que difieran los trabajos útiles o actividades productivas, es
una verdad fisiológica incontrovertible que todas esas
actividades son funciones del organismo humano y que cada
una de ellas, cualquiera que sean su contenido y su forma,
representa un gasto esencial de cerebro humano, de nervios,
músculos, sentidos, etc. En segundo lugar, por lo que se
refiere a la magnitud de valor y a lo que sirve para
determinarla, o sea, la duración en el tiempo de aquel gasto o
la cantidad de trabajo invertido, es evidente que la cantidad
se distingue incluso mediante los sentidos de la calidad del
trabajo. El tiempo de trabajo necesario para producir sus
medios de vida tuvo que interesar por fuerza al hombre en
todas las épocas, aunque no le interesase por igual en las
diversas fases de su evolución2. Finalmente, tan pronto como
1Recuérdese como China y las mesas rompieron a bailar cuando todo el resto del
mundo parecía estar tranquilo… pour encourager les autres. (…para incitar a las otras.).
2
Nota a la 2ª edición. Los antiguos germanos calculaban las dimensiones de una yugada de
tierra por el trabajo de un día, razón por la cual daban a la fanega el nombre de Tagwerk (o
Tagwanne) (jurnale o jurnalis, terra jurnalis (jornada).

Bibliografía
Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política.
Vol. 1 (Borrador 1857-1858) Grundrisse, Editorial Siglo XXI, Argentina, 1971.
Karl Marx, El Capital. Critica de la economía política. Vol. 1, Editorial Fondo
de cultura económica, primera edición en español 1946. Primera edición en
alemán, Tomo 1, 1867.
los hombres trabajan los unos para los otros, de cualquier
modo que lo hagan, su trabajo cobra una forma social.”

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