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El amor de Dios al remanente

Basado en Romanos 9, 10 y 11
Por: Alfonso Abreu Sequera

Introducción
Este artículo surge principalmente como respuesta a las preguntas de varios hermanos. Estas
cuestiones tienen detrás un sincero deseo de conocer la verdad de Dios, de investigar y profundizar lo
que la Escritura enseña realmente; detrás de todas estas preguntas está el deseo de conocer cuál es la
interpretación de la Teología del Pacto en cuanto a este pasaje. Estos hermanos han estudiado de
forma profunda el Dispensacionalismo, y se han percatado que este pasaje es prácticamente una de
las vigas principales de su sistema hermenéutico. Y como es de esperarse de un estudio sincero de la
Escritura, estos hermanos se han convencido que deben examinar ambas posiciones con sus
respectivos argumentos.

Es por esa razón que en este artículo deseo responder todas sus preguntas mediante la
exégesis de este pasaje y espero que en el desarrollo pueda entenderse cuál es la posición de la
Teología del Pacto acerca del mismo. Debo expresar que mi deseo no es atacar como tal a los
dispensacionalistas, ya que entiendo que la mayoría ha tomado esta posición con un corazón sincero
porque ha creído que es la verdad de Dios. Deseo más bien, apegarme lo más posible al texto y a lo
que enseña la Biblia, que sea ella misma la que hable y refute los errores. Aunque este artículo fue
hecho principalmente para responder las preguntas de varios hermanos, no está solamente limitado
hasta allí, ya que tiene grandes riquezas para la Iglesia de hoy en día, para teólogos, predicadores,
maestros de Instituto, y personas que hacen estudios personales. Por esa razón, el Señor me ha
convencido que el mismo está hecho para todo público y para la edificación de la Iglesia en general.

También debo admitir que este pasaje no es muy fácil de interpretar, verdaderamente necesita
dedicación, las herramientas adecuadas y un buen entendimiento de la Escritura. Pero principalmente
necesita que entremos a él sin ningún tipo de pre-concepción, porque este pasaje no satisface
interpretaciones personales, ni siquiera la mía, sino que revela la Verdad de Dios, independientemente
si están de acuerdo o no con lo que creemos. Por eso pido a todos mis lectores que con humildad y
con un espíritu juicioso, lleno de piedad y de justicia, entremos a la interpretación de este pasaje. Dios
me ayude tanto a mí como al lector a profundizar cada vez más, que podamos conocer su Santo Amor
y Voluntad. Amén.

Ahora es preciso que veamos lo que la Biblia dice en los capítulos 9, 10 y 11 del libro de
Romanos.

9 (NVI): “Digo la verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me lo confirma en el Espíritu Santo. 2 Me


invade una gran tristeza y me embarga un continuo dolor. 3 Desearía yo mismo ser maldecido y
separado de Cristo por el bien de mis hermanos, los de mi propia raza, 4 el pueblo de Israel. De ellos
son la adopción como hijos, la gloria divina, los pactos, la ley, y el privilegio de adorar a Dios y contar
con sus promesas. 5 De ellos son los patriarcas, y de ellos, según la naturaleza humana, nació Cristo,
quien es Dios sobre todas las cosas. ¡Alabado sea por siempre! Amén. 6 Ahora bien, no digamos que la
Palabra de Dios ha fracasado. Lo que sucede es que no todos los que descienden de Israel son Israel. 7
Tampoco por ser descendientes de Abraham son todos hijos suyos. Al contrario: «Tu descendencia se
establecerá por medio de Isaac». 8 En otras palabras, los hijos de Dios no son los descendientes
naturales; más bien, se considera descendencia de Abraham a los hijos de la promesa. 9 Y la promesa
es ésta: «Dentro de un año vendré, y para entonces Sara tendrá un hijo». 10 No sólo eso. También
sucedió que los hijos de Rebeca tuvieron un mismo padre, que fue nuestro antepasado Isaac. 11 Sin
embargo, antes de que los mellizos nacieran, o hicieran algo bueno o malo, y para confirmar el
propósito de la elección divina, 12 no en base a las obras sino al llamado de Dios, se le dijo a ella: «El
mayor servirá al menor». 13 Y así está escrito: «Amé a Jacob, pero aborrecí a Esaú». 14 ¿Qué
concluiremos? ¿Acaso es Dios injusto? ¡De ninguna manera! 15 Es un hecho que a Moisés le dice:
«Tendré clemencia de quien yo quiera tenerla, y seré compasivo con quien yo quiera serlo». 16 Por lo
tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano sino de la misericordia de Dios. 17
Porque la Escritura le dice al faraón: «Te he levantado precisamente para mostrar en ti mi poder, y
para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra». 18 Así que Dios tiene misericordia de quien él
quiere tenerla, y endurece a quien él quiere endurecer. 19 Pero tú me dirás: «Entonces, ¿por qué
todavía nos echa la culpa Dios? ¿Quién puede oponerse a su voluntad?» 20 Respondo: ¿Quién eres tú
para pedirle cuentas a Dios? « ¿Acaso le dirá la olla de barro al que la modeló: “¿Por qué me hiciste
así?”» 21 ¿No tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro unas vasijas para usos especiales y
otras para fines ordinarios? 22 ¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder,
soportó con mucha paciencia a los que eran objeto de su castigo y estaban destinados a la
destrucción? 23 ¿Qué si lo hizo para dar a conocer sus gloriosas riquezas a los que eran objeto de su
misericordia, y a quienes de antemano preparó para esa gloria? 24 Ésos somos nosotros, a quienes
Dios llamó no sólo de entre los judíos sino también de entre los gentiles. 25 Así lo dice Dios en el libro
de Oseas: «Llamaré “mi pueblo” a los que no son mi pueblo; y llamaré “mi amada” a la que no es mi
amada», 26 «Y sucederá que en el mismo lugar donde se les dijo: Ustedes no son mi pueblo”, serán
llamados “hijos del Dios viviente”». 27 Isaías, por su parte, proclama respecto de Israel: «Aunque los
israelitas sean tan numerosos como la arena del mar, sólo el remanente será salvo; 28 porque
plenamente y sin demora el Señor cumplirá su sentencia en la tierra». 29 Así había dicho Isaías: «Si el
Señor Todopoderoso no nos hubiera dejado descendientes, seríamos ya como Sodoma, nos
pareceríamos a Gomorra». 30 ¿Qué concluiremos? Pues que los gentiles, que no buscaban la justicia,
la han alcanzado. Me refiero a la justicia que es por la fe. 31 En cambio Israel, que iba en busca de una
ley que le diera justicia, no ha alcanzado esa justicia. 32 ¿Por qué no? Porque no la buscaron mediante
la fe sino mediante las obras, como si fuera posible alcanzarla así. Por eso tropezaron con la «piedra de
tropiezo», 33 como está escrito: «Miren que pongo en Sión una piedra de tropiezo y una roca que hace
caer; pero el que confíe en él no será defraudado».

10 Hermanos, el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por los israelitas, es que lleguen a ser salvos.
2 Puedo declarar en favor de ellos que muestran celo por Dios, pero su celo no se basa en el

conocimiento. 3 No conociendo la justicia que proviene de Dios, y procurando establecer la suya


propia, no se sometieron a la justicia de Dios. 4 De hecho, Cristo es el fin de la ley, para que todo el
que cree reciba la justicia. 5 Así describe Moisés la justicia que se basa en la ley: «Quien practique
estas cosas vivirá por ellas». 6 Pero la justicia que se basa en la fe afirma: «No digas en tu corazón:
“¿Quién subirá al cielo?” (Es decir, para hacer bajar a Cristo), 7 o “¿Quién bajará al abismo?”» (Es
decir, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). 8 ¿Qué afirma entonces? «La palabra está cerca
de ti; la tienes en la boca y en el corazón». Ésta es la palabra de fe que predicamos: 9 que si confiesas
con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás
salvo. 10 Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.
11 Así dice la Escritura: «Todo el que confíe en él no será jamás defraudado». 12 No hay diferencia

entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo
invocan, 13 porque «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo». 14 Ahora bien, ¿cómo
invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo
oirán si no hay quien les predique? 15 ¿Y quién predicará sin ser enviado? Así está escrito: «¡Qué
hermoso es recibir al mensajero que trae buenas nuevas!» 16 Sin embargo, no todos los israelitas
aceptaron las buenas nuevas. Isaías dice: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?» 17 Así que la
fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo. 18 Pero
pregunto: ¿Acaso no oyeron? ¡Claro que sí! «Por toda la tierra se difundió su voz, ¡sus palabras llegan
hasta los confines del mundo!» 19 Pero insisto: ¿Acaso no entendió Israel? En primer lugar, Moisés
dice: «Yo haré que ustedes sientan envidia de los que no son nación; voy a irritarlos con una nación
insensata». 20 Luego Isaías se atreve a decir: «Dejé que me hallaran los que no me buscaban; me di a
conocer a los que no preguntaban por mí». 21 En cambio, respecto de Israel, dice: «Todo el día extendí
mis manos hacia un pueblo desobediente y rebelde».

11 Por lo tanto, pregunto: ¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Yo mismo soy
israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín. 2 Dios no rechazó a su pueblo, al que de
antemano conoció. ¿No saben lo que relata la Escritura en cuanto a Elías? Acusó a Israel delante de
Dios: 3 «Señor, han matado a tus profetas y han derribado tus altares. Yo soy el único que ha quedado
con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!» 4 ¿Y qué le contestó la voz divina? «He apartado
para mí siete mil hombres, los que no se han arrodillado ante Baal». 5 Así también hay en la
actualidad un remanente escogido por gracia. 6 Y si es por gracia, ya no es por obras; porque en tal
caso la gracia ya no sería gracia. 7 ¿Qué concluiremos? Pues que Israel no consiguió lo que tanto
deseaba, pero sí lo consiguieron los elegidos. Los demás fueron endurecidos, 8 como está escrito:
«Dios les dio un espíritu insensible, ojos con los que no pueden ver y oídos con los que no pueden oír,
hasta el día de hoy». 9 Y David dice: «Que sus banquetes se les conviertan en red y en trampa, en
tropezadero y en castigo. 10 Que se les nublen los ojos para que no vean, y se encorven sus espaldas
para siempre». 11 Ahora pregunto: ¿Acaso tropezaron para no volver a levantarse? ¡De ninguna
manera! Más bien, gracias a su transgresión ha venido la salvación a los gentiles, para que Israel
sienta celos. 12 Pero si su transgresión ha enriquecido al mundo, es decir, si su fracaso ha enriquecido
a los gentiles, ¡cuánto mayor será la riqueza que su plena restauración producirá! 13 Me dirijo ahora a
ustedes, los gentiles. Como apóstol que soy de ustedes, le hago honor a mi ministerio, 14 pues quisiera
ver si de algún modo despertó los celos de mi propio pueblo, para así salvar a algunos de ellos. 15 Pues
si el haberlos rechazado dio como resultado la reconciliación entre Dios y el mundo, ¿no será su
restitución una vuelta a la vida? 16 Si se consagra la parte de la masa que se ofrece como primicias,
también se consagra toda la masa; si la raíz es santa, también lo son las ramas. 17 Ahora bien, es
verdad que algunas de las ramas han sido desgajadas, y que tú, siendo de olivo silvestre, has sido
injertado entre las otras ramas. Ahora participas de la savia nutritiva de la raíz del olivo. 18 Sin
embargo, no te vayas a creer mejor que las ramas originales. Y si te jactas de ello, ten en cuenta que
no eres tú quien nutre a la raíz, sino que es la raíz la que te nutre a ti. 19 Tal vez dirás: «Desgajaron
unas ramas para que yo fuera injertado». 20 De acuerdo. Pero ellas fueron desgajadas por su falta de
fe, y tú por la fe te mantienes firme. Así que no seas arrogante sino temeroso; 21 porque si Dios no
tuvo miramientos con las ramas originales, tampoco los tendrá contigo. 22 Por tanto, considera la
bondad y la severidad de Dios: severidad hacia los que cayeron y bondad hacia ti. Pero si no te
mantienes en su bondad, tú también serás desgajado. 23 Y si ellos dejan de ser incrédulos, serán
injertados, porque Dios tiene poder para injertarlos de nuevo. 24 Después de todo, si tú fuiste cortado
de un olivo silvestre, al que por naturaleza pertenecías, y contra tu condición natural fuiste injertado en
un olivo cultivado, ¡con cuánta mayor facilidad las ramas naturales de ese olivo serán injertadas de
nuevo en él! 25 Hermanos, quiero que entiendan este misterio para que no se vuelvan presuntuosos.
Parte de Israel se ha endurecido, y así permanecerá hasta que haya entrado la totalidad de los
gentiles. 26 De esta manera todo Israel será salvo, como está escrito: «El redentor vendrá de Sión y
apartará de Jacob la impiedad. 27 Y éste será mi pacto con ellos cuando perdone sus pecados». 28
Con respecto al evangelio, los israelitas son enemigos de Dios para bien de ustedes; pero si tomamos
en cuenta la elección, son amados de Dios por causa de los patriarcas, 29 porque las dádivas de Dios
son irrevocables, como lo es también su llamamiento. 30 De hecho, en otro tiempo ustedes fueron
desobedientes a Dios; pero ahora, por la desobediencia de los israelitas, han sido objeto de su
misericordia. 31 Así mismo, estos que han desobedecido recibirán misericordia ahora, como resultado
de la misericordia de Dios hacia ustedes. 32 En fin, Dios ha sujetado a todos a la desobediencia, con el
fin de tener misericordia de todos. 33 ¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del
conocimiento de Dios! ¡Qué indescifrables sus juicios e impenetrables sus caminos! 34 «¿Quién ha
conocido la mente del Señor, o quién ha sido su consejero?» 35 «¿Quién le ha dado primero a Dios,
para que luego Dios le pague?» 36 Porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él. ¡A
él sea la gloria por siempre! Amén”.

Ahora bien, después de leer los capítulos 9, 10 y 11 a los hermanos le surgieron las siguientes
interrogantes, las mismas fueron respondidas y leeremos sus respectivas respuestas a continuación:

Pregunta 1: Romanos 9:4. Según el contexto se refiere a Israel según la carne, ¿por qué el apóstol
reconoce que «de ellos son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la Ley, el culto y las
promesas?» Nota que habla en tiempo presente.

Respuesta: En primer lugar hemos de considerar que el verbo “son” que está en tiempo presente está
ausente en el texto griego. Este verbo es suplido en la traducción debido a la interpretación de una
palabra que se encuentra en el idioma original, la cual relaciona la palabra “Israel” con todas esas
bendiciones enumeradas en los versos cuatro y cinco de este pasaje. Por esa razón, no podemos basar
nuestra exégesis en ese verbo en presente “son” sino en el pronombre que relaciona las dos
oraciones. Este pronombre tiene una función posesiva, indicando que todas aquellas cosas
mencionadas en los versículos cuatro y cinco “son pertenecientes a Israel”. Es decir, a Israel le
pertenecen “la adopción, la gloria divina, los pactos, la Ley, y el privilegio de adorar a Dios, y los
patriarcas...” (9:4, 5). La razón por la cual muchos traducen este pronombre con el verbo presente
“son” es debido a la interpretación que se le da a esta palabra. Es decir, esta traducción refleja la
respuesta a la siguiente pregunta ¿qué significa realmente que a Israel le pertenecen todas estas
bendiciones?

Es necesario recordar que el tema tocado en el capítulo 11 de esta carta, es decir, la cuestión
del Olivo, comienza en el capítulo 9. Los capítulos 9 al 11 son una unidad, es más, el tema del Olivo
surge por el desarrollo del argumento que empieza en el capítulo 9. Romanos 9:4-5 nos ayuda a
contestar la siguiente pregunta ¿cuál es ese Olivo al cual los Israelitas “pertenecen” por naturaleza, y
al cual los gentiles han sido injertados? ¿Cuál es ese Olivo, que según Pablo, nutre de tal manera a los
gentiles que les da salvación, pero que al mismo tiempo le pertenece por naturaleza a los Israelitas
(11:17-18)? “La adopción, la Gloria Divina, los pactos, la Ley, y el privilegio de adorar a Dios y sus
promesas” (9:4-5). Es decir, Romanos 11 nos ayuda a entender que estas bendiciones son el Olivo a los
cuales ellos pertenecen por naturaleza. “De ellos son” significa que estas bendiciones les pertenecen a
ellos por naturaleza. Ellos fueron los primeros en recibir todas estas bendiciones. Sin embargo, por ser
incrédulos ellos fueron desgajados, y esas bendiciones fueron dadas a otros, a los gentiles.1 Esto lo
podemos ver en el hecho de que aunque todas aquellas bendiciones fueron dadas primero a Israel, es
gracias a ellas que los gentiles hoy tienen salvación. Los gentiles hoy disfrutan de esa “savia nutritiva”
que por naturaleza es de Israel (11:17-18).

La primera bendición enumerada es “la adopción como hijos”. Según vemos en el Antiguo
Testamento ellos fueron los primeros en ser la nación escogida, adoptada por Dios (Gén 12:1-3; Dt.
7:6-8). Pero aunque los gentiles estaban lejos de esta bendición, “excluidos de la ciudadanía de Israel,”
Dios “los ha acercado mediante la sangre de Cristo”, de tal manera que “ya no son extraños, ni
extranjeros, sino conciudadanos de los santos (de los adoptados del Antiguo Testamento) y miembros
de la familia de Dios” (Ef. 2:11-13, 19).

“Los pactos” es la segunda bendición. Dios entró en pacto con Abraham y con su descendencia
para siempre (Gén. 17:7), la cual por supuesto incluye primeramente a los Israelitas. Pero aunque por
mucho tiempo los gentiles por naturaleza no era participantes del “pacto de la promesa” (Ef. 1:12), “en
Cristo Dios los hizo cercanos” (vs. 13), es decir, los incluyó a este pacto. Por eso, con toda seguridad el
apóstol los llama “verdaderos hijos de Abraham y herederos según la promesa” (Gál. 3:29).

“La Ley”. Esta fue dada primeramente y casi de forma exclusiva al pueblo que Yahvé sacó de
Egipto, al pueblo de Israel (Ex. 20:1-17). Pero después esta bendición también fue dada a las gentiles.
La Ley se resume en “Ama el Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y
con todas tus fuerzas” y “ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mc. 12:29-31). Por eso, en varias
ocasiones Pablo demanda el cumplimiento de esta Ley a Iglesias constituidas por muchos gentiles
(Rom. 13:8-14; Gál. 5:13-15), porque a ellos se les ha dado vida eterna en Cristo, la cual se resume en
conocer a Dios y su Hijo Jesucristo, es decir, amarlo (Jn. 17:3). Y si hacemos un estudio detallado de
todas estas bendiciones hallaremos que los gentiles ahora somos participantes de lo que por
naturaleza pertenece a Israel.

Cuando Pablo habla de que a los Israelitas les pertenece “las promesas, el pacto, entre otros”
se refiere a quiénes son los receptores por naturaleza de todas aquellas bendiciones anteriormente
nombradas. Por eso, se coloca en la traducción un verbo en presente, porque eso nos ayuda a
entender que la naturalidad de las promesas no pueden ser quitadas de Israel, es decir, pase lo que
pase Israel siempre seguirá siendo el receptor natural o principal de todas esas bendiciones.

Sin embargo, la ilustración del Olivo en Romanos 11 nos ayuda a entender que estas
bendiciones aunque son por naturaleza para los Israelitas, también han sido dadas a todas las
naciones, a todos los que crean de entre ellas. Y aunque muchos traducen aquí con un verbo presente,

1
En Mateo 21:33-46, en la Parábola de los labradores malvados, Jesús al hablar del viñedo se refiere al reino y todo lo que a él compete,
y cuando habla de los labradores malvados habla de los Israelitas que no habían creído. Claramente dice que aunque les dio el reino
a ellos primero, por no haber creído “el reino de Dios se les será quitado a ustedes, y se les entregará un pueblo que produzca fruto”
(vs. 21:43). Este pueblo a quién se le será, o se la ha sido dado el reino es a los gentiles. Hemos de notar que Jesús, y Pablo en
nuestro texto, están hablando de los mismo. Nuestro Señor dice que el reino de Dios se ha dado a otros pueblos por la dureza de los
Israelitas, y Pablo afirma que por la dureza de los Israelitas los gentiles han sido incluidos al Olivo (Rom. 11:11-21).
eso no significa que Dios tenga un plan para Israel diferente al de la Iglesia (por el hecho de que a ellos
le pertenezcan todas estas cosas), o un plan futuro para Israel. Tal como lo dice el ejemplo del Olivo,
todas las ramas naturales que fueron incrédulas han sido desgajadas, y si no se arrepienten no
volverán a ser injertadas. Y sólo existe un Olivo, en el cual toda persona puede ser salvada al ser
injertada en él, este es: “La adopción, el pacto, la ley, el privilegio de adorar a Dios y contar con sus
promesas, y los patriarcas” (9:4-5). No existen dos planes de Dios. Dios entregó su plan primeramente
a Israel, y luego incluyó a todas las naciones, haciéndolos copartícipes de las bendiciones de los
santos, tal como dice el texto de Efesios 2.

Pregunta 2: Romanos 9:27-28. “En el 27 no nos queda claro el lenguaje de Pablo y que es lo que quiere
decir; ¿En el 28, la sentencia y juicio que se habla es para el tiempo presente, o en un futuro Israel será
juzgado?”

Respuesta: El primer paso para entender lo que Pablo quiere decir aquí es entender que esto es una
cita del Antiguo Testamento. Pablo en este pasaje cita Isaías 10:22-23. Y siendo que es una cita del
Antiguo Testamento primero debemos buscar el significado en su contexto natural para después ver
con qué fin Pablo lo cita aquí.

Isaías 10: 22-23 dice: “Israel, aunque tu pueblo sea como la arena del mar, sólo un remanente
volverá. Se ha decretado destrucción, abrumadora justicia. Porque el Señor, el Señor Todopoderoso,
ejecutará la destrucción decretada en medio de todo el país”. El libro de Isaías fue escrito antes y
durante el cautiverio por el imperio de Asiria. Muchas de las cosas dichas en este libro tienen que ver
principalmente con el cautiverio por los asirios. Y esto es exactamente de lo que Dios viene hablando
por medio de Isaías, en el contexto de nuestro pasaje. En el capítulo 10:5-11 Dios dice que usará al
imperio Asirio para ejercer castigo y juicio sobre Judá y todo el pueblo de Israel por su gran cantidad
de idolatría y pecado.

Además, sabemos que este texto tiene que ver primeramente con el cautiverio porque Isaías
dice: “solo el remanente de Israel volverá” (vs. 22). Ese “volverá”, que Pablo traduce al griego como
“salvar”, en hebreo y en el contexto tiene que ver con el hecho de que gran parte de Israel fue llevado
de sus territorios hacia las ciudades de Asiria, pero a pesar de eso Dios iba a hacer que un remanente
retornara, volviera de nuevo a donde pertenecía por gracia de Dios.

También, en este contexto este juicio del que habla el pasaje es tanto presente como futuro.
Presente porque ciertamente el hecho de que las diez tribus de Israel ya hubiesen sido llevadas en
cautiverio por los asirios era una demostración del juicio y castigo de Dios. Por eso Dios llama a Asiria
“¡vara de mi ira!” (10:5), porque los estaba usando para castigar a Israel. Pero también es futuro
porque el hecho de que sólo un remanente volviera del cautiverio era una demostración de que los
demás iban a ser dejados en esclavitud todos los días de su vida, por causa del juicio de Dios. Esto es
principalmente lo que quiere decir nuestro texto: “Israel, aunque tu pueblo sea como la arena del mar,
sólo un remanente volverá...Porque el Señor, el Señor Todopoderoso, ejecutará la destrucción
decretada en todo el país”. Este pasaje intenta responder la pregunta ¿por qué sólo un remanente
volverá? “porque el Señor...ejecutará la destrucción decretada”. Dios demuestra en este pasaje que
muchos no volverían jamás del cautiverio porque Dios los estaba juzgando por sus iniquidades.
Por este motivo, podemos tener más luz en cuanto al pasaje con el cual está hecha la pregunta.
Pablo usa este texto porque la situación allí y lo que sucedió con muchísimos Israelitas después de la
venida de Cristo tienen una relación demasiado impresionante. Al igual que en el pasado, por causa de
que los Israelitas rechazaron a Cristo y fueron idolatras, Dios ejerció un castigo y juicio, y los apartó de
él y de sus bendiciones. En el pasado los Israelitas fueron apartados de la tierra prometida hacia
naciones paganas, y después de Cristo los Israelitas fueron apartados de las bendiciones del pacto de
Dios, fueron “desgajados” (11:17-24). Es decir, al igual que en el pasado, Dios ejerció en Israel un juicio
presente, el cual consistía en apartarlos de las bendiciones que les había dado.

Sólo un remanente volvió del cautiverio de los Asirios, y sólo un remanente de Israel volverá a
ser incluido en el Olivo, y en todas las bendiciones de Dios (Rom. 9:6; 11:2, 5, 7). Es interesante que
ese “volver” Pablo lo traduce en Romanos 9:27 como “salvar”. Y esto se debe a que esta idea de
“salvar” tiene en si la idea hebrea implícita de “volver”. Este salvar entonces tiene que ver con que
muchos Israelitas volverán a Dios, a Cristo, a su Señor, a su buen pastor, pero los demás quedarán
endurecidos. Y así se responde la pregunta, el juicio del que habla Pablo aquí es tanto presente como
futuro. Presente porque el hecho de que las bendiciones hayan sido quitadas a Israel y dadas a los
gentiles implica un juicio. Pero también futuro porque el hecho de que sólo un remanente vuelva a ser
incluido en las bendiciones y en el pacto, implica que Dios ejercerá un castigo futuro en el cual no
volverá a aceptar en su familia a aquellos que no pertenecen al remanente. Además, este texto no
sólo habla de un juicio sino de la gran Misericordia de Dios hacia el remanente. El hecho de que un
remanente vaya a volver implica que Dios ha tenido misericordia de Israel, significa que “Israel ha
tropezado, pero volverá a levantarse” (11:11).

Asimismo, esta cita de Isaías constituye un argumento en contra del hecho de que Dios en un
futuro vaya a tomar para sí a todas los Israelitas y los introducirá en el milenio, como cumplimiento de
profecías literales del Antiguo Testamento. Literalmente este pasaje nos demuestra que todos aquellos
que no pertenecen al remanente jamás se volverán a Dios de nuevo. Desde el tiempo de Isaías hasta
el tiempo de hoy Israel no ha vuelto a tomar la tierra prometida. Así, Pablo usa este pasaje para
demostrarnos que solamente el remanente de Israel será salvo, se volverá a Dios, y volverán a ser
incluidos en el pacto de las promesas. Todos aquellos que no pertenezcan al remanente no se volverán
a Dios en ninguna manera. El único plan que Dios tiene para ellos es juicio y castigo. Y tal como
veremos más adelante, esta idea de Isaías es apoyada por toda la unidad de Romanos 9, 10 y 11.

Pregunta 3: Romanos 9:33. “¿A que se refiere Pablo con que «Israel tropezó?» En Mateo 22 en la
parábola de las fiestas de las bodas, muchos teólogos interpretan que se trata de que Jesús en su
primera venida convido al pueblo de Israel a creer en el Mesías, pero ya que le rechazaron, mando a ir
por los gentiles, ¿A esto se refiere con tropezar?”

Respuesta: No. Aunque la parábola de las fiestas de las bodas, y la parábola de los labradores
malvados (Mt. 21:33-46) están íntimamente relacionados con este texto, sin embargo, en los tres
pasajes el “mandar a ir por los gentiles” es el efecto del tropiezo y no el tropiezo mismo.

Por ejemplo, es después de que Jesús dice que los labradores rechazaron al Hijo, y de su
confirmación de que eso es cumplimiento de una profecía del Antiguo Testamento, que afirma que:
“Por esa razón, el reino de Dios se les quitará a ustedes y se les entregará a otro pueblo” (Mt. 21:37-
43). Ese “por esa razón” indica que ese es el efecto que trajo el tropiezo de los judíos. En la parábola
del banquete de bodas sucede lo mismo. Fue el hecho de que muchos no quisieran asistir a la fiesta
del rey, que trajo como consecuencia su muerte, y que el rey invitara a otras personas, tanto buenas
como malas (Mt. 22:3-10). Y en la unidad de Romanos 9-11 también se encuentra lo mismo, fue el
tropiezo de Israel el que hizo que se le diera la salvación a los gentiles. Pablo hablando del tropiezo
dice que por medio de este “ha llegado la salvación a los gentiles” (11:11).

Tropezar en los tres pasajes significa rechazar a Cristo, rechazar sus bendiciones, rechazar la
gracia que en Él se nos da, significa ser incrédulo. En la parábolas de los labradores malvados la
profecía que se cumple es la de “la piedra que desecharon los edificadores” (21:42), lo cual es imagen
del rechazo de Cristo. En la parábola del banquete de bodas, el rechazo que hicieron a la invitación del
rey significa el rechazo a las bendiciones que Cristo estaba ofreciendo (Mt. 22:3-7). Y en nuestro texto
ellos tropezaron porque fueron incrédulos, Pablo dice: “¿Por qué no alcanzaron la justicia? Porque no
la buscaron mediante la fe, sino mediante las obras...Por eso tropezaron” (9:32). Buscar la justicia
mediante las obras y no mediante la fe es sinónimo de ser incrédulo. Calvino interpreta este tropezar
como falta de fe en Cristo y fe en las obras, él dice: “Todos cuantos se apoyan confiadamente en las
obras tropiezan contra Cristo”. 2

Incluso el mismo John MacArthur, aunque tiene muchas diferencias teológicas con Calvino,
interpreta lo mismo en cuanto a este tropezar: “Los pecadores son condenados por sus pecados
personales, el peor de los cuales es su rechazo a Dios y a Cristo”.3 Ahora la pregunta que surge es ¿qué
papel juega esto dentro de la unidad de Romanos 9-11? Esta cuestión es sumamente necesaria, ya que
esta es prácticamente una de las vigas principales de este pasaje. La sección 9:30-33 pertenece a la
conclusión de lo que Pablo viene hablando en todo el capítulo 9. El versículo 30 comienza diciendo:
“¿Qué concluiremos pues?” El capítulo 9 comienza hablando de por qué muchos de entre Israel a
pesar de tener todas las bendiciones del pacto no recibieron ninguna de ellas (Rom. 9:4-6). La
argumentación de Pablo en todo el capítulo 9 es que la principal razón es la elección de Dios, pero en
esta conclusión el apóstol intenta dejarnos claro que la culpa es de ellos porque fueron incrédulos, y
no de nuestro Señor. Fue a causa de su incredulidad que ellos no recibieron las promesas y todas las
bendiciones del pacto, y que esa “Vid” de la parábola se les fue dada a otros.4

Dije anteriormente que esta es una de las vigas principales de este pasaje porque sólo así es
que podemos entender lo que Pablo dice en el capítulo 11 en cuanto a el Olivo. Fue por la falta de fe
que muchos Israelitas fueron desgajados (11:19-20). Y el apóstol promete que si ellos dejan de ser
incrédulos serán injertados nuevamente en el Olivo. Es decir, serán partícipes de todas estas
bendiciones nuevamente cuando se arrepientan y acepten a Cristo como su salvador (Rom. 11:11-12,
23).
Es por eso que muchos teólogos ven este pasaje de forma paralela a la parábola de los
labradores malvados, y del banquete de bodas, están demasiado relacionados. En estos tres pasajes
fue el rechazo a Cristo por parte de los judíos que las bendiciones se les fue dada a otros. En el primer
pasaje se refleja con el viñedo, en el otro con la invitación a la fiesta y en este con el olivo. La
conclusión en cuanto a esta pregunta es que tropezar significa rechazar a Cristo, y este rechazo por
parte de los judíos trajo como consecuencia que esas bendiciones naturales se le dieran a otros.

2
Comentario de Juan Calvino a la Epístola a los Romanos, pasaje 9:32, pg. 262.
3John Macarthur en su Biblia de Estudio, específicamente el comentario sobre 9:30-32, pg. 1560.
4Romanos 3:2-4 “A los judíos se les confió la palabra de Dios. Pero entonces, si algunos fueron incrédulos ¿su incredulidad hará nula la

fidelidad de Dios? ¡En ninguna manera! Dios es siempre veraz pero el hombre mentiroso”.
Con respecto a una definición de lo que es el Dispensacionalismo se dice que es debido al
rechazo de los judíos a Cristo, el plan que Dios tenía para ellos fue pospuesto, y luego entra en juego
un paréntesis en la historia, en la cual Dios ejecuta otro plan en la Iglesia. Según esta definición que se
da, el plan que Dios tenía con los judíos fue pospuesto para una era futura, y a la Iglesia entonces no
se le dio ese plan, sino otro. Sin embargo, en todos estos pasajes notamos que esto no es correcto. El
tropiezo de los judíos no hizo que el plan Dios para ellos fuese pospuesto para una era futura. El
tropiezo de los judíos hizo que Dios sacará a los incrédulos de ese plan, y se lo diera a los suyos de
entre todas las naciones. En la parábola de los labradores malvados eso se refleja mediante la vid, en
la parábola del banquete de bodas mediante la invitación al banquete, y en la unidad de los capítulos
9-11 de Romanos en el Olivo.

En cuanto a la parábola de los labradores malvados Jesús concluye lo siguiente: “Por eso les
digo que el reino de Dios se les quitará a ustedes y se les entregará a un pueblo que produzca los frutos
del reino” (Mt. 21:43). En una definición del Dispensacionalismo: “(Debido al tropiezo) el Reino fue
pospuesto, mientras que Dios en su plan soberano empezó la dispensación de la Iglesia, en la cual se
ejecuta el plan de salvación de Dios de ejercer salvación”. Sin embargo, aquí Jesús no dice que el reino
será pospuesto, sino que “se les quitará a ustedes y se les entregará a un pueblo que produzca frutos”.

En la parábola del Banquete de Bodas vemos lo mismo. Según Jesús, el rey hizo un banquete y
llamó a sus invitados para comer en este, pero estos lo rechazaron (Mt. 22: 1-7). Sin embargo, Jesús
nunca dice que el Rey haya dicho “voy a hacer otro banquete nuevo, y voy a reservar este para cuando
los judíos quieran venir, voy a posponer este banquete y voy a hacer otro para los nuevos invitados”.
¡No! Lo que él dice es: “El banquete de Bodas está preparado, pero los que invité no merecían venir (es
decir, los judíos)” (vs.9), y luego mandó a sus siervos a buscar a invitados de todos los caminos, es
decir, de todas las naciones (vs. 10). Había un sólo banquete preparado, los judíos fueron invitados
pero lo rechazaron, así que fue dado a otros. Y en el ejemplo del Olivo vemos lo mismo. Había un Olivo
que tenía una savia nutritiva, que da salvación. Los judíos por naturaleza son pertenecientes a este
olivo y sus bendiciones. Sin embargo, Pablo dice que por su tropiezo, es decir, “por su incredulidad
fueron desgajados” (Rom. 11:20). Y las ramas silvestres, es decir, los gentiles, fueron incluidos por
causa del tropiezo de los Israelitas (11:11-12). El tropiezo de los judíos hizo que se les diera el reino a
los gentiles, no que fuera pospuesto.

Preguntas 4 y 5: Romanos 11:1. “Si Dios tiene un solo pueblo que es la iglesia ¿por qué el apóstol Pablo
dice que «Dios no ha desechado a Su pueblo?» ¿Esto hace referencia a Israel según la carne? Y si es
así ¿Acaso hay dos pueblos de Dios? Romanos 11:5 ¿cual es el remanente por gracia?”

Respuestas: Para responder a estas preguntas primero debemos considerar lo siguiente: ¿a qué se
esta refiriendo Pablo con “Su pueblo?” El verso 2 de este pasaje responde lo siguiente: “Dios no
rechazó a su pueblo, al cual conoció de antemano” (Rom. 11:2). En griego esa frase “a los cuales
conoció de antemano” tiene la función de especificar quiénes son ese “Su pueblo”. Ahora bien, esa
palabra que se usa allí para “conoció de antemano” puede tener dos significados. Cuando se usa con
respecto a los hombres, se refiere a tener un conocimiento previo en cuanto algo en específico. Tanto
en Hechos 26:5, y 2Pedro 3:17 tiene este significado. Estos dicen:

Hechos 26:5 “Ellos me conocen desde hace mucho tiempo, y pueden atestiguar... que viví
como Fariseo...”
2Pedro 3:17 “Así que, queridos hermanos, puesto que ya saben esto de antemano,
manténganse alerta...”

Sin embargo, cuando esta palabra se aplica a Dios tiene que ver con Su plan eterno para
salvación, tiene que ver con la elección. Con este significado aparece tanto en Hechos 2:23, 1Pedro 1:2
como en Romanos 8:29.

Hechos 2:23 “Éste fue entregado según el determinado propósito de Dios, y su previo
conocimiento”.

1Pedro 1:1, 2 dice: “a los elegidos... según el conocimiento anticipado de Dios el Padre,
mediante la obra santificadora del Espíritu para obedecer a Jesucristo”.

Romanos 8:29 “Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser
transformados según la imagen de su Hijo”.

El texto de Romanos es el que más nos interesa. Primeramente, porque viendo el uso que el
mismo Pablo hace de esta palabra en esta carta es que podemos determinar el uso que tiene en
Romanos 11:2. Y segundo porque nos ayuda a entender que este “conocer de antemano” tiene que
ver con la predestinación. El mismo Pablo en Romanos 8:29 aclara que “a los mismos que conoció
también predestinó”, es decir, aquellos a quienes conoce de antemano, son aquellos a quienes se les
dio el privilegio de ser predestinados por Dios para salvación. El apóstol entonces cuando habla de “a
los cuales conoció de antemano” se esta refiriendo a aquellos a quienes Dios ha predestinado para ser
“transformados a la imagen de Su Hijo”. El mismo John MacArthur acepta que esta palabra “conocer
de antemano” se refiere a la predestinación. En su Biblia comentada, al hablar de esta palabra en
Romanos 8:29 dice lo siguiente:

“No solo se refiere a la Omnisciencia de Dios...Más bien, habla de una


decisión predeterminada para derramar su amor sobre nosotros y
establecer una relación, es decir, se trata de su propia elección”.5

No obstante, aunque da tal definición a esta palabra, cuando comenta Romanos 11:2 no se
apega a su propia definición. Sigue interpretando a este “Su pueblo” como todo Israel y no como los
escogidos que fueron predestinados a ser la imagen de Cristo. Pero esta interpretación no tiene que
ver ya con la definición de la palabra y su uso tanto en esta carta como en la Biblia, sino con su propio
sistema doctrinal con el cual interpreta el pasaje. Nosotros por otro lado, apegándonos a la definición
correcta de esta frase “conocer de antemano”, debemos llegar a la conclusión de que al hablarse aquí
de “Su pueblo” se está refiriendo a los escogidos y no a todo el pueblo de Israel. Esta interpretación es
la correcta por algunos argumentos que el mismo apóstol da en este pasaje.

Cuando él da la cita de lo que pasó en el tiempo de Elías, que todo el pueblo de Israel estaba
en idolatría y adorando a los Baales, dice que la respuesta Divina fue la siguiente: “Me he reservado
para mí siete mil hombres que no han doblado sus rodillas ante Baal” (vs.4). Si te das cuenta aquí no

5
John Macarthur, Biblia de estudio, comentario a Romanos 8:29, pg. 1557. En ese mismo comentario el coloca entre paréntesis esto: “cp. Hc.2:23,
donde se aplica una regla de la gramática griega, llamada la Ley de Granville Sharp, que en este caso permite la equivalencia entre
“predeterminación” y “conocer de antemano”.
está hablando de todo el pueblo de Israel, sino de un grupo en específico que estaba dentro de él, que
se negó a la idolatría y adoró al único Dios Vivo. Incluso, es en base a esta afirmación que Pablo dice
“De la misma manera, hoy también hay un remanente escogido por gracia” (vs. 5). Pablo interpreta a
esos siete mil hombres como el remanente de Israel, que por Gracia existía en los tiempos de Elías. Y
al mismo tiempo este ejemplo del remanente en tiempos de Elías se usa para apoyar la afirmación de
que “Dios no ha abandonado a Su pueblo”.

Además, la conclusión de Pablo en la argumentación dada en los versos 1-6 del capítulo 11
apoya aún más esta conclusión. Él mismo dice “¿qué concluiremos? Pues que Israel no consiguió lo que
tanto deseaba, pero lo consiguieron los elegidos. Los demás fueron endurecidos” (vs.7). Él mismo
concluye que son los elegidos de entre Israel los que alcanzan las promesas, pero todos los demás
quedarán endurecidos. ¿Y por qué lo alcanzaron los elegidos de entre Israel? porque “Dios no rechazó
a Su pueblo al que de antemano conoció” (vs. 2). Y ¿por qué todos los demás fueron endurecidos, y
no alcanzaron las promesas? Porque en cuanto Israel está escrito: “Aunque los israelitas sean tan
numerosos como la arena del mar, sólo el remanente será salvo” (Rom 9:27; Isa. 10: 22-23).

Por esa razón, cuando Pablo habla aquí de “Su pueblo” se está refiriendo no a todo el Israel
según la carne, ni a todo el pueblo descendiente de Abraham, sino a los escogidos, al remanente que
se encuentra dentro del pueblo de Israel. Entonces la pregunta de Pablo puede traducirse de la
siguiente manera para entender la idea ¿Ha desechado Dios a los escogidos de entre el pueblo de
Israel? “¡En ninguna manera!...hay en la actualidad un remanente escogido por gracia” (Rom. 11:1 y
5).
Ahora bien, faltan aún otras dos preguntas por responder. La primera tiene que ver con que si
este pasaje apoya la existencia de dos pueblos de Dios y quiénes son ese remanente escogidos por
Gracia. Tocaré las dos preguntas en un mismo punto, ya que respondiendo la segunda también se
puede responder la primera. Mi respuesta es que no, según la conclusión a la que acabamos de llegar
esta interpretación no puede ser posible. Este “su pueblo” son los escogidos para salvación, son “el
remanente escogido por gracia”. A partir de ahora, voy a llamar al remanente usando el término
griego que se les da en Romanos 8:29 y 11:2, el cual es progneo. Entonces, podemos llamar a este
grupo “los progneo de Dios”. Según Romanos 11:1-7, el remanente de Israel que existe hoy, pertenece
al grupo de los progneo (Rom. 11: 2 y 5). En esta misma carta el apóstol aclara que los progneo de
Dios tienen una característica específica, a ellos se les da una bendición en particular. Romanos 8:29
dice “a los progneo, Dios también los predestinó para ser transformados a la imagen de Su Hijo, para
que él sea el primogénito entre muchos hermanos”.

Según Pablo, a estos progneo Dios los ha predestinado para que tengan la imagen de Su Hijo
Jesucristo, y él sea el primogénito entre muchos hermanos. Cómo dije anteriormente, esta palabra
griega cuando es referida a Dios tiene que ver con Su plan hecho en la eternidad. De esta manera, al
llamar a este remanente escogido por Gracia “progneo”, debemos concluir que el plan que Dios tiene
para este remanente es “ser transformados a la imagen de Su Hijo”. Y no sólo ser imagen de Cristo
sino pertenecer a esa hermandad de la cual Cristo es preeminente. Sin embargo, ¿quiénes son los que
pertenecen a esa hermandad? ¿No es la Iglesia? ¿Y quiénes son los que tienen la imagen de Cristo sino
aquellos que pertenecen a Su cuerpo? ¿Y quiénes son los que pertenecen a su cuerpo sino la Iglesia?
Pablo en 2 Corintios, después de decir que está hablando a la Iglesia (2 Cor. 1:1), afirma que estos que
pertenecemos a ella: “somos transformados a su semejanza con más y más gloria” (3:18).
En la carta a los Efesios, específicamente el capítulo 1:3-14 habla de este mismo tema.6 Hace
muchas referencias al Plan de Dios en relación a Cristo. En el versículo 9 hace referencia a lo mismo
que Rom. 8:29 cuando dice “Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad conforme al buen propósito
que de antemano estableció en Cristo”. En Romanos 8:29 Pablo resume ese propósito en “ser hechos
conforme a la imagen de Su Hijo”, pero aquí se dedica a explicarlo con más detalle. Después de dar
una serie de detalles, en el versículo 14 dice que el Espíritu Santo asegura que este plan será
efectuado en el pueblo de Dios. Y en este contexto, el pueblo de Dios se refiere al cuerpo de Cristo (Ef.
4:1-16; 5:29, 30), indicando entonces, que todos aquellos que fueron progneo para ser imagen de
Cristo, según el plan de Dios, son aquellos que pertenecen a su cuerpo. Además, estos progneo de los
cuales Pablo habla en Romanos 11:2 son los mismos que van a ser injertados en el Olivo donde los
gentiles estamos actualmente injertados, es decir, la Iglesia. Después de que Pablo aclara que no todo
Israel será salvo (9:27), sino solamente los progneo, entonces la conclusión más correcta es que
aquellos que serán injertados de nuevo en el Olivo son estos progneo de Dios.

Y ¿cuál es el Olivo en el cual los gentiles estamos incluidos? Pues aquello que nutrió por un
tiempo Israel y a que ahora nos nutre a nosotros (11:17,18), este es: el pacto, las promesas y la
ciudadanía en el pueblo de Dios (9:3-5), tal como vimos anteriormente. De esta manera, debemos
concluir que este pasaje no apoya la existencia de dos pueblos de Dios. El hecho de que el remanente
escogido por gracia, a saber, los progneo de entre Israel, hayan sido predestinados para ser imagen de
Cristo significa que fueron predestinados para ser parte de la Iglesia. Y que el mismo plan que Dios
tiene para los gentiles lo tiene para el remanente de Israel mencionado aquí. Este remanente escogido
por gracia son aquellos que tienen, y llegarán a tener la imagen de Cristo (8:29). Es así como este
pasaje no apoya el que Dios tenga un plan terrenal futuro para toda la nación de Israel, antes y en el
milenio, este pasaje habla de los progneo de Dios, predestinados para pertenecer para siempre al
olivo, porque en ellos se cumple la cadena de la salvación (8:29-30).7 Debemos llegar a la conclusión
de que este pasaje no apoya la existencia de dos pueblos de Dios.

Pregunta 6: Romanos 11:6. “¿Por qué Pablo hace un énfasis en que el remanente fue escogido por
gracia, y «ya no por obra?» ¿Es que acaso antes fue escogido por obra?”

Respuesta: Aquí varias personas interpretan que Pablo está queriendo decir que ese remanente actual
es escogido por Gracia y ya no por obras, como si quisiera decir que antes fue escogido por obras. Y
eso puede ser porque unen gramaticalmente “ya no por obras” con “ahora hay un remanente
escogidos por gracia”. Al unir estas dos frases de esta manera por supuesto que cabe la posibilidad de
interpretar el texto así, porque diría algo como “ahora hay un remanente escogido por gracia, porque
antes era por obras”.

Sin embargo, gramaticalmente “ya no por obras” no está unido a “escogido por Gracia” sino a
“si es por Gracia”. De manera que Pablo no está queriendo decir “este fue escogido por Gracia y ya no

6Incluso Ryerie en su Biblia comentada, pone Efesios 1:5 como pasaje paralelo a Romanos 8:29.
7 Coloco esto en la conclusión porque según el Dispensacionalismo Dios tiene dos planes, uno para Israel y otro para la Iglesia. Según
Ryerie, el plan milenial para Israel, sustentando por cierto en este pasaje, no implica que todos ellos sean salvos. En su libro
“Dispensacionalismo hoy,” pg. 98 Ryerie dice: “Aun durante el milenio habrá quienes estarán dentro del reino davídico, pero no en ningún
reino espiritual, simplemente debido a que viven bajo el gobierno de Cristo pero no le reciben en sus corazones.” Sin embargo, este pasaje
habla no de todo Israel sino de aquellos que han sido escogidos para salvación. Además, según Ryerie este plan que Dios tiene para
Israel es terrenal y no espiritual. Pero este pasaje tampoco ayuda a esa interpretación, estos progneo de Dios fueron predestinados para
ser imagen de Cristo, y eso se refiere a algo espiritual y no terrenal, no a un gobierno superficial sino a un gobierno en el corazón.
por obra” sino que “si es por gracia ya no es por obra”. El apóstol no está intentado decir que
anteriormente se era escogido por obras y ahora por gracia. Más bien, su énfasis está en que al ser por
gracia ya no puede ser obras y que al ser por obras ya no puede ser por gracia, es decir, la gracia y las
obras como causa de salvación son excluyentes. Calvino también interpreta este pasaje de esta
manera, él dice: “Esta es una amplificación de dos cosas contrarias. Pues la gracia divina y el mérito de
las obras son antagónicas, de tal manera que si una se establece la otra es destruida”. 8 Y John
MacArthur también interpreta esta frase así: “El esfuerzo humano y la gracia de Dios se excluyen por
completo entre sí como caminos a la salvación”.9

Además, el fin de esta frase es el de hablar de dos métodos de salvación que son excluyentes,
pero no que ahorita uno es salvo por gracia y antes no lo era. Además, Pablo usa una palabra aquí que
nos ayuda a llegar a otra interpretación. Él dice: “De la misma manera, hoy también hay un remanente
escogido por Gracia” (vs.5). En griego se usa una palabra que hace una comparación entre el
remanente de hoy y el remanente en los tiempos de Elías. Esa palabra griega indica una comparación
de igualdad. Por eso es que se traduce “de la misma manera” o “así también” como lo hace la NVI,
porque Pablo aquí hace una comparación de igualdad entre el remanente en los tiempos de Elías y el
remanente de hoy.

¿Y cuál es esa comparación? Pues “que hoy también hay un remanente escogido por Gracia”. La
comparación consiste en que en ambos tiempos existen, por gracia de Dios, un remanente. Cuando
leen que siete mil hombres no postraron sus rodillas delante de Baal ¿creen que lo hicieron por su
propia voluntad o por la gracia de Dios? Si se fijan no pudo haber sido por sus propias obras, ya que el
mismo Pablo aclara que fue Dios quién “ha apartado para sí siete mil hombres” (11:4). ¡Fue Dios el
que tomó a ese remanente y los apartó para sí! Ese remanente en el tiempo de Elías fue escogido por
Gracia y no por sus obras.

Y si revisamos todo el Antiguo Testamento notaremos que a Israel nunca se le fueron dadas las
bendiciones por sus obras sino por la Gracia de Dios. Él se compadeció de Israel y lo sacó de Egipto
porque “se acordó del pacto que había hecho con Abraham, Isaac, y Jacob... Y fue así como Dios se
acordó de los Israelitas y los tomó en cuenta” (Ex. 2: 24-25). Ese “Y fue así” indica cual fue la base
sobre la cual Dios sacó a Israel de Egipto, fue por haberse acordado de Su Santo Pacto, no de las obras
de los Israelitas.

Cuando Dios dio su Santa Ley, la cual es espiritual (Rom. 7:14), ¿qué fue lo primero que les
dijo? ¿Cuál es el prólogo de la Ley? “Yo soy Yahvé tu Dios, Yo te saqué de Egipto país donde eras
esclavo” (Ex. 20:2). Antes de darles la Ley lo primero que les hizo entender Dios es que Él era su
libertador que los sacó de Egipto y que por ende la Ley no era un medio para ganarse un favor de Dios.
La ley siempre fue una forma de agradecer la salvación, no para ganarse sus beneficios.

Así que cuando Dios escogió a Israel como pueblo ¿Lo hizo por la obra de ellos, o por su Santa
Gracia? “El Señor se encariñó contigo y te eligió, aunque no eras el pueblo más numeroso sino el más
insignificante de todos. Lo hizo porque te ama y quería cumplir su juramento a sus antepasados” (Dt.
7:7-8;). Cuando Dios le dijo a Israel que los escogió aunque era insignificante lo hizo para hacerles

8Juan Calvino, en Comentario a la Epístola a los Romanos, pg. 290.


9John Macarthur, comentario sobre 11:6, pg. 1562.
entender que no fue por sus obras sino por su gracia. Algo parecido le dice Pablo a los Corintos: “Pero
Dios escogió lo insensato del mundo... y escogió lo débil del mundo...escogió lo más despreciado y lo
que no es nada” (1Cor. 1:27-29). Y en ambos casos se hace para que “en su presencia nadie pueda
jactarse” (vs.29), ni aun de sus obras.

Y la mayor demostración de la Gracia de Dios la encontramos en que aunque llama a Israel una
ramera que se prostituye con muchos ídolos (Os. 1:2), Dios le dice: “Yo corregiré su rebeldía y los
amaré de pura Gracia” (14:4). En todos los tiempos los hombres siempre han sido salvos por la gracia
de Dios. Y si la gracia excluye las obras, y las obras la gracia, entonces ya que hubo bendición por causa
de la Gracia, eso excluye las obras. Y cuando hablo de bendiciones por Gracia lo aplico no sólo a las
bendiciones espirituales sino también a las carnales. ¿Por qué menciono esto? Porque Charles Ryerie
dice que las bendiciones carnales en el Antiguo Testamento podían recibirse mediante la obediencia a
Dios. Él dice:
“Por lo tanto, es totalmente armónico decir que el medio de salvación
eterna era por medio de la gracia, y los medios de vida temporal eran por
medio de la ley”. 10

Sin embargo, esto no puede ser “totalmente armónico”, porque Pablo en este pasaje aclara que
la Gracia excluye a las obras y las obras a la gracia. Según Pablo, no podemos hablar de obras y gracia
trabajando juntas para conseguir bendiciones de Dios. El ejemplo de Ryerie en cuanto a este punto es
que uno podía ganarse la bendición terrenal de tener vida por guardar el Día de Reposo. Sin embargo,
la Ley es Espiritual (Rom. 7:14), nuestro pecado no nos permite obedecerla (7:13), la Desobediencia a
la Ley merece la muerte física como la Espiritual (Gén. 3:19; Rom. 6:23) y el Día de Reposo pertenece a
la Ley (Ex. 20: 8-11). Por tanto, si de nuestra obediencia dependiese las bendiciones terrenales y
nuestra vida terrenal, todos estaríamos muertos y no tendríamos nada.

Además, ¿No fue Dios por medio de Isaías que clamó que estaba harto de sus Días de Reposo?
Dios dice: “No me sigan trayendo vanas ofrendas, sus días de reposo son para mi abominación” (Is.
1:13-14). ¿Entonces cómo seguían vivos y tenían bendiciones si sus días de reposo eran abominación
para Dios? Pues la única respuesta es Su Gracia. Si es por Gracia ya no es por obras (Rom. 11:6). La
definición de Ryerie no es correcta, la gracia de Dios siempre ha sido la base para recibir cualquier
bendición, sea espiritual o terrenal.

Pregunta 7: Romanos 11:12. “Explica cuál es la interpretación de esta pasaje, especialmente la frase
«Su plena restauración». ¿En un futuro habrá una plena restauración para un masivo grupo de los
Israelitas? ¿Y por qué esa restauración será riqueza para los gentiles?”

Respuesta: Romanos 11:11-32 comprenden una unidad en la cual se está intentado responder a la
siguiente pregunta: “¿Estos Israelitas tropezaron para no volver a levantarse?” (vs.11). Pablo hace esta
pregunta porque es posible que muchos gentiles hayan pensado que por el hecho de que muchos
Israelitas habían tropezado y rechazado a Cristo en gran manera, puede que Dios ya no salvaría a
nadie de entre el pueblo de Israel. Sin embargo, la respuesta de Pablo comienza con la frase “¡En
ninguna manera!” (vs.11) y se alarga por toda esta unidad, con el fin de hacernos entender que Dios
todavía tiene pueblo entre el pueblo de Israel.

10
Charles Ryerie, Dispensacionalismo Hoy, pg. 72.
Esta unidad, más que otra cosa pone énfasis en el plan que Dios tiene para el remanente de
entre los Israelitas y el remanente entre los gentiles. Este pasaje trata de cómo Dios actúa en referente
a la salvación de ambos.11 Los versículos 11 y 12, de donde sale la pregunta, hablan exactamente de
esto. El texto dice: “11...Más bien, por medio de su transgresión ha venido la salvación a los gentiles
para que Israel sienta celos. 12 Pero si su transgresión ha enriquecido al mundo, es decir, si su fracaso
ha enriquecido a los gentiles, ¡Cuánto mayor será la riqueza de su plena restauración producirá!”
(Rom. 11:11-12). Aquí Pablo nos demuestra que Dios ha usado la transgresión de los Israelitas para
salvar a los gentiles. Y que al mismo tiempo esa salvación dada a los gentiles Dios lo usa para causar
celo en los Israelitas, con el fin de traer salvación a muchos de ellos.

Cuando el apóstol Pablo está hablando aquí de “la riqueza de las naciones y de los gentiles”
traída por la transgresión de los Israelitas se está refiriendo a su salvación. Esta frase del versículo 12
es una manera diferente de decir lo que ya había dicho en el verso 11, a saber que: “por medio de su
transgresión ha venido la salvación a los gentiles”. Ahora bien, después de haber dado un análisis
general a estos versos podemos pasar directamente a responder la siguiente pregunta: ¿Qué quiere
decir Pablo en la frase: “¡Cuanto mayor será la riqueza que su plena restauración producirá!” (vs. 12)?
En primer lugar la frase “plena restauración” no se encuentra en el texto griego. Esa palabra
“restauración” es un agregado de varias traducciones. Una traducción más acertada sería “¡Cuanto
mayor la plenitud de ellos!”. La Biblia de las Américas, por ejemplo, traduce de esta manera el verso
12:
“Y si su transgresión es riqueza para el mundo, y si su fracaso es riqueza
para los gentiles, ¡Cuanto más su Plenitud!”

Ahora, si examinamos un diccionario griego esa palabra que se usa para “plenitud” tiene una
gama de significados. Sin embargo, la mayoría de los diccionarios concuerdan en que el significado
que tiene esta palabra aquí es la misma que tiene en el versículo 25, el cual dice “hasta que haya
entrado la plenitud de los gentiles”. 12De esta manera, una forma más fácil de entender el significado
de esta palabra aquí es viéndolo a la luz del versículo 25.

En griego la palabra para “plenitud” muchas veces se usa para hablar del número completo o
del número total de algún grupo de cosas o personas. Y este es el significado que tenemos en ambos
versos. “La plenitud de los Israelitas” y “la plenitud de los gentiles,” se refiere a un número total entre
cada grupo.

Ahora bien, muchos, especialmente los dispensacionalistas, interpretan esta palabra “plenitud”
como la totalidad del pueblo de Israel. Sin embargo, esto no es correcto, ya que si interpretamos la
frase “la plenitud de los Israelitas” como la totalidad del pueblo de Israel, entonces también
deberíamos interpretar “la plenitud de los gentiles” como la totalidad de las personas que pertenecen
a todas las naciones. Esta palabra tiene el mismo significado en ambos versos. Y algo que es muy
seguro es que cuando Pablo dice que: “cuando haya entrado la plenitud de los gentiles” (vs. 25) se está

11Es por esta razón que en el versículo 21 se muestra a Dios como el que corta y el que injerta; es por eso que en el versículo 32 se
muestra a Dios como el que usa la incredulidad de los Israelitas, y la salvación de los gentiles para salvar gente de entre todas las
naciones (vs.32).
12Bauer and Danker, “Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature,” tercera edición, “plhrwma”, pg.

829
refiriendo a aquellos que son injertados al Olivo y tienen salvación entre los gentiles, y no a todas las
personas del mundo. Interpretar la palabra “plenitud” de esta manera implicaría decir que la totalidad
de los gentiles será salvo, y esto por supuesto es incorrecto.

En el versículo 25 la frase “plenitud de los gentiles” se está refiriendo al número total de los
escogidos de entre las naciones paganas, y no al número total de las naciones. Esta “totalidad de los
gentiles” son los escogidos que van a ser injertados en el Olivo, y serán partícipes de la savia nutritiva.
Por eso Pablo dice “cuando haya entrado”, porque esa palabra entrar es una idea paralela a “injertar”.

Y esto también es verdad en el versículo 12. Cuando dice “la plenitud de ellos”, es decir, de los
Israelitas, se está refiriendo al número total de los escogidos de entre el pueblo de Israel. Además,
podemos llegar a la conclusión de que este es el significado correcto porque esto concuerda
completamente con lo que Pablo viene hablando desde el capítulo 9. Esto es que: “no todo Israel es
Israel”, (9:6), que “aunque los Israelitas sean tan numerosos como la arena del mar, sólo el remanente
será salvo” (vs.27), que Dios no ha rechazado a su pueblo, “al que conoció de antemano” (11:2), que
“hoy hay un remanente escogido por Gracia” (vs.5), que “los escogidos consiguieron la justicia, pero
los demás fueron endurecidos” (11:7). Desde el capítulo 9 Pablo viene argumentado que muchos han
sido incrédulos por la razón de que no son escogidos, y que otros sólo tienen un endurecimiento
parcial, porque al ser escogidos Dios los va a salvar. El apóstol viene argumentado desde el capítulo 9
que solo el remanente existente de Israel será salvo.

De esta manera ¿por qué Pablo después de haber dedicado dos capítulos enteros y un poco
más de uno al remanente de Israel, cambiaría de la idea de los escogidos a toda la nación? ¿Y por qué
lo haría sin siquiera dar una pista de que se está refiriendo a toda la nación de Israel? Tiene más
sentido, y concuerda más con el desarrollo argumentativo de la idea de Pablo que este “plenitud de
ellos” se está refiriendo a los escogidos de entre Israel.

Además, tal como dije en el principio de este punto, el versículo 12 pertenece a la unidad en la
cual Pablo está respondiendo a la pregunta “¿han tropezado para no volver a levantarse?” (11:11).
Este tropezar, cómo vimos en un punto anterior, aquí se refiere a rechazar a Jesucristo como el único
salvador y el dador de vida eterna (9:30-33). Por eso, “levantarse” aquí implica arrepentirse y creer en
Jesús como nuestro Señor y salvador. Por eso, siendo que Pablo intenta argumentar con el versículo 11
y 12 que Israel va a levantarse, se está refiriendo a su salvación eterna. Pero siendo que “sólo el
remanente será salvo” entonces cuando dice “la plenitud de ellos” se está refiriendo a la salvación de
los escogidos que se encuentra en el pueblo de Israel. En cuanto a la pregunta de si esto se refiere a la
restauración un número masivo de Israelitas debo decir que eso depende a qué se refieran con
masivo. Si con masivo se refieren a todo el remanente de Israel entonces sí. Pero si te refieres a todos
los Israelitas, como nación, entonces no. En cuanto a si es en el futuro la responderé en otro momento
porque es una pregunta difícil de responder y necesito más tiempo para estudiarlo mejor.

También es interesante la última pregunta en cuanto a este pasaje, esta dice: “¿Por qué esa
restauración será riqueza para los gentiles?” Esta pregunta es completamente acertada, ya que
entendieron bien la idea de Pablo en el versículo 12. El texto dice así: “Pero si su transgresión ha
enriquecido al mundo, es decir, si su fracaso ha enriquecido a las naciones ¡Cuanto mayor será la
riqueza que su plena restauración producirá!” (vs. 12). El tipo de argumentación que usa Pablo en este
pasaje es de menor a mayor, es cuantitativa. Este tipo de argumentación se usa para decir algo como
esto: si en lo menor esto es realidad, y trajo estos efectos, ¡cuanto más traerá con esto que es mayor y
muchísimo mejor! Un ejemplo de lo que es una frase cuantitativa lo tenemos en lo siguiente: “Si un
pan duro sació el hambre de una familia pobre ¡cuanto más los saciará los mejores banquetes y
comidas del mundo!” La frases cuantitativas presentan una idea de menor a mayor.

Y es exactamente este tipo de argumentación que Pablo usa aquí, él dice: “Pero si su
transgresión ha enriquecido al mundo, es decir, si su fracaso ha enriquecido a las naciones ¡Cuanto
mayor será la riqueza que su plena restauración producirá” (vs. 12). Lo que él quiere decir es que si
Dios usó algo malo para traer algo que es bastante bueno, entonces usando algo bueno los resultados
serán muchísimo mejores. Es decir, si Dios usó la transgresión de los Israelitas, algo que es considerado
como malo, abominable y aborrecible, para traer salvación a los gentiles, entonces por supuesto que
la salvación del remanente de Israel producirá más riquezas para las naciones. Su planteamiento es
que la salvación del remanente de Israel será de mayor bendición para los gentiles, por eso la
pregunta es acertada.

Ahora bien, ¿por qué será riqueza para los gentiles? Porque la conversión a Dios siempre es de
más bendición que la transgresión misma. La transgresión de por sí está caracterizada en producir
odio, enemistades, pleitos, discordias, ira descontrolada, envidias, asesinatos, persecución y
sectarismo que divide naciones (Gál. 5:19-21). Todas estas cosas siempre son estorbo para el avance
del Evangelio (Ef. 4:29-32), y aunque Dios muchas veces use esto para producir salvación, como lo hizo
con los gentiles, no significa que sea así por la transgresión misma sino por la Soberanía de Dios.

Por el contrario, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad,
fidelidad, etc. (Gál. 5:22-23). Y esto es el principal medio que Dios usa para traer salvación a las
naciones. Si nosotros nos preguntamos ¿qué produce más riqueza a los gentiles? ¿La transgresión o la
conversión de los Israelitas? ¡La respuesta por supuesto es que la salvación de los Israelitas! ¡La
conversión a Dios! ¡El amor a Él, a Su Voluntad, y hacia el prójimo! La conclusión a la que este verso
nos lleva es que la salvación de los escogidos de entre el pueblo de Israel producirá muchísimas más
riquezas de salvación a los gentiles.

Pregunta 8 Romanos 11:15. “¿A qué se refiere Pablo con la pregunta «qué será su admisión, sino vida
entre los muertos?» ¿En qué beneficia a los gentiles que los israelitas sean restaurados? ¿Es acaso
Israel más importante y relevante que otra nación en el mundo?”

Respuesta: La frase “Vida desde los muertos”, es una expresión que se usa para hablar de la
resurrección. Y por como hemos visto en el contexto, Pablo viene hablando de la salvación que Dios le
dará al remanente de Israel, por eso aquí se está refiriendo no a la resurrección del cuerpo que todos
tendremos, sino a la nueva vida en Cristo Jesús. Aunque no de forma exacta, Pablo también usa esta
frase en Efesios 2:1-5 refiriéndose a la nueva vida en Cristo Jesús, él dice: “En otro tiempo ustedes
estaban muertos en sus transgresiones y pecados...Pero Dios...nos dio vida juntamente con Cristo” (Ef.
2:1, 4, 5).

El versículo 15 está unido por la conjunción “porque” a los versículos 13 y 14, en los cuales
Pablo dijo que su ministerio a los gentiles, y su conversión es un instrumento que Dios desea usar
“para despertar celo entre ellos”, “para salvar a algunos de ellos”. Pablo aquí afirma que él desea usar
la salvación que ha llegado a los gentiles, para salvar a algunos Israelitas. Luego, en este contexto, es
que entra la oración con la conjunción “porque”, la cual es explicativa, es decir, la oración del versículo
15 intenta explicarnos porqué la salvación de los gentiles traerá salvación a los Israelitas.

Asimismo, esto significa que Pablo está intentando explicar en el versículo 15 que si la
salvación, la cual es maravillosa, llegó a los gentiles por medio de algo que es malo, entonces la
salvación de los gentiles por supuesto que producirá algo mucho mejor en los Israelitas, no cualquier
reconciliación, sino la mejor de todas, la vida de entre los muertos. Su argumentación es que hay un
tipo de simultaneidad entre la salvación de los gentiles y de los Israelitas. El endurecimiento de los
judíos trajo como consecuencia la salvación a los gentiles y ahora la salvación a los gentiles trae como
consecuencia la salvación a los judíos. En los versículos 30-31 Pablo dice lo siguiente: “De hecho, en
otro tiempo ustedes fueron desobedientes a Dios; pero por la desobediencia de los Israelitas, ustedes
han sido objeto de la Misericordia de Dios. De la misma manera, estos que han desobedecido recibirán
misericordia como resultado de la misericordia de Dios hacia ustedes”. Esto es exactamente lo que
Pablo está argumentando en este pasaje, Dios usa simultáneamente la salvación de los gentiles e
Israelitas para traer salvación a ambos grupos. Ahora bien, la otra pregunta en cuanto a qué beneficia
a los gentiles que Israel sea restaurado lo vimos exactamente en la pregunta referente al versículo 12,
por eso no voy a hablar otra vez de eso aquí.

La otra pregunta en cuanto a este versículo es: ¿Es Israel más importante y relevante que otra
nación? Me imagino que quizás preguntas esto por tu entendimiento de que Israel beneficia a los
gentiles. Sin embargo, si esta es tu base para decir esto es incorrecto, ya que la idea de simultaneidad
no permite esa interpretación. Israel no puede ser más importante y relevante que otra nación por el
simple hecho de traer bendición para otras naciones, porque la salvación de los gentiles también trae
bendición a los Israelitas. Es decir, Dios usa a ambos grupos para traer salvación simultáneamente. Por
eso, esta no puede ser usada como argumento para decir que Israel es más importante. Además,
Pablo en la misma carta a los Romanos demuestra que Dios no tiene favoritismos entre judíos y
gentiles. Romanos 10:12 dice: “No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor
de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan”. No existen favoritismos para Dios, Él
bendice abundantemente a quienes les invocan, sea judíos o gentiles. Y como veremos más adelante,
el amor de Dios hacia el remanente de Israel, no se basa en que simplemente sea Israel, sino en Dios,
en la Fidelidad y Amor a sus promesas.

Pregunta 9: Romanos 11:16. “¿Quién es la masa restante a quien Pablo cataloga como Santa? Y si las
ramas son santas ¿por qué fueron desgajadas?”

Respuesta: La analogía de la masa y de la raíz se refiere a lo mismo, es decir, que si lo principal es


santo todo lo demás que se desprende de allí también lo es. Estas analogías pueden entenderse a la
luz de lo que dice nuestro Señor Jesucristo en cuanto a los dos árboles (Mt. 7:15-20). Él explica que un
árbol malo de por sí no puede dar buenos frutos y que un árbol bueno no puede dar malos frutos,
¿por qué? Porque los frutos dependen de cómo es el árbol, de su sanidad y de sus raíces. Si el árbol
tiene problemas en las raíces y en el tronco, los frutos saldrán podridos. Por el contrario si hay raíces y
troncos sanos lo más seguros es que los frutos también lo sean.

Romanos 11:16 es el lugar donde Pablo comienza a hablar del Olivo y lo que sucedió con sus
Ramas. Él dice: “Y si la raíz es santa, también lo son las ramas... Ahora bien, es verdad que algunas de
las ramas han sido desgajadas...” (vs. 16-17). Esto significa que la masa restante, y las ramas de las que
se habla en el versículo 16 son principalmente los Israelitas que fueron desgajados del Olivo. 13 Pablo
lo que está queriendo decir aquí es que todas aquellas ramas que pertenecen al Olivo son santas, por
causa de que el Olivo en sí mismo es santo, y esto incluye las que fueron desgajadas. Ahora bien, para
poder contestar la pregunta ¿cómo es posible ser santo y al mismo tiempo poder ser desgajado por
incredulidad? Primero debemos definir qué es y qué no es ser santo.

¿Qué es ser santo? La palabra santo antes que otra cosa significa “estar consagrado para Dios”.
Normalmente la gente al ver la palabra “santo” lo primero que les viene a la mente es pureza y
moralidad. Sin embargo, el término santo significa primeramente que algo o alguien están
consagrados para Dios. John MacArthur en su comentario a la analogía de la masa restante en
Romanos 16, dice lo siguiente: “Por cuanto la ofrenda de las primicias representaba toda la cosecha,
se podía afirmar que el pedazo entero de masa era santo y consagrado para Dios”.14 Si te das cuenta,
él interpreta la palabra santo como “consagrado para Dios”, y lo hace de forma muy acertada, ya que
al analizar un poco el contexto de toda la Biblia ese es su significado.

Por ejemplo, en el Antiguo Testamento se les llamaba “santo” a todas las cosas que fueron
dedicadas el servicio del Tabernáculo y/o Templo, como el Arca del Pacto, el Altar, etc. Éxodo 30:10 en
cuanto el altar del incienso dice: “(este altar) será muy santo a Jehová” (RV60). Pero esto aquí no
puede estarse refiriendo a pureza, porque de por sí los objetos no tienen pecado. Por esa razón, la
traducción de la NVI es más acertada: “Este altar estará completamente consagrado al Señor” (NVI).

Éxodo 29:1 habla de la consagración de los sacerdotes, dice: “Para consagrarlos como
sacerdotes a mi servicio, harás lo siguiente...” la palabra que aquí se traduce como “consagración” es la
misma que la Reina Valera traduce como “santo” en Éxodo 30:10, indicándonos que se está refiriendo
a lo mismo. Pero lo interesante es que la Reina Valera aquí no traduce “santo” o “santificar” que sería
el verbo, sino: “esto es lo que harás para consagrarlos, para que sean mis sacerdotes” (Éxodo 30:10,
RV60). Aquí la idea, más que pureza y moralidad es consagración a Dios, ya que entre los que fueron
consagrados como sacerdotes, estaban Nadab y Abiú (Éx. 29: 32, 35), los que quemaron incienso
extraño delante del Señor y fueron castigados (Lev 10:1-2). Es decir, entre personas que no fueron del
todo obedientes.

Deuteronomio 7:6 dice: “Porque para el Señor tu Dios tú eres santo; él te eligió para que fueras
su posesión exclusiva entre todos los pueblos de la tierra”. En este texto se usa la misma palabra que
en los dos pasajes anteriores, y tienen la misma idea, a saber, que el pueblo de Israel era un pueblo
consagrado para Dios. Aquí la palabra “santo” no puede significar pureza o limpieza, porque es en este
mismo libro donde Dios también les dice: “Entiende bien que eres un pueblo terco y que tu justicia y tu
rectitud no tienen nada que ver con que el Señor tu Dios te dé en posesión esta buena tierra” (Dt. 9:6).
En este pasaje Dios le está aclarando a Israel que ellos eran un pueblo desobediente, y que erraban
constantemente. Por esa razón la palabra “santo” en 7:6 tiene que ver más con que el pueblo de Israel
estaba consagrado para Dios, que con su pureza moral o interna.

Es así como este pasaje juega una vital importancia para Romanos 11:16 porque la idea es la
misma. En Deuteronomio 7:6 Dios le dice a Israel que ellos estaban consagrados a Dios “porque él lo

13Pero se refiere también a todos aquellos que fueron injertados al Olivo y participan de los nutrientes del Olivo. Por eso a nosotros se
nos llama santos, porque nosotros también hemos llegado a participar de la raíz santa (1Pe. 2:9-10).
14John Macarthur, Biblia Comentada, Romanos 11:16, pg. 1563.
eligió para que fuera su posesión exclusiva entre todos los pueblos de la tierra”. Esto significa que al
pueblo de Israel se le llama santo sobre la base de que Dios los eligió, los separó, y los distinguió de las
demás pueblo de la tierra. Esta consagración se basa sobre el hecho de que Dios adoptó a Israel de
entre todos los pueblos de la tierra, le dio su pacto, le dio sus promesas, les dio su Ley exclusivamente
a ellos. Y esto es exactamente lo que dice Pablo en Romanos 11, él aclara que la consagración de las
ramas naturales se basa en el hecho de que pertenecen al Olivo. Y según vimos anteriormente,
cuando Pablo habla de este Olivo se está refiriendo a “la adopción como hijos, la gloria divina, el
pacto, la Ley, y el privilegio, o exclusividad de adorar a Dios y contar con sus promesas” (Rom. 9:4-5).
Todas estas bendiciones son las que hacen que una persona este consagrada a Dios, no su pureza
moral.

Por otra parte, ¿qué es lo que no significa ser santo? Ser santo no significa ser creyente o ser
salvo. A primera instancia, muchos que lean esto no estarán de acuerdo, por el hecho de que la
mayoría de las personas siempre interpreta “santo” como pureza y moralidad, fe y salvación. Pero esto
no siempre es así. Por supuesto, lo que se habría de esperar es que aquellos que pertenecen al Olivo,
al pacto de Dios y son receptores de sus promesas sean creyentes y amen al Señor con todo su
corazón. Sin embargo, la Escritura nos demuestra que no todos aquellos que son llamados “santos”
fueron, son o serán necesariamente salvos.

Por ejemplo, en Éxodo 19:6 Dios le dice a la primera generación que fue sacada de Egipto:
“Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. 15 Sin embargo, es interesante que
aunque Dios llama “santa” a esta generación del pueblo de Israel, ellos son unos de los ejemplos más
citados en la Biblia para hablar de incredulidad. Ellos fueron los que divagaron 40 años en el desierto,
y no entraron al reposo de Dios, ¿por qué? “por causa de su incredulidad” (Hb. 3:19; 17-19).

Es interesante como Pablo en la segunda carta a los Corintios les llama “Santos” a todas las
Iglesias de aquella región (2 Cor. 1:1). Pero a pesar de eso Pablo les dice: “Examínese para ver si están
en la fe; pruébense a sí mismos” (13:5). Son a las mismas personas que Pablo llama santos las que
deben rectificar si tienen fe verdadera en Dios. En 1Corintios 7:14 el apóstol dice: “...Si así no fuera,
los hijos (de los creyentes) serían inmundos, mientras que ahora son santos”. Pablo dice que los hijos
de los creyentes son santos y si te fijas lo hace independientemente de si tienen fe o no. La Biblia
llama santos a los descendientes del pueblo de Dios no sobre la base de su fe, sino de las bendiciones
de Dios (Gen. 17:7; Dt. 7:1-4; Es. 9:1-2).

Y todo esto lo vemos también en el ejemplo del Olivo. Pablo dice que estas ramas naturales
son santas por causa de que pertenecen naturalmente al Olivo. Sin embargo, eso no fue un
impedimento para que fueran incrédulos y por ende desgajados (Rom. 11:20). La frase “no todos Israel
es Israel” (9:6) implica que no todos los que son santos están de corazón consagrados a Dios, sino que
aún permanecen en incredulidad.

Por eso respondo a la pregunta con lo siguiente: no hay ninguna contradicción en el hecho de
decir que aunque las ramas son santas, al mismo tiempo fueron desgajadas, ya que ser santo no es
igual a salvación. Si santo implica salvación y fe, entonces aquí tenemos una contradicción, porque el

15Estepasaje Pedro lo cita en su primera carta, para hablar de la Iglesia, él dice: “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo que pertenece a Dios.” Es decir, Pedro atribuye a la Iglesia lo que fue dicho atribuido a Israel. Esto nos da una
perspectiva diferente tanto de Israel, como también de la Iglesia.
mismo Pablo dice que nada podrá apartar a los que creen en su nombre de la mano de Cristo (Rom.
8:28-39). Pero ya que santo no implica necesariamente fe, entonces no tenemos ningún problema de
interpretación aquí. Estas ramas fueron desgajadas porque aunque pertenecían al pueblo de Dios y
habían recibido todas sus bendiciones y aunque Dios es Fiel, ellos fueron incrédulos.

Pregunta 10:16 Romanos 11:28. “¿A qué se refiere el apóstol Pablo cuando dice que el pueblo de Israel
«en cuanto a la elección son amados por causa de los padres?» Muchos interpretan que Dios le
cumplirá a ellos, en el milenio, las promesas hechas a los patriarcas, David, y a otros”

Respuesta: La respuesta a esta pregunta es sumamente importante, porque de allí depende si somos
dispensacionalistas o pactistas. Es decir, el modo de ver este pasaje nos dirá hacia qué lado nos
inclinamos, hacia el Dispensacionalismo o hacia la Teología del Pacto.

Para responder la pregunta voy a desglosar la oración punto por punto. Empecemos con el
significado de “en cuanto a la elección”. En griego esta oración indica con respecto a qué está
hablando Pablo, que en este caso es “en cuanto a la elección”. Lo que Pablo está diciendo aquí lo hace
en referencia a la elección. Ahora bien, el punto de vista dispensacionalista interpreta está elección no
como salvación eterna, sino como la elección nacional de Israel. John Macarthur dice: “Desde el punto
de vista de la elección, Israel siempre será su pueblo de pacto”.17 Y Charles Ryerie dice algo semejante,
aunque tiene que ver más con la promesa a los padres: “Puesto que las promesas hechas a los
patriarcas son irrevocables, Israel debe ser restaurado”. 18 Tanto el uno como el otro interpretan que
aquí se está refiriendo a todo Israel como nación. Sin embargo, si nosotros vemos el uso de palabra
“elección” en la carta a los Romanos es muy difícil llegar a esa conclusión. En esta carta, especialmente
en los capítulos 9, 10 y 11, la palabra “elección” siempre se usa para referirse a la salvación eterna de
Dios. Aquí hay varios ejemplos:

Romanos 9:11 “Sin embargo, antes de que los mellizos nacieran, o hicieran algo bueno o malo,
para confirmar el propósito de la elección divina...” 19

Romanos 11:5 “Así también hay en la actualidad un remanente escogido por gracia”.

Romanos 11:7 “¿Qué concluiremos? Pues que Israel no consiguió lo que querían, pero lo
hicieron los escogidos”.

La mayoría de estos pasajes los estudiamos anteriormente y vimos que todos se referían no al
pueblo de Israel completo, sino al remanente que Dios ha escogido para salvarlo. Por eso, aquí cuando
Pablo habla de “en cuanto a la elección” se está refiriendo a aquellos que fueron escogidos para
recibir la salvación y el evangelio en Cristo Jesús, no para tener un pueblo en el milenio, un pueblo que
al final va a revelarse de nuevo contra Cristo y contra Dios. La interpretación dispensacionalista no es
correcta aquí.

16Aquí tú pusiste otras preguntas basadas en el verso 25. No voy a responderlas aún, debo admitir que el versículo 25 es un pasaje muy
difícil de interpretar. Y no porque no concuerde con mi posición necesariamente, sino que es un poco confuso, y aún el contexto no
ayuda mucho en su interpretación. Por eso, requiere más estudio para dar una respuesta.
17John Macarthur, Biblia de Estudio, 11:28, pg.1565.
18Charles Ryerie, Biblia de Estudio Ryerie, 11:28-29, pg 1146.
19Aquí elección también puede referirse a la elección para condenación. Pero eso es sólo a nivel de posibilidad, y necesita más estudio.
Con referencia a la frase completa dice “En cuanto a la elección, son amados por causa de los
padres”. La frase “son amados por causa de” nos indica qué fue lo que llevó a Dios a escoger un
remanente de entre el pueblo de Israel. “Los Padres” se refiere a las promesas hechas a Abraham,
Isaac y Jacob. En Romanos 15:8 se usa una frase parecida, Pablo dice: “Cristo se hizo servidor de los
judíos a fin de confirmar las promesas hechas a los padres”. Pablo nos está demostrando en este
pasaje el modo de actuar de Dios, Su Misericordia no se basa en la bondad ni la maldad del pueblo de
Israel, y ni siquiera porque Israel sea Israel, sino porque Dios prometió, y cumplirá, porque Dios es Fiel
a sus promesas. Aunque los dispensacionalistas usen este pasaje para hablar de que Dios tiene dos
planes en la historia, yo diría que es completamente lo contrario. Este pasaje nos demuestra que Dios
siempre tiene un plan y que a medida que pasa el tiempo y surgen problemas y/o situaciones, Él no
cambia a un plan B, siempre permanece en el plan A.

En toda la historia del Antiguo Testamento Dios siempre volvía a recordar sus antiguas
promesas, las promesas hechas a los Padres. Israel fue sacado de Egipto porque Dios recordó su pacto
con Abraham, Isaac y Jacob (Ex. 2:24-25); Israel entró a la tierra de Canaán como cumplimiento a las
promesas a los Padres (Jos. 21:43-45); en Nehemías, la oración de los Levitas nos ayuda entender que
las bendiciones de Dios a través de toda la historia de Israel hasta la época de la restauración era
resultado del cumplimiento al pacto hecho con Abraham y su descendencia (Neh. 9:7-8); María y
Zacarías reconocieron que la venida del Mesías era cumplimiento de las promesas hechas a los padres
(Lc. 1: 54-55, 68-79); Pablo reconoce que Cristo era la esencia de las promesas hechas a Abraham,
Isaac y Jacob (Gál. 3:15- 18); y aquí encontramos lo mismo, la reinjertación del remanente de Israel al
Olivo, su aceptación de Cristo es el cumplimiento de las promesas hechas a los Padres.

Es así, como estas promesas no se cumplen solamente en el pueblo de Israel, sino también
entre todos los gentiles. Según Romanos 11 los gentiles han sido incluidos a la Vid; el apóstol Pedro
nos dice que aunque los Israelitas eran los receptores principales de las promesas no eran los únicos,
sino “los primeros” (Hc. 3:25- 26); Pablo dice también en Gálatas 3:14 “así sucedió para que por medio
de Cristo la bendición prometida a Abraham llegara a los gentiles”. En esta última el apóstol
claramente expresa que Cristo vino a dar a los gentiles las bendiciones prometidas a Abraham. Y esto
nos demuestra que Dios solamente tiene un plan en todos los tiempos.

Los dispensacionalistas, no están muy de acuerdo con esto. Ryerie dice que: “Es bastante obvio
que los cristianos son llamados la simiente espiritual de Abraham, pero el Nuevo Testamento en
ninguna parte dice que son los herederos de las promesas nacionales hechas a los descendientes
físicos”. Esta afirmación de Ryerie se basa sobre dos premisas erradas. La primera es que la promesa a
los Padres fue terrenal y la segunda es la razón por la cual se la llama “simiente de Abraham” a la
Iglesia. Para Ryerie la Iglesia no puede recibir las promesas hechas a Abraham y su descendencia
porque la Iglesia es un ente espiritual y muchas promesas hechas a Abraham eran “nacionales”. Por
eso, su cumplimiento debe ser literalmente terrenal y no espiritual, y por ende no pueden cumplirse
en la Iglesia.

De otro modo, si las promesas hechas a Abraham fueran terrenales ¿por qué Pablo claramente
afirma que el cumplimiento de dichas promesas son la reinjertación en el Olivo? Como vimos
anteriormente ser injertado en el Olivo significa llegar a ser receptor de las bendiciones de Dios en
Cristo Jesús. Por eso, ¿cómo puede ser posible que las promesas hechas a Abraham sean terrenales, si
su cumplimiento, creer en Cristo, es lo más espiritual que pueda existir? No puede ser posible, aunque
a Abraham se le hicieron promesas que tenían un aspecto terrenal, realmente su esencia era
espiritual, por eso se llaman “sombras”.

En Génesis 17:7 se le hizo la siguiente promesa a Abraham: “Estableceré mi pacto contigo y con
tu descendencia. Yo seré tu Dios y el de tu descendencia”. En esta promesa, Dios estaba prometiendo
ser el Dios de Abraham y de todos los que pertenecieran a su descendencia, establecer una relación
entre Dios y Abraham, juntamente con los suyos. Dios, sin embargo, no se quedó allí, ratificó esta
promesa al pueblo de Israel en varias ocasiones. En el Monte Sinaí también se le dio esta promesa a
Israel (Ex. 29: 45-46); en el libro de Levítico en relación a la adoración en el tabernáculo (Lv. 26: 11-12);
cuando le dio la tierra de Canaán cumplió la promesa hecha a Abraham (Josué 21:43-44), y fue con
base a estas promesas que Josué renueva el pacto y manda a que sean fieles a su Dios (24:3-4);20 en el
tiempo de los reyes el Señor Dios se declara el Dios de Israel y declara que no los apartaría de su
presencia a pesar de su pecado, “por causa del pacto que Dios había hecho con Abraham, Isaac, y
Jacob (2Rey. 13:23); el profeta Miqueas declara que la Misericordia salvífica de Dios hacia Israel
tendría como base el pacto y promesa hecha a Abraham y Jacob (Mi. 7:19-20; véase también Salmo
105: 8-10, 42-43; 1Cr. 16:15-17; Neh. 9:7-8)

Sin embargo, estas promesas no sólo se limitan al Antiguo Pacto, Jeremías claramente dice que
la promesa más importante del Nuevo Pacto es: “Yo seré Su Dios, y ellos serán mi pueblo” (Jer. 31:33).
Y en Apocalipsis 21:3, donde Dios da la salvación completa a la Iglesia, se nos dice que la promesa que
se cumple es la siguiente: “Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará
con ellos, y será su Dios”.

Por lo que acabamos de ver, la promesa que se hizo Abraham es la misma promesa que se le
ha dado a la Iglesia y que se cumplirá al final de los tiempos en la consumación, es decir, es una
promesa espiritual. Y esta promesa también es la que se cumple en Romanos 11, en la re-injertación
de algunas ramas naturales. Cuando una parte del pueblo de Israel cayó en incredulidad fue
desgajado, separado de Dios y de todas sus bendiciones, pero cuando el remanente es injertado
nuevamente vuelve a estar en relación con Dios. Y ese es el cumplimiento más profundo y exacto de la
promesa hecha a Abraham: “Yo seré tu Dios y ustedes serán mi pueblo”. Pablo dice que cuando este
remanente vuelve a estar en comunión con Dios se cumplirán las promesas hechas a los padres,
porque esta fue la promesa que se hizo a Abraham, Isaac y Jacob: “Yo seré tu Dios y ustedes serán mi
pueblo” (Gén. 17:7; 26:24; 28:13-15). Por tanto, la conclusión de Ryerie y de los dispensacionalistas
que siguen su postura es errada.

Habiendo concluido con esto, entonces podemos entender con más profundidad lo que dice

20Es interesante que una vez que es dada la tierra prometida a Israel, Josué renueva el pacto en el capítulo 24, y manda a los Israelitas a
serle fieles a Dios. Si las promesas de Abraham tenían como esencia la terrenalidad ¿no hubiese sido más adecuado que la historia
de la salvación se quedase allí en la tierra de Canaán? Sin embargo, es interesante que la historia no termina allí, y Josué en el
capítulo 24 coloca de relieve que la esencia de esa promesa era la espiritualidad. Por eso, el cumplimiento de esa promesa fue la
base de exhortación de Josué para que los Israelitas se mantuviesen fieles al Señor, obedecieran sus mandamientos y lo amaran,
porque esa promesa tenía un propósito espiritual. Es por eso que empiezan los problemas en el libro de los Jueces, porque en ese
tiempo los Israelitas se olvidaron que lo importante no era la tierra como tal, sino la fe y obediencia a Dios. Su pecado consistió en
no conocer las obras de Dios, sus atributos, y sus mandamientos (Jue. 2:10-12, 17). Así pues, la esencia y el propósito de la tierra de
Canaán no era algo simplemente terrenal, más bien Dios, el Dios de Israel, les estaba dando una bendición, y por eso debían amarle
y servirle con todo su ser.
Pablo: “Y si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la
promesa” (Gál. 3:29). Según Ryerie, los gentiles creyentes no pueden recibir las promesas terrenales
hechas a Israel porque cuando se habla de “descendencia”, se refiere a una espiritual, y que por ende
hereda las promesas espirituales. No puede entonces recibir las promesas terrenales hechas Abraham.

Sin embargo, acabamos de concluir que las promesas hechas a Abraham tenían un aspecto
terrenal, pero todas en esencia eran espirituales, por eso aquella lógica no es correcta. Además, en el
contexto de Gálatas el problema era que los judíos estaban mandando a los gentiles a guardar la Ley,
circuncidarse y guardar los días de fiesta. Estos judíos tenían el pensamiento de que si ellos habían
sido incluidos al pueblo de Dios, por tanto debían guardar la Ley, tal como se había mandado. Sin
embargo, Pablo les dice que ellos no necesitan guardar la Ley, circuncidarse y muchos menos guardar
las fiestas, porque al estar en Cristo los gentiles somos verdadero pueblo de Dios, verdadera simiente
de Abraham, verdaderos receptores de sus promesas. La argumentación en este versículo es que
nosotros somos pueblo de Dios tan legítimamente como aquellos que nacieron dentro del pueblo de
Israel, y aún más, porque hemos creído en Cristo.

En este pasaje tenemos una de las enseñanzas más importantes de la Biblia y es que Dios no
hace acepción de personas, es Amoroso, Fiel y Justo. Aunque estábamos lejos de las promesas de Dios
hechas Abraham Dios fue inmensamente misericordioso, y nos dio de su amor y nos acercó de tal
manera a Él que ahora, aunque somos gentiles de nacimiento, podemos ser llamados verdadera
simiente de Abraham y verdaderos herederos de las promesas hechas a Él, verdaderos Israelitas según
la promesa. Y lo mismo sucede para el remanente de Israel que se apartó, aunque ellos se desviaron
de Cristo y perseguían a la Iglesia, y quizás aún la odia, Dios declara que eso no es un impedimento
para su amor, eso no hará que Dios los rechace, Dios le dará de su misericordia como cumplimiento a
las promesas de antaño.

“En fin, Dios ha sujetado a todos a la desobediencia, con el fin de tener misericordia de todos”
(Rom. 11:32).

Conclusiones
1. El Olivo es el pacto y las promesas dadas a Abraham, las ramas naturales son los Israelitas y las
ramas silvestres son los gentiles. Este Olivo representa el plan de Dios, el cual fue dado primero a los
Israelitas en tiempos del Antiguo Testamento y ahora a todas las naciones. El plan que Dios tenía en el
Antiguo Testamento no fue pospuesto por el rechazo de los Israelitas, sino que fue dado a los gentiles.
Un sólo Olivo, dos tipo de ramas.

2. Dentro de las ramas naturales un grupo quedó injertado en el Olivo porque recibió a Cristo. Pero
otras tropezaron, fueron desgajadas por haber rechazado a nuestro Salvador. Y en el grupo de esas
ramas naturales que fueron desgajadas se encuentra un grupo que no volverá a ser injertado
nuevamente y se encuentra el remanente de Israel. Este remanente de Israel son los escogidos de Dios
dentro de la nación de Israel, los cuales volverán a ser injertados. Ellos y solamente ellos volverán a
estar dentro de los planes de Dios en cuanto a salvación se refiere.

3. El plan que Dios tiene para este remanente de Israel no es entrar en un milenio, sino llegar a ser
imagen de nuestro Señor Jesucristo. El plan que Dios tiene para este remanente es incluirlos al cuerpo
de Cristo para que vuelvan a ser participantes de la savia nutritiva. Por eso no hay dos pueblo de Dios,
este remanente no será parte de otro pueblo, sino que será incluido al cuerpo de Cristo.

4. En todos los tiempos las bendiciones de Dios siempre han sido por Su gracia. Ninguna bendición de
Dios puede conseguirse por la obras, porque nadie es lo suficientemente justo para ganarse un favor
de Dios. Todo lo que el hombre tiene, sea terrenal o espiritual, proviene de Dios.

5. Dios usa métodos extraordinarios para traer tanto a los Israelitas como a los gentiles a la salvación.
Hay un tipo de reciprocidad, la maldad de Israel trajo bendición a los gentiles, al mismo tiempo esa
bendición es usada para traer salvación a los Israelitas y luego esa bendición a los Israelitas es usada
para traer salvación a los gentiles. Dios ha puesto a todos bajo pecado para tener misericordia de
todos.

6. Ser santo no significa ser creyente o ser salvo, ser santo significa estar consagrado a Dios. Esta
consagración no depende de la voluntad humana y ni siquiera del corazón pecaminoso, sino en que
alguien es receptor de las bendiciones de Dios.

7. Dios es Fiel a sus promesas. En la re-inclusión del remanente de Israel al pueblo de Dios y en la fe en
Cristo, se cumplen las promesas hechas a Abraham, Isaac, y Jacob. Y no solamente en ellos, sino
también en los gentiles. Los gentiles somos receptores de las promesas hechas a Abraham por haber
creído en Cristo.

La Fidelidad y el amor de Dios son las cosas que más resaltan en este pasaje.
Independientemente del pecado, la rebeldía o la maldad, Dios no abandona al pueblo que escogió en
la eternidad. A pesar de los obstáculos y tiempos difíciles y a pesar de que el cielo este nublado, el sol
de la Fidelidad de Dios siempre alumbrará con gran fuerza. Por esa razón podemos entender con más
profundidad el clamor de Pablo y hacerlo juntamente con él: “¡Qué Profundas son las riquezas de la
sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Qué indescifrables son sus juicios, e impenetrables sus caminos!
¿Quién ha conocido la mente del Señor, o quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero a
Dios para que luego él le pague? Porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él. ¡A él
sea la gloria por siempre! Amén” (Romanos 11:33-36).

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