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Cuando en 1931 el impacto de la crisis hizo imposible ignorarla, hasta para aquellos que seguían
considerando al Uruguay como un paraíso, se inició una dura polémica entre los diversos sectores políticos,
sociales y económicos. No se trató solamente de una discusión sobre las causas de la crisis y que soluciones
dar, sino que fue un enfrentamiento ideológico sobre las diversas concepciones o modelos de país que había.
La crisis motivó a hacer un balance de las últimas décadas, analizar los resultados del “modelo batllista” y,
cuestionarlo o profundizarlo, según la visión y el sector al que se pertenecía.
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Tomado de: http://del29alneobatllismo.blogspot.com.uy/2011/04/la-crisis-de-1929-en-uruguay.html
conservadores. El diario “El Día”, principal vocero del batllismo, salió a hacer frente a las críticas
como en esta editorial de enero de 1932: “Nuestros políticos, tan impopulares como
inescrupulosos, persisten en explotar con fines electorales la crisis económica que soporta el país...
Es la influencia del batllismo en el gobierno dicen desde ciertos sectores... Ninguna responsabilidad
puede atribuirse al colegiado o al batllismo. El batllismo no es mayoría en el gobierno desde hace
muchos años. Si hubiera podido influir decisivamente no habría crisis económica o sería esta
atenuada en tal grado que pasaría inadvertida. Nos habría bastado con nuestra política de
intensificación de la producción, limitación de gastos en el exterior y ensanche del dominio
industrial del estado... Y no habría crisis... Pero cuando comenzamos a resolver los problemas
económicos y sociales, perdimos la mayoría por las divisiones internas y por la incomprensión de
una gran parte de los ciudadanos. He ahí en síntesis, las causas de la crisis porque atraviesa el país”.
Las divisiones internas a las que el artículo de “El Día” se refería, se mantenían y se
agravaban, lo que le quitaba unidad y fuerza al reformismo. La muerte de “don Pepe” en 1929
provocaba la dispersión y la división de sus “herederos ideológicos”. Era evidente que mientras
unos se inclinaban por reformas más radicales (los llamados “jóvenes turcos” como Luis Batlle
Berres, Agustín Minelli, Justino Zabala Muniz, entre otros), otros se “corrían” hacia la derecha (por
ejemplo Gabriel Terra).