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EL ARREPENTIMIENTO

INTRODUCCION
Este estudio sobre el arrepentimiento nos permitirá aclarar algunas
preguntas tales como, ¿Por qué debemos hacer énfasis en la importancia del
arrepentimiento? ¿Qué involucra el verdadero arrepentimiento? ¿Cómo se
produce el arrepentimiento en nuestra vida? ¿Cuáles son los resultados del
arrepentimiento? Entre otras.
Etimología: (heb., naham, de-sistir, subh, volverse; gr., metanoia,
de meta, cambio, y noieo, ejercicio de la mente).
Significado: Es el proceso por el cual uno cambia de parecer o de opinión.
que significa cambiar de mente o nuestra forma de pensar. pero se trata
de un cambio de mente que afecta al ser moral del hombre hasta lo más
profundo de su ser. Es un cambio de mente que le hace apartarse de sus
pecados con repulsión, y que lo lleva a aborrecerse por haberlos cometido.
Así, un pecador arrepentido se pone del lado de Dios y contra sí mismo.
El arrepentimiento es un cambio de actitud, esto implica el dejar de hacer
lo que antes hacíamos que era dañino a nuestras vidas; algunas veces el
arrepentimiento produce dolor, tristeza. Dios demanda de nuestras vidas
el que nos arrepintamos y nos volvamos a Él. Es un giro de ciento ochenta
grados el que debemos dar, y lo más importante es ya no volver a hacer,
por lo que nos habíamos arrepentido. pero se trata de un cambio de mente
que afecta al ser moral del hombre hasta lo más profundo de su ser. Es un
cambio de mente que le hace apartarse de sus pecados con repulsión, y que
lo lleva a aborrecerse por haberlos cometido. Así, un pecador arrepentido
se pone del lado de Dios y contra sí mismo.
A Dios se le describe como arrepintiéndose Éx.32:14;1S.15:11; Jonás 3:9-
10; 4:2, usando naham), en el sentido de que él cambió su actitud hacia
un pueblo por causa de un cambio dentro del pueblo. Dios como deidad
perfecta no cambia en su naturaleza esencial, mas cambia su relación y
actitud de ira a misericordia y de bendición a juicio, como lo requiera
la ocasión.
El arrepentimiento humano es un cambio para lo mejor, y es un cambio
consciente del mal o de la desobediencia o pecado o idolatría hacia el
Dios viviente 2R.17:13; Is.19:22; Jer. 3:12, 14, 22; Jonás 3:10, usando
subh).
En el NT, el arrepentimiento y la fe son los dos lados de una misma moneda
Hechos 20:21). Ellos son una respuesta a la gracia. Jesús predicó la
necesidad que tenían los judíos de arrepentirse Mateo 4:17), y requirió
que sus apóstoles, discípulos predicaran el arrepentimiento a los judíos
y a los gentiles Lucas 24:47; Hechos 2:38; 17:30). El arrepentimiento es
un profundo cambio de mente que involucra el cambio de dirección de vida.
El lado positivo del arrepentimiento es la conversión, el genuino volverse
a Dios o a Cristo en busca de gracia.
Conversion (heb., shuv, gr., epistrophe). Una vuelta, lit. o figurada,
ética o religiosa, ya sea de Dios o, más frecuentemente, a Dios. Implica
tanto una vuelta de como una vuelta a algo. En el NT algunas veces está
asociada con el arrepentimiento Hechos 3:19; 26:20) y fe Hechos 11:21);
negativamente vuelta del pecado y positivamente creencia en Cristo Hechos
20:21). Aunque la conversión es un acto del hombre, la causa el poder de
Dios Hechos 3:26).
LA IMPORTANCIA DEL ARREPENTIMIENTO.
Juan el Bautista inicio su ministerio con un llamado urgente a arrepentirse
y volverse a Dios. En Mateo 3:1-2
Podemos observar entonces, que el motivo del llamado de Juan, era porque
el reino se acercaba. Para poder ser parte de ese Reino, debemos cambiar
nuestras actitudes personales y hacia los demás; debe existir una reflexión
interna y eso debe provocar un cambio de vida.
Jesús también, empezó su ministerio llamando a los hombres al
arrepentimiento, veamos ahora Mateo 4:17
Podemos ver entonces que el mensaje de Jesús no variaba con el de Juan el
Bautista. Los discípulos del Señor también fueron enviados a predicar que
los hombres se arrepintiesen en Marcos 6:12
Antes que Jesús ascendiera al cielo, comisionó a sus seguidores a
evangelizar el mundo conocido por medio de la predicación del
arrepentimiento, veamos esto en Lucas 24: 46-47
Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciere,
y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre
el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando
desde Jerusalén.
Esta tarea fue cumplida por los discípulos del Señor, no sin antes ser
ellos capacitados por el Espíritu Santo. El mandato de Dios a todos los
hombres de todas las naciones es el mismo, en 2 Pedro 3:9
Cuando no hacemos caso al llamado de Dios al arrepentimiento, tiene un
solo resultado: el fracaso y la perdición. Veamos Lucas 13:15
¿POR QUÉ ES NECESARIO ARREPENTIRNOS?
Porque todos hemos pecado contra Dios sin exceptuar a nadie. (Romanos
3:23).
Porque el pecado nos hace transgresores de la ley de Dios, por tanto,
culpables ante El. (1Juan 3:4; Santiago 2:10).
Porque la falta de arrepentimiento acarrea la ira y el juicio de Dios.
(Romanos 2.5)
Porque si no reconocemos nuestra necesidad de arrepentimiento y perdón,
hacemos a Dios mentiroso y nos engañamos a nosotros mismos. (1Juan 1:8-
10)
Porque es un mandato explícito (que expresa con claridad una cosa) de Dios
a todo hombre pecador. (Hechos 17:30)
Porque esa es la voluntad de Dios dirigida con amor y misericordia hacia
todo pecador. (2Pedro 3:9)
¿CUÁLES SON LOS RESULTADOS DEL ARREPENTIMIENTO?
Recibir el perdón inmediato de Dios y lo trae a una comunión con El.
(Marcos 1:4; Hechos 3:19)
Producir la salvación en el pecador que viene a Dios con un corazón
contrito y humillado. (2Corintios 7:10)
Al cambio genuino de mente y actitud le sigue un nuevo patrón de vida.
(Mateo 3:8; Hechos 26:20).
Dispone y prepara el corazón para recibir la promesa del Espíritu Santo.
(Hechos 2:38).
COMO SE PRODUCE EL ARREPENTIMIENTO EN LA VIDA.
El arrepentimiento es una dádiva de Dios, en el Libro de los Hechos 11:18
nos dice lo siguiente:
Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo:
¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para
vida!
Todos como seres humanos debemos reconocer que somos incapaces de
arrepentirnos por nosotros mismos, de ahí la necesidad de obtener ayuda
divina; solamente Dios puede producir ese sentir en nuestro interior.
Veamos Hechos 2:37—38
Notemos aquí, que estos hombres fueron movidos a arrepentimiento. Los
apegos terrenales, tales como las riquezas, la fama, el orgullo; nos aleja
de Dios, pero lo cierto es que Él desea que dejemos eso que nos ata al
mundo del pecado y que nos volvamos a Él.
¿Qué diferencia hay entre arrepentimiento y remordimiento?
En el remordimiento no hay un verdadero aborrecimiento por el pecado. Uno
puede estar lleno de remordimiento por algo que ha hecho sin sentir
demasiado dolor por el pecado mismo. En tal caso el alma se vuelve sobre
sí misma en amargura. No se acude a Dios con juicio propio.
Judas se sintió lleno de remordimiento por su sórdida traición cuando
contempló su terrible resultado. Pero no hubo un verdadero
arrepentimiento, un apartarse del pecado y del yo para volverse a Dios.
En la amargura de su alma, se fue y se colgó. Es posible estar avergonzado
profundamente por la conducta que se tuvo anteriormente, sin apartarse
sinceramente de la misma. (Mateo 27:3-5).
No es sencillamente tristeza por el pasado o remordimiento emocional. el
pueblo de Israel, tristes, pero sin arrepentirse. (Números 14: 39-41).
CONCLUSIÓN:
Después de haber entendido la importancia que implica arrepentirse de los
pecados nos podemos postergar bajo ninguna circunstancia el acercarnos a
Dios arrepentidos y humillados pues solo en El podemos encontrar la dicha,
el gozo y la salvación que el mundo no nos puede dar.
El alma verdaderamente arrepentida queda afectada por el amor y la bondad
de Dios. No se hunde en la negrura de la desesperación, sino que se da
cuenta de que, a pesar de su terrible pecado y corrupción, tiene que
aferrarse a Cristo. Lo mismo que Pedro en Lucas 5, el pecador
verdaderamente arrepentido se da cuenta de su indignidad de que el Salvador
se fije en él, y exclama, «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre
pecador», y sin embargo, al mismo tiempo se arroja a los pies de Jesús.
La contrición (dolor por haber ofendido a Dios) mira hacia atrás, a las
transgresiones que uno ha cometido; mira hacia adentro, a la depravación
y contaminación que uno tiene por naturaleza; mira hacia arriba, a la
santidad y amor de Dios; y mira hacia adelante con la resolución
(determinación o decisión de algo) determinada de ya no fallar al Señor
jamás.
La contrición genuina es vertical, como dice David: Salmo 51, “Contra ti,
contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos” (51:4).
Uno se humilla por su pecado a la luz del carácter y atributos (cualidad
de un ser) de Dios. La atrición (en el cristianismo arrepentimiento y
pesar de haber ofendido a Dios por miedo al castigo divino) es horizontal—
uno tiene tristeza no tanto por haber pecado sino por las consecuencias
que sufre o sufrirá por el pecado, como Esaú que perdió la primogenitura:
“Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue
desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró
con lágrimas” (Heb. 12:17). Esaú no estaba quebrantado por haber ofendido
a Dios, sino porque perdió la bendición. Y su arrepentimiento no fue eficaz
para salvación.
APLICACIÓN: ¿TE HAS ARREPENTIDO? ¿TE ESTÁS ARREPINTIENDO?
Te quiero preguntar: ¿Te has arrepentido? Si es así, ¿cuándo? ¿Cómo? Si
no, te ruego que seas reconciliado con Dios. No puedes ser reconciliado
hasta que dejes las armas de tu enemistad y alces la bandera blanca. Déjalo
hombre, ¡no vas a ganar la guerra contra Dios!
Y para los que se han arrepentido, te pregunto: ¿Te estás arrepintiendo?
El arrepentimiento no es el inicio de la vida cristiana y nada más, también
es el centro y el fin. “¿De qué me tengo que arrepentir?” Hermano, hay
suficiente veneno y contaminación en la mejor de tus buenas obras como
para merecer la condenación eterna; si no fueras santificado por la sangre
del Cordero lo que es muy precioso en tus ojos sería abominable en los
ojos de Dios. Cristo no murió por tus buenas obras, así que, arrepiéntete
de la contaminación que permanece en ellas. El orgullo, confianza carnal,
egoísmo, impaciencia, afán y frustración, todos son pecados que tienden a
ser ocultos y no deben ser tranquilos sino desarraigados y aniquilados.
Una evidencia esencial de una fe genuina es el arrepentimiento continuo,
la confesión continua, y un corazón contrito, humillado continuamente. El
arrepentimiento genuino no se trata de lo externo solamente, es interno,
del corazón, y busca erradicar los pecados del corazón.

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