Buenas Nuevas: El protestantismo ha rescatado la adoración de un acercamiento no tan
bíblico y su enfoque necesita ser reafirmado en contextos contemporáneos.
Al observar los videos del Dr. Bence nos damos cuenta del impacto de la Reforma, especialmente a través de Lutero, y que este no fue solamente teológico acerca de la salvación por medio de la fe en Cristo, sino que también transformó significativamente la manera en cómo la iglesia entiende y practica la doctrina de la adoración en su sentido personal y congregacional. Para los tiempos anteriores a la Reforma, la adoración había dejado de ser congregacional. El servicio público a Dios era exclusivo de aquellos que formaban parte del clero de la Iglesia Católica Romana. Ordenanzas fundamentales de la fe cristiana dadas a la iglesia por el Señor y los apóstoles como la Cena del Señor, habían sido reservadas sólo para el clero. En la misa, la Biblia era leída por el sacerdote en latín y toda la liturgia se llevaba a cabo en este mismo idioma, por lo que el pueblo no sólo se encontraba aislado de la participación en el servicio de la adoración, sino que tampoco tenía acceso a la revelación de Dios. La congregación era más bien una audiencia, espectadores de lo que ocurría al frente. El enfoque de la adoración estaba basado en los cinco sentidos mas que una actividad mental o espiritual, el mensaje de la palabra estaba reducido al tiempo de la Homilía y era mínimo. En otras palabras, el enfoque del servicio de la adoración antes de la reforma estaba centrado en la mesa, tanto que ocupaba el lugar central en el templo. Y el pulpito estaba a un lado. La Reforma, particularmente a través del ministerio de Lutero, tuvo un enorme impacto tanto sobre la teología como sobre la práctica de la adoración, tanto en el aspecto personal como en el congregacional, y los frutos de ese cambio los disfrutamos nosotros hasta el día de hoy. Primero, en su sentido personal, la Reforma trajo esperanza a la gente ordinaria, mostrándoles en el evangelio que, a través de la vida, la muerte y la resurrección de Cristo, la puerta ha sido abierta para siempre para tener una relación personal y comunión ininterrumpida con Dios para todos los creyentes y no para una clase especial. Segundo, la Reforma tuvo un gran impacto sobre el aspecto público o congregacional de la adoración. Lutero creía que como todo creyente tiene comunión personal con Dios por medio de Jesús, también tenemos acceso al servicio público de Dios. Todo aquel que ha nacido de nuevo conforma parte del cuerpo de Cristo y por tanto tiene un rol, no como espectador, sino como actor y participante activo en el drama de la redención. Así que las consecuencias significativas de Lutero a través de la Reforma fueron: Cambiar el enfoque de la adoración de la Mesa a la Palabra; la predicación se convirtió en la prioridad del servicio de adoración Los Feligreses se convirtieron en aprendices y participantes, mas que en simples observadores, se logro recobrar la participación de la gente en las ordenanzas de la iglesia y en el servicio público de los santos a Dios. La adoración llego a ser cerebral, mas que sensorial. Los Lideres se convirtieron en los predicadores en lugar de los sacerdotes. Los sacramentos fueron menos practicados, incluso en algunos casos eliminados del servicio de adoración
Otros cambios se produjeron no menos significativos como la Introducción del canto
congregacional uniendo la instrucción con la proclamación de la Palabra. Lutero sabía la importancia que esto tenía y lo que podría lograr en una iglesia que había pasado siglos cautiva del poder abusivo de líderes religiosos y del Estado sin ser expuesta a la verdad de las Escrituras. Él argumentaba que la música y el canto ayudarían a la gente a aprender, comprender y memorizar la instrucción de la Palabra de Dios, y así estarían más preparados para discernir el error de la verdad. Así que, de la misma manera como Lutero estuvo resuelto a traducir la Biblia a su propio idioma para que el pueblo tuviera acceso a la revelación de Dios, también estuvo resuelto a proveer y promover maneras en las que el pueblo pudiera responder a esa revelación en su propio idioma y en formas de expresión que involucraran y ayudaran a gente ordinaria de la iglesia. Por tanto, una de las cosas que Lutero hizo fue comenzar a componer nuevos himnos y canciones, combinando letras de alto contenido teológico con melodías familiares y populares, con el fin de que la gente pudiera ser enseñada correctamente, que recordara la instrucción y que a la vez proclamara la Palabra de Dios por medio de la música.