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Escuela de Psicología
Cátedra Eje de formación interdisciplinaria III
Integrantes:
Diego Moyano
Valeria Guasch
Francisca Ferrada
Augusto Lagos
Gisel Tapia
Natalia Guerrero
Profesor:
Juan Carlos Saumont
INTRODUCCIÓN
Nuestro proyecto busca realizar una intervención frente al Palacio de la Moneda, entre agosto
y septiembre del presente año. Se considera que la intervención abarque a la población de la
ciudad de Santiago de Chile, sin diferenciar entre sexo o género, ni tampoco rangos etarios.
Esto, debido a que está en las manos de toda la sociedad chilena hacer un cambio en el ahora,
pues la temática abarca tanto desde la infancia, es decir, las futuras generaciones, como
también adultos jóvenes, adultos medios y mayores, quienes muchas veces sin saberlo
perpetúan estas conductas opresoras, al aceptarlas como normales y repetirlas sin
cuestionamiento.
Se considera el Palacio de la Moneda como lugar adecuado de intervención, puesto que, tiene
una carga simbólica que representa al Estado chileno y a las máximas autoridades del país.
Además de esto, es un lugar emblemático, caracterizado por ser muy transitado y turístico.
También se toma en cuenta, ya que, es un espacio distinguido por su orden y limpieza, por lo
cual, esta acción social y artística provocaría una ruptura en el orden del espacio y la
cotidianidad del ambiente que se vive día a día frente a la Casa de gobierno. Es por esto
último, que se decide intervenir en un día cotidiano de los meses antes señalados, pues genera
mayor controversia por su espontaneidad, al no escoger una fecha especial en la cual la
comunidad espera manifestaciones de este tipo.
OBJETIVOS
Asimismo, se pretende determinar los diversos fenómenos e ideas naturalizadas sobre lo que
significa ser mujer y los múltiples síntomas que emergen a partir de esto. Posteriormente, se
procederá a comparar las diversas reacciones que surjan a partir de la intervención, a modo de
lograr determinar el por qué de diversos comportamientos, o sea, que puedan remontarse a la
construcción de los sujetos, ya sean: sus valores, creencias, juicios, formas de percibir el
mundo, pensamientos y discursos
Se rastreará el origen de esas significaciones expuestas por los individuos, por medio del
análisis discursivo posterior a la intervención. De esta manera, calificar si es una conducta
aprendida del entorno -sociedad chilena-, del hogar -los padres y criadores- o es determinada
por un carácter, más bien, genético. Asimismo, se procederá a desglosar las variadas
reacciones para, finalmente, explicar su existencia.
INTERVENCIÓN
La intervención que se propone, procura reconocer las distintas formas en que las mujeres
son violentadas, silenciadas o vulneradas por un grupo de individuos que sistemáticamente
ignoran las leyes que busca una sociedad más justa, al mismo tiempo que, muchos individuos
-tanto hombres como mujeres- ignoran sus derechos legales, permitiendo que los derechos de
otros sean transgredidos, de este modo, la violencia es naturalizada siendo esta última donde
reside la crítica más profunda.
Dicho lo anterior, la idea propuesta, corresponde a una acción de arte. Consta de instalar ropa
interior femenina, tendida en un cordel entre dos palos que abarquen gran parte de la plaza
frente al Palacio de la Moneda, parte de esta ropa será manchada con pintura roja
-simbolizando sangre- y otras rasgadas o rotas. Los primeros, simbolizan femicidios, abusos,
y etapas naturales del cuerpo femenino, consideradas como un tabú, como la menarquía o la
menstruación en cualquier edad. Los segundos, momentos más extremos, simbolizando las
violaciones, el acoso sexual - en cualquier contexto-. como también la violencia implícita
hacia la mujer, reflejada en las conductas de algunos médicos obstetra (quienes pronuncian
frases que violentan a la mujer, tales como: Por qué gritai’ ahora si te gustó abrir las
piernas). La idea de que estén tendidas sobre un cordel simboliza que, las acciones opresivas
y de abuso, se han intentado “lavar” o “limpiar”, incluso ocultar, no obstante, siguen dejando
una marca indeleble en cualquier ser humano violentado.
Esto se considera de suma relevancia plantearlo, ya que es una realidad contingente, que ha
afectado a las mujeres a lo largo de la historia, reflejando cierta pasividad y vulnerabilidad.
Por ejemplo, si tomamos lo planteado por Deleuze (1977), el gobierno vendría a ser un
“árbol”, jerarquizado y ordenado, según dice “el árbol siempre tiene algo de genealógico.” (p.
3), en este sentido, la mujeres al estar sometidas al sistema gubernamental, están ligadas a
una forma de categorización, ya sea, que las mujeres debieran : permanecer a lo privado y no
a lo público, ganar menor salario que los hombres, mostrarse atractivas y deseables, etc. Dado
así, según esta normalización, las mujeres deben seguir, como diría Judith Butler, un régimen
performativo establecido por la sociedad. Sin embargo, se ha podido observar, a través de los
medios de comunicación y testimonios públicos que, este sistema de poder ha tenido serias
consecuencias como las violaciones, abusos, discriminación, desigualdad, entre otros. En
suma, se pretende problematizar mediante la realización de esta intervención las
convenciones sociales respecto a la mujer y las agresiones silenciadas ante ellas.
CONCEPTOS A TRABAJAR
Rizoma
Desde el rizoma, el principio de “ruptura asignificante”, representa muy bien ese quiebre que
se busca por medio de nuestra intervención.
El principio de rupturas asignificante apunta a líneas de segmentaridad y de fuga, que
siempre se mueven a direcciones nuevas, que pueden ser rotas, interrumpidas en
cualquier parte y en cualquier momento. rebrotar con nuevas alianzas, algo que no
está precisamente inmóvil dentro de nuestra sociedad, más bien es cambiante, volátil y
puede ser moldeado (Deleuze, 1977).
He ahí donde entra el factor sorpresa en nuestra estrategia, el cual impactaría al espectador
desprevenido, colisionando abruptamente con todo su conjunto de valores y creencias, que
han sido establecidas en el individuo, arremetiendo con todo binarismo y lógicas reguladoras
que condicionan el comportamiento de la población.
Devenir
Por otro lado, el devenir, está asociado a la “desterritorialización”, este concepto aborda el
miedo y la angustia de las minorías frente al deseo de cambios es lo que está rígidamente
impuestos, pues, de ser así también habría cuestionamiento de su propia Identidad, la cual se
asume como estable e inmutable (Guattari & Rolnik, 2006).
Poder
Por otro lado, se puede encontrar trazas de las dinámicas de Poder. Donde las prácticas
sociales generan conocimiento, que a su vez producen conceptos, técnicas y valores que crean
a los nuevos individuos. O, por plantearlo de otra manera, es el poder el que da lugar a una
determinada verdad, que a su vez determina a los sujetos. De este modo, el acto de esta
intervención estaría generando conocimiento de cosas que se saben, pero se elige callar. De
este modo, aquello que se crea con esto estaría siendo una forma de poder, el cual crearía una
verdad y esa verdad redefinirá a los individuos, que viven en un estado de aparente recelo
sobre el tema, sobre todo con el ejemplo más evidente de la intervención (ropa interior
pintada de rojo), la menstruación femenina, una suerte de marca que se sabe está allí, pero
que no se reconoce o se invisibiliza.
Siglo XVII: sería el comienzo de una edad de represión, propia de las sociedades
llamadas burguesas, y de la que quizá todavía no estaríamos completamente liberados.
A partir de ese momento, nombrar el sexo se habría tornado más difícil y costoso.
Como si para dominarlo en lo real hubiese sido necesario primero reducirlo en el
campo del lenguaje, controlar su libre circulación en el discurso, expulsarlo de lo que
se dice y apagar las palabras que lo hacen presente con demasiado vigor. Y
aparentemente esas mismas prohibiciones tendrían miedo de nombrarlo. Sin tener
siquiera que decirlo, el pudor moderno obtendría que no se lo mencione merced al
solo juego de prohibiciones que se remiten las unas a las otras: mutismos que imponen
el silencio a fuerza de callarse. Censura. (Foucault 1991 p.12)
Planteado esto, estaríamos viviendo una sociedad aplastada, callada por las dinámicas de
poder que inculcaron desde la temprana infancia el mutismo, el silencio, el no hablar de eso,
pues aquello es algo privado, intimo y que no tiene que compartirse, incluso si es necesaria
ayuda, no se debe decir; y aparentemente, el individuo está “cómodo” con este mutismo, con
este silencio ante aquello que sabe, pero elige ignorar, condenando su expresión en el
lenguaje como si fuera un tabú.
A través de tantos discursos se multiplicaron las condenas judiciales por pequeñas
perversiones; se anexó la irregularidad sexual a la enfermedad mental; se definió una
norma de desarrollo de la sexualidad desde la infancia hasta la vejez y se caracterizó
con cuidado todos los posibles desvíos; se organizaron controles pedagógicos y curas
médicas; los moralistas pero también (y sobre todo) los médicos reunieron alrededor
de las menores fantasías todo el enfático vocabulario de la abominación. (Foucault,
1991 p.26)
Desde lo dicho por Foucault, la historia de la sexualidad tomó un camino estratificado, donde
las desviaciones de este esquema ya impuesto y replicado en la sociedad, son duramente
juzgados y criticados por el resto de la población dogmatizada. Así, esta intervención es un
acto de rebeldía contra el sistema, una transición desde el poder negativo, un poder que
reprime y controla el qué y cómo se dice, hacia una sociedad regida por el poder positivo,
donde se habla de forma directa, pero a la vez eso es una forma de poder y de control.
ESTRATEGIA
Está diseñada para concientizar a las personas que transitan por ese lugar. Busca romper con
la cotidianidad y continuidad de los individuos y generar reacciones.
Busca dejar una marca a largo plazo en aquellos que lo observen; que no sea sólo algo que
vean y luego en la tarde lo olviden, sino que logre que las personas reflexionen acerca de esta
intervención y puedan llevar a la práctica lo aprendido.
Es fundamental agregar el color rojo a la lencería, debido a su alto nivel simbólico, como
también, es importante tener en cuenta que se debe explicar a los participantes el por qué se
decidió ocupar esta técnica. El rojo, simboliza diversas situaciones que viven las mujeres a
diario; por un lado, la estigmatización de la menarquia y la menstruación, por otro, los
abusos sexuales y la violencia en general. De esta forma, se intentará llegar a las personas
mediante una producción artística, para poder ejemplificar la la vida cotidiana de cualquier
mujer.
BIBLIOGRAFÍA