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Las relaciones de dominio español se basaban en principios mercantilistas, aplicando un “pacto colonial” por el que América funcionaba

como fuente de riquezas (aporta materias primas y metales preciosos y es un mercado para productos españoles). Para ello se fijó un sistema
de monopolio comercial para todo el comercio y navegación con “las Indias” de Hispanoamérica, que implicó que los americanos sólo
podían comprar o vender a España.
Para desarrollar un mejor y efectivo comercio se imparte el Sistema de Puerto Único. Para controlar más la entrada y salida de productos entre
España y América, se redujeron la cantidad de puertos habilitados. La ciudad de Sevilla y luego Cádiz monopolizó el comercio con América. A
su vez, sólo tres puertos en América estaban habilitados para el comercio con España: Veracruz (México), Cartagena (Nueva Granada) y
Portobelo (Istmo de Panamá).
Se creó un sistema de “flotas y galeones” que reguló la actividad comercial entre 1561 y 1748. En los meses de abril y julio partían de Cádiz o
Sevilla dos flotas de barcos, con destino a Panamá y México, cargadas de productos españoles, y custodiadas por galeones de guerra. Luego
regresaban cargadas de oro y plata americana hacia los puertos de españoles. Las mercancías españolas eran vendidas en las enromes ferias
comerciales de las ciudades puerto de Portobello (Panamá) y Veracruz (México). Los comerciantes acudían a éstas ferias para abastecerse de
mercaderías que luego eran enviadas hacia el Virreinato del Perú.
Este sistema era perjudicial para los americanos debido a que las mercaderías no eran suficientes y los precios aumentaban por la
intermediación de los comerciantes y los costos del traslado de las mercancías hacia el interior del continente. Frente a ésta situación se
desarrolló otro tipo de comercio desde puertos no autorizados. Buenos Aires fue uno de los puertos de contrabando por donde ingresaban
mercaderías holandesas y francesas desde el Río de la Plata.
Esta política económica generó gran desabastecimiento de productos en América, lo cual fue solucionado por sus pobladores con prácticas
de contrabando (contra los bandos reales), realizadas con comerciantes de otros Estados.
Además los españoles no producían todas las manufacturas que se necesitaba en América, por lo que compraba a otros Estados europeos para
luego revender, provocando la salida de parte del oro y la plata que acumulaban desde América.
La gran afluencia de metales preciosos a España y, desde ella, a Europa, produjo una gran inflación (aumento general del nivel de precios) en
el “viejo continente”.

Las relaciones de dominio español se basaban en principios mercantilistas, aplicando un “pacto colonial” por el que América funcionaba
como fuente de riquezas (aporta materias primas y metales preciosos y es un mercado para productos españoles). Para ello se fijó un sistema
de monopolio comercial para todo el comercio y navegación con “las Indias” de Hispanoamérica, que implicó que los americanos sólo
podían comprar o vender a España.
Para desarrollar un mejor y efectivo comercio se imparte el Sistema de Puerto Único. Para controlar más la entrada y salida de productos entre
España y América, se redujeron la cantidad de puertos habilitados. La ciudad de Sevilla y luego Cádiz monopolizó el comercio con América. A
su vez, sólo tres puertos en América estaban habilitados para el comercio con España: Veracruz (México), Cartagena (Nueva Granada) y
Portobelo (Istmo de Panamá).
Se creó un sistema de “flotas y galeones” que reguló la actividad comercial entre 1561 y 1748. En los meses de abril y julio partían de Cádiz o
Sevilla dos flotas de barcos, con destino a Panamá y México, cargadas de productos españoles, y custodiadas por galeones de guerra. Luego
regresaban cargadas de oro y plata americana hacia los puertos de españoles. Las mercancías españolas eran vendidas en las enromes ferias
comerciales de las ciudades puerto de Portobello (Panamá) y Veracruz (México). Los comerciantes acudían a éstas ferias para abastecerse de
mercaderías que luego eran enviadas hacia el Virreinato del Perú.
Este sistema era perjudicial para los americanos debido a que las mercaderías no eran suficientes y los precios aumentaban por la
intermediación de los comerciantes y los costos del traslado de las mercancías hacia el interior del continente. Frente a ésta situación se
desarrolló otro tipo de comercio desde puertos no autorizados. Buenos Aires fue uno de los puertos de contrabando por donde ingresaban
mercaderías holandesas y francesas desde el Río de la Plata.
Esta política económica generó gran desabastecimiento de productos en América, lo cual fue solucionado por sus pobladores con prácticas
de contrabando (contra los bandos reales), realizadas con comerciantes de otros Estados.
Además los españoles no producían todas las manufacturas que se necesitaba en América, por lo que compraba a otros Estados europeos para
luego revender, provocando la salida de parte del oro y la plata que acumulaban desde América.
La gran afluencia de metales preciosos a España y, desde ella, a Europa, produjo una gran inflación (aumento general del nivel de precios) en
el “viejo continente”.

Las relaciones de dominio español se basaban en principios mercantilistas, aplicando un “pacto colonial” por el que América funcionaba
como fuente de riquezas (aporta materias primas y metales preciosos y es un mercado para productos españoles). Para ello se fijó un sistema
de monopolio comercial para todo el comercio y navegación con “las Indias” de Hispanoamérica, que implicó que los americanos sólo
podían comprar o vender a España.
Para desarrollar un mejor y efectivo comercio se imparte el Sistema de Puerto Único. Para controlar más la entrada y salida de productos entre
España y América, se redujeron la cantidad de puertos habilitados. La ciudad de Sevilla y luego Cádiz monopolizó el comercio con América. A
su vez, sólo tres puertos en América estaban habilitados para el comercio con España: Veracruz (México), Cartagena (Nueva Granada) y
Portobelo (Istmo de Panamá).
Se creó un sistema de “flotas y galeones” que reguló la actividad comercial entre 1561 y 1748. En los meses de abril y julio partían de Cádiz o
Sevilla dos flotas de barcos, con destino a Panamá y México, cargadas de productos españoles, y custodiadas por galeones de guerra. Luego
regresaban cargadas de oro y plata americana hacia los puertos de españoles. Las mercancías españolas eran vendidas en las enromes ferias
comerciales de las ciudades puerto de Portobello (Panamá) y Veracruz (México). Los comerciantes acudían a éstas ferias para abastecerse de
mercaderías que luego eran enviadas hacia el Virreinato del Perú.
Este sistema era perjudicial para los americanos debido a que las mercaderías no eran suficientes y los precios aumentaban por la
intermediación de los comerciantes y los costos del traslado de las mercancías hacia el interior del continente. Frente a ésta situación se
desarrolló otro tipo de comercio desde puertos no autorizados. Buenos Aires fue uno de los puertos de contrabando por donde ingresaban
mercaderías holandesas y francesas desde el Río de la Plata.
Esta política económica generó gran desabastecimiento de productos en América, lo cual fue solucionado por sus pobladores con prácticas
de contrabando (contra los bandos reales), realizadas con comerciantes de otros Estados.
Además los españoles no producían todas las manufacturas que se necesitaba en América, por lo que compraba a otros Estados europeos para
luego revender, provocando la salida de parte del oro y la plata que acumulaban desde América.
La gran afluencia de metales preciosos a España y, desde ella, a Europa, produjo una gran inflación (aumento general del nivel de precios) en
el “viejo continente”.

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