Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Michael Marmot
Las grandes desigualdades en salud que vemos dentro y entre países representan un
desafío para el mundo. No es inevitable que haya una extensión de la esperanza de
vida de 48 años entre los países y 20 años o más dentro de los países. Un creciente
volumen de investigación identifica los factores sociales que están en la raíz de muchas
de estas desigualdades en salud. Los determinantes sociales son relevantes para las
enfermedades transmisibles y no transmisibles por igual. El estado de salud, por lo
tanto, debería ser motivo de preocupación para los responsables de la formulación de
políticas en todos los sectores, y no únicamente para los que participan en las políticas
de salud. Como respuesta a este desafío global, la OMS está lanzando una Comisión de
Determinantes Sociales de la Salud, que revisará las pruebas, elevará el debate social y
recomendará políticas con el objetivo de mejorar la salud de las personas más
vulnerables del mundo. Un importante impulso de la Comisión es convertir el
conocimiento de la salud pública en una acción política
Hay grandes desigualdades en salud entre los países. La esperanza de vida al nacer,
para tomar una medida, oscila entre 34 años en Sierra Leona y 81,9 años en Japón. 1
También hay grandes desigualdades dentro de los países –una brecha de 20 años en la
esperanza de vida entre los más desfavorecidos y los menos favorecidos en Estados
Unidos, por ejemplo.2 Una respuesta positiva a estas desigualdades en salud es poner
más empeño en el control de las principales enfermedades que matan y mejorar los
sistemas de salud.3,4
Una segunda respuesta tardía es tratar la pobreza. Este tema es el eje de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio. 5,6 Estos objetivos desafían a la comunidad mundial
a combatir la pobreza en los países más pobres del mundo. Entre estos objetivos se
incluye la reducción de la mortalidad infantil, el resultado sanitario más sensible a los
efectos de la privación material absoluta.
Para reducir las desigualdades en la salud en todo el mundo es necesario un
tercer impulso importante que sea complementario al desarrollo de los sistemas de
salud y al alivio de la pobreza: tomar medidas sobre los determinantes sociales de la
salud. Dicha acción incluirá el alivio de la pobreza, pero tendrá el objetivo más amplio
de mejorar las circunstancias en las que las personas viven y trabajan. Por lo tanto, no
sólo abordará las principales enfermedades infecciosas relacionadas con la pobreza de
las condiciones materiales, sino también las enfermedades no transmisibles –tanto
físicas como mentales– y las muertes violentas que constituyen la principal carga de
morbilidad y muerte en todas las regiones del mundo fuera de África y aumenta
sustancialmente la carga de las enfermedades transmisibles en el África
subsahariana.
Para comprender los determinantes sociales de la salud, cómo funcionan y cómo
se pueden cambiar para mejorar la salud y reducir las desigualdades en salud, la OMS
está creando una Comisión independiente sobre Determinantes Sociales de la Salud,
con la misión de vincular el conocimiento con la acción (panel 1). Las políticas públicas
–tanto nacionales como mundiales– deben cambiar para tener en cuenta las evidencias
sobre los determinantes sociales de la salud y las intervenciones y políticas que las
abordarán.
Esta introducción a la tarea de la Comisión plantea los problemas de
desigualdad en salud que abordará la Comisión y el enfoque que adoptará. En este
informe se argumentará que el estado de salud debe ser motivo de preocupación para
todos los encargados de la formulación de políticas, y no sólo para los del sector de la
salud. Si la salud de una población sufre, es un indicador de que el conjunto de
arreglos sociales necesita cambiar. Simplemente, la Comisión tratará de tener una
política pública basada en una visión del mundo donde la gente es importante y la
justicia social es primordial.
Una catástrofe en la escala del tsunami del Océano Índico enfoca correctamente la
atención sobre la susceptibilidad de las poblaciones pobres y vulnerables a los
desastres naturales. No es menos importante mantener en la agenda el problema más
duradero de las desigualdades en salud entre los países.
Niños
La mortalidad de menores de 5 años varía de 316 por 1000 nacidos vivos en Sierra
Leona a 3 por 1000 nacidos vivos en Islandia, 4 por 1000 nacidos vivos en Finlandia y
5 por 1000 nacidos vivos en Japón.1 En 16 países (12 en África) la mortalidad infantil
aumentó en la década de 1990,7 en un 43% en Zimbabwe, un 52% en Botswana y un
75% en el Iraq.
Figura 1. Tasa de mortalidad de menores de 5 años por cada 1.000 nacidos vivos por quintil
socioeconómico del hogar
La figura 1 muestra tasas de mortalidad de menores de 5 años en cuatro países
con hogares clasificados según el quintil socioeconómico. La mortalidad infantil varía
de un país a otro9. Dentro de los países, no sólo la mortalidad infantil es más alta entre
los hogares más pobres, sino que también hay un gradiente social: cuanto mayor es el
nivel socioeconómico del hogar, menor es la tasa de mortalidad.
Figura 2. Tendencias de la mortalidad de adultos por sexo en las regiones del mundo, 19702002.
Adultos
Las diferencias en la mortalidad de adultos entre países son grandes y
crecientes. entre 15 y 60 años de edad, por región del mundo entre 1970 y 2002.7 La
mortalidad aumentó en África y en los países de Europa Central y Oriental, mientras
que declinó en el mundo entero. En 2002, por ejemplo, hombres de los países de alta
mortalidad de Europa más del 40% de probabilidad de muerte entre los 15 años y 60
años en comparación con un 25% de probabilidad en el sudeste de Asia. Estos datos
son por regiones. Entre países, las diferencias son aún más
dramáticas. La probabilidad de muerte de un hombre entre 15 y 60 años es del 8,3%
en Suecia, del 82,1% en Zimbabwe y del 90,2% en Lesotho.7
Un ejemplo particularmente revelador de desigualdades en salud dentro de los
países es la brecha de 20 años en la esperanza de vida entre el aborigen australiano e
isleños del estrecho de Torres –la esperanza de vida es de 56,3 años para hombres y
62,8 años para las mujeres– y el australiano promedio.10 Los hombres de esta
población serían vistos como insalubres en la India (esperanza de vida masculina 60,1
años) considerando que la esperanza de vida australiana más alta del mundo,
marginalmente detrás de Islandia, Suecia y Japón. La mala salud de los aborígenes e
isleños del estrecho de Torres no es el resultado de una alta tasa de muertes
infantiles. La mortalidad infantil es de 12,7 por 1000 nacimientos vivos. Esta cifra es
alta en Australia pero en una escala de Islandia a Sierra Leona, está mucho más cerca
de Islandia que de Sierra Leona. La reducción de la esperanza de vida de los
aborígenes y los isleños del estrecho de Torres son resultado de la mortalidad en
adultos por enfermedades no transmisibles y lesiones. En este sentido, la población es
típica de la imagen de salud mundial. De los 45 millones de muertes entre adultos de
edad 15 años y más en 2002, 32 millones se debieron a enfermedades no transmisibles
y otros 4,5 millones a causas violentas.7
Los aborígenes y los isleños del estrecho de Torres son minoría socialmente
excluida dentro de su país. Pero la mala salud no se limita a las poblaciones pobres
o aquellos que están socialmente excluidos. Como con la mortalidad infantil, existe un
gradiente socioeconómico en mortalidad de adultos dentro de los países. La Figura 3
muestra que en Bangladesh, las tasas de mortalidad de adultos varían nivel de
educación.11 Este gradiente de mortalidad es bastante notable. Dentro de los países
ricos, con condiciones materiales muy diferentes de Bangladesh, hay un gradiente
social en la mortalidad que induce la consideración de los nexos causales entre el
estatus y la salud.12 Si el gradiente social en los países pobres puede ser atribuido a las
mismas vías causales es una tarea de revisión. Es especialmente importante porque,
en muchos países, las desigualdades en salud han sido crecientes.1315 En Rusia, por
ejemplo, donde la vida la esperanza de vida es baja, las desigualdades han crecido
(Figura 4).16
Figura 3. Mortalidad y educación en hombres de 4590 años en Matlab, Bangladesh, 19829811
Figura 4. Aumento de los diferenciales educativos en mortalidad entre los años 1980 y 1990 en hombres
de San Petersburgo16
Las estadísticas de mortalidad están fácilmente disponibles. Ellos deberían no,
sin embargo, llevar a la ignorancia de la carga de las enfermedades no mortales. En
particular, las enfermedades mentales causan mucho sufrimiento pero su efecto no es
claro por la inspección de los datos de mortalidad. En todo el mundo, la segunda causa
más alta de carga de la enfermedad entre adultos de 15 a 59 años es el trastorno
depresivo unipolar.7
El envejecimiento de la población mundial
Es conveniente, pero equivocado, pensar que el envejecimiento de la población mundial
es un problema sólo para los países ricos. La Figura 5 muestra el aumento proyectado
entre 2000 y 2030 en la población mayor de 65 años en países seleccionados.17 Las
tasas de crecimiento más rápidas se encuentran en países con un nivel intermedio de
desarrollo humano, a partir de una base baja. Los determinantes sociales de la salud
de las personas mayores reclaman atención junto con las de la salud a edades más
tempranas.
Determinantes sociales: pobreza, desigualdad y causas de las causas
Al consultar ampliamente en el desarrollo del plan para la Comisión de Determinantes
Sociales de la Salud, una pregunta común fue: “¿Qué hay de nuevo? Sabemos que la
pobreza es mala para la salud. ¿Necesita una Comisión?”
No es difícil comprender cómo la pobreza en forma de privación material –agua
sucia, mala nutrición– aliada a la falta de atención médica de calidad puede dar
cuenta de la trágicamente reducida vida de las personas en Sierra Leona. Esta
comprensión es insuficiente en dos aspectos importantes. En primer lugar, no tiene
debidamente en cuenta que el alivio de esa privación material no es simplemente una
cuestión técnica de proporcionar agua potable o una mejor atención médica. Quién
recibe estos recursos está socialmente determinedo.18 Segundo, y relacionado, las
políticas internacionales no se han llevado a cabo como si tuvieran necesidades básicas
de las personas en mente. Los críticos de las políticas perseguidas por el Fondo
Monetario Internacional en el Sur global han argumentado elocuentemente que las
políticas económicas llevadas a cabo bajo el ajuste estructural no han beneficiado a las
personas desfavorecidas en los países pobres.19 Reconocer los efectos de la pobreza
sobre la salud es una cosa. Tomar medidas para aliviar sus efectos implica una
comprensión más rica de los efectos sobre la salud de las políticas sociales y
económicas.
El agua sucia, la falta de calorías y el mal cuidado prenatal no pueden explicar
el déficit de 20 años en la esperanza de vida de los aborígenes australianos y los
isleños del Estrecho de Torres. A nivel mundial, su tasa de mortalidad infantil, de 12,7
por 1000 nacimientos vivos, es baja. Su alta tasa de mortalidad adulta es de
enfermedades cardiovasculares, cánceres, enfermedades endocrinas nutricionales y
metabólicas (incluida la diabetes), causas externas (violencia), trastornos respiratorios
y enfermedades digestivas.10 Este hecho no es negar que la pobreza es
importante. Pero la forma que toma la pobreza y sus consecuencias para la salud son
muy diferentes al considerar enfermedades crónicas y muertes violentas en adultos, en
comparación con las muertes por enfermedades infecciosas en niños. Esto implica una
comprensión más rica de los determinantes sociales de la salud.
Figura 5. Aumento porcentual proyectado en la población mayor (mayor de 65 años) de 2000 a 2030 en
países seleccionados
Panel 2: Los hechos sólidos
Debido a que las causas de las causas no son obvias, la Oficina Regional de la OMS para
Europa pidió a un grupo de la Universidad College de Londres para resumir la evidencia
sobre los determinantes sociales de la salud, publicadas como Los hechos sólidos.22
Tenía diez mensajes sobre los determinantes sociales de la salud basados en:
el gradiente social
estrés
vida temprana
exclusión social
trabajo
desempleo
apoyo social
adicción
comida
transporte
Como indicación de que había una audiencia lista para estos mensajes, en los primeros
12 meses después de la publicación de la segunda edición fue descargado de Internet
218.000 veces.
Los hechos sólidos revisaron la evidencia de Europa, dirigido principalmente a la
reducción de las desigualdades en salud dentro de los países. La tarea de la Comisión
será examinar las pruebas sobre los determinantes sociales de la salud que son
relevantes para la salud mundial: las desigualdades dentro y entre los países.
La experiencia en salud de los aborígenes y los isleños del Estrecho de Torres
tiene relevancia para la salud de las personas desfavorecidas en todo el
mundo. Mientras que en África el principal contribuyente a la mortalidad prematura
es la enfermedad transmisible, en todas las demás regiones del mundo se trata de
enfermedades no transmisibles1. El análisis cuidadoso de la carga mundial de la
enfermedad ha señalado la importancia de factores de riesgo, como el sobrepeso,
tabaquismo, el alcohol y la mala alimentación.20 Estas son, de hecho, causas
potentes. Pero ¿sería útil entrar en una población aborigen australiana desvalida y
señalar que realmente deberían cuidarse mejor –que su tabaquismo y obesidad los
estaban matando; y si deben beber, por favor, hazlo con moderación? Improbable. Para
utilizar la expresión de Geoffrey Rose, es necesario examinar las causas de las
causas:21 las condiciones sociales que dan lugar a un alto riesgo de enfermedades no
transmisibles ya sea actuando a través de comportamientos poco saludables o por
medio de los efectos de vidas increíblemente estresantes12 (panel 2).
Otra respuesta a la nueva pregunta: si bien puede ser obvio que la pobreza está
en la raíz de gran parte del problema de las enfermedades infecciosas y necesita ser
resuelta, es menos obvio cómo romper el vínculo entre pobreza y enfermedad. La
pobreza de ingresos proporciona, en el mejor de los casos, una explicación incompleta
de las diferencias de mortalidad entre países o entre subgrupos dentro de los
países. Es bien sabido que entre los países ricos hay poca correlación entre el producto
nacional bruto (PNB) por persona y la esperanza de vida. Grecia, por ejemplo, con un
PNB de paridad de poder adquisitivo de poco más de 17.000 dólares, tiene una
esperanza de vida de 78,1 años; los EE.UU., con un PNB de más de 34.000 dólares,
tiene una esperanza de vida de 76,9 años. Costa Rica y Cuba se destacan como países
con un PNB inferior a 10.000 dólares y con una esperanza de vida de 77,9 años y 76,5
años.23
Hay muchos ejemplos de poblaciones relativamente pobres con ingresos
similares, pero los registros de salud muy diferentes. 8 Kerala y China, famosamente,
tienen buena salud, a pesar de bajos ingresos. 24 Los procesos sociales que conducen a
este saludable estado de salud no necesitan esperar al mundo a fin de aliviar la
pobreza en los países más desfavorecidos. Una perspectiva de los determinantes
sociales es crucial. También es importante investigar si la acción que se está llevando
a cabo para aliviar la pobreza está teniendo el efecto deseado no sólo en los ingresos
medios, sino también en la distribución del ingreso y por lo tanto en las personas más
pobres.
El gradiente social en salud es un desafío particular. Cuando la privación
material es severa, un gradiente social en la mortalidad podría surgir de grados de
privación absoluta. En los países ricos con bajos niveles de privación material, el
gradiente cambia el enfoque de la privación absoluta a la privación relativa.25 La
privación relativa se relaciona con un enfoque más amplio del funcionamiento social y
la satisfacción de las necesidades humanas12 –capacidades en palabras de Amartya
Sen26, recursos espirituales para usar el término de Robert Fogel. 27 Es probable que
tanto las necesidades materiales como físicas y las necesidades de capacidad,
espirituales o psicosociales sean importantes para el gradiente en salud, lo cual será,
por lo tanto, un foco importante.
Un enfoque en las condiciones materiales y el control de las enfermedades
infecciosas no debe ser la exclusión de los determinantes sociales. Las circunstancias
en las que las personas viven y trabajan son tan importantes para las enfermedades
transmisibles como para las enfermedades no transmisibles. Las condiciones sociales
influyen poderosamente tanto en el inicio como en la respuesta al tratamiento de las
principales enfermedades infecciosas que matan.28,29
La Comisión de Determinantes Sociales de la Salud tendrá que tener en cuenta
la pobreza de la clase subsahariana y los determinantes sociales que representan a
Bolivia con 14 años menos de esperanza de vida que Costa Rica o los aborígenes e
isleños del Estrecho de Torres con 20 años menos que otros australianos. Como
ilustran estos ejemplos, examinará las desigualdades en materia de salud entre países
y las desigualdades internas.
La acción es posible y necesaria
Una revisión de las políticas de los países europeos identificó varios que tomaron
medidas sobre los determinantes sociales de salud. 30 Aunque la razón de las políticas
no era necesariamente para mejorar la salud eran, sin embargo, en materia de salud:
impuestos y créditos fiscales, pensiones de vejez, prestaciones por enfermedad o
rehabilitación, prestaciones por maternidad o por hijo, subsidios de desempleo,
políticas de vivienda, mercados de trabajo, comunidades y centros de atención.
En Suecia, la nueva estrategia de salud pública es “crear condiciones sociales
que garanticen una buena salud para toda la población”.31 De los 11 ámbitos políticos,
cinco se refieren a determinantes sociales: participación en la sociedad, seguridad
económica y social, condiciones en la infancia y la adolescencia, una vida laboral más
sana, y el ambiente y los productos. Estos son, además de la promoción de la salud de
la atención médica y las conductas habituales de salud. El Reino Unido estableció la
reducción de las desigualdades en salud como un objetivo clave de la política de
salud. Se reunieron pruebas y juicios de expertos sobre áreas adecuadas para el
desarrollo de políticas.32 Estas fueron la base de un plan de acción para reducir las
desigualdades en salud.33
Estos son ejemplos de países ricos. Hay otros ejemplos alentadores. Familias en
Acción en Colombia transfiere dinero en efectivo a familias pobres. Para calificar, las
familias deben asegurar que sus hijos reciban atención médica preventiva, se
inscriban en la escuela y asistan a las clases. Los resultados son alentadores:
crecimiento favorable de los niños y menos episodios de diarrea. 34 El programa
Oportunidades en México tenía objetivos similares con resultados igualmente
alentadores.35
Satisfacer las necesidades humanas
Dos temas vinculados proporcionan la razón de ser de la Comisión de Determinantes
Sociales de la Salud. En primer lugar, no hay elección. Si los principales
determinantes de la salud son sociales, también deben ser los remedios. El
tratamiento de las enfermedades existentes es urgente y siempre recibirá alta
prioridad, pero no debería ser la exclusión de actuar sobre los determinantes sociales
subyacentes de la salud. El control de las enfermedades, bien planificado y dirigido,
tiene una buena historia, pero también lo hace el desarrollo social y económico en la
lucha contra las principales enfermedades y la mejora de la salud de la población. Una
política social más amplia será crucial para reducir las desigualdades en salud.
Hay un segundo tema que se relaciona con la cuestión de cómo uno puede saber
si una población está prosperando. Una respuesta estándar es medir el bienestar
económico con medidas como PNB, ingresos medios o patrones de consumo. Una mejor
respuesta es medir el estado de salud.36 No hay ninguna dificultad en convencer al
personal médico y de salud de que la salud es importante, eso es lo que hacemos. Es
más difícil, pero necesario, convencer a los responsables políticos y a otros de que la
salud de la población es importante precisamente porque es una medida de si, al final,
una población se está beneficiando como resultado de un conjunto de acuerdos sociales.
En otras palabras, la acción sobre los determinantes sociales de la salud, es
necesario no sólo para mejorar la salud, sino también porque tales mejoras indicarán
que la sociedad se ha movido en una dirección de satisfacer las necesidades
humanas.37 Hay una gran cantidad de controversia dogmática sobre los derechos y los
errores de las políticas económicas y sociales. La gente usa etiquetas –globalización,
políticas económicas neoliberales– como distintivos de lealtad y términos de abuso. La
Comisión tendrá un dogma básico: las políticas que dañan la salud humana deben ser
identificadas y, cuando sea posible, cambiadas. Desde esta perspectiva, la
globalización y los mercados son buenos o malos en la medida en que su
funcionamiento afecta a la salud.
Las desigualdades en salud entre países y dentro de ellos son evitables. 38 No
hay una razón biológica necesaria para que la esperanza de vida sea 48 años más larga
en Japón que en Sierra Leona o 20 años más corta en los aborígenes australianos y en
los isleños del Estrecho de Torres que en otros australianos. La reducción de estas
desigualdades sociales en salud y, por lo tanto, la satisfacción de las necesidades
humanas, es un tema de justicia social.