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Tanto los niños como las niñas romanas, de las clases acomodadas, recibían una buena

educación y se les enseñaba (como mínimo) a leer, a escribir y a comportarse como es debido
en sociedad. Pero también se divertían y tenían juguetes.

Los preferidos tanto de niños como de niñas eran los pequeños animales que podían ser de lo
más variopinto, desde insectos como cigarras o grillos, a otros algo más grandes como
perritos, corderos, pajaros, conejos, patos, gansos... estas pequeñas mascotas, que alegraban
a los pequeños,recibían el nombre de delicium o deliciae y se les tenía tanta estima que
cuando un crío moría, acostumbraban a representar a su mascota en sus sepulcros o al menos
a nombrarla.

Las niñas se entretenían con pequeñas vajillas y cocinitas y también con muñecas, algunas
incluso articuladas.

Los niños eran un poco más "brutos" y gustaban más de representar batallas o entablar luchas.
También hacer casitas de piedra o enganchar ratones a pequeños carros e incluso, cuando son
un poco más mayores, construirse un carro grande tirado por un perro.
Había muchos juegos que practicaban todos y en muchos casos los seguirían practicando de
adultos, como el juego de pelota. La morra, que era un juego parecido al de los "chinos",
donde había que adivinar cuantos dedos sacaría el contrario.

Las tabas, que eran pequeños trozos de hueso, la peonza, el aro, las canicas, a la "gallina
ciega" o al escondite. Tenían distintos tipos de juegos de mesa, algo que a muchos les
acompañaría toda la vida y en ocasiones con mucho dinero de por medio. Los romanos eran
muy "jugones".

También nos han llegado relatos de chavales bastante traviesos a los que les gustaba gastar
bromas. Como por ejemplo, la de pegar una moneda en el suelo y mofarse del que se agachara
a recogerla. En fin.... Que qué poco hemos cambiado.

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