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Juan 10:1-21 Jesús el buen pastor

Análisis general de los versículos 1-21 de Juan 10

Hermosos versículos del apóstol Juan, profundos y espirituales,


su narración nos muestra lo que Nuestro Señor Jesús nos dice de
ser un buen Pastor.

El inicio de estas palabras radica en dos aspectos, uno ubicado en


el antiguo testamento, en donde Jeremías 23 y Ezequiel
34 refieren que los pastores eran los reyes y gobernantes de
aquel tiempo, que no servían a su pueblo, sino que se
aprovechaban de él. Por lo tanto, en lugar de servir a sus ovejas,
se servían a sí mismos. Y en el nuevo testamento, los fariseos de
esa época demostraron ser malos pastores, igualmente el
beneficio era para ellos y no para el pueblo; en cambio Nuestro
Señor Jesús se preocupaba sinceramente por la vida de todas sus
ovejas, como también lo hace en nuestros tiempos. En Él tenemos
el modelo del verdadero pastor, que nos apacienta a todos, siendo
la puerta, la fuente de vida y de comunión de los que creemos en
Él.

Estos versículos también, indican el modo de como los pastores


deben estar en contacto con sus ovejas, y es a través de Jesús,
para que puedan ser pastores que aman, cuidan, guían, protegen
y conocen a sus ovejas verdaderamente. Además, teniendo una
figura de pastor tierna, acogedora y cercana con los suyos.

Pero no podemos olvidar y dejar a un lado que para Jesús también


los pastores son sus ovejas, los cuales conoce muy bien.

Ahora bien, antes de comentar sobre cada una de las obras hijas
de Avivamiento Cuadrangular, es bueno dejar algunas
interrogantes sobre la actuación de todo pastor en su vida
personal, espiritual y pastoral. Las cuales servirán de base para
el análisis de dichas obras.

Jesús es el buen pastor porque conoce siempre al pastor, pero ¿lo


reconoce el pastor a Él? Es el Pastor (Jesús) que viene a su vida
como puerta por donde salir y entrar: ¿se deja conducir el pastor
por Él cuando se relaciona con los demás?
¿Es el pastor también, en su comunidad y en su familia, una
puerta, no para encerrarse, sino para permanecer abierta a la
comunicación fraterna y dejar pasar el amor y la confianza?
Como Jesús es de los pastores modelo de verdadero pastor, ¿serán
los pastores también modelos de verdadero pastor para otros
(familia, vecinos, compañeros de trabajo) y para sus ovejas?

¿Hay en cada pastor sentido de propiedad, cuidado, guía,


protección, conocimiento íntimo, amor ilimitado y
sacrificado por cada una de sus ovejas?

Hay pastores a quienes le gusta oírse llamar por tal nombre, y no


quieren cumplir con los deberes contraídos como pastor. Es
importante revisar lo que señala Dios a través del profeta Ezequiel
en el versículo 34:2, “Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los
pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan
los pastores a los rebaños? “. ¿Pastor realmente apacientas a tus
ovejas?

¿La figura como pastor es tierna, acogedora y cercana con sus


ovejas y con el resto de las personas?

¿Se comporta realmente como pastor o como asalariado?, que


pasa el tiempo dedicado a sus ovejas: predicas, reuniones, visita,
entre otras, pero terminada la actividad no se acuerda más de ella.
O que deja ir a las ovejas, o deja que se pierdan sin que le importe
sus vidas.

Es relevante, por tanto, que cada pastor se haga una revisión de su


vida personal y una revisión de su actividad pastoral. Ya que existe,
entre otras cosas, un cuestionamiento hacia él por su cercanía
verdadera con la gente, especialmente con sus ovejas. Por otro
lado, existe necesidad de unidad entre los miembros de cada iglesia,
pero también entre las iglesias cristianas.

Además de la revisión de cada pastor a través de las interrogantes


arriba plasmadas, es importante determinar si cumplen con los
siguientes requisitos:
a. Lleno del Espíritu Santo (Lucas 4.1; 24.49; Hechos 1.8; 6.3)
b. Una vida irreprensible (1 Timoteo 3.2; Tito 1.5–6)
c. Un buen testimonio (1 Timoteo 3.7)
d. Humildad (Hechos 20.19; 1 Pedro 5.5)
e. Sin egoísmo (Romanos 15.1–3)
f. Paciente (2 Corintios 6.4; Santiago 1.4)
g. La firmeza en la fe (1 Corintios 15.58; Efesios 4.14–16; Santiago 1.8)
h. No iracundo (Tito 1.7)
i. No soberbio (Tito 1.7)
j. Sobrio (1 Timoteo 3.2, 8)
k. Vigilante (Hechos 20.28–31)
l. Estudioso (1 Timoteo 4.13)
m. Sano en la fe (Tito 2.1–2)
n. “No un neófito” (1 Timoteo 3.6)
o. Que tenga el don de enseñar (1 Timoteo 3.2; 4.11; 2 Timoteo 2.2, 24)
p. Que sabe gobernar (1 Timoteo 3.4–5)
q. Separado de enredos mundanos (1 Timoteo 3.3; 2 Timoteo 2.4)
r. Consagrado a su llamamiento (1 Corintios 9.16–18; 2 Corintios 12.15)

Estos requisitos están íntimamente relacionados con las respuestas


afirmativas de las siete interrogantes arriba expuestas.

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