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Los objetivos de Binford eran plantear teorías que permitan explicaciones generales
sobre las dinámicas del pasado, en relación a su origen, funcionamiento, desarrollo y
cambios suscitados en el proceso de desarrollo temporal. Entendiendo la
Etnoarqueología como parte de la Nueva Arqueología, plantea una teoría denominada
“Teoría de Alcance Medio”. Consiste de un intento de desarrollar generalizaciones en
forma de ley que manifiesten las condiciones económicas, sociales, ambientales o
ideológicas en las que un tipo de comportamiento o el material que resulta de ese
comportamiento permiten evidencia. La Teoría de Alcance Medio es entonces, una
generalización de nivel medio que intenta enlazar el registro arqueológico (que
denomina el dato estático) con la dinámica social de la que es resultado y a la cual está
inserto el corpus de materiales utilizados. No intenta dar explicación amplia o general
sobre procesos de cambio cultural, sino que permite conocer qué tipos de
comportamientos puede generar los grupos de cultura material que encontramos en los
sitios arqueológicos investigados.
Los trabajos desarrollados bajo este ítem, resultan enfocados en aspectos relacionados
al entendimiento de la sociedad actual, subyugado incluso al enfoque procesualista y de
ligazón antropológica que Binford planteaba para la Nueva Arqueología, donde la
Arqueología es una disciplina que debería aportar y complementar los conocimientos y
corpus informativo de la Antropología. Así, la base de la Etnografía nutría de datos
“duros” la disciplina arqueológica para que desarrollara sus ejercicios comparativos y
plantee sus generalizaciones. Sin embargo, ese ejercicio dotaría luego a los arqueólogos
a plantear métodos de observación y análisis de materiales etnográficos, que resultarían
en investigaciones cuyos planteamientos van acentuando una interpretación que va
desligándose poco a poco de la Antropología y generando su propio corpus
metodológico. Era como plantear el desarrollo de Arqueología pero hacia referentes
etnográficos, por lo que el planteamiento de Binford terminó por ser devuelto en
resultados anversos (no resultaron antropólogos haciendo Arqueología, sino
arqueólogos afinando su capacidad de método y teoría desde la Etnografía,
paulatinamente desligándose de la Antropología).
Entonces, cabría indicar que el ejercicio de analogía (de los datos actuales a los datos
arqueológicos) es válido sólo en ese sentido, ya que en sentido contrario no tendría
soporte lógico (ya que no se conoce la dinámica de uso de los materiales registrados en
el pasado) y más bien plantearía, como resultado, una aproximación antes que una
generalización. Es entonces cuando aparecen reflexiones teóricas como las de Gándara
(1990), que indica la analogía en un estado de “limbo”: el pasado, si se entiende por el
presente, tendría poca o nula validez de ser estudiado y la analogía, una herramienta
obsoleta. Y en otro sentido, si no es válida porque se necesita casos actuales y pasados
totalmente compatibles, entonces es inviable su uso, ya que sería absurdo utilizar y
plantear conocimiento con ese grado de imprecisiones.
Cabría indicar que los datos obtenidos por analogía (herramienta utilizada en la praxis
de la Etnoarqueología) servirían para plantear las aproximaciones ya descritas, antes
que generalizaciones. Por lo que, desde la Nueva Arqueología, se buscó provocar esas
generalizaciones antropológicas y resultaron siendo aproximaciones en base al uso
específico de la analogía como herramienta de elaboración de interpretaciones, luego
de objetar y criticar el ejercicio relacional directo y unidireccional que planteaba la
Nueva Arqueología. Los registros arqueológicos, en sí, conforman su propio corpus de
datos y su contexto, genera un sistema de comprensión que permite realizar ejercicios
relacionales en su interior, sin depender de las técnicas etnográficas en ese nivel, por lo
que los datos son independientes de cualquier injerencia comparativa (al menos en la
recuperación y registro de los mismos), hasta que se desarrolla la interpretación y se
plantea como una alternativa de corte explicativo. Entonces: descripción, registro,
analogía e interpretación obedecerían a diferentes características de la investigación y
por ende, al diseño mismo en cuanto a aplicación del método científico.