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¿ÁNGELES CAÍDOS O

ANTROPOIDES ERGUIDOS?
EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Luis Flórez Alarcón, PhD


© 2019, Editorial Phrónesis

© 2019, ¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS?


EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Cl. 25B #72 53 Bogotá, Colombia


www.elartedesabervivir.com

© 2019, Autor:
Luis Flórez Alarcón, PhD.

Corrección de Estilo
Luis Fernando Zamora Guzmán

Diseño y Diagramación
Luis Fernando Conde López
www.lightformconcept.net

ISBN: 978-958-59753-3-0
Primera edición: Bogotá D.C., mayo de 2019

Impreso en Colombia
Printed in Colombia

© Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción y la comunicación pública


total o parcial y la distribución, sin la autorización previa y expresa de los titulares.
¿ÁNGELES CAÍDOS O
ANTROPOIDES ERGUIDOS?
EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

EL ENIGMA DEL DESEO:


MI MADRE, MI MADRE,
MI MADRE
Salvador Dalí, (1929)
Múnich, Staatsgalerie
Moderner Kunst

Luis Flórez Alarcón


Hacer o No Hacer, ése es el quid
¿Qué es lo que nos conduce a hacer
o a dejar de hacer?

Comprender la motivación humana


es tan fácil, o tan difícil, como
comprender la representación que
hace Salvador Dalí acerca de “el
enigma del deseo”

A mi nieto, Santiago Flórez Diaferia

iii
PRESENTACIÓN

El presente libro reedita y organiza por temas un conjunto de veintisiete notas


sobre motivación humana, escritas en la página web Phrónesis entre 2015 y 2017.
Cada nota constituye una unidad independiente de las demás, por lo cual su
lectura es completamente auto-contenida y el lector puede leerlas en el orden en
que desee, pues no existe una sucesión de dependencia temática entre una nota y
otra.
Hace varios años yo deseaba publicar un escrito de divulgación amplia sobre
tópicos de motivación humana. Por esa razón, vi en la invitación que me hizo
Walter Riso en 2015 para  publicar una columna en la página web Phrónesis una
ocasión propicia para llevar a la práctica ese propósito. Imaginé entonces la
columna como un conjunto de ensayos independientes, pero unidos por un hilo
conductor que era el tema motivacional, con cada aparición de la columna como
una nota para tratar algún tópico selecto acerca de ese tema, ilustrado, de ser
posible, con asuntos de actualidad en el acontecer de Colombia o del mundo. A
esa columna le di el título general que se recoge en la primera parte del título de
este libro: ¿Ángeles caídos o antropoides erguidos?
La idea de titular cada nota con una frase alusiva a expresiones populares y con
otra alusiva a conceptos motivacionales dio origen a la frase que aparecía en
el encabezamiento de la columna en Phrónesis, ya que no se trataba de algo
accidental, sino que obedecía a una intención deliberada: “Escrita para que la lean
personas no-especialistas, con la intención de favorecer la claridad y la utilidad;
pero también para que la lean personas especialistas, con la intención de favorecer
la fundamentación”. Fue una guía valiosa para tratar de cumplir con el lema de la
columna, respaldado en mi desempeño como profesor del curso de motivación
durante varios años en el programa de psicología de la Universidad Nacional de
Colombia.
Pensé en cuatro temas centrales, alrededor de los cuales escribiría cada nota a
la manera de tópico selecto dentro del tema central. Esos temas constituyen la
razón para haber organizado las notas en el orden que se hace en la tabla de
contenido de este libro. Es un orden lógico pero arbitrario, por lo cual ninguna nota
se convierte en requisito para leer las otras.
El primer tema fue el de la motivación en sí misma. Popularmente se hace
referencia a la “motivación” exclusivamente como un acontecimiento puntual en
el que sucede algo que desencadena la ejecución de una acción en respuesta
a dicho acontecimiento. Cuando no es evidente que haya acontecido algo que
explique razonablemente la acción, entonces se juzga que ésta no tiene un motivo
real que la desencadene justificadamente.
Se piensa, por ejemplo, que recibir una ofensa es una motivación que explica –con
o sin justificación razonable- el desencadenamiento de una respuesta agresiva
de parte del ofendido; si no existe la ofensa, o si la misma no se considera como

v
una justificación razonable de la respuesta agresiva, entonces se concluye que
no hay un “motivo real” para la agresión. Por supuesto ese “motivo real” sí existe
en la cabeza del ejecutante de la acción agresiva, más precisamente en sus
expectativas, y es preciso dirigirse a ellas para encontrar no solo la explicación de
la acción sino también el aspecto clave para que su ejecutante logre controlarla y
modificarla.
Como evidentemente la sola presencia de un acontecimiento no explica (ni
justifica) la realización de una acción en respuesta, surge la necesidad de analizar
el proceso de desarrollo que tienen las expectativas del ejecutante, encontrando
cabida la idea sobre la existencia de un Proceso Motivacional, más que la de una
motivación puntual y restringida a la presencia de un acontecimiento específico. El
“motivo real” se conceptualiza apenas como el disparador o desencadenante de
un proceso, del cual dicho “motivo real” constituye solo la fase inicial.
Esta especie de cuota inicial de la motivación no completa todo su pago. Para
pagar el costo total de la acción es preciso recorrer todas las fases del proceso
motivacional, como la fase correspondiente a la evaluación que la persona
hace acerca de si es capaz, o no, de ejecutarla. Muy importante, la fase en
que la persona hace las evaluaciones explícitas o implícitas que la conducen a
tomar la decisión de ejecutar la acción. Por supuesto resulta de gran interés el
análisis de las evaluaciones que llevan a la persona a realizar planes acerca
del mejor camino que debe recorrer para poder llevar  la acción hasta el logro
de su propósito, y de las evaluaciones puntuales que va realizando sobre el
cumplimiento de esos planes a medida que ejecuta la acción, con el fin de adoptar
correcciones cuando los resultados se apartan de lo previsto.
El término “evaluación” se repite constantemente porque eso es lo que la persona
realiza de manera sistemática y permanente a lo largo de todo el proceso
motivacional, haciéndolo de forma deliberada o automática, y lo que la lleva
a mantenerse, a modificar, o a abandonar el curso de comportamientos que va
ejecutando de manera sucesiva, hasta acceder a la meta prevista en el propósito
de la acción motivada. Surge de aquí el segundo gran tema tratado en la columna:
el tema del Monólogo Socrático.

Apunta este monólogo al descubrimiento de las expectativas presentes en cada


fase del proceso, las cuales subyacen como razones que conducen a mantener
hasta la consumación el comportamiento de la persona, convirtiéndose en
los argumentos que ella piensa y repiensa de múltiples formas en su charla
permanente consigo misma, sin que necesariamente se dé cuenta que lo hace, es
decir, sin que necesariamente sea consciente de ello.

Para “darse cuenta” es preciso que reflexione, que se llame de forma abierta a
la tarea de analizar ese monólogo tan difícil de ser detectado, que lo transforme
para convertirlo en algo socrático, en algo permeado por la pregunta que
expresa dudas y cuestionamientos acerca de la veracidad de las expectativas,
en lugar de permanecer en el monólogo inconsciente, pétreo e impenetrable,
que asume como verdaderas unas expectativas que no siempre son veraces,
que en ocasiones son expectativas abiertamente falsas, y, muchas veces, son

vi
expectativas originadas en creencias distorsionadas por los sesgos y por los
heurísticos del pensamiento.
La reflexión conducente a la clarificación de las expectativas a través
del monólogo socrático se constituye en el fundamento principal para la
Autodeterminación, la autorregulación y el autocontrol, tercer tema del libro al que
se le dedican varias notas. La permanente evaluación de expectativas le permite
a la persona transformar las auto-instrucciones automáticas que siempre guían al
comportamiento, en afirmaciones deliberadas; identificarse con algunas de ellas
en ocasiones, modificarlas radicalmente otras veces, o asumirlas como propias e
integrarlas de forma habitual a su sistema de creencias y valores personales con
mayor consistencia.
Estas expectativas, así clarificadas a través del monólogo, se constituyen en
el nuevo fundamento para el control de las emociones, para nuevas tomas
de decisiones, para el surgimiento de nuevos conceptos sobre uno mismo,
para una revaloración de las acciones, y para una nueva ponderación de sus
resultados, transformando así la dinámica del ciclo motivacional que conduce al
fortalecimiento, o al debilitamiento de la motivación para repetir una acción, o para
abstenerse de hacerlo a futuro.
Se puede apreciar en este concepto la idea acerca del proceso motivacional como
un ciclo que se repite cada vez que se reemprende la iniciación de una acción,
pero no arrancando de cero, sino de la evaluación hecha acerca de los resultados
obtenidos en las anteriores ocasiones en que se ha ejecutado la acción.
En el funcionamiento del ciclo motivacional hay tres aspectos diferentes que
suelen confundirse y no es fácil diferenciar: referentes a la autodeterminación, a la
autorregulación, y al autocontrol sobre una acción.
Estos tres “autos” diferenciales del ejercicio de la libertad personal se analizan en
algunas notas, en las que se enfatiza sobre lo que se puede tomar como el producto
principal que los distingue, que son las decisiones de actuar (producto principal
de la autodeterminación), los planes de acción y el seguimiento a su cumplimiento
(producto principal de la autorregulación), y los automatismos en la ejecución de la
acción, una vez surge la ocasión para ejecutarla (producto principal del autocontrol).
En realidad estos tres aspectos se combinan en una sola función de control
personal que subyace al comportamiento voluntario, control que constituye una
característica distintiva esencial de cualquier acción motivada, basado en su
propiedad propositiva que la dirige al logro de algún resultado esperado. El control
es “maquiavélico”, en el sentido de que se ejerce en la medida en que se tiene
claro el objetivo o la meta en cuya dirección se dirige a la acción.
El cuarto y último tema tratado en las notas de esta columna se refiere a una
conceptualización motivacional del desarrollo humano, entendido como el logro
de la mayor satisfacción adaptativa de las necesidades biológicas, psicológicas y
sociales que la persona puede obtener para sí y para el entorno social en que vive.
El desarrollo humano se asume como un proceso que se asocia directamente con
el fomento de la autodeterminación, en la cual la persona logra aproximarse a la

vii
configuración y realización de un sentido de vida en el que prima la motivación
intrínseca como motor de sus actuaciones, con base en la satisfacción de
necesidades psicológicas universales de autonomía, competencia e interacción
social.
Me resta explicar la segunda parte del título del presente libro, “el enigma de la
motivación humana”. Esa frase, que no aparecía en la columna original escrita en
Phrónesis, explica la adopción de la pintura “el enigma del deseo”, de Salvador
Dalí, para ilustrar la portada del libro. Lo justifico porque el “deseo” es una
característica esencial de la motivación intrínseca, y porque el deseo sexual
constituye una de las más importantes motivaciones humanas.
Hago referencia al concepto “enigma”, término que el diccionario de la Real
Academia define como un “…conjunto de palabras de sentido artificiosamente
encubierto…”, porque muchas veces el proceso motivacional es algo difícil
de entender. Por ejemplo resulta difícil entender las llamadas motivaciones
inconscientes, como también es difícil entender las llamadas adicciones, cuando
una persona abusa de alguna acción a pesar de conocer de manera consciente
los perjuicios que el ejercicio de esa acción puede ocasionarle.
Aspiro a que a través de la lectura de estas notas el lector descubra en el
proceso o ciclo motivacional la existencia de unos factores que ponen sobre la
mesa, al descubierto, lo que desconocemos cuando llamamos “inconsciente” a
una motivación, la cual se vuelve consciente tan pronto lo hemos descubierto.
Igualmente, aspiro a que el lector encuentre en esos factores subyacentes al
ciclo motivacional la clave para explicar el “enigma” y para acceder a un control
autorregulado de sus acciones, de una forma más deliberada y accesible para
él(ella).
Con el fin de orientar a los lectores en la consulta de las temáticas tratadas en
este libro, se incluye a continuación una tabla de contenidos con la clasificación
de las  27 notas incluidas a manera de capítulos, clasificándolas de acuerdo con el
tema particular y el subtema específico que se aborda en cada una.

LUIS FLÓREZ ALARCÓN, PhD.


Enero de 2019

viii
AUTOR

El autor del presente libro es el psicólogo colombiano Luis Flórez


Alarcón. Graduado en psicología en la Universidad Nacional
de Colombia, se graduó también como magister en Análisis
Experimental de la Conducta, y como Doctor en Psicología
Experimental en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Ha sido docente e investigador en ambas universidades de las
cuales se ha graduado. Particularmente, en la Universidad Nacional
de Colombia fue profesor titular del curso de motivación, y director
del grupo de investigación Estilo de Vida y Desarrollo Humano, lo
cual le valió ser reconocido como investigador emérito por parte de
Colciencias.
En la actualidad es director de la línea de investigación sobre
Autodeterminación y Desarrollo Humano en el programa de
doctorado sobre Humanidades, Humanismo y Persona, de la
Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá.
A lo largo de su extensa carrera profesional, el autor ha hecho
investigaciones y aplicaciones del tema de la motivación humana
en los campos de la psicología de la salud y de la salud escolar.
Entre la producción científica en estos campos el autor destaca
los libros Psicología Social de la Salud: Promoción y Prevención
(Manual Moderno, 2007), y Competencia Social y Salud Escolar
(en prensa). Y artículos como La intervención motivacional en
psicología de la salud (2014) y La intencionalidad de la acción en el
proceso motivacional humano (2018), ambos publicados en la revista
científica Psychologia, Avances de la Disciplina.

ix
TABLA DE CONTENIDO
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

SUBTEMA TÍTULO PÁGINA

Concepto de motivación El motivo y la razón 3

La ocasión no hace al ladrón: Las fases del ciclo


El proceso motivacional de una acción 7
motivacional

Motivación ante situaciones negativas Después de rayo caído … sí hay Santa Bárbara que
11
irreversibles valga: La función del afrontamiento emocional

El inicio emocional de todo proceso Ódiame por piedad, yo te lo pido: … El impulso


15
motivacional emocional de la motivación

Confianza en sí mismo(a) y motivación Querer no siempre es poder: La relatividad de la


19
personal autoeficacia

Toma de decisiones y motivación per- Lo barato puede salir caro: El costo real del afron-
23
sonal tamiento

Hoy por ti, mañana por mí (o a la inversa): El alivio


Ayuda recibida y motivación personal 27
del soporte social

Influencia social negativa y motivación Donde fueres … ¿haz lo que vieres?: La energía
31
personal nuclear de la presión social

La estabilidad de los rasgos motivacio- Genio y figura hasta la sepultura: La personalidad y


35
nales de una persona la motivación

Motivación personal en situaciones de Que muera lo viejo y nazca lo nuevo: La motivación


39
alta conmoción emocional humana en situaciones de crisis personal

TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

Concepto de monólogo socrático Pague dos y lleve uno: El monólogo socrático 45

¿Infidelidad, o relación extraconyugal? El anclaje


La fuerza motivacional de una palabra 49
de las palabras

Cada quien habla de la feria según le va en ella:


Prejuicios y motivación: La sujeción a
Las atribuciones sobre las consecuencias del com- 53
los argumentos pre-existentes
portamiento

Motivación surgida de la primera im- Amor a primera vista: El sesgo de la primera im-
57
presión presión

Después del gusto, el susto: El sesgo optimista


Optimismo desbordado y motivación 61
no-realista

Con “cara” gano yo, con “sello” pierde usted:


Actuación en contra de las propias
Cuando creo tener la razón, a pesar de la eviden- 65
creencias
cia en contra

xi
SUBTEMA TÍTULO PÁGINA

TEMA 3: AUTODETERMINACIÓN, AUTORREGULACIÓN, AUTOCONTROL

El cura predica pero no aplica: ¿Problema de


Conceptos básicos autodeterminación, de autorregulación o de auto- 71
control?

Autorregulación: El papel de las inten- De buenas intenciones está empedrado el camino


75
ciones de implementación del infierno: La función de la autorregulación

Sin prisa pero sin pausa: El acrónimo de autorregu-


Un método de autorregulación 79
lación PRISA-NO

¿En mi casa mando yo? Las formas de la autodeter-


Decisión y autodeterminación 83
minación

El que ríe de último ríe mejor: El intercambio de be-


Una visión diferente del autocontrol 87
neficios, un aspecto clave del autocontrol personal

TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

Concepto de desarrollo humano funda- Cuando el tiempo deja de ser oro, para ser dorado:
93
do en la motivación intrínseca Lo útil, lo inútil y la motivación intrínseca

¿El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe?


Interacción entre cultura y motivación 97
Los orígenes culturales de la motivación humana

Al son que me toquen bailo: La competencia social


La adaptación saludable al medio 101
y la salud mental

Al que le gusta le sabe: Placer (hedonismo) y logro


El sentido de vida 105
(eudemonismo) en el sentido de vida

Aunque se vista de seda ¿Mona se queda? La moti-


El humanismo y la motivación humana 109
vación humana y la crisis del humanismo

Todos para uno y uno para todos: Pero ¿quiénes


Colectivismo e individualismo 113
son “todos” y quién es “uno”?

xii
TEMA 1:
LA MOTIVACIÓN

Francisco de Goya y Lucientes


Saturno devorando a un hijo
(1819-1823)

“Representa a Saturno,
dios romano de la
agricultura y la cosecha,
cuyo homónimo era el
griego Cronos, el joven
dios rey de los titanes
relacionado con el tiempo
y las estaciones. Se
representaba empuñando
una hoz o guadaña,
instrumento agrícola
que concretamente fue
usado por Cronos para
castrar a su padre Urano
y así destronarlo. Más
tarde, supo que sufriría
el mismo destino que su
padre y, para evitar correr
la misma suerte, decidió
devorar, uno tras otro y
en cuanto nacieran, a sus
vástagos. Y efectivamente,
como no podía ser de otra
manera, Zeus, su sexto
hijo, que había sido puesto
a salvo secretamente por
su madre en la isla de
Creta, cumplió el destino”

Arte Selecto
http://www.arteselecto.
es/romanticismo/saturno-
devorando-a-un-hijo-goya/

Año: Entre 1820 y 1823


Tema: Mitología, arte
figurativo
Localización: Museo del
Prado, Madrid

…AUNQUE EL MIEDO ES ÚTIL, EL TEMOR EXCESIVO


PUEDE MOTIVARNOS A LO PEOR…
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

El motivo y la razón1

Si a usted le gustan los boleros, tal vez el título que le estoy dando al tema que
trataré en esta ocasión le recuerde el nombre de un bolero. Efectivamente, así
es. Motivo o razón es el título de un bolero compuesto en la década de los años
60 por el portorriqueño Esteban Taronjí González. Puede tararearla mentalmente;
para ayudarle le recuerdo un párrafo de la letra de esa canción: “Para quererte
yo tengo un motivo, para adorarte tengo una razón. Quizás para odiarte será
mi castigo, queriendo olvidarte no tenga valor”. ¿Ya la recordó? Con frecuencia
los compositores musicales son unos verdaderos filósofos, pensadores que nos
transmiten de forma poética ideas profundas, racionales o irracionales, que suelen
constituirse en moldes que inspiran lo que pensamos en ocasiones trascendentales
de la vida.
El compositor acierta plenamente cuando llama “motivo” a las situaciones
que aparentemente nos conducen a sentir y actuar, denominando “razón” a
las verdaderas causas que nos llevan a profundizar esos sentimientos y esas
acciones. Lo anota con toda claridad cuando se refiere a que puede existir el
motivo para odiar a alguien, pero no lo hacemos porque nos falta el valor, es
decir, la razón para odiarlo. Tal vez la razón que construimos irracionalmente nos
conduce a otros sentimientos, por ejemplo de esperanza en lugar de odio.
Podría alguien decirse, por ejemplo, “Sí, me maltrató intensamente, pero fue
algo pasajero, ya cambiará·. El motivo para alejarse existe realmente (“Me
maltrató intensamente”), pero la razón para quedarse también existe, aunque
no necesariamente en la realidad objetiva, sino en la realidad construida
subjetivamente por la persona en su pensamiento (“Fue algo pasajero, ya
cambiará”); así sucede, por ejemplo, cuando alguien “piensa con el deseo”. Lo que
era objetivamente un motivo para odiar se ha transformado en una razón para
apegarse y esperar, todo por obra y gracia de una razón subjetiva, de cuestionable
respaldo en los hechos y de muy cuestionable lógica (más adelante me refiero al
odio como sentimiento válido y a su transformación en sentimiento enfermizo).
El asunto es muy interesante porque siempre, de forma explícita o implícita,
argumentamos razones para todo lo que hacemos. Los motivos suelen ser hechos
realmente existentes, dentro o fuera de nosotros mismos, que generan necesidades
y disparan el proceso de producción de argumentos para hacer o para dejar de
hacer algo; son hechos, o percepciones de hechos, que nos colocan en estados
de ambivalencia acerca de hacer o no hacer algo. Pero esos motivos, en tanto
que solo funcionan para iniciar un proceso de evaluación conducente a la acción,
no son la causa real de lo que hacemos; si así fuera, todos nos comportaríamos
de idéntica manera ante una misma situación (ej. todos beberíamos agua cuando
sentimos sed; sabemos que cada persona piensa diferente acerca de la forma
como puede satisfacer su motivación para aliviar la sed).

1. http://elartedesabervivir.com/el-motivo-y-la-razon/

3
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Es preciso buscar las causas de las acciones en las razones, no en los motivos;
todos los seres humanos tenemos motivaciones similares de carácter universal
(sed, hambre, sexo, autonomía, logro, poder, etc. etc.) que satisfacemos de maneras
muy diferentes. La diferencia está en las razones por las cuales actuamos; ellas
constituyen la esencia del proceso motivacional que dirige al comportamiento en
determinada dirección, que puede ser muy variable ante una misma motivación. Y
esos argumentos (o razones) se constituyen igualmente en las verdaderas causas
de nuestros sentimientos, no solo de nuestras acciones; pero eso lo hacen casi
siempre de forma implícita, no de manera explícita. Me refiero a una forma explícita
cuando somos conscientes de esas razones, cuando las mismas son deliberadas.
Por el contrario, me refiero a la forma implícita cuando no somos conscientes,
cuando las razones no son deliberadas, sino automáticas.

En algunas ocasiones, las razones son verdaderas, mejor dicho, razonables; se


producen en respuesta a percepciones nítidas de la realidad, libres de distorsiones,
utilizando argumentos también libres de distorsiones y construidos con una
correcta lógica. En otras ocasiones, son razones de muy dudoso valor, mejor
dicho, irracionales. Es curioso, hay razones que incorporan argumentos llenos de
distorsiones, o producidos por una lógica incorrecta. En otras ocasiones más, son
razones completamente falsas, carentes de toda veracidad porque se refieren a
motivos inexistentes, aparentemente inventados por el que los percibe, por lo cual
su existencia solamente ocurre en nuestra mente, no tiene lugar en la realidad
objetiva.

Esto se convierte en un asunto complejo; los motivos casi siempre existen, rara vez
son inventados, aunque sí muchas veces se basan en percepciones distorsionadas
de algo; lo que se inventa una persona no es el motivo, como suele pensarse; lo
que se inventa es la razón, razón que no siempre es razonable, peor aún si parte
de una percepción distorsionada y, muy grave, casi esquizofrénico, si parte de
hechos inexistentes por completo. Algo grave debe estar ocurriendo en la realidad,
porque con frecuencia se escucha decir que alguien inventa un motivo para actuar.
Buena parte de la solución puede empezar a encontrarse si diferenciamos entre
motivo (estímulo externo o interno), percepción del mismo (recuerden el famoso “no
es lo que te imaginas”), y razón que justifica a la acción (recuerden el famoso “lo
hizo bajo un estado de ira y profundo dolor”).

Le he dado a este texto el título general ¿Ángeles caídos o antropoides erguidos?


Lo hago con interrogación porque en la vida frecuentemente nos exigimos
comportarnos según un deber ser construido artificialmente por argumentos
irracionales, o porque desestimamos la naturaleza de la herencia biológica,
inspirados en una falsa naturaleza angelical atribuida a los seres humanos, no
porque dude acerca de la respuesta a la pregunta, que ya nos la han suministrado
muchos sabios pensadores.

Ser antropoide erguido significa que el pensamiento, para poder ser la guía
permanente de todas nuestras acciones, nos obligó a caminar sobre dos soportes,
no sobre cuatro, pues la bipedestación constituye un requisito para llevar la
cabeza en alto, la vista al frente a fin de percibir la realidad y las manos libres

4
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

para poder afrontarla. Sin embargo, ese pensamiento no siempre es un guía fiel y
objetivo; con frecuencia se convierte en un guía infiel y mentiroso. De esa forma,
el pensamiento, que es el mejor aliado del ser humano, la máxima producción del
antropoide erguido, se puede transformar en su peor enemigo. Más grave aún, no
lo hace esporádicamente; sucede con mucha frecuencia que se convierta en un
enemigo que transforma en desagradable lo que califica para ser agradable, en
grato lo que califica para ser detestable o en insoportable lo que apenas califica
para ser doloroso.

Así, aunque siempre miremos al frente, no siempre percibimos la realidad como


verdaderamente es, ni las manos se encuentran libres, pues están sujetadas
por la irracionalidad. La bipedestación es solo un requisito que nos permitió ser
humanos. La racionalidad es otro requisito indispensable que, a diferencia de la
bipedestación, no nos viene dado por la herencia genética, sino que necesitamos
aprenderlo permanentemente. La herencia nos suministra unos lóbulos frontales
en nuestro cerebro que hacen posible la racionalidad, pero esa función la
podemos ejercer de maneras muy diversas. Así como el mal ejercicio de la
bipedestación puede acarrearnos problemas que vayan más allá de un feo estilo
para caminar, lo más seguro es que el irracional ejercicio de la cognición nos
produzca serios inconvenientes en nuestras vidas. Posiblemente usted, lector, tiene
mucha familiaridad con este concepto. La pregunta que surge es ¿cómo practica
usted la racionalidad?

La intención del libro ¿Ángeles caídos o antropoides erguidos? es analizar las


motivaciones humanas a la luz de algunos principios científicos acerca del proceso
motivacional, mirando este proceso desde una perspectiva teórica de corte
cognitivo. Se trata de un enfoque que coloca el pensamiento en el lugar de causa
próxima más cercana de nuestras acciones y de nuestros sentimientos, con la
inmensa ventaja de que es una causa próxima que podemos llegar a aprehender y
a modular con algún grado de control efectivo, ejercido por nosotros mismos. Eso
significa que la anhelada autonomía de nuestras acciones y sentimientos puede
estar a nuestro alcance, en función del ejercicio que hagamos de la racionalidad, a
pesar de las limitaciones y de las determinaciones externas.

La decisión aparece en este escenario como el terreno en el que se libra la batalla


cotidiana entre la racionalidad y la irracionalidad. Tal vez sorprenda observar
que los hechos que antes eran impensables ahora se convierten en materia de
decisión. Alguien decide tener o no tener una pareja de su mismo sexo, abortar o
no abortar e, incluso, la política antidrogas empieza a transformarse en un asunto
de decisiones: los ciudadanos deciden consumir o no una sustancia. Las decisiones
subyacen a lo que es esencial en el proceso motivacional humano: hacer o no
hacer.

El asunto a analizar aquí es si los argumentos en los que basamos nuestras


decisiones o resolvemos nuestras ambivalencias tienen suficiente racionalidad;
esos argumentos se refieren a nuestras expectativas, a nuestros balances, a
nuestras atribuciones. ¡Vaya tarea tan importante y tan productiva que resulta ser
esto de reflexionar acerca de la racionalidad inherente a nuestros pensamientos!

5
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

La ocasión no hace al ladrón: Las fases del


ciclo motivacional2

Solían recomendarnos nuestros educadores, cuando estábamos en proceso de


formación, que nos alejáramos de las tentaciones para no caer en algún problema;
“la ocasión hace al ladrón”, nos advertían. De esa forma nos proponían un sistema
que parecía casi infalible para evitar incurrir en acciones indeseables; o deseables
pero poco recomendables; o deseables y recomendables, pero inconvenientes;
o deseables, recomendables, y convenientes, pero? etc. Ya sabemos que muchas
cosas que nos gustan engordan o hacen daño, y tenemos que hacer algo para
evitarlas; pero no siempre podemos evadirnos de la ocasión para hacerlas.
La ocasión no hace al ladrón; el ladrón lo es porque decidió seguir ese modo de
vida. Sin embargo no roba siempre que existe una ocasión para hacerlo; antes
evalúa si la ocasión es propicia, y, entonces, toma la decisión de hacerlo o de no
hacerlo. No todos los ladrones robarían en una misma ocasión; incluso un mismo
ladrón se comporta de manera distinta en un mismo tipo de ocasión, dependiendo
de aspectos cruciales, o de lo que podríamos denominar “el eslabón crucial”, como
podría ser la respuesta a la pregunta ¿me pueden pillar?
Si pudiéramos evadirnos siempre de las situaciones en las que no queremos
encontrarnos, la solución a los problemas sería muy fácil. La única pregunta del
monólogo socrático a la que tendríamos que responder sería ¿cómo me evado?.
Por supuesto nunca nos acontecería algo adverso; siempre evadiríamos la ocasión
de la adversidad. Tampoco comeríamos en exceso, ni fumaríamos cuando no
quisiéramos; seríamos fácilmente libres, si por libertad entendemos al arte de
saber darnos órdenes y obedecernos a nosotros mismos.
Pero no es así; muchas veces no queremos comer algo, nos damos la orden de
no comer, pero nos puede la gana, y comemos; sucede hasta en las “mejores
familias”, como la de Adán y Eva. Algunos fumadores dejan de comprar cigarrillos
como táctica para dejar de fumar; pero fracasan porque, aunque dejan de comprar,
no dejan de recibir los cigarrillos que les ofrecen los amigos fumadores; o, lo que
es peor, dejan de comprar, pero no dejan de pedir.
Es que evadir tampoco es posible siempre, pues las situaciones en las que
aparecen los motivos son muchas como para poder evadirlas todas. Si el control
no podemos ejercerlo actuando sobre los motivos ocasionales, pues son muchas
las situaciones externas e internas que nos motivan, entonces una alternativa
puede ser buscar el control en las razones. La fase inicial de la motivación, o sea el
impulso a actuar, se activa automáticamente con la presencia de la ocasión (lo que
usualmente denominamos “el motivo”); pero la razón, aunque empieza activándose
automáticamente con la ocasión, se construye sucesivamente y puede modificarse
siempre si se apela a la evaluación consciente y deliberada.

2. http://elartedesabervivir.com/la-ocasion-no-hace-al-ladron-las-fases-del-ciclo-motivacional/

7
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Se pueden ubicar cinco fases perfectamente distinguibles en el proceso que lleva


a una persona a decidirse por hacer o por dejar de hacer algo; esas fases, en
conjunto, conforman el ciclo motivacional de una acción cualquiera. Es importante
tenerlas en mente con claridad, porque de lo que suceda en cada fase va a
depender en últimas la probabilidad de realizar alguna acción, y en alguna fase
se va a ubicar el eslabón crucial conducente a la ejecución de la acción en el
momento actual, que puede ser diferente al del pasado o al del eventual futuro.

1. La fase de impulso, originado en la presencia de una situación externa (del


medio) o interna (de la persona); esa situación es la “ocasión”.

2. La fase de incertidumbre que antecede a la decisión de actuar; es la fase


de pre-decisión, en la que la persona se cuestiona por su capacidad para
realizar exitosamente la acción y por algunos asuntos más.

3. La fase de decidirse a hacer o a no-hacer algo (se entiende el no-hacer,


ej. no fumar, como una acción propositiva); es la fase de la decisión, en
la que se hacen balances entre los costos y los beneficios de hacer algo;
pero no solo eso, pues además es la fase en que se planifica cómo se va a
proceder para lograr hacerlo o para lograr no-hacerlo.

4. La fase de la acción; es la fase de llevar a la práctica lo decidido; de


transformar las intenciones en acciones.

5. La fase de las conclusiones; es la fase de la post-acción, en la que la


persona evalúa los resultados; esa evaluación, punto final del presente,
será el punto inicial del futuro.
En cada fase del ciclo motivacional suceden asuntos fundamentales, alguno
de los cuales puede ser el asunto crucial de la motivación para hacer o para
no-hacer una acción en el momento actual. Puede darse la ocasión; pero no
darse la confianza en la capacidad para hacerlo; la opinión desfavorable o la
opinión favorable de otros puede influir mucho en cierto momento; anticipar
una consecuencia negativa puede persuadir a la persona para no-hacerlo; las
conclusiones acerca de cómo le fue en el pasado son decisivas para repetirlo o no
en el presente.
Recientemente un ciudadano colombiano, don Ovidio, se decidió por la eutanasia.
Podría pensarse que sentir fuertes dolores por la enfermedad terminal que padecía
fue la “causa” de esa decisión. Ese fue el motivo, la ocasión desencadenante que
le dio impulso a su motivación por la eutanasia, movido por la necesidad de aliviar
el dolor; pero es fácil suponer que existieron razones fundamentales que marcaron
cada fase del ciclo motivacional para someterse a la eutanasia. Fue frecuente
el calificativo “valiente” para referirse a don Ovidio; eso puede significar que, en
la fase de incertidumbre, él sí tenía la suficiente confianza en su capacidad para
hacerlo con serenidad y con entereza, como efectivamente lo demostró.
La decisión consciente fue incuestionable; seguramente fueron amplios los
balances que realizó entre los costos de vivir sin calidad de vida por el dolor y los
beneficios de morir con dignidad. El plan fue evidente; la eutanasia fue el medio

8
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

elegido para morir con dignidad; eso lo condujo a apelar ante los tribunales para
que se respetara su voluntad; un hijo suyo lo afirmaba al señalar que su padre
murió como vivió, en la legalidad. Eso quiere decir que apelar a la legalidad fue
su estrategia, fue el heurístico de disponibilidad que orientó el camino elegido.
Tal vez sus reflexiones lo condujeron a desechar el suicidio, que es el heurístico
de representatividad que marca las razones de muchas personas para tomar una
decisión en situación similar.

Probablemente sus conclusiones, a medida que se aproximaba al logro de la


autorización y simultáneamente eran inoperantes los medicamentos que le
suministraban para aliviarlo, reafirmaron la expectativa propia y de su entorno de
que solo su muerte acabaría con los intensos dolores que padecía.

Por supuesto se deben abonar las razones que aportó su medio familiar, que lo
acompañó con gran racionalidad y control emocional, a pesar del dolor inmenso
que, estoy seguro, esto les producía. Probablemente muchas personas no
comparten la decisión de don Ovidio; entre ellas podemos incluir a quienes guían
sus acciones por el principio “Dios es el único Señor de la vida y de la muerte”,
que les funciona como heurístico de anclaje para sus decisiones en esta materia.
También será respetable, si llegara a suceder el caso, que ellas no tomen una
decisión similar en circunstancias parecidas.

Lo que interesa aquí es ilustrar cómo operan los factores que subyacen en las
diversas fases del ciclo motivacional, expresándose a través de esquemas de
pensamiento que se convierten en heurísticos, en luces que guían por atajos
conducentes a la adopción de una solución en una situación problema, orientando
al comportamiento en una determinada dirección

Es evidente la diferencia que surge de pensar en la motivación como un estado


que emana de la presencia ocasional e instantánea de una determinada situación
(ej. presencia de dolor intenso e incontrolable en el contexto de una enfermedad
terminal), y pensar en la motivación como un proceso que se construye a través
de lo que sucede en una sucesión de fases en las que el factor importante
para decidir la acción cambia de una fase a otra (ej. presencia de dolor, más
incertidumbre sobre la eficacia de una solución tipo eutanasia, más incertidumbre
sobre la capacidad personal para afrontar con entereza la eutanasia, más
influencia familiar, etc.).

La segunda forma de conceptualizar la motivación, a la manera de un ciclo


con fases, invita a buscar cuál es el eslabón crucial en la actualidad para
desencadenar una decisión, clarifica dónde se debe centrar la intervención para
modificar la disposición personal acerca de hacer o de no-hacer algo, y orienta
hacia la mejor forma de prepararse para ejecutar la acción y aproximarse a la
meta esperada.
¿Cómo le suena lo anterior? ¿muy fácil? ¿lógico pero impracticable? En realidad
puede ser un poco complejo. Por fortuna la gran mayoría de decisiones que
debemos tomar en nuestra vida cotidiana son importantes, pero no tienen la
trascendencia ni el impacto de la decisión de recurrir o no a la eutanasia.

9
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Le propongo el monólogo socrático como método de solución; se trata de


proceder con preguntas para emprender la búsqueda del eslabón crucial. En los
párrafos precedentes se han sugerido dos campos en los que se precisa buscar
para encontrar respuestas que destraben la toma de decisiones eficaces y la
planeación requerida para llevarlas a la práctica. El primer campo es el de las
fases; se requiere formular preguntas que lleven a respuestas certeras acerca de
la fase motivacional en la que se encuentra un comportamiento. El segundo campo
es el de los heurísticos; se requiere encontrar los esquemas de pensamiento
agazapados en la obscuridad, que mantienen amarrado en un estado de inacción
al comportamiento.
Lo más probable es que el eslabón crucial de la cadena que amarra el
comportamiento no se ubique en la ocasión. Contrariamente a lo que suponemos
cuando atribuimos nuestro comportamiento a un “motivo”; hay que buscar ese
eslabón en otras partes de la cadena. Eso no quiere decir que la ocasión no
cuente; sí cuenta.
El hábito no hace al monje, pero sí determina que sucedan algunas cosas que
llevan a que el monje tenga más probabilidad de cumplir con sus votos cuando
tiene el hábito puesto. Es posible que algunas tentaciones se alejen del camino
cuando el monje porta el hábito; pero es más posible aún que los heurísticos del
monje sean unos cuando tiene el hábito, y otros cuando anda sin él.

10
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

Después de rayo caído… SÍ hay Santa


Bárbara que valga: La función del
afrontamiento emocional3

Con frecuencia nos encontramos frente a situaciones o problemas que ya no tienen


solución ¿han dejado por eso de ser un problema? Lamentablemente, no; toda
situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar; así lo afirma la ley de
Murphy. Cuando las soluciones instrumentales que operan sobre el medio ya no
están al alcance, las soluciones emocionales quedan a la orden del día. Parece no
ser del todo cierto el refrán que afirma que “después de rayo caído no hay Santa
Bárbara que valga”. Pero incluso, aunque sí existan soluciones instrumentales para
el problema, siempre se requerirá acompañarlas de ingredientes emocionales que
se asocian con modificaciones en la interpretación que se tiene acerca del motivo
u ocasión que ha dado origen al problema.
Es posible que usted haya pensado en la muerte de un ser querido cuando leyó
el párrafo anterior, pues la muerte suele presentarse como sinónimo de situación
sin solución, por su carácter irreversible. Quienes hayan vivido tal situación tienen
claro que esa es apenas la ocasión para que inicien nuevas cadenas de problemas
que pueden detenerse si al eslabón inicial, la muerte del ser querido, se le da
la única solución posible, una solución emocional de aceptación, aunque dicha
solución tenga cero posibilidades de modificar instrumentalmente la situación que
origina la cadena.

Los ciclos motivacionales que enmarcan muchas acciones tienen un sentido


adaptativo si se fijan como propósito esencial modificar el significado subjetivo
que se le atribuye a la ocasión que los dispara, más que si se proponen
transformar los hechos objetivos de la situación, que ahora son inmodificables.
Operan adaptativamente porque al actuar sobre la persona, la llevan a resolver
su estado emocional negativo, que es una parte esencial del problema.

Piense en algo menos grave, por ejemplo el robo de su billetera en el autobús.


Es un problema que tiene soluciones instrumentales: usted puede recuperar el
dinero perdido, volver a obtener los documentos que iban en la billetera, etc.
Eso no resuelve el problema del todo; también es necesario que usted resuelva
la reacción emocional que el hecho le produce. ¿Qué tal si el miedo lo paraliza
y piensa mejor en no volver a tomar un bus? ¿Qué tanto altera a su organismo la
ira que le produce pensar en el hecho? Por eso afirmé antes que siempre va a ser
necesario acompañar las soluciones instrumentales de soluciones emocionales,
tema central anunciado en el título.

Vivimos en medio de rayos que no siempre podemos controlar, pues no hay


para-rayos efectivos para ellos; pero siempre podemos asimilarlos para que

3. http://elartedesabervivir.com/despues-de-rayo-caido-si-hay-santa-barbara-que-valga-la-funcion-del-afrontamiento-
emocional/

11
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

no nos hagan tanto daño generándonos reacciones emocionales intensas de


manera sostenida. Si los sucesos negativos son inevitables, y la solución de
los problemas no siempre es accesible, es preciso apelar al afrontamiento
emocional basado en la transformación de los significados que les atribuimos
a los sucesos. No de manera artificial y arbitraria, sino modificando lo que
se requiere modificar, pues son muchas las significaciones distorsionadas,
incorrectas, o abiertamente falsas, que solemos atribuirles a los sucesos que nos
marcan negativamente.
La solución emocional NO es algo intrascendente; opera para disminuir la presión
y para evitar que explote la caldera interna. Ante acontecimientos adversos que
colocan a una persona en situación de crisis, la reinterpretación de los hechos y
la atribución de nuevos significados más constructivos se convierten en la válvula
de escape más adaptativa. De lo contrario, es inevitable que la crisis se transforme
en emergencia por el suceso de hechos más graves aún que aquellos que la
desencadenaron.
Pero el afrontamiento emocional no puede basarse en cualquier reinterpretación
de los hechos; no puede ser, por ejemplo, la reinterpretación que se asimila a la
de la zorra en la fábula de Esopo que, al no alcanzar a las uvas, concluye que
“todavía no estaban maduras”.
No se trata de negar los hechos. Las reinterpretaciones que son emocionalmente
adaptativas pasan por la aceptación de la adversidad y por la tolerancia a la
frustración. A fin de cuentas el dolor y la frustración son muy frecuentes, tienen
mayor vigencia de lo que usualmente creemos. La denominada “resiliencia”, o
capacidad de un organismo para salir de un alto estrés con menos deformaciones
estructurales, es un resultado natural de la capacidad de afrontamiento emocional
(le recomiendo hacer el ejercicio de mirar en youtube algún video que amplíe
el concepto que usted tiene acerca de la resiliencia). Surge necesariamente la
pregunta ¿cuáles son las fuentes de un mejor afrontamiento emocional?

El primer gran origen de un buen afrontamiento emocional se ubica en la fuente


misma de los hechos, en la significación; si se quiere, en las palabras, que usamos
para percibir un hecho, especialmente cuando se trata de un hecho adverso.
La distorsión del pensamiento suele ser el proceso que acompaña la recepción
de un “rayo” o mala noticia. Se trata de la distorsión que lleva a atribuirles
intenciones negativas o culpabilidad a otros; de la distorsión que en lugar de
buscar responsabilidades y explicaciones objetivas busca culpabilizar; de la que
no observa matices sino solamente ve en “blanco y negro”; o no encuentra puntos
intermedios sino solamente los lugares del “todo o nada”; de la que transforma el
dolor y lo convierte en sufrimiento al magnificar y absolutizar las pérdidas; de la
que acepta las etiquetas aparentemente ciertas (“trágico”, “lo peor”, “irresistible”,
etc.) para reemplazar con ellas la valoración más realista, pero también más
profunda, de las situaciones.

El monólogo socrático es el método que puede conducir a la persona al encuentro


y a la corrección de las distorsiones de forma y las distorsiones de lógica que
ensombrecen su pensamiento.

12
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

Es necesario e inevitable formarnos una perspectiva de tiempo pasado y una


perspectiva de tiempo futuro acerca de los hechos reales o potenciales que
acontecen en nuestras vidas. Esas perspectivas se plasman en palabras que
tienen un impacto emocional real en el presente. Decirse a sí mismo “no importa”
pueden ser las palabras que llevan a un estudiante a sentirse tranquilo en el
presente, después de recibir la noticia de que ha perdido el curso; seguramente
es la expresión natural que encuentra para referirse a algo (el curso) sobre lo que
se ha formado una perspectiva pasada de inutilidad (ej. “aprobar cursos no me ha
servido de mucho en la vida”) y una perspectiva futura carente de expectativas
positivas (ej. “estudiar es lo que menos dinero produce en esta sociedad”).
Esos son los heurísticos de representatividad que dirigen la atención prestada y
la reacción emocional del estudiante al que muy poco le afecta perder un curso.
Otros muy distintos pueden ser los conceptos o esquemas mentales (heurísticos)
que orienten al estudiante que reacciona con alteración emocional y ansiedad
excesivas ante la misma situación de perder un curso. Uno (el estudiante
negligente) y otro (el estudiante ansioso) pueden  modificar y controlar sus
reacciones emocionales problemáticas, apelando al análisis de los esquemas de
pensamiento que subyacen a las mismas.
Es posible que ocasionalmente se requiera de una orientación para hacer este
tipo de análisis y de cambios en los esquemas de pensamiento; pero lo usual
es que uno aprenda el proceso, lo consolide, y lo practique autónomamente.
Los educadores, en su cotidiana interacción con los estudiantes, los conducen a
aprender formas de analizar y denominar a los acontecimientos; eso ha llevado
incluso a proponer nombres particulares a las formas en que un educador moldea
prototipos de reacción en un estudiante; el llamado “efecto Pigmalión” es una
ilustración de este fenómeno: la aceptación pasiva de una sugerencia lleva a que
ésta se convierta en realidad, sin importar el sustento real que la fundamente (ej. la
sugerencia de que alguien es “flojo para las matemáticas” lo conduce a convertirse
en “flojo para las matemáticas”) (ver video de acceso gratuito sobre el efecto
Pigmalión en https://www.youtube.com/watch?v=QiXBtSnjhjQ).
Pero esto no solo acontece en el ámbito de la educación; acontece en todos los
ámbitos de la vida como la amistad, la paternidad, la maternidad, las relaciones de
intimidad, las relaciones laborales, etc. En todos esos ámbitos puede suceder que
nos comportemos y que reaccionemos ante los hechos de acuerdo a lo dispuesto
por “lo representativo”, llevando a convertir lo “representativo” en una profecía
auto-realizada. Pero, ojo, lo representativo no son verdades inmutables; son solo
palabras que podemos reemplazar por otras más realistas y más adaptativas. En
casos de adversidad, allí radica la esencia del afrontamiento emocional.
Reflexione un poco y tal vez usted pueda encontrar diversas ilustraciones personales
de situaciones en las que usted ha reaccionado emocionalmente según lo dispuesto
por lo representativo de su medio cultural (lo “normal”), independientemente de
qué tan adaptativo sea el resultado de sus reacciones. Y también encontrará que
la modificación y el control de sus reacciones emocionales, para obtener mejores
resultados, sobrevinieron cuando fue capaz de desafiar a esa “representatividad” y
atreverse a adoptar ideas nuevas, un tanto alejadas de la “normalidad”.

13
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Todo esto puede haber sucedido al margen de que las cosas cambien o no
objetivamente; el vaso puede haber continuado lleno solo hasta la mitad, pero
usted pudo sentirse mejor al verlo “medio lleno” en lugar de verlo “medio vacío”.

14
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

Ódiame por piedad yo te lo pido…


El impulso emocional de la motivación4
Posiblemente cuando usted leyó el título de esta nota recordó la letra de una
canción popular que relata el sentimiento de un hombre pidiéndole a su amada
odio en lugar de indiferencia. Pues, “el rencor hiere menos que el olvido”.
Los sentimientos siempre son válidos, surgen para promover un comportamiento
adaptativo; pero su valor adaptativo se pierde cuando el comportamiento que
sigue al sentimiento se extralimita. La autorregulación emocional tiene como meta
darle al comportamiento  impulsado por las emociones una dimensión que esté en
coherencia con el sentimiento, pero que sea proporcionada.
Cualquier situación a la que nos encontremos expuestos siempre nos genera algún
sentimiento, por más neutral que esa situación pueda parecer desde el punto de
vista emocional. Hay sentimientos de todos los matices; algunos son agradables,
otros son desagradables. Es diferente sentir felicidad que sentir tristeza, sentir
tranquilidad que sentir ansiedad, o sentir amor que sentir odio; eso todos lo
sabemos.
Pero no podría afirmarse que unos sentimientos son “buenos” y otros son “malos”;
que unos son “positivos” y otros son “negativos”, pues todos los sentimientos
son válidos; a lo sumo podríamos decir que unos son “deseables” y otros son
“indeseables”. Esto  significa que todos los sentimientos surgen para estimular
comportamientos acordes con las situaciones que los generan, con la finalidad de
promover el afrontamiento apropiado de esas situaciones. Podría ser incoherente
y poco adaptativo sentir alegría en presencia de una pérdida, o tranquilidad en
presencia de un peligro.
Por lo mismo, también es adaptativo sentir odio (antipatía o aversión) hacia
algo que nos produce daño o dolor, y es coherente, pertinente, y relevante, el
comportamiento de defensa o de alejamiento promovido por el odio. Pero resulta
que el odio no solo promueve defensa, también promueve ataque. El diccionario
de la Real Academia Española define al odio como “antipatía y aversión hacia
algo o hacia alguien cuyo mal se desea”; la última parte de la definición enfatiza el
deseo activo de atacar al objeto odiado, con el propósito de causarle mal.
La extralimitación sobreviene, entonces, cuando el odio, como sentimiento que
promueve la defensa, es rebasado por el deseo de producirle el mal al objeto
odiado. Cuando el hombre de la canción Ódiame le manifiesta a su amada que
prefiere el odio al olvido, le está manifestando que desea que lo recuerde, aunque
sea con rencor, pero que lo recuerde; con seguridad no le está pidiendo que lo
ataque o que le haga algo dañino.
Todos sabemos del poder y la capacidad del odio para movilizar conductas que le
produzcan daño al objeto odiado. Pero esta no es una propiedad exclusiva del odio,

4. http://elartedesabervivir.com/odiame-por-piedad-yo-te-lo-pido/

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¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

es una propiedad de cualquier sentimiento. Piense por un momento en el poder del


amor, sentimiento contrario al odio; se dice que “el amor mueve montañas”.

Pues tenga presente que el odio también las mueve. Uno y otro, amor y odio,
son adaptativos; y para ser adaptativos ambos demandan autorregulación.
Las extralimitaciones del amor pueden resultar dañinas; igual las de odio o de
cualquier otro sentimiento. Surge pues la pregunta ¿cuáles son las claves para
lograr esa autorregulación del odio?

Se pueden proponer algunos factores claves conducentes a la autorregulación


de un sentimiento con alta capacidad explosiva, como lo es el odio. Primero,
es preciso reconocerlo con precisión cuándo surge, para tener claridad que
nos coloca en un estado de alta volatilidad emocional que demanda particular
atención a las acciones que le siguen, impulsadas por él, pues pueden tener
consecuencias negativas de gran impacto; obliga a realizar un esfuerzo de
vigilancia sobre la conducta que se va a emitir, similar al que demanda un estado
emocional como el de ira.

La forma de denominarlo al reconocerlo tiene que ser muy precisa y directa, sin
eufemismos; más vale que nos digamos con precisión “odio a esta persona”, en
lugar de “me disgusta esta persona”, pues el reconocimiento claro del odio nos
puede alertar sobre el potencial destructivo de las acciones que emprendamos.
Tal vez una de las primeras acciones a emprender sea modificar el “odio a esta
persona” por “odio tal comportamiento de esta persona”.

En segundo lugar, una vez reconocido el sentimiento en su esencia definitoria


como “odio”, se impone precisar los elementos del objeto odiado que nos
producen la reacción aversiva, para establecer la racionalidad de los argumentos
en que nos basamos y para poder determinar si de verdad estos se refieren a
objetos que representan un daño potencial para nuestra integridad o no.

Lo más probable es que podamos discriminar con precisión qué es lo que nos
produce ese sentimiento de odio, y asimismo podamos también ponderar si
amerita defendernos y cuáles son las acciones de defensa apropiadas, que
generalmente se cumplen con la evitación del objeto odiado. Puede ser que
la causa del odio se ubique en nuestra subjetividad (ej. celos, envidia) y no
necesariamente en lo que objetivamente hacen otros.

En tercer lugar, algo fundamental es distinguir entre el deseo legítimo de evitar


o defenderse, y el deseo de causarle mal al objeto odiado, deseo que puede
ser ilegítimo. Es esta parte de la cadena de reacciones la que le puede generar
los más altos costos al que siente odio, por las consecuencias nocivas para sus
vísceras y para su organismo en general, por la ausencia de utilidades o de
beneficios reales (el único objetivo es perjudicar al otro), por la incompatibilidad
con principios morales, por la inversión de tiempo y esfuerzo, por las potenciales
consecuencias adversas en caso de retaliación, etc.

Hacer activamente algo que le cause mal a otro solo puede ser válido cuando se
realiza con justificación establecida y mediante el uso de instrumentos lícitos y

16
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

legales (ej. apelando a la ley para que sus acciones lesivas no queden impunes y
tampoco se repitan).
Consideraciones como las anteriores muestran que los sentimientos son válidos,
por indeseables que sean, pero siempre admiten autorregulación voluntaria de
la persona si así lo decide. Para lograrlo es necesario formularse preguntas, en
cuyas respuestas se encuentra el camino de la regulación: ¿Cuál es el sentimiento
que me embarga? ¿Cuáles son los hechos que me producen este sentimiento?
¿Es cierta la interpretación que hago de esos hechos? ¿Cuáles son otras
interpretaciones alternativas? ¿Cuál puede ser una forma adecuada de manifestar
este sentimiento? ¿Cuál beneficio me aporta  esta forma de manifestarlo?
Las anteriores pueden ser preguntas conducentes para el monólogo socrático
que lleve a la autorregulación de un sentimiento como el odio, en situaciones
de celos, envidia, dolor legítimo y otros casos similares que pueden sucederle a
cualquier antropoide erguido, de los cuales están libres solamente los ángeles
caídos.

Las alternativas para darle un final razonable al odio son muy diversas; todo
depende de las causas que lo hayan generado, y del objeto de ese odio. La
canción popular que tomé para llamar la atención sobre el tema de esta nota
afirma que “tan solo se odia lo querido”. Posiblemente eso no es cierto en términos
absolutos, pero sí es parte de la verdad.

Muchas veces odiamos a quienes nos hieren, y es fácil que recibamos con mucho
dolor algo lesivo que hacen aquellos a quienes amamos; es más, en ocasiones
nos odiamos a nosotros mismos. El odio a sí mismo, que reemplace al desprecio
hacia una acción cometida por uno, puede surgir de una confusión entre el todo y
la parte. Igual puede decirse del odio a otros, incluso otros a quienes antes hemos
amado.

La capacidad de anclaje de una palabra es demasiado poderosa; no es lo


mismo fumar marihuana que ser marihuanero, y puede ser excesivo tratar como
“marihuanero” a alguien por el hecho de que fuma marihuana. Es frecuente que
confundamos el todo con la parte y que identifiquemos a la persona total con una
acción suya; una cosa es odiar un comportamiento de alguien, otra es identificar a
la persona con un comportamiento y odiarla a ella en conjunto, al grado de negar
sus aspectos positivos o sus derechos.

Por eso resultan tan perjudiciales los rótulos que llevan a identificar a alguien con
un término despectivo; en Colombia durante algún tiempo se llegó a denominar
como “desechables” a los habitantes de la calle, con la justificación implícita de la
“limpieza” que libraba de ellos a la sociedad, y la justificación de los métodos que
se usaran para “limpiarla”, por ilegales e inhumanos que estos fueran.

Si el odio surge como un sentimiento válido que nos permite reconocer situaciones
lesivas y evitarlas o enfrentarlas legítimamente, también tiene formas posibles
de resolverlo muy constructivas. Tal vez el perdón es una de las alternativas
más constructivas, cuando el odio tiene fundamentos reales y conduce a

17
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

comportamientos adaptativos de quien odia, con consecuencias reales de


modificación sobre el objeto odiado.
El perdón también tiene diversas interpretaciones; no necesariamente significa
desconocimiento de lo sucedido, ni olvido. Pero siempre va a significar que existe
la posibilidad de continuar viviendo, de continuar conviviendo, y de reemprender el
tránsito hacia el futuro por nuevas rutas de reconciliación.
El perdón es, en todo caso, una alternativa de resolución muy plausible en
situaciones de odio; por lo general requerimos convivir con personas a las que no
queremos mucho; por otra parte, no hay que olvidarse de lo que sugieren quienes
afirman que “del odio al amor solo hay un paso” (¿o a la inversa?).

18
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

Querer no siempre es poder: la relatividad


de la autoeficacia5

El voluntarismo ha sido una de las marcas culturales más significativas de nuestra


sociedad y de la sociedad occidental en general. “Querer es poder”, les repetimos
a nuestros niños(as) y jóvenes, con el fin de animarles a asumir compromisos que
estimulen su creatividad y a que se planteen metas altas de crecimiento personal.
Por supuesto, las personas adultas también nos planteamos metas para cumplirlas
en diversos plazos. Hay periodos en los que ese planteamiento de metas adquiere
una mayor importancia, por ejemplo al inicio de un año, pues se convierten en el
faro que nos muestra hacia dónde queremos o debemos caminar en el periodo
que se avecina. Este año voy a dejar de fumar, este año me voy a casar, este año
ascenderé en mi empresa, este año conseguiré trabajo, este año finalizaré la
primaria, este año entraré a la universidad, este año sí me divorcio, este año sí me
jubilo, este año sí voy a …
Plantearse metas parece ser un asunto sencillo y de gran importancia. Pienso que
la sencillez es algo apenas aparente en el planteamiento de las metas; en realidad
es un asunto que tiene múltiples aristas que lo convierten en algo complejo, a lo
que se le debe prestar una atención cuidadosa. La importancia de plantearse las
metas es incuestionable, si aceptamos que todo lo que hacemos, todas nuestras
acciones, son “actos” precisamente porque tienen un propósito que nos fijamos
de forma pretendidamente libre, y que realizamos de manera aparentemente
voluntaria, conforme a nuestro leal saber y entender.
Sin embargo, la libertad de la que disponemos al elegir las metas, o la voluntad
que se plasma en el esfuerzo que realizamos para alcanzarlas, en muchos
casos no pasan de ser apenas una ilusión o una apariencia. La realidad es que
al plantearnos una meta, o al elegir una forma de alcanzarla, dependemos de
muchos condicionantes internos y externos, sobre los cuales es mejor tener algún
grado de conciencia personal para que la meta no se convierta en una frustración.
La presente nota está dedicada a analizar uno solo de esos condicionantes,
denominado técnicamente la auto-eficacia, que a juicio de científicos altamente
apreciados en la psicología contemporánea constituye el aspecto central que
orienta la elección de las metas y la toma de decisiones acerca de la forma cómo
nos disponemos a alcanzarlas.
El psicólogo canadiense Albert Bandura, profesor en la universidad californiana
de Stanford, ha sido el líder de esta teoría acerca de la auto-eficacia como factor
interno central que orienta la toma de decisiones a través de las cuales una
persona maneja o agencia su comportamiento en cualquier aspecto de su vida,
constituyéndose en el factor principal que modula la influencia de otros factores
internos o externos también importantes a la hora de fijarse metas y de elegir

5. http://elartedesabervivir.com/querer-no-siempre-es-poder-la-relatividad-de-la-autoeficacia/

19
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

caminos para alcanzarlas. (Para un breve análisis sobre el concepto de auto-


eficacia puede observar en youtube alguno de los múltiples videos que hay sobre
este tema).

“Voy a aumentar mis ingresos” puede ser un ejemplo de la meta que una persona
se propone para el presente año. ¿Es esa una meta realizable, o apenas una
ilusión ante la imperiosa necesidad de resolver algunos problemas vitales? La
respuesta válida puede encontrarse en la auto-eficacia que tiene la persona en
relación con la meta; en otras palabras, la mejor respuesta puede encontrarse en
la confianza que la persona posee acerca de sus capacidades para alcanzar la
meta propuesta.

Una mala interpretación sobre el concepto de auto-eficacia, de corte voluntarista,


sería “si yo quiero aumentar mis ingresos, y me lo propongo, lo lograré”. Una
mejor traducción podría ser “si yo creo que puedo aumentar mis ingresos, y me
lo propongo, lo lograré”. Pero la mejor traducción podría ser “si yo creo que tal
acción es una manera eficaz de aumentar mis ingresos, y confío en mi capacidad
para realizarla, lo lograré”. Una mala o buena situación externa (ej. un panorama
económico sombrío o resplandeciente para el país durante el presente año),
aunque es un factor real que influye sobre el planteamiento de la meta, actúa
modulado por la expectativa de auto-eficacia personal.

El planteamiento de la auto-eficacia podría resumirse de la siguiente forma: la


probabilidad de que una persona se comprometa con la realización de alguna
acción, depende en gran medida de la confianza que la persona tiene en su
capacidad para realizar esa acción eficazmente. En el presente ejemplo, si una
persona cree que cierta acción es de verdad conducente para lograr su meta de
mejorar los ingresos, y a la vez cree que ella sí es capaz de comprometerse con la
realización de esa acción, entonces la emprenderá; de lo contrario, no lo hará.

La primera parte del anterior planteamiento es la expectativa de resultado, que


es una valoración referente a la acción (creencia de que esa acción sí va a servir
para lograr la meta). La segunda parte es la expectativa de auto-eficacia, que es
una valoración referente a la persona misma (creencia en su propia capacidad
personal para realizar esa acción).

Por supuesto, no es igual la creencia en la probabilidad de ganarse el baloto (una


lotería), que la creencia en la probabilidad de vender una habilidad personal (una
profesión) como medio eficaz que se puede ensayar para aumentar los ingresos
este año. Seguramente es más confiable la eficacia de trabajar ofreciendo
los servicios profesionales, que la eficacia de comprar el baloto como medio
conducente al aumento de los ingresos personales.
Lo anterior hace referencia a la expectativa de resultado; nos comprometemos
solamente con acciones que consideramos eficaces para producir cierto resultado
(para alcanzar cierta meta). Entonces empieza a contar un segundo elemento:
¿confía la persona en su capacidad para realizar esa acción? En el ejemplo que
se viene dando, ¿confía la persona en su capacidad para obtener un ingreso
vendiendo sus servicios profesionales? Esa es la pregunta sobre la auto-eficacia,

20
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

la cual va a determinar si la persona emprende o no las acciones conducentes a la


consecución de un trabajo (o las acciones conducentes a dejar de fumar, a casarse,
a divorciarse, a terminar la primaria, a ingresar a la universidad, a jubilarse, etc.).

La auto-eficacia no es absoluta. Puede oscilar entre extremos. Sabemos que los


puntos extremos en cualquier dirección suelen ser “viciosos”; y la auto-eficacia no
es una excepción a esta regla. Tan mala puede ser la ausencia total de confianza
en la capacidad para hacer algo, como la confianza desbordada en la capacidad
para realizarlo.

Lo primero me lleva a recordar una columna de opinión que leí hace muchos años
en el periódico mexicano Novedades. El columnista era Mauricio González de la
Garza, y tituló a una de sus columnas “No hay peor censura que la auto-censura”.
Si es uno mismo quien coloca el obstáculo porque desconfía de sus propias
capacidades para hacer algo, es muy difícil encontrar el remedio para remover ese
obstáculo, lo que lleva a la persona al punto “vicioso” extremo del pesimismo. Hay
que trabajar duro para removerlo, antes que todo.

Lo segundo me hace recordar el título de un libro que me pareció muy sugestivo,


“La estupidez de los más listos”, en el cual su autor, Jim Nightingale, analiza cómo
el exceso de confianza conduce a un pensamiento voluntarista que coloca a la
persona en el lado “vicioso” del optimismo excesivo, guiada por la ilusión de que,
por efectos de que así se lo ha propuesto voluntariamente, puede hacer que las
cosas salgan bien. Seguramente todos recordamos historias personales en las que
el exceso de confianza condujo al fracaso, ya sea en el deporte, en la salud, en el
trabajo, o en el amor.

El nivel intermedio de valoración de la auto-eficacia parece coincidir con aquel


criterio en el que el esfuerzo se convierte en el fiel de la balanza. En otras
palabras, es aquel punto en el que la meta representa un reto para la persona,
pero un reto que, a su juicio, ella es capaz de afrontar adaptativamente porque
considera que tiene las habilidades para hacerlo, siempre y cuando despliegue el
esfuerzo suficiente para lograrlo.

En ese caso, si fracasa, la ponderación de las causas del fracaso debe conducirla
a valorar dónde y cuánto se necesita incrementar el esfuerzo. Y si acierta
debe concluir cuál fue el esfuerzo personal que permitió el éxito. La razonable
ponderación del esfuerzo que se requiere desplegar para hacer bien algo, y la
creencia en la capacidad personal para realizar ese esfuerzo, parecen ser los
mejores criterios para establecer si se es, o no se es, auto-eficaz en relación con
alguna acción concreta.
La relatividad de la auto-eficacia, en síntesis, radica en dos aspectos cruciales.
De una parte, en que sus niveles óptimos se ubican en puntos intermedios, no en
extremos. Tan nociva puede ser la falta total de confianza en uno mismo, como su
contrario, el exceso. De otra, la valoración de la eficacia debe ir de la mano con
la valoración del esfuerzo. Las acciones pueden ser muy eficaces en sí mismas,
pero de nada sirven si no se despliega el esfuerzo requerido para realizarlas
adecuadamente. Los factores externos, y otros factores internos diferentes a la

21
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

auto-eficacia, también cuentan; pero sus efectos son modulados por la confianza
en la capacidad personal para hacer bien lo que se necesita hacer. Por ejemplo,
de mucho puede servir la ayuda de otros, siempre y cuando vaya asociada al
esfuerzo personal; ya lo dice la sabiduría popular: “Al que madruga, Dios le ayuda”.

22
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

Lo barato puede salir caro: el costo real


del afrontamiento6
Un refrán popular afirma que “lo barato sale caro”. Seguramente no siempre es así,
pero muchas veces sí lo es. Eso ha llevado a muchos a suponer que si algo es muy
barato, entonces se trata de algo que no sirve, y al caer en la posición contraria,
de valorar como bueno solo lo que es más caro.

Nuestra mente, siempre tan ocupada, evita inmiscuirse en cálculos pesados


y dispendiosos, y nos conduce permanentemente a una toma de decisiones
que hacemos guiándonos por heurísticos o reglas de juego bastante simples,
que muchas veces nos resultan útiles, pero que también pueden resultar muy
imprecisos.
Un heurístico básico que orienta nuestro consumo cuando vamos a adquirir
algo, por ejemplo, puede ser “compro solamente lo que se encuentre dentro de
los límites del precio que puedo pagar de contado, sin endeudarme”. Esa regla
puede ser muy útil en la mayoría de ocasiones; pero en algunas puede resultar
desastrosa. Es por eso que nos puede caer bastante bien incluir en nuestro
monólogo socrático, entre las preguntas que nos formulamos de forma rutinaria,
una que se dirija a cuestionar el valor de los costos, no tanto para evitarlos, sino
para asumirlos, aunque eso pueda parecer paradójico a primera vista.

Todo lo que hacemos, absolutamente todo, tiene un costo. Nada podemos hacer
gratuitamente. Si obtenemos algo gratis, es porque el costo lo pagan otros, no
porque no haya costado hacerlo. Muchos viven de lo que les ha costado a otros,
pues a ellos solo les ha costado lo que vale aprender el arte de apropiarse del
trabajo de los demás.

Pero la intención de la presente nota no es la de alertar contra la holgazanería, ni


contra los hurtos o los engaños que nos puedan hacer otros, sino contra los que
nos podemos hacer a nosotros mismos en la desaforada carrera por evitar los
costos. Es tan desaforada esta carrera, que ya casi no se encuentra algo que no
esté “en oferta”.

El término inglés “sale” es tan vendedor que lo observamos permanentemente en


las vitrinas, pues mueve a comprar todo lo que tiene “descuento”, no importa si el
producto se necesita o no; lo que importa es que tiene un descuento en su precio, y
eso podría ser útil cuando algún día se necesite el objeto. El señuelo es que ese valor
aparentemente lo va asumir el vendedor, ahora que el producto está “en oferta”.

La conclusión sugerida por la anterior reflexión es resaltar la importancia de


valorar los costos, para asumirlos, no para evitarlos, pues hacerlo no es la mejor
regla que puede orientar la elaboración de buenos balances decisionales.

6. http://elartedesabervivir.com/lo-barato-puede-salir-caro-el-costo-real-del-afrontamiento/

23
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Lo que la cultura nos enseña es a resaltar los beneficios de hacer algo. Por
supuesto eso es lo mínimo en lo que podemos pensar cuando tomamos cualquier
decisión; todo lo que hacemos, lo hacemos porque nos produce algún beneficio.
Lo contrario sería estupidez crasa. Pero no nos enseña con igual énfasis a resaltar
la importancia de los costos; por el contrario nos enseña a disimular los costos.
Lo normal es que se propenda por “inflar” los beneficios y “desinflar” los costos;
en ocasiones esa operación resulta tan descarada que se ha acuñado otro refrán
popular para referirse a esos casos: “demasiado bueno para ser cierto”, lo que
obliga a sospechar de la bondad de algunas ofertas.

Por definición, el afrontamiento adaptativo de algún reto conlleva la presencia de


costos ineludibles. Si no hay costos, y no hay necesidad de esfuerzos adicionales
para asumirlos, entonces es porque tampoco hay retos, ni se requiere creatividad
o superación en lo que se está haciendo. No tienen que ser grandes retos; estoy
pensando en los retos sencillos de la cotidianidad.

No se trata de retos monumentales como, por ejemplo, los que se impuso Steve
Jobs, y le impuso a quienes lo rodeaban, cuando se propuso miniaturizar los
computadores para hacerlos atractivos y útiles para el común de la gente, lo
que fue la base del éxito de la empresa Apple. Por supuesto, los grandes logros
implican grandes retos; pero no estoy pensando en esos grandes logros.

Estoy pensando en los retos de la vida cotidiana, en los retos que nos mueven a
los seres humanos comunes y corrientes; retos que nos mueven a logros como
los de desempeñar bien un trabajo o una labor productiva, construir una familia, o
aproximarse a una vivencia feliz.

Esos logros cotidianos, menores solo en apariencia, son posibles gracias al


afrontamiento, es decir, a través de la creatividad y del esfuerzo para superar los
retos, por pequeños que éstos sean. Y el afrontamiento siempre tiene costos que
resulta mejor encarar realistamente, sin operaciones artificiales que lleven a tratar
de inflar los beneficios y desinflar los costos.

La “utilidad subjetiva esperada”, como lo plantea la teoría que lleva ese nombre,
tiene sin duda una importante capacidad para mover a la toma de decisiones; pero
no es recomendable que la utilidad esperada omita o devalúe la importancia y la
función del costo, porque entonces la frustración va a ser inevitable a la hora de
valorar los resultados de la decisión.

“No imaginé que esto me fuera a costar tanto”, “otra promesa incumplida”, o
“peor la medicina que la enfermedad”, serán las conclusiones cuando se vayan a
evaluar los resultados de una decisión que omita valorar realistamente los costos,
y, en cambio, sí infle la expectativa de beneficios. La publicidad engañosa puede
ser más perversa cuando se aplica a las decisiones cotidianas que nos vendemos
a nosotros mismos, que al aplicarse a los productos comerciales que otros nos
venden.

El concepto de afrontamiento adquirió gran importancia psicológica en la


investigación científica acerca del estrés y de su superación. Su más citada

24
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

conceptualización la proporciona el psicólogo norteamericano Richard Lazarus,


quien fue profesor de la Universidad de Berkeley, y en ella enfatiza el carácter
desbordante de las demandas o exigencias que el medio le plantea a la persona,
en relación con los recursos que la persona percibe que posee para dar cuenta de
esas exigencias del medio, es decir, para afrontarlas.

Ese carácter desbordante de las demandas del medio las puede percibir la
persona de diversas formas, ej. puede percibirlas como reto o como amenaza, lo
cual la va a obligar a desplegar esfuerzos adicionales a los usuales para poder
afrontarlas. No toda inversión de energía conlleva afrontamiento; permanecemos
activos e invertimos energía en nuestras acciones siempre, pero afrontar implica
algo más, implica resolver situaciones problema, crear, o también modificar
nuestra propia situación frente a los problemas, aunque no los podamos resolver
objetivamente.

No hacemos afrontamiento alguno cuando seguimos nuestra rutina diaria para


preparar el desayuno acudiendo a nuestra despensa llena. El afrontamiento
lo hacemos cuando trabajamos para poder surtir nuestra despensa, o cuando
necesitamos desayunar pero nuestra despensa se encuentra vacía.

Es en esas ocasiones cuando realizamos acciones de afrontamiento instrumental


(las que modifican la situación y resuelven el problema), o de afrontamiento
emocional (las que le cambian el significado que le atribuimos a la situación y,
aunque nos alivian emocionalmente, no resuelven el problema).

Son diversas las modalidades que pueden asumir ambas formas de afrontamiento.
No es lo mismo ir al mercado a comprar los alimentos para el desayuno (solución
autónoma), que acudir a alguien para que nos lo suministre (búsqueda de
soporte social); pero en los dos casos se resuelve objetivamente el problema
(afrontamiento instrumental).

Tampoco es lo mismo pensar que en la mañana siguiente se podrá tener un


desayuno frugal (fantasía), que dedicarse a hacer otra cosa que impida pensar en
el hambre (evitar), o pensar en que los niños de África sienten igual o peor hambre
(negar el problema); pero en los tres casos se está haciendo algo que permite
aliviar el malestar emocional que genera la situación (afrontamiento emocional).

Ya sabemos que no todos los problemas tienen solución objetiva, por lo cual en
algunas ocasiones solo nos queda la posibilidad del afrontamiento emocional.
También sabemos que modificar nuestras posiciones emocionales, siempre
es parte de la solución; que resolver los problemas instrumentalmente no es
suficiente para superar todas las formas del malestar que esos problemas pueden
generar.

En ambos casos, ya sea al afrontarlos instrumentalmente o al afrontarlos


emocionalmente, van a existir costos, pues será necesario desplegar acciones.
Probablemente las mejores acciones, en términos de los resultados que
produzcan, van a tener costos superiores. Incluso en los casos en que la solución
del problema sea apenas una ilusión, una fantasía, o un sueño.

25
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Pero, podemos preguntarnos, si solo fantaseamos o soñamos con las soluciones


a un problema, y eso nos basta, ¿estamos incurriendo en algún costo? ¿Acaso no
es cierto que soñar no cuesta nada? Yo no creo que sea así. Es muy difícil soñar
con lo que no se sabe hacer; más difícil aún resulta tener eso que llaman “sueños
lúcidos”.
La diferencia entre soñar de forma agradable con determinadas situaciones, en
lugar de tener una pesadilla, la marca la capacidad de lo que en realidad hacemos
cuando nos encontramos frente a esas situaciones en estado de vigilia, o de la
forma en que las percibimos cuando nos encontramos despiertos.
¡Soñar sí cuesta!

26
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

Hoy por ti, mañana por mí (o a la inversa):


El alivio del soporte social7

La influencia social tiene un peso indiscutible sobre la motivación humana, ya


sea porque opera como soporte social a favor, o como presión social en contra
del logro de nuestras metas. El asunto tiene raíces filogenéticas claramente
relacionadas con el mayor poder de la manada si se junta para garantizar la
defensa y la supervivencia, o con la presión de los más fuertes para dispersar la
manada a fin de encontrar más fácilmente el alimento necesario para pocos, que
de otra forma resultaría por completo insuficiente para todos.
Pero no es fácil distinguir entre el soporte social a favor y la presión social en
contra. ¿Es una buena recomendación la que le hace un amigo a otro, cuando
le sugiere utilizar el poder del alcohol para ahogar las penas? Podría ser que
sí, o que no. Depende de que la recomendación tome en cuenta, o deje de
lado, la realidad de que las penas suelen nadar bastante bien, y sería preciso
ahogarse con ellas para que la sugerencia llegara a funcionar a largo plazo.
Tampoco es fácil saber buscar eficazmente o saber utilizar bien el soporte social
favorable, aunque se haya percibido con claridad su valor; ni saber rechazar
adecuadamente la presión social contraria, aunque sea clara su función
perjudicial.
En esta nota me propongo revisar algo acerca del papel del soporte social como
estrategia de afrontamiento a la que necesitamos recurrir con frecuencia para
poder dar cuenta de nuestras necesidades. En un libro sobre motivación humana
es fundamental darle alguna cabida a la exploración de la influencia social (una
de cuyas caras es el soporte social) como factor motivacional de gran importancia,
dado que esa influencia es muy determinante en la elección de las metas que nos
proponemos y en la adopción de las estrategias que utilizamos para alcanzarlas,
lo cual es el asunto central de la temática motivacional.

Se parte de la constatación de una realidad autoevidente: necesitamos de los


demás para poder vivir y desarrollarnos. La solidaridad forma parte de la esencia
humana, pues tenemos una naturaleza psicológica gregaria, tan real como nuestra
naturaleza orgánica. Si nos mueven las necesidades psicológicas de autonomía y
de competencia, también nos mueve la necesidad de interacción social. Esa tríada
de necesidades conforman el cuerpo de necesidades psicológicas que dinamizan
nuestra existencia, de acuerdo con la Teoría de Autodeterminación, una teoría
actual de gran impacto acerca de la motivación humana, sobre la cual trato en
otras notas de este libro.

Seguramente nadie tiene dudas sobre la importancia motivacional de la


influencia social. Algo muy distinto es la certeza acerca de cómo dar o recibir el
soporte social. Todos recibimos de forma permanente la ayuda instrumental o

7. http://elartedesabervivir.com/hoy-por-ti-manana-por-mi-o-a-la-inversa-el-alivio-del-soporte-social/

27
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

emocional que nos suministran múltiples personas que forman parte de nuestra
red social, ayuda que resulta imprescindible para el logro de metas. No tenemos
inconvenientes especiales para hacerlo cuando esas ayudas forman parte de
una transacción comercial, de un acuerdo contractual, o de una interacción social
dispuesta formalmente para la ocasión.

Pero, ¿qué sucede si requerimos acudir a la solicitud o al suministro de una


ayuda solidaria, no formal, ante alguien integrante de nuestra red familiar o
de amistades? Ahí es probable que cambie nuestra expresión, y que ya no le
hagamos  buena cara al asunto. La mala cara puede surgir porque la solidaridad
implica inversión de esfuerzos y de recursos. Pero también puede surgir de los
prejuicios que se tienen sobre el hecho mismo de ser solidario. Dar solidaridad
puede herir nuestro bolsillo o nuestros “principios”; recibirla puede herir nuestro
orgullo, o producirnos ansiedad porque nos genera “compromisos”.

Una primera condición que se requiere cumplir para hacerle buena cara al soporte
social, ya sea al darlo o al recibirlo, es reconocer su necesidad. El ser humano
es un ser social por naturaleza, solemos reconocerlo y vivirlo, no solo por la
vivencia emocionalmente extraordinaria de la amistad o de la familiaridad, sino
por la demostración incuestionable del papel de la cultura al crear artefactos que
podemos colocar al servicio de la satisfacción de nuestras necesidades.
El problema es que ni la familia, ni la amistad, ni la cultura, son asépticos;
todos ellos pueden contaminar en determinado momento y circunstancias. La
contaminación sobreviene cuando el soporte que nos dan, o que nos demandan,
se convierte en carga pesada que contraría la autonomía, tanto de quien
suministra, como de quien recibe. Ni hablar de lo que sucede si la interacción
social ya no es ayuda sino lo contrario, estorbo, cuando las presiones que ejercen
las influencias sociales nos llevan por senderos de inadaptación y de infelicidad,
convirtiéndose en causas objetivas de malestar. Eso ya hace referencia a la otra
cara de la influencia social, a la presión, que no es el tema central de la presente
nota que está dedicada al tema del soporte.

De aquí surge una segunda condición: el soporte social, siempre necesario,


no puede suplantar  a la capacidad individual para solventar las necesidades
personales, a menos que las circunstancias biológicas así lo decidan. El soporte
social desempeña adecuadamente su función si cumple un papel de amortiguador
de las cargas, o de engranaje para facilitar el movimiento, pero nunca puede
convertirse en el motor ni en el combustible para sostener de forma permanente el
movimiento en pro del desarrollo personal.

Hay bastante diferencia entre una función de amortiguador y una de motor. Por
otra parte, la única garantía de abastecimiento para el desarrollo humano es que
la energía requerida provenga de fuentes autónomas. Para todos nosotros son
muy importantes los demás; sin embargo, para cada uno, somos más importantes
nosotros mismos.

La Teoría del Amortiguador (Buffer Theory) acerca del papel que desempeña el
soporte social como estrategia de afrontamiento de las situaciones demandantes,

28
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

aunque es tal vez la más favorecida en la literatura psicológica contemporánea


sobre el tema, no está libre de vacíos y de cuestionamientos. No obstante, en
situaciones de alto estrés, o en situaciones de crisis, el soporte social constituye un
medio vital como parte del camino hacia la solución.
No es solo un asunto individual; es un asunto social. Así lo entienden las
sociedades que tienen los mejores indicadores de desarrollo humano, en la
cuales se ubican también los mejores indicadores sobre distribución de la riqueza
económica y de menor concentración de la pobreza; para constatarlo se pueden
consultar las clasificaciones de desarrollo humano que realiza el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Las sociedades con mejores índices de desarrollo humano han sabido convertir
en realidad la función de un Estado capaz de brindar a sus ciudadanos el soporte
estructural requerido para su desarrollo humano, traducible en términos de calidad
de vida representada en ingreso per cápita, niveles de educación y expectativa de
vida. Pero la presente nota quiere enfatizar en el papel de otro soporte, de aquel
que ofrecemos las personas en la interacción cotidiana dentro de nuestras redes
sociales, soporte que es necesario siempre, al margen de la abundancia o de la
escasez económica de la sociedad, y al margen de la distribución de la riqueza.

El soporte social, visto como un amortiguador, es respetuoso de la autonomía del


otro. Se suministra para facilitar y para fortalecer la capacidad de afrontamiento
del otro, no para reemplazarla. Su producto adaptativo no debe ser la dependencia
del otro, mucho menos la holgazanería del otro. La visión del amortiguador es
contraria a la visión de la limosna; el soporte no es una limosna, pues así perdería
su esencia de soporte  para el desarrollo del otro. Menos aún encuadra la visión
de limosna si se hace referencia al soporte emocional, y no solo al soporte
instrumental. La compasión, si se enfoca como una limosna, resulta denigrante de
la dignidad humana; si se enfoca como una vivencia solidaria con el dolor del otro,
como una verdadera condolencia, se convierte en una potente fuente de alivio.
El refrán popular que advierte que “el muerto se hace más pesado cuando
encuentra quien lo cargue” alude válidamente a la necesaria pérdida de energía
de quienes cargan por largos trechos un peso muerto, que no responde ni se
ayuda a sí mismo; pero no es válido si se refiere a otras situaciones en las que
se soporta transitoriamente una carga con el fin de fortalecer y de dinamizar su
propia capacidad de movimiento.
Todos pasamos por momentos en los que las situaciones problema son de una
alta exigencia de afrontamiento, en las que debemos mirar a nuestro alrededor
de forma abierta y consciente en búsqueda de soporte social, para poder salir
adelante, no solo con la solución al problema presente, sino con mayor capacidad
o competencia, y con mayor autonomía para afrontar el futuro. En nuestras
redes más próximas (entre el “prójimo”) hay personas que nos demandan y que
nos suministran soporte con funciones de alivio y de fortalecimiento emocional
e instrumental. Es ahí donde se hace realidad la expresión popular ¡Hoy por ti,
mañana por mí!

29
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

Donde fueres… ¿haz lo que vieres?:


La energía nuclear de la presión social8

La buena educación recomienda hacer en un lugar que sea nuevo para uno
aquello que se observa que los demás hacen; es riesgoso ensayar modales
en un lugar desconocido. Es preciso afinar el monólogo socrático allí donde se
desconocen las costumbres, pues se podrían cometer imprudencias costosas
al decir o hacer algo que pueda resultar ofensivo para los de ese lugar. Sin
embargo, cabe preguntarse ¿Hasta dónde debe llegar la complacencia con los
lugareños? ¿Debemos probar un alimento que no nos guste de ese lugar, o que nos
haga daño, para evitar vergüenzas? ¿Qué hacer cuando la presión parece insalvable?
El sentido común nos indica que la imitación puede constituir la mejor
alternativa de solución en algunas situaciones de incertidumbre, siempre y
cuando estemos seguros de la pertinencia de los modelos, de que hacemos
una buena interpretación de las señales del medio, y de que poseemos las
habilidades mínimas necesarias para imitar a los modelos. ¿Se imaginan
ustedes el ridículo en que habría incurrido el presidente Obama, bailando
tango en Buenos Aires, si antes no hubiera adquirido un mínimo conocimiento
de los movimientos más elementales de ese baile? Con seguridad él sospechó
que iba a recibir presiones para bailar la danza típica del lugar, y se preparó
convenientemente para el momento.
La presión social ha sido un fenómeno ampliamente estudiado en psicología
social. Es un buen recurso para disimular nuestros errores o para culpar a los
demás. Los padres suelen atribuirle a las “malas compañías” los errores de
sus hijos, y los maestros le atribuyen a “la influencia familiar” las conductas
negativas de sus estudiantes.
En una serie clásica de experimentos sobre influencia social, realizados a
mediados del siglo pasado, el psicólogo polaco Solomon Asch demostró que
la presión social llevaba a dar respuestas incorrectas a una alta proporción
de estudiantes en una tarea tan sencilla como comparar tres líneas para decir
cuál era, por ejemplo, la de mayor tamaño, ante muestras que no dejaban
duda de cuál era más grande y cuál más pequeña. Sin embargo, cuando los
sujetos experimentales eran precedidos por otros aliados con el investigador,
que respondían adrede de forma incorrecta, los experimentales contestaban
erróneamente en un 37% de los casos, cuando en condiciones normales, sin
presión social contraria, la probabilidad de error no era superior al 1% (Ver
https://www.youtube.com/watch?v=tAivP2xzrng&feature=youtu.be).
La presión social es una realidad permanente a la que nos vemos sometidos
en cada acto de comunicación dialógica que establecemos con los demás. En

8. http://elartedesabervivir.com/donde-fueres-haz-lo-que-vieres-la-energia-nuclear-de-la-presion-social/

31
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

primer lugar, en razón de la necesaria e inevitable carga de subjetividad que nos


transmite cualquier mensaje que recibimos o que emitimos. Porque si lo recibimos,
el mensaje nos llega cargado con la interpretación que el otro, el emisor, realiza
acerca de la realidad sobre la cual nos comunicamos. Si lo emitimos, porque el
mensaje le transmite al receptor la carga de nuestra propia interpretación acerca
de esa realidad.
El mundo es un mundo de palabras, de mensajes simbólicos con esquemas de
pensamiento que expresan lo que cada quien entiende e interpreta acerca de
la realidad, con cuya confluencia se crea la cultura, a través del aporte y la
interacción de todos.
Pero, en segundo lugar, la presión social es una realidad en razón de que la
cultura creada propende por imponerse y reproducirse moldeando el pensamiento
de los miembros del grupo social (la cultura de un país, la cultura de una
institución, la cultura de una comunidad, etc.). Esto significa que la presión social
no es espontánea y desinteresada. Por el contrario, se propone el mantenimiento
y la satisfacción de algunas metas o intereses del grupo, explícitos e implícitos,
de una forma que se auto-sostiene y se auto-reproduce a través de esquemas de
pensamiento. Esos esquemas de pensamiento constituyen la energía nuclear de la
presión social.
Se expresan de muchas maneras diferentes, en canciones, en refranes, en
tradición oral y escrita, en costumbres, en normas subjetivas (códigos implícitos
de comportamiento, ej. normas de grupo), en normas objetivas (códigos
explícitos de comportamiento, ej. reglamentos), y de muchas otras formas.
Tienen un poder similar al de la energía nuclear, solo que son Energía Nuclear
Mental poderosamente estructurada e integrada. Tal vez por eso Einstein hacía
la afirmación acerca de estos esquemas, cuando sostenía que “es más fácil
desintegrar un átomo que un prejuicio”.
La energía que liberan los esquemas de pensamiento sostenidos por una
cultura es demasiado poderosa; tiene una gran capacidad de irradiación y de
penetración; su presión es muy difícil de repeler, por lo cual termina imponiéndose.
Y reproduciéndose, porque integramos esos esquemas de pensamiento a nuestra
personalidad, con ellos construimos nuestros Egos (Yo, más o menos consciente)
y SuperEgos (SuperYo normativo, más o menos inconsciente, por encima de Mí), los
conservamos, los hacemos nuestros, y los difundimos.
Los reproducimos al costo que sea; no importa si eso nos lleva a un exabrupto
como el observado recientemente en un partido de fútbol en Colombia, cuando
los hinchas de una barra brava agredieron a dos niños y a su padre porque no
portaban la camiseta de su equipo, símbolo máximo de su cultura, y los obligaron
a irse del estadio. “Hay que” (… “debemos” … “tenemos que” …) hacer respetar los
símbolos de nuestra cultura (religiosa, política, sexual, futbolística, patriótica, tribal,
etc.). Por supuesto, algo de ese comportamiento debió ser previamente promovido
por los fabricantes y vendedores de camisetas; o por los dueños del equipo.
Esa dinámica de creación, sostenimiento y reproducción de la cultura se
fundamenta en la capacidad de la palabra, artefacto por excelencia, que expresa

32
TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

el pensamiento de cada persona en torno a cualquier realidad; es decir, se


fundamenta en los esquemas de pensamiento que mantenemos acerca de la
realidad. Las “barras bravas” constituyen la realidad de un grupo de hinchas que
mantienen unos esquemas de pensamiento explícitos en torno a lo que significa
seguir a su equipo, apoyar a su equipo, restarle poder a los rivales, ser fiel a su
equipo, etc. Esos esquemas se mantienen y se refuerzan expresándose de forma
explícita, a través de coros, de símbolos,  de lemas, de acciones (agresivas y
no-agresivas), etc. Lo mismo podemos encontrar si analizamos la cultura de una
familia, de una institución, de una etnia, o de cualquier otro grupo social.

El monólogo socrático que permite analizar la presión social para controlarla invita
a preguntarse por esos esquemas, a explicarlos, a mantenerlos, o a transformarlos
críticamente. No es sencilla ni rápida la tarea de transformarlos. En lo individual,
es muy difícil porque los esquemas pre-existentes están ligados a reacciones
emocionales favorables/desfavorables muy fuertes; por eso se afirma que los
seres humanos tendemos a ser bastante conservadores y refractarios al cambio.

La camiseta de un equipo (como el nombre de un caudillo, la marca de un


producto, la simbología de una prenda, o el sabor de un alimento) despierta
reacciones emocionales con gran capacidad de impacto motivacional.En lo social,
es titánica y dispendiosa la tarea para hacer que la cultura se apropie de nuevos
esquemas de pensamiento; eso implica una importante inversión de creatividad y
de esfuerzo.
Pensemos, a manera de ilustración, en el hecho de que las empresas productoras
de algo (un jabón, una bebida, una prenda de vestir, un partido político,
etc.) invierten la mayor parte de sus recursos en marketing para “colocar” alguna
idea favorable a su producto dentro de la cultura del grupo social al que han
convertido en su target. La cultura crea sus propios “deberías”, sus propios “hay
que”, sus propios “tengo que”, que convierten esos esquemas de pensamiento en
verdades irrefutables; la misma cultura se encarga de reafirmarlos con dichos,
refranes, canciones, tradición oral/escrita, metáforas, etc.
Muchas veces son “deberías” racionales, o expresan verdaderas necesidades;
son intercambiables por un “es preciso” o “es necesario”. Otras veces son pseudo-
necesidades emanadas de la irracionalidad, no son intercambiables por “es
preciso”. Es preciso disponer de un medio de transporte eficiente, eso es necesario,
no “debemos” tener un carro; mucho menos “hay que” tener un carro de tal marca,
o de tales características. Sin embargo, la cultura (lo que recibimos en nuestros
grupos de referencia) nos presiona muchas veces a convertir esas pseudo-
necesidades en necesidades apremiantes.
Tenemos incorporados a nuestro sistema de creencias  esquemas poderosos de
pensamiento que nos motivan a actuar en determinado sentido, muchas veces sin
ser conscientes de la existencia de esos esquemas. En lo referente al papel que
la presión social ejerce para la formación de estos esquemas, son pensamientos
propios de nuestra cultura que incorporamos de forma progresiva y automática a
nuestra propia conciencia, los repetimos espontáneamente sin cuestionamiento;
algunos son pensamientos con capacidad de irradiación bastante circunscrita

33
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

(“necesito un carro de estas características”), pero otros tienen gran capacidad de


irradiación y de penetración (“debo ser el mejor en lo que haga”).
El medio nos presiona de muchas formas; los otros significativos nos dicen
cosas (“papá, cómprate otro carro, mis amigos te llaman el del arca de Noé”); la
publicidad nos inunda; nuestros pares nos indican cómo deben ser las cosas; las
“normas sociales” son bastante opresivas (qué es estar in, pertenecer al jet set, ser
triunfador y exitoso, ser perdedor, cómo parecer joven, cómo no-ser viejo, cómo ser
atractivo/a, etc.). Tarea compleja para el monólogo socrático es esa de filtrar las
pseudo-necesidades.
La presión social es tan fuerte y omnipresente, que el refrán popular “Dime con
quién andas, y te diré quién eres” la ha elevado al carácter de norma predictiva.
Hay mucha tela para cortar sobre este tema de la presión social, tomada como la
presión que ejerce la cultura para conducirnos a comportarnos de determinada
forma. La unidad de análisis propuesta por la psicología cognitiva para comprender,
explicar y transformar esta presión es el esquema de pensamiento, que es la
unidad portadora de lo que he denominado, metafóricamente, la Energía Nuclear
Mental.
Por eso, no me digas con quién andas, para saber quién eres; mejor dime qué
piensas, para saber con quién andarás y cómo actuarás.

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TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

Genio y figura hasta la sepultura: La


personalidad y la motivación9

El refrán popular considera que desde el nacimiento conservamos invariables


hasta la sepultura nuestra forma de ser o nuestra personalidad, al igual que
nuestra figura. La personalidad se ha dibujado, especialmente en consonancia con
las ideas de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, a la manera de una fuerza
invariable e incontenible de motivaciones inconscientes que pujan por expresarse
en medio de fieros combates entre los poderes del Ello, el Yo, y el Super-Yo.
Se considera a esta oscura e inconsciente, pero permanente y poderosa fuerza
motivacional, como la causa de muchas de nuestras acciones, en especial cuando
esas acciones tienen algún tinte de anormalidad. La pintura de Salvador Dalí
“el enigma del deseo”, tomada para la portada de este libro, dibuja cómo opera
uno de esos “monstruos” predilectos de la motivación inconsciente, el complejo
de Edipo, al que representa de forma tan bella como subjetiva y apabullante,
formándose en un laberinto de relaciones escabrosas entre el niño, su madre
y su padre. ¿Es tan misteriosa, inmodificable e insondable la influencia de la
personalidad sobre la motivación humana?
Existen diversas teorías muy distintas acerca de la personalidad; cada teoría
aporta ideas sobre los factores que concurren para explicar la estabilidad del
comportamiento individual. Obviamente no aspiro siquiera a mencionarlas en esta
nota; tan solo me referiré una de ellas que es la teoría cognitiva. En la presente
nota espero poder presentar un concepto aproximado acerca de los sistemas de
procesamiento de la información que alojamos en nuestra mente desde niños,
dándole a nuestra personalidad una estructura estable y una apariencia de
inmodificable figura, la cual parece ubicarse en el centro de nuestras motivaciones,
centro que por fortuna puede desplazarse si se modifican algunos vetustos, y poco
adaptativos, sistemas personales de producción de pensamiento.
La psicología diferencial se ocupa de una materia de estudio muy propia de cada
uno de nosotros, de la personalidad, ese conjunto de características psicológicas
que nos hace únicos y diferentes a los demás.
La personalidad, ese “algo” que le confiere integralidad y totalidad a nuestro ser,
al tiempo que le aporta estabilidad y permanencia a nuestro comportamiento. La
personalidad suele describirse con términos simples, aunque de sobra sabemos
que esos términos ambiguos no se ajustan suficientemente a la descripción de
todo lo que somos, ni explican todo lo que hacemos. “Extrovertido”, “neurótico”,
“tímido”, “ansioso”, “malgeniado”, “depresivo”, “brillante”, “hiperactivo”, y un sin
número de términos de ese estilo, más adjetivos que sustantivos, se utilizan para
describir nuestras características estables de comportamiento. Sin embargo,
a pesar de la estabilidad relativa de nuestras formas de actuar, nuestros

9. http://elartedesabervivir.com/genio-y-figura-hasta-la-sepultura-la-personalidad-y-la-motivacion/

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¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

comportamientos suelen variar entre situaciones, de un escenario a otro, o de un


momento a otro; no siempre nos comportamos, por ejemplo, con timidez, aunque
nos consideremos tímidos.

¿Se origina la estabilidad del comportamiento en factores internos de la


persona? Es sólida y muy atractiva la intuición que nos lleva a afirmar que eso
es muy posible; pero, en ese caso, ¿cuáles son esos factores? De hecho las
representaciones de la personalidad suelen ser circulares en la referencia a rasgos
internos. Se afirma, por ejemplo, que una persona prefiere evitar ciertas situaciones
porque es tímida (rasgo interno), pero al mismo tiempo, se afirma que esa persona
es tímida porque prefiere evitar ciertas situaciones; las argumentaciones circulares
de ese tipo carecen de lógica.

Otras argumentaciones apelan a factores internos de tipo biológico para


explicar la estabilidad del comportamiento. Si alguien es agresivo de forma
sistemática, se apela a su posible temperamento colérico para explicarlo. Se
trata de argumentaciones circulares muy similares a la anterior, sin desconocer
la operación de otros factores de tipo biológico, en este caso representados por
el temperamento (factor diferente a la personalidad), y sin desconocer la mayor
posibilidad de observación objetiva de que gozan esas variables biológicas.

Con frecuencia, sobre todo en casos extremos de tipo clínico, la personalidad


adquiere carácter etio-patogénico, es decir como causa de algunos trastornos de
comportamiento. Suele pensarse en la presencia de “desórdenes de personalidad”
para explicar comportamientos considerados anormales. Sin duda, algo hay
de objetividad en las hipótesis psicopatológicas que explican la motivación a
incurrir en ciertos comportamientos (ej. cometer crímenes) a partir de desórdenes
de personalidad. Pero esas hipótesis no parecen adecuadas para explicar la
motivación inherente al cotidiano comportamiento “normal” de la gran mayoría de
personas, incluso cuando se trata de comportamientos problema. Sin embargo,
ha sido una tradición pensar en la personalidad como fuente de la motivación a
incurrir de manera estable en comportamientos que representan problemas para la
persona, como puede ser, por ejemplo, un comportamiento adictivo.

Coherente con los argumentos expuestos en la presentación de este libro, asumiré


aquí una postura en favor de la corriente teórica que explica la personalidad como
la estabilidad del comportamiento que surge de la estabilidad del pensamiento.
Esto significa que la estabilidad de las ideas (los productos del pensamiento) o
la estabilidad de los procesos que se siguen para producirlas (el procesamiento
de la información) contribuyen de manera significativa a explicar la estabilidad
del comportamiento, tanto del comportamiento considerado normal como del
considerado anormal. Con la consecuencia lógica de que es posible acceder a
una fuente importante para la modificación del comportamiento si se modifican las
ideas o los procesos que se siguen para producirlas.
No se trata de reducir la complejidad de la personalidad para afirmar que ésta
tiene una naturaleza solamente cognitiva; se trata de enfatizar el papel del
pensamiento como una especie de alimento psicológico que fortalece o debilita
la posibilidad de manifestación de un rasgo o de un comportamiento aprendido.

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TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

Reducir toda la explicación a la presencia o ausencia de ideas sería tan ingenuo


como pretender que la salud o las enfermedades físicas dependen exclusivamente
de los hábitos alimenticios. Pero los hábitos de pensamiento modulan la
manifestación de un rasgo de personalidad, como los hábitos alimenticios pueden
hacerlo con la manifestación de un rasgo físico.

Una idea o “esquema” es un producto del pensamiento que puede irradiarse


para afectar pocos o muchos comportamientos. Algunos esquemas se irradian
ampliamente y se consolidan radicalmente; pueden ser esquemas muy
sobresalientes por su forma de conferir estabilidad al comportamiento personal,
y, por lo mismo, pueden tratarse como esquemas nucleares relevantes que llevan
a configurar una estructura de personalidad. Piénsese, a manera de ilustración,
en el esquema que lleva a sobrevalorar la importancia de recibir apoyo de otros
como medio necesario para poder hacer algo importante; ese esquema hace
que, en muy diversas situaciones, la persona solicite el apoyo de los demás para
poder comprometerse con algo, y culmine exhibiendo lo que se denomina una
“personalidad dependiente”. En realidad lo estable o permanente sería la idea
que sobrevalora el apoyo de otros, la cual motiva a la persona a la búsqueda
permanente de ese apoyo, configurando el comportamiento dependiente.

Algunos esquemas de pensamiento muy frecuentes, que se encuentran detrás de


muchos comportamientos disfuncionales que son recurrentes en la vida cotidiana
fueron propuestos por el psicólogo norteamericano Albert Ellis (1913-2007), creador
del sistema psicoterapéutico denominado Terapia Racional Emotiva Conductual.
Esos esquemas se ajustan a su propuesta sobre las once formas tradicionales de
pensamiento irracional, que se enuncian a continuación:

1) Necesidad de aprobación, 2) necesidad de competencia o capacidad para


considerarse valioso, 3) necesidad de culpabilizar y castigar, 4) necesidad de que
las cosas sean como uno cree que deben ser, 5) creencias en la imposibilidad de
controlar emociones dolorosas originadas en hechos externos, 6) preocupación
excesiva por los peligros, 7) creencia de que es preferible evitar que afrontar
las dificultades, 8) necesidad de depender de los demás, 9) creencia en que las
influencias del pasado son inmodificables, 10) preocupación excesiva por los
problemas de los demás, y, finalmente, 11) la idea de que existe sólo una solución
perfecta para los problemas humanos.

Una explicación de los anteriores esquemas de pensamiento irracional se puede


consultar en el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=fdw3L07XhT8
Algo similar a lo afirmado acerca de los esquemas producidos por el pensamiento
puede afirmarse acerca del proceso de producción de las ideas. Piénsese en
la presencia de las llamadas “distorsiones cognitivas”, a manera de ilustración
de lo que es el proceso. Se trata de formas sesgadas de procesamiento de la
información, consistentes en focalizar la atención en aspectos parciales de la
realidad, por lo cual necesariamente la sesgan y no permiten representarla de
una forma que sea más integral y objetiva. La recurrencia frecuente en este tipo
de distorsiones, y en otros errores de carácter lógico, lleva a que las realidades
representadas por las ideas distorsionadas se vuelvan tan subjetivas y enigmáticas

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¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

como las del complejo de Edipo que se representan en la pintura de Dalí que se
mencionó antes.
El siguiente video nos aproxima de forma lúdica a la comprensión del significado
de las distorsiones más frecuentes que operan en el proceso de producción de
pensamientos, como son las distorsiones consistentes en adivinar, magnificar,
crear catástrofes imaginarias, prescribir “deberes”, etiquetar, “leer” el pensamiento
de los demás, minimizar, extremar los puntos de vista, personalizar, razonar
emocionalmente, y generalizar excesivamente (Ver video en la siguiente dirección:
https://www.youtube.com/watch?v=8ZlZDBBHmCM).
Se puede razonablemente esperar que si se modifica un esquema de pensamiento
(ej. la idea de que uno debe preocuparse excesivamente por los problemas de
otros), o un proceso de pensamiento (ej. la tendencia a imaginar catástrofes ante
la posibilidad de un resultado adverso), entonces también se modifiquen los
comportamientos, incluso algunos considerados “anormales”, que muestran la
estabilidad de nuestra personalidad. Si se asume que la estabilidad de los sistemas
de procesamiento de información tiene un papel importante en la determinación
de las emociones y del comportamiento, entonces el monólogo socrático que
cuestiona esos sistemas de creencias y cuestiona esos sistemas de procesamiento
de la información, surge como una gran posibilidad a mano para modificarlos.
El monólogo socrático, que hace uso de la duda sistemática y de la pregunta
permanente para cuestionar el fundamento de lo que pensamos, y para cuestionar
la corrección del proceso que seguimos para producir nuestras ideas, surge
entonces como herramienta potente para evitar que lleguemos con el mismo genio
hasta la sepultura, algo que también puede ser deseable para que suceda con
nuestra figura.

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TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

Que muera lo viejo y nazca lo nuevo:


la motivación humana en situaciones
de crisis personal10

Las situaciones de crisis personal sobrevienen al suceder alguna adversidad


conducente a que algo que existía, y venía funcionando, repentinamente reciba
algún golpe o sufra algún daño que le causa lesiones irreparables. Salir de una
crisis siempre obliga a otorgarle registro de nacimiento a una situación nueva,
que permita afrontar una adversidad, no siempre con soluciones para los daños
recibidos, y expedirle registro de defunción a las situaciones antiguas, donde
la adversidad no existía. Los aires motivacionales por los que se desplaza ese
proceso no son calmados; poseen una enorme turbulencia.

Lo que antes funcionaba, durante mucho o poco tiempo, después de la crisis ya


ha caducado, ya no existe; la superación de una crisis exige permitir, propiciar,
y aceptar, la presencia de un nuevo estado de cosas. No se sale indemne de
una crisis; asimilar la pérdida es un requisito para poder, primero, cicatrizar las
heridas y, luego sí, volver a crecer. La presente nota se propone describir de forma
global el cuadro de las transformaciones motivacionales que surgen en la vida
de una persona que afronta una situación de crisis circunstancial, que la mueven
a tratar de escapar del dolor y a evitar su profundización, con implicaciones
de afrontamiento emocional e instrumental coherentes con esa descripción
motivacional de la situación de crisis.

El término “crisis” tiene múltiples connotaciones; en esta nota se utiliza para


referirse al estado de excesiva conmoción emocional y motivacional que acontece
en la vida de una persona a la que le ha sucedido una adversidad incuestionable,
tal como el diagnóstico de una enfermedad grave, la pérdida de su trabajo, la
muerte de un ser querido, un desastre natural, el encarcelamiento, una quiebra
económica, una pérdida afectiva, o cualquier acontecimiento que represente una
pérdida que la persona considere significativa.

Se trata de crisis circunstanciales precisas. Se hace referencia a situaciones


agudas o repentinas, bien identificables y definibles, causantes de un profundo
dolor emocional a las personas que las padecen, con consecuencias notables de
alteración en sus comportamientos usuales en múltiples áreas vitales (el trabajo,
el estudio, la interacción social, etc.), y con riesgos de consideración para su salud
física y mental. No se hace referencia a situaciones ambiguas como la de una
“crisis existencial”; tampoco se hace referencia a situaciones crónicas como, por
ejemplo, “una vida de pobreza”, o “la crisis del humanismo”. No se niega que esas
también son situaciones de crisis; solo que en esta nota no se hace referencia a
ellas.

10. http://elartedesabervivir.com/muera-lo-viejo-nazca-lo-nuevo-la-motivacion-humana-situaciones-crisis-personal/

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¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

En cualquier caso, considero que al término “crisis” le ajusta bien la frase atribuida
al dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht (1898-1956): “La crisis se produce
cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”; esos
dos acontecimientos, la muerte de lo viejo que se ha perdido, y el nacimiento de
lo nuevo por venir después de que se acepta la pérdida, delimitan el periodo de
duración de una crisis. Una crisis es un periodo oportuno para que nazca algo
nuevo que restaure la adaptación, reemplazando a lo viejo que era funcional
antes, pero que ha dejado de existir por la presencia de la adversidad. Aunque
no se debe olvidar que la gestación y el parto de la criatura “restauradora”
también abarcan un periodo de gran riesgo, ya que pueden ocurrir múltiples
malformaciones en el “neonato” si no se adoptan las necesarias precauciones, o si
se le obliga a nacer prematuramente.
Escuché al hermano de una mujer muerta durante el atentado con explosivos
a un centro comercial de Bogotá declarar que “perdonaba a los terroristas”,
apenas al día siguiente del atentado. Creo que ese tipo de soluciones, en este
caso el temprano perdón, corren el riesgo de convertirse en criaturas nacidas
prematuramente, a las que  no se les ha permitido el necesario tiempo de
gestación. Pero no quiero prejuzgar, pues también puede tratarse del firme
comienzo de una actitud personal conducente a la verdadera solución; hubiera
sido negativo escucharlo declarar “no descansaré hasta vengar la muerte de mi
hermana”. Lo usual es que entre el acontecimiento adverso y la solución final de la
situación, que implica la aceptación de la pérdida, transcurran etapas. Bien podría
ser que la persona de la anterior ilustración estuviera pasando por una etapa
preliminar de negación inconsciente de la pérdida; también podría ser que sintiera
tristeza por la muerte de su ser querido, pero sin configurarse una situación de
conmoción emocional que lo colocara en un estado de crisis como tal.
El núcleo definitorio de la situación de crisis es el dolor emocional intenso
causado por la percepción que la persona tiene acerca de la pérdida sufrida,
percepción que la lleva a calificar el acontecimiento en términos que amplifican y
profundizan el impacto emocional negativo,  y la conducen a un doble proceso de
afrontamiento de la situación, uno de tipo emocional y otro de tipo instrumental,
en medio de un estado de relativo caos y perturbación del comportamiento
individual.
El afrontamiento emocional se dirige hacia la modificación de la percepción
que la persona tiene acerca de la situación, de tal forma que la transforme en
términos que le permitan aliviar el dolor, sin esperar una modificación objetiva del
daño padecido. Se trata de una natural motivación defensiva dirigida a preservar
la integridad orgánica y psicológica en momentos en que se ha recibido un
fuerte traumatismo; “podría haber sido peor …” es una de las formas típicas de
afrontamiento emocional.

El afrontamiento instrumental se dirige a la realización de acciones que


objetivamente puedan resolver el problema, revertir de alguna forma el daño
acontecido, o evitar que este daño se profundice aún más; se trata de una
motivación dirigida a la disminución real del daño, lo que necesariamente va a
redundar en alivio.

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TEMA 1: LA MOTIVACIÓN

Tanto el afrontamiento emocional como el instrumental se combinan para


producir un resultado protector, mediado por el alivio del dolor emocional que
impulsa a la crisis. Se trata de un alivio fundamental y necesario para evitar
que, dentro de la crisis, sobrevenga una situación de emergencia caracterizada
por la desorganización total del comportamiento cuando la crisis se agudiza
por la presión desbordada. Esta agudización surge cuando hay pérdida de
toda perspectiva de alivio del dolor, con las consiguientes manifestaciones
de agotamiento físico y psicológico asociadas a un estado de estrés severo
ocasionado por el dolor intenso que se percibe como inescapable, con amenazas
de empeoramiento inevitable, dándole paso a manifestaciones de desesperanza, y
al surgimiento de comportamientos erráticos altamente destructivos.

Desde el punto de vista cognitivo, la situación de crisis puede definirse como


un estado de gran confusión mental y de concentración total de la atención
sobre el daño padecido, con la consiguiente dificultad para atender otros
asuntos diferentes a los relacionados con la misma crisis. Confusión acerca de la
profundidad que alcanzará el daño sufrido (¿podré tolerarlo?), confusión acerca
de las causas responsables de lo sucedido (esta confusión suele originar caídas
en trampas como la culpabilidad irracional y las explicaciones supersticiosas), y
confusión acerca de los significados inherentes a los apoyos que se reciben (temor
a la compasión), lo cual puede entrabar la búsqueda y la recepción del necesario
apoyo social durante la crisis. La confusión imperante origina una alteración
significativa de la capacidad de toma de decisiones y marca los objetivos hacia los
cuales se puede dirigir el monólogo socrático en estas situaciones.

La teoría psicológica contemporánea acerca de la resiliencia y del crecimiento


post-traumático subraya la posibilidad no solo de superar el daño emocional
sufrido durante una crisis, sino de acceder a niveles de funcionamiento cognitivo
y emocional superiores en adaptación vital a los que existían antes de la crisis.
Tal vez sea conveniente sustentar la anterior afirmación en el pensamiento de un
clásico de la literatura universal, Fiódor Dostoievsky, acerca del dolor.

Dostoievsky, tratando de encontrarle sentido al sufrimiento, hace una afirmación


que ilustra vívidamente el papel del afrontamiento emocional, al reformular el
significado del dolor: “El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente,
hace a veces serio y constante hasta al hombre irreflexivo; incluso los pobres de
espíritu se vuelven más inteligentes después de un gran dolor” (ver http://www.
proverbia.net/citasautor.asp?autor=305).

Esto lo afirmó el genial escritor, desde una posición ideológica cristiana acerca
del dolor, probablemente en búsqueda de sentido a las penurias que sufría en su
etapa de trabajo forzado en Siberia. Dostoievsky perdió a su madre, quien murió
de tuberculosis, cuando él tenía 15 años, y a su padre, brutalmente asesinado, a
los 18. También perdió a una hija recién nacida. Después de pagar su condena a
trabajos forzados en Siberia, por causa de su actividad política socialista, escribió
casi toda su voluminosa obra en la que retrata literariamente la dinámica del
afrontamiento emocional y de la irracionalidad en situaciones extremas de crisis,
como la que vive Raskolnikov, el protagonista de la novela “Crimen y Castigo“.

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¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Algunas analogías o refranes populares que suelen recordarse en los momentos


de crisis deben asumirse con beneficio de inventario. ¡Un clavo saca otro clavo!, es
cierto, si el viejo clavo se ha ablandado suficientemente, de lo contrario, el nuevo
clavo toma un curso colateral al del viejo para formar un abultamiento más grande y
evidente sobre la madera. ¡Ojos que no ven, corazón que no siente!; alejarse, negar
la crisis, evitar su afrontamiento, o fantasear soluciones irreales, solo sirve para paliar
el dolor agudo al inicio, pero no para evitar el desastre a largo plazo. Un alejamiento
definitivo, algo así como la negación permanente de lo sucedido, convertiría a la
persona en  un receptor activo, no ya pasivo, de la profundización del daño.
Es aquí donde adquiere sentido el pensamiento de Bertolt  Brecht acerca de las 
crisis, pues su solución implica permitir que muera lo viejo y que nazca lo nuevo.
Dejar morir lo viejo significa reconocer el daño, aceptar la continuidad de la vida
a pesar de la pérdida irrecuperable. Permitir que nazca lo nuevo significa activar
la racionalidad del monólogo socrático para generar un estado mental que le dé
curso al surgimiento de nuevas posibilidades de crecimiento personal y de calidad
de vida, sin la presencia de lo que antes era pero ya no es.

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TEMA 2:
EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

Auguste Rodin
El Pensador (1903)

“Creado ya en 1880 en
su tamaño original, unos
70 cm, para decorar el
tímpano de La Porte de
l’Enfer [La Puerta del
Infierno], Le Penseur [El
Pensador] se titulaba
entonces Le Poète [El
Poeta]: representaba a
Dante, el autor de La
Divina Comedia que
inspiró La Puerta, inclinado
hacia delante para
observar los círculos del
Infierno, meditando sobre
su obra.”

Museo Rodin

http://www.musee-rodin.fr/
es/colecciones/esculturas/
el-pensador-0

… LA REFLEXIÓN, FUNDAMENTO PRINCIPAL


DE LA RACIONALIDAD …
TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

Pague dos y lleve uno: el monólogo socrático1

¿Quién compraría un producto que anuncian con el mensaje “pague dos y lleve
uno”? Si la oferta es así, a secas, nadie compraría; solo un tonto lo haría. Pero si se
trata de una situación en la que un vendedor ingenioso parte de llamar la atención
con una oferta absurda, no hará la oferta a secas, la planteará en un contexto de
incertidumbre; por ejemplo dirá “lleve uno que dura un año por el precio de dos
que solo duran un mes”.
Entonces, probablemente tendrá algunos compradores que a “ojo cerrado” le
crean lo que dice, y otros que deciden hacerlo solo después de responderse
satisfactoriamente algunas preguntas como las siguientes: ¿Es cierto que el
más barato dura solo un mes? ¿es cierto que el más caro dura un año? ¿cuáles
beneficios me ofrece el más barato que no me ofrezca el más caro?, etc.
También es posible que le compren aquellos que regulan su comportamiento por
la economía a mediano plazo; y, definitivamente, no le comprarán quienes en el
momento solo tienen dinero para adquirir el más barato. Es poco probable que
alguien se dedique a hacer cálculos complejos acerca de la magnitud del ahorro,
pero probablemente sí habrá muchos que se guíen por justificaciones simples
para comprar el menos económico: “qué importa si dura menos, ese es el que me
gusta”, “más vale malo conocido que bueno por conocer”, “alguna trampa debe
existir en esa oferta tan buena”, etc.
Todos sabemos que las situaciones de conflicto en las que se precisa una toma
de decisiones en la vida cotidiana son situaciones de incertidumbre, donde buena
parte de la información está ausente y tenemos que inferirla de alguna manera;
resolvemos los conflictos “pequeños” que nos plantea el diario vivir apelando
a la información de la que disponemos, moviéndonos en un contexto en el que
suele predominar la intuición o el sentido común. La intuición es un razonamiento
ligero que nos lleva a decidir y hacer lo que nos resulta más viable, guiados por
impresiones que reemplazan a los juicios, aunque eso que decidamos y hagamos
diste de lo óptimo en términos de poder conducirnos a obtener lo que nos
hayamos propuesto lograr (economía, cumplimiento de metas laborales, buenas
relaciones con otros, satisfacción, evitación del malestar, un matrimonio feliz, etc.).
Herbert Simon, premio nobel de economía en 1978, obtuvo ese preciado galardón
por sus análisis acerca de la forma en que nos comportamos los humanos en esas
situaciones de incertidumbre, actuando al amparo de lo que él denominó “principio
de racionalidad limitada”. La esencia de la racionalidad, bajo esta óptica de análisis,
radica en tomar decisiones eficaces, por su capacidad de conducir al logro de
alguna meta, en condiciones de mayor eficiencia, es decir, al menor costo posible.
Ante el reconocimiento de la imposibilidad de hacer lo más racional debido a las
inmensas limitaciones de nuestros cálculos y de nuestras capacidades, hacemos

1. http://elartedesabervivir.com/pague-dos-y-lleve-uno-el-monologo-socratico/

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¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

apenas lo más “razonable”. Todos tratamos de hacerlo con la mejor intención; con
toda seguridad no hay ninguna mala intención en la persona que decide aliviar su
dolor tomando licor, ni en la que decide educar con castigos a sus hijos, o en la que
opta por hacer lo que el medio social le aprueba; con razón un refrán popular afirma
que de buenas intenciones está sembrado el camino del infierno. Aunque debemos
reconocer que, si hay intención, es decir, decisión, siempre será menos probable
que haya estupidez; se incrementa la probabilidad de la estupidez cuando se hace
algo sin siquiera haberlo decidido, pues la decisión implica hacer balances previos.
¿Cuál podría ser una especie de guía para la racionalidad? Si existen algunas
guías para jugar bien ajedrez o damas chinas, también puede haber algunas para
pensar un poco más racionalmente. Creo que Sócrates trazó un camino para la
búsqueda de la racionalidad a través del cuestionamiento; por eso pienso que ya
no el diálogo socrático, sino el “monólogo socrático”, puede ser una guía factible.
Considero el monólogo, no porque descarte la bondad del diálogo, sino
porque la mayor parte del tiempo sólo dialogamos con nosotros mismos; es lo
que permanentemente hacemos. Por supuesto se trata de un monólogo que
necesitamos planificar de alguna forma, con el fin de que nos ayude a valorar el
alcance de nuestra racionalidad limitada.
El asunto puede hacerse sencillo, pero no es algo elemental. La metáfora del
monólogo socrático es una figura que sugiero para representar un sistema
de preguntas que conduzcan a fijar la atención sobre aspectos claves de la
racionalidad en la toma de decisiones; es una especie de homúnculo dentro de mi
cerebro que actúa para sugerirme preguntas claves, de cuyas respuestas van a
depender mis decisiones.
No se trata de las preguntas clásicas a las que obliga la racionalidad limitada,
que se refieren a la justificación de las ocasiones en que se amerita una toma
de decisiones, de ponderación de las posibles soluciones a un problema, y de
elección de una alternativa razonable.
Son otras preguntas, que se van a formular desde la perspectiva del proceso
motivacional. Es un monólogo porque está diseñado para practicarse en el auto-
diálogo; es decir, es un sistema de auto-instrucciones. Es socrático porque se basa
en el uso sistemático de la pregunta, es decir, es un sistema de cuestionamientos.
El monólogo socrático está constituido, precisamente, por un conjunto de reglas
simples cuya práctica nos conduce a pensar mejor. Si se deben practicar reglas
simples para jugar mejor ajedrez, también es preciso hacerlo para pensar mejor.
Otro premio nobel de economía, Daniel Kahneman, quien obtuvo ese galardón en
2002, ofrece una perspectiva de análisis sobre el proceso de toma de decisiones
que me parece útil para planificar el monólogo socrático. Este investigador, junto
con Amos Tversky, propone la Teoría del Prospecto, en la cual resalta la existencia
de un sistema de pensamiento rápido, necesario para poder funcionar en la vida
cotidiana, que debe ser controlado por otro segundo sistema, de pensamiento
más lento, que es el que puede garantizar un mejor funcionamiento del sistema de
pensamiento rápido, para que este sea más eficaz y más eficiente.

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TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

El monólogo socrático es una guía de preguntas que conduce al cuestionamiento


sobre aspectos básicos que deben cumplirse cuando aplicamos el sistema de
pensamiento lento para controlar al de pensamiento rápido, a fin de garantizar
una mejor racionalidad. El aporte que se deriva de la Teoría del Prospecto radica
en que nos suministra los blancos u objetivos a los cuales se pueden dirigir los
cuestionamientos.
Esos blancos, desde el punto de vista motivacional, son los esquemas de
pensamiento en que nos basamos para formarnos una perspectiva de tiempo
pasado y una perspectiva de tiempo futuro acerca de algo. En la Teoría del
Prospecto, a esos esquemas se les denomina sesgos y heurísticos. Hacer
preguntas acerca de los sesgos y de los heurísticos que están detrás de nuestras
decisiones, puede ser una guía válida para el monólogo socrático.
Aclaremos: en una situación problema cualquiera nos motivamos a hacer lo que
creemos que funciona mejor de acuerdo con nuestra experiencia pasada, directa
o indirecta, y lo que creemos que nos va a redituar los mejores frutos, de acuerdo
con nuestras expectativas hacia el futuro. ¡Más claro no canta un gallo! Pero, ojo,
ese gallo puede tener disfonía a la hora de dibujarnos el pasado y de pintarnos el
futuro. Veamos.
Requerimos del pensamiento rápido para responder con agilidad, pues esa
agilidad es un principio adaptativo básico. Pero la agilidad del pensamiento puede
ir en detrimento de su racionalidad, más aún si en la situación hay elementos de
incertidumbre. El pensamiento automático proporciona la agilidad, pero, en casos
de incertidumbre, incrementa la probabilidad de error.
Allí es cuando entra en juego el pensamiento lento. Sin embargo, éste no entra a
jugar espontáneamente; solo entra cuando lo llaman y el árbitro lo autoriza; entrar
sin autorización es privilegio del pensamiento rápido. ¿Qué hacer? Lo necesario:
llamarlo y autorizarlo para que reemplace al pensamiento rápido.
Esta es la función del monólogo socrático; es un árbitro que, utilizando
cuestionamientos, llama y autoriza a los juicios producidos por un pensamiento
más lento pero más atinado, para que reemplacen a las impresiones automáticas,
más rápidas pero más erráticas.
Unos (los juicios) y otras (las impresiones) tienen gran valor y capacidad
adaptativa. ¿Se imaginan ustedes lo que sucedería si tuviéramos que razonar
mucho para decidir si en determinada situación frenamos, o no, cuando
conducimos un automóvil? Probablemente en esas situaciones es muy baja la
ambigüedad, por eso los automatismos no fallan.
No sucedería lo mismo a la hora de acertar en la forma de responderle a alguien
que nos lanza un insulto. La ambigüedad acerca de las características de la
situación, de la gravedad del insulto, o de la adaptabilidad de la respuesta
automática, ameritaría pensarlo un poco antes de actuar. El monólogo socrático,
siempre presente, es necesario en ambos casos; en el primero para darle paso a
una respuesta automática, pues no hay tiempo para pensarlo; en el segundo, para
pensarlo dos veces antes de actuar.

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¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

La motivación humana es un proceso en el que están presentes factores distintos


en etapas diferentes. El monólogo debe atinarle a todos esos factores. Tiene
que ser un proceso ágil, pero rápido, que apunte en diversas direcciones:
cuestionamientos acerca de las consecuencias de hacer algo, cuestionamientos
acerca de la propia capacidad para hacer o dejar de hacer, cuestionamientos
acerca de lo socialmente aceptable, cuestionamientos acerca de la forma de
hacerlo.
Como es algo complejo, exige práctica. Lo curioso es que permanentemente lo
hacemos, aunque no nos demos cuenta de ello, pero no siempre lo hacemos bien.
Más vale practicarlo deliberadamente para hacerlo bien; tal vez así lleguemos
algún día a tener la habilidad del que recibió en la calle un insulto de otro que le
dijo “yo no saludo a un hp”, y se limitó a responderle “yo sí”, y lo saludó.

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TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

¿Infidelidad, o relación extraconyugal?


El anclaje de las palabras2

Imagine que una pareja en conflicto porque alguno de los dos ha descubierto
que el otro mantiene relaciones con una tercera persona acude a consulta con
un terapeuta, quien les sugiere que a esta situación no van a referirse como
“infidelidad” sino como “relación extraconyugal”. ¿Usted qué opina acerca de
esta sugerencia del terapeuta? ¿Le parece lógicamente aceptable? ¿Moralmente
admisible?
Es interesante que el solo hecho de intentar responder a estas preguntas puede
determinar que cambie la reacción emocional que esta sugerencia haya generado
inicialmente en usted. La transformación se puede dar en algún sentido, no tiene
que ser para que cambie de sentido, puede ser para reafirmar la reacción original;
pero siempre para consolidar el fundamento racional de su reacción emocional.
Cómo denominemos a una situación, no es algo indiferente. Esa denominación va
a generar una reacción emocional que es el principio motivacional que da impulso
al inicio de cualquier acción. Quizá es más probable una reconciliación si el hecho
se toma como una “relación extraconyugal” asimilable, que si se toma como una
“infidelidad” inaceptable. Incluso, la primera denominación podría invitar al análisis
de las causas subyacentes, mientras que la segunda solo invita a la condena
irremediable.
Los políticos son muy hábiles en la selección de la forma en que presentan una
noticia. No es lo mismo informar de entrada que un desastre previsible y prevenible
“produjo hasta ahora 15 víctimas”, así al final sean 15.000, que informar que “se
calcula que pueden ser miles de víctimas”. El ancla inicial va a determinar que
la opinión pública juzgue menos grave el hecho, así sea que al final se informe
acerca del número real de víctimas.

Esto es lo que el nobel de economía Daniel Kahneman, en sus trabajos con


Amos Tversky, denominó heurístico de anclaje. En Colombia es famoso el caso
de unos crímenes cometidos por militares que sacrificaban personas inocentes y
luego las hacían pasar por guerrilleros muertos en combate; a esas víctimas las
empezaron a denominar “falsos positivos”, enmascarando la gravedad del crimen
y modulando la reacción emocional que el hecho podría suscitar en la opinión
pública.

Las situaciones que dan inicio a cualquier acción de una persona tienen siempre
su capacidad de impulsar el comportamiento, al principio básicamente por razones
emocionales. Parece difícil de aceptar que en el origen de cualquier acción
existen primariamente razones emocionales y solo posteriormente sobrevienen
los argumentos y los juicios racionales, pero así es; el impulso de la acción es

2. http://elartedesabervivir.com/infidelidad-o-relacion-extraconyugal-el-anclaje-de-las-palabras/

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¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

inicialmente emocional. Por eso son válidos los llamados a “pensar antes de
actuar”, pues invitan a explorar y profundizar en los juicios que mueven a actuar
siguiendo algún sendero diferente al trazado inicialmente por la emoción.

Tal vez el inicio emocional de nuestras acciones es bastante claro en algunos


casos, por ejemplo cuando tenemos comportamientos de ira, de miedo, de odio,
o de amor. Pero no es tan claro en otros casos; alguien podría preguntarse ¿qué
de emocional tiene que yo prefiera leer un periódico que tiene artículos noticiosos
más ligeros en vez de una revista que por lo general trae escritos más pesados?

La razón de que el inicio de nuestras acciones sea emocional es que nuestra


mente tiene una historia, no es una tabla rasa, o un papel en blanco en el que
la experiencia escribe los sucesos según acontecen como si fuera la primera
vez que sucedieran; se trata de una historia como especie (herencia genética)
que es la gran historia del homo erectus y del homo sapiens; de una historia
como cultura, que es la historia que nos hereda el medio social (si se quiere, la
historia del homo sapiens-sapiens, no ya por su apariencia anatómica sino por el
extraordinario desarrollo de la ciencia, la tecnología, y la información en la post-
modernidad); y de una historia como individuos, la historia personal, la historia
de nuestros aprendizajes a través de toda la interacción con el medio a lo largo
de nuestra vida (si se quiere, la historia del homo ludens, del homo fáber, y de
las demás identidades personales significativas) que es la que enfatizo en este
escrito.
En virtud de toda esa historia, nuestra mente le proporciona a los sucesos el
color del tinte emocional con el que van a quedar escritos; ella es como una
poderosa memoria electrónica con inagotables gigas de capacidad que almacena
información sobre todas las situaciones con las que tenemos contacto directo
o indirecto en el transcurso de nuestra existencia (como especie, como cultura,
y como individuos), y luego recupera esa información, con diferentes grados
de conciencia y de precisión, cuando estamos de nuevo expuestos a esas
situaciones. Y lo primero que recupera es la información que señala si los sucesos
son agradables o desagradables; si son seguros o inseguros; si aproximan a
la obtención de placer, y alejan de la exposición al dolor, caso en el cual nos
sentimos atraídos. O, al contrario, si alejan del placer y aproximan al dolor, caso en
el cual nos sentimos repelidos.

Haga un pequeño ejercicio en este momento. Recuerde algo que en el pasado le


haya generado un estado emocional intenso (ira, miedo, amor, vergüenza, odio,
etc.). Piense en la situación que le generó esa reacción emocional intensa; trate de
que su recuerdo sea lúcido, deteniéndose en los detalles de la vivencia original.
Ahora observe si su estado de ánimo se transformó instantáneamente, llevándole
a experimentar un sentimiento similar al original. Pues bien, lo mismo sucede ante
cualquier situación, obviamente con grados distintos de lucidez o de conciencia.

La persona del ejemplo, que se siente más atraída por la lectura de reportajes en
el periódico que por la lectura de artículos en las revistas, no tiene que dedicarse a
explorar detalladamente el esfuerzo que debe hacer para asimilar los escritos más
voluminosos y un poco más “profundos” que traen las revistas, en comparación

50
TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

con los escritos más “superficiales” e ilustrados con imágenes que traen los
periódicos. Simplemente condensa todas las características que les atribuye a
los artículos de los periódicos en una palabra (“ligero”), y las características que
les atribuye a los artículos de las revistas en otra palabra (“pesado”). Esos dos
términos se convierten en el heurístico orientador del camino que va a seguir su
toma de decisiones cuando se presente la necesidad de leer algo, mostrándole
un sendero sesgado cuando se encuentre frente a las dos alternativas,  pues va a
determinar que una le guste y la otra le disguste de antemano.

El gusto y el disgusto, el placer y el displacer, la atracción y el rechazo, son las formas


más usuales de reacción emocional que impulsan en un determinado sentido la
motivación de la persona hacia la realización de una acción, en este caso la acción de
leer o de no leer un artículo según sea de un periódico o de una revista. Solo cuando
la persona tenga claridad sobre este tipo de sucesos, y cuando explore con más
detenimiento los argumentos que la impulsan en principio hacia una toma de decisión
(ej. no leer), podrá superar el impulso emocional inicial de su comportamiento, para
orientarlo por otros argumentos más racionales y menos emocionales; es decir, podrá
transformar su motivación para hacer o para no hacer algo.

El “monólogo socrático”, uno de mis personajes favoritos, es el protagonista


llamado a intervenir para darle un rumbo más certero, menos improvisado,
incluso más inteligente, al ciclo motivacional. Finalmente la persona no tiene que
sentirse obligada a hacer lo uno o lo otro (ejemplo a leer o no leer los artículos
en las revistas); pero sus acciones podrán estar mejor fundamentadas y, por lo
mismo, ser siempre más adaptativas si las conduce orientada por argumentos más
reflexionados.

Por supuesto no tenemos que haber estado expuestos directamente a una


situación para tener una información acerca de ella guardada en la memoria; con
seguridad la gran mayoría de personas que sienten miedo a viajar en aviones (o
a otros objetos), jamás han estado expuestas directamente a un siniestro aéreo;
han estado expuestas indirectamente, a través de las noticias sobre siniestros
aéreos. Los seres humanos vivimos en un mundo de palabras, no en un mundo
de realidades “verdaderas”. Nuestra “realidad” son las palabras que usamos
para representarnos  todas las situaciones posibles que nos afectan; no son esas
situaciones en sí mismas las que nos afectan, sino la representación que nos
hemos formado acerca de ellas. Y la representación que tenemos acerca de algo
incluye, de forma inevitable, la producción de reacciones emocionales que ese
algo genera en nosotros.

Dos libros de un mismo autor tratan con mucho detalle dos conceptos que he
expuesto en la presente nota. El autor es Steven Pinker, un psicólogo que trabaja
como profesor e investigador en la universidad de Harvard. Un libro se titula La
tabla rasa: La negación moderna de la naturaleza humana (Ediciones Paidós, 2003;
ver video de libre acceso en https://www.youtube.com/watch?v=L39sDqqGDSI).
El otro libro se titula El mundo de las palabras: Una introducción a la naturaleza
humana (Ediciones Paidós, 2007; ver video de libre acceso en https://www.youtube.
com/watch?v=fcSNpVv8uTY).

51
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

En los subtítulos de estos dos libros se representan las ideas que he querido
exponer: que nuestra naturaleza humana no es la de una tabla rasa en la que la
experiencia puede escribir lo que sea; escribe lo que nuestras ideas pre-existentes,
materializadas en palabras que constituyen auténticos prejuicios, nos permiten
asimilar. Si es así, el camino de la adaptación debe ir hacia una transformación de
nuestras ideas, si se quiere, de nuestros prejuicios; puede ser una transformación
para fortalecerlas, no necesariamente para desecharlas; pero, siempre, para
darles un mejor sustento. Mi personaje favorito, el monólogo socrático, es el héroe
de esta transformación. No es una tarea fácil para el héroe.

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TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

Cada quien habla de la feria según le va en


ella: Las atribuciones sobre las consecuencias
del comportamiento3

Los comportamientos se aprenden gracias a su valor adaptativo; se conservan los


que son útiles y se desechan los que resultan inútiles; el problema es que el valor
adaptativo no lo tasamos siempre en función de las consecuencias objetivas del
comportamiento, sino en función de lo que esperamos desde antes que suceda,
es decir, guiándonos por atribuciones subjetivas pre-existentes que pueden
distorsionar la realidad de lo acontecido, convirtiendo en útil lo que en realidad es
inútil, o a la inversa.
Es una costumbre muy difundida valerse sistemáticamente del manejo de las
consecuencias para motivar a otros a repetir algunas acciones deseables, y
a no repetir otras indeseables. Algunas veces se logra; en otras ocasiones el
efecto obtenido es contrario al que se esperaba obtener. La presente nota está
dedicada al análisis del papel que juegan las expectativas de tiempo pasado
y de tiempo futuro para modular la función motivacional de las consecuencias
del comportamiento, provocando que no siempre una consecuencia opere en la
dirección esperada para controlar el comportamiento.

Sin duda, las consecuencias de un comportamiento operan para que un


organismo (humano o no-humano) lo aprenda o lo desaprenda. La selección
natural darwiniana no solo opera para la biología; también lo hace para el
comportamiento. Ese es un planteamiento distintivo de la corriente teórica en
psicología que se conoce como “conductismo”; en particular constituye la esencia
del planteamiento conocido como “condicionamiento operante”.

Su autor, el famoso psicólogo norteamericano B.F. Skinner (1904-1990),


lo propuso en su teoría acerca de la denominada “triple relación de
contingencia”. Esta teoría propone un ABC para entender el comportamiento:
A (de antecedente), B (de comportamiento, o behavior en inglés); y C (de
consecuencia que sigue al comportamiento). El planteamiento asume que la
probabilidad de emisión de un comportamiento (elemento central en la triple
relación de contingencia) depende de los estímulos que la anteceden (estímulos
discriminativos, segundo elemento de la relación), y de los estímulos que la
siguen (tercer elemento de la relación).

En el video a continuación, en el que se muestra a Skinner realizando un


experimento típico de condicionamiento operante con una paloma, se ilustra este
planteamiento: A es el antecedente (ejemplo cuando un bombillo de la cámara
experimental está encendido); B es el comportamiento (que la paloma gire su
cuerpo a la izquierda); y C es la consecuencia (reforzar el giro a la izquierda

3. http://elartedesabervivir.com/cada-quien-habla-de-la-feria-segun-le-va-en-ella-las-atribuciones-sobre-las-consecuencias-del-comportamiento/

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¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

suministrándole a la paloma un grano de alimento). Ver el video en la siguiente


dirección: https://www.youtube.com/watch?v=AcoNypZTBLo

El aprendizaje de algunos comportamientos en organismos no-humanos sigue


bastante bien la secuencia explicativa representada por la triple relación de
contingencia. Cualquiera que tenga una mascota (ej. un perrito) lo condiciona para
que aprenda algo (ej. a “hacer sus necesidades”), cuando se encuentra frente a
ciertas circunstancias (ej. cuando lo lleva a un determinado lugar), reforzándolo
cuando lo hace en esas condiciones (ej. acariciándolo y hablándole en tono de
aprobación), o castigándolo cuando lo hace en otras circunstancias (ej. hablándole
fuerte en tono de regaño o haciéndole ruido con un papel periódico).

No obstante, la experiencia nos indica que no sucede lo mismo con el aprendizaje


de todo comportamiento en organismos no-humanos, y mucho menos cuando
se trata de organismos humanos. Los mecanismos explicativos del aprendizaje
que operan en una persona son mucho más variados y complejos que las
simples relaciones del aprendizaje asociativo entre estímulos antecedentes,
comportamientos, y estímulos consecuentes.

Sería necio tratar de negar que los humanos somos susceptibles al


condicionamiento, de la misma forma que los no-humanos. Algunos refranes
apuntan a señalarlo con precisión: “El palo no está para cucharas” significa que
en ciertas ocasiones (A) un comportamiento (B) resulta admisible y puede terminar
reforzado (C), pero en otras ocasiones, no. Ese refrán alude con claridad al papel
de los estímulos antecedentes de un comportamiento para anticipar cuál puede
ser la consecuencia probable del comportamiento si llega a activarse, modificando
de esta forma la probabilidad de que esa conducta se emita.
Algunos comportamientos complejos pueden aprenderse por condicionamiento
operante. Si a una persona la muerde un perro es probable que aprenda a huir
de los perros, pero también es posible que lo aprenda sin necesidad de haber
sido mordida alguna vez, es decir, que lo aprenda por observación, lo cual implica
la participación en el aprendizaje de mecanismos cognitivos diferentes a los
propuestos por la triple relación de contingencia. Se puede concluir entonces
que el condicionamiento operante es una de las formas válidas de aprendizaje
asociativo que explican la adquisición de algunos comportamientos mediante la
asociación de éstos con sus consecuencias, pero está distante de poder explicar
todo el complejo comportamiento humano y no-humano.
Los organismos humanos, especialmente en razón de poseer un avanzado
lenguaje, asimilamos el impacto de las consecuencias de nuestras acciones
de una forma mediatizada por las expectativas que tenemos acerca de lo que
puede suceder, echando mano de las creencias que construimos a partir de
las experiencias pasadas y de las que utilizamos para predecir el futuro. Esas
creencias son esquemas de pensamiento férreos y muy difíciles de modificar,
por lo cual es más probable que se acuda a la distorsión de la realidad para
explicar algún resultado contrario a lo esperado, que a la modificación de un
esquema pre-existente. Un joven que se considera malo para las matemáticas
acude más fácilmente a la idea de que “el examen estaba muy fácil” para explicar

54
TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

un buen resultado, que a admitir que él sí puede con las matemáticas si estudia
esforzadamente. Una joven que se considera “fea” a sí misma prefiere acudir a
todo tipo de distorsiones para explicar el interés que un chico manifiesta hacia ella,
antes que aceptar la realidad de una cualidad que la hace atractiva.
Hablamos de la feria según nos va en ella, sí, pero no de una manera neutral, sino
en función de las expectativas que teníamos previamente. Si nos va bien, como
esperábamos que sucediera, tendemos a confirmar que teníamos la razón, lo cual
es entendible, y nos motivamos para volver a la siguiente feria. Igual, si nos va
mal, como no-esperábamos que sucediera, también tendemos a confirmar que
teníamos la razón, lo cual ya no es tan entendible, y nos motivamos a no regresar
a la feria.
Sucede así porque en ambos casos tratamos de entender el resultado centrando
la atención en las causas que anticipábamos en un comienzo para comprenderlo,
y no en la observación neutral de lo acontecido, lo cual podría conducirnos a
conclusiones diferentes, pues las causas del resultado pueden ser distintas a las
previstas. Tal vez no me divierto en una fiesta porque ésa música que pusieron sea
mala, como había pensado yo desde un comienzo, sino porque no la sé bailar, lo
cual es diferente. La solución no es dejar de ir a las fiestas con los que gustan de
esa música; la solución es aprender a bailarla.

Las apreciaciones que utilizamos para explicar el impacto que tienen las
consecuencias de nuestros comportamientos reciben la denominación de
atribuciones. Son las atribuciones, precisamente, las que marcan la relatividad de
las consecuencias de un comportamiento al elaborarse en la fase de post-acción
del ciclo motivacional, para operar en la siguiente ocasión en que se requiera ese
comportamiento.

De esas atribuciones puede depender que unas consecuencias se vuelvan muy


destructivas para la persona, por ejemplo cuando el estudiante atribuye el mal
resultado en el examen a la creencia de que “es bruto para esa materia y nunca
podrá entenderla”, con consecuencias motivacionales muy negativas para el
estudio de la materia en el futuro. Se trata de una atribución a factores internos
(ser bruto) y estables (difíciles de modificar). Diferente sería el impacto de esa
consecuencia si el estudiante concluyera que el mal resultado se debe a una falta
de esfuerzo a la hora de estudiar, atribución referente a un factor externo (esfuerzo
al estudiar) y modificable (se puede hacer más esfuerzo), con consecuencias
motivacionales positivas para el estudio de la materia.
Las atribuciones constituyen esos factores cognitivos que modulan la asociación
entre un comportamiento y sus consecuencias. Las atribuciones se manifiestan
en la asociación de las expectativas construidas a partir del pasado, con las
cuales elaboramos las expectativas hacia el futuro. Las atribuciones pueden
llevar a que una consecuencia reforzante pierda todo su valor motivacional,
como cuando un niño, al recibir un juguete apreciado como consecuencia de
haber aprobado un curso, concluye que vale la pena estudiar solamente si eso
conduce a incentivos externos valiosos, y deja de hacerlo cuando esos incentivos
no se encuentran presentes. O pueden llevar a que el reforzamiento fortalezca

55
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

el valor intrínseco de una acción, como cuando hacer lo que más nos gusta a la
vez nos sirve para obtener el sustento. Las atribuciones contribuyen a explicar
por qué una consecuencia positiva refuerza, o por qué deja de hacerlo. O por
qué una consecuencia negativa, como un castigo, puede operar en dirección
completamente contraria a la esperada.
En síntesis, no se pretende afirmar en esta nota que las consecuencias
del comportamiento no funcionan para explicar las acciones humanas. Se
busca ampliar el marco explicativo, afirmando que las asociaciones entre el
comportamiento y sus consecuencias funcionan para explicar el aprendizaje si
se toman en consideración las atribuciones que utiliza la persona para evaluar
dichas asociaciones. El monólogo socrático debe conducir a revaluar nuestras
perspectivas de tiempo pasado y de tiempo futuro, para generar así nuevos
esquemas o creencias que permitan evaluar las consecuencias de algún
comportamiento de una manera más objetiva y ajustada a la realidad.
Si nos anclamos de forma inmodificable a las expectativas generadas en el pasado
para explicar por qué nos va bien, o por qué nos va mal al hacer algo, simplemente
caeremos en una forma básica de irracionalidad, consistente en buscar siempre
pruebas a favor de lo que ya creemos. Y vamos a encontrar esas pruebas si las
buscamos con insistencia, repito, no porque ellas existan, sino porque son pruebas
“existentes” en las creencias anteriores, que siempre saldrán a relucir en los
argumentos distorsionados que el pensamiento automático introduce tratando de
explicar lo sucedido. Esas distorsiones sistemáticamente hacen que se cumpla lo
que predice el refrán: “El que busca encuentra”. Es menos exigente ver lo que se
quiere ver y oír lo que se quiere oír, que tratar de afinar la vista y el oído. Es más
fácil concluir que “ésa música” es mala, ratificando lo que pensaba desde antes,
que concluir que el problema es no saber bailarla, modificando el punto de vista
original.

56
TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

Amor a primera vista:


El sesgo de la primera impresión4

La más reciente impresión que nos causa algo o alguien, sobre todo cuando se
trata de una primera impresión, adquiere gran relevancia porque suele permanecer
como el elemento disponible, el que se tiene a la mano, para hacer juicios o
valoraciones de ese asunto o de esa persona. Por supuesto esa relevancia se
puede cambiar si se cuestiona y se modifica la validez permanente que se le
asigna a la primera impresión, la cual, no obstante, siempre será “la primera”
(algunas personas no logran reponerse del “amor a primera vista”).
Este hecho ilustra de forma clara cómo operan los sesgos de pensamiento para
distorsionar la realidad al constituirse en formas parciales e incompletas de
percibir o de valorar algo, sin que seamos conscientes de este procesamiento
defectuoso realizado por el pensamiento automático. La presente nota se propone
profundizar en el tema al que alude el sesgo de la primera impresión, el cual
constituye una manifestación de lo que técnicamente se denomina Heurística de
Disponibilidad.
Nos cuidamos de aparecer bien para causar una primera buena impresión y
tratamos de fortalecer esa fama; eso es comprensible y así lo recomienda el
refrán “cría fama y recuéstate en la cama”. Lo que resulta incomprensible es que
nos “traguemos” las primeras impresiones que nos producen otras personas y
situaciones, y permanezcamos inamovibles en esa primera impresión, buena o
mala, a pesar de evidencias posteriores contrarias a la validez de lo que apenas
fue una primera muestra, parcial e insuficiente, acerca de la esencia de algo o de
alguien.
En el libro titulado “Irracionalidad: El enemigo interior” (Alianza Editorial, segunda
edición, 2015) el psicólogo inglés Stuart Sutherland se refiere a este tema en el
capítulo que titula “la impresión equivocada”, al referirse al proceso sistemático de
pensamiento que nos lleva a distorsionar los hechos reales, debido a la tendencia
de tomar en cuenta los elementos que nos producen una mayor impresión, o los
primeros que se nos ocurren.

Me llama la atención que el autor de este excelente libro sobre la irracionalidad


humana sea Sutherland, un psicólogo comparativo (la psicología comparada trata
de explicar el comportamiento humano a partir del estudio del comportamiento
animal no-humano y de las comparaciones entre especies); tal vez sea porque
la poco variable asimilación que hacen los no-humanos sobre las señales
provenientes del mundo circundante les permite a los animales ser siempre
objetivos en la comprensión de la realidad (responden a hechos observables),
aunque sin duda menos creativos, en contraste con la subjetividad humana. Si la
creatividad fundamentada en la subjetividad es uno de los logros más importantes

4. http://elartedesabervivir.com/amor-a-primera-vista-el-sesgo-de-la-primera-impresion/

57
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

de la evolución, la irracionalidad humana es uno de sus principales costos; y eso


parece entenderlo muy bien este estudioso del comportamiento animal.

Uno de los textos invariablemente citados por quienes investigan sobre el tema
de los sesgos y los heurísticos es el que escribieron en 1974 el psicólogo Daniel
Kahneman, premio nobel de economía en 2002, junto con su colega Amos Tversky,
con el título “el juicio bajo incertidumbre: heurísticas y sesgos”. Este texto se
reproduce en un apéndice de su libro titulado “Pensar rápido, pensar despacio”
(Random House Mondadori, S.A., 2012). Allí los autores analizan los principios de
reducción que utilizamos los humanos al usar procesos heurísticos en nuestro
manejo de la información.

Un proceso heurístico consiste en operaciones simples para la producción de ideas


que empleamos en sustitución de las operaciones más complejas de estimación
de probabilidades requeridas para garantizar una toma racional de decisiones;
una de esas operaciones más simples es la heurística de disponibilidad, la cual
significa que hay situaciones en las que la probabilidad de que ocurra un evento la
estimamos a partir de los sucesos que recordamos con mayor facilidad.

Pues bien, cuando una primera impresión es suficientemente intensa, se


convierte en la que recordamos con mayor facilidad, frecuentemente en la única,
llevándonos a incurrir en el sesgo de la primera impresión. Por supuesto, esto no
significa que la primera impresión sea siempre errada; significa que guiarse solo
por ella incrementa la probabilidad de incurrir en errores de apreciación, por lo
cual es recomendable que basemos nuestro juicio en un conjunto más amplio
de observaciones, sin permitir que una observación (especialmente la primera)
contamine a las demás. Esa es una tarea crítica para nuestro principal aliado
contra la irracionalidad: El monólogo socrático.

Si a alguien le suministramos un listado con igual número de nombres de mujeres


que de hombres, y luego le preguntamos de cuál sexo hay más nombres, su
respuesta se verá afectada por la cantidad de nombres famosos que se hayan
incluido en el listado: Si había más nombres famosos de mujeres, la respuesta más
probable será que hay más nombres de mujeres en el listado, y, a la inversa, si hay
más nombres famosos de hombres. Esto se debe a la disponibilidad que deja en la
memoria el impacto de los nombres reconocidos por la persona.

De la misma forma, si le preguntamos a alguien si hay más palabras que empiecen


por la letra “r” que palabras donde la letra “r” se encuentre en la tercera posición,
la respuesta más probable es que hay más palabras que empiezan por “r” (ej.
“río”), a pesar de que son muchas más las que tienen a la “r” en tercer lugar (ej.
“carta”); la razón es la misma: recordamos con más facilidad la primera clase de
palabras, por lo cual hay mayor disponibilidad de las palabras que empiezan por
“r”.

En la vida cotidiana nos encontramos con “juicios”, a veces inapelables, que nos
conducen a la toma de importantes decisiones. Un interlocutor puede concluir que
alguien “tiene cara de ser inteligente (o estúpido)”. ¿De dónde concluye qué es
una cara inteligente? ¿La que tiene una forma parecida a la del actual campeón

58
TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

mundial de ajedrez? ¿La que luce unos lentes de intelectual? En algunas ocasiones
producen risa, o estupor en otras, los comentarios que los foristas hacen a los
artículos de prensa: “el tipo de la foto tiene pura cara de …”, “la periodista que
escribe este artículo es …”, “este personaje de la vida pública parece …”. El asunto
no es inocente; cada comentario puede influir sobre decisiones importantes de un
lector, tales como formarse una impresión (positiva o negativa) acerca de alguien,
decidir su voto en una elección, comprar determinado producto, etc.
El comportamiento supersticioso es un producto favorito de las primeras
impresiones. Haber sufrido un accidente o algún tipo de adversidad luego de
haber pasado por debajo de una escalera, luego de haber quebrado un espejo, o
en un día que cae en martes 13, puede ser suficiente para que jamás lo olvidemos
y siempre recordemos “lo que no debemos hacer” o lo que “tenemos que evitar”.
Por si acaso, podemos cruzar los dedos (o golpear tres veces sobre madera) para
“impedir” que suceda algo indeseable (como un gol en contra de nuestro equipo
favorito), sobre todo si nos ha funcionado recientemente.
Estas asociaciones positivas son instancias de lo que se conoce como
“correlaciones ilusorias”, que sesgan notablemente el juicio acerca de la
probabilidad de que dos eventos se presenten conjuntamente. Los clientes de los
casinos soplan los dados antes de lanzarlos, sobre todo si en alguna ocasión esa
operación ha ido seguida de alguna ganancia. Se recuerda selectivamente algo
que causa mayor impacto (ej. la ocasión en que se soplaron los dados antes del
lanzamiento ganancioso) y se “olvidan” (en realidad se omiten selectivamente) las
múltiples ocasiones en que la misma operación ha terminado en pérdidas. ¿Explica
eso el comportamiento irracional del jugador que no vacila en exponer su fortuna
ante una circunstancia que, en su correlación ilusoria, le augura una cuantiosa
ganancia? Paradójicamente ese jugador llama “pájaro de mal agüero” a alguien
que le hace caer en cuenta de que se trata de una correlación ilusoria, para
persuadirlo de que no exponga su fortuna.
Considero que el sesgo de la primera impresión tiene efectos importantes en
nuestra cultura. Por ejemplo, me llama la atención la notable facilidad con que se
emprenden acciones ejemplarizantes contra otros en nuestro medio, guiándose
por la idea de que “el que pega primero, pega dos veces” (hay que causar una
primera impresión que sea lo más fuerte posible). Eso determina que, cuando
recibimos algún reclamo o alguna crítica, convirtamos el ataque automático en la
mejor estrategia de defensa, antes de analizar los argumentos del otro.
Las discusiones entre los personajes de la vida política son muy ricas en este tipo
de modelos; el uso del “espejo retrovisor” se convirtió en la estrategia favorita
que utilizan los gobernantes para responder a las críticas que reciben, siempre
tratando de causar una impresión de culpabilidad de sus antecesores, que quede
disponible para justificar sus propios errores. En las disputas políticas álgidas,
como la vivida en Colombia a raíz del plebiscito para la aprobación de los
acuerdos de paz, los líderes de una propuesta u otra utilizan fácilmente falacias
y falsedades para generar una impresión fabricada al gusto del oyente (ej. “se
quiere acabar con la familia tradicional” para impresionar a los adeptos a las
religiones) dejándola como heurística de disponibilidad que le permitía a alguien

59
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

“explicar” su comportamiento, votar a favor o en contra, sin mayor esfuerzo de


análisis o de objetividad. La célebre frase “de la calumnia algo queda” ilustra la
potencia de esta propiedad del procesamiento de información.
Pero puede ser peor que estos eventos de irracionalidad ocurran en el ámbito
de la vida privada que en el de la vida pública. Finalmente, en el segundo caso
compartimos los costos de los platos rotos, algo que nos toca asumir en solitario
cuando se trata de la vida privada, o, peor aún, de la vida íntima. En cualquier caso
será mejor apelar al monólogo socrático en busca de juicios deliberados, antes
de aceptar las sugerencias de las impresiones intuitivas, sobre todo cuando los
asuntos personales de importancia se encuentran en juego. Lástima que sea tan
difícil recordarlo en los momentos en que más lo necesitamos.

60
TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

Después del gusto, el susto:


El sesgo optimista no-realista5

“Sé que estoy demasiado gordo, pero de algo nos tenemos que morir”, solía
decirme un amigo para justificar sus excesos de comida; agregaba a lo anterior
que “lo bailado y lo comido nadie te lo quita”. Con frecuencia, especialmente
en la fase del gusto, debemos tomar alguna decisión frente a X situaciones que
representan algún riesgo de salir dañado o lastimado posteriormente, en la fase
del susto. En la literatura psicológica se ha denominado Sesgo Optimista No
Realista (SONR) a esa especie de invulnerabilidad percibida que nos motiva a
incurrir en algún comportamiento de riesgo, a pesar de tener claro que es alta la
probabilidad de sufrir algún daño como consecuencia de ese comportamiento. La
presente nota va dedicada al análisis de los orígenes del SONR y su influencia
sobre la motivación humana.

Una persona con SONR en algún campo atribuye mayor probabilidad de que a
los demás les suceda algo adverso si se exponen a un riesgo, en comparación
con la probabilidad que atribuye acerca de que a ella misma le suceda alguna
adversidad en condiciones similares. Ve a los riesgos como enemigos pequeños
a los que no vale la pena prestar atención. En el siguiente video se explica su
funcionamiento (Ver https://www.youtube.com/watch?v=XJZmDowV5h8).

Se trata de una creencia individual que surge particularmente frente a situaciones


que se encuentran bajo el dominio potencial de la persona; por ejemplo, somos
más optimistas frente a la posibilidad de nunca tener un accidente cuando
conducimos nuestro propio automóvil, y más pesimistas frente a la posibilidad de
que otros tengan un accidente cuando ellos conducen su automóvil. No se trata
de una creencia generalizada, como si fuera un rasgo de personalidad; por eso el
SONR debe analizarse en relación con algún suceso específico.

Esa creencia lleva a la persona a darse el gusto, con la expectativa que luego
saldrá indemne en la fase del susto, cuando vuelva a pensar en los riesgos, pero
en la post-acción, no antes de actuar. Las referencias que muchas personas en
situaciones de ese estilo hacen a otras que supuestamente han logrado terminar
sin sustos a pesar de haberse dado los gustos (ej. fumar y no enfermarse, tener
sexo sin protección y no resultar embarazada, consumir una sustancia y no
volverse adicto, comprar algo innecesario y no malgastar el dinero, etc. etc.) no
pasan de ser manifestaciones del SONR, es decir, ilusiones que proyectan sobre
su expectativa de no verse afectadas por los riesgos, a pesar de la evidencia
contraria de los hechos y de las estadísticas.
El SONR encaja bastante bien dentro de esa categoría de sesgos perceptuales de
auto-cumplimiento, que nos llevan a percibirnos con ojos más benignos cuando se
trata de nosotros mismos, a ver un león y no un pobre gato cuando nos miramos al

5.  http://elartedesabervivir.com/despues-del-gusto-susto-sesgo-optimista-no-realista/

61
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

espejo, y a ser más severos con la evaluación de “la paja en el ojo ajeno”, que con
la evaluación de “la viga en el propio”. Aunque se ha investigado mucho acerca
de la invulnerabilidad percibida, el SONR como tal fue descrito recientemente, en
los años 1980, por el físico Neil Weinstein, director del Departamento de Ecología
Humana en la Universidad de New Jersey, a través de diversas publicaciones en
revistas científicas de alta calidad. Weinstein constituye en la actualidad uno de
los investigadores más renombrados en la literatura científica dedicada al análisis
de la adopción de precauciones en situaciones de riesgo; su modelo conceptual al
respecto se denomina Proceso de Adopción de Precauciones.

La percepción de un mismo objeto puede variar 180 grados si la etiqueta que


le colocamos es “peligroso” que si la etiqueta es “seguro”; eso es básico y
elemental para la supervivencia. El problema surge cuando una situación
ambigua nos lleva a etiquetar algo de manera distinta a la interpretación natural
o verdadera. Por ejemplo, la urgencia de tiempo, que constituye un telón de
fondo cotidiano muy frecuente, puede llevarnos a interpretar como “lenta” la
velocidad de un carro en movimiento que nos impide cruzar una calle; ese sesgo
nos impulsa a adelantarnos al cruce anticipado de la calle, lo cual podría resultar
fatal. Algo tan hermoso como es la percepción de una joven que tiene una
primera experiencia sexual con su compañero, la lleva a etiquetar “antiestético”
el uso de alguna protección; pero son muy frecuentes los casos en los que
mujeres jóvenes contraen el VIH en su primera relación sexual con un nuevo
compañero.

El mundo del peligro real es diferente al mundo del peligro que percibimos. Lo
percibimos, iluminados por la lámpara del auto-cumplimiento, como algo ante
lo cual somos más fuertes y potentes de lo que en realidad somos. Para saber
si estamos percibiendo algún peligro X iluminados por la lámpara del SONR
es preciso abordar el tema con un poco más de cuidado, prestar más atención
a lo que hace nuestra mente, en otras palabras, es necesario practicar más el
monólogo socrático. Necesitamos confiar en nuestra intuición, sí, pero no tanto;
se puede confiar en ella, pero siempre hay que hacerle preguntas, cuestionarla,
para que sus respuestas sean menos arbitrarias. La invitación es a confiar en
nuestra intuición acerca del peligro, pero haciéndonos preguntas que nos permitan
transformar el sesgo optimista en una visión más acorde con la realidad, de
ninguna manera para transformarlo en otro sesgo, pero ahora pesimista. No se
trata de salir de algo malo (el optimismo desbordado) para caer en algo tal vez
peor (el pesimismo desbordado).

La invitación, de ninguna manera, es a acabar con el gusto con tal de evitar


el susto. Ni siquiera se trata de “aplazar el gustico” como invitó un presidente
colombiano a los jóvenes de nuestro país. Tampoco a adelantarlo. “Ni lo uno ni lo
otro, sino todo lo contrario”, como propondría el comediante mexicano Cantinflas.
La invitación es a tomar decisiones fundamentadas en los valores que cada
persona adopta, con la deliberación necesaria para que haya conciencia acerca
de los beneficios, pero también acerca de los costos; la invitación es a que “hacer”,
o “dejar de hacer” un comportamiento de riesgo X sea producto de una decisión
deliberada.

62
TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

Decidir en cada instancia, con deliberación plena acerca de los beneficios y de


los costos, es el mejor antídoto contra el SONR; cualquiera que sea la decisión, si
la hay con plenitud de argumentos, siempre será menor el peligro de hacer algo
que sea dañino. El método del cuestionamiento, inherente al monólogo socrático,
no lo garantiza, pero sí lo hace más probable. Tres preguntas claves del monólogo
socrático en situaciones de riesgo, planteadas con base en el modelo conceptual
ppropuesto por Weinstein, pueden ser las siguientes:

1) ¿Considero que este comportamiento X constituye un riesgo para mí?


Ciertamente, si no se personaliza el riesgo, la probabilidad de hacer algo dañino
aumenta. Personalizar el riesgo es algo clave; no se trata de identificar el peligro
como algo que recae sobre otros parecidos a mí, sino como algo que recae
personalmente sobre mí.

2) ¿Tomé la decisión de hacerlo, o de no-hacerlo? No es lo mismo que yo haga o


que yo deje de hacer algo con plena conciencia de las razones que me conducen
a adoptar esa decisión, a que lo haga (o lo deje de hacer) movido por estados
personales transitorios, generalmente por sentimientos emocionales, que no logro
llevar a un nivel de conciencia deliberada. No es igual la probabilidad de volverse
a comer algo dañino cuando el consumo ha sido producto espontáneo del deseo,
que cuando ha sido resultado de una decisión deliberada. La razón es que la toma
de decisión constituye el fundamento de la autorregulación. La toma de decisión
altera notablemente la probabilidad de que el comportamiento X ocurra en este
instante, y en el futuro.

3) ¿De dónde proviene la certeza sobre la validez de mi argumento para hacerlo


o para dejar de hacerlo? Es mejor auto-exigirse un argumento válido para hacer
o para dejar de hacer, que incurrir en lo uno, o en lo otro, sin razones ciertas que
lo justifiquen. Preguntarse acerca de la fuente de validez puede ser suficiente
para adoptar atinadamente un argumento, o para dejar de hacerlo. Es necesario
confiar en la propia inteligencia para validar una fuente, siempre y cuando haya un
planteamiento de dudas acerca de la fuente, lo cual es diferente a la confianza en
la propia inteligencia pero sin que medie alguna duda acerca de la validez de la
fuente.
Los comportamientos de riesgo no surgen en contextos siempre nuevos o
imprevisibles. Por eso no es necesario, ni recomendable, esperar a que se presente
la situación para acudir en ese momento al monólogo socrático. Es preferible
realizar el monólogo en contextos diferentes al del comportamiento de riesgo.
No es recomendable esperarse a estar ante una suculenta galleta azucarada
para hacer el monólogo sobre la conveniencia de ingerirla; eso debe hacerse
previamente. Lo importante es recordarlo cuando se está frente a la galleta con el
fin de tomar la decisión de hacerlo (comérsela o no-comérsela) como producto de
un argumento deliberado.
Al comienzo la deliberación va a ser algo que resulta más notable y parece
extraña; luego se convertirá en una práctica automática. Así es como funciona el
comportamiento voluntario en todas las situaciones de la vida cotidiana. Mejor
asumir la decisión como práctica rutinaria propia, que permitir las decisiones

63
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

adoptadas por circunstancias externas que generalmente no controlamos; así se


trate de circunstancias que aparentemente nos benefician, como el impuesto a las
bebidas azucaradas, a las bebidas alcohólicas, o al cigarrillo, ¡Por fortuna no es
fácil colocarle impuestos a todos los placeres de la vida!
Si usted decide hacer algo a pesar de haber deliberado y de haber concluido con
certeza el daño que le causa, no tiene que considerar que hay algo de estupidez
en su comportamiento; simplemente puede considerarlo como una manifestación
del SONR. Esa podría ser una forma “elegante” de referirse a la estupidez. Cómo
lo denominemos es lo menos importante; lo más importante es considerar qué
hacemos para controlarlo. Permanecer en situaciones de optimismo no-realista
es equivalente a aceptar activamente el daño. El optimismo y la confianza
de cualquier persona en sí misma son necesarios para salir adelante y lograr
objetivos en la vida; pero el exceso de confianza, como ya lo expresé en otra nota,
es una de las manifestaciones más evidentes y predilectas de “la estupidez de los
más listos”.

64
TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

Con “cara” gano yo, con “sello” pierde usted:


cuando creo tener la razón, a pesar de la
evidencia en contra6

Ya sea que caiga cara o sello, águila o sol, con cualquier cara de la moneda,
la irracionalidad le apuesta a ganar siempre. Cuando suceden hechos que no
encajan dentro de nuestras expectativas, entonces distorsionamos la visión acerca
de los hechos para acomodarlos a nuestras creencias, antes que transformar las
creencias para acomodarlas a los hechos. Por supuesto, en ese caso no se piensa
siquiera en transformar los hechos.

Concluimos que teníamos razón cuando los hechos suceden de acuerdo con
nuestras expectativas; pero también cuando sucede lo contrario, pues entonces
inventamos argumentos para hacerlos encajar. Un joven que se considera “bruto
para las matemáticas” se sorprende al obtener la máxima calificación en un
examen de esa materia; entonces concluye que el examen “estaba demasiado
fácil” para acomodar el resultado a sus creencias, sin importarle lo mucho que
estudió para prepararse. Las distorsiones cognitivas, o formas de pensamiento
automático distorsionadas, suelen suceder más frecuentemente en concordancia
con este fenómeno. No “todo lo del rico es robado”, habría que concluir en los
tiempos actuales de corrupción desbordada; tampoco “todo lo del pobre es
luchado”. La Teoría de la Disonancia Cognoscitiva tiene evidente valor heurístico
para explicar lo que sucede con este fenómeno. La presente nota está dedicada a
profundizar en ese tema.

Piénsese en lo que puede existir de común entre las siguientes situaciones, que se
presentan a título de ilustración:

1) El jefe de la policía de un país, que está firmemente convencido de la eficiencia


de su lucha contra el crimen, ante la ocurrencia de un secuestro, lo considera un
caso “aislado” en el que la principal responsabilidad de lo sucedido le compete a
la víctima por haber desoído las recomendaciones y no haber tomado suficientes
medidas de protección. 2) Una madre que trata de educar a su pequeño hijo
en la costumbre de decir siempre la verdad, un día lo exhorta a no decirle a
su padre la verdad sobre algún accidente ocurrido en casa, con la disculpa de
que se trata de una “mentira piadosa” para ahorrarle disgustos al papá. 3) Un
agricultor de frutales responsabiliza equivocadamente de la mala cosecha de
frutas al exceso de lluvias del periodo; en la anterior ocasión de baja producción
había responsabilizado a la resequedad del suelo por la ausencia de lluvias. 4)
Un médico que es fumador fuerte, aunque conoce y acepta las estadísticas que
afirman la mayor probabilidad de cáncer de pulmón en fumadores, no considera
que éste vaya a ser su caso, pues en su familia no existen antecedentes de
cáncer. 5) Una mujer egresada con honores de la mejor universidad en su campo

6. http://elartedesabervivir.com/cara-gano-sello-pierde-usted-cuando-creo-la-razon-pesar-la-evidencia/

65
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

de trabajo, que ha sido despedida del empleo por bajo rendimiento en dos
empresas diferentes, atribuye su falta de éxito profesional a que sus jefes no
la encuentran físicamente atractiva. 6) Una persona que se opone en teoría a
mezclar los asuntos religiosos con los políticos y opina en favor de la libertad de
culto, apoya la formación de un movimiento político conformado por los adeptos
a su credo, argumentando que éstas son, a fin de cuentas, las personas que
profesan los valores que más le convienen a la humanidad, que son los valores
compatibles con su credo.
Se trata de situaciones en las que se presentan conflictos entre una creencia
firmemente arraigada, de una parte, y, de otra, algunos hechos objetivos que
contradicen evidentemente la creencia. La disonancia resultante mueve a la
persona a emitir alguna explicación ad hoc que pueda dar cuenta del hecho
contrario a su expectativa, dándole la apariencia de que se sostienen sin
modificación sus ideas pre-existentes, adoptando en todos los casos alguna
alternativa de explicación “plausible” que le permita mantener, a pesar del
hecho contrario, la aparente sostenibilidad de la creencia, o su aparente
coherencia con ella: que sí existe un estado de seguridad contra el crimen, en
el caso 1; que se está educando al hijo para andar siempre con la verdad, en el
caso 2; que el cultivo de las frutas se ha realizado adecuadamente, en el caso
3; que sí se toma en cuenta que el tabaquismo incrementa la probabilidad de
cáncer pulmonar, en el caso 4; que es una excelente profesional, en el caso 5: y
que se respeta el principio de que la religión no debe mezclarse con la política,
en el caso 6.
En 1957 el psicólogo neoyorquino León Festinger (1919-1989), hijo de inmigrantes
rusos, publicó su ya clásica teoría sobre la disonancia cognoscitiva. Se trata
de un concepto simple, según el cual cuando se presentan inconsistencias
entre lo que una persona cree, con sus actitudes, o con su conducta, surge un
estado motivacional en la persona que la lleva a buscar el restablecimiento
de la consistencia entre sus ideas y los hechos, por lo general a través de
racionalizaciones que tratan al hecho disonante como una excepción a la regla,
que admite explicaciones alternativas sin necesidad de modificar la creencia.
La alternativa más esclarecedora, consistente en cuestionar y modificar las
creencias, o, mejor aún, operar sobre los hechos para solucionar efectivamente
los problemas, resulta más exigente y costosa, por lo cual es sustituida por la
racionalización, que está más a la mano y es menos costosa.
Evidentemente, en las seis ilustraciones utilizadas antes resultaría más costoso
aceptar, en el caso 1, que no hay suficiente seguridad y que es preciso trabajar
más a fondo para controlar el crimen; en el caso 2, es más costoso y exige
mayor esfuerzo decir la verdad completa; en el caso 3, que se requiere revisar el
sistema de cultivo y cuidado de los frutales; en el caso 4, privarse del placer de
fumar y hacer lo necesario para abandonar el tabaquismo; en el caso 5, aceptar
los errores personales y esforzarse para superarlos; y, en el caso 6, renunciar
a la afinidad y a la sumisión ideológica para encontrar en otras fuentes no-
religiosas a los mejores gobernantes de la sociedad, respetando efectivamente la
libertad de culto.

66
TEMA 2: EL MONÓLOGO SOCRÁTICO

La búsqueda de racionalizaciones que permitan tratar el hecho contrario a


la creencia como apenas una excepción a la regla, naturalmente conduce al
empleo de distorsiones cognitivas o errores lógicos, entre los cuales el de la
minimización es muy frecuente. Se minimiza la importancia de la “excepción”, con
tal de mantener la regla. Sin embargo no es éste el único tipo de error que suele
cometerse y que es preciso ubicar a través del monólogo socrático.

Otros errores como el pensamiento dicotómico (pensar en términos de todo o


nada, sin observar las opciones intermedias), la lectura de la mente (atribuirles
supuestas intenciones a los demás), y la visión de túnel (resaltar la presencia de
algún aspecto particular dentro de un cuadro que tiene muchos más aspectos
que el resaltado), son distorsiones que con frecuencia permiten resolver una
disonancia, aunque se haga de una manera equivocada. En otra nota de este libro,
titulada “genio y figura hasta la sepultura”, se hace una descripción más detallada
acerca de las formas o errores frecuentes, mediante los cuales ocurre este proceso
de distorsión cognitiva de la información.

A quienes se interesen por hacer una revisión más detenida y profunda sobre la
teoría de la disonancia cognoscitiva, la biografía de su autor, sus aplicaciones,
las críticas formuladas, y los hechos concluyentes en torno a ella, les recomiendo
la lectura de un escrito del psicólogo Anastasio Ovejero Bernal, profesor de
la Universidad de Oviedo (España), aparecido en Psicothema, una de las más
importantes revistas españolas de psicología científica. El escrito data de 1993,
se titula “La teoría de la disonancia cognoscitiva 35 años después” y se encuentra
disponible con acceso libre en la siguiente dirección del sistema de información
científica Redalyc (Ver http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72705115)

Una de las ideas que se destacan en ese artículo es el gran valor heurístico de
esta teoría para estimular la búsqueda de explicaciones al proceso de distorsiones
que ocurren en el pensamiento cuando está en juego algún conflicto entre hechos
que compiten con creencias fuertemente arraigadas, o entre estas creencias y la
presencia de comportamientos que las desafían.

La solución profunda de toda disonancia, no solo la búsqueda razonable


de consonancia, exige ir más allá del cuestionamiento acerca de la validez
permanente o a ultranza de una creencia arraigada y de la veracidad del
argumento que se utiliza ad hoc, a manera de disculpa, para seguir sosteniéndola
a pesar de los hechos en contra de la creencia. Cuestionar la disculpa es apenas
un primer paso necesario para encontrarse con la realidad, tal como ésta es;
acabar una disculpa apenas permite constatar que “los gatos sí comen queso”
(algo que solo dejan de comer “desde que las disculpas se hicieron”). El segundo
paso, luego del cuestionamiento sobre la verdad a ultranza de una creencia, o
sobre la validez de la alternativa utilizada en la maniobra mental utilizada ad hoc
para seguir manteniendo la creencia, es actuar para modificar a fondo los hechos,
no solamente lo que pensamos acerca de ellos.
El propio Festinger, que era un fumador empedernido, al morir de cáncer se
empeñó en aclarar que se trataba de un cáncer hepático, no de un cáncer
pulmonar; eso tal vez pudo, en ese crítico momento, ayudarle a sostener la

67
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

creencia de que ser fumador no lo condenaba a morir de cáncer pulmonar.


Lamentablemente ya era demasiado tarde para adoptar la idea de que este
comportamiento constituye un factor de riesgo de varias formas de cáncer, y no
solo del pulmonar, o, menos aún, para modificar su tabaquismo (el hecho real).
“Los seres humanos somos reacios al cambio, pero seguimos teniendo la capacidad
de cambiar”.

68
TEMA 3:
LA AUTODETERMINACIÓN

Miguel Angel Buonarrotti

Pecado original y
expulsión del paraíso
terrenal

Fresco, (1509)
Capilla Sixtina,
Museo Vaticano

… LA MOTIVACIÓN INTRÍNSECA DEL DESEO, MÁS


DETERMINANTE EN EL COMPORTAMIENTO DE
ADÁN Y EVA QUE LA MOTIVACIÓN EXTRÍNSECA
DEL PARAÍSO …
TEMA 3: LA AUTODETERMINACIÓN

El cura predica, pero no aplica: ¿Problema


de autodeterminación, de autorregulación
o de autocontrol?1
Ese “cura” puede ser cualquiera de nosotros, especialmente en un momento de
cambio en el que suelen formularse propósitos y metas personales, como puede
ser el tránsito del año viejo al año nuevo. Probablemente no se trata de un fariseo
hipócrita de doble moral; a lo mejor se trata de un “cura” que cree firmemente en
lo que predica.
En favor del cura (sin comillas, el de verdad) y de sus intenciones de luchar contra
los deseos desbordados de riqueza, de placer y de poder, habría que abonarle la
formalidad con la que realiza sus votos de pobreza, de castidad y de obediencia;
por eso su problema no parece ser de autodeterminación, algo que de sobra ha
exhibido. También es evidente que se trata de una persona decidida a renunciar
a los asuntos terrenales en favor de los asuntos celestiales; es decir, de sobra
parece tener autocontrol pues ha renunciado a grandes beneficios que depara el
corto plazo, en aras de obtener recompensas mayores a largo plazo.
Tal vez le convendría complementar sus buenas intenciones generales, con
planes más específicos que le sirvan para vencer las tentaciones, y poder así
transformar sus intenciones en acciones. Eso significaría que su problema principal
es de autorregulación. En la presente nota me referiré a tres de los “autos” más
emblemáticos del comportamiento humano, para relacionarlos con tres momentos
del ciclo motivacional, cuyo estado resulta determinante para que un propósito se
cumpla o se incumpla.
El cumplimiento de un propósito exige la realización de acciones continuas a lo
largo de una secuencia de fases, no es un asunto que dependa solamente de lo
que acontece en un momento único; es preciso detenerse a pensar en lo que exige
cada fase, para entender por qué ese proceso avanza, o se estanca para culminar
en el incumplimiento.
El ciclo motivacional es el hilo conductor que le da coherencia al abordaje de este
tema, por lo cual considero conveniente iniciar recordando cuáles son las fases del
ciclo por las que transcurre la realización de cualquier acción motivada de un ser
humano, asunto tratado antes en este mismo libro, en la nota titulada “La ocasión
no hace al ladrón: Las fases del ciclo motivacional”.
Allí se proponen cinco fases, presentes en la secuencia motivacional que subyace
a la realización de cualquier acción X, las cuales se reciclan cada vez que la
acción deba ejecutarse: 1) fase de impulso; 2) incertidumbre; 3) decisión; 4) acción;
y 5) conclusiones. Las características de estas fases se analizan en aquella nota,

1. http://elartedesabervivir.com/el-cura-predica-pero-no-aplica-problema-de-autodeterminacion-de-au-
torregulacion-o-de-autocontrol/

71
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

y lo que me interesa enfatizar ahora es que la determinación corresponde a un


proceso que configura el rumbo que tome la fase de decisión, mientras que la
regulación y el control son procesos determinantes del rumbo que tome la fase de
acción. Tal vez sea conveniente ilustrar este asunto con un ejemplo:

Para estar a tono con el título de la presente nota, supongamos que el estímulo
“año nuevo” es la ocasión que impulsa a un cura a pensar en la conveniencia de
cumplir mejor su voto de castidad. Con el fin de que la ilustración sea algo realista,
voy a basarme en las respuestas que da un cura muy conocido en Colombia,
en una entrevista sobre el tema de las tentaciones (ver http://www.kienyke.com/
kien-escribe/el-padre-linero-habla-de-sus-tentaciones-sexuales/). Recalco que el
ejemplo no es sobre este sacerdote, y tomo sus respuestas solamente como medio
de ilustración de algunos procesos psicológicos que se encuentran en la base del
cumplimiento o del incumplimiento de un propósito específico.

El cura de la ilustración piensa que la acción X (superar la atracción sexual


generada en el enamoramiento de una mujer) es la respuesta apropiada
para cumplir un compromiso que ha contraído de forma consciente y libre
con el celibato sacerdotal. De sobra queda aquí patente que ha transitado
satisfactoriamente la fase de decisión del ciclo motivacional para la realización
de esa acción. Como él lo señala, es una determinación propia, lo cual le da el
carácter de autodeterminación, dada su conciencia e identificación total con las
razones que la justifican, al aceptar plenamente que casarse le impediría cumplirle
a la iglesia.

Distintas serían las circunstancias si el cura cuestionara la necesidad del celibato,


caso en el cual seguramente debería replantear su voto de castidad; o si lo
aceptara exclusivamente como un medio de cumplirle a su comunidad religiosa,
caso en el cual se trataría más de una frágil hetero-determinación (determinación
controlada externamente), que de una verdadera autodeterminación. En ese caso,
tampoco sería adaptativo que el cura insistiera en su voto de castidad por temor
al castigo (ej. al “castigo divino”) pues, igual, se trataría de una determinación
controlada emocionalmente de forma externa, que lo dejaría en alto riesgo de
incumplimiento de sus prédicas.
El tema del costo de la decisión adoptada no se aborda explícitamente en la
entrevista que he tomado para ilustrar esta nota; sin embargo queda implícito en la
renuncia a la realización de un aspecto de la sexualidad, que el cura entrevistado
identifica con la genitalidad. Él manifiesta que no “reprime” su sexualidad, sino la
“sublima” al colocar la energía libidinal al servicio de otras acciones propias de su
labor sacerdotal. Resulta un poco curiosa esta interpretación basada en conceptos
psicoanalíticos; suena más a eufemismo, pero lo importante es que a él le ha
funcionado, por lo menos hasta la fecha de la entrevista.ico pero no aplica
Lo importante a enfatizarse es que una baja conciencia acerca de los costos
de una acción, en este caso la renuncia abierta al placer sexual, puede
incrementar la probabilidad del incumplimiento. Para facilitar la autorregulación
del comportamiento es deseable que la determinación contemple abierta y
explícitamente los costos de la decisión de cumplir, para hacerlos conscientes

72
TEMA 3: LA AUTODETERMINACIÓN

y coherentes (balanceados) con los beneficios de la acción X, en lugar de


enmascararlos. Eso permitirá aceptar los costos que entran en un balance
razonable con los beneficios, o rechazarlos sin culpabilidad, en caso contrario.

Ya sabemos que la decisión de hacer algo, aunque acerca, no lleva


automáticamente a la realización de la acción. La transformación de la decisión en
un verdadero proyecto específico, que responda al qué hacer y al cómo cumplirlo,
es la clave para que surja la autorregulación que mantenga a la persona en
cumplimiento de la acción, hasta que la acción X adquiera el automatismo propio
de cualquier acción auto-controlada. Aquí se vislumbra la complementariedad
entre la función de autorregulación y la de autocontrol, donde la primera se
convierte en el camino para llegar a la segunda.

El tema de la regulación es tan serio e importante, que constituye una materia


central de la Teoría General de Sistemas; conceptos como feedback, información,
subsistemas controladores, subsistemas controlados, etc. son términos propios
de esta teoría. En el ejemplo que he tomado para ilustrar esta nota, los factores
requeridos para elaborar el proyecto de autorregulación aparecen bastante claros:
el propósito específico del cura es superar las tentaciones sexuales surgidas
con el enamoramiento de una mujer. Su principal meta es cumplir con el voto de
castidad y el celibato sacerdotal. Pero debe ser suficientemente claro para el cura
cómo es que va a proceder para regular su comportamiento, cómo va a operar
cuando llegue la tentación, de la misma manera que es claro para el termostato
cómo operar cuando el agua se recalienta o cuando se enfría. Eso es necesario
establecerlo explícitamente, guardarlo en la memoria, y recordarlo en el momento
oportuno, con el fin de ejercer la autorregulación.

La regulación exige mantener el monitoreo sobre algún indicador (ej. el termostato


monitorea la temperatura del agua) para dar un feedback que, consecuentemente,
lleva al subsistema de control a realizar una acción coherente (ej. que la
resistencia del calentador se encienda o se apague para mantener estable la
temperatura del líquido). En la ilustración de esta nota, el asunto clave de la
regulación se manifiesta cuando el entrevistador le pregunta al cura “¿qué hace
cuando se le levanta el ánimo?”. El cura, con humor, acepta que “a mí se me
para el ánimo muchas veces” y procede a esbozar su proyecto específico de
autorregulación:

De entrada, manifiesta que en esas ocasiones recuerda que “soy dueño de mis
emociones, no esclavo de ellas”; esa parece ser una importante auto-instrucción
de regulación emocional. Se sabe que el ciclo motivacional tiene un comienzo
emocional, por eso esta auto-instrucción adquiere relevancia para decidir el
rumbo que tome el ciclo, al permitir una adecuada comprensión del momento
emocional y de su relación con la acción. Antes había manifestado algo que
resulta complementario con lo anterior, cuando expresaba que en esas ocasiones
“he tomado la decisión de apartarme”. Por supuesto, apartarse de la tentación
en el momento más temprano de la cadena, cuando todavía es fácil hacerlo, se
convierte en el comportamiento de autorregulación más oportuno posible. Luego,
manifiesta que “hago el esfuerzo de servirles a los hermanos de manera honesta”;

73
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

también antes había expresado algo complementario cuando afirmaba que había
optado por la reflexión, por la oración, como medio para endurecer el espíritu
en esas ocasiones de tentación, lo cual puede interpretarse como fortalecer su
voluntad, algo equiparable a obtener la energía necesaria para hacer el esfuerzo
que demanda la acción.
En términos operacionales, en esta reflexión se produce un recordatorio vívido de
los beneficios de cumplir la acción, así como de los costos de su incumplimiento,
en términos del alejamiento de metas que se ha propuesto formalmente (ej. servir
al prójimo, acercarse a Dios, etc.).
Un beneficio que el cura entrevistado vislumbra a largo plazo, y lo coloca por
encima de los beneficios a corto plazo, se expresa cuando afirma “la armonía con
Dios va por encima”; el planteamiento de intercambios de beneficios de esta clase
es decisivo en el camino hacia el logro de la automatización de una acción, o,
en otras palabras, hacia el logro de su autocontrol. Al final del proceso se puede
esperar que surja el automatismo habitual del autocontrol, para que la acción
X, que al principio parecía tan complicada y exigía regulación deliberada, se
convierta en un hábito tan fácil de realizar como el de abrir la puerta con la llave al
llegar a casa.
Quedan por fuera de este análisis otras alternativas que parecen más compatibles
con la salud mental de los curas. Por ejemplo las que cuestionan la necesidad de
la cultura del celibato, las que propugnan por una sexualidad del cura que sea
más compatible con la naturaleza humana, o las que cuestionan la ideología de
género en torno a los curas (que sean solo hombres). Lo menciono para evitar que
se piense en los tres “autos” que interesaban en esta nota como un asunto de
“adaptación” unilateral, a la manera de un loco que se acomoda por completo a su
camisa de fuerza.

74
TEMA 3: LA AUTODETERMINACIÓN

De buenas intenciones está empedrado


el camino del infierno: La función de la
autorregulación2
Hay tres ranitas sobre una piedra y una decide brincar. ¿Cuántas ranitas quedan
sobre la piedra? Cualquier respuesta es correcta. Quedan tres (porque la que
decidió brincar todavía no lo ha hecho), quedan dos (porque efectivamente la
que decidió brincar lo hizo), queda una (porque la que decidió brincar lo hizo y
otra decidió imitarla), etc. La intención de hacer algo, plasmada en la decisión
explícita de hacerlo, nos aproxima a la acción efectiva, pero no hay una operación
automática que garantice que toda decisión nos conducirá a una acción.

Entre la intención y la acción existe una brecha que, si no se rellena de algún


modo eficiente, hace que la intención se pierda en el camino, que no conduzca a
ninguna acción y se convierta en vana palabrería. Una expresión popular lo afirma
cuando se dice que “del dicho al hecho hay un largo trecho”. La autorregulación es
la llamada a cerrar esa brecha.

La intención de hacer algo es la expresión más usual de toda decisión. Esa


intención es, la mayoría de las veces, implícita, pero también las decisiones
implícitas que se toman de manera automática debieron ser, en algún momento,
explícitas. De manera automática, por ejemplo, tomamos la decisión de abordar el
autobús que nos acerca más al sitio al que nos dirigimos y repetimos esta acción
día tras día sin que exista alguna deliberación explícita. Si en algún momento
descubriéramos una ruta mejor, entonces tomaríamos la decisión explícita de
viajar siguiendo la nueva ruta y cambiaríamos nuestros planes para poner en
marcha esta nueva decisión (dirigirnos a la parada de la nueva ruta). No obstante,
el resultado final sería que la nueva decisión volvería a convertirse en una rutina
automática de decisiones implícitas, algo que haríamos, una vez más, día tras día.

Para poner en práctica la intención (para “brincar” en el ejemplo de la ranita) es


necesario adoptar un plan, algo que técnicamente se conoce como “intención
de implementación”. Siguiendo el ejemplo del autobús, el plan sería dirigirnos a
una parada en la cual podamos abordar la nueva ruta elegida. Si la parada de
la nueva ruta está más lejos de nuestra casa que la de la ruta anterior, ahora
tendremos que salir más temprano para no llegar tarde a nuestro destino, ese es
uno de los costos de la nueva ruta y tendremos que ponerlo en la balanza junto
a los beneficios (por ejemplo: la nueva ruta tiene más cupos disponibles para
viajar sentado, o en ella viajan más personas conocidas con las que me gusta
encontrarme). La evaluación de los pros y contras es una herramienta útil para
llegar finalmente a la decisión explícita de utilizar o no la nueva ruta.

2. http://www.elartedesabervivir.com/programas-especiales/angeles-caidos-o-antropoides-erguidos/de-buenas-intenciones-esta-empedra-
do-el-camino-del-infierno-la-funcion-de-la-autorregulacion

75
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

El ejemplo anterior parece bastante sencillo y fácil de implementar. Otras


situaciones cotidianas pueden ser más complejas, pero la dinámica sigue siendo la
misma.

Mientras leía el periódico antes de escribir esta nota, me encontré con un artículo
titulado: “La infidelidad masculina vista por la ciencia”. En el texto, se resume la
evidencia científica que se dispone del tema y se abre el diálogo a la cuestión de
si la infidelidad en el hombre es un asunto de índole genética e inevitable o si,
por el contrario, se trata de algo que está más sujeto a las decisiones personales,
la cultura y la psicología (ver http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/salud/
infidelidad-masculina-segun-la-ciencia/16599503).

Por tratarse de un artículo “ligero” escrito por un periodista y publicado en un diario


y no de un artículo “pesado” escrito por un especialista que se publica en una
revista científica (ej. un meta-análisis sobre el tema de la infidelidad masculina),
puedo tomarlo para ilustrar una situación cotidiana.

Supongamos que un hombre que le ha sido infiel a su esposa le pide luego que lo
acepte así, a pesar de su conducta, argumentando que él tiene “toda la intención”
de serle fiel, pero sus genes le impiden cumplir este propósito. A pesar de todo, él
dice amarla inmensamente.

Supongamos también que la esposa, en línea con algo de lo propuesto en el


artículo que cité, le dice a su pareja que “No escogemos nuestro bagaje genético,
pero sí podemos controlar las emociones y los impulsos que genera”, insinuándole
que se puede superar la carga genética si se pone en práctica alguna estrategia
a favor de la fidelidad, de la misma manera que una carga genética a favor de
la hipertensión arterial puede superarse poniendo en práctica alguna estrategia
nutricional y de actividad física.

Tal vez la esposa simplemente le diga a su pareja: “Tienes la intención de serme


fiel, pero no tienes la fuerza de voluntad necesaria para cumplirla. De buenas
intenciones está empedrado el camino del infierno, mejor me separo de ti, pues no
creo en tus buenas intenciones”.

Si la pareja del ejemplo se decide por la búsqueda de un camino de cambios


que le permita salvar la relación, tal vez un primer paso sería adoptar otra
denominación para lo sucedido y, en lugar de “infidelidad”, referirse al
comportamiento como “relación extraconyugal”, modificando de entrada el
impacto generado por el anclaje de las palabras, tal como lo propongo en otra
nota de este mismo libro. La tarea que seguiría para esta pareja, en línea con el
camino sugerido por la cultura y la psicología (y en contravía de lo sugerido por
la línea genética), sería encontrar las “intenciones de implementación” o planes
específicos para cerrar la brecha que existe entre el dicho (tener la intención de ser
fiel) y el hecho (ser fiel).

La “fuerza de voluntad” queda reducida en esta nueva visión a la existencia o


ausencia de planes realistas de acción (susceptibles de implementación por parte
de los implicados) para que dichos planes permitan hacer más probable el “evitar

76
TEMA 3: LA AUTODETERMINACIÓN

las relaciones extraconyugales” y hacer más creíbles las “buenas intenciones” de


fidelidad. Tal vez este resultado siga pareciéndole imposible a la parte ofendida,
pero será aún menos posible si se carece de dichos planes o intenciones de
implementación específicas. Lo contrario sería decidirse por el camino del “todo o
nada”, y la claudicación sería el resultado inmediato más probable.
Autorregularse es, en este análisis, un proceso de encontrar intenciones de
implementación específicas que sean válidas en términos de probabilidad e
inmediatez para la consecución de logros a corto plazo y que permitan aproximar
al individuo a un resultado más amplio, propuesto en la meta a mediano o largo
plazo. Esas intenciones específicas han de asumir la forma de planes que sean
susceptibles de una rápida e inmediata implementación con el fin de acceder al
resultado esperado, es decir, la intención general plasmada al inicio (dirigirnos a la
nueva parada o ser fiel).
El termostato que controla un calentador de agua es un ejemplo ilustrativo de un
proceso autorregulador. Si el agua está fría, el sensor del termostato enciende el
calentador; si el agua está caliente, el sensor lo apaga. Se trata de un proceso de
feedback negativo donde el elemento controlador (el sensor) actúa en dirección
contraria para regular el proceso con el fin de mantener el agua caliente dentro de
ciertos límites de temperatura. La “intención de implementación” del termostato es
un proceso del tipo “Si — Entonces”. Si el agua está caliente, entonces apago; si el
agua está fría, entonces enciendo.

En la psicología de la motivación humana, para poner en práctica un


comportamiento que ya se ha decidido y que está presente en la intención
de actuar del sujeto, la clave de la autorregulación consiste en encontrar el
equivalente del termostato, en otras palabras: el plan de implementación
apropiado.

La fuerza de voluntad no es una entelequia presente en algún lugar del fondo


del alma, esa entelequia no existe. La fuerza de voluntad, que introduce el orden
en el caos desordenado del comportamiento, se hace presente si se encuentra
el mecanismo de feedback apropiado. Así lo sugiere el experto en robótica y
neurofísica William Grey Walter en su libro El Cerebro Viviente cuando cita un
verso que afirma: “Dijo un pescador de Niza, así fue nuestro comienzo. Del caos
surgió el feedback, y Adán y Eva con su parte”. Los robots de Grey Walter eran
tortugas sencillas que se comportaban ordenadamente aplicando principios
elementales de inteligencia artificial, no eran siquiera los complejos drones
contemporáneos.

Unos principios similares, que ahora son de inteligencia natural (como los
principios de feedback que regulan la fisiología del cuerpo), pueden aproximarnos
al logro de resultados relacionados con valores muy apreciados, como la fidelidad,
la honestidad o la solidaridad.

Es tarea del monólogo socrático encontrar las respuestas a las preguntas claves
acerca de las intenciones de implementación. Cuestionarse acerca del qué (cuál
comportamiento), el cuándo, el dónde, el cómo o el cuánto puede ser más útil

77
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

para construir planes objetivos que cuestionarse acerca del incierto por qué del
comportamiento, donde siempre llegaremos a conclusiones que mezclan nature
con nurture (la naturaleza y los genes con la crianza y el aprendizaje).

Acudimos a la incierta “fuerza de voluntad” para pseudoexplicar por qué logramos


llevar a la práctica algunas decisiones y no logramos poner en práctica otras.
Puede ser riesgoso el esfuerzo por entender la voluntad en términos distintos al
de “fuerza de voluntad”, pues no se trata de negar su función sino de modificar
su comprensión — que tradicionalmente se ha dado en términos filosóficos —
para pasar a comprenderla como autodeterminación en términos psicológicos de
motivación humana.
Así, la fuerza de voluntad es parcialmente intercambiable por la presencia o la
ausencia de un plan en la fase de pre-acción del ciclo motivacional. El “plan”
surge como un mecanismo fundamental para que haya un proceso de regulación
auto-determinada en cualquier acción humana, pues se convierte en esa especie
de “termostato” que suministra el feedback requerido para el control y hace más
probable que una decisión deje de ser un camino conducente al infierno de las
buenas intenciones, las cuales son similares a esas “decisiones” que se toman el
31 de diciembre a medianoche.

78
TEMA 3: LA AUTODETERMINACIÓN

Sin prisa pero sin pausa: el acrónimo de


autorregulación PRISA-NO3
El refrán “sin prisa pero sin pausa” me permite ilustrar una idea relevante acerca
de la autorregulación personal: los cambios de comportamiento regulados por
la propia persona suelen transcurrir despacio, sin saltos abruptos, pero también
suelen ocurrir de forma sistemática, cuando se encuentra el camino apropiado
que se debe recorrer de forma continua para que el esfuerzo invertido culmine
en el cambio esperado. Ese es un camino que he tratado de describir a través del
acrónimo PRISA-NO. Aspiro a explicarlo en esta nota.
Pensemos, a manera de ilustración, en el camino que puede seguir para lograr
el cambio una persona que espera reducir su peso corporal, movida porque se
encuentra con obesidad (podrían ser también ilustraciones pertinentes para la
vida cotidiana de alguien en nuestro medio, cambios como dejar de fumar, reducir
el consumo de alcohol o controlar el mal genio). Se trata de comportamientos
usualmente excesivos, cuya modificación constituye un reto para nuestra
“fuerza de voluntad”, factor que es parcialmente reemplazable por los planes de
cambio, llamados también “intenciones de implementación”. En la presente nota
deseo enmarcar esa función de planeación en el contexto de una función de
autorregulación amplia que he sintetizado en el acrónimo PRISA-NO.
Debo aclarar antes que la idea del acrónimo no es originalmente mía; se trata de
una asimilación que hice del acrónimo SCIENCE propuesto en inglés por el profesor
de psicología de la universidad de Stanford Michael Mahoney (ya fallecido), quien
investigó ampliamente sobre ese tema. Él utilizó en inglés el acrónimo SCIENCE
para referirse al carácter científico del autocontrol personal, contraponiendo dicho
carácter a la idea de fuerza de voluntad (tener voluntad para auto-controlarse es
equivalente a asumir una postura científica frente al cambio de comportamiento).
Una amplia explicación de este método puede consultarse en el libro Control
Permanente de Peso, de los autores Michael y Kathryn Mahoney, publicado en
español por Editorial Trillas en 1981. Yo propuse en 1997 otra versión en español
del acrónimo SCIENCE, usando la sigla PRISA-NO, con el objetivo de asumir la
planeación continua y sin prisa del cambio personal como una forma más realista
de expresar la etérea idea representada por el concepto “fuerza de voluntad”.
Como acrónimo global, PRI-SA-NO engloba tres fases que se deben recorrer de
forma sucesiva para acercarnos al logro de un objetivo de modificación de un
comportamiento: PRI, se refiere a lo primero que se requiere hacer; SA, se refiere a
saber cambiar; y NO, se refiere a notar el cambio. En esos vocablos referentes a las
tres fases del cambio, cada letra es la inicial de una palabra referente al paso clave
que se recomienda seguir para facilitar el logro final de la meta de autorregulación.
Esas siete palabras cuyas letras iniciales forman el acrónimo PRI-SA-NO, son en

3. http://www.elartedesabervivir.com/programas-especiales/angeles-caidos-o-antropoides-erguidos/sin-prisa-pero-sin-pausa-el-acroni-
mo-de-autorregulacion-prisa-no

79
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

español las siguientes (presento entre paréntesis el término equivalente en inglés


de la sigla SCIENCE que propuso originalmente Michael Mahoney):

P, de propósito específico (S, de specify)


R, de recolectar información (C, de colect)
I, de identificar el patrón de comportamiento (I, de identify)
S, de soluciones posibles (E, de examine)
A, de adoptar una de las decisiones posibles (N, de narrow)
N, de nivelar (C, de compare)
O, de ordenar la continuidad (E de extend).

Los tres pasos de PRI (lo primero), implican: 1) Ante todo identificar el propio patrón
de comportamiento. Por ejemplo, se puede tener sobrepeso como resultado
del exceso de alimentación, pero también puede ser por déficit de actividad
física. El exceso de alimentación asume una forma distinta en cada persona,
etc. 2) Recolectar información: es el medio objetivo para identificar el patrón de
comportamiento. No se puede tener una clara idea del propio comportamiento
si no se le observa y se anota la información con detenimiento. 3) Plantear un
propósito específico es el paso crucial hacia el cambio. Por ejemplo, “mejorar
la alimentación” no es un propósito específico; “reducir el consumo diario de
carbohidrato”, sí lo es. Ese propósito solo puede plantearse después de haber
auto-observado y de haber identificado el patrón personal de comportamiento.
Los dos pasos de SA (saber cambiar), implican: 1) Tener una amplia idea acerca de
las soluciones posibles para lograr el propósito, desde las más razonables, hasta
las menos razonables. 2) Adoptar una solución que sea razonable en función de
las características y habilidades personales.
Los dos pasos de NO (notar el cambio), implican: 1) Adoptar un criterio adecuado
para nivelar o evaluar el cumplimiento del propósito (similar a la forma como un
albañil utiliza el nivel para evaluar que el ladrillo quede bien pegado). Por ejemplo,
el peso corporal no sería el criterio adecuado para nivelar la evolución del cambio
inmediato, pues el peso cambia a mediano plazo; sería mejor indicador la cantidad
de panes consumidos diariamente, en el caso de que la auto-observación haya
indicado que el exceso de consumo de pan está entre las causas objetivas del
sobrepeso. 2) Dar órdenes de retorno coherentes con el resultado obtenido, es
decir mantener la solución adoptada si aproxima a la persona al logro de la meta
de autorregulación, o modificarla si no aproxima a la meta.
Los siete pasos que abarcan las tres fases de autorregulación propuestas por
PRI-SA-NO constituyen un método muy viable para orientar el monólogo socrático
de la persona que se involucra en el cambio. Los siguientes son ejemplos de
preguntas para orientar el monólogo:

PRI: ¿Cuál es el eslabón crítico en esta cadena de cambio?, puede ser la pregunta
que se responda al formular el propósito específico. ¿Cómo descubro el eslabón

80
TEMA 3: LA AUTODETERMINACIÓN

crítico? Es la pregunta que puede orientar las acciones de auto-observación y la


recolección de información acerca del comportamiento. ¿Cuál es, con precisión, mi
patrón de comportamiento? Es la síntesis del resultado de la auto-observación que
permite identificar dónde se requiere fijar la atención prioritariamente para disparar
el proceso de cambio.

SA: ¿Cuáles serían algunas acciones que puedo ensayar para alcanzar el
propósito específico que me fijé? (ej. acciones concretas que puedo realizar para
disminuir el consumo de pan). ¿Entre esas alternativas en cuál anticipo un mejor
desempeño?, ¿Cuál es, entonces, mi decisión explícita entre esas alternativas?
¿Qué voy a hacer cuando me encuentre frente a las principales tentaciones de
incurrir en ese comportamiento excesivo?

NO: ¿Cuál es el indicador que voy a monitorear con detenimiento para seguir
la evolución de mi comportamiento en el corto plazo? (Ejemplo: la ingesta de
carbohidratos en el caso del control de peso de la ilustración). ¿Cuál indicador
voy a observar para saber si mi táctica me está dando resultado a mediano
y largo plazo? (Ejemplo: el índice de masa corporal). ¿En qué me voy a fijar
especialmente si tengo éxito? (Ejemplo: fijarse en la efectividad de la táctica
adoptada para afrontar las tentaciones de consumir pan). ¿En qué me voy a fijar si
fracaso? (Ejemplo: en la falta de esfuerzo al aplicar una táctica). ¿Estoy evitando
las alusiones a factores externos e inmodificables? (Ejemplo: el peso corporal de
mis familiares, el destino, etc.). ¿Acudo a falsas explicaciones basadas en factores
internos e inmodificables? (Ejemplo: mi constitución genética). ¿Qué debo modificar
en mi estrategia de acuerdo con el resultado observado?

El anterior proceso de cambio toma tiempo. Sin duda exige una postura personal
más científica que intuitiva o de sentido común frente a la propia autorregulación.
Para aprender el método puede requerirse eventualmente de alguna ayuda
especializada. Pero también es seguro que, una vez se haya aplicado este
método para alcanzar una meta, puede hacerse fácilmente extensivo al logro de
otras. El método se convierte así en un algoritmo; es decir, en una fórmula con
alta probabilidad de conducir a un resultado satisfactorio y a la solución de un
problema.

Con frecuencia pensamos que el proceso de cambio personal solamente tiene


resultado si tomamos “decisiones radicales” y las aplicamos con “voluntad”. Nada
de aguas tibias que impliquen andar por pasos o metas intermedias. Miramos
a nuestra experiencia y ésta nos indica que aparentemente así es la realidad;
decimos, por ejemplo, “solo pude dejar de fumar cuando decidí que ni un cigarrillo
más, y así lo hice”. Pero olvidamos que a ese momento llegamos después de
muchos intentos fallidos, pues la recaída es la regla y no la excepción en todo
proceso de cambio. También nos olvidamos de concluir que la “voluntad” de dejar
el cigarrillo la pudimos aplicar con contundencia solo cuando la pudimos expresar
con claridad mediante un pensamiento objetivo y realista, por ejemplo, “pensar en
el daño que el humo le hace a mi familia cuando la convierto en fumadora pasiva”,
y cuando apelamos a alguna táctica explícita para tener menos acceso al cigarrillo
(ej. dejar de comprar cigarrillos).

81
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Apelar a las explicaciones basadas en la fuerza de voluntad para dar cuenta


del cambio de comportamiento es razonable y tiene “sentido común”, pero es
algo ambiguo y etéreo. Apelar a la autorregulación resulta más efectivo, pero
implica comprender los argumentos deliberados que llevan a tomar las decisiones
voluntarias de cambio (la fuerza de los argumentos), y programar las estrategias
en las cuales se aplica el gasto energético objetivo (el esfuerzo) que demanda la
realización de alguna tarea. Esa es una forma realista de entender la “voluntad” en
términos psicológicos de autorregulación, como decisión autónoma y deliberada
de la persona; eso hace que el cambio sea más seguro y sostenible, pues se
pueden entender los argumentos objetivos que explican el éxito o el fracaso.
La ausencia de prisa para acceder al cambio y la aplicación sistemática de un
método como PRI-SA-NO, ayudan a evitar el cansancio que queda como producto
del afán y permiten garantizar el resultado como producto del camino adoptado
para recorrerlo sin pausa (“método” significa eso: “camino”). Cuando afirmamos
que hemos obtenido un logro como producto de la fuerza de voluntad, en otras
palabras estamos afirmando que supimos encontrar el camino adecuado para el
cambio, y recorrerlo con cuidado y con paciencia.

82
TEMA 3: LA AUTODETERMINACIÓN

¿En mi casa mando yo? Las formas de la


autodeterminación4
Que alguien decida realizar una acción no significa necesariamente que esa sea
su voluntad libre ni que se trate de una decisión consciente. Si bien es cierto que la
decisión representa la manifestación más representativa de la motivación, puede
tratarse de una decisión que obedece a distintas variedades de determinación, que
oscilan entre una determinación externa que obliga al ejecutor a realizar la acción,
en ocasiones de forma coercitiva y contra su voluntad, hasta una determinación
interna que lo conduce a realizarla por convicción, con gusto y completo acuerdo.
Eso introduce matices que permiten distinguir entre variedades de una motivación
controlada de forma externa, y una motivación autónoma. La importancia que en
la actualidad se asigna a la publicidad y a las campañas de imagen constituye
una muestra de la capacidad que tiene el manejo de la determinación controlada
externamente para conducir a las personas a tomar decisiones que aparentemente
son autónomas y, por consiguiente, a asumir la responsabilidad por sus resultados,
cuando en realidad obedecen a controles externos hábilmente manipulados. La
presente nota se propone abordar este tema desde los postulados que formula la
Teoría de la Autodeterminación.

Una de las teorías motivacionales contemporáneas que han alcanzado un


grado bastante elevado de confirmación científica y de aplicabilidad práctica,
especialmente en los ámbitos de la educación, del deporte, de la salud y del
trabajo, es la Teoría de la Autodeterminación (TAD), propuesta por los psicólogos
Richard Ryan y Edward Deci, profesores de la Universidad de Rochester en el
estado de New York. A ellos probablemente no les importaría tanto explorar cuánto
manda usted en su propia casa, sino cuál es la calidad de las determinaciones que
rigen ese mando, calidad que surge del tipo de convicciones o de la racionalidad
de las creencias que se han internalizado y lo conducen a usted a tomar alguna
determinación.

En el siguiente video, el propio Edward Deci plantea una síntesis de su posición


teórica acerca de la motivación humana, de la cual podemos extraer conclusiones
que nos llevan directamente a relacionar la calidad de la autodeterminación con
la potencialidad que el monólogo socrático puede tener para fortalecerla o para
modificarla. Ver https://www.youtube.com/watch?v=VGrcets0E6I

Dos aspectos diferentes de la TAD hacen referencia a asuntos muy relevantes: a)


Un aspecto hace referencia a las distintas cualidades de la motivación extrínseca
y de la motivación intrínseca, explicadas a partir de las diferentes clases de
internalización que la persona tiene acerca de las creencias subyacentes a un
comportamiento. b) Otro aspecto hace referencia a las necesidades psicológicas
que subyacen al inicio y mantenimiento de un comportamiento, centrando el

4. http://elartedesabervivir.com/en-mi-casa-mando-yo-las-formas-de-la-autodeterminacion/

83
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

análisis en las necesidades psicológicas de autonomía, competencia, e interacción


social. La presente nota se dedica al primer aspecto, referente a las formas de
la autodeterminación, mientras que el segundo aspecto, más relacionado con el
sentido de vida, lo abordaré en una nota posterior.

Una clasificación archiconocida de la motivación es la que la categoriza como


motivación extrínseca o como motivación intrínseca. Se sabe con suficiente certeza
que las acciones motivadas intrínsecamente tienen una mayor probabilidad
de ejecución y de permanencia que las motivadas extrínsecamente, las cuales
solamente se van a cumplir mientras permanezcan las causas externas que
las determinan. La motivación intrínseca emana de convicciones fuertemente
arraigadas en la persona, por lo cual la realización de las acciones coherentes
con dichas convicciones la llevan a experimentar satisfacción o placer, logrando
realizar las metas más relevantes en su vida. Este sentido asociado al hedonismo
(placer generado por las acciones) ha sido una de las características más utilizadas
para identificar los comportamientos motivados intrínsecamente, incluso en
detrimento de un aspecto ético alterno asociado al eudemonismo (valor o finalidad
de las acciones), que es la otra característica relevante de la motivación intrínseca.

Seguramente recordamos las exhortaciones de nuestros padres y maestros por


fomentar el cumplimiento de las normas, y gozar del mismo, por razones de
convicción interna, y no por la presencia externa, controladora, de alguien o de
algo que esté solo ocasionalmente presente ante nosotros. Sería, por ejemplo,
algo como la exhortación a cumplir las normas de tránsito por el disfrute de hacer
lo correcto y no padecer ansiedad por la inminencia del castigo si se incumple
(aspecto hedonista), aunque sería mejor hacerlo, adicionalmente, por la convicción
sobre la seguridad física que este cumplimiento representa para nuestra integridad
vital y la de los demás, aspecto ético o eudemonista asociado al valor que se
atribuye a la meta de la acción, del cual emana la más potente motivación
intrínseca de la persona que la ejecuta. Aquí se resaltan el hedonismo (obtención
de placer) y el eudemonismo (logro de metas valoradas), como aspectos que
caracterizan la naturaleza intrínseca de la motivación para llevar a la ejecución
más intensa o persistente de una acción cualquiera.

La TAD propone que entre la determinación externa y la determinación interna


de una acción existen tres niveles intermedios de determinación, a los que
denomina “introyección”, “identificación” e “integración”, algunos más asociados
a la motivación controlada externamente, y otros más asociados a la motivación
autónoma. El incremento de la motivación autónoma hacia acciones que fomentan
el bienestar personal y social es lo que se busca a través del cuestionamiento y
del cambio de creencias, mediante el uso a profundidad del monólogo socrático.

Una ilustración puede ayudar a clarificar este asunto: tomemos el caso de una
persona que consume excesivamente alcohol y de las posibilidades de que su
consumo abusivo cambie autónomamente hacia un consumo moderado de la
bebida. Por supuesto no se hace referencia al caso de un consumidor dependiente
(“alcohólico” propiamente dicho), pues se trataría de una situación en la que la
naturaleza biológica llevaría a una modificación sustancial del cuadro sobre los

84
TEMA 3: LA AUTODETERMINACIÓN

determinantes del consumo de alcohol, y, por consiguiente, de las conclusiones


derivadas del mismo. Es decir, la ilustración trata sobre un hipotético consumidor
excesivo de alcohol, en el que aún no se manifiestan situaciones biológicas
como las de la tolerancia al alcohol y el síndrome de abstinencia, en las que el
consumo moderado ya no sería una meta posible, obligando a la abstinencia total
como única meta razonable. En este segundo caso (consumidor dependiente del
alcohol), un cambio heterónomo (por ejemplo bajo control médico externo) sería
más probable de obtener que un cambio autónomo, el cual vendría a fortalecerlo
con posterioridad, cuando se hayan modificado primero los determinantes
biológicos, para pasar luego a pensar en los propios de la autodeterminación.

En la autodeterminación externa, la persona decide moderar el consumo por


razones propias de otros, no de ella misma, por ejemplo por las presiones que
recibe de su cónyuge, quien amenaza divorciarse si no disminuye el exceso de
alcohol, o de su jefe en el trabajo, quien no tolera la mala imagen que proyecta
quien va a trabajar luego de haber bebido excesivamente.

En la autodeterminación introyectada, la persona decide moderar el consumo


movida por la evitación de las emociones negativas que pueden acarrearle las
consecuencias del exceso, tales como la culpabilidad o el temor. Por ejemplo,
lo hace para evitar la culpabilidad que le generaría ver a su familia en malas
condiciones, o por el temor de ser despedida del trabajo.

En la autodeterminación identificada, la persona podría reconocer que otros


tienen razón cuando le dicen que ella tiene un problema importante, e iniciar la
moderación como principal medio de resolver ese problema.
En la autodeterminación integrada la persona asume como propios los valores
inherentes al consumo moderado. Si le agrega el placer de experimentar nuevas
formas de obtener por medios más adecuados las ganancias que supuestamente
le aportaba antes el consumo de alcohol (ej. nuevas formas de interactuar
amenamente con otros, de tener relaciones sexuales placenteras, etc.), la
persona estaría en una condición de auténtica autodeterminación interna para la
moderación del consumo.
En las anteriores ilustraciones se aprecia la fragilidad de las decisiones tomadas
en el caso de la autodeterminación externa o de la introyectada, aunque la
segunda puede generar un mayor potencial de resistencia a la recaída que la
primera. En ambos casos, de acuerdo con la TAD, se trataría de determinaciones
controladas externamente, más cercanas a la motivación extrínseca que a la
intrínseca.
A partir del momento en que la persona comienza a identificarse con las
razones que afirman la presencia de una problemática personal, inicia la
carrera hacia una mayor motivación interna para moderar el consumo, lo que
le confiere un potencial superior de permanencia en el consumo moderado
y de resistencia ante las tentaciones de recaída en el consumo excesivo.
Potencial que crece sustancialmente cuando la persona integra a su sistema de
creencias los conceptos que resaltan el valor positivo del consumo moderado,

85
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

a la vez que se permite a sí misma experimentar el gusto o el placer de nuevas


formas de comportamiento que sustituyen al exceso alcohólico. Las formas de
autodeterminación identificada, integrada e interna, son consideradas por la
TAD como formas autónomas de determinación, que aproximan a la persona a la
motivación intrínseca, de manera cualitativamente superior en cada caso.
“Mandar” en la propia casa significa reconocer que uno es la persona más
importante en su propia vida. Pueden superarse con mayor o menor facilidad las
ausencias de los demás, pero resulta muy difícil hacerlo cuando uno es el que
se falla a sí mismo. Cuenta mucho, para que haya cumplimiento consigo mismo,
la naturaleza de las decisiones que uno toma en ejercicio del derecho al libre
desarrollo de la personalidad, pues no toda determinación, por el solo hecho de
ser autodeterminada, implica el mismo grado de autonomía ni produce los mismos
resultados. Queda en el tintero otro asunto, el de la naturaleza de las metas que
uno asume, tema más relacionado con la ética, la felicidad, el eudemonismo y
el sentido de vida, que permite responder no solo si “en mi casa mando yo”, sino
“para qué mando yo”.

86
TEMA 3: LA AUTODETERMINACIÓN

El que ríe de último, ríe mejor: El


intercambio de beneficios, un aspecto
clave del autocontrol personal5
En el imaginario social suele asociarse el concepto de autocontrol personal con
las ideas de sacrificio (disciplina), evitación (de caer en tentaciones), y fuerza
de voluntad (energía para hacer algo conveniente). Con menor frecuencia se
plantea el autocontrol como una transacción gananciosa, como un intercambio
de beneficios, en el que se renuncia conscientemente a la obtención de algunos
beneficios inmediatos, o se acepta una limitación en el beneficio inmediato
obtenido, con el propósito de obtener uno mayor, pero diferido en el corto,
mediano o largo plazo.
Esta idea de renuncia a reír de inmediato, en aras de reír mejor posteriormente,
implica aceptar los costos consecuentes e inmediatos del autocontrol (como
los tiene cualquier acción) para contrabalancearlos con los beneficios
presentes en sus resultados diferidos. La presente nota trata sobre esa visión
más positiva acerca del proceso de autocontrol; también se analizan algunas
complementaciones entre los procesos de autodeterminación, autorregulación, y
autocontrol, a lo largo del ciclo motivacional de cualquier acción.
En general la necesidad del autocontrol personal se manifiesta en situaciones
en las que un comportamiento X se considera excesivo, por lo cual se necesita
disminuir su frecuencia, como podrían ser los casos en que la persona aspira a
moderar el consumo de alcohol, de alimentos, de sexo, de juego, de expresión
inadecuada de una emoción (ej. ira), de gasto de dinero, de uso de algo (ej.
internet), etc. Son comportamientos cuyas consecuencias inmediatas son
placenteras para la persona, pero sus resultados suelen ser negativos para su
calidad de vida, pues conllevan pérdidas importantes.
O también en situaciones en las que un comportamiento se considera deficitario,
por lo cual se necesita aumentar su frecuencia, como podrían ser los casos de
déficit de actividad física, de estudio, de manifestación de sentimientos positivos
(ej. amor), de asertividad, de comunicación, etc. Se trata de comportamientos
cuyas consecuencias inmediatas pueden ser algo aversivas o competir con otras
más placenteras, pero cuyos resultados son mejores para la calidad de vida de la
persona en el largo plazo.
Para facilitar la comprensión del planteamiento que se realiza en esta nota, las dos
situaciones descritas antes se tratarán en referencia a hacer un comportamiento
X (algo fácil de comprender en el segundo caso, cuando se busca aumentar
la frecuencia de una acción), en lugar de referirse a no-hacerlo, como sería la
tendencia espontánea en el primer caso (cuando el objetivo es disminuirla). Eso

5. http://elartedesabervivir.com/el-que-rie-de-ultimo-rie-mejor-el-intercambio-de-beneficios-un-aspecto-clave-del-autocontrol-personal/

87
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

implica tratar las situaciones del primer caso como comportamientos también
deseables, pero con un calificador diferente al “no”, el cual permita tratar a la
acción auto-controlada de manera positiva. Por ejemplo en lugar de referirse a
“no beber” como comportamiento deseable, se haría referencia a “beber con
moderación” como comportamiento X auto-controlado; en lugar de referirse a
“no tener sexo extramarital” se hablaría de “fortalecer el sexo marital”; en lugar
de buscar “refrenar la ira” se buscaría “expresar la ira adecuadamente”; en lugar
de “no comer” se haría referencia a “comer más frutas y verduras en lugar de
carbohidratos”, etc. todo dependiendo de las condiciones particulares de cada
persona.

¿Cuándo podríamos afirmar que una acción X se encuentra bajo el autocontrol


de la persona P que la ejecuta? Tres propiedades del autocontrol personal son
las siguientes: a) P toma la decisión deliberada de realizar X como medio para
lograr un propósito; b) P adopta alguna estrategia de regulación que le permita
garantizar la ejecución de X; c) P ejecuta la acción X de una forma relativamente
automatizada a partir de su auto-instrucción de hacerla.

Tomemos, a manera de ilustración, el caso de una acción como “estudiar para


preparar un examen” (X), por parte de un estudiante de bachillerato (P) al que se le
dificulta hacerlo. El autocontrol de este comportamiento por parte del estudiante P
con dificultades implicaría que él: a) Autónomamente decide estudiar, como medio
más efectivo de preparar los exámenes; b) Adopta algún sistema de trabajo que le
garantice estudiar para los exámenes cuando llega la ocasión; c) Cumple de forma
automática sus auto-instrucciones para estudiar en cada ocasión de un examen.
La primera condición motivacional es que P tenga suficiente claridad o conciencia
acerca de las consecuencias y de los resultados de estudiar para preparar un
examen. Estudiar para preparar un examen podría implicar la consecuencia
inmediata para P de verse expuesto a una situación algo aversiva, esto es: a)
Aceptar la situación de examen, en la que puede ser reprobado, como único medio
lícito de evaluación (no valen las trampas); y, b) renunciar a los competidores con X
(las “tentaciones” contrarias a estudiar, como ver cine, encontrarse con los amigos,
etc.) que para P pueden ser más placenteros que X.
Valorar el resultado de X en el corto plazo (aprobar el examen), como medio
seguro de acceder al resultado deseado en el mediano y en el largo plazo
(aprobar el curso y prepararse para la universidad), y decidir con autonomía que
lo va a hacer, es una condición imprescindible para que P decida (auto-determine)
hacer X, a pesar de las consecuencias inmediatas algo aversivas de hacerlo.
La autodeterminación es la premisa que debe alcanzarse en la fase de decisión
del ciclo motivacional, como condición requerida para pasar con probabilidades
de éxito a la fase de acción. El aporte importante de la autodeterminación para
el logro del autocontrol es que queda planteada con certeza la relación existente
entre la renuncia o la limitación de los beneficios inmediatos y el acceso a los
beneficios mayores en los resultados posteriores, que son los que se integran
al sentido de vida (ej. título profesional en el mediano plazo, en lugar del placer
inmediato de ver cine). Gran fuente de energía para la acción es la claridad de un

88
TEMA 3: LA AUTODETERMINACIÓN

propósito, cifrado en una meta, cuando ese propósito se adopta con autonomía.
Esa es la plataforma conceptual que permitirá afrontar exitosamente futuros
intercambios que impliquen aceptar la doble consecuencia relativamente costosa
de X.

Por supuesto la probabilidad de autocontrol (aceptar esta doble consecuencia


relativamente aversiva) dependerá de la certeza que tenga P de que
puede realizar X exitosamente (confianza en su competencia para estudiar
adecuadamente), y de que su expectativa de asociación entre X y los resultados
es cierta (es decir, que efectivamente sí obtiene mejores califiaciones cuando
estudia adecuadamente). Igualmente del soporte social que posea para garantizar
el acceso a los recursos necesarios para el estudio (espacio, libros, horarios libres
de compromisos, etc.).

En esta fase de decisión la “fuerza de voluntad” equivale a la aceptación de un


intercambio satisfactorio entre una consecuencia inmediata por un resultado a
mayor plazo, lo cual depende, obviamente, del grado de internalización o de
conciencia que la persona logre sobre cada uno de estos dos aspectos, a partir
de la información que posea. Al logro de esta clarificación deben dirigirse las
preguntas del monólogo socrático en esta fase.

El siguiente video muestra una réplica del famoso experimento del psicólogo
austriaco Walter Mischel sobre autocontrol en niños, conocida como el test de la
golosina.(ver https://www.youtube.com/watch?v=JUTEjsGUGXc).

Otro video presenta una entrevista al propio Mischel, profesor de las universidades
de Stanford y de Columbia en USA, explicando esta condición primaria del
autocontrol como intercambio de beneficios menores que se obtendrían
inmediatamente, a los que se renuncia a cambio de beneficios mayores que se
obtienen en un mediano plazo. https://www.youtube.com/watch?v=qqjRUPQ8MEQ

La segunda condición motivacional para que haya autocontrol es que P tenga


claridad acerca de la estrategia que va a adoptar para llevar a cabo exitosamente
la decisión tomada de hacer X (saber cómo hacerlo), especialmente cuando debe
luchar contra acciones competidoras que surgen como tentaciones contra X. Se
trata de diseñar una estrategia de autorregulación en la que P sea competente,
como podría ser, por ejemplo: a) establecer un horario en el que dará prioridad a
X (estudiar) y otro horario en el que dará prioridad a las acciones que compiten
con X (ir a cine, verse con los amigos, etc.). y, b) adoptar un método probado
de regulación que le garantice una mayor probabilidad de éxito al hacer X; por
ejemplo el método conocido como IPLER, consistente en someter el material
de estudio a la secuencia de acciones indicadas por las iniciales de esa sigla
(Inspeccionar, Preguntar, Leer, Ensayar respuesta, y Repasar para verificar las
respuestas).
En esta fase de acción, en la que la autorregulación adquiere mayor relevancia,
encuentra un mejor ajuste conceptual la posición teórica más conductual que
cognitiva acerca del autocontrol, pues P ya ha elegido un sistema con el que va
a someter a control la ejecución de X, y centra su atención en cumplir con rigor

89
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

las acciones estipuladas por el sistema (en este ejemplo el cumplimiento de los
horarios y el seguimiento del método IPLER), que garantizan la realización exitosa
de X.
Es algo similar a lo que hace un técnico de fútbol, que adopta un sistema de juego
(un conjunto sistemático de acciones regulatorias) cuyo resultado debe ser el de
conducir a su equipo a ganar más partidos; los jugadores renuncian a jugar como
les gusta y deciden hacerlo como les ordena el técnico; si hay coincidencias, tanto
mejor. El técnico observa que se cumpla el sistema, cuya consecuencia inmediata
será jugar de cierta forma (renunciando a otras), lo cual traerá como resultado a
corto plazo anotar más goles, a mediano plazo ganar más partidos, y a largo plazo
ganar campeonatos. Encontrar ese sistema es el objetivo del monólogo socrático
en esta fase.
La tercera condición motivacional del autocontrol, que es la automatización en la
ejecución de X, sobreviene como producto de la práctica repetida de la secuencia
de autorregulación, es decir del sistema de juego que el técnico repite muchas
veces durante los entrenamientos.
En el caso del estudiante con dificultades para los exámenes, si el cumplimiento
de los horarios y del método IPLER tienen éxito en ayudarle a estudiar y aprobar
los exámenes, esas dos acciones entrarán en una secuencia de reforzamiento
positivo que se repetirá de manera satisfactoria continuamente, manteniéndose
en virtud de los propios resultados exitosos del comportamiento, lo cual es una
condición esencial de la motivación intrínseca, en contraposición con la motivación
extrínseca, en la que el comportamiento se mantiene a partir de consecuencias
positivas externas o ajenas al propio comportamiento.
También es cierto que las consecuencias externas ocasionalmente pueden
reforzar a las internas, y así como un premio ocasional en dinero extra por ganar
un juego potencia el buen cumplimiento del sistema estipulado por el técnico (de
otra forma resultaría negativo), también una felicitación de un docente, el premio
de los padres, la obtención de una distinción, o de una beca, pueden reforzar la
motivación intrínseca de P por el estudio y su incorporación al sentido de vida (de
otra forma resultarían indeseables).
No hay que llamarse a equívocos en el anterior planteamiento acerca del
autocontrol personal. No se trata del consuelo de “perder es ganar un poco”,
pues perder es perder, sin desconocer que “lo malo, algo bueno trae”; pero eso
es accidental; no se programa lo malo para obtener algo bueno colateral. Es un
planteamiento transaccional, en el que proactivamente se programa la elección en
favor del sentido de vida. Es un intercambio de hedonismo en las consecuencias,
por hedonismo más eudemonismo en los resultados; intercambio de sonrisas al
inicio por carcajadas al final.

90
TEMA 4:
EL DESARROLLO HUMANO

Pablo Picasso
Desamparados (1903)

Museo Picasso,
Barcelona

Foto tomada de El Blog


del Museo Picasso de
Barcelona.

http://www.
blogmuseupicassobcn.
org/2012/03/el-
misterio-de-la-obra-
inclinada/?lang=es

… CUANDO NACEMOS LA BIOLOGÍA YA


HA COLOCADO CASI TODO SU APORTE A
NUESTRO DESARROLLO. LA MAYOR PARTE DE LO
FALTANTE LO COLOCA LA CULTURA … A MENOS
QUE REINE EL DESAMPARO
TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

Cuando el tiempo deja de ser oro,


para ser dorado: Lo útil, lo inútil y la
motivación intrínseca1
La motivación es esa cualidad psicológica que nos conduce a Hacer o a No
hacer algo, la cual surge de las expectativas que nos mueven a hacerlo. Esas
expectativas determinan que las personas realicen sus actos bajo un mayor nivel
de control externo, por ejemplo del control ejercido por las recompensas o los
castigos que el medio les administra como consecuencia de sus acciones, o, por
el contrario, los realicen bajo un mayor nivel de control interno autónomo, por
ejemplo por la satisfacción que el acto en sí mismo produce.
No es lo mismo “invertir” el tiempo en hacer algo con la expectativa de que me
deje una utilidad, y se cumpla así aquello de que “el tiempo es oro”, que hacerlo
por el entusiasmo que me genera, conduciendo a que el tiempo adquiera el tinte
dorado del bienestar personal.
El desarrollo de la motivación intrínseca va de la mano con el desarrollo humano
de una persona. Paradójicamente, nos angustia hacer cosas cuando son
aparentemente inútiles, si se las juzga a la luz del beneficio inmediato que producen.
La presente nota busca analizar algunos principios que rigen la generación de la
motivación intrínseca a la luz de la Teoría de la Autodeterminación, y a evaluar la
utilidad de estas acciones en función de su impacto sobre la calidad de vida de la
persona, no siempre traducible en gramos de oro ganados, pero sí de felicidad y
de bienestar personal, que le dan el tinte dorado a la vida.
Time is gold, el tiempo es oro, y hay que invertirlo aprendiendo a hacer cosas
útiles, les enseñamos a nuestros hijos desde niños. Entonces les insistimos en
la importancia de que estudien para que lleguen a ser profesionales exitosos,
los matriculamos en una escuela de deportes para que lleguen a ser jugadores
exitosos, les compramos un instrumento musical para que lleguen a ser músicos
exitosos, o los matriculamos en alguna actividad para que aprendan a hacer algo
que, suponemos, les sirva para ser exitosos en la vida. Por supuesto el “éxito” tiene
una medida, que por lo general es externa a la actividad en sí misma; esa medida
de la utilidad suele ser la ganancia que la actividad le reporte a la persona.
Escuchamos, a manera de ilustración, a un padre o una madre que se preguntan
¿de qué sirve que mi hijo sea buen guitarrista, si eso no le genera un solo peso
para que “pueda vivir”? ¿Para que ande tocando guitarra y se vuelva un vago? En
machistas tiempos pasados, pero aún no superados, solían preguntarse muchos
padres acerca del estudio de sus hijas (el estudio de las mujeres) ¿Para qué
estudian, para colgar el diploma en la cocina?

1. http://elartedesabervivir.com/cuando-tiempo-deja-oro-dorado-lo-util-lo-inutil-la-motivacion-intrinseca/

93
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

A veces les escuchamos aceptar que sus hijos(as) hagan algo, si lo que hacen
tiene una utilidad secundaria; por ejemplo, cuando le proponen al hijo “que se
dedique a hacer deporte en vez de andar por ahí aprendiendo vicios”. Incluso
escuchamos a los pedagogos alabar las virtudes del juego como método que sirve
de trampolín para que el niño aprenda algo, más que por la virtud de la lúdica en sí
misma que lleva al niño a disfrutar de lo que hace.

Difícil encontrar una mejor manera de expresar la anterior idea, que la bella
forma literaria que utiliza el escritor italiano Nuccio Ordine en su libro “La utilidad
de lo inútil” (Acantilado, 2013), cuando expresa “Quizá sea posible reencontrar
en la lúcida locura de Aureliano Buendía la fecunda inutilidad de la literatura.
Encerrado en su taller secreto el coronel revolucionario fabrica pescaditos de oro
a cambio de monedas de oro que después se funden para producir de nuevo otros
pescaditos. Círculo vicioso que no escapa a las críticas de Úrsula, a la mirada
afectuosa de la madre que se preocupa por el futuro del hijo” (p. 30). Para concluir,
más adelante, con la genial explicación de este comportamiento que da el propio
García Márquez, en Cien años de soledad, la cual cita Ordine en su texto: “Con su
terrible sentido práctico, ella [Úrsula] no podía entender el negocio del coronel,
que cambiaba los pescaditos por monedas de oro, y luego convertía las monedas
de oro en pescaditos, y así sucesivamente, de modo que tenía que trabajar cada
vez más a medida que más vendía, para satisfacer un círculo vicioso exasperante.
En verdad, lo que le interesaba a él no era el negocio sino el trabajo”.

El trabajo movido por su motor natural, la utilidad de la actividad en sí misma; no la


utilidad del producto. A eso se refiere la motivación intrínseca.

En una entrevista concedida a la revista Arcadia, el profesor Nuccio Ordine critica


el papel actual de las universidades que asumen un rol productor de profesionales,
que las asemejan al rol de fabricantes de diplomas (ver la entrevista en la
siguiente dirección: http://www.revistaarcadia.com/libros/articulo/entrevista-con-
nuccio-ordine-academico-italiano-sobre-la-sociedad/65958).

Se trata, en el fondo, de una crítica a la universidad cuando fundamenta su valor


más en motivaciones extrínsecas de utilitarismo social, que en la motivación
intrínseca de generar pasión por el conocimiento.

En otra nota anterior me refiero a la Teoría de la Autodeterminación (TAD) y a su


propuesta acerca de las distintas formas que puede asumir la autodeterminación
en la realización de una acción, pues la sola decisión personal de hacer algo no
representa necesariamente autonomía, ya que puede tratarse de una decisión
propulsada por razones completamente externas a la persona (ver la nota titulada
¿En mi casa mando yo?). En la presente nota deseo referirme a otro aspecto
de la TAD, que plantea el papel que juega la satisfacción de las necesidades
de autonomía, de competencia y de interacción social, como necesidades
psicológicas universales del homo sapiens que se constituyen en el principal motor
propulsor de la motivación intrínseca y, con ella, del desarrollo humano.
“Vive como si fueras a morir mañana”, es una sentencia que se le ha atribuido
a Mahatma Gandhi, a Agustín de Hipona, a Martín Lutero, o, incluso, a Charles

94
TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

Chaplin. Posiblemente todos ellos se refirieron a la misma idea, de diferente forma


y en distintos contextos. Una interpretación de esa sentencia, en el contexto de la
presente nota, puede ser “trata de hacer siempre lo que más te apasione hacer”, es
decir, deja que la motivación intrínseca, la “fecunda inutilidad”, sea el mejor criterio
que prime en tus decisiones. ¿Quién podría arrepentirse de ocupar gran cantidad
de tiempo y de inmiscuirse en meticulosos ritos, con tal de hacer posible el amor
correspondido y bien hecho? Comprar un naranjo en el mercado es más barato y
más práctico que cultivarlo en tu jardín; pero jamás te aportará el conocimiento ni
el deleite que conlleva sembrarlo, rociarlo, abonarlo, verlo crecer, y dar el fruto.

Profundizando el anterior concepto, para que la idea de motivación intrínseca


no se haga coincidir única y ligeramente con la idea de placer, convirtiendo
al hedonismo en un criterio más de utilidad, el monólogo socrático puede
ayudarnos a discernir sobre los tres aspectos que la TAD considera esenciales
de la motivación intrínseca: a) el nivel de autonomía presente en una decisión
(en contraposición con la imposición abierta o soterrada que ejerce la presión
de la cultura); b) el nivel de fundamentación que la decisión tiene sobre (y el
fortalecimiento que hace de) nuestras competencias personales, habilidades
innatas o aprendidas; y, c) el nivel de la calidad que esa decisión introduce sobre
las relaciones interpersonales, especialmente con las personas con las que
mantenemos un nivel más significativo de interacción cotidiana.

Sería necio pretender hacer caso omiso de la existencia objetiva de múltiples


necesidades reales, de muy diversa índole, presentes en la vida de cualquier
persona. También sería necio desconocer que la utilidad de muchas de las cosas
que hacemos, en especial en el campo laboral, tienen como meta proveer los
recursos indispensables para la solución de esas necesidades. Los teóricos de la
motivación humana sugieren la importancia de que las acciones que caen en la
esfera de la motivación controlada, por ejemplo las acciones controladas por la
obtención de un salario, coincidan en el mayor nivel posible con la determinación
propia de la motivación autónoma.
Esta sugerencia conduce a cuestionar el compromiso motivacional con acciones
cuya recompensa externa se obtiene al costo de violentar la recompensa interna,
recompensa asociada a la creatividad y al deleite que aporta la realización de
la acción en sí misma. La realidad es que estas propiedades del trabajo son
las primerísimas sacrificadas por la producción en serie propia de la sociedad
industrial.
Cuando el desarrollo humano se mide con base en criterios de utilidad, como el
tradicional incremento del producto interno bruto, el incremento de la educación
certificada con diplomas, o el incremento de la esperanza de vida poblacional,
salta a la vista la necesidad de introducir en la evaluación otros criterios que
denotan una aparente inutilidad, tales como el bienestar subjetivo, la satisfacción
personal con lo que se hace, la felicidad, y la ausencia de agobio.
La realización personal en el campo espiritual, que no debe confundirse con lo
religioso exclusivamente, pareciera ser privilegio de unos pocos con posibilidad de
discriminar entre lo estético y lo comercial.

95
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

El fiel de la balanza final que puede aportar un criterio importante para discernir
entre decidirse por la fuerza del impulso presente en la motivación extrínseca (la
“utilidad”), y la fuerza presente en la motivación intrínseca, sobre todo cuando ésta
se encuentre marcada por el signo de la aparente “inutilidad”, puede ser el de
tomar como argumento de elección la afectación del bienestar subjetivo, tanto el
individual como el colectivo, resultante de nuestras decisiones de hacer o de no
hacer algo.
Y decidirnos con confianza por hacer todo lo que vaya en favor de la mayor
autonomía, del mayor crecimiento de nuestras competencias, y del mejor estado
de nuestra interacción social, muy especialmente la afectiva. ¿Acertaron Adán y
Eva cuando eligieron entre el impulso extrínseco (el paraíso) y el impulso intrínseco
(la manzana)?

96
TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

¿El hombre nace bueno y la sociedad lo


corrompe? Los orígenes culturales de la
motivación humana2
En una conferencia acerca de las contradicciones entre el capitalismo y el
medio ambiente, escuché al profesor José Antonio Segrelles, de la Universidad
de Alicante, afirmar que no es así. Él no piensa que el hombre nace bueno y la
sociedad lo corrompe, como afirmaba Rousseau; piensa que el hombre nace malo
y la sociedad lo vuelve peor.
Como en todo, ni la afirmación de Rousseau, ni la de Segrelles, encierran una
verdad absoluta. Es preciso mirar el contexto para entender el alcance de la
afirmación. Si miramos hacia la realidad que aguarda el futuro del niño, cuyas
blancas páginas mentales se llenan poco a poco de irracionalidad a medida que
recibe las influencias sociales, Rousseau parece tener razón. Si miramos a la
realidad consumista de la sociedad capitalista y su consecuente destrucción del
medio, a la que el que el niño empieza a rendir culto con el excesivo consumo de
pañales desechables, Segrelles parece tener la razón.
La realidad es que el ser humano, el homo sapiens-sapiens, no nace bueno ni
malo; nace con una gran herencia cultural que lo potencializa para ser lo uno o lo
otro, dependiendo de los fines que fija para sus acciones y de los medios que elige
para alcanzarlos.
Dos semanas antes, en el mismo escenario en el que escuché al profesor
Segrelles disertar acerca de la deuda ecológica que nos está dejando como
legado el exceso consumista de la sociedad capitalista, escuché al profesor
Jorge Grau Abalo, de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, disertar
acerca de la visión psicológica sobre el desarrollo humano, tal como éste puede
conceptualizarse desde el enfoque histórico-cultural iniciado en psicología por el
investigador Lev Vygotsky a comienzos del siglo 20 en la antigua Unión Soviética.
En esa ocasión el profesor Grau Abalo enfatizó en el análisis sobre el origen
histórico y cultural de la motivación humana.

Eso significa que nuestras motivaciones biológicas, psicológicas y sociales tienen


ante todo profundas raíces en el legado histórico de nuestra cultura, y en la
influencia actual del medio sociocultural. La persona interioriza y hace suya esa
influencia, se acomoda a ella, integrándola de forma más o menos consciente a su
personalidad. Pero a la vez, en ese proceso de adaptación, la persona no solo se
acomoda sino también asimila y transforma la herencia y la influencia que recibe,
a medida que la disgrega y la analiza, para devolverla así transformada a la
sociedad, produciendo de esta forma los gérmenes de una nueva cultura. Por esa
razón la cultura evoluciona de manera permanente e incesante.

2. http://www.elartedesabervivir.com/programas-especiales/angeles-caidos-o-antropoides-erguidos/hombre-nace-bueno-sociedad-corrompe-
origenes-culturales-motivacion-humana

97
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Acomodación y asimilación son procesos permanentes que dan como resultado


una relativa adaptación de la persona al medio, adaptación que es como una
espiral creciente gracias a la herencia que recibimos del pasado a través de
los artefactos o herramientas de la cultura, en especial gracias al lenguaje, que
es el principal de todos los artefactos, el que nos permite vivir como seres con
historia, conservando y utilizando las herramientas de toda índole que producen
las sociedades en un mundo cada vez más globalizado. Desde herramientas
ostensibles y magnas como el computador, hasta herramientas menos visibles
pero efectivas como el viagra.
Artefactos aún menos visibles que las herramientas, pero también muy potentes,
como una ley o como un código de policía. Artefactos sutiles como un refrán, una
canción, o el lema de moda en una sociedad. Herramientas poderosas como una
publicidad que se repite sin cesar a través de los medios masivos. La cultura se hace
presente de múltiples formas que requerimos asimilar para llegar a conservar algo
y a desechar lo demás, como en todo proceso de asimilación. Porque no es posible
acomodarnos a todo; hay que asimilar por partes para poder adaptarse y vivir.

Todo artefacto cultural tiene capacidad de control sobre la motivación humana


en la medida en que se convierte en signo de algo a lo cual representa
simbólicamente. En la mención a los pañales que hice al inicio de esta nota, puede
considerarse que ese artefacto es algo más que un simple pañal desechable. Es
un signo de confort y un signo de higiene. ¿Alguna mamá de la sociedad urbana
contemporánea pensaría en usar pañales reutilizables de tela, como lo hacían las
mamás de otras épocas?
Por supuesto que eso tampoco lo permitirían los fabricantes de pañales
desechables, consorcios que son cada vez más monopólicos y dañinos, como
se denunció en Colombia en una sonada controversia acerca del cartel de
los pañales (véase http://www.eltiempo.com/economia/sectores/sanciones-al-
cartel-de-los-panales/16594911). Probablemente si hubiera una fuerza social y
publicitaria capaz de cuestionar la capacidad de contaminación ambiental que
tienen estos productos, el pañal desechable podría llegar a convertirse en signo
de otro significado, de un significado de contaminación y destrucción, contrario al
significado de confort y de higiene.

La cultura puede generar uno u otro significado; eso depende de la capacidad


que tengan quienes ostentan el poder social, político y económico para “colocar”
el significado. ¿Es acaso casualidad que nadie cuestionara en sus inicios a los
fabricantes de cuero que convertían los ríos en vertederos de los desechos de su
curtiembre? Pero era ese el cuero que usábamos, y usamos, para lucir “elegantes”;
por supuesto, el significado de la elegancia lo coloca la cultura promovida por los
que pagan la difusión. Son miles los ejemplos que podrían citarse.

Nacemos con necesidades y todas nuestras acciones van dirigidas a metas


que se relacionan con la solución de esas necesidades. Un asunto importante
para la psicología científica es aportar criterios que permitan diferenciar entre
verdaderas necesidades universales de la especie humana y pseudo-necesidades
creadas subrepticiamente con apoyo en la irracionalidad humana, que encarrilan

98
TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

a la motivación de las personas hacia metas que satisfacen principalmente el


interés económico de quienes crean esas pseudo-necesidades y las mantienen
artificialmente usando medios muy poderosos, como la publicidad masiva.

Desde teorías bastante difundidas como la de la famosa pirámide motivacional


propuesta por Abraham Maslow a mediados del pasado siglo, hasta propuestas
conceptuales contemporáneas como la Teoría de la Autodeterminación formulada
por los psicólogos Richard Ryan y Edward Deci en la Universidad neoyorquina
de Rochester, plantean la existencia de motivaciones biológicas, psicológicas y
sociales que dirigen la conducta de los organismos, en especial la de los humanos,
hacia metas que justifican y le dan sentido a esas acciones.

Sin embargo, de entrada es preciso resaltar que ninguna acción es únicamente


biológica, psicológica o social. Cualquier acción tiene propiedades que tocan con
esa triple naturaleza, por lo cual su clasificación en alguna de esas categorías
solamente es un asunto de énfasis para entender la naturaleza prioritaria de la
meta que se propone alcanzar.

El objetivo de la presente nota es resaltar que la cultura propia de una sociedad


es la que determina en última instancia la presencia de los significados que cada
persona le atribuye a las metas que le confieren sentido a sus acciones, es decir,
a las metas que configuran su sentido de vida, en consonancia con la formulación
histórico-cultural propuesta por Vygotsky. Tomar conciencia de esa determinación
cultural de nuestras motivaciones es una condición imprescindible, no solo para
poderlas controlar en lo que se refiere a lo individual, sino para poder contribuir a
la creación de una nueva cultura, en lo que se refiere a lo social.

Un valor apreciable de la Teoría de Autodeterminación, en comparación con la


Teoría de la Pirámide Motivacional, radica precisamente en que sugiere el camino
a seguir para dar lugar a esa toma de conciencia que potencializa el control
individual y la transformación social. Ese camino es el que conduce desde la
motivación extrínseca hasta la motivación intrínseca, por la vía de la internalización
deliberada de las razones o de los argumentos que le confieren sentido a las
decisiones que tomamos y a las acciones que realizamos.
Es a través de la generación de significados y de la creación de los artefactos
correspondientes a esas significaciones como opera la cultura creando
costumbres. Es allí, en la comprensión de esa dialéctica entre significados y
artefactos, donde tal vez logremos entender el éxito propagandístico de la entidad
bancaria que en Colombia supo acoger y propagar la cultura del “casa, carro y
beca” como ideal del sentido de vida. O el escaso éxito del ideal “ser rico no es
tener mucho sino necesitar poco”, cuando se siembra en el terreno poco abonado
de la sociedad consumista.
Con seguridad, para doblegar al imperio de los vicios culturales a la hora de
resolver necesidades o para reafirmar sus virtudes, no será necesario proscribir la
exaltación de la lujuria en los mensajes comerciales, ni prohibir la cursilería en las
revistas del “jet set”, ni obligar a la lectura de El Capital, ni transitar los senderos
extremos que eligió el filósofo griego Diógenes el Cínico para desdeñar a la cultura

99
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

imperante, ni el camino de austeridad sugerido por el expresidente uruguayo José


Mujica.
Será mejor aprender de ellos el método de transformación de las significaciones
que se atribuyen a los artefactos culturales y el cuestionamiento a su implantación
a través de las costumbres. Pues resulta más conducente, en términos de
autonomía personal y de transformación social en la forma de resolver
nuestras necesidades, la toma de conciencia acerca del origen cultural de las
significaciones y de su transformación en motivaciones personales. La asociación
entre el palo de las significaciones culturales y las astillas de las motivaciones
individuales, la podemos afirmar con sencillez: De tal palo, tal astilla.

100
TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

Al son que me toquen bailo:


La competencia social y la salud mental3
Bailar al ritmo que suene es una de las condiciones de la adaptación requerida
para que la danza sea bonita. Saber ajustarse a la situación es una de las
claves para que haya salud mental; es la clave de la acomodación. Pero otra
posibilidad importante es que se puede escoger la música, para danzar al ritmo
que mejor vaya con uno; es la clave de la asimilación del medio mediante, de su
transformación. El equilibrio entre los procesos de acomodación y de asimilación
resulta determinante del grado de adaptación obtenido.
La salud mental demanda que la adaptación tenga niveles de equilibrio
apropiados para satisfacer, de una parte, lo que la persona se propone realizar en
su vida, o sea para satisfacer sus motivaciones; y, de otra, que sea una adaptación
adecuada a las exigencias y las condiciones que el medio sociocultural le impone
a la persona, determinándole límites y posibilidades a sus realizaciones. En
este marco de análisis sobre la salud mental, la presente nota trata sobre una
competencia trascendental para que la persona logre un grado de equilibrio
adaptativo, con niveles de logro significativos; esa es la competencia social, tan
fundamental, o más, que la competencia para la lecto-escritura o la competencia
para las matemáticas.

Las definiciones de la salud mental resaltan la noción de adaptación y la noción de


equilibrio permanentemente variable que puede existir en la vida de una persona.
Por eso se requiere establecer con algo de precisión cuáles son los polos que
entran en tensión para dar, como resultado de esa tensión, grados de equilibrio y
niveles de adaptación diferenciales. Mientras que la adaptación se relaciona con el
logro de metas y la obtención de bienestar por parte de la persona, resaltándose
el logro y el bienestar en el campo de las relaciones sociales, el equilibrio se
relaciona con la solución de conflictos o de tensiones entre fenómenos inherentes
a la persona, que no siempre logran plantearse con claridad.

La primera vez que la Organización Mundial de la Salud reunió un comité de


expertos para formular una definición de la salud mental en 1950, la comisión
propuso que “la salud mental es una condición, sometida a fluctuaciones debido
a factores biológicos y sociales, que permite al individuo alcanzar una síntesis
satisfactoria de sus propios instintos, potencialmente conflictivos; formar y
mantener relaciones armónicas con terceros y participar en cambios constructivos
en su entorno social y físico”.

Desde entonces, cuando el equilibrio se buscaba en la solución que la persona le


da a algo tan incierto y ambiguo como el conflicto entre sus tendencias instintivas,
hasta ahora, cuando el énfasis para valorar la salud mental se coloca más sobre

3. http://www.elartedesabervivir.com/programas-especiales/angeles-caidos-o-antropoides-erguidos/al-son-que-me-toquen-bailo-la-
competencia-social-y-la-salud-mental

101
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

las soluciones que la persona les aplica a las tensiones sociales y culturales,
los niveles de adaptación se miden a través de los resultados de bienestar y
de calidad de vida que la persona logra para sí misma y para los demás en su
permanente interacción con el entorno físico y social. De allí que las muestras
significativas de salud o de enfermedad mental deban buscarse en lo que sucede
en las áreas más relevantes de esa interacción en el diario vivir de cualquier
persona.

Para ilustrar este concepto de salud mental, podemos referirnos a un campo muy
relevante de la interacción física y social que los ciudadanos debemos afrontar en
nuestra vida cotidiana en las grandes ciudades, como es el campo de la movilidad
y el transporte. Lo que sucede en este campo de la vida cotidiana parece estar
afectando de forma significativa la salud mental de la gente. Tomemos un ejemplo
“sencillo”. Supongamos que varias personas aguardan en la parada del bus para
desplazarse hacia su trabajo; llega el autobús muy lleno de gente, al punto que
alguien debe someterse a molestos estrujones si lo aborda. La tensión surge entre
la necesidad de desplazarse, y la posibilidad que ofrece el medio, que es la de
hacerlo en un autobús bastante lleno de gente.

Tres decisiones posibles, adoptadas supuestamente por diferentes personas,


pueden ilustrar grados diversos de equilibrio y distintos niveles de adaptación en
la solución dada a la tensión existente: a) La persona A decide subirse al autobús,
y soportar las incomodidades que surjan. b) La persona B decide aguardar a que
pase un autobús más desocupado. c) La persona C cambia su decisión y prefiere
tomar un taxi para desplazarse.

La persona A opta por una decisión desequilibrada, en el sentido de que se


acomoda por completo a la posibilidad actual que le ofrece el medio, sin opción
alguna de transformarlo. Las personas B y C logran mejores grados de equilibrio,
en el sentido de que ejercen acciones que les permiten transformar el medio,
asimilándolo para que éste se adecúe mejor a sus expectativas. Los niveles de
adaptación alcanzados en cada caso los decide una variable primaria, que es la
de llegar a tiempo al trabajo, y otras variables secundarias, como la frecuencia de
autobuses en esa ruta, la disponibilidad de dinero para pagar el desplazamiento,
la tolerancia personal a las incomodidades, las consecuencias a que se expone en
caso de retraso, etc.

Posiblemente llamaríamos “desadaptadas” a decisiones extremas, como podrían


ser la de renunciar al trabajo para no someterse al estrés del desplazamiento
diario, o la de responder con agresiones a la ineficiencia del sistema de transporte;
tal vez consideraríamos “enfermos” (“neuróticos”, “sociópatas”, etc.) a quienes se
decidan por alguna de esas alternativas.

En esta ilustración, el autobús lleno de gente representa el polo del entorno físico,
social y cultural con el que la persona debe interactuar. El pasajero representa
al individuo que necesita resolver una necesidad básica, en este caso la de
transportarse. Limitemos el concepto de bienestar al hecho de llegar a tiempo
a su trabajo, aunque de sobra sabemos que es un hecho muy insuficiente para

102
TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

reflejar la calidad de vida de la persona en ese campo de su vida cotidiana, pero


nos complicamos demasiado si tomamos en cuenta otros asuntos como el de la
seguridad, el respeto, la comodidad, etc.

En términos abstractos, estoy tomando dos conceptos, el de acomodación y el


de asimilación, para analizar el equilibrio alcanzado en el acto de transportarse,
de cuyo estado sobreviene la adaptación, reflejada por el logro de la meta. Los
tres conceptos (acomodación, asimilación y adaptación) los uso con un sentido
análogo al que propone el biólogo y psicólogo suizo Jean Piaget (1896-1980) para
analizar otro asunto diferente, que es el del desarrollo intelectual del niño.
Lo que me interesa proponer es que en cada acto significativo que una persona
realiza para darle curso a la motivación originada en cualquier necesidad de tipo
físico, psicológico, o social, va a ser decisiva su habilidad y su capacidad para
relacionarse con el entorno social, desplegando estrategias de afrontamiento
emocional o de afrontamiento instrumental que le permiten asimilar el medio
y/o acomodarse a él, resolviendo necesidades individuales y sociales de forma
permanente. Este análisis acerca de la salud mental presenta las siguientes
características que menciono en esta nota de forma general:

1. Toma a la competencia social como una aptitud de la persona para saber


ajustarse al medio acomodándose a él, pero al mismo tiempo haciendo
esfuerzos para transformarlo. Eso saca la noción de salud mental del
encasillamiento que la trata exclusivamente como un asunto de equilibrio
intra-personal, para convertirlo en un asunto de equilibrio en la relación
entre la persona y su medio.

2. Ese ejercicio de ajuste al medio exige el despliegue de habilidades que la


persona puede aprender a lo largo de todo su ciclo vital, no limitándose
a la infancia o a la adolescencia, habilidades que se convierten en la
columna vertebral del “saber hacer” el ajuste al medio. En la literatura
psicológica actual es común encontrar referencia a las habilidades sociales
básicas, a las habilidades de regulación emocional, a las habilidades de
pensamiento racional, a las habilidades para la vida, a las habilidades
requeridas en los períodos de transición del ciclo vital, a la inteligencia
emocional, a la inteligencia social, etc.

3. Las habilidades se toman como el núcleo que les aporta capacidad


adaptativa a las estrategias de afrontamiento emocional e instrumental
que la persona utiliza en su permanente relacionamiento con el medio que
la rodea. Por esa razón se va a buscar el equilibrio intra-personal más en
la capacidad adaptativa de las estrategias de afrontamiento utilizadas en
acciones específicas de la persona, estrategias variables y dinámicas, que
en las estáticas y cuasi-inmodificables características de su estructura de
personalidad u otras pretendidas características psicológicas de notable
ambigüedad, incluida la misma “estructura mental”.

4. Una estructura individual que gana en importancia para esta visión de


la salud mental es la estructura de motivaciones personales, la cual se

103
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

convierte en la esencia constituyente del sentido de vida de la persona.


Este sentido adquiere presencia concreta en la naturaleza de las
motivaciones físicas, psicológicas y sociales que subyacen a las acciones
de la persona, cuyo análisis puede hacerse con objetividad aplicándoles
los conceptos referentes al ciclo motivacional y a los procesos
subyacentes en cada fase de dicho ciclo, así como otros conceptos, en
especial los referentes a la psicología del aprendizaje.

5. La adaptación que la persona logra al medio se valora no solo a través de


la satisfacción que logra aportarles a sus motivaciones personales, sino
a través de la calidad de vida lograda para sí misma y para su entorno
social. Esa calidad de vida, evaluada en términos objetivos y en términos
de bienestar subjetivo, se convierte en el indicador último de la salud
personal, incluida la salud mental, que es inseparable de la salud física.
La noción de competencia social permite entender que el medio impone el son
que debe bailar la persona; pero ésta, a su vez, influye sobre el medio para
controlar, hasta cierto punto, cuál es el ritmo que va a sonar, además de que puede
mejorar permanentemente sus habilidades individuales para el baile, a través del
aprendizaje. El logro de este equilibrio entre motivaciones personales y realidades
socioculturales, y su nivel adaptativo evaluado en términos de la calidad de
vida personal y social que aportan las estrategias de afrontamiento utilizadas,
se convierten en un quid muy accesible al monólogo socrático para concluir si
nuestros actos cotidianos reflejan salud o enfermedad mental, cuáles sí y cuáles
no, algo que parece más accesible para la investigación objetiva que la salud o la
enfermedad de nuestra “estructura mental”.

104
TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

Al que le gusta le sabe: placer


(hedonismo) y logro (eudemonismo)
en el sentido de vida4
Biológicamente estamos más preparados para hacer lo que nos gusta que lo
que nos conviene: “el pez muere por la boca”. Las relaciones entre las partes del
cerebro encargadas de la gestión emocional y las que se encargan de la gestión
racional así lo determinan. Nos mueve permanentemente a los seres humanos la
búsqueda del placer y la evitación del dolor; se trata de motivaciones que muchas
veces son virtuosas en sí mismas, pero cuya calidad de virtuosismo o de vicio la
obtienen, en últimas, en función de las metas a las cuales sirven.
La motivación no solo hace referencia a lo que le da inicio a un comportamiento,
sino a lo que lo mantiene hasta el logro de algún resultado, es decir, la meta a la
cual se dirige; y la búsqueda de la felicidad parecer ser la más universal de las
metas últimas de cualquier acción humana. La presente nota aborda el análisis
del sentido de vida, mirando a este concepto desde la perspectiva de la Teoría
de la Autodeterminación (TAD), cuya descripción se inició en otra nota anterior a
la presente; de esta forma se pone en interacción el concepto motivacional de
autodeterminación con el concepto existencial de sentido de vida.
Victor Frankl (1905-1997), neuropsiquiatra y filósofo vienés sobreviviente
del holocausto nazi, es un autor cuya obra constituye un referente esencial
para entender la noción de “sentido de vida”. No podríamos asumir con igual
significación el sentido que él le imprimió a sus acciones, las cuales le permitieron
sobrevivir después del paso por varios campos de concentración, que el sentido
que le imprimieron algunos sobrevivientes del mismo holocausto, que también
pudieron supervivir al costo de convertirse en ayudantes de los nazis y carceleros
de sus propios hermanos.
Mientras el primero convirtió la ayuda a sus compañeros víctimas del genocidio, y
la denuncia del mismo, en metas para buscar la supervivencia y darle sentido a su
existencia, los segundos buscaban, y en algunos casos lograron, sobrevivir (objetivo
comprensible y legítimo) sobre las cenizas de las víctimas, en abierta alianza con
los victimarios. Mientras el primero decidió sobrevivir en respuesta a un amplio
sentido de autodeterminación marcado por el concepto de libertad espiritual, los
segundos decidieron supervivir en respuesta a sentimientos esclavistas, por más
comprensible que sea la motivación a la supervivencia en tan adversas condiciones
de vida, pues aceptaban la posibilidad de la existencia propia bajo el control de
fuerzas ajenas, al costo altísimo de la muerte de los demás.

No habría que recurrir al caso extremo del traidor a sus hermanos para entender
el sinsentido de la supervivencia por sí misma, en ausencia de un sentido ulterior

4. http://elartedesabervivir.com/al-le-gusta-le-sabe-placer-hedonismo-logro-eudemonismo-sentido-vida/

105
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

que la justifique. En su obra emblemática titulada El hombre en búsqueda de


sentido, Frankl propone la libertad espiritual como fundamento para que nuestras
decisiones tengan sentido y propósito. Allí afirma: “los que estuvimos en campos
de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón
consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede
que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre
se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas –la
elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su
propio camino … Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que
hace que la vida tenga sentido y propósito” (cursivas en el original, editorial Herder,
duodécima edición, 1991, p. 41).

Esta acepción del concepto de libertad espiritual en la obra de Frankl guarda


una amplia similitud con el concepto de autonomía en la TAD. En ambos
casos, la libertad espiritual o la autonomía se proponen como una necesidad
fundamental del ser humano, que se resuelve a través del planteamiento de metas
vitales satisfactorias, en ejercicio de la libre voluntad, y acordes con la propia
personalidad, las cuales, a su vez, llegan a convertirse en el corazón del sentido
de vida en el mediano y en el largo plazo. Por supuesto es ideal, para el logro de
la felicidad, que esas metas sean compatibles con los gustos; la tarea de construir
esa compatibilidad convierte al monólogo socrático en uno de los factores internos
más importantes para resolver adaptativamente las necesidades humanas, y con
ello poder obtener que en la vida propia y en el entorno social sea más abundante
la felicidad que la infelicidad.
La TAD propone que, adicionalmente a la autonomía, dos necesidades psicológicas
innatas o universales al ser humano son la de competencia y la de interacción
social, construyendo sobre la satisfacción de estas tres necesidades psicológicas
todo el andamiaje que explica el logro del bienestar y del crecimiento personal
o del crecimiento social, en la medida en que satisfacer estas tres necesidades
se convierte en el medio para el logro de metas valoradas y coherentes con el
sentido de vida. La competencia se refiere a la propensión innata a actuar de
forma efectiva o apta sobre el medio, desempeñándose con habilidad, con el fin de
obtener resultados valorados y esperados como consecuencia de esas acciones.
La interacción social hace referencia a la necesidad de sentirse en conexión con
otros, a quienes se ama y se cuida, y de quienes se recibe amor y cuidado; otros a
quienes se ofrece, y de quienes se recibe, soporte o apoyo.
En la explicación de qué hacemos (con mayor o menor logro de salud mental),
y de por qué lo hacemos, la TAD coloca como núcleo central a la búsqueda
permanente de autonomía, competencia, e interacción social en que nos
involucramos de forma natural o innata los seres humanos. En otras palabras, lo
que hacemos no solo se explica por el placer que hacerlo nos produce, aspecto
referente al hedonismo, sino por el sentido de autonomía, competencia (aptitud), e
interacción social (relaciones sociales) que las metas propuestas nos generan, lo
cual es el aspecto referente al eudemonismo.
La satisfacción de las tres necesidades, no solo de alguna de ellas, lo plantea
la TAD como fundamento para alcanzar mayores niveles de logro personal y

106
TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

felicidad en la vida. Se requiere, entonces, indagar por las relaciones que guarda
con estas tres necesidades cualquier acción que decidamos realizar, para entender
por qué esa acción puede hacernos más felices o menos infelices. Para ilustrar y
poder entender mejor la anterior idea, aplicándola al caso del trabajo, que es algo
que ocupa buena parte de nuestras vidas, sugiero observar el siguiente video:
https://www.youtube.com/watch?v=XEEZINWeVAQ.
En nuestra realidad social, más competitiva que colaborativa, la cultura
predominante acerca del planteamiento de metas vitales exitosas, y, más aún, la
ausencia de cooperación social para que la persona acceda al logro de sus metas,
hacen que suene extraño el planteamiento de la TAD acerca de las principales
necesidades humanas. Se trata de una cultura acostumbrada a “crear” y valorar
las necesidades en reacción a los estados de déficit o de abundancia en el
consumo de productos que responden con inmediatez a la motivación extrínseca
que rige el mercado de algo, y a tasar la calidad de los productos que se
consumen en función del placer y del confort que ellos generan en el corto plazo.
Esta cultura necesariamente desatiende, por “improductivas” o “innecesarias”, la
manifestación, y por consiguiente la satisfacción, de necesidades intangibles que
nutren la planificación de la vida de forma más proactiva que reactiva, operando
en función de su impacto sobre la motivación intrínseca en el largo plazo.
Por supuesto, esta cultura ha florecido en medio de realidades económicas
de altísimo desequilibrio, donde, para mucha gente, “comer” no alcanza a ser
siquiera la respuesta natural al hecho de sentir hambre, pues no dispone de la
comida suficiente, menos aún de las posibilidades de hacerlo en condiciones de
autonomía, de competencia (aptitud), y de colaboración social, con las cuales
se haría menos probable que, al comer, “el pez muera por la boca”. Pareciera
que aguardan aún pasos evolutivos indispensables para que el homo sapiens se
asemeje un poco más a un ángel caído que a un antropoide erguido (si acaso eso
fuera deseable).
El paso de la condición de homo sapiens a la de homo sapiens sapiens está en
plena construcción y aguarda a que la incorporemos a través de nuestros sentidos
de vida. La motivación intrínseca del homo sapiens contemporáneo está en exceso
marcada por el signo del hedonismo, donde la felicidad de unos frecuentemente
se alcanza al costo de la infelicidad de otros; se requiere una mayor dosis de
eudemonismo para lograr un ascenso pleno al nivel del homo sapiens sapiens, a
mi juicio, aún en ciernes. Parece necio que la humanidad se declare poseedora de
esa condición evolutiva por el solo hecho de su ascenso a niveles impensados de
avance científico-tecnológico, pero en medio, aún, de realidades inhumanas de
miseria, guerra, y de malestar en general, en las que la vida transcurre sin sentido
para muchos.
El título de esta nota obliga a pensar en los conceptos del filósofo Aristóteles
acerca del deleite, el placer y la felicidad, ampliamente tratados en su libro Ética
para Nicómaco. La tarea de hacer predominar la racionalidad en las decisiones
de acción no es sencilla para el monólogo socrático. Pero la racionalidad se
erige como el más importante factor interno que puede conducirnos hacia el
planteamiento de metas que sean compatibles con la felicidad propia y la de los

107
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

demás, confiriéndole a nuestras acciones un sentido de trascendencia que supere,


mediante el logro a largo plazo, la inmediatez del placer obtenido en el corto
plazo.
Sentido de vida y trascendencia se vuelven, así, sinónimos en este planteamiento,
en el que conceptos como el de “autocontrol” se nutren con nuevas nociones, las
nociones del sentido de vida, en las que la renuncia a algo en el corto plazo se ve
compensada con logros mayores en el mediano y en el largo plazo.
La realización del sentido no implica necesariamente la pérdida del placer, pueden
darse los dos simultáneamente, lo cual sucede, de acuerdo con la TAD, en la
medida en que se consigue satisfacer de mejor forma las necesidades psicológicas
universales de autonomía, competencia y colaboración social, fuente nutriente
principal de la motivación intrínseca.

108
TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

Aunque se vista de seda ¿mona se


queda?: la motivación humana y la crisis
del humanismo5
Desde que el género humano aparece sobre la tierra, comienza a dirigir su
existencia en dirección al logro de propósitos, guiado inicialmente por una
motivación reactiva a partir de las necesidades que comparte con los demás
géneros y especies no-humanos, particularmente necesidades primarias de
alimentación y de seguridad que le garanticen su existencia. Pero avanzando
sobre las demás especies, gracias a sus capacidades cognitivas, la motivación del
homo sapiens trasciende hacia la satisfacción de necesidades secundarias de tipo
psicológico y de tipo social, de una forma más proactiva que reactiva.

Cuando se viste proactivamente de seda (no cuando la disfrazan) la mona ha


dejado de serlo, para convertirse en persona. Los humanismos teóricos buscan
validar los propósitos o motivaciones de tipo secundario que se consideran
específicamente humanos. La presente nota se propone analizar el contexto
evolutivo que enmarca la adaptación o, a la inversa, la crisis de los planteamientos
humanistas, subrayando que su mayor valor lo encontrarán en la medida en que
logren promover las condiciones para que todos los seres humanos obtengamos
la mejor satisfacción posible de las necesidades psicológicas y sociales que dan
origen a los principales propósitos que le confieren sentido a nuestra existencia.

La situación del panorama evolutivo y de la lucha por la existencia cambió


radicalmente con el advenimiento de homo sapiens, especie conformada por
homínidos que desarrollaron unas capacidades cognitivas superiores a las de
cualquier otra especie, particularmente una capacidad lingüística de comunicación
que lleva a sus conglomerados a constituirse en sociedades con historia, y a
desarrollar una espiral inacabable de propósitos que incorporan y superan los
propósitos de sus ancestros. El historiador israelí Yuval Noah Harari hace una
exquisita descripción de este proceso evolutivo en el libro “De animales a dioses”
(2015, Penguin Random House Grupo Editorial).
Con la aparición de sapiens inició una carrera interminable de desarrollo
humano que empezó por colocar a homo sapiens en el primer lugar de la
cadena alimentaria, y se continuó a través del planteamiento ilimitado de metas
humanas, dirigidas al propósito de mejorar su calidad de vida, satisfacer sus
pseudo-necesidades, y mantener su felicidad. Se trata de una sucesión ilimitada
de propósitos que se desarrollan en espiral de generación en generación, para
una especie que se hizo dominante sobre la tierra; es una carrera motivacional
en la que el ser humano plantea una sucesión sinfín de nuevas metas para
cada individuo de la especie, que madura y crece viviendo cada vez más años,
sometiendo a dominio al resto de la naturaleza, incluidos sus congéneres, siempre

5. http://elartedesabervivir.com/aunque-se-vista-seda-mona-se-queda-la-motivacion-humana-la-crisis-del-humanismo/

109
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

para procurarse, principalmente, el máximo logro de sus expectativas y designios


propositivos como persona individual, y, solo secundariamente, como especie.
Con la presencia de sapiens, la forma y el contenido de la existencia sobre la tierra
cambiaron radicalmente. Apareció una especie humana dotada de una naturaleza
biológica particular, con una capacidad cerebral superior a la de las demás
especies. Dotada también de una naturaleza psicológica que se materializa en una
capacidad cognitiva suficiente para conocer y dominar las leyes de la naturaleza
física. Y dotada de una naturaleza social que le permite conformar conglomerados
que se rigen por las leyes que el propio sapiens determina y, sobre todo, con la
capacidad para generar una cultura, caracterizada por la producción de artefactos,
y para generar una historia, caracterizada por la posesión de los artefactos
producidos por generaciones anteriores.
Es aquí donde adquiere significación hablar del humanismo propiamente dicho,
como conjunto de normas éticas dirigidas a garantizar que sapiens, como especie,
y cada persona, como individuo de esa especie, logren satisfacer su espiral
inacabable de necesidades y de pseudo-necesidades transformadas en metas.
Los propósitos a los que sirven esas metas no solo giran en torno a la resolución
de necesidades primarias, como son las necesidades fisiológicas, sino también de
necesidades secundarias generadas por la propia especie, que son necesidades
exclusivas de ella, no manifiestas en las demás especies no-humanas, o por lo
menos no manifestadas en el mismo grado que expresan en la especie sapiens.
Se trata de necesidades secundarias, tales como las necesidades psicológicas,
inmanentes a la autorrealización de la persona, y las necesidades sociales
inmanentes a la realización creciente de la especie.

Necesidades psicológicas como las de autonomía, de competencia o aptitud para


el dominio del medio, y necesidad de interacción social, sobre todo a través de la
crianza en familia, de la distribución del trabajo en la producción de artefactos, y
de la socialización en la apropiación de esos bienes. O necesidades sociales tales
como las de justicia, de libertad de asociación, libertad de credo, libertad política,
libertad económica, libertad sexual, etc.

El surgimiento de estas necesidades exclusivas confiere a homo sapiens una nueva


propiedad que solo pertenece a su especie: la de no solo regir su vida de forma
reactiva alrededor de resolver las necesidades primarias, sino la de darle a su
existencia un sentido superior, que él mismo construye de forma proactiva en torno
al planteamiento de motivaciones secundarias. El sentido de vida representado
por estas motivaciones constituye una característica existencial exclusiva del ser
humano.
El humanismo adquiere entonces significación como propiedad de la convivencia
entre los miembros de una especie que domina la naturaleza a su antojo,
ciertamente sin piedad y con poco cuidado por la preservación del ecosistema
y de las especies no-humanas, mediante la promulgación y el sostenimiento de
valores propuestos por los mismos humanos para garantizarles la realización del
sentido a sus vidas. Se trata de construcciones éticas artificiales del propio ser
humano, al servicio de los propósitos que les confieren sentido a su existencia.

110
TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

Si en la generación Obama se consideró humanista reducir el uso de los


combustibles fósiles, en la generación Trump lo “humanista” empieza a ser su
incremento.
El ser humano es permanentemente activo, creador e innovador y gracias a su
capacidad cognitiva y a su naturaleza social ha logrado generar la existencia de
una cultura, que se caracteriza por la producción de artefactos que le permiten
un manejo progresivo de todo lo existente para colocarlo al servicio de sus
propósitos.
Y en esa propiedad de tener propósitos que le dan sentido a su existencia
podríamos cifrar la suficiencia o la crisis del humanismo. En pocas palabras,
podríamos decir que el humanismo que profesa un conglomerado social es
suficiente en la medida en que permite y facilita la realización de los propósitos
que manifiestan sus individuos, y en la medida en que el cumplimiento de estos
propósitos individuales impulsan el crecimiento de los propósitos colectivos.
Si ese es el parámetro para juzgar la adaptación del humanismo que profesa
un conglomerado social, entonces tenemos que afirmar que el humanismo está
actualmente en crisis en la mayor parte del mundo. Lo cual no sería ninguna
rareza, dado el carácter de crisis cíclica en que el desarrollo de la humanidad ha
colocado al propio ser humano de forma intermitente. Homo sapiens desde que
apareció sobre la faz de la tierra ha llevado a la crisis y a la destrucción a otras
especies humanas como homo neanderthalis, homo erectus, homo soloensis,
y otras más. Entonces no es raro que homo sapiens también lleve a la crisis,
y, ya casi no hay duda, también a la destrucción, al propio homo sapiens. Si la
crisis cíclica del humanismo ha sido una crisis relativa, la crisis generada por una
eventual destrucción de la especie será la crisis absoluta.
El humanismo podrá tener períodos en que se encuentre libre de crisis si permite
la realización de los propósitos o de los sentidos de vida que producen la felicidad
de todos, o de la gran mayoría de individuos de una sociedad, para lo cual
será preciso que logre satisfacer las necesidades de sus miembros. Se da por
descontado que una condición básica para la adaptación de cualquier corriente
humanista es que promueva la satisfacción inobjetable de las necesidades
primarias de alimentación y de seguridad de todos los miembros de la especie.
La presencia de cualquier objeción a la satisfacción de las motivaciones primarias
lleva a la crisis inmediata de la corriente humanista prevaleciente en una sociedad;
el valor del humanismo no admite objeciones al respecto de las necesidades
primarias.
Lamentablemente el humanismo subyacente a muchas de nuestras Constituciones
Políticas no parece alcanzar a cumplir esta condición ineludible. Y no se trata
de que la incumplan como algo excepcional, a juzgar por el tamaño y las
manifestaciones intensas de la protesta social actual en Colombia y en el mundo.
Se discutirá cuáles son las necesidades secundarias exclusivas de la especie
humana. Existen teorías diversas; en estas notas he venido exponiendo la Teoría
de Autodeterminación y su propuesta acerca de las necesidades psicológicas
innatas y universales. También será permanente, y mayor aún, la discusión

111
¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

acerca de cuáles son, y de las formas que deben asumir, los procesos sociales
y culturales generadores de necesidades esenciales, cuyas soluciones sean
cruciales a efectos de promover el desarrollo humano. ¿Son estos procesos
los referentes a la crianza, al trabajo, a la salud, y a la interacción social? ¿A la
sexualidad? ¿Son otros? ¿Cuáles? ¿Qué formas deben asumir? ¿Qué es lo que
diferencia a una verdadera necesidad humana de una pseudo-necesidad? Allí se
plantean los problemas y las interrogantes para el monólogo socrático personal, y
para la investigación científica humanista social.
La ruta del desarrollo humano a futuro bien podría ser la del amor, como lo
proponen algunos conglomerados formados en torno a principios que propugnan
por un sapiens-sapiens que domina la naturaleza en beneficio de todos, pero
también en beneficio de la naturaleza y de su preservación. O la ruta de la
producción de un super-sapiens, no ya por selección natural sino por selección
de la inteligencia artificial, como lo proponen los propulsores del ciborg, cuya
existencia tal vez tendrá posibilidad en otro planeta diferente a la tierra.
Para entonces el humanismo habrá adquirido otras formas, que no serán como
la del código de los 30 derechos proclamados por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, que ya da señales de obsolescencia en la época del
humanismo neoliberal. Quizá el mejor ajuste ético posible sea el de un humanismo
que siga la ruta que trace el conocimiento científico acerca de las leyes naturales
que gobiernan cualquier hecho, humano o no-humano.
Si el hijo de gato caza ratones, el hijo de sapiens caza de todo. Pero así como
su capacidad cognitiva puede llevar al humano a realizar exabruptos como la
amenaza nuclear, también es posible que lo lleve a producir el desarrollo en
beneficio de todos. La tarea parece bastante complicada; como afirma Harari,
la tolerancia no parece ser una de las marcas de fábrica del sapiens; mucho
menos lo es la equidad en la repartición de las riquezas, o en el suministro de
oportunidades de desarrollo para todos.
Más que la sola tolerancia, la competencia social, entendida como la aptitud para
realizar nuestras motivaciones y facilitar la satisfacción de las motivaciones de los
demás en contexto sociocultural, constituye un reto para la educación nuestra y
de nuestros descendientes, en pro de un humanismo más adaptado a la esencia
humana. La tarea suena importante; así lo sugieren quienes proponen, como
primera meta del humanismo, la de hacer más humanos a los seres humanos. ¿Lo
lograremos antes de que sapiens entre en fase de cuidados paliativos, previa a su
desaparición?

112
TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

Todos para uno y uno para todos: pero


¿quiénes son “todos” y quién es “uno”?6
Como en el lema “todos para uno y uno para todos” de los tres mosqueteros, la
famosa obra del escritor francés Alejandro Dumas (1802-1870), no pueden ser
ajenos los intereses individuales ni los intereses colectivos para la motivación
humana. Las motivaciones individuales tienen un origen colectivo a través de la
implantación y transformación cultural de significaciones que cualquier sociedad
realiza, en algunos casos sutilmente, y, en otros, de forma abierta y ostensible.
La cultura de la corrupción que campea en nuestras sociedades e inunda los
titulares de las noticias diarias parece señalar que el lema motivacional de los tres
mosqueteros se transformó sutilmente en “TODO para uno y uno para TODO”; en
el primer caso para acaparar codiciosamente las riquezas (de forma legal o ilegal);
en el segundo para erigirse en el “elegido” llamado a dominar a los demás. El
“uno” de algún campo es el D´Artagnan que la élite dominante imponga a través
de sus influyentes y poderosos medios masivos, convirtiéndolo(a) en el (la) alfa
de moda en dicho campo. Esas distorsiones han conducido necesariamente a la
implantación de un individualismo extremo. La presente nota trata esta temática,
proponiendo al desarrollo humano como el fiel de la balanza que permite
equilibrar y buscar solución a las contradicciones entre lo individual y lo colectivo.
“UNO” es cualquier persona, hombre o mujer, y “TODOS” es el conjunto de
influencias sociales y culturales con las que esta persona debe interactuar.
Aparentemente resulta fácil comprender de qué se trata. Pero basta con hurgar
un poco dentro de cada una de estas dos entidades, y, más aún, dentro de sus
interacciones, para que el asunto empiece a complicarse.
“UNO” soy yo, pero también es mi hermano, mi amiga, mi vecina, el presidente, el
dueño, el empleado, cada persona. ¿Están TODOS al servicio de cada UNO? ¿Cuál
es el UNO más importante de todos? “TODOS” puede ser el conjunto de habitantes
de mi ciudad, los de mi país, los de mi familia, los de mi barrio, o los del mundo. ¿Al
servicio de cuál de TODOS se encuentra UNO? La globalización, las redes sociales
y la internet hacen que el asunto se complique más. ¿Cuál de los muchos tweets
que recibo representa a “TODOS”? ¿Cuántos “me gusta” debe recibir un tweet de
“UNO” para poderse considerar alguien medianamente importante?
“UNO”, como persona, es un organismo de la especie homo sapiens, que
posee, además de esa naturaleza biológica, una naturaleza psíquica en la que
resplandece el alto desarrollo de la capacidad cognitiva en comparación con
las especies no-humanas, y una naturaleza social en la que resplandece la
recepción de un inmenso aporte histórico-cultural proveniente de “TODOS”, el cual
condiciona cualquier posibilidad para el propio desarrollo de UNO, en cualquier
área de la vida (laboral o afectiva).

6. http://elartedesabervivir.com/todos-para-uno-y-uno-para-todos-pero-quienes-son-todos-y-quien-es-uno/

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¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

Así las cosas, si UNO es una persona, TODOS es una cultura. Algo en lo cual esa
cultura va a resultar determinante para la persona es en el planteamiento que
cada UNO adopte para darse a sí mismo(a) un sentido de vida, unas metas, unas
motivaciones que lo muevan a ocupar su tiempo, a buscar relaciones con los
demás, o a trabajar hacia el logro de algún resultado.
En este planteamiento, “todos para uno” significa que la cultura, cada vez menos
local y más universal, se convierte en el punto de inicio para la formación de la
personalidad y de las motivaciones individuales. Miramos alrededor, observamos
a los modelos, y preguntamos a los demás, antes de proponernos algún objetivo
o de perseguir algún resultado. Dependemos de la cultura más que del aire que
respiramos. La necesidad creciente de aprobación por parte de los demás y el
miedo creciente al fracaso, que paraliza las iniciativas, así parecen demostrarlo.
Por otra parte, “uno para todos” significa que en la respuesta que proporcionen
los demás nos basamos para tasar el valor de lo que hacemos. De nuevo, claro
está, la propia cultura condiciona cuáles son las respuestas a las que debemos
darles atención, quién es valioso, qué tanto, y quién no lo es. Los medios masivos
poderosos seleccionan lo que “vale la pena” adoptar para modificar o fortalecer
la cultura imperante; esto medios crean al vaivén de sus propios intereses algunos
ídolos (machos y hembras alfa) que puedan servir de modelos, y se los devuelven
a la masa para que los observen, los adoren, y traten de imitarlos. No importa
a cuál campo de la vida estemos haciendo referencia; igual en el deporte, en la
ciencia, en las finanzas, en la política, en el arte, el mundo actual parece hecho
para los(as) alfa; los demás vivimos de, y para, ellos(as).

Todo esto parece estar bien. Nadie podría oponerse a que se recompense más al
mejor talento. Es “natural” que se pague mejor por lo que la gente más compra
y por lo que la gente más está dispuesta a pagar. ¿Cuál es el problema? Parece
que ése es, precisamente, el problema. Que el mercado, el consumo, la compra y
venta de bienes, se convirtió en el fiel de la balanza para determinar lo que resulta
importante para la cultura, es decir, para UNO y para TODOS.

En otras palabras, el consumo, para lo cual resulta imprescindible el dinero, pasa a


convertirse en el factor determinante de “lo que vale la pena”. Por eso, lo que vale
la pena no es “ser mejor”; lo que vale la pena es “ser EL mejor”, porque “el mejor”
es el que produce más dinero. Tal vez por esa razón no parece importante que
UNO se compare consigo mismo para evaluar si es mejor que antes; parece más
importante que se compare con TODOS, con los demás, para evaluar si ya es EL
mejor, o todavía le hace falta algo para serlo, no importa qué, con tal de que logre
catapultarlo hasta el lugar del mejor. La cultura proporciona la unidad de medida
para tasar qué tanto vale lo que UNO hace; esa unidad de medida es el consumo
que TODOS puedan hacer de lo que UNO produce.

En una nota anterior había afirmado que las motivaciones individuales son como
“astillas” tomadas del “palo” de las significaciones culturales que se implantan
en una sociedad a través de las costumbres. Ilustrando la anterior afirmación con
un ejemplo, si la cultura imperante en alguna sociedad le asigna significación de
poder al carro, tener carros lujosos se convierte en una costumbre que motiva a

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TEMA 4: EL DESARROLLO HUMANO

tener esos carros a los miembros de esa sociedad; más aún si los “alfa” de esa
sociedad (tanto machos como hembras) así lo hacen, lo cual refuerza la potencia
del significado cultural que ha llevado a implantar alguna costumbre: Carro lujoso
significa poder y motiva a la gente a realizar las acciones que tenga que realizar
(lícitas o ilícitas) con tal de obtenerlos.
Las publicaciones diarias presentan ilustraciones casi divertidas de la forma en que
masivamente se implanta una costumbre que alimenta al colectivo consumista,
mostrando a un alfa (ej. el mejor jugador de fútbol del momento) que consume
algún artefacto cargado de significación, trátese de significación de poder (como
un auto lujoso), o de significación sexual (como una prenda de ropa interior). Todo
esto, claro está, con el generoso patrocinio de los fabricantes de carros y de los
fabricantes de ropa interior. Finalmente, muchos en la manada seguirán al alfa, y
eso producirá dividendos.
En la dialéctica entre cultura y persona, de la cual surgen las motivaciones
colectivas y las motivaciones individuales, “todos para uno” parece significar que
la persona se convierte en un receptor de la producción mundial de “bienes”, en un
simple consumidor. “Uno para todos” parece significar que la persona desempeña
sus múltiples roles y cumple sus identidades motivacionales convirtiéndose en un
proveedor para el mayor consumo posible: se es profesional exitoso si se gana
“buen” dinero; se es buen padre si se tiene capacidad para proveerles dinero a
los hijos, para que a su vez consuman más; se es mejor cónyuge si se tiene la
capacidad para proveerle a la compañera o al compañero el dinero requerido para
un mayor consumo; vale la pena hacer lo que más se vende, etc. Según el decir
popular, en algunas culturas lo que más se vendía era el pan caliente; esto parece
haberse transformado en la actualidad, pues a tempranas horas de la mañana se
ven más peluquerías funcionando que panaderías, lo cual parece indicar que el
look se vende ahora más que el pan caliente.
No quiero prejuzgar simplista y maniqueamente si alguna costumbre impuesta
por la cultura está bien o mal. Observo el gozo de muchos que, a pesar de la
incomodidad en el atiborramiento del transporte colectivo, consumen con ansia
minutos de sus celulares, entretenidos en comunicaciones aparentemente
divertidas. Ciertamente, no es válido afirmar que “todo tiempo pasado fue mejor”,
pues la cultura del consumo nos ha colocado frente a interesantes desarrollos.
Me atrevo a afirmar que si nos preguntamos por el estado de nuestra
autodeterminación, podremos obtener algunas respuestas que nos permitan
evaluar qué tanto nos “aplasta” la cultura, qué tanto estamos sirviendo de idiotas
útiles para una cultura inútil, o qué tanto sabemos colocar el aporte de la cultura,
el aporte de TODOS, para favorecer la mayor autonomía, la mejor competencia
y desarrollo de las habilidades personales, y la mejor interacción social de UNO,
retribuyéndolo con algo de transformación cultural para buscar también un mejor
bienestar de los demás. El desarrollo humano de TODOS y de UNO podría ser un
mejor criterio que el consumo de todo por parte de uno para tasar el avance o el
atraso de una costumbre cultural.
El monólogo socrático puede aportar un camino para la transformación del
homo sapiens en un auténtico sapiens-sapiens si nos permite identificar, y, luego,

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¿ÁNGELES CAÍDOS O ANTROPOIDES ERGUIDOS? EL ENIGMA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA

integrar a nuestra autodeterminación, nuevos valores colectivos que toquen a las


costumbres individuales en algún sentido que sea favorable para el desarrollo
humano, tanto el individual como el colectivo, rescatando de nuevo el colectivista
“todos para uno y uno para todos”, que la cultura consumista convirtió sutilmente
en el individualista “todo para uno y uno para todo”.
Pero creo que esta nota sigue dejando varias preguntas sin responder; por
ejemplo: ¿Dónde ubicamos, o quiénes son, TODOS los que nos afectan? ¿Qué es
el desarrollo humano de UNO? ¿La cultura lo es TODO, o es apenas la síntesis
de todo? ¿Cómo es que la cultura colectiva se mete a nuestra casa para moldear
nuestros gustos y preferencias? ¿Son los(as) alfa buenos líderes?

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El enigma de la motivación humana surge del problema en algún momento a hacer o a dejar de hacer algo,
al cual pretende dar solución este proceso ¿Por qué en lo cual se encuentra la explicación esencial de la
hacemos o dejamos de hacer algo? Descifrar las causas motivación frente a alguna acción.
de nuestras acciones es muy importante para poder
comprender nuestro comportamiento, para poder 3) El ideal psicológico, la meta esencial del conocimiento
explicarlo, y para poder controlarlo. Ese es uno de los psicológico, es que nosotros mismos seamos los artífices
más grandes anhelos en la vida de cualquier persona. de nuestro propio control del comportamiento. El ideal
de la autonomía. Por eso en el libro se le dedican
Si a usted le preguntan por qué hace algo, o por qué algunos capítulos a caracterizar qué es lo que podemos
deja de hacerlo, probablemente en su respuesta usted entender por autodeterminación, por autorregulación,
le apuntará a diversos factores, todos válidos. Porque y por autocontrol. Estos tres aspectos de la autonomía
me gusta, porque tengo razones para hacerlo, porque son diferentes, pero guardan estrechas relaciones entre
necesito hacerlo, porque decidí hacerlo, etc. El enigma sí para conducir al resultado del control autónomo de
surge de varias fuentes: No siempre hay respuestas así nuestro propio comportamiento.
de claras, las respuestas pueden diferir en la misma
persona de un momento a otro, o de una circunstancia 4) Finalmente, el control del propio comportamiento
a otra, suelen ser respuestas muy distintas las que dan no constituye una meta en sí mismo, sino como medio
distintas personas frente a una misma circunstancia, o que nos permite conducir nuestras acciones al logro de
pueden ser respuestas abiertamente incoherentes. las metas que hemos adoptado para darle sentido a
nuestras vidas en los distintos campos que valoramos
Muchas veces hacemos lo que no nos gusta, o hacemos de importancia. El logro de estas metas es lo que llena
lo contrario a lo que nos indica la razón, o, a pesar el sentido subjetivo de nuestra existencia y lo que
de saberlo, hacemos algo muy distante de lo que nos inspira a alcanzar resultados en una medida que
nos convendría hacer. Eso lo que muestra es que la satisface nuestras aspiraciones personales. Estas metas
motivación no consiste en un estado fijo de preferencias constituyen los faros que alumbran nuestros ideales
o de necesidades, sino en un proceso dinámico en el acerca del desarrollo humano. A conceptualizar este
que participan diversos factores que desempeñan una tema se dedican otros capítulos del libro.
función crucial en algún momento particular de ese
El estilo que se adoptó para desarrollar los cuatro
proceso motivacional.
puntos de la temática propuesta es un estilo que
El presente libro se propone analizar cuatro aspectos combina la fundamentación en la investigación
fundamentales de este proceso: científica que se realiza en el campo de la psicología
para tratar el relevante asunto de la motivación,
1) Describir cuáles son esas fases por las que transcurre pero tratando de hacer accesible el contenido a las
el proceso motivacional y cuáles son los factores personas no especialistas en el campo. Es decir, se ha
cruciales que le subyacen a cada fase, los cuales inciden buscado poner al alcance de todos los resultados de la
para darle un curso coherente al proceso. A ese proceso investigación científica sobre el proceso de la motivación
también se le da el nombre de ciclo motivacional de una humana, guardando fidelidad a los datos objetivos del
acción. Igualmente se propone analizar las relaciones conocimiento psicológico.
entre una fase y otra, lo cual puede permitir encontrarle
el sentido a la decisión personal de ejecutar una acción, Esta es la razón por la cual se ha tratado de combinar
o a la negativa a hacerlo. un estilo de presentación anecdótico con exposición
de fundamentos y con remisión a algunas fuentes
2) En el libro se enfatiza el papel de la pregunta como disponibles masivamente a través de la red de
método de búsqueda de la verdad. La duda metódica, comunicaciones de la internet. Esa misma es la razón de
que es la esencia del diálogo socrático, se resalta que no se presente una sección aislada de referencias o
aquí como el procedimiento adecuado para recorrer de bibliografía, sino que dentro del texto de los capítulos
el camino hacia el encuentro con la verdad de la se oriente hacia fuentes bibliográficas particulares y se
comprensión y de la explicación. Como el diálogo al que guíe hacia su encuentro en la red. También es la razón
le dedicamos más tiempo es al diálogo con nosotros para que en el título de los capítulos se combine una
mismo, a la reflexión, aquí se da especial relevancia referencia a la cotidianidad de la existencia humana, con
al monólogo socrático como alternativa conveniente otra referencia a la fundamentación temática específica
para descubrir cuáles son esos factores que nos llevan en la investigación psicológica.

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