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BEL CANTO

Definición

El Bel Canto (canto hermoso) es un estilo


musical procedente de Italia y
estrechamente relacionado con el mundo de
la ópera. El bel canto se caracteriza por
enfocarse en la perfecta igualdad y
uniformidad de la voz, el legato habilidoso,
un registro superior claro, una estupenda
agilidad, flexibilidad y un timbre dulce muy
particular.

Las óperas pertenecientes a este estilo presentan una ornamentación florida considerable,
requiriendo mucho en el camino de las rápidas escalas y cadenzas.

Enfatizando la técnica por encima del volumen, este estilo ha sido famosamente relacionado con
un ejercicio que dice demostrar su sinopsis, donde un cantante sostiene una vela encendida cerca
de su boca y debe cantar sin que la llama se sacuda.

Origen

El bel canto surge ya en el pasaje de la Edad Media al Renacimiento con el descubrimiento de la


individualidad en el arte y en la vida, pero floreció y se desarrolló en Italia en la época del Barroco.
Tuvo mucha influencia en las otras escuelas y fue notable su estilo sobre todo hacia finales del siglo
XVIII en donde se pueden encontrar ejemplos en óperas francesas y en el estilo mozartiano de bel
canto adaptado. En Italia el estilo desembocó en una verdadera escuela que tuvo su era de oro con las
composiciones de Rossini, Bellini, Donizetti y los primeros triunfos de Verdi en las primeras décadas
del siglo XIX.

Con el pasar de los años el estilo fue pasando de moda y los compositores comenzaron a
privilegiar el uso de cantantes con un entrenamiento distinto. Verdi, en sus obras de madurez y
Wagner privilegiaron a cantantes que supieran declamar más que cantar virtuosísimamente. Con
la llegada de Puccini y la nueva oleada de compositores del verismo italiano como Mascagni,
Leoncavallo, Giordano o Cilea se privilegió un estilo vocal que se acercaba mucho más a la voz
hablada, ya no se requería el uso de la coloratura, ni del trino ni alardes de control del fiato(Toma
de aire) ni agudos o sobreagudos.
Si bien el estilo siguió siendo enseñado por algunos célebres maestros a lo largo del siglo XIX como
Manuel Vicente García, Francesco Lamperti o Mathilde Marquesi con el correr de los años se
fueron perdiendo las bases del estilo hasta llegar al periodo de 1930-1950 en que casi se perdió
tanto el estilo como la técnica.

Con el triunfo en el gusto del público de las óperas de Richard Wagner, Giuseppe Verdi, Richard
Strauss y Giacomo Puccini los cantantes comenzaron a usar un estilo vocal que poco tenía que ver
con el bel canto. Si bien se conservaban ciertos elementos fundamentales del canto como el
manejo de la respiración y el legato, otros como el uso de la coloratura perdieron validez y se
volvieron anacrónicos.

Con la llegada de Maria Callas cambió la suerte del bel canto. Callas, con su talento vocal, educada
por un virtuoso bel cantista como fue su maestra Elvira de Hidalgo y su talento dramático eligió
títulos que en la época casi no eran representados y le dio nuevos aires a heroínas que para
muchos eran poco creíbles o ridículas.

Así títulos como Norma, Lucia di Lammermoor o La Sonámbula fueron redescubiertos en su


verdadera magnitud y naturaleza vocal y estilística. Otros como Medea de Cherubini, Anna Bolena
de Gaetano Donizetti, Il pirata de Bellini, Armida de Rossini o La Vestale de Spontini volvieron a los
teatros después de décadas de ausencia no solamente como eventos musicológicos sino también
como grandes éxitos de público.

La senda abierta por Maria Callas fue seguida en los años posteriores por otros cantantes como
Joan Sutherland, Leyla Gencer, Teresa Berganza, Luigi Alva, Marilyn Horne, Alfredo Kraus, Luciano
Pavarotti o Montserrat Caballé educados en la tradición del bel canto y que comenzaron un
verdadero renacimiento del estilo que se extiende hasta nuestros días.

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