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Autoras:
Bravo, Arelis
Chávez, Sonia
Año: 2018
INTRODUCCIÓN
Metáforas de la Educación
Aristóteles definía las metáforas como una comparación entre dos o varias entidades
que a simple vista son diferentes y aseguraba que esta capacidad humana de generar
metáforas dejaba en evidencia el gran poder de la mente. En la psicología fue Freud quien
las describió como un elemento fundamental para comprender la mente humana puesto que
el pensamiento en imágenes se encontraba más cerca del inconsciente, de los deseos, que el
pensamiento en palabras; a partir de él el psicoanálisis presta más atención al pensamiento
metafórico que al literal.
Es por ello que, cada una de estas metáforas sirve para centrar la atención en aquello
que se considera la esencia del proceso educativo y mostraremos algunas, según las
Teorías:
La educación como maquinaria o sistema mecánico
Es la metáfora empleada por autores de inspiración conductista como Skinner
(Skinner, 1973 y 1974) quien sostiene que mediante un sistema de premios y castigos
podría configurarse la conducta humana en cualquier dirección, encauzándola en circuitos
estables del tipo de los condicionamientos complejos, que determinarían el comportamiento
humano según lo que se le hubiera acostumbrado a desear. Si bien se puede admitir que el
modelo típico del circuito estímulo-respuesta es adecuado para explicar la adquisición de
ciertas técnicas o hábitos por parte del hombre, sin embargo no es suficiente para dar razón
de cómo pueden llevarse a cabo los fenómenos más específicamente humanos, como por
ejemplo, el conocimiento conceptual o la compresión del significado (Lawton, 1989, cap.
2).
Dentro de esta perspectiva, el conductismo emplea equivocadamente un único
método, el de la ciencia experimental, para explicar todas las dimensiones de la vida
humana, sin tener en cuenta que, además del ejercicio de la propia libertad, las tradiciones
sociales en las que viven las personas tienen una relación intrínseca con su modo de actuar,
y no son simplemente las condiciones experimentales de acciones describibles. No es
posible explicar satisfactoriamente el comportamiento del hombre utilizando los mismos
métodos que emplean las ciencias naturales, principalmente porque el comportamiento
humano es significativo, es decir, es captado por sus agentes como portador de significados
particulares dentro del marco de ciertos valores e instituciones. En la acción humana,
además, se plantean cuestiones que están ausentes en el mundo natural. Por ello, cuando se
describe el comportamiento de un individuo no es posible hacer abstracción, entre otras
cosas, de que es un miembro de su cultura y su grupo social particular (O`Hear, 1981).
Cabe señalar que, cuando uno se aproxima a los problemas humanos como si fueran
problemas tecnológicos, surgen múltiples dificultades porque se tiende entonces a
considerar la vida humana como el funcionamiento automático de una máquina, a los
individuos como elementos que componen la maquinaria social, es decir, como simples
unidades de producción y consumo, y toda la existencia se reduce a términos cuantitativos.
Si estos parámetros se aplican a la actividad educativa, es decir cuando se ven las relaciones
entre quien enseña y quien aprende en términos de estímulo-respuesta, como si se tratase de
un sistema mecánico o tecnológico, se establece un marco de referencia equivocado y muy
pobre, porque no se respeta la dignidad de la persona humana, ni es capaz de proporcionar
los medios para la comprensión de las dimensiones más elevadas de la vida humana.
Explorador de saberes
La corriente cognitiva durante mucho tiempo ha dejado de lado el pensamiento
metafórico, considerándolo demasiado ambiguo e impreciso; debe tenerse en cuenta que
esta teoría propone que existe una manera objetiva de ver la realidad y que aquellos que no
son capaces de mirarla a través de la lógica (tal cual ellos la plantean) están distorsionando
la realidad. En la realidad existen profesionales de la psicología cognitiva que están
volcándose por la incorporación de las metáforas a sus métodos de investigación, y a su vez
las nuevas teorías, de psicología cognitiva-conductual aceptan que no existe una única
forma de ver la realidad, sino que esta se analiza a partir de metáforas, es decir no existen
métodos lógico-racionales, sino metáforas que ayudan a interpretar el entorno.
CONCLUSION
Las Teorías de la Educación forman parte de las bases del aprendizaje y las metáforas
cumplen una función importante en dicho proceso que al final el resultado es ayudar a que
el individuo tome conciencia sobre su forma de pensar y de las estrategias de aprendizaje
que necesita para emplear un nivel de pensamiento superior que ponga atención sobre los
otros procesos intelectuales y así corregir errores, optimizar mecanismos cognitivos y
mejorar la implementación de estrategias para la ejecución de tareas.
Tanto el facilitador como el participante, tendrán la oportunidad de adquirir las
herramientas para el desarrollo de sus habilidades, utilizando las capacidades propias de
cada uno para aprender y comprender su entorno. Aprender a Aprender es lo que se muestra
en el presente con base en las teorías y un currículo de aprendizaje fundamentado en ellas,
que saque provecho y colabore con una educación más eficiente.
Podemos decir para terminar que a través de la metacognición, que es la forma en la
que las personas aprendemos a razonar y aplicar el pensamiento a la forma de actuar y
aprender del entorno, podemos comprender y autorregular nuestro aprendizaje,
planificando la forma en la que aprenderemos y evaluando nuestras acciones en dicha
situación de aprendizaje. Nuestra vida se halla repleta de metáforas, en todos los campos
existen y ellas son las que nos ayudan a entender y aceptar la realidad, así que este concepto
deberíamos tenerlo todos presente, no sólo en el campo de las artes, sino también de la
ciencia.
Referencias bibliográficas