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Reflexión sobre las Teorías de la Educación, a través de la Metáfora

Autoras:
Bravo, Arelis
Chávez, Sonia
Año: 2018

INTRODUCCIÓN

Las explicación de las diferentes Teorías de la Educación nos lleva a reflexionar en


cuanto a la manera en la que se ha conducido a la práctica y cómo de una u otra forma, a
través del tiempo se han realizado cambios hasta llegar a la actualidad con los aportes de
los distintos autores.
En este sentido, el papel de la educación en la vida de cada ser humano puede
expresarse recurriendo a metáforas para comprender su aspecto esencial en el proceso
educativo. Además de tener un significado amplio y servir como instrumentos para la
comunicación pues su importancia estriba en que están vinculadas a teorías filosófico-
educativas. Es patente que en todo proceso educativo se encuentra implícito un modelo del
hombre que se pretende formar, tomando en cuenta que el hombre sólo se incorpora al
mundo cuando vive en un ámbito social y así crea su propia cultura.
Por consiguiente, el modo como el individuo adquiere la cultura es diferente al modo
como hereda el patrimonio genético, porque la cultura no es una realidad de orden físico.
La transmisión de la cultura se lleva a cabo por medio de la enseñanza y su adquisición
consiste en el aprendizaje, en su incorporación a las facultades humanas en forma de
hábitos. La educación es la puerta que permite el acceso de los individuos al ámbito de la
cultura. Sólo a través de la enseñanza, el aprendizaje y la interiorización de unas formas
culturales el hombre llega a ser plenamente más humano. Pero hay otros modos de entender
la educación, que han sido presentados a lo largo de la historia de diversas maneras y en
esta oportunidad mostraremos la reflexión con metáforas de la educación.
Qué son las Metáforas?
La etimología de la palabra metáfora se deriva del latín metaphora y éste, a su vez, de
un vocablo griego que en español se interpreta como “traslación”. Ha sido considerada,
durante grandes periodos de la historia, como una de las maneras de adornar el lenguaje con
el fin de hacerlo más bello o interesante. Así, por ejemplo, la edición de 1933 del Oxford
Dictionary definía la metáfora como "la figura del lenguaje en la que un nombre o término
de una descripción es transferido a un objeto diferente pero análogo al mismo, al cual se
aplica". Sin embargo, el estudio de la metáfora ha adquirido una gran importancia en el
campo de la lingüística en las últimas décadas, y ha dejado de ser considerada meramente
una figura decorativa.
Las metáforas, permiten en muchas ocasiones un poder innovador, creativo y una de
sus funciones consiste en provocar inesperadas analogías o paralelismos; contienen y
proponen un modo distinto de ver las cosas, dan voz a significados nuevos que estaban
latentes en un discurso; en una palabra, además, de estimular las capacidades cognoscitivas
del ser humano (Davidson, 1978). Por eso, se considera que el empleo de las metáforas no
es tarea exclusiva del poeta o del crítico literario sino también del filósofo, el pedagogo y el
antropólogo, porque éstas representan una de las maneras en las que cualquier tipo de
discurso, también el educativo, se ordena y estructura; además porque son unos elementos
esenciales a la hora de conferir significados (Taylor, 1984).
Cabe señalar que, el Hombre está dotado de sentidos, imaginación y sentimientos,
como las condiciones de la acción, que depende en gran parte de la vida sensible para el
cumplimiento de las funciones de su espíritu. Así pues, las metáforas introducen nuevos
puntos de vista, iluminan el pensamiento a través de las oportunas comparaciones o
contrastes, ponen énfasis en algunas cuestiones, ilustran algunos Aspectos de cualquier
argumentación.
Ahora bien, no es nuestro propósito detenernos a considerar la función de las
metáforas en la vida humana en general, sino que vamos a centrarnos en la reflexión de las
teorías de la Educación a través de metáforas de la educación, entendidas como aquellas
que tienden a ver la educación como un proceso o actividad de determinadas características.
Estas metáforas de la educación tienen además una connotación normativa, porque
presuponen, al menos de manera implícita, una idea acerca de cómo se debería desarrollar
este proceso. Nos referimos en concreto a aquellos modos de designar la educación como
producción, guía, crecimiento, iniciación, etc. (Elliott, 1984). Las metáforas de la educación
han ocupado un primer plano en el discurso pedagógico porque, además de tener un
significado amplio y servir como instrumentos para la comunicación, sobre todo porque
algunas de ellas están vinculadas a ciertas teorías educativas a las que deben su origen.

Metáforas de la Educación
Aristóteles definía las metáforas como una comparación entre dos o varias entidades
que a simple vista son diferentes y aseguraba que esta capacidad humana de generar
metáforas dejaba en evidencia el gran poder de la mente. En la psicología fue Freud quien
las describió como un elemento fundamental para comprender la mente humana puesto que
el pensamiento en imágenes se encontraba más cerca del inconsciente, de los deseos, que el
pensamiento en palabras; a partir de él el psicoanálisis presta más atención al pensamiento
metafórico que al literal.
Es por ello que, cada una de estas metáforas sirve para centrar la atención en aquello
que se considera la esencia del proceso educativo y mostraremos algunas, según las
Teorías:
La educación como maquinaria o sistema mecánico
Es la metáfora empleada por autores de inspiración conductista como Skinner
(Skinner, 1973 y 1974) quien sostiene que mediante un sistema de premios y castigos
podría configurarse la conducta humana en cualquier dirección, encauzándola en circuitos
estables del tipo de los condicionamientos complejos, que determinarían el comportamiento
humano según lo que se le hubiera acostumbrado a desear. Si bien se puede admitir que el
modelo típico del circuito estímulo-respuesta es adecuado para explicar la adquisición de
ciertas técnicas o hábitos por parte del hombre, sin embargo no es suficiente para dar razón
de cómo pueden llevarse a cabo los fenómenos más específicamente humanos, como por
ejemplo, el conocimiento conceptual o la compresión del significado (Lawton, 1989, cap.
2).
Dentro de esta perspectiva, el conductismo emplea equivocadamente un único
método, el de la ciencia experimental, para explicar todas las dimensiones de la vida
humana, sin tener en cuenta que, además del ejercicio de la propia libertad, las tradiciones
sociales en las que viven las personas tienen una relación intrínseca con su modo de actuar,
y no son simplemente las condiciones experimentales de acciones describibles. No es
posible explicar satisfactoriamente el comportamiento del hombre utilizando los mismos
métodos que emplean las ciencias naturales, principalmente porque el comportamiento
humano es significativo, es decir, es captado por sus agentes como portador de significados
particulares dentro del marco de ciertos valores e instituciones. En la acción humana,
además, se plantean cuestiones que están ausentes en el mundo natural. Por ello, cuando se
describe el comportamiento de un individuo no es posible hacer abstracción, entre otras
cosas, de que es un miembro de su cultura y su grupo social particular (O`Hear, 1981).
Cabe señalar que, cuando uno se aproxima a los problemas humanos como si fueran
problemas tecnológicos, surgen múltiples dificultades porque se tiende entonces a
considerar la vida humana como el funcionamiento automático de una máquina, a los
individuos como elementos que componen la maquinaria social, es decir, como simples
unidades de producción y consumo, y toda la existencia se reduce a términos cuantitativos.
Si estos parámetros se aplican a la actividad educativa, es decir cuando se ven las relaciones
entre quien enseña y quien aprende en términos de estímulo-respuesta, como si se tratase de
un sistema mecánico o tecnológico, se establece un marco de referencia equivocado y muy
pobre, porque no se respeta la dignidad de la persona humana, ni es capaz de proporcionar
los medios para la comprensión de las dimensiones más elevadas de la vida humana.

Constructor de Significados. Aprendiz activo y Participativo


En el constructivismo la metáfora es un elemento fundamental, porque ya que la
realidad no es independiente del observador y por ende cada persona posee su propia
realidad, de este modo las metáforas son la forma individual en que cada individuo filtra y
comprende la realidad y a través de ellas podría construirse la propia realidad.
En otro orden de ideas, es apropiado mencionar que el aprendizaje significativo, de
Ausubel, donde el conocimiento verdadero solo puede nacer cuando los nuevos contenidos
tienen un significado a la luz de los conocimientos que ya se tiene, es decir, que aprender
significa que los nuevos aprendizajes conectan con los anteriores; no porque sean lo mismo,
sino porque tienen que ver con estos de un modo que se crea un nuevo significado.
Por eso el conocimiento nuevo encaja en el conocimiento viejo, pero este último, a la
vez, se ve reconfigurado por el primero. Concluyendo que, ni el nuevo aprendizaje es
asimilado del modo literal en el que consta en los planes de estudio, ni el viejo
conocimiento queda inalterado. A su vez, la nueva información asimilada hace que los
conocimientos previos sean más estables y completos.

Explorador de saberes
La corriente cognitiva durante mucho tiempo ha dejado de lado el pensamiento
metafórico, considerándolo demasiado ambiguo e impreciso; debe tenerse en cuenta que
esta teoría propone que existe una manera objetiva de ver la realidad y que aquellos que no
son capaces de mirarla a través de la lógica (tal cual ellos la plantean) están distorsionando
la realidad. En la realidad existen profesionales de la psicología cognitiva que están
volcándose por la incorporación de las metáforas a sus métodos de investigación, y a su vez
las nuevas teorías, de psicología cognitiva-conductual aceptan que no existe una única
forma de ver la realidad, sino que esta se analiza a partir de metáforas, es decir no existen
métodos lógico-racionales, sino metáforas que ayudan a interpretar el entorno.

El hombre es bueno por Naturaleza


En la metáfora botánica, se considera la educación como crecimiento, empleada para
ilustrar la naturaleza del proceso educativo comparándolo con el desarrollo natural de un
organismo vivo, el de una planta por ejemplo, que posee en sí mismo todo el potencial
necesario para alcanzar la plenitud que le es propia y que alcanzará, ciertamente, si no se
ponen trabas al despliegue de sus posibilidades. Esta postura es de Rousseau, quien muestra
que el desarrollo de cada individuo sería el lento proceso por el cual éste adquiere los
conocimientos, hábitos y destrezas; producido por la experiencia individual.
Según esta postura, para que se pueda ejercer cualquier tarea educativa primero hay
que esperar a la maduración biológica de las partes del organismo que están implicadas en
las funciones que se van a adquirir. Y, además, para poder enseñar algo hay que esperar
también a que haya signos de interés por parte del alumno. El profesor debe limitarse a
realizar una función semejante a la que realiza un jardinero: puede preparar la tierra,
prevenir las plagas, etc., pero no puede actuar positiva y directamente en el crecimiento de
la planta, ya que los principios vitales florecerán por sí solos desde dentro a su debido
tiempo. Esta postura rechaza la programación excesiva de los currículos impuestos, etc.,
prefiriendo que el profesor se ocupe de apoyar los intereses de los alumnos sin forzar su
atención hacia cuestiones que ellos consideran irrelevantes para su vida.
Quienes sostienen este modo de entender la educación hacen hincapié en el respeto a
los derechos del educando, que es en sí mismo un ser personal, inteligente y libre, a quien
no se le debe imponer desde fuera una orientación u otra. Se puede discutir este argumento
señalando que cuando se educa, además de considerar los derechos del niño, hay que
prestar atención también a los deberes de los adultos, y en muchas ocasiones es más eficaz
atender a esta segunda perspectiva. Precisamente, una de las funciones de la educación es
ampliar los horizontes de las personas que son educadas más allá de sus experiencias
presentes, introduciéndoles en nuevos ámbitos.
De todos modos, en esta metáfora de la educación entendida como crecimiento hay
elementos positivos que merecen ser tomados en consideración. En concreto, se pone de
manifiesto el ideal de una autonomía personal, aunque esta noción de autonomía es
ambivalente y puede considerarse desde dos puntos de vista, el primero de los cuales puede
ser negativo: el rechazo de cualquier tipo de autoridad distinta a uno mismo. Pero el
segundo es positivo, ya que impulsa a comprobar personalmente la verdad de lo que se
aprende, bien sea por medio de la experiencia o del examen crítico del testimonio de otros,
deliberando y eligiendo según la escala de valores que el sujeto se ha forjado. Y ambos
momentos, comprensión y elección, o pensamiento y acción deben ser independientes de
argumentos basados exclusivamente en la autoridad, y han de fundamentarse en la razón.

“Los sentimientos se moderan rectificando las ideas”


Palabras del humanista Simón Rodríguez (1990: 99) nos muestra que como las ideas
vienen de las cosas, tratar con las cosas es la primera parte de la educación”, siendo la
educación la encargada de moderar las pasiones naturales del hombre ayudando a
organizarlas para la convivencia social y una forma más elevada del ser, siempre y cuando
sea una educación liberadora, no instrumental.
Cabe considerar, por otra parte que, Los humanistas también se apoyan en la metáfora
a la hora de realizar la evaluación psicológica de un paciente, posiblemente porque se basan
mucho en la literatura para desarrollarse. En sus técnicas terapéuticas suelen emplear el uso
de metáforas y el relato de historias. En psicología existen dos tipos de metáforas: las que
introduce el terapeuta y aquellas que pueden identificarse del relato del paciente, las
primeras deben ser estudiadas con antelación a fin de que sean significativas para la
interpretación del paciente, las segundas sirven para comprender a fondo esos elementos
que la persona no puede nombrar (traumas, experiencias desagradables, etc).

Educación para la acción


Para Freinet, uno de los pedagogos más importantes del siglo XX, con esta metáfora,
muestra el cobijar de la resistencia docente ante la imposición del poder, la necesidad de
recuperación de la práctica cotidiana, y la búsqueda de un vínculo y una relación
permanentes con la comunidad en la que está inserta la escuela, de modo que ésta funcione
como eje vertebrador para el desarrollo de ambas. La creación de técnicas didácticas y
estrategias de intervención pedagógica renovadoras marcan su manera de hacer escuela. Su
tarea central es construir autonomía, inteligencia, conocimientos, trabajo solidario;
desarrollar una pedagogía y una psicología sensibles que puedan hacerse populares.
Construir una pedagogía del pueblo y para el pueblo a través de la acción comprometida y
permanente de maestras y maestros. Nos habla de cómo poder hacer las cosas por sí mismo
practicando lo que ya aprendido y en algunas ocasiones pudiéndose necesitar la ayuda de
alguien más.

CONCLUSION

Las Teorías de la Educación forman parte de las bases del aprendizaje y las metáforas
cumplen una función importante en dicho proceso que al final el resultado es ayudar a que
el individuo tome conciencia sobre su forma de pensar y de las estrategias de aprendizaje
que necesita para emplear un nivel de pensamiento superior que ponga atención sobre los
otros procesos intelectuales y así corregir errores, optimizar mecanismos cognitivos y
mejorar la implementación de estrategias para la ejecución de tareas.
Tanto el facilitador como el participante, tendrán la oportunidad de adquirir las
herramientas para el desarrollo de sus habilidades, utilizando las capacidades propias de
cada uno para aprender y comprender su entorno. Aprender a Aprender es lo que se muestra
en el presente con base en las teorías y un currículo de aprendizaje fundamentado en ellas,
que saque provecho y colabore con una educación más eficiente.
Podemos decir para terminar que a través de la metacognición, que es la forma en la
que las personas aprendemos a razonar y aplicar el pensamiento a la forma de actuar y
aprender del entorno, podemos comprender y autorregular nuestro aprendizaje,
planificando la forma en la que aprenderemos y evaluando nuestras acciones en dicha
situación de aprendizaje. Nuestra vida se halla repleta de metáforas, en todos los campos
existen y ellas son las que nos ayudan a entender y aceptar la realidad, así que este concepto
deberíamos tenerlo todos presente, no sólo en el campo de las artes, sino también de la
ciencia.

Referencias bibliográficas

Teoría del Aprendizaje Significativo de David Ausubel


https://psicologiaymente.com/desarrollo/aprendizaje-significativo-david-ausubel

RODRÍGUEZ D., José L. Las Metáforas en la Enseñanza.


http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:20354/metaforas_ense__anza.pdf
MONOGRÁFICO METAFORAS (2015) Introducción y Protocolo por Cristian Flèche. en
You Tube. https://www.youtube.com/watch?v=8H_C3sAlSwM

María G. Amilburu. (s. f.) Las Metáforas de la Educación. Universidad Nacional de


Educación a Distancia . Spain, en
http://www.academia.edu/4971625/Las_met%C3%A1foras_de_la_educaci%C3%B3n

Metacognición. (2016) En: Significados.com. Disponible en:


https://www.significados.com/metacognicion/
Consultado: 20 de noviembre de 2018, 10:15 am.

Pedagogía Freinet. (2018) En Wikipedia,


https://es.wikipedia.org/wiki/Pedagog%C3%ADa_Freinet

Metáfora (2018) En Wikipedia,


https://es.wikipedia.org/wiki/Met%C3%A1fora#La_met%C3%A1fora_en_ling%C3%BC%
C3%ADstica_cognitiva

Metacognición (2008) https://definicion.de/metacognicion/

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