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Mt 16, 19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo

que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»

Rm 12, 1 Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima
viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual.
Rm 12, 2 Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente,
de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto.

Mt 3, 1 Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:


Mt 3, 2 «Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos.»
Mt 3, 3 Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el
camino del Señor, enderezad sus sendas.

Mt 3, 11 Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy
digno de llevarle las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Mt 4, 9 y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras.»


Mt 4, 10 Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él
darás culto.»
Mt 4, 11 Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían.
Mt 4, 12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea.
Mt 4, 13 Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí;
Mt 4, 14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
Mt 4, 15 ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles!
Mt 4, 16 El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de
muerte una luz les ha amanecido.
Mt 4, 17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.»
Mt 4, 18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano
Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores,
Mt 4, 19 y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.»

Lc 8, 1 Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del
Reino de Dios; le acompañaban los Doce,
Lc 8, 2 y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada
Magdalena, de la que habían salido siete demonios,

Mt 10, 5 A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis
en ciudad de samaritanos;
Mt 10, 6 dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Mt 10, 7 Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca.
Mt 10, 8 Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo
gratis.

Mt 11, 9 Entonces ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta.
Mt 11, 10 Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante
tu camino.
Mt 11, 11 «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin
embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él.
Mt 11, 12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo
arrebatan.

Lc 7, 28 «os digo: Entre los nacidos de mujer no hay ninguno mayor que Juan; sin embargo el más pequeño en el
Reino de Dios es mayor que él.
Reino de los cielos
Mt 12, 28 Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.

Mt 13, 9 El que tenga oídos, que oiga.»


Mt 13, 10 Y acercándose los discípulos le dijeron: «¿Por qué les hablas en parábolas?»
Mt 13, 11 El les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero
a ellos no.
Mt 13, 12 Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará.

Mt 13, 31 Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un
hombre y lo sembró en su campo.
Mt 13, 32 Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se
hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.»

Mt 13, 43 Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.
Mt 13, 44 «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre,
vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.»
Mt 13, 45 «También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas,
Mt 13, 46 y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.
Mt 13, 47 «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas
clases;
Mt 13, 48 y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos.

Mt 16, 17 Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la
carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Mt 16, 18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades
no prevalecerán contra ella.
Mt 16, 19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo
que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»

Mc 9, 1 Les decía también: «Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte
hasta que vean venir con poder el Reino de Dios.»

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