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HIDROLOGÍA SUBTERRÁNEA:

1. EL AGUA SUBTERRÁNEA Y LOS ACUÍFEROS


1.1. Importancia del agua subterránea
1.2. Aspectos históricos de su utilización
1.3. El agua subterránea en México
1.4. El agua subterránea en un sistema de recursos Hidráulicos
1.5. El agua en el subsuelo
1.6. Clasificación de acuíferos
1.7. Tratamiento del flujo a través del medio poroso
1.8. Homogeneidad e isotropía

2. BALANCE DE AGUA
2.1. Flujo subterráneo
2.2. Recarga natural de la precipitación
2.3. Retorno de flujo de irrigación
2.4. Recarga artificial
2.5. Relación río-acuífero
2.6. Manantiales
2.7. Bombeo y drenaje
2.8. Evapotranspiración
2.9. Cambio de almacenamiento
2.10. Balance regional de agua subterránea

3. MOVIMIENTO DEL AGUA SUBTERRÁNEA


3.1. Ley de Darcy
3.2. Permeabilidad y conductividad hidráulica
3.3. Transmisibilidad y coeficiente de almacenamiento
3.4. Suposiciones de Dupuit para acuíferos freáticos
3.5. Ecuaciones del movimiento de agua en un medio poroso

4. EVALUACIÓN DEL AGUA SUBTERRÁNEA


4.1. Flujo radial hacia un pozo
4.1.1. Estado estacionario
4.1.2. Estado transitorio

4.2. Medición de parámetros


4.2.1. Ensayos de laboratorio
4.2.2. Pruebas en piezómetros
4.2.3. Pruebas de bombeo

4.3. Estimación de la conductividad hidráulica

4.4. Predicción de la respuesta de un acuífero


4.4.1. Simulación analógica
4.4.2. Simulación numérica

5. LA EXPLOTACIÓN DEL AGUA SUBTERRÁNEA


5.1. Desarrollo sustentable
5.2. Cuenca geohidrológica
5.3. Caudal o rendimiento seguro
5.4. Manejo de los recursos de agua subterránea
5.5. Disponibilidad del agua subterránea
1. EL AGUA SUBTERRÁNEA Y LOS ACUÍFEROS
1.1. Importancia del agua subterránea.
El agua subterránea es un recurso natural muy valioso que es un componente esencial del Ciclo
Hidrológico. La contribución de agua de los acuíferos al flujo de los ríos es responsable de que el río
siga teniendo caudal cuando no hay precipitaciones. El porcentaje de la aportación del caudal base
con respecto al total del río es muy variable dependiendo de la geología y el clima, pudiendo variar
desde casi cero a ser próximo al 100% en cuencas muy permeables. Como promedio, en la zona
continental de los EE.UU., es del orden del 40% (Wolock 2003). En España se ha estimado en un
30% (MMA 2.000).
El agua subterránea cumple una función ambiental en la naturaleza por su contribución a los
caudales de ríos, manantiales, lagos, humedales y estuarios, tiene un papel importante en muchos
procesos geológicos, y es un solvente activo por lo que el flujo subterráneo actúa como vehículo en
el transporte de contaminantes o en el control de la intrusión de aguas salinas. (Custodio 2001,
Younger 2007).

Las aguas subterráneas se han aprovechado desde la antigüedad para abastecimiento de


poblaciones y para riego. La mejora de las técnicas de perforación de pozos y la introducción de la
bomba sumergida ha originado un aumento importante de la utilización de las aguas subterráneas.
En los últimos decenios el aumento ha sido espectacular, especialmente para el riego en las
regiones áridas y semiáridas.
En algunos casos la explotación intensa de los acuíferos ha producido descensos importantes de los
niveles de agua, descensos de los caudales de ríos y manantiales, ha afectado a humedales y
ecosistemas, o ha producido degradación de la calidad del agua o intrusión marina en acuíferos
costeros.
Las aguas subterráneas se pueden valorar, aprovechar y controlar como cualquier recurso natural y
su conocimiento no presenta dificultades superiores a las de las superficiales, aunque son distintos
los principios y las técnicas, y existen modelos de flujo subterráneo y transporte de contaminantes de
libre disponibilidad que se utilizan rutinariamente para analizar el comportamiento de los acuíferos y
sus relaciones con otros componentes del ciclo hidrológico, ríos, lagos, atmósfera y zona no
saturada.
1.2. Aspectos históricos de su utilización.
El concepto "agua subterránea", tiene su origen entre la época de esplendor greco-romana y el año
1400, siendo también en esos años cuando se construyen los primeros pozos de Arabia y los
Khanats de Persia; en éste tiempo denominado Período de Especulación, el arquitecto romano
Marco Vitrubio estableció que el agua subterránea proviene de las infiltraciones de la lluvia y la nieve
(Campos, op. cit.) y que cuando ésta última se derrite a la altura de las montañas, se coloca hacia el
subsuelo y aparece o aflora a cierta distancia en forma de manantiales (Arreguín, 1998)
Entre los años 1400 a 1600 destacan las aportaciones de Leonardo da Vinci y Bernard Pelissy,
quienes lograron una correcta comprensión del Ciclo Hidrológico, especialmente a lo relativo a la
infiltración de la lluvia y al retorno del agua a través de manantiales (Campos, op. cit.); sin embargo,
es hasta la Edad Media que inicia la ciencia de la hidrología con los estudios de evaporación de
Perrault y los de infiltración de Marriotte, en los que se concluye que los manantiales eran
alimentados por agua de lluvia infiltrada hacia el subsuelo, demostrando el Ciclo Hidrológico
(Arreguin, op. cit.).
Es en el siglo XVII cuando inician los primeros estudios de pozos artesianos; aunque de acuerdo con
Arreguín (op. cit.), el primer pozo artesiano se perforó en la ciudad de Artois, Francia en el año 1126,
de ahí su nombre.
Los dos siglos subsecuentes, XVIII y XIX conocidos desde el punto de vista hidrológico como
“Periodo de Experimentación” y “Periodo de Modernización” respectivamente, fueron fundamentales
para el avance de la ciencia, pero la mayoría de sus contribuciones se presentaron en materia de
aguas superficiales, salvo las leyes de Darcy sobre el flujo de aguas subterráneas (Campos, op. cit.).
Durante los “Periodos de la Racionalización” de 1930 a 1950 y el vigente de “Teorización” son donde
se han gestado los grandes análisis matemáticos para resolver problemas hidrológicos ente los que
destacan los trabajos de Sherman, Theism y Horton (Campos, et al)
El aumento de la explotación de las aguas subterráneas Históricamente la utilización de aguas
subterráneas ha sido un factor clave para el desarrollo de muchas ciudades. Algunas de las más
pobladas del mundo se abastecen mayoritariamente con aguas subterráneas. Entre ellas están
México, Calcuta, Shangai, Buenos Aires, Dhaka, Manila, Pekín, Paris y Londres, y más de 4 millones
de neoyorquinos se suministran del acuífero que hay a sus pies en Long Island.
España es uno de los países europeos donde el porcentaje de utilización de aguas subterráneas
para usos urbanos es más bajo, solo alcanza a un 30% de la población, siendo habitual en los
europeos superar el 70%, es casi el 100% en Dinamarca, y supera al 50% en los Estados Unidos
(Hutson et al 2004).
En EE.UU. la utilización relativa de aguas subterráneas para riego ha ido creciendo de forma
continua, desde el 23% del total en 1950 hasta el 42% en el 2000. Este porcentaje supera el 50% en
la mayoría de los estados del Oeste. La extracción total de agua subterránea para todos los usos en
2000 fue de 115 km3; un 14% más que en 1985.
El bombeo actual de aguas subterráneas en España para todos los usos es del orden de 6,5 km3. El
aumento de la perforación de pozos para riego se produjo en nuestro país en la década de los 70 del
siglo XX. En la actualidad con aguas subterráneas se riegan alrededor de un millón de hectáreas,
casi el 30% de toda la superficie regada, a las que se aplica el 20% del total del volumen utilizado
para riego. Aunque hay que decir que como también ocurre con la utilización de aguas superficiales,
en nuestro país estas cifras se conocen con poca precisión.
1.3. El agua subterránea en México
En México, el agua subterránea es un recurso vital para el desarrollo de todos los sectores ya que en
más del 60% de su territorio prevalecen los climas seco y semiseco. A la fecha se han clasificado
650 acuíferos de donde se extraen 28.000 millones de metros cúbicos por año (Mm3/año), de éstos
el 70% se destina a la agricultura y el 27% al abastecimiento de las zonas urbano-industriales. Cerca
de 100 acuíferos regionales están sometidos a un explotación intensiva lo que ha provocado un
grave impacto ambiental en el curso de las últimas cuatro décadas y el minado de la reserva de agua
subterránea.
Para revertir este deterioro el enfoque actual para la gestión de las aguas subterráneas contempla
una estrategia integral que incluye, entre otros aspectos: el manejo de la demanda en todos los
sectores (conservación y uso eficiente), la reutilización del recurso, la participación más activa de los
usuarios en la administración del agua, el diseño de estrategias para la estabilización de acuíferos, y
la aplicación de la tecnología de la recarga artificial.

En México la perforación de los primeros pozos en 1847 dan inicio a la historia del uso del agua
subterránea, dejando las norias cavadas a mano dentro de un tiempo romántico de la extracción de
agua.
Los pozos cambiaron no sólo la forma en cómo la naturaleza proveía el elemento, sino que debido al
enorme caudal de extracción que involucra, surgieron una serie de consecuencias ambientales
negativas como resultado de la ausencia del conocimiento necesario para evaluar lo que implica la
extracción de agua subterránea y del cómo ésta se encuentra ligada con otros componentes del
ambiente.
Durante la fase inicial de la perforación los pozos surgentes representaron una ventaja. En un inicio
se les llamó artesianos ya que los primeros pozos que se hicieron en México usaron la técnica traída
de Artois, Francia, donde se perforaron y construyeron los primeros pozos con máquina de
perforación moderna que resultaron surgentes.
En este sentido, los primeros pozos incorporaron el control natural de la extracción, limitándose a
ocupar el potencial artesiano. Por supuesto, existía el uso de bombas manuales de diferente tipo que
incluían desde el ascenso de un volumen de agua con un recipiente, hasta la bomba de pistón. Es un
hecho que los impactos ambientales dados por la despresurización inicial del agua subterránea
producida por los pozos surgentes evolucionan en forma definitiva a mayores proporciones al
incluirse otro instrumento de la modernidad, la extracción del agua subterránea mediante la bomba
vertical de turbina. Esta herramienta permitió la extracción de grandes caudales de pozos profundos.
Si bien esta práctica se generalizó en México durante la segunda mitad del siglo XX, ya para los
inicios de ese siglo en el oeste del vecino país del norte, la práctica había causado ya preocupación
(Meinzer, 1920). En buena parte este suceso se da por el bajo costo de la perforación y construcción
de un pozo y su bomba vertical, además de la falta de una regulación que controle las características
de la perforación, construcción y operación del pozo.
Se podría lanzar una pregunta, ¿cómo es que sólo el pozo y la bomba de turbina hicieron ese
impacto? La respuesta está ligada al monto usado de agua subterránea en el país ya que siendo dos
tercios de su territorio árido a semiárido es la base fundamental de desarrollo puesto que más del
99% del agua dulce asequible en el territorio está en el subsuelo.
Esta es la razón de porque más de 70 millones de mexicanos, un 70% de la industria y más del 30%
de la agricultura, dependen de esta fuente. Entre las razones de la falta de interés público para
proteger el agua subterránea está el régimen jurídico aplicable; en un principio con la idea de la
“propiedad absoluta” el agua subterránea era considerada accesoria del predio sobre el cual el
propietario podía hacer lo que quisiera.
Esta idea prevaleció durante mucho tiempo y es hasta la Constitución de 1917 que se demanializan
todas las aguas, incluyendo las del subsuelo. Cuando empiezan las etapas posteriores a la
Independencia y el deseo de progreso se fomentan por un lado la minería en la que se veía el
desarrollo económico del país y por otro, los regadíos que permitían hacer productivo el campo.
Las facilidades brindadas por los diversos gobiernos a estas actividades fueron en ocasiones
excesivas y abusivas en relación con otros sectores sociales, como los pequeños propietarios, sin
mencionar que muchas de esas facilidades afectaron negativamente a una buena parte de los
bienes naturales de la nación.
De un manejo del agua que realizaban los municipios y los estados se empieza a dar una lenta pero
progresiva centralización en el gobierno federal de mayores funciones en relación con el agua,
sobretodo la que era considerada como superficial.
Estos cambios no estuvieron exentos de conflictos entre autoridades, sobre todo municipales y el
gobierno federal, pero poco a poco, primero atrayendo la facultad de dar las concesiones, la de
construcción de obras y la expedición de permisos de utilización y aprovechamiento, se fortaleció
sobremanera la Secretaría de Recursos Hidráulicos. Respecto al agua subterránea el cambio es más
lento y se produjo hasta mediados del siglo XX.
El régimen jurídico aplicable a las aguas del subsuelo era distinto según la actividad a que se
destinase, no era el mismo tratándose de la minería que el regadío, el abastecimiento a poblaciones
o el uso doméstico.
Hasta mediados del pasado siglo es cuando se exige tener una concesión para su extracción,
situación que se vuelve un requisito ligado al escenario del denominado acto de “sobreexplotación”
del agua subterránea, que si bien no ha estado definido en las leyes mexicanas, ha permitido un
manejo discrecional de concesiones, aun cuando el agua subterránea siguiera considerándose
propiedad privada.
1.4. El agua subterránea en un sistema de recursos Hidráulicos.

Se entiende por recursos hídricos naturales de una región durante un determinado período de
tiempo, al volumen de agua del que podría disponerse en dicha región de forma natural, es decir, sin
obras artificiales, independientemente del origen superficial o subterráneo de esta agua.
El período de tiempo que se suele considerar es el año hidrológico, que es un período continuo de
doce meses que comienza cuando el almacenamiento superficial y subterráneo de agua se reduce al
mínimo. En España el año hidrológico comienza el 1 de octubre y termina el 30 de septiembre.
Pese a la abundancia de agua en la Tierra, en diversas regiones del planeta existen problemas de
falta de agua que empiezan a ser graves en algunos casos, debido a que la distribución
pluviométrica es muy irregular.
Países pobres y países ricos se diferencian por sus consumos medios de agua por habitante, que en
los de extrema pobreza puede llegar a un máximo de 5 litros, mientras los ricos llegan a consumir
hasta 350 litros diarios por persona en usos domésticos.
Podemos diferenciar dos tipos de recursos hídricos.
a) Agua superficial. Es el agua procedente de la lluvia y el deshielo que discurre con rapidez sobre el
suelo y alimenta arroyos, charcas y ríos. Esta agua constituye la escorrentía superficial, que
proporciona la mayor parte del agua utilizada.
b) Agua subterránea. Constituye el agua de precipitación infiltrada en el subsuelo que escapa de la
evapotranspiración y desciende hasta llegar a una capa impermeable que la retiene, acumulándose
encima y saturando los huecos del terreno formando un acuífero.
La gestión del agua tiene como objetivo el diseño y ejecución de un conjunto de acciones que
permitan satisfacer las demandas actuales de agua, y las que se proyectan en el futuro, y a la
calidad requerida para cada uso, generando impactos ambientales mínimos.
Estas acciones suponen una gestión integral del agua, desde la captación y almacenamiento
del agua, hasta las políticas de ahorro, pasando por su distribución, transporte, depuración,
acondicionamiento y reutilización.
Compete al Estado la planificación hidrológica, que tendrá como objetivos:
Satisfacer las demandas de agua y equilibrar el desarrollo regional, incrementando la disponibilidad
del recurso.
Mejorar la calidad de las aguas, racionalizando su uso en armonía con el medio ambiente y demás
recursos naturales.
La planificación se realiza a través de los Planes Hidrológicos de Cuenca y el Plan
Hidrológico Nacional; por medio de ellos se marca y define la política hidráulica del Estado.
1.5. El agua en el subsuelo.
El agua dulce almacenada en el subsuelo es mayor a la existente en las corrientes superficiales;
pero solo es aprovechable en parte, debido a las limitaciones físicas y económicas. Gran parte del
agua dulce aprovechable transita y se almacena en los primeros mil metros a partir de la superficie
del terreno, donde se alojan los acuíferos de mayor permeabilidad, de renovación más activa,
económicamente accesibles y con agua de buena calidad.
Según la Comisión Nacional del Agua, conviene destacar algunos atributos que el agua subterránea
presenta por naturaleza y que le confieren ciertas ventajas cobre el agua superficial, como son:
 Menores perdidas por evaporación.
 Menor exposición a la contaminación. Disponibilidad menos afectada por variaciones
climáticas.
 Amplia distribución espacial.
 No hay pérdida de la capacidad de almacenamiento.
 Temperatura contraste del agua.

Debido a la gran contaminación que existe del vital líquido, es importante conocer el impacto que
tiene el consumo de este en la salud del hombre.

Para tener un buen aprovechamiento del agua debe entenderse el ciclo hidrológico, las partes que lo
integran y los procesos que se llevan a cabo en cada uno de ellos.

Una diferencia entre las aguas superficiales y subterráneas es el tiempo de estancia en un sitio,
mientras que las aguas superficiales escurren y transitan rápidamente a través de la superficie del
terreno a zonas o cuencas topográficamente más bajas, las aguas subterráneas son más lentas, su
velocidad depende del medio por el que transitan, tipo de roca y permeabilidad.
El agua subterránea se divide en dos zonas: la cercana a la superficie denominada como zona
drenada o vadosa y la zona saturada o freática. Los límites entre ellas es el nivel estático, el cual se
define como la superficie en la cual la presión del poro saturado con agua es igual a la presión
atmosférica.
En la figura se muestra la posición de cada una de estas zonas.

La zona vadosa o drenada se localiza arriba del nivel estático, en ésta la presión de poro es menor a
la presión atmosférica. Se caracteriza porque el espacio poroso contiene agua y aire, provocando
que las fuerzas capilares atraigan el agua hacia la roca. El término agua vadosa se aplica a toda el
agua que se ubica en la zona no saturada. Asimismo, los términos agua de suelo –soil water- o
humedad de suelo –soil moisture-, también se aplican para la zona no saturada, es la parte donde se
encuentran las raíces de las plantas.
Debajo del nivel estático se localiza la zona saturada, donde la presión del agua es mayor a la
atmosférica y donde los poros están saturados con agua. Se identifica una zona de transición entre
la no saturada y la saturada denominada como franja capilar, es una zona saturada con agua que se
localiza arriba del nivel estático, tiene un espesor que varía de acuerdo al tamaño del poro; en
medios arcillosos puede llegar a tener hasta un metro de espesor, mientras que en gravas sólo llega
a tener algunos milímetros.
En cuanto al agua superficial, el suelo es el medio que favorece que se infiltre o no al subsuelo,
depende de su granulometría (sedimentos) o estructura (roca). En algunas ocasiones funciona como
filtro, quedando en la superficie los sedimentos y el agua se mueve a la zona no saturada hasta
llegar a la zona saturada, dependiendo de la permeabilidad.

En la Figura se muestran los flujos que


afectan el agua subterránea y en la
Figura los diferentes tipos de interacción
que se presentan entre las aguas
superficiales y subterráneas.

Flujos que afectan el agua


subterránea.
1.6. Clasificación de acuíferos
ACUÍFEROS
Un acuífero es una formación geológica, formada por una o más capas de rocas (gravas, arenas,
caliza…), situada en la zona saturada, capaz de almacenar y transmitir al agua libre en cantidades
importantes. Se caracteriza, por poseer una permeabilidad significativa y una extensión y espesor
considerables. Constituyen almacenes de enormes reservas que pueden ser utilizadas, mediante
obras de captación.
TIPOS DE ACUÍFEROS
Los acuíferos pueden clasificarse atendiendo a diverso criterios:

 Según las características litológicas: detríticos, carbonatados.


 Según el tipo de huecos: poroso, kárstico, fisurado
 Según la presión hidrostática: libres, confinados y semiconfinados

1.- Según las características litológicas o tipo de huecos


Acuíferos detríticos: son acuíferos de rocas o sedimentos detríticos. Su permeabilidad se debe a la
porosidad intergranular (de tipo primario). Si las rocas están parcialmente consolidadas o
cementadas, la porosidad puede ser además de tipo secundario, por fisuración, disolución. Son
todos los materiales con tamaño de grano de arena: arenas, arcosas, areniscas, gravas,
conglomerados, etc.

Acuíferos fisurados y/o kársticos: se correspondes con acuíferos en rocas carbonatadas


(calizas/dolomías) o bien otro tipo de rocas que presenten diaclasado, fracturación y/o disolución
(rocas ígneas, metamórficas, detríticas bien consolidadas…). Poseen permeabilidad debida a grietas
y fisuras, tanto de origen mecánico como de disolución. Se encuentran entre las calizas, dolomías,
yesos, granitos, basaltos…, siendo los dos primeros los tipos más importantes.

Acuíferos mixtos: su porosidad se debe a un conjunto de todas las anteriores causas. Un ejemplo
pueden ser las arenas calcáreas o calcarenitas.
2.- Según las presiones hidrostáticas.
Acuíferos libres: también llamados no confinados o freáticos. Entre ellos existe una superficie libre
y real del agua almacenada, que está en contacto con el aire y a la presión atmosférica. Entre la
superficie del terreno y el nivel freático se encuentra la zona no saturada. La superficie hasta donde
llega el agua, se denomina superficie freática; cuando esta superficie es cortada por un pozo se
habla de nivel freático en ese punto.

Acuíferos confinados: También llamados cautivos, a presión en carga: en ellos el agua está
sometida a una presión superior a la atmosférica y ocupa totalmente los poros o huecos de la
formación geológica, saturándola totalmente. Si se extrae agua de él, ningún poro se vacía, sólo
disminuye la presión del agua. Al disminuir la presión, pueden llegar a producirse asentamientos y
subsidencias del terreno.
En ellos no existe zona no saturada. En el caso de que se perforase este tipo de acuíferos, el nivel
de agua ascendería hasta situarse en una determinada posición que coincide con el nivel de
saturación del acuífero en el área de recarga; a este nivel se le conoce con el nombre de nivel
piezométrico. Si unimos todos los niveles piezométricos, obtendremos la superficie piezométrica
(superficie virtual formada por los puntos que alcanzaría el agua si se hicieran infinitas perforaciones
en el acuífero).
Acuíferos semiconfinados: Son más frecuentes que los acuíferos confinados, pudiendo afirmar
que se trata de acuíferos a presión, pero en algunas de las capas confinantes son semipermeables,
acuitardos.
Acuíferos colgados: Se producen ocasionalmente cuando, por efecto de una fuerte recarga,
asciende el nivel freático quedando retenida una porción de agua por un nivel inferior impermeable.

Acuíferos multicapas: son un caso particular (y frecuente) de acuíferos en los que se suceden
niveles de distinta permeabilidad.

Tipos de acuíferos según sus características hidrodinámicas:


1.7. Tratamiento del flujo a través del medio poroso.
El flujo del agua a través de un filtro con las velocidades corrientemente empleadas en el tratamiento
del agua y agua residual, es hidráulicamente el mismo que el flujo a través de un estrato
subterráneo. El flujo sigue la ley de Darcy y es el laminar para el lecho filtrante limpio,
permaneciendo así hasta que el lecho queda obstruido por la materia en suspensión.
A medida que se elimina la materia en suspensión, las oquedades disponibles para el flujo
disminuyen y la velocidad de flujo a través de las mismas aumenta necesariamente para mantener,
para mantener una velocidad de filtración deseada, se requiere más y más energía para hacer pasar
el agua a través del filtro y vencer la perdida de carga dentro del filtro. Esto puede observarse como
una disminución de la energía total del agua desde la alimentación hasta el lado del efluente del
filtro.
Cuando esta disminución de energía o pérdida de carga es grande, o cuando no podemos mantener
el caudal deseado con el sistema de equipo disponible, o cuando la calidad del agua de salida se
deteriora debido al paso de sólidos en suspensión, el filtro debe quitarse de la operación y lavar o
remplazar el medio filtrante. La pérdida de carga a través de los materiales granulados puede
expresarse por formula de Darcy
V=kpsl
Un material poroso es aquel solido que contiene huecos o cavidades conectados o no, dispersos
dentro de él de una manera regular o aleatoria y que se presentan con una frecuencia relativamente
alta dentro del sólido.
En dichos espacios vacíos, sobre todo si son pequeños, las fuerzas moleculares entre el sólido y el
fluido, son de gran importancia y en estos casos, la porosidad es llamada de intersticios moleculares;
en cambio en los huecos grandes, la pared porosa influye solo parcialmente en el movimiento de
fluidos, naturalmente que para el fin de esta materia importara solamente los espacios vacíos o
huecos que estén comunicados.
Algunos autores definen el medio poroso como el portador de fluidos a través de huecos dejados
entre los granos de roca que hacen que lo fluidos tomen trayectorias impredecibles y que formen
redes de complicadas de canales de flujo.
Precisamente esta conexión múltiple de canales y aberturas que caracteriza al medio poroso, lo
diferencia completamente de la hidrodinámica clásica.
La Ley de Darcy describe, con base en experimentos de laboratorio, las características del
movimiento del agua a través de un medio poroso.
La expresión matemática de la Ley de Darcy es la siguiente:

Siendo:
Q= gasto, descarga o caudal en m3/s.
L= longitud en metros de la muestra
K= una constante, actualmente conocida como coeficiente de permeabilidad de darcy, variable en
función de calidad de la muestra, en m/s.
A= área de la sección transversal de la muestra, en m2.
h3= altura, sobre el plano de referencia que alcanza el agua en un tubo colocado a la entrada de la
capa filtrante.
h4= altura, sobre el plano de referencia que alcanza el agua en un tubo colocado a la salida de la
capa filtrante.
El agua, por relaciones de energía, circula de mayor a menor altura piezométrica. Tal y como se
puede ver, la relación se trata del gradiente de alturas piezométricas (i) o gradiente
hidráulico y se observa que:

Por lo que adopta un valor negativo. Ello se puede expresar:

Donde h es la altura piezometrica y z la longitud recorrida. Generalizando a 3 dimensiones se


obtiene que:

K es la conductividad hidráulica (permeabilidad) y se trata de un tensor simétrico diagonalizable a 3


direcciones principales:

y se obtiene:

El agua se desplazará en la dirección donde haya más


permeabilidad y esta a su vez indicará a qué velocidad
se mueve el agua en condiciones unitarias de
gradiente. En terrenos isótropos, las 3 permeabilidades
principales serán idénticas.
La ley de Darcy es una de las piezas fundamentales de
la mecánica de los suelos. A partir de los trabajos
iniciales de Darcy, un trabajo monumental para la
época, muchos otros investigadores han analizado y
puesto a prueba esta ley. A través de estos trabajos
posteriores se ha podido determinar que mantiene su
validez para la mayoría de los tipos de flujo de fluidos
en los suelos.
Para filtraciones de líquidos a velocidades muy
elevadas y la de gases a velocidades muy bajas, la ley
de Darcy deja de ser válida.
En el caso de agua circulando en suelos, existen evidencias abrumadoras en el sentido de verificar
la vigencia de la Ley de Darcy para suelos que van desde los limos hasta las arenas medias.
Asimismo es perfectamente aplicable en las arcillas, para flujos en régimen permanente.
Para suelos de mayor permeabilidad que la arena media, deberá determinarse experimentalmente la
relación real entre el gradiente y la velocidad para cada suelo y porosidad estudiados.
1.8. Homogeneidad e isotropía
Un acuífero (o una parte de él) es isótropo, si sus características físicas (especialmente su
permeabilidad) son constantes en las tres direcciones del espacio (véase figura 19, caso 1). En el
caso contrario es anisótropo (2,3,4). Se diferencia entre anisotropía vertical (2,3) y anisotropía
horizontal (4)

Figura19: Cuatro casos de isotropía(1), anisotropía(2,3,4), homogeneidad(1,2,3) y heterogeneidad


(4)
Un acuífero (o una parte de él) es homogéneo si presentan en todos los puntos en el sentido del
escurrimiento características físicas constantes (1, 2, 3). En el caso contrario es heterogéneo (4). Un
ambiente permeable homogéneo puede ser isótropo (1) o anisótropo (2, 3). Un ambiente permeable
heterogéneo siempre es anisótropo (4). Los conceptos de anisotropía e inhomogeneidad son de
importancia especialmente en los acuíferos de grietas y cársticos, ya que los acuíferos isótropos y
homogéneos de estos tipos litológicos prácticamente no existen.
Los hidrogeólogos están interesados en dos propiedades claves de las formaciones acuíferas:
conductividad hidráulica y almacenamiento específico o capacidad específica.
Una unidad homogénea es aquella que tiene las mismas propiedades en todas las posiciones. Esto
significa que la porosidad, conductividad hidráulica y otros parámetros son similares en cualquier
posición dentro de la unidad geológica. En formaciones heterogéneas las propiedades hidráulicas
cambian espacialmente
En formaciones heterogéneas las propiedades hidráulicas cambian espacialmente. En la figura se
muestra un ejemplo de estratificación vertical.
En un medio poroso compuesto de esferas del mismo diámetro, agrupadas uniformemente, la
geometría de los huecos vacíos es la misma en cualquier dirección. De esta manera, la
permeabilidad intrínseca de la unidad es la misma en cualquier dirección, y la unidad se denomina
isotrópica. Si la geometría de los huecos no es uniforme puede existir una dirección en la cual la
permeabilidad intrínseca es mayor. Este medio se denomina anisotrópico.

 Ejemplos de formaciones acuíferas homogéneas e isotrópicas, homogéneas y anisotrópicas,


heterogéneas e isotrópicas, y finalmente, heterogéneas y anisotrópicas se muestran en la
figura siguiente.
2. BALANCE DE AGUA.
2.1. Flujo subterráneo.
Un sistema de flujo de agua subterránea comprende la recarga, el flujo horizontal y la descarga del
agua y corresponde al sistema hidrogeológico. El agua subterránea de un sistema de flujo puede
pasar por varios acuíferos de tipo diferente, que tienen contacto entre sí.
El sistema de agua subterránea se recarga debido a la precipitación pluvial y el agua fluye hacia los
arroyos a través de este sistema.

Agua bombeada del sistema subterráneo causa que la capa freática baje de nivel y cambie la
dirección de la corriente del agua subterránea. Parte del agua que fluía hacia un arroyo, ya no lo
hace y así mismo, algo de esta corriente también es acarreada desde el arroyo hasta el sistema de
agua subterránea, reduciendo por lo tanto la corriente del arroyo.
Los contaminantes que se introducen en la superficie de la tierra pueden infiltrarse a la capa freática
y fluir hacia un punto de descarga, ya sea un pozo o un arroyo. (A pesar de no mostrarse aquí,
también es importante saber sobre la descarga potencial de contaminantes que pasan del arroyo
hacia el sistema de agua subterránea.)

Los declives del agua pueden afectar el ambiente natural de las plantas y animales. Por ejemplo,
plantas en las áreas ribereñas que crecen por la proximidad de la capa freática a la superficie,
podrían no sobrevivir si el agua aumentara su profundidad. El ambiente para los peces y vida
acuática también puede ser alterado si el nivel del arroyo decae.
2.2. Recarga natural de la precipitación.
La tierra es como una esponja en donde el
agua subterránea va llenando los espacios
entre la tierra y rocas. El fluido se mueve
lentamente, por lo general en centímetros al
año. Un acuífero está constituido por una
capa de arena, grava o roca porosa
con agua para necesaria para suministrar
una cantidad útil. La recarga natural de los
acuíferos se origina generalmente del agua
de lluvia que a lo largo del suelo se infiltra a
los acuíferos. Dicha recarga varía con el
tiempo y fue el génesis de los acuíferos.

El agua del suelo se renueva en general por procesos activos de recarga desde la superficie. La
renovación se produce lentamente cuando la comparamos con la de los depósitos superficiales,
como los lagos, y los cursos de agua. El tiempo de residencia (el periodo necesario para renovar por
completo un depósito a su tasa de renovación normal) es muy largo.
Por otra parte la recarga natural tiene el límite de la capacidad de almacenamiento del acuífero de
forma que en un momento determinado el agua que llega al acuífero no puede ser ya almacenada y
pasa a otra área, superficie terrestre, río, lago, mar o incluso o otro acuífero.
En algunos casos la renovación está interrumpida por la impermeabilidad de las formaciones
geológicas superiores (acuitardos), o por circunstancias climáticas sobrevenidas de aridez. En
ciertos casos se habla de acuíferos fósiles, estos son bolsones de agua subterránea, formados en
épocas geológicas pasadas, y que, a causa de variaciones climáticas ya no tienen actualmente
recarga.
El agua de las precipitaciones (lluvia, nieve,...) puede tener distintos destinos una vez alcanza el
suelo. Se reparte en tres fracciones. Se llama escorrentía a la parte que se desliza por la superficie
del terreno, primero como arroyada difusa y luego como agua encauzada, formando arroyos y ríos.
Otra parte del agua se evapora desde las capas superficiales del suelo o pasa a la atmósfera con la
transpiración de los organismos, especialmente las plantas; nos referimos a esta parte como
evapotranspiración. Por último, otra parte se infiltra en el terreno y pasa a ser agua subterránea.
La proporción de infiltración respecto al total de las precipitaciones depende de varios
factores:
La litología (la naturaleza del material geológico que aflora en la superficie) influye a través de su
permeabilidad, la cual depende de la porosidad, del diaclasamiento (agrietamiento) y de la
mineralogía del sustrato. Por ejemplo, los minerales arcillosos se hidratan fácilmente, hinchándose
siempre en algún grado, lo que da lugar a una reducción de la porosidad que termina por hacer al
sustrato impermeable.
 Otro factor desfavorable para la infiltración es una pendiente marcada.
 La presencia de vegetación densa influye de forma compleja, porque reduce el agua que llega
al suelo (interceptación), pero extiende en el tiempo el efecto de las precipitaciones,
desprendiendo poco a poco el agua que moja el follaje, reduciendo así la fracción de
escorrentía y aumentando la de infiltración.
 Otro efecto favorable de la vegetación tiene que ver con las raíces, especialmente las raíces
densas y superficiales de muchas plantas herbáceas, y con la formación de suelo,
generalmente más permeable que la mayoría de las rocas frescas.
La velocidad a la que el agua se mueve depende del volumen de los intersticios (porosidad) y del
grado de intercomunicación entre ellos. los dos principales parámetros de que depende la
permeabilidad. Los acuíferos suelen ser materiales sedimentarios de grano relativamente grueso
(gravas, arenas, limos,). Si los poros son suficientemente amplios, una parte del agua circula
libremente a través de ellos impulsada por la gravedad, pero otra queda fijada por las fuerzas de la
capilaridad y otras motivadas por interacciones entre ella y las moléculas minerales.

En algunas situaciones especiales se ha logrado la recarga artificial de los acuíferos, pero este no es
un procedimiento generalizado, y no siempre es posible. Antes de poder plantearse la conveniencia
de proponer la recarga artificial de un acuífero es necesario tener un conocimiento muy profundo y
detallado de la hidrogeología de la región donde se encuentra el acuífero en cuestión por un lado y
por otro disponer del volumen de agua necesario para tal operación.
2.3. Retorno de flujo de irrigación.

El agua subterránea es agua subsuperficial que ocupa vacíos presentes en formaciones geológicas,
y constituye una de las fases o etapas del ciclo del agua. La cantidad de agua subterránea
almacenada en las formaciones geológicas y la facilidad con la cual puede extraerse depende de dos
factores físicos: la porosidad y la permeabilidad.

El agua subterránea es ampliamente utilizada en regiones áridas y en islas, debido a la escasez de


fuentes superficiales, pero debido al alto costo de los sistemas de abastecimiento de agua
superficial, en los países de clima húmedo se ha comenzado a implementar también este recurso.

El agua subterránea es la mayor fuente de agua dulce disponible, por lo cual más de la mitad de la
población mundial la utiliza para su consumo; además posee un gran número de ventajas, ya que
tiene excelente calidad natural, pues en general es libre de patógenos, color y turbiedad, y puede ser
consumida directamente sin tratamiento, o luego de realizarse un tratamiento sencillo; está
ampliamente distribuida y se pueden desarrollar sistemas de abastecimiento en lugares muy
próximos a los sitios donde se presenten las necesidades, evitando así la construcción de grandes
sistemas de distribución; sus fuentes son confiables y en general no se afectan ante la presencia de
sequías cortas; y puede incrementarse su desarrollo con el tiempo, de esta manera se evita la
necesidad de almacenar grandes cantidades de agua.

Tipos de recarga.
La recarga a un acuífero puede darse naturalmente debido a la precipitación, a las aguas
superficiales, es decir, a través de ríos y lagos, o por medio de transferencias desde otras unidades
hidrogeológicas o acuíferos; pero también puede darse de manera artificial producto de actividades
como la irrigación, fugas de redes de abastecimiento o por infiltraciones de embalses y depósitos.
Lerner (1990) propone una clasificación similar pero un poco más completa sobre las fuentes de
recarga:

1. Recarga directa o recarga difusa, proveniente del agua lluvia


2. Recarga concentrada o indirecta, producto de cauces permanentes, estacionales y efímeros
3. Flujos laterales, procedentes de otros acuíferos
4. Retorno de riegos, excesos de riegos o las pérdidas en los canales de distribución
5. Recarga Urbana, producto de fugas de redes de abastecimiento y redes de alcantarillado Lerner
(1990) y luego Simmers (1997) definen la recarga localizada como una categoría intermedia la cual
implica un movimiento horizontal del agua antes de que se de el proceso de recarga. Es importante
saber que muchas de las técnicas existentes para determinar la recarga no cuantifican el valor real
sino que estiman la recarga potencial, este término fue introducido por Rushton en 1988 y se refiere
al agua que se infiltra pero que puede o no alcanzar el nivel freático (Scanlon et al., 2002; Rushton,
1988)

Para tener en cuenta todos los factores que afectan la recarga y que por lo tanto intervienen en su
estimación Rushton (1988) hizo una lista de ellos:

1. De la superficie de la tierra: topografía; precipitación, donde importa la magnitud, intensidad,


duración, y distribución espacial de las lluvias; escorrentía; patrón de cosechas y la
evapotranspiración real.
2. Irrigación: horario de irrigación; pérdidas que se presenten en canales y cursos de agua; y
cantidad irrigada necesaria para la preparación de la tierra.
3. Ríos: cantidad de ríos y el caudal que fluye por los ríos que fluyen dentro del área de estudio, los
que salen del área de estudio y los que ganan o pierden agua del acuífero.
4. Zona superior del suelo: naturaleza del suelo, profundidad y propiedades hidráulicas; variaciones
de las características del suelo según la extensión lateral y la profundidad; profundidad de la zona de
raíces; y capacidad que tiene el suelo de agrietarse al secarse o de hincharse luego de
humedecerse.
5. Zona no saturada entre el suelo y el acuífero: mecanismos de flujo a través de la zona no
saturada, zonas con diferentes conductividades hidráulicas, etc)
6. Acuífero: características físicas e hidráulicas del acuífero (habilidad del acuífero para aceptar el
agua, variación de las condiciones del acuífero con el tiempo, y tipo de acuífero).
2.4. Recarga artificial.

Se designa como recarga artificial a un conjunto de técnicas que permiten, mediante intervención
programada e introducción directa o inducida de agua en un acuífero, incrementar el grado de
garantía y disponibilidad de los recursos hídricos, así como actuar sobre su calidad.
Esta tecnología pretende contribuir, siempre que, técnica y económicamente sea factible, a una
gestión más racional de la potencialidad hídrica que presenta una determinada cuenca hidrográfica o
sistema de explotación.
Los objetivos que persigue se engloban en dos tipos; siendo muy frecuente el que ambos aparezcan
juntos:
Aumento y optimización del volumen de los recursos hídricos, y Prevención o corrección del
deterioro de la calidad del agua.
En líneas generales resulta muy difícil establecer un orden prioritario entre los mismos, ya que la
mayor o menor importancia de uno de ellos frente al otro, varía en función de diversos factores, tales
como clima, presiones sociales, condicionantes económicos, etc., existentes en el lugar donde 5e
realiza una experiencia concreta. Incluso se ha dado el caso, en ocasiones, de que en un mismo sitio
han sido distintos a lo largo del tiempo.

Aplicaciones:

Las aplicaciones más usuales de la recarga artificial de acuíferos son:


 Almacenamiento subterráneo de escorrentías superficiales no reguladas.
 Reducción o eliminación de descenso piezométrico.
 Apoyo a determinados esquemas de utilización conjunta o coordinada.
 Mantenimiento hídrico de enclaves ecológicos o medioambientales.
 Reducción de costes de transporte, almacenamiento o bombeo.
 Actuaciones sobre problemas de subsidencia.
 Disminución o corrección de problemas de intrusión marina.
 Aprovechamiento de las propiedades del suelo y de la zona no saturada como elemento de
tratamiento tanto para aguas potables como residuales.
 Dilución del excesivo contenido en nitratos, cloruros u otros constituyentes químicos de las
aguas de determinados acuíferos.
Elementos esenciales que determinan la viabilidad de un proyecto de recarga artificial.

Un proyecto de recarga artificial debe considerarse como una alternativa para atender la demanda
de agua. A este respecto deben contemplarse, antes de considerar cualquier hipótesis de recarga
artificial, los siguientes aspectos:
o Análisis de demandas y usos actuales y futuros.
o Análisis de los elementos de regulación actual y futura, tanto de índole superficial como
subterránea.
o Evaluación de las hipótesis de gestión enfocadas al aumento de la regulación, al incremento
de la garantía, o ambas conjuntamente
o Aplicación de criterios y técnicas de utilización conjunta o gestión coordinada.

Una vez decidido que la técnica de la recarga artificial de acuíferos puede constituir una herramienta
útil, válida y competitiva dentro de los distintos sistemas de regulación capaces de satisfacer una
determinada demanda hídrica, es preciso evaluar la viabilidad de la operación de recarga artificial
mediante el análisis y estudio de los factores que se relacionan a continuación:
o Agua de recarga en origen
o Características del acuífero receptor.
o Análisis de las diferentes alternativas de instalaciones de recarga, asi como las auxiliares de
control, tratamiento y transporte del agua de recarga.
o Agua recargada y destino final.
o Evaluación económica y aspectos legislativos de gestión.

La duración de una proyecto de recarga artificial, desde que se inician los primeros estudios
hidrogeológicos hasta que se ultima la construcción de la instalación de recarga artificial de carácter
industrial, puede cuantificarse en un tiempo comprendido entre 2 y 5 años. Evidentemente, el grado
de conocimiento hidrogeológico que se posee sobre una determinada zona, así como la decisión de
no realizar alguna de las etapas que caracterizan a este tipo de estudios, hacen que dicho tiempo se
acorte.
Un cronograma tipo de las actividades a realizar en el proyecto es el siguiente:
o Fase de estudios hidrogeológicos previos 0-12 meses
o Modelización matemática 6 meses
o Fase de construcción de la instalación piloto 3-12 meses
o Fase de seguimiento de la experiencia piloto 6-12 meses
o Nuevos estudios hidrogeológicos de detalle 0-6 meses
o Diseño y construcción de la instalación de carácter industrial 6-12 meses
Hay que tener presente que un proyecto de recarga artificial puede englobar numerosos elementos
característicos de la regulación superficial. La presencia de estos componentes puede implicar, en
ocasiones, un proceso muy largo para la recogida de datos, estudio, toma de decisiones y
construcción de los dispositivos aprobados. Además, una vez construidas las instalaciones pueden
pasar algunos años hasta que Sean totalmente efectivas.

Cada experiencia de recarga artificial presenta unas peculiaridades distintas que deben analizarse
en detalle para ese caso concreto, ya que determinan la elección de la instalación más correcta tanto
bajo aspectos técnicos como económicos.

Los factores que es preciso analizar son los siguientes:


Análisis de las diferentes alternativas de instalaciones de infiltración.
Necesidad y tipo de instalaciones auxiliares Métodos y equipos de control y seguimiento.
Instalaciones de transporte del agua de recarga.
Los procedimientos ideados para poder llevar a la práctica esta técnica con múltiples y variados,
aunque resulta muy clásico el establecimiento de dos grandes grupos de métodos (cuadro 1) en
función de que la recarga se efectúe bien por infiltración a través de la superficie del terreno, o bien
por introducción directa del agua hasta el acuífero mediante una perforación que lo atraviesa

MÉTODOS DE RECARGA EN SUPERFICIE:


Consisten en extender el agua buscando una gran superficie de contacto agua-terreno. Se emplean
fundamentalmente en acuíferos libres, que no presentan niveles de baja permeabilidad en las
proximidades de la superficie del terreno, lo que permite la llegada del agua al acuífero.

MÉTODOS DE RECARGA EN PROFUNDIDAD:


Consisten en la introducción de agua en el acuífero, generalmente mediante pozos, sondeos, etc. Se
emplean de una forma generalizada en terrenos formados por una alternancia de niveles permeables
e impermeables.
La comparación entre las diversas modalidades de recarga artificial solamente ce puede realizar de
una forma orientativa, puesto que cada experiencia presenta unas características y un entorno
diferente.
2.5. Relación río-acuífero.

El conocimiento de los principios básicos que explican las interacciones el rio y el acuífero es
esencial para el manejo efectivo de los recursos hídricos y para su modelado. Sin embargo existe un
gran desconocimiento de esos procesos condicionado por la dificultad en la obtención de datos de
medida directa y las complejas características del marco hidrológico de muchos ríos.

Larking y Sharp (1992) clasificaron las interacciones rio-acuífero basándose en el componente


regional predominante del flujo subterráneo:
 Componente de flujo inferior: el flujo subterráneo se mueve paralelo y en la misma dirección
que el rio.
 Componente de flujo base: el flujo subterráneo se mueve perpendicularmente desde o hacia
el cauce principal dependiendo de si este es ganador o perdedor.
 Mixto: situación intermedia de las dos anteriores.

El componente dominante del flujo subterráneo, sea de tipo caudal base o de tipo inferior, puede
deducirse a partir de datos geomorfológicos tales como la pendiente de canal, la sinuosidad del rio,
grado de incisión del rio en el aluvial, el ratio anchura-profundidad de las orillas del cauce y el
carácter de deposición del sistema fluvial. El flujo de tipo inferior es predominante en sistemas
fluviales con importante pendiente de canal, baja sinuosidad, amplio rango anchura-profundidad, de
bajo grado de incisión en el rio y en zonas de deposición. El flujo base dominante se encuentra en
ríos de características geomorfológicas contrarias a las anteriores. Los sistemas con flujo mixto
ocurren cuando el gradiente longitudinal del valle y la pendiente del cauce son prácticamente iguales
y además la pendiente lateral del valle es despreciable (Larking y Sharp 1992).

El estudio de esta interacción entre los sistemas subterráneos y los aportes superficiales se ha
desarrollado mucho a lo largo de las últimas dos décadas debido al interés de cuantificar los
recursos desde una perspectiva ecológica y estudiar los efectos del transporte de sustancias dentro
del ciclo hidrológico.
Generalmente, las aportaciones de caudal base procedentes del almacenamiento subterráneo se
han estudiado a partir de las interacciones entre el nivel freático del acuífero y el rio produciéndose
en esta relación, ganancias o pérdidas en el caudal superficial del propio rio. Estos estudios suponen
acuíferos ideales nos confinados de extensión infinita, homogénea e isotrópica y completa o
parcialmente conectados con el rio.
La ecuación unidimensional de Boussinesq, cuando el efecto de capilaridad
ejercido en el nivel freático es despreciable y las aproximaciones de Dupuit-
Forcheimer son aplicables, describe la elevación transitoria del nivel freático
h(x,t) sobre una capa impermeable horizontal.
Donde k es la conductividad hidráulica saturada del acuífero no confinado (L/T), m e es la porosidad
efectiva, adimensional, t es el tiempo (T) y x es la distancia horizontal hasta el cauce.

Cuando un rio se encuentra en contacto con un acuífero


libre, la dirección del flujo puede ser hacia el acuífero, en
cuyo caso el rio alimenta al acuífero denominándose rio
influyente, o por el contrario hacia el rio, recibiendo éste
agua procedente del acuífero denominándose rio efluente.
Esta situación puede cambiar a lo largo del curso del propio
rio, siendo común la identificación de tramos influentes y
efluentes.
Concentrándonos en el proceso de descarga hacia el rio y como se puede apreciar en la figura,
existen diferentes estados de almacenamiento desde el acuífero hacia el cauce distinguiendo dos
fases fundamentales:

En una primera fase, la altura h no desciende de la profundidad del acuífero e en el punto final
correspondiente al espesor B considerado para el acuífero, es decir, de un estado inicial h(x,0)=D, en
donde el acuífero queda colgado existiendo una superficie de goteo o de rezume, se pasa a una
situación h(0,t)=0, es decir, un acuífero completamente conectado al rio. El flujo resultante que pasa
en esta situación desde el acuífero hacia el rio q (m/s) teniendo en cuenta que esta situación
comprende un periodo corto de tiempo en donde no influye la condición de ausencia de flujo de la
superficie de goteo o de rezume, puede calcularse mediante la expresión (Brutsaert y Nieber, 1977):

Cuando el descenso del nivel freático comienza a ser menor que su profundidad inicial D al final del
espesor finito considerado B, es decir, h(x,t)<e, entramos en el periodo de aportaciones a largo plazo
y el flujo entrante al rio puede deducirse a través de la expresión (Polubarinova-Kochina, 1962)

Además de estas relaciones, para el estudio de la influencia en los caudales cuando se produce una
extracción por bombeo, diferentes autores, principalmente Theis (1941) y posteriormente Glover y
Balmer (1954), proponen soluciones analíticas bastante útiles en la valoración preliminar de la
interacción rio-acuífero, teniendo en cuenta que la mayoría de los casos no se cuenta con datos
suficientes para la correcta calibración de modelos distribuidos.
2.6. Manantiales.

Los manantiales suelen presentarse en la ladera de colinas, en el fondo de valles u otras


depresiones. También pueden abrirse paso bajo el fondo del mar. Son resultado de varios
elementos, a menudo diferentes entre sí, pero generalmente se forman cuando un acuífero se llena
tanto de agua hasta el punto en que esta busca una salida; cuando la encuentra y fluye de forma
horizontal, ejerce mucha presión, por lo que se desborda hacia y sobre la superficie terrestre.

Un acuífero es toda formación bajo la superficie que, gracias a sus poros y grietas, favorece el flujo y
almacenamiento de las aguas subterráneas. La formación de manantiales es más factible cuando la
piedra es caliza o de dolomita, ya que se fragmentan con mayor facilidad. El agua de lluvia se
encarga de recargar el acuífero, y según la cantidad de precipitaciones y las características de la
piedra o del terreno, el manantial puede desaparecer o no.
Algunos manantiales fluyen únicamente tras un lapso de lluvias continuas y abundantes, por lo que
su tamaño y duración son pequeños. Otros mantienen un flujo constante de agua, crecen y al cabo
del tiempo liberan al suelo millones de litros de agua al día.

Muchos manantiales contienen cantidades significativas de minerales que obtienen de las rocas
subterráneas a través de las que se mueven a su paso por el subsuelo. Son más conocidos los que
tienen sales de sodio y dióxido de carbono, que otorgan al agua un sabor característico. Otros, por
su concentración de hierro o ciertos metales, muestran un color ligeramente rojo o marrón, así que el
agua de un manantial no siempre es transparente. El color varía desde el intenso azul hasta el
amarillo.

Se distinguen 2 tipos básicos de manantiales:


-Perennes. El flujo del manantial es continuo durante todo el año.
-Estacionales. El agua se seca en algunas temporadas, normalmente durante las épocas de sequía
o cuando se presenta escasez de precipitaciones.

Según el volumen de agua que descargan, los expertos reconocen otros tipos de
manantiales:
-Primera magnitud. Al menos 2,800 litros por segundo (l/s). Son los mayores.
-Segunda magnitud. De 280 a 2,800 l/s.
-Tercera magnitud. De 28 a 280 l/s.
-Cuarta magnitud. De 6.3 a 28 l/s.
-Quinta magnitud. De 0.63 a 6.3 l/s.
-Sexta magnitud. De 63 a 630 ml/s.
-Séptima magnitud. De 8 a 63 ml/s.
-Octava magnitud. Menos de 8 ml/s.
-Magnitud cero. No fluyen; generalmente es un sitio de flujo histórico.
También hay manantiales de filtración, cuya agua se filtra a través del suelo permeable y su tamaño
es muy pequeño; de fractura, que fluyen a través de fisuras o fallas de la tierra; y tubulares, en los
que el agua fluye desde cavernas subterráneas.

Entre los manantiales se encuentran las fuentes o aguas termales, cuya principal diferencia con los
manantiales ordinarios es que sus aguas están más calientes de lo normal y tienen una temperatura
más elevada que la del aire que los rodea. Esto es resultado del paso del agua a profundidades
donde las rocas se calientan debido a las condiciones más calientes que hay a mayor profundad bajo
el subsuelo. El agua se calienta por convección, y al salir a la superficie, lo hace a temperaturas que
llegan a alcanzar los 50 ºC.
Los géiseres son fuentes termales que descargan intermitente y periódicamente agua de forma
violenta, acompañada de vapor. Son muy poco comunes en la Tierra; algunos de los más conocidos
se encuentran en Islandia y en el Parque Nacional de Yellowstone.

Flora y fauna

Los manantiales no son los cuerpos de agua más ricos en biodiversidad; con frecuencia las aguas de
los del tipo perenne son hogar de unas cuantas especies de peces de agua dulce, incluidas truchas.
Algunos anfibios y reptiles pasan mucho tiempo en ellos, y mamíferos y aves pueden llegar para
beber, refrescarse o buscar alimento. Los insectos son mucho más comunes en sus alrededores; la
libélula Somatochlora hineana es una especie que depende del flujo de manantiales de una pequeña
región de Estados Unidos.

Los manantiales de mayor tamaño pueden soportar una diversidad más amplia de formas de vida.
Por ejemplo, el manantial del Bennett Spring State Park, Estados Unidos, es lugar conocido por sus
truchas arcoíris (Oncorhynchus mykiss) y truchas comunes (Salmo trutta). Otros, debido a la
concentración de dióxido de carbono o minerales en sus aguas, no pueden soportar vida de peces u
otros animales, pero sí pueden albergar bacterias y otros microorganismos.

En cuanto a la vegetación, pueden estar rodeados de casi cualquier tipo, incluidos bosques y
pastizales, ya que no son exclusivos de un bioma o ecosistema.

Amenazas

Hoy casi todo cuerpo de agua está amenazado por la contaminación, y, en general, los manantiales
no son la excepción. Esto es negativo, ya que son un recurso de agua importante para pequeñas
poblaciones humanas y de animales. Además, muchos son un suministro constante de ríos y
humedales.

En los últimos años, las


actividades recreativas
como la pesca, el
senderismo y los
campamentos, que han
florecido en manantiales y
sus alrededores,
representan cierto riesgo
en vista de los desechos
que pueden llegar a las
aguas, afectando no solo
la calidad de estas sino
también la belleza del
paisaje natural. Otro
peligro es el bombeo del
agua, que puede afectar
la cantidad del líquido de
un manantial.
2.7. Bombeo y drenaje.

Los ensayos de bombeo son el método más extendido, de más fácil aplicación y mayor respaldo en
sus resultados, que se usa habitualmente con el objeto de conocer las características hidráulicas de
los acuíferos, así como el grado de perfección del acabado de las captaciones de aguas
subterráneas.

Se pretende dar una exposición sobre la forma de realizar e interpretar de una manera pragmática
estas pruebas, en base a la preparación de una serie de recomendaciones, que presenten la
imprescindible atención a los desarrollos matemáticos, pero procurando dejar claro el concepto físico
para cada uno de los métodos que se utilicen.

El pozo es uno de los principales medios de prospección con que se cuenta, su comportamiento
hidráulico es importante de determinar, ya que reviste interés desde dos puntos de vista diferentes a
saber:
 El comportamiento hidráulico de un pozo debe conocerse al planear su aprovechamiento
como captación de agua.
 En drenaje, ya sea saneamiento de terrenos o bien para deprimir nivel de agua subterránea a
objeto de realizar alguna obra de ingeniería, resulta de interés conocer el comportamiento de
los niveles de la napa en las proximidades de un pozo en función de las características de
éste y de su operación.

Si se considera un pozo que se encuentre bombeando un tiempo largo, la superficie piezométrica


adopta la forma de un cono invertido (cono de depresión) o embudo en cuyo centro se sitúa el pozo.

El nivel del agua en el acuífero cuando no existe bombeo se denomina nivel estático y el nivel
cuando existe extracción se llama nivel dinámico.
En el pozo, el agua debe penetrar por una superficie cilíndrica relativamente pequeña y por lo tanto,
se requiere inducir un gradiente importante para que, de acuerdo con la ley de Darcy, exista un flujo
hacia el pozo, equivalente al caudal bombeado. Por continuidad, a través de cualquier cilindro
concéntrico con el pozo debe pasar la misma cantidad de agua pero como la superficie de los
mismos aumenta en proporción directa al radio, el gradiente preciso para establecer el flujo es tanto
menor cuanto más lejos del pozo se esté.
En el caso de introducir agua en un acuífero artificialmente, en el pozo se forma un cono invertido.

Figura Nº 7.2.- Cono de depresión


El análisis se puede realizar en condiciones de equilibrio (régimen permanente), o en condiciones de
desequilibrio (régimen impermanente).
El flujo en un acuífero libre es complicado de representar debido al desconocimiento del nivel de la
superficie libre. La forma de la superficie libre depende de la distribución del flujo que está
circulando, y también dicha forma determina la distribución del flujo; otra complicación adicional es la
que ocurre con la superficie de infiltración.

Hipótesis de Dupuit
Dupuit basado en observaciones, determinó que la pendiente de la superficie libre es despreciable
en la mayoría de los flujos de aguas subterráneas, lo que equivale a suponer que la superficie
equipotencial es vertical y el flujo es esencialmente horizontal.
El autor ha verificado que varios acuíferos en Chile presentan gradientes hidráulicos no tan
despreciables. Este tema se trata más adelante en el apartado sobre flujos no lineales.

Las hipótesis de Dupuit se presentan a continuación:


 El acuífero es homogéneo, isotrópico y de área infinita.
 Se apoya sobre un estrato impermeable horizontal.
 El nivel libre de la napa constituye una superficie horizontal que se extiende indefinidamente.
 El pozo de bombeo penetra y recibe agua a lo largo de todo el espesor del acuífero y alcanza
hasta el manto impermeable.
 El coeficiente de permeabilidad del terreno es constante e igual en todos los puntos.
 El flujo es laminar y las líneas de flujo hacia el pozo son radiales y horizontales.
 Del pozo se extrae un caudal constante.

El bombeo se continúa uniformemente a lo largo de un período de tiempo suficientemente largo, para


que el sistema hidráulico alcance un estado de equilibrio, esto es, el caudal de escurrimiento a través
de cualquier sección cilíndrica concéntrica con el pozo es constante e igual al caudal que se extrae
de este último.
 Deducción de ecuaciones de hidráulica de pozos
 El principal objetivo de abordar la hidráulica de pozos, es determinar los parámetros del
acuífero (T y S), y la mejor forma de conseguirlo, es analizando las pruebas de agotamiento,
tanto en régimen estacionario (permanente) como en régimen transiente (impermanente).
 Una prueba de bombeo es una experiencia en la que se extrae agua desde un pozo en
condiciones controladas, de caudales bombeados y niveles de depresión en el pozo. El
caudal puede ser fijado en un determinado valor, lo que se denomina prueba de gasto
constante; este caudal también puede irse cambiando durante la experiencia, en este caso se
denomina prueba de gasto variable, y si se aumenta hasta encontrar el máximo caudal que
pude entregar el pozo, la prueba pasa a llamarse prueba de agotamiento.

Instrumentación para una prueba de bombeo


Para la correcta ejecución de una prueba de bombeo se requiere controlar una serie de aspectos,
que sólo una vez cubiertos puede darse inicio al ensayo.
Por supuesto que se requiere disponer de un equipo de bombeo, con sus cañerías de descarga. Es
muy importante que la bomba disponga de válvula de retención, ya que una vez detenido el bombeo,
la columna de agua tiende a devolverse hacia el pozo, distorsionando los niveles de recuperación
medidos.
Una vez instalado el equipo de bombeo, aunque algunas veces se bajan en conjunto, se instala una
línea de aire, que sirve para introducir la cinta de medición, que en conjunto con el carrete,
conforman el pozómetro La cinta mencionada, debe estar graduada de fábrica y no presentar
discontinuidades, para no afectar la calidad de la medida. Estos equipos habitualmente disponen de
chicharra y/o luz indicadora de contacto del sensor del pozómetro con el agua.
Pozómetros y línea de aire
Se deberá disponer de un número adecuado de
pozómetros, al menos en igual cantidad que pozos a
controlar.
Como mecanismo de regulación de caudales, se utiliza una
válvula de corta, la que debe contar con un juego amplio
para cumplir su rol sin mayor dificultad.
Respecto a los mecanismos de control de caudal, se
recomienda utilizar más de uno; dentro de ellos se dispone
del clásico tubo de aforo, que no es más que un venturi,
también se encuentra el flujómetro y el vertedero.

Como tercer mecanismo de control de caudales, se


presenta el vertedero triangular de pared delgada, que
para dimensiones definidas, cuenta con su curva de
descarga.

Vertedero Pared Delgada

Análisis en régimen permanente


Para este análisis se puede hacer uso tanto de la
prueba de gasto variable como de la de gasto
constante, atendiendo a los niveles de napa estabilizados.
Prueba de gasto, mediante tubo de aforo.
Para este análisis se precisa definir algunos términos:
K: Permeabilidad
H: Altura del nivel estático medido sobre el manto impermeable
h: Altura final dentro del pozo, medida sobre el manto impermeable.
r : Radio del pozo.
Q: Caudal constante que se extrae.
s: Depresión de la napa a una distancia x del pozo.
R: Radio de influencia, distancia para la cual la depresión es nula.
r1 : Distancia desde el pozo de bombeo al pozo de observación 1.
r2 : Distancia desde el pozo de bombeo al pozo de observación 2.
s1 : Depresión de la napa en el pozo de observación 1.
s2 : Depresión de la napa en el pozo de observación 2.
Expresiones de Dupuit  
  K  H 2  h2
Para acuíferos libres, Dupuit estableció la siguiente ecuación:
Q
  ln R
2    K  H  H  h  r
Asimismo, para condiciones confinadas, obtuvo:
Q
 ln R
r
La utilización de las expresiones), requiere conocer el radio de influencia R, siendo la única
posibilidad aceptable de cálculo, la existencia de pozos de observación. Existen expresiones
empíricas para calcular el radio de influencia, pero rara vez entregan resultados equivalentes, razón
por la cual debe evitarse el uso de ellas.
2.8. Evapotranspiración.

Evaporación
La evaporación es el proceso físico por el cual el agua cambia de estado líquido a gaseoso,
retornando directamente a la atmósfera en forma de vapor. También el agua en estado sólido (nieve
o hielo) puede pasar directamente a vapor y el fenómeno se denomina sublimación. A efectos de
estimar las pérdidas por evaporación en una zona, el término se entenderá en sentido amplio,
incluyendo la sublimación. La radiación solar proporciona a las moléculas de agua la energía
necesaria para el cambio de estado.
Todo tipo de agua en la superficie terrestre está expuesta a la evaporación. El fenómeno es tanto
más débil cuanto menor es la agitación de las moléculas, y tanto más intenso cuanto mayor es la
cantidad de agua con posibilidad de evaporarse. Además, es necesario que el medio que envuelve la
superficie evaporante tenga capacidad para admitir el vapor de agua. Esto último se conoce como
poder evaporante de la atmósfera.

Considerando la evaporación desde una superficie de agua (lagos, ríos, etc.) como la forma más
simple del proceso, éste puede esquematizarse así: Las moléculas de agua están en continuo
movimiento. Cuando llegan a la superficie del líquido aumentan su temperatura por efecto de la
radiación solar, y en consecuencia su velocidad, creciendo por tanto su energía cinética hasta que
algunas consiguen liberarse de la atracción de las moléculas adyacentes y atravesar la interface
líquido-gas convirtiéndose en vapor. De esta manera, la capa de aire inmediatamente por encima de
la superficie se satura de humedad.

Simultáneamente a la evaporación se desarrolla también el proceso inverso por el cual las moléculas
se condensan y vuelven al estado líquido. La diferencia entre la cantidad de moléculas que
abandonan el líquido y la cantidad de moléculas que vuelven a él marca el carácter global del
fenómeno. Si ésta es positiva se produce evaporación, si es negativa, condensación. El calor
absorbido por unidad de masa de agua para realizar el cambio de estado se denomina calor latente
de evaporación o de vaporización.

Transpiración
Es el proceso físico-biológico por el cual el agua cambia de estado líquido a gaseoso a través del
metabolismo de las plantas y pasa a la atmósfera. Esencialmente es el mismo proceso físico que la
evaporación, excepto que la superficie desde la cual se escapan las moléculas del líquido no es de
agua libre sino que es la superficie de las hojas. Éstas están compuestas por finas capas de células
(mesodermo) y poseen una delgada epidermis de una célula de espesor, la cual posee numerosas
estomas.
El espacio intercelular en el mesodermo contiene grandes espacios de aire entre cada estoma. La
humedad entre los espacios intercelulares se vaporiza y escapa de la hoja a través de estos
estomas. El número de estomas por unidad de superficie varía dependiendo de la especie vegetal y
las condiciones ambientales. Generalmente se abren con la luz y se cierran con la oscuridad. La
temperatura afecta la velocidad de apertura. Contrariamente a lo que se cree, el control que ejercen
los estomas sobre las tasas de transpiración es muy limitado. Ellos se cierran cuando la oscuridad o
la marchitez comienzan. Cuando los estomas están completamente abiertos, la tasa de transpiración
está determinada por los mismos factores que controlan la evaporación.
Los estomas ejercen una suave regulación solamente cuando están cerrados.

Evapotranspiración
La evapotranspiración es la combinación de los fenómenos de evaporación desde la superficie del
suelo y la transpiración de la vegetación. La dificultad de la medición en forma separada de ambos
fenómenos (el contenido de humedad del suelo y el desarrollo vegetal de la planta) obliga a
introducir el concepto de evapotranspiración como pérdida conjunta de un sistema determinado.
Thornthwaite (1948) introduce un nuevo concepto optimizando ambos, es la llamada
evapotranspiración potencial o pérdidas por evapotranspiración, en el doble supuesto de un
desarrollo vegetal óptimo y una capacidad de campo permanentemente completa.
Este autor designa así a la altura de agua que sería efectivamente evaporada si los recursos de
agua movilizables en la cuenca fueran en cada instante por lo menos iguales a los que pueden ser
transformados en vapor por el juego de los factores hidrometeorológicos y la vegetación. La cantidad
de agua que realmente vuelve a la atmósfera por evaporación y transpiración se conoce con el
nombre de evapotranspiración real.

Ésta es la suma de las cantidades de vapor de agua evaporada por el suelo y transpiradas por las
plantas durante un período determinado, bajo las condiciones meteorológicas y de humedad de
suelo existentes. El principal factor que determina la evapotranspiración real es la humedad del
suelo, el cual puede retener agua conforme con la capacidad de retención específica de cada tipo de
terreno.
La humedad del suelo es generalmente alimentada por la infiltración, y constituye una reserva de
agua a ser consumida por la evaporación del suelo y las plantas.

Cálculo de la Evapotranspiración real mediante fórmulas empíricas Al tratar en un epígrafe anterior


sobre los métodos teóricos para el cálculo de la evaporación se observó que uno de los métodos
consistía en realizar un balance hídrico (Fórmula 4.4) donde ∆R es la variación del almacenamiento
en la zona.
En períodos largos de tiempo o en un año hidrológico dicha variación es despreciable debido a que
al comienzo del año hidrológico las reservas útiles del suelo son mínimas. Para períodos cortos,
dichas variaciones de la reserva no se consideran despreciables, ya que su valor dependerá del
inicio y del fin del período de tiempo considerado.

Existen tres tipos de fórmulas para el cálculo de la Evapotranspiración real en períodos largos:

Fórmulas en función de la temperatura


Estas fórmulas son del tipo ETR = f(T) donde ETR es la Evapotranspiración real. La validez de estas
fórmulas se reduce a cuencas homogéneas, extensas y con precipitaciones abundantes. Para
latitudes comprendidas entre los 30º y 60º Norte y precipitaciones entre 600 y 800 mm Coutagne
propone la siguiente expresión: ETR = 210 + 30 T (4.12)
Donde T es la temperatura media anual en ºC y ETR es la evapotranspiración real media anual en
mm.

Son fórmulas del tipo ETR = f(P). En la Figura 4.5 se muestra cómo varía la Evapotranspiración
media anual con la precipitación. En dicha figura se puede observar que cuando la precipitación no
alcanza un cierto umbral P0 la Evapotranspiración ETR es igual a la Precipitación y el caudal que
escurre por la superficie del terreno y el que se infiltra es nulo, es decir, todo el agua precipitada se
evapotranspira.

Para una determinada precipitación, la diferencia entre las ordenadas de la tangente en el origen y
de la curva (segmento AB) representa el agua disponible para la Escorrentía Superficial y la
Infiltración.

La Evapotranspiración crece hasta un valor máximo (máximo de la curva), Pm, que viene fijado por
el poder evaporante de la atmósfera.
2.9. Cambio de almacenamiento.

Un balance de aguas subterráneas consiste en registrar las entradas, salidas y cambio en el


volumen de almacenamiento, que acontecen en un volumen específico del sistema acuífero en un
determinado lapso de tiempo; por tanto, debemos de conocer las componentes que intervienen en el
área de balance, como pueden ser la evapotranspiración, bombeo, caudal base, flujo subterráneo
que entra o sale lateralmente, etc. Para lograr este fin, se realizó el balance para la zona de valle
dentro del área de estudio.
La ecuación general de balance, de acuerdo a la ley de la conservación de la masa es:
Entradas (E) - Salidas (S) = Cambio de Almacenamiento
Aplicando esta ecuación, las entradas quedan representadas por la recarga total, las salidas por la
descarga total y el cambio de masa por el cambio de almacenamiento de una unidad hidrogeológica.

Recarga total – Descarga total = Cambio de almacenamiento en la unidad hidrogeológica


De esta forma la ecuación de balance queda de la siguiente manera:
Rv + Eh + Ri – B – Sh – ETR = ±ΔV(S)

Donde:
Rv= Recarga vertical por lluvia
Eh= Recarga por flujo subterráneo
Ri= Recarga inducida
B= Bombeo
Sh= Salidas por flujo horizontal
ETR= Evapotranspiración real
AV(S)= Cambio de volumen almacenado

Parámetros Hidráulicos
El agua subterránea se desplaza a través de una serie de sedimentos y rocas de origen diverso que
conforman estructuras tectónicas de tipo horst y graben, estos últimos rellenos por materiales
sedimentarios de origen continental, los cuales se agrupan en dos medios físicos diferenciables.
Estos medios son: i) granular y ii) fracturado.
Las rocas que conforman a los horst y graben, agrupan alternadamente y en superposición a los
medios fracturados (andesitas, ignimbrítas y tobas) y granular (depósitos sedimentarios
continentales) con conductividades hidráulicas obtenidas a partir de la interpretación de pruebas de
bombeo mediante métodos diversos.
• Para las andesitas, ignimbrítas y tobas se desconoce su conductividad hidráulica debido a que no
existe información para su estimación y valoración.
• El medio granular se consideró anisotrópico, debido a la estratificación horizontal de sedimentos;
por tanto, los valores de conductividad hidráulica vertical se podrían estimar en un orden de
magnitud menor a la Kh, como lo asignan en la literatura mundial.

Transmisividad
Los valores de transmisividad para este sistema acuífero varían de 2x10-4 a 2x10-2 m2 /s. La
principal aportación de agua subterránea proviene de la tercera capa que se conforman por gravas y
arenas.
Recarga Natural Inducida o Retorno de Riego Del número total de aprovechamientos, 192 son de
uso agrícola con un volumen de extracción general de 13.03 Hm3 /año, de esto se asumió un 15%
del gasto total es decir 1.95 Hm3 /año para el retorno de riego o recarga inducida bajo referencia de
Fetter, 1994.
Bombeo (Hm3 /año) En base al estudio (Consolidación del Comité Técnico Administrativo (COTAS)
del río Zanjón) elaborado por la empresa IDEAS (año 2007) se calculó una extracción total de 85
Hm3 anuales en los aprovechamientos activos actualmente, y siendo 89 Hm3 anuales el volumen
concesionado inscrito en el Registro Público de Derechos de Agua (REPDA), con una diferencia de
4Hm3 /año de lo calculado con lo concesionado. Cabe mencionar que el balance se llevó a cabo
limitándose al área del acuífero administrativo del Río Zanjón que se encuentra dentro del área de
estudio.
Entradas y Salidas Horizontales (Hm3 /año) Se calculó mediante el método de celdas de flujo,
basado en la ecuación de Darcy, donde se tomaron como base las curvas de igual elevación al nivel
estático y se obtuvieron los diferenciales de carga y de distancia entre las curvas (gradiente dh/dl).

Con base en esto, se ubicaron las celdas en las los extremos del acuífero donde es visible según las
curvas que existe un flujo subterráneo de entrada o salida (Figura 8.1). La ley de Darcy, se expresa
de la siguiente manera (Fetter, 1994):
Q = - K A (h1-h2) / L
donde:
Q = Gasto, en m3 /s
K = coeficiente de permeabilidad (m/s)
A = Área de la sección transversal por donde pasa el flujo, en m2
h1, h2 = Cargas hidráulicas (m)
L = Distancia entre curvas de igual valor (m), o en su caso distancia entre piezómetros
El signo negativo solo indica que la dirección del flujo es hacia donde el gradiente hidráulico
disminuye.

Cambio de almacenamiento (Hm3/año)


Normalmente se consideran como entradas al acuífero: entradas por flujo horizontal de otros
acuíferos (EH), e infiltración vertical directa de lluvia y corrientes superficiales (IV). Pero como es
muy difícil evaluar las entradas al acuífero, se evalúan las salidas, que son: salidas por flujo
subterráneo horizontal (SH), descarga de manantiales (M) (este incluye el flujo base mencionado
anteriormente, siempre y cuando la descarga sea del acuífero que se está evaluando), extracciones
mediante pozos de bombeo (B), y evapotranspiración (ETR). El cambio de almacenamiento (Δ V)
será la suma de estos parámetros

El cambio de almacenamiento en el intervalo de tiempo considerado en el balance, se determina


mediante la evolución de los niveles de agua en el intervalo de tiempo considerado y valores
representativos del coeficiente de almacenamiento del acuífero.
Hay varias formas para obtener el cambio del almacenamiento, una manera es obtenerla a partir de
pruebas de bombeo o de consideraciones relativas al tipo y litología de la zona de estudio, otro modo
(el que se utilizó en este trabajo) es crear una superficie y calcular el volumen y multiplicarlo por un
coeficiente de almacenamiento, esto se realiza para el inicio y fin del intervalo de tiempo considerado
a partir de datos de evolución piezométrica, como se muestra la Tabla 8.1

Las superficies que se utilizaron para calcular el cambio de almacenamiento anteriormente descrito,
fueron sobre las zonas de abatimiento en la parte sur del área de estudio a la altura de los poblados
Estación Pesqueira, Zamora y El Zacatón
Recarga Vertical (Rv)
La recarga vertical es uno de los términos que mayor incertidumbre implica a su cálculo.
Debido a que el cambio de almacenamiento (ΔV) fue considerado de acuerdo a la Tabla 8.1, también
se tiene información para calcular las entradas y salidas por flujo subterráneo con base en la Ley de
Darcy, el valor de la recarga vertical fue despejado de la ecuación de balance definida por la
siguiente expresión.
Rv + Eh + Ri – B – Sh – ETR = ± ∆V(S)
De esta manera, despejando la recarga vertical:
Rv = B + Sh + ETR +∆V(S) – Eh – Ri Rv= 85 + 0 + 0 + (-5.6) - 53.90 - 8.08
Rv= 17.42 Hm3 /año

La recarga total de aguas subterráneas será:

La figura 8.3 muestra un modelo conceptual de la zona de balance para el área de estudio, con los
valores obtenidos en el balance de aguas subterráneas.
2.10. Balance regional de agua subterránea.

El balance hídrico consiste en la aplicación del principio de la conservación de masa a una cierta
región de volumen conocido y definida por unas determinadas condiciones de contorno. Durante un
determinado periodo de tiempo en el que se realiza el balance, la diferencia entre el total de entradas
y el total de salidas debe ser igual al cambio de agua en el almacenamiento. El establecimiento de
un balance supone medir flujos de agua (caudales) y almacenamientos (niveles), aunque con una
apropiada selección de la región y del período de tiempo, se pueden suprimir algunas medidas y
términos (niveles iguales al principio y al final, ausencia de flujo de agua a través de divisorias o de
límites impermeables, etc.).
Si las entradas superan a las salidas existe una acumulación (aumento del almacenamiento) y lo
contrario si las salidas superan a las entradas. Los términos del balance suelen contener errores de
medida, de interpretación, de estimación y errores debidos a la evaluación con una metodología
poco apropiada. Todos ellos provocan que la ecuación del balance “no cierre” de forma exacta,
produciéndose un error de cierre.
Los balances pueden aplicarse al conjunto de toda la cuenca, incluyendo tanto a las aguas
superficiales como a las subterráneas, o bien a cualquiera de las porciones o componentes del ciclo
hidrológico. Cuando se realizan balances parciales se debe comprobar la corrección y coherencia de
los flujos de agua entre componentes. SAMPER (1997a) describe los detalles de la aplicación de
métodos de balance de agua en el suelo. La estimación de la recarga a partir de balances en el
acuífero es analizada por SAMPER (1997b). Otros tipos de recarga y otros métodos de evaluación
son tratados por otros autores en las actas del Seminario sobre la Evaluación de la Recarga a los
Acuíferos organizado por el Grupo Español de la Asociación Internacional de Hidrogeólogos (GE-
AIH) que tuvo lugar en Las Palmas de Gran Canaria del 27 al 29 de enero de 1997 y que se recogen
en una publicación del ITGE (CUSTODIO et al., 1997).

Ecuación General del Balance


En el balance global de una región dada, en un cierto intervalo de tiempo, intervienen los siguientes
términos:
• Aportación pluviométrica (incluye la lluvia, la nieve y otras formas de precipitación cuya importancia
suele ser despreciable, tales como la condensación y el rocío):
P (+)
• El caudal superficial entrante: Qse (+)
• El caudal subterráneo entrante: Qte (+)
• La evapotranspiración real: ETR
• El caudal superficial saliente: Qss (-)
• El caudal subterráneo saliente: Qts (-)
• La variación del almacenamiento (diferencia entre el volumen final y el inicial) que debe incluir la
variación del agua almacenada (reserva) en los acuíferos, en el suelo, en la zona no saturada, en los
lagos naturales y artificiales, en los cauces, en las acumulaciones de hielo y nieve, etc.: ∆V La suma
de entradas menos salidas no es en general igual a la variación de almacenamiento debido a la
existencia de un error de cierre del balance, G, por ello, la ecuación del balance es:
P + Qse + Qte - ETR - Qss - Qts ∆V = ε (1)

Algunos de esos términos se pueden eliminar si su valor es cero o muy pequeño, o bien se pueden
desglosar en otros varios que consideren diferentes entradas y salidas, varios acuíferos, varias
formas de almacenamiento, etc. Dentro de la región es posible definir subzonas en las que se
pueden establecer balances parciales que deben encajarse entre sí; tales pueden ser los balances
de un cierto acuífero, del suelo, de un lago, etc.
En un sistema de grandes dimensiones Qte y Qts suelen ser muy pequeños y por ello pueden
muchas veces despreciarse, en especial si los límites de la región coinciden con la divisoria de una
gran cuenca fluvial en la que no dominen terrenos kársticos.
3. MOVIMIENTO DEL AGUA SUBTERRÁNEA
3.1. Ley de Darcy.

En 1856, en la ciudad francesa de Dijon, el ingeniero Henry Darcy fue encargado del estudio de la
red de abastecimiento a la ciudad. Parece que también debía diseñar filtros de arena para purificar el
agua, así que se interesó por los factores que influían en el flujo del agua a través de los materiales
arenosos, y presento el resultado de sus trabajos como un apéndice a su informe de la red de
distribución. Ese pequeño anexo ha sido la base de todos los estudios físico-matemáticos
posteriores sobre el flujo del agua subterránea.
En los laboratorios actuales disponemos de aparatos muy similares al que utilizo Darcy, y que se
denominan permeámetros de carga constante.

Básicamente un permeámetro es un recipiente de sección constante por el que se hace circular agua
conectado a uno de sus extremos un depósito elevado de nivel constante. En el otro extremo se
regula el caudal de la salida mediante un grifo que en cada experimento mantiene el caudal también
constante. Finalmente, se mide la altura de la columna de agua en varios puntos (como mínimo en
dos).
Darcy encontró que el caudal que atravesaba el permeámetro era linealmente proporcional a la
sección y al gradiente hidráulico.

Es decir: variando el caudal con un grifo y/o moviendo el depósito elevado, los niveles del agua en
tubos varían. Podemos probar también con permeámetros de distintos diámetros y midiendo la altura
de la columna de agua en puntos más o menos próximos. Pues bien: cambiando todas las variables,
siempre que utilicemos la misma arena, se cumple que:

(k=constante.)
Si utilizamos otra arena (más gruesa o fina, o mezcla de gruesa y fina, etc.) y jugando de nuevo con
todas las variables, se vuelve a cumplir la ecuación anterior, pero la constante de proporcionalidad
lineal es otra distinta. Darcy concluyo, por tanto, que esa constante era propia y característica de
cada arena. Esta constante se llamó permeabilidad (k) aunque su denominación correcta actual es
conductividad hidráulica.

Como las unidades del caudal Q son L3/T, la sección es L2, e ∆h e ∆l son longitudes, se comprueba
que las unidades de la permeabilidad (k) son las de una velocidad (L/T).
La expresión correcta de la ley de Darcy es la siguiente:

Donde:
q=Q/sección (es decir: caudal que circula por m2 de sección)
k= conductividad hidráulica.
dh/dl= gradiente hidráulico expresado en incrementos infinitesimales (el signo menos se debe a que
el caudal es una magnitud vectorial, cuya dirección es hacia los ∆h decrecientes; que ∆h o dh es
negativo y, por tanto, el caudal será positivo)

Velocidad real de Darcy.


Sabemos que en cualquier conducto por el que circula un fluido se cumple que:
Caudal= sección x velocidad
L3/T= L2 x L/T
Si aplicamos esta consideración al cilindro del permeámetro de Darcy, y calculamos la velocidad a
partir del caudal de la sección, que son conocidos, obtendremos una velocidad falsa, puesto que el
agua no circula por toda la sección del permeámetro, sino solamente por una pequeña parte de ella.
A esa velocidad falsa (la que llevaría el agua si circulara por toda la sección del medio poroso) se
denomina “velocidad Darcy” o “velocidad de flujo”:
Velocidad Darcy=caudal/sección total.

La parte de la sección total por la que puede circular el agua es la


porosidad eficaz; si una arena tiene una porosidad del 10% (0,10), el
agua estaría circulando por el 10% de la sección total del tubo. Y para
que el mismo caudal por una sección 10 veces menor, su velocidad
será 10 veces mayor. Por tanto, se cumplirá que:
Velocidad lineal media= velocidad Darcy/me (Ec. A)
(me=porosidad eficaz)

El resultado de la expresión anterior también se denominara


velocidad real (es realmente la velocidad de las partículas en una
sección cualquiera del medio poroso, por ejemplo, en la mostrada n la
figura 2. Pero no es la velocidad que observaríamos desde el exterior
del medio poroso al cronometrar el tiempo entre dos puntos.

En la siguiente figura se muestra un tubo de longitud L 1 lleno


de arena por el que se hace circular agua. Evaluaremos la
velocidad del agua por dos procedimientos:
1) Calculamos la velocidad mediante la expresión anterior.
2) Medimos experimentalmente el tiempo de recorrido añadiendo un colorante al agua. Con ese
tiempo calculamos la velocidad asi: velocidad observada= distancia/tiempo=L1/tiempo.
Esta velocidad observada sería inferior a la calculada mediante (Ec. A), ya que el agua ha tenido que
recorrer una distancia mayor (ha recorrido L2 y no L1) por lo que aparentemente ha circulado a una
velocidad menor. Por tanto, el tiempo real de recorrido entre dos puntos puede ser ligeramente
mayor al predicho mediante la expresión (Ec. A). la relación entre la velocidad observada desde el
exterior del medio poroso y la calculada a partir de Darcy y de la porosidad eficaz será asi:
Velocidad observada= velocidad lineal media/coeficiente (Ec. C)

Ese coeficiente depende de la tortuosidad del medio poroso, y aproximadamente puede ser de 1,0 a
1,18 en arenas (Freeze y Cherry)
En la práctica, habitualmente se utiliza la Ec. 5 refiriéndose al resultado como “velocidad real” y se
aplica a esta velocidad para calcular el tiempo de recorrido del agua subterránea, pero debemos ser
conscientes del erre que podemos cometer al despreciar la tortuosidad del recorrido.

3.2. Permeabilidad y conductividad hidráulica

Flujo a través de varias capas: permeabilidad equivalente


En un medio estratificado, con frecuencia se produce flujo a través de varias capas, y deseamos
aplicar la Ley de Darcy globalmente al conjunto de capas. Los dos casos más sencillos son cuando
consideramos el flujo paralelo a los contactos entre las capas o el flujo perpendicular a las capas.
Suponemos que cada una de las capas es homogénea e isótropa.
Si el flujo paralelo a las capas (los dos sondeos, que suponemos abiertos en todas las capas, indican
el gradiente que provoca el flujo), la permeabilidad equivalente (Kh) se calcula con esta expresión:

Teniendo en cuenta que K*espesor=T (transmisividad), la formula obtenida equivale a decir que la
transmisividad equivalente del conjunto (Kh*B) es igual a la suma de las transmisividades de todas
las capas (∑Ki*bi).
Si el flujo es perpendicular de las capas (los dos sondeos, que suponemos abiertos en sus extremos,
indican el gradiente que provoca el flujo), la permeabilidad equivalente (kv) es igual a:
Ejemplo: consideramos tres capas: dos capas de
arena gruesas con una intercalación de limos, con
los espesores y permeabilidades que se indican en
la figura:

Con las expresiones de Kh y Kv obtenemos:


En flujo horizontal: Kh= 136m/día, la fina capa
intermedia es irrelevante, la conductividad
hidráulica equivalente se aproxima a la medida de
las dos capas muy permeables. La capa
impermeable apenas influye.

En el flujo vertical: Kv=1,09m/día. Un metro de


material poco permeable influye más en el valor
global que 10 metros de materiales muy
permeables.

Anisotropía:

Con frecuencia la K vertical de una


formación detrítica es menor que
la K horizontal, debido a la forma y
disposición de los granos (en la
fig. a la izq.) o a la presencia de
láminas intercaladas de menor
permeabilidad (a la derecha).

Para una descripción matemática


del medio permeable, puede ser
necesario asignar tres valores Kx,
Ky y Kz.

La ley de Darcy puede no cumplirse por las siguientes razones:

1a) la constante de proporcionalidad k no es propia y característica del medio poroso, sino que
también depende del fluido.

El factor k puede descomponerse asi:


Donde: K=conductividad hidraulica
K=permeabilidad intrínseca (depende solo del medio poroso)3
ϓ= peso específico del fluido
µ= viscosidad dinámica del fluido
Podemos modificar la expresión teniendo en cuenta que:
Viscosidad dinámica µ= viscosidad cinemática (v)*densidad (p)
Pesos especifico (ϓ)= densidad (p)* gravedad (g)
Resultando:

Donde:
g= aceleración de la gravedad.
v= viscosidad cinemática del fluido.
2a). la relación entre caudal y el gradiente hidráulico no es lineal en algunas circunstancias. Esto
puede suceder cuando el valor de k es muy bajo o cuando las velocidades del flujo son muy altas.

En el primer caso, por ejemplo, si aplicamos la Ley de Darcy para calcular el flujo a través de una
formación arcillosa, el caudal que obtendríamos seria bajísimo, pero en realidad, sino se aplican
unos gradientes muy elevados, el agua no llega a circular, el caudal es 0.

En el segundo caso, si el agua circula a gran velocidad, el caudal es directamente proporcional a la


sección y al gradiente, pero no linealmente proporcional, si no que la función seria
potencial:

Donde el exponente n es distinto de 1

Para estudiar este límite de validez de la Ley de Darcy se aplica el número de Reynolds. Este
coeficiente se creó para canales abiertos o tuberías, y en general valores altos indican régimen
turbulento y valores bajos indican régimen lámina. Para medios porosos se aplica la fórmula utilizada
para canales o tubos, pero sustituyendo el diámetro de la conducción por el diámetro medio poroso y
considerando la velocidad de Darcy:

Es imposible conocer el grado de turbulencia del flujo a través de un medio poroso, pero
experimentalmente se ha observado que deja de cumplirse la Ley de Darcy (el caudal deja de ser
linealmente proporcional al gradiente) cuando R alcanza un valor que varía entre 1 y 10.

Esa falta de precisión del valor límite será debida a otros factores diferentes del diámetro medio de
los granos: heterometría, forma, etc.

En el flujo subterráneo las velocidades son lentas, los valores de R muy bajos y prácticamente
siempre la relación es lineal, salvo en las proximidades de algunas captaciones bombeando
caudales elevados.
3.3. Transmisibilidad y coeficiente de almacenamiento

Hasta este momento hemos considerado la permeabilidad intrínseca de algunos materiales así como
su conductividad hidráulica para la transmisión de agua. Un concepto muy útil en la práctica habitual
es la transmisividad o transmisibilidad de un sistema acuífero, la que mide la cantidad de agua, por
unidad de ancho, que puede ser transmitida horizontalmente a través del espesor saturado de un
acuífero con un gradiente hidráulico igual a 1 (unitario).

La transmisividad es el producto de la conductividad hidráulica y el espesor saturado del acuífero:

Para un acuífero compuesto de muchos estratos la transmisividad total es la suma de las


transmisividades de cada estrato.

Coeficiente de almacenamiento:

Si se produce un cambio en el nivel de agua en un acuífero saturado, o con una unidad confinada,
una cantidad de agua puede ser almacenada o liberada. El coeficiente de almacenamiento, S, es el
volumen de agua, por unidad de área y cambio de altura de agua, que una unidad permeable
absorberá o liberara desde almacenamiento. De acuerdo a esta definición esta cantidad es
adimensional.

En la zona saturada la presencia de agua induce una presión interna (usualmente denominada
presión de poros) que afecta la distribución de los granos de mineral así como a la densidad del
agua en los poros. Si la presión interna aumenta, el esqueleto mineral se expande, mientras que si la
presión disminuye el esqueleto se contrae.

Este concepto se conoce como elasticidad. Asimismo, el agua se contrae debido a un aumento en la
presión y se expande frente a una disminución en la presión. Cuando la carga hidráulica del acuífero
disminuye, su esqueleto se contrae lo que reduce la porosidad efectiva y se libera agua. En forma
adicional, una cantidad de agua es liberada debido a su expansión en los poros debido a la
disminución de la presión interna.

La Figura 4.1 muestra la formación de un cono de depresión debido a la operación de un pozo de


bombeo.
El almacenamiento específico (Ss) es la
cantidad de agua, por unidad de volumen, que
es almacenada o liberada debido a la
compresibilidad del esqueleto mineral y del
agua en los poros debido a un cambio unitario
en el nivel de agua en el acuífero. Este
coeficiente se denomina coeficiente de
almacenamiento elástico. Este concepto se
aplica tanto a acuíferos confinados como no
confinados.

El almacenamiento específico está dado por


la siguiente
expresión:

Donde mw es la densidad del agua (M/L3), g es


la aceleración de gravedad (L/T2 ), a es la
compresibilidad del esqueleto del acuífero
(1/(M/LT2 )), n es la porosidad (L3 /L3 ), y b es
la compresibilidad del agua (1/(M/LT2 )). El
almacenamiento específico tiene unidades de
1/L, con valores inferiores a 0.0001 1/m.

En un acuífero confinado la carga hidráulica puede disminuir pero el nivel piezométrico puede
permanecer sobre la unidad confinante. En este caso una cantidad de agua es liberada desde
almacenamiento y el acuífero permanece saturado. El coeficiente de almacenamiento (S) de un
acuífero confinado es el producto del almacenamiento específico (Ss ) y del espesor del acuífero:

Dado que SS tiene dimensiones 1/L y el espesor del acuífero tiene unidades de longitud, L, el
coeficiente de almacenamiento es adimensional. Toda el agua liberada desde el acuífero se puede
relacionar con la compresibilidad del esqueleto mineral y el agua presente en los poros. El agua
proviene de todo el espesor del acuífero. El valor del coeficiente de almacenamiento de un acuífero
confinado es inferior a 0.005.
En el caso de un sistema no confinado o libre el nivel de saturación (nivel freático) aumenta o
disminuye debido a cambios en la cantidad de agua almacenada. A medida que el nivel de agua
disminuye, parte del agua drena desde los poros del sistema acuífero. Este almacenamiento o
liberación de agua se debe a la capacidad específica de la unidad (SY), así como al almacenamiento
específico de ella. Para un acuífero no confinado el coeficiente de almacenamiento, S, se calcula
como:

Donde h es el espesor de la zona saturada del acuífero.


En el caso de un sistema no confinado el valor de SY es
algunos órdenes de magnitud mayor que h·SS, por lo que el
coeficiente de almacenamiento se supone igual a SY. En el
caso de una unidad geológica de grano muy fino la capacidad
específica puede ser comparable a h·SS. En general el
coeficiente de almacenamiento es del orden de 0.02 a 0.30.
3.4. Suposiciones de Dupuit para acuíferos freáticos.

Dupuit supuso lo siguiente:


•Para pequeñas inclinaciones de la superficie libre de un sistema de flujo pueden tomarse las líneas
de corriente como horizontales en cualquier sección vertical.
•La velocidad de flujo es proporcional a la pendiente de la capa de agua libre, pero es independiente
de la profundidad de flujo.
Estas suposiciones implican una reducción de las dimensiones del flujo, el flujo bidimensional se
transforma en uno unidimensional, y la velocidad de flujo en la superficie freática es proporcional a la
tangente del gradiente hidráulico en vez del seno (dh/dx; dh/ds)
Basándose en esas suposiciones, Forchheimer, desarrolló una ecuación para la superficie freática
aplicando la ecuación de continuidad al agua de una columna vertical en una zona de flujo, limitada
superiormente por la capa freática e inferiormente por una capa impermeable, en la que la altura de
la columna de fluido es h.
3.5. Ecuaciones del movimiento de agua en un medio poroso.
4. EVALUACIÓN DEL AGUA SUBTERRÁNEA
4.1. Flujo radial hacia un pozo

Se supondrá que el medio es completamente homogéneo en la dirección radial, angular y vertical y


que, por tanto, lo que pasa en la dirección de un radio dado es idéntico lo que pasa en la dirección
de cualquier otro radio; y de igual manera, lo que pasa con la presión en un plano horizontal dado es
idéntico a lo que pasa en cualquier otro plano horizontal del medio poroso.

Obviamente, nosotros necesitamos una ecuación que


satisfará un caso más realista, el del viaje del petróleo a
través del depósito hacia el fondo del pozo. Si el depósito
se simplifica a la forma de un panque con un pozo en el
medio, usted puede ver que el flujo hacia el fondo del pozo
es radial:

La ecuación de Darcy puede usarse para representar el


flujo del radio externo (el re) al radio del fondo del pozo (el
rw). El flujo en esta ecuación está moviendo hacia el fondo
del pozo dónde la presión (Pw) es menor que la presión del
límite externa (Pe).

Nosotros necesitamos convertir las unidades de DARCY en unidades SI para hacer más practico los
cálculos

En esta aplicación, Pwf es la presión de fondo del fluido y es a menudo el término " sandface" la
presión.
Pe es la presión del depósito estática - el' e' es para el límite externo del flujo.
4.1.1. Estado estacionario.
Se dice que un sistema o proceso está en estado estacionario si las variables que definen su
comportamiento (las llamadas variables de estado), respecto del tiempo, permanecen invariantes. La
expresión matemática expresaría que para aquellas propiedades p del sistema, la derivada
parcial de p respecto del tiempo es nula:

En períodos discretos de tiempo, esto implica que:

El concepto de estado estacionario cobra relevancia en campos como la termodinámica y


la ingeniería. En particular, un sistema físico está en estado estacionario cuando sus características
no varían con el tiempo. En este fundamento se basan las teorías de la electrostática y
la magnetostática, entre otras. Suele ser la situación a considerar en gran parte de los supuestos de
la termodinámica. El estado estacionario también se conoce como el estado en el que está la
naturaleza (estado en el que se encuentra).

En cinética química el estado estacionario también se puede emplear para determinar la constante
de velocidad de una reacción a través de varias experiencias en las cuales se puede suponer que
una concentración de algún producto o reactivo no varía.
También se dice que un sistema está en estado estacionario si las variaciones con el tiempo de las
cantidades físicas son periódicas y se repiten de manera idéntica a cada periodo. Es el caso, por
ejemplo:
 De sistemas en los cuales hay ondas cuya amplitud y frecuencia no varía, como en
un interferómetro.
 De circuitos eléctricos alimentados con generadores alternativos, una vez que los fenómenos
transitorios han desaparecido.

4.1.2. Estado transitorio.


El movimiento de un fluido usualmente es extremadamente complejo. Un flujo es estacionario si la
velocidad, presión y sección de la corriente, aun pudiendo variar de un punto a otro, no varían con el
tiempo. Pero si en algún punto las condiciones varían con el tiempo, se dice que el flujo es transitorio
o variable.
Los transitorios tienen lugar cuando se ponen en funcionamiento o paran las bombas de una
instalación, al abrir y cerrar válvulas, en los procesos de llenado y vaciado de tuberías; es decir,
siempre que se produce una variación brusca en la velocidad del fluido. La fuerza necesaria para
disipar la cantidad de movimiento de un líquido al disminuir su velocidad causa un aumento de
presión que se transmite por las tuberías con la velocidad de propagación de las ondas en el fluido
correspondiente. La magnitud del incremento de presión depende de la rapidez del cambio y de la
velocidad de la onda.
El flujo inestable está gobernado por las ecuaciones de momentum y la ecuación de continuidad o
conservación de la masa. La solución de estas ecuaciones están asociadas al concepto de la
propagación de una onda infinitesimal de presión en el seno de un líquido y están relacionadas con
situaciones donde la elasticidad del fluido y de la tubería son importantes en la determinación de los
cambios ocurridos en la presión asociados a situaciones transitorias en el flujo de un fluido. Todos
los sistemas de tuberías sufren transitorios. Que éstos sean fuente de problemas depende de su
magnitud y de la capacidad de las tuberías para soportar sobrepresiones.
La ecuación de Momentum es aplicada a un volumen de control, dentro de la cual el frente de la
onda se está moviendo hacia la izquierda con una velocidad absoluta de (a – Vo) debido a los
pequeños cambios en el seteo de la válvula. La cabeza de presión cambia en ∆H y es acompañada
por un cambio de velocidad ∆V. la ecuación del momentum en la dirección horizontal en el volumen
de control es:

Esta ecuación describe los cambios de flujo


relacionados a cambios en la cabeza de presion.
El signo menos debe ser usado para onda que
viajan aguas arriba y el signo mas para las
ondas que viajen aguas abajo esta es la
ecuaciion basica del golpe de ariete, donde “a”
velocidad de onda se calcula mediante:

4.2. Medición de parámetros.

El monitoreo de las variaciones en la calidad del agua subterránea proporciona un indicio clave, tanto
de los impactos humanos sobre la hidrosfera como sobre el ambiente en general.

El agua subterránea es un recurso muy extendido, pero oculto e inaccesible (Notas Informativas 1 y
2) y en contraste con el agua superficial, los cambios en su cantidad y calidad frecuentemente son
procesos muy lentos que ocurren debajo de la tierra en grandes extensiones.

Puesto que no es posible determinar estos cambios simplemente con un único recorrido breve de
campo, es necesario utilizar redes de monitoreo e interpretar los datos obtenidos.

El monitoreo de la respuesta de un acuífero y de sus tendencias de calidad son básicos para lograr
una gestión eficaz del agua subterránea y cumplir con la principal meta de gestión, o sea, controlar
los impactos de la extracción del agua subterránea y de las cargas de contaminantes.

● Para evaluar aspectos importantes del agua subterránea y poder implementar soluciones de
gestión se requieren datos hidrogeológicos, tanto de la ‘condición básica inicial’ como de las
‘variaciones en el tiempo’ (Tabla l).

La recolección de los datos que registran las ‘variaciones en el tiempo’ es lo que generalmente se
considera
Tabla 1: tipos de datos que se requieren en la gestión del agua subterránea.

Como el ‘monitoreo del agua subterránea’. Dicho monitoreo comprende la recolección, análisis y
almacenamiento de un número determinado de datos en forma regular, conforme a circunstancias y
objetivos específicos. El tipo y volumen de datos requeridos varía considerablemente en función del
aspecto de gestión de que se trate, pero inevitablemente también dependerá de los recursos
financieros disponibles.

4.2.1. Ensayos de laboratorio.

Exploración detallada del sitio y muestreo: investigación de la geología en detalle y condiciones


superficiales del suelo, usando pozos de prueba, galerías, perforaciones, ensayos de penetración,
métodos geofísicos, estudios de las condiciones de agua subterránea (incluso después de terminar
la obra); examen de las estructuras existentes y adyacentes para detectar grietas y asentamientos,
localizados de estructuras subterráneas o cavidades, tubos enterrados, ductos de servicio, etc., toma
de muestras para exámenes más detallados y ensayos de laboratorio

Prueba de laboratorio con las muestras: ensayos con muestras alteradas y no alterada elegida por el
grupo de exploración. Ensayos estándar de suelos para fines de clasificación y ensayos especiales
para determinar su comportamiento mecánico de resistencia, compresibilidad y permeabilidad:
resistencia al corte, consolidación, permeabilidad, etc.

Ensayos in situ: Ensayos llevados a cabo en el propio lugar, ya sea antes o durante el proceso de
construcción; pruebas en el suelo talos como veleta de corte, penetración cónica de caña partida,
pruebas de placa de cargas directa, pruebas de colapso, etc.

Reporte de resultados: detalles de estudio geológico, incluyendo estructuras, estratigrafía y


mapeado, resultados de perforaciones, resultados de las pruebas de laboratorio, incluyendo los
registros de excavaciones, referencias de muestras e interpretaciones estratigráficas,
recomendaciones para investigación complementarias y ensayos adicionales, sistemas de monitoreo
de la construcción y de la post-construcción.
4.2.2. Pruebas en piezómetros.

Es conveniente el uso de pozos de observación


y/o piezómetros para evaluar, y en su caso
ratificar, los valores del coeficiente de
almacenamiento y rendimiento específico, así
como la anisotropía vertical del acuífero, derivados
de una prueba de bombeo. Los pozos que
funcionaron para abastecimiento de agua potable
(y que fueron repuestos) se pueden emplear como
de observación, ya que normalmente se
encuentran a unos cuantos metros del nuevo pozo
de bombeo. El pozo repuesto podrá ser usado de
esta forma, siempre y cuando se conozca su
diseño constructivo y corte litológico.

Un piezómetro es un tubo ranurado colocado en


una perforación a cierta profundidad. La base del
piezómetro está ranurada, entre 0.5 y 1.0 m de
longitud para medir la carga hidráulica a
profundidad en ese intervalo. Cuando la
profundidad al nivel del agua se mide
manualmente (sonda eléctrica), el diámetro del
piezómetro no debe ser mayor que 2.5 cm. Si se
pretende usar una resistencia automática para
medir el nivel del agua o un medidor electrónico de
presión (de agua), será necesario un diámetro de
tubería mayor.

En casos especiales, la perforación será de


diámetro lo suficientemente grande para poder
instalar varios piezómetros colocados a diferente
profundidad. También es importante mencionar
que existen piezómetros neumáticos con los
cuales se mide la presión del agua dentro del
subsuelo. El número de piezómetros a instalar en
la perforación dependerá del objetivo de la prueba, del tipo y calidad de información necesaria, del
grado de exactitud requerido, de los datos disponibles y de los recursos económicos disponibles.
Para evaluar las características hidráulicas del acuífero, se recomienda contar con los datos de
abatimiento y recuperación del pozo de bombeo y de, al menos, un pozo de observación y/o
piezómetro. La ventaja de tener más de un piezómetro, estriba en que la variación del abatimiento se
puede analizar en gráficas de distancia abatimiento. Así mismo es posible efectuar gráficos tiempo-
abatimiento tanto para los piezómetros como para el pozo de bombeo.
La distancia y profundidad a la cual los piezómetros serán instalados, con respecto al pozo de
bombeo, depende de la litología y tipo de acuífero, duración del bombeo, magnitud de la descarga y
longitud de la tubería ranurada en el pozo de bombeo. Aunque no se puede dar una regla general
para indicar a que distancia se colocarán los piezómetros, debido a que esto depende enteramente
de las condiciones hidrogeológicas locales, estos pueden ser colocados entre 10 y 100 m del pozo
de bombeo. Para algunos acuíferos confinados, la distancia será más grande, entre 100 y 250 m, o
más.
La profundidad de los piezómetros es tan importante como su distancia al pozo de bombeo. Como
estrategia general, el piezómetro se colocará a una profundidad que coincida con la mitad de la
longitud de la tubería ranurada del pozo de bombeo; de ésta forma, se podrán medir abatimientos
más representativos por efecto del bombeo. Cuando se trata de un acuífero multicapa, es
recomendable instalar un piezómetro en cada capa permeable e incluso en acuitardos intercalados
en caso de existir. Si un acuitardo sobre o subyace a un acuífero, los piezómetros también se
colocarán en estos acuitardos para conocer si su carga hidráulica es afectada al bombear el
acuífero.

4.2.3. Pruebas de bombeo.


La parte más importante de una prueba de bombeo es medir el abatimiento (o recuperación, según
de la etapa que se trate) de niveles piezométricos en los pozos de observación y en el de bombeo
durante toda la prueba. Como el abatimiento y la recuperación de los niveles son mayores durante
las primeras dos horas, las lecturas se deben realizar a intervalos cortos, estas se van aumentando
conforme se prolonga el bombeo.
En la tabla 2.1 se sugiere una secuencia de intervalos de tiempos, aplicables para el pozo de
bombeo, así como para los de observación que se encuentren cercanos al pozo bombeado, ya que
en ellos las variaciones de nivel del agua son inmediatas. Es recomendable que se realicen
mediciones contemporáneas de conductividad eléctrica, pH y temperatura, así como que se colecten
muestras de agua para su análisis posterior, a intervalos similares a las mediciones de niveles
dinámicos; datos que permitirán definir la importancia de las componentes verticales de flujo.

Las siguientes lecturas del


nivel de agua deben
realizarse a intervalos de 8
horas, hasta el final de la
prueba, según se especifica
en el inciso 2.8.
Los intervalos de tiempos
indicados son una guía de la
frecuencia con la que deben
realizarse Si alguna
medición no se pudo tomar
en el tiempo indicado, se
debe realizar la medición lo
más inmediato posible e
indicar el tiempo al que
corresponde. El control del
caudal de extracción debe
ser riguroso, por lo que debe
medirse periódicamente.
Además, se debe llevar un
registro de los sucesos
ocurridos en el transcurso de
la prueba, con el mayor
detalle posible.
DURACIÓN DE LA PRUEBA: No es conveniente fijar una duración para todas las pruebas de
bombeo, esta debe fijarse de acuerdo a los objetivos perseguidos, al análisis de la información
recopilada, a la distancia a la que se encuentran los pozos de observación y a los datos obtenidos
durante la prueba. Adicionalmente, el tiempo de bombeo depende del tipo de acuífero, grado de
exactitud deseada para evaluar sus características hidráulicas y condiciones propias del pozo de
extracción, es deseable que el bombeo se prolongue hasta alcanzar condiciones de flujo
permanente.

En las pruebas de bombeo que se programan para determinar las características hidráulicas del
acuífero con pozos de observación adecuadamente ubicados, en la mayoría de los casos son
suficientes 24 horas de bombeo. Si lo que se pretende es analizar los efectos de una barrera
impermeable o se trata de un acuífero semiconfinado, la duración puede alargarse hasta unos seis
días, dependiendo de la distancia a que se encuentren las barreras del pozo de bombeo y de la
velocidad de propagación del cono de abatimiento. Otros casos en los que deben programarse
pruebas de larga duración son:
• Cuando se desea analizar la relación entre acuífero y río; excepto cuando se trata de acuíferos
libres y el pozo de bombeo está muy cercano al río, ya que en este caso la estabilización de los
abatimientos se alcanza rápidamente y es inútil prolongar el bombeo.
• Cuando la prueba se realice en un acuífero libre y/o semiconfinado, se debe prolongar el bombeo
hasta que se defina perfectamente el funcionamiento del acuífero (p ej, tres días). Puesto que las
estabilizaciones del nivel piezométrico son casi siempre aparentes, es necesario prolongar el
bombeo hasta conseguir la respuesta real del tipo de acuífero, en particular que permita interpretar
correctamente la prueba.
Por lo anterior, es conveniente hacer la gráfica y analizar los resultados en el campo, de forma
simultánea a la realización de la prueba, de esta manera se evita prolongar innecesariamente la
prueba o finalizarla antes de tiempo. Al finalizar el bombeo, se debe proceder a tomar las medidas de
recuperación, con la misma secuencia de tiempos utilizada durante la etapa de abatimiento. La
duración de esta etapa depende del tiempo de bombeo y normalmente no es necesario superar el
tiempo de bombeo.

4.3. Estimación de la conductividad hidráulica.


Dos de los factores que tienen una influencia importante en la operación eficiente para la eliminación
de contaminantes, en los sistemas de tratamiento de aguas residuales tipo pantano artificial, son la
porosidad y la conductividad hidráulica. Estos dos factores están directamente relacionados con el
tiempo de residencia del sistema y éste a su vez con la calidad del agua efluente (Kadlec y Knight,
1996). Una reducción de la conductividad hidráulica será indicación de que la porosidad de los
pantanos artificiales disminuye, lo cual provocará la disminución de la capacidad de tratamiento.

Un método para determinación de la conductividad hidráulica en distintos substratos, consiste en el


uso de la ecuación de Darcy (ecuación 1) y de un permeámetro de carga variable o de carga
constante (Fig. 1). Las determinaciones en el laboratorio permiten estudiar la relación entre la
conductividad hidráulica y la porosidad del substrato (Francia, 2000).
La conductividad hidráulica y el factor de turbulencia para las partículas de un substrato dependen de
las características de éste:

1. Diámetro promedio de la partícula.


2. Distribución de tamaño de la partícula.
3. Forma de la partícula.
4. Porosidad del lecho.
5. Patrón de arreglo de las partículas.

De éstos, los efectos debidos al tamaño de partícula y la porosidad han sido representados por
medio de ecuaciones. Por ejemplo, la ecuación 2 propuesta por Ergun (1952) es ampliamente
aceptada para el empaquetado al azar de esferas.

Idelchik (1986) propuso la ecuación 3 para


grava triturada, la cual predice
conductividades hidráulicas tres veces
menores que la ecuación de Ergun.
La conductividad hidráulica es muy sensible a los patrones de arreglo de las partículas en el lecho.
Considerando un factor de corrección para la turbulencia debido a la distribución de tamaño, el cual
es cercano a la unidad (Kadlec y Knight, 1996), se obtiene finalmente una ecuación para la
conductividad hidráulica de substratos con tamaño de partícula no uniforme:

Aunque existen varios métodos para determinar la conductividad hidráulica de substratos que serán
utilizados en la construcción de pantanos artificiales, es necesario disponer de una metodología para
determinar la conductividad hidráulica una vez que el pantano artificial está en operación y las raíces
de las plantas y la sedimentación de sólidos están en continuo desarrollo.
Sanford et al. (1995) propusieron una ecuación para medir la conductividad hidráulica en pantanos
artificiales de flujo subsuperficial.

En la tabla 1 se presentan los resultados obtenidos por Sanford et al., para un pantano artificial de
flujo subsuperficial en el que se utilizó grava de 0.5 cm de diámetro, la planta Phragmites australis y
una pendiente de 0.5%.
4.4. Predicción de la respuesta de un acuífero.

Mapas del nivel freático, para un acuífero no confinado, y de la superficie piezométrica, para un
acuífero confinado, son herramientas básicas de la interpretación hidrogeológica.

Estos mapas son representaciones bidimensionales de superficies tridimensionales.


Estos mapas se pueden mostrar como curvas de nivel o contornos, así como en perspectiva
representando un mapa de tres dimensiones.

Los datos usados para construir mapas de nivel freático o piezométrico son elevaciones del nivel de
agua medidas en algunos pozos habilitados en la zona de estudio. No todos los pozos son útiles
para este efecto. Por ejemplo, si un pozo perfora más de un acuífero el nivel del agua dentro de él
corresponderá a un promedio del nivel de energía en cada acuífero atravesado.
4.4.1. Simulación analógica.

Un mapa impreso, construido mediante un conjunto de convenciones cartográficas que hacen


legibles propiedades tales como las altitudes, distancias, localización física de objetos geográficos,
etc.

Los primeros simuladores fueron analógicos. La idea es modelar un sistema en términos de


ecuaciones diferenciales ordinarias y después hacer un dispositivo físico que obedezca a las
ecuaciones.

El sistema físico se inicializa con valores iniciales apropiados y su desarrollo en un cierto plazo que
simula la ecuación diferencial. Inicialmente se desarrollaron analizadores diferenciales mecánicos
como herramienta de propósitos generales para simular sistemas dinámicos los cuales fueron
reemplazados por sistemas electrónicos.

La simulación analógica no puede tratar con ecuaciones diferenciales algebraicas (EDAs), sólo con
ecuaciones diferenciales ordinarias (EDOs), lo cual no es muy grave, según Broenink J. F (1999), las
EDAs se dan cuando se simplifica demasiado el modelo.

4.4.2. Simulación numérica.

La solución numérica de una ecuación diferencial es un esencial ingrediente de la simulación


numérica. Hay varias maneras de encontrar soluciones de aproximación numérica para las
ecuaciones diferenciales. Los métodos son basados en la idea de reemplazar las ecuaciones
diferenciales por una ecuación de diferencia.

El método de Euler es basado en aproximación de la derivativa por una diferencia de primer orden.
Hay técnicas más eficientes tales como Runge-Kutta y métodos de múltiple pasos. Estos métodos
fueron muy conocidos cuando emergieron los simuladores digitales en el año de 1960.

El campo de las matemáticas numéricas experimentó un renacimiento debido al impacto de las


computadoras digitales.

La integración numérica de ODEs y DAEs son campos muy activos de la investigación que continúan
teniendo impacto fuerte en el modelado y simulación, considera Hairer y Wanner (1991).
Entre el desarrollo interesante está el algoritmo mejorado, una estructuración mejor del código en
donde se separan los algoritmos y el error de control.
Los algoritmos para ecuaciones algebraicas todavía no están muy desarrollados como los algoritmos
para ecuaciones diferenciales ordinarias.

Estudiar el comportamiento de los regímenes de caudales ante variaciones en las condiciones


predominantes como lluvia o evapotranspiración
Clásicamente se han utilizado los denominados modelos globales o agregados, que tratan la cuenca
como si fuese una sola entidad, con una única entrada de lluvia (lluvia promedio), donde el caudal de
salida se reproduce a partir de una dinámica global del sistema. Esta modelización tiene poca base
física, puesto que obvia el hecho de que parte de la escorrentía superficial puede infiltrarse al azar
por un cauce permeable, y subestima la componente subsuperficial del caudal
5. LA EXPLOTACIÓN DEL AGUA SUBTERRÁNEA
5.1. Desarrollo sustentable.

El agua está en el centro del desarrollo sostenible y resulta fundamental para el desarrollo socio-
económico, unos ecosistemas saludables y la supervivencia humana. El agua resulta vital a la hora
de reducir la carga mundial de enfermedades y para mejorar la salud, el bienestar y la productividad
de las poblaciones así como para la producción y la preservación de una serie de beneficios y
servicios de los que gozan las personas. El agua también está en el corazón de la adaptación al
cambio climático, sirviendo de vínculo crucial entre el sistema climático, la sociedad humana y el
medio ambiente.

El agua es un recurso limitado e insustituible que es clave para el bienestar humano y solo funciona
como recurso renovable si está bien gestionado. Hoy en día, más de 1.700 millones de personas
viven en cuencas fluviales en las que su uso supera la recarga natural, una tendencia que indica que
dos tercios de la población mundial podría vivir en países con escasez de agua para 2025. El agua
puede suponer un serio desafío para el desarrollo sostenible pero, gestionada de manera eficiente y
equitativa, el agua puede jugar un papel facilitador clave en el fortalecimiento de la resiliencia de los
sistemas sociales, económicos y ambientales a la luz de unos cambios rápidos e imprevisibles.

La agricultura es, con diferencia, el mayor consumidor de agua a nivel mundial, representando el
70% de las extracciones de agua en todo el mundo, aunque esta cifra varía considerablemente entre
países. La agricultura de secano es el sistema de producción agrícola predominante en todo el
mundo y su productividad actual es, en promedio, un poco más de la mitad del potencial a obtener
sobre una gestión agrícola óptima. Para 2050, la agricultura tendrá que producir un 60% más de
alimentos a nivel mundial y un 100% más en los países en vías de desarrollo.

La industria y la energía juntas representan el 20% de la demanda de agua. Los países más
desarrollados tienen una proporción mucho mayor de extracciones de agua dulce para la industria
que los países menos desarrollados, donde predomina la agricultura. El equilibrio entre los requisitos
de sostenibilidad frente a la visión convencional de la producción industrial en masa crea una serie
de interrogantes para la industria. A gran escala, la globalización y la forma de extender los
beneficios de la industrialización a todo el mundo equitativamente y sin impactos insostenibles sobre
el agua y otros recursos naturales es la cuestión clave.

El sector doméstico representa el 10% del uso total de agua. Y, en todo el mundo, se estima que 748
millones de personas siguen sin tener acceso a una fuente mejorada de agua y que 2.500 millones
siguen sin acceso a unos servicios de saneamiento mejorados.

Ciudades. Más de la mitad de la población ya vive en áreas urbanas y, para 2050, se espera que
más de dos tercios de una población mundial de 9.000 millones viva en ciudades. Por otra parte, la
mayor parte de este crecimiento ocurrirá en los países en vías de desarrollo, que tienen una
capacidad limitada para hacer frente a estos rápidos cambios. El crecimiento también dará lugar a un
aumento del número de personas que viven en barrios marginales y que suelen sufrir unas
condiciones de vida muy pobres, sin acceso o con un acceso inadecuado a agua y saneamiento. Por
lo tanto, el desarrollo de los recursos hídricos para el crecimiento económico, la equidad social y la
sostenibilidad ambiental está estrechamente vinculado con el desarrollo sostenible de las ciudades.
Los ecosistemas. Quizás el reto más importante para el desarrollo sostenible que ha surgido en las
últimas décadas es el alcance de la crisis ecológica global, que se está convirtiendo en una barrera
para el desarrollo humano. Desde el punto de vista ecológico, los esfuerzos para un desarrollo
sostenible no han tenido éxito. La degradación del medio ambiente mundial ha alcanzado un nivel
crítico, con los principales ecosistemas acercándose a límites que podrían desencadenar un colapso
masivo. La creciente comprensión de los límites planetarios globales, que deben ser respetados para
proteger los sistemas de soporte de la vida de la Tierra, tiene que ser la base del futuro marco de
desarrollo sostenible.

Más de 1.700 millones de personas viven actualmente en cuencas fluviales en las que la tasa de uso
del agua es superior a la de recarga, lo que lleva a la desecación de los ríos, el agotamiento de las
aguas subterráneas y la degradación de los ecosistemas y los servicios que prestan.

A medida que los países se desarrollan y la población crece, se prevé que la demanda mundial de
agua (en términos de extracción) aumente en un 55% para 2050. Ya en 2025, dos tercios de la
población mundial podría estar viviendo en países con problemas de agua si persisten los patrones
de consumo actuales.
Las pérdidas económicas de un suministro inadecuado de agua y saneamiento se estiman en
un 1,5% del producto interior bruto de los países, según un estudio de la OMS relacionado con el
cumplimiento de los ODM.
Según algunas estimaciones, más del 80% de las aguas residuales se vierten a los cursos de agua
sin tratamiento.
Los desastres relacionados con el agua son los más económica y socialmente destructivos de todos
los desastres naturales. Desde la primera Cumbre de la Tierra de Río en 1992 las inundaciones, las
sequías y las tormentas han afectado a 4.200 millones de personas (95% de todas las personas
afectadas por desastres) y causó 1,3 billones de dólares USD en daños (63% de todos los daños).
5.2. Cuenca geohidrológica.

Las cuencas hidrológicas forman parte de la compleja y basta biodiversidad con la que México
cuenta. Por su importancia, son prioritarias del Programa Hídrico Nacional, así como de las
estrategias sustentables enfocadas al manejo de los recursos hídricos.
Por cuenca entendemos al espacio formado por el escurrimiento de un conjunto de ríos, que se
encuentra determinado por elevaciones (no necesariamente de gran altitud) que funcionan como
parteaguas de estos.
Las cuencas pueden ser de dos tipos: cerradas o abiertas. Para el primer caso, imaginemos un plato
(que puede ser plano, para los parteaguas de escasa altitud como en el caso de Tabasco; u hondo
para aquellas cuencas con elevaciones considerables, como lo es la del Valle de México). El espacio
interno del plato es la cuenca y los escurrimientos de los ríos confluyen en su interior, ya sea en
aguas superficiales o subterráneas.

Para el caso de las cuencas abiertas, podemos pensar en un cucharon, el cual no mantiene en su
interior las aguas de los ríos y las desaloja a otros cuerpos fuera de la cuenca, incluso, hacia el mar.
La cuenca también tiene características derivadas de su altura, sus caudales, la magnitud de su
área, su topografía, sus relieves, su forma y el clima prevaleciente, entre otros factores. Producto de
estas características, las cuencas contienen en su interior ecosistemas diversos que se traducen en
un complejo conjunto de interacciones entre el agua que almacenan y su entorno.
Podemos encontrar, por ejemplo, cuencas boscosas de suma importancia para la producción de
oxígeno y el procesamiento de bióxido de carbono. Estos bosques tienen un importante papel en la
conservación del agua, pues favorecen la recarga de los acuíferos y contribuyen a preservar los
escurrimientos de los ríos, al igual que los volúmenes de los lagos y presas. De esta manera, los
bosques cumplen importantes funciones en la conservación de los suelos, de la flora y de la fauna.

Así, las cuencas y los ecosistemas formados en ellas, son de gran relevancia en la promoción y
preservación del equilibrio ecológico de las zonas en las que su ubican. Las funciones de regulación
ambiental que llevan a cabo permiten mantener en equilibrio a los ecosistemas, así como la
interacción de sus recursos.

Dentro de los términos que generalmente se utilizan, para definir e identificar los componentes que
identifican las características de una cuenca tenemos:
 Cuenca Sistema integrado por varias subcuencas o microcuencas.
 Subcuencas Conjunto de microcuencas que drenan a un solo cauce con caudal fluctuante pero
permanente.
 Microcuencas Una micro cuenca es toda área en la que su drenaje va a dar al cauce principal de
una Subcuenca; es decir, que una Subcuenca está dividida en varias microcuencas.
 Quebradas Es toda área que desarrolla su drenaje directamente a la corriente principal de una
microcuenca.
 Cuenca alta Corresponde generalmente a las áreas montañosas o cabeceras de los cerros,
limitadas en su parte superior por las divisorias de aguas.
 Cuenca media Donde se juntan las aguas recogidas en las partes altas y en donde el río principal
mantiene un cauce definido.
 Cuenca baja o zonas transicionales Donde el río desemboca a ríos mayores o a zonas bajas tales
como estuarios y humedales.

Delimitación de una cuenca.


La delimitación de una cuenca se puede hacer a partir de fotografías aéreas sin embargo, lo más
común es utilizando los mapas topográficos (escala 1:100,000). Consiste en trazar la línea divisoria
que se denomina parteaguas y se ubica en las partes más altas dividiendo el curso de la escorrentía
hacia una u otra cuenca. ¿Cómo se traza la línea divisoria de una cuenca? Una forma práctica y
sencilla para trazar la línea divisoria de una cuenca es seguir los siguientes consejos:
 Se definen la red de drenaje partiendo del cauce principal es decir todas las corrientes.
 Se ubican los puntos altos que están definidos por las curvas de nivel en el plano (estas curvas son
líneas que indican la elevación de los lugares por donde pasan y cuya elevación será igual al valor
de la curva).
 La línea divisoria debe pasar por los puntos altos definidos cortando ortogonalmente las curvas de
nivel.
 En cualquier punto del terreno la línea divisoria debe ser el punto de mayor altitud excepto cerros o
puntos altos que se encuentran dentro de la cuenca.
 La línea divisoria nunca debe cortar un río, quebrada o arroyo. Una vez establecida la línea
divisoria de la cuenca, se puede conocer mediante métodos sencillos, su área que es de mucha
importancia para considerarlo al hacer estimaciones de volúmenes precipitados, el perímetro de la
cuenca, la forma de ésta etc.

Área de la cuenca (A) Esta definida como la proyección horizontal de toda el área de drenaje de un
sistema de escorrentía dirigido directa o indirectamente a un mismo cauce natural. Representada
con la letra “A” mayúscula, es probablemente la característica geomorfológica más importante, y su
importancia radica en las siguientes razones:

Parámetros de forma de la cuenca


Es la configuración geométrica de la cuenca tal como está proyectada sobre el plano horizontal. La
forma incide en el tiempo de respuesta de la cuenca, es decir, al tiempo de recorrido de las aguas a
través de la red de de drenaje, y, por consiguiente, a la forma del hidrograma resultante de una lluvia
dada

Vemos varias hidrógramas para cuencas con la


misma área y diferentes formas ante una lámina
precipitada igual. Esto demuestra una fuerte
probabilística en la determinación de una cuenca
mediante sus parámetros.
Para determinar la forma de una cuenca se
utilizan varios índices asociados a la relación área
perímetro. Para explicar cuantitativamente la
forma de la cuenca, se compara la cuenca con
figuras geométricas conocidas como lo son: el
círculo, el óvalo, el cuadrado y el rectángulo,
principalmente. Siendo los más comunes:

Factor de forma de Horton (Kf)


Horton, ha sugerido un factor adimensional
de forma designado como “Rf” que puede
deducirse a partir de la siguiente ecuación:

 El valor que se utilizará para muchos


cálculos en varios modelos hidrológicos.
 Para una misma región hidrológica o
regiones similares, se puede decir que a
mayor área mayor caudal medio.
Perímetro de la cuenca (P)

Es la longitud del contorno del área de la


cuenca. Es un parámetro importante, pues en
conexión con el área nos puede decir algo
sobre la forma de la cuenca. Usualmente este
parámetro físico es simbolizado por la
mayúscula “P”.
Longitud del río principal (L)
Es la longitud del río principal de la cuenca,
donde van a drenar todos los afluentes y
quebradas. Representada con la letra “L”
mayúscula.

Donde:

Rf Factor adimensional de forma


de Horton
A área de la cuenca en km2
L Longitud de máximo recorrido

Índice de compacidad (Kc):


También denominado coeficiente de compacidad o de
Graveliús, definida como la relación entre el perímetro de
la cuenca “P” y el perímetro de un círculo de área “A” de la
cuenca hidrográfica, es decir, equivalente.

Coeficiente de Circularidad (Cc): El coeficiente de circularidad de Miller se expresa mediante la


siguiente ecuación:

Donde:
A = Área de la cuenca en km2
P = Perímetro de la cuenca en km
Es de hacer notar que el coeficiente de circularidad de Miller varía entre 0 y 1. En este caso, valores
cercanos a 1 indican morfologías ensanchadas, mientras que unos coeficientes de circularidad
cercanos a 0, indican que las cuencas son alargadas.

Parámetros de relieve: La influencia del relieve sobre el hidrograma es aún más evidente. A una
mayor pendiente corresponderá una mayor duración de concentración de las aguas de escorrentía
en la red drenaje y afluentes al curso principal, los parámetros más utilizados son:
 Histograma de frecuencias de altitudes:
Representa el grado de incidencia de las
áreas comprendidas entre curvas de nivel
con respecto al total del área de la cuenca.

 Curva hipsométrica:
Es una curva que indica el porcentaje de área de la cuenca o bien la superficie de la cuenca en km2
que existe por encima de una cota determinada. Puede hallarse con la información extraída del
histograma de frecuencias altimétricas.

De los dos parámetros anteriores, se definen los siguientes:


- Altura media. Es la ordenada media de la curva hipsométrica, en ella el 50% del área de la cuenca,
está situado por encima de esa altitud y el 50% está situado por debajo.
- Altura más frecuente. Es el máximo valor en porcentaje de la curva de frecuencia de altitudes.
- Altitud de frecuencia media. Es la altitud correspondiente al punto de abscisa media de la curva de
frecuencia de altitudes.

Numéricamente la elevación media de la cuenca se obtiene


con la siguiente ecuación:

Rectángulo equivalente: El rectángulo equivalente es una


transformación geométrica, que permite representar a la
cuenca, de su forma heterogénea, en la forma de un
rectángulo, que tiene la misma área y perímetro (y por lo
tanto el mismo índice de compacidad o índice de Gravelius).
En este rectángulo, las curvas de nivel se convierten en
rectas paralelas al lado menor, siendo estos lados, la
primera y última curvas de nivel. Los lados del rectángulo
equivalente se determinan a través de fórmulas empíricas,
una de las más utilizadas es la que se presenta a
continuación:
Debiéndose verificarse que: L + l = P/2 (semiperímetro) L x l = A

Pendiente de Cuenca (S%): Es un parámetro es de


importancia pues da un índice de la velocidad media de la
escorrentía y su poder de arrastre y de la erosión sobre la
cuenca. Uno de los métodos más representativos para el
cálculo es el siguiente, se obtiene dividiendo la diferencia total
de la altitud mayor del cauce (HM-m) y la altitud menor del
cauce (Hm-m) entre la longitud horizontal (L-km) del curso de
agua entre esos dos puntos:

Perfil longitudinal (Seq): Taylor y Schwarz


proponen calcular la pendiente media como la de
un canal de sección transversal uniforme, que
tenga la misma longitud y tiempo de recorrido que
la corriente en cuestión. Estos autores llegan a la
conclusión de que en el caso de que los tramos no
sean iguales la pendiente se encuentra dada por la
siguiente expresión, la expresión matemática es:

Longitud total de los cursos de agua (Lt): Es la


suma de la distancia total recorrida por los
diferentes cursos de agua que forman parte de la
red hidrográfica de la cuenca. La distancia recorrida
por un curso de agua se mide desde su origen
hasta su desembocadura en el cuerpo receptor.

 Densidad de drenaje (D): En cierto modo, es


reflejo de la dinámica de la cuenca, de la estabilidad de la red hidrográfica y del tipo de escorrentía
de superficie, así como de la respuesta de la cuenca a una precipitación. Se define como la relación
entre la longitud total de los cursos de agua y su área total, tal como se aprecia en la expresión:
5.3. Caudal o rendimiento seguro.

Lee (1915) definió el rendimiento seguro como la máxima cantidad de agua que se puede retirar
regular y permanentemente de un acuífero sin disminuir en forma peligrosa la reserva almacenada.
Observó que el agua extraída permanentemente de un depósito subterráneo reduce en una cantidad
igual el volumen de agua que fluye por conductos naturales, es decir, la descarga natural. Para
ilustrar la existencia de esta descarga natural, Lee observó que el bombeo intensivo llevaría
comúnmente al secado de manantiales y humedales. Así, él distinguió entre un rendimiento seguro
teórico, igual a la recarga natural, y un rendimiento seguro práctico, un valor más bajo que considera
la necesidad de mantener una descarga residual. Según Lee, la descarga residual se debe
determinar y deducir del rendimiento seguro teórico para obtener el rendimiento seguro práctico.
Theis (1940) reconoció que toda el agua subterránea de importancia económica está en constante
movimiento a través de un estrato poroso, de un lugar de recarga a un lugar de descarga (Fig. 5). Él
razonó que bajo condiciones prístinas, los acuíferos están en un estado del equilibrio dinámico
aproximado. Por lo tanto, la descarga bombeada constituye una nueva descarga, sobrepuesta en un
sistema previamente estable, debiendo ser balanceada por:
 un aumento en la recarga natural;
 una disminución en la descarga natural;
 una pérdida del volumen previamente almacenado en el acuífero; o
 una combinación de los anteriores.
Theis (1940) distinguió entre recarga natural y recarga disponible. La recarga disponible es la suma
de recarga no rechazada y recarga rechazada. La recarga no rechazada es la recarga natural; la
recarga rechazada es la porción de recarga disponible rechazada por [partes de] un acuífero a causa
de estar lleno (por lo menos parte del tiempo). Para asegurar la utilización máxima del recurso, Theis
propuso que el desarrollo de agua subterránea debe optar primero por la recarga rechazada y,
segundo, por la evapotranspiración de la vegetación no productiva. Así, él definió el rendimiento
seguro perenne como la cantidad de recarga rechazada más la fracción de descarga natural que es
factible utilizar. Según Theis (1940), cuando la recarga rechazada es nula, la única manera de
substituir la descarga de bombeo es a través de recarga artificial. Esta última es el aumento en la
recarga inducido por acción humana.

Kazmann (1956) propuso que el concepto de


rendimiento seguro, cuando se toma en forma
independiente de la hidrología regional, es engañoso,
porque no puede ser reconciliado con la doctrina legal
de apropiación [propiedad] previa. Para garantizar una
fuente perenne de agua subterránea, toda el agua que
proviene del subsuelo debe ser sustituida por agua
proveniente de la superficie. Cuando toda el agua
superficial ya ha sido apropiada, no se puede obtener
una fuente perenne de agua subterránea sin usurpar
derechos establecidos. Haciendo eco con Theis (1940), Kazmann consideró la recarga artificial como
una solución tecnológica apropiada para resolver el dilema del rendimiento seguro.

Todd (1959) definió el rendimiento seguro como la cantidad máxima de agua que se puede extraer
de un reservorio subterráneo sin poner en peligro la disponibilidad del recurso. El bombeo en exceso
del rendimiento seguro conduce al abatimiento del recurso, lo cual es un problema serio en ciertos
lugares en los Estados Unidos y en otros países. Todd propuso que mientras que el bombeo sea
mayor que el rendimiento seguro, puede esperarse el agotamiento permanente de las fuentes del
agua subterránea. Categorizó el agotamiento permanente como una explotación minera, en analogía
a la explotación de minerales y petróleo.
5.4. Manejo de los recursos de agua subterránea.

En primer lugar partiremos del concepto de sostenibilidad en el uso de los recursos y en el camino
del desarrollo que da el equilibrio entre tres aspectos fundamentales: el aspecto social, el económico
y el ambiental, un concepto ampliamente difundido pero de lejos poco aplicado en la práctica, esto lo
corrobora los conflictos que estamos viviendo. En la actualidad los profesionales del agua gestionan
la mayor parte del agua, con frecuencia, por sectores, sin coordinar su planificación y sus
operaciones; sin colaboración estrecha con la comunidad medioambiental y dentro de los límites
administrativos que generalmente hacen caso omiso de las unidades interrelacionadas como las
cuencas y los vínculos entre aguas superficiales y subterráneas.

En una cuenca hidrográfica interactúan una serie de ecosistemas naturales, cuyo grado de
complejidad aumenta en relación directa con el tamaño de la cuenca. Estos ecosistemas tienen
elementos como el aire, el clima, el suelo, el subsuelo, el agua, la vegetación, la fauna, el paisaje,
entre otros, los cuales, en conjunto, conforman lo que se denomina la oferta de bienes y servicios
ambientales, o base natural de sustentación; oferta que es necesario conocer, para lograr una
utilización sostenible de la misma.
La Gestión Integrada de Recurso Hídrico (GIRH) es un proceso que promueve el desarrollo y gestión
coordinados del agua, la tierra y los recursos asociados, para maximizar el resultante bienestar
económico y social de manera equitativa sin comprometer la sostenibilidad de ecosistemas vitales.
(Global Water Partnership).
El enfoque GIRH fomenta el desarrollo y gestión de los recursos de agua, tierra y otros asociados al
objeto de optimizar de un modo equitativo los beneficios socioeconómicos resultantes sin
menoscabo de la sostenibilidad de los ecosistemas esenciales (Global Water Partnership).

Ello implica una mayor coordinación en el desarrollo y gestión de:


 Tierras y agua,
 Aguas superficiales y subterráneas,
 Cuencas fluviales y entornos costeros y marinos adyacentes, e
 Intereses río arriba y río abajo.
Pero la GIRH no se limita a la gestión de recursos físicos, sino que se implica también en la reforma
de los sistemas humanos con el fin de habilitar a la población –hombres y mujeres por igual– para
que los beneficios derivados de dichos recursos reviertan en ellos.

La GIRH tiene como base biofísica el ciclo hidrológico natural del sistema pero incorpora el elemento
antropogénico, convirtiéndolo en Ciclo Hidrosocial :(se refiere al proceso que se da en el uso del
agua, desde que se capta para las actividades humanas hasta que se dispone en el océano). Bajo
esta premisa, la GIRH alcanza una dimensión social, ambiental y económica, la cual en la práctica,
interactúa con diversas áreas del conocimiento para generar conocimientos y cumplir con los
objetivos propuestos, es decir; es multi e interdisciplinario. Aprovecha la tecnología y los recursos
(financieros, humanos, infraestructura, otros) disponibles para avanzar a hacia la gestión integral y
sostenible. Debe considerar y atender las demandas de os diferentes sectores usuarios del recurso
(Agricultura, industria, hidroelectricidad, transporte, turismo y recreación, etc.) por lo cual es
necesario generar un ambiente propicio en cuanto a políticas, marco legal, roles e instrumentos
financieros y de gestión para avanzar en la GIRH.

Con lo anterior existen diversos mecanismos de verificación de avance y evolución hacia la Gestión
Integrada del Agua, (línea naranja en la parte superior del esquema) y que permiten medir y evaluar
cuánto y cómo se ha avanzado hacia una gestión integral y sostenible del recurso hídrico.
5.5. Disponibilidad del agua subterránea

Según una de las estimaciones más aceptadas, poco más del 97% del volumen de agua existente en
nuestro planeta es agua salada y está contenida en océanos y mares; mientras que apenas algo
menos del 3% es agua dulce o de baja salinidad.

Del volumen total de agua dulce, estimado en unos 38 millones de kilómetros cúbicos, poco más del
75% está concentrado en casquetes polares, nieves eternas y glaciares; el 21% está almacenado en
el subsuelo, y el 4% restante corresponde a los cuerpos y cursos de agua superficial (lagos y ríos).

El subsuelo mexicano aloja gran número de acuíferos fuentes de agua que funcionan a la vez como
vasos de almacenamiento, redes de acueductos y plantas de tratamiento naturales. Se han definido
653 acuíferos para fines de evaluación, manejo y administración de las aguas nacionales del
subsuelo.
Conviene destacar algunos atributos que el agua subterránea presenta por naturaleza y que le
confieren ciertas ventajas:
Menores pérdidas por evaporación.
Menor exposición a la contaminación.
Disponibilidad menos afectada por las variaciones climáticas.
Amplia distribución espacial.
No hay pérdida de la capacidad de almacenamiento.
Temperatura del agua constante.
La importancia del agua subterránea es mayor en países como México con extensas regiones
áridas, donde el subsuelo suele ser la principal y la única fuente permanente de
agua.

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