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ANIMALES
Una guía para niños
y adolescentes para
aprender a conocer y
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¿ANIMALES PARA COMER O
ANIMALES PARA AMAR?
S
i te pedimos que pienses en un animal para abrazar,
seguramente pensarás en un perro o un gato; si, en
cambio, te pedimos que pienses en un animal “para
comer”… ¿en qué piensas? Tal vez en nada, porque
probablemente nunca has pensado que la carne, el bistec, el
jamón, la pechuga de pollo, etcétera, antes fueron animales.
Eran vacas, bueyes, cerdos, gallinas y gallos. Pero si te pedi-
mos que pienses en un conejito o en un caballo: ¿en dónde
los colocarías?, ¿entre los animales para abrazar o en los ani-
males para comer? Muchos responderán: para abrazar, y sin
embargo, muchísimas personas comen carne de conejo y de
caballo…
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Cuando se come “carne” –y con carne queremos decir no sólo
el estofado o el bistec, sino también el jamón, las salchichas,
el pollo asado, el salami– a menudo no se piensa que esa “car-
ne” es el cuerpo de un animal que ha sido asesinado, la ma-
yoría de las veces cuando todavía era un cachorro o aún era
muy joven.
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Tal vez nunca has podido acariciar y conocer de cerca una
vaca o un cerdito, pero, como el conejito, también comen,
están vivos y realmente aman las caricias; incluso los loros
pueden sentir miedo y sufren si sienten dolor, igual que tú.
Los animales son todos iguales y no es justo que algunos sean
asesinados y comidos.
L
a crianza de animales considerados “para comer” es te-
rrible, ya sea porque estos animales son criados con el
único propósito de ser asesinados para convertirlos en
comida (¿recuerdas la fábula de Hansel y Gretel? Sí, justa-
mente así, criarlos para comerlos, como la bruja de la fábula);
ya sea porque son tratados muy mal: nadie piensa en ellos
como criaturas vivas, sino como cosas, cosas que deben ser
vendidas y costar poco para ganar dinero.
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Los animales sufren mucho, no sólo físicamente sino también
por la tristeza, por ejemplo cuando las madres son separadas
de sus crías. Piensa en que cuando nace un becerro de una
vaca, ésta inmediatamente es separada de su pequeño de tal
forma que el becerrito no pueda beber la leche de su ma-
dre, para después venderla. Como fácilmente podrás imagi-
nar, tanto la madre como su pequeño se desesperan y sufren
mucho.
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Las gallinas que producen los huevos son encerradas en jau-
las muy pequeñas donde no pueden ni siquiera abrir las alas,
o son criadas en almacenes atestados en donde es muy difícil
moverse entre todas las otras gallinas.
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En pocas palabras, ninguna piedad antes y ninguna piedad
después. Esto es lo que se esconde detrás de la carne que se
compra en el supermercado, tal vez sin nunca haber pensado
en cómo ha sido obtenida. ¿Qué mal nos han hecho los ani-
males para tratarlos así? ¿No crees que todo esto es terrible-
mente injusto?
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LOS PECES
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uizá es un poco más difícil entenderlo, pero los peces
son animales como todos los otros: tienen emociones,
sentimientos, también tienen una familia que cuidar,
pueden sufrir y experimentar dolor. Así como tú no puedes
respirar bajo el agua, ellos no pueden hacerlo fuera del agua,
así que cuando los pescan mueren asfixiados, y sufren muchí-
simo aunque no puedan gritar.
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LA LECHE Y EL HUEVO
N
o sólo para obtener la carne y el pescado, sino también
para la leche y el huevo, los animales sufren muchísimo.
En efecto, para producir leche y huevo son asesinados
animales inocentes, que solamente tienen la culpa de ser…
¡machos! Quizá nunca los has pensado, pero ciertamente sa-
bes que los huevos los pone la gallina y no el gallo, así como
la leche la produce la vaca y no el toro. ¿Te has preguntado
alguna vez por qué hay establos llenos de vacas y ni un solo
toro; o granjas repletas de gallinas sin un solo gallo? Sin em-
bargo, si tú miras a tu alrededor, los animales nacen machos
o hembras, y así es también para las vacas y las gallinas, tam-
poco ellas escapan a esta ley de la naturaleza, también ellas
tienen becerros macho y hembra, pollitos macho y pollitos
hembra. ¿Qué les sucede a los machos? Todos los machos son
asesinados cuando aún son pequeños… ¡eso es lo que suce-
de! Por lo tanto, aproximadamente la mitad de los becerros y
pollitos recién nacidos son condenados a la muerte. Ningún
criador mantiene animales que no producen ganancias. ¡He
ahí cómo desaparecen los machos!
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le es arrebatado al momento de nacer). Deben producir 10
veces más leche de la que producirían de forma natural para
su becerro, lo que las debilita y las hace enfermar tanto. An-
tes de que hayan alcanzado los 6 años de edad ya no pueden
más mantener ese ritmo de vida y son llevadas al matadero.
¡Piensa que en la naturaleza una vaca viviría de 20 a 40 años!
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NADA DE CARNE: SALVEMOS A LOS
ANIMALES, LAS PERSONAS Y LA NATURALEZA
Q
uien ama a los animales y piensa que la vida de una
oveja o de un becerro vale tanto como la de un perro
o un gato, decide, en consecuencia, no comer carne ni
pescado y, tampoco, queso, leche o huevo.
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En efecto, para la crianza de animales se cultiva el forraje en
grandes terrenos y, muchas de las tierras que cultivamos para
alimentar a las vacas, las gallinas o los puercos, ¡podrían en
cambio ser cultivada con arroz, papas o granos para alimen-
tar a las personas! Y piensa que para obtener 1 kg de carne
es necesario cultivar 15 kg de forraje, porque el animal debe
comer 15 kg de vegetales para engordar 1 kg más. ¡Si en lugar
del forraje se cultivan alimentos para las personas, entiendes
que se podría alimentar a muchas más personas!
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¡SIN CARNE, LECHE, QUESO Y HUEVO
ESTAREMOS MÁS SANOS!
P
odemos vivir perfectamente sanos comiendo solamen-
te alimentos de origen vegetal. ¿Sabes que muchas en-
fermedades modernas son ocasionadas por la carne, el
pescado y las grasas que se encuentran en la leche y en el
huevo? Tal vez habrás escuchado que sin la carne, la leche o
los huevos no se puede crecer, pero eso no es verdad, al con-
trario, es exactamente al revés: ¡se crece mejor!
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como el de los animales carnívoros. En consecuencia, ¡comer
vegetales es la cosa más natural para nuestro cuerpo! Pero
esto no quiere decir que solamente haya que comer zanaho-
rias crudas, ensaladas, jitomates, y ya. ¡De ninguna manera! Se
pueden preparar platos deliciosos, pastas, lasaña, albóndigas
(pero de verduras y legumbres, ¡que son deliciosas!), pizzas,
¡y un montón de cosas buenas! Además, si eres goloso no te
preocupes, no tendrás que renunciar a los helados, pasteles y
chocolates: encontrarás en distintos negocios productos he-
chos sin leche ni huevo.
No renunciarás a nada, sino al contrario, obtendrás mucho
más: la satisfacción de saber que ningún animal fue asesinado
para terminar en tu plato, la alegría de saber que con tu elec-
ción evitarás el sufrimiento de muchos animales, contamina-
rás menos y contribuirás a hacer un poco menos injusto este
mundo.
En breve: si amas tanto a tu perro o a tu gato, si te enojas con
tus amigos cuando le cortan la cola a las lagartijas, si visitas
un zoológico y te preguntas qué mal habrán hecho esos ani-
males para terminar en una jaula, si no entiendes por qué te
animan a acariciar un puerquito y después te lo presentan en
forma de jamón, si frente a un bistec alguna vez has esperado
que proviniese de un animal muerto de viejo, estate tranquilo,
no eres raro, solamente eres un poco… ¡vegano!
Así se llaman las personas que deciden no comer animales y
los productos que se obtienen de su explotación: veganos. Un
bello nombre, ¿cierto? Un poco “espacial”, como la estrella
Vega, sin embargo, nosotros los veganos tenemos los pies en
la tierra, ¡tranquilo!
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?
ANIMALES PARA COMER
O ANIMALES PARA AMAR?
Este pequeño libreto ha sido realizado por la organización
italiana sin fines de lucro AgireOra Edizioni, que amablemente
ha permitido su traducción y publicación en idioma español
por la organización mexicana Tiempo Animal.
Título original: Animali da mangiare o animali da amare?
Redacción: Sara Bettuzzi y Marina Berati
Ilustraciones: Andrea Malgeri
Diseño: Lorenza Cevoli
Traducción: Raúl Cruz
Publicación original
por AgireOra Edizioni
Via Orapa 54/E, 10153 Torino
www.agireoraedizioni.org
info@agireoraedizioni.org
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