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Conceptos y fundamentos para la evaluación financiera en minería


Las aguas para satisfacer esta sed de cuantiosos recursos manan solamente de tres fuentes:
fondos propios, fondos ajenos (en general bancarios) y corto plazo de las explotaciones
fondos estatales.
1. Financiación
1.1 Financiación propia
Es la de los promotores de la actividad, siendo de todos conocida.
1.2 Financiación ajena
La aportación de capital por agentes externos al proyecto minero se materializa en pactos por
los que el prestatario se compromete a devolver las cantidades suministradas por el
prestamista, en unos plazos prefijados, y a remunerarle, entre tanto, con unas rentas que
compensan al suministrador de fondos de la inmovilización económica de recursos. Para
alcanzar acuerdos de ésta índole, el receptor de fondos ha de aportar, a su vez, seguridad
satisfactoria de que podrá cumplimentar las obligaciones que contrae frente al financiero. La
naturaleza de esas garantías constituye un criterio fundamental para la clasificación de
financiación externa.
a. En el mercado financiero (Bancos)
Este proyecto financiero es el más frecuentemente obtenible de la banca, para la industria en
general, y se dirige a financiar actividades aparentemente de resultados seguros. Ante
previsiones tan firmes, la apetencia bancaria de beneficios es, en teoría, limitada (tipos de
interés bajos); se da por descontado que, mientras el proyecto funcione, los intereses se
pagarán con facilidad. El temor del financiero se centra por ello más en asegurar la
recuperación del principal del préstamo; por ello, por si las cosas fueran mal, requieren
garantías alternativas para recuperar lo prestado. Les gusta además que aquéllas se sitúen en
ámbitos totalmente distintos a los del proyecto financiado; se trata en general de garantías
empresariales y no de garantías de proyecto
b. En el mercado de capitales (Bolsa)
La otra vertiente de financiación proyecto-empresarial, aunque muy limitada en la práctica
minera, es acudir a la Bolsa, solicitando fondos de los inversores, bien como obligaciones,
es decir, prometiendo a cambio una renta fija (que es lo más habitual en minería porque es
una actividad arriesgada y la gente prefiere seguridad), o bien como acciones a las que se
augura una renta mayor pero variable con la marcha del negocio.
Entre ambas fórmulas se situarían las obligaciones convertibles, que al principio son
obligaciones, pero que pasado cierto tiempo, cuando se prevé que el asunto va a estar
consolidado, pasan a ser acciones preferentes, que tienen renta fija sólo si los resultados
permiten pagarla.
c. En el mercado mixto
También merecen mención los pagarés de empresa, donde las propias empresas, grandes
empresas, en cooperación con un Banco, actúan directamente como garantía de fondos
captados y, gracias a tratarse de empresas de gran talla, prestigio y capacidad (fuera por tanto
3 el alcance del minero medio), constituyen una financiación a medio plazo el coste habitual
para el corto plazo.
1.3 Financiación estatal
Es de sobra conocida y practicada por el sector extractivo. Puede materializarse, en primer
lugar, como crédito bancario más blando, bien por resultar ligeramente más barato, bien por
plazos de carencia y devolución más generosos que los usuales. En este momento, el crédito
industrial a largo plazo prácticamente sólo lo practica en España el Banco de Crédito
Industrial
2. Modalidades en auge de financiación minera
2.1 El arrendamiento financiero. "El leasing"
Para practicarlo, el financiador se supone que alquila inicialmente al minero los bienes que
éste necesita para el cumplimiento total de la garantía de ese arriendo (cuyas cuotas igualarán
finalmente el precio de venta del "útil alquilado"), es el propio bien arrendado, en tanto que
éste no sea aún propiedad del minero arrendador.
2.2 El capital riesgo
Este género de financiación proviene de una actitud, ante los proyectos, opuesta a la del
prestamista convencional. Lo primordial para éste es la seguridad y menos la rentabilidad
En el otro extremo, los financieros de capital - riesgo soportan con entereza la posibilidad
menos remota de que el proyecto fracase, pero siempre que se cumpla un requisito: esperanza
satisfactoria de rentabilidad gratificante en caso de éxito.
Como se ha expuesto anteriormente el crédito habitual actúa sobre un proyecto,
considerándolo como un ente aislado, al que se le refuerza individualmente con garantías
alternativas. En contraprestación, el capital riesgo acepta la inse uridad particular de un
proyecto por la confianza global de beneficios que se deriva de actuar sobre conjuntos de
proyectos; de ellos, algunos saldrán mal, pero, la capitalización y las ganancias de los que
salgan bien compensarán lo perdido en asuntos fallidos.
Tabla 1. Ubicación del riesgo en los Proyectos Mineros

También dentro del propio proyecto, el método de operación minera, sobre todo en el
principio de su aplicación, es foco de riesgos económicos, como puedan ser los derivados de
problemas con la tecnología de laboreo, con el diseño de la planta o con el proceso
mineralúrgico, porque no responden como se preveía; asimismo los costes operativos, con
variaciones-sorpresa en algunas de sus componentes, la calidad y eficacia de la gestión de la
mina, los costes y plazos reales de la instalación productiva, posibles baches fortuitos en la
financiación, incluso las aportaciones de capital propio pueden simplemente retrasarse.
Todas son variables del proyecto que pueden repercutir desfavorablemente sobre los
resultados a la hora de la verdad.
Por la parte externa, los agentes de riesgo más notorios son el mercado, los suministros, los
transportes, la infraestructura, los factores medio-ambientales, las catástrofes o fuerza mayor,
los riesgos políticos, en sus vertientes de inestabilidad gubernamental, legal y fiscal; sin
olvidar otros como la inflación, el interés preferencial o la paridad monetaria, con influjo
notorio si se ha recurrido a financiación externa.

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