VICE-RECTORADO ACADÉMICO FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS ESCUELA DE DERECHO
ANÁLISIS CRÍTICO
AUTORA: Dayanni Landaeta
C.I N° V- 27.142.445
BARQUISIMETO 2019 LAS OBLIGACIONES
En términos generales, las obligaciones son vínculos que nacen del
compromiso que adquiere determinada persona, de realizar una prestación, ya sea de dar, hacer o no hacer, en beneficio de otra persona quien tiene el derecho a exigir el cumplimiento de la misma cuando no es cumplida de forma voluntaria. Dicho esto, conviene expresar que existe un compendio de aspectos relacionados este tema, entre ellos los tipos de obligaciones, los sujetos que intervienen en ellas y las fuentes de las mismas; en este análisis se hablará de cada uno de estos puntos, enfocándose especialmente en las obligaciones de tipo naturales; en los sujetos de la obligación y en fuentes como el pago de lo indebido, el hecho ilícito y el enriquecimiento sin causa. Ahora bien, al hablar de las obligaciones naturales se debe precisar que son aquellas donde existe el cumplimiento de una prestación con la cual una persona beneficia a otra, sin embargo, estas tienen la particularidad de que en ellas no nace la obligatoriedad del cumplimiento, sino que este es voluntario; al igual, que tampoco nace el derecho del beneficiario a exigir el cumplimiento de la misma. En otras palabras, este tipo de obligaciones dan lugar a un deber de conciencia que es cumplido espontáneamente por quien ejecuta la prestación. Conviene expresar también, que el Código Civil fundamenta a este tipo de obligaciones en su artículo 1178, donde se habla propiamente del pago de lo indebido, pero haciendo una mención especial acerca de las obligaciones naturales, la cual reza de la siguiente manera: “La repetición no se admite respecto de las obligaciones naturales que se han pagado espontáneamente’’, lo que reafirma lo dicho anteriormente sobre la espontaneidad del acto. En lo referente a cuales son las obligaciones naturales, se determina que las más relevantes son: La obligación de alimentos a personas que no tienen derecho a ello de acuerdo a la Ley, el cumplimiento de una obligación extinta por un medio que no satisface al acreedor, los intereses no estipulados y el pago de una obligación en contra de la cosa juzgada, entre otras. Por otro lado, en relación a los sujetos de la obligación se tiene que son dos, denominados “deudor” y “acreedor” respectivamente. En este sentido, se dice que el deudor es aquella persona que se compromete a ejecutar la prestación, consistente en llevar a cabo una actividad o conducta en favor de otra persona; esta otra persona se denomina acreedor, quien es pues aquella persona beneficiada por el acto que ejecutará el deudor y la cual posee el derecho de exigir su cumplimiento en caso de que no sea cumplida en el tiempo estipulado para ello. Entonces, ¿de qué forma una persona puede llegar a ser deudora o acreedora?, pues teniendo la plena capacidad para poder comprometerse y obligarse a cumplir la prestación o para poder exigir el cumplimiento de la misma. Esto sin importar si es una persona natural o incluso jurídica Seguidamente, al hablar de las fuentes de las obligaciones, se hace referencia a los hechos o acontecimientos a lo que la doctrina e incluso la legislación denomina Fuentes de las Obligaciones. En este grupo se encuentran el pago de lo indebido, el hecho ilícito y el enriquecimiento sin causa, las cuales no solo las reconoce la doctrina sino que también son reconocidas y fundamentadas en las disposiciones del Código Civil Venezolano. Desprendiéndose de este, que el pago de lo indebido representa el acto por medio del cual una persona realiza una prestación en favor de otra que no debe realizar, es decir, cumple con una obligación que no existe. Por lo que el legislador, en el artículo 1178 del Código Civil dispone que “está sujeto a repetición”. En otras palabras, este tipo de pagos generan la obligación de que el falso acreedor devuelva lo ha recibido en forma de pago de una obligación inexistente. Por tal razón, se evidencia que esta figura jurídica y su consecuencia legal representa un acto de justicia dentro del derecho civil, principalmente para aquella persona que ejecuta el cumplimiento de una obligación que no debe cumplir porque no existe, ayudando a que la misma recupere el patrimonio perdido, resarciendo el daño que pudiere ocasionar. Por consiguiente, el mismo Código Civil establece el principio general del hecho ilícito, específicamente en su artículo 1185 (primer párrafo), en donde se dispone: “El que con intención, o por negligencia, o por imprudencia, ha causado un daño a otro está obligado a repararlo”. Deduciéndose que el hecho ilícito es el acto mediante el cual una persona causa un daño a otra con intención, o por negligencia o imprudencia, y como consecuencia debe repararlo. Se diferencia del delito penal, porque el hecho ilícito es necesario que exista un daño para que pueda ser repararlo, mientras que en el delito penal no es necesario que exista un daño propiamente dicho para que la persona sea sancionada, basta que exista intención para que suceda. Por otro lado, el hecho ilícito produce como consecuencia la indemnización de daños y perjuicios; mientras que el delito penal produce la imposición de una sanción de tipo corporal. Por último, el hecho ilícito se encuentra regulado por las disposiciones del Código Civil y el delito penal se encuentra regulado por disposiciones del Código Penal. Siguiendo con el razonamiento principal de lo planteado, se encuentra que el enriquecimiento sin causa es el acto por medio del cual una persona se enriquece sin causa justa por medio de la disminución del patrimonio de otra, es decir, del empobrecimiento de la otra persona. Lo que significa que el enriquecimiento sin causa se determina cuando existe una relación causal entre el enriquecimiento (Aumento del patrimonio) de una persona y el empobrecimiento (Disminución del patrimonio) de otra sin una causa legalmente establecida. Hay que añadir, que esta figura encuentra su fundamento legal en el artículo 1184 del Código Civil, donde se señala: “Aquel que se enriquece sin causa en perjuicio de otra persona, está obligada a indemnizarla, dentro del límite de su propio enriquecimiento, de todo lo que aquella se haya empobrecido”.