Você está na página 1de 5

Rude, La revolución francesa

El gobierno revolucionario no comenzó a perfilarse hasta octubre de 1793, cuando Robespierre y


sus principales lugartenientes se incorporaron al Comité de Salud Pública. Se convirtió en el núcleo
de un gobierno fuerte. Compuesto por doce hombres, el más importante era Robespierre quien creía
en la soberanía del pueblo y en la utilidad social de una religión depurada de superstición y su ideal
social de una república de pequeños y medianos propietarios. Consideraba que la revolución podía
ser salvada y sus enemigos internos y externos derrotados si, con la ayuda de los sans-culottes, se
instalaba un gobierno central fuerte para reprimir a los restos de la aristocracia.
La agitación federalista y la revuelta de los campesinos de la Vendée había venido debilitando el
poder del país desde Marzo. Danton y sus aliados, acusados de intrigar para hacer la paz con
Inglaterra fueron separados de sus cargos. El 23 de Agosto la Convención aceptó movilizar la
nación para la guerra ordenando una leva en masa. Se organizaron talleres estatales para fabricar
armas; se reclutaron, adiestraron y equiparon ejércitos; se enviaron representantes en misiones
permanentes para elevar la moral de las tropas. La República comenzó a limpiar de invasores el
territorio. El Terror económico había permitido controlar la especulación y la inflación. El Comité
propuso a la Asamblea una sucesión de proyectos relacionados con la educación, la industria, el
código civil y la asistencia pública.
Las necesidades de la guerra, la paz civil y el orden público confluyeron para convencer a
Robespierre de la necesidad de dar nuevos pasos con el fin de fortalecer su control en París. El
Comité de Seguridad General era responsable de la policía y la seguridad interna (Tribunal
Revolucionario y la tarea de vigilancia local). El Comité de Salud Pública controlaba los ministerios,
designaba a los generales, dirigía la policía exterior y depuraba y conducía el gobierno local. La
indenpendencia de París quedaba recortada porque se arrebataba a la Comuna el derecho de enviar
comisionados a las provincias, se limitaba su control sobre la Guardia Nacional y se sometía a los
comités revolucionarios de las secciones a la dirección del Comité de Seguridad General. Era el
comienzo del fin de la iniciativa popular.
Se había formado un gobierno fuerte. La oposición surgió en el seno de los jacobinos y de sus
aliados del Club de los cordeleros, pero no mostró unidad y se disolvió. La oposición de la derecha
se aglutinó en torno a Danton y la de izquierda alrededor de Hébert. La primera queria acabar con el
gobierno revolucionario, restablecer la independencia de las autoridades locales, desmantelar el
Terror, liberar la economía nacional de los controles y negociar una paz. La segunda reclamaba una
prosecución más vigorosa de la guerra y el uso más frecuente de la guillotina contra los
acaparadores y los especuladores. Los sans-culottes tenían motivos para sentirse agraviados dado
que las medidas estaban dirigidas contra ellos. Hacia fines de 1793 la alianza entre los jacobinos y
el pueblo común comenzaba a debilitarse.
Cuando en noviembre se clausuraron todos los lugares de culto en París, Robespierre respondió
reclamando la vuelta a la libertad de cultos. Así, sobrevino una lucha de tres antagonistas
(Robespierre, Danton y Hébert). El resultado fue la destrucción casi simultánea de ambos grupos:
tanto Danton como Hébert. La eliminación de este último debilitó los vínculos que habían unido a
los sans-culottes con la Comuna, ahora depurada y convertida en un baluarte de Robespierre.

TERMIDOR
El gobierno revolucionario cayó a fines de junio de 1794. Puede atribuirse su caída a la eficaz
dirección de la guerra y la eliminación de la rebelión en el norte, el sur y el suroeste. Fue el
resultado de las divisiones del gobierno y la Asamblea y entre los dos Comités y en el seno de éstos.
La victoria conquistada en Fleurus, que libró de tropas extranjeras a Francia, así como la
desaparición del peligro originado en la izquierda hacía que la alianza entre la Montaña y la Llanura
perdiera su propósito. Comenzó a desintegrarse y surgieron el resentimiento y la suspicacia. A su
vez se habían originado divisiones profundas en los dos Comités como resultado de la
superposición en el funcionamiento. En el Comité de Salud Pública se desarrollaba un conflicto
entre Carnot y Saint-Just en relación con la dirección de las operaciones militares. Robespierre se
retiró de la misma. En und discurso pronunciado el 26 de julio de 1794 afirmó que era posible
salvar a la revolución se se aceptaba la eliminación de un pequeño grupo de hombres impuros. Fue
un error de cálculo. Fue arrestado, junto a Saint-Just y Lebas, y enviado bajo vigilancia al Comité
de Seguridad General. La Comuna y el Club de los jacobinos continuaron manifestando su apoyo a
los arrestados pero los sans-culottes no estaban dispuestos a empuñar las armas por una causa en la
que no creían. Fue guillotinado.

UNA REPÚBLICA DE PROPIETARIOS

La Revolución cobró un brusco sesgo hacia la derecha. Los sans-culottes fueron desarmados y
privados de derechos y los gobernantes de 1795 trataron de revivir los principios del 89 sobre
nuevas bases. Ahora tocaba a la Llanura asumir la dirección. Se trataba de hombres prácticos para
quienes la Revolución había sido un negocio lucrativo: les había dado autoridad y jerarquía y
muchos se habían enriquecido con la compra de bienes nacionales y otros mediante ventajosos
contratos. Tendían al republicanismo y temían una restauración. Criticaban a Robespierre por haber
predicado la democracia social, dando rienda suelta a los sans-culottes y habían interferido con la
propiedad privada y la libertad del mercado. Sus objetivos eran desmantelar el mecanismo de la
dictadura jacobina, poner fin al Terror y devolver al trabajo a los sans-culottes, regresar a una
economía más liberal y llevar la guerra a una conclusión de éxito. Surgió una lucha entre los
moderados, los neohebertistas y los jacobinos. También apareció un nuevo factor representado por
la juventud dorada: se reclutaba en la juventud burguesa, los empleados de los banqueros y los
abogados, los ayudantes de las tiendas, los desertores del ejército y los hijos de los sospechosos y
las víctimas de la guillotina. Se inició una cacería contra los jacobinos y los terroristas reales y
presuntos. La Convención había realizado sus propias reformas: se convino renovar por cuartas
partes a los miembros de los comités oficiales. El poder ya no quedaría concentrado en una minoría.
Fueron creados 16 comités. También se declaró el fin del terror. Se derogó la ley del 22 pradial, se
abrieron las cárceles y los sospechosos quedaron en libertad. El Tribunal revolucionario fue
desechado. La situación económica también se descontroló: se modificó la ley del Gran Máximo, se
redujeron las penas aplicadas a los que infirngían la ley y se suspendieron los controles sobre las
importaciones para fomentar el comercio exterior. La inflación aumentó y los precios superaron los
medios de todos, excepto el consumidor próspero. Tal fue el trasfondo de las grandes insurrecciones
populares de Germinal y Pradial. Las mujeres reaccionaron asaltando las panaderías y los obreros
de la construcción se reunieron para protestar. Pero tuvieron escaso apoyo porque carecían de
líderes. Mientras la insurrección decaía, la Convención adoptó medidas policiales para restablecer el
orden e impedir una repetición. París fue declarada en estado de sitio y se puso a las fuerzas
armadas bajo el mando supremo de un oficial del ejército regular. Pero como la Convención no
hizo nada para eliminar la causa fundamental de los desórdenes, tanto las privaciones como la
agitación continuaron. La revuelta popular que siguió fue una protesta social, inspirada por el
hambre y el odio a los nuevos ricos, pero estuvo acompañada por reclamaciones políticas: la
libertad de los patriotas detenidos, una Comuna elegida libremente y la Constitución de 1793. La
represión fue completa. A causa de la proscripción y la eliminación de sus líderes, los sans-culottes
dejaron de existir como fueza política y militar.
La constitución del año III fue presentada por Boisy d’Anglas. Si bien fue concebida en el espíritu
de los principios del 89, existían modificaciones importantes: la igualdad de los derechos civiles. Se
eliminó el derecho de insurrección, se establecieron más precisamente los derechos de propiedad y
se indicaron detalladamente los derechos y deberes del ciudadano. El sufragio masculino fue
abandonado y se volvió a la concesión limitada y al sistema de elección indirecta de 1791. Pero las
condiciones electorales fueron más generosas: los ciudadanos activos incluían a todos los franceses,
mayores de 21 años, con domicilio establecido y que pagaban impuestos (excluidos los sacerdotes,
los patriotas detenidos y los emigrados). Se dividió a la Asamblea en dos Cámaras: un consejo de
los Quinientos y un consejo de Ancianos. La autoridad ejecutiva fue confiada a cinco directores. Se
restableció la separación de poderes.
El período del Directorio fue una etapa de confusión e intensa inestabilidad política. Las elecciones
anuales ofrecían una constante invitación a la turbulencia y al desorden. Los nuevos gobernantes
carecían del apoyo nacional que podía asegurarle mayorías permanentes y un gobierno estable.
Eventualmente convocaron al ejército: tras la fachada de una constitución liberal, los generales
tendieron cada vez más a convertirse en los árbitros definitivos de las disputas políticas y quedó
preparado el terreno para la dictadura militar de Bonaparte.

NAPOLEÓN

ASCENSO AL PODER

Cuando en Brumario reclamaron la ayuda de Napoleón, Siéyes y sus asociados habían abrigado la
esperanza de mantener en propias manos los conotroles políticos. Su propósito era instalar un
dictador militar durante un período breve que debía defender las fronteras naturales y estabilizar el
gobierno. Los hombres de Brumario pronto descubrieron que su supuesto auxiliar estaba decidido a
imponer su propio esquema a los hechos. Antes de que hubiera pasado un año, había creado su
propio sistema político y procedió a consolidar su autoridad personal. Su primer roce con Siéyes
sobrevino en relación con la nueva Constitución que siguió el episodio de Brumario. El general
aceptó los planes encaminados a limitar los derechos de los votantes. Apuntando a imponer una
autoridad ejecutiva única. La lista de Notables de Siéyes, su Senado y el Tribunado fueron
mantenidos, pero sobre todo aparecía un Primer Cónsul electo por un período de diez años cuyos
poderes eran superiores a los de sus colegas, que no rendía cuentas a nadie y era el único
responsible de la designación de los ministros. Tenía autoridad para promover la legislación
después de consultar a un Consejo de Estado nombrado por el mismo. Pero el Senado y el
Tribunado y la Legislatura conservaban bastante autoridad. La Constitución le permitía
complementar el trabajo de la Legislatura emitiendo decretos denominados senatus-consulta.
Permitió que el Consejo de Estado interpretase los decretos que le enviaba la Asamblea antes de que
se convirtiesen en ley. Gran parte de esta legislación estaba destinada a centralizar la
Administración y fortalecer la autoridad oficial. El Ministerio de Policía fue ampliado. Una ley
ponía los departamentos a cargo de los prefectos, incluso los alcaldes serían designados por el
gobierno. Respecto de las finanzas y la justicia, se volvió a los métodos del antiguo régimen. La
recaudación de los impuestos salió de las manos de las autoridades locales; se restablecieron los
tribunales de carácter penal y se procedió a crear otros tribunales de excepción. Esto produjo la
ruptura con sus aliados de Brumario. Después de la victoria de Marengo, Napoleón adquirió
poderes prácticamente dictatoriales. Había dado el paso hacia la restauración de la monarquía
hereditaria. La guerra con Inglaterra estalló nuevamente en 1803.

REFORMAS EN FRANCIA

Se fundó el Banco de Francia en 1800 y la emisión de papel moneda fue mantenida bajo riguroso
control. También se sancionó el Código Civil: preservaba los principios igualitarios de 1789 pero se
insiste en los derechos de propiedad y la autoridad del padre y el marido. Se limita el divorcio, es
posible legar la autoridad, se restablece la autoridad paterna. Se ratifica la destrucción del
feudalismo y el privilegio feudal así como la libertad de conciencia y ocupación. La Legión de
Honor creada en 1802 refleja una inclinación a combatir la autoridad con la igualdad de
oportunidades. Se buscaba crear una nueva orden abierta a todos los que se distinguían por su
servicio personal al Estado y obtener una entidad que estaría sometida al control personal del propio
Napoleón.
Su concepción económica estaba más cerca del mercantilismo colbertiano que del liberalismo. El
Estado debe intervenir para proteger y asegurar una balanza comercial favorable y un adecuado
suministro de armas y soldados para las guerras de Bonaparte. Las condiciones materiales del
pueblo eran de carácter secundario. Se continuó negando a los trabajadores el derecho de
organizarse. Pero se impusieron límites a la exportación de granos con la finalidad de conservar el
apoyo de los campesinos y los sectores populares. Napoleón se vio obligado a restablecer a la
Iglesia Católica. Estaba convencido de que la religión organizada podía ser buena y contribuiría a la
paz social. Antes de tomar esa medida analizó las ventajas y desventajas: la burguesía republicana
había desechado a la religión y el anticlericalismo estaba arraigado en el ejército. En cambio, la
masa de la población francesa nunca se había reconciliado con el abandono de las antiguas formas
de culto. Los principales puntos en disputa fueron la designación y el pago de los obispos, el futuro
de la Iglesia Católica en la comunidad y las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Napoleón impuso
su pretensión de que los obispos y el clero debían recibir sueldos del Estado y todo el clero prestaría
juramento de fidelidad al gobierno pero no a la Constitución del Clero de 1790.

DE LOS CONSTITUYENTES AL DIRECTORIO

Un resultado de la revolución fue la división de la sociedad europea en dos bandos: los partidarios y
los enemigos. No obstante, la reacción que prevaleción en Europa fue el entusiasmo. El
derrocamiento del despotismo suscitó un coro de aprobación. La primera reacción de alarma
provino de Edmnd Burke quien la condenó. Los futuros promotores de la contrarrevolución, por el
momento, tenían problemas más acuciantes: Rusia, Austria, Suecia e Inglaterra. Rusia y Turquía
estaban muy alejados y sus tradiciones y desarrollo social los inmunizaba. Baviera y ciertas
regiones de Bélgica estaban protegidos por un campesinado piadoso y el predominio clerical.
España afrontaba problemas . Italia estaba dividida en un norte receptivo y un sur hostil. Inglaterra
también rechazaba esas ideas. Por el contrario, había países que eran susceptibles: Holanda, Bélgica,
la Renania, y los cantones suizos. Ningún modelo revolucionario sobrevivió una vez retirada la
protección militar francesa.
La conquista y la expansión territorial eran incompatibles con la Revolución. Los girondinos tenían
objetivos expansionistas. Buscaban organizar “Repúblicas Hermanas” que contribuirían a los gastos
de la guerra. Los girondinos eventualmente cayeron y Robespierre destacó la necesidad de respetar
los tratados existentes y los derechos de las pequeñas naciones y los países neutrales: Francia a lo
sumo debía prometer que ayudaría a una revolución que ya estuviese en marcha. Pero fue derrocado
y los termidorianos retornaron a los ideales expansionistas de la Convención girondina. Bélgica fue
anexionada como provincia, la Renania fue puesta bajo un gobierno militar, se declaró la República
de Batavia en Holanda y los cantones suizos fueron unificados en 1798 y formaron la Republica
Helvética. La campaña de Napoleón abrió perspectivas más amplias a la expansión más allá de los
Alpes.: la cesión de Niza y Saboya; la anexión de Piamonte, la República Cisalpina (Parma,
Módena, Ferrara y Bolonia); la República de Ligur. Más tarde la República Partenopea. Estas
Repúblicas hermanas fueron una buena fuente de ingresos. Los príncipes y los gobernadores
extranjeros fueron depuestos y se procedió a la instalación de nuevas autoridades revolucionarias.
Se formaron ejércitos nacionales y se impusieron las leyes y las constituciones francesas.

BAJO EL CONSULADO Y EL IMPERIO

Sobrevino el intento de Napoleón de invadir Inglaterra y la pérdida de las flotas francesa y española
combinadas en Trafalgar, en 1805. Siguieron la ocupación francesa de Viena y la derrota de la
fuerza austrorrusa en Austerlitz en 1805. Francisco II fue inducido a firmar la Paz de Presburgo.
Napoleón derrotó a los prusianos en Jena y Auerstädt y ocupó Berlín. Siguió otra derrota de los
rusos en Friedland en 1807. La paz y la alianza firmadas supuso la división de la Europa
Continental. Inglaterra tuvo que someterse y reconocer la libertad. La campaña de 1805-1807 había
aportado éxitos a Napoleón. Se hizo un bloqueo continental a Gran Bretaña denominado: sistema
continental.

Você também pode gostar