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COMO ESCRIBIR UNA NOVELA EN DOS SEMANAS









Miguel Ángel Navarro


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© Bubok Publishing S.L., 2012

1ª edición

ISBN:

Impreso en España / Printed in Spain

Impreso por Bubok

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Dedicatoria

A los que compartimos nuestra afición de escribir y


leer.


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Índice


Capítulo 1. Los inicios.

Capítulo 2. El personaje. La ficción.

Capitulo 3. Lo interno y lo que se novela.

Capítulo 4. Ywriter.

Capítulo 5. Heris. Personaje estereotipo.

Capítulo 6. Cómo el personaje Fran se impone.

Capítulo 7. Naturalidad. Vocabulario. Acción.

Capítulo 8. Tensión sexual. Tiempo y novela.

Capítulo 9. Artificio para cerrar Cartasia.







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Capítulo 1. Los inicios.

Empecé con la libertad que te da empezar una novela
que no sabes si terminarás, y de la que aún no hay una
historia ni un final, sin las cadenas del relato con su
cambio, nudo y desenlace en apenas cinco páginas,
donde no te da tiempo a describir los personajes, ni a que
desarrollen sus acciones. Eran las dos primeras páginas
y no sabía aún como se iba a llamar el personaje de esta
primera escena. Sí tenía claro que el personaje tenía que
enfrentarse a un conflicto, a una situación comprometida
que metiera al lector, si podía ser, hasta los huesos.





Y comencé a escribir como lo hago siempre, con mi
forma particular y preferida, imaginándome la foto de una
escena, y sobre ella relatar la acción, montar el desarrollo
de la ficción, para más adelante montar la siguiente
diapositiva, e imaginarme que va a pasar y contarlo, al fin
y al cabo es contar con palabras lo que nos hace
disfrutar.
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Es una chica universitaria que se cae de la bici,
seguramente por debilidad y nervios, al haber dormido
mal esa noche, porque se enfrentaba a un examen
decisivo en su vida de estudiante y profesional. La rueda
se dobla, la rodilla ensangrentada y le quedan veinte
minutos para llegar al examen, al final de esta primera
escena alguien fuera de contexto entra con gran
estruendo en el aula donde se está realizando el examen
y se acerca a darle la calculadora que había roto en la
caída.
Esto era lo único que yo tenía el 19 de agosto del 2012,
ni trama, ni definición de personajes, ni lugares, ni
escenas, ni por supuesto final.
Mi mujer me vio escribiendo y lo quiso leer, se lo mandé
por email y le gustó, me pidió permiso para colgarlo en su
facebook, donde tiene unos cincuenta amigos y amigas.
Esto eran las diez de la noche y sobre las doce había
varios " me gusta " con comentarios de este tipo: "¿qué
es esto? ¿Una novela de entrega por capítulos?
Mándanos más, quiero saber cómo sigue." Durante los
días siguientes tuvimos diez o doce incondicionales, que
si tardaba más de dos días en subir alguna página, ya
estaban preguntando por la novela de Miguel.

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Todo esto me animó mucho a decidir intentar escribir mi
primera novela, ya que el día veintisiete de agosto cogía
tres semanas de vacaciones, y algunos de mis fans,
( ! Tenía fans por primera vez en mi vida! ), comentaban
que cuando tuviera la novela se la hiciera llegar.
Por este motivo que os estoy contando, las veinte
primeras páginas, son escenas de mucha acción, y
sucesos concentrados, con mucho ritmo, un formato
especialmente adaptado a una publicación en el muro de
facebook, breve y donde pasaban muchas cosas, a poder
ser que proyectaran imágenes en la mente del lector,
porque esta red social es muy dada a compartir
imágenes, cosas curiosas que llamen la atención,
situaciones vitales y positivas, o a mi me lo parece, por lo
menos entre las amigas de mi mujer.








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Por lo tanto estas primeras tardes-noches antes de
vacaciones, estaba obligado a escribir al menos una
página todos los días, y ya sabes, a imaginar fotos,
situaciones y desarrollarlas. " Cómo se conocieron los
protagonistas hace años en bachillerato haciendo eses
con un ciclomotor para irse a bañar en horas de clase,
cómo consiguió Bruno llegar a tiempo con la calculadora,
cómo aprobó la chica y se fueron de fiesta, su paseo en
moto, pasar de una verbena a una fiesta de universidad a
orillas del río." Aquí todavía no sabía que iba a ser en
Sevilla y la importancia del Guadalquivir en mi novela, al
igual que casi sin hacer ruido apareció que Valle
estudiaba Arqueología, para terminar siendo algo
definitivo en el desarrollo de Cartasia.


Y sin querer también, sin pensar, como si alguien me lo
hubiera colocado allí, apareció un velero, que iba a
formar el triángulo decisivo en el desarrollo de toda la
trama: arqueología ( yacimiento de Cartasia ),
Guadalquivir y velero. Con lo que al empezar las
vacaciones tenía las bases de la historia, y por fin
conseguí ponerle nombre a la protagonista, Valle.



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Tengo que decirnos que una vez que inicie a fondo la
novela, es decir, a partir de la página veinte, iba
escribiendo escenas distintas pero nunca correlativas, iba
salteando, incluso dejando escenas inconclusas para
luego terminarlas o recortarlas, aunque esto último fue las
menos, hasta que llegó un momento en que las piezas
del puzle tenían que encajar, y fue entonces cuando me
obligué a escribir las escenas que faltaban, o necesarias
para hacer un bloque cerrado, hacer la novela.
Pero no nos adelantemos, sí deciros que durante muchas
páginas, quizás el ochenta por ciento, no supe el final,
aunque sí estaba convencido de que Valle lucharía para
salir de esta y de otras dificultades e ilusiones.













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Capítulo 2. El personaje. La ficción.


En las noches de julio estuve escuchando
detenidamente el estupendo podcast "Taller literario" que
podéis encontrar en iTunes o en la web de Alex
Hernández Puertas. En él se habla de personajes,
tramas, ritmo, vocabulario, naturalidad, narradores,
premios y agentes literarios. Un montón de temas de
cómo escribir, aportando un punto de vista rico y nuevo.
Al escribir la novela parte de estas escuchas me vinieron
a la mente, de esta forma, sin ganas por caótico y
perezoso, pero siendo obediente a sus indicaciones,
comencé a describir a mi personaje central, con una
ficha, en lo interno, un trabajo muy laborioso, pero muy
rentable posteriormente. Es como si tuvieras que escribir
sobre alguien que no conoces, y para ello convives una
semana con él en la montaña. El escritor tiene que saber
infinitamente más del personaje, que la idea que se haga
el lector de él por sus acciones.


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Como nació, incidentes que le marcaron en su
infancia, la relación con sus padres y hermanos, como
vivió su adolescencia, la primera vez que bebió o hizo el
amor, sus mejores amigos, sus gustos, sus actitudes ante
temas de la vida, su espíritu y filosofía, su perfil
psicológico, su forma de socializarse, forma de vestir,
como es físicamente, y todo esto nos ayudará mucho a
relatar cómo reacciona ante situaciones que le van
ocurriendo, dramas o conflicto que tiene que ir superando
o fracasando. Y sobre todo a hacer creíble al personaje.


En este punto recuerdo algo que especialmente me
ilusionó, "el ritmo y desarrollo del tiempo en la realidad es
muy distinto al que se debe dar en la ficción." " La ficción
nos ayudará a conocer mucho más a un personaje, y al
género humano, que toda una vida conviviendo con
alguien, un familiar, un compañero de trabajo, o un
vecino."


Nos levantamos, tomamos un café, nos duchamos y
nos vamos a trabajar, al mediodía recogemos a los niños
del colegio y nos vamos a comer...y así un día y otro. No
es habitual que nos encontremos en situaciones nuevas,
comprometidas, o en conflictos que tienen que

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desenvolverse en el tiempo. La ficción tiene la necesidad
dramática del personaje, de no ser así, no interesa, no
engancha al lector. Lo que no le ocurre a una persona en
diez años, le pasa a un personaje en diez páginas.



















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Capítulo 3. Lo interno y lo que se novela.

En estos momentos ya había nacido un tema que
subyace por debajo de la trama, y era como una joven
que acababa su carrera de arqueología, no se resignaba
a no tener trabajo, y de paso estar obligada por este
motivo a volver de nuevo con sus padres al pueblo. La
novela se desarrolla entre el 2011 y 2012, por lo que
sobra contar nada de la situación económica y de paro.
Por tanto Valle tenía que luchar contra todo lo que le
rodeaba, para conseguir un medio de vida. Huí de
digresiones o reflexiones del personaje, que muchas
veces espantan al lector, pero cometí un error, extrapolar
lo interno al lector. Como autor cogí un A3 doble y lo
extendí en la mesa, y comencé a hacer un esquema en
círculos, y con la ayuda de colores empecé a relacionar
porque camino iba a ir la novela Cartasia. Fue eficaz, me
aclaró y me aportó ideas, pero lo trasladé a la escena en
el garaje de Bruno con la técnica del A3 expandido. A
Además se inició el capítulo del velero, donde se
relataron todo tipo de estrategias y formas de emprender
y avanzar en los objetivos de Valle, y esto en palabras de
algunos lectores que me han dado feedback, termina por
aturdirles por tanta información.

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"Convertí el velero en un chiringuito de fiesta de
universidad, un lugar para realizar fotos a recién casados,
un bar de refrescos al lado de la oficina de turismo, a la
vez de que lo estaban limpiando y reparando para iniciar
los tours a Cartasia. Más adelante cuando navegan hacia
el yacimiento , vuelve la novela a relatar escenas que
retoman una dirección, y no una batería de ideas e
iniciativas, que aunque creíbles con el personaje se salía
un poco de lo que es novelar, por lo menos para que se le
haga ameno al lector. En estos momentos ya iba por la
página veinticinco, que es un veinticinco por ciento de mi
novela. Y fue cuando di mi primer salto de escribir
escenas no sucesivas, la escena de Heris, que os
contaré en el siguiente capítulo, no sin terminar éste
apuntando otra recomendación del "Taller literario" que
me vino desde el principio a la mente, la tensión sexual.
El ejemplo más claro de esta herramienta es cuando se
utilizó en la serie "Luz de luna" donde hay una atracción
sin que llegue a pasar nada entre Bruce Willis y su
compañera detective, que mantuvo la atención del
espectador durante ciento de capítulos. Yo lo apliqué en
Cartasia, por supuesto sin tanta maestría, y entre Valle y
Bruno había momentos de atracción y de confusión, pero
sin llegar a pasar nada, incluso también con el profesor
de moto, y con Herís al inicio de la travesía hasta el mar.

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Capítulo 4.- Ywriter.

Hasta aquí estuve escribiendo en mi table, pero el cuerpo
de la trama se me empezó a ir de las manos, y fue
cuando me metí a fondo con lo que me aportó el blog
"Tinta al sol", la magnífica herramienta para escribir
novelas "Ywriter", que se puede bajar gratuitamente en la
red, en la web www.spacejock.com, y una guía en
español muy clara en
http://www.spacejock.com/files/Manual_De_yWriter5.pdf.
De esta forma pude ver en una sola pantalla todas las
escenas, y arrastrar y soltar con el ratón, para si lo
estimaba oportuno cambiarlas de lugar, cambiar nombre,
o escribir en cualquiera de ellas, si el momento de
escritura y locura me llevaba de una escena a otra, dando
saltos. (Fantástico).
Aquí es donde tuve que escribir, e intentar hacerlo
creíble, cómo Mario, un señor mayor, jubilado y viudo,
que se sentía sólo, le cede el velero a una chica de 25
años, Valle. !!Uff!!, muy difícil, pero creo que lo conseguí.
¿Cómo? Creyendo en la fuerza y vitalidad de nuestro
personaje, y mostrando una nueva faceta suya, su
especial comunicación con los ancianos, que reitero una
y otra vez a lo largo de la novela, con la abuela de Fran,
con Adelaida, o con Sebera.

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De esta forma, Valle le abre una ventana a Mario con
facebook, para comunicarse con su nieta en Frankfurt,
que está allí por el tema que le atrapa a Valle, la juventud
no tiene trabajo en su tierra. Mario recuerda a su nieta a
través de Valle. Y llega un momento en que tienen una
relación muy fuerte de cariño y comprensión.
Me acordé de que nunca crees un personaje, si no va a
tener un desempeño o función en la trama, sino el lector
se sentirá defraudado y la historia perderá credibilidad.
De esta forma, Nuria, la nieta de Mario, fue un personaje
que me obligaba a crear, para unir a Mario con Valle, pero
que tenía a continuación que sacar de la trama, y esto lo
hice más allá de haber escrito el ecuador de la novela, a
pesar de que es el capítulo tres. Cuando ya no podía
prescindir la historia del velero, porque en ese caso,
tendría que escribir una historia completamente distinta.
Como veis de esta experiencia de escribir la novela he
salido enriquecido y reforzado. Durante dos semanas
escribía, dos horas al levantarme con el café de la
mañana, dos horas con el café de después de la siesta y
una hora más sobre las once de la noche. La media era
de una página por hora, aunque Ywriter tiene un contador
de palabras, en el que unas cuarenta mil son unas cien

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páginas, y te va marcando el progreso en función de las
fechas que tú le has marcado, cuanto llevas y cuanto te
falta, con una barra que te motiva a seguir. En estos
momentos, después de unos cinco días, ya sabía que
tenía que aparecer un objeto en el yacimiento
arqueológico que diera un giro a la historia. No sé cómo,
se coló la idea de una construcción enorme y oval en lo
más alto del yacimiento, que sin saberlo me llevaría al
final de la historia, con los vikingos, la aurora boreal, y las
mujeres guerreras. Google me ayudó mucho a madurar la
historia, porque con la traducción de oval en finlandés,
soika, desarrolle en mi imaginación y en la novela la
trama hasta un final que yo aún no sabía. Por otra parte,
los lectores e indican que doy demasiados datos, y a
veces aturde. Otra vez me doy cuenta de lo difícil que es
no traspasar la delgada línea entre la documentación, o
los pensamientos del personaje, y la narración. Y además
Cartasia da para escribir cien páginas más, lo que ocurrió
es que la novela me absorbió y tuve que cerrarla y
publicar a las dos semanas con cien páginas, una novela
corta, para por lo menos descansar la cabeza la siguiente
y última semana de vacaciones. Porque aunque escribía
cinco horas al día, el resto del tiempo hacía otras cosas,
trabajos físicos y rutinarios del día a día, pero la trama me
seguía dando vueltas en la cabeza.

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Para cuándo volvía a escribir, tenía un truco que os
revelo, porque nunca eran dos horas exactas, o una
exacta por la noche. Normalmente intentaba parar
cuando había iniciado un giro, un conflicto, una nueva
escena, o un nuevo desenlace de una escena, por tanto
cuando volvía a tomar la narración, estaba deseoso de
plasmar esa nueva situación, que además había
madurado y había dado vueltas en mi cabeza, incluso en
sueños. En esto me ayudó mucho también Ywriter,
porque tiene la opción de "notas" donde puedes anotar
ideas, o cualquier cosa que se te ocurra sobre esa
escena u otra, personajes, lugares, curiosidades,
abstracciones, donde buscar, cualquier cosa, que más
tarde te va a ayudar a orientarte y seguir.
En el próximo capítulo os hablaré de como apareció el
finlandés Heris, y como se desarrolló una travesía de
cuatro días con Valle hasta el mar.







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Capítulo 5. Heris. Personaje estereotipo.

Se presentó frente a mí la imagen del velero atracado
frente a la oficina de turismo en Sevilla, posiblemente
junto a la Torre del Oro. Un toldo blanco que extendía el
velero a la orilla en un sol de justicia, donde los turistas,
sobre todos extranjeros se acercaban a curiosear y a
refrescar la garganta. Entonces se apareció un personaje
típico, el guiri quemado por el sol, en este caso Heris,
finlandés, cómo no, y realizando una tesis sobre lenguas
nórdicas, desgarbado, blanco, con una bici y sin apenas
dinero, un viaje iniciativo desde Finlandia al Sahara, para
ver los atardeceres del desierto.
Me acordé de lo que decía Alex Hernández en su
podcast, " si utilizas un personaje típico o estándar, no
hace falta que lo describas, todo el mundo se lo va a
imaginar, es un estereotipo, como un carpintero, un
conductor de taxi, etc.", por tanto todos sabemos cómo
es un guiri joven del norte de Europa en verano en el sur
de España, aunque en su capítulo fui dando detalles
específicos sobre él, pero aquellos que no formaban
parte de su estereotipo, sino que iban más allá, en la
línea de donde quería llegar. Durmió tres noches en el
barco, cayó simpático y Valle se ofreció a llevarlo al mar a
cambio de que le ayudara a promocionar su tour en

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Helsinki, aparte de otros dos objetivos que desveló más
adelante, que le dijera su opinión sobre las palabras de la
vasija "Wungo Nai samanka", que habían desenterrado
en la construcción oval del campo de trabajo
arqueológico. Fijaros, aquí aún no había escrito cómo
funcionaba y se implantó la excavación en Cartasia, ni la
escena de como encontraron el asa, desenterraron la
vasija, y la recompusieron un sábado en el laboratorio,
del que tenía llaves Fran. Y tampoco sabía que Fran iba a
ser un personaje relevante. Simplemente la travesía con
Heris me dio para unas diez páginas, y sin tener las otras
escenas me puse manos a la obra. Ocurrió algo que
también me facilitó mucho la estructura y la narración de
Cartasia. Aprendí a crear títulos de escenas, y colocarlas
en su sitio, sin aún haberlas escrito, y de una hojeada en
Ywriter sabía que tenía y por donde podía ir la historia,
me ayudaba mucho a escribir con dirección, o a encontrar
los giros y conflictos de la trama, y además me transmitía
seguridad e ilusión por los avances obtenidos.
Yo tengo un perfil promotor y caótico, y esta forma de
trabajar me daba la libertar de escribir la escena que me
brotaba en la mente. En esta escena instalé una tenue e
inicial tensión sexual, que desarrollé con una escena
divertida de Valle en top-less con gafas de sol en cubierta
y Heris manejando el timón, " Heris parecía de escayola,
sólo movía el brazo de vez en cuando para quitarse la

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gorra y secarse el sudor, mientras resoplaba". Aquí el
personaje me pidió que no pasara nada entre ellos y yo
respeté su decisión, la última noche le dejo sólo en el
velero, porque se puso muy pesado, Valle cogió su moto
y se fue a dormir al campamento a saber de sus
compañeros del yacimiento. En fin, es un capítulo
divertido. Una vez que Heris se marcha, Valle vive una de
las escenas más intensas en soledad, vuelve ella sola en
el velero, y se le hace de noche antes de llegar al
siguiente pueblo, por lo que siente mucho miedo, los
sonidos del río son los protagonistas, y creo que logro
trasladar esa inquietud y desasosiego al lector. ¿Cómo lo
hice? Imaginando, siempre imaginando fotos, y en este
caso me ayudó una experiencia personal. Con veinte
años una noche de verano me fui a dormir al río, me llevó
un amigo en moto, lejos de cualquier pueblo o ciudad, y
planté un saco de dormir en una pequeña isla que
rodeaba el río entre vegetación y corrientes, cerca de la
orilla. No dormí en toda la noche, y mis esfuerzos se
enfocaron en detectar el origen de cada ruido, el miedo
procedía que la mayoría de los sonidos no tenía ni idea
quién o qué los hacía, por lo que la imaginación
cabalgaba a gran velocidad, unas veces con la cabeza
dentro del saco y otras fuera por el calor.


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Al llegar el día Valle se dirige a Cartasia en el velero y
llama a su íntimo amigo y compañero en toda la trama,
Bruno, para que se acerque a por ella, no quería dormir
esa noche sola, y aparece un elemento sugeridor de
libertad y romanticismo, los dos en la moto a velocidad
crucero "tuturuumm, tuturuumm"
Bueno en el siguiente capítulo os contaré como me metí
en la escena más larga de la novela, con unos doce
personajes, donde todos tienen que tener un sentido, y
todos tienen que interactuar, pensé que no iba a ser
capaz de hilvanar todo este coral de personajes, ya
sabes siempre con calidad y creíble, sobre todo
divirtiendo al lector, pero tengo que decirnos que me lo
pasé en grande escribiendo esta escena de unas veinte
páginas, no sin pasar apuros o atascos, que solucionaba
escribiendo en otras escenas para volver más tarde a
esta, que la llamé "El decano".








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Capítulo 6. Cómo el personaje Fran se impone.

Antes de hablar de la escena del decano, me parece
oportuno apuntar que me pasó con un personaje, Fran.
Aparece por primera vez en la escena que Valle va a
casa de la abuela de Fran, con la intención de que le
ayude a componer las piezas de la vasija Wungo. Pero
curiosamente cuando el equipo de investigación del
departamento de arqueología sube al velero el domingo a
las nueve, para realizar el tour hacia Cartasia, todos
como contaré luego tenían que ir de blanco, y cuando ya
habían subido, llego tarde un personaje que desentonaba
mucho con todos los demás, y sobre todo con el decano
y su señora, un chico vestido de negro con una camiseta
de un grupo de rock, y tras escribir su diálogo con Valle,
haciéndole entender que debía venir de blanco, me di
cuenta que sin saberlo era Fran, que lo había convertido
en uno más del departamento, con una beca que había
obtenido por méritos propios. Y no queda aquí la cosa,
porque cuando Valle está en el aprieto financiero con el
banco, y nadie le puede prestar ayuda de una manera
inmediata, aparece Fran, como si estuviera viendo lo que
sucedía y nos quisiera echar una mano, dándonos a
conocer el crowdfunding, que además después de mucho
esfuerzo funcionó para refinanciar el agujero de lo que

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había emprendido Valle. Por lo que tuve que cambiar la
escena de la primera vez que fue a casa de la abuela de
Fran, relatando como le pedía unos apuntes, y quedó
sorprendida de la aplicación práctica que tenía Fran en
una habitación sobre dicha asignatura, que despertó la
curiosidad de Valle, e hizo que aprobara en primera
convocatoria. Como veis la imaginación es desbordante,
porque los personajes están vivos. Y como no podía ser
de otra forma, Fran le ayuda a analizar los huesos y la
inscripción del hacha que encuentran en la tumba de la
guerrera vikinga Soi en Cartasia.
Bueno, Valle sintió la necesidad dramática o el conflicto
de promocionar su tour, su proyecto del yacimiento,
mediante artículos científicos en la revista de arqueología
de la universidad de Sevilla. Por cierto, en un primer
momento fue Silvilia, y Alcabir, en vez de Guadalquivir,
pero me pareció más oportuno encuadrarlo en un lugar
real, aunque Cartasia no lo es, de hecho una lectora me
apuntó que lo primero que hizo al terminar la novela fue ir
a Google a ver si existía Cartasia, y efectivamente era
ficción, en este caso creada por mí. Cuando sale bien, es
fantástico crear ficción. El origen del nombre vino de un
comentario que oí en un podcast sobre los tartesios, una
hipótesis que venía a decir que Tartesia consistía en un
asentamiento de griegos exiliados o repudiados por
Grecia.

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De aquí un asentamiento o sitio donde refugiarse piratas
vikingos, en el caso de Cartasia, eran piratas mujeres que
se habían rebelado contra sus hombres en su tierra
escandinava, su padre, consortes o hermanos, y Valle lo
iba a descubrir, junto con unas particularidades sociales
nunca vistas antes en ninguna civilización estudiada.
Empecé la historia del decano imaginando la viveza de
Valle para abordarlo en su despacho, y embarcarlo
regalándole a todo su equipo con sus parejas un todo
incluido el próximo domingo, una travesía en el velero,
ida y vuelta a Cartasia. Fue divertido, porque las primeras
páginas se basan en reflejar lo que es la rumorología,
especialmente en el sur, que provocó una condición o
protocolo, Valle les invitó no sólo a la travesía, sino que
impuso el protocolo de una fiesta ibicenca, es decir, todos
tenían que ir de blanco. Dos parejas jóvenes, un
homosexual, una chica rellenita, el matrimonio Bertomeu
(el decano), y Fran. Empecé con lo que hablaban el lunes
en el café y los pasillos, para llegar día por día hasta el
viernes, haciéndose la bola cada vez más y más grande,
es lo que se llama expectación, y por fin el domingo voy
relatando como va vestido cada uno de ellos.
Ahora queda todo un viaje para allá, añadiendo a Valle,
Bruno y Mario, la exposición del decano a los demás
sobre los trabajos en el yacimiento, donde se unieron
Sebera (alcaldesa de Coria de Cartasia) y su marido, una

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verbena en el muelle del paseo fluvial que fue construido
en otra escena, una escena erótica entre Valle y Bruno,
que ahora os adjuntaré, una conversación existencial
sobre hombres y mujeres entre Valle, Mario y Fran de
vuelta a Sevilla, y la entrada a Sevilla con música clásica.
( Si me lo plantean antes de escribirla, le digo que
imposible, que no me veo capaz, sin embargo fue unos
de los capítulos que mejor me lo pasé al escribirlo)

Un pequeño botón de muestra de este capítulo, en la
verbena sobre el embarcadero de Cartasia, espero que
os guste, o al menos os entretenga:

"Fran que había estado mordiéndose la lengua todo el
tiempo y tenía que exteriorizar su contención. Se le
abrieron los ojos cuando vio que los músicos en el
escenario tenían montada una señora batería. Cogió su
mochila, se quitó el disfraz de jeque árabe y se colocó
una camiseta negra de tirantas de los AC&DC y se dirigió
al batería, sin esperar a que terminaran la pieza se subió
al escenario y le chocó la mano al que tocaba, tras un
cambio de impresiones Fran se colocó detrás a la espera.
Terminó la pieza y le cedió el sitio. A partir de entonces
Fran no dejo el asiento, tocaba muy bien, con mucho
ritmo, aunque a veces se le iba un poco al heavy metal, a
redobles, o fuertes toques en los platillos. Al principio nos

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hacia extrañar los pasos del baile, pero pronto nos gustó
el ritmillo que le daba a las canciones, aunque quienes
más sufrían eran los músicos mayores a los que le
cambiaba continuamente el compás.

El batería oficial de la banda de música, alargado como
un espárrago, fue abordado por Sena y sus pechos
redondos que se asomaban abrazando al enjuto músico
en los pasodobles. El músico era uno de los solteros
eternos del pueblo, y se encontraba feliz bailando con
toda una hembra como Sena, por lo que en ningún
momento hizo amago de querer volver a su sitio. Sena
bailó y bailó, se carcajeaba, le gustaba el músico, y era
ella quien le subía el brazo y lo volteaba. Más tarde en el
viaje de regreso Sena se lo pasó todo el tiempo dormida,
unas veces resoplaba y otras suspiraba como soñando
con el enjuto tamborilero.

Tras unas cervezas muy frías y dos mojitos, todo un
alarde de organización de Sebera, Bruno y yo nos
echamos dos sevillanas y fuimos el centro de atención de
la verbena. Estábamos sudando y riéndonos, fuimos a
por otra cerveza fresca y
¡ No¡ ¡ Se habían acabado !
Bruno me cogió de la mano y me dijo <<vamos a por dos
latas al barco>>



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Salimos corriendo, apoyamos las manos en la baranda
del embarcadero y de un salto subimos a cubierta,
corrimos a ver quien llegaba antes. Llegó él y me tiro
desde el camarote la lata que yo cogí con una mano en el
aire. La sed me hizo abrirla sin pensar y toda la espuma
de la cerveza se esparció por el pecho, la cara y el pelo,
la agité y mojé a Bruno que ya subía con su lata, el
también la agitó y boom: rociados de cerveza.

- Valle, de perdidos al río, me dijo quitándose el pantalón


y la camisa apuntando al otro extremo de cubierta,
haciendo con sus manos el gesto del delfín.

Como yo estaba en pantalón corto, cogí carrera hasta
popa y me tiré abriendo los brazos en cruz y gritando:
" ¡ Jerónimo ! ".

Cuando quise sacar la cabeza del agua vi volar a Bruno:
" ¡ Jerónimo ! ".

Una vez nos refrescamos, buceamos y nadamos,
subimos a cubierta a cambiarnos.
Bajamos al camarote donde Bruno guardaba su ropa,
porque era más previsor que yo, y me sorprendió con una
muda mía, y un vestido blanco de tirantas que me había
comprado para la ocasión. ¿ Qué ocasión ? Pues una
como aquella.




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Me cambié y me eché el pelo para atrás, me vi en el
espejo y me sentía muy guapa. Fui al camarote a darle
las gracias, y por emoción y despiste entre sin llamar.
Bruno estaba de espaldas y desnudo, una espalda ancha
y un culo perfecto, duro, como un fruto maduro
esperando a que lo mordieran.
<< ¡ Perdona ! >>. Bruno cogió una toalla de manos y se
la ató a la cintura, yo me giré para coger la puerta del
camarote y cerrarla a la vez que me salía, y Bruno se giró
para dejarme salir, pero se equivocó y se giró al lado
contrario. En el espacio tan reducido del camarote nos
quedamos frente a frente separados por centímetros, el
aire que nos separaba se mostraba denso y nos atraía
como un imán, por un momento nos quedamos inmóviles.
Bruno me cogió la cara con las dos manos y me
comenzó a besar, yo me dejé llevar sin saber muy bien
porqué. Me apoyé en la pared y él me seguía besando
mientras me bajaba la cremallera de la espalda y bajaba
con suavidad las tirantas, el vestido se resbaló hasta mis
pies.
Me cogió en volandas, me dejó caer con suavidad sobre
la cama y comenzó a acariciarme como si llevará toda su
vida haciéndolo, mis pechos, mis labios, mis brazos hasta
mis manos, mis piernas hasta mis pies, hasta que sentí
que me acariciaba y besaba cada vez más cerca de mi
vientre. No sé cuánto tiempo estuvo acariciándome pero
yo ya me había dejado llevar. Estaba abierta como una
flor cuando sentí su pecho sobre el mío a la vez que me
atravesaba hasta lo más profundo de mí ser, perdí el
sentido de dónde estaba y en qué momento de mi vida,
empecé a flotar y jadear, mi cuerpo se vertía mientras
sollozaba y reía de placer, me encogía y me retorcía.
Sentía que mi vida se iba tras un chorro de placer. Bruno
comenzó a jadear conmigo hasta que reventó lo más
íntimo de él dentro de mí.
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Bruno y yo terminamos fundidos en un abrazo durante
unos cinco minutos, yo me dormí. Se fue a por un café y
me acurruqué entre las sábanas, estaba relajada como
volviendo en sí. Al rato llegó Bruno con el café.
- Que rico, gracias.
- ¿Volvemos a la verbena?
- Prefiero quedarme aquí un rato más. Ve tú si quieres,
así no nos echaran de menos. Luego iré yo.
Bruno me dio un beso en los labios y se marchó, yo
estaba ya metida en un sueño profundo y reconfortante."
















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Capítulo 7. Naturalidad. Vocabulario. Acción.

Volví a la lectora que me apuntó, junto con otras, que
había momentos que se le atragantaban, porque había
muchos datos, y le pregunté por alguno de esos
momentos. Me indicó aquellos que yo sospechaba.
Cuando se habla de la deuda con el banco, cuando se
habla al principio del velero, cuando encuentran o
componen la vasija. Y es cierto, dejo de novelar para
componer documentación y argumentos al desarrollo de
la historia, espero no cometer esta equivocación la
próxima vez.
No sé como escribirán otros compañeros, pero yo no
utilicé el diccionario ni una sola vez a lo largo de las
cuarenta mil palabras, ¿Y por qué? Le había escuchado a
Alex Hernandez que el vocabulario te lo da la lectura y no
un buen diccionario, y que los sinónimos nunca significan
lo mismo unos de otros, porque toda palabra tiene una
connotación asociada, y es apropiada para una ocasión
específica. Utilice vocabulario natural, es decir, aquel que
yo utilizaría para contar, con el bagaje que tengo como
lector y escritor, que insisto se puede ampliar, pero
siempre leyendo a buenos autores.

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Y la acción. Ayer me dijo otro lector, que de esta novela
podía salir un buen guión, porque la historia tenía fuerza
y veía las imágenes. Realmente nuestra mente funciona
por imágenes, aunque las palabras mediante
abstracciones las representen, aquí está la magia de leer
y escribir, en como la mente del lector crea y lanza
imágenes y las convierte en suyas.
¿Cómo podemos hacer saltar imágenes en el lector?
Lo primero que hay que decir es que esto nos ayuda a
que el lector se enganche a la historia, se le haga
amena, y sea cómplice con su imaginación de la historia.
Y lo segundo, que para conseguirlo tenemos que utilizar
verbos de acción, concretos,como pedalear, andar, saltar,
dibujar, mover, bailar, hablar, salir, entrar y otros muchos,
y no abstractos como reflexionar, abstraer, metódico,
síntesis, sintetizar, integrar, esquematizar, y otros. A la
vez tenemos que poner todos los objetos que podamos,
como en la fiesta del velero, ( hamacas, toldo, café,
periódicos, vegetación, pastas, vestido de gasa, pantalón
estampado, churros, velas, cuerdas, como cuando
entramos en un bazar lleno de todo tipo de objetos de
hojalata y otros metales. Pero poner palabras y objetos
por rellenar, o como simple técnica, no es la forma de
hacerlo, porque lo realmente difícil es colocarlos y que
encajen en la escena, y trasmitan acción.

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Capítulo 8.- Tensión sexual.

Hoy me ha comentado una lectora que le han llegado
mucho las escenas del pueblo, el patio, las mujeres
cosiendo, la relación de Valle con Mario, y que la historia
es buena, y resulta creíble. Además me ha añadido que a
veces daba demasiados datos, y se perdía, y que aunque
el final no se lo esperaba, y le ha chocado o quizás
impactado, tenía que haberme recreado más en esas
últimas escenas del final, tenía que haberlo explotado
más. He aprendido escribiendo, y estoy aprendiendo
escuchando, y no es el primer lector que me incide en
que hay partes de Cartasia que parecen un borrador, y es
cierto, quizás por escribirlo y publicarlo, sin dejarlo
reposar, o también por carencias en mi forma de escribir,
que espero ir puliendo. También no es la primera lectora
que me comenta que la historia tiene fuerza y enganche,
y que daba para, al menos, cien páginas más. Mañana le
preguntaré en que momentos o escenas se perdía más, o
encontraba esa maraña de datos.
Además me apuntó que se quedo con la incertidumbre o
mal sabor de boca de no saber cómo terminaba por fin la
relación entre Valle y Bruno, que desde un principio allí se
veía que había algo. Lo que me agrada, porque es una
señal de que en cierto modo conseguí esa tensión
sexual, que mantiene la atención del lector.

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A la vez me aportó mucho el comentario de que le
encantó y entendió perfectamente el personaje de Mario,
lo cual quiere decir que es un personaje que está vivo en
la ficción.


Ahora os voy a contar como aprendí, por la necesidad de
terminar la novela, como aplicar el tiempo a la historia. No
sabía cómo hacerlo, porque nunca había escrito el
desarrollo completo de una historia, en este caso de cien
páginas, y claro cien páginas dan para mucho, un montón
de escenas donde suceden cosas, el tiempo avanza, y
más con el personaje emprendedor y vital que me traía
entre manos. Una escena tenía una extensión que iba de
una a tres páginas, con lo que estamos hablando de unas
cincuenta escenas, casi todas de acción hacia adelante.
¿Dónde queda el tiempo en todo esto?
Yo las escribía y las escribía, pero llegó un momento que
me di cuenta que todas no podían suceder en verano,
entre julio y septiembre, ¡no cabían temporalmente!.

¿Y cómo lo solucionaba de forma creíble?




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Pues este paso del tiempo modificó la historia, o el curso
de la misma, sin más remedio. Y la solución la encontré
una vez más colocándome en la página principal de
Ywriter donde se ubicaban todas las escenas,
correlativas y por su nombre, muchas ya escritas y otras
pendientes.
De está forma pude asignar cuales eran en primavera,
verano, invierno y otra vez primavera. Termina
septiembre y el yacimiento queda inactivo porque los
voluntarios vuelven al instituto y a la universidad, esto
obliga a Valle a una nueva actividad, y se me ocurrió que
investigara y escribiera sus artículos científicos, a la vez
de visitar a una anciana, Adelaida, con brasero de picón.
Se tapó el campamento con plásticos por las lluvias, y en
la siguiente primavera, la del 2012, Valle vuelve al
campamento con la decisión de hacer el descubrimiento
de Soi, para argumentar sus artículos frente a las feroces
críticas que había tenido por parte de la comunidad
científica. Y además todo se acelera, porque la novela
está acabándose, e intento un clímax, que no sé si lo
consigo, dirigiendo al lector hacia la expectativa y
curiosidad del final, dejando caer pistas y tropiezos, y
esta aceleración la consigo porque en unos diez días, a
primeros de abril, se esperaban lluvias, y habría que
parar las excavaciones.

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Ha habido lectores, que me comentaban que este ritmo
tan rápido les aturdía, tendré que tener cuidado la
próxima vez.
Fijaros como una novela que se desarrollaba entre mayo
y finales de agosto, tuvo que evolucionar para llegar
hasta un año de tiempo, de mayo a mayo, donde Vallé
publica su último artículo en la revista de arqueología de
la facultad de Sevilla. Por tanto, el tiempo es un factor
decisivo en la evolución de la historia, y una vez más, hay
que tratarlo con honradez para que sea creíble al lector.




Por falta de tiempo del autor, que soy yo, y para
apaciguar las voces del personaje principal, que
demandaba bastantes más escenas de las que había
para contar su historia, su vida, y la forma de encarar su
conflicto, me inventé un artificio, que cierra la novela.
Este artificio, que ha funcionado os lo contaré en el
siguiente capítulo.





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Capítulo 9. Artificio para cerrar Cartasia

Durante toda la novela Valle ha tenido claro que el apoyo
de artículos científicos le daría un impulso definitivo a su
proyecto, un yacimiento abierto al público, al turismo, y si
era cierto que Cartasia era un asentamiento vikingo
durante tres siglos a orillas del Guadalquivir, próximo a
Sevilla, su proyecto empresarial y vocacional tenía la
fuerza para desarrollarse en los próximos años. Esto me
dio la idea de introducir dichos artículos con sus fechas y
firmados por Valle Ortuenda López como licenciada en
arqueología. Son seis artículos que me permiten un
segundo final, donde el lector de Cartasia tiene más
información que los lectores de ficción de dichos
artículos.
Además aportan las fechas del desarrollo de la historia, y
centra la novela en la actualidad del 2012.
Ya antes de estos artículos hay un final, que termina con
una conversación por teléfono entre Valle y Fran, se
descubre la tumba de Soi y una inscripción en el hacha
encontrada en su mano derecha que nos habla sobre su
procedencia.


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He intentado en todos los diálogos de la novela ser fiel a
que tiene que dar lugar a una acción, que el tiempo de la
acción transcurra como consecuencia del diálogo, que
ocurra algo, no poner dos personajes a hablar porque sí,
sin más. (Podcast Taller Literario).


Los cuatro primeros artículos centran y recorren la
historia que el lector ya conoce, y ve como se la muestra
a la comunidad científica, y acaba en la enigmática forma
de la vasija Wungo.

Hasta aquí lectores reales y ficticios manejan la misma
información, y ahora se introduce el segundo final, o
complementario al anterior, la segunda visita a Adelaida
donde Vallé necesitada de soluciones, le ruega a su casi
abuela por el cariño que se tenían, Adelaida, le cuente los
secretos escondidos en la antigua sociedad de Cartasia.
Valle sorprendida y aturdida por lo escuchado sale con la
moto hacia ningún lugar, pero reforzada en su hipótesis
de qué venía a significar y replicar la vasija Wungo.




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Y así lo reseña en el artículo cinco, sin desvelar el
secreto que le relató Adelaida, y el artículo seis indica el
descubrimiento de Soi, con las primeras investigaciones
y, ¿cómo no?, un final abierto sobre si el secreto lo
sacará a la luz Valle en el futuro, apoyándose en los
estudios que realizarán al hallazgo de Soi.

"No podemos olvidar que Soi era pirata, pero procedía de
una estirpe de prestigio en los vikingos, con
conocimientos sobre leyes y costumbres, medicina y
curanderismo, artes de la guerra y navegación, era pirata
por destino pero líder espiritual por tradición y valía."










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