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Interciencia

ISSN: 0378-1844
interciencia@ivic.ve
Asociación Interciencia
Venezuela

Valenzuela, Daniela; Sepúlveda, Marcela; Santoro, Calogero M.; Mont, Indira


ARTE RUPESTRE, ESTILO Y CRONOLOGÍA: LA NECESIDAD DE UN CONTEXTO HISTÓRICO
PARA LAS MANIFESTACIONES RUPESTRES EN COSTA Y VALLES DEL EXTREMO NORTE DE
CHILE
Interciencia, vol. 39, núm. 7, julio, 2014, pp. 444-449
Asociación Interciencia
Caracas, Venezuela

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=33931446012

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ARTE RUPESTRE, ESTILO Y CRONOLOGÍA: LA
NECESIDAD DE UN CONTEXTO HISTÓRICO PARA
LAS MANIFESTACIONES RUPESTRES EN COSTA Y
VALLES DEL EXTREMO NORTE DE CHILE
Daniela Valenzuela, Marcela Sepúlveda,
Calogero M. Santoro e Indira Montt

RESUMEN

Se discute la importancia del concepto de estilo en arqueología deficiente de su historia. Se presentan los primeros resultados de
y su valor cultural, cronológico e histórico, más allá de la obten- nuestras investigaciones orientadas a establecer el contexto tempo-
ción de fechas específicas. A partir de la revisión crítica de la ral del arte rupestre, con una perspectiva que cubre 12000 años
aplicación de estos conceptos en la arqueología del arte rupestre de historia cultural. Sostenemos que la importancia de la cro-
del extremo norte de Chile, planteamos que las dificultades para nología no radica en sí misma sino en su capacidad de definir el
un mejor entendimiento de los procesos sociales en los que el arte marco histórico dentro del cual la cultura material fue producida
prehispánico participó, se debe principalmente a un conocimiento y usada por sujetos que integraron procesos sociales.

oncebimos al arte rupestre queológica y variados grados de ‘resolución’ que constituye el área de estudio (Figura 1),
como producto de prácti- temporal (Bintliff, 2006; Bailey, 2007). Pero han tropezado con dos grandes dificultades.
cas eminentemente activas para explicar el arte rupestre en el marco de Primero, ausencia de definiciones estilísticas
y re-activas frente a los cambios sociales, procesos y cambios sociales, es indispensable que permitan caracterizar, ordenar y enten-
dado que no fue un fenómeno marginal de la definir esquemas cronológicos que permitan der el universo formal del arte rupestre y
vida social sino producto de una multiplici- entrelazar el arte rupestre a un conjunto de sus variaciones espaciales. Segundo, falta de
dad de dimensiones sociales (Fiore, 1996). relaciones materiales y otros fenómenos ar- cronologías que integren un conjunto amplio
Entonces, conforme ocurrieron cambios en queológicos, situados históricamente. de representaciones, más allá de motivos o
los procesos y estructuras sociales, las prácti- La cantidad, variabilidad y sitios particulares. Las interpretaciones acer-
cas de producción y uso del arte rupestre dispersión espacial del arte rupestre en el ca de la producción y usos del arte se han
también pudieron variar. Entendemos al cam- área de estudio sugiere que su producción y basado en cronologías hipotéticas no bien
bio social como una transformación basada uso estuvieron ligados íntimamente a las contrastadas y precisadas.
en nuevas premisas y estructuras sociales prácticas sociales y al desenvolvimiento de En este artículo discuti-
(Gamble, 2001), lo que supone una transfor- las sociedades que habitaron esta zona mos el valor cronológico e histórico del con-
mación estructural, más que una reproduc- (Núñez, 1976; Muñoz y Briones, 1996; cepto de estilo. Planteamos que para un me-
ción del orden social (Shanks y Tilley, 1988). Clarkson y Briones, 2001; Valenzuela et al., jor entendimiento de los procesos y cambios
Estos cambios operan en diferentes escalas 2006; Vilches y Cabello, 2006). No obstante, sociales en los que el arte rupestre participó,
de tiempo, cuyos intervalos (períodos largos, la mayoría de las investigaciones sobre las es necesario definir el contexto histórico es-
períodos cortos, eventos y acontecimientos) manifestaciones rupestres a lo largo de la pecífico en el que los conjuntos de arte tu-
encierran diferentes tipos de información ar- costa y valles del extremo norte de Chile, vieron significancia, a través de la definición

PALABRAS CLAVE / Arte rupestre / Cronología / Estilo / Transformaciones sociales /


Recibido: 24/01/2014. Aceptado: 14/03/2014.

Daniela Valenzuela. Arqueóloga y Doctora en Antropología, Universidad Católica del Norte


(UCN), Chile. Profesora, Universidad de Tarapacá (UTA) y Universidad Alberto Hurtado (UAH), Chile. Dirección: Departamento de
Antropología, UAH. Almirante Barroso 10, Santiago, Chile. e-mail: dani.valenzu@gmail.com
Marcela Sepúlveda. Arqueóloga y Doctora en Prehistoria, Etnología y Antropología, Université
de Paris 1, Francia. Profesora, UTA, Chile. e-mail: msepulveda@uta.cl
Calogero M. Santoro. Arqueólogo y Ph.D. en Antropología-Arqueología, University of Pittsburgh,
EEUU. Profesor, UTA, y Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto (CIHDE), Chile. e-mail: calogero_santoro@yahoo.com
Indira Montt. Arqueóloga y Magíster en Antropología, UCN y UTA, Chile. Programa de Doc-
torado en Antropología, UCN y UTA, Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo, Chile. e-mail: indiramontt@gmail.com.

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de estilos y su ordenamiento naturaleza estructurada del es-
en el tiempo. Consecuentemen- tilo no proviene de un supuesto
te, la importancia de la crono- carácter normativo de la cultu-
logía no radica en sí misma ra, en el que ésta (concebida
sino en su capacidad de definir abstractamente) ‘dicta reglas’
el marco histórico dentro del sobre cómo hacer las cosas.
cual la cultura material fue Por el contrario, es producto de
producida y usada. Se presen- prácticas y acciones sobre el
tan los primeros resultados de mundo material que los actores
investigaciones orientadas a es- sociales ejecutan de acuerdo a
tablecer el contexto temporal patrones aprendidos pero siem-
del arte rupestre, con una pers- pre con la capacidad de gene-
pectiva que cubre 12.000 años rar nuevos patrones y estructu-
de historia cultural (todas las ras. Entonces, aunque el estilo
fechas presentadas son referen- comporta regularidades forma-
ciales y están calibradas). Para les observables, no es producto
la definición de estilos, la in- de un mecanismo autómata.
vestigación que en parte aquí Los estilos no sólo son amplios
se expone, incluye el registro y y flexibles sino que también
análisis del arte rupestre a ni- permiten la innovación en su
vel de sitio, panel y figura, propio seno (Valenzuela, 2007).
contemplando un amplio con- Operativamente vemos
junto de variables y estados de al estilo como patrones y ten-
variables que se encuentran en dencias de un conjunto politéti-
proceso de análisis por medio co y variable de atributos, es
de estadística multivariada. decir, donde cada artefacto po-
Para el establecimiento de la see un gran número de atribu-
cronología se consideran el re- tos del grupo, cada atributo
gistro de iconografía exhibida puede ser encontrado en un
en otros soportes (cerámico, gran número de artefactos del
calabazas, textiles) cuya crono- grupo y donde ningún artefac-
logía se encuentra bien defini- to del grupo se define por un
da para compararla con dise- único atributo (Davis, 1990;
ños del arte rupestre, el análi- Gallardo et al., 1996). Esto úl-
sis detallado de superposicio- timo conlleva a que, pese a su
nes de figuras en los paneles y Figura 1. Sitios con arte rupestre en la costa y valles del extremo norte de Chile. grado de apertura a la variabi-
las asociaciones arqueológicas lidad e innovación, pueden
de los sitios de arte rupestre. existir casos que no se ajusten
haustiva del uso del estilo en arqueología a estilos definidos o se hallen en sus bordes
Estilo véase Plog (1983), Conkey y Hastorf (1990), (Montt, 2006) por cuanto los estilos se defi-
Llamazares y Slavutsky (1990), Carr y Neit- nen fundamentalmente por regularidades y
Coincidimos con Wobst zel (1995) y Conkey (2006). tendencias que son validadas dentro de un
(1999, p. 119) en que el estilo “is one of the Adherimos a perspectivas contexto coherente con ellas (Gallardo,
most interesting and dynamic aspects of the teóricas que conciben al estilo como modos 2004). Pero también debe tenerse presente,
material culture corpus to learn about”. de hacer y usar lo material, basados en pa- que la naturaleza politética del estilo implica
Aunque el estilo fue indiscutiblemente una trones y estructuras aprendidas socialmente, que en última instancia es estéril buscar
herramienta explotada por la arqueología dentro de un determinado espacio social, y fronteras absolutas entre ellos (Davis, 1990).
histórico-cultural, ha estado presente en to- que involucra una variedad de atributos vi- Asimismo, el estilo en arte rupestre no pue-
das las corrientes teóricas y sigue siendo un suales y no visuales. Los patrones materiales de restringirse sólo a las imágenes, sino que
concepto central en los análisis de variación observables en la cultura material son conse- debe incluir el espacio y la técnica, dado
de la cultura material (Conkey, 2006). La ar- cuencia de muchas elecciones hechas por ac- que éstos son elementos integrantes de su
queología histórico-cultural solía establecer tores que siguen diferentes estrategias pero materialidad (Troncoso, 2006; Valenzuela,
correspondencias unívocas entre tipos o esti- con tendencias comunes de acción, estructu- 2007). El espacio se convierte en un sustrato
los y cronología y culturas. Si bien la ar- ralmente condicionadas (Llamazares y Sla- integrador en estilos de artefactos inmuebles,
queología procesual critica este enfoque, vutsky, 1990; Dietler y Herbich, 1998; Fala- sentando las bases espaciales (y las fronte-
igualmente utiliza el estilo en la identifica- bella et al., 2002). ras) de la comunicación de información sim-
ción de unidades sociales, pero bajo la pers- Esta perspectiva del estilo bólica y práctica. En síntesis, vemos al estilo
pectiva de la interacción social e intercambio como modo de hacer, puede ser erróneamen- de un modo dinámico, no equivalente a una
de información (Wobst, 1977; Conkey, 1978; te equiparada con la visión normativa y pa- cultura ni necesariamente a una época con-
Plog, 1978; Gamble, 1982). En los últimos siva del estilo de la escuela histórico-cultu- creta. En este sentido es posible encontrar,
30 años, las concepciones de estilo en ar- ral. La posición contemporánea es más com- entre otras posibles dinámicas estilísticas, di-
queología se han diversificado y se ha vincu- pleja, pues estima que el estilo actúa tam- ferentes estilos sincrónicos (Gallardo, 2004)
lado a una gama más amplia de fenómenos bién como medio a través del cual los seres o estilos que traspasan las fronteras de los
sociales, incluyendo la manipulación política, humanos dan sentido a su mundo, al mismo períodos establecidos en la arqueología re-
la ideología y la negociación de estrategias tiempo que interviene en la producción de gional sobre la base de otros materiales ar-
sociales (Earle, 1990). Para una revisión ex- significados culturales (Conkey, 2006). La queológicos (McDonald, 2000).

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Pensamos que la defini- ral. No obstante, en los últimos 30 años se chinos de finales del siglo XIX (Oyaneder et
ción de estilo de Troncoso (2006) es parti- han producido progresos en la afinación de al., 2014). A esto se suma la baja frecuencia
cularmente integradora y útil para el estu- métodos y técnicas destinados a la determi- de iconografía en soportes muebles de la
dio de las manifestaciones rupestres. Según nación directa e indirecta de edades absolu- época y la inexistencia de otros contextos ar-
la misma el estilo comprende cuatro planos: tas o rangos temporales, mediante métodos caicos con pinturas rupestres.
articulación de formas, técnica, modo de arqueológicos tradicionales y arqueométri- Dos nuevos hallazgos con
utilización del soporte y localización espa- cos (Rosenfeld y Smith, 1997; Chippindale grabados se están asignando tentativamente
cial del sitio. La definición politética de es- y Taçon, 1998; Steelman y Rowe, 2012). En a este período. El sitio Conanoxa Oeste-1,
tilo requiere de la inclusión de una varie- aquellas regiones de Chile donde la crono- integra un solo tipo de motivo grabado:
dad de atributos y los modos en que éstos logía del arte rupestre se convirtió en un improntas de pie humano, altamente ero-
se combinan (el modus operandi de sus problema, se han logrado mayores avances sionados y se encuentra contiguo al cam-
componentes) para formar patrones de aso- acerca del rol social de estas expresiones en pamento pre-cerámico Conanoxa W-a
ciaciones y recurrencias. La selección de las poblaciones prehispánicas (Berenguer et (Niemeyer y Schiappacasse, 1963) datado
rasgos para análisis y el nivel en el cual se al., 1985; Gallardo, 2004; Sepúlveda, entre ca. 2700-2000a.C. El motivo impron-
examina la variabilidad deben estar condi- 2011a). En el área de estudio, pese a los in- ta de pie humano se repite en otros sitios
cionados tanto por la naturaleza del proble- tentos explícitos por afinar cronologías rela- bajo estudio y se está tratando de dilucidar
ma investigado como por la escala en la tivas (Santoro y Dauelsberg, 1985; Briones si las variaciones técnicas y formales ob-
cual se pueden emprender los análisis inter- y Chacama, 1987), no se han conducido servadas se correlacionan o no con diferen-
pretativos (Rosenfeld, 2000).Esto permite programas de investigación orientados a tes épocas. El otro sitio, Huancarane-1, in-
evaluar, por ejemplo, la persistencia de cier- este problema integrando un conjunto am- tegra una gran diversidad de formas y téc-
tos atributos en el tiempo, producto de su plio y diversos de sitios, ordenados estilísti- nicas de grabados de diferentes épocas.
continuidad o reutilización o continuidad ca, espacial y temporalmente, por lo que Dos bloques con grabados de camélidos
posterior, más que a la presencia/ausencia todavía existen grandes vacíos. naturalistas, muy erosionados y subyacen-
de determinados referentes. Asimismo, la tes a motivos más tardíos, reproducen el
detección de patrones o lógicas de diseño y Estilo y Arte Rupestre en Costa y Valles estilo de la sierra de Arica asignado al Ar-
el establecimiento de una red de relaciones del Extremo Norte de Chile caico tardío (Sepúlveda, 2011b). Las figuras
entre motivos rupestres y no rupestres, per- de este estilo se asocian a representaciones
mite que motivos ‘diagnósticos’ presentes El área de estudio (Figura de aves altoandinas semi-naturalistas en
en otros soportes debidamente fechados 1) es una de las regiones con mayor desarro- actitud dinámica, que podrían contribuir a
puedan ser relacionados al arte rupestre. llo de la arqueología de Chile desde inicios identificar un ‘modo de hacer’.
del siglo XX. Evidencias de cementerios, El Período Formativo
Cronología conchales y asentamientos habitacionales son (1700a.C.-500d.C.) se asimila con procesos
testimonios de procesos sociales iniciados de ‘neolitización’: sedentarismo, agricultura,
El vector tiempo es una hace ca. 12000 años. Esta larga historia cul- producción de cerámica, además de cambios
variable básica en el estudio de distintos tural se ha ordenado en cinco períodos cro- en los patrones funerarios, en la organiza-
problemas y materiales arqueológicos, a tal nológico-culturales, que se revisan en el con- ción social y la proliferación de iconografía
punto que para algunos “time depth is what texto del arte rupestre y los resultados deri- en objetos muebles. La identificación de un
gives archaeology its distinctiveness as an vados de nuestros estudios. arte rupestre Formativo es todavía proble-
intellectual discipline” (Bailey, 2007, p.198). El Período Arcaico (ca. mática puesto que ciertos motivos se han
Las distribuciones temporales, aunque se 10000-1700a.C.) concierne a sociedades de adscrito indistintamente a los períodos For-
convirtieron en uno de los baluartes de la cazadores-recolectores, con sofisticadas téc- mativo y Medio (Santoro y Dauelsberg,
escuela histórico-cultural, fueron temas nicas de pesca, recolección de moluscos, 1985; Linares Málaga, 2004). Los grabados
igualmente tratados por otras líneas teóricas caza de mamíferos y aves marinas y recur- de Cerro Chuño en Azapa, por ejemplo,
arqueológicas y, en gran medida, ese objeti- sos de río. En el mundo ideológico destaca presentan similitudes con diseños de calaba-
vo persiste en la actualidad, como la ar- la momificación artificial, lo que contrasta zas y representaciones de antropomorfos
queología post-procesual que pudo enfrentar con los escasos registros de arte rupestre asignados a este período. Uno de estos mo-
agencia, identidad, relaciones de poder, en- (Santoro y Dauelsberg, 1985; Muñoz y Brio- tivos, personaje frontal de rostro radiado, es
tre otros, porque se disponía de marcos cro- nes, 1996). En cambio, la precordillera y al- uno de los motivos más conspicuos identifi-
nológicos. Pero en arte rupestre, el proble- tiplano, el arte rupestre formó parte de la cados en textiles y arte rupestre de todo el
ma del tiempo es uno de los más grandes vida de los cazadores recolectores (Santoro y norte de Chile (Santoro y Dauelsberg, 1985;
escollos que enfrentan los investigadores Dauelsberg, 1985; Sepúlveda, 2011b). Horta, 2004). Además, en Conanoxa E-7 se
(Layton, 1992; Rosenfeld y Smith, 1997). El arte rupestre del Arcai- individualizó ‘un estilo abstracto’ asociado a
Resolver el problema de la cronología en co de costa y valles se circunscribía a las un cementerio de túmulos Alto Ramírez,
arte rupestre es un asunto que necesaria- pinturas de La Capilla-1 al sur de Arica y considerando algunas similitudes de diseño
mente debe abordarse, no porque estemos los grabados de Conanoxa en el valle de Ca- con figuras de la cestería del mismo cemen-
interesados en última instancia en la crono- marones. La cronología de las pinturas de la terio y de calabazas de otros sitios contem-
logía per se o en la fecha en sí, sino por Capilla 1 se basó en el hallazgo estratigráfi- poráneos de la zona (Niemeyer y Schiappa-
que permite integrar este registro dentro de co (datado por radiocarbono entre 1600- casse, 1963).
la historia cultural y contexto arqueológico 800a.C.) de pigmentos similares a los aplica- Comparando iconografía
más amplio (Rosenfeld, 2000). dos en las representaciones parietales (Cha- de arte rupestre con diseños plasmados en
El problema de la crono- cama y Muñoz 1991), asociados a nuevo ri- objetos muebles, se han identificado varios
logía del arte rupestre es sobre todo meto- tuales ceremoniales (entierro simbólico de sitios en los valles de Lluta (Intine), Azapa
dológico, ya que por el hecho de no formar faldellines y ausencia de momificación artifi- (Las Ánimas, Cerro Chuño), Vítor (La La-
parte de depósitos estratigráficos, se presen- cial). Nuevas excavaciones y análisis sugie- dera, Ofragía 1, Alero Cruz del Siglo, Ce-
ta aparentemente como un artefacto inasible ren que las pinturas serían más recientes y rro Blanco 1,) y Camarones (Huancarane-1,
desde un punto de vista cronológico-cultu- posiblemente relacionadas con migrantes Cochiza, Conanoxa E-7, Taltape-2) (Figura

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Figura 2. a: bloque con grabados inserto en la base del túmulo ceremonial de Las Ánimas-6; b: motivos de arte rupestre de Conanoxa E-7 y Pam-
panune-1 y diseños de cerámica Cabuza (Santoro, 1980); c: iconografía y objetos de la Cultura Arica y motivos rupestres del Intermedio Tardío;
d: representación antropomorfa con túnica ajedrezada de Pampanune-1, período Tardío.

1). Los motivos incluyen: aserrados, escale- ca Denuncia) y Camarones (Cochiza, Co- Otros conjuntos asignados
rados, cruces de lados iguales, personaje nanoxa E-7, Huancarane-1), a partir de simi- a este período incluyen grecas, volutas, es-
frontal de rostro radiado con o sin faldellín, litudes iconográficas con decoración de so- pirales y zoomorfos, que se repiten en la
cruz inscrita en rectángulo de contorno portes muebles (cerámica y textiles de la iconografía mueble (cerámica y textiles).
meándrico, serpiente de contorno aserrado fase Cabuza y Maytas). Los motivos identifi- Destacan, además, las representaciones de
y aves falcónidas con alas desplegadas. Al- cados en arte rupestre incluyen composicio- objetos de metal, principalmente tumifor-
gunos de estos motivos, tales como aserra- nes meándricas paralelas, ganchos romboida- mes; buenos indicadores temporales dado
dos y volutas cuadradas, tienen continuidad les compuestos y grupos de puntos enmarca- que aparecen en el período Intermedio Tar-
hasta el Período Medio (fases Cabuza y dos (Figura 2b). dío y aumentan en el Tardío. Algunos de
Maytas Chiribaya), al menos en objetos El período Intermedio estos tumiformes pueden ser lo que Horta
muebles, por lo que son considerados con Tardío (ca. 1000-1400d.C.) encierra un fuerte (2010) llama insignia tumi, propios de la
precaución. Al igual que en Conanoxa componente cultural local, que continuó du- iconografía de este período. Los grabados
E-7, Las Ánimas se asocia directamente a rante la época Inka y colonial temprana, co- tumiformes muestran cierta variabilidad
un túmulo ceremonial. Sin embargo, en nocida como Cultura Arica e identificada morfológica pero sobre todo técnica; por lo
este último, los bloques grabados se loca- por su cerámica polícroma y textiles con que pueden corresponden a una variedad de
lizan estratigráficamente dentro del túmu- abundante iconografía figurativa y geométri- ‘modos de hacer’ bajo ciertos parámetros
lo que fue fechado por nosotros entre ca. Gran parte del arte rupestre ha sido ads- formales y cuyos atributos estilísticos hay
1000 y 200a.C., por lo tanto los motivos crito a este período, especialmente por aso- que caracterizar y contextualizar espacial y
presentes (i.e. aves, motivos radiados) los ciaciones espaciales a asentamientos (Ayca, temporalmente (Figura 2c).
consideramos contemporáneos con el For- 1987; Gordillo, 1992; Valenzuela et al., Durante el Período Tar-
mativo (Figura 2a). 2006) o por la presencia de motivos simila- dío (ca. 1400-1540d.C.) el Estado Inka ha-
El Período Medio (ca. res a diseños de cerámica y otros soportes bría establecido distintos niveles de control
500d.C.-1000d.C.) es uno de los más contro- (Niemeyer y Schiappacasse, 1981; Briones y sobre las comunidades de la zona, en vir-
vertidos de la secuencia regional, caracteri- Chacama, 1987). tud de las particularidades sociales y eco-
zado por la intensificación de la producción El arte rupestre adscrito a nómicas locales, tales como la disponibili-
agrícola y un aparente escaso aporte de los este período posee gran variabilidad, reflejo dad de recursos económicos, condiciones
recursos del litoral y posible relación con de los cambios temporales en la iconografía geográficas, resistencia local y los niveles
Tiwanaku. El arte rupestre asignado a este de los grupos sociales locales denominados de organización política preexistente. El
período se ha identificado en distintos sitios, como Cultura Arica y la interacción con arte rupestre asignado a este período es
cuyas relaciones iconográficas y estilísticas grupos externos. También se vislumbran va- mucho más discutible, tanto en el norte de
entre sí y con otros motivos son poco claras riaciones en la funcionalidad de los sitios o Chile como en otros lugares de los Andes
(Gordillo, 1992; Muñoz y Briones, 1996). los contextos de uso del arte, donde destacan Centro Sur (Berenguer y Cabello, 2005).
Por ejemplo, la figura frontal con báculos, el los espacios habitacionales. Aldeas con arte Asociaciones y diferencias contextuales (in-
rostro de cabeza radiada, rombos escalerados rupestre se registran en los valles de Lluta ter- e intra-sitio) y comparaciones regiona-
y otros motivos asociados, como balsas, bá- (Sora Sur, Poblado Millune, Vinto 1-2 y les (Muñoz y Briones, 1996; Valenzuela et
culos u hondas, falcónidas y antropomorfos- Vinto 4) y de Azapa (Chilpe, Achuyo) y su al., 2004) han identificado motivos aislados
avimorfos aparecen desde el Formativo tar- cronología cubre un lapso restringido de pertenecientes a este horizonte. Además,
dío (Santoro y Dauelsberg, 1985; Chacama y acuerdo a la cerámica y dataciones radioca- habría que distinguir entre un arte rupestre
Espinosa, 2000; Horta, 2004). bónicas (1300-1600d.C.). La homogeneidad manufacturado o usado durante esta época,
Nuestros avances han estilística del arte rupestre, al interior de las de uno incaico propiamente tal, ya que
identificado arte rupestre en los valles de aldeas, sugiriere igualmente un lapso acota- gran parte de la iconografía es una conti-
Lluta (Cruces de Molinos), Azapa (Cerro do de tiempo de producción. Cabe notar que nuación de la Cultura Arica. Se distinguen
Chuño, Las Ánimas-2), Vítor (Cerro Blan- en Vítor y Camarones los asentamientos no sitios habitacionales con grabados de moti-
co-2, Ofragía 2, Pacallane y El Tapial, Cha- incluyen arte rupestre. vos de chacras y en algunos casos de re-

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presentaciones de antropomorfos con túni- que pudieron coexistir distintas formas o es- Conkey MW (2006) Style, design, and function. En
cas ajedrezadas (Figura 2d). tilos de arte según fueran expresados por Tilley C, Keane W, Küchler-Fogden S,
Rowlands M, Spyer P (Eds.) Handbook of Ma-
distintos sub-grupos de edad, de género, de terial Culture. Sage. Londres, RU. pp. 355-372.
Discusión y Conclusiones tareas, de estatus, entre otros. Conkey MW, Hastorf CA (Eds) (1990) The Uses of
Style in Archaeology. Cambridge University
La prehistoria regional Agradecimientos Press. Cambridge, RU. 124 pp.
muestra importantes cambios estructurales Davis W (1990) Style and history in art history. En
que, aunque están todavía sujetos a debate, Este estudio es resultado Conkey MW, Hastorf CA (Eds.) The Uses of
constituyen un marco referencial suficiente del proyecto FONDECYT 1111063. Los au- Style in Archaeology. Cambridge University
Press. Cambridge, RU. pp. 18-31.
y adecuado para discutir la relevancia de tores agradecen al Convenio de Desempeño
definir estilos con su distribución espacial y Universidad de Tarapacá-MINEDUC y al Dietler M, Herbich I (1998) Habitus, techniques,
style: an integrated approach to the social un-
cronológica. Se constata que a pesar de las Museo Arqueológico San Miguel de Azapa derstanding of material culture and boundaries.
limitaciones señaladas, desde el Arcaico por autorizarnos a revisar colecciones ar- En Stark MT (Eds.) The Archaeology of Social
tardío habría existido producción de arte queológicas. Boundaries. Smithsonian Institution Press.
rupestre, con variaciones formales cuyos Washington DC, EEUU. pp. 232-263.
contextos espaciales y arqueológicos hemos Referencias Earle TK (1990) Style and iconography as legitima-
abordado desde una perspectiva espacial, tion in complex chiefdoms. En Conkey MW,
Ayca O (1987) Inventario y descripción iconográfi- Hastorf CA (Eds.) The Uses of Style in Ar-
temporal y cultural. chaeology. Cambridge University Press. Cam-
La cantidad, variabilidad y ca de los petroglifos de San Francisco de Mi-
culla, área noreste. En Gordillo J, López M bridge, RU. pp. 73-81.
dispersión espacial del arte rupestre en la (Eds.) Arte Rupestre: el Valle de las Piedras Falabella F, Sanhueza L, Fonseca E (2002) Las ma-
costa y valles del extremo norte de Chile Grabadas. Instituto Nacional de Cultura. Tac- terias primas de la cerámica Aconcagua salmón
permite suponer que la producción y uso de na, Perú. pp. 7-11. y sus implicancias para la interpretación de la
esta cultura material no fue un fenómeno Bailey G (2007) Time perspectives, palimpsests and organización de la producción alfarera. Chunga-
the archaeology of time. J. Anthropol. Archaeol. ra Rev. Antropol. Chil. 34: 167-189.
marginal o anecdótico. Por el contrario, estu-
26: 198-223. Fiore D (1996) El arte rupestre como producto com-
vo íntimamente ligado a las prácticas socia- plejo de procesos económicos e ideológicos:
les y al desenvolvimiento de las sociedades Berenguer J, Cabello G (2005) Late horizon rock art
in the Atacama desert? A view from the Inka una propuesta de análisis. Espacio, Tiempo y
que habitaron la zona, en espacios habitacio- road. Rock Art Res. 22: 29-49. Forma, Serie I, Prehist. Arqueol. 9: 239-259.
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ROCK ART, STYLE AND CHRONOLOGY: THE NEED OF A HISTORICAL CONTEXT FOR THE ROCK ART
MANIFESTATIONS IN THE COAST AND VALLEYS OF NORTHERN CHILE
Daniela Valenzuela, Marcela Sepúlveda, Calogero M. Santoro and Indira Montt
SUMMARY
We discuss the relevance of the concept of style in archeol- tices. In this reflexive work we highlight that rock art needs to be
ogy and its cultural and tempo-historical value beyond its specific considered the result of practices and actions upon the material
chronology. We sustain that there is a gap of knowledge regard- world, carried out by subjects that were part of the social pro-
ing the social processes involved in the production and use of the cesses that occurred throughout the pre-Hispanic chronological
pre-Hispanic art, due to the lack of understanding of its history. sequence, in the Western Valleys zone of Northern Chile. We argue
We discuss why chronology is important beyond specific dates in that chronology is not important by itself, but in terms of its ability
the context of seen archeology as a social science that pursues the to define the historical frame within which the material culture (in
relationship between material remains and particular social prac- this case, rock art) was developed and acquired significance.

ARTE RUPESTRE, ESTILO E CRONOLOGIA: A NECESSIDADE DE UM CONTEXTO HISTÓRICO PARA AS


MANIFESTAÇÕES RUPESTRES EM COSTA E VALES DO EXTREMO NORTE DO CHILE
Daniela Valenzuela, Marcela Sepúlveda, Calogero M. Santoro e Indira Montt
RESUMO
Discute-se a importância do conceito de estilo em arqueologia da sua história. Apresentam-se os primeiros resultados de nos-
e seu valor cultural, cronológico e histórico, além da obtenção sas investigações orientadas a estabelecer o contexto temporal
de datas específicas. A partir da revisão crítica da aplicação da arte rupestre, com uma perspectiva que cobre 12000 anos de
destes conceitos na arqueologia da arte rupestre do extremo nor- história cultural. Sustentamos que a importância da cronologia
te do Chile, sugerimos que as dificuldades, para o melhor enten- não radica em si mesma, mas sim em sua capacidade de definir
dimento dos processos sociais em que a arte pré-hispânica par- o marco histórico dentro do qual a cultura material foi produzi-
ticipou, se devem principalmente a um conhecimento deficiente da e usada por sujeitos que integraram processos sociais.

JUL 2014, VOL. 39 Nº 7 449

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