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Daniel Bensaïd absoluto entre ciencia e ideología.

No hay más A esas cuestiones, como lo hizo pensar Phi-


ciencia pura que ideología pura. El marxismo lippe Raynaud en nuestro debate en el Colo-
“ideologizado”, fustigado por Castoriadis, era quio de San-Dennis-Pontoise, no sería super-
Políticas de Castoriadis un producto pleno de contradicciones. Y pro- fluo agregar una cuarta pregunta sobre eso
dujo obras – como las de Colletti y Della Volpe que se escoge decir. En todo estado de causa,
La noción de política en el último Castoriadis
en Italia, Manuel Sacristán en España, Lefeb- la enunciación radical de la alternativa por
está relacionada con el rechazo al marxismo de
vre o Althusser en Francia, Karel Kosik en Castoriadis supone que ha sido dividido, tan
su luctuoso artículo de 1964, “El marxismo: un
Checoslovaquia, y la de muchos otros – que, rigurosamente como por el corte epistemoló-
balance provisorio” 1/. Este balance parte de una
incluso cuando se comprometieron con las en- gico querido por Althusser, el lado de Marx y
constatación: si “el marxismo ha devenido parte
crucijadas de la política del Kremlin, no po- el de la Revolución. Sin embargo, como sabe
de la atmósfera que se respira llegando al
drían ser reducidas a un mero discurso apo- desde Proust, el lado de Swann y el de Guer-
mundo social y al paisaje histórico que fija el
logético. mantes, aparentemente opuestos, terminan
cuadro de nuestras idas y venidas”, también ha
por reunirse. Con todo, en el artículo de 1964,
devenido desde hace cuarenta años (desde la
Entre el marxismo y la revolución la división no se establecía tan claramente y
derrota de la revolución alemana en 1923) “una
Es claro que el carácter excesivo, unilateral y es lo menos que se puede decir. Los grandes re-
ideología en el mismo sentido que Marx le dio
a veces de fe mala, de este texto de ruptura proches teóricos dirigidos al marxismo en ge-
a ese término: un conjunto de ideas que se rela-
representa un ajuste de cuentas, no sólo con neral recaían sobre su interpretación domi-
cionan con una realidad no para iluminarla y
el marxismo ortodoxo del movimiento comu- nante, la cual Castoriadis sabía que estaba
transformarla, sino para velarla y justificarla
nista internacional, sino un ajuste de cuentas lejos de ser la exclusiva. Así, para un autor
en el imaginario” 2/.
– quizá difícil y doloroso – de Castoriadis con- que, a diferencia de polemistas contemporá-
Que el marxismo, codificado bajo Stalin en
sigo mismo, con su propio pasado militante, neos que arremetían contra un marxismo ima-
doctrina de Estado, se volvió la ideología de
de aproximadamente veinte años consagra- ginario, había leído atentamente a Marx, sus
la burocracia, tanto en la URSS como en los
dos a la IV Internacional y, a partir de 1948, tres críticas principales se presentan tan enor-
partidos comunistas estalinizados, no es cues-
al grupo “Socialismo o Barbarie”. “Partiendo mes que se encuentran al límite del contra-
tionable. Pero sí lo es el que Castoriadis ma-
del marxismo revolucionario”, el tiempo llegó sentido o de la pura y simple falsificación.
neje la categoría de marxismo en singular,
de dar un giro radical: “Era necesario escoger La primera no es otro que la imputación tri-
como un extenso concepto que cubre todo. Aun-
entre permanecer marxista o permanecer vial de determinismo histórico y de economi-
que él pone la cuestión de saber “de qué mar-
revolucionario.” O bien…, o bien…: la lógica cismo mecánico, implicando una doble reduc-
xismo habla”, evita responderla. En consecuen-
binaria del tercio excluido. Los términos de ción: de lo social, de lo político, de lo simbólico,
cia, si el marxismo ortodoxo o “soviético” era
esta disyunción colocan al menos tres cuestio- a la infraestructura económica y técnica, y de
ampliamente dominante, no daba cuenta de
nes presupuestas: ¿Qué significaba, en 1964, la misma economía a las “leyes natural”. Sin
la diversidad y la fertilidad de investigaciones
permanecer marxista? ¿Qué significaba ser embargo, desde la Sagrada Familia y La Ideo-
que se inspiraron de la crítica marxista. Ade-
revolucionario en el momento en que se prepa- logía alemana, Marx y Engels rompieron
más, contrariamente a lo que podría preten-
raba la contraofensiva liberal? Y sobre todo: definitivamente y sin retorno con las filoso-
der un marxismo cientificista, no hay un corte
¿qué quiere decir permanecer? Considerando fías especulativas de la historia universal: ¡
1/ Artículo reimpreso como apertura en 1974 a L’Institution imagi- que Castoriadis, asumido como marxista, “La historia no hace nada”! 4/.
naire de la société, bajo el título de “Marxisme et théorie révolution-
naire”, un lugar inaugural en la ruptura proseguida en Les declara en 1964 y confirma en 1974 no poder Esta ruptura es confirmada en la introduc-
Carrefours du labyrinthe. más seguir siéndolo, Deleuze que nunca pre- ción a los Manuscritos de 1857-1858 por las
2/ L’Institution imaginaire de la société, Paris, Seuil, 1975, p. 16. tendió serlo, declarará diez años más tarde, notas telegráficas sobre una nueva escritura
3/ Isabelle Garo, “Deleuze, Marx et la révolution: ce que rester mar-
xiste veut dire”, en Contretemps n° 17, sept. 2006, éditions Textuel. su voluntad de seguir siéndolo. ¿Cómo seguir de la historia. Ella está de nuevo en la famosa
4/ Engels, La Sainte Famille. siéndolo si jamás se fue? 3/. carta de Marx a su crítico ruso, en la que le re-
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procha el reducir su teoría a un “esquema su- a la Crítica del Programa de Gotha, pasando Castoriadis está de acuerdo en admitir que
pra-histórico” de sucesión cronológica de mo- por La luchas de clases en Francia o el Diecio- la lucha de clases “parece” oponerse al deter-
dos de producción, considerando que su cho Brumario, Marx se encarga de decir lo con- minismo económico, “pero sólo parece”, en la
genealogía, tal y como la presenta en El Capi- trario, sino que la lucha de clases es el hilo con- medida en que Marx la integra a una cadena
tal, sólo vale para el génesis del capitalismo en ductor de la crítica de la economía política, de causal donde las clases “hagan lo que tienen
Europa y no prejuzga otras vías de posibles la teoría del valor, de la historia de la acumu- que hacer” en una historia que es “necesaria-
desarrollos históricos. Esto es confirmado al- lación primitiva, del análisis de las crisis perió- mente determinada” 10/. Es suficiente leer de
gunos años después en las cartas a Vera Zas- dicas. Desde su primer capítulo, el Libro I de El nuevo los textos políticos, sobre Francia, Ingla-
soulitch considerado la hipótesis de un des- Capital invita al lector a seguir al hombre y su terra, España, sobre las guerras europeas, para
arrollo de Rusia que puede hacer la economía salario hasta los sótanos de la producción, constatar hasta qué punto semejante afirma-
sin pasar por los dolores de la acumulación donde este último será “curtido”. El último ca- ción es ridícula. El problema que recorre a la tri-
capitalista. Finalmente, la idea de un pítulo inacabado del Libro III trataba sobre las logía sobre Francia es, precisamente, el que las
determinismo mecánico no resiste la lectura clases sociales. Y toda la determinación del va- clases no hacen lo que se supondría que
de las escritos políticos de Marx, principal- lor, lejos de resultar de cualquier determinismo deberían hacer, que la política no es un fiel
mente de la trilogía sobre La lucha de clases económico o tecnológico, es la expresión de una reflejo de lo social, que la representación, la
en Francia en los que la ideología, la repre- lucha cotidiana feroz para determinar el re- ideología, o “el imaginario”, tanto son media-
sentación y el imaginario teatral, juegan un parto entre el tiempo de trabajo necesario y el ciones como que tienen su propia eficacia.
papel de primero plano 5/. Es decididamente sobretrabajo. Para Castoriadis, el asunto está más que
difícil para un lector escrupuloso reconocer en Finalmente, le reprocha un cientificismo entendido. En el marxismo, la ideología de la
la teoría de Marx, más allá de tal o cual de rotundamente positivista: “El marxismo pre- burocracia se importa sin restos sobre el ima-
sus contradicciones a veces reales, una filoso- tende reducir integralmente el nivel de las sig- ginario del proletariado. Determinismo histó-
fía de la historia que pretendería expresar “la nificaciones al nivel de las causaciones” 8/. No rico + economía mecanicista + cientificismo
verdad teórica y práctica de una dinámica de ve en la lógica y en lo económico más que la causal = una “Providencia comunista” que eli-
la historia” 6/. acción de leyes en última instancia naturales. mina “el problema primario de la práctica”, de
La segunda crítica es totalmente pasmosa: Se puede extender como argumento tal o cual saber hacer que los hombres tomen control so-
“Brevemente, la teoría de Marx, tal como es, ig- pasaje de Marx donde él se entusiasma por los bre su vida conforme a las condiciones reales,
nora la lucha de clases sociales.” Ignora “el éxitos de las ciencias físicas o químicas de su lo que no excluye ni garantiza el logro de su
efecto de las luchas obreras sobre la distribu- tiempo. Pero eso sería hacer poco caso a todo proyecto. Condición política trágica, entonces,
ción del producto social” y esto se debe a la “pre- eso que lo aleja, al contrario, del cientificismo que hace eco al San Augustin del “trabajar en
misa fundamental” según la cual, en la econo- dominante: un rechazo explícito y desprecia- la incertidumbre” y al Pascal de la apuesta.
mía capitalista, los hombres están totalmente tivo al positivismo; la investigación de una cau- Queda por demostrar todavía, admite Cas-
cosificados y sometidos a “la acción de leyes eco- salidad diferente a la mecánica, en la que “las toriadis, que puede tener una filosofía que sea
nómicas que no difieren en nada de las leyes na- leyes tendenciales”, esas leyes extrañas, “que otra cosa que la filosofía y una política que
turales” 7/. No solamente del Manifiesto de 1848 se contradicen ellas mismas” y articulan lo ne- sea otra cosa que la política. Porque la exigen-
cesario y lo contingente; la idea, de la tesis doc- cia “completamente nueva” de su unión, no
5/ La Lutte des classes en France, Le Dix-huit Brumaire de Louis Na- toral sobre Demócrito y Epicuro hasta los últi- como simple adición, sino como una verdadera
poléon Bonaparte y La Guerre civile en France.
6/ L’Institution imaginaire de la société, op. cit., p. 25. mos textos sobre Rusia, de un “materialismo síntesis inaugural de una política y una filoso-
7/ Ibíd., p. 23. aleatorio” o de un “materialismo del reencuen- fía inédita, “es lo que el marxismo aportó de
8/ Ibíd., p. 76. tro”; la distinción, para abreviar, entre “la cien- más profundidad y más duradero” 11/. No obs-
9/ Ver, Daniel Bensaïd, Marx l’Intempestif, Paris, Fayard, 1995.
10/ L’Institution imaginaire de la société, op. cit., p. 43. cia alemana”, en tanto que lógica general del tante, este proyecto ambicioso habría sido en-
11/ Ibíd., p. 92. saber, y las ciencias positivas inglesas 9/. sombrecido en la reducción de la praxis a la
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técnica, y el marxismo habría devenido ideo- cuantificar ese trabajo socialmente necesa- mica. Ella escapa de la lógica de eso que Cas-
logía de la burocracia, y más extensamente, rio 13/. Para demostrar por el absurdo esa im- toriadis, cediendo él mismo al fetichismo,
un engranaje entre otros de la cultura capita- posibilidad, él considera entonces tres hipóte- llama la “economía real”, una economía en la
lista. De ahí la necesidad de destacar el perma- sis: que los tiempos necesarios corresponden que el valor se fija, medido y cuantificado, por
necer revolucionario y atacar a su impensa- a los tiempos requeridos por la empresa más el cálculo económico 15/.
ble, a la institución imaginaria. eficaz, por la empresa menos eficaz o por el El valor en Marx, concluye Castoriadis, es
promedio de tiempo necesario del conjunto de “un fantasma sin carne”. Que tenga una exis-
Entre Marx y Aristóteles empresas, suponiendo que la competencia trae tencia espectral habría interesado sin duda a
Si todavía incluye los contrasentidos de su lec- constantemente el tiempo eficaz de trabajo Jacques Derrida, quien no ignoraba la eficacia
tura de Marx, el artículo de 1974 “De Marx a hacia el tiempo medio. propia de las apariciones y resucitaciones del
Aristóteles, de Aristóteles a nosotros”, repre- En “el funcionamiento real de la economía”, espectro. Porque esto último, como instancia
senta un problema mayor ya que trata acerca dice él, eso no tiene ningún sentido 14/. Sin de lo posible, es correcto y en parte real. El es-
de la cuestión de la igualdad y la justicia 12/. duda. Pero la demostración por el absurdo es pectro del valor no deja de recorrer al mer-
Castoriadis parte del problema de la conmesu- igualmente absurda. El paso supuestamente cado. Cuando la medianoche suena, aparece. Y
rabilidad presupuesta por el intercambio. Para refutado no está en nada de lo que hace Marx. con su aparición viene la crisis y el temblor.
que el intercambio de bienes o productos hete- Para él, el “tiempo de trabajo necesario” no es A través de su crítica de la teoría del valor-
rogéneos sea posible, es necesario hacer abs- determinable a priori. No es determinado sino trabajo, Castoriadis reprocha en realidad a
tracción de sus diferencias sensibles y redu- a posteriori a través del juego del mercado y Marx el no tratar específicamente una “insti-
cirlos a una esencia o sustancia común. Es lo la competencia, que no son categorías pura- tución socio-histórica particular”, el capita-
que se supondría que Marx hace al reducir el mente “económicas”, sino que incluyen y lismo, pero no para atribuirle una significa-
trabajo concreto en el tiempo de trabajo abs- suponen los efectos complejos de la lucha de ción antropológica absoluta “como si en ella
tracto o “socialmente necesario”. Eso implica- clases. Ésta es una de las contradicciones prin- se manifestara de manera resumida las deter-
ría, según Castoriadis, que se sabe definir y cipales y una fuente de la irracionalidad de minaciones esenciales de la vida social e his-
las que las crisis y el desempleo son conse- tórica de la humanidad” 16/. Del mismo modo
12/ Carrefours du Labyrinthe, tome I, Paris, Seuil, 1978. cuencias visibles. Además, este tiempo de tra- que para Marx la industria es “un libro abierto
13/ Parar Aristóteles, la sociedad presupone entonces la conmensu- bajo necesario no se cuantifica directamente de las facultades humanas”, el trabajo mate-
rabilidad, pero ella no es natural. Ella implica un nomos, una insti- sino por la famosa transformación del valor rial revelaría las “facultades que duermen
tución: “la sociedad presupone la sociedad”. Así la reducción de Marx
del trabajo complejo al simple implica que la complejidad no es más en precio, que no es, contrariamente a lo que desde el origen en el hombre productor”. Cas-
que la simple multiplicación de lo simple. Pero para Aristóteles, la sugieren algunas controversias, la transfor- toriadis ve ahí una fórmula de “puro aristote-
unidad que puede ser conmensurable es la necesidad y los usos que mación de una misma substancia, sino una lismo”. Ello es cerrar los ojos a lo que radical-
se dan juntos en la relación social. La moneda no es más que un sus-
tituto simbólico. Ella iguala cosas desiguales, no verdaderamente relación social. Valor y precio pertenecen a dos mente distingue el pensamiento de Marx del
pero sí suficientemente. Telescopiando Marx y Aristóteles, más allá niveles lógicos diferentes. En la medida en de Aristóteles: su comprensión moderna de la
de su relación con formaciones sociales muy diferentes, en razón de que el tiempo de trabajo socialmente necesa- historicidad. De hecho, es frecuente que Marx
la presencia o ausencia del trabajo esclavo como de la generaliza-
ción de las relaciones mercantiles, se puede comprender que el tra- rio no está determinado de manera unívoca utilice conceptos en un doble sentido: un sen-
bajo complejo no es en El Capital una simple multiplicación del tra- por las técnicas disponibles de una época dada, tido extenso y antropológico, y un sentido
bajo simple. La reducción del primero (que incluye los efectos de la ni por la sola organización de trabajo, sino por específico, históricamente determinado. Ese
cooperación y de la división del trabajo) al segundo, del trabajo con-
creto al trabajo abstracto, es para el Capital una imposible necesi- la resistencia y la lucha de la fuerza de tra- es, entre otros, el caso del concepto de “clases”,
dad, fuente de las contradicciones y crisis. bajo asalariada, no deja de variar y no es de- que designa tanto específicamente a las cla-
14/ Ibíd., p. 336. finible sino de manera retroactiva. Dicho de ses en las sociedades capitalistas por oposi-
15/ Ver Henryk Grossmann, Marx, l’économie politique classique et
le problème de la dynamique, Paris, Champ libre. otro modo: la crítica marxista de la economía ción a los órdenes, los estados, corporaciones,
16/ Carrefours du Labyrinthe, op. cit., p. 344. política, es una crítica de la dinámica econó- como a los grupos sociales antagónicos en gene-
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ral (como en la primera frase del Manifiesto co- (instrumental) de la racionalidad, y una con- la aproximación, a una igualdad “suficiente” en
munista). Ese es también el caso de la noción cepción genérica universal, partiendo de un relación con las necesidades.
de trabajo productivo, que toma un sentido historicismo radical. Sin embargo, si las deter- Lo importante, para Castoriadis, es que el
particular en la relación salarial, distinto del minaciones específicas de una formación so- problema de la igualdad en Aristóteles no es
trabajo productivo en su sentido extenso, como cial se articulan a las condiciones antropológi- relevante para la economía. No tiene, entonces,
intercambio metabólico entre la especie hu- cas fundamentales, y si esta articulación se ninguna necesidad de ser disculpado por no
mana y sus condiciones naturales de repro- expresa, como hemos visto, en el doble uso de haber sabido ver lo que no vería cualquiera, de
ducción. Y se podrían multiplicar los ejemplos categorías (clases, trabaje, etc.), ello está en no haber estado más claro en el análisis del va-
de este doble uso. función de la tensión entre lo natural y lo hu- lor: “Él no hizo una teoría de la economía”,
La ceguera de Castoriadis sobre este punto mano ya señalado desde los Manuscritos de sino “una investigación política sobre los fun-
le permite afirmar que la absolutización de 1844: “El hombre es un ser natural, pero es damentos de la ciudad” 19/. La economía en
las categorías lleva a que la crítica de la eco- un ser humano”. Esta determinación natural tanto que tal, no le interesaba, aunque se le su-
nomía, como esfera separada e hispostasiada, atraviesa toda la obra de Marx desde el prin- pone haberla descubierto, porque es a la polí-
se limitaría en Marx a una “crítica de la eco- cipio, cuando trataba sobre el trabajo en su tica a la que se subordinan los poderes más
nomía política”, es decir: de la economía bur- sentido extenso (como transformador de ener- preciosos, y son las oposiciones políticas, en-
guesa, sin remitirse al mismo concepto de eco- gía o “metabolismo” entre el hombre socia- tre la ley y la naturaleza, la opinión y la ver-
nomía. Marx salvaría así a la razón económica lizado y la naturaleza), o de las intuiciones dad, las que importan. La interrogación polí-
en general de su avatar capitalista y cedería ecológicas sobre los peligros de una agricul- tica se mantiene aún sobre el bien humano
él mismo a las ilusiones de una buena econo- tura intensiva que devasata las tierras. La in- supremo y los medios para alcanzarlo, y por
mía (o de un determinismo económico), desta- terrogación no puede, entonces, tratarse consiguiente, sobre la constitución política de
cado de las relaciones políticas y el imaginario superficialmente como lo ha hecho Castoriadis, la ciudad: es justo lo que se conforma a la ley
simbólico. La economía capitalista no haría s i n tomar se l a m o l e st i a de e xam i n ar creadora de virtud. Y no hay virtud que por
así sino revelar eso que estaba oculto dando la seriamente la complejidad de la noción de la institución no limite la desmesura. Ser in-
apariencia de heterogéneo cuando es funda- naturaleza en Marx 17/. justo, al contrario, es querer más que su parte.
mentalmente homogéneo. Haciendo aparecer ¿A dónde pretende conducirnos este debate? ¿Más que su parte, de qué? De lo que es
por primera vez lo simple y lo abstracto, ella Al hecho de que Marx, tributario de la antro- divisible: honores, riquezas.
rompe el secreto de la identidad de los hom- pología de las Luces, admitió sin crítica el pre- La justicia total es, entonces, precisamente
bres y sus trabajos, “revelando la humanidad supuesto de una igualdad de nacimiento entre la “creación de lo participable social y de las
a ella misma.” los hombres, mientras que Aristóteles no condiciones que aseguran a cada uno el acceso
Marx pretende ver lo que Aristóteles no afirmó que lo sean, ya que pare él los indivi- a ese participable”, distinto de lo divisible. El
podría ver. ¿A causa de los prejuicios de su duos son “todos otros, pero no iguales”. La fun- justo es el igual, pero la igualdad simplemente
época? No, más simplemente, porque las ción de la política es entonces instituir una aritmética permanece para Aristóteles (como
relaciones mercantiles y monetarias no esta- igualdad que no se casa con la naturaleza, sino para Marx en su Crítica del Programa de Go-
ban suficientemente desarrolladas y generali- que la contradice. Ese es el papel del nomos tha) desigual, en la medida que asigna una
zadas. Marx dudaría, según Castoriadis, en- (de la ley o la institución). No puede devolver parte equitativa a los desiguales. Está aquí el
tre una concepción específicamente moderna los bienes conmensurables, pero los iguala “su- límite de la justicia distributiva, que involucra
ficientemente en cuanto a las necesidades y lo divisible y su reparto, en relación a la jus-
17/ Ver Alfred Schmidt, Le Concept de nature chez Marx, Paris, PUF, usos”. Porque “de lo indeterminado, indeter- ticia correctiva que involucra transacciones.
1994. minada es la regla” 18/. No es, por consiguiente, Una y otra son determinadas por la idea de
18/ Aristote, Éthique à Nicomaque, cité par Castoriadis, Carre-
fours…, p. 350. cuestión de instituir una igualdad imposible, lo igual. Pero la igualdad efectiva “no puede
19/ Ibíd., p. 352. sino de proceder pragmáticamente, aceptando ser más que una igualdad de proporción”. Es
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a ésta que corresponde la famosa fórmula co- fórmula que asigna a cada uno según sus ne- tico. Pero, de la Crítica de la economía polí-
rrectiva del estadio superior del comunismo – cesidades, cada uno deviene su propia medida. tica a las reflexiones sobre el alcance histó-
“de cada uno según sus capacidades, a cada Esto no es posible, en Marx sólo por un re- rico de la Comuna de París, ¿Marx no ha he-
quien según sus necesidades” – distinta de la curso, implícito o explícito: la carta de la abun- cho otra cosa que deconstruir el discurso
fórmula distributiva de la fase primera – “de dancia, la que le permite conceder capacida- económico y desinvertir sus ídolos?
cada uno según capacidades, a cada uno se- des limitadas a las necesidades ilimitadas. La
gún su trabajo”-, en la que Marx recuerda con justa medida imposible de encontrar se solu- ¿Política de lo imaginario?
énfasis que sigue siendo inequitativa. ciona entonces por la abundancia. Por tanto, El cuidado de Castoriadis de desprender la
El problema subyacente es el de la conmen- Marx imagina poder resolver la cuestión de la política, y la libertad que ella implica, de las
surabilidad y la mensurabilidad en las rela- justicia (sea de los límites o del reparto), de lógicas de una historia universal son legíti-
ciones sociales. Aristóteles piensa que toda suerte que ya no se plantee más. Pretendiendo mas. No era sin embargo nuevo. En política, la
sociedad pone un proto-valor (un axia de refe- desaparecer el derecho burgués que regula el organización de los tiempos se juega en el pre-
rencia): el reparto inicial es siempre ya dado. reparto, él aboliría, en la práctica, el derecho sente. “Es el presente el que domina al pa-
No hay principio absoluto de la ciudad. La tout court. sado”, escribieron los autores del Manifiesto
regla de la equidad es indeterminada, porque La crítica pone el problema. Sin embargo, comunista. Domina también al futuro y la
la naturaleza de lo justo consiste en corregir ella infravalora la historicidad de las capaci- bifurcación de los posibles. Gramsci decía que
la ley allí donde se muestra fallando. Juzgar dades como de las necesidades, que dejan no se puede prever más que la lucha, y no su
en equidad, es hacer “que el caso particular abierta la cuestión de sus relaciones y sus resultado. Y Benjamín afirmó categórica -
se inserte en la proporcionalidad geométrica posibles transformaciones. Es gracias a esta mente: “La política prima de aquí en adelante
de la regla social justa”; o, de nuevo, para rein- subestimación que Castoriadis puede detec- sobre la historia”: se trata en lo sucesivo de
tegrar “el caso particular en la totalidad efec- tar en Marx la tentación de saltar fuera de la abordar el pasado “no más como antes, de
tiva reglada”. Porque ella geometriza la ley historia o decretar un fin, no sólo de la histo- manera histórica, sino de manera política, con
de la aritmética, y la resocializa allí donde era ria, sino también de la política, ganando una las categorías de lo político”. La política es un
logizada, esta justicia es la mejor. ficción normativa – la administración de cosas. arte estratégico de la decisión en una historia
La crítica marxista al formalismo igualita- Esta dificultad irresuelta revela una “antino- en la que ningún Dios, ninguna ciencia, nin-
rio en la Crítica del Programa de Gotha mia profunda sin embargo [entre historicidad gún Espíritu absoluto garantiza su sentido.
depende de un razonamiento análogo: la pri- y fijeza] que divide al pensamiento de ¿Por qué la política? “Porque nosotros perte-
mera fase del comunismo es el de la igualdad Marx” 20/. Considerando que, para Aristóteles, necemos a este periodo cósmico donde el
aritmética, en realidad inequitativa porque la pregunta política es central, Marx presu- mundo está abandonado a su suerte”, contesta
es abstracta. La diferencia reside en que Marx pondría una condición antropológica natural a Castoriadis. Él entiende por política “la acti-
historiza la corrección de la igualdad por la fuertemente enigmática. Castoriadis le opone vidad colectiva reflexiva y lúcida que surge
equidad, considerado las condiciones efectivas la irreductibilidad de lo socio-histórico o de la en el momento en el que se pone en cuestión
de la desaparición de la ley del valor, y hasta institución imaginario de la sociedad a lo que la validez del derecho y las instituciones”. O de
que ello ocurra la equidad no sería un correc- se da y se conoce. Proponer otra institución nuevo, “la institución explícita global de la
tivo de la desigualdad sino, como es el caso en participa de un objetivo propiamente político sociedad y las decisiones acerca de su futuro”.
la retórica liberal, un pretexto para librarse de – de proyectos y programas – “que puede ser Pero si la política debe “instituir todo radical-
ella. La verdadera igualdad no puede ser sólo discutido y argumentado, pero no fundado” 21/: mente” 22/, ¿cómo evitar el doble escollo del de-
geométrica (proporcional o progresiva). En la los hombres no nacen para esto o para lo otro, cisionismo sin criterios preexistentes del hom-
“nosotros los queremos así”. Es necesario para bre real y del relativismo para el que todo vale
20/ Ibíd., p. 400.
21/ Ibíd., p. 410. él terminar con la ilusión del valor económico lo mismo? ¿Cómo escapar de la antinomia del
22/ L’Institution imaginaire de la société, op. cit., p. 69. y restablecer el primado democrático del polí- filósofo y del sofista, del clérigo y del militante
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(Benda/Nizan), del sociólogo y del opinador, mascarada la transcendencia, un sustituto del hombres la querrían? ¿Era todavía “deseable”,
de la verdad y de la opinión que recorren la último juicio. preguntaba Foucault en esa época?
cuestión política, tanto en Badiou como en De la misma manera, si la autonomía es una Enfrentando el enigma del estalinismo y el
Bourdieu? ¿Se puede imaginar un sofista no re- ley inmanente del desarrollo histórico, ella no totalitarismo burocrático, que era el principal
lativista? puede constituir un criterio a priori de la acción motivo de disputa y división de los movimien-
Castoriadis parece resolver el dilema por la política; si interviene como juicio de valor nor- tos trotskistas desde la guerra, la temática
invocación de la autonomía y el imaginario: mativo, ¿entonces quién es el juez? A menos del imaginario social y la eficacia simbólica
“Nosotros llamamos política revolucionaria a que ella juegue simplemente el papel de una aportaban sin ninguna duda un importante
una praxis que se da por objeto la organiza- utopía regulativa de la decisión política, su ho- elemento de respuesta. ¿Pero por qué ese ima-
ción y la orientación de la sociedad en vistas de rizonte sin cesar rechazado, que ayudaría a re- ginario debería ser revolucionario, en lugar
la autonomía”. La autonomía sería por consi- sistir las tendencias pesadas de las sociedades de conservador o reaccionario? ¿Por qué debe-
guiente el criterio del juicio político. ¿Pero qué contemporáneas a la burocratización y la me- ría llevar a la autonomía en lugar de llevar a
es la autonomía? ¿Autonomía de quién o de diatización. Estas tendencias a las que Casto- la heteronomía? Después de que el imaginario
qué? ¿Y quién detenta el poder exorbitante de riadis ha tenido el mérito de estar precozmente fascista fue tan vigoroso como el imaginario es-
definirla? La autonomía para la autonomía atento, arrastran un rarefacción (o una inter- talinista.
sería hacer sólo un formalismo de la autono- mitencia) de la política y un estrechamiento Sin embargo, la burocratización inherente
mía. Y nadie podría estar contra el principio de de la autonomía. En su Frente a la guerra, él a las lógicas sociales de la modernidad implica,
una autonomía indeterminada. La cuestión intentó en 1981 analizar la estratocracia so- para Castoriadis, la integración no sólo del
sube de tono precisamente en el momento en viética como el estadio supremo del totalita- marxismo, sino del mismo proletariado al ima-
que se trata de determinar el contenido y los rismo, donde el aparato militar-burocrático de ginario del Capital. No hay desde entonces
modos de ella, ya sea en el sentido de un Estado terminaría por devorar a la sociedad. qué oponer para una salida (¿imaginaria?) del
intersubjetividad comunicacional o cuando ella, ¿Por qué milagro la autonomía podría renacer imaginario. ¿Se puede salir de la crisis pre-
de manera muy diferente, se propone como con- de nuevo entonces? En un artículo del Monde, sente?, se interrogaba. “Sólo si un nuevo des-
sejismo radical. La carta de la autonomía se Edgar Morin veía a la época puesta bajo esta pertar tiene lugar, una nueva fase de creativi-
arriesga, en consecuencia, a incurrir en las mis- lógica y sus consecuencias extremas, oponiendo dad política” 23/.
mas objeciones que le hizo John Dewey a las dictaduras militares (de las cuales se po- Pero, ¿de dónde podría venir semejante
Trotski en su controversia sobre las morales día regresar) y las dictaduras totalitarias (de nuevo despertar? ¿Qué fuerza podría provo-
en la política. A diferencia de la mayor parte de las que no había regreso). En plena campaña carlo, si la clase explotada está totalmente
lecturas superficiales a Su moral y la nuestra, ideológica por la instalación en Alemania de los integrada al imaginario del Capital y el mar-
Dewey había captado perfectamente la inter- misiles Pershings, esta distinción se parecía a xismo a la ideología dominante? Esta invo-
dependencia de fines y medios en Trotski: el la expuesta por la representante cación a un despertar súbito parece descansar
fin no es suficiente para justificar los medios, estadounidense, Jane Kirckpatrick, en la tri- en una salida hipotética de una voluntad inde-
porque el fin mismo exige ser justificado. Pero buna de la ONU. Más prudente, Castoriadis terminada o en la apuesta por el surgimiento
Dewey le reprocha a Trotski hacer intervenir nunca publicó el segundo volumen anunciado de un evento o acontecimiento milagroso. Se
subrepticiamente un sentido de la historia que de su ensayo sobre la guerra, aunque jamás trata, dice Castoriadis, “de reinventar la au-
rompe esa interdependencia. Le cuestiona, en explicó su extraña desaparición. tonomía”. Eso es casi un oxímoron. O bien la
suma, ser un pragmático y un immanentista in- No es, por consiguiente, sorprendente en autonomía se inventa ella misma permanen-
consecuente, y restablecer de una forma en- esta evolución que después de haber escogido temente, o no es. Pero nadie tendría el poder
la revolución contra el marxismo, haya termi- de inventarla. A menos de resucitar el papel
23/ Castoriadis, La Montée de l’insignifiance, Paris, Points Seuil, nado entonces preguntándose: «¿Por qué que- de la vanguardia, que ha sido cuestionado por
1996, p. 148. remos nosotros la revolución?», y ¿por qué los otros.
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El problema es, en realidad, saber cómo el del gusto, sino con el juicio teleológico que ción. A eso es a lo que nosotros llamaremos
despertar esperado se articula con un proyecto apela a una “causalidad por la libertad”, dife- un juicio estratégico 25/.
profundamente arraigado en “la realidad his- rente del mecanismo, “un saber, dice Kant, una La política como estrategia, esa es precisa-
tórica efectiva”, al que Castoriadis no llega a causa de modo inteligente que actúa según mente la que está amenazada de desaparecer
renunciar cuando él apela a “la institución de los fines”. Los fines entonces, y aquí está la con la ganancia de una autonomía y una
una sociedad organizada en vistas de la auto- cuestión, no pueden heterónomos, asignados democracia sin mediación ni representación.
nomía de todos”, que no sería ni una utopía por algún decreto superior. La finalidad es al Castoriadis recubre esta trampa mientras
ni una apuesta arbitraria, sino la apuesta con- contrario “una legalidad de la contingencia en invoca una dialéctica de lo instituido y lo ins-
dicionada y razonada de una “adhesión sin ad- tanto que tal” que “puede entonces ser sin fin” tituyente. El riesgo es en lo sucesivo que una
hesión” (habría dicho Derrida). 24/. Más que el juicio del gusto, el juicio polí- política de lo imaginario termine reducida a
Para esclarecer la relación problemática de tico expresa esta teleología. No se trata de una una política imaginaria, que es otro modo de
la institución imaginaria con el juicio político, simple constatación factual, ni de un juicio nombrar a una política sin política.
el juicio reflexivo kantiano podría abrir una normativo, sino de un juicio puesto en un ín- Traducción: Andrés Lund Medina
pista interesante. A condición sin embargo de dice sobre la finalidad sin fin del desarrollo 4 de marzo de 2007
no relacionar – como se hace demasiado a me- histórico y sobre la anticipación racional del http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/
nudo – el juicio político con el juicio reflexivo proceso de universalización y de autonomiza- index.php?x=1876

24/ Kant, Critique de la faculté de juger, Paris, Folio Gallimard, 1985,


p. 374.
25/ Ver Daniel Bensaïd, Qui est le juge?, Paris, Fayard, 1999.
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