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Rectora
Dra. S. Carolina SCOTTO
Vicerrector
Dr. Gerardo D. FIDELIO
Secretario General
Mgter. Jhon BORETTO
Directora
Dra. Dora E. CELTON
A modo de presentación
E
l libro reúne una serie de trabajos realizados en el marco de dos in-
vestigaciones colectivas desarrolladas en la Secretaría de Ciencia
y Técnica de la Universidad Nacional de Córdoba (2007-2009). La
investigación titulada Cuerpos, Sensaciones y Conflicto Social. Acciones
colectivas y prácticas expropiatorias. (Córdoba, post-crisis 2001), dirigida 7
por Adrián Scribano, y la investigación titulada: Urbanismo estratégico y
segregación clasista. Identificación y descripción de algunas imágenes
y vivencias de las alteridades de clase en el espacio urbano cordobés.
(‘Ciudades-Barrios’, 2007), dirigida por Eugenia Boito.
También se presentan artículos que se inscriben desde la Secretaría
de Investigación de la Universidad Nacional de Villa María, enmarcados
en la investigación denominada Mecanismos de Soportabilidad Social y
Dispositivos de Regulación de las Sensaciones desde los sujetos involu-
crados en Acciones Colectivas, bajo la dirección de A. Scribano.
EL PURGATORIO QUE NO FUE es una publicación que condensa
experiencias de investigación que se desarrollaron durante los últimos
tres años. Pero además retoma y resignifica temáticas, construcciones
teóricas y estrategias de indagación y análisis, que el equipo de trabajo
fue generando y apropiándose desde las primeras experiencias de tra-
bajo en la UNVM, durante 1999. “El campo en la ruta. Enfoques teóricos
y metodológicos sobre la protesta social rural en Córdoba” (2003) fue
una de las primeras publicaciones, cuyo objeto de estudio suponía in-
dagar escenarios, agentes, formas de la acción colectiva y protesta de
productores rurales en una ciudad del sur cordobés.
En el año 2004 parte del equipo se incorporó al Programa de
Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto Social, en el Centro de
Estudios Avanzados de la UNC. Desde el programa creado y dirigi-
do por A. Scribano, se realizaron actividades de producción científica
y divulgación de los resultados de las investigaciones (algunas publi-
caciones en formato papel, como “Geometría del conflicto: Estudios
de Acción Colectiva y Conflicto Social” (2005), “Mapeando interiores.
Cuerpo, Conflicto y Sensaciones” (2007), “Policromía Corporal. Cuerpos,
Grafías y Sociedad” (2007); otras en soporte electrónico como la revista
ONTEAIKEN, Boletín sobre prácticas y estudios sobre acción colectiva,
y la recientemente creada Revista Latinoamericana de Estudios sobre
Cuerpos, Emociones y Sociedad. (relaces.com.ar)
También se generaron instancias de trabajo con diversos colectivos en
contextos de protesta como las primeras “Jornadas de Debate y Trabajo
Colectivo. Acción Colectiva y Conflicto Social contra la Expropiación y
Depredación de la Naturaleza. Modelo de Acumulación y Ambiente en la
reconfiguración neocolonial del capital” (2007), y con otros equipos de
investigación existentes en la ciudad de Córdoba y en el país: las prime-
ras (2007) y segundas (2009) “Jornadas de estudios interdisciplinarios
sobre “Cuerpo(s), Subjetividad(es) y Conflicto(s). Hacia una sociología
de los cuerpos y las emociones desde Latinoamérica. Como resultado
de esta segunda jornada, se elaboraron trabajos que fueron publica-
dos en 2009 por Adrián Scribano y Carlos Figari, como coedición de la
editorial CICCUS con CLACSO, iniciando la colección “Cuerpos en las
márgenes”.
El Programa fue además la instancia para la generación de proyectos
8 de tesis de Grado, Maestría y Doctorado de sus miembros (la mayoría
becarios del CONICET) y de los proyectos colectivos cuyos resultados se
exponen en esta publicación (avalados y financiados por las Secretarías
de Investigación de las Universidades de Córdoba y Villa María).
Por lo expuesto EL PURGATORIO QUE NO FUE configura un mo-
mento –los tres últimos años– del trabajo de un equipo que se fue con-
formando desde 1999. En este tiempo, a los primeros estudios centra-
dos en la protesta y la acción colectiva –antes de 2001– se fueron in-
corporando otras temáticas que expresan situaciones de conflicto –en
contextos de baja intensidad de las protestas–; y a la centralidad que
ocupaban las teorías de la acción colectiva como lugar de lectura, se
sumaron desarrollos de la sociología de los cuerpos y las emociones, y
una reactualización del debate sobre la operatoria de los mecanismos
de trabajo de la ideología.
La presente publicación retoma experiencias de sujetos que habitan en
las ciudades de Córdoba y Villa María1, mediante entrevistas individua-
les realizadas desde 2007 y lo generado en cuatro grupos de discusión
–dos en cada ciudad– durante 2009. También se han trabajado técnicas
1
La provincia de Córdoba –junto con Buenos Aires y Santa Fe– constituye uno de los
territorios más poblados dentro de la República Argentina. La provincia cuenta con aproxi-
madamente tres millones de habitantes. Dentro del territorio provincial las dos ciudades se-
leccionadas para su estudio constituyen algunos de los centros urbanos más importantes:
Córdoba concentra 1.267.521 habitantes en tanto que Villa María 72.162 habitantes.
expresivo-creativas cuyos resultados se encuentran en proceso de siste-
matización. En ambas ciudades las narraciones de carreros2 (miembros o
no de cooperativas), militantes de partidos políticos, militantes en defensa
del agua, pobladores de zonas urbanas socio-segregadas, participantes
de formas organizativas generadas post-2001 (asambleas barriales, clu-
bes del trueque3), expresan la heterogeneidad de la operatoria de meca-
nismos que organizan la soportabilidad de lo social4 –según la posición
social, la experiencia colectiva– pero también exponen gramáticas de ac-
ciones posibles y sus reconfiguraciones en la particular geometría de la
dominación que se instancia en cada ciudad5.
El PURGATORIO como punto de partida remite a la sensación extendi-
da de encontrarse transitando un tiempo de espera social. Precisamente
esta parece ser la afectividad que desde 2001 hasta la actualidad se ins-
tala en los diversos escenarios urbanos que aquí se abordan; quienes
transitan el purgatorio ya pertenecen al mundo del NO –no tienen traba-
jo, no tienen salud, no tienen educación– o se encuentran atravesando
situaciones conflictivas, que remiten a posibles pérdidas o riesgos.
Sin embargo, EL PURGATORIO QUE NO FUE cobra diversos signi-
ficados y se encarna en una multiplicidad de prácticas que manifiestan
tensiones entre la esperanza y la soportabilidad.
Lo anterior evidencia que la relación entre lo micro y lo macro social,
la acción de los sujetos y las transformaciones de la estructura, encuen-
tran centralidad en el lugar teórico desde el cual se abordan los objetos 9
de estudio. De allí la referencia a las nociones de Fantasma y Fantasía
2
Con esta denominación no pretendemos anular la heterogeneidad de formas de trabajo
u ocupaciones ligadas a los residuos urbanos, sino utilizar una expresión que en términos
prácticos refiera simultáneamente a cirujas, carreros, cartoneros, botelleros, o lo que
en otros países latinoamericanos se denominan catadores, pepenadores, clasificadores,
entre otros.
3
En el contexto de protestas sociales que se abre a partir de la crisis institucional que
vivió Argentina alrededor de diciembre de 2001, es posible identificar la emergencia de
una multiplicidad de demandas, actores y formas de expresión del conflicto. Entre ellos, se
destacan las asambleas barriales y los “clubes del trueque” como experiencias difundidas
en varias de las principales urbanizaciones del país. Las primeras constituyen agrupamien-
tos de vecinos que se re-apropian de espacios públicos como instancia de encuentro y
deliberación, donde priman lógicas horizontales de distribución de la palabra, y donde es
re-significado el sentido de “lo político”. En cuanto al club del trueque, en un contexto de
crisis donde la calidad de vida y de consumo se ve afectada drásticamente, emergen ferias
de intercambio de productos donde se pone en cuestión la lógica de la mercantilización en
relaciones sociales.
4
Los mecanismos de soportabilidad social hacen referencia al conjunto de prácticas he-
chas cuerpo que se orientan a la evitación sistemática del conflicto social. Respecto a la
definición y funcionamiento de algunos de los mecanismos de soportabilidad social véase
Scribano (2007a, 2007b).
5
Desde la perspectiva propuesta “las prácticas sociales pueden ser consideradas como
puntos que, al trazar líneas que las conecten hacen aparecen formas sociales” (Scribano,
2005: 5). En este sentido, el juego de disponibilidades de los sujetos involucrados en estas
geometrías espaciales pueden ser comprendida como una gramática de la acción.
Social6 en algunos de los artículos, en tanto conceptos que permiten tra-
mar en términos de inteligibilidad, como lectura posible, los hiatos de la
compleja dinámica del proceso de estructuración social en el presente.
Además, las narraciones de los sujetos con los que se trabajó se
encuentran situadas en contextos sociales que se transformaron y trans-
forman, a partir de la expansión imperial neocolonial del capitalismo,
que actúa re-estructurando sensibilidades, prácticas y representacio-
nes. De esta forma, lo que desde una primera aproximación aparece
como sumatoria de acciones colectivas puntuales y territorializadas,
fragmentadas y desarticuladas, puede ser objeto de una des-lectura ya
que en los artículos se encuentran pistas para evidenciar las relaciones
posibles entre ellas, a partir de la exposición descriptiva y analítica de
las mediaciones que conforman una totalidad social que no cierra, que
está desgarrada en su misma constitución, como marca definitoria de la
generación de mundo que hace el Capital.
El libro expresa la articulación de diversos espacios de investigación
y a la vez manifiesta una práctica de reflexión compartida, que se ma-
terializa en la producción en co-autoría de los trabajos especialmente
preparados para esta publicación, mostrando en la misma configura-
ción, una manera política de pensar el trabajo académico. El desarrollo
de esta instancia y modalidad de indagación continúa, en el proyecto
Funcionamiento de los fantasmas y fantasías sociales a través de las
10 acciones colectivas y las redes del conflicto. Córdoba, Villa María y San
Francisco 2004-2008, (PIP-CONICET) dirigido por A. Scribano y en el
que participa la mayoría del equipo de trabajo.
La publicación se estructura teniendo en cuenta dos cuestiones: te-
máticas que aparecen como recurrentes en Córdoba y Villa María –los
dos primeros artículos y el último expresan esta modalidad en el aborda-
je de tópicos como el hambre, las sensaciones con relación a la crisis y
la incertidumbre, la política y el territorio–; o situaciones conflictivas que
expresan rasgos y dinámicas particulares en alguna de las dos ciuda-
des: las vivencias que se expresan en las narraciones de jóvenes traba-
jadores de Call Centers, en habitantes de un barrio ciudad en la Ciudad
de Córdoba; o los estados de sentir que exponen carreros que son parte
de una cooperativa creada por el municipio en la ciudad de Villa María;
trabajadores de un “diario recuperado” en la misma ciudad y militantes
6
Respecto de la definición de Fantasmas y Fantasías: “Unas son el reverso de los otros;
ambos hacen referencia a la denegación sistemática de los conflictos sociales. Mientras
las fantasías ocluyen el conflicto, invierten (y consagran) el lugar de lo particular como un
universal e imposibilitan la inclusión del sujeto en los terrenos fantaseados, los fantasmas
repiten la pérdida conflictual, recuerdan el peso de la derrota, desvalorizan la posibilidad de
la contra-acción ante la pérdida y la derrota. Una de las astucias más relevantes de estos
dispositivos es no tener un carácter estructurado proposicionalmente: no están escritos ni
dichos; son prácticas que traban y destraban la potencialidad del conflicto, sea como “sin-
razón”, sea como amenaza. Fantasías y Fantasmas nunca cierran, son contingentes pero
siempre operan, se hacen prácticas.” (Scribano, 2005:269)
en defensa del agua en Córdoba. La siguiente presentación retoma los
aspectos centrales de cada uno de los artículos que forman este libro.
7
Como respuesta habitacional, el Gobierno de la Provincia de Córdoba comienza a im-
plementar en 2004 el programa denominado “Mi casa, mi vida”, donde se enmarcan las
acciones de construcción de nuevas viviendas y el traslado de numerosas familias “pobres
estructurales afectadas por las inundaciones del Río Suquía y sus afluentes”. El conjunto
de estas viviendas se agruparon en lo que denominó ciudades-barrios, ubicados en la
periferia del ejido urbano. Para una definición ampliada y análisis detallado ver Levstein y
Boito (2009)
Se constituye un escenario urbano que está signado por particulares te-
rritorios y acciones de segregación, que reubican y ocultan de la mirada
a aquellos que están mal vistos para la ciudad. Cuerpos sobrantes, pero
necesarios, que no pueden ser parte de la Villa María limpia que se quiere
representar, pero que la definen en tanto límite de su propia imagen. El
artículo concluye mostrando que –de diferente manera– Córdoba y Villa
María estructuran prácticas y discursos bajo una consigna que se repite:
la construcción de una ciudad pulcra.
22
El hambre como problema colonial:
Fantasías Sociales y Regulación de las Sensaciones en
la Argentina después del 2001
E
l presente trabajo tiene por objetivo hacer evidentes las consecuen-
cias del hambre en la estructuración de las sensibilidades. Se consi-
deran aquí a dichas consecuencias como prácticas ideológicas que
actualizan, instancian y reproducen los rasgos del hambre como política
colonial. Lo anterior es posible de ser comprendido en el contexto de los
rasgos centrales de la fase actual del imperialismo en las sociedades de-
pendientes y neocoloniales.
El análisis realizado se sustenta en una mirada transversal del material
empírico y teórico que ha sido elaborado en el marco de los proyectos que
dan origen al presente libro.
La estrategia argumentativa que se ha seleccionado es la siguiente:
a) se sintetizan las relaciones existentes entre capitalismo, colonialidad
y alimentación, b) se muestra el lugar del hambre en tanto componente
de fantasmas y fantasías sociales y c) se finaliza sintetizando algunos de
los ejes centrales por los cuales el hambre señala la existencia de una
estructura colonial en nuestra sociedad.
2- Primera parte
1
Para una aproximación más detallada a estas ideas ver Scribano (2008a).
2
Nos aproximamos aquí, con varias diferencias, a E. Fromm en su exposición de la idea
de religión industrial. Cfr. Erich Fromm (1977).
3
Para una explicación exhaustiva del solidarismo, ver Boito (2005).
son parte de la política de la identidad, por lo cual –como en la construcción
de toda política– la “asistencia alimentaria” se basa en un hacer estructura-
dor. Así, la política de los cuerpos, es decir, las estrategias que una socie-
dad acepta para dar respuesta a la disponibilidad social de los individuos
es un capítulo, y no el menor, de la estructuración del poder.
Todos los imperios han tenido una política sobre los cuerpos en tanto
estrategia para mantener a los individuos al servicio del orden. El riesgo
de la no-reproducción biológica comienza en el riesgo de la inanición. La
línea que divide la vida y la muerte está pintada con los colores de la ali-
mentación. La forma más agresiva de intervenir a las sociedades es cor-
tando dicha línea, desdibujándola u ocultando su existencia.4 Mantener
débiles o fuertes a los cuerpos es una de las facetas más importantes de
la disponibilidad social de los mismos.
La alimentación permite comprender no sólo el sistema cultural de una
4
No es casual que las imágenes científicas de la pobreza encuentren en la “línea” un me-
canismo analógico para dividir la sociedad entre pobres y no pobres. Para una lectura más
detenida sobre las consecuencias de dicha división Cfr. Scribano (2008b).
5
Si bien es cierto que existen diferencias entre comer, alimentarse y la captación de nutrien-
tes básicos, la no explicitación de dichas diferencias en su uso en este artículo obedece a
la intención de potenciar justamente sus respectivos impactos en la economía política de la
moral.
6
Para profundizar esta caracterización “metodológica” de la noción de concepto pueden
verse, por ser muy similares a las que usamos aquí, las realizadas por Giddens, (1995)
(conceptos sensibilizadores), y Bourdieu y Wacquant, (1995) (conceptos abiertos). Para ver
otra perspectiva sobre “conceptos sensibilizadores”, ver Denzin, (1971).
extensión e intensidad; b) además, y en relación con lo anterior, el “hambre
oculta”7 significa que existen otros tipos de hambre, además de la inanición,8
que pueden no tener marcas inmediatamente visibles a nuestra percepción
cotidiana; asimismo, c) el hambre oculta es un fenómeno que se instala
como un síntoma de que el hambre es un hecho primariamente social.
En este contexto se puede comprender mejor cómo se conectan en
la situación actual la depredación de los bienes comunes y los impactos
sobre los nutrientes en el capitalismo neocolonial.
La depredación de los bienes comunes es un nodo central que permite
reconstruir la situación neocolonial de nuestros países y que se cruza con
El hambre como problema colonial...
7
También llamada “desnutrición oculta”, es decir, la carencia específica de algún micronu-
triente que dificulta las funciones corporales.
8
La inanición es una grave desnutrición o malnutrición. Es una condición patológica en la
que la falta de consumo de alimentos amenaza o causa la muerte. Es una consecuencia di-
recta de la hambruna, carencia grave de alimentos que afecta a un área geográfica grande
o un grupo significativo de personas (Latham, 2002).
9
Los macronutrientes están representados por las proteínas, los hidratos de carbono y las
grasas. Estos dos últimos, son la fuente de energía corporal por excelencia. Las proteínas,
presentan a la función plástica como primaria, es decir, son formadoras y reparadoras de
tejidos corporales, y sólo en ausencia de los anteriores cubren la función energética. Los
micronutrientes, abarcan los minerales y las vitaminas, cuya función es vital para mantener
en estado de equilibrio el funcionamiento corporal.
corporales de energía y nutrientes, b) estas últimas vs. el consumo prome-
dio real de energías alimentarías, d) la producción local de energías vs. la
exportación y la importación de las mismas; para entender el hambre, hay
que incorporar además otros factores. Más aún si lo que se pretende es
–como en el caso del presente artículo– mostrar las conexiones entre el
fenómeno del hambre y la expansión imperial neocolonial del capitalismo.
Las clases sociales viven y perviven por medio de apropiaciones di-
ferenciales de la fluidez (potenciales y actuantes) de los cuerpos en mo-
vimiento. Patricia Aguirre (2004), identifica la tendencia de “ricos flacos y
gordos pobres” basada en tres representaciones sociales del cuerpo en
su relación con la alimentación y la comensalidad: a) Cuerpos fuertes, ali-
mentos rendidores, compañerismo (sectores de bajos ingresos y pobres
estructurales); b) Cuerpos lindos, alimentos ricos, comensalidad familiar
(sectores de ingresos medios, empobrecidos o no) y c) Cuerpos sanos,
10
Los valores que se detallan corresponden a la media nacional, es preciso aclarar que
existen marcadas diferencias regionales.
c) crecientes niveles de sobrepeso y obesidad (exceso de peso para su
talla): uno de cada 10 niños presenta obesidad. La prevalencia de esta
última tiende a ser más elevada en niños pertenecientes a hogares
con privación socioeconómica, sin necesidades básicas insatisfechas;
situación particularmente observada en las regiones del Noreste,
Noroeste y Pampeana (esta última contiene a Córdoba). Por otra parte,
el sobrepeso y/o la obesidad, y la desnutrición crónica suelen presen-
tarse como una doble carga en un mismo niño.
d) crecientes niveles de desnutrición oculta (deficiencias de micronutrien-
tes específicos): principalmente anemia por déficit de hierro. Su preva-
El hambre como problema colonial...
11
Sintéticamente, un “puntero” político podría describirse como un gestor-dirigente político
que maneja una estructura de poder partidaria de escala pequeña o grande, con un fuerte
anclaje territorial, por lo general barrial, y con criterios clientelares. La tarea central de los
“punteros” implica la recolección de votos para determinado candidato y/o partido en las
épocas electorales, a cambio del otorgamiento de planes sociales u otros beneficios a la
población local. También la movilización de los beneficiarios en apoyo a los candidatos y/o
Estos cuatro nodos que hemos podido identificar y reconstruir desde
las expresiones de los sujetos no agotan las posibilidades de interpreta-
ción y son usados aquí como una estructura reticular que permite profun-
dizar nuestra capacidad de escucha e interpretación de las narraciones.
Como estrategia de presentación hemos decidido exponer el conjunto
de las narraciones divididas en pasado y presente-futuro atentos a que las
distancias y proximidades entre el 2001 y el 2008 han sido un eje central
de nuestras indagaciones. Lo que sigue es una primera “apuesta” inter-
pretativa ligada a la estructura reticular aludida y bajo los tres conjuntos
de supuestos expuestos al comienzo del trabajo.12
El hambre como problema colonial...
partidos en marchas y manifestaciones. A cambio, a los “punteros” se los suele retribuir con
cargos en la estructura estatal.
12
En varias ocasiones hemos cambiado intencionalmente las expresiones hambriento,
pobre, desnutrido, oprimido por la de colonizado: dicho cambio obedece a los argumentos
que se presentan al final del trabajo y también a nuestra intención de mostrar claramente
al fenómeno del hambre como problema colonial. Lo mismo ha sucedido con los términos
político, puntero, empresario, que hemos reemplazado por colono.
13
Para una explicitación de las políticas habitacionales como segregación clasista Cfr.
Levstein y Boito (2009).
…porque como ellos no vivieron lo nuestro, por ahí no se bancan que
haya compañeros… yo no pienso en el pasado, para mí hay que ir para
adelante, y hay que ir todos juntos y remar. Pero hay compañeros que
le dan mucha bola a la historia, te dicen: “nosotros nos cagamos de
hambre, nosotros pusimos el lomo para hacer esto, nosotros pelea-
mos, estuvimos en la calle, no teníamos qué comer… y ahora vienen
Uds., tienen todo en bandeja y dicen que nosotros” [en tono de protes-
ta]… porque también te cuestionan, obviamente. Viene el chico joven
con otro ímpetu, con otras… con otras cosas, y por ahí a veces los vie-
jos no quieren decir: “yo me equivoqué”, o le parece que hizo todo bien.
Bueno, algo debemos haber hecho bien porque estamos bien y saca-
mos adelante algo sin ninguno haber gestionado, o sea, haber sido
empresario. (Entrevista a trabajadora de El Diario, Villa María, 2009)
Mirá, Villa María siempre fue muy especial en esto. Siempre, siem-
pre, absolutamente, todo esto vino atenuado, no podemos decir de
que acá hubo gente que se moría por desnutrición, jamás pasó…
Villa María nunca tuvo “villas miserias”. Cuando hizo falta, salíamos
junto con la Municipalidad y llevábamos comida a los barrios que
podían estar en crisis antes de que salieran… Acá no nos tomaron
un supermercado nunca, la gente no salió a pedir porque tenía ham-
bre… cosas que se vieron del… del chino… todo eso no se vio ¿Por
qué?, porque Villa María tiene… esta siempre en una sintonía un po-
quito diferente de lo que nos trata de vender CNN o las televisoras de
Buenos Aires. A nosotros no nos pueden comparar con “La Matanza”,
pero no porque seamos mejores o peores, somos diferentes. Somos
diferentes porque acá tenemos comercio, industria, agro, cría de
ganado, siembra de maní, de soja, de trigo, de girasol, hay una di-
versidad de cosas. Estamos en el centro geográfico del país, acá
convergen 5 rutas, nuestra población es de 80mil habitantes, pero
tenemos 300mil habitantes que dependen de nosotros. La zona de
influencia de Villa María es importantísima, ocupa 72 poblaciones,
entonces, bueno, fue distinto… no fue tan cruel… (Entrevista a miem-
bro de la Asociación Civil de Comerciantes de Villa María, ACOVIM,
El hambre como problema colonial...
Eh, no sé, eh, era algo, que vos tenías... te ponías de parte de la gente
y lo entendías porque… tal vez estaban con hambre, y después te ve-
nías y te ponías del lado del chofer del camión y también decía “pobre
tipo” porque cuando llegue a la empresa y lo van a tratar de: “de cómo
frenaste”, “cómo te dejaste saquear”, pero [se ríe] se te viene un malón
de gente, ¿vos qué vas a hacer?, no vas a correr riesgos innecesarios.
Yo creo que es el pensamiento de cualquiera que aprecie la vida ¿no?
Este, y no sé, yo lo viví con un manto de asombro porque nunca había
visto algo de esa magnitud, viste. (Entrevista a trabajador de El Diario,
D: Casi toda la mayoría era gente joven, de ver un papá, mamá que
peleaba, que hablaba… y que entrevistaba la cámara… sí, blabla-
bla… y sacaban, eso era lo único que hacían.
C: Aparte toda la gente tenía hambre y toda la gente quería agarrar
algo. Hubo muchos también que se llevaron… en vez de llevar la co-
mida se llevaron hasta las máquinas de licuadora, ¡era una avivada!,
eso fue en todos lados… [L: siempre está el vivo, siempre se mez-
clan] eso ya era robo. Claro. (GdeD1, Córdoba: 2009. Expresiones de
pobladoras de ciudad-barrio y carrera)
Sorteos y turnos son las formas más sencillas de elegir entre los que
sufren hambre: justamente esta entrevistada sostiene la lógica del turno de
trabajo (en tanto forma de auto-responsabilización) para evitar el sorteo.
C: ¡Sí! Éramos 10, 12, que nos turneábamos por ahí, por los horarios.
Aparte, te digo, haciendo la comida, porque nos turneamos porque
había unas que tenían que salir a buscar las donaciones, las otras que
tenían que anotar todo lo que habían recaudado, y a ver cuántos chi-
cos más se podía ir agregando por día, porque tampoco a todos no se
podía llegar. Entonces estas otras que hacían la comida, las otras que
se fijaba a cuántos chicos se podía, y a quién podíamos poner primero,
no hacíamos sorteo sino veíamos la necesidad más rápida que había
36 de las familias que seguían, que estaban anotadas. Se iban anotando
porque no iban teniendo trabajo, cada vez se anotaban más. (Entrevista
a CP, pobladora de Ciudad de Mis Sueños, Córdoba, 2008)
Adrián Scribano, Juliana Huergo y Martín Eynard
J: Por ejemplo, sin ir más lejos: el que vio las imágenes de anoche 37
cuando se aprobó la ley, eso para los superpoderes por un año más,
estuvo la gente del campo, y protestó, le tiró las vallas abajo a la po-
14
Para la explicitación de estas ideas Cfr. Scribano en el epílogo del presente libro.
presente-futuro; y c) que en este contexto el futuro es ahora. Justamente si
el hambre es marca, es por su capacidad estructurante, es decir, su capaci-
dad performativa de hacer tensionalmente el futuro como vivencia del hoy.
Una de las características más fuertes del hambre cuando marca es que
hace evidente el carácter estructural y procesual del capitalismo. El ham-
bre no se genera ahora, depende del ayer, continúa en el hoy y se hace
presente en el mañana. El hambre es la marca de un contradictorio (y
múltiple) producto-en-proceso, y de un proceso-en-producción, llamado
estructura colonial.
B: No importa con quién nos juntamos con tal de ganar y con tal de
N: Sí. Yo voy al mercado todos los días, bueno ahora por mi actividad
personal. Pero yo a lo que voy es que más allá de que se tire la comida,
o que… no me parece bien… más o menos porque sino ¿sabés qué va a
pasar si se puede dar? Todas las empresas van a dar las cosas vencidas
y vamos a terminar no con un chico muerto cada 5 segundos, sino con
10 chicos muertos. O sea, va a ser peor la situación ¿me entendés? Es
como que no hay una… un compromiso con esas cosas. Pero yo creo
que … me parece que como… si se pudiese rescatar la acción de El
Diario que se formaron en cooperativa, a lo mejor a mucha más gente que
se… más allá que sea de la misma empresa o no, que puedan… como el
Mercado, por ejemplo a lo mejor con una cooperativa, puedan… (GdeD1,
Villa María: 2009. Expresiones de una fundadora del Club del Trueque)
En una trama significativamente productora de naturalizaciones, las
desarticulaciones entre cuerpo individuo, subjetivo y social son expuestas
como un continuo entre cantidad de muertos y mundo de la vida. En el
marco de la desconfianza frente a las acciones de los colonos y la certeza
de un futuro que descansa en prácticas anteriores, es preferible muerte
conocida que desgracia por conocer.
El hambre marca de manera tal que, al hacerse carne, se convierte en
un saber práctico que demanda consideración para definir las situaciones
de interacción. El quemarse y el dolerse son huellas perceptuales desde
y a través de las cuales se conoce el mundo.
El hambre como problema colonial...
C: Es decir, uno cree que porque uno milita en algún lugar tiene con-
tactos como para conseguirle… conseguirle un trabajo. Es la deses-
peración de pensar que… este, de que alguien les puede solucionar
el problema que tiene. Y lamentablemente en los últimos tiempos, fun-
damentalmente después de la crisis del campo, ha vuelto otra vez a…
no digo como la gravedad del 2001, pero… pero se ha profundizado de
vuelta otra vez la desocupación. Hay chicos que en un país que produ-
ce millones de toneladas de cómo es…
I: De alimentos.
C: …de alimentos para todo el mundo, se mueran la cantidad de chicos
de hambre, que se mueren de hambre por día en este país. Entonces
esto, nos deja un sabor amargo porque quiere decir que todas las lu-
chas, todo lo que peleaste…
R: No vale de nada. Pero si dividimos las aguas…
C: …vale muy poco para poder, para poder revertir. Porque todos los que
peleamos en aquella época era fundamentalmente para que los hijos
estuvieran un poco mejor. (GdeD1, Villa María: 2009. Expresiones de:
C, un dirigente sindical; I, un miembro de los Vecinos Autoconvocados
contra los Abusos Policiales –VACCAP–; y R, un changarín del Mercado
de Abasto)
de la riqueza.
D: De la iglesia San Marcos ahí en barrio Rosedal que depende a su
vez de iglesia (…) Entonces, esta cuestión del comedor y soja, soja,
soja; que puré de soja, que milanesa de soja, que bife de soja. Y diga-
mos, esa fue la disputa porque tener que darle de comer a la gente la
miseria, la porquería que en realidad acá se hace, se empezó a hacer
soja transgénica que es soja para los animales, no para la gente. Y
entonces por qué darles de comer eso, y entonces “antes de que se
mueran de hambre”, planteaban algunos, “más vale soja”. Aparte hay
otra cuestión: la soja vos no podés comer más de 50gr diarios y ya te
hace bolsa la salud. (GdeD2, Córdoba: 2009. Expresiones de una mili-
42 tante de la lucha por el agua)
15
Para la relación entre fantasía, sueño y mitologema Cfr. Scribano (2009).
16
El “Plan Soja Solidaria” fue una iniciativa de la Asociación Argentina de Productores
de Siembra Directa (AAPRESID) y contó con el asesoramiento técnico de la Sociedad
Argentina para el Desarrollo y el Uso de la Soja (SADESO). Quienes integran estas ONG’s
asociadas son los grandes productores de trigo y soja transgénica. Se instaló a principios de
2002. Ver el artículo “El año de Soja Solidaria” de Víctor Trucco, presidente de AAPRESID,
en diario Clarín del 11/01/03. http://www.clarin.com/suplementos/rural/2003/01/11/r-00801.
htm (visitado el 28 de febrero de 2010).
dores como burocracias territoriales de la colonización y la equiparación
entre animales y seres humanos. La geopolítica del hambre es una carto-
grafía de las políticas coloniales como formas de territorialización de las
expropiaciones de energías.
17
Para una explicación de los rasgos de la batalla de los cuerpos y la colonialidad Cfr.
Scribano (2005b).
resignación y ocupados en el consumo mimético. Es decir, no hay religión
neocolonial sin la inscripción del hambre en el cuerpo y por lo tanto la
política colonial debe marcar indeleblemente a esos niños para garantizar
un mañana igual al presente.
Los cuerpos son comprados y se vende la disponibilidad de los cuer-
pos por alimentos. La economía política de la colonia es un verdadero
mercado de intercambio desigual de sacrificios: el colono da lo que le
sobra de energías a cambio de la aceptación inmovilizante de la asis-
tencia permanente. El colono busca solamente “re-armar” cotidianamente
esa práctica ideológica que se llama democracia colonial.
El hambre como problema colonial...
La fantasía del hombre que sale del “mercado del hambre” a través de la
educación aparece como posible “ruptura” del círculo vicioso de la pobreza,
como una oportunidad de movilidad social vinculada a la autonomía de los
sujetos. El sueño no “dura” tanto: repica el despertador del tener que robar
para comer, lo real vuelve siempre como horroroso en la lógica colonial.
La política como empresa colonial necesita de mano de obra política y
la oferta es construida en el mercado del hambre, en el uso teleológico de
la necesidad del colonizado.
La democracia colonial alberga dos momentos expropiatorios –dife-
rentes pero complementarios– la gestión de la mano de obra política: uno
fordista y el otro posfordista. Por eso es necesaria la multiplicación de
“cuerpos superfluos” que pugnen por sobrevivir.
46 En el contexto expresado se puede inscribir la próxima narración: las
hormigas no sueñan. Décadas de represión, tortura y “colonización-del-
futuro” dan sus frutos.18 Al colonizado no le quedan muchas opciones:
Adrián Scribano, Juliana Huergo y Martín Eynard
18
Cfr. Scribano (2008c).
la fantasía colonial literalmente se desangra, se vuelve escarnio de una
aceptación vuelta cuerpo y hecha callo en el dolor social que la estructura
colonial genera.
Es tan potente el lugar del colono que su hacer performativo atraviesa
a militantes y “progresistas”, para algunos de ellos, la política parte de la
necesidad. Muchas de las “intenciones organizativas” son un salvavidas
de plomo y el mejor ejemplo de los usos políticos del hambre. No hay sólo
empresarios del hambre, también hay capataces. La próxima narración es
de un militante gremial:
C
omo todo fenómeno social, la crisis de 2001 en Argentina puede ser
analizada desde diversos tópicos: los estudios sobre protesta y ac-
ción colectiva (Di Marco et al, 2003), el surgimiento de una nueva
politicidad (Merklen, 2005), la representación político-partidaria, la violen-
cia colectiva (Auyero, 2007), las transformaciones económicas y el dinero
(Obradovich, 2007), los efectos en el empleo, el lugar de los medios de co-
municación en la interpretación de los hechos y actores (Visacovsky, 2009),
el impacto de los planes sociales y el club del trueque (Arcidiácono, 2004;
Gonzales Bombal, 2003), entre otros.
En este caso, nos proponemos identificar distintos modos de experiencia
vividos durante y después de la crisis de 2001. En tal sentido definimos y jus-
tificamos la necesidad de incorporar a partir de las nociones de ‘geometría
de los cuerpos’ y ‘gramática de las acciones’ (Scribano, 2004) dos tipologías
de corporalidades: cuerpos precarios, o expulsados, que mantienen algu-
nos delgados vínculos de integración al sistema social, y cuerpos en riesgo
de empobrecimiento que se hallan en el borde, ya que aún tienen recursos
que pueden perder –empleo, vivienda, acceso a salud, entre otros–.
A partir de estas categorías analizamos cuatro grupos de discusión
(GdeD) realizados durante 2009 en las ciudades de Córdoba y Villa María1
con el objeto de establecer cómo estos cuerpos vivieron y sintieron la
crisis de finales de 2001, y cuáles son las percepciones del escenario pos-
terior en términos de las posibilidades de organización, las condiciones
para una nueva crisis, y las características del futuro.
Finalizamos el artículo postulando que las experiencias del riesgo y
la incertidumbre que la crisis genera, tienen un peso diferencial en los
distintos cuerpos –delineados por su posición social y por la capacidad
de acción de los mismos– según la forma en que se combinen y articulen
con las percepciones del riesgo que se construyen socialmente en, por y
a través de dichos cuerpos.
Crisis e incertidumbre...
1
No es posible incluir en este trabajo un eje de análisis acerca de las diferencias entre
ambas ciudades, en términos de configuración de colectivos, procesos urbanísticos, modos
de intervención del Estado, entre otros, que seguramente afectaron e influyeron en los fe-
nómenos que aquí se analizan. Una parte de estos análisis en paralelo puede leerse en el
artículo de Aimar, Boito y Giannone, en esta publicación.
2
Es el caso del enfoque que asume por ejemplo Sergio Visacovsky, quien define a la clase
social como aquello que permite “realizar un juicio moral, puesto que en la medida que se
identifica a alguien como perteneciente a tal o cual clase, se lo ubica en una posición de
superioridad, igualdad o inferioridad respecto a quien emitía el juicio; en suma, las cate-
gorizaciones constituyen evaluaciones morales, es decir, apelaciones a valores en torno a
lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo decente y lo impúdico, lo adecuado y lo
inadecuado, al buen gusto y al mal gusto, a lo apropiado y lo inapropiado” (2009: 253).
como mujeres de –lo que en otros términos podríamos denominar– ‘clase
media’, ‘clase baja’, ‘clase trabajadora’.
Si bien los actores que participaron en la investigación fueron selec-
cionados en virtud de su participación pasada o presente en algún tipo
de organización social, barrial, sindical, o laboral3, la diferencia en sus
condiciones de vida y trabajo nos permitió establecer un eje de distinción
que podemos denominar socio-corporal.
Para ello tomamos dos categorías propuestas por Scribano (2004) para
el análisis de los conflictos, que remiten a la posición social de los actores
y a la capacidad de acción de los mismos según dicho lugar: “en un con-
flicto siempre la posición de los sujetos tiene que ver con su capacidad de
disponer de su punto en el espacio, que es su propio cuerpo. Por eso los
conflictos hablan de una geometría de los cuerpos: cómo están las figuras
y las formas sociales en relación a un conflicto en particular” (Scribano,
3
Quienes participaron en los grupos de discusión provenían de las siguientes organiza-
ciones: Vecinos Auto-Convocados Contra el Abuso Policial (VACCAP); Movimiento Teresa
Rodríguez (MTR); Asociación de Trabajadores de Contact Centers y Afines de Córdoba
(ATCCAC); Central de los Trabajadores Argentinos (CTA); Movimiento socialista de los
trabajadores (MST); Cooperativa 7 de febrero; Organización Barrial de Relevamiento y
Actividades Sociales; Cooperativa Comunicar.
4
Véase Levstein, A. y Boito, E. (2009) De insomnios y vigilias en el Espacio Urbano
Cordobés. Lectura sobre Ciudad de Mis sueños. Universitas. Córdoba.
5
El mismo análisis se puede utilizar a nivel internacional. Bauman (2005) ha señalado que
los países pobres son el vertedero del mundo: el caso de la instalación de plantas industria-
les altamente contaminantes es todo un dato de esta situación, al igual que la explotación
de minas a cielo abierto y el manejo de los recursos energéticos, el nivel de consumo de los
mismos en los países ricos y la privación de la energía en los países pobres. Esto muestra
que los riesgos globales no son producto de la espontaneidad, del azar o de la naturaleza,
sino que constituyen una distribución asimétrica basada en la misma lógica del capital. De
esta manera, el lugar que tienen los países pobres es el de actuar como soporte del alto
consumo de energía y recursos naturales que se realizan en el centro.
Veamos algunas expresiones –en un juego de auto y hetero-percep-
ciones– que dan cuenta de la posicionalidad socio-espacial con que habi-
tualmente los cuerpos se identifican y diferencian:
6
En una investigación realizada a partir de las inundaciones en la ciudad de Santa Fe en el
2003 constatamos que los barrios que más habían sufrido las consecuencias del agua eran
también según el censo del año 2001 los más pobres, donde mayor NBI (necesidades básicas
insatisfechas) se registraba y donde había mayores índices de desocupación, por ello la ex-
presión de que estaban con el agua al cuello antes de la inundación. (D’Amico, 2007, 2008).
7
Malagueño es una ciudad ubicada a 21 km. de la capital de Córdoba.
del gobierno y nos llevó (…) y el agua del río te daba y te daba. (GdeD2,
Córdoba: 2009. Diálogo entre dos habitantes de una ciudad-barrio)
S: Y con respecto a lo que decía la compañera (…) Ella dice que vota-
mos por el bolsón, por el dinero… bueno, también votamos para cuidar
el puesto de trabajo (…) por no quedarnos sin el puesto de trabajo.
(GdeD1, Villa María: 2009. Integrante de la Cooperativa 7 de febrero)
D: … quiero decir que vos mañana salís a protestar y pedir, y no sabés
si volvés a tu casa. Vayás por el lado que vayás, porque vos te parás
contra el gobierno con tus ideas y salís perdiendo. (GdeD1, Córdoba:
2009. MTR.)
8
A lo largo del desarrollo de los 4 grupos de discusión, estuvo presente el conflicto con los
productores agropecuarios de comienzos de 2008, como una situación de crisis de menor
envergadura que la del 2001, pero que refrescó el recuerdo de los temores, peligros y pre-
ocupaciones. En la cita, el integrante de CTA, trata de diferenciarse de los terratenientes,
o productores sojeros.
escasos ingresos y desempleo, lo que algunos denominan ciclos de bajos
ingresos, seguido por ciclos sin ingreso.9 Las trayectorias laborales trazan
unas gramáticas que se vuelven ‘espirales de precariedad’ (Paugman,
1995; citado en Bayón y Saraví, 2007: 80) o ‘espirales de desventajas
acumuladas’ (Gonzáles de la Rocha, 2007: 146). Lo anterior se pone de
manifiesto “en la experiencia del desempleo, en los períodos cada vez
más largos que transcurren entre changa y changa, en la discontinuidad
e incertidumbre en la percepción de ingresos, en la dificultad creciente de
‘inventar’ trabajo, en la desesperación que genera ‘no tener una moneda’”
(Bayón y Saraví, 2007: 81). Posibilidades limitadas de acceso a trabajo,
salud, educación, comida, sumados a la experiencia en carne propia del
dolor social (Scribano, 2007a) y la impotencia (Scribano, 2007b) constitu-
yen vectores que atraviesan a estos cuerpos:
Crisis e incertidumbre...
9
Nos referimos al “low pay, no pay cicle” (Stewart, 1999 citado en Bayón y Saraví, 2007: 66).
Tal vez la mejor forma de dar cuenta de la distancia que hay entre los
cuerpos en riesgo de empobrecimiento y los cuerpos precarios sea la
mismísima ‘experiencia de la realidad’:
J: son dos realidades diferentes entre la gente que trabaja y las organi-
zaciones sociales.10 Si bien es lo mismo, estamos hablando de lo mismo,
pero las realidades son diferentes. (GdeD1, Córdoba: 2009. Integrante
de la Organización Barrial de Relevamiento y Actividades Sociales)
10
Muchos cuerpos precarios participan en organizaciones o movimientos sociales. Pero
muchos otros, ni siquiera en eso.
de las acciones que los cuerpos en riesgo de empobrecimiento tuvieron
durante el período de las crisis:
comprometerse:
11
Ver el artículo de Boito, Cervio y Paz García, en el presente libro.
P.: ¿yo en el 2001?, yo vivía en San Roque, Villa Martínez
Coord.: ¿barrio San Roque?
P.: Barrio San Roque, a esa altura yo estaba en Barrio San Roque,
después me fui a Villa La Maternidad y después pasé a “Ciudad de
Mis Sueños”, pero yo estaba en Barrio San Roque, así que imaginate.
(GdeD2, Córdoba: 2009. Habitante de una ciudad-barrio)
S: un descontrol
D: se metía la policía
S: la policía, claro, se metía la policía porque claro, venían corriéndolos
a los chicos
C: Claro venían a buscarlos…
L: sí, fue como en Villa Urquiza, como a mí… [por lo bajo]
S: se metían y (...) Les tiraban la puerta. Ahí, Libertador, Comercial, fue
de terror. (GdeD1, Córdoba: 2009. Diálogo entre dos habitantes de una
66 ciudad-barrio y una recuperadora de residuos)
Los adjetivos ponen color a una escena que muestra puertas adentro
Gabriela del Valle Vergara y Marcelo D’Amico
12
Sobre este tema véase en este libro el artículo de Ibáñez, I y Seveso Zanín, E. “Políticas
de encierro y regulación de las sensaciones. Un abordaje desde la vivencia de los poblado-
res de ‘Ciudad de mis Sueños’”. También se puede consultar: Seveso Zanin, E. y Cabral, X.
(2009) “Contra la Pared: Los cuerpos del delito. Descripción y análisis de algunas escenas
de violencia policial” Anuario en XXVIII Congreso de ALAS. ISSN: 1852-5202. Universidad
de Buenos Aires (UBA), Septiembre. Disponible en: cuerposyemociones2009.blogspot.
com/.../mesas-temáticas-gt-26.html -; Seveso Zanin, E. y Cabral X. (2009) “Policiamiento y
políticas de seguridad: nuevas retóricas y dispositivos de segregación espacial en la ciudad
de Córdoba”. Reunión Regional de Observatorios Urbanos Locales “Espacio público como
generador de ciudadanía”; Observatorio Metropolitano de Colima; ciudad capital de Colima
(México); 9 y 10 de Noviembre.
3.2- Cuando lo que abundaba era la escasez
J.L: el tema de los planes de empleo, los planes de empleo que eran
de $150, pusieron un paño de agua fría enorme y uno decía son $150,
pero los compañeros lo necesitaban y mucho. Después le dieron la 67
utilización que le dieron, desvirtuaron… pero en ese momento fue, de
alguna manera, el oxígeno que necesitaban muchos compañeros que,
C: … después que vinieron los planes que tenían que trabajar cua-
tro horas, estaban las cuatro horas, si había una fiestita de los de los
abuelos, los chicos… …eran cuatro horas nomás de fiestas, y antes
si nos amanecíamos era amanecerse. ¡Se perdió! (GdeD2, Córdoba:
2009. Recuperadora de residuos)
S: Yo el 2001, lo que consiguió conmigo el 2001 es que saliera a tra-
bajar… porque no era empleada, nada, y ahí empecé a buscar trabajo,
me anoté en el plan ese que daban… (…) Jefe y jefas y…y ahí empecé
la capacitación. Nunca trabajé para jefe y jefas porque no lo considero
que debemos trabajar, o sea siempre me capacité. Nunca fui a lim-
piar nada. Siempre usé ese plan para capacitarme, nada más. (GdeD1,
Villa María: 2009. Integrante de la Cooperativa 7 de febrero)
M.J: sí, fue en el momento, en que el Club del Trueque tenía más aso-
ciados, nosotros estábamos en la organización, cuando más gente
asistía, más intercambio se podía hacer en ese momento. Bueno, no
había planes trabajar en ese momento, no había… ¡no había nada!,
era un desastre, todo un desastre, entonces la gente se volcó mucho
al Club del Trueque. (GdeD2, Villa María: 2009. Ex - Integrante del Club
del Trueque)
Los clubes del trueque tienen su origen a mediados del ´90, pero evi-
dentemente ante la falta de dinero circulante –acentuado por el corrali-
to–13 fue una estrategia en principio de los cuerpos en riesgo de empobre- 69
cimiento para mantener un nivel mínimo de consumo. En líneas generales
se identifica al trueque como un ámbito protagonizado en sus primeras
L.: Pero la clase media, te voy a decir, [levanta la voz] la clase media a
lo mejor tenía en la casa fideos o cosas porque tienen cómo guardar,
13
En Argentina se denominó corralito a una restricción a la extracción de dinero en efec-
tivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorro impuesta por el gobierno de Fer-
nando de la Rúa en el mes de diciembre de 2001. Esta medida ahogó todo movimiento
económico, al restringir bruscamente la liquidez monetaria, paralizando el comercio y el
crédito, rompiendo las cadenas de pago y asfixiando a la “economía informal o no formal”
de la cual depende la subsistencia cotidiana de una porción significativa de la población.
La tensión social se incrementó con la medida, que resultó ser sumamente impopular para
los ciudadanos, sobre todo los pertenecientes a la clase media.
en cambio nosotros somos siempre los más afectados, más allá de
que tengan en el corralito agarrada la plata. (GdeD1, Córdoba: 2009.
Recuperadora de residuos)
14
Véase en este libro, el artículo de Scribano, Eynard y Huergo.
15
Consideramos la necesidad de ser cuidadosos con categorías como ésta ya que en
muchos casos tienden a confundir más que a echar luz sobre un proceso complejo.
recuperadas, entre otras– gestadas desde el mismo Estado, o desde la
comunidad perdieron paulatinamente su efervescencia cuando las aguas
bajaron, parafraseando a Scribano.
En este marco nos preguntamos: ¿Qué hicieron después dichos cuer-
pos? ¿A qué nuevos riesgos se enfrentaron? ¿Qué margen de incerti-
dumbre atravesó sus percepciones del futuro, sus prácticas cotidianas,
sus emociones?
En principio podemos decir que las capacidades de crear, sostener
o modificar determinados tipos de soportes para generar asegurabilidad
fueron diferentes para cada uno de ellos, a medida que fueron transitando
la etapa posterior a la crisis. Por esto, en el próximo apartado, presenta-
mos por separado cuáles son las percepciones del escenario posterior en
términos de las posibilidades de organización, las condiciones para una
nueva crisis, y las características del futuro.
I: Las medidas del gobierno son para la clase media y la clase alta… el
tema del auto.16 (GdeD1, Villa María: 2009. Integrante de VACCAP)
16
Se refiere al “Plan Auto 0 Km” lanzado por el gobierno de la presidenta Cristina Fer-
nández en diciembre de 2008, que tenía como finalidad sostener la producción de las
automotrices y el empleo.
aparecía la gente los corría. Entonces yo pensé, iluso, “van a cambiar”,
¡no!, “Esto les va a servir de ahora en adelante”. (GdeD1, Villa María:
2009. Integrante de CTA)
y protecciones.
R.: [Coord: R. decía que él vio que desde hace 20 años hay una con-
tinuidad] y va a seguir. (GdeD1, Villa María: 2009. Recuperador de
residuos) 75
que tiene un sueldo, el que está empleado, la están pagando los carre-
ros; han bajado los materiales, no tenemos cómo… y está la bronca.
(GdeD2, Córdoba: 2009. Recuperadora de residuos)
17
Sobre la formación de la Cooperativa 7 de febrero y la Cooperativa Comunicar véanse los ar-
tículos de Delgado, Herrera y Aimar; Gandía y Lisdero, en el Boletín Onteaiken Nº6. Disponible
en http://www.accioncolectiva.com.ar/revista/www/sitio/boletines/ver/boletin6.htm.
18
Se refiere a la baja en el precio de los materiales reciclables que se produjo a fines del 2008,
por un factor estacional pero también debido a los efectos de la crisis financiera mundial.
19
En el audio se escucha “si ahora estamos pior, más adelante vamos a estar re-pior”.
en lo único que piensa es en él nomás. El obrero... vos fijate que acá,
hay fuentes de trabajo que se están cerrando y nadie hace nada. [Se
hace un silencio] El intendente cuando se inició tenía un Renault 12
que era, era de cambio, ahora tiene otro nuevo. Los otros, el que se
prendió con el intendente, hay uno que también cuando empezó, em-
pezó con una motito Garelli ahora tiene un auto 0 Km. (GdeD2, Villa
María: 2009. Recuperador de residuos)
20
Nos referimos al acaecido en la madrugada del sábado 27 de febrero y que alcanzó una
magnitud de 8.3 Mw.
21
Para un análisis de este conflicto véase: Boletín Onteaiken Nº7. Disponible en: www.
accioncolectiva.com.ar
2001 generó, tienen un peso diferencial en los distintos agentes –deli-
neados por su posición social y por la capacidad de acción de los mis-
mos– según la forma en que se combinen y articulen con las percep-
ciones del riesgo que se construyen socialmente en, por y a través de
dichas corporalidades.
Mientras muchos cuerpos en riesgo de empobrecimiento disfrutan
los momentos de movilización y se encuentran expectantes y seguros
de que la crisis del 2001 sigue abierta, los cuerpos precarios, sienten en
el cansancio del hastío, en el dolor de la expulsión que si hoy estamos
peor, mañana vamos a estar re-peor. 22 El uso del mismo adjetivo pero
acentuado con el sufijo ‘re’ nos muestra un juego de continuidades que
espiraladamente se acumulan.
La crisis del 2001, vista en perspectiva da cuenta de cómo las expe-
riencias del riesgo y la incertidumbre se hacen carne, esperanzan a algu-
Crisis e incertidumbre...
22
Ambas expresiones en cursiva pertenecen a dos integrantes del grupo de discusión 2
de Villa María.
Aunque estos no fueron las únicas dimensiones de la crisis, sí fueron las
más recurrentes en ambos conglomerados urbanos.
Estas diferencias se extendieron luego, hasta el presente-futuro, ubi-
cándolos a los sujetos frente a un escenario que algunos se animan a
pintar de negro, o a dictaminar estéticamente que se ve ‘feíto’. 23
23
El término, usado coloquialmente, puede entenderse como un diminutivo de ‘feo’.
Bibliografía
Arcidiácono, Pilar (2004), “Trueque y Plan Jefas y Jefes de Hogar Desocupados:
dos estrategias de contención social ante la crisis del 2002”, en Lavboratorio:
Estudios sobre Cambio Estructural y Desigualdad Social, Revista del IIGG
(Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires.
Argentina. Otoño-Invierno. (26/02/2010). Disponible en: http://www.catedras.
fsoc.uba.ar/salvia/lavbo/textos/14_4.htm ISSN: 1515-6370.
Auyero, Javier (2007), La Zona Gris. Violencia colectiva y política partida-
ria en la argentina contemporánea, Siglo XXI, Buenos Aires.
Bauman, Zygmunt (2005), Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus
parias, Paidós, Buenos Aires.
Bayón, María Cristina y Gonzalo Saraví (2007), “De la acumulación de
Crisis e incertidumbre...
L
a ciudad constituye uno de los objetos privilegiados de la reflexión
sociológica, antropológica, comunicacional, urbanística y artístico-
cultural actual. En este trabajo, partimos de pensarla, siguiendo a
Besse (en Moguin, 2006: 169), en su doble dimensión de “urbs” (“con-
junto de edificaciones, (…) espacio delimitado, organizado y edificado”)
y de “civitas” (“entidad política que se define por el tipo de asociación
entre sus habitantes (…) la comunidad política y religiosa”). Es decir
como entidad que demarca formas políticas determinantes de experien-
cias de socialización, corporalidad y afectividad entre los individuos y
los grupos.
Preguntarse por “experiencias/imaginarios de ciudad” en relación a la
configuración de una gramática corporal, es indagar sobre las maneras en
que ciertas transformaciones del espacio material y simbólico afectan las
formas de socialización y las relaciones posibles entre los cuerpos, tanto
intra como inter-clase.
Para reconocer la gramática de una ciudad, es necesario enmarcar-
la en las condiciones socio-estructurales del capitalismo en este pe-
riodo que denominamos “neocolonial”; es decir, de recomposición y
transformación del modelo de dominio colonial sobre todos los aspec-
tos y dimensiones de las condiciones sociales de existencia contem-
poráneas (Bio-política). Este sistema neocolonial “se configura a partir
Narrativas en conflicto sobre una ciudad socio-segregada...
de la tensión dialéctica entre, por un lado, una porción cada vez más
cuantiosa de la población mundial expropiada de sus medios más ele-
mentales de sobrevivencia, y, por otro, el incesante ritmo de consumo
energético requerido por la voracidad propia del metabolismo del ca-
pital” (Machado Aráoz, 2009: 3)1. Esa tensión dialéctica en la capital
cordobesa –Argentina– puede leerse en las profundas transformaciones
urbanísticas durante la década 2000-2010, donde el adentro/afuera que
demarca un habitar posible y deseable de la ciudad se organiza en torno
al urbanismo estratégico que cada vez con mayor intensidad se rige por
la tríada cuerpo-espacio-clase.
Allí donde se ponen en juego las definiciones de lo socio-existencial
de los cuerpos (de las condiciones materiales y vitales para el desarrollo
humano) cabe preguntarse por las operaciones ideológicas que definen
su visibilidad/invisibilidad. “Carne y Piedra” –parafraseando el célebre
título de Sennett (1997)– son anudados por acciones (estatales y priva-
das) que van recartografiando, en continua tensión, la sensibilidad social
respecto a una idea y un deseo de ciudad; la cual es (re)producida por
los medios de comunicación, en tanto dispositivos reguladores de expe-
riencias colectivas. 2
84 Por esto hemos centrado la mirada en algunos soportes mediáticos
en los que se configura la narrativa que sostiene el ideal de ciudad y que
determina programas de acción, en y sobre la misma, regulados por la
María Belén Espoz, Cecilia Michelazzo, Patricia Mariel Sorribas
1
En este sentido se sigue el diagnóstico que hace tiempo venimos realizando en el marco
del Programa de Estudios sobre acción colectiva y conflicto social. Ver: Scribano, (2007a,
2007b, 2008, 2009a, 2009b, entre otros).
2
En sociedades mediáticas como las nuestras, los medios de comunicación masiva
encuentran potenciada la posibilidad de ejercer aquellas funciones ideológicas ya identi-
ficadas por S. Hall (1981): suministrar y constituir selectivamente el conocimiento social,
ofrecer mapas y códigos que marcan los territorios (geográficos, pero también socia-
les), brindar contextos explicativos para los acontecimientos y relaciones problemáticas.
Estas funciones se potencian, y van generando una producción de sentido enfáticamente
activa ya que, en el marco de formaciones sociales donde prevalece la tendencia de
separar, distanciar y segregar socio-espacialmente a las clases subalternas, es cada vez
menor la posibilidad de contar con experiencias contrafácticas que cuestionen lo puesto
en imágenes.
3
En relación a la retórica de la seguridad y a los miedos como operadores simbólicos,
Reguillo Cruz expresa: “se construye una geografía simbólica que prescribe los usos
de la ciudad (...) son interpretaciones que dan origen a un horizonte posible de acción”
(Reguillo Cruz, 1999:11)
El corpus está integrado por el Suplemento Arquitectura4 del diario La
Voz del Interior5 (2006-2008), notas de diversas secciones producidas en
el mismo medio durante los años 2004/2005/2008 vinculadas a “políticas
públicas de hábitat” y “ciudades-barrios”6, sitios de internet instituciona-
les de empresas inmobiliarias y constructoras, así como el de la Cámara
Empresarial de Desarrollistas Urbanos Córdoba (CEDUC), que las nuclea.7
Desde este corpus se hace posible interpretar la Ciudad como texto
(Bajtín, 1982). Como todo signo es en principio ideológico (Bajtín, 1992),
nos proponemos deconstruir el ideal de un discurso mediático dominante
sobre Córdoba Capital sustentado por la repetición de unas “voces” y la
oclusión de otras; es decir, reconociendo los mecanismos ideológicos y
performativos que responden a determinado sector social y que son el re-
sultado de un pornográfico urbanismo estratégico que viene aplicándose
en la urbe capitalina.
4
Las notas periodísticas de este suplemento que conforman el corpus son: 1) Al otro
lado del río, 27/01/2007; 2) Fuerte identidad barrial, 14/04/2007; 3) Hombres mirando al
oeste, 14/04/2007; 4) Casas obreras. El Paseo de las Artes en Güemes, 21/04/2007; 5)
Cuando los mercados se abrieron a la cultura, 21/04/2007; 6) El plan de reestructuración,
21/04/2007; 7) Vehículos para la identidad, 21/04/2007; 8) Perfiles de Nueva Córdoba,
26/05/2007; 9) En diálogo con el río, 16/06/2007; 10) Cuando el río suena... proyectos trae,
23/06/2007; 11) En blanco y negro, 23/06/2007; 12) Unos y otros. Lo que viene, 23/06/2007;
13) Presentación. Capitalinas se muestra a los cordobeses, 26/06/2007; 14) Nuevo nodo
urbano, 28/07/2007; 15) Íconos CPC urbanos, 29/09/2007; 16) Expansión y densificación,
22/12/2007; 17) Para jugar en las grandes ligas, 22/12/2007; 18) Tras ideas productivas,
19/01/2008; 19) Galardones para la arquitectura social, 15/03/2008; 20) Un pueblo nuevo
en el antiguo Güemes, 29/03/2008; 21) Herencia urbana, 11/10/2008; 22) Luz divina,
18/10/2008; y 23) Tareas religiosas, 29/11/2008
5
Diario de mayor tirada en la provincia de Córdoba, con un promedio de casi 65 mil ejem-
plares vendidos por día. Fue fundado en 1904 y desde hace casi una década forma parte
del Grupo Clarín.
6
Los años fueron seleccionados en relación a los lanzamientos de programas y visibilidad
de conflictos.
7
Sitios de internet visitados en febrero 2010: ver bibliografía.
2- La ciudad en escena: una narrativa posible/deseable de la capital
de Córdoba
Narrativas en conflicto sobre una ciudad socio-segregada...
8
Cada vez que pensamos en imágenes, lo hacemos desde la propuesta del pensador
francés G. Debord (1987) para quien: en el marco de sociedades espectaculares como las
nuestras, la imagen condensa una forma de relación social –y no sólo una representación
de lo real-.
identidad. En este caso, se trata de aspectos particulares de su pasado
colonial materializado en determinadas edificaciones. Desde el suplemento
de LVI la actual “revalorización” y “recuperación” de ese pasado es descrip-
ta (y celebrada) en sucesivas notas que enfatizan los aspectos técnicos
del proceso de estetización, sin especificar información relativa a quiénes
realizan las obras ni cuáles han sido sus condiciones de contratación.
A su vez, lo colonial religioso es identificado como marca de “esplendor”
y “autenticidad” de la ciudad, de allí su “valor patrimonial” [Nota 22], como
arquitectura cuyos muros dan testimonio de la historia de nuestra ciudad a
lo largo de distintos siglos [Nota 23]. Córdoba “recupera” sus iglesias con
proyectos que le dan un carácter “más bien escenográfico a la propuesta”
[Nota 22]. Se transforman así en espectáculo para el consumo turístico y
el disfrute estético, dejando de lado su carácter de espacio para la prác-
tica religiosa. Retomando algunas consideraciones benjaminianas (1936)
9
Referencia al actual Museo de la Industria que se encuentra ubicado “en el corazón de
Barrio General Paz, uno de los más antiguos y significativos de la ciudad, sector integrado
por una gran cantidad de residencias privadas de interés patrimonial”. Fuente: Asociación
de Amigos del Museo de la Industria.
10
Dicho plan se propone la remodelación, en principio, de toda la zona céntrica de la ciudad
(ampliación de calles y avenidas vinculadas a diversos circuitos turísticos, restauración de
edificios antiguos, creación de diversos espacios para el entretenimiento y el ocio, etc.). El
proyecto planea desarrollarse entre 2008 y 2020. Al decir de LVI (11/12/2008) “El Plan Direc-
tor contempla 23 posibles áreas de intervención de la ciudad y propone cuantiosos proyectos
e ideas de mejoras urbanas”.
11
Sobre la importancia de los titulares ver Humanes e Igartúa. (2004)
descentralización del Estado y del poder, la planificación de la reestructu-
ración estuvo altamente centralizada en la figura del entonces intendente
Teniente Coronel J. G. Olmedo, quien habilitó al arquitecto Roca a ejecu-
tar su plan de intervención urbana que incluía la refuncionalización de los
mercados barriales de Alta Córdoba, San Vicente, General Paz y el Paseo
de las Artes en barrio Güemes en Centros Culturales. Nada refiere a las
causas por las cuales los mercados –es decir, las economías barriales–
se cerraron para luego abrirse como espacios de o para la cultura. Es
simple el diagnóstico que justifica la intervención centralizada: “edificios
en desuso y áreas degradadas” [Nota 5]. Quien escribe desde el medio
enfatiza lo arquitectónico como vehículo de la modernidad y como proce-
so instituyente de “lugares para la vida, espacios para la democracia y la
participación, ‘ágoras’, ‘patrias barriales’, ‘plazas’, ‘calles’, como el mismo
Roca designara estos espacios privilegiados, creados para el diálogo y
12
Es interesante resaltar cómo las decisiones urbanísticas se ven atravesadas por siste-
mas de valores propios de un momento socio-histórico determinado. Durante la reapertura
democrática en la Argentina (década de 1980) estos proyectos implicaban el diseño de
espacios para la participación ciudadana.
“nuevos centros periféricos”. A diferencia de la anterior estrategia, ésta
se materializa en edificaciones calificadas como “auténticos impactos ar-
quitectónicos que desafían su entorno, convirtiéndose en íconos urbanos
Narrativas en conflicto sobre una ciudad socio-segregada...
inmobiliariamente está dando los pasos que debe dar para jugar en pri-
mera” [Nota 17]. Precisamente el sector de la construcción se atribuye
la responsabilidad de hacer de Córdoba una ciudad productiva: tanto
por presentarse y legitimarse como motor de la economía y fuente de
trabajo15, como por albergar en sus edificaciones de calidad a empre-
sas nacionales e internacionales: “edificios corporativos de oficinas.
Estos últimos tan demandados en una ciudad que carecía totalmente
de empresas nacionales e internacionales operando desde aquí y que
hoy se abren a un mundo globalizado” [Nota 17].16 El cambio en el atri-
buto productividad define la nueva Córdoba: la de los “emprendimientos
13
Por ejemplo: “Algunos edificios (…) pretendían aulas para dependencias de la Universidad;
(…) hogares de ancianos y guarderías, (…) una sede para un futuro alcalde y para las juntas
vecinales que debían crearse. (…) teatros y bibliotecas [Nota 15]
14
En el medio se detalla: “La primera gran expansión coincide con un modelo urbano de
zonificación por áreas, donde se plantean los usos de acuerdo a modelos de segregación,
con un consenso de mantener una estructura monocéntrica” [Nota 16].
15
Esto se visibiliza tanto en LVI como en los sitios de Internet empresariales. Por ejemplo:
“Estas empresas (…) han generado trabajo para miles y miles de cordobeses (…) un impor-
tante aporte a la actividad económica de la provincia”. [a]
16
En igual sentido se orienta la “recuperación” y “puesta en valor” de edificios de familias
con tradición a fin de contribuir a este perfil productivo en el sector de las industrias cultu-
rales [Nota 18].
con prestaciones que encontraríamos en cualquier desarrollo de Miami
o Buenos Aires” [Nota 17].
Ya focalizados en el presente de la ciudad se establece la dimensión
“desarrollo” como signo característico. Aquí el proceso es presentado como
“renovación urbana” y quien la encarna es el sector privado para el cual el
Estado implica un socio habilitador vía las normativas que regulan la edifi-
cación: “es de desear que el Estado acompañe las iniciativas privadas, mul-
tiplicando las ofertas infraestructurales y de transporte, así como previendo
la incorporación de más y mejores espacios públicos” [Nota 16]. Las empre-
sas, por su parte, reconocen explícitamente su capacidad de intervenir en
las decisiones públicas sobre el uso del espacio y sobre cualquier otra que
afecte al sector; por ejemplo, mencionando a “funcionarios de gobierno”
como parte de “equipos interdisciplinarios” que llevan a cabo los “proyectos
urbanísticos” a la par de arquitectos, ingenieros, proveedores, tal cual se
…mucho tuvo que ver la crisis que vivimos en el año 2001 (…) Con
estas opciones se sincera el mercado, muchos de los que tuvieron
la oportunidad de irse a vivir a countries o barrios cerrados y mejorar
su estándar de vida, hoy no pueden sostener esa situación y estos
emprendimientos constituyen una buena respuesta, expresa Luis
Vucovich, de Nordomo S.A. [Nota10, resaltado nuestro].
17
Esta lógica es asimilable a un proceso de mucha mayor escala caracterizado por la
suficiencia de la legitimación del mercado para la toma de decisiones públicas. Así, plantea
Žižek que la segregación de las personas en la actual sociedad de la globalización se legiti-
ma en un “desvergonzado egoísmo económico”, ya no, como anteriormente en la supuesta
superioridad natural de un grupo o en la intención “culturalista” de preservar una identidad.
“La división fundamental es la que se hace entre los incluidos en la esfera de la prosperidad
económica (relativa) y los excluidos de ella”. (Žižek, 2009:126)
obscena. En el caso del barrio Nueva Córdoba explícitamente se reco-
noce que lo que primó ha sido la rentabilidad de los inversores “se des-
cuenta que las fuerzas del mercado en estas áreas, pretenden la mayor
Narrativas en conflicto sobre una ciudad socio-segregada...
18
Moderno edificio de oficinas ubicado al frente del Arzobispado, a metros del centro. Conserva
la fachada original de la tradicional casona sobre la cual el grupo Ecipsa lo construyó.
19
La escuela pública Gobernador Vicente Olmos dejó de funcionar en los ´90 ante el
deterioro de su edificio que fue licitado por la Provincia para ser transformado en shopping
center, También en este caso se conservó la antigua fachada.
20
Todas estas denominaciones que recartografían la tipificación catastral de la ciudad.
Cada uno de ellos con sus particularidades, pero donde todos se homogenizan en relación
a la “seguridad” que brindan.
21
Algunas consideraciones sobre la temática fueron presentadas en una ponencia para el
LASA 2009 –Rio de Janeiro- titulada “Cruel dinámica socio-urbana y metamorfosis clasista
en el espacio urbano cordobés”. Imágenes en tensión con el discurso de la ‘ciudadaniza-
ción’ y la afectividad melancólica que lo pregna” (Boito-Espoz-Ibañez).
establecer diferenciaciones al interior de ella, enmarcándola en los titula-
res “Unos y otros. Lo que viene” [Nota 12] y “En blanco y negro” [Nota 11].
Más que de unos y otros, se trata sólo de unos, los destinatarios de esa
ciudad que se viene. A su vez se puede discernir que los otros siguen sin
visibilizarse en esta narrativa, donde pareciera que los desarrollistas sólo
intervienen sobre la naturaleza (sobre el río y sus costas), y no sobre/contra
otros cordobeses que habitan esos espacios.22 Cuando sí son visibilizados,
se trata de intervenciones que constituyen “proyectos de asentamientos hu-
manos que proporcionen soluciones prácticas” [Nota 19] y no ya de “trazar
una huella en el paisaje urbano” [g] ni de instituir identidad urbana. O bien
entidades impersonales como “el tiempo” son los responsables de la confi-
guración que va adoptando el espacio habitado por estos otros cordobeses:
“se erigió, a principios de siglo, un barrio de viviendas económicas, destina-
do a gente de bajos recursos” [Nota 4].
22
Algunos análisis sobre tales operaciones ideológicas pueden encontrarse en diversos
artículos publicados en el libro De insomnios y vigilias en el espacio urbano cordobés: lec-
turas sobre ‘Ciudad de Mis sueños’ (2009), Levstein y Boito. (Comps.)
23
La ciudad de Córdoba es uno de los enclaves más importantes de esta actividad en el
país por el régimen de promoción industrial del gobierno provincial. Promoción que res-
ponde a la intención del gobierno de crear un “Polo Tecnológico: Informática y Software”.
El decreto Nº 683/02 (07/06/2002) de beneficios fiscales para esta rama de la actividad
productiva da cuenta de la relación establecida.
24
Del Grupo GNI S.A. Desarrollista: Arq. Raúl Deinguidard, Roque Lenti y Rafael Faucher
y empresa Teximco
La puesta en ‘escena’ de una ciudad de Córdoba Patrimonial y
Desarrollista, en constante cambio pero ‘esencialmente’ la misma, se
constituye en estas imágenes que se ofrecen para todos los cordobeses
Narrativas en conflicto sobre una ciudad socio-segregada...
25
“Córdoba Entretodos” es el eslogan del Gobierno Provincial durante el periodo 2007-
2011 bajo la gestión de Juan Schiaretti (Unión por Córdoba)
26
Ejemplifica esa desigual conformación: “San Vicente, un barrio obrero. Con una visión
totalmente diferente a la del fundador de Gral. Paz, Agustín Garzón adquirió las tierras co-
nocidas por entonces como el Bajo de Ariza, donde fundó el barrio pueblo de San Vicente.
Este emprendedor se anticipó a las necesidades que surgirían de la pronta superpoblación
de la ciudad y de los urgentes requerimientos de vivienda de la clase trabajadora. Así San
Vicente tiene un crecimiento mucho más acelerado que General Paz, pero se identifica
desde sus inicios como un barrio de clase obrera” [Nota 1].
En el marco de las tendencias urbanísticas actuales, este atributo
recae principalmente sobre la figura de los desarrollistas27 a quienes se
los visibiliza como agentes que intervienen sobre una naturaleza caracte-
rizada como degradada, sin vida, relegada o postergada. Caracterización
que da por supuesta la condición de deshabitada del área, a la vez que
colabora en la construcción de un diagnóstico que justifica la intervención
del sector privado para revertirlo:
27
En el sitio web de la CEDUC y en las páginas institucionales de varias empresas cons-
tructoras se explicita que un Desarrollista Urbano, no se limita a la construcción, sino que
pasa, por “urbanizar”[a], que sería literalmente crear la ciudad, darle forma y color, diseñar-
la, “un aporte al paisaje urbano” [f, g]. Y se definen a sí mismos: ‘un desarrollista…imagina,
estudia, elige y compra, vende. Bajo su responsabilidad, riesgo y financiación” (CEDUC).
noción de autor alrededor de la persona del arquitecto Roca. Desde su vi-
sión, la categoría Pueblo –utilizada para dar cuenta de los habitantes– se
superpone con la categoría geográfica de suburbio: “intención de acabar
Narrativas en conflicto sobre una ciudad socio-segregada...
28
Entre ellos se destaca: “conformar un estilo general en la ciudad de Córdoba que logre
posicionar un modelo arquitectónico vanguardista/único que haga de Córdoba, una ciudad
del nivel de las primeras y mas embellecidas ciudades del mundo” [ñ].
social, nos encontramos con esas otras imágenes que, desde los me-
dios de comunicación analizados, encuadran otras categorías de ciu-
dadanos. Se trata de voces generalmente ‘impotentes’ en el campo de
Narrativas en conflicto sobre una ciudad socio-segregada...
29
Lanzado por el gobierno provincial en 2003 y finalizado en 2008 con 10 mil viviendas
30
Hablamos del mismo Río Suquía, hoy “cuna del desarrollo urbano”.
31
En torno a esta forma de nominación se desataron, en el 2009, diversas polémicas por el
carácter de la designación fantasiosa de los complejos habitacionales. Ver: Cervio (2010).
es el que a su vez posibilita “la vida que querés tener”, en “un lugar ex-
clusivo para tu estilo de vida” [l, resaltado nuestro] de los habitantes que
son presentados como los que sí merecen la ciudad.
-El sabor de la propiedad: En la misma dirección que la descripta para
el sector privado pero, con diferencias en las posibilidades económicas
para la elección de las condiciones de habitancia, encontramos el caso del
programa destinado a lo que se denomina desde los medios como clase
media. Durante el año 2004 el gobierno de De la Sota lanzó dos Programas:
“Hogar Clase Media” y “De inquilino a propietario”: Este último “tiene una
diferencia con los habituales emprendimientos de este tipo: no se trata de
la construcción de barrios completos de casas o departamentos, sino que
se otorgarán créditos a los interesados…” (LVI 11/07/2004 resaltado nues-
tro). Una especie de crédito ‘social’ –otorgado de manera individual– para
la construcción o compra de bienes inmuebles, destinado a sujetos con un
32
La aclaración “de 4 plantas” da cuenta del número de habitantes con el que se compar-
tirá el espacio.
hábitat, la precisión técnica sirve de argumento para la intervención qui-
rúrgica de un espacio urbano ‘enfermo’, cuyas partes identificables como
‘causales’ del estado convaleciente deben ser amputadas. O trasladas, o
Narrativas en conflicto sobre una ciudad socio-segregada...
Claro está que las formas de interpelación al otro –y, a decir de Althusser,
“toda ideología interpela a los individuos concretos como sujetos concre-
100 tos” (2003: 147)– implican un doble movimiento de ‘desconocimiento’ y
‘reconocimiento’, es decir, funcionan por principio de exclusión que ‘fic-
cionalmente’ dota de sentido al conjunto. Así también, las condiciones
María Belén Espoz, Cecilia Michelazzo, Patricia Mariel Sorribas
33
Si rastreamos en la etimología de la palabra ‘casa’, encontramos un primer significante
en los romanos: la palabra ‘domus’ de la cual proviene el término ‘domicilio’ (y sus deriva-
dos). Otro término latino utilizado era ‘casa’ que designaba (en términos materiales) ‘choza’,
‘barraca’. Es interesante ver en estas dos acepciones etimológicas, que la distinción no es
ni casual ni arbitraria ya que, aquellos que habitaban el ‘domus’ y aquellos que vivían en
‘casas’ remitían a condiciones materiales y sociales de existencia bastante disímiles entre
sí. La palabra “domus” está íntimamente ligada al “dominus”, es decir al “señor” que en ella
habita y ejerce dominio; mientras que la palabra “casa” está asociada al que no sólo no
tiene dónde ejercer su dominio, sino que está sometido a él.
de que son las mismas voces las que tienen la posibilidad de narrar la
deseabilidad de un proyecto urbano, y de los actores que intervienen ma-
terialmente para sostener dicho proyecto. Autores de una narrativa de la
ciudad que se hace carne en las vivencias de esos grupos excluidos que
posibilitan el ejercicio del urbanismo estratégico.
Así la Ciudad se constituye ambivalentemente en una ‘obra de arte’
que, para ser digna de contemplación (vía consumo) debe de hacer algo
con los residuos del sistema que como tales la constituyen. Es precisa-
mente en el marco de toda una serie de transformaciones estructurales
producidas por la “Ley de Modernización del Estado Cordobés” que se
encuentran ‘respuestas’ para el qué hacer con esos cuerpos que eviden-
cian los costes del camino hacia el ‘Desarrollo’ y el ‘Progreso’ de la Docta:
el emprendimiento de proyectos conjuntos entre sector público y privado.
Esta actualización de una alianza que, en el pasado existía pero no esta-
34
Las fuerzas del mercado encarnadas en las voces de empresarios como Sergio Villella
[Nota 8] son las que explican el actual proceso de urbanización.
privilegiados. La antigua ciudad –la del centro– va modificándose para
nuevos habitantes y transeúntes, a la vez que se establece una clara se-
paración entre: lo digno de transformarse en una obra de arte, un monu-
Narrativas en conflicto sobre una ciudad socio-segregada...
102
María Belén Espoz, Cecilia Michelazzo, Patricia Mariel Sorribas
35
Al respecto ver nota de La Voz del Interior del 25/6/2005: Córdoba tendrá su “Recoleta”.
Bibliografía
Althusser, Louis (2003), “Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado”, en
Slavoj Žižek (comp.), Ideología. Un mapa de la cuestión, FCE, México, pp.
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Bajtín, Mijaíl y Valentin Voloshinov ([1929] 1992), “Filosofía del lenguaje y
la psicología objetiva”, en El marxismo y la filosofía del lenguaje, Alianza,
Madrid, pp.51-70.
Bajtín, Mijail (1982), “El problema del Texto”, en Estética de la creación
verbal, Siglo XXI: México, pp. 294-323
Benford, Robert & David Snow (2000), “Framing processes and social
movements: An overview and assessment”, Annual Review of Sociology,
Vol. 26, pp. 611-639.
E
n la ciudad de Córdoba la creación de las primeras ciudades-barrios
ubicadas por fuera del ejido municipal evidencia que esta forma de
intervención estatal no implicaba solamente una política habitacional,
sino además una manera de actuar sobre los procesos de reproducción
económica de los grupos familiares trasladados y de regular activamente
las instancias de interacción inter-clases. Así la localización se revela no
sólo expulsógena con relación a lo que podríamos llamar ex-ciudad (o
Ciudad con mayúsculas) sino aniquiladora de las prácticas orientadas a
la reproducción económica que caracteriza a estas clases: por ejemplo,
las estrategias de trabajo con la basura mediante el uso del carro. En la
narración de J se manifiesta no sólo la sensación de estar detenido –una
forma particular de estar detenido en ‘libertad’, en espacios de encierro
abierto que al igual que las cárceles (espacio de encierro a secas) son
parte de ese exterior constituyente de la Ciudad– sino estar expuesto a
condiciones tales como las descriptas mediante la expresión estar atado
de manos: Y le robaron el caballo y le ataron las manos a esa mujer.
Estas modificaciones materiales, territoriales, sociales –tendencias y
resultantes de la apropiación clasista del espacio urbano– impactan ex-
propiando y coagulando la posibilidad de acción de los sujetos. Si todo
ser social es un cuerpo con ciertas condiciones y disposiciones de sus
energías para la acción autónoma, el proceso de traslado a las nuevas ur-
banizaciones, los ejercicios bio-políticos de control policial cotidiano para
evitar la salida de los sujetos, la destrucción de estrategias de sobreviven-
cia a partir de las nuevas condiciones de habitabilidad, etc., afectan inten-
Pero –en una nueva torsión– los desbordes más obturados que vi-
vencian los desechados (a los que) se los pone en los bordes, remiten
a las propias sensaciones cotidianas en estos particulares territorios de
relegación.1 Desbordes que se vuelven sobre sí, que se repliegan sobre
estos cuerpos detenidos, a partir de la emergencia de situaciones im-
posibles, im-pensadas que exponen la magnitud de la transformación
de la experiencia asociada al traslado: De cuando me enteré que habían
1
Hacemos referencia al concepto trabajado por Loïc Wacquant (2007). Un desarrollo de
este tema en relación a las ciudades-barrio cordobesas puede leerse en Posadas (2006).
carneado un caballo. Fue tremendo (...) ¿Sabés que te carneen un caba-
llo? Es común cuando dicen carnearon una vaca para comer… pero que
te carneen un caballo (…)
Si el caballo es como si fuera un ser humano, es el amigo fiel del hom-
bre al que le tenés que dar obligadamente ese valor (un valor espiritual);
si el caballo esta por medio de todo, es la herramienta de uno. Que te
lleva a infinidades de partes, se comprende lo que implica la visión del
caballo carneado: (El muchacho al que le carnearon el caballo) se des-
moralizó un montón.
Este es el recuerdo más doloroso que J. expone cuando remite a los
La ciudad pulcra y el conflicto de la basura...
primeros tiempos en Ciudad de mis Sueños; situación que evoca dos es-
cenarios: uno expresa la cruel lógica que va marcando las interacciones
en la nueva urbanización (porque se juntaron gente que ni se conocían, se
peleaban, se robaban, les robaron los caballos a uno otros vecinos mis-
mos, que eran de otro lado. Les robaron los caballos, cuando lo encon-
traron a uno estaba carneado, después que se agarraron a los tiros. Y se
tuvieron que ir la familia. 15 familias se fueron ahí nomás, en el lapso de
tres meses…) y otro, como cruda metáfora condensa el detenimiento en
tanto fijación clausurada al lugar con relación a la ex-ciudad. En ese esce-
nario urbano donde la relación cuerpo-lugar está sellada, el caballo pierde
los numerosos atributos que portaba, se degrada y muta en insumo para
carneadores clandestinos. Allí, los sujetos pasan a estar detenidos, fijos,
110 atados de manos y desarmados en la búsqueda de los recursos mínimos
para la reproducción cotidiana: (el caballo era) el arma que tenía (una
mujer sola, con siete hijos, con el que) se iban a Ituzaingó… buscaban la
Eugenia Boito, Gabriel Giannone y Lucas Aimar
verdura, la picada…
En este sentido no es azaroso que la historia de J. remita a la situación
de algunos carreros, cirujas o trabajadores de la basura, partícipes de una
actividad heterogénea que se vio masivamente transformada a partir de
2001 y que llegó a representar la práctica de supervivencia de una parte
importante de los sectores populares. Más aún cuando esta actividad,
que implica la necesidad de trasladarse desde el lugar en el que se habita
hacia zonas donde es posible conseguir los materiales buscados, supone
el desplazamiento y tránsito por la ciudad.
La problemática en torno al tratamiento de la basura nos sirve entonces
como lugar desde donde observar cómo se han resuelto estos procesos
de relacionamiento inter-clases, de disposición de cuerpos, ocultamien-
to y revelación de rostros en distintas escalas de ciudad. En función de
esto no tendremos como foco sólo a la ciudad de Córdoba, sino que nos
preocuparemos especialmente por lo ocurrido en Villa María durante los
últimos años. El interés por esta ciudad radica en que permite contrastar y
ver de qué manera los conflictos urbanos han tenido diferente resolución
de acuerdo a la escala de interacción de la urbe y a la posibilidad de vín-
culos cara a cara de sujetos que se identifican como interlocutores.
Las reflexiones que presentamos a continuación retoman lo produci-
do a través de cuatro grupos de discusión –dos en Villa María, dos en
Córdoba– en el mes de agosto de 2009 conformados por sujetos con
diferentes experiencias en trabajo colectivo, donde participaron carreros
organizados –o no– en cooperativas, y lo registrado mediante entrevistas
individuales realizadas durante 2007, 2008 y 2009 en ambas ciudades.
El interés es relevar fundamentalmente desde la perspectiva de los
participantes, la forma en que la problemática de la basura y el quehacer
de quienes trabajan con ella han configurado una serie de relaciones so-
ciales y prácticas que permitieron disipar las tensiones socio-urbanas en
Villa María, bajo la fantasía de la ciudad pulcra. Tanto en las intervencio-
nes en el grupo focal como en las entrevistas individuales aparece lo que
puede interpretarse como una Fantasía Social recurrente con relación a la
estructura y dinámica de clases en la ciudad: en Villa María “no hay coun-
tries y no hay villas”. Esta Fantasía encuentra condiciones para anclarse y
operar organizando prácticas, a partir de la comparación que instaura con
2
Esta sección ha sido elaborada en base a un trabajo previo publicado por Aimar, Delgado
y Herrera (2008).
Con aproximadamente 80 mil habitantes –a pesar de tener una zona de
influencia de algo más de 115 mil– es la tercera población de la provincia,
siendo la ciudad de Córdoba la primera con alrededor de 1 millón 300 mil
personas. En términos estructurales la ciudad sigue los niveles de pobre-
za de la media provincial –que es del 13%– y de la capital –que es del
12%–, registrando según el censo provincial de 2008 algo más de un 10%
de población con NBI.
En este sentido, y a pesar de las similitudes en términos porcentuales,
en números absolutos las cifras tienen un impacto muy diferente. Mientras
en la capital, según datos del INDEC, existen unas 150 mil personas con
La ciudad pulcra y el conflicto de la basura...
4 En general, individuos que establecen cierta relación con los cirujas y pueden guardarles
algunos materiales recuperables: personas particulares, empleados y dueños de comer-
cios, porteros de edificios, etc.
5
Puede encontrarse una somera caracterización del negocio de la basura en Córdoba
tras la crisis de 2001, los eslabones que involucra y sus alcances económicos en Aimar,
Giannone y Lisdero (2007).
6
Es posible mencionar al menos tres antecedentes de importancia: 1) el Pacto Federal de
1990, con el cual se estableció el traspaso a los gobiernos provinciales del dominio, explota-
ción, y por ende, responsabilidad sobre los recursos renovables y no renovables, superficiales
o subyacentes, de su territorio. 2) La creación en 1991 de la Secretaría de Recursos Naturales
y Ambiente Humano, dependiente del Poder Ejecutivo Nacional. 3) La firma del Pacto Federal
Ambiental en 1993, que significó un punto de inflexión en la política ambiental de la Argentina
en por lo menos dos aspectos: a- se reconoce que dicha política se inspira en los postulados de
los acuerdos internacionales sobre medio ambiente; b- comienzan a reglamentarse y unificarse
los esfuerzos por una política de control y tratamiento en la Secretaría recientemente creada, y
el COFEMA, integrado por distintos órganos federales y provinciales.
a partir de comienzos del año 2003 cuando el gobierno municipal inició
acciones para la privatización del basural y el tratamiento de los Residuos
Sólidos Urbanos (RSU), desplazando del predio a miembros de una pre-
cooperativa7 que llevaba quince años trabajando en el lugar.
7
La pre-cooperativa La Unión funcionaba en el predio del basural de Villa María desde el
año 1988 a partir de la iniciativa de una asociación civil de la ciudad. Ésta, conformada por
cirujas, había desarrollado un trabajo colectivo dentro del basural recuperando materiales
reciclables descartados por la población. Si bien el emprendimiento no logró constituirse
de manera formal como una cooperativa, logró organizar el trabajo de un gran número de
trabajadores por horarios y turnos y bajo condiciones mínimas de seguridad, en muchos
casos por más de quince años.
8
Así mismo, proponía un tratamiento de los RSU a nivel regional, creando vertederos
regionales en determinados lugares, que reuniendo la basura de la zona, posteriormente
sería tratada y comercializada (Agencia Córdoba Ambiente, 1999).
renuncias de muchos otros; lo que provocó en pocos meses la disconti-
nuidad de separación de los residuos. Sin cirujas, la empresa contrató a
personas sin experiencia en el oficio, muchos de ellos beneficiarios de
planes sociales que cumplían tareas para la Municipalidad, expulsando a
la actividad callejera a quienes desde hacía más de una década realiza-
ban informalmente el trabajo de recuperación en el basural.
9
El Diario del Centro del País, de Villa María, 16/05/2005. Pocos días después (22/05/2005)
el mismo medio publica una carta donde se responde al presidente de ACOVIM por haber
propuesto el traslado de los cirujas del centro de la ciudad porque “afean” la ciudad. En
la misma, los cirujas sostienen la necesidad de “recuperar el trabajo a partir de acciones
colectivas”.
10
También denuncian incumplimientos de los convenios que le permitirían volver a la
actividad de cirujeo. En ese momento, el entonces secretario de cooperativa “La Unión” se
encadena frente al palacio municipal y en la plaza Centenario para solicitar una solución a
sus demandas. Además se realiza una marcha hacia la plaza central en la que participan
diferentes organizaciones, entre las que se encuentran la CTA local y la CTA Córdoba.
A raíz de esto, a comienzos de 2006, la Municipalidad anuló la con-
cesión a CORBAM por mal funcionamiento e impulsó la creación de una
cooperativa con los ex-empleados de la firma, de la cual quedaron afuera
los cirujas organizados en La Unión, a quienes se les negó nuevamente el
ingreso al relleno sanitario.11 De esta forma, se conformó la cooperativa de
trabajo 7 de Febrero –la cual recibió la concesión del basural y la maqui-
naria que se había expropiado a CORBAM– para continuar las tareas de
reciclaje. En el transcurso del primer mes la cooperativa comenzó a tener
graves problemas que dificultaban el tratamiento de la basura: renuncia-
ron siete trabajadores disconformes con las formas en que se organizaba
La ciudad pulcra y el conflicto de la basura...
11
En ese momento algunos de los miembros de La Unión fueron beneficiados con Planes
Trabajar o se los contrató para tareas de forestación y mantenimiento de espacios verdes
en el Municipio. La mayoría de ellos, debió seguir “cirujeando” en la vía pública.
luego unilateralmente comercializa. Si bien el convenio actualmente no le
representa ganancias a la Cooperativa, le permite en primera instancia, ob-
tener cierta estabilidad económica para mantener la actividad.
A partir de los conflictos generados por el cierre del basural de Villa María,
es posible observar cómo algunos de los sujetos que viven de la basura
fueron forzados a desplazarse, a buscar nuevos espacios para la recolec-
ción o, simplemente, cambiar de actividad de subsistencia.
N: (…) ¡seguimos votando a través de una bolsita. (…) por una chapa,
puede ser por un colchón; por $100 con el voto dado en la mano! ¡es
de terror!
S: (…) Ella dice que votamos por el bolsón, por el dinero… bueno,
también votamos para cuidar el puesto de trabajo los que tenemos
concesión con el Municipio. Debemos votar…
R: Por miedo…
S: …por no quedarnos sin el puesto de trabajo, porque por más que
seamos una cooperativa tenemos una concesión… (GdeD1, Villa
María, 2009. Diálogo entre N, ex miembro del Club del Trueque; S,
trabajadora de la cooperativa 7 de febrero; y R, changarín del Mercado
de Abasto.)
121
3.2- La perspectiva municipal sobre la basura y la manera “correcta”
de trabajar con ella
M: No, claro porque cuando se arma todo ese proyecto se saca toda la
gente que trabajaba de la basura arriba del basural…todos sin medidas
higiénicas, sin medidas de seguridad. Se saca a toda esta gente por-
que bueno… aparte las condiciones no dan para que estén trabajando
así. (…)
E: Claro, ¿y no sabés si hubo intento de cooperativización de los car-
toneros de la calle?
M: Nosotros lo hicimos en el año 2001, bueno no sé… estuvimos como
dos años haciendo reuniones, reuniones, reuniones permanentes,
dándoles capacitación, enseñándoles las ventajas pero no. Son gente
muy difícil, muy difícil porque no entienden el proceso cooperativo, no
122 entienden el trabajo en grupo. Ellos quieren hacer lo de ellos, vender lo
suyo y cobrarlo, nada más; y esto, como recién te decía: no les intere-
sa el progreso, entonces no les interesa, y vos le decís la ventaja que
Eugenia Boito, Gabriel Giannone y Lucas Aimar
tiene una cooperativa, les mostrás otros ejemplos pero no, no lo pudi-
mos lograr. Y hemos trabajado con trabajadoras sociales, en comisión
con gente que está capacitada en cooperativismo; pero son gente muy
complicada, muy difícil. (Entrevista a Secretaria de Medio Ambiente de
la Municipalidad de Villa María, 2008. El enfatizado es nuestro)
M: (…) Las maquinarias se las quedó el Municipio, nos dijeron que iban
12
Partimos de la noción de estructura de sentir/estructura de experiencia de Raymond
Williams.
a nosotros, que somos empleados con un sueldo, que tenemos que
tener tal marca, tal cosa (…) Negocios donde venden cosas carísimas,
que no tenemos la posibilidad…
M: Todo es ropa.
S: Todo es ropa, todo es marca, todo es cuero, todo qué sé yo, para la
gente de campo, para los empresarios. Y nosotros también tenemos
que comprar eso ¡porque es lo que hay! ¡Es lo que hay! (…) Pero no
podemos, entonces viene como que teníamos un poquito, teníamos
un poquito de posibilidad de tener algo, de mejorar el estándar de
vida, de mejorar la casa, ir al supermercado y elegir una marca, todo
eso, y me parece que ahora ya hemos llegado a una meseta y que
vamos…
N: para abajo. (GdeD2, Villa María, 2009. Diálogo entre S. ama de
casa; M. militante de DDHH; y N, miembro la Cooperativa Comunicar)
N: No, muy muy triste, en esa época [a fines del 2001] (…) nosotros
hacía 20 días, un mes y medio, que nos habíamos hecho cargo del
diario. Con eso no teníamos ni para comprar papel, nada, porque de
un día para el otro el dólar se fue… si éramos pobres [se sonríe], éra-
mos… triplemente pobres.
J: Como decía el compañero allá, hay dos Argentinas…la rica rica y la
pobre pobre.
S: sí, y cada vez esa diferencia, yo veo que cada vez se acentúa más la
diferencia, que para el trabajador con un sueldo, llegar a la casa propia,
lo que decía él.
M: no se puede más. (GdeD2, Villa María, 2009. Diálogo entre N, miem-
bro de la Cooperativa Comunicar; J. trabajador del Mercado de abasto;
S. un ama de casa y M, militante de DDHH)
E: Mirá, Villa María siempre fue muy especial en esto. Siempre, siem-
pre, absolutamente, todo esto vino atenuado, no podemos decir de que
acá hubo gente que se moría por desnutrición, jamás pasó… Villa María
nunca tuvo “villas miserias”. Cuando hizo falta, salíamos junto con la
Municipalidad y llevábamos comida a los barrios que podían estar en
crisis antes de que salieran… Acá no nos tomaron un supermercado
nunca, la gente no salió a pedir porque tenía hambre… cosas que se
vieron del… del chino… todo eso no se vio ¿Por qué?, porque Villa María
tiene… esta siempre en una sintonía un poquito diferente de lo que nos
trata de vender CNN o las televisoras de Buenos Aires. A nosotros no nos
pueden comparar con “La Matanza”, pero no porque seamos mejores o
peores, somos diferentes. Somos diferentes porque acá tenemos comer-
cio, industria, agro, cría de ganado, siembra de maní, de soja, de trigo, de
girasol, hay una diversidad de cosas. (…) bueno, fue distinto… no fue tan
cruel… (Entrevista al presidente de ACOVIM, Villa María, 2009)
Todos estamos pobres, por eso no puede haber villas miserias, por eso
la gente no salió a pedir y no se puede morir de desnutrición, por eso no se
puede comparar con la Matanza. No hay posibilidad de un afuera, salvo que
aparezcan los límites de Villa María a través del fantasma de la invasión,
evidenciado a partir del particular uso del pronombre nos: no nos tomaron
ningún supermercado. Se pone así en relieve el lugar central de enuncia-
dor, cómo la mirada oblitera la posible aparición –siempre horrorosa– de
aquellos otros que hacen visibles las tensiones de una ciudad donde siem-
pre absolutamente todo vino atenuado. Por ello, pese a que no hay villas
miserias, están los barrios que podrían haber salido si no le llevábamos
comida, finalmente, la gente no salió a pedir porque no tenía hambre.
A partir de este relato, y en general en muchos otros, puede decirse
que en este lugar no existe pobreza sino pobres, no hubo saqueos sino
gente de barrios que pudieron salir. Estas apreciaciones, este ocultamien-
R: No. El caballo tenía que andar con herradura, el carro tenía que
andar con luces y los caballos ensuciaban… o sea que me ponían mil
trabas.
JC: O sea, buscaban la forma de sacarte, de cerrarte la forma de ga-
narte… sin molestar a nadie, sin dañar a nadie.
E: ¿Y Uds. por qué creen que hacen eso?
JC: Si supiera por qué lo hacen…. [se ríe]
R: ¿Por qué lo hacen? Mirá, es muy fácil. Ellos quieren representar que
Villa María es una ciudad limpia. Pero no. Vos fijate que en Buenos
Aires hay 2000 carros cartones. Vas a Córdoba, 3000 carros cartones.
¿Y quién limpia? Nadie. Al contrario, en vez de correrlos le dan secto-
res. Y acá no. Acá lamentablemente te dicen que no podés andar jun-
tando cartón en la calle porque es mal visto para la ciudad. Yo te diría
que el cartonero le hace un favor a ellos porque se hace menos basura,
y le hace un favor a la ciudad porque le va limpiando lo que queda de
cartón. (Entrevista a ex miembros de la Cooperativa La Unión, Villa
María, 2009)
4- Conclusiones
D
urante el transcurso del siglo xx muchas ciudades latinoamericanas
crecieron de manera explosiva y desigual como producto de los
procesos de industrialización. Una serie de instituciones y estrate- 133
gias se pusieron en funcionamiento con el objetivo de regular, gestionar
y homogeneizar a la población que estaba concentrándose. De allí que
1
* Agrademos con especial atención las colaboraciones prestada por Belén Espoz para la
redacción final de este trabajo.
En la actualidad los procesos de urbanización acompañados de ciertas
transformaciones en la lógica del capital, señalan como uno de los prin-
cipales rasgos de las grandes urbes latinoamericanas: su alto grado de
fragmentación, que es resultado de la materialización de la desigualdad.
De allí que en este trabajo partimos de reconocer la especial incidencia
que han tenido en este sentido las políticas estatales, centrándonos en
el análisis de dos de ellas que inciden particularmente en la posibili-
dad de los encuentros y circunstancias de re-conocimiento: por un lado,
Polìticas de encierro y regulación de las sensaciones
2
Para una profundización sobre este tema remitimos al artículo de Espoz, Michelazzo y
Sorribas presente en este volumen.
la situación de fragilidad y extrema pobreza de ciertos sectores de la
ciudad. A través de él se concretó el traslado de numerosas familias,
residentes en villas y asentamientos identificados como “vulnerables” y
en “riesgo” hacia una serie de complejos habitacionales situados en los
bordes de la mancha urbana. Ejecutado durante la segunda gestión del
gobernador José Manuel De la Sota (2003/2007) este programa fue con-
tinuado desde 2008 por su sucesor del mismo partido Juan Schiaretti,
comprendiendo la ejecución inicial de doce mil viviendas (de las cuales
se han construido diez mil) y la conformación de 11 Ciudades-Barrios
edificadas hasta la fecha que albergan aproximadamente a unas 28.000
personas3. La descripción y el análisis de este programa se ha realiza-
do en el artículo de Boito, Espoz e Ibañez, (2009b), pero es necesario
retomar aquí algunas cuestiones de encuadre que son importantes para
nuestra indagación.
3
Los emprendimientos son: “Ciudad Evita” (574 viviendas), “Ciudad de mis sueños” (565
viviendas), “29 de mayo-Ciudad de los cuartetos” (480 viviendas), “Ciudad de los niños”
(412 viviendas), “Ciudad Obispo Angelelli” (359 viviendas), “Ciudad Ampliación Ferreyra
(460 viviendas), “Ciudad Juan Pablo II” (359 viviendas), “Ciudad Villa Retiro” (264 vivien-
das) y “Ciudad Parque las Rosas” (312 viviendas), “Ciudad barrio Mi Esperanza” (380)
“Ciudad Sol naciente” (638 viviendas) En el marco del mismo programa, también se han
entregado viviendas en distintos barrios de la ciudad de Córdoba bajo la forma de “am-
pliación” de los mismos, y que, como tales, no se reconocen bajo la denominación “ciu-
dad”: Barrio Renacimiento (233 viviendas) Barrio San Lucas (230) Barrio Villa Bustos
(197). Un informe oficial del Gobierno de la Provincia de Córdoba se encuentra contenido
en Tabera y Mansilla (2008).
así como importantes dificultades en el campo de empleo y laboral.4 ‘Ni
barrios, ni ciudad’, estas soluciones habitacionales exponen y expresan
como síntoma de la reestructuración del espacio cordobés, una distri-
bución espacio-corporal de exclusión y expulsión que confina y a la vez
invisibiliza a los sujetos que la habitan.
Por otra parte es necesario reconocer algunas modificaciones en mate-
ria de seguridad en la provincia. La transformación en las modalidades de
acción policial encuentra un antecedente fundamental en la reforma que
Polìticas de encierro y regulación de las sensaciones
4
En términos globales, sólo un 30% de los pobladores tiene trabajo fijo, mientras que
136 un 60% realiza actividades de manera precaria; de ese grupo, a su vez, un 28% vive sólo
de changas. Según los datos generados por TABERA, María Noel y MANSILLA, Héctor
(2008), “Sistematización de datos para el diseño y evaluación de políticas públicas. Las
Ileana Ibañez y Emilio J. Seveso Zanin
violencia que viene impuesta por una estrategia de seguridad que pene-
tra los espacios de lo íntimo, y que la vivencia de ambas coordenadas se
inscriben de manera reticular en el cuerpo, pudiéndose entrever desde allí
los pliegues y dobleces de la sensibilidad constituida.
8
Las preocupaciones fundamentales que han entrado en consideración de esta Ley son: la
aplicación de un presupuesto equilibrado, la transparencia en actividades (para lo que pro-
pone un sistema de información y rendición de cuentas hacia la ciudadanía llamado “Estado
Cristalino”), las mediaciones a ser establecidos con otros sectores de la sociedad – sobre
todo el mercado, en relación a los vínculos, concesiones y asociaciones para la prestación
de servicios - y finalmente la administración de recursos del Estado, fundamentalmente los
de tipo humano. En la letra del programa este proceso de transformación, reingeniería y
modernización ha sido codificado como una “Reinvención del Estado”.
9
Los programas a los que nos estamos refiriendo son: “Favela- barrio”, en Río de Janeiro-
Brasil; “Chile Barrio”, en Chile y “Nuevos Barrios: Mi casa, mi vida” (Córdoba-Argentina).
10
Los procesos de socio-segregación suponen una disposición relacional de clase. Es en-
tonces importante indicar que la política de traslado y re-asentamiento que ha expulsado a
estos sectores hacia los bordes materiales y simbólicos de la ciudad tiene como correlato
ciertas condiciones de encierro en las clases altas. Por efecto de la política de hábitat existe
así una nueva radicación de enclaves de pobreza que han quedado situados, esta vez, en un
extremo diferenciado al que ocupan los sectores con mayor capacidad adquisitiva.
en Córdoba Capital son una clara expresión de un urbanismo estratégi-
co que tiende simultáneamente al ‘embellecimiento’ de la ciudad como
así también a la invisibilización corporal de las clases subalternas, modi-
ficando fuertemente las sensibilidades puestas en juego en la condición
de habitabilidad:11
11
Richard Sennett, Edgard Morin y Loïc Wacquant, entre otros, han dado cuenta de las
particularidades sociales y subjetivas que conllevan procesos de este tipo en relación a las
condiciones de dominación capitalista. Por su parte, Zygmunt Bauman (1999) describe clara-
mente como los usos del espacio y el tiempo son tanto diferenciados como diferenciadores,
siendo que la posibilidad de movilidad/inmovilidad, las formas de vivenciar temporalidades
y las sensaciones y emociones que se atan a estos procesos, se configuran a partir de una
estratificación social que tiende a polarizarse.
12
Aquí tomamos como referencia la Ley 9235 de Córdoba (Art. 23) y los “Fundamentos de
la Política de Seguridad Pública” (s/r: 3).
13
Como bien declaran los nuevos Fundamentos de la Política de Seguridad Pública “[l]a po-
licía debe estructurar las tareas de prevención con base en información detallada, recogida
e interpretada científica y sistemáticamente (…) Para ello es necesario, por un lado, realizar
una intensa labor en mapeo delictivo, y análisis investigativos informatizados conforme a téc-
nicas modernas (…) y, por el otro, elaborar –también conforme a los avances de las técnicas
modernas – una base de datos que refleje la complejidad del fenómeno (…) que le permita
la estructuración de planes de acción concretos en las distintas calles y barrios de la ciudad,
según la modalidad que presente el delito en cada uno de ellos. ‘Saturar’ las calles de poli-
cías a ciegas no tiene ningún sentido. En todo caso debe planificarse la presencia policial en
Los programas habitacionales y las políticas de seguridad que presen-
tamos pueden ser reconocidas como intervenciones de carácter estraté-
gico que diagraman la distribución de energías corporales y las posibili-
dades de experienciación de los sujetos. Desde este punto de vista, son
parte de una política de los cuerpos en tanto fragmento de “las estrategias
que una sociedad acepta para dar respuesta a la disponibilidad social de
los individuos” (Scribano, 2009b: 8). En tanto políticas de confinamiento y
de inmovilización ancladas en corporalidades y subjetividades de clase,
Polìticas de encierro y regulación de las sensaciones
función de los datos que se extraigan de las tareas de inteligencia señaladas.” (FPSP s/r: 6)
14
Si el cuerpo es el primer instrumento de acceso al mundo, los sentidos de que dispone-
mos no son simples órganos biológicos sino órganos sociales que reconocen e instituyen
una realidad según ellos mismos han sido socialmente educados para hacerlo. Ciertamente
no “obedecen” mecánicamente a las condicionas bajo las cuales han sido producidos, pero
gravitan en ellas. Los sentidos hacen a la realidad tangible, identificable, descomponiendo
la complejidad en fragmentos que se vuelven reconocibles en términos del marco de sentido
que los constituye. “Una percepción desde esta perspectiva constituye un modo naturalizado
de organizar el conjunto de impresiones que se dan en un agente” (Scribano 2009a: 14-15).
Desde el proceso objetivante que esto supone, están en juego las formas de definir lo “real”
como tensión de relevancia/opacidad entre lo que se re-conoce y lo que permanece velado
para el dispositivo de (no)visión.
características estándar, por lo que recrea en su disposición ciertas insufi-
ciencias de arquitectura y equipamiento habitacional que están presentes
en la mayoría de los complejos. Como problema cotidiano en la vivencia
de los pobladores, esto se superpone con la distancia física en la que
están ubicadas las 565 viviendas que forman parte del emplazamiento.
Situadas a catorce kilómetros del centro de la ciudad y con sólo una línea
de transporte público que transita cada 45 minutos, insuficiencia y lejanía
(o la ‘lejura’ al decir de los pobladores) forman parte de las condiciones de
habitabilidad de los pobladores.
Aunque algunos de ellos se resistieron a abandonar sus casas en la
villa (razón por la que fueron trasladados de manera compulsiva), en la
mayoría de los casos el intervalo entre vivir en el asentamiento y la espera
del traslado a la ciudad-barrio significó un lapsus de ensoñación a partir
del cual se proyectó la sensación de comenzar una vida ‘mejor’, represen-
barrio. Así por ejemplo, a los pobladores les resulta difícil conectarse con
la Ciudad, integrarse a su dinámica. Los remises, taxis y colectivos tienen
reticencia para atravesar el umbral que demarca el pórtico de ingreso; la
‘lejura’ limita a su vez la capacidad personal de trasladarse, de salir a bus-
car modos de sobrevivencia alternativos a los planes sociales, las becas
laborales y los vales alimentarios que ofrece el gobierno. Ser identificado
como poblador supone también un problema, y es una marca que desti-
tuye a los sujetos a la hora de buscar trabajo. Así es como se hace difícil
tanto entrar como salir del espacio y se instituye un contorno en suspenso
donde las interacciones intra-clases se ven seriamente modificadas por
la disposición habitacional: lo propio y lo colectivo en términos espaciales
vinculados a las experiencias previas de los sujetos, se reencuadra en
una vivencia que se sostiene a partir de identificar nuevas ‘formas de vivir’
que se valorizan negativamente.
144 El reconocimiento de la destitución territorial descansa en la memo-
ria de un pasado compartido por la comunidad de pertenencia y tiene
su correlato en la pérdida práctica de un modo de vida. En la “villa” los
Ileana Ibañez y Emilio J. Seveso Zanin
E: Lo que pasa es que antes, (en) los asentamientos, yo creo que mayor-
mente no se notaban esas necesidades, por ejemplo en el caso nuestro,
porque teníamos todos los hospitales y todos la educación que busca-
bas a tu alcance de la mano. Entonces cuando salís de todo y venís
a nada, ahí empiezan los problemas; ahí empieza a salir gente que te
corta la ruta, gente que sin trabajo empieza a agarrar subsidio y por un
subsidio acá se matan... una forma de decir. (Entrevista a E., poblador de
“Ciudad de Mis Sueños”, Cba: 2009; el destacado es nuestro)
15
Llama la atención la gran cantidad de programas que están en vigencia para asistir a la
pobreza. Por tratarse de una lista extensa no la reproduciremos aquí, pero remitimos al mapa
de políticas sociales del gobierno de la provincia. Éste puede ser consultado en http://mps.
cba.gov.ar/
El programa de las tapias posee por supuesto un límite “natural” fijado
por la cantidad de hogares y de personas a las que hay que dividir. Su
posible extenuación se encuentra en el presente inmediato, por lo que el
cuerpo se ve proyectado hacia la ruta, protestando para la restitución del
medio de vida que constituye la única alternativa a “tener que pedir” que, en
el decir valorativo de las entrevistas, supone a su vez algo negativo. Como
producto de esta situación, confinados contra los muros de la ciudad-barrio,
inmovilizados en su posibilidad de desplazamiento y acción, los sujetos son
Polìticas de encierro y regulación de las sensaciones
C: Pero son muy lindas las casas, yo agradezco, son muy lindas las
casas, pero la seguridad, el futuro de tus hijos, acá no, no es lo mismo.
Porque vos en la villa, vos estabas en tu casa, te ibas a pasear, te ibas
un fin de semana y nadie te tocaba nada. Porque, había gente mala,
pero la gente mala sabía a dónde tenía que ir, sabía que en la villa no,
a los vecinos no.
(…) Y yo trato de buscar separar y que él [su hijo] compare cómo es la
gente de acá y como es la gente de otro lado. Saber cómo tiene que
tratar a cada uno ¿no? Y es feo tener que sacar tus chicos de tu barrio,
mandarlo a otro lado para que se den cuenta. Y es feo tener que decir-
les a tus hijos “tenés que irte de acá, para otro lado, para que conozcas
como es jugar, cómo es el respeto”. Porque es grande el barrio, es
lindo pero, no, no, no toman conciencia. O sea, a mí me da lo mismo
¿no? porque de mi trabajo voy a mi casa, somos así nosotros. Pero
por mis hijos sí me iría. (Entrevista a C., pobladora de “Ciudad de Mis
Sueños”, Cba.: 2009; el destacado es nuestro)
L: No, yo acá en mi casa… evitas problemas. Acá la única con la que
yo hablo es con la directora (…) La M. [una de sus hijos] tiene a la A.
[una vecina que es su amiga]; ella se queda a dormir en la casa, todo;
lo único (…) Igual que el varón también. El varón va a jugar a la pelota
y se viene a mi casa; no es que se queda. (…) La R. [otra de sus hijas]
primera escolta, la M. fue abanderada, el G. [su segundo hijo varón]…
este año eligen los abanderados y dice que el profesor ya lo tiene can-
sado porque seguro que va a ser él el abanderado. Pero ellos primero
Polìticas de encierro y regulación de las sensaciones
que se cuida y que labra una tarea rutinaria para no tener más hijos, y
los chicos que en lo cotidiano son custodiados por la sospecha de que
puedan ser víctimas de un maltrato. Ambas se presentan como parte de
una estrategia institucional de control: la mujer no se cuida sino que es
cuidada por un tercero que le “da” y le “dice”, al igual que les sucede a
los chicos; por eso es que los controlan y los retan; pero los chicos, a su
vez, no sólo son cuidados sino también diagnosticados por las señales
de su cuerpo (golpes, moretones) ante lo cual se moviliza una suce-
sión de centinelas: la escuela, la directora, la asistente social. En esta
doble relación se hace bastante evidente el proceso de infantilización
que sufre el adulto así como el proceso de judicialización al que se ven
sometidos los niños. En ambos casos aparecen las figuras mediadoras
de la fuerza institucional; el centro de salud y la médica, por un lado, y
una relación que se duplica en el caso de los chicos: el colegio y la di-
150 rectora, y luego la asistente social; hay un palabra por fuera del cuerpo
que envuelve las situaciones.
En ambos casos la tarea de control se ejerce directamente sobre el
Ileana Ibañez y Emilio J. Seveso Zanin
L: ... eran las 6 de la mañana (…) siento “pum”, le digo yo a J. [su ma-
rido], “J., nos están robando”. Cuando me siento, así, nos alumbran
con la linterna esa en la cara, y todos encapuchados con la ametra-
lladora apuntándome; arriba de los pies se habían subido. “Déjalos
que se lleven todo”, le decía a J.,… y era la Policía (…) le pisaron la
cabeza a… J. juntaba cartones… (los policías) dicen: “¿Donde tenés
el fierro?”… lo tienen en el suelo… “el único fierro que tengo, el único
caño que tengo, es el carro que tengo”… “¡Ah! ¡Sos chistoso!”… y
le pateaban la cabeza, todo, y a mi me tenían lejos de los chicos
(Entrevista a L. pobladora de “Ciudad de Mis Sueños”, Cba.: 2009; el
destacado es nuestro).
Seveso Zanin, Emilio y Ximena Cabral (2009a), “Contra la Pared: Los cuer-
pos del delito. Descripción y análisis de algunas escenas de violencia poli-
cial”, ponencia presentada en el XXVIII Congreso de ALAS, Latinoamérica
Interrogada, Universidad de Buenos Aires (UBA).
(2009b), “Policiación y políticas de seguridad: nuevas retóricas
y dispositivos de segregación espacial en la ciudad de Córdoba”, po-
nencia presentada en la Reunión Regional de Observatorios Urbanos
Locales ‘Espacio público como generador de ciudadanía’, Observatorio
Metropolitano de Colima, Colima (México).
Tabera, María Noel y Mansilla, Héctor (2008), “Sistematización de datos
para el diseño y evaluación de políticas públicas. Las ciudades Barrios. Una
aproximación a su estructura poblacional y otros aspectos”, Informe Especial
N° 2 de la Dirección de comunicación e investigación. Secretaria de la
Mujer Niñez, Adolescencia y Familia, Gobierno de la Provincia de Córdoba,
154 Córdoba. munaf.cba.gov.ar/docs/N%202%20Ciudades%20Barrios.pdf
Wacquant, Loïc (2004), Las cárceles de la miseria, Manantial, Buenos
Ileana Ibañez y Emilio J. Seveso Zanin
Aires.
Zibecchi, Raúl (2008), Territorio en resistencia, cartografía política de las
periferias urbanas, Lavaca, Buenos Aires.
Q
uizás no exista metáfora más contundente que la de la “red” para
figurar la deriva de los cuerpos en el diagrama capitalista de las
últimas décadas. La red como entramado, a la vez disperso y aglu- 155
tinante, como artefacto poroso y coactivo, como herramienta de captura y
filtración, que en la permeabilidad selectiva de su recorrido errante, dibuja
1
Para ver estado del arte de los estudios sobre acción colectiva, ver Scribano (2005). Así
se señala a “(…) las relaciones intrínsecas entre poder, trabajo y cuerpo en las metamor-
fosis de los conflictos originados en la re-estructuración social” (2005; 16) como un nodo
vinculado al análisis de la acción colectiva en América Latina.
La articulación de la problemática que suponen los análisis de estos
dos campos –las acciones de protestas y el mundo de trabajo– puede
observarse por ejemplo en el hecho de que muchos de los colectivos que
protagonizan el conflicto social constituyen su identidad en función a su
relación con el Trabajo: movimiento de desocupados, piqueteros, empre-
sas recuperadas, cartoneros, etc. Pero ¿qué significan en este contexto
las manifestaciones del conflicto social vinculado al trabajo?, ¿qué co-
munican2 sobre las transformaciones que transitan nuestras sociedades?,
¿cuáles son los alcances y direcciones de dichas transformaciones? y
¿cómo se relaciona esto con lo propuesto respecto del cuerpo y las emo-
ciones?, ¿qué sensaciones vinculadas al trabajo acompañan este fuerte
proceso de re-estructuración social?
Desde una hermenéutica del conflicto como vía de ingreso a la com-
prensión de las distancias, proximidades, y espacios que se configuran
2
Melucci (1994) propone entender a las acciones colectivas como mensajes que la socie-
dad “comunica” sobre sus propios procesos de re-construcción.
3
Como se podrá observar en el último apartado, aquí se hará hincapié en las siguientes
agrupaciones: El Sindicato de Teleoperadores, la Asociación de Trabajadores de Contact
Center y Afines de Córdoba (A.T.C.C.A.C.), y el colectivo Calls en Lucha.
Por último, a modo de adelanto, se verá cómo las entrevistas4 a los
protagonistas de estas experiencias dejan ver juegos icónicos del sentir
que se asocian al miedo-culpa, la intimidación e incertidumbre como
mecanismos que operan disolviendo-diluyendo-ocluyendo el conflic-
to, afectando la capacidad de acción de los sujetos. Estos dispositivos
de regulación de las sensaciones y mecanismos de soportabilidad so-
cial detectados y descriptos arrojan pistas para indagar las estructuras
de dominación vinculadas a las nuevas morfologías del trabajo en la
Argentina post-2001.
Neocolonialismo y nueva morfología del trabajo...
4
Este trabajo tiene como insumos para sus discusiones, como corpus de análisis, las entre-
vistas realizadas a integrantes de la Coop. Junín de Salud, del Sindicato de Teleoperadores,
de A.T.C.C.A.C, del colectivo Calls en Lucha y otros trabajadores de call centres no integra-
dos a las agrupaciones mencionadas; en el contexto de los siguientes trabajos colectivos e
individuales: “Funcionamiento de los fantasmas y fantasías sociales a través de las acciones
colectivas y las redes del conflicto. Córdoba, Villa María y San Francisco 2004-2008” (PIP-
CONICET 2009-2011) y “Cuerpos, Sensaciones y Conflicto Social. Acciones colectivas y
prácticas expropiatorias. (Córdoba, post-crisis 2001)” (SECYT-UNC 2008-2009), ambos di-
rigidos por Adrián Scribano; “Acción colectiva y trabajo. Estudio del caso de la Empresa
Recuperada Coop. Junín de Salud Ltda.” tesis de grado para la licenciatura en sociolo-
gía de la Universidad Siglo21, presentada en 2007, de Pedro Lisdero; “Acción Colectiva y
Trabajo: Identidad y expropiación en colectivos de trabajadores de Call Centers y Empresas
Recuperadas” tesis propuesta para el Doctorado en estudios Sociales de América Latina
-CEA-UNC, Pedro Lisdero; “(Des) conectados en tiempo real: el trabajo y su representación
en los Call Centers” Tesis de Licenciatura en comunicación social ECI-UNC 2007 Marengo,
Echeverria, De Elejalde; y “Discursos empresariales y prácticas de management en Call
Centers ” tesis propuesta para el Doctorado en Semiótica CEA-UNC, Leonardo Marengo.
5
“La pregunta latente es si varían las condiciones fundamentales acerca del capitalismo
(...) si se podrá (...) mantener la definición tradicional del sistema capitalista.” (Antunes et
al: 2005, 13)
En el entramado complejo de dicha economía política y su correlativo
esquema de poder y dominación social, el trabajo humano aún ostenta un
lugar privilegiado. Por lo tanto la mutación del aparato productivo extracti-
vo a escala planetaria en el proceso que definimos como neocolonialismo,
lejos de desplazar al trabajo como instancia fundamental de acumulación
encuentra su rasgo característico en la redefinición de los modos de in-
corporación y metabolización de energías corporales que definen al tra-
bajo como práctica social.
En este sentido, el conjunto de rasgos que justifican la utilización del
prefijo “neo” (neocolonialismo) radica en el entramado tecnológico, políti-
co y económico a partir del cual el cometido de acumulación ad-infinitum
del capital pretende realizarse, incorporando nuevos dispositivos que
acentúen su eficacia y amplíen su ámbito de ejercicio. (Marengo, 2009,
2010, Lisdero 2007, 2009a)
eran ocupados por inmigrantes; sin embargo, la crisis del Welfare State,
el crecimiento del desempleo y la desaparición de ciertas actividades
desembocó en que muchos de los antiguos “proletarios” se sumasen a
estos modos de sub-proletarización. (Antunes, 2005)
Por otra parte, los países coloniales donde se produjo una industriali-
zación incipiente (como México, Argentina, y Brasil) con la consecuente
expansión del proletariado industrial, comenzaron a experimentar más
temprano que en otros países de la región los procesos de des-indus-
trialización y des-proletarización, dando paso a la emergencia de los
trabajos precarios, temporarios, tercerizados, etc.
Avanzando aún más sobre la mirada neocolonial que se propone,
abordar el proceso de las transformaciones del trabajo en el capitalismo
avanzado supone fundamentalmente comprender un proceso específico
160 de “desposesión” y “expropiación” del bien energía corporal, entendido
como “(…) el resultado del intercambio de los sistemas fisiológicos y
procesos biológicos asociados a la perdurabilidad del cuerpo individuo.”
Pedro Lisdero y Leonardo Marengo
6
Mirado desde Latinoamérica, tempranamente González Casanova advierte las conse-
cuencias territoriales para los países dominados: “El desarrollo del imperialismo y el co-
lonialismo transfiere a los países dominados el empobrecimiento original de las clases
trabajadoras, y pesa sobre el conjunto de los países coloniales y semi-coloniales, y de los
grupos y clases sociales que resienten la explotación colonial” (2006: 233).
3- El capital corporal: Extracción, metabolización y acumulación de
energías corporales
7
Para indagar el estado del arte de los estudios sobre las transformaciones en el mundo del
trabajo, y análisis puntuales sobre algunas dimensiones del mismo, ver Antunes (2005), De
La Garza (1999), Del Bono (2002) (para ver consecuencias de la incorporación de nuevas
tecnologías de la información y la comunicación en el proceso productivo), entre otros.
posibilidades y contradicciones que la nueva gramática del mundo la-
boral genera en su proceso de consolidación. La ampliación del ámbito
de ejercicio de la iniciativa acumulacionista de energías corporales a
nuevos territorios del acontecer humano y natural, redefine consecuen-
temente los escenarios y derivas de los procesos de lucha y resistencia
asociados a la práctica laboral.
De este modo poner el foco en el conflicto constituye una herramienta
paradigmática para abordar el proceso que define la dialéctica histórica
establecida entre capital y trabajo. Dicha dinámica de disputa no se dibu-
Neocolonialismo y nueva morfología del trabajo...
8
Las discusiones sobre “qué, cómo y para quién producir” que se dan en la mayoría de
las empresas recuperadas cobran –en el caso de la clínica– un matiz interesante para ser
indagado en la clave corporal que aquí se propone. Es decir, en este caso, estas problema-
tizaciones conducen a reflexiones por los “cuerpos que produce la sociedad”, sus afeccio-
nes, y en qué sentido el trabajo participa de dicha re-producción.
9
Para ver la relación entre política de la identidad y política corporal a partir una lectura de
la experiencia recuperada de la Coop. Junín de Salud, ver Lisdero (2009a).
En el caso de Call Centers la contemporaneidad de estos sujetos-que-
trabajan está anclada en “la charla”, y mediatizada por procesos infor-
máticos y digitales a través de los cuales parecen transformarse en un
continuo fluir de “energías inmateriales” (información). Sin embargo la
charla-producto de este trabajo está sometida a los procesos de “control
de calidad” propios de la cadena de producción. De esta manera, el tra-
bajador moviliza información en su actividad, produciendo una suerte de
uniformidad de los discursos. La posibilidad de decir está regulada por
ciertos estándares, de tal manera que la producción tiene que ver con la
expropiación de la capacidad de decir-se.
Dicho de otra manera: las condiciones que configuran la actividad, y
por lo tanto el entramado conflictual por la apropiación de energías cor-
porales, se plantean a partir de una relación donde el “otro” de la comu-
nicación del Call Center es un consumidor (que “siempre tiene la razón”)
Esta situación se tradujo en una aguda crisis de confianza hacia los siste-
mas políticos administrativos definidos socialmente como “corruptos”. Pero
no solamente la práctica política pierde credibilidad y legitimidad; la Justicia
también abandona su lugar como mecanismo imparcial para resolver los
problemas generados por el orden económico instalado por el ajuste.
Esta crisis se profundiza hasta que eclosiona el 20 de Diciembre
del 2001, provocando el abandono del poder del presidente De La Rúa
y la coalición Aliancista. Transitan cinco presidentes hasta que asume
Eduardo Duhalde y en sus primeros meses de gobierno se paraliza el
164 circuito productivo, cae la producción industrial y miles de fábricas cierran.
Para 2003 la ocupación promedio de la capacidad instalada industrial no
supera el 50 por ciento y en algunas ramas, como por ejemplo la automo-
Pedro Lisdero y Leonardo Marengo
triz o la construcción, a duras penas alcanza al 20 por ciento del total. Los
índices de desocupación traspasan cualquier otro registro histórico, hay
más de 18 millones de pobres y cerca de 3 millones de niños en situación
de indigencia. La precarización del trabajo es inocultable y la devaluación
del peso significa una caída del salario real en más del 30 por ciento.
(Martínez, 2003)
En este marco, en el reflujo de las acciones de resistencia contra los
efectos de las reformas neoliberales surgen las Empresas Recuperadas
a lo largo de toda la Argentina (Di Marco et al, 2003). Las acciones de
empresas “fallidas” que, abandonadas por sus dueños, son recuperadas
y puestas a producir bajo gestión de sus trabajadores, ponen en cuestión
un sistema de producción anárquico, destructivo, que muestra la falla es-
tructural o la distancia de lo que aparecen como lógicas de estructuración
contradictorias: “… (se podría) desarrollar una similitud entre el descarte y
la superfluidad del trabajo, y el descarte y la superfluidad de la producción
en general.” (Antunes et all: 2005, 13)
En Córdoba, la experiencia propuesta para su análisis se constituye
en paradigmática de las recuperadas. Fines de 2001 encuentra a los tra-
bajadores de la ex Clínica Junín con una deuda laboral que en algunos
casos llegaba a los once meses. En Mayo de 2002, exteriorizando el con-
flicto, son ocupadas las instalaciones y veinte días después re abre el
establecimiento bajo gestión de sus trabajadores (13 de Julio). Inicialmente
los protagonistas de la recuperación son 34 trabajadores (socios de la
cooperativa), entre ellos enfermeros, personal de limpieza, administrati-
vos, etc. Sólo un profesional médico participa de este grupo. Al momento
de realización de las entrevistas (2005), la clínica brinda servicios de labo-
ratorio, fisioterapia, psicología, tratamiento de adicciones, enfermería, etc.
Atiende alrededor de 3500 pacientes por semana, y cuenta con un plan
de salud propio dirigido principalmente a sectores sin cobertura de obra
social, con alrededor de 1000 familias asociadas.10
Por otra parte, las medidas neoliberales mencionadas anteriormente
reconfiguran el modo de inclusión de la Argentina en la economía mun-
dial, constituyéndose en un rasgo sobresaliente para caracterizar el con-
texto de emergencia de la industria de Call Centers. La proliferación del
sector en la ciudad de Córdoba se enmarca en el proceso de mundiali-
10
Entrevistas a Trabajadores de la Coop. Junín de Salud, Cba, 2004 - 2005.
11
En cuanto a los beneficios fiscales, la Ley (Nacional) de Promoción de la Industria del
Software (Nº 25922) otorga estabilidad fiscal al sector (10 años de beneficios, es decir
hasta 2014) y reducciones del 70% de las cargas patronales y del 60% en el Impuesto a las
Ganancias. Particularmente en lo que refiere a la provincia, a través del decreto 683 (2002)
del ex gobernador José Manuel De la Sota, y después con la sanción legislativa de la ley
9232 de 2005, el fisco provincial estableció que dichas empresas cuentan con la exención
total de pago de los impuestos sobre los Ingresos Brutos, Sellos e Inmobiliarios.
A partir de 2006 comienza a cobrar visibilidad significativa el conflicto
protagonizado por trabajadores de este sector; aglutinados en al menos
tres organizaciones: el Sindicato de Teleoperadores, la Asociación de
Trabajadores de Centros de Contacto y Afines de Córdoba (A.T.C.C.A.C.);
y el colectivo Calls en Lucha. Si bien estos presentan diferencias políticas,
estratégicas, y estructuran episodios de visibilidad con diferentes ritmos,
aquí interesa destacar cierta continuidad entre los mismos, en tanto ac-
tores que muestran –con matices según las posturas– una serie de pro-
blemáticas comunes vinculadas a la situación laboral de los trabajadores
Neocolonialismo y nueva morfología del trabajo...
12
Para una breve reseña de los dos primeros colectivos, Sindicato de Teleoperadores y
A.T.C.C.A.C, ver Lisdero (2009b).
13
“Los procesos de desplazamiento de las consecuencias de los antagonismos se pre-
sentan como escenarios especulares y desanclados de un espacio-tiempo. La vida social
“se-hace” como un-siempre-así. Un hacer que no puede dar señales del donde viene o cómo
se hace sino en tanto olvido o distracción. Las prácticas de obviar y soslayar los orígenes
y consecuencias de las situaciones conflictivas tienen como lógica el “corrimiento” hacia
topologías incompletas y fragmentadas donde se hacen naturales las faltas de mediaciones
que impiden la aparición del todo. Donde las tensiones de vectores múltiples se disuelven en
forma de naturalización.” (Scribano, 2007c: 25)
14
De esta manera, “Los dispositivos de regulación de las sensaciones consisten en proce-
sos de selección, clasificación y elaboración de las percepciones socialmente determina-
das y distribuidas. La regulación implica la tensión entre sentidos, percepción y sentimien-
tos que organizan las especiales maneras de “apreciarse-en-el-mundo” que las clases y
los sujetos poseen” (Scribano, 2007c: 26).
perspectiva, constituye un modo naturalizado de organizar el conjunto
de impresiones que se dan en un agente. Ese entramado de impresio-
nes con-figuran las sensaciones que los agentes se “hacen” de aquello
que puede designarse como mundo interno y externo, mundo social,
subjetivo y natural. Dicha con-figuración consiste en una tensión dialé-
ctica entre impresión, percepción y el resultado de éstas, que le da el
sentido de excedente a las sensaciones. Es decir, que las ubica más
acá y más allá de dicha dialéctica. (Scribano, 2007c: 27)
… tiene que ver con que vos ya sabés cuáles son las condiciones cuan-
do entrás… hay un dicho, cómo es: “no es traidor el que avisa antes”. Si
a vos te avisan cuáles son las condiciones y vos las aceptás, y el primer
mes tenés ese recibo, ya sabés cuál va a ser tu recibo. Si te gusta te que-
dás o te vas. A mí una vez me figuraba que había cobrado $38 de más
de lo que efectivamente cobré, es un desastre y es una irregularidad.
Hay compañeros que están haciendo juicio por eso, pero es personal,
depende de cada uno: yo particularmente no soy partidaria de hacer
eso, yo no voy a dejar de trabajar o cortar llamadas para que me echen.
Yo no soy así. (Entrevista a Teleoperadora, Córdoba, 2007)
Con todos los temores que ello implica nos encontramos en una situa-
ción que sin ser militantes políticos, somos trabajadores que estamos
en una situación desagradable, una situación de mucha angustia, de
asambleas donde no falta algún compañero que se quiebra en un llan-
to, de una situación de mucha impotencia; y con todos los temores que
implica estar ocupando un inmueble, con la decisión de no dejar ingre-
sar la patronal, sin saber lo que puede venir detrás de eso. (Discurso
de Trabajador de la Coop. Junín en el Primer Encuentro de Fábricas
Recuperadas, Córdoba, 2003)
… posibilidades, hoy por hoy, si no lo hacés fuera, o por lo bajo no; por-
que es como todos los lugares de Call Center: te tienen vigilado, tenés
una cámara, tenés gente que te está escuchando y tenés que cuidar
un montón en esas cosas, más si tenés la experiencia de que te hayan
echado por algo así. (Entrevista a Teleoperador, Córdoba, 2007)
neoliberal difusa.
A pesar del desplazamiento en la operatoria del miedo en su anclaje
neoliberal, el terror no deja de operar, pero reserva su emergencia a situa-
ciones límite, situaciones marcadas por el exceso:
… uno se encariña con esto, ama lo que está haciendo porque si uno
no estaría conforme pegaría la media vuelta y se iría directamente, y
buscaría en otro lugar. Pero la mayoría de los que nos hemos quedado
amábamos lo que estábamos haciendo y entonces por eso seguíamos
peleando para que esto siguiera funcionando y llevados por las pro-
mesas que la patronal nos decía. (Entrevista a trabajador de la Coop.
Junín, Córdoba, 2005)
5- Conclusión
desde una perspectiva que asuma al cuerpo como locus conflictual, para
indagar el entramado complejo de mecanismos y dispositivos que actua-
lizan la dominación social capitalista neocolonial.
La perspectiva de análisis asumida se centró en un abordaje del mundo
del trabajo a partir del desafío que supone pensar al cuerpo como campo
de batalla donde se dirime la guerra neocolonial, cuya características se
resumieron en un aparato expropiatorio-depredatorio de energías corpo-
rales, y el despliegue de una serie de dispositivos de regulación de las
sensaciones y mecanismos de soportabilidad social.
En dicho contexto, los decires y sentires de los actores específicos de
las Empresas Recuperadas y de las asociaciones de trabajadores de Call
Centers, otorgaron una puerta de ingreso privilegiada para abordar las
derivas inciertas del mundo del trabajo post 2001. Estas experiencias no
174 se constituyeron como elecciones arbitrarias en el marco del interrogante
que estructura el presente escrito. Ambas permitieron abordar instancias
específicas en las cuales la emergencia del trabajo como problema social
Pedro Lisdero y Leonardo Marengo
175
E
l presente artículo se encuentra atravesado por interrogantes que
lo recorren transversalmente, modelando su narrativa y su argu-
mentación. A modo de incontestable, ineludible y punzante, nos 179
preguntamos: ¿Cuáles son las fronteras de la resignación?, ¿qué tipo
de experiencia es aquella que transforma la resignación en acción, re-
1
Las entrevistas fueron realizadas en el marco del proyecto de investigación “Cuerpo,
sensaciones y conflicto social. Acciones colectivas y prácticas expropiatorias (Córdoba,
post crisis 2001)”. Dirigido por A. Scribano. Asimismo, se consideraron las instancias
de los grupos de discusión y parte de las producciones expresivo-creativas realizadas
dentro de este proyecto, en las que tuvieron participación quienes fueran integrantes de
la Comisión Popular por la Recuperación del Agua, en 2005. Algunos de ellos están par-
ticipando en la actualidad, una parte dentro agrupaciones de la Coordinadora Córdoba en
Defensa del Agua y la Vida (CCODAV), otra parte dentro del Colectivo Córdoba Ciudad
Despierta, y algunos otros participan hoy en otras experiencias de defensa de bienes
comunes en sus localidades.
2
La dependencia encargada de la inteligencia dentro de la policía provincial, en distintos
períodos, fue denominada como Departamento de Informaciones o Dirección General de
Inteligencia y conocida como la D2. Esta tenía línea directa con la jefatura de la policía y
el comando del III Cuerpo de Ejército. (consultar http://www.eldiariodeljuicio.com.ar/).
Ciudadanas3 (UAC), que tenía como fundamento la puesta en común de
experiencias y la proyección de estrategias políticas articuladas en torno
la defensa de los bienes comunes naturales.
La reconstrucción de ambas postales, puestas como imágenes yux-
tapuestas, permiten observar cómo se reactualizan ciertos dispositivos
que sostienen el aparato productivo neocolonial –tanto en su faz militar
represiva como en su lógica de saqueo y extracción de bienes comunes–.
Al mismo tiempo, las dos experiencias se referencian a las diferentes ma-
neras de construcción y de reactualización de aquello que se vivencia
como lo irresignable. Es decir, muestran un escenario que retrotrae a la
constitución de la resignación como parte de una política de los cuerpos y
las emociones, y en simultáneo a aquello que se vivencia como irresigna-
ble, actualizado en la disputa por el agua enmarcada dentro de la defensa
de los bienes comunes como horizonte de acción colectiva.
3
Allí donde convergen y se discuten experiencias contra la contaminación y el uso de agro
tóxicos, las consecuencias de los desplazamientos urbanos, denuncias contra la mine-
ría contaminante, otras experiencias de campesinos, y de grupos urbanos de defensa de
los servicios públicos –como las instancias de encuentro más significativas y coordinadas
dentro del país–. Al mismo tiempo, se consideran la cantidad de redes y organizaciones
específicamente vinculadas con ciertos tópicos, como son el “No a la mina”, los “Paren de
fumigar”, y organizaciones vinculadas con las demandas campesinas y de pueblos origina-
rios, como es el movimiento campesino indígena.
Siguiendo esta línea, destacamos las producciones que abordan la
profundización de este patrón relacionado con la concepción mercantili-
zada de la naturaleza (Coronil, 2000), la colonización de las dimensiones
de la vida (Lander, 2005, 2006), los mecanismos y dispositivos que po-
sibilitan la expropiación y depredación de energías naturales y energías
sociales4 (Scribano, 2007, 2008, 2009), hasta aquellas perspectivas que
lo postulan como expresión de la crisis civilizatoria (Löwy, 2009), o como
epicentro de la acumulación capitalista. (Harvey, 2004)
Dentro de este campo trabajaremos específicamente a partir de las re-
Lo irresignable: Prácticas contra-expropiatorias...
4
Como postula el autor, las prácticas de depredación de los bienes comunes, la ela-
boración de los mecanismos de soportabilidad social y los dispositivos de regulación de
las sensaciones, y las redefiniciones de la represión-militarización de las sociedades son
parte de los ejes que, a modo cinta de Moebius, se entrelazan dentro de la configuración
capitalista neocolonial.
5
Los dispositivos de regulación de las sensaciones consisten en procesos de selección,
clasificación y elaboración de las percepciones socialmente determinadas y distribuidas. Los
mecanismos de soportabilidad social se estructuran alrededor de un conjunto de prácticas
hechas cuerpo dispuestas a la evitación sistemática del conflicto social; se constituyen como
procesos de desplazamiento de las consecuencias de los antagonismos, se presentan como
escenarios especulares y desanclados de un espacio-tiempo. (Scribano, 2009)
6
Cuerpo individuo que hace referencia a la articulación entre lo orgánico y el medio ambien-
te, el cuerpo subjetivo es el que se configura en la autorreflexión en el sentido del yo como
un centro de gravedad en el que se tejen y pasan múltiples subjetividades, y un cuerpo social
que es (en principio) lo social hecho cuerpo (sensu Bourdieu). (Scribano 2007: 125)
El Club Pucará la asombra. Está en una de las barriadas más gran-
des de Córdoba: “la república”, según le dijo Pablo –el compañero de
Ecosocialistas–. También pudo ver algunos carteles entrando sobre la “re-
sistencia de la Maternidad”,8 predio donde era la juntada de esa noche.
Al mediodía ya todo se sucede más rápido. Acreditaciones, saludos y
rondas de mate se interrumpen con la llegada de otro compañero desde
Tribunales. Acaban de leer la sentencia del Caso Albareda, “donde de-
clararon milicos y cabos de la ex D2 –acá, la ingeniería represiva del
Terrorismo de Estado–” escucha que le aclaran por lo bajo.
Lo irresignable: Prácticas contra-expropiatorias...
8
Aquí se hace referencia al conflicto por los desalojos en Villa La maternidad en el plan de
reordenamiento estratégico de la ciudad y segregación social, a partir de la construcción de
ciudades barrios. Para una profundización sobre este tema consultar el artículo de Ibáñez
y Seveso presente en este volumen.
9
Durante el mes de noviembre en Córdoba algunos colectivos de jóvenes y otras organi-
zaciones realizan la “Marcha de la Gorra” para denunciar las políticas detenciones arbitra-
rias, como criminalización y judicialización tanto de la pobreza como de la juventud.
10
La ilustración de la presencia de una de las mujeres de Jáchal, y no parte de las madres
jachaleras, permite situar la reflexión en la mutabilidad de las luchas de los colectivos y
las diferentes formas organizativas que co-existen en un mismo territorio. Referenciamos,
asimismo, a la figura de Las Madres –en cuanto género y referencia al amor filial dentro de
los colectivos que comienzan a reconocerse, no sólo en estas luchas (en Córdoba, Madres
de Ituzaingó) sino como experiencia que también se liga con la política de exterminio del
Terrorismo de Estado en la Argentina– que permite observar la fragmentación de ciertas
luchas vinculadas, también, a los conflictos particulares dentro del territorio.
accionar represivo enmarcado en la estrecha articulación entre la Doctrina
de Seguridad Nacional y el Neoliberalismo criollo11 de la década del 70,
operó exterminando y disciplinando los cuerpos (individual, subjetivo y
social) por medio de la instauración del terror como forma de regulación
de las afecciones. Es decir, el entramado de acciones constituido por el
ataque violento a la integridad física del cuerpo individuo, las violacio-
nes planificadas a la vida que quiebran el cuerpo subjetivo, y el accionar
represivo que desgarra el cuerpo social se instauraron como política de
dicho período. (Scribano, 2009)
Destacamos, como factor significativo, el hecho de que este recorrido
inscripto a modo de huella en las narraciones de los actores que protago-
nizaron las luchas por la recuperación y defensa del agua emerge recu-
rrentemente como marca característica:
11
Para indagar en esta perspectiva consultar Scribano (2004).
nomás me fui. (Entrevista a integrante de la CCODAV, ex integrante de
la Comisión Popular del Agua, militante sindical de SIPOS, Córdoba,
2009)
Desde esta indagación, que refiere a una política sobre los cuerpos
y las emociones, es posible realizar una lectura trasversal que permita
observar cómo emerge, y las diferentes posiciones corporales que irá
performando, la necesidad de “resistir” como práctica. Es decir, dichas
narrativas ponen de manifiesto el modo a partir del cual aquellas expe-
Lo irresignable: Prácticas contra-expropiatorias...
12
Cuando asume Ramón Mestre la gobernación de la Provincia la política de privatizacio-
nes termina siendo posibilitada desde el gobierno nacional, en 1997, en un marco mayor de
avanzada privatizadora dentro del país.
conflicto, plasmada en la expresión “de un día para el otro”, da cuenta de
la resistencia en situación de aislamiento.
Lo irresignable aquí se configura restringido a la necesidad de persistir
en un contexto adverso y preservar la propia identidad colectiva asumie-
ron un estatuto prioritario. La sensación de “aguantar” se vuelve recurren-
te frente a las diversas presiones del contexto: del sector privado, de los
medios de comunicación, de la sociedad en general y de los propios sin-
dicatos. Sostener la propia personería gremial como garantía institucional
se constituyó en una bandera de lucha.
Es en ese escenario, a partir de movilizaciones y acciones legales –de
SIPOS junto a otras organizaciones–, se postergó el avance en los plie-
gos de la licitación. La defensa del sindicato en su estatuto corporativo se
definió como prioridad excluyente:
siones del tema, del tipo que no entendía que era un servidor público,
ah, del compañero que no lo entendía porque la empresa tampoco se
preocupa en darlo, entonces, así sos fácil presa de caer en el tema de
la privatización y así va a ser nuevamente, porque si vos no pasás de lo
que es caracterizar lo que es una empresa del Estado a lo público. Es
decir, nosotros lo que estamos haciendo, o intentamos hacer, es darle
ese carácter público; y un trabajador que sea un trabajador público. Y en
las empresas privadas eso no existe, porque no se valora. (Entrevista
a integrante de la CCODAV, ex integrante de la Comisión Popular del
Agua, militante sindical de Sipos, Córdoba 2009)
13
Secretario General del Sindicato de Empleados Municipales en la ciudad de Córdoba.
3.2- El proceso de recuperación del agua, o el agua como bien
14
La acción colectiva después de la privatización fue vehiculizada a partir de la ex-
periencia de los Vecinos Autoconvocados, tanto mediante acciones simbólicas a partir
de ciertos recursos expresivos (abrazos solidarios), como por la vía jurídico-institucional
(buscando detener los remates por medio de denuncias legales). En estas acciones, ge-
neralmente, se hace referencia al Estado como garante del interés público y controlador,
y no a la necesidad de estatización del servicio. En este micro-ciclo el agua es considera-
da como un servicio, más que como un bien. Estos diferentes ciclos pueden consultarse
en Cabral (2009).
15
Como una forma de ampliar las discusiones sobre el agua como “problema de todos”,
y dentro de las actividades llevadas a cabo por la Red VIDA en la campaña “Fuera Suez
de América Latina”, fue que se creó la Comisión Popular por la Recuperación del Agua,
el 13 de Mayo del 2005. La Comisión se desarrolló en la Casa de los Trabajadores y
desde su inicio estuvo conformada por una heterogeneidad de actores, como organiza-
ciones políticas, sindicatos, ex asambleístas, instituciones religiosas, centros vecinales,
agrupaciones sociales, ambientalistas, territoriales y partidos políticos (PC, MTR, MTD,
Aníbal Verón).
16
Referencia al Secretario General de SIPOS.
las acciones corporativas, para inscribir la disputa por el agua desde una
lectura geopolítica.
Analizando parte de los recursos expresivos que se crearon duran-
te este ciclo, observamos que el antagonista se presenta corporizado
en Suez como entidad trasnacional; y los mandatarios provinciales son
graficados como “vampiros” y “cómplices”,17 referenciando el lugar de
las entidades públicas estatales dentro de los “negociados”. Se des-
cribe el contrato del agua como “ruinoso” e “ilegal”, y el centro de la
disputa comienza a ser “recuperar” el agua. Estas acciones van desde
Lo irresignable: Prácticas contra-expropiatorias...
17
De esta manera se nombraba a las autoridades en los volantes y gráficas durante las
acciones de protesta.
18
El “que se vaya” fue parte de las reapropiaciones expresivas del colectivo –conformado
por agrupaciones de asambleas y otros colectivos que se crearon después del ciclo de
protesta “que se vayan todos”– y al mismo tiempo significó un intento de reinscribir y capi-
talizar una política que se estaba generando en el marco de los procesos de re-estatización
del agua en la provincia de Santa Fe y Buenos Aires, y lo que se conoció con la política de
“retirada de Suez de America latina”.
19
Para indagar sobre el episodio de la realización de la Consulta Popular dentro de
las redes conflictuales en la disputa por el Agua en Córdoba consultar Cabral y Lisdero
(2007).
la Vida (CCODAV); en acciones y demandas ligadas principalmente a
problemas y restricciones en la prestación, y cuestiones de sanidad y
envenenamiento, sin restringirlo a demandas tarifarias:20
20
Algunos volantes y gráficas, dentro de los recursos expresivos de este micro-ciclo,
ponen en evidencia este proceso: “El mayor derrochador es Aguas Cordobesas” (ha-
ciéndola responsable de la crisis hídrica en la provincia), “El gobierno regala nuestra
agua” (porque Aguas Cordobesas no paga canon del dique San Roque, ni los Molinos),
“Trescientos sesenta mil cordobeses de la zona Sur consumen agua con agro tóxicos
(venenos) del canal a cielo abierto Los Molinos-Córdoba fumigado en sus 64 Km. por
la agroindustria de soja transgénica, sin controlar calidad de agua desde el estado.” (Al
respecto existe una denuncia penal por envenenamiento presentada por vecinos/as y la
CCODAV)
En la construcción de aquella cuestión más abarcadora, parte de los
colectivos que se organizaron en los últimos dos años en la ciudad21 fue-
ron atravesados por la disputa del agua, no aquí ya circunscripta a lo
sindical o a la prestación de red sino dentro de la necesidad de “defender
el agua” como un bien común colectivo:
21
Asamblea Córdoba Despierta, Peperina Rebelde o Paren de Fumigar, con parte de las
experiencias, constituyen acciones colectivas vinculadas en la lucha contra el envenena-
miento de aguas a partir de la megaminería, y en resistir el uso de agrotóxicos dentro de
barrios y localidades cercanas a Córdoba.
la ciudad de Córdoba. Dicho recorrido nos permitió rastrear la operatoria
de diversos dispositivos de regulación de las sensaciones actualizados
en mecanismos de soportabilidad social específicos, que se muestran en
la trama narrativa de la vivencia de los entrevistados. Temporalidades en-
carnadas en los decires y sentires de los sujetos implicados en el proceso
de lucha, ponen en evidencia un cuadro heterogéneo que asume consis-
tencia en las derivas del análisis. Pasado y presente conjugados en una
trayectoria que se plasma en el aquí y ahora de la experiencia corporal;
en el cuerpo presente como acontecimiento.
Tres períodos correlativos nos permitieron reconstruir postales y esce-
nas donde inscribir la vivencia de los actores en un eje diacrónico.
En primer lugar, identificamos la operatoria a partir de la cual el miedo y
la amenaza concreta de desaparición del cuerpo en sus diversos registros
(biológico, subjetivo y social) aparecen como la marca certera del aparato
E
l presente escrito se inscribe en el contexto de una sociología que
aspira a la comprensión de los modos en los que se relacionan las
crisis sociales y las emociones en actores involucrados en accio- 199
nes colectivas de protesta. A partir de las investigaciones que se vienen
llevando a cabo en la ciudad de Villa María1 se ha podido observar una
1
La investigación continúa en el marco del Proyecto de investigación “Prácticas inters-
ticiales y gastos festivos” Director: Adrián Scribano. Co-directora: Graciela Magallanes.
Integrantes: Lucas Aimar, Eugenia Boito, Leonardo Bruera, Claudia Gandía, Pedro
Lisdero, Gabriela Vergara, Martín Eynard. Becarios: Federico Díaz Llorente, Rebeca Cena.
Estudiantes: Gabriel Giannone, Alejandra Peano, Madeleine Wolf, (Período 2010-2011)
Universidad Nacional de Villa María.
a- El caso de los trabajadores de El Diario se ubica entre una de las
experiencias exitosas de “recuperación” de empresas por parte de sus
trabajadores en Argentina.
En el período conformado entre los años 1999-2001, y a partir de un
retraso en el pago de los salarios, se estableció un conflicto entre la
patronal y los trabajadores del periódico; quienes ante la falta de res-
puestas y la posibilidad del desempleo entablaron acciones colectivas
de protesta, entre las que se pueden indicar: movilizaciones, tomas del
puesto de trabajo, ollas populares y cortes de calles. Estas tuvieron
como resultado la recuperación de la empresa a partir de su coopera-
tivización el 13 de diciembre de 2001, es decir, a sólo siete días de los
sucesos del 19 y 20 de ese mes.
Esta situación lleva a suponer que la particular tensión entre la “cri-
El humor en tiempo de crisis...
2
Una primera aproximación a la relación aludida en el caso de los trabajadores de El Diario
del Centro del País puede encontrarse en: Díaz Llorente (2009).
soportabilidad social y regulación de las sensaciones, con los cuales
convive disruptivamente en el plano emocional.3
En esta configuración se propone el siguiente esquema argumenta-
tivo: a) reconstruir históricamente algunas dimensiones del contexto en
el cual los trabajadores de El Diario se tornan protagonistas de acciones
colectivas de protesta; b) exponer algunas reflexiones teóricas sobre la
risa, el humor y su relación con el placer, disfrute y goce; c) compartir
con el lector algunos análisis de los materiales empíricos trabajados; y d)
presentar provisoriamente, a modo de cierre, algunas afirmaciones sobre
el recorrido realizado.
3
Sobre estos mecanismos de convivencia sería relevante establecer relaciones entre las
formas de expresión del capitalismo y la vinculación con lo risible de los procesos de dis-
tracción que captura la fabricación de lo cómico en los procesos de repetición, interferencia
y caracteres que invierte (Para una mejor comprensión de estas últimas características que
se hace mención ver Bergson, 2003).
trae consigo una definición social sobre los regímenes corporales que la
misma “necesita”.
Como afirma una entrevistada que participó del proceso de recuperación:
Todos ponían el hombro para hacer cosas que, si hubiéramos tenido que
contratar a alguien, no hubiéramos tenido la plata, pero las hacíamos no-
sotros, todo lo hacíamos nosotros: pintar, lijar las paredes, todo… todo.
Trabajábamos y nos íbamos fuera de horario a hacerlo, a contribuir a
tener lo que tenemos hoy. (Entrevista 1, trabajadora de El Diario, 2009)
4
Ver Scribano (2007).
¿por qué las ondulaciones de la materialidad de los “chistes” pueden ser
un modo de interpelar al colectivo seleccionado en el campo problemático
que aquí se expresa?
Bataille ha señalado el instante de reconfiguración de la experiencia
asociado a la risa:
El humor nos permite indagar uno de los dominios sensibles que se gesta
a partir de un conjunto de viñetas de chistes publicadas en el período de
crisis por parte de la reciente Cooperativa Comunicar. En este sentido, el
interés está puesto en reconocer que el humor es un modo de expresión
que vuelve inestable la organización de la soportabilidad social.
La atención está puesta en rastrear esas sensibilidades que se expre-
san en los chistes y que refieren a trabajadores que, ante la posibilidad
del desempleo, se tornan cuerpos reciclables/reciclados con relación a
determinadas geometrías de la pobreza y gramática de las acciones.5
En el humor se traman procesos de alienación, extrañamiento y ena-
jenación, que generan la oportunidad de continuar levantando actas del
flujo de sensaciones que afecta a los colectivos.
Precisamente, lo cómico con su sensibilidad frente a lo absurdo tiene
una función social operando por fijación, condensación, desviación, auto-
matismo y contraste. Es la insociabilidad, insensibilidad en sus formas de
transfiguración momentánea la que intimida las formas, las actitudes, los
gestos, los movimientos del cuerpo, las situaciones y las palabras en los
chistes. (Bergson, 2003)
5
Un análisis ampliado sobre el humor puede verse en: Cena (2009).
Analizar esas infiltraciones que consolidan una determinada economía
política del flujo de sensaciones en los caracteres de lo risible (vinculados
a datos geo-referenciales y bio-referenciales cuyo enclave de condición y
posición atraviesa la experiencia antes y durante la crisis) posibilita visua-
lizar otra dimensión del accionar colectivo y redes conflictuales de deter-
minados actores, como son los de la Cooperativa Comunicar.
Los excesos, los gastos y sacrificios6 que suponen la expresividad
de los “chistes” analizados, se presentan como un mecanismo de des-
inversión de la depredación capitalista en su demanda de energía cor-
poral en estado de disponibilidad, lo que genera derroche en lo “risible”
que lo consagra. Ello supone indagar los tipos de fuerza productiva, el
tipo de consumo/utilidad y el orden consagrado de las reglas y recursos
de su vida o muerte.
La “traba” al normal desarrollo de los mecanismos de soportabilidad
6
Sobre los estudios acerca de gastos y sacrificios ver los escritos de Marcel Mauss (2009)
y Georges Bataille (1990).
expiratoria y expropiatoria del capitalismo en América Latina accede por
vías inesperadas en la experiencia placentera.7
Las particularidades de las experiencias placenteras, los disfrutes y los
goces que generan los chistes pueden configurarse como prácticas so-
ciales intersticiales cuyo gasto festivo va a permitir en el presente trabajo
poner en tensión determinados pliegues, despliegues y repliegues de la
economía política que las constituyen.
La economía política que atraviesa los chistes, se inscribe en una prác-
tica intersticial de gasto festivo en tanto relación social que se apropia de
espacios abiertos e indeterminados de la estructura capitalista. El gasto
destituyente, destructivo es una inversión des-regulatoria de sensaciones
que destruye el fetiche de la mercancía. (Scribano, 2009b)
Dicho gasto, en tanto excedente en las relaciones de intercambio, opera
El humor en tiempo de crisis...
de por sí, no tiene tiempo de pararse a ver dónde va. La risa castiga
ciertas faltas, casi del mismo modo que la enfermedad castiga ciertos
excesos, hiriendo a inocentes y respetando a culpables, mirando siem-
pre a un resultado general, en la imposibilidad de hacer a cada caso el
honor de examinarle separadamente.(…) En eso como en otras cosas,
la Naturaleza se ha servido del mal para conseguir el bien. Esto ha
sido ante todo lo que hemos tenido presente en este estudio. Nos ha
parecido que la sociedad, a medida que se iba perfeccionando, comu-
nicaba a sus miembros una flexibilidad de adaptación cada vez mayor,
7
“Interrogar el ‘bien’ que pueblan las experiencias placenteras, facilitando o bloqueando
oportunidades; supone abrir los enigmas de territorios que se metamorfosean en determi-
nada economía política y sus condiciones de mercantilización en la estructura social. En
este sentido, se afirma la mira en los procesos de intensificación en la implicación afectiva
con que se envisten las experiencias placenteras, inscriptas muchas veces en procesos
subjetivos contradictorios” (Magallanes, 2009: 21)
8
La importancia que tienen los plus en la relación con placer, disfrute y goce es a cuenta
de la posibilidad de bordear algunos trazos de la subjetividad y con ellos los procesos de
apropiación de los componentes socio-históricos y políticos en los que se encuentran in-
volucrados los sujetos. Estos procesos que traman la constitución de la subjetividad ofrece
oportunidad para dilucidar de lo que se hacen cargo los sujetos y los extrañamientos que
es posible que se generen en la intensificación del placer, disfrute y goce. (Un mayor desa-
rrollo de los aspectos antes mencionados puede verse en Magallanes, 2008)
tendiendo a un equilibrio más perfecto en el fondo y lanzando cada vez
más hacia la superficie toda perturbación. Y nos ha parecido también
que la risa realizaba una misión útil al subrayar estas ondulaciones.
(2003: 146)
9
El principio de placer como instinto de autoconservación, autoafirmación y domino ab-
sorben la destructividad y tenderá a asegurar la muerte del organismo (tendencia que está
al servicio de lograr que el aparato anímico quede exento de excitación, de mantenerlo
constante o mantenerlo a un nivel mínimo a los fines de volver a lo inorgánico o al reposo).
La referencia es a la hipótesis radical de Freud en Más allá del Principio de Placer y su
restauración en El Malestar de la Cultura. (Magallanes, 2009)
10
Dice Marcuse: “Pero precisamente la diferenciación acrecentada del placer es inso-
portable en una sociedad que necesita de la forma reprimida de satisfacción de tales
necesidades. El aumento de placer significaría inmediatamente una mayor liberación del
individuo: este placer exige libertad en la elección del objeto, en el conocimiento y en
la realización de sus posibilidades, libertad en el tiempo y en el espacio. Todas estas
exigencias están en contra de la ley vital de la sociedad existente. Debido a la íntima
vinculación entre felicidad y libertad, se ha mantenido tenazmente el tabú del placer;
este tabú del placer; este tabú ha introducido una confusión en el planteamiento de las
cuestiones y en las respuestas a las mismas, aún en las filas de la oposición histórica al
orden dado”. (1970: 118)
reveladora. La referencia es a la importancia de sacrificar el horror reve-
lador y llevar al orden consagrado del don la risa.11 El orden sagrado de la
risa es a cuenta de una sociedad capitalista que degrada y expropia, en
donde la risa sacrifica destituyendo lo que consagra.
En esta dirección, lo risible supone sacrificar y hacer un uso impro-
ductivo de placeres y disfrutes. Lo risible como objeto de intercambio
responde a las pérdidas, derroches cuyo don es desafiar la humillación
de la intimidad.12
Esta energía vital, no “útil”, abre un campo de discusiones respecto
al gasto del excedente en la sociedad capitalista. Ese gasto de energía
desmesurado que siempre está más allá del cálculo, es un modo de
resistencia cuando los bienes para la satisfacción de las necesidades
sociales se presentan como una totalidad ocluyente para algunos.13
El humor en tiempo de crisis...
11
Respecto al análisis sociológico del “don” ver Marcel Mauss (2009).
12
“La risa, algo humillante siempre para quien lo motiva, es verdaderamente una especie
de broma social pesada. De ahí el carácter ambiguo de lo cómico, que no pertenece por
entero ni al arte ni a la vida. Por un lado, los personajes de la vida real no nos harían reír
nunca si no fuésemos capaces de asistir a sus actos como a un espectáculo visto desde lo
alto del palco, es decir, que sólo nos parecen cómicos porque representan una comedia.
Pero por otro lado, en el teatro mismo, el placer de la risa no es un placer puro, un placer
exclusivamente estético, absolutamente desinteresado, sino que le acompaña siempre una
segunda intención que, cuando no la tenemos nosotros mismos, la tiene la sociedad para
con nosotros. A producir el efecto cómico concurre siempre la intención implícita de humi-
llar, y por ende de corregir, al menos en lo externo.” (Bergson, 1923: 103)
13
“Un excedente de recursos de los que la sociedad dispone de manera constante, en
ciertos puntos, en ciertos momentos, no puede ser objeto de una apropiación plena (no
puede hacerse un empleo útil, no se puede emplear para el crecimiento de las fuerzas
productivas), pero la dilapidación de este excedente se convierte ella misma en objeto de
apropiación. Lo que es apropiado en la dilapidación es el prestigio que ella da al dilapidador
(individuo o grupo) que es adquirido por el como un bien que determina su rango.” (Bataille,
2007: 80)
el cuerpo del otro tal como ellas están reglamentadas en un cierto
discurso o vínculo social. (Braunstein, 2006: 19)
14
Se trata, precisamente, de la importancia que tiene al analizar los chistes, el tipo de
disfrute que generan. En este sentido, la referencia es a la forma, valor y magnitud del
usufructo que ha sido expropiado. Este excedente, exceso de crueldad reveladora refiere a
determinada economía política en donde el plus está en la consagración del orden sagrado
de la risa atento a las relaciones de intercambio. De este modo el don de la risa es el orden
soberano en las relaciones de intercambio.
15
La referencia es a la presencia de determinados goces en la expresividad de los chistes,
en tanto que los bienes que están en juego generan modos de usufructo de una totalidad
ocluida para algunos. La cifra que se descifra aquí, es precisamente que “con el sacrificio
del don de la risa se consagran determinados bienes, utilidad y gastos”.
16
“El humor no es resignado, sino rebelde; no sólo significa el triunfo del yo, sino también
del principio del placer, que en el humor logra triunfar sobre la adversidad de las circuns-
tancias reales.” (Freud, 1927: 2)
y su ataque inmisericorde, porque busca desenmascarar a los políti-
cos, desnudarlos, mostrarlos tal y como la sociedad los quiere ver y no
como quieren ser vistos […] La sociedad burlada por los políticos des-
cubre su impotencia ante un Estado con la suficiente autonomía como
para gobernar ocasionalmente contra ella, la sociedad toma revancha
mofándose de esos seres perfectos que tienen a bien conducirla. La
sociedad genera entonces una suerte modificada de la fábula del ro-
paje del rey. Ya no es el engaño sobre las ropas del rey, sino el despojo
del ropaje para que el rey vaya desnudo. (Schmidt, 1996: 4-6)
El chiste, permite rastrear qué se esta jugando desde el lado del pla-
cer, del disfrute y goce en la enunciación. En este sentido, es posible
preguntarse ¿cuál es placer en tanto experiencia de satisfacción?,17
¿qué se está jugando en lo que desenmascaran los chistes?
Con el humor la sociedad se sobrepone al trauma que le produce los efec- 211
tos perniciosos del juego político, en este sentido, siguiendo a Schmidt es el
desenmascaramiento lo que produce placer cuando no se puede intervenir
Figura I Figura II
17
Lo interesante de interrogar los placeres en los chistes, es a cuenta de indagar qué tipo de
descompresión, baja de tensión se expresa. Precisamente la experiencia placentera como
experiencia primera de satisfacción es causada por determinados sacrificios que se sus-
penden cuando la emergencia del humor. El plus está en la expresividad de lo risible en sus
múltiples manifestaciones que emerge en sus caracteres y formas, lo que requiere ser puesto
en relación con su contenido y valores puestos en juego.
Aquí se observa cómo el placer entra a jugar desenmascarando el dis-
frute del usufructo por parte de la clase política de los bienes económicos
asociados al capital político. En este sentido, es donde se desnuda una
clase política ambiciosa en plena crisis; el humor descomprime la situa-
ción de impotencia de la sociedad por los abusos del poder poniendo en
desnudo los intereses de la clase política.
Esta apropiación por parte de los políticos de los bienes públicos es te-
matizada en el segundo chiste (FIGURA II), en el cual se desenmascara la
expropiación de capital por parte del intendente local en el marco de una
crisis de bienes colectivos e individuales, en donde nuevamente el placer
por parte del emisor se orienta a interpelar esa apropiación.
En este sentido, estos dos chistes grafican temas que fueron humorizados
recurrentemente por la Cooperativa. La apropiación por parte de los políticos
El humor en tiempo de crisis...
212
R. Cena, C. Gandía, F. Díaz Llorente, G. Magallanes, A. Peano
Figura V
El primer chiste (FIGURA III) hace referencia a las medidas económicas
adoptadas en la crisis de 2001. El placer se juega en mostrar el conflicto
social. En el contexto de una época donde se puso en crisis la lógica
del “discurso único”, donde la vida social estaba regida por las políticas
económicas neoliberales, aparece el placer en mostrar tal fisura, es
decir, la reacción por parte de la sociedad ante las políticas económicas
adoptadas, desinvirtiendo la regulación de la sociedad por el imperio
del mercado.
Lo risible pone en evidencia nuevamente los mecanismos de soportabili-
dad presente en lo cotidiano y este plus que permite por un momento tomar
distancia de nuestra situación desde la risa, a su vez interpela la regulación
de las sensaciones por parte del modelo.
El segundo chiste (FIGURA IV) hace referencia a una de las soluciones
ejecutadas desde el gobierno, para compensar el congelamiento de los
214
R. Cena, C. Gandía, F. Díaz Llorente, G. Magallanes, A. Peano
Figura VIII
18
“Habría que recordar siempre lo que los hombres encuentran deslumbrante cuando
ríen: su embriaguez abre una ventana de luz sobre un mundo que grita de alegría. A decir
verdad, este mundo brilla tanto que pronto tienen que apartar la vista. Necesita mucha
fuerza de voluntad quien quiere mantener su atención fija sobre ese punto de deslizamiento
vertiginoso. Cuando se analiza la risa en algún tratado, siempre se habla de su mecanismo.
Los estudiosos desmontan una y otra vez sus minuciosos mecanismos como si la risa, en
el fondo, fuera algo ajeno a su mente: evitan ver lo que su propia risa podría descubrirles
inmediatamente sobre la naturaleza de las cosas y sobre su vida.” (Bataille, 2005: 135)
Bibliografía
Bataille, Georges (1990), “El sacrificio, la fiesta y los principios del mundo
sagrado”, en Teoría de la Religión, Taurus, España.
(2005), El límite de lo útil, Losada, España.
(2007), La parte maldita, Las cuarenta, Buenos Aires.
Bergson, Henri (2003), La risa, Editorial Losada, Buenos Aires.
Braunstein, Néstor (2006), El goce, un concepto lacaniano, Siglo XXI,
Buenos Aires.
Cena, Rebeca (2009), “El uso del humor en los actores implicados en
acciones colectivas”, ponencia presentada en el XXVII Congreso ALAS,
Buenos Aires.
218
R. Cena, C. Gandía, F. Díaz Llorente, G. Magallanes, A. Peano
Territorio, política y prácticas del querer
A
rgentina, diciembre de 2001. A pocos días de la navidad el mundo
entero miró hacia el “país del fin del mundo”. La evidencia de la
crisis económica, traducida en el desborde institucional y en la 219
movilización social de sectores históricamente indiferentes a “tomar las
calles”, revelaba algunas de las aristas de lo que fue un profundo proce-
1
Los conflictos, sensibilidades y prácticas que se indagan en este artículo se enmarcan
en el contexto de una serie de trabajos de investigación realizados por el Programa de
Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto Social del CEA-UNC-CONICET desde el año
2005. En este sentido, para contextualizar las trayectorias de los sujetos participantes de
los grupos de discusión sobre los que se basa este trabajo, véase Levstein, Boito (comp.),
2009; Boito, Cervio y Espoz Dalmasso, 2009; Cervio, 2007, 2008.
de resistencia que sólo pueden pensarse dentro de los márgenes orga-
nizacionales-territoriales, es decir, una especie de vuelta al barrio que se
percibe en la seguridad de conocer-se y ser conocido, de cuidar-se y ser
cuidado. Pero al mismo tiempo, se trata de un nuevo hacer situado en un
espacio conocido que debe redimensionarse porque “la crisis lo atrave-
só”: el barrio, el de siempre, ya no es el mismo; los vecinos/los próximos
son percibidos también desde la distancia que impone el quiebre, la frac-
tura, la desintegración y el desmembramiento colectivo. Para algunos, la
batalla empieza y termina en el barrio; para otros, la cooperativa o la orga-
nización barrial es el inicio de una apuesta política más amplia que busca
trascender las demandas originales (generalmente ligadas a estrategias
de supervivencia en la esfera productiva y asistencial), en la trabajosa
búsqueda de un cambio “para vivir un poco mejor”. En ambos casos, las
narraciones emergen impregnadas con la impotencia y la resignación que
Una primera lectura del corpus obtenido de los grupos de discusión rea-
lizados en el marco de esta investigación, sugiere reparar en las conver-
gencias y divergencias presentes en las narraciones respecto a los modos
de representar(se) el mundo e intervenir(lo) reivindicados por los sujetos
a partir de los sucesos de diciembre del 2001, rastreando sus maneras de
nominar y vivenciar la dimensión política de la conflictividad social en este
período. Un primer acuerdo en la definición de la situación es asociar las
acciones de fines del 2001 a un proceso que, fundamentalmente, involu-
cró a lo que los entrevistados nominan “la clase media”. En este sentido,
en las narraciones aparecen referencias a medidas como “el corralito”2
como causa de la acción de protesta, reconociendo la expresividad de los
“cacerolazos” y, a posteriori, la caída presidencial.
clase media. (…) porque en el cacerolazo por el tema del corralito fue
de la clase media…
W: Los que tenían plata en el banco… (GdeD1, Córdoba: 2009. Diálogo
entre un trabajador de call center, una miembro de cooperativa carre-
ros y un militante de la lucha por el agua)
2
Medida establecida por el Banco Central de la República Argentina que decretaba la res-
tricción para los retiros de dinero en efectivo y la prohibición de efectuar transferencias al
exterior. En diciembre de 2001, la confiscación de los ahorros, propició múltiples acciones
de protesta, siendo elocuentes los “cacerolazos” y “escraches” de ahorristas frente a las
sedes bancarias en las principales ciudades del país.
3
D, pobladora de una ciudad-barrio, manifiesta que el “detonante” de la acción: “fue por la
inflación” (GdeD1, Córdoba: 2009).
pacidad de stock y en el acceso a recursos.4 En este sentido, la afección
“por derrame” expresada por los sujetos alude a un sufrimiento que se
(in)corpora, primero como una especie de lógica en cadena –“porque si
la clase media no tiene para pagarte un escombro, una sacada de rama,
vos no tenés cómo vivir”–, para retornar luego con el énfasis de las mar-
cas de clase que, en contextos “críticos”, profundizan sus demarcaciones
excluyentes –“nosotros somos siempre los más afectados, más allá de
que tengan en el corralito agarrada la plata” (GdeD1, Córdoba: 2009. L,
miembro de cooperativa de carreros).
4
Para una lectura complementaria de esta “diferencialidad”, véase el análisis de D’Amico
y Vergara en este mismo libro, respecto de los límites entre los “cuerpos en riesgo de em-
pobrecimiento” y los “cuerpos precarios” en sus posibilidades de afrontar no sólo la crisis
sino su propia reproducción física.
lugar diferencial de cada uno, tanto en el momento de la protesta como en
la re-estructuración de la cotidianeidad que produjo.
se metían en las casas, para pegarte, los chicos, una balacera (…) Un
descontrol. (…) Se metía la policía porque, claro, venían corriéndolos
a los chicos. (…) Se metían y… Les tiraban la puerta. Ahí, Libertador,
Comercial, fue de terror. (GdeD1, Córdoba: 2009. Diálogo entre un tra-
bajador de call center y una pobladora de ciudad-barrio)
L: El 2001 nos desunió. Cada uno se fue por un lado, peleando por lo
suyo, “ah, porque aquel me daba más”. “Yo te doy un plan, si vos venís
a mi organización yo te voy a hacer que a tu marido también le den el
plan”. (GdeD1, Córdoba: 2009. Miembro de cooperativa de carreros)
5
Fondo Participativo de Inversión Social, programa del Ministerio de Desarrollo Social de la
Nación (Subsecretaría de Promoción Social - Dirección Nacional de Asistencia Comunitaria).
relación a la recuperación de residuos que venían realizando los cirujas,
el traslado a la nueva urbanización y los obstáculos en la vida cotidiana
en el nuevo escenario– así como a situaciones crónicas o históricas –las
inundaciones de las viviendas ubicadas en las márgenes del río o cana-
les, y hasta abandonos generacionales del Estado sobre algunas activi-
dades productivas, como por ejemplo el trabajo de los changarines en el
Mercado. De esta manera y en relación con lo expuesto más arriba, el
2001 es referenciado como un momento de “explosión” que detonó re-
acciones ligadas a “hacer lo que tenían que hacer”, pero también como la
“implosión” de un precario edificio estatal-asistencial que frente a la crisis
redimensionó –(re)incorporando– el espectral continente del abandono.
La temporalidad de lo que aparece como “crisis” tiene una inscripción
particular en el caso de los habitantes de Ciudad de Mis Sueños. Los trasla-
dos a estas urbanizaciones –concretados unos años después de los suce-
6
El 14 de junio de 2004, el entonces gobernador De la Sota, inaugura las 565 viviendas
de este complejo habitacional ubicado en el sudeste de la ciudad, por fuera del anillo de la
Circunvalación.
me dicen que no, por el barrio no, ehh. Para mí no no… ta igual eh! [en
comparación con 2001]
D: No hay saqueos nomás. (GdeD1, Córdoba: 2009. Diálogo entre po-
bladores de ciudad-barrio)
7
Algunas de las implicancias de la ratificación de esta construcción serán trabajadas
más adelante.
L: Y los pensamientos de los jóvenes de ahora son otros: tratar de re-
clamar lo menos posible, pero a la vez reclamar. A mí no me gusta ir a
una marcha a protestar para que me golpeen o para agredir a alguien.
C: Pero llega un momento que la gente se cansa y hace cualquier
cosa.
L: Me gusta que me den sin tener que hacer eso. Pero cuando no te
dejan alternativa hacés lo que… [alguien o varios le completan la frase:
lo que tenés que hacer].
J: Noo, no, pero son dos cosas totalmente diferentes. El cordobazo
fue organizado por gremios y estudiantes y la protesta por la mejor ca-
lidad de vida [D: por los derechos] y la gente como nosotros, la gente
Territorio, política y prácticas del querer
8
Scribano utiliza la expresión entrecomillada. Por “derecho-humanización” de la acción
colectiva, y en especial de la protesta social, entiende la expansión y reproducción de las
formas y estéticas de aquellos movimientos “aplicados” a conflictos y redes conflictuales que
poco tienen que ver con los “originales”, con un alto riesgo de “desfondamiento de su sen-
tido”. En la actualidad, la “lucha por los derechos” aparece como una forma vacía en la que
se subsumen de manera equivalencial demandas no sólo diferentes sino desiguales. Esto
se expresa sintomáticamente en la fuerte apropiación de algunos recursos expresivos en las
situaciones de protesta protagonizadas por colectivos que plantean cuestiones sociales he-
terogéneas. “Usar las frases, esquemas de marcha, estilos ‘militantes’, recursos expresivos
y las modalidades de demanda de los movimientos de derechos humanos para las luchas en
contra o a favor de la estatalizaciones y/o nacionalizaciones, en contra o a favor del ‘campo’
tiene, al menos, consecuencias no deseadas (y/o no buscadas) en los formatos originales.
En uno u otro sentido, borra, ocluye o ‘des-virtúa’ las posiciones (y condiciones) de clase de
los ‘sujetos-en-acción’ produciendo una redefinición de los formatos y estéticas utilizadas. Un
ejemplo de lo que se quiere afirmar lo constituyen los escraches que han sido utilizados por
H.I.J.O.S, por algunos simpatizantes de la Mesa de Enlace y por familiares de los muertos en
Cromagnon” (Scribano, 2009a: 105). Sobre este tema, véase Boito (2007).
Para los autonominados “gente de trabajo” o “gente de clase media”, la
persistencia de ese deseo de articulación se manifiesta literalmente como
u-tópica. Se desplaza y aparece en otros escenarios:
9
Dicha fantasía, deudora del discurso alfonsinista durante la etapa de recuperación demo-
crática abierta en 1983, introduce la democracia formal como reemplazo y al mismo tiempo
“olvido” de las fuerzas económicas de las que depende el comer, curarse y educarse. Para
una genealogía de los mecanismos de producción y reproducción de ésta y otras fantasías
argentinas en su vínculo con la soportabilidad social, véase Scribano, A. (2005).
Desde esta suerte de-velamiento de la democracia que marca el 2001
se hace evidente un aprendizaje corporal de sujetos y colectivos en lucha
que, desde la necesidad de “buscarle la vuelta” a una situación de creciente
expulsión social, ha forzado un re-encuentro con la política micro –barrial,
vecinal, cotidiana– por momentos alternativa, y otras veces paralela a los
canales tradicionales de representación.
samos que nosotros íbamos a vivir mejor, mucho mejor. (…) Pero ¿qué
pasa? Empezaron a entrar esto que es la resaca, lo peor de lo peor de la
dirigencia a todo nivel político, social. Entonces hasta que nosotros nos
fuimos dando cuenta de que los dirigentes políticos no nos representa-
ban empezamos a organizarnos entre nosotros. Es un proceso largo.
(GdeD1, Córdoba: 2009. Militante de la lucha por el agua, extracto del
diálogo con pobladores de ciudad-barrio y trabajador de call center)
10
Sobre la reconfiguración de estos mecanismos y sus implicancias en relación con la
trama conflictual colectiva post 2001, a partir del estudio del caso de la Cooperativa Junín
recuperada por sus trabajadores y de las agrupaciones de empleados de call centers de la
Ciudad de Córdoba, puede consultarse el trabajo de Lisdero y Marengo en este libro.
Con estrategias en apariencia “reparadoras” como los subsidios y planes
sociales, en la práctica se abonan fuertes disrupciones en la política de
identidad de los colectivos y se fomenta un estatus de ciudadano incluido
desde una dependencia individual y material del Estado, alejado de toda
posible condición política y de supervivencia autónoma.
L: Éramos más unidos. Cuando pasó esto es como que los planes so-
ciales hizo también un poco a la gente ser egoísta, en el sentido “no, yo
trabajo las 4 horas nada más”. “Se me pasaron las 4 horas, ya cumplí”.
Porque te decían que cumplieras, trabajabas por $150 y punto.
D: Ya no pasaba por otro lado…
L: Ya no pasaba por lo social, como estábamos antes nos juntábamos
y hacíamos para todos. (GdeD1, Córdoba: 2009. Diálogo entre miem-
bro de cooperativa de carreros y trabajador de call center)
Por otro lado, en el marco de una geometría clasista que moldea las es-
tructuras y condiciones de posibilidad sentidas por los entrevistados que
habitan en contextos de segregación socio-urbana, un estado de relativo
cansancio anudado al sentimiento de impotencia por tener que aceptar lo
inaceptable emerge con cargas experienciales y contenidos reflexivos di-
ferenciales que alternativamente operan potenciando o des-potenciando
234 las energías socialmente disponibles para la acción. Si consideramos que
el no poder diferencial remite a específicas vivencias de no-poder y estar-
cansado-de articuladas desde enclasamientos específicos, el cansancio
Eugenia Boito, Ana Lucía Cervio y Ana Pamela Paz García
C: Claro, eso sí. Yo fui, sí me acuerdo, nos querían quitar los carros.
L: Y peleándola así no nos quitaron más.
C: [Se ríe] Claro, sí, no quitaron más pero empezaron a sacar todos
los basurales. No dejaron nada. No quitaron los carros pero no tenés
a dónde tirar.
L: Sí, y ahora directamente ya no tenés ningún lado. (GdeD1, Córdoba:
2009. Diálogo entre carrero no organizado y una integrante de coope-
rativa de carreros)
Como cierre de este apartado, puede afirmarse que las maneras de vi-
venciar la conflictividad social post-2001 presentan significativas diferen-
236 cias en función de la auto-percepción de clase que expresan los miembros
de los grupos de discusión, sus experiencias y aprendizajes derivados del
trabajo colectivo y su efectiva localización socio-espacial en la ciudad.
Eugenia Boito, Ana Lucía Cervio y Ana Pamela Paz García
Ch: Bueno, yo tengo desde siempre, desde que tengo uso de razón de
que siempre nos pasó lo mismo: nunca tuvimos una forma para vivir,
sobrevivimos, nada más. Y como sobrevivimos, no vivimos bien, no ha-
cemos estudiar los hijos, que es lo más importante, no podemos, por- 241
que con lo que ganamos no podemos. Es imposible. (GdeD2, Córdoba:
2009. Miembro de cooperativa de carreros)
11
En este sentido, C., militante de la lucha por el agua e integrante de un movimiento pi-
quetero, alude al componente “suerte” para referirse a la obtención de respuestas ante los
reclamos colectivos.
C: También cuando salimos a luchar hay veces que tenemos suerte y nos dan respuesta y
hay veces que…
D: que te hacen esperar…
C: No, hay veces que no te dan respuesta, pero sí también somos agredidos muchas veces.
(GdeD1, Cba: 2009).
una serie de expresiones que cualifican la soledad y la expropiación viven-
ciadas a partir del 2001. El sentimiento de pérdida (de recursos provenien-
tes de programas sociales, de dirigentes, de compañeros y de objetivos de
lucha) se entrama con la impotencia y el dolor literal de quedar sin nada
y sentir que se rompió todo, en buena medida fundamentado por la “in-
tromisión” de dispositivos clientelares (planes sociales, punteros políticos,
cooptación-traición de compañeros) que desbarataron la lógica autogestiva
y de esfuerzo mutuo que caracterizaba –y daba valor– al trabajo barrial. La
conversión de la “militancia en un “trabajo” o en “cuatro horas de fiesta”,
como se indicara en el primer apartado, es evocada por algunos de los
entrevistados como el golpe de gracia que hizo estallar el precario edificio
Territorio, política y prácticas del querer
Ch: Y otra cosa voy a decir: ¿sabés cuándo se pierde del todo la lucha?
cuando se dan los planes sociales. Antes las mamás iban, colaboraban
en las ollas, gratis, y estaban todo el tiempo que ellas querían ahí, den-
tro de la cooperativa o de donde hacían la olla. Después que vinieron
los planes que tenían que trabajar cuatro horas, estaban las cuatro
horas, si había una fiestita de los de los abuelos, los chicos…
242 M: Se transformó en un trabajo y no en una militancia
Ch: …eran cuatro horas no más de fiestas, y antes si nos amanecía-
mos era amanecerse. ¡Se perdió! (GdeD2, Córdoba: 2009. Diálogo
Eugenia Boito, Ana Lucía Cervio y Ana Pamela Paz García
Coord: ¿Pero cuál fue la diferencia esa entre los que no se venden?,
esa es la pregunta, ¿Qué pasa que hay algunos que siguen y otros
abandonan la lucha?
M: Que es trabajar sobre valores diferentes, que es justamente lo co-
lectivo, volver a rescatarlo.
E: La solidaridad, el afecto. A partir de eso.
M: ¡Pero el sentido colectivo! El sentido más egoísta del ser humano es
decir: “solo no vas a poder”. Es en conjunto que podemos.
Ch: Eso es lo que nosotros decimos, si no estamos todos juntos no
vamos a poder hacer nada, yo sola voy a morir sola…
4- A modo de cierre
so. Las llamadas “prácticas del querer”, definidas como aquellas acciones
de cuidado que activan la recuperación de la capacidad de hacer en espa-
cios cercanos, se sostienen en otras afectividades y sentimientos que re-
conectan la esperanza a la potencia de re-visibilizar otros modos de ser y
hacer alejados de la rendición incondicional. Sosteniendo que estas prác-
ticas amorosas mínimas se restringen al ámbito de lo próximo, la pregunta
por su devenir en tanto “novedosas” modalidades de resistencia deviene
central para pensar los procesos, tácticas y estrategias colectivas de las
que son, serán y se proyectarán energéticamente capaces de poner en
cuerpo estos sujetos, apostados en la retaguardia de la geometría social.
Bibliografía
Bauman, Zygmunt (2004), Ética postmoderna. Siglo XXI, Buenos Aires.
Bloch, Ernst (1976), El Principio Esperanza. Tomo I, Gallimard, París.
Boito, Eugenia (2007), “La dimensión política de la expresividad so-
cial. Primeras reflexiones sobre los recursos expresivos en acciones
de protesta”, en Adrián Scribano (comp.), Mapeando Interiores. Cuerpo,
Conflicto y Sensaciones, CEA-UNC - Jorge Sarmiento Editor, Córdoba,
pp. 143-169.
Boito, E., A.L. Cervio y M.B. Espoz Dalmasso (2009), “La gestión habita-
cional de la pobreza en Córdoba: el antes y después de las ‘Ciudades-
Barrios’”, en ONTEAIKEN, Boletín sobre prácticas y estudios sobre acción
colectiva, CEA-UNC-CONICET, Programa de Acción Colectiva y Conflicto
Adrián Scribano
E
n 1999 iniciamos un fructífero esfuerzo que posibilitó la concreción
del actual Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto
Social, por lo que en 2001 muchos de los que escribimos el presente
libro ya habíamos comenzado un proceso de indagación y comprensión
de las acciones colectivas con una mirada desde el “interior” del país.1
En los tres últimos años hemos diseñado y llevado adelante un conjun-
to de indagaciones en torno a diferentes modalidades en las que han apa-
recido las políticas de las emociones en tanto mecanismos y dispositivos
aplicados en las elaboraciones de sensibilidades sociales.
En un cruce dialéctico, complejo y moebiano hemos mirado diversas
experiencias de instanciación de las subjetividades, acciones colecti-
vas, persistencias fantasmáticas, emergencia de rostrocidades de clase,
elaboración de fantasías sociales y distintas formas de expulsión y ex-
propiación excedentarias. Dicha mirada construida al sesgo, oblicua y
transversalmente hizo pie en las teorías de la acción colectiva, la crítica
1
Véase Scribano (2003, 2005a, 2007a, 2007b). Especial interés para este tema reviste
Boito y D’ Amico (2009).
ideológica, la sociología de los cuerpos y las emociones, como platafor-
mas de reconstrucción de la voz de los sujetos.
Han sido experiencias de indagación que, ancladas en diversas pre-
ocupaciones teóricas y empíricas, siempre se performaron con doble ho-
rizonte práctico: en primer lugar hacer evidentes, desde las pluralidades
de voces involucradas, los procesos de elaboración de sensibilidades; y
en segundo lugar, impugnar dichos mecanismos como base de una eco-
nomía política de la moral que emerge de la actual situación imperial. Es
decir, una praxis académica que reflexivamente da cuenta de su inevita-
ble carácter político.
Los artículos que se han presentado en este libro son tributarios de
los presupuestos que involucran las teorías, metodologías y epistemolo-
gías expresadas, pero con la particularidad que manifiestan los esfuerzos
colectivos de un conjunto de becarios e investigadores. Rompiendo (al
menos en la mayoría de los capítulos) con un estilo individualista de ex-
Narrando por un sueño...
2
Los estudios sobre memoria tienen una larga tradición entre nosotros. Entre otros se
destacan: Jelin y Kaufman (2006); Jelin (2002); Schmucler (1999, 2000 y 2006); Catela Da
Silva (2001).
moebianas entre recordar y narrar se comprenden mejor en el contexto
del conjunto de políticas y geometrías de los cuerpos, asociadas a las
políticas de las emociones y gramáticas de las acciones que instancian la
situación colonial3 en la cual se inscriben.
Recordar es un acto político porque es la capacidad de rastrear los
hilos de las experiencias pretéritas que transforma a los individuos en
agentes diestros para indicar los límites y las potencias de su autonomía.
En el recuerdo, los individuos devienen en narrantes, en testigos y co-
productores de la vivencia de aquello que se designa como vida. Una vida
que será siempre el resultado de las condiciones materiales de interac-
ción y que en su conexión con la memoria –en tanto acto inaugural de una
narración de los recuerdos de las experiencias individuales y colectivas–
se elabora socialmente. Experiencias que han hecho de los juegos entre
heteronomía y autonomía el centro de la cartografía que posibilita la cons-
3
Lo que aquí se designa como colonial puede ser comprendido mejor en los siguientes artícu-
los del presente libro: Scribano, Eynard y Huergo; Lisdero y Marengo; y D’Amico y Vergara.
conocimiento cotidiano y las sensibilidades sociales son los que “hacen
entendibles” el fluir de los eventos convirtiendo la vida de todos los días
una presentificación de las relaciones, ayer, hoy y mañana.
Más allá de las diversas conceptualizaciones, “cuerpo”, “memoria” y
“emociones” son experiencias que se intersecan e interconectan. Ver, gus-
tar, oír, oler, y tocar son prácticas sociales “originarias” y “originales” en
tanto formas de reconocimiento del mundo. Son interacciones que “dan-
origen” a modalidades sociales inscriptas como básicamente individuales.
La iteratividad de diferentes “set de sensaciones” es la puerta de entrada
a las emociones. Las sensibilidades sociales advienen como un espiralado
y complejo proceso en el cual tienen lugar diversas modalidades (y esque-
maticidades) de cruces entre conocimiento y emociones. Dichas modalida-
des son posibles con la “mediación” del cuerpo. La memoria es construida
desde la apropiación de los “objetos” por el cuerpo a través del recuerdo.
Dichos objetos son el resultado de la estructuración diferencial, diferencia-
Narrando por un sueño...
4
Para una caracterización de lo que aquí denominamos mundo del no Cfr. Scribano
(2005b, 2006)
5
Cfr. Scribano, (2009e).
Ahora bien, este cuadro se comprende mejor si, al menos esquemá-
ticamente, podemos señalar cuáles son los procesos de elaboración de
fantasmas y fantasías. De ello nos ocupamos en el próximo apartado.
6
Para una explicitación de las nociones de cuerpo imagen, piel y movimiento Cfr. Scribano
(2007c)
presente continuo. Pero la fantasía social de la recuperación vivida en la
ensoñación (con)tiene “epistemologemas” y “mitologemas”7 que cumplen
funciones directas en las elaboraciones de las sensibilidades. Los sueños
tienen un componente cognitivo, explican la estructura del deseo y un
componente afectivo por el cual se da origen a un tiempo fuera del tiempo
de la situación conflictual.
Es en este marco donde los estados fantasiosos adquieren importancia
a la hora de indicar cómo y a través de qué vías se construyen fantasías
sociales. Los paraísos terrenales prometidos en la religión neocolonial
se diseñan y pintan con los lápices del disfrute perecedero y fugas del
auto-extrañamiento. Se puede vivir esperando vivir un sueño a costa de
ocluir las prácticas de autoafirmación que implican enfrentar los fantas-
mas, recordar en primera persona y elaborar las memorias en narraciones
autónomas. La lógica práctica indica que todos los intentos fallidos por
incluirse en la fantasía son menos dolorosos que sacar las consecuen-
Narrando por un sueño...
cias pragmáticas de saberse un habitante del mundo del No. Los estados
fantasiosos construidos de sueños recortados al talle de las des-imputa-
ciones morales del consumo mimético, el solidarismo y la resignación de
la religión neocolonial facilitan la vida.
Las marcas (e intersecciones) entre situaciones fantasmales y esta-
dos fantasiosos ayudan a comprender cómo se elaboran fantasmas y
fantasías. Para que este conjunto indeterminado y contingente de prácti-
256 cas se efectivice es necesaria la concurrencia de diversas interacciones
iterativas (rituales e institucionales) que colaboran en su “armado” plu-
ral y diverso. Como hemos señalado en otros lugares las interacciones
Adrián Scribano
7
Sobre una conceptualización de epistemologemas y mitologemas como componentes de
los sueños en tanto dispositivos de fantaseo Cfr. Scribano (2009a)
8
Un ejemplo puede encontrarse en Scribano (2005a)
de una vida que siempre esta más allá las posibilidades del sujeto, es por
eso que “sin tetas no hay paraíso”.9
Hay dos movimientos en la construcción del guión de una vida co-
producida con los medios, en especial con la televisión: las conexiones
entre máscaras y televisión, y el ajuste de sintonización que involucra el
marketing.
En el primero de estos movimientos de la escena de co-producción las
articulaciones y desarticulaciones entre máscara, rostro y cara definen
contingentemente lo que se elabora, construye y consume. Las opera-
ciones mediáticas se inician y arriban a un conjunto de percepciones en-
tramadas que cuentan historias narrando deseos. Los distintos tipos de
deseos que estructuran las prácticas sociales cotidianas toman forma de
ensoñación diurna, donde el medio se transforma en un espejo-cámara.
Se produce un vivir, ver y sentir como propio en la vecindad de lo “tre-
9
Basada en el libro de Gustavo Bolívar, “Sin tetas no hay paraíso” es una telenovela de
origen colombiano que cuenta la historia de de un barrio pobre de ese país, donde el único
medio para conseguir dinero “fácilmente” es por medio del narcotráfico.
Catalina (la protagonista) “... se verá seducida por un mundo de lujo y abundancia del
entorno de la droga. Intentará convertirse en la preferida de los narcos, pero pronto descu-
brirá que sin tetas no hay paraíso, por lo que hará favores sexuales para conseguir dinero
suficiente para agrandar sus senos, que en este ambiente, cuanto más grandes… mejor”
(“Sin tetas no hay paraíso, en canal 9”, disponible en http://www.extremista.com.ar/10868/
sin-tetas-no-hay-paraiso-en-canal-9/)
10
“Lo pedís, lo tenés” presenta videos, curiosidades, bromas a “celebridades” de Argentina
y del mundo (actores, deportistas, modelos y reconocidas figuras de todos los ámbitos),
material de la programación actual y del “recuerdo” e incluye juegos con la participación del
público. Conducido por Diego Pérez y Natalia Moncalvi, TE.LE.FE., 2010.
se accede por las mímesis que provee el consumo. Una tierra que des-
provista de toda capacidad de concretarse se hace aún más alcanzable
por medio de vivir de fantasías. La colonización del fantasma a través de
vivificar las situaciones fantasmáticas es finalizada y expandida por los
resultados de los estados de fantaseo.
Los sujetos se miran, miran y pretenden ser mirados en la exposición
de sus estructuras experienciales en la espectacularidad de las escenas
mediáticas.11 Las “di-visiones” del mundo que se efectivizan por un con-
junto de disposiciones clasificatorias son acompañadas por “miradas”,
donde se desvanecen las posiciones asociadas a dichas clasificaciones.
Una mirada se diferencia de una visión por no demarcar bordes témporo-
espaciales y sostenerse en la monocromía de la ojeada; por no establecer
una dirección de las conexiones posibles entre impresiones y percepcio-
nes, sino por superponerse en la experiencia sinestésica; por no colorear
la policromía de la pintura del mundo en tanto contexto, sino por el dal-
Narrando por un sueño...
tonismo que provoca una imagen iterativa. Los fantasmas y las fantasías
se reproducen y son reproducidos en el hiato que implica las diferencias
entre visiones del mundo y miradas televisivas.
En este marco es prioritario subrayar que aquello que venimos señalan-
do como co-producción mediática del presente continuo forma parte del
entero proceso de elaboración de la plusvalía ideológica que se efectiviza
en las relaciones entre consumo, producción y reproducción de la socieda-
258 des neocoloniales y dependientes. Además hay que dejar claro que este
enfoque elimina la polarización (sistémicamente cómplice) entre pura mani-
pulación mediática y libertad de elección de los sujetos; el espejo-cámara
Adrián Scribano
11
CFR Boito (2005)
en el espacio modelado por las distancias (y proximidades) entre visiones
y miradas que se construyen en la co-producción de las escenas mass
mediáticas. Estas maneras excedentarias se experimentan justamente
en las diferencias suturadas entre fantasmas y fantasías. Del conjunto
de energía corporal y social necesario para la reproducción individual y
colectiva, es extraído el plus narrativo-práctico que implicaría la construc-
ción de visiones individuales y colectivas. Desplazándolo hacia múltiples
miradas que en su borrosidad quedan adheridas a la presencia paralizan-
te del sinestésico juego del presente continuo de vivir la vida de otro a
través de lo mass mediático como puerta privilegiada del disfrute.
Como en todo paraíso los últimos serán los primeros siempre y cuando
olviden que son los últimos. Esta práctica ideológica es la praxis de toda
situación colonial: lo mejor para un colono es agradecer ser colonizado
por la potencia de mayor envergadura Así, al menos, puede soñar con no
12
Lo que sigue es una muy apretada síntesis de lo expuesto en Scribano (2009b, 2009c,
2009d)
13
Hemos propuesto algunas alternativas para analizar las sensaciones y la creatividad en
Scribano (2008a, 2008b).
masiado elaborado. Algunas de las prácticas aludidas son la felicidad, la
esperanza y el disfrute que de un modo u otro emergen como contracara
de los ejes de la religión neocolonial arriba enunciada.
Prácticas intersticiales son aquellas relaciones sociales que se apropian
de los espacios abiertos e indeterminados de la estructura capitalista,14 gene-
rando un eje “conductual” que se ubica transversalmente respecto a los vec-
tores centrales de configuración de las políticas de los cuerpos y las emocio-
nes. Por lo tanto no son prácticas ortodoxas, ni son paradóxicas, y tampoco
heterodoxas en el sentido conceptual que les diera a éstas Pierre Bourdieu.
Entre muchas maneras de entender conceptualmente qué significan
las prácticas aludidas, mencionaremos aquí tres de ellas: como pliegues,
como quiebres y como partes “no esperadas” de un puzzle.
Para estructurar una sociología que piense la depredación de la energía
corporal y natural, que piense la regulación de las sensaciones, que piense
el modo como la represión adviene en tanto imposibilidad, que sea crítica
Narrando por un sueño...
de una religión que ata consumo con solidarismo y con la propia resigna-
ción y sus liturgias, hay que constituir una teoría sociológica que explique
los pliegues in-advertidos, intersticiales y ocluidos de la vida vivida desde
la potencia de la energías excedentes a la depredación. En un sistema que
por definición no cierra, que no puede ser totalidad sino en su desgarro,
se instancian prácticas cotidianas y extra-ordinarias donde los quantum de
energía corporal y social se refugian, resisten, revelan y rebelan. La felici-
260 dad, la esperanza y el disfrute son algunas de esas prácticas.
Una crítica a la trinidad colonial significa producir condiciones de ob-
servabilidad sobre las prácticas intersticiales aludidas e implica el siguien-
Adrián Scribano
En los meandros del las prácticas intersticiales de los muchos que des-
mienten el goce de los pocos en forma de expropiación de las energías
sociales y corporales de los primeros, se pueden observar un conjunto de
prácticas que sirven de vértice y apoyo para acciones contra-expropiato-
rias e interdicciones colectivas.
En y desde la vivencia del disfrute, la esperanza y la felicidad –ob-
servables en las lógicas de intercambio recíproco, el amor y el gasto
14
Usamos aquí la expresión “estructura capitalista” conscientes de la necesidad de aclarar
(tarea que no podemos realizar aquí) las diferencias estructurales dentro de dicha estructura.
15
Para una visión, diversa a la aquí dada, pero muy interesante y original sobre el don en
América Latina Cfr. Martins y Campos (2006).
16
Una mirada disímil pero inspiradora sobre el papel del gasto festivo en la sensibilidad
latinoamericana se puede encontrar en el ya clásico trabajo de Morandé (1984).
17
En un sentido diferente, pero que aquí se usa como plataforma conceptual para la no-
ción de confianza: Cfr Giddens (1990, 1991).
festivo– donde las prácticas intersticiales adquieren una relevancia es-
pecial. Por un lado, permiten escuchar y mirar a un conjunto de acciones
que “tradicionalmente” están silenciadas e invisibilizadas en la densidad
de la vida cotidiana que la sociología “da por supuesta”; y por otro lado,
reconstruyen las grietas y pliegues de la expropiación y expulsión que
implica la religión neocolonial como régimen de la economía política de la
moral. Si repasamos algunas de las características centrales de las prác-
ticas aludidas se pondrá en evidencia su importancia en los procesos de
estructuración actuales.
El disfrute que posibilitan los intercambios recíprocos desmiente la
sensibilidad dependiente que genera el consumo mimético. En la vida
vivida de millones de sujetos que son objeto de las políticas de las emo-
ciones que implican el despliegue de los fantasmas y fantasías en el
marco de la religión neocolonial, es posible de constatar apropiaciones y
263
18
“Bailando por un sueño” corresponde a un “enlatado televisivo” cuyo contenido consta
principalmente en un concurso de baile donde participan famosos. En Argentina ha sido
puesto al aire como un segmento del programa “Showmach”, conducido por Marcelo Ti-
nelli. Un elemento a destacar es que el premio de dicho concurso es la concreción de un
“sueño” propuesto previamente por los participantes, generalmente vinculados a acciones
de “solidaridad”. Para ver un análisis detallado de algunas escenas de dicho programa ver
Boito (2005).
Bibliografía
Catela Da Silva, Ludmila (2001), No habrá flores en la tumba del pasado:
La experiencia de reconstrucción del mundo de los familiares de desapa-
recidos, Ediciones Al Margen, La Plata.
Boito, Eugenia y D´Amico Marcelo (2009), “Estudio Preliminar”, en A.
Scribano y C. Fígari (comp.), Cuerpo(s), Subjetividad(es) y Conflicto(s)
Hacia una sociología de los cuerpos y las emociones desde Latinoamérica,
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do Dom, Editora Universitária UFPE, Recife.
Morandé, Pedro (1984), Cultura y Modernización en América Latina,
Adrián Scribano
272
Sobre los autores
LUCAS A. AIMAR
Institución: Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto
Social. Centro de Estudios Avanzados - UNC - CONICET.
Dirección postal institucional: Av. Gral. Paz 154, Piso 2, Centro (5000),
EUGENIA BOITO
Institución: Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto
Social. Centro de Estudios Avanzados - UNC - CONICET.
Dirección postal institucional: Av. Gral. Paz 154, Piso 2, Centro (5000),
Córdoba.
Máximos estudios alcanzados: Licenciada en Trabajo Social y
Licenciada en Comunicación Social, Magíster en Comunicación y Cultura
Contemporánea (UNC), Doctora en Ciencias Sociales (UBA).
Línea de investigación actual: estructuras de experiencia en contextos
de segregación socio-urbana, desde una perspectiva que intersecta la
sociología de los cuerpos y las emociones.
274 Referencias bibliográficas completas de las últimas 3 o 4 publicacio-
nes (incluye número de páginas):
1- (2009) Boito, María Eugenia, Espoz Dalmasso, María Belén e Ibáñez,
Ileana. “‘Cicatrización’ y ‘Recuperación’ del territorio como metáforas ope-
rantes en discursos mediáticos, técnicos y políticos”, en De insomnios y
vigilias en el espacio urbano cordobés: lecturas sobre ‘Ciudad de mis sue-
ños’. Editorial Jorge Sarmiento Editor, CEA/UE-CONICET. 247 páginas,
Córdoba, ISBN: 978-987-572-195-6, pp. 183-212.
2- (2009) Boito, María Eugenia, Espoz Dalmasso, María Belén
“Subjetividades y contextos de pobreza: indagación sobre los sentires
vivenciados por los actores involucrados en las políticas habitacionales de
la ciudad de Córdoba” en De insomnios y vigilias en el espacio urbano cor-
dobés: lecturas sobre ‘Ciudad de mis sueños’. Editorial Jorge Sarmiento
Editor, CEA/UE-CONICET. 247 páginas, Córdoba, ISBN: 978-987-572-
195-6, pp. 213-239.
3- (2009) Boito, María Eugenia y D’ Amico, Marcelo “Estudio preliminar”
en Cuerpo(s), Subjetividad(es) y Conflicto(s). Hacia una sociología de los
cuerpos y las emociones desde Latinoamérica. Carlos Figari y Adrián
Scribano, (compiladores), CICCUS/CLACSO, 2009, ISBN 978-987-9355-
91-6, pp. 9-21
4- (2009) Boito, María Eugenia. “Imágenes crudas y mirada cruel sobre el
‘otro de clase’ en “Policías en Acción”. Construcciones ideológicas sobre la
alteridad de clase en la escena mediática contemporánea”, en Cuerpo(s),
Subjetividad(es) y Conflicto(s). Hacia una sociología de los cuerpos y las
emociones desde Latinoamérica. Carlos Figari y Adrián Scribano, (compi-
ladores), CICCUS/CLACSO, 2009, ISBN 978-987-9355-91-6, pp. 53-66.
5- (2009)Boito, María Eugenia, Cervio, Ana Lucía y Espoz, María Belén.
“La gestión habitacional de la pobreza en Córdoba: el antes y después
de las ‘Ciudades-Barrios’”, en Revista electrónica ONTEAIKEN, Boletín
sobre prácticas y estudios sobre acción colectiva, CEA-UE, Programa de
Acción Colectiva y Conflicto Social, Año 7, número 4, Mayo de 2009, ISSN
1852-3854.
Otra actividad: Investigadora Asistente del CONICET. Profesora Adjunta
en la materia Comunicación y Trabajo Social (ETS, UNC), en el semi-
nario Cultura Popular y Cultura Masiva (ECI, UNC) y en Teoría Social
Contemporánea (UNVM).
Integrante del Programa de “Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto
Social”, CEA-UE, CONICET, Director: Dr. Adrián Scribano.
XIMENA CABRAL
Institución: Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto
Social. Centro de Estudios Avanzados - UNC - CONICET.
Dirección postal institucional: Av. Gral. Paz 154, Piso 2, Centro (5000),
Córdoba. 275
Máximos estudios alcanzados: Lic. en Comunicación Social
(Universidad Nacional de Córdoba –UNC- ); Tesista en la Maestría de
REBECA CENA
Institución: Universidad Nacional de Villa María.
Dirección postal institucional: Av. Arturo Jauretche 1555. (5900) Villa
María
Máximos estudios alcanzados: Estudiante del último año de la
Licenciatura en Sociología (U.N.V.M.)
Línea de investigación actual: Mecanismos de soportabilidad social y
dispositivos de regulación de las sensaciones en el marco de las políticas
sociales del Estado Argentino
Otra actividad: Integrante del Proyecto de investigación Prácticas inters-
ticiales y gasto festivos, (2010-2011) Universidad Nacional de Villa María.
Teléfono o fax: (0353) 15-4193511
276 Dirección de correo electrónico: rebecena@hotmail.com
MARTÍN EYNARD
Institución: Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto
Social. Centro de Estudios Avanzados - UNC - CONICET.
Dirección postal institucional: Av. Gral. Paz 154, Piso 2, Centro (5000),
Córdoba.
Máximos estudios alcanzados: Lic. en Sociología (Universidad
Nacional de Villa María -UNVM); Doctorando en el Doctorado Mención
Ciencias Sociales y Humanas (Universidad Nacional de Quilmes -
JULIANA HUERGO
Institución: Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto
Social. Centro de Estudios Avanzados - UNC - CONICET.
Dirección postal institucional: Av. Gral. Paz 154, Piso 2, Centro (5000),
Córdoba.
Máximos estudios alcanzados: Lic. en Nutrición (UNC); Maestranda
de la Maestría en Formulación y Desarrollo de Estrategias Públicas y
Privadas (CEA, UNC) y Doctoranda del Doctorado en Estudios Sociales
de América Latina – Mención Sociología (CEA, UNC).
Línea de investigación actual: “Seguridad Alimentaria y Nutricional de
las familias de Villa La Tela, 2008-2010” (Proyecto de investigación en el
marco de una Beca Tipo I – CONICET).
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pp:109-139.
Huergo J. y Butinof M. (2009) “Proceso participativo de construcción de
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frente a la vulnerabilidad sociodemografica”. En: Trabajo Completos de
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Estudios de Población de la Argentina (AEPA), Soporte digital. ISBN: 978-
987-661-027-8.
Butinof M., Huergo J. (2008) “Alimentación y salud en el primer año de
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Huergo J. y Butinof M. (2008) “Medición de la Seguridad Alimentaria en
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investigación-acción participativa, una mirada de las prácticas alimenta-
rias, de las organizaciones y de la participación social. Córdoba: Editorial
Espartaco, ISBN: 978-987-1277-08-7. pp: 171-213.
Otra actividad: Adscripto en la Cátedra de “Epidemiología General
y Nutricional” de la Licenciatura en Nutrición, Facultad de Ciencias
Médicas, Universidad Nacional de Córdoba. Miembro de los Programas
de Investigación del CEA/UE-UNC: A) “Población y Desigualdad Social”.
284 Coord.: Dr. Leandro González y B) Programa de Estudios Sobre Acción
Colectiva y Conflicto Social. Coord.: Dr. Adrián Scribano.
Teléfono o fax: (0351) 153842321
Dirección de correo electrónico: julihuergo@hotmail.com
PEDRO LISDERO
Institución: Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto
Social. Centro de Estudios Avanzados - UNC - CONICET.
Dirección postal institucional: Av. Gral. Paz 154, Piso 2, Centro (5000),
Córdoba.
Máximos estudios alcanzados: Licenciado en Sociología–Siglo21 y
Doctorando en el Doctorado de Estudios Social de América Latina - CEA-
UNC.
Línea de investigación actual: Acción Colectiva y Trabajo: Identidad y
expropiación en colectivos de trabajadores de Call Centers y Empresas
Recuperadas.
Referencias bibliográficas completas de las últimas 3 o 4 publica-
ciones (incluye número de páginas):
-“Trabajo y Cooperativismo. Notas sobre el caso de la Empresa Recuperada
Cooperativa Junín de Salud Ltda.” en “Geometría del Conflicto: Estudios
sobre Acción Colectiva y Conflicto Social”, Adrián Scribano (Compilador).
Centro de Estudios Avanzados. UNC. Editorial Universitas. Córdoba.
Argentina. 2005. ISBN 987-572-067-4;
-“Conflicto de la Basura en San Francisco: el lugar del trabajo del ciruja
en el negocio de la basura”, junto a Gabriel Giannone y Lucas Aimar, en
“Mapeando Interiores. Cuerpo, conflicto y Sensaciones”, Adrián Scribano
(Compilador). Centro de Estudios Avanzados. UNC. Jorge Sarmiento
Editor. Córdoba. Argentina. 2007. ISBN 987-572-118-2;
-“Cuerpos Recuperados / Cuerpos en Custodia. Una lectura sintomal
de la acción colectiva de la Coop. Junín de Salud Ltda.”, en “Cuerpo(s),
Subjetividad(es) y Conflicto(s) Hacia una sociología de los cuerpos y
las emociones desde Latinoamérica.” Adrián Scribano y Carlos Fígari
(Compiladores). CICCUS/ CLACSO. 2009
Otra actividad: Becaria de Postgrado Tipo I CONICET. Centro de
Estudios Avanzados (Unidad Ejecutora) de la Universidad Nacional de
Córdoba. Integrante del Programa de “Estudios sobre Acción Colectiva
y Conflicto Social”
GRACIELA MAGALLANES
Institución: Universidad Nacional de Villa María.
Dirección postal institucional: Av. Arturo Jauretche 1555. (5900) Villa
María
Máximos estudios alcanzados: Licenciada en Ciencias de la Educación. 285
Master en Educación Superior. Doctoranda en Ciencias Sociales. UBA.
Línea de investigación actual: en el contexto de la reestructuración del
LEONARDO MARENGO
Institución: Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto
Social. Centro de Estudios Avanzados - UNC - CONICET.
Dirección postal institucional: Av. Gral. Paz 154, Piso 2, Centro (5000),
Córdoba.
Máximos estudios alcanzados: Licenciado en Comunicación Social,
especialización en investigación ECI-UNC y Doctorando en el Semiótica-
CEA-UNC.
Línea de investigación actual: Estudios críticos de management y
metabolización capitalista a partir de un abordaje que conjuga sociolo-
gía del trabajo, sociología del discurso y sociología de los cuerpos y las
emociones.
Referencias bibliográficas completas de las últimas 3 o 4 publica-
ciones (incluye número de páginas):
-“Metabolización de los cuerpos en el capitalismo avanzado”. En “Trabajo
y sociedad” Nº 14, vol. XIII, Verano 2010, Santiago del Estero, Argentina
286 ISSN 1514-6871 (Caicyt-Conicet)-Referato;
-“Metabolización proteica en el capitalismo flexible”. “Animales, Hombres
y Maquinas” actas I Congreso Nacional de Filosofía, Universidad de Rio
Cuarto. 2009. ISBN 978-950-665-571-6.
Otra actividad: Becario de Postgrado Tipo I CONICET. Centro de
Estudios Avanzados (Unidad Ejecutora) de la Universidad Nacional de
Córdoba. Integrante del Programa de “Estudios sobre Acción Colectiva
y Conflicto Social”
Teléfono: 3513459073
Dirección de correo electrónico: soloporlasdudas@hotmail.com
CECILIA MICHELAZZO
Institución: Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto
Social. Centro de Estudios Avanzados - UNC - CONICET.
Dirección postal institucional: Av. Gral. Paz 154, Piso 2, Centro (5000),
Córdoba.
Máximos estudios alcanzados: Licenciada en Comunicación Social
(ECI- UNC). Doctoranda Mención en Ciencias Sociales (Universidad
Nacional de Quilmes).
Línea de investigación actual: “Prácticas de consumo de tecnologías
de la comunicación por adolescentes en situación de expulsión social”
Referencias bibliográficas completas de las últimas 3 o 4 publica-
ciones (incluye número de páginas):
Michelazzo, C. y Remondino, G. (2009) “Juventudes y TICs: Enfoques
y miradas en tensión”, En Libro de Resúmenes del Tercer Simposio
Internacional de Investigación: ‘La investigación y su transferencia a
la comunidad’, Universidad Católica de Santiago del Estero, Ediciones
DASS- UCSE.
Michelazzo, C. (2009) “Estructuras de sentir/ de experiencia de jóvenes de
clases subalternas en contextos de mediatización y mercantilización”, en
Memorias de las XIII Jornadas de la Red Nacional de Investigadores en
Comunicación: ‘Itinerarios de la Comunicación ¿Una construcción posi-
ble?’, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de San Luis
En coautoría con María Eugenia Boito y María Belén Espoz
Michelazzo, C. (2006) “Representaciones de género en jóvenes urbano
marginales: el caso de Villa El Libertador”, en María Teresa Dalmasso
y Adriana Boria, (Eds.) Discurso Social y Construcción de identidades:
ALEJANDRA PEANO
Institución: Universidad Nacional de Villa Maria.
Dirección postal institucional: Av. Arturo Jauretche 1555. (C.P. 5900).
Villa María.
Máximos estudios alcanzados: Estudiante de la Licenciatura en
Sociología
Línea de investigación actual: “Prácticas Intersticiales y Gastos
Festivos”, del Instituto Académico Pedagógico de Ciencias Sociales
(UNVM)
Referencias bibliográficas completas de las últimas 3 o 4 publica-
ciones (incluye número de páginas):
(2008) “El Contexto socioeconómico de Villa María tras la crisis del 2001:
la importancia de la mirada en la construcción de los indicadores de
pobreza”. Publicado junto Aimar, Lucas y Delgado, María Florencia, en
Onteaiken. Boletín sobre prácticas y estudios de acción colectiva, Año 3,
num. 6, Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto Social,
CEA-UNC, Córdoba. Pp 1-10
(2007) “El conflicto de la Basura en San Francisco: la construcción del
otro desde la mirada del ciruja”. Publicado junto con Bertone, Julia;
Fraire, Vanina y Orellano, Gabriela, en Scribano, A (Comp.) Policromía
Corporal, Cuerpos, Grafías y Sociedad. Centro de Estudios Avanzados.
UNC. Conicet. Universidad de Guadalajara. Editorial Universitas,
Córdoba. Pp 47-58
Teléfono o fax: 0353-15-6576881
Dirección de correo electrónico: alepe6@hotmail.com
ADRIÁN SCRIBANO
Institución: Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto
Social. Centro de Estudios Avanzados - UNC - CONICET.
Dirección postal institucional: Av. Gral. Paz 154, Piso 2, Centro (5000),
Córdoba.
Máximos estudios alcanzados: Doctor en Filosofía de la UBA
(Universidad Nacional de Buenos Aires) Licenciado en Ciencias del
Desarrollo. Especialización en Sociología Política. ILADES. Santiago de
Chile. Posgrado reconocido por la Universidad de Lovaina para cursar
su Doctorado y de igual valor que su Licenciatura en Ciencias Políticas
y Sociales. Licenciado en Ciencia Política. Facultad de Ciencia Política y
Relaciones Internacionales. Universidad Católica de Córdoba. Diploma
de Derechos Humanos. Instituto de Derechos Humanos. Facultad de
290 Derecho. Universidad Complutense. Madrid. España
Línea de investigación actual: La(s) Sensibilidad(es) Social(es) más
allá del Conflicto: Sensaciones, Conflicto y Subjetividades en Argentina
2004-2010
Referencias bibliográficas completas de las últimas 3 o 4 publica-
ciones (incluye número de páginas):
Scribano, Adrián. Reciprocidad, Emociones y Prácticas Intersticiales en
América Latina e Brasil em Perspectiva. Paulo Herique Martins y Rógerio
de Souza Medeiros (Comp.) Editora Universitária UFPE Recife, Brasil
ISBN 978-85-7315-605-5 p.p 189-204 2009
Scribano, Adrián. ¿Por qué una mirada sociológica de los cuerpos y las
emociones? A Modo de Epílogo en Scribano, A, y Figari, C. (Comp.)
Cuerpo(s), Subjetividad(es) y Conflicto(s) Hacia una sociología de los
cuerpos y las emociones desde Latinoamérica CICCUS/CLACSO 2009
ISBN 978-987-9355-91-6 p.p 141-151 2009
Scribano, Adrián. Capitalismo, cuerpo, sensaciones y conocimiento: de-
safíos de una Latinoamérica interrogada. En Sociedad, cultura y cam-
bio en América Latina Julio Mejía Navarrete (editor). Universidad Ricardo
Palma. ISBN 978-9972-236-86-0 Lima. Perú. 2009 ISBN 978-85-386-
0056-5 p.p. 89-110
Scribano, Adrián Epistemología de la Investigación Cualitativa en
Latinoamérica: Un esquema introductorio. En José Vicente Tavares-
dos-Santos (org.). Mundialização e Sociologia Crítica da América latina
(XXV Congresso da ALAS – Associação Latino-americana de Sociologia
– Porto Alegre. Brasil, 2005).Porto Alegre, Editora da UFRGS. Brasil.
2009 p.p 219-234
Scribano, Adrián Ciudad de mis sueños: hacia una hipótesis sobre el lugar
de los sueños en las políticas de las emociones en Levstein, A. y Boito, E.
(Comp.) De Insomnios y Vigilias en el Espacio Urbano Cordobés. CEA-
CONICET, UNIVERSITAS, ISBN 978-987-572-195-6 pp. 9-27, 2009
Otra actividad: Investigador Independiente de CONICET. Director del
Programa de Estudios Sobre Acción Colectiva y Conflicto Social. Docente
de la UNVM en Teoría Social Contemporánea.
Teléfono o fax: (011) 47725653
Dirección de correo electrónico: adrianscribano@gmail.com
292
Índice
A modo de presentación 7
Resúmenes 267