Você está na página 1de 2

El Poder en las sociedades

Reseña del artículo “Jefes, Cabecillas, Abusones” de Marvin Harris


Reseñista: José Salvador Padilla Jiménez
Descripción

El autor con esta obra nos da una visión acerca del poder a través del paso de los
siglos en la Historia Humana. En el escrito se contrasta la posición de los políticos
y la de las tribus aborígenes en torno al tema de: la política. Este tópico es, sin duda,
uno de los más tratados a lo largo del tiempo y el espacio; y con el cual se han
obtenido distintas conclusiones que siempre benefician al grupo que pone en
práctica estas ideas.

Contenidos
El hombre vivió durante muchos miles de años sin reyes ni presidentes ni
parlamentos. Ahora se piensa que son necesarias estas personas para poder
asumir el poder. Pero, semejantes individuos no eran necesarios para las tribus de
aquellos tiempos. Como las aldeas poseían poblaciones de tamaño reducido, todo
el mundo se conocía y los lazos del intercambio recíproco vinculaban a la gente.
La gente ofrecía porque esperaba recibir y recibía porque esperaba ofrecer. La
reciprocidad era la base de las sociedades pequeñas. En el intercambio recíproco
no se define cuánto o qué específicamente se espera recibir a cambio, porque tal
cosa enturbiaría la calidad de la transacción.
Había una gran fraternidad que hacía que los grupos de hombres y mujeres al
regresar a casa, con los animales y las frutas que habían cazado y recolectado, lo
compartieran todo por igual con los compañeros del campamento. En las
sociedades simples existía algún tipo de liderazgo político que era ejercido por
individuos llamados cabecillas, que carecen de poder para obligar a otros a
obedecer sus órdenes.
Un grupo seguía a una persona destacada en alguna cosa y atendía su opinión con
respecto a los demás; pero en todos los demás asuntos, la valoración el "líder" no
valdrá más que la de cualquier otro hombre. Todos son cabecillas, cada uno es su
propio cabecilla.

Nuestra especie estaba destinada al igualitarismo, a excepción de las diferencias


de sexo y edad. La ausencia de posesiones particulares significa que entre las
pequeñas aldeas probablemente existía alguna forma de comunismo. Pero, ello no
excluye del todo la existencia de propiedad privada, porque seguramente las
personas poseían cosas de uso personal.
Sin embargo, la reciprocidad no fue la única forma de intercambio practicada.
Nuestra especie descubrió con el tiempo otras formas de dar y recibir.
Entre ellas, la redistribución, que desempeñó un papel fundamental en la creación
de distinciones de rango la evolución de las jefaturas.
La redistribución es la entrega de alimentos por parte de la gente a una figura de
prestigio para que sean juntados, divididos en porciones y vueltos a distribuir.

Conclusiones
La mejor diferencia entre reciprocidad y redistribución es la aceptación de la
presunción como atributo del liderazgo. Así se rompieron tajantemente los
preceptos de modestia que rigieron en el intercambio recíproco.
El intercambio redistributivo va asociado a aclamaciones públicas de la generosidad
del redistribuidor y de su calidad como abastecedor. La sociedad no le paga con
alimentos o un mayor número de comodidades físicas sino con aprobación,
admiración y respeto; en suma, con prestigio.
Las personas de la época que pensaron que era mejor el intercambio redistributivo,
jamás se imaginaron que esto conllevaría a que la evolución de las distinciones de
rango en las jefaturas se acelerara y que en poco tiempo se conformaran clases
dominantes que junto a la acumulación de riquezas y poder se mantuvieron en las
expectativas de aprobación y apoyo.
La exhibición y la destrucción exagerada de objetos de valor son estrategias de
base cultural para alcanzar y proteger el poder y la riqueza. Esto es utilizada de
manera muy inteligente, para que las personas consuman y consuman sin pensar y
sólo con el objetivo de hacer ganar a la empresa que hace productos u ofrece
servicios, que aunque no siempre son útiles, siempre son atractivos para las
personas.

Você também pode gostar