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FICHAS DE CÁTEDRA1

Apuntes teóricos para pensar un proceso revolucionario

El punto de partida del marxismo es indudablemente el análisis concreto de una situación


concreta. Para ese abordaje existe todo un cuerpo teórico compuesto por el Marx de la
simplificada Introducción de 1857, los escritos filosóficos de Lenin de 1914 o los aportes
de Mao acerca de las contradicciones, hasta los apuntes dispersos de Gramsci. Y de esas
lecturas se desprende que la coyuntura es el momento actual de las contradicciones
sociales. Porque el punto clave siempre es cómo nace el movimiento histórico sobre la base
de esa estructura (...) Ese es, en definitiva, el punto crucial de todos los problemas en torno
a la filosofía de la praxis.
Todo análisis de la coyuntura formulado desde el marxismo implica un análisis de las
contradicciones en sus diferentes niveles: el económico-social y el económico – político.
Esta distinción es sustantiva porque no siempre coinciden una con otra. Es mas, tienen
“naturalmente” una diferencia de tiempos. Es justamente es a través del proceso histórico
que ser resuelve esa diferencia y, es esa la tarea a resolver en toda estrategia revolucionaria.
Va de suyo que ambos momentos se fusiona plena y realmente únicamente en el momento
de la revolución social.
A su vez corresponde distinguir otros dos niveles: el que corresponde a las clases sociales
que refiere a la existencia y a la relación de fuerzas objetivas ligadas al espacio estructural.
Este es diferente al concepto de fuerza social que señala la fase más estrictamente política y
corresponde a la fase en la que las ideologías ya existentes se convierten en partido.
Interconectado aparece la distinción entre las alianzas de clases y el bloque de fuerzas. El
primero remite a alianzas entre diferentes clases y sectores que el analista considera
necesarias, “independientemente” de la voluntad de sus protagonistas, lo que
denominaríamos intereses objetivos de clase, es decir se fundamenta en la contradicción
que se da en el plano de la estructura. En tanto, el segundo es un complejo proceso de
conformación de fuerzas que van conformándose como masa crítica por el grado de
conciencia y voluntad de los actores sociales y cuyo escenario es la política y su objetivo el

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Julio Bulacio
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poder. Aquí, en esta esfera las clases actúan en tanto fuerzas sociales. Es de tenerse en
cuenta que en esos bloques de fuerzas se producen contradicciones pero en un plano
secundario y la relación no es entre iguales”: uno domina sobre el otro. Pero el concepto
que marca la capacidad de dirección de ese grupo sobre los restantes componentes es el de
hegemonía. En tanto que si esa capacidad se expresa únicamente en el plano económico
hablamos de predominio. Pero el predominio en la esfera de la producción no implica
necesariamente ser hegemónico en el bloque de fuerzas y esto es aplicable tanto para las
clases propietarias como para las impropietarias. Asimismo hay que tener en cuenta que la
asincronía puede durar mucho tiempo y ese es un indicador clave en cualquier análisis
coyuntural.
En ese sentido el punto de partida de todo análisis es el estructural: qué clase o clases
tienen el predominio económico así como cual encierra la contradicción fundamental en
una sociedad determinada. Pero el concepto estructura no puede ni debe convertirse en un
“dios oculto” sino que debe ser pensado como el conjunto de las relaciones sociales en las
cuales se mueven y obran los hombres reales, como un conjunto de condiciones objetivas
que pueden y deben ser estudiadas – al decir de Gramsci - con los métodos de la filología y
no de la especulación.
Cabe destacar que una sociedad no es una yuxtaposición de niveles estructurales sino un
conjunto contradictorios de relaciones sociales, de comportamientos de actores sociales, la
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sociedad es “el producto de la actividad recíproca entre los hombres” y debemos aquí
rescatar de las Tesis de Feuerbach, por un lado la del educador educado que marca el
proceso en que el hombre actúa y transforma la estructura, la unidad del proceso real y por
el otro, la proposición marxista de que los hombre toman conciencia de sus conflictos en
las estructuras en el terreno de las superestructuras y así se reafirma que las
“superestructuras” son una realidad y no un mero reflejo de la estructura.
Pero esta autonomía relativa de las acciones humanas no implica que la acción política gire
en el vacío, porque justamente se trata de encontrar la correspondencia entre los diferentes
tiempos: el económico social y el económico - político.
En este punto toda transformación económica implica seguramente la existencia de nuevos
actores sociales y determina la aparición de nuevos protagonistas en el espacio de las clases

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Marx: Carta a Annenkov, 1946.
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pero su representación política se demorará. Esta situación suele desviar la línea principal
del conflicto y, sin embargo esos rezagos de la política vieja puede ocupar el escenario
central durante un presente pero que si uno lo mira desde la previsión de futuro puede ser
absolutamente secundario. Toda etapa se cierra primero en el plano económico social que
en el político.
Y todo análisis de la lucha de clases implica comenzar por “descartar la arbitrariedad
subjetiva” al decir de Mao, es decir analizar los campos de interés de las clases y sus
posibles enfrentamientos y alianzas en el terreno objetivo. Es lo que Gramsci afirmaba -
exagerando – al decir que el análisis de la relación de fuerzas “puede ser medido con los
sistemas de las ciencias exactas o físicas”. O mejor dicho puede permitir “controlar el
grado de realismo y de posibilidad de realización de las diversas ideologías que nacieron
(...) en el terreno de las contradicciones que generó durante su desarrollo”.
Luego ingresa en el método gramsciano el segundo grado de análisis que es el de la
relación de fuerzas, el político, que marca el grado de “homogeneidad, autoconciencia y
organización alcanzado por los diversos grupos sociales”. Y es en este espacio de análisis
en dónde adquiere significado el seguimiento de las instituciones de la sociedad civil,
porque son esas instituciones el escenario de la lucha política de clases. Es decir que si para
analizar el funcionamiento del sistema hegemónico debe analizarse el determinante “en
última instancia” para desestructurarlo lo dominante a analizar son los conflictos en el
plano de la política. Desde ese lugar es necesario entender que cualquier análisis de la
coyuntura debe realizarse teniendo en cuenta las relaciones de fuerzas al interior de las
instituciones, porque es en estas en donde el estado ampliado realiza su sistema
hegemónico. (el concepto de Hegemonía en Gramsci en institucionalista y no solo
ideológico).
Por otra parte no hay que olvidarse que dado que el capitalismo es un sistema que se
desarrolla a nivel mundial siempre simultáneamente al análisis de las relaciones sociales
objetivas que predominan en el interior de un país es necesario acompañarlo con el análisis
del proceso de acumulación a escala mundial.
En este sentido hay que tener en cuenta que el capitalismo en su fase imperialista implica
que necesariamente este deja de ser un factor externo al territorio y a la política nacional
para transformarse en un factor interno, incluso estructural de la economía nacional.
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A partir de estas características es que habría que analizar cuales son los campos de interés,
las alianzas, cual es el nudo estructural de las contradicciones del sistema en esta formación
económico social determinada y también ver lo que serían las contradicciones secundarias
que operan en el interior de cada alianza. Sin embargo por fina que sea la lectura de estos
factores nos mantiene todavía en el plano económico social del análisis; pasar al nivel de
las relaciones de fuerzas políticas es dar el salto cualitativo en el análisis. Mirar la
contradicción principal en el primer nivel es el punto de partida pero nunca el de llegada,
que debe darse en el espacio de la lucha concreta por el poder político. Pero si no se respeta
el punto de partida es imposible la constitución de un bloque histórico alternativo, es
imposible la correspondencia entre el nivel económico- social de la contradicción y el nivel
político social.
Este es el eje vertebrador: la correspondencia entre los intereses objetivos y su
actualización en el plano de la política de poder, al tiempo que relacionar predominio
económico con hegemonía en el interior del otro bloque.
Por lo expuesto es que todo análisis de la coyuntura (y eso es una línea política) supone
integrar el examen del sistema de contradicciones tal cual se da en la estructura ( para
definir el tipo de revolución y las condiciones de constitución de las fuerzas sociales) con la
especificación de los aspectos principal y subordinado de ese sistema de contradicciones, es
decir la correlación de fuerzas tal cual se da que es cómo se define la etapa.

Bibliografía
Gramsci, Antonio: “El moderno príncipe” en Gramsci, Antonio: Notas sobre Maquiavelo,
sobre política y sobre el estado moderno. México, Juan Pablo editora, 1975.
Marx, Carlos y Engels, Federico: “Carta a Annenkov”, en Correspondencia. Buenos Aires,
Cartago, 1946.
Portantiero, Juan Carlos: “Política y clases sociales en la Argentina actual”, en Pasado y
Presente Nº 1. Abril – Junio 1963.

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