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El edificio del museo fue concebido como una gran pirámide trunca de concreto armado,

inspirada en los antiguos santuarios Mochicas. El concepto arquitectónico se basó en la


memoria histórica de esta cultura. La estructura volumétrica está basada en prismas,
formando una combinación de pirámides truncadas y agudas que recuerdan montañas y
santuarios. Los prismas del volumen se definen mediante bruñas longitudinales inspiradas
también en los paneles verticales y modulares de la típica arquitectura Mochica.

En los cinco espacios culminantes y centrales se colocaron reproducciones de gran formato de


los estandartes metálicos descubiertos en las Tumbas Reales de Sipán. El color rojo del edificio
está tomado de las antiguas fachadas Mochicas donde también se combina el amarillo ocre de
las bruñas.

El ingreso al edificio del museo es a través de una larga rampa en forma de L, de gran armonía
en sus 58 m. de extensión, que impone también una suerte de acceso ritual al Museo –
Mausoleo y recrea el espíritu de los templos Mochicas.
El museo tiene un recorrido descenderte. De manera que se conduce al visitante al tercer nivel
a través de la rampa, que evoca los antiguos centros religiosos como la Huaca de la Luna, para
luego ir descendiendo al interior del museo hasta terminar el recorrido en la plaza hundida.
Una de las cualidades más destacadas de este museo es su museografía, se intenta replicar el
proceso de descubrimientos que realizaron los arqueólogos en la excavación original.
La fachada del lado Este es de color rojizo, masiva y corpulenta, rítmicamente dividida por unas
bruñas amarillas, que acompañan la pendiente y al mismo tiempo evidencian la pensada
modulación del edificio. Los colores del conjunto recuerdan también a los utilizados en
la Huaca de la Luna.

La fachada resalta la forma de los prismas que se engarzan a 45 grados, dejando leer la
geometría cuadrada de su generatriz. En ellos se ubican cinco esculturas de bronce que
replican los estandartes hallados en la tumba.

A la fachada este se contrapone la cara sur, más escultórica y transparente, que enfrenta a la
plaza hundida. Aquí se hace clara la colisión de los prismas que generan entre sí el espacio
para una mampara trabajada con una trama metálica azul girada, que conforma la salida del
museo. ¿Sería ésta acaso una referencia a los paños que se encuentran en los murales de la
Huaca de la Luna?
La plaza hundida, además de ser una expansión a la salida del museo, es otra referencia a la
arquitectura moche. Sin embargo, un elemento contemporáneo es la modulación, que se hace
evidente en la trama amarilla de los pisos y que corresponde con las bruñas del conjunto.

Otro elemento interesante en el volumen es la rampa, que ha sido separada del volumen
principal por un puente para no quitarle pureza a la volumetría del museo.

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