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EL EDIPO (PROHIBICION DEL INCESTO)

Tomando como referente el mito griego DE ROBERT GRAVE

EDIPO HIJO DE LAYO Y YO CASTA CON LA CUAL SE CASA Y ENGENDRA CUATRO HIJOS
(Herotes, polineo, Antígona y Meneses).

Edipo núcleo central de psicoanálisis para Freud como dice lacan si lo sacos al Edipo el
psicoanálisis es un delirio.

Edipo tiene la desgracia, la tragedia, Edipo es un comienzo de un análisis, un paciente que


toca a nuestra puerta entiende que algo trágico le está atravesando o sucediendo, esa
tragedia de repente podríamos convertirla en un drama.

Edipo es la ignorancia que pretende saber sobre el deseo, lo de finimos a si un poco por que
por eso digo que es el comienzo de un análisis, porque el síntoma neurótico lo podríamos
escribir como un saber y por abajo algo en el orden sexual.

Edipo lo que nos va a señalar es que la madre es un lugar necesario pero prohibido. Es un
lugar de conflicto es decir que es un mal lugar.

¿Y qué es lo que va a llevarnos a considerar tan fundamental el Edipo en el psicoanálisis?

Justamente Edipo funta la estructura, digamos el deseo de la madre para nosotros el deseo
de la madre es el deseo de la madre y el deseo de la madre ¿qué es? es el falo, que a su vez
es un deseo doble, un deseo incestuoso y un deseo parricida. El Edipo se resume en una
síntesis simple acostarse con la madre y matar al padre.

Entonces la madre es la causa justamente del cuerpo erógeno.

¿Para qué le sirve a Freud el mito Edipico? Para responder básicamente a un pregunta que
es la realidad. Porque nosotros lo tenemos que entender que el Edipo es como dice Lacan
en el seminario RSI clase del 13 de enero del 75, Edipo ES LA REALIDAD PSIQUICA.

Le sirve a Freud para saber que es la realidad y para saber cómo es que el deseo se
introduce en el sujeto, que lo causa, HABRIAMOS DICHO QUE EL SUJETO NO TIENE UN DESEO
SI NO QUE EL DESO LO TIENE y para también saber cómo el sujeto llega amar.

¿Qué es lo que plantea Freud? Freud plantea un triángulo inicial, donde se articula la madre
el padre y el niño. Pero que hace Lacan con este triángulo, la can va a decir que hay algo en
común entre la madre y el niño y que tiene en común un deseo y lo nombra falo, el
significante del deseo el padre aparece como un cuarto elemento, es decir que el niño va a
querer ser el falo para satisfacer a la madre, aquí comienza el síntoma neurótico, es decir
que el deseo se organiza alrededor de una falta. Que importante es el Edipo es el
organizador de un deseo, es decir que el falo es lo que va movilizar esa dinámica deseante.
Edipo circulación de falo. La dinámica DECEANTE circula atreves del falo. EL EDIPO NO ES
UN COMPLEJO COMO YA LO DIGUIMOS EDIPO CURTIO CON SU MAMA Y MATO A SU PAPA
NO TUVO NINGUN COMPLEJO. EL COMPLEJO EN PSICOANALISISI SE LLAMA COMPLEJO DE
CASTRACION.
ARTICULO:

¡COMPLEJO DE EDIPO!
En psicoanálisis, el complejo de Edipo, a veces también denominado conflicto edípico, se
refiere a un conjunto complejo de emociones y sentimientos infantiles caracterizados por la
presencia simultánea y ambivalente de deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores.

Freud define el complejo de Edipo como el deseo inconsciente de mantener una relación
sexual (incestuosa) con el progenitor del sexo opuesto y de eliminar al padre del mismo sexo
(parricidio).

Freud describe dos constelaciones distintas en las que se puede presentar el conflicto
edípico:

COMPLEJO DE EDIPO POSITIVO: odio o rivalidad hacia el progenitor del mismo sexo y
atracción hacia el progenitor del sexo opuesto.

COMPLEJO DE EDIPO NEGATIVO: amor hacia el progenitor del mismo sexo, así como
rivalidad y rechazo hacia el progenitor del sexo opuesto.

La teoría de Freud.

Distingue en el desarrollo psicosexual de los niños tres etapas principales: la oral, la anal y la
fálica.

El período de manifestación del complejo de Edipo coincide con la llamada fase fálica
(pregenital) del desarrollo de la libido, es decir aproximadamente entre los 3 y los 6 años de
edad y se acaba con la entrada en el período de latencia. De acuerdo con la teoría freudiana,
el complejo se revive en la pubertad y esta reaparición declinaría a su vez con la elección de
objeto, que abre paso a la sexualidad adulta.
EL INCONSCIENTE DEL NIÑO Y LA NIÑA
El niño y la niña siempre han tenido un lugar tan importante en nuestra cultura. Sin
embargo, la infancia en la actualidad tiene un desafío. Es un claro desafío social, político y
económico. Ella y él hacen presente una fuerza que mantiene vivo el vínculo familiar y
representa en sí mismos un mensaje de amor y de esperanza. Funda la idea de la familia
como estructura que los acoge y los cuida. Él o ella es el producto de una pareja nueva,
portadora de un deseo asumido. Si bien la idea de la pareja actual ya no se acompaña de los
ideales de fidelidad y de eternidad, se ve reforzada la pareja de padres y madres fieles a sus
hijas e hijos. Estas nuevas familias son una invención de nuestra época. El niño y la niña es
causa de ello es la causa de ello.

Desde su nacimiento, la niña y el niño están tomado por los significantes de lo que será su
historia, es decir, que existe ya un cierto lugar en el discurso de sus padres. Todo lo que
dicen estos sobre el niño y la niña que nacerá constituye ya un discurso articulado, que va a
influir en ella y él. Pero hay también lo que no se dice, o lo que no ha podido ser escuchado
en las generaciones precedentes y de lo que nosotros somos más o menos prisioneros. La
historia de un sujeto no empieza con su llegada al mundo. Él se inscribe en una continuidad
con relación al saber inconsciente. Ser niña o niño es también recibir un nombre y un
apellido. El nacimiento es, de entrada, un acontecimiento biológico que tiene una
implicación social. El recién nacido entra en el mundo y debe ser declarado como nuevo ser
viviente. La declaración de nacimiento constituye la marca irreversible de su existencia. Este
acto es también simbólico, puesto que inscribe a esta niña o niño en un linaje determinado
por su papá y mamá. Lleva el apellido de uno de ellos o de los dos. Desde el momento en
que se le priva de un apellido (porque su madre, por ejemplo, quedó embarazada sin padre
reconocido), el niño o la niña corre el riesgo de no poder nunca inscribirse en la relación con
el Otro, o muy difícilmente. El acontecimiento que produce en cada familia el nacimiento de
un bebé permite también a cada uno situarse de nuevo en la genealogía de la historia de su
familia.

Otros discursos se apiñan en torno a la niña o al niño. Son los discursos educativos,
pedagógicos, psicológicos, el discurso médico y el de la justicia. Todos ellos asumen
funciones cruciales en la aprehensión de situaciones complejas, y también ordenan
posiciones que influyen en el concepto mismo del niño, en su protección, su salud y su
educación. En la segunda mitad del siglo XX, el niño y la niña aparecieron como un sujeto de
derecho. El legislador notificó los deberes que se tienen con respecto a ella y él y crea
lugares en los que se reflexiona acerca de su propio ser, sus necesidades, lo que deben
recibir para crecer y convertirse en un ciudadano capaz de ser feliz y de responder a las
exigencias morales y cívicas. Esto ha modificado radicalmente el estatus del niño y la niña .
Actualmente, la cuestión de la protección de los menores en lo referente a abusos sexuales
ha permitido levantar uno de los tabúes esenciales concernientes a la sexualidad de los
mayores con los niños y niñas, sobre todo la pedofilia y el incesto. Es notable que esta
cuestión pudiera formularse en el momento en que se descubrió la incidencia de la
prostitución infantil en los países pobres. Para admitir lo que uno no quiere saber sobre sí
mismo, se debe pasar por lo que sucede en los otros. En cuanto al enfoque evolucionista,
asistimos a una recuperación del éxito que tuvo en otro momento entre educadores y
madres y padres.

Además, hasta apenas unos pocos años se ha reconocido los malestares que aquejan a las
niñas y los niños. La niña y el niño también sufren. Por ejemplo, la soledad de la niña o el
niño que sufren no está reconocida. Los acontecimientos de la vida infantil están
frecuentemente infravalorados, como si no fueran suficientemente graves. Los adultos
tienden a oír las quejas del niño y la niña sin preguntarse verdaderamente sobre los dramas
que dichas quejas esconden. Muy a menudo, las niñas y los niños repiten que no pueden
confiar en sus padres. Esta soledad del niño y la niña no aparece siempre bajo la forma de la
tristeza y de la pena. Lo hacen a veces bajo la máscara de la marginalización, del engaño, de
la agresividad y de la agitación. Para desviar sus tensiones, no utiliza, como lo haría el adulto
o incluso el adolescente, los artificios del alcohol o de las drogas, u otros medios.
Únicamente sus síntomas pueden esconder su tristeza. Habitualmente, la niña o el niño se
abandona. Se pierde, sueña, no escucha, rechaza lo que se le da, sin ni siquiera darse cuenta.
Se hace el sordo y se protege así de todo lo que le rodea y le agrede. Ve la televisión para
olvidar quién es y en quién deberá convertirse. El niño o niña afligida no sabe lo que podrá
hacer más tarde, pues más tarde no tiene sentido para ella o él. Este niño o niña han
interrumpido el sentido de su vida. No sabe que está triste y no podrá decirlo si no hay
alguien que se dirija a ella o él. Cuando aparece un malestar, los padres y madres deberían
preocuparse y no intentar minimizar su alcance. La infancia es un momento que determina la
vida futura de todo individuo. F. Dolto decía que todo se juega para un sujeto antes de los
cinco años. Para la construcción de un niño y una niña, es cierto que los primeros años son
cruciales. Pero los años posteriores pueden ser también importantes y marcar
definitivamente la relación del sujeto con su devenir. Ahora bien, la falta está siempre ahí, es
así por estructura. Es incluso necesaria para la estructuración de la personalidad del sujeto.
Todo padre lleva la falta del nacimiento de su hija e hijo: «¿Por qué me tuviste? Yo no te lo
pedí», se le repite en ocasiones, incluso en forma de «Gracias por haberme tenido», que
viene a recubrir la falta.
COMO CRIAR PARA QUE TU HIJA E HIJO SEAN TIRANOS
En la terapia dentro de la consulta privada, se puede observar claramente el deseo de
madres y padres que tratan de criar a sus hijos e hijas de la mejor manera posible ante las
dificultades de los tiempos modernos, sin embargo, este deseo bienintencionado tiende a
provocar el efecto contrario; en lugar de criar niños y niñas honestos, responsables y
solidarios, se terminan llevando a patrones de interacción contraproducentes, que en
realidad contribuye a que sus hijos e hijas se conviertan primero en niñas o niños
caprichosos, después en adolescentes déspotas y finalmente en verdaderos “tiranos”.

A continuación, se explicará, de manera paradójica, recomendaciones concretas y operativas


para educar hijas e hijos tiranos.

Con las siguientes enseñanzas se logrará educar hijos e hijas que se adaptaron
perfectamente a un nuevo escenario social. Chicos y chicas que sabrán imponerse, qué
sabrán luchar y dejar atras a sus adversarios, que serán capaces de someter y dominar a sus
semejantes, imponer sus puntos de vista y satisfacer sus propios caprichos sin reparar en las
necesidades ni en los sentimientos de los de los demás. Criaturas competitivas,
emocionalmente insensibles, despiadadas a la hora de conseguir sus propios fines. En
definitiva, tiranos eficaces.

Ser tirano no es una tarea fácil, requiere dotes, cierto talento , pero también la aportación
desinteresada de otras personas. Y sobre todo, lugar para la práctica. En la escuela se
ofrecen muchas posibilidades de ejercitar el noble arte de la tiranía y refinar la maldad con
los semejantes, ya que las diferentes formas de acoso escolar son excelentes ocasiones para
practicar el maltrato, afirmar la violencia y aprender a salir impune de este tipo de
situaciones. Sin embargo, el mejor lugar donde se puede aprender esta tiranía sigue siendo
en la propia familia.

Para poder crear a un buen tirano hay que entender que en la infancia es cuando se
adquieren en buena medida los hábitos, actitudes, y estilos de relación que marcaron la vida
adolescente y adulta. Por este motivo, es importante establecer las pautas que pueden
contribuir a que los hijos e hijas empiecen a mostrar conductas caprichosas, manipuladoras y
respuestas desde muy pequeños. Todas ellas se corresponden con las grandes estrategias: o
bien no poner límites, cediendo constantemente y permitiendo que su retoño sea el que
lleve el bastón de mando en la familia, o bien adoptar un estilo coercitivo y agresivo como
padres y madres. En el primer caso, es probable que su hijo o hija responda ocupando el
espacio relacional que papá y mamá gentilmente le ceden y adquiriendo cada vez más
poder; en el segundo, la respuesta tiránica surgiera como una imitación de la conducta de
papá y de mamá y como reacción a la agresividad adulta. En los dos casos, se estarán
sentando las bases para crear un buen tirano.

El servir a todos los caprichos es una de las pautas más eficaces para que las niñas y los niños
empiecen a ser caprichosos, pasen a ser progresivamente más exigentes y terminan siendo
unos pequeños déspotas incapaces de tolerar la más mínima frustración y , por tanto, a
reaccionar de manera alterada ante esta frustración.
Por un lado, es relativamente fácil ceder ante las niñas y los niños que al fin y al cabo son
adorables, saben poner esas caritas de ilusión cuando algo les apetece y que a la vez están
equipados con gargantas poderosas para aterrorizar a cualquiera con sus gritos o sus llantos
sino se les concede. Por otro lado, una vez que se empieza a ceder, la tendencia casi natural
es ir haciéndolo cada vez más, antes y en más cosas. Las niñas y los niños nacen con un
manual de refuerzo bajo el brazo y de forma espontánea saben premiar cada sesión de los
padres y madres y castigar cada demora en la gratificación. Y las madres y padres, además,
tienden a creer que son ellos los que están controlando a sus hijos e hijas al concederles lo
que les exigen, lo que contribuye a avanzar en una espiral de sesiones y exigencias.

Donde manda una niña a un niño, no manda ningún adulto. Esta directriz resulta algo más
costosa de llevar a la práctica, pero se ha observado que cada vez es más popular y son más
padres y madres que consiguen aplicar la. Se trata de que la niña o el niño tengan siempre la
prioridad, de modo que sus necesidades se antepongan a la de los adultos. De este modo,
aprende desde pequeño que es más importante que los demás, un aprendizaje crucial para
cualquier tirano que se precie de serlo. Una forma eficiente de aplicar esta pauta es dejar
que el tomé la mayoría de las decisiones que afectan a la familia, las actividades que se
realizarán el fin de semana hasta dónde pasar las vacaciones o qué nombre poner al
hermanito.

La irresponsabilidad es una de las grandes vías hacia la conducta tiránica, ya que la persona
que no se responsabiliza de sus actos tiene siempre más fácil exigir a los demás que le
satisfagan y culpabilizarlos si no lo consiguen. Una estrategia para propiciar la falta de
responsabilidad desde las más tiernas y edades consiste en hacer las cosas por su hijo o hija
en vez de exigirles que las hagan. Resulta interesante constatar que muchos padres aplican
esta eficaz pauta, pero no porque pretenden convertir a su niño o niña en un tirano, sino con
la extraña idea de que lo hacen más responsable resolviendo le sus cosas.

Entrenar a su hijo o hija para tener rabietas es de suma importancia, ya que, si se aplica bien,
se estarán poniendo los cimientos de conductas tiránicas futuras: el adolescente que estrella
el control de la televisión contra el suelo y se marcha rompiendo la puerta está teniendo una
rabieta en versión casi adulta; la muchacha que se encierra en la habitación y empieza a
destrozar la se está graduando en la “rabietología”. Sí desde pequeños los niños y las niñas
aprenden que una rabieta sirve para revertir una negativa inicial de los adultos, aprender a
también a ir adaptando la forma de las rabietas según se vayan haciendo mayores. Existen
diferentes formas de promover estas conductas en las niñas y en los niños, la más sencilla es
ceder ante ellas. Aunque una buena idea es adelantarse a la mala conducta del hijo o la hija
explicándole cómo portarse mal. Esto será de manera habitual cuando los progenitores
crean verdaderas profecías auto cumplidas al explicarle con detalle a su hijo o hija todo lo
que NO debe hacer a continuación: “vamos a ir con el médico, Ni se te ocurra escaparte
corriendo ni tirarte al suelo ni ninguna de esas cosas”. Estas son instrucciones precisas sobre
cómo molestar al adulto y acerca de cómo multiplicar las posibilidades de salirse con la suya.

Por último, una manera diferente de abordar la creación de un tirano es la de servir como
modelo sobre cómo comportarse de forma despótica, proporcionando un valioso ejemplo
que seguir. Esta estrategia no es del todo fácil de utilizar, ya que implica que mamá o papá
tomen la iniciativa y se adelante a su hijo o hija tratando los males. Un factor que se puede
agregar a esta forma de crianza es el de no elogiar, ni alabar nunca los logros de su hijo o
hija, pero si criticar sus fallos, que serán muchos, si realmente se consigue que las exigencias
sean excesivas. De esta forma, se irá minando su autoestima y promoviendo su inestabilidad
emocional, lo que aumentará las posibilidades de que se comporten de manera
desequilibrada y agresiva.

Siguiendo esta forma de crianza, se logrará de manera exitosa que el niño o la niña se
conviertan en un perfecto tirano. Es aquí, donde los padres y madres verán culminado su
éxito al internar a su hija o hijo en algún Centro Educativo para chicos difíciles, expresando la
loable intención de que allí les inculquen control o disciplina. De esta forma se delegará la
responsabilidad de la crianza a otras instituciones, no sin antes mencionar los constantes
esfuerzos como madre y padre que realizaron para que su hijo o hija tuvieran un sano
desarrollo pensando en un futuro de bienestar.

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