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El niño en el grupo de pares

Los grupos de pares están formados por niños del mismo origen racial o étnico y de
posición socioeconómica similar.
Efectos positivos y negativos de las relaciones con los pares
Los niños se benefician cuando hacen cosas con sus pares. Desarrollan las habilidades
necesarias para practicar la sociabilidad y la intimidad, lo que les permite obtener un
sentido de pertenencia. Tienen motivación de logro y adquieren un sentido de identidad.
Aprenden roles y reglas, así como habilidades de liderazgo, comunicación y cooperación.
Por el lado negativo, el grupo de pares puede reforzar el prejuicio: actitudes desfavorables
hacia los extraños, en especial hacia miembros de ciertos grupos raciales o étnicos
(Papalia, Feldman, & Martorell, 2012).
Popularidad
La popularidad adquiere más importancia durante la niñez media.
Es posible medir la popularidad de dos formas cuyos resultados pueden diferir. Para medir
la popularidad sociométrica los investigadores preguntan a los niños quiénes entre sus
pares les agradan más y menos. Dichos estudios han identificado cinco categorías en los
grupos de pares: populares (jóvenes que reciben muchas nominaciones positivas),
rechazados (los que reciben muchas nominaciones negativas), ignorados (los que reciben
pocas nominaciones de cualquier tipo), controvertidos (los que reciben muchas
nominaciones positivas y negativas) y promedio (los que no reciben un número inusual
de nominaciones de cualquier tipo). La popularidad percibida se mide preguntando a los
niños quiénes son más queridos por sus pares (Papalia, Feldman, & Martorell, 2012).
Amistad
Los niños pasan buena parte de su tiempo libre en grupos, pero sólo hacen amigos como
individuos. La popularidad es la opinión que tiene el grupo de pares sobre un niño, pero
la amistad es una vía de dos sentidos.
Los niños buscan amigos de edad, sexo e intereses similares.
Con sus amigos, los niños aprenden a comunicarse y a cooperar. Se ayudan a resistir
situaciones estresantes, como el inicio en una escuela nueva o el ajuste al divorcio de los
padres. Las inevitables peleas les permiten aprender a resolver conflictos.
Agresión y acoso escolar (bullying)
Durante los primeros años escolares, la agresión disminuye y cambia de forma. Después
de los seis o siete años, la agresividad de la mayoría de los niños disminuye a medida que
se hacen menos egocéntricos, más empáticos, más cooperativos y capaces de
comunicarse. Pueden ponerse en el lugar de otro, entender los motivos de la otra persona
y encontrar formas adecuadas de afirmarse.
Agresores y víctimas
La agresión se convierte en acoso escolar (bullying) cuando se dirige de manera
deliberada y persistente en contra de un blanco particular: una víctima. El acoso escolar
puede ser físico (golpes, puñetazos, patadas, o bien daño y hurto de pertenencias
personales), verbal (insultos y amenazas) o bien relacional o emocional (aislamiento y
chismes, por lo general a espaldas de la víctima). El acoso escolar (bullying) puede ser
proactivo —realizado para demostrar dominio, reafirmar el poder o ganar admiración—
o reactivo, esto es, en respuesta a un ataque real o imaginario (Papalia, Feldman, &
Martorell, 2012).

Referencias
Papalia, D., Feldman, R., & Martorell, G. (2012). Desarrollo Humano. México D.F.:
McGRAW-HILL.

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