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Vol. 1 Nº 1 págs. 1-12.

2003
https://doi.org/10.25145/j.pasos.2003.01.001
www.pasosonline.org

Editorial

Patrimonios culturales y turistas: Unos leen lo que otros


miran1

Agustín Santana Talavera †


Universidad de La Laguna (Islas Canarias, España)

Resumen: Cada vez con mayor frecuencia observamos como se atribuye el crecimiento turístico a la
oferta cultural de los destinos. Evidentemente algo de ello es cierto, pero ¿es realmente la cultura, el
patrimonio y legado cultural de los pueblos, lo que activa el flujo turístico hacia un destino? Los destinos
y los que desean ser destinos se engalanan y afanan en atraer cuantos más visitantes mejor. Del éxito de
sus atractivos dependerá su reproducción. En esta tarea el uso de los recursos se vuelve intensivo. Me-
dioambiente, ocio, deportes, espacios, eventos de cualquier naturaleza y, por supuesto, la cultura local
son aptos para tal fin. Sin embargo, salvo aquellos preparados explícitamente para el turista, no todos los
recursos poseen la capacidad de poder ser presentados, contemplados y entendidos en su complejidad.
Deben ser adaptados para un uso repetitivo, rápido, ameno y sencillo, preparados para la mirada, no para
la lectura. Esto hace pensar en la posibilidad de que sobre un mismo lugar, evento o artefacto patrimonial
puedan pesar varias versiones, varios argumentos según sus destinatarios y usos. Desde este punto de
vista existiría un patrimonio cultural para el turismo que podría o no ser activado, promovido y consumi-
do exclusivamente motivado por intereses económicos.

Palabras clave: Turismo; Patrimonio cultural; Autenticidad; Representación; Consumo

Abstract: Tourist growth is attributed, each time more habitually, to the cultural offer of the destina-
tions. That idea is in some way true, but is it really the culture, the patrimony and cultural legacy of the
towns, what activates the tourist flow towards a destination? The destinations and those that want to
become destinations are dressing out and toiling in order to attract more and more visitors. Their success
will depend on the success of their attractiveness. In this task, the resource use becomes intensive. Envi-
ronment, leisure, sports, spaces, events of any nature and, of course, the local culture are useful for such
an end. However, except those designed explicitly for the tourist, not all the resources are able to be
presented, contemplated and understood in their complexity. They should be adapted for a repetitive,
quick, interesting and simple use, ready for a glance, not for reading. This makes possible that for the
same place, event or patrimonial device may exists different versions, several arguments according to the
target groups and uses. From this point of view, would exist a cultural patrimony that could be activated,
promoted and consumed or not, exclusively due to economic interests linked to tourism development.

Keywords: Tourism; Cultural heritage; Authenticity; Representation; Consumption


Doctor en Antropología Social. Instituto Universitario de Ciencias Políticas y Sociales y Departamento de Prehisto-
ria, Antropología e Historia Antigua de la Universidad de La Laguna (Tenerife, España). E-mail: asantana@ull.es

© PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. ISSN 1695-7121


2 Editorial. Patrimonios culturales y turistas

Introducción vida de sus gentes y/o administrados. Se


insta entonces a las poblaciones a mante-
En 1972, de manera simultánea al inicio ner sus estilos de vida “tradicionales”, su
de una crisis energética, los gobiernos co- “identidad” –que debe ser manifiesta- y su
mienzan a mostrar su interés, de una for- espíritu “auténtico”, para obtener el bene-
ma diferente al manifestado hasta enton- plácito de una clientela supuestamente
ces, por los problemas asociados al medio ávida por el contacto con otras culturas y
ambiente y la diversidad cultural2 . Las modos de vida.
décadas siguientes, en un ejercicio de reco- Impulsado en gran medida por el consi-
nocimiento y percepción, favorecieron el derable declive que han experimentado la
desarrollo y arraigo de ideas que conjuga- agricultura, la ganadería, la pesca artesa-
ban el conservacionismo y la preservación nal y la explotación de las zonas boscosas,
con la rehabilitación o restauración. Los el turismo pasa a ser considerado como el
años noventa apuntan a la creación de una nuevo maná venido del cielo, proveyendo de
‘conciencia colectiva’. Pero los problemas oportunidades de empleo y negocio para las
siguen ahí. poblaciones que, en casi todos los casos, se
Igual que el pantalón vaquero pasó de vinculan por cercanía o tradición con un
prenda de trabajo a moda (cuanta más apa- entorno ‘natural’ determinado. Sin embar-
riencia de usado más atractivo, más autén- go, los promotores rara vez toman en consi-
tico), la cuestión del medio, el patrimonio deración otros elementos que intervienen y
cultural, la ecología y lo ‘orgánico’, son ac- representan, en mayor o menor medida,
tualmente aspectos consustanciales a la costos que deben asumir los residentes. Los
vida cotidiana, a la política, a la planifica- cambios sociales y culturales que se produ-
ción y a los negocios. A esta ‘preocupación’ cen, entre otras causas, por efecto del desa-
se une un nuevo problema, que no es otro rrollo de las actividades turísticas o por la
que el de la sostenibilidad, la preocupación mera esperanza de la llegada de los turis-
por el futuro que heredarán las próximas tas, suelen quedar al margen de la planifi-
generaciones. El turismo, expresión de un cación y la información.
mercado globalizado, no se iba a quedar al A fin de preservar la diversidad biológi-
margen. De una parte, y aprovechando el ca y/o cultural, los estados de más de 160
interés suscitado, aparecen de la nada una países han establecido algún tipo de protec-
multitud de productos más o menos nove- ción a diversas áreas y sobre diferentes
dosos. De otra, se dota a políticos, gestores, bienes, implicando en la mayor parte de los
planificadores y empresariado, de unos casos un uso restringido de los mismos,
argumentos, socialmente aceptados, para prohibiendo el uso de los recursos, la cons-
justificar la explotación turística de áreas y trucción de viviendas y la práctica de acti-
poblaciones que, hasta el momento, estaban vidades productivas tradicionales. Parale-
al margen de la actividad. Una vez más, el lamente, esos territorios y bienes han pa-
turismo ha mostrado su actuación como un sado a constituir, en sí mismos, un recurso
sistema capaz de adaptarse al paso del para las poblaciones y gobiernos en tanto
tiempo y a las diversas formas de pensa- en cuanto conforman uno de los atractivos
miento y producción, modelable según las principales para la actividad turística. Esas
demandas y, a su vez, generador de esas áreas, saberes y edificaciones son entonces
‘necesidades creadas’. social e institucionalmente construidas
El marco diseñado al efecto no deja fue- como destinos, incluyendo generalmente
ra ningún área, incluyendo cualquier ex- una imagen y un discurso cultural –no neu-
presión cultural y ecosistema para su pro- tral ni pasivo- más o menos determinado
moción como producto y/o destino en sí por los valores locales puestos en uso, ahora
mismo. Tomado como eje para la conserva- con función recreacional.
ción, el desarrollo y la modernización, esta El área natural o el bien cultural, ahora
nueva cara del turismo ha involucrado a protegidos, se muestran así como un paisa-
múltiples organizaciones, poblaciones y je cultural (Saarinen, 1998: 160) sujeto a
gobiernos que, entrando en conflicto y com- transformaciones y reformas, emergiendo,
petencia, tratan de mejorar la calidad de cambiando y/o desapareciendo aquellos
Agustín Santana 3

rasgos o elementos que no encajan en su locales. El primero, en tanto que deberá


nueva forma. La tala y quema de bosques, producirse una reinversión en conservación
la roturación de nuevas tierras para el cul- y, a través del conocimiento directo del en-
tivo, la extracción pesquera de especies de torno, se observará una mejora de la con-
pequeño porte o por artes no selectivas, la ciencia hacia la protección. Las poblaciones
explotación maderera o la recolección de locales se verían beneficiadas (Dernoi,
subproductos del monte, la extracción de 1991) a través de la generación de ingresos
áridos (tierra, arcilla, arenas), etc. quedan complementarios, la reducción de la emi-
fuera de lo que, en muchas ocasiones, desde gración, la transferencia de ideas urbanas a
las ciudades y los centros de investigación rurales y la construcción de infraestructu-
se consideran prácticas ‘respetuosas’ con el ras alojamiento, transportes y vías de co-
medio, debiendo ser armonizadas con los municación, miradores, centros de interpre-
nuevos tiempos y expectativas que se pro- tación y museos, etc.), que no obtendrían
yectan sobre esos espacios y poblaciones. sin la ‘necesidad’ generada por la afluencia
En lo que al turismo respecta, superado turística. Sin embargo, la actividad turísti-
y modificado el turismo de masas tal y co- ca es extremadamente compleja, y la satis-
mo se entendió en las primeras décadas de facción de la clientela para ese destino ‘pro-
su desarrollo (1960-1980), la nueva idea de tegido’ impone algunos requisitos que van
la naturaleza, en particular, y del medio desde su concreción en una imagen un
ambiente, en general, se concentra en la constructo holístico según Um y Crompton,
idea de paisaje. Reproducible este como (1990: 432) a la implementación de activi-
conjuntos de productos consumibles por su dades rutas libres o guiadas, observación de
espectacularidad, exotismo diferencial, fauna, senderos fotográficos, participación-
refresco de las mentes, rutina turística o observación de labores y rituales tradicio-
por el mero prestigio que da el mostrar que nales, etc. Estos ajustes necesariamente
“se estuvo allí”. Pero se produce la paradoja tendrán efectos tanto sobre el entorno-
entre proteger espacios-saberes a través de paisaje como sobre los bienes culturales, a
su preservación absoluta reservarlos para los que habría que añadir aquellos deriva-
el futuro), conservarlos abriéndolos para dos de la congestión, como la generación de
uso recreacional de las nuevas formas de residuos, la compactación de suelos, el de-
turismo de masas (democratizar su consu- terioro de edificaciones y entornos produc-
mo) o conservarlos con un uso recreacional tivos, y la alteración de la vida animal como
de un turismo minoritario y capaz de pagar consecuencia de la presencia frecuente de
altas sumas lo protegido para disfrute de visitantes (Healy, 1991: 8). Pero tales im-
las elites socio-económicas pactos van a diferir de manera importante
Mientras que en el primero de los casos según las formas de turismo practicadas,
ocurre una forma de confiscación y conser- que deben ser consideradas tanto en la
vación ‘científica’, que no deja de ser apro- planificación y gestión como en el análisis
piación, en los dos siguientes se incauta el como en los productos ofertados.
bien para su utilización estética y, en algu-
nos casos, cultural (Urry, 1992: 17), sepa- ¿Es realmente la cultura, el patrimo-
rando los ecosistemas –en sentido amplio- nio y legado cultural de los pueblos, lo
de la producción primaria y ligándolos di- que activa el flujo turístico hacia un
rectamente a su consumo como bienes y destino?
servicios asociados. Con ello se entroniza la
conciencia cultural-ambiental que implica Hasta hace unos cuarenta años sólo
que el consumo visual no daña el entorno, unos pocos disfrutaban su tiempo de ocio en
frente a otras formas de explotación que forma de viaje. Se dieron entonces las con-
tendrían efectos directos, muy visibles e diciones económicas, tecnológicas y sociales
incluso irreversibles. necesarias para que, por primera vez en la
Siguiendo las máximas del desarrollo historia de la Humanidad, la gente comen-
sostenible, el uso turístico conllevará una zara masivamente a desplazarse, no moti-
serie de aspectos beneficiosos tanto en lo vados por las guerras, el trabajo o la fe,
que se refiere al entorno natural como a las sino por placer. Eran los turistas, gentes
culturas tradicionales de las poblaciones que pagaban por tomar el sol, por mojarse
4 Editorial. Patrimonios culturales y turistas

en el mar, por pasear por el monte; gentes prácticamente todo lo necesario, promovió
que vestían de maneras ‘absurdas’, se com- un sistema casi industrial para abastecerle
portaban de forma ‘diferente’ y gastaban de recuerdos, souvenir, comida rápida, alo-
dinero sin preocupación aparente. En un jamiento de baja calidad, transportes, ex-
plazo relativamente corto, los espacios se cursiones al por mayor, y otros muchos
modificaron, la geografía conocida se adap- bienes y servicios. Denostado por los impac-
tó para explotar económicamente los deseos tos que ocasionaba, por la congestión turís-
de aquellos “recién llegados”. Con ellos tica de algunas áreas, por las condiciones
también arribaron, casi de la mano, grupos laborales, por su estacionalidad, generó
cada vez más numerosos de gentes con es- importantes beneficios económicos tanto al
peranzas de encontrar un futuro laboral empresariado como a la fuerza de trabajo
prometedor o, al menos, una fuente de in- implicada directa o indirectamente en el
gresos capaz de permitir la acumulación de mismo. Con él, el término ‘turista’ -
capital a corto plazo. Llegaron también magnificado por el estereotipo del individuo
inversores de todas partes que, en la nece- con camisa hawaiana, pantalón corto es-
sidad tal vez inducida, preparaban el en- tampado, gafas oscuras, sandalias y calce-
torno para satisfacer el ansia de los visitan- tines- adquirió un sentido peyorativo que
tes y ofrecían, para conseguirlo, salarios aún perdura.
por trabajo y plusvalías por tierra. Los años ochenta abrieron paso a la
En su complejidad, se entiende que el consolidación de nuevas formas más sofisti-
turismo es el movimiento de gente a desti- cadas y, en principio, más elitistas de tu-
nos fuera de su lugar habitual de trabajo y rismo. Se iniciaron entonces de forma in-
residencia, las actividades realizadas du- termediada por tour operadores y centrales
rante su estancia en estos destinos y los de reserva el turismo rural, los viajes de
servicios creados para atender sus necesi- aventura y riesgo aparente, la pasión por la
dades (Mathieson y Wall, 1990 1986)), im- naturaleza y por lo exótico de otras cultu-
plicando e interrelacionando las motivacio- ras.
nes y experiencias de los turistas, las ex- Para este nuevo turista, la parte central
pectativas y los ajustes hechos por los resi- de su viaje está determinada por la posibi-
dentes del área receptora y los roles juga- lidad de participar en nuevas y profundas
dos por las numerosas agencias e institu- experiencias culturales, tanto en lo estético
ciones que interceden entre ellos, además como en lo intelectual, emocional o psicoló-
del importante grupo de culturas (Santana gico (Stebbins, 1996: 948), de experimentar
Talavera, 1997) y sus optimizaciones para la ‘cultura’ en el sentido de una forma dis-
el encuentro cara a cara de los diferentes tintiva de vida (Hughes, 1996: 707) Las
actores. actividades llevadas a cabo para satisfacer
Pero la actividad turística no ha sido, ni tal ‘curiosidad’ podrán consistir en la parti-
mucho menos, estática a lo largo del tiem- cipación en eventos locales, en el encuentro
po. Inicialmente vinculada a las clases so- cara a cara con gentes exóticas, con cultu-
ciales que disponían de economías sanea- ras distantes –en el espacio o en el tiempo-
das y que hacían de los lugares de vacación a la propia, en la observación directa de
una prolongación de su residencia habitual, monumentos, edificios, pueblos o ciudades
su popularización hizo necesaria la creación distintivos por su pasado real o hiper-real.
de estándares tanto en lo que se refiere al Pero también una nueva versión del
alojamiento como a las actividades y servi- turismo de masas que, adquiriendo el pa-
cios que se le ofrecían para su disfrute. Era quete de viaje y alojándose en grandes nú-
el turismo de masas, fundamentalmente cleos turísticos, demandaba actividades
atraído por el sol y las playas de fina arena. cercanas a las nuevas formas turísticas.
Impulsando un movimiento de millones de El sistema turístico se adaptó a las nue-
personas que, como riadas, llegaban a las vas demandas al tiempo que las creaba. En
limitadas áreas de acogida (la costa medite- muchos destinos consolidados empezaron a
rránea europea, algunos puntos de México tañer las campanas de los nuevos tiempos.
y el Caribe, y poco más) sin más pretensio- Serían capaces de rejuvenecer su imagen o
nes que disfrutar de su ‘viaje enlatado’, caerían arroyados por el surgimiento de
comprado como un paquete que incluía otras muchas áreas que ya no necesitaban
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de playas y paraísos aunque el referente de ting (Schouten, 1995: 21) no lo es en menor


este concepto también se ha ‘postmoderni- grado. Alguien –persona o grupo social-
zado’ y ahora casi todo el mundo puede selecciona unos elementos y momentos de-
ofrecer y disfrutar de un paraíso casi a me- terminados, y no otros. Alguien –persona o
dida de las necesidades El mercado comen- grupo social- les dota de contenidos más o
zaba a mostrar su flexibilidad y segmenta- menos esquemáticos, más o menos comple-
ción, el énfasis se puso sobre la experiencia
jos, que lo acercan a quienes serán sus
satisfactoria y la ‘calidad’ del turista un
usuarios. Ni siquiera es necesario que se
eufemismo para referirse al alto poder ad-
trate de una serie de episodios conectados
quisitivo y posibilidad de gasto en el desti-
no El turismo alternativo, con subproductos en el tiempo pasado, basta con que el resul-
como el turismo rural, el ecoturismo o el tado se muestre coherente y responda a la
turismo cultural, es hijo de tal situación, visión presente y preconcebida del ayer.
generando turistas-clientes de un carácter Esta elección sociocultural implica que el
marcadamente heterogéneo determinado, elemento tomado como patrimonio cultural
entre otras cuestiones, por sus preconcep- será teóricamente conservado y protegido,
ciones específicas –estereotipos- del entor- en tanto que será valorado por un signifi-
no-cultura de acogida y su capacidad para cado que traspasa su función material, su
variarlas según la realidad percibida en el cosificación, siendo entonces asumido como
destino. algo propio.
En general, y sobre todo referido a los Paradójicamente se puede observar co-
clientes interesados por lo rural y lo cultu-
mo el sitio o el hecho patrimonial varían de
ral, la demanda se centra en “lo que las
significado dependiendo de múltiples inter-
personas hacen” (Singh, 1994: 18) o se su-
eses y condiciones, viéndose envueltos en
pone que han hecho en el pasado. Son los
clientes del patrimonio cultural. complejos procesos sociales que tienen que
ver con la formación-recreación de las iden-
Pero ¿a qué patrimonio cultural nos tidades, la educación, la política, la econo-
referimos? mía y el disfrute del tiempo de ocio. Cada
forma de asumirlo y consumirlo derivará en
Muchas veces identificado de manera comportamientos diferenciales ante el obje-
solemne con la herencia, el patrimonio es to-sujeto del patrimonio cultural.
en sí mismo un concepto que alude a la Tales comportamientos, usos al fin y al
historia, que entronca con la esencia misma cabo, son los que podrían degradar y sub-
de la cultura y es asumido directamente vertir el patrimonio cultural, o todo lo con-
por los grupos locales. El patrimonio es trario. Precisamente por ello existen insti-
considerado por muchos como la síntesis tuciones dedicadas a la preservación patri-
simbólica de los valores identitarios de una
monial, leyes que promulgan limitaciones y
sociedad que los reconoce como propios
formas de uso, campañas de concienciación
(Iniesta i González, 1991: 2) y relaciona una
sociedad o cultura con su ambiente (Casa- de la importancia social y cultural de man-
sola, 1990: 31). Ello implica un proceso de tener ese legado. Resulta, cuanto menos,
reconocimiento, generalmente intergenera- chocante que alguien deba venir a enseñar
cional, de unos elementos (desde el territo- o descubrir lo que es ‘nuestro’ Limón Del-
rio a la genealogía) como parte del bagaje gado, 1999: 8 Tal vez lo que suceda es que
cultural y su vinculación a un sentimiento ese ‘nuestro’ es tomado como una propiedad
de grupo. colectiva y por tanto, salvo excepciones, con
Sin embargo la historia es selectiva y menos reparos para su utilización y consu-
cambiante, las cronologías son interpreta- mo que aquellas propiedades consideradas
bles y recreables (Fowler, 1992: 4), los como privadas. Tal vez lo que sucede es que
hechos objetivos sólo existen en la mente de la práctica cotidiana político-económico-
los científicos, y el patrimonio, como histo- educativa conduce a una separación de los
ria procesada a través de la mitología, la grupos sociales y lo que algunos conceptua-
ideología, el nacionalismo, el orgullo local, lizan como patrimonio.
las ideas románticas o los planes de marke-
6 Editorial. Patrimonios culturales y turistas

¿Un patrimonio cultural para el turis- combinar elementos de un amplio stock con
ta? el objetivo de conseguir un producto fácil-
mente aceptable por el mercado. De mane-
Si la población local, los supuestos depo- ra que, lejos del cientifismo, es sencillo en-
sitarios de ese patrimonio cultural-integral, contrar un monumento o yacimiento ar-
no lo vive como algo propio y se hacen nece- queológico vinculado a supuestas perviven-
sarias campañas promocionales del mismo, cias en la cultura local desde artesanías
siendo los estados e instituciones públicas hasta la gastronomía, el vestido y, cómo no,
las que deben consolidarlo y conservarlo, los rituales religiosos) a través de argumen-
entonces ¿es posible que, con un mínimo taciones más o menos idealizadas y creí-
esfuerzo, esos mismos elementos sean me- bles. Como refiere Schouten (1995: 11), una
tafóricamente apropiados por la empresa buena interpretación está basada en co-
privada y vendidos como parte de los atrac- nexiones realizadas con ideas y experien-
tivos de un destino? ¿es posible que sus cias que ya sean familiares y sobre el au-
destinatarios finales acaben siendo real- mento de la curiosidad de los visitantes.
mente los turistas? La ventaja de este tipo de interpretacio-
No existe una respuesta sencilla a estas nes patrimoniales, que lo son y tan válidas
cuestiones. Dependerá en gran medida del como cualquier otra, radica en la adapta-
condicional antedicho, esto es, el patrimo- ción de esas ‘realidades’ a sus destinatarios,
nio cultural será más fácil de integrar en la ofreciendo una apropiación estética y una
oferta turística cuanto más separado esté experiencia emocional en un lapso de tiem-
de la población local. Ello en tanto que el po extremadamente corto de unas horas a
empresariado del destino no encontrará unos días
oposición alguna, o ésta será mínima, para La práctica cotidiana nos muestra que el
adornar y reinventar unos contenidos turista de lo cultural es curioso por natura-
atractivos para sus demandantes, del estilo leza y, pese al exotismo que pueda mostrar
de ruinas mayas con origen extraterrestre, el destino, necesita tanto como su homóni-
relatos de amor al modo de Romeo y Julieta mo de masas, algunos rasgos conocidos que
vinculados a cualquier entorno, héroes, le den confianza e inspiren seguridad. Se
atlantes, salvajes bondadosos, artesanos de trata de clientes que pueden estar ávidos
la edad de piedra en el mundo contemporá- de conocimiento, se entiende que no cientí-
neo, o cualquier otra idea seductora. Bas- fico pero sí basados aparentemente en
tan unos pocos elementos y un mucho de hechos objetivos, y dispuestos a intentar
imaginación. Hay clientela para todo. mirar en la limitada profundidad que la
Es obvio indicar que en muchas ocasio- visita y la información ofertada permita,
nes coexisten interpretaciones identitarias entender el cómo y porqué de los elementos
con otras más sumidas en el marketing mostrados, de maravillarse del conjunto y
turístico, valgan a modo de ejemplo las sorprenderse con los detalles. Preocupado
visitas guiadas al Machu-Picchu en Perú, al por la naturaleza y por las culturas que,
Teide en las Islas Canarias o a Teotihuacan intuitivamente, considera en la frontera del
en México, en los que formando parte de la cambio o pérdida inminente, busca las se-
identidad nacional son consumidos con los ñas de identidad y exalta lo autóctono, in-
significados más diversos por millones de merso en un sentimiento nostálgico (Lo-
visitantes a través de guías, literatura o wenthal, 1998) que le lleva a despertar el
mera imaginación. apego hacia recuerdos, espacios y tiempos
más imaginados que vividos y, por ello,
Un patrimonio cultural para el turista promotores de cualquier elemento que pue-
da ser incluido en su experiencia.
Frente al resto de las activaciones pa- Sin embargo, muchos consumidores
trimoniales Prats, 1997; 1998), de las for- ociosos del patrimonio cultural no lo buscan
mas de poner en valor un bien o conjunto en primera opción. Son visitantes que utili-
de bienes con un fin y unos destinatarios zan el sistema turístico para relajarse, dis-
determinado, el uso turístico de ese recurso frutar del clima, descansar, o simplemente
que conocemos como patrimonio cultural cambiar el ritmo impuesto en su vida coti-
destaca por la facilidad para seleccionar y diana. Estos llegan al patrimonio simple-
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mente porque está en su camino o, más es cómplice del simulacro y la experiencia


aún, por lo que en prestigio social supone vivida en ese ejercicio de la imaginación no
hablar y/o demostrar la visita a tal o cual deja de ser auténtica.
entidad de valor sociocultural reconocido. Algo similar ocurre con el consumo y
Es preciso ser sinceros y reconocer que este disfrute de la aventura que puede repre-
tipo de turista es el más numeroso visitante sentar cualquiera de los grandes carnavales
del patrimonio cultural a nivel global. Los celebrados en el mundo. Combinando el
álbumes de fotos, los videos y las estanterí- caos aparente –o real según el caso- con
as están repletos de esas demostraciones, imágenes que subvierten la realidad, la
imágenes que muestran al turista junto o permisividad, el erotismo y sueños varios,
abrazado al nativo, la misma persona en el turista parece integrarse, conocer las
pose ante las pirámides, un cañón o un claves para entender lo que sucede en me-
castillo, cuando no ataviada con las mejores dio de la multitud y sentirlo como un ritual
galas indígenas supuestamente participan- propio, hecho a su medida, auténtico. Ju-
do de un ritual o una tarea productiva. El gando con la lectura del científico social y la
ansia de fijar la memoria, de materializarla ambigüedad de la mirada, en la mayor par-
en un formato que permita compartirla, te de los casos el ritual ha sido, como puede
está ampliamente generalizado. No es ex- serlo cualquier otro elemento cultural, co-
traño encontrar múltiples y variadas re- mercializado, mediatizado y asociado con
producciones miniaturizadas de construc- las modas vivas en un tiempo determinado,
ciones (pirámides egipcias o mayas, tem- la autenticidad vivida lo será dependiendo
plos y catedrales con solera medieval, to- de la habilidad de aquellos que construyen
rres y obras escultóricas) que, aunque lle- y promueven imágenes y expectativas. El
ven la inscripción Made in Taiwan, China o resultado será un participante turístico en
cualquier otra área con mano de obra bara- medio de una escenificación casi mística
ta, ésta se vuelva invisible a los ojos del que para sus participantes-locales, rasgos
adquiere su prueba de ‘estar allí’. maximizados y estilizados al efecto de una
ceremonia inventada (Hobsbawm y Ranger,
La autenticidad como experiencia 1983
Al fin y al cabo, la autenticidad buscada
Algunos de los bienes y servicios son por el turista no necesariamente tiene que
específicamente turísticos y los productos coincidir con la materialidad forjada en un
están diseñados e implementados bajo las área. La autenticidad tiene más que ver con
condiciones impuestas por la demanda pre- el cómo se percibe una experiencia y arte-
sente y las perspectivas futuras. El caso facto -qué valores admirables se contem-
extremo podría estar representado por los plan encarnados en ellos y con qué estética
espacios y parques temáticos, en los que – son expresados- que con la cosificación de la
supuestamente- todo puede ser controlado, experiencia y el artefacto mismo. Aunque
desde el índice de humedad al tiempo de algunos se empeñen en venderla, es creada
permanencia del visitante en un área dada. individualmente como un constructo (Co-
En estos se reduce un ambiente determina- hen, 1988: 374) contextualizado en las pro-
do, existente o ficticio, a una serie de iconos pias experiencias del sujeto.
y elementos clave que se presentan como
un producto completo que debe mostrar un La autenticidad, creación individual
exotismo diferencial generalmente asociado
a la ‘necesidad’ de visitarlo), promesas de En ellas se entremezclan los estereoti-
variedad infinita y un juego de estereotipos pos del estilo de vida y uso de la cultura
limitado. La persona que abona una canti- material de los visitados, con la imagen
dad de dinero para acceder al recinto es, vendida de los mismos. Combinación a la
salvo patologías psiquiátricas, consciente que hay que añadir el anhelo de los visitan-
de que aquello que se le exhibe es una es- tes para consumir, compartir y apropiar
cenificación, una articulación de elementos, simbólicamente esa forma cultural, ese
construcciones, artefactos y actores que, trozo de patrimonio. El producto consumido
con algo de fortuna, se presentan con cohe- finalmente puede no ser tradicional para el
rencia. El comprador del ticket de entrada grupo visitado, pero lo construido artifi-
8 Editorial. Patrimonios culturales y turistas

cialmente aparece ante la mirada del turis- de los grupos locales. Otras, sin embargo, a
ta como más real que lo real mismo (Saari- espaldas de los habitantes que, de esta
nen, 1998: 158). El mito de la cultura- forma, pasan a formar parte de museos
destino paradisíaco prevalecerá si es perci- vivos, ciudadanos de burbujas medioam-
bido como tal, aunque la experiencia acu- bientales y actores involuntarios de los
mulada de cientos o miles de turistas lo diferentes escenarios para el turismo na-
pudiera hacer desvanecer. cional-urbano e internacional.
Desde este punto de vista ¿es más au- El sistema turístico no funciona al modo
téntica la casa de ramas en la selva que el de una organización benéfica, es una acti-
apartamento en la ciudad? ¿más patrimo- vidad económico-empresarial desde que
nio cultural el horno de leña que el mi- Thomas Cook organizara la primera agen-
croondas? ¿más real la ceremonia de adora- cia de viajes y creara los traveler’s checks
ción a la tierra que la misa? No es cuestión en 1874. Obviamente hay muchas formas
de grado, la respuesta variará según su de conducir una empresa y, alguna de ellas,
usuario y su querencia. Lo aparentemente podría redundar en el beneficio común.
más antiguo no es más auténtico, simple- Parece ser que este es el sentido que debe-
mente es más viejo. mos dar a las distintas formas turísticas –
alternativas- implicadas en programas de
Constructores de escenarios desarrollo y recuperación de áreas y pue-
blos deprimidos, culturas aparentemente
Las relaciones de esa autenticidad con ajenas a la modernización y gentes con una
sus actores y consumidores muestran una especial relación con el entorno natural en
amplia gama de manifestaciones, muchas que les toco vivir. Es sobre todo en estos
de ellas directamente relacionadas con el casos cuando muchos se cuestionan el uso
mercado. de los rasgos y artefactos culturales para el
Cuando no existe simplemente se inven- temporal consumo turístico, lo que Green-
ta, y no se puede afirmar alegremente que wood (1977) denominó ‘comercialización de
con este proceso de recreación se esté eri- la cultura’.
giendo una cultura bastarda (Wood, 1997: Estas culturas, escasas, extrañas y
1). Antes bien es una muestra del dina- atractivas a la mirada pueblos indígenas,
mismo cultural, de la gran imaginación y grupos étnicos específicos y poco numerosos
recursos de algunos –cultural brokers o junto a campesinos y pescadores artesana-
mediadores de respuestas tan enérgicas les), son mercadeadas tanto o más que los
como impredecibles- para aprovechar las bienes patrimoniales que sirven de co-
ansias de lo escaso y lo exótico demandado. nexión directa con el pasado. Repitiendo en
El turismo alienta la creación de mu- gran medida los procesos y actuaciones que
chas simulaciones culturales para un su- se llevaron a cabo para el disfrute del pa-
puesto post-turista, de gustos sofisticados y trimonio cultural singular por los turistas
de eufemística calidad, buscando cubrir, en convencionales, los bienes y espacios coti-
el mejor de los casos, los segmentos ocultos dianos, transformados en productos de re-
y poco explotados del mercado. Esto ha presentación son sistemáticamente reorien-
facilitado el crecimiento de una oferta, en tados, construidos y/o readaptados para
principio, independiente de los tour- obtener el beneplácito de sus consumidores,
operadores, combinando una amplia varie- satisfacer sus esperanzas y expectativas.
dad de productos culturales –pequeños y La cultura misma o una selección no neu-
flexibles- que hacen viable el ajuste a la tral de la misma, es objetivada y desperso-
demanda y la compatibilización con tareas nalizada, sacada de contexto, a fin de obte-
productivas tradicionales. En esta línea, la ner un producto presentable como auténti-
explotación turística del recurso patrimo- co, fuera de tiempo, que debe infundir la
nial posibilitó la incorporación del turismo idea de experiencia inolvidable y única
a las estrategias económicas de unidades (Markwell, 2001) para su consumidor y, a
domésticas, grupos locales, empresariado e la vez, ser repetible y estandarizada para el
instituciones, muchas veces bajo el marco conjunto.
protector y bienintencionado de la conser- En sus inicios, el uso turístico del patri-
vación cultural y natural con el beneplácito monio, y muchas veces el patrimonio mis-
Agustín Santana 9

mo, no es idéntico a sus disposiciones iden- ultranza, auto-reproduciendo estereotipos,


titarias, políticas o educativas. Si bien se normativizándola y defendiendo el soste-
mantiene su componente simbólico, el ente nimiento de las semejanzas y diferencias
presumiblemente patrimonial ha de ser establecidas en la diversidad todo en para-
frecuentemente recreado y acompañado con lelo al cierre de fronteras, el aumento de la
una escenografía apropiada. Sin embargo, xenofobia, el rechazo a los inmigrantes, el
si el espectáculo tiene éxito –es lo suficien- miedo a las religiones diferentes, etc.
temente atractivo- y manifiesta su utilidad Los rasgos culturales se rescatan, los
política, en el paso de una o dos generacio- edificios se rehabilitan y campañas publici-
nes es probable que este tipo de iniciativas tario-informativas dicen a los pueblos cual
turístico-patrimoniales de lugar a un nuevo es su patrimonio cultural e incluso cual es
elemento patrimonial identitario. su carácter y motivación histórica, en no
pocas ocasiones sin oír su voz y leer su me-
Turismo, cambios y patrimonio cultu- moria.
ral Y esto también conduce a experiencias
auténticas.
Una consecuencia directa y no intencio- Para terminar, y en resumen, el pasado,
nada de esta forma de producción turístico- los hechos y eventos objetivos ocurridos
patrimonial y su consumo ha sido su inter- tiempo atrás, no existe en tanto que no sea
vención en la reconstrucción de las identi- cargado de valor y significado. Son las di-
dades locales (Franklin y Crang, 2001: 10), versas interpretaciones, las heterogéneas
generando un proceso constante de creación estrategias ligadas a los nacionalismos, la
y recreación del sentido de pertenencia, construcción de las identidades, los inter-
pasado, lugar, cultura y posesión. Una vez eses político-económicos y el mercado los
más el turismo se desenvuelve como un que determinan las lecturas del patrimonio
motor de cambios, no necesariamente nega- cultural. Se trata de discursos coherentes y
tivos, que obliga a releer el pasado y el pre- bien fundados en las academias, que expli-
sente, a adaptar los significados no tanto a can las afinidades de los vivos presentes
los hechos supuestamente objetivos como a con los muertos de ayer. Se trata de idea-
la consideración que de los mismos tienen rios que, sin concretar, indican las pautas
sus usuarios permanentes. posibles para mirar los bienes y la natura-
Este tipo de procesos nos muestra una leza cultural.
cultura dinámica cuyos sujetos no pueden El turismo es, en el aprovechamiento,
ser considerados elementos pasivos de la sólo un promotor de aquellas estrategias de
misma. Sus experiencias y vivencias, sus lectura, simplificándolas y abriendo las
pequeñas y grandes adaptaciones, sus es- fronteras de la imaginación. El turismo
trategias productivas y su imaginación, los marca una forma de ver y sentir el mundo
hacen agentes de la innovación y el cambio. mediatizada por una determinada sensibi-
A través de ellos, sus acciones y construc- lidad estética y unas predisposiciones que
ciones, con todas las influencias externas - podrían considerarse únicas. No se trata de
turísticas entre otras muchas-, los rasgos, la lógica curiosidad y comparación por ‘los
ritos y elementos constitutivos, lo que la otros’, propia de todo ser humano. Antes
gente hace, dice y piensa, podrá verse modi- bien su relación más cercana se encuentra
ficado u olvidado y ello no tiene porque en el espectáculo, resultado de múltiples
implicar que la cultura en cuestión desapa- procesos de transformación consustanciales
rezca. a la cultura, a cualquier cultura en cual-
quier entorno. Pero, esta vez, los cambios
Más turismo, más cambios y el mismo vienen determinados externamente. Se
patrimonio cultural producen así, a modo de performance, unas
variaciones que se apartan de lo corriente y
Pero en estos tiempos que corren la cultura, dirigen el conjunto cultural, el patrimonio
cualquier cultura, es apropiada por institu- cultural –sea cual sea este- hacia la repre-
ciones y empresas, por organizaciones y sentación para el consumo satisfactorio de
científicos, que al menos sobre el papel de- los visitantes temporales.
claran la necesidad de una protección a En términos generales, el producto tu-
10 Editorial. Patrimonios culturales y turistas

rístico-patrimonial basa su efecto en el en- la sociedad en que se pretenda proyectar la


cuentro con el pasado y lo exótico a través imagen construida. No se cuestionará si es
de elementos materiales (artefactos, edifi- acertada o no, si tiene matices erróneos o
caciones o medio ambiente), un pasado re- tintes holliwoodienses, tan sólo si genera
creado e inducido ex profeso con el cual se suficientes beneficios. El índice que deter-
puede, imbuido en la ambientación del es- mina su acierto e importancia es la rentabi-
cenario, trascender la vida cotidiana duran- lidad. De hecho gran parte del patrimonio
te un periodo predeterminado. La experien- turístico se corresponde a la imagen pre-
cia auténtica dependerá del buen hacer de configurada de sus consumidores, construi-
los promotores del patrimonio, de la imagen da a través de los estereotipos que, bien le
que construyan y vendan, de su capacidad son ofrecidos desde el destino, bien sinteti-
para planificar los contrastes y no ofertar zados (inducidos) de lo emitido por los me-
un bricolaje cultural (Edensor, 2001: 64), de dios de comunicación de masas y del con-
su facilidad para ocultar las contradicciones tacto con ex - turistas.
que en todo destino existen. Es importante la descentralización de la
Se podría pensar que los cambios cultu- administración patrimonial, pero fundada
rales, a veces dramáticos, que los científicos sobre nuevas fórmulas que garanticen la
sociales relacionan con el desarrollo turísti- responsabilidad de los implicados locales,
co serán contemplados como efectos negati- una buena gestión donde ellos tengan algo
vos por las poblaciones locales. Pero, salvo que decir. El turismo ya no es algo externo
excepciones justificadas en destinos sin a las sociedades. El patrimonio cultural las
éxito o totalmente controlados externamen- ha vinculado en la globalización pudiendo
te (Teye; Sönmez et al., 2002), los residen- llegar a ser promovido desde la propia iden-
tes manifiestan que el turismo aporta bene- tidad, no como una reliquia sino como un
ficios (Andereck y Vogt, 2000), mejora la recurso dinámico y multipropósito.
calidad de vida, el aspecto de y la concien-
cia sobre sus entornos y, lo más llamativo, Bibliografía
promociona su cultura. Ello indica que, en
general, las poblaciones están muy abiertas Andereck, Kathleen L. y Vogt, Christine A.
a las modificaciones culturales, o son in- 2000 “The relationship between residents'
conscientes de tales efectos, o se encuen- attitudes toward tourism and tourism
tran muy necesitadas económicamente. Lo development options”. Journal of
cierto es que las poblaciones residentes- Travel Research, 39: 27-36.
locales, inmersas en este proceso de mer-
Ballart, Josep
cantilización patrimonial, no suelen estar
1997 El patrimonio histórico y arqueológi-
al margen. Su integración al proceso de
creación y venta de los bienes culturales se co: valor y uso. Barcelona: Ariel.
muestra en una intensificación de la pro- Casasola, Luis
ducción, inicialmente complementaria a las 1990 Turismo y ambiente. México: Trillas.
tareas productivas tradicionales para pos- Cohen, E.
teriormente suplantarlas, al menos esta- 1988 “Authenticity and commoditization in
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ven la llegada de turistas y con ellos una 1993 “The heterogeneizacion of a tourist
espiral de consumo que demanda más y art”. Annals of Tourism Research, 20:
más objetos, ignorando la riqueza cultural,
138-163.
los significados y consecuencias de lo con-
Dernoi, L.A.
sumido.
En no pocas ocasiones los problemas 1991 “About rural and farm tourism”. Tour-
surgen a partir de la excepción antedicha, ism Recreation Research, 16(1): 3-6.
esto es, la creación de patrimonios que son Edensor, Tim
impuestos y explotados externamente. Co- 2001 “Performing tourism, staging tourism:
mo vendedor de patrimonio, el empresaria- (re)producing tourist space and prac-
do foráneo escogerá, entre todas, la inter- tice”. Tourist Studies, 1(1): 59-82.
pretación más al uso, la más llevadera para
Agustín Santana 11

Fowler, Peter J. ture? Mediating the tourist-nature


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12 Editorial. Patrimonios culturales y turistas

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Urry, J. 1
Versiones previas de este texto fueron presenta-
1992 “The tourist gaze and the 'environ- das en el “6º Encontro Nacional de Turismo com
ment'”. Theory, Culture & Society, 9: Base Local”, celebrado en Campo Grande Brasil)
1-26. en octubre de 2002, y en el “Congreso sobre el
patrimonio cultural: Turismo, desarrollo rural e
Wood, Robert E. identidad cultural” que tuvo lugar en San Sebastián
1997 “Tourism and the State: Ethnic España) en noviembre de 2002.
options and constructions of
2
otherness”. En Picard, Michael y En 1972 se publica el informe más relevante del
Wood, Robert E. (Eds.), Tourism, Club de Roma, el conocido Informe Meadows.
ethnicity and the state in asian and (Meadows, D. H. y otros (1972): Los límites al
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rencia de las Naciones Unidas sobre el Medio
University of Hawai'i Press. Humano en Estocolmo y se firma en París, el Con-
venio sobre Patrimonio Mundial, Cultural y Natural
promovido por la UNESCO.

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