Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
MANAUT-GIL, ET AL
ORIGINAL
en niños y adolescentes
Summary. Introduction. The relationship between developmental and mental deficits due to genetic or acquired causes is well
established. However the possible relationship between neurological signs and intellectual development has not been sufficiently
studied. Objective. We have conducted a transversal study to test the possible association between neurological signs and
psychometrical measures in children and young adolescents. Patients and methods. 123 patients were neurologically explored
(ages between 54-185 months), 36 girls and 87 boys. These subjects were neurologically and psychometrically tested during a
period of 3 years. Contingency tables, chi squared tests, discriminant analysis and ROC curves were used for statistical analysis.
This statistic allowed to establish the contingencies between neurological signs (presence or absence) and intelligence quotient
(IQ) groups (low and normal scores). Results. The results showed a statistically significant relationship between IQ and the
presence of 7 neurological signs (χ2 = 6,213; p = 0,013). The discriminant analysis classified correctly 77.2% of subjects. The
ROC curves indicated a high sensitivity and specificity if subjects presented more than 3 neurological signs. The frequency
analysis established the more discriminant neurological signs. Conclusions. The obtained results in children with learning and
behavioural disabilities suggest comorbidity between low IQ and neurological signs. This association is more marked in the group
of children than in the pre- and adolescent group. [REV NEUROL 2004; 38: 20-7]
Key words. Children and adolescents. Developmental problems. Intelligence quotient (IQ). Learning disabilities. Minor neuro
logical dysfunction. Reflexes.
mas cognitivos y, finalmente, la discinesia coreiforme, y espe objetivos para categorizar como deficientes mentales a personas con muchas
cialmente la hipotonía, con los problemas conductuales. posibilidades que suelen presentar retraso en el aprendizaje, dificultades espe
Existe, igualmente, numerosas evidencias que relacionan la cíficas de aprendizaje y problemas conductuales. Desde el punto de vista psi
presencia de déficit neurológicos menores con diferentes desór cométrico, la puntuación que se considera como discapacidad o deficiencia
denes psicológicos y psiquiátricos. Por ejemplo, son altamente mental es igual o menor a la media poblacional menos el doble de la desviación
estándar; es decir, 70 o menos. En este sentido, hemos decido denominar al
prevalentes tanto en adultos como en niños con esquizofrenia, de grupo con déficit de CI (70-85) normal-bajo o borderline.
manera que se pueden convertir en unos interesantes marcadores
psicobiológicos de la población de riesgo [5]. Interrogatorio a los padres
El objetivo del presente estudio es evaluar la relación entre los Generalmente, se realiza una entrevista, con la madre del paciente prefe
resultados que aportan dos tipos de exploraciones, por un lado, la rentemente, por su confiabilidad, utilizando un protocolo estructurado de
exploración clínica neurológica, y, por otro, la exploración psico preguntas, planteadas verbalmente mediante términos sencillos y de uso co
métrica de la inteligencia, en una población infantil de distintas mún, a las cuales, por regla general, había que responder afirmativa o nega
tivamente o, en su caso, refiriendo su desconocimiento. El protocolo incluyó
edades –niños y adolescentes– con el fin de comprobar qué sen los siguientes apartados:
tido tiene dicha relación, si influye el factor edad y si existe co – Motivo de estudio.
morbilidad entre la presentación de síntomas neurológicos deter – Problema principal y asociados.
minados y la inteligencia medible mediante el cociente de inteli – Edad de inicio y evolución de los trastornos conductuales o de aprendizaje.
gencia (CI). Dado que la mayor parte de los aspectos de la
exploración neurológica que se analizaron son relativos a reflejos Asimismo, se consignaron datos normales o anormales en relación con las
etapas gestacional, perinatal, neonatal y desarrollo (neuropsicomotor, lin
motores, respuestas autónomas y sensoriomotoras, la existencia
güístico, aprendizaje y conductual), así como antecedentes familiares pato
de una relación entre el CI y estos síntomas sugiere la presencia lógicos; especialmente, trastornos del desarrollo, del aprendizaje, lingüísti
de problemas básicos de desarrollo en el sistema nervioso central. cos, neurológicos, psiquiátricos y psicológicos.
Exploración neurológica
PACIENTES Y MÉTODOS Se siguieron las normas clásicas y habituales de diferentes autores [16-22] en
Se explora una población de 123 pacientes –36 niñas (29,3%) y 87 niños cuanto al orden de exploración, así como ciertos hallazgos de signos, conse
(70,7%)–, sin diagnóstico previo de discapacidad mental, con edades com cuencia de la praxis profesional, no referidos en la bibliografía e incluidos
prendidas entre los 54 y los 185 meses (4,5-15 años), con una media de 96,02 como datos a considerar. El número de sesiones (de no más de 20 minutos cada
meses ± 31,64 (8 años ± 2,63). A estos pacientes los envió el pediatra, el una, con el fin de evitar fatiga) osciló entre dos y ocho. Un hecho a destacar
médico de cabecera u otro especialista, o bien el colegio o los padres, por es que el orden y la amplitud de la exploración de los diferentes apartados
presentar problemas de aprendizaje, conductuales, verbales o no verbales. varió frecuentemente, y se tuvo que adecuar a la colaboración del niño, con
Las valoraciones neurológica y psicométrica fueron realizadas por neuró dicionada por la edad, la conducta normal o anormal, el nivel intelectual y el
logos, foniatras y psicólogos a lo largo de tres años, en la Clínica de Neuro desarrollo lingüístico. La exploración incluyó:
foniatría del Centro Hospitalario 20 de Noviembre, del ISSSTE en Ciudad de – Valoración clínica de presencia/ausencia de deficiencia mental y de con
México. La supervisión de todo el trabajo de recolección de datos fue reali ductas verbal y no verbal, normal/anormal.
zada por el primero de los autores. Se empleó una serie de pruebas psicomé – Somatometrías (perimetrías craneal y torácica, así como mediciones del
tricas para evaluar el cociente de inteligencia y, por otra parte, una explora desarrollo muscular y de longitudes comparativas entre los miembros iz
ción clínica enfocada hacia la valoración de los estados neurológico, neurop quierdos y derechos), incluyendo la valoración de las curvaturas de la
sicológico y sensoriomotor de los pacientes. columna vertebral.
– Valoración del tono muscular en la lengua, el paladar, la cintura escapular,
Valoración de los pacientes el abdomen, los miembros y los arcos plantares.
Exploración médica general – Presencia/ausencia de hernias abdominales congénitas.
La llevó a cabo previamente el pediatra. Por lo general, y dependiendo del – Presencia/ausencia de hirsutismo.
perfil clínico, cada paciente podía contar con una o más valoraciones previas – Valoración de implantación dental, paladar y úvula.
(ORL, EEG, cardiológica, ortopédica, endocrinológica, oftalmológica, au – En varones, presencia/ausencia de criptorquidia.
diométrica, informe escolar, etc.). – Pares craneales.
– Esfera motora.
Valoración psicométrica – Esfera sensitivosomática (tactos, doble estimulación ipsilateral y contra-
Los test de inteligencia son pruebas psicológicas que permiten evaluar la correc lateral, temperaturas, vibraciones, grafoestesia); la percepción algógena se
ta o incorrecta realización de una serie de tareas estandarizadas. Los resultados pospuso a la última sesión, para evitar condicionar un rechazo del paciente
globales que se obtienen a partir de ellos se expresan en cocientes de desarrollo a posteriores exploraciones.
o cocientes de inteligencia. Las pruebas que se emplearon para medir la inteli – Marcha en todas sus variantes.
gencia fueron las derivadas de la escala de inteligencia de Wechsler para adultos – Serie de pruebas cerebelosas.
(WAIS), concretamente la escala de inteligencia de Wechsler para niños – Regulación del control del equilibrio: maniobra de Romberg, clásica y
(WISC-R) [14], que se utilizó de los 6,5 a los 15 años, y la escala de inteligencia lateralizadas, y marcha sobre una tabla de consistencias variables y bús
de Wechsler para preescolar y primaria (WPPSI) [15], que se destinó a niños de queda de marcha en estrella.
4,5 a 6,5 años. Con estos tests se obtiene una puntuación verbal y otra manipu – Reflejos normales y patológicos: labial, perilabial, cilioespinal, palmares
lativa que, combinadas, dan un cociente de inteligencia global (CI) estándar, que y plantares; miotática en los cuatro miembros; cutaneoabdominales, cre
es una medida de posición relativa. Un CI de 100 corresponde al percentil 50, masteriano.
con una desviación típica de ±15 en todas las edades. En la muestra se utilizó – Somatognosia, incluyendo la maniobra de André-Thomas y gnosia digital.
el WISC-R en 83 niños (edad media: 105,82 meses) y el WPPSI en 40 niños – Exploración del sistema nervioso autónomo (frecuencias sistólica y respirato
(edad media: 74,57 meses). Los valores de CI que se obtuvieron permitieron ria, tensión arterial, diaforesis (palmar, craneal), palidez/frialdad cutáneas).
establecer dos categorías, CI normal (85-115) y normal-bajo (70-85), para rea – Funciones cerebrales superiores: memorias secuenciales verbales y no
lizar los análisis de datos. Según la Asociación Americana para la Deficiencia verbales, discriminación izquierda-derecha corporal y extracorporal, test
Mental y la OMS, se consideran cinco niveles o grados de deficiencia mental, de Piaget-Head, perfil de lateralidades (batería de R. Zazzo), praxias bu
en función del CI, y al nivel denominado deficiencia mental límite o borderline cofonatorias, bucolinguofaciales, de la marcha, visuoconstructiva y del
le corresponde una puntuación de CI entre 68 y 85. No hay consenso entre los vestirse, test de organización dinámica del movimiento (Luria), reproduc
diferentes autores sobre la definición de esta categoría , ya que no hay criterios ción de ritmos digitales (M. Stambak).
– Discriminación de figura y fondo (Frostig), gnosia visual (tachado de línea Tabla I. Exploración neurológica frente a exploración psicométrica.
inclinada), bisección de línea media.
– Discriminación cromática (Isihara). Exploración psicométrica
– Gnosis auditiva: discriminación de sonidos ambientales.
– Valoración lingüística (evocación nominal, oral/escrita, apareamiento de CIN CIN-B
nombre y figura, construcción de frases, oral y escrita), exploración de
melodía y ritmo en el canto, lectura y escritura espontánea, copia y dictado, Exploración neurológica Anormal 60 39
concepto de cantidad y cálculo aritmético, mental y por escrito.
Normal 21 3
– Valoración de grafismos en el cuaderno escolar.
Total 81 42
De todos los aspectos valorados en la exploración neurológica: estado mental,
esferas anatómica y sensitivosomática, pares craneales, funciones cerebelo CIN: coeficiente intelectual normal; CIN-B: coeficiente intelectual normal-bajo.
sas, control del equilibrio del tronco, conducta motora (movimientos anorma
les) y actividad refleja, en el presente estudio (que forma parte de una inves
tigación más amplia) se analizaron un total de 22 signos neurológicos: Tabla II. Exploración neurológica frente a exploración psicométrica según
discinesias (tics, ritmias), signos de Babinski y de Chaddock, clonos, reflejos edad.
nauseoso, prehensor palmar y plantar, tonicocervical, de succión, de búsque
da labial, vestibuloocular y palatino, salto con un pie, autoestimulación pro Exploración psicométrica
pioceptiva, sinergia digital, algesia, hernias congénitas, pie plano, estrabismo
CIN CIN-B Total
congénito, hipus pupilar, fractura de la punta de los lápices (manipulación),
rasgado de las hojas del cuaderno durante la escritura (manipulación), diafo 54 a 120 meses Exploración Anormal 46 32 78
resis y palidez cutánea. La mayoría de los elementos seleccionados corres neurológica
ponden a reflejos motores, coordinación motora y respuestas autonónomas y
psicomotrices. De estos 22 signos, siete –discinesia (tics), clonos, reflejos Normal 19 2 21
persistentes prehensor-palmar, de succión, de búsqueda labial, tonicocervical
Total 65 34 99
patológico e hipoalgesia– presentaron una asociación estadísticamente signi
ficativa con la puntuación psicométrica. La valoración neurológica general 121 a 185 meses Exploración Anormal 14 7 21
no sólo estuvo basada en los 22 elementos seleccionados en este trabajo, sino neurológica
en el interrogatorio y la exploración neurológica completa.
Normal 2 1 3
Análisis de datos
Total 16 8 24
Para determinar la asociación entre el cociente de inteligencia (CI) y los
signos neurológicos citados se utilizaron tablas de contingencia, dadas las
características cualitativas de las variables que se evaluaron. Las dos catego
rías que se establecieron para el CI fueron: normal (85-115) y normal-bajo no), reflejos prehensor-palmar plantar persistente, tonicocervical patoló
(70-85), y los signos neurológicos que se analizaron fueron 22. El estadístico gico, de succión persistente, de búsqueda labial persistente e hipoalgesia.
que se utilizó fue la chi al cuadrado (χ2). Asimismo, se realizó un análisis Las tablas de contingencia indican que los niños con menor puntuación
discriminante para analizar la capacidad de discriminación de los signos psicométrica (CI normal-bajo, población borderline) suelen mostrar a su
neurológicos significativos en función de los grupos de CI (normal y bajo). vez un déficit neurológico, evidenciado por la presencia de estos signos
Posteriormente, se calcularon los valores de sensibilidad y de especificidad neurológicos.
mediante curvas COR (curva de características operativas o de rendimiento
diagnóstico); la sensibilidad muestra la probabilidad de que el resultado de un Relación entre el CI y la presentación de discinesias (tics)
test sea positivo cuando existe enfermedad (tasa de verdaderos positivos, Hay una relación estadísticamente significativa entre los resultados de la
expresada como porcentaje), y la especificidad la probabilidad de que el exploración psicométrica y la presentación de tics (χ2 = 4,524; p = 0,033).
resultado de un test sea negativo cuando la enfermedad no está presente (tasa Como se aprecia en la tabla III, el mayor porcentaje de la muestra (89,43%,
de verdaderos negativos, expresada en porcentaje). Mediante dichas curvas, n = 110) no presentó tics; de éstos, el 56,09% (n = 69) presentó un CI normal.
también se calculó el número mínimo necesario de estos signos para predecir Respecto a la población con tics (10,56%, n =13), el mayor porcentaje, 9,57%,
un CI bajo. tampoco mostró déficit psicométrico. Éste fue el único caso donde se estable
ció la asociación entre un signo neurológico y la normalidad psicométrica. En
todos los demás casos, que se describen a continuación, se obtuvo una asocia
RESULTADOS ción significativa entre la presencia del signo neurológico y el CI normal-bajo
El 80,5% (n = 99) de los niños mostró déficit neurológicos, respecto a un (Tabla III).
19,5% (n = 24) que no los presentó (Tabla I). El 65,9% (n = 81) de la muestra
no mostró déficit psicométrico (CI normal), mientras que un 34,1% (n = 42) Relación entre el CI y la presentación de clonos
presentó un CI normal-bajo. Se obtuvo una asociación muy significativa entre el CI bajo y la presencia de
Se obtuvo una asociación estadísticamente significativa entre los resulta clonos (χ2 = 8,22; p = 0,004). Como se aprecia en la tabla IV (a), el mayor
dos de la exploración psicométrica y los de la exploración neurológica global porcentaje de niños no mostró clonos (92,68%, n = 114); a su vez, el mayor
(χ2 = 6,213; p = 0,013). Al cruzar las dos variables, se encuentra que un alto porcentaje de ellos (64,22%, n = 79) presentó un CI normal. Sin embargo,
porcentaje del total de niños (31,7%) muestra déficit psicométrico (CI entre los que sí manifestaron clonos (7,31%, n = 9), el mayor porcentaje
normal-bajo) acompañado de déficit neurológicos. De igual forma, un por (5,69%, n = 7) presenta un CI bajo.
centaje importante, pero menor (17,07%), de los 123 niños no mostró ningún
tipo de déficit. Relación entre el CI y la presentación de reflejo
Al categorizar la población en dos grupos de edad –niños (54-120 meses) prehensor palmar plantar persistente (RPP)
y adolescentes (121-185 meses)–, se encontró una relación muy significativa Hay una asociación muy significativa entre el CI bajo y la presentación de
entre la variable edad y los resultados que se obtuvieron en las dos exploracio RPP (χ2 = 15,97; p = 0,000). Como se aprecia en la tabla IV, el mayor
nes para el grupo de niños de menor edad (χ2 = 7,282; p = 0,007) (Tabla II). porcentaje de la muestra (87,8%, n = 108) no manifestó este reflejo patológico
Los pacientes con déficit neurológico presentaron, al menos, un signo a las edades estudiadas. El mayor porcentaje de ellos (63,41%, n = 78) tam
neurológico; el promedio fue de 6,54 signos por paciente. Se encontró una poco evidenció déficit psicométrico. Por el contrario, entre los sujetos que sí
relación estadísticamente significativa entre el CI normal-bajo y los si presentaron RPP (12,19 %, n = 15), el mayor porcentaje de ellos (9,75%, n =
guientes signos neurológicos: presentación de clonos (plantar y rotulia- 12) también presentó un CI bajo.
anormales, incluidos los leves o ‘blandos’, Tabla VI. Áreas de las curvas (COR) y estadísticos para los signos neurológicos y grupos de CI.
que podrían indicar la existencia de pro
blemas madurativos del sistema nervioso Área bajo la curva Significación Sensibilidad Especificidad
central (traducidos también a escala peri Reflejo prensor palmar 0,624 0,024 28,6% 96,3%
férica y autónoma) [22-24], de lesiones ce-
rebrales adquiridas y de alteraciones gené- Reflejo tonicocervical 0,616 0,035 71,4% 51,9%
ticas, entre otras (incluidas las de causa Reflejo de succión 0,619 0,031 23,8% 100,0%
sociocultural), que podrían repercutir en el
desarrollo intelectual, conductual y emo- Reflejo de búsqueda labial 0,625 0,024 26,2% 98,8%
cional del niño e influir psicométricamen Hipoalgesia 0,616 0,036 42,9% 80,2%
te sobre el cociente intelectual con las pun-
tuaciones más bajas en el continuo de la Tics 0,438 0,259 2,4% 85,2%
normalidad o con una deficiencia mental Clonos 0,571 0,198 16,7% 97,5%
límite. Precisamente, es en el estudio de la
denominada población borderline donde
la estandarizada herramienta psicométrica (excelente predictor Tabla VII. Sensibilidad y especificidad en función del número de signos
de problemas escolares y conductuales) y la valoración neuroló neurológicos.
gica se complementan y enriquecen mutuamente, y potencian la
evaluación del estado global de los niños con las patologías que Cantidad de signos Sensibilidad Especificidad
aquí se contemplan. 1 14,3% 35,8%
Hay que señalar que el porcentaje de niños referidos a la
consulta fue muy superior al de niñas. Este dato también fue 2 50,0% 80,2%
obtenido por el grupo de la Universidad de Groningen [8], y 3 66,7% 93,8%
demuestra que la posibilidad de ser clasificado en el grupo de
daño neurológico y de presentar problemas de conducta y de 4 73,8% 100,0%
aprendizaje escolar –como distracción, conducta molesta, tor 5 85,7% 100,0%
peza motora, fracaso escolar (especialmente en el aprendizaje
de la lectoescritura)– es notablemente mayor en los niños que en 6 97,6% 100,0%
las niñas.
Un aspecto que hemos de subrayar en los resultados que se
obtuvieron es la relación inversamente proporcional entre la pre
sencia de signos neurológicos y la edad de los niños (más signos
a menor edad, y viceversa). Estos resultados concuerdan con los
que obtuvieron Ardila y Rosselli [11] en 233 niños normales de
edades similares (5-12 años), y los que consiguió el grupo de
Groningen [25,26], que observó que la frecuencia de los signos
neurológicos blandos presenta una tendencia a disminuir con la
pubertad. Estos autores sugieren que el incremento puberal de las
hormonas gonadales influiría en dicha disminución. De hecho,
entre los efectos estrogénicos cerebrales se ha informado [27]
acerca de su influencia en una mejora de la ejecución motora.
Otro aspecto interesante del estudio es la presencia de comorbi
lidad entre varios signos neurológicos y un nivel intelectual psicomé
trico normal-bajo. A continuación, discutiremos esta afirmación.
Mediante el estadístico de la χ2 se obtuvieron relaciones sig
nificativas entre un CI bajo y varios signos de carácter motor y de
actividad refleja persistente (tics, clonos, reflejos prehensor pal
mar, tonicocervical patológico, de succión, de búsqueda labial) y
también de carácter sensorial (hipoalgesia). A excepción de los Figura. Porcentaje de niños que presenta distinto número de signos. Línea
continua: CI normal; línea discontinua: CI bajo.
tics, todos ellos presentaron una marcada significación estadísti
ca (p < 0,01) de asociación con un CI bajo.
Nuestros datos no nos permiten establecer una interpretación portamiento, coincide con otros trabajos. Así, McPhillips et al
concluyente para la asociación obtenida entre un CI normal y la [28], en niños con problemas de lectura, constata la presencia de
presencia de discinesia (tics). Al respecto, Soorani-Lunsing et al alteraciones en la regulación del equilibrio y en el control motor.
[26], al estudiar adolescentes con DNM, también obtuvieron una Al igual que nosotros, investigaron reflejos y reacciones prima
relación significativa entre los siguientes ítems: discinesia e hipo rias persistentes (específicamente, el reflejo tonicocervical) y ob
tonía y los problemas escolares y las dificultades atencionales, tuvieron que, en los primeros años de vida, podrían estar relacio
incluso en niños con un CI normal. nados con el sistema de equilibrio e influir en el menor desarrollo
La relación que se obtuvo entre algunos reflejos primarios posterior de las habilidades de lectura. Sus conclusiones resaltan
implicados en el desarrollo de la motricidad y el cociente de la interferencia del sistema de reflejos primarios en el desarrollo
inteligencia, en niños con problemas de aprendizaje y del com- psicomotor. Asimismo, Amiel-Tison et al [29] comprobaron en
niños de 3-5 años la evolución madurativa (persistencia y valor signo neurológico no implica necesariamente una disfunción psi
predictivo) de tres signos deficitarios diagnosticados en los pri comotora consolidada, ya que la variabilidad es una característica
meros 18 meses de vida; entre ellos, el reflejo de estiramiento de la normalidad, pero constituye un signo de alerta.
fásico y el desequilibrio en el tono axial pasivo (imbalance in El razonamiento anterior es aplicable al único signo senso
passive axial tone). La evidencia de problemas motores y del rial que presentó significación en nuestro estudio: la hipoalgesia
lenguaje y dificultades atencionales les hizo concluir el valor o, mejor dicho, el déficit de reacción a una estimulación nocicep
predictivo de dichos signos. Otros autores [30] examinaron la tiva, que sería lo evidenciado conductualmente, y que estuvo
relación entre seis signos neurológicos blandos, medidas de cog presente en un 27,65% del total de niños (sensibilidad: 42,9%;
nición (WISC-III), habilidades motoras (movimiento ABC) y especificidad: 80,2%). De hecho, cuando los niños del grupo de
comportamiento (escala de Conner) en escolares de 8-13 años; CI normal presentaron un solo signo, el reflejo tonicocervical fue
obtuvieron que los niños que tenían más signos blandos mostra el más frecuente (73%), con la hipoalgesia en segundo lugar
ban, a su vez, peores puntuaciones en las otras tres medidas. El CI (15%). La combinación de estos dos signos fue la más frecuente
se ha considerado clásicamente como un predictor de la conducta (54,54%), entre las combinaciones posibles; y cuando se presen
escolar, donde un CI bajo se relaciona con un mal pronóstico de taba el máximo de tres signos (punto de corte entre ambos grupos
desarrollo curricular. de CI), fueron estos dos signos y los tics la combinación más
Diversos estudios también han demostrado la relación entre frecuente (60%).
el CI y la presencia de signos neurológicos en etiologías especí Lógicamente, la incidencia del reflejo tonicocervical y la hi
ficas y su valor como indicadores del pronóstico en edades avan poalgesia fue mucho más elevada en el grupo de CI bajo. Así,
zadas [5,31,32]. cuando presentaron un solo signo, el reflejo tonicocervical tam
En nuestro estudio, el análisis discriminante de los siete sig bién fue el más frecuente (80%), y la hipoalgesia se señaló en
nos que resultaron significativos, analizados en función del grupo segundo lugar (20%). Cuando presentaron dos signos, el par más
de CI, indicó un valor de discriminación global del 77,2%; fue frecuente (71,42%) también fue el de reflejo tonico cervical e
excelente para discriminar al grupo de CI normal y peor para el hipoalgesia. A partir de tres signos hasta seis, estos dos signos
grupo problema. Sin embargo, el análisis de curvas COR nos aparecen frecuentemente asociados con los reflejos arcaicos per
permitió precisar la interpretación de los resultados. Así, los re sistentes y con clonos (Tabla VIII).
flejos arcaicos persistentes (de succión, búsqueda labial y prehen Hay que precisar que en este estudio no se trata de analgesia, de
sor palmar plantar) presentaron una especificidad máxima. Es indiferencia universal al dolor de etiología genética, sino más bien
decir, una vez terminado el desarrollo psicomotor, la persistencia de un déficit en la modulación sensoriomotora, quizá debido a daño
de estos reflejos es predictora de un CI bajo, ya que prácticamente estructural en el sustrato fisiológico implicado. Por ejemplo, la
están ausentes en el grupo de CI normal. Por otra parte, su sensi respuesta nociceptiva disminuida, junto a reflejos arcaicos y reac
bilidad tampoco puede ser muy elevada en el grupo de CI bajo, ciones iniciales incompletas o persistentes junto con hipotonía
ya que muchos de éstos niños no los presentaron, pues la persis configuran los síntomas principales del síndrome de apatía, de la
tencia de estos reflejos arcaicos, ya presentes al nacer, son un enfermedad de Wallenberg (síndrome dorsolateral del bulbo, un
claro indicio de disfunción neurológica. conjunto de signos y síntomas con signos como el síndrome cere
La reacción o reflejo tonicocervical asimétrico se puede cate beloso ipsilateral con síntoma de hipoalgesia de la cara, ipsilateral
gorizar como una reacción postural inicial que no está presente al a la lesión) o del síndrome sensitivo alterno (con síntoma de hipoa
nacer, pero que también desaparece en beneficio de reacciones de lgesia del tronco y las extremidades contralateral a la lesión).
equilibrio y de la evolución de la motricidad fina, es decir, para Nuestros datos sólo nos permiten constatar lo siguiente:
adquirir el control voluntario de la conducta motora. – La presencia de uno o más reflejos arcaicos persistentes de
La persistencia de estos signos una vez finalizado el desarro succión, de búsqueda labial y prehensor palmar plantar es
llo psicomotor, que culmina alrededor de los dos años de vida, comórbida con un CI normal-bajo.
sugiere, en primer lugar, una afectación del sistema motor de – Existe comorbilidad entre la presencia de más de tres de estos
origen central. Pero, además, en el contexto de un modelo tran signos y un CI normal-bajo (borderline).
saccional (donde el sustrato biológico y los factores epigenéticos, – Existe una asociación frecuente entre una reacción al dolor
dotados de plasticidad, interaccionan modificándose mutuamen disminuida y ciertos reflejos arcaicos (RS, RBL, RPP) y reac
te), no podemos obviar la dimensión conductual del desarrollo ciones persistentes (RTC).
‘psicomotor’ (término que introdujo Wernicke), ya que el niño
explora la motricidad basándose en estímulos sensoriales (tácti Basándose en lo constatado, una especulación razonable podría ser,
les, gustativos, olfatorios, auditivos, visuales), y va aprendiendo entre otras, que la presencia de una lesión estructural, vascular o
a discriminar entre sensaciones interoceptivas y exteroceptivas, metabólica en el bulbo-cerebelo en el desarrollo psicomotor podría
que le permitirán establecer las nociones de espacio y tiempo en implicar en edades posteriores, cuando las regiones corticales en
un contexto social. Por ejemplo, de la comunicación preverbal (el tran en acción, signos deficitarios (hipoalgesia), signos de libera
lactante extiende los brazos para que lo abracen) al inicio del ción (reflejos persistentes) por falta de control de las estructuras
lenguaje (con 11 meses, su motricidad ya le permite articular un lesionadas y signos de suplencia (como problemas de lenguaje,
‘mamá’ o ‘papá’ específicamente dirigido). Según Illinworth [33], coordinación espacial y temporal, etc.). De hecho, en la actualidad
el desarrollo motor de la manipulación es uno de los mejores se está valorando la implicación del cerebelo y sus conexiones, no
predictores del nivel de inteligencia. sólo en los aspectos motores (coordinación, equilibrio, postura, tono
En nuestro estudio, el reflejo tonicocervical presentó la mayor y movimientos voluntarios), sino también en los perceptuales, cog
sensibilidad; es decir, su proporción en el grupo de CI bajo respecto nitivos y emocionales [34-36]. Asimismo, consideramos que sería
al total de niños que presentó el signo fue elevada, pero los niños adecuado realizar estudios de potenciales evocados por estímulos
con CI normal también presentaron este signo. La presencia de un somatosensoriales para saber acerca de los aspectos perceptivos y
reactivos de la algesia en estas poblaciones, Tabla VIII. Porcentaje de asociaciones entre signos.
dado que factores como el sexo, la edad, cog
CI normal CI bajo
nitivos y también psicométricos parecen in-
fluir en la percepción del umbral de nocicep 1 signo TC 73% TC 80%
ción [37,38], lo que apenas se ha estudiado.
HA 15% HA 20%
En cualquier caso, lo que el presente
estudio constata es que las anomalías en el TICS 12%
desarrollo, como el retraso en la madura
2 signos TC+HA 54,54% TC+HA 71,42%
ción del sistema nervioso central, pueden
generar problemas en la organización ce- TC+TICS 27,27
rebral. Por un lado, en procesos que en su
TC+RBL 9% HA+clonos 14,28
mayor parte dependen de mecanismos sub-
corticales para permitir la inhibición de TC+ RPP 9% TC+RPP 14,28
ciertos reflejos y la aparición de ciertas 3 signos TC+HA+TICS 60% TC+RPP+ clonos 66,66%
capacidades psicomotoras; y por otro lado,
en sistemas funcionales complejos que, en TICS+CLONUS+RPP 40% TC+RS+ clonos 33,33%
su mayor parte, tendrían un control cortical 4 signos TC+HA+RBL+RS 50%
y que, con todas las limitaciones que impli
ca una herramienta psicométrica, nos per- TC+HA+RPP+TICS 16,66%
mite medir una ‘inteligencia general’ o pro TC+RPP+RBL+RS+ 16,66%
medio de diversos tipos de inteligencia
mediante el CI. Es importante continuar HA+RPP+EBL+RS 16,66%
realizando trabajos de corte longitudinal 5 signos TC+HA+RBL+RS+RPP 60%
en esta línea, puesto que los indicadores de
neuromaduración (signos neurológicos en TC+HA+RBL+RPP+ clonos 20%
general) nos dan una idea del desarrollo HA+RBL+RS+RPP+ clonos 20%
funcional de áreas cerebrales específicas, a
su vez asociado al desarrollo cognitivo, TC: tonicocervical, HA: hipoalgesia, RBL: reflejo de búsqueda labial, RS: reflejo de succión, RPP: reflejo
prehensor palmar plantar, CI: cociente de inteligencia.
comportamental y emocional del niño.
BIBLIOGRAFÍA
1. Monrad-Krohn GH. The clinical examination of the nervous system. wen BC. Is minor neurological dysfunction at 12 years related to be
London: HK Lewis; 1964. p. 5-9. haviour and cognition? Dev Med Child Neurol 1993; 35: 321-30.
2. Shaffer D, Schonfeld I, O’Connor PA, Stokman C, Trautman P, Shafer 14. Wechsler D. WISC-R. Escala de inteligencia de Wechsler para
S, et al. Neurological soft signs. Their relationship to psychiatric disor niños-revisada. Madrid: TEA Ediciones; 1993.
der and intelligence in childhood and adolescence. Arch Gen Psychia 15. Wechsler D. WPPSI. Escala de inteligencia para preescolar y primaria.
try 1985; 42: 342-51. Madrid: TEA Ediciones; 1996.
3. Stokman CJ, Shafer S, Shaffer D, O’Connor PA, Wolff RR. Assess 16. Adams RD, Victor M, Ropper AH. Principios de Neurología. I. Estudio
ment of neurological soft signs in adolescents: reliability studies. Dev del paciente con enfermedad neurológica. México: McGraw-Hill Inter
Med Child Neurol 1986; 28: 428-39. americana; 1990.
4. Pine D, Shaffer D, Schonfeld IS. Case study: Persistent emotional dis 17. DeJong RN. The neurologic examination. New York: Harper & Row;
order in children with neurological soft signs. J Am Acad Child Ado 1970.
lesc Psychiatry 1993; 32: 1229-36. 18. Hécaen H, Albert ML. Human neuropsychology. New York: John Wiley
5. Obiols JE, Serrano F, Caparrós B, Subira S, Barrantes N. Neurological & Sons; 1978.
soft signs in adolescents with poor performance on the continous per 19. Filskov SB, Boll TJ. Handbook of clinical neuropsychology. New York:
formance test: markers of liability for schizophrenia spectrum disor John Wiley & Sons; 1981.
ders? Psychiatry Res 1999; 86: 217-28. 20. Pascual-Castroviejo I. Neurología infantil. Barcelona: Científico-Médi
6. Touwen BCL. Examination of the child with minor neurological dys ca; 1983.
function. Clinics in Developmental Medicine. N.º 71. London: Mac 21. Rourke BP, Bakker DJ, Fisk JL, Strang JD. Child neuropsychology. An
Keith; 1979. introduction to theory, research and clinical practice. New York: Guil
7. Soorani-Lunsing RJ, Hadders-Algra M, Huisjes HJ, Touwen BC. Mi ford Press; 1983.
nor neurological dysfunction after the onset of puberty: association with 22. Stamm JS, Kraeder SV. Minimal brain dysfunction: psychological and
perinatal events. Early Hum Dev 1993; 33: 71-80. neuropsychological disorders in hyperkinetic children. In Gazzaniga
8. Hadders-Algra, M. Two distinct forms of minor neurological dysfunc MS, ed. Handbook of behavioral neurobiology II. New York: Plenum
tion: perspectives emerging from a review of data of the Groningen Press; 1979. p. 119-50.
perinatal project. Dev Med Child Neurol 2002; 44: 561-71. 23. Barkovich AJ, Gressens P, Evrard P. Formation, maturation, and disor
9. Hadders-Algra M, Huisjes HJ, Touwen BC. Perinatal correlates of major ders of brain neocortex. AJNR Am J Neuroradiol 1992; 13: 423-46.
and minor neurological dysfunction at school age: a multivariate anal 24. Purves D. Neural activity and the growth of the brain. Cambridge: Cam
ysis. Dev Med Child Neurol 1988; 30: 472-81. bridge University Press; 1994.
10. Prechtl HFR. The neurological examination of the full term newborn 25. Lunsing RJ, Hadders-Algra M, Huisjes HJ, Touwen BC. Minor neuro
infant. Clinics in Developmental Medicine. N.º 12. London: Mac Keith logical dysfunction from birth to 12 years. II: Puberty is related to de
Press; 1977. creased dysfunction. Dev Med Child Neurol 1992; 34: 404-9.
11. Ardila A, Rosselli M. Soft neurological signs in children: a normative 26. Soorani-Lunsing RJ, Hadders-Algra M, Huisjes HJ, Touwen BC. Neu
study. Dev Neuropsychol 1996; 12: 181-200. robehavioural relationships after the onset of puberty. Dev Med Child
12. Hadders-Algra M, Touwen BC. Minor neurological dysfunction is more Neurol 1994; 36: 334-43.
closely related to learning difficulties than to behavioral problems. Learn 27. Hampson E. Estrogen-related variations in human spatial and articula
Disabil 1992; 25: 649-57. tory-motor skills. Psychoneuroendocrinology 1990; 15: 97-111.
13. Soorani-Lunsing RJ, Hadders-Algra M, Olinga AA, Huisjes HJ, Tou 28. McPhillips M, Hepper PG, Mulhern G. Effects of replicating primary-
reflex movements on specific reading difficulties in children: a ran 34. Leiner HC, Leiner AL, Dow RS. The human cerebro-cerebellar sys
domised, double-blind, controlled trial. Lancet 2000; 355: 537-41. tem: its computing, cognitive, and language skills. Behav Brain Res
29. Amiel-Tison C, Njiokiktjien C, Vaivre-Douret L, Verschoor CA, Cha 1991; 44: 113-28.
vanne E, Garel M. Relation of early neuromotor and cranial signs with 35. Leiner HC, Leiner AL, Dow RS. Cognitive and language functions of
neuropsychological outcome at 4 years. Brain Dev 1996; 18: 280-6. the human cerebellum. Trends Neurosci 1993; 16: 444-7.
30. Fellick JM, Thomson AP, Sills J, Hart CA. Neurological soft signs in 36. Diamond A. Close interrelation of motor-development and cognitive
mainstream pupils. Arch Dis Child 2001; 85: 371-4. development and of the cerebellum and prefrontal cortex. Child Dev
31. Mercuri E, Dubowitz L, Berardinelli A, Pennock J, Jongmans M, Hend 2000; 71: 44-56.
erson S, et al. Minor neurological and perceptuo-motors deficits in chil 37. Tan U. Relation of nonverbal intelligence assessed by Cattell’s Cul
dren with congenital muscular dystrophy: correlation with brain MRI ture Fair Intelligence Test to latencies of the somatosensory evoked
changes. Neuropediatrics 1995; 26: 156-62. potentials elicited by stimulation of the posterior tibial nerves in
32. Hall LE, Kramer JR. Neurological soft signs in childhood do not pre right-handed male and female subjects. Int J Neurosci 1992;
dict neuropsychological dysfunction in adulthood. Dev Neuropsychol 64:107-12.
1995; 11: 223-35. 38. Pickering G, Jourdan D, Eschalier A, Dubray C. Impact of age, gender
33. Illinworth RS. El desarrollo del lactante y el niño. Madrid: Alhambra- and cognitive functioning on pain perception. Gerontology 2002;
Longman; 1992. 48:112-8.